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EL MISTERIO DE “PI” Érase una vez un niño muy apasionado por la lectura y no dejaba de leer. Se pasaba día y noche leyendo todos los libros que tenía en sus baldas. Su nombre era Prudencio Ibarretxe. Un niño muy especial al que le gustaba estudiar y sacaba siempre sobresalientes, nunca había sacado un notable siquiera. Un día el niño empezó a investigar sobre los misterios de un número que nunca acabaría. En Internet encontró, escrito en clave entre un texto, las coordenadas de una isla donde se hallaba el mayor tesoro matemático: la combinación del número interminable. Los días pasaban y pasaban, hasta que de repente halló un mapa de una isla marcado con un símbolo que tenía una forma poco habitual, como una “π”. Pensó que era el mapa de la isla de las coordenadas que obtuvo de internet y se dirigió allí. Solo tenía que salvar un pequeño problema: sus padres no le dejaban ir. Después de hablar con ellos le dijeron que podría ir cuando terminara el curso, como regalo de cumpleaños, él fascinado aceptó contentísimo. Iban pasando los meses hasta llegar el 23 de junio, fecha en la que el curso acababa. Desde hace más de tres meses lo tenía todo planificado, incluso había alquilado un barco. Al sonar el timbre del final de la clase Prudencio salió disparado hacia su casa para preparar todo lo que debía llevar: linterna, ropa, pala, ordenador… al terminar de hacer su maleta esperó hasta que su padre vino del trabajo para poder emprender ese viaje que tanto deseaba. Su padre llegó a las cinco de la tarde y salieron con el coche hasta el puerto donde les esperaba un yate, no muy grande, pero lujoso. Antes de entrar el padre tuvo que firmar algún que otro papel. Aquella misma tarde salieron hacia el Océano Atlántico con las coordenadas dentro de un GPS en busca de la isla que les esperaba con una gran sorpresa. Tras viajar durante 24 horas encontraron la isla exactamente donde las coordenadas decían. Desembarcaron, el niño corrió a la arena e intentó buscar la marca extraña y poco habitual. Empezaron a andar por la costa hasta que el niño se tropezó y se rompió una pierna. El padre intentó llamar a alguien, pero no había cobertura. Le vendó la pierna con hojas de palmera y de arbusto y lo endureció con baba de caracol. Pasaron la noche debajo de una palmera, para no mojarse. Una semana buscando día y noche encontraron un diario de un capitán llamado Jonh Silver, entonces Prudencio se dio cuenta de que había acabado de leer un libro llamado “ La Isla Del Tesoro “ y recordó que en el libro se hablaba sobre un diario que contenía el lugar exacto donde se aguardaba un tesoro muy grande y pensó que quizás sería la cifra del numero interminable. En el diario había una frase que decía “el tesoro está debajo del acantilado”. El padre y Prudencio salieron lo más rápido posible dado que tenia la pierna rota en su busca y tras haber estado más de dos horas rastreando la zona sólo encontraron una tumba con una lápida en la que estaba inscrito “Jonh Silver 1420-1471”. El niño se sobresaltó cundo lo leyó y pensó que si Jonh murió en la isla y fue enterrado allí, estaban realmente en la isla del tesoro, una isla muy conocida por los todos los grandes lectores. Estaba emocionado, pero aun así no habían encontrado el tesoro principal. Después de tres semanas a Prudencio no le molestaba su pierna y tras caminar más de una hora escucharon un sonido parecido a ¡agua!, por fin, habían encontrado el acantilado. Echaron a correr y localizaron en el suelo la marca extraña que estaba marcando un sitio. Cavaron profundamente y encontraron una caja de madera de roble maciza. Al abrirla encontraron un papel que ponía :

El misterio del pi iñigo

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Page 1: El misterio del pi iñigo

EL MISTERIO DE “PI” Érase una vez un niño muy apasionado por la lectura y no dejaba de leer. Se pasaba día y noche leyendo todos los libros que tenía en sus baldas. Su nombre era Prudencio Ibarretxe. Un niño muy especial al que le gustaba estudiar y sacaba siempre sobresalientes, nunca había sacado un notable siquiera. Un día el niño empezó a investigar sobre los misterios de un número que nunca acabaría. En Internet encontró, escrito en clave entre un texto, las coordenadas de una isla donde se hallaba el mayor tesoro matemático: la combinación del número interminable. Los días pasaban y pasaban, hasta que de repente halló un mapa de una isla marcado con un símbolo que tenía una forma poco habitual, como una “π”. Pensó que era el mapa de la isla de las coordenadas que obtuvo de internet y se dirigió allí. Solo tenía que salvar un pequeño problema: sus padres no le dejaban ir. Después de hablar con ellos le dijeron que podría ir cuando terminara el curso, como regalo de cumpleaños, él fascinado aceptó contentísimo. Iban pasando los meses hasta llegar el 23 de junio, fecha en la que el curso acababa. Desde hace más de tres meses lo tenía todo planificado, incluso había alquilado un barco. Al sonar el timbre del final de la clase Prudencio salió disparado hacia su casa para preparar todo lo que debía llevar: linterna, ropa, pala, ordenador… al terminar de hacer su maleta esperó hasta que su padre vino del trabajo para poder emprender ese viaje que tanto deseaba. Su padre llegó a las cinco de la tarde y salieron con el coche hasta el puerto donde les esperaba un yate, no muy grande, pero lujoso. Antes de entrar el padre tuvo que firmar algún que otro papel. Aquella misma tarde salieron hacia el Océano Atlántico con las coordenadas dentro de un GPS en busca de la isla que les esperaba con una gran sorpresa. Tras viajar durante 24 horas encontraron la isla exactamente donde las coordenadas decían. Desembarcaron, el niño corrió a la arena e intentó buscar la marca extraña y poco habitual. Empezaron a andar por la costa hasta que el niño se tropezó y se rompió una pierna. El padre intentó llamar a alguien, pero no había cobertura. Le vendó la pierna con hojas de palmera y de arbusto y lo endureció con baba de caracol. Pasaron la noche debajo de una palmera, para no mojarse. Una semana buscando día y noche encontraron un diario de un capitán llamado Jonh Silver, entonces Prudencio se dio cuenta de que había acabado de leer un libro llamado “ La Isla Del Tesoro “ y recordó que en el libro se hablaba sobre un diario que contenía el lugar exacto donde se aguardaba un tesoro muy grande y pensó que quizás sería la cifra del numero interminable. En el diario había una frase que decía “el tesoro está debajo del acantilado”. El padre y Prudencio salieron lo más rápido posible dado que tenia la pierna rota en su busca y tras haber estado más de dos horas rastreando la zona sólo encontraron una tumba con una lápida en la que estaba inscrito “Jonh Silver 1420-1471”. El niño se sobresaltó cundo lo leyó y pensó que si Jonh murió en la isla y fue enterrado allí, estaban realmente en la isla del tesoro, una isla muy conocida por los todos los grandes lectores. Estaba emocionado, pero aun así no habían encontrado el tesoro principal. Después de tres semanas a Prudencio no le molestaba su pierna y tras caminar más de una hora escucharon un sonido parecido a ¡agua!, por fin, habían encontrado el acantilado. Echaron a correr y localizaron en el suelo la marca extraña que estaba marcando un sitio. Cavaron profundamente y encontraron una caja de madera de roble maciza. Al abrirla encontraron un papel que ponía :

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Felicidades has encontrado el gran tesoro, es el número interminable π = 3,14159265... es muy importante ya que el nombre de este número lo formarán las iniciales de tu nombre y apellido.

Más tarde, ya con el tesoro en sus manos, intentaron ir al lugar donde habían dejado el barco para volver a casa, pero no lo consiguieron, no se acordaban como habían llegado al acantilado y durante el camino habían perdido el GPS y el mapa. Diez años después un explorador que fue a la isla casualmente encontró sus cadáveres y quitó de las manos del niño un papel, !el tesoro¡. Hizo público todo. Por eso el número PI se llama así, porque quien lo descubrió se llamaba “P”rudencio “I”barretxe, un niño muy valiente con una vida corta, pero intensa que encontró el tesoro matemático más preciado. Siempre se ha intentado evitar que la gente lo sepa, pero yo os lo cuento y lo hago público para que todos y todas sepáis la verdadera historia de “PI”. Aunque creáis que esto es mentira estáis equivocados porque esta historia es real y si no ir a estas coordenadas y lo confirmáis vosotros mismos aunque no va a ser muy grato lo que veréis. Coordenadas : S 43º E 43º . Yo no me atrevería a ir pero es vuestra decisión !hasta otra¡. Jonh Silver Junior Junior Junior Junior Junior Iñigo Orue 1ºE