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CAMPUS LOS MOCHIS
PSICOPATOLOGÍA INFANTIL II
“LA DEPRESIÓN Y PROBLEMAS EN LAS RELACIONES ENTRE
IGUALES”
FECHA: 20/ENERO/2016
LA PERSPECTIVA DEL DSM
La depresión desde la influencia del DSM exactamente en el DSM III se empezó a
aplicar los criterios para adultos a los trastornos del estado de ánimo, entre los que
se incluye la depresión del niño. Aun así, no existen categorías de diagnóstico
separadas para los trastornos del estado de ánimo en niños y adolescentes. Pero
aun así se reconoce que existe la posibilidad de que de acuerdo a la edad se
manifiesten diferentes síntomas.
Además, existe de acuerdo al DSM de que los trastornos del estado de ánimo
hallados en niños y adolescentes son los mismos que los hallados en los adultos,
ya que muchos de los atributos cognitivos, correlatos biológicos y
comportamientos encontrados en los adultos deprimidos se hallan en niños y
adolescentes.
EVALUACIÓN DE LA DEPRESIÓN
Es muy frecuente realizar una entrevista clínica general y utilizar escalas, por
ejemplo, la Child Behavior Checklist. Entre las medidas de depresión que se han
elaborado, las más habituales son los instrumentos de autoinforme. El Children’s
Depression Inventory es de las medidas de este tipo más utilizadas, pide a los
niños y adolescentes que elijan cuál de las tres alternativas les caracteriza mejor
durante las últimas dos semanas y consta de 27 ítems que muestra aspectos
afectivos, conductuales y cognitivos de la depresión.
Otras pruebas que también se emplean son la Reynolds Child Depression Scale
que se utiliza con niños entre ocho y trece años de edad, la Reynolds Adolescent
Depression Scale utilizada con adolescentes entre doce y dieciocho años de edad,
y la Peer Nomination Inventory Of Depression que pide a los niños que nombren a
aquellos compañeros que encajan en determinadas descripciones, ofrece una
serie de preguntas relacionadas con la depresión, la felicidad y la aceptación por
parte de los demás, que los iguales deben responder.
INFLUENCIAS EN LA EVOLUCIÓN DE LA DEPRESIÓN
INFLUENCIAS BIOLÓGICAS
La perspectiva biológica de la depresión en el niño y el adolescente se centra en
las influencias genéticas y bioquímicas.
INFLUENCIAS GENÉTICAS
Se considera que las influencias genéticas tienen un papel en la depresión en el
niño y en el adolescente. Los datos basados en los estudios sobre los trastornos
del ánimo en gemelos, familias y niños adoptados indican que hay un componente
hereditario en los trastornos depresivos de los adultos.
BIOQUÍMICA DE LA DEPRESIÓN
Se piensa que el sistema neuroendocrino, que incluye el hipotálamo, la glándula
pituitaria y las glándulas adrenales y tiroideas, desempeñan un papel importante
en la depresión. La investigación sobre los aspectos biológicos de la depresión
indica que durante las primeras etapas del desarrollo de la niñez y la adolescencia
el sistema neurorregulatorio no es equivalente al de la edad adulta.
INFLUENCIAS SOCIALES Y PSICOLÓGICAS
La mayor parte de lo que se piensa con respecto a las influencias psicológicas y
sociales en la niñez y la adolescencia siguen basándose en teorías derivadas del
trabajo realizado sobre adultos deprimidos.
PERDIDA POR SEPARACIÓN
Las explicaciones psicoanalíticas sobre la depresión a partir de Freud resaltan la
pérdida del objeto; la cual puede ser real o simbólica. Se piensa que la
identificación con el objeto amado perdido, así como los sentimientos
ambivalentes hacia el mismo, dan como resultado que el individuo dirija
sentimientos hostiles que tienen relación con el objeto amado hacia el yo.
Algunas explicaciones de orientación conductual también incluyen la separación y
la pérdida. Tanto Ferster (1974) como Lewinsohn (1974) subrayan el papel de un
reforzamiento positivo inadecuado en el desarrollo de la depresión. La pérdida o la
separación de un ser querido podría tener como consecuencia una disminución de
las fuentes de reforzamiento positivo para el niño.
PERSPECTIVAS CONDUCTUAL-COGNITIVA
Influencias tales como las habilidades interpersonales, las distorsiones cognitivas,
las opiniones sobre uno mismo, las creencias sobre el control, la autorregulación y
el estrés constituyen el centro de estas perspectivas sobre la depresión en el niño
y el adolescente. Ferster (1974) y Lewinsohn (1974) indicaron que la combinación
entre un nivel de actividad reducido y unas habilidades interpersonales
insuficientes es lo que desempeña un papel importante en el desarrollo y el
mantenimiento de la depresión.
REPERCUSIONES DE LA DEPRESIÓN DE LA MADRE
Al conocerse la existencia de una incidencia familiar del trastorno del ánimo de los
adultos, se supuso que el examen de los hijos de padres con trastornos del estado
de ánimo revelaría una población que podría experimentar depresión en la niñez o
la adolescencia. Los estados depresivos del estado de ánimo en los padres
podrían estar relacionados con una disfunción en sus hijos a través de una serie
de mecanismos. La herencia compartida puede desempeñar un papel importante.
Por ejemplo, los padres pueden influir sobre sus hijos mediante interacciones
padre e hijo a través de prácticas de formación e instrucción, así como mediante la
organización del entorno social de los mismos.
Los niños con padres deprimidos no sólo corren el riesgo de sufrir depresión. Las
consecuencias negativas de tener padres deprimidos parecen manifestarse en
una multiplicidad de áreas del funcionamiento del niño. En efecto, estos niños y
adolescentes corren el riesgo de desarrollar una serie de problemas de adaptación
entre los que figuran los trastornos disóciales, trastornos por déficit de atención
con hiperactividad, trastornos de ansiedad, problemas escolares y un deterioro de
la competencia social.
La depresión tanto en los adultos como en los niños y los adolescentes está ligada
a ciertas formas de pensar y a estilos cognitivos característicos. Es posible que los
padres con depresión trasmitan estos estilos a sus hijos. Estas formas
desadaptativas de pensar también pueden tener repercusiones en el modo
general en el que los adultos deprimidos tratan y crían a sus hijos.
Además de las disputas matrimoniales, las familias en las que uno de los
progenitores está deprimido pueden tener que vivir acontecimientos vitales de
gran tensión (por ejemplo, problemas de salud y económicos). A su vez, es
probable que estos acontecimientos vitales estresantes exacerben los episodios
depresivos del progenitor, contribuyendo a producir alteraciones en la crianza.
Finalmente, la relación entre la depresión del niño y la de los padres se concibe en
el contexto del apego. La teoría del apego sostiene que los modelos o
representaciones del niño del funcionamiento interno con respecto a si mismo y al
mundo social están muy influidas por las primeras relaciones de apego. Es en
estas primeras relaciones donde el niño tiene sus primeras experiencias y aprende
a regular las emociones intensas y la activación, cuando experimenta la vida social
y cuando desarrolla el concepto del yo.
En los niños con apego inseguro se ha observado que los contenidos cognitivos y
emocionales de estos modelos de funcionamiento muestran un parecido
extraordinario con los patrones cognitivos y emocionales propios de la depresión.
Desde muy pronto a los bebes les afecta el comportamiento de la madre o de la
persona que los cuida, y que los bebés de madres deprimidas desarrollan un estilo
de estado de ánimo deprimido que se generaliza a sus relaciones con otras
personas y que puede llegar a mantenerse.