El sufrimiento es un aprendizaje. hay que pasar por ahí

El El sufrimiento sufrimiento eses

un un aprendizajeaprendizaje. .

Todos pasamosTodos pasamos por por ahí.ahí.

José María Olayo septiembre 2011 olayo.blogspot.com

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… el sufrimiento, de las diversas maneras en las que un ser humano es capaz de sufrir, del dolor por una pérdida, fracaso, desengaño, ausencia, decepción o abandono.

Una conversación acerca de...

DEPORTE Y DISCAPACIDAD



Todos a lo largo de nuestra vida sufrimos en algún momento, de forma más o menos continuada, más o menos intensa, más o menos compartida...




… sufrir es inherente al ser humano y suele manifestarse a través de la tristeza, un sentimiento demasiado habitual, sobre todo, en situaciones de discapacidad sobrevenida.




El sufrimiento es un estado de ánimo que puede venir desencadenado por distintas causas: la pérdida de un ser querido o de un bien material, ideales, aspiraciones, o sueños que nunca acaban por aterrizar en la realidad...




… una desgracia propia o ajena, un desengaño, la ausencia o recuerdo de una persona muy querida, un abandono temporal o permanente, un fracaso personal o una humillación ajena,,,




,,, también, por falta de consuelo, una decepción importante sobre una persona o un hecho concreto, una mala acción propia, el sufrimiento de una persona querida, un desencanto, el aislamiento.




Sea cual fuere la causa que lo produce, el sufrimiento está ahí y forma parte de nuestra vida y tenemos que aprender a sobrellevarlo, mitigarlo o eliminarlo y cambiarlo por un sentimiento de felicidad...




… para ser capaz de adelantarte a los problemas antes que que ellos te alcancen, abandonar la monótona senda de las costumbres y las rutinas, intercambiar afectos, hacerle guiños al optimismo.




En la constelación del sufrimiento encontramos momentos para el dolor, la aflicción, la pena, desilusión, frustración, impotencia, fracaso, el abatimiento...




… sensaciones y sentimientos que nos turban y perturban hasta alanzar, a veces, límites cercanos a la amargura y depresión más absoluta, que nos impide ver la luz al final del túnel y nos aleja peligrosamente del territorio de la esperanza...




… una esperanza necesaria y fundamental que anticipa la prosperidad, un territorio en el que no existe fracaso sin empeño, ni derrota sin lucha, allí donde puedes aspirar a recomponer los mimbres de tu imaginación, alzar ilusiones y hacer que las cosas sean posibles y mejores...




… romper definitivamente los perímetros del aislamiento, elegir compromisos alcanzables, desarrollar la empatía y la amigabilidad, ser más curioso y atrevido, rebelde y desafiante.




Dices que sufres mucho y que eso te impide ver la vida con optimismo, que lo que te ha pasado es insuperable y que la vida, ahora, apenas tiene sentido y consecuencia...




… dudas de que puedas superarlo y llegas a convencerte de que con tanto sufrimiento casi no merece la pena seguir luchando.




Has entrado en una dinámica de la que es difícil salir: una rueda de sentimientos negativos que generan, a su vez, nuevos sentimientos negativos cada vez más pesados e inasumibles...




… y las fuerzas flaquean y la energía que consumes para afrontarlo te impide dedicar más tiempo a crecer como persona y labrarte un futuro esperanzador y positivo.




El sufrimiento es inherente a la propia vida, y tenemos que aprender a sufrir y superar todos los obstáculos que encontramos en la vida, unos puestos por nosotros mismos y otros que encontramos en nuestro entorno más inmediato...




… sufrir desde la piel hacia dentro y desde la piel hacia fuera, vivir, a veces, la frustración teñida de impotencia, alimentada, en ocasiones, por nuestras propias creencias, obsesiones y miedos..,




… por situaciones y sensaciones negativas que nosotros mismos hemos generado, experiencias mal afrontadas o no vividas o deseadas, auto aislamiento, inseguridad, falta de coraje, miedo al fracaso o al qué dirán.




Del sufrimiento se sale sufriendo, sabiendo que no va a ser fácil, que vamos a necesitar ayuda, apoyarnos en los demás y saldar con afectos las oportunidades que se nos ofrecen...




… compartiendo, incluso, sufrimiento con los demás, colaborando todos en el afán de generar optimismo e ilusión para recortar los lindes del sufrimiento y la pena, buscar proximidad en el desapego...




… acortar la distancia de un beso, alternar creencias y caricias, vaciar los depósitos de las carencias y sacar a la luz las propias competencias.




Sufrir no es el problema, sino lo que tu haces con tu sufrimiento; por eso es tan importante que utilices el optimismo como combustible de la pasión por salir cuanto antes de ese estado y comenzar a vivir de verdad tus sueños...




… hay personas que “gozan” sufriendo, porque saben que en el sufrimiento es más fácil no hacer ni comprometerse, no saber ni contestar, no arriesgar y, por tanto, exponerse a “peores” sufrimientos que los que ya tienen...




… creen que en ese estado la lástima y la conmiseración ajenas resolverán en gran medida los problemas que tienen, podrán ser más protagonistas y merecedores de afectos, aunque estén teñidos de paternalismo.




Lo mejor del sufrimiento es que te ofrece una inmejorable oportunidad para probar tu talento y tus ganas de salir adelante, confrontar tus fuerzas y el nivel de optimismo que eres capaz de desarrollar en ti y en los que te rodean....




… explorar nivel de confianza en ti mismo, la salud de tus emociones, el estado actual de tu cuenta corriente de pasiones...




… tu capacidad para convencer, compartir, indagar, lograr, buscar, palpitar, soñar, abrazar...




… la oportunidad, también, para habitar en el territorio de los afectos y las caricias, hacer de la ternura un refugio, aprender a gestionar la influencia ajena y recíproca.




No temas sufrir; el que nunca sufre es porque está muerto; sufres porque estás vivo y quieres que las cosas sean de otra manera, porque quieres mejorar tu nivel de felicidad y satisfacción...




… sufres porque te resistes al cambio, tienes miedo a la pérdida, ausencia o abandono propio o ajeno; porque te gustaría incrementar el nivel de tu rebeldía, enterrar más hondo tus miedos...




… superar el contraluz de las utopías y aparcar ya la tristeza y el desconsuelo; derribar los muros que has creado en tu interior que te impiden ver y mirar el latido de posibles hallazgos.




Sufre pero vive, busca cómplices que compartan tu sufrimiento, porque entre todos es más más fácil superarlo; sufre, también, el sufrimiento del otro, eso te ayudará a relativizar tu propio sufrimiento...




… te ayudará a minimizar sus efectos y encontrar el verdadero sentido del sufrimiento: madurar como persona, hacerte más fuerte y creíble ante nuevas adversidades que, sin duda, la vida te tiene reservadas...




… descubrirás que sin sufrimiento es más difícil progresar y alcanzar metas, superar obstáculos dentro y fuera de tu piel, aprender a compartir penas y encontrar las maneras de afrontarlas.




Aprende a sufrir porque así aprenderás antes a vivir, aprende a gestionar el sufrimiento para que te ayude a no sentirte más rehén de la rutina o del resentimiento...




… cambia la tristeza de tu mirada por el vértigo de la curiosidad, haz de la confianza una fuga hacia delante, amplía el horizonte de la ternura ...




… no olvides nunca que desde la atalaya del sufrimiento puedes alcanzar mejor el territorio de los afectos, allí donde la vida adquiere un sentido por el que merece la pena luchar y sufrir.






Vigila para que la mezcla de culpa y resentimiento no te tenga amarrado al victivismo, un lastre pesado que no te permite mirar más allá de tus heridas y lamentos...




… no lo dudes, siempre se está a tiempo; desafía a la rutina, abandona la pereza, recupera el ánimo, saca lo mejor que hay en ti y recuerda, siempre, que...




… el dolor puede ser inevitable, pero el sufrimiento es opcional; aprende a sufrir y aprenderás a vivir.


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