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Estudios metricos (impacto cientifico)

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Estudios métricos

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Page 1: Estudios metricos (impacto cientifico)

SELECCIÓN DE LECTURAS DE ESTUDIOS

METRICOS DE LA INFORMACIÓN

Compiladora: Lic. Ailín Martínez Rodríguez

La Habana 2004

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Síntesis curricular Lic. Ailín Martínez Rodríguez Graduada de Bibliotecología y Ciencia de la Información en el año 2001 en la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana. En la actualidad se desempeña como profesora del departamento de la misma carrera en la propia Facultad. Posee la categoría docente de Profesor Instructor. Ha impartido docencia en asignaturas relacionadas con el tema de la gestión de información en las organizaciones. Actualmente imparte la asignatura Estudios Métricos de la Información.

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Tabla de Contenido

Artículo Autor Página Introducción

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I. Modelación matemática de la actividad bibliotecaria: una revisión.

Salvador Gorbea

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II. Conceptos Métricos en las disciplinas biblioteca – informativas.

Salvador Gorbea Emilio Setién

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III. Bibliometría y Ciencias Sociales

Ma. Cruz Liniers

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IV. Indicadores de la actividad científica

Judith Licea de Arenas

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V. La Cienciometría y sus aplicaciones

P. Escorsa R. Maspons

52

VI. El análisis de citas en trabajos de investigadores como método para el estudio del uso de información en bibliotecas

Cristóbal Urbano Salido

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VII. El usuario de la información : unidad de observación mensurable y convergente en los Estudios Métricos de la Información

Salvador Gorbea

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VIII. Aplicación de técnicas bibliométricas a la gestión bibliotecaria

Elíaz Sanz Casado Carmen Martín

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IX. Bibliometría

Alice Miranda

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X. Método de análisis univariable versus multivariable. Aplicación práctica en revistas de economía.

Ana María Morales

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XI. Los métodos Bibliométricos. Estado de la cuestión y aplicaciones.

Evaristo Jiménez

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INTRODUCCIÓN

El constante crecimiento de la información y de los conocimientos reflejados en publicaciones le impone a sus usuarios nuevos requerimientos marcados por la impronta de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Estas tecnologías complementan a otras técnicas y metodologías brindando la oportunidad de hacerle frente a tales desafíos. Los fenómenos de integración y diferenciación en las ciencias se dan cada vez con más frecuencia en el desarrollo científico contemporáneo, ratificando la condición de los mismos como regularidades de su desarrollo. La matematización de las ciencias, como expresión particular de estas regularidades tuvo sus primeras manifestaciones y el mayor auge en las Ciencias Naturales y Técnicas. En cambio, este proceso ha sido más lento en el terreno de las Ciencias Sociales, debido a la complejidad para la medición de los fenómenos que se analizan. La Bibliometría se inserta en este marco como una disciplina relativamente nueva, cuya actual definición tiene apenas treinta años. Aún cuando su gestación se inició a comienzos del siglo XX, su auge es reciente. La misma ha influido sobremanera en otra especialidad vinculada a la organización de la ciencia, llamada Cienciometría. Ambas han dado lugar a otra disciplina un poco más reciente llamada Informetría. El desarrollo bibliométrico de los últimos cuarenta años ha estado signado por la impronta de las nuevas tecnologías de la información. Lugar preponderante lo ocupa el desarrollo de la computación, más concretamente el de la microcomputación al que pronto se le unió el desarrollo de las bases de datos (fundamentalmente bibliográficas). Toda esta riqueza informativa y de nuevas tecnologías para su acceso y tratamiento ha estado disponible para los especialistas en información. Uno de los temas controversiales de las disciplinas métricas los constituyen sus definiciones. Desde la primera utilización del término hasta nuestros días infinidad de definiciones han sido propuestas sin que exista un acuerdo sobre ellas. En su desarrollo los estudios métricos han devenido en disciplinas teóricas e instrumentales. Esto último lo facilitan las herramientas a ellos asociadas. Sin embargo aún hoy en día este tipo de estudios no se utiliza en toda su magnitud, probablemente debido al desconocimiento que se tiene sobre todas sus posibilidades. Reducir estas a la modelación bibliográfica como es el análisis de la dispersión de las fuentes, la productividad de los autores o la obsolescencia de la literatura es condenarla a una especie de limitación disciplinar. Los límites de estas disciplinas son aún desconocidos. En la praxis de los estudios métricos, la gestión de información en las organizaciones es uno de los modelos de ejecutoría. Baste señalar a modo

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de ejemplo el valor agregado de que es posible dotar a los servicios y productos informativos de un sistema enfocado al monitoreo y análisis de la información. El estudio profundo de este tema, y de la asignatura que lleva esta denominación es vital. La Selección de Lecturas que ponemos a su disposición constituirá una guía para adentrarse en el mundo de los Estudios Métricos de la Información y servirá por tanto de apoyo a los conocimientos que deben ser adquiridos en la asignatura Informetría. Es un intento por reunir algunos de los artículos sobre la temática que se encuentran dispersos en la literatura.

Compiladora: Lic. Ailín Martínez Rodríguez

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MODELACIÓN MATEMÁTICA DE LA ACTIVIDAD BIBLIOTECARIA: UNA REVISIÓN

SALVADOR GORBEA PORTAL

[email protected] Matematización del conocimiento científico Uno de los factores que ha caracterizado el desarrollo de la ciencia contemporánea, sin lugar a dudas, es la penetración de métodos y modelos matemáticos, en forma reproductora, en todas las esferas del conocimiento, incluyendo por supuesto el de las ciencias sociales. Esta práctica, en ocasiones, ha estado dirigida a dar cientificidad al discurso intelectual de esta rama del conocimiento y, en otras, a formalizar leyes que identifiquen el comportamiento de fenómenos y procesos sociales, que sin la ayuda de las matemáticas no hubiera sido posible identificar. Este proceso que cada vez toma mayor fuerza en las ciencias en general y las sociales en particular se conoce como la matematización del conocimiento científico, el cual, a nuestro criterio, en las ciencias sociales se manifiesta por medio de dos tendencias fundamentales: la primera, referida a la representación o simulación matemática de fenómenos y procesos sociales reales, lo que presupone el diseño y creación de modelos matemáticos específicos que los representen y, la segunda, a la utilización de modelos cuantitativos ya establecidos y generalizados en las matemáticas en la medición, análisis, interpretación y regulación de tales fenómenos y procesos. La primera tendencia ha propiciado el surgimiento de leyes y teorías, señaladas por Puchet, pertenecientes a las matemáticas aplicadas, pero que se han desarrollado en función de las ciencias sociales, tales como:

• Teoría de la optimación • Teoría de la elección social • Teoría de los juegos y de las decisiones • Teorías de las series temporales • Teorías estadísticas del análisis de datos y del muestreo • Teoría de la inferencia econométrica

En este sentido, el autor destaca que, aunque algunas de estas teorías tienen un origen matemático clásico, han encontrado su verdadero desarrollo y comprobación en ciencias sociales como por ejemplo la economía (Puchet, 1993, pp.114- 117). La segunda tendencia ha posibilitado la aplicación de métodos matemáticos especiales tales como la investigación de operaciones, mediante ecuaciones algebraicas o métodos de programación lineal, o no lineal, estocásticos, entre

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otros, así como métodos y análisis estadísticos, muy importantes en las ciencias sociales,

especialmente en la sociología, entre los que se pueden mencionar los de regresión, correlación, factorial, discriminantes, etcétera. La matematización del conocimiento científico implica la reproducción de su lenguaje en otro, de tipo simbólico, que lo lleva a un mayor nivel de abstracción. Este planteamiento, aportado por Redondo Botella (1990, p. 51) en su libro, entraña que este proceso no está presente cuando las matemáticas se aplican como simples herramientas cuantitativas, sino cuando a partir de métodos y modelos matemáticos se puede enriquecer el lenguaje formal de las ciencias sociales, es decir, cuando existe una verdadera traducción de leyes, procesos o fenómenos sociales al lenguaje matemático, que coadyuve a identificar comportamientos y regularidades antes no identificadas sin la ayuda de las matemáticas, de ahí que diversos autores sostienen que sólo se alcanza el estatuto de ciencia cuando se han matematizado los enunciados de su discurso. Pero este proceso de matematización requiere determinados postulados y relaciones filosóficas y matemáticas, así como la necesaria relación entre la dialéctica objetiva y la subjetiva y entre lo cuantitativo y lo cualitativo, por lo que el mismo requiere que se manifieste a la luz de los vínculos interdisciplinarios que se establecen entre las matemáticas y las ciencias sociales y que constituye un indiscutible método para la aproximación y enriquecimiento mutuo. También debe entenderse en este proceso que el conocimiento matemático, a diferencia del estadístico que conlleva la medición y confrontación de argumentos empíricos, debe estar dirigido hacia la formulación de argumentos teóricos y en esta medida, según Puchet: [...]deben ser forma representativa por excelencia de los enunciados de todo discurso científico, sin que esto conduzca a la interpretación de que la cientificidad de una ciencia particular, dependa de manera decisiva y

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determinante del grado de matematización que en ella se alcance (Puchet, 1993, p.118). La producción de información/conocimiento es un fenómeno social que no escapa al proceso de aplicación de las matemáticas, se evidencia con absoluta claridad, a través de las relaciones interdisciplinarias entre ésta y las disciplinas científicas dedicadas al estudio de tal fenómeno. Todo lo anterior no implica que el proceso de matematización de las ciencias y la aplicación de métodos y modelos matemáticos a las actividades y práctica sociales, como el que acabamos de describir, sea privativo de matemáticos; todo lo contrario, constituye un nivel de profundización y especialización de los estudiosos vinculados a los temas de análisis de estas disciplinas, actividades y fenómenos, entre los que se pueden mencionar, en la esfera ciencia/información, a los especialistas en información, bibliotecólogos, bibliógrafos, cienciólogos y filósofos e historiadores de la ciencia, entre otros. Si observamos el comportamiento de la información/conocimiento, como objeto de estudio, a través de un fenómeno social como lo es la generación y uso de la información, así como de las actividades que están presentes en el ciclo social de la información, podemos identificar que la matematización de las ciencias sociales (que son las que estudian este fenómeno) ha enriquecido el lenguaje formal de estas disciplinas, lo cual ha dado lugar a una nueva línea de investigación conocida como la metría de la información/conocimiento, así como el surgimiento de nuevas especialidades métricas, vinculadas a las disciplinas bibliológico/informativa.

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Proceso de matematización del sistema de conocimientos bibliológico/ informativos en relación con los fenómenos que estudia y las

especialidades métricas que se han derivado de éste.

La observación anterior echa por tierra criterios de algunos especialistas, que limitan todo el proceso de matematización que se viene operando en los sistemas de conocimientos, a la simple utilización de los métodos y modelos matemáticos como una herramienta más de las actividades científica, bibliológico/informativa y otras de la esfera social. Ese enfoque reducido, el cual niega el carácter reproductivo que el proceso de matematización alcanza en las relaciones interdisciplinarias que se dan entre las matemáticas y las ciencias sociales, no llega a percibir la posibilidad de que el comportamiento de las regularidades de la información científico técnica (crecimiento, concentración/dispersión, obsolescencia, uso), como fenómeno social, pueda ser reproducido mediante un modelo matemático que caracterice e interprete también el sistema de leyes que lo rige. El proceso de matematización de las disciplinas que estudian los fenómenos sociales no sólo se manifiesta a través del enriquecimiento del lenguaje formal de estas disciplinas y del surgimiento de nuevas especialidades métricas vinculadas a tales fenómenos, sino que se aprecia también en la aplicación de métodos y modelos matemáticos a soluciones prácticas, llamadas a resolver el desarrollo de las actividades de cada una de ellas. Con ello se demuestra, por una parte, la capacidad que tienen las matemáticas de inducir y estructurar nuevas especialidades métricas con sustento empírico y, por la

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otra, la de las disciplinas científicas, entre éstas las bibliológico/informativas, por asimilar tales conocimientos y enriquecer los enunciados de su discurso. En tal sentido se observa la utilización de métodos y modelos matemáticos para el análisis de indicadores científicos que caracterizan el comportamiento de los sistemas científicos, por medio de sus indicadores de entrada y salida y, el obligado análisis de costo/beneficio que apunta a la eficiencia de los sistemas científicos, además de la evaluación de investigadores e instituciones científicas. Conocidos en nuestro medio son también, por un lado, aquellos modelos que han resultado de la observación del comportamiento de regularidades sobre el crecimiento, concentración/dispersión, entre otras, de los flujos de información compilados en los diversos repertorios bibliográficos o colecciones de bibliotecas, y, por otro, el utilizado para evaluar el comportamiento de bibliotecas en desarrollo y otros que facilitan el análisis, mantenimiento y uso de colecciones de bibliotecas con el afán de ayudar a la toma de decisiones en la gestión de las actividades bibliotecaria y de información. En ambos sentidos se obtienen resultados diferentes como los que se observan a continuación:

Es precisamente a esta última práctica que se dedicó un Seminario- Taller, es decir, a la aplicación de métodos y modelos matemáticos y estadísticos a la actividad bibliotecaria, centrada por supuesto, en el entorno de la matematización de la información/conocimiento, como fenómeno social, y dentro de éste, a la acumulación, sistematización, preservación y difusión de la información, columna vertebral de nuestra actividad profesional. El presente trabajo y los subsiguientes fueron presentados y debatidos en este Seminario/Taller. En la actualidad, el bibliotecólogo, al igual que cualquier científico, requiere de información y datos métricos mensurables para poderse enfrentar a la toma de decisiones en la gestión de muy diversos procesos y operaciones unitarias que se desarrollan cotidianamente en la actividad bibliotecaria, pero para ello deberá contar con la formación matemática que se lo permita, sin embargo, es oportuno señalar que no siempre la matemática está presente

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en la dimensión necesaria en los mapas curriculares cursados por los egresados en bibliotecología. De aquí la idea de agregar al contenido de este número monográfico de Investigación Bibliotecológica un artículo en el que se presentan algunas reflexiones sobre la importancia de las matemáticas en los contenidos curriculares de la carrera de Bibliotecología y Ciencia de la Información. En este sentido, Gómez y Peralta (1995, p. 40) destacan la unidad entre las matemáticas y la ciencia, así como su vinculación con los nuevos programas de estudio. Estas autoras señalan, con muy atinada razón, la importancia de la enseñanza de las matemáticas en la formación científica, y ejemplifican cómo un experimento científico de tipo dicotómico puede ser diseñado con la posibilidad de obtener datos métricos mensurables que permitan el conocimiento de relaciones y regularidades de fenómenos gracias a las matemáticas. El bibliotecólogo al utilizar el método científico realiza observaciones a su objeto de estudio, que le aportan información también de carácter dicotómico, o sea de todo o nada, sí o no, que lo ponen en la misma disyuntiva que la de un científico. Si se establece una analogía con el ejemplo de las autoras antes citadas, podemos analizar en nuestra actividad las interrogantes siguientes: ¿se compra o no de terminado documento?; ¿se aumenta el número de asientos en el área de consulta?; ¿se amplía el horario de servicios? entre otras preguntas que también pueden ser formuladas en la búsqueda de información para la toma de decisiones referente a estos aspectos. Todos ellos determinados en última instancia por el factor financiero, que en ocasiones se convierte en otra pregunta dicotómica en una segunda etapa de la decisión ¿se cuenta o no con los recursos financieros para tomar la decisión? Mediante la información obtenida a partir de una interrogante de tipo dicotómico se puede determinar si es necesaria o no cada una de estas observaciones, pero no podrá conocer en qué medida o dimensión se debe manifestar tal decisión. De ahí que si el bibliotecólogo del sistema bibliotecario necesita información sobre el comportamiento de las necesidades identificadas, deberá analizar el conjunto de variables que intervienen en cada decisión que ha de tomarse, de manera que pueda obtener datos métricos que contribuyan a conocer la estructura y dimensión de cada fenómeno analizado. Por esto se tendrá que recurrir a las matemáticas para obtener un conocimiento más completo del fenómeno que quiere analizar, es decir, para poder decidir no sólo si aumenta el número de asientos, sino también en cuántos los aumenta; si amplía el horario de servicio, pero en cuánto y en qué sesiones. Esta práctica, sobre el conocimiento de los fenómenos, procesos y tareas de la actividad bibliotecaria, requiere cada vez, con mayor urgencia, de la utilización de conocimiento originado en las matemáticas, para poder formular

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cada uno de ellos en términos cuantitativos, así como conocer el comportamiento de sus variables y las relaciones que se establecen entre éstas. Resulta comprensible entonces, entender la definición que los matemáticos dan a su disciplina, cuando afirman que la matemática: “es la ciencia de los modelos, considerada como un ente que de cuyo comportamiento se puede derivar el comportamiento de un fenómeno o sistema” (Herrera, 1997). De esta definición de las matemáticas, como la ciencia de los modelos, emerge la interrogante ¿qué es un modelo matemático? Según Luisa Redondo, “un modelo matemático es el prototipo de forma idealizada, por lo tanto es un objeto abstracto, que por analogía y síntesis representa el fenómeno o proceso y para conseguirlo toma las características que se consideren más importantes de una realidad objetiva, entre las que deben estar presentes, directa o indirectamente, las esenciales del caso concreto” (Redondo Botella, 1990, p. 97). Un acercamiento y entendimiento de los bibliotecólogos y especialistas de la información a estos conceptos abre ante sí un campo infinito en la evaluación, análisis, sistematización y difusión de la información en las bibliotecas y otras instituciones de información. De incursionar el bibliotecólogo en la práctica y sistematización de las matemáticas a la gestión bibliotecaria, contribuiría con ello a enriquecer el lenguaje formal de su disciplina y alcanzaría mayores niveles de eficiencia en la institución en que se desempeña como profesional. LA MODELACIÓN MATEMÁTICA DE LA ACTIVIDAD BIBLIOTECARIA Si revisamos toda la literatura disponible y especializada en la utilización de métodos cuantitativos a los procesos y tareas que se realizan en una institución bibliotecaria o de información, podemos inferir, con extrema claridad, que la modelación matemática ofrece al bibliotecólogo o especialista en información una herramienta adicional para identificar comportamientos en una biblioteca. Sin embargo, sería limitado entender que estos comportamientos pudieran referirse a comportamientos puramente matemáticos, debido a que en ocasiones, por medio de esta valiosa herramienta se pueden llegar a identificar elementos de pronóstico y simulación de todos y cada uno de los procesos y tareas que se realizan en la actividad bibliotecaria y con ello al surgimiento de una ley o postulado teórico, que sin el uso de la matemática no se hubiera resuelto. Uno de los primeros modelos que se identificó en la actividad bibliotecaria fue el comportamiento matemático sobre la distribución de artículos por títulos de revistas, es decir, el modelo matemático de Bradford, en 1934. Con este modelo, Bradford expresó cuantitativamente la relación de proporcionalidad que se daba en la distribución de títulos entre las clases o zonas en que dividió las muestras seleccionadas por él, sobre lubricación y geofísica

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aplicada, proporcionalidad que formuló matemáticamente con el modelo siguiente: 1 : n : n2 (Bradford, 1948 p.116) (véase también Gorbea, 1996, pp. 13 - 31). Este modelo matemático, aunque hoy representa uno de los modelos clásicos de la bibliometría, puesto que se emplea la mayoría de las veces para identificar la regularidad de la concentración/dispersión que se observa en los flujos de información documental, tuvo su origen en el interior de una biblioteca y las causas que lo motivaron estaban asociadas a la toma de decisiones en materia de adquisición, pronóstico, planificación de indización y compilación de información bibliográfica. En este modelo y en otros clásicos de la bibliometría se conjugan los dos comportamientos identificados, anteriormente, en el proceso de la modelación matemática, es decir, el que va dirigido a identificar comportamiento matemático que se traduce en leyes o teorías y el que se orienta a analizar elementos de pronóstico y simulación de determinados procesos y tareas dentro de una biblioteca. Cabe destacar que la mayoría de las formulaciones matemáticas que se han utilizado en la actividad bibliotecaria han estado orientadas, en sentido general, al pronóstico y planificación de la gestión bibliotecaria y, en particular a la evaluación y pronóstico de la circulación o préstamo de documentos, de las colecciones o fondos de información o al de la eficiencia del sistema bibliotecario, destacándose significativamente los procesos de circulación o préstamo y el de evaluación de colecciones, con el propósito de medir su crecimiento y la intensidad con que éstos se usan. El creciente interés que ha alcanzado el análisis cuantitativo de las colecciones y la circulación de documentos se debe a que las colecciones, en el sentido más amplio, constituyen la base y el medio fundamental de los servicios bibliotecarios y de información, es el principal recurso que alimenta el resto de los procesos y tareas bibliotecarias y la correspondencia entre la colección y las solicitudes de los usuarios constituye la vía principal para comprobar la efectividad de las colecciones, en función del servicio bibliotecario. Esta relación o correspondencia que se manifiesta entre la dinámica de las colecciones y el uso que los usuarios hacen de ella ha constituido el centro de preocupación para los que se han adentrado en la modelación matemática de la actividad bibliotecaria. Sin embargo, las representaciones matemáticas relacionadas con el estudio de las colecciones y su uso son sólo un tenue ejemplo de todo lo que matemáticos y bibliotecólogos han hecho y pueden seguir haciendo en este ámbito, con el interés de obtener una aproximación cuantitativa a la actividad bibliotecaria, que ayude a la comprensión y pronóstico de todo lo que sucede en el interior de la biblioteca y de su relación con el entorno social al cual pertenece.

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Fue precisamente un bibliotecólogo con formación matemática quien al observar el desarrollo que había alcanzado la aplicación de métodos y modelos matemáticos a la actividad bibliotecaria, propuso el nombre de una especialidad que se distinguía dentro del cuerpo de conocimientos de la bibliotecología. Librametry (Bibliotecometría) En 1948 Ranganathan, al comentar una ponencia de Bernal en la Conferencia Anual de la ASLIB en Leamington, Inglaterra, empleó, por primera vez, el término Li brametry (Ranganathan, 1969, p. 286). Este término traducido al español como bibliotecometría ha sido empleado por Morales en 1988 y por Setién y Gorbea en 1990, aunque con objetivos diferentes en cada trabajo; en este último se define como: [...]la aplicación de métodos y modelos matemáticos al estudio de los fenómenos propios de la actividad bibliotecaria con el fin de caracterizar el comportamiento de los componentes que integra la actividad y las tendencias que se presentan en el uso de las bibliotecas y sus fondos. Este término olvidado en medio de la pirotecnia semántica surgida en los últimos tiempos, en los estudios métricos de la información, es también reivindicado en otro trabajo de Gorbea en 1990, en el que se diferencia de otras especialidades métricas como la Bibliometría, la Informetría, la Cienciometría, pero de forma no hegemónica, al contraponerse al criterio planteado por algunos autores que han pretendido atribuirle a cada uno de estos términos un enfoque absolutista (Gorbea, 1994, p. 24). En el trabajo antes referido tal diferenciación y definición se sustenta sobre la base de los aspectos señalados por Ranganathan, aunque cabe destacar que él no hizo una definición exacta sobre el término, sin embargo en el análisis e interpretación de sus aplicaciones se puede observar que esta especialidad métrica se refiere a los estudios cuyos resultados contribuyen al desarrollo de la actividad bibliotecaria, en tanto caracterizan el comportamiento de los componentes que integran esta actividad y las tendencias que se presentan en el uso de las bibliotecas y sus colecciones. Ranganathan identificó que el análisis matemático y estadístico constituía una tecnología clave en el desarrollo y pronóstico de la actividad bibliotecaria, al igual que otras disciplinas científicas que habían desarrollado especialidades tales como la biometría, la econometría, la psicometría, la sociometría, entre otras. En 1969, en el Seminario Anual del Centro de Documentación para la Investigación y Entrenamiento (DRTC), en Bangalore, India, Ranganathan presentó una discusión sobre cómo había aplicado las técnicas bibliotecométricas en el diseño y organización de diferentes procesos y servicios de la actividad bibliotecaria en la Universidad de Madras.

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Su problema inicial consistía en diseñar la construcción de la biblioteca de esta universidad, para lo cual utilizó un enfoque modular, a través del cual cuantificó información referida a los libros, los lectores y el espacio necesario para las funciones de la biblioteca. En este estudio cuantificó información antropométrica sobre las características de los usuarios, el espacio entre los estantes y el ancho de los mismos, a fin de considerar aspectos tales como la comodidad y postura de los lectores en el diseño de las sillas y las mesas para la sala de lectura, así como la circulación entre los estantes, debido a que consideró el tipo de estantería abierta y los flujos de circulación de documentos y usuarios en los horarios pico. De esta manera, Ranganathan cuantificó todas y cada una de las variables seleccionadas en su estudio de acuerdo con los requerimientos del sistema de servicio esperado. No obstante a que Ranganathan acuñó y discutió consistentemente el término Librametry, como ya se señaló anteriormente, no precisó una definición exacta del mismo. En 1985 Sengupta definió Librametry como “El análisis cuantitativo de los procesos o facetas de la actividad bibliotecaria y de los documentos de la biblioteca, mediante la aplicación del cálculo matemático y estadístico para solucionar los problemas de la biblioteca” (Sengupta, 1992, p.87). Esta definición apoyada por supuesto en los aspectos que Ranganathan había formulado bajo este término denota que esta especialidad métrica no sólo hace referencia a la actividad bibliotecaria en su conjunto, sino que se ocupa del análisis cuantitativo de todos los procesos y tareas en los que intervienen los documentos en una biblioteca. Lo anterior se puede constatar a partir del inventario de procesos y tareas, ya que Ranganathan (y relacionadas por el propio Sengupta en el documento de referencia) sostiene que las técnicas bibliotecométricas pueden ser muy provechosas, por que: 1. Determinan la plantilla óptima del personal de la biblioteca y su adecuada distribución en las diferentes secciones. 2. Despliegan al personal de la biblioteca de manera tal que pueda resolver las preguntas de referencia durante los diferentes horarios de la biblioteca. 3. Sistematizan la circulación de los documentos de la biblioteca. 4. Desarrollan y organizan los sistemas de las bibliotecas locales, estatales, regionales y nacionales. 5. Determinan el tamaño óptimo de un servicio de biblioteca. 6. Diseñan la construcción del edificio de la biblioteca de acuerdo con el tamaño requerido y el mobiliario adecuado. 7. Distinguen los ser vicios de las bibliotecas de internados. 8. Analizan las preguntas de los lectores. 9. Modernizan el sistema de adquisición mediante el análisis de los tipos de documentos requeridos en la biblioteca. 10. Determinan la secuencia más satisfactoria para la clasificación de macro y micro documentos.

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11. Prueban la exactitud de los registros de los catálogos por las técnicas de muestreo. 12. Aseguran la selección adecuada de los documentos en la biblioteca. De la observación de estas aplicaciones se puede deducir que los estudios bibliotecométricos ayudan a la generación de nuevos conocimientos sobre la organización y sistematización de los sistemas bibliotecarios, en tanto que constituyen una valiosa herramienta en la medición cuantitativa del costo, la efectividad y el conocido análisis de costo/beneficio en la inversión que se realiza en la actividad bibliotecaria. Las aplicaciones métricas de Ranganathan al diseño de los sistemas bibliotecarios demuestran también que la bibliotecometría no sólo se refiere a la evaluación de procesos y tareas de la actividad bibliotecaria, con el interés de identificar el comportamiento económico en el funcionamiento de la misma, sino también que es una importante herramienta en el diseño y arquitectura de edificios y servicios bibliotecarios, en el desarrollo de las colecciones e inclusive del modo en que se organizan los espacios y se distribuyen los muebles para un mejor funcionamiento del sistema. Pero es bueno reconocer que en la actividad bibliotecaria han quedado un poco olvidadas aquellas aplicaciones métricas que Ranganathan, tan intensivamente, empleó en la biblioteca de la Universidad de Madras, a excepción de un trabajo publicado por Booth en 1969, quien utilizó en un estudio sobre la geometría de las bibliotecas los elementos espaciales propuestos por Ranganathan, pero esta vez considerando la frecuencia de uso de cada libro en la biblioteca (Booth, 1969, p. 28). Para ello, este autor dispuso los libros más prestados a menor distancia del mostrador de préstamo y viceversa, con estos arreglos de distribución espacial y de acuerdo con la frecuencia de uso pudo incrementar la eficiencia en el acceso en diez veces a la existente. En la actualidad, la tendencia de la modelación matemática a la actividad bibliotecaria se centra en la preocupación por la eficiencia y rentabilidad de los sistemas bibliotecarios, de ahí que la orientación fundamental de este tipo de estudios vaya dirigida a conocer y pronosticar la circulación y uso de los documentos, evaluación y optimación de las colecciones y, por supuesto, el ya mencionado análisis costo/beneficio entre la inversión de recursos y la satisfacción del usuario en términos de relevancia o pertinencia de la información suministrada, mediante determinado servicio. Lo anterior se debe a que en la biblioteca, al igual que en otras esferas de la economía, el almacén, o depósito en este caso, resulta un recurso clave en la gestión de todo servicio, y una de sus principales inversiones. Como ya se señaló anteriormente es la base y el medio para satisfacer las necesidades de los usuarios, por lo que del comportamiento que presente su uso se constituirá la base que pronosticará en cierta medida la eficiencia en la inversión de este recurso, es decir, de la colección y por consiguiente de su correspondencia con las necesidades del lector o usuario.

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En este sentido Fussler y Simon en 1969, citados por Burrell y Fenton (1994, p.101) señalan que “la mejor y única forma de pronosticar el uso futuro de los libros es a través del análisis del uso previo que se ha hecho de ellos”. Es evidente que para que esto se cumpla, la biblioteca deberá contar con un adecuado y eficiente sistema de información y control sobre el uso de los documentos, así como disponer de estadísticas confiables que garanticen un reflejo objetivo del uso que se hace de los documentos. La variación en el uso que presentan los libros en una biblioteca, así como los usuarios que los solicitan y usan, hace que los modelos más utilizados en esta evaluación sean los de tipo probabilístico o estocástico, y son aquellos modelos que presentan la peculiaridad de que tanto las variables que forman parte de las ecuaciones, como las de la función objetivo sean variables aleatorias. Uno de los primeros modelos desarrollados para el estudio del comportamiento del préstamo de documento fue el modelo Markov-Poisson utilizado por Morse en 1968. En este trabajo, Morse describe con detalle un modelo matemático simple para los procesos de préstamo a partir de supuestos que señalan:

• El número de veces que es usado un documento (en un año) de una de terminada clase temática siga una distribución de tipo Poisson.

• El uso que reciben los documentos año por año tienen una ocurrencia acorde con una cadena de Markov (Burrell, 1986, p.115).

A partir de estos supuestos, Morse formula su modelo conocido como el modelo mezclado de Markov-Piosson, mismo que más tarde es desarrollado por Chen y el propio Morse, en 1976, con el propósito de modificarlo y hacerlo más sencillo, y cuya referencia más cercana, en español, la encontramos en la aplicación que Heshmatallah hizo de este modelo, a la biblioteca del ITAM (Heshmatallah, 1988 p. xiii). Uno de los autores contemporáneos que más ha estudiado los problemas en la circulación, préstamo y uso de las colecciones es, sin lugar a dudas, Quentin Burrell, quien en uno de sus primeros trabajos propone un modelo estocástico simple para los préstamos de documentos en la biblioteca. Este modelo lo sugiere el autor a partir de la observación que hace sobre la historia del préstamo externo de un libro en un período dado, las variables observadas en su modelo son: a) fecha de su adquisición b) fecha en que es prestado por primera vez c) veces que ha sido prestado d) veces que ha sido devuelto e) veces que ha sido solicitado por otros lectores, a los que no se les ha prestado; todas ellas correlacionadas con la variable tiempo son variables en cantidades imprevisibles. Los resultados de la aplicación de este modelo le ayudan a plantear a Burrell que la distribución de la circulación observada en una biblioteca es de tipo

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geométrica simple, es decir, según Firthorne, citado por Setién (1991, p. 26) “que la variable independiente crece en forma geométrica y la dependiente en forma aritmética.” Ello se debe a que los documentos de una colección tienen diferentes niveles de popularidad y que la distribución de esa popularidad es un exponente negativo. Esta variación negativa de la popularidad conlleva a que la mayoría de los libros lleguen a alcanzar el cero uso, categoría ésta definida por el propio autor, debido al nivel de obsolescencia que pueden alcanzar los documentos. La formulación matemática de este modelo puede ser consultada en la versión original del artículo de Burrell (1980, p.119), en el de Hindle and Worthington (1980, p.210), en éste con una propuesta de modelo alternativo al de Burrell, y en el de Setién (1991, p.26), que incluye su aplicación al comportamiento de bibliotecas públicas cubanas y lo presenta como:

Al trabajo de Burrell le sucedieron varios del mismo autor, Burrell (1982), (1985), (1986), (1987), (1988), Brawnsey and Burrell (1986) y Burrell (1990), (1994). Todos dirigidos a conocer el pronóstico sobre la circulación de los documentos en una biblioteca. En cada uno se observan modificaciones al modelo que le antecede, así como la introducción de nuevos conceptos para la medición de este fenómeno, entre los que se pueden mencionar:

• El comportamiento de las distribuciones de frecuencia de la circulación de documentos varía en función del tamaño de éstas y del período utilizado (Burrell, 1982).

• La influencia que ejerce el envejecimiento de los documentos en el comportamiento de la circulación (Burrell 1985, 1986, 1987).

Pero no todo lo publicado por Burrell acerca de sus modelos y variaciones ha recibido aceptación entre los especialistas en estos temas; una de las primeras críticas que se hizo sobre su trabajo, la publicaron Hindle y Worthington (1980), en un artículo donde señalan las deficiencias del modelo, mientras que Bagust (1983), en una aplicación que hace de los modelos de Burrell a las bibliotecas públicas de Gran Bretaña, resume que los modelos de Burrell, sobre la circulación

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de documentos en una biblioteca, soportan tres proposiciones:

• Que la frecuencia de préstamo de un libro en una colección es un proceso de tipo Poisson.

• Que el comportamiento “deseable” de los libros en una colección está gobernado por determinada distribución probabilística (originalmente exponencial negativa).

• Que cualquier colección puede contener una clase de libros, los cuales pueden ser considerados como muertos, en términos de su circulación (denominada como la clase cero).

Más adelante este autor señala que: “los postulados de Burrell involucran hipótesis que derivaron en conclusiones engañosas, debido a que contrasta información “conveniente” en la construcción de su modelo, lo que le hace caer en su propia trampa” (Bagust, 1983, p.24). Por su parte, Setién, en el trabajo antes citado (1991, p. 28), demuestra que el modelo matemático de Burrell no se ajusta a los datos de las bibliotecas públicas cubanas, debido a que Burrell considera relativamente estables las tasas de préstamo por volúmenes, similar situación presentan los modelos propuestos por Leimkuhler y Cooper (1971) sobre el crecimiento de los fondos bibliotecarios y las tasas de desuso del fondo por obsolescencia, aspectos éstos que no se presentan en las muestras estudiadas por Setién. Desde 1971, Leimkuhler y Cooper proponen un conjunto de modelos analíticos para la toma de decisiones en materia de planificación de bibliotecas, mediante el análisis de los aspectos relacionados con el costo, el crecimiento exponencial y la obsolescencia de un fondo bibliotecario y sus efectos sobre su adquisición, almacenamiento y circulación, además de formalizar uno general para el análisis costo/beneficio de la biblioteca. En este trabajo, estos autores presentan un modelo (uno de los más citados en materia de modelación matemática de biblioteca) de costo para un sistema de almacenamiento de información, cuya fórmula se representa como:

Donde: K(T) = al costo total de almacenamiento de un documento por un período t expresado en años. k1 = al costo inicial de adquisición del documento k2 t = al costo de almacenamiento, el cual se relaciona linealmente con el período de retención del documento, sin ser prestado. K3 u( t) = al costo de uso, el cual es proporcional al número de veces que ha sido usado el documento durante el período t.

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Este modelo, al igual que el de Burrell, representa una distribución geométrica simple, en la que la variable independiente, es decir, el costo del almacenamiento, crece geométricamente y la dependiente, el uso, crece aritméticamente. El costo de adquisición y el volumen del fondo almacenado, por lo general, presentan un crecimiento exponencial que encarece el costo de almacenamiento si su uso no se manifiesta en la misma dimensión. Ese crecimiento exponencial de la colección le sugiere a los autores un modelo simple que puede ser representado como:

Estos análisis de costo sobre la base del crecimiento y el uso o circulación de los documentos en un fondo bibliotecario los induce a la presentación de un modelo generalizado de análisis costo/beneficio sobre la operación de toda la biblioteca, en función de la adquisición, el almacenamiento y el uso de los documentos en la misma (véanse más detalles al respecto en Leimkuhler and Cooper, 1971, pp. 390- 397). Un señalamiento general que han recibido estos modelos, además de los ya indicados, sobre el ajuste y generalización de estos modelos, es el relacionado con el nivel de complejidad matemática que presentan, en el sentido de que difícilmente un bibliotecario puede utilizar estas herramientas, si no cuenta con una adecuada preparación en el dominio de las matemáticas. En ocasiones, la biblioteca y la actividad bibliotecaria en su conjunto han sido objeto de analogías con procesos industriales, empresas de servicios y almacenes inventariados, con una dinámica de entrada y salida similar a la de una colección de biblioteca. Estas observaciones han dado lugar a que especialistas en la modelación matemática, de la economía o la industria, hayan aplicado leyes y modelos estadísticos a la gestión bibliotecaria. Un ejemplo de lo anterior es el de Trueswell, quien destacó que la conocida Regla o Ley de distribución estadística 80/20, utilizada inicialmente para identificar una regularidad estadística existente en los almacenes de productos industriales, podía ser aplicada también con muy buenos resultados al almacén de biblioteca (todo el fon do de información o una de sus colecciones). En este sentido postuló que:

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El 80% de los movimientos del total de libros que circulan en una biblioteca es satisfecha aproximadamente con el 20% del total de libros inventariados en esa biblioteca, que aparecen disponibles para su circulación (Trueswell, 1969, p. 458) (véase también Burrell, 1985, p. 24). Este método que en ocasiones ha sido denominado también como 75/25, con la misma interpretación, fue aplicado posteriormente por este autor a los artículos de revistas, para medir aspectos relacionados con la concentración/dispersión de artículos de re vistas. Asociadas con la analogía entre la biblioteca y la gestión empresarial e industrial, así como al desarrollo alcanzado por los controles económicos y la mercadotecnia, muchas de las interpretaciones y aplicaciones matemáticas a los procesos bibliotecarios, han estado dirigidas hacia la evaluación de la eficiencia, la calidad y el análisis costo/beneficio que caracterizan el funcionamiento de la actividad bibliotecaria. El comportamiento de la modelación matemática a la biblioteca ha cubierto una gama muy diversa de métodos y modelos matemáticos y estadísticos, con énfasis en los modelos probabilísticos y estocásticos, así como casi todos los procesos y tareas que se realizan en una biblioteca. Han surgido modelos muy específicos para medir un determinado proceso y otros muy generales para medir la actividad en su conjunto, como el modelo general propuesto por Leimkuhler y Cooper en el trabajo antes citado, sobre el análisis costo/beneficio de la operación de toda la biblioteca. Una sustentada crítica, fundamentada en el no ajuste de las muestras utilizadas, sobre el comportamiento de las bibliotecas públicas cubanas, induce a Setién (1995), a proponer un nuevo modelo que se ajuste a esa realidad, muy diferente de las evidencias empíricas observadas, por autores como Burrell y Leimkuhler, en bibliotecas inglesas y que sirvieron para la comprobación de sus modelos. El modelo propuesto por Setién constituye la referencia más actual en nuestra región sobre la modelación integral de la operación de una biblioteca en desarrollo, en el que se “integran los elementos esenciales de la actividad bibliotecaria, en términos de promedio por bibliotecario” (Setién, 1995, p.14). Para la argumentación teórica de este modelo de comportamiento de las bibliotecas públicas cubanas y de su índice representativo (IC), Setién se basó en propuestas anteriores como las de Rubakin y Medinski, Balika, Stoljarov y la de Rzasa y Baker. Mientras que su justificación matemática la sustenta en lo factible de utilizar los números índices en el análisis del comportamiento de una biblioteca, mediante la comparación de las variables esenciales que describen sus funciones y recursos principales, y de acuerdo con la definición de Spiegel, citado por Setién (1991, p. 29), en tanto que define a los números índices como “una medida estadística que tiene por objeto mostrar los cambios en una variable o grupo de variables relacionadas entre sí , con respecto a tiempo, lugares y otras características.”

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Para más información sobre el origen, desarrollo y formulación matemática de este modelo consultar Setién, 1995 pp. 12- 16, véase también el trabajo presentado por el autor en el Seminario-Taller de referencia y publicado en este mismo número. Entre otras aplicaciones matemáticas, además de la que acabamos de describir, orientadas a evaluar bibliotecas de acuerdo con su tipo, es decir, públicas se puede enmarcar el trabajo ya citado de Bagust (1983) (un modelo para la circulación) y académicas como el de Mitchel et al. de 1994, sobre la evaluación de la biblioteca académica. CONSIDERACIONES FINALES La aplicación de las matemáticas a las actividades bibliotecaria y de información constituye un nivel de profundización y especialización de los profesionales vinculados a estas actividades, muestra de ello es el surgimiento de especialidades métricas en las ciencias bibliotecológica y de la información como por ejemplo: la bibliometría, la bibliotecometría y la informetría. La matematización de los fenómenos sociales estudiados por la bibliotecología, como por ejemplo el uso de la información, así como la aplicación de métodos y modelos matemáticos a las actividades bibliotecaria y de información no deberá convertirse en el fin primordial de éstas, al igual que ocurre con la tecnología de cómputo u otra herramienta, sin embargo, el bibliotecólogo o especialista en información que pueda contar con herramientas matemáticas y estadísticas en el estudio o desempeño de sus funciones, ya sea como gestor, docente o investigador en esta rama del conocimiento, tendrá ante sí un mundo infinito y casi inexplorado, que de llegar a dominarlo no sólo podrá contar con una información más objetiva para la toma de decisiones, sino que con ello estará contribuyendo también al desarrollo del cuerpo teórico de la disciplina. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Bagust, A. (1983). “A circulation model for busy public libraries”. – Journal of Documentation (London)39(1): 24 - 37, March. Booth, A.D. (1969). “On the geometry of libraries”.—Journal of Documentation (London)25(1): 28 - 42, March. Bradford, S.C. – “The Documentary Chaos”, Chapter IX, pp.106-121 In: Documentation.— London: Cros by Lockwood and son, Ltd., 1948. —196 p. Brownsey, K.W.R. (1986). “Library circulation distributions: some observations on the PLR sample”.—Journal of Documentation (Lon don)42(1): 22 - 45, March. Burrell, Quentin (1980). “A simple stochastic model for library loans”.—Journal of Documentation (London)36(3): 115 - 132,June.

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Leimkuhler, Ferdinand F. and Michael D. Cooper (1971). “Analytical models for library planning”.—Journal of the American Society for Information Science (Washington)22(6): 390 - 398, November - December. Puchet Anyul, Martín (1993). “Aspectos discursivos y didácticos de las relaciones entre matemáticas y Ciencias Sociales”.—Revista Mexicana de Sociología (México)55(4): 101 - 120, octubre - diciembre. Ranganathan, S.R. (1969). “Librametry and its scope, pp. 285 - 301”. 7th Documentation Research Training Centre Annual Seminar 1.—Bangalore: DTRC,1969. Redon do Botella, Luisa (1990). La matematización del conocimiento de la totalidad social .—La Habana: Ciencias Sociales.—210 h. (No impreso). Sengupta, I.N. (1992). “Bibliometrics, Informetrics, Scientometrics and Librametrics: An overview”.—Libri (Copenhagen, Denmark)42(2): 75 - 98. Setién Quesada, Emilio (1991). “Estado de desarrollo de las bibliotecas públicas cubanas: Condiciones para la modelación matemática de su actividad”.—Investigación Bibliotecológica (México)5(11):24 - 32, julio - diciembre. – –. (1995). “Modelo de comportamiento de las bibliotecas públicas cubanas y su índice representativo”.—Investigación Bibliotecológica (México)9(19):12 - 16, julio - diciembre. Trueswell, Richard L. (1969). “Some behavorial patterns of library users: The 80 / 20 rule”.—Wilson Library Bulletin (New York) 43(43): 458 - 451, January.

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CONCEPTOS MÉTRICOS EN LAS DISCIPLINAS BIBLIOTECO-INFORMATIVAS

EMILIO SETIÉN QUESADA

SALVADOR GORBEA PORTAL Introducción Los conceptos métricos en disciplinas biblioteco-informativas tienen una larga historia en la literatura de la especialidad. Han sido tratados y definidos, entre otros, por S. R. Ranganathan (1). A. Pritchard (2), O. Nacke (3) y M. Morales (4), en esta y otras obras se reconoce que los conceptos métricos biblioteco-informativos surgen como resultado de la matematización de las disciplinas biblioteco-informativas, mediante la aplicación de métodos y modelos matemáticos en forma reproductiva a los objetos de estudio de esas disciplinas. Sin embargo, en las obras mencionadas no se hacen explícitos los rasgos esenciales que diferencian a dichos objetos de estudio; no se aclaran, por tanto, los límites y puntos tangenciales de las disciplinas que los estudian y, consecuentemente, no se puede inferir las vías del proceso de matematización en cada una de ellas. Este trabajo se propone exponer algunos criterios que permitan interpretar metodológicamente los conceptos “bibliometría”, “informetría” y “bibliotecometría”, como conceptos relacionados con los aspectos métricos de las actividades biblioteco-informativas estudiados por la Bibliografología, la Ciencia de la Información y la Bibliotecología. Disciplinas Biblioteco-informativas (5) La Bibliografología, la Ciencia de la Información y la Bibliotecología se definen como disciplinas particulares de las ciencias sociales, eminentemente clasistas y partidistas, en tanto aplican el método materialista dialéctico al estudio de las propiedades, la esencia, las leyes, los principios, la estructura, el contenido, la forma, los objetivos y el carácter de las actividades bibliográfica, científico informativa y bibliotecaria respectivamente. La conformación de las disciplinas biblioteco-informativas, concebidas en los términos precedentes, sólo fue posible después del triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre, cuando surgió la necesidad de nuevos enfoques teóricos acordes con las funciones destinadas a satisfacer las demandas informativas de la sociedad naciente. Tienen su fundamento en el pensamiento leninista. A la definición casi general ofrecida en el párrafo anterior deben añadirse algunas particularidades. La Bibliografía es la rama del conocimiento que elabora los métodos y medios del trabajo bibliográfico, la ciencia social que trata sobre la estructura y propiedades de la información bibliográfica, las regularidades de los procesos de su creación, difusión y utilización. Aunque la palabra "bibliografía" se utiliza con frecuencia para designar esta rama del saber, en

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la mayoría de los casos se comprende bajo este término el resultado del trabajo bibliográfico. Este fenómeno polisémico es contrario a las exigencias del lenguaje científico. Para resolverlo, algunos autores designan a la disciplina que estudia la actividad bibliográfica como Teoría de la Bibliografía o Ciencia Bibliográfica. Otros prefieren denominarla Bibliografología, aunque existen quienes se oponen a esta práctica, porque no es generalizada. No obstante, en este trabajo se utiliza esa última denominación porque evita la polisemia, permite una formulación sintética de la disciplina (un solo vocablo) y responde etimológicamente al sentido que esta tiene: ciencia (logos) de la descripción (graphein) de los libros (biblion). La estructura de la Bibliografología incluye especialidades tales como las siguientes: Teoría de la Bibliografía Bibliografía general Historia de la actividad bibliográfica Organización de la actividad bibliográfica Bibliografía especializada Bibliografía recomendada Fuentes bibliográficas Metódica de la compilación bibliográfica Bibliometría.

La Ciencia de la Información es la disciplina que estudia la estructura y cualidades generales (no el contenido) de la información conocimiento. Investiga las leyes objetivas y regularidades del sistema de comunicación social que tiene por contenido esa información (la actividad científico-informática), así como los procesos de su generación, registro, trasmisión, obtención, transformación lógica y utilización, con el objetivo de crear sistemas capaces de proporcionar a cada etapa del trabajo creador la información necesaria en la forma y cantidades adecuadas. Es la más joven de las tres disciplinas estudiadas. Su proceso de formación y desarrollo, y las múltiples relaciones que se establecen entre ella y otras disciplinas científicas, especialmente las disciplinas tecnológicas, conducen a la identificación de una organización basada, hasta el presente, en especialidades que surgen de los puntos de contacto con otras disciplinas:

Problemas generales y Teoría de la Ciencia de la Información; Tecnología de la información; Psicología de la información; Lingüística documentaria; Dirección y economía de la información; Sociología de la información; Servicios de información; Pedagogía de la información. Formación profesional y formación y

educación de usuarios; Informetría. La Bibliotecología socialista elabora las bases teóricas del uso social del fondo bibliotecario. Su problema teórico fundamental es la investigación de

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las leyes de la actividad bibliotecaria como campo de la actividad ideológica, cultural-educativa y científico-informativa, que satisface las demandas de documentos por parte de la población, a través de las bibliotecas. Su estructura comprende las especialidades siguientes: - Bibliotecología general; - Fondos bibliotecarios; - Catálogos bibliotecarios; - Trabajo con los lectores; - Biblioteconomía; - Bibliotecografía; - Tecnología bibliotecaria; - Pedagogía bibliotecaria; - Psicología bibliotecaria; - Sociología de la lectura; - Bibliotecometría.

Las especialidades métricas biblioteco-informativas La Bibliometría, definida en 1969 por Alan Pritchard (2), consiste, según la concepción que ahora se sustenta, en la aplicación de métodos y modelos matemáticos al estudio de los fenómenos propios de la actividad bibliográfica con el fin de determinar el comportamiento de los componentes que integran esa actividad. Comprende, asimismo, el análisis de los registros que se producen en ella y de las relaciones existentes entre las partes de esos registros, con el objetivo de reflejar la estructura de los repertorios bibliográficos y las tendencias que se producen en las esferas del conocimiento reflejados en tales repertorios. Los métodos bibliométricos relacionados con el análisis de los registros bibliográficos son de dos clases: la que corresponde al estudio de las referencias bibliográficas como tales y la que se destina al análisis de las referencias utilizadas como citas. En el primer caso se estudian las referencias propiamente a partir de sus variables y apoyado fundamentalmente en los tipos de análisis cuantitativo y cualitativo, propuestos por G. P. Zacutina y V. K. Priyenikova en su metodología para el análisis de los flujos de información documentaria (6). Estos tipos de análisis revelan el comportamiento de las características del flujo de información documentaria en una temática determinada, según las variables seleccionadas. En el segundo caso, han de relacionarse las referencias con los autores y fuente donde aparecen citados y, metodológicamente, se utiliza el tipo de análisis de la comunicación científica, el tercer tipo propuesto por las autoras antes señaladas en su obra. Con este análisis se obtienen resultados que corresponden al punto tangencial de la Bibliografología con la Ciencia de la Información, puesto que los estudios sobre comunicación científica pertenecen a esta última. Las variables bibliométricas se dividen en dos grupos las que se refieren a la actividad bibliográfica en general y las que se refieren a sus productos.

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Estas últimas son las de uso más generalizado. Se emplean comúnmente como punto de partida de los estudios de las tendencias presente en los flujos de información documentaria. En esos estudios se emplean como variables la mayoría de los elementos que integran el asiento bibliográfico: autores, lugar y fecha de publicación, editor, temática. Se emplean también otros elementos que pueden inferirse de los registros: tipo y cantidad de autores, tipo de documento, idioma de publicación. Estas variables se utilizan para determinar tendencias en la producción de documentos sobre una rama dada del conocimiento, mediante la identificación de autores, entidades, lugares y temáticas más productivos en distintos períodos; tipología de los documentos, nexos informativos. Todo componente del asiento bibliográfico puede ser utilizado como variable bibliométrica. Su empleo está determinado por las características del repertorio que se utiliza y por los objetivos de la investigación. Entre las variables bibliométricas que se refieren a la actividad bibliográfica como un todo, se encuentran las que permiten describir la esencia de esa actividad y que representan a los elementos que se identifican mediante el análisis de la contradicción fundamental que determina su desarrollo. La contradicción fundamental de la actividad bibliográfica se presenta entre los repertorios bibliográficos y la demanda de información sobre documentos. Los repertorios bibliográficos constituyen la expresión de los criterios que tienen los bibliográficos sobre el contenido y la estructura que deben adoptar esos repertorios. La demanda de información sobre documentos expresa los intereses informativos de los usuarios. La información bibliográfica que se ofrece contribuye a la definición más precisa de esos intereses. Es, precisamente, a través de la información bibliográfica que se establecen los nexos entre los criterios de los bibliógrafos y los intereses de los usuarios. Los criterios de los bibliógrafos y los intereses de información bibliográfica de los usuarios están influidos por las características del ciclo de circulación social de los documentos. En ellos influyen especialmente las características de la etapa correspondiente a la creación de documentos de ese ciclo, puesto que la actividad bibliográfica, en sentido amplio, comprende también los documentos que no han sido publicados ni difundidos, como son los de archivo. Por tanto, las etapas de producción y difusión del ciclo de circulación social del documento sólo determinan parcialmente en esta actividad, aunque con mucho peso, puesto que la mayoría de las bibliografías se compilan a partir de documentos publicados. El comportamiento de la contradicción fundamental de la actividad bibliográfica está determinado, en última instancia, por las condiciones económicas, políticas, históricas y culturales que prevalecen en la sociedad. La descripción presentada anteriormente permite identificar, como elementos esenciales, los que se designan por las variables siguientes:

- Bibliógrafos - Repertorios bibliográficos - Información bibliográfica - Usuarios de la información bibliográfica.

Todos esos elementos son susceptibles de medición (cantidades de bibliógrafos, de registro que integran los repertorios bibliográficos, de

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referencias bibliográficas ofrecidas, de usuarios que reciben esas referencias). A partir de ellas pueden estimarse promedios, o sea, valores representativos del conjunto de datos que expresan la utilidad de los repertorios bibliográficos, los hábitos de los usuarios de la información bibliográfica, la productividad de los bibliógrafos en relación con la información que se brinda, con los usuarios que la obtienen y con el volumen de registros bibliográficos que se generan (5). La Informetría, definida por O. Nake en 1979 (3), consiste, de acuerdo con la metodología utilizada en este trabajo, en la aplicación de métodos y modelos matemáticos al estudio de los fenómenos propios de la actividad científico-informativa con el fin de determinar la estructura y propiedades (no el contenido) de la información-conocimiento, mediante la definición de las regularidades de los procesos de comunicación de esa información. Al estudio de tal comunicación está asociado el método de análisis de citas, universalmente conocido y utilizado. Constituye la herramienta fundamental del mayor sistema de citación de las ciencias cuyos productos, el Science Citation Index y el Social Science Citation Index, entre ellos, son, con sus ventajas y desventajas, repertorios muy utilizados en este tipo de estudios. Sirven para obtener resultados sobre los nexos y relaciones que se dan entre autores, instituciones, países, temáticas, entidades editoras, etc., en el tiempo y en el espacio, así como la intensidad de esas relaciones. Unido a otros métodos y modelos matemáticos y estadísticos permite determinar los llamados colegios invisibles y la mapificación de la ciencia en una rama dada del conocimiento. S. D. Khaitun, citado por Morales y otros (7), aboga por la integración de las dos clases de métodos bibliométricos descritos en este trabajo, así como de los tipos de análisis del flujo de información documentaria propuesto por G. P. Zacutina y V. K. Priyenikova, mencionados en la sección anterior. Denomina a esa integración análisis sistémico estructural del flujo de información documentario. Este análisis permite el estudio integral del flujo de información documentaria, así como de la intensidad en el tiempo y el espacio de las interrelaciones de los elementos estructurales que integran el flujo. La concepción de Khaitun corrobora la idea expuesta en párrafos anteriores sobre el punto tangencial de la bibliografología y la ciencia de la información, en la esfera de los estudios métricos. Son informétricos también los métodos que se emplean en la medición de las variables que se utilizan en la aplicación de las categorías propias del análisis de contenido. Dada la coincidencia del análisis de contenido con las peculiaridades del procesamiento analítico-sintético que llevan a cabo los informadores, los métodos informétricos de este tipo son de interés común para las Ciencias de la Información y para cualquier otra disciplina que emplee el análisis de contenido. Entre las variables que emplean los métodos informétricos deberían considerarse aquellos que representan a los elementos esenciales de la

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actividad científico-informativa y que se identifican en el desarrollo sujeto a ley de esta actividad. La contradicción fundamental de la actividad científico-informativa es la que se produce entre la información lógica obtenida por los informadores (investigadores) durante el procesamiento analítico sintético de los documentos y las demandas de información no contenida en ellos, ni en su organización. Esa demanda la presentan los investigadores teóricos, experimentales y de campo, los creadores, dirigentes y profesores. Ambos polos de la contradicción están condicionados por las necesidades del proceso científico investigativo y por el carácter del problema a solucionar por ese proceso, de acuerdo con las exigencias del desarrollo económico y social. En la descripción anterior se ponen de manifiesto, como elementos esenciales, los que se pueden presentar por las variables: - Informadores - Información lógica - Usuarios de la información lógica (5).

La Bibliotecometría, es definida por Morales (4) en 1988, como una alternativa del concepto de Bibliometría. Este autor reúne en esta especialidad los estudios métricos sobre las leyes específicas de los libros en general y de la actividad bibliotecaria, con lo que se solapan los contenidos de distintas disciplinas biblioteco-informativas. La bibliotecometría consiste, según el análisis que ahora se presenta, en la aplicación de métodos y modelos matemáticos al estudio de los fenómenos propios de la actividad bibliotecaria, con el fin de caracterizar el comportamiento de los componentes que integran esa actividad y las tendencias que se presentan en el uso de las bibliotecas y sus fondos. Las variables de la bibliotecometría se dividen en dos grupos. El primero de ellos incluye las variables destinadas a caracterizar el comportamiento de los componentes que integran la actividad bibliotecaria. Entre esas variables se encuentran las que permiten describir la esencia de dicha actividad y que representan a los elementos esenciales que se identifican mediante el análisis de la contradicción fundamental que determina su desarrollo. En el caso de la actividad bibliotecaria, la contradicción fundamental es la que se establece entre el fondo bibliotecario y la demanda, por parte de los lectores, de documentos propios del fondo bibliotecario. Esos elementos son la expresión de los criterios en que se basan los bibliotecarios para formar fondos, y para orientar su uso, y de los criterios en que se basan los lectores para seleccionar los documentos del fondo que utilizan. Ambos criterios se ponen de manifiesto en las bibliotecas y se relacionan a través del préstamo de los documentos. Se conforman de acuerdo con las características concretas del ciclo de circulación social de los documentos propios de la actividad (creación-producción-distribución-uso), bajo la acción del complejo

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de factores sociales que motivan ese uso: vida familiar, sistema de educación; vida laboral; actuación de las organizaciones políticas, sociales y de masas y de las instituciones culturales; influencia de los medios de información masiva. Todos estos factores actúan en consonancia con las condiciones económicas, políticas, históricas y culturales que prevalecen en la sociedad. En esa descripción se identifican como variables: - Los bibliotecarios - El fondo bibliotecario - Los préstamos - Los lectores de las bibliotecas

Que pueden ser:

- Lectores que utilizan el fondo - Lectores que están inscritos en las bibliotecas - Lectores potenciales.

Todos esos elementos son susceptibles de medición. A partir de ellos pueden estimarse promedios, o sea, valores representativos del conjunto de datos que expresan la utilidad del fondo bibliotecario, los hábitos de los lectores en el uso de ese fondo y la disponibilidad social de éste; permiten estimar, asimismo, frecuencias relativas, proporciones, que indican el grado de participación de la comunidad en la actividad bibliotecaria (8). El segundo grupo de variables propias de los métodos bibliométricos corresponde a las que permiten caracterizar tendencias en el uso de las bibliotecas y sus fondos. Estas variables comprenden las que corresponden a la descripción de documentos, esto es, las que reflejan las existencias del fondo bibliotecario, los préstamos y la desiderata en términos de uno o varios de los elementos del asiento bibliográfico (autor, lugar y fecha de publicación, editor, temática) y aquellas que reflejan la composición de los lectores según los datos socio demográficos de sexo, edad, escolaridad, ocupación. Comprende, asimismo, variables que permiten representar la composición de los lectores según los objetivos que se proponen con la lectura: docencia, investigación, producción o servicios, dirección estudio o superación, recreación, información general, y las que permiten reflejar esa composición según las relaciones que se mantienen con lo leído: pasivas, activas, creadoras. Permiten estudiar las tendencias en la composición de las obras que se leen, la de los lectores y la de los fines de lectura, así como el entrelazamiento de esas tendencias. Permiten identificar, asimismo, el grado de correlación entre el fondo bibliotecario y la demanda satisfecha con los préstamos y la correlación entre los lectores reales y los lectores potenciales de las bibliotecas. Consideraciones finales De lo expuesto en las páginas anteriores, se infiere que el estudio de los fenómenos biblioteco-informativos puede enfocarse desde dos puntos de vista. El que se refiere a los documentos como objeto común de trabajo de las actividades biblioteco-

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informativas, el que se refiere al comportamiento de cada una de esas actividades, específicamente. El primero se basa en variables que se relacionan con la descripción de los documentos. Son variables de uso común por las disciplinas biblioteco-informativas, pero que se emplean por ellas con fines distintos. El segundo se basa en las variables que representan a los elementos esenciales de cada actividad, según se identifican en el comportamiento de la contradicción fundamental que determina su desarrollo. Las variables que se relacionan con la descripción de los documentos se emplean por la Bibliografología para el estudio de las regularidades que se presentan en la producción de documentos, según se refleja en los repertorios bibliográficos. La Ciencia de la Información emplea esas variables para estudiar las regularidades de la información-conocimiento contenida en los documentos que se recogen en dichos repertorios. La Bibliotecología las emplea para estudiar las regularidades que se presentan en el uso del fondo bibliotecario. La última relación que existe entre el producto de la actividad bibliográfica (los repertorios) y las generalizaciones de la Ciencia de la Información sobre las regularidades de la información-conocimiento, así como la incidencia de esas generalizaciones en el perfeccionamiento de los repertorios bibliográficos, uno de los objetivos de la Bibliografología, constituye para algunos una interrogante metodológica. Se cuestionan si los estudios sobre los flujos de información documentaria constituyen contenidos de la Ciencia de la Información y de su especialidad, la Informetría o si lo son de la Bibliografología y su especialidad, la Bibliometría. A la luz del proceso de desarrollo de las ciencias, definido por Federico Engels en Dialéctica de la Naturaleza, donde este autor señala la importancia de los puntos tangenciales entre disciplinas científicas como puntos de los que se pueden esperar los mejores resultados del desarrollo científico, es posible pensar que la inclusión de los estudios sobre flujos de información documentaria en una u otra de las disciplinas mencionadas, de forma absoluta, puede constituir un freno para el desarrollo de las ciencias biblioteco-informativas. Es aconsejable situarlos, entonces, en el punto tangencial de la Bibliografología y las Ciencias de la Información. Consecuentemente, los estudios métricos sobre los flujos de información documentaria integran componentes de la Bibliometría y de la Informetría. Las variables que representan a los elementos esenciales de cada actividad bilioteco-informativa, según se identifican en el desarrollo de su contradicción fundamental, permiten identificar las tendencias y regularidades que se presentan en el comportamiento de cada una de esas actividades. Los estudios bibliotecométricos se caracterizan porque en ellos se emplean variables que reflejan peculiaridades de los documentos y de los lectores de esos documentos. Este último aspecto no se contempla en los estudios bibliométricos e informétricos. El cuadro que se presenta a continuación sintetiza las ideas expuestas en este trabajo y refleja la unidad y la diversidad de los conceptos métricos aplicados en las disciplinas biblioteco-informativas.

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Esquema estructural de los conceptos métricos en disciplinas biblioteco-informativas Bibliografología

(BIBLIOMETRÍA) Ciencia de laInformación

Bibliotecología

(INFORMETRÍA) (BIBLIOMETRÍA)

1 Variablesrelaciones con el documento

autores, lugar, editor, fuente, tipo de autor, tipo de documento, idioma, fecha

Nexos informativos <-> Comunicación científica = Obsolescencia

Correspondencia fondo - demanda Correspondencia lector real - lector potencial

USO

Producción Productividad Tipología

Crecimiento exponencial Concentración - dispersión Distribución

PRODUCCIÓN

Identifican

FLUJO DE INFORMACIÓN DOCUMENTARIA

Variable relacionadas con elementos esenciales

Bibliógrafo Repertorio bibliográfico Información bibliográfica Usuario de informaciónbibliográfica

Usuario de la información lógica

Informador Información lógica

Bibliotecario Fondo bibliotecarioPréstamo Lectores

2

Identifican Comportamiento de laactividad bibliográfica

Comportamiento de la actividad científico-informativa

Comportamiento de la actividad bibliotecaria

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Otras variables

Propias del análisis de contenido

3

Identifican Información lógica

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BIBLIOMETRÍA Y CIENCIAS SOCIALES

Mª CRUZ RUBIO LINIERS.

En 1969 Alan Pritchard1 fué el primero que definió el término Bibliometría como la aplicación de los métodos estadísticos y matemáticos dispuestos para definir los procesos de la comunicación escrita y la naturaleza y el desarrollo de las disciplinas científicas mediante técnicas de recuento y análisis de dicha comunicación. El tratamiento y manejo de la literatura científica por medios cuantitativos de recuento y análisis sirve no solo para analizar el volumen de publicaciones, la productividad de autores, revistas ó materias, sino también en un sentido más amplio, para el conocimiento de los procesos y la naturaleza de las Ciencias, para el que a partir de 1960 comienza a acuñarse el término Cienciometría ó Ciencia de la Ciencia.

A través de la Bibliometría es posible ver la actividad, estructura y evolución de una ciencia, cuantificar sus resultados y aplicarlos en campos como la Biblioteconomía, la Historia de las disciplinas, la sociología de las ciencias o la política científica.

La bibliometría puede dividirse en dos áreas: descriptiva, que trata de aspectos puramente cuantitativos, como distribución geográfica, documental, temática y su productividad y evaluativa, que añade a la primera estudios de evaluación de la actividad científica. Esta segunda implica técnicas estadísticas y programas informáticos de mayor complejidad, teniendo que manejarse sus resultados con cuidado, sobre todo en las Ciencias Sociales, donde factores sociales, económicos y políticos actúan sobre los indicadores bibliométricos, desviando sus resultados.

Los indicadores bibliométricos

Un indicador es un parámetro que se utiliza para evaluar cualquier actividad. Los resultados de las investigaciones de cualquier disciplina se transmiten en forma de publicaciones: libros, revistas, tesis doctorales, Actas de Congresos, informes etc. El tipo de publicaciones utilizadas para la comunicación entre especialistas, varía en las distintas ciencias. Mientras que en las llamadas Ciencias Puras el 80% se transmite a través de revistas, en las Ciencias Sociales y Humanas, predominan las monografías y compilaciones (del 50% al 80% según las áreas).

Las posibilidades de aplicación de los indicadores bibliométricos están en relación directa con la informatización de los documentos y las ventajas ofrecidas por las Bases de Datos. Es necesario que dichas bases recojan adecuadamente la información, una de las razones por las que dichas técnicas han sido muy poco utilizadas en las Ciencias Sociales. Dadas las características más universales de las Ciencias "duras", su literatura se encuentra mucho mejor controlada en Bases de Datos internacionales de fácil acceso actualmente. El carácter menos

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internacional y más localista de los estudios sociales han contribuido a la dispersión de sus publicaciones, lo que dificulta cualquier análisis e impide conseguir óptimos resultados.

Otro problema reside en la falta de formación de los especialistas en Ciencias Sociales en matemáticas o estadística, lo que les ha hecho dar la espalda a estas técnicas, aduciendo los problemas de su aplicación e incluso manteniendo la imposibilidad de su uso en razón a las peculiaridades epistemológicas o metodológicas de determinadas ciencias como la Historia.

Sin embargo están claros los avances conseguidos a partir de métodos cuantitativos en el ámbito de las investigaciones históricas. La demografía histórica, la historia económica o la prosopografía son claro ejemplo de ello. No parece coherente excluir del tratamiento estadístico una disciplina social, tan "cualitativa" o "cuantitativa" en el ámbito de sus publicaciones como la economía, la educación o la sociología. El problema está en la forma de utilización de dichas técnicas bibliométricas, cuyas deficiencias, ya denunciadas desde áreas como la medicina ó la física para realizar análisis "cualitativos" están siendo en muchos casos, si no superados totalmente, sí mejorados por nuevas técnicas de análisis y nuevos indicadores gracias a las bases de datos relacionales.

Incluso un tema tan "cualitativo" e individual como el suicidio fue tratado por Durkheim a partir de técnicas estadísticas. La falta de control de las variables o la mala aplicación de los indicadores no es razón para invalidar un método reconocido y aplicado universalmente. Además la cuantificación no excluye otro tipo de análisis y una correcta interpretación de los resultados.

El objeto de estudio de la Bibliometría, ya lo hemos dicho, es similar para cualquier ciencia: los productos del pensamiento representados físicamente en los documentos, es decir, el conocimiento intelectual apoyado en soporte material (libros, revistas etc.). La posibilidad o no de contabilizar su producción, de evaluar la actividad investigadora o de realizar el "mapa" de una disciplina, es similar para todas las Ciencias.

Los indicadores sociales, políticos o económicos que afectan su valor están más allá de la simple productividad en todas ellas, siendo necesario un tipo de análisis ponderativo. La calidad científica es difícilmente objetivable, siendo los propios "colegas" o expertos los más idóneos para valorarla. Por supuesto, con los inconvenientes de parcialidad (simpatías, relaciones personales etc.)

Las bases de datos y el análisis bibliométrico

Las Bases de datos bibliográficas, tanto en línea como en CD-ROM, constituyen una de las principales fuentes de información sobre las publicaciones. Las ventajas que aportan dichas Bases de Datos para la elaboración de estudios bibliométricos son las siguientes:

• Su gran capacidad de almacenamiento lo que permite actuar sobre grandes unidades de datos en cantidad suficiente para una evaluación correcta.

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• La estructura y organización de los datos en campos normalizados posibilita la presentación homogénea de las referencias bibliográficas. El gran número de campos posibles: autores, titulo, editorial, nombre de revista, año de publicación, lugar de trabajo del autor, clasificación, descriptores o resumen, permite una gran variedad de elementos de recuperación e índices sobre los que aplicar los parámetros o indicadores con suficientes garantías de fiabilidad.

Antes de utilizar una Base de Datos para realizar un estudio bibliométrico hay que analizar su cobertura temática, geográfica y documental, sus criterios de indización etc. Cuanto mayor homogenenidad tenga mejores serán los resultados. Podemos encontrarnos con falta de uniformidad en los siguientes aspectos:

• Variedad documental (libros y revistas) • Lagunas en determinados campos .Por ejemplo, lugar de trabajo del autor • Errores o distintos niveles de especificidad en clasificación y análisis

Las dificultades se acentúan cuando debemos manejar varias Bases de Datos con distinto nivel de tratamiento formal y de contenido. Además hay disciplinas como la Historia que por su carácter interdisciplinar requiere la consulta a muchas y variadas Bases, ya que existe un gran número de trabajos diseminados en publicaciones periódicas no específicas o de ámbito local.

Los indicadores, afirman algunos autores, solo son aplicables a aquellas fuentes que sean un buen reflejo de la actividad del área. Hay revistas de Ciencias Sociales de tipo divulgativo y trabajos coyunturales, de escaso nivel científico, que podrían tergiversar, de no ser contrastados, la realidad de una disciplina.

Veamos cuales son los principales indicadores bibliométricos para medir la literatura científica:

Productividad de las publicaciones

Los tipos básicos de publicaciones son:

1. No periódicas. Libros: Monografías, compilaciones y folletos 2. Periódicas : Revistas y series 3. Literatura "gris": Trabajos no publicados o de circulación limitada como tesis

doctorales, actas de Congresos, informes etc.

La publicación de la literatura científica en unos y otros depende, como ya hemos dicho, de las disciplinas. En Ciencias Sociales el libro, y sobre todo la literatura gris, como Actas de Congresos, tienen aún mayor importancia que las revistas, y esto se acentúa en la Historia. Las razones fundamentales pueden ser:

• Baja obsolescencia de dicha disciplina, es decir, un alto período de tiempo en que las publicaciones históricas son consultadas y citadas, por lo que no es necesario el uso de vías de comunicación más ágiles y puntuales como las revistas.

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• La tradición historiográfica valora científicamente en mayor medida el libro, considerando el artículo de revista como una aproximación o introducción a temas que serán desarrollados y profundizados en publicaciones monográficas. No olvidemos sin embargo el caracter social de este tipo de documentos, la posibilidad de muchos historiadores no "consagrados" de publicar sus investigaciones, fuera de las vías editoriales tan inaccesibles para aquellos que empiezan.

• Es cierto que muchas de las revistas donde publican los historiadores en

nuestro país, son de baja calidad, tanto por su falta de normalización internacional, como por la escasa difusión y el carácter divulgativo de muchas de ellas. Sin embargo conviene recordar el importante papel que grandes y buenas revistas han jugado en la historiografía contemporánea. Sólo dos ejemplos :Annales para la historiografía francesa o Quaderni Storici para la italiana.

Uno de los indicadores más utlizados en el análisis bibliométrico de revistas

es el de la distribución de revistas por temas, a partir de la aplicación de la ley de la dispersión de Bradford2 ,que permite además planificar racionalmente las políticas de adquisiciones. Los artículos sobre un tema se concentran en un número reducido de revistas y el resto en un serie más amplia de ellas, muchas sin conexión directa con la disciplina. Esta realidad está suficientemente demostrada en las Ciencias Sociales y sobre todo en Historia Contemporánea (La investigación sobre el franqusismo). Bradford distribuyó las revistas en zonas concéntricas descendentes en producción sobre una materia,a partir de un pequeño núcleo de revistas muy productivas. Se observaría que cada zona o grupo incluiría el mismo número de artículos que el núcleo, distribuídos en mayor número de revistas.

Respecto al aumento de la producción científica, Price3 formuló una ley según

la cual el crecimiento de la ciencia es exponencial, siendo su ritmo más rápido que la mayoría de los fenómenos sociales. Mientras que la población se duplica cada 50 años, la literatura científica se convierte en el doble en 10 años. Como consecuencia de este crecimiento Price habla de la "contemporaneidad" de la Ciencia, lo que significa que el 87% de los científicos de todos los tiempos están vivos. Las críticas a Price postulan la existencia de un límite de saturación por razones socioeconomicas, políticas o culturales, que por otra parte aún no se vislumbra. Han cambiado muchos hábitos de publicación como la tendencia a la multidisciplinariedad o el aumento de colaboraciones, pero el crecimiento desmesurado de las publicaciones lleva a los responsables en política cientifica a realizar inversiones para "evaluar" y seleccionar toda esta litaratura.

El aumento de publicaciones es claro en cualquiera de las Ciencias Sociales, pero a la hora de evaluar una línea ascendente o descendente por años hay que tener en cuenta factores puntuales tales como modas historiógraficas o celebración de centenarios y conmemoraciones. La aparición y desaparición de títulos de revistas, tan sujetas en Ciencias Sociales a problemas económicos, desvirtúan en años el volumen de la producción científica.

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Productividad de los autores

Se mide a través del número de publicaciones producidas por un investigador, grupo de investigación, institución editora o país en un período de tiempo.

Los estudios de productividad por autores han sido investigados por Lotka4 y dan como resultado la existencia de un pequeño grupo de personas muy productivas al lado de un gran número que apenas publican.

Respecto a esto convendría hacer algunas matizaciones:

Entre los autores más productivos no todos tienen la misma consideración científica. Está claro que productividad no significa calidad. Es significativo incluso el hecho de que especialistas de renombre tengan muy escasa producción. Entrarían aquí factores de reconocimiento docente o profesional, ajenos a la Bibliometría.

Y conviene seguir relativizando, pues el "silencio" se debe en muchos casos a factores sociales y políticos externos a la valía intelectual. La existencia de grupos editoriales, revistas con una determinada línea historiográfica, consejos de redacción o grupos profesionales y universitarios vetan o acaparan el acceso a determinados medios de publicación.

Existe por otra parte en la sociedad actual una carrera desenfrenada por el "curriculum" que obliga a publicar sin tener que decir, a publicar oportunamente (centenarios, modas), a "publicar o morir"

Un estudio elaborado por Zuckerman5 sobre los premios Nobel dice que el 5.9% de sus trabajos fueron realizados antes de recibir el Nobel y el 2,9 seis años después. A través de las Bases de datos se puede comprobar la "vida productiva" de un autor, así como su "consideración" en la comunidad científica desde sus publicaciones en revistas de tipo local a su "consagración" en monografías de amplia tirada.

A través de la co-autoría de las publicaciones es posible también analizar el grado de colaboración de los autores. La tendencia general es el aumento de publicaciones de varios autores en revistas, aunque el porcentaje para Ciencias Sociales es muy inferior que en Ciencia y tecnología. Un trabajo referido a seis años de publicaciones en el ámbito universitario6 español da una tasa global de co-autoría en Ciencias Sociales del 0,39%, mientras que para las revistas españolas y en una temática concreta, el franquismo7, obtuvimos un porcentaje del 0,05%.

Además el índice de firmas/trabajo está en relación con cifras de apoyo estatal o privado y trabajos experimentales.Incluso se ha detectado mayor índice de colaboración entre los autores más productivos. El trabajo en colaboración es un indicador para detectar los llamados "colegios invisibles", grupos profesionales unidos por líneas de investigación, relaciones personales, de docencia etc.

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Productividad por instituciones editoras y lugares de edición

El estudio de las instituciones públicas o privadas responsables y su tipología (comerciales, gubernamentales, academicas etc.) permite obtener un panorama sobre los "circuitos" de edición en los que se mueve una disciplina, pudiéndose ver qué instituciones y en qué medida son las de mayor productividad. Este tipo de análisis han sido utilizados por los responsables de la política científica de nuestro país para considerar subvenciones a Universidades y Centros de Investigación8

Los lugares de publicación, además de mostrar áreas geográficas más prolíficas, ayudan en la observación de tendencias "centralistas" o de "regionalización" en la investigación de un país.

Respecto a tesinas y tesis el análisis de los datos nos aportan no sólo aquellas Universidades, Facultades o Departamentos más productivos, sino también las líneas de investigación de cada una de ellas. Universidades, Facultades y Departamentos más productivos, así como la observación de las líneas de investigación

Análisis de la producción por su temática

Uno de los aspectos más interesantes y al mismo tiempo de mayor dificultad en los análisis bibliométricos es el estudio de los temas y materias más o menos estudiadas en las distintas disciplinas. Ello permite descubrir la evolución de las corrientes investigadoras, y los aspectos de cada Ciencia que más o menos interesan a los especialistas.

Tres son los sistemas más utilizados para analizar las materias a través de las Bases de Datos:

1. A través de las palabras significativas de los títulos y el texto (resumen) 2. A partir de los descriptores 3. A partir de las clasificaciones 4. A partir de los resúmenes

Las Bases de Datos permiten realizar recuentos de palabras, eliminando los términos vacíos de contenido (artículos, preposiciones, conjunciones etc.) y analizar su frecuencia de aparición en títulos o incluso, cuando la Base de Datos los recoge, en los resúmenes. Técnicas más avanzadas, algunas en estudio, permiten análisis de co-ocurrencias, es decir, la frecuencia de aparición de unos términos junto a otros e incluso su valoración sintáctica o semántica.

En Ciencias Sociales los títulos en muchos casos no tienen correspondencia con el contenido, utilizándose a veces títulos sugestivos o impactantes, por razones generalmente comerciales.

Esto produce gran cantidad de información vacía de contenido o errónea, que desvirtúa las conclusiones.

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La utilización de los descriptores,-conceptos que responden al contenido,-como indicador de temática, es a veces criticada por la carga de subjetividad que puede acarrear al ser consecuencia de la interpretación del indizador. No es tanta si se cuenta con un vocabulario controlado o tesauro y desde luego con la misma subjetividad se enfrenta un historiador ante un texto histórico. En cualquier caso los resultados del análisis de los descriptores nos dan una posibilidades de profundización temática que no es posible a través únicamente del título.

El carácter más genérico y jerárquico de las clasificaciones son también un inconveniente para la citada profundización. Una clasificación debe además tener homogeneidad, especialidad y probada eficacia en recoger todos los temas que pretendemos analizar. Una clasificación establecida a priori del análisis debe ser revisada o modificada una vez introducida la información, por no ajustarse a las nuevas tendencias o líneas de investigación que puedan ir surgiendo y que por otra parte son tan interesantes de detectar.

En el recuento de descriptores se está también utilizando el "co-word analysis" o "analisis de co-palabras", consistente en la observación de aquellos términos de indización que aparecen juntos en los documentos y que establecen entre sí "clusters" o relaciones temáticas mutuas. El Centre de Sociologie de L'Innovation de París ha desarrollado un programa LEXINET, de indización automática por ordenador sobre el texto completo de los documentos. La utilización de estos sistemas "expertos" en análisis terminológico permite elaborar "mapas de la ciencia" y conocer a través de los términos la estructura y dinámica de las diversas disciplinas.

Los aspectos temáticos más estudiados por la Bibliometría son:

• Número de trabajos publicados sobre un tema • Evolución cronológica de una disciplina o subdisciplina • así como las "lagunas" (falta de información) o "riadas" (superabundancia

temàtica) • Tendencias y modas historiográficas detectables a partir de la aparición o

desaparición de determinados términos. • Interrelaciones de unas disciplinas con otras a través del uso de conceptos

comunes y "clusters" • La existencia de sinónimos de distinta aplicación segun la temática o la

designación de idénticos fenómenos con distintos términos según el área geográfica, la escuela historiográfica, o el paso del tiempo.

Análisis de citas, índices de impacto y "colegios invisibles"

El análisis de las citas que una publicación recibe de otras posteriores o de las referencias que una publicación hace de otras anteriores es otro de los indicadores más utlizados en Bibliometría a partir de los años 60.

Los análisis de citas suelen realizarse para medir la repercusión o impacto de una revista o de un autor. También ha sido utilizado para estudiar el grado de obsolescencia o envejecimento de la literatura científica, o través de las redes de

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citas conocer los llamados "colegios invisibles", grupos de profesionales o especialistas que se citan entre sí.

Un problema inseparable al crecimiento de la ciencia es el de la obsolescencia o envejecimiento de la literatura científica. Burton y Kebbler9 elaboraron el concepto de "vida media" o "semiperiodo", tiempo durante el cual fue publicada la mitad de la literatura activa circulante. La vida media puede interpretarse como la velocidad en que los documentos se vuelven obsoletos, es decir, dejan de tener impacto y difusión dientífica. Por ello, su medición se realiza a través de los años de publicación de la bibliografía citada en un momento dado. Se ha comprobado las diferencias tan acusadas que existen entre unas Ciencias y otras, desde 3,9 años de "vida media" para la Física, hasta 10 años en algunas Ciencias Sociales y Humanas, p.ej. la Historia, siendo tambien diferente este índice según las subáreas temáticas. Hay disciplinas con un gran número de citas de tipo "clásico" y otras muy actuales. Price elaboró un índice consistente en el porcentaje de referencias de menos de 5 años, que llegan al 50% en Ciencias duras y desciende al 20% o menos en las llamadas Ciencias del Espíritu.

Aunque Terradas y Lopez Piñeiro10 mantienen la misma obsolescencia en

libros que en revistas (para Medicina), está por comprobar si esto sucede en Ciencias Sociales como la Historia, donde las citas de revistas suelen constituir un núcleo más actual o puntero, frente al carácter "clásico" de las monografías. Lo que no es posible es la comparación entre disciplinas dada su variable obsolescencia.

Los análisis de impacto de revistas se miden hoy mediante el cociente de

citas que recibe una publicación y las referencias que emite en un período de tiempo11 . La longitud del período de tiempo varía según las disciplinas, siendo más valorable en general un impacto a largo plazo que significa más que una moda o la apertura de una línea de investigación, un reconocimiento permanente de la sociedad cientifica.

En los inicios Cole12 sugirió que el número de citas recibidas por un trabajo

implicaba la "calidad" del documento. Esto está hoy en entredicho desde el punto de vista de la sociología de la Ciencia, pues aunque la cita puede representar un reconocimiento al valor profesional existen una serie de condicionantes sociales, políticos y económicos que distorsionan y subjetivizan dichos índices.

La obtención del indicador de impacto a través de las revistas llevó a Garfield a crear en 1972 el Science Citation Abstracts, repertorio que se viene utilizando internacionalmente como baremo de la repercusión y difusión de la literatura científica. La escasa presencia de revistas no anglosajonas y en concreto españolas en el área de Ciencias Sociales hace arbitraria su aplicación indiscriminada en la evaluación de los especialistas de nuestro país.

Solo a partir de índices de citas que contemplen la realidad de cada país y cada disciplina, así como la totalidad de publicaciones periódicas se puede hacer una valoración fiable de su impacto y difusión.

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El mayor o menor número de citas por trabajo varía también enormemente según las Ciencias. En el estudio elaborado para Medicina13 se da como media 15 referencias por artículo de revista, mientras que en un reciente análisis realizado sobre la revista Trabajos de Prehistoria dicho porcentaje asciende a 38 citas por artículo. En cualquier caso, la dispersión es grande y de un 10% de los artículos (en Medicina) a un 7% (para Prehistoria) no tienen cita ninguna.

Dos factores que inciden de forma muy importante en los estudios de citas

son la vida media de las publicaciones según las disciplinas y la tipología documental citada. En cuanto a lo primero conviene resaltar la peculiaridad de los trabajos históricos con un gran número de referencias muy antiguas, aquellas que se refieren a las propias fuentes primarias de investigación, lo cual se acentúa en Historia moderna y contemporanea, y otro bloque que representan las citas a especialistas o "colegas",cuya obsolescencia es por supuesto menor y similar al resto de las Ciencias Sociales. Aunque existen muy pocos estudios de referencias en Historia, un trabajo publicado en 197214 sobre 7.000 articulos de Historia Inglesa daban un 25% de citas anteriores a 1800 para la Edad Moderna (fuentes primarias) y un 22% de trabajos publicados entre 1960 y 1970, último año recogido. Para Historia Contemporánea en cambio las publicaciones del XIX representaban el 48%, mientras que para 1960-70 las citas eran el 13,8%. Este mismo trabajo daba un 34% de monografías citadas frente a un 21% de revistas. En Química por el contrario se citan un 92,7% de artículos frente a un 5,2% de monografías.

Aunque no hay duda de que cualquier trabajo con citas se revaloriza, y que una publicación muy citada implica un impacto, hay factores y variables, aparte las diferencias disciplinares reseñadas, que pueden ser entre otros:

• La mayoría de los trabajos no suelen ser citados nunca o casi nunca. • Existe un fenómeno de "rebote" que hace que un trabajo citado, lo sea cada

vez con mayor frecuencia y un autor puede ser citado "de segunda mano" • Existen errores técnicos en el análisis de citas derivados de la Bases de

Datos: como la confusión de nombres de autores o formas diversas de presentación de un mismo autor, homónimias, obras en colaboración en las que se recoge un solo autor etc.

• El fenómeno de la auto-cita, aceptada como práctica habitual, no afecta según Garfield15 en gran medida los resultados.

• En cuanto a la tipología de las citas existe un núcleo que podemos considerar absolutamente relativas al tema, en las que más se advierten los "colegios científicos" y otro de citas "extrañas" al tema tratado y que suelen utilizarse en aspectos metodológicos o teóricos e incluso implican el desconocimiento o la ausencia de trabajos más pertinentes.

Por último, es posible descubrir "redes de citas" entre revistas que se citan

entre sí, así como el análisis de co-citas: dos documentos que son citados conjuntamente por un tercero. Ello nos permite analizar los llamados "colegios invisibles", término anglosajón recogido del primer Colegio Invisible histórico, la

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Royal Society de Londres a mediados del S.XVII. Las redes de citas han sido estudiadas por Price16 , interesando sobre todo a los sociólogos. Kaplan17 y Morton18 publicaron trabajos sobre citas para ver el comportamiento de la comunidad científica.

Crane19 realizó un interesante trabajo analizando los diferentes tipos de

relaciones entre los especialistas de un tema concreto: la sociología rural. Llegó a un modelo de "colegio invisible" que suponía una estrecha relación entre los científicos de la red y su productividad ocupando las posiciones centrales o "cabezas" del colegio los autores de más alta producción y "visibilidad", que actúan de receptores y difusores de la información. Las relaciones establecidas entre los componentes de un "colegio" implican además de una misma línea de investigación, relaciones jerárquicas maestro-discípulo (direccion de tesis o proyectos), institucionales, e incluso ideoólogicas o personales.

Los defensores del análisis de co-citas mantienen que estos "clusters" representarían la infraestructura intelectual y social de la ciencia, ofreciendo información sobre un campo o especialidad científica y el estado de la cuestión y del desarrollo actual e histórico de las Ciencias, con más eficacia que las fronteras disciplinares tradicionales.

En cualquier caso, al no existir una metodología clara y estando las técnicas en proceso de elaboración, la interpretación de los datos debe realizarse con sumo cuidado y siempre con conocimientos suficientes del área que se desea analizar, de sus grupos de expresión y de las carácterísticas de colaboración y difusión de esa Ciencia.

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1 Pritchard, Alan." Statiscal bibliography or Bibliometrics" en Journal of Documentation, 1969, vol.25, nº4, pp. 348-369

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3 Price, D.S. Little Science, Big Science. New York:Columbia University Press, 1963

4 Lotka, A.J."The frecuency Distribution of Scientific Productivity" en Journal of the Washington Academy of Sciences 1926,vol.26, nº317

5 Zuckerman, H. Scientific elite. Nobel laureates in the United States.London: Free Press, 1977

6 Villagrá Rubio, Angel."Scientific production of Spanish universities in the fields of Social Sciences and Language" en Scientometrics, 1992, vol.24, nº1, pp.3-19

7 Rubio Liniers, María Cruz y Ruiz Franco, Rosario. "La investigacion histórica sobre el franquismo: un análisis bibliométrico de las revistas españolas (1976-1992) (En prensa)

8 La produccion cientifica de la Universidad española en Ciencias Sociales y Humanidades. Madrid: Instituto de Información y Documentación en Ciencias Sociales. 1986-1987

9 Burton, R.E. y Kebler, R.W."The "half-life" of Some Scientific and Technical Literatures" en American Documentation 1960, Vol.11, pp. 18-22

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10 Terrada, M.L. y Lopez-Piñero,J.M.et al.,Indice de Citas e indicadores Bibliométricos de las Revistas Españolas de Medicina interna y sus especialidades. Barcelona:Inst.de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia, 1992

11 Este índice fué estudiado por Raising, L.M. "Mathematical evaluation of the Scientific serial" en Science, 1960, vol.131, pp.1417-1419 y Westbrook,J.H."Identifying significant Research" en Science, 1960, vol.132, pp.1229-1234

12 Cole, J.R. "Scientific output and recognition" en 13 Rerrada,M.L. y Lopez-Piñero, J.M. et alt. Op.cit.

14 JONES, Clyve, CHAPMAN, Michael y CARR, Pamela "The Characteristic of the literature used by Historians" en Journal Librarianship, 1972, Vol.4, nº 3,pp.137-156

15 GARFIELD, E. "Is citation Analysis a legitimitate evaluation tool? en Scientometrics, 1979, Vol.1, nº 4, pp.359-375

16 PRICE, D.J. "Networks of Sicentific Papers" en Science, 1965, nº 149,pp. 510-515

17 KAPLAN, N."The norms of citation behavior" en American Documantation, 1965, nº 16 pp. 179-184

18 MERTON, R.K. "Behavior Patterns of Scientifics" en The American Scholar, 1969, nº 38, pp.197-225

19 CRANE,D. "Social structure in a group of Scientits.A test of the "invisible College" hypotesis" en American Sociological Review, 1969, nº 34, pp. 335.352

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INDICADORES DE LA ACTIVIDAD CIENTÍFICA

JUDITH LICEA DE ARENAS ¿Debe medirse la actividad científica si es un producto del ingenio humano? En ciencia, así como en muchas otras actividades humanas, las presiones económicas están forzando a repensar las formas como se distribuyen las asignaciones presupuestales. La comunidad de políticas científicas, que incluye planificadores, investigadores en políticas para la ciencia y la tecnología, así como analistas ha enfocado su atención hacia el uso de indicadores del quehacer científico, entendiéndose por indicadores de la actividad científica las series de datos que dan respuesta a preguntas específicas sobre las condiciones o cambios del trabajo científico tanto en su estructura interna como en sus relaciones externas (1). En el pasado, los criterios utilizados para la asignación de fondos para la investigación se generaban al interior de cada disciplina y eran complementados con la evaluación por pares, pero cuando la selectividad en la distribución del presupuesto para la investigación se hizo más urgente debido a las transformaciones ocurridas al interior del propio sistema científico, el surgimiento de nuevas áreas de investigación y, especialmente, por los recortes y ajustes presupuestales de los últimos años es que otros métodos, además de la evaluación por pares, han tenido que buscarse. De esta manera, el interés por los indicadores de la actividad científica se basa en la idea de que los recursos tienen que utilizarse eficientemente. El movimiento de los indicadores se originó en la década de los treinta en los países del Primer Mundo, y se orientó hacia la construcción de indicadores económicos. Más tarde, la investigación científica, considerada una actividad social, comenzó a ser cuantificada, es decir, comenzaron a desarrollarse indicadores sociales. En México, por ejemplo, antes de 1982 la asignación de recursos para la investigación estaba basada, generalmente, en criterios internos, sujeta a un proceso de revisión por los pares, pero a partir de ese año, debido a la situación económica por la que ha atravesado el país, a menudo se ha tenido que recurrir a la selección de los protocolos o de los proyectos de investigación que deben ser apoyados. Hoy día, en que los fondos para la investigación todavía son escasos, deben establecerse normas para examinar periódica y sistemáticamente aquellas áreas de la investigación científica para determinar objetivamente qué proyectos justifican una inversión. Los errores de distribución presupuestal o atribuibles al “efecto Mateo” (2) apoyo a científicos, grupos de investigación o instituciones ya eminentes se reducirían a un mínimo si las anécdotas son reemplazadas por técnicas de medición y de evaluación confiables. Los indicadores de la actividad científica incluyen la medición de insumos para la investigación tales como

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recursos, investigadores, personal de apoyo, equipo, instalaciones, por un lado, y, por el otro, los productos del quehacer científico o las actividades educativas o de innovación tecnológica, es decir, se trata de indicadores de entrada y de indicadores de salida (3). En otras palabras, se pretende que los indicadores científicos señalen el “estado de salud” de la ciencia, aun cuando no existan datos sobre la proporción de la comunidad científica que debe estar involucrada en un tipo específico de investigación, número de artículos científicos que deben publicarse anualmente o las tasas de citas que deben esperarse. Los indicadores se han agrupado en las siguientes categorías (3) − Evaluación por pares. − Bibliométricos:

• Cuantificación de publicaciones • Análisis de citas • Impacto o “influencia” de revistas • Análisis de cocitas • Enlace bibliográfico

− Análisis de patentes:

• Análisis de citas a patentes - Medidas de estima:

• Participación en reuniones científicas • Migración • Financiamiento externo • Distinciones

- Entrada-salida. Dado que el número de indicadores para evaluar la actividad científica de un país, institución, disciplina, grupo o individuo puede presentar sesgos, se hace necesario medir la actividad científica por medio de indicadores convergentes. Martin e Irvine (4) señalan los riesgos de los indicadores parciales y los procedimientos para reducirlos. Indicadores bibliométricos El término bibliometría, acuñado en 1969 para describir aquellos estudios que cuantifican el proceso de la comunicación escrita, fue definido como la “aplicación de las matemáticas y los métodos estadísticos a los libros y a otras formas de comunicación” (5). Los primeros estudios de carácter bibliométricos tuvieron como propósito cuantificar la producción científica con fines de comparación a nivel

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internacional (6). Hoy día estos tienen como fin el de servir de base para la elaboración de políticas científicas y estudios de la ciencia, incluyen análisis de determinada área, o el sistema de comunicación científica. La mayoría de los estudios tiene la característica de la reproductibilidad, es decir, permiten su eventual repetición. Las técnicas bibliométricas se han utilizado para explorar áreas tales como las siguientes: 1) La estructura social de una comunidad y su relación con los individuos que la

componen. Por ejemplo, criterios de promoción o de productividad. 2) Evaluación institucional; patrocinio de la investigación, políticas

gubernamentales y su relación con la actividad científica. 3) Evaluación de la actividad científica en un país, es decir, estudios de política

científica, al interior del país, o al exterior. 4) Examen de la evolución de la estructura social en una disciplina. 5) Evaluación de una o varias revistas. 6) Utilización de los datos para su empleo en la investigación de operaciones y en

el diseño de modelos matemáticos. 7) Las distribuciones bibliométricas. Los elementos cuantificables en los cuales se basan los estudios bibliométricos provienen de dos fuentes: las referencias y las citas, vocablos con significado y papel específicos. El primero se usa para designar a la unidad fuente o documento de origen, mientras que la cita corresponde al documento citado. En sentido metafórico, las citas son el edificio sobre el cual descansan las investigaciones, una muestra del pedigree de ideas, la red de interacción académica, la genealogía de los logros alcanzado en una área del conocimiento, o el inventario de ese conocimiento (8). La práctica de incluir en los trabajos científicos una serie de referencias, ha permitido el desarrollo de la bibliometría. Los indicadores bibliométricos están basados en (9): − Número y distribución de publicaciones. − Número y distribución de autores. − Número y distribución de referencias. − Número y distribución de citas. La mayor actividad de la bibliometría moderna, sin embargo, está concentrada en las citas, favorecida por la industria de la información, o sea, la que está encargada de procesarlas y “empacarlas”. Puede decirse que los análisis de citas se han multiplicado debido a la existencia de los índices de citas producidos por el Institute for Scientific Information, o porque su director constantemente presenta nuevos productos, quizá buscando que sus ventas aumenten. Las citas, no obstante, han representado cambios sociales e históricos en las actividades académicas de un gran número de países. Hoy día, es requisito que

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las solicitudes de ingreso, promoción o definitividad de investigadores deban ir acompañadas de las citas recibidas por el trabajo académico. Fuentes para el acopio de datos empíricos Aun cuando algunos de los primeros estudios bibliométricos estuvieron basados en la cuantificación de los libros, tesis, artículos de revistas, patentes y registros del uso de los materiales de bibliotecas (10), en la actualidad, las fuentes secundarias y las terciarias son ampliamente utilizadas con fines bibliométricos. Sin embargo, las fuentes terciarias han acelerado, en los últimos 20 años, el desarrollo de esta actividad, principalmente por la disponibilidad internacional de las bases de datos en línea y la utilización, relativamente sencilla, de los datos almacenados en ellas. Los problemas más frecuentes, tratándose de la utilización de las bases de datos en línea con fines bibliométricos, son las siguientes (11): 1) Imposibilidad de distinguir a autores con nombres idénticos. 2) La exclusión de los coautores. 3) Calidad de la revista indizada. 4) Diferencias en el patrón de citas. 5) Variación de criterios en cuanto a afiliación institucional. 6) Inconsistencias en la cobertura de títulos de revistas. En virtud de que el primer paso en cualquier análisis bibliométrico es la correcta selección de las fuentes para el acopio de datos empíricos, es necesario conocer las disciplinas o áreas que cubren las fuentes o el tipo de documento que está indizado, las características de las bases de datos, bondades y deficiencias, y costos. La elección de una o varias bases de datos con fines bibliométricos la determinan los objetivos del estudio. Algunos análisis pueden requerir únicamente el acceso a bases de datos en línea, mientras que otros pueden requerir el acceso a la literatura publicada en la llamada vertiente internacional o literatura publicada en la llamada vertiente internacional o “central”. La decisión sobre qué tipo de documento incluir en el análisis puede tener efecto en los resultados, es decir, tienen que distinguirse, previamente, los productos de la investigación que van a estudiarse. Anderson et al. (12) han llamado la atención sobre la utilización de datos sin procesar para ser utilizados más tarde como indicadores, por ejemplo, el no tomar en consideración los cambios en la cobertura de títulos, la cuantificación total en vez de fracción, cuando se trata de trabajos en colaboración, tipos de publicaciones incluidas, omisiones, errores en nombres, abreviaturas y homonimia.

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Dado que la construcción de indicadores significa el conocimiento de técnicas bibliométricas, existen algunas reglas que podrían parecer superfluas para el experto, pero el principiante no debe ignorarlas: − La comparación de científicos, grupos de disciplinas, o grupos de instituciones

tiene que hacerse entre semejantes (13). − No es correcto hacer comparaciones entre citas obtenidas en diferentes

campos del conocimiento debido a que el “potencial de citas” puede variar significativamente de un campo a otro (14, 15).

Cuantificación de publicaciones Los indicadores basados en la cuantificación de publicaciones ofrecen una aproximación a la actividad y productividad científicas, dado que si bien miden el volumen total de publicaciones, no revelan la calidad del trabajo publicado. Los sesgos que presentan estos indicadores se dan en seguida: 1) 1) Las deficiencias en el control bibliográfico de la producción científica

nacional impiden su cuantificación. Los bancos de información foráneos constituyen el recurso más importante para esta, aun cuando su cobertura está limitada a los artículos publicados en revistas, la mayoría de ellas publicadas en el Primer Mundo.

2) 2) Las prácticas de publicación varían de disciplina a disciplina, de institución a institución y de grupo a grupo de trabajadores científicos.

3) 3) La selección de la fuente o fuentes para el acopio de datos se dificulta debido a su cobertura y acceso.

4) 4) La fragmentación de los productos de la investigación puede indicar una mayor actividad científica de la que en realidad hay.

Análisis de citas Los análisis de citas como indicadores sirven para determinar el uso (16) o la importancia (17) de los trabajos científicos. Consisten en la cuantificación de las citas registradas por el Institute for Scientific Information a trabajos científicos, después de su publicación. El tiempo que transcurre entre la publicación y la obtención de la primera cita, el tiempo que tarda una publicación en obtener el máximo de citas y la vida “útil” del documento, es decir, el número de años que será citado son preguntas a las que hay que buscar respuesta tratándose de la investigación que se realiza en México, tomando en cuenta que la cantidad de citas que se espera recibir por artículo dependerá, entre otros, de la disciplina o del objeto de estudio. Habrá publicaciones que comiencen a ser citadas dos años después de publicadas, que reciban en promedio un total de 10 citas y otras que nunca serán citadas. Los análisis de citas, no obstante, suscitan controversias (18) principalmente por los sesgos de la fuente en que se basan, tales como la política de indizar solo

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aquellas que se encuentran en el llamado mainstream de la ciencia. Se trata, principalmente, de publicaciones norteamericanas aparecidas en idioma inglés. También es de notar las variaciones en cuanto a cobertura debidas a la exclusión periódica de títulos de revistas para dar cabida a otros nuevos y los errores tipográficos y en los asientos de los autores. La frecuencia de los análisis de citas para medir la actividad científica de autores, grupos, instituciones, países, disciplinas, aumenta, sin embargo, todavía no distinguen, sobre bases objetivas, la investigación sobresaliente de la aceptable y la trivial de la significativa. De esta manera, los indicadores convergentes parecen ser la solución, puesto que la mejor medida válida de calidad seguirá siendo el juicio humano (19) si se combina con otra medida. Referencias 1) Braun, T. W. Glanzel y A. Schubert. Scientometric indicators; a 32-country

comparative evaluation of publishing perfomance and citation impact. Singapore: World Scientific, 1985, p. 26.

2) Merton, R. K. The Matthew effect in science. Sciencie, v. 159, 1968, pp. 56-63. 3) King, J. A review of bibliometric and other science indicators and their role in

research evaluation. Journal of Information Science, 13:261-276, 1987. 4) Martin, B. R. y J. Irvine. Assessing basic research: some partial indicators of

science progress in radio-astronomy. Research Policy, 12: 61-90, 1983. 5) Pritchard, A. Statistical bibliography or bibliometrics? Journal of Documentation,

25:348-349, 1969. 6) Cole, F. J. y N. B. Eales. The history of comparative anatomy. Science

Progress, 11:576-596, 1917. 7) Pritchard, A. Bibliometrics: a bibliography and index. Watford, Hertfordshire:

ALLM Books, 1981. v. 1, pp. 3-8. 8) Cronin. B. The citation process; the role and significance of citations in scientific

communication. London: Taylor Graham, 1984, p. 26. 9) Schubert, A., Glanzel W. y T. Braun. Against absolute methods: relative

scientometric indicators and relational charts as evaluation tools. En Hadbook of quantitaive studies of science and technology, ed. by A. F. J. Van Raan. Amsterdam: North-Holland, 1988, pp. 137-176.

10) Broadus, R. N. Early approaches to bibliometrics. Journal of the American Society for Information Science, 38:127-129, 1987.

11) Frame, J. D. Problems in the use of literature-based S&T indicators in development, edited by H. Morita-Lou. Boulder: Westview, 1985, pp. 117-122.

12) Anderson, J. Collins, P. M. D., Irvine, J., Isard, P. A., Martin, B. R., Narin, F. y K. Stevens. On-line approaches to measureing national scientific output: a cautionary tale. Science and Public Policy, 15:153-161, 1988.

13) Garfield, E. How to use citation analysis for faculty evaluations, and when is it relevant? En Essays of an information scientist, ed. by E. Garfield. Philadelphia: ISI, v. 6, pp. 354-362.

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14) __________. Citation indexing; its theory and application in science, technology, and humanities. New York: Wiley, 1979.

15) Moed, H. F. y Van Raan, A. F. J. Indicators of research performance: applications in university research policy. En Handbook of quantitative studies of science and technology, ed. by A. F. J. Van Raan. Amsterdam: North-Holland, 1988, pp. 177-192.

16) Garfield, E. Citation indexes in sociological and historical research. American Documentation, v. 14, 1963, pp. 289-291.

17) Price, D. de S. Networks of scientific papers. Science, 149:510-515, 1965. 18) Garfield, E. Is citation analysis a legitimate evaluation tool? Scientometrics,

1:359-375, 1979. 19) Lindsay, D. Using citation counts as a measure of quality in science; measuring

what's measurable rather than what's valid. Scientometrics, 15:189-203, 1989.

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LA CIENCIOMETRÍA Y SUS APLICACIONES

P. ESCORSA; R. MASPONS La moderna inteligencia utiliza de forma creciente las aportaciones de la Bibliometría y la Cienciometría, que permiten tratar, con ayuda de la Informática, grandes cantidades de datos. En particular, estas herramientas son imprescindibles para la elaboración de los mapas tecnológicos, que se comentarán más adelante. A menudo, los términos bibliometría y cienciometría se utilizan indistintamente --como sucedía con los vocablos vigilancia e inteligencia-, aunque esta vez las diferencias son algo más claras. La Bibliometría se interesa principalmente por los problemas de gestión de las bibliotecas y los centros de documentación, lo que incluye el recuento de artículos y publicaciones así como estudios más detallados sobre una disciplina determinada (Callon y otros, 1993). Interesan las clasificaciones por temas, las publicaciones de cada autor, etc. La Bibliometría es respecto a las publicaciones lo que la demografía respecto a las poblaciones (White y McCain, 1989). Algunas definiciones de Bibliometría son:

La Bibliometría es la ciencia que estudia la naturaleza y el curso de una disciplina (en tanto en cuanto da lugar a publicaciones) mediante la estadística y el análisis de las diversas facetas de la comunicación escrita (Pritchard, 1969).

La Bibliometría es la explotación estadística de las publicaciones

(Quoniam, 1992).

La Bibliometría es una herramienta de medida basada en la aplicación de métodos estadísticos y matemáticos que tiene por objeto facilitar la comparación y la comprensión de conjuntos de referencias bibliográficas (Rostaing, 1993).

Se considera Bibliometría al conjunto de estudios que tratan de cuantificar

el proceso de la comunicación escrita y la naturaleza y evolución de las disciplinas científicas (tal y como se reflejan en la literatura) mediante el recuento y análisis de diversas características de dicha comunicación (Amat,1994).

La Cienciometría, por su parte, designa aquellos trabajos dedicados al análisis cuantitativo de la actividad científica y técnica {Callon y otros, 1993). Esta disciplina se ha dedicado exclusivamente al análisis de los documentos

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redactados por los investigadores y los técnicos {artículos técnicos y patentes, respectivamente). De alguna manera, intenta identificar las leyes que rigen la actividad científica. "Mientras que la Bibliometría tiene por objeto estudiar los libros y las revistas científicas y por objetivo comprender las actividades de comunicación de la información, la Cienciometría tiene por objeto el estudio de los aspectos cuantitativos de la creación, difusión y utilización de la información científica y técnica y por objetivo la comprensión de los mecanismos de la investigación como actividad social" (Brookes, 1987). La Bibliometría se ocupa de los métodos que sirven para la gestión de las bibliotecas mientras que la cienciometría busca las leyes que rigen la ciencia, de ahí su denominación de ciencia de las ciencias por De Solla Price (1963). Se exponen a continuación algunas definiciones de la Cienciometría:

La Cienciometría comprende el conjunto de trabajos dedicados al análisis cuantitativo de la investigación científica y técnica {Callon y otros, 1993).

La Cienciometría incluye ala Bibliometría, como una herramienta entre

otras, para analizar los sistemas de investigación {Rostaing, 1993 ). Las herramientas cienciométricas ayudan a hacer emerger, con mayor o

menor éxito o precisión, las fronteras de un campo de investigación, los límites de una disciplina, las variaciones que afectan a estas disciplinas, las relaciones de influencia que tienen lugar en el curso de la elaboración de una información. Estas herramientas ayudan a hacer emerger a partir de huellas, de indicios dejados por los actores en el curso de sus prácticas, las redes que constituyen los campos de la ciencia {Noyer, 1998).

La Cienciometría ( el término bibliometría se utiliza pues, a menudo, como sinónimo) parte de la premisa de que los resultados de las investigaciones (tanto básicas como aplicadas) se plasman en forma escrita a través de artículos de revistas, memorias de patentes, actas de congresos y otras comunicaciones públicas en el ámbito de la ciencia y la tecnología. El progreso científico y técnico queda registrado en escritos. El análisis de esta documentación escrita permitirá, pues, descubrir sus características y su evolución. En tecnología, además de las publicaciones seriadas, las patentes, los libros, los informes (literatura gris) y el software son también importantes canales de difusión de los avances. Algunos autores, como Noyer (1998), proponen el concepto de Infometría para integrar la Bibliometría y la Cienciometría. Este concepto debería incluir también el tratamiento de los flujos numéricos, de los nuevos mecanismos socio-cognitivos (como Internet), etc. La terminología, pues, sigue siendo un tanto confusa, sin que los especialistas se pongan totalmente de acuerdo. No obstante, en los últimos años estas técnicas

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son objeto de un interés creciente entre la comunidad científica así como en el mundo industrial. La creciente práctica de la inteligencia en las empresas ha hecho de la Bibliometría, en sentido amplio, una herramienta perfectamente adaptada al análisis de la competencia o del entorno científico. La Cienciometría se basa en el análisis y cómputo de determinados indicadores bibliométricos: autores de artículos, citas que aparecen en la bibliografía de cada artículo, palabras contenidas en los títulos de los artículos o en los resúmenes (abstracts...). BREVE HISTORIA Las primeras nociones del concepto de Bibliometría se remontan al inicio del siglo XIX. El primer estudio sobre los problemática de esta disciplina se atribuye a Cole y Eales (1917). Gross y Gross (1927), fueron los primeros en contabilizar, además de los documentos científicos, las citaciones que los investigadores hacían en sus propios documentos de trabajos publicados anteriormente. Años más tarde, surge la palabra "Bibliometría", término atribuido a Pritchard (aunque algunos autores franceses lo asignan a Otlet) para referirse aun método de análisis de información escrita basado en el recuento estadístico de indicadores bibliográficos. La Cienciometría es el resultado de la convergencia de dos movimientos: uno americano, centrado en el estudio de la ciencia de las ciencias; y el otro de los países del Este, especialmente la Unión Soviética, corriente denominada como Naukovodemia. En el primer caso, los estudios iniciales desarrollados están asociados al nombre de Derek de Solla Price, gracias a sus libros publicados en los años sesenta, en especial Little Science, Big Science. En estos se describen toda una serie de trabajos bibliométricos de comienzos del siglo XX, referentes al análisis de la ciencia, entre ellos los citados en el párrafo anterior. El movimiento de la Naukovodemia tiene un objetivo similar al de los americanos, es decir, estudiar científicamente la actividad de la investigación para favorecer su desarrollo. Su primera publicación tuvo lugar en 1926 con un artículo de Borichevski en el que se anuncia la constitución de un nuevo campo de investigación enfocado hacia el estudio de la naturaleza intrínseca de la ciencia {Callon y otros, 1993). De Solla Price (1963) afirmó que la actividad científica estaba regida por ciertas reglas o leyes. Por ejemplo: a) que la proliferación del conocimiento científico en un área determinada sigue una curva en forma de S1.

1 Una etapa de crecimiento lento al principio, seguida de otra de rápido crecimiento, cuando se han resuelto los principales problemas, para llegar finalmente a una etapa de estancamiento, al alcanzarse los límites del área de conocimiento.

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b) que la colaboración entre investigadores depende de una serie de reglas sociológicas tales como la aparición de colegios invisibles2 c) que las distribuciones bibliométricas se ajustan a distribuciones hiperbólicas de ventaja acumulativa, según la cual el éxito genera éxito (esto significa que cuantos más trabajos ha producido un autor más facilidad parece tener para producir otros, o que cuantas más citas recibe, más posibilidad tendrá de ser citado). En 1934, Bradford había expuesto su teoría -denominada más adelante ley de Bradford- según la cual un pequeño número de revistas sobre una determinada especialidad reúne la mayor parte de artículos sobre el tema, lo que permite a las bibliotecas ahorros considerables en suscripciones. Es decir, unas pocas publicaciones, que son las de mayor prestigio, concentran la mayoría de los trabajos mientras que los restantes están dispersos en gran número de revistas que tratan, cada una, de varios temas. Bradford analizó 1.332 artículos sobre geofísica aplicada, encontrando que en nueve revistas aparecían ya 429 artículos, mientras que para obtener 499 artículos más se requerían 59 revistas y para los 404 artículos restantes hacían falta 258 revistas adicionales (Amat, 1994). Se formularon también nuevas leyes. Por ejemplo, la ley de Lotka (1926) sobre la productividad de los autores, que indica que en una determinada especialidad unos pocos autores publican un gran número de artículos mientras que el gran número de autores restante publica muy poco. Es habitual que el 50% de los trabajos sobre una especialidad sean efectuados, aproximadamente, por sólo e110% de los autores totales, un 25% por un 15% de los autores, y el restante 25% de los artículos corresponde a175% de los autores. Resultados parecidos se obtienen con las citaciones: unos pocos autores concentran las citas que se encuentran en los artículos sobre una temática determinada. No obstante, se achaca a estas leyes que representan los fenómenos bibliométricos pero no los explican . La Informática ha facilitado decisivamente el desarrollo de la Cienciometría. Sin ella sería imposible el tratamiento manual de la ingente cantidad de información contenida en la documentación escrita. Un acontecimiento importante para su desarrollo fue la aparición, en 1963, del Science Citation lndex (SCI), elaborado por el lnstitute for Scientific lnformation (ISI), creado a principios de la década de los sesenta por Eugene Garfield, discípulo de De Solla Price, en Filadelfia. El ISI tiene como principal actividad el almacenaje de artículos publicados en las revistas más prestigiosas del mundo de todas las ramas de la ciencia. Science Citation lndex contiene actualmente información procedente de unas 4.200 revistas sobre temas de ciencia y tecnología, entre las que, lamentablemente, se encuentran pocas escritas en español o portugués. El SCI incluye las citaciones que figuran en cada artículo. En 1973 el SSCI {Social Science Citation Index), que recoge

2 Grupos de investigadores que, aunque pueden trabajar en diferentes instituciones, colaboran entre sí, intercambian informaciones y suelen citarse mutuamente.

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1400 publicaciones sobre ciencias sociales, vino a añadirse al SCI, y en 1978 lo hizo también A&HCI {Arts&Humanities Citation Index). Otro paso importante fue la fundación, en 1978, de la revista Scientometrics, que recoge las aportaciones y los progresos que se van produciendo en esta área. El SCI estaba formado inicialmente por: el Citation lndex (repertorio de citaciones por nombres de autores), el Source lndex (repertorio de publicaciones por nombres de autores) y el Permuterm Subject lndex (repertorio de palabras del titulo de publicaciones). A partir de 1976 se añadió elJournal Citation Reports (JCR), que contiene información relacionada con evaluaciones de citas de revistas científicas y tecnológicas. Es la única fuente de citación de revistas periódicas que existe a nivel mundial. Una amplia exposición sobre los índices que maneja se puede encontrar en sus publicaciones anuales. Además de estas publicaciones, el ISI es el responsable del Current Contents, una base de datos que agrupa artículos resumidos de las principales revistas del área de ciencias exactas, ciencias sociales, ciencias humanas y arte. A principios de la década de los setenta, la National Science Foundation de los Estados Unidos pidió a la empresa CHI ( Computer Horizon Incorporated) de Filadelfia, dirigida por Francis Narin, ordenar los documentos del ISI de manera que fueran utilizables para que los recuentos fueran más rigurosos, lo que exigió normalizar los nombres de los países, verificar la ortografía de los autores, clasificar los tipos de documentos por especialidades, tratar artículos publicados por varios autores, etc. Posteriormente, el CHI constituyó su propio banco bibliométrico de patentes, no accesible al público, a partir de las patentes registradas en la US Patent Office. La última etapa de la evolución de la Bibliometría ha sido protagonizada por la mejora de las tecnologías de la gestión de la información. Estas tecnologías han permitido un almacenamiento y una reexplotación rápida de la información gracias a la informática, y una difusión internacional e inmediata de estas informaciones por la red de telecomunicaciones. Los CD-ROM han supuesto un nuevo medio de difusión de la información a un precio accesible. INDICADORES CIENCIOMÉTRICOS DE ACTIVIDAD El objetivo general de la Cienciometría consiste en analizar elevados volúmenes de información (que es imposible leer con detalle), principalmente artículos y patentes, procedentes de bases de datos, a partir de la selección de indicadores bibliográficos. Se pueden definir como indicadores los parámetros que , utilizan en el proceso evaluativo de cualquier actividad {Sancho, 1990) Estos indicadores están presentes en los formatos que las bases de datos registran cada documento. Pueden ser: nombres de los autores, palabras contenidas en los títulos o resúmenes, descriptores e identificadores, años, citas que hace cada artículo, códigos de clasificación de patentes, etc. En la Cienciometría estos indicadores se someten a un tratamiento estadístico para que, a través de su

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recuento o cómputo, se desarrolle una estructura analítica que permita representar la esencia del tema que abordan los documentos que los contienen. La principal ambición de este método consiste en que la reducción de datos mediante el empleo de indicadores no incida en la precisión que se conseguiría leyendo cada documento.

Existen pues tres grupos principales de indicadores, que muestran respectivamente: a) el tamaño y las características de la producción científica y tecnológica, b) el impacto de las publicaciones (medido a través de las citas que reciben)

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c) los aspectos estructurales de la ciencia (indicadores relaciona les de primera y segunda generación). Mientras que este último grupo sirve para la elaboración de los mapas tecnológicos, los dos primeros, denominados indicadores de actividad, constituyen el núcleo alrededor del cual se evalúa la investigación. El indicador bibliométrico básico más sencillo es el cómputo del número de publicaciones de determinados grupos, instituciones o países y su distribución, estudiada a partir de distintos ratios. El simple recuento de elementos bibliográficos (autores, organismos, revistas, artículos, empresas, patentes, temas, fechas de publicación...) es generalmente considerado como una medida de la productividad de este elemento. En cifras absolutas estos indicadores pueden ser interesantes, pero las evoluciones temporales de estas medidas son siempre mucho más significativas. Conocer la velocidad o la aceleración que experimentan ciertos indicadores puede ser de capital importancia en la toma de decisiones. Mediante el análisis de estos tres tipos de indicadores bibliométricos es posible determinar aspectos útiles para la sociología y la historia de la Ciencia y la Técnica, la evaluación de la investigación y los sistemas de inteligencia. Mediante el recuento de los indicadores de actividad se puede determinar, por ejemplo {Sancho, 1990):

El crecimiento de cualquier campo de la ciencia, según la variación cronológica del número de trabajos que se publican en él.

El envejecimiento de los campos científicos, según la vida media3 de las

referencias de sus publicaciones

La evaluación cronológica de la producción científica, según el año de la publicación de los documentos

La productividad de los autores o instituciones, medida por el número de

sus trabajos.

La colaboración entre científicos o instituciones, medida por el número de autores por trabajo o centros de investigación que colaboran. Esta colaboración se estudia a través de la cosignatura de documentos, que ocurre cuando un mismo documento es firmado por varios autores que colaboran, tal vez de distintas instituciones o países.

El impacto4 o visibilidad de las publicaciones dentro de la comunidad

científica internacional, medida por el número de citaciones que estos reciben en trabajos posteriores.

3 El concepto de vida media se explica en el apartado Las Citaciones de este mismo capítulo. 4 El factor de impacto se explica con detalle en el apartado Las Citaciones de este mismo capítulo.

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El análisis y evaluación de las fuentes difusoras de los trabajos, a través de

indicadores de impacto de las fuentes.

Las trayectorias tecnológicas seguidas por empresas o países en un período determinado, de acuerdo con su actividad patentadora.

La relación entre diferentes campos de especialización en una misma área,

así como la relación entre los componentes de un mismo campo, en función de estudios de clusters que muestran el agrupamiento de indicadores basados en palabras procedentes de revistas o patentes.

Las relaciones entre organizaciones en un área determinada, de acuerdo con la procedencia de los autores de las publicaciones. Para ello es necesario asumir las siguientes premisas básicas {Sancho, 1990):

Los resultados de la mayoría de las investigaciones en ciencia y tecnología se transmiten a través de un proceso de comunicación escrita {artículos de revistas, libros, actas de congresos, patentes, etc.). Por tanto, los trabajos publicados componen uno de los productos finales de toda actividad científica y tecnológica, y representan un indicador del volumen de investigación producido.

Los trabajos publicados en las fuentes primarias se recopilan en forma

abreviada en las bases de datos. Entonces, la consulta alas bases de datos apropiadas es un método adecuado para obtener información sobre las publicaciones de cualquier campo científico.

El número de citas que recibe un trabajo por parte del resto de la

comunidad científica cuantifica el impacto logrado por dicho trabajo.

El prestigio de las fuentes bibliográficas donde se publican los resultados de las investigaciones representa una medida de la influencia que pueden ejercer los trabajos publicados en ellas.

LAS CITACIONES DE ARTÍCULOS Y DE AUTORES Las citas efectuadas por los autores de artículos suponen un reconocimiento formal (o deuda intelectual) respecto a la investigación previa publicada ya que indican aquellos trabajos anteriores que se han considerado relevantes en el tema y que han influido en el artículo. Conocer los artículos más citados tendrá gran interés, ya que se trata, probablemente, de los documentos más influyentes en el área considerada. La propuesta fundamental del ISI {Institute for Scientific Information), mencionado más arriba, consiste en que el análisis de las citas que se hacen en las revistas

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proporciona una visión fundamental, cuantitativa y objetiva del desarrollo de la investigación en un determinado campo. El JCR (Journal Citation Reports) del ISI es una guía única para el estudio de las citaciones. Incluye más de seis mil publicaciones de sesenta países sobre todas las especialidades en ciencia, tecnología y ciencias sociales. El JCR ofrece una perspectiva para evaluaciones de revistas, autores y temas, mediante la tabulación y agregación de citaciones, proporcionando informaciones tales como:

• El número de citaciones recibidas por una revista (citaciones de artículos publicados en la revista) durante un año determinado. Este indicador muestra el uso que los investigadores hacen de cada revista. Como sabemos, un pequeño porcentaje de las publicaciones recibirá la mayoría de las citas.

• El Factor de Impacto de las Revistas (Impact Factor), ideado por Garfield,

mide la frecuencia en que un artículo promedio (average article) de una revista ha sido citado en un año determinado. El Factor de Impacto de una Revista X se calcula dividiendo el número de todas las citas de los artículos publicados en la Revista X durante los dos años precedentes recibidas en un año determinado por el número de artículos publicados en la Revista X durante estos dos años precedentes. Es evidente que el Factor de Impacto indica la categoría científica de una revista. De ahí la importancia que tiene para un autor publicar sus artículos en revistas con un elevado Factor de Impacto, ya que conseguirán una gran visibilidad. El impacto de un artículo se puede estimar por el impacto de la revista donde se publica (van Raan, 1988). No obstante, en la actualidad existe un consenso sobre que la citación no mide la calidad de la investigación sino más exactamente el impacto de las publicaclones.

• El Índice de Inmediatez (Immediacy Index) recoge las citaciones hechas

durante el año en el cual las revistas a las que se cita fueron publicadas, lo que da una idea de la rapidez con que son consultadas. Indica las revistas que publican la información más reciente (the "hottest" journals) sobre especialidades en rápida evolución. El índice de Inmediatez de la Publicación Z se calcula dividiendo el número de todas las citas de los artículos publicados en la Publicación Z por el número total de artículos publicados en Z durante este año.

• Las publicaciones que cada revista cita, así como las publicaciones que

más frecuentemente citan a esta revista. Se detectan así redes de publica ciones sobre determinados temas. Se conocen las 15 revistas más citadas por cada revista así como las 15 revistas que citan más a cada revista.

• La Vida Media (Half-Life) analiza los años de publicación de los trabajos

referenciados, con objeto de averiguar el envejecimiento de la bibliografía utilizada en un determinado campo. Se calcula a partir del número de años

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transcurridos desde su publicación hasta el año actual del grupo de citas que representen el 50% del total de citaciones hechas por la revista en el año actual. Las publicaciones científicas caen en desuso rápidamente, es decir, se vuelven pronto obsoletas, en general reemplazadas por otras más modernas.

LIMITACIONES DE LOS INDICADORES DE ACTIVIDAD Como hemos visto, el uso de estos indicadores puede ser muy útil; sin embargo no es posible ocultar ciertas prácticas, algunas de ellas bastante frecuentes, que pueden introducir determinados sesgos en los resultados obtenidos. Por ejemplo:

• A menudo los autores de los artículos tienden a citar sus propios artículos (autocitas) más allá de la que sería razonable. Se detecta aquí, probablemente, un cierto comportamiento vanidoso (muy corriente en estos ambientes). Por determinados motivos se puede estar obligado a citar a determinados colegas que forman parte del mismo colegio invisible, aunque

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sus trabajos no estén relacionados con el contenido del artículo. O se citan trabajos no leídos, para demostrar erudición.

• Puede haber errores en el número de publicaciones o citaciones

correspondientes a autores que tengan el mismo apellido. Pueden detectarse también errores ortográficos (un mismo apellido escrito de diferentes formas). Por ejemplo, un autor destacado en el ámbito que nos ocupa, Derek de Solla Price, puede ser referenciado como Solla, de Solla o Price, lo que falsea los recuentos.

• Las revistas de los países de habla española están muy poco

representadas en las publicaciones del ISI, que son la base para los análisis de citas. El predominio del inglés es enorme. Tampoco están bien representadas las revistas de países con alfabetos distintos (Rusia, japón...).

• El repertorio de publicaciones del ISI muestra determinados sesgos; por

ejemplo las publicaciones sobre biomedicina están mucho más representadas que las de tecnología, ingeniería o informática (Sancho, 1990).

• Existe una clara resistencia a citar autores de países subdesarrollados (a

pesar de que sus aportaciones pueden ser muy valiosas).

• El número de artículos escritos por varios autores a la vez ha ido aumentando a lo largo del siglo XX. Hoy, la media de firmas por trabajo, en el campo de las ciencias, se sitúa entre 2,5 y 3,5 (Sancho, 1990). No obstante, en el Science Citation lndex, sólo figura el autor citado en primer lugar.

• Con objeto de no dejar rastros, el título de una patente puede ocultar o

disimular el contenido de la misma. O su titularidad puede atribuirse a alguna persona u entidad ajena a la empresa.

LAS CITACIONES EN LAS PATENTES Como se indicó en el capítulo anterior, en las patentes aparecen tanto las referencias que el solicitante hace de artículos científicos o de patentes anteriores -para precisar mejor en qué se diferencia de ellas- como las que añade el examinador. Una patente muy citada es, probablemente, más importante que una patente aislada. A partir de estas citas, la sociedad norteamericana Battelle, que realiza investigaciones bajo contrato, propone tres indicadores:

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1. Indicador de actividad: simple recuento de patentes por período, empresa, inventor.

2. Indicador de inmediatez, que mide el período de tiempo que media entre las

patentes citantes y las citadas. Si las patentes citan patentes recientes, la evolución de la técnica es muy rápida.

3. Indicador de dominio, que mide las citas entre los principales organismos

que actúan en el área estudiada. Se estudia mediante una matriz que cruza los organismos citantes y los citados.

La Tabla 2 presenta una tipología las empresas según los indicadores anteriores. TABLA 2. Tipología de las empresas de Battelle, según su actuación en materia de patentes:

El cuadro 26 muestra las patentes efectuadas por distintas empresas en el área de las baterías de autonómicas. Las más productivas en el período han sido Ford, con 45 patentes y General Electric, con 38. Sin embargo, las dos patentes de Yuasa Battery presentan especial interés ya que el ratio Citas/Patente (15,5) es el más elevado. LOS INDICADORES RELACIONALES Mientras los indicadores de actividad proporcionan datos sobre el volumen y el impacto de las actividades de investigación, los indicadores relacionales se proponen conocer las relaciones y las interacciones entre los diferentes elementos bibliográficos: investigadores, campos, sectores..., intentando describir el contenido de las actividades y su evolución, y siguiendo fronteras movedizas (Callon y otros, 1993).

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Muchos autores distinguen entre técnicas escalares o unidimensionales (que utilizan indicadores de actividad), por un lado, y bidimensionales o relacionales, por otro. Las primeras consisten en simples recuentos (ocurrencias) de elementos bibliográficos tales como autores, artículos, palabras clave, patentes, citaciones y, en principio, se representan por listas de números, mientras que evidentemente, es indispensable considerar los alcances que tienen estas herramientas y tratar de disminuir en la medida de lo posible las irregularidades que se pueden presentar durante el tratamiento de la información. Es importante considerar que la IT no implica necesariamente el empleo de métodos cienciométricos; existen otras técnicas complementarias de análisis: pronósticos, Delphi, matrices de atractivo tecnológico, etc. El aplicar herramientas cienciométricas no es un fin en sí mismo. Un sistema de inteligencia está formado por una serie de etapas que incluyen desde la planificación y el acopio de la información hasta la presentación e interpretación de resultados, es decir, no solamente se trata de una etapa de análisis. Las técnicas de la Cienciometría, junto con el uso de computadoras cada vez más potentes, permiten tratar gran cantidad de información contenida en las bases de datos. Entre estas técnicas destacan, además del recuento, las co-citaciones y la co-ocurrencia de palabras.

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EL ANÁLISIS DE CITAS EN TRABAJOS DE INVESTIGADORES COMO MÉTODO PARA EL ESTUDIO DEL USO DE INFORMACIÓN

EN BIBLIOTECAS

CRISTÓBAL URBANO SALIDO [email protected]

1. INTRODUCCIÓN

La utilidad de los estudios de uso de información en el ámbito de las bibliotecas universitarias y de investigación está fuera de toda duda, sin embargo, no resulta fácil generalizar sobre el método, o métodos, a utilizar en cada situación. Quizás el problema no está en decidir cuál es el mejor, sino en tener la capacidad de decidir en cada momento y situación, qué método, o combinación de ellos, es el mejor. Para tener dicha capacidad es necesario conocer todas las opciones disponibles, saber cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos débiles, así como las condiciones sobre los detalles metodológicos de su aplicación. En la línea de facilitar el conocimiento de uno de ellos, el análisis de citas5 en trabajos de los usuarios, se ha de enmarcar el objetivo de la presente revisión bibliográfica. Todo trabajo académico o científico plasmado en un documento (artículo, comunicación, libro, informe…) forma parte, en mayor o menor medida, de un conjunto definido por la bibliografía sobre la materia tratada y, por tanto, mantiene relaciones con el resto de documentos, ya sea de similitud, contraste, o mención expresa de ideas, datos o argumentos previamente publicados. La manifestación explícita de esas relaciones se pone en evidencia por el uso de citas a pie de página o listas de referencias de documentos citados, tal y como marcan las buenas prácticas de redacción y la tradición científica. Así, cuando un documento es mencionado en una lista de referencias se presupone que en la mente del autor existe una relación entre una parte o la totalidad del documento citado, y una parte o la totalidad del documento que redacta, al tiempo que desde el punto de vista de los estudios de uso y usuarios el hecho de citar un documento invita a suponer que el autor que cita ha utilizado de alguna manera el documento citado. El análisis de citas es el área de la bibliometría que estudia esas relaciones. Sobre la validez y utilidad del análisis de citas en los estudios de uso de información de usuarios de bibliotecas se pueden distinguir tres posiciones. Para algunos autores los datos de citación de colectivos nacionales, o que afectan a toda la bibliografía circulante sobre una materia, son mucho más fáciles de

5 A lo largo de todo el texto se hará mención al “análisis de citas” como término generalmente utilizado para incluir tanto el “análisis de referencias” como el “análisis de citas” en sentido estricto.

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obtener y normalmente igual, o más, significativos que los de los propios usuarios para establecer sus necesidades de información (Broadus 1985a y 1985b; Lancaster 1996). Sin embargo, las objeciones a la validez de datos externos frente a los de los usuarios locales son numerosas (Line 1977 y 1985a; Joswick y Stierman 1997), por lo que se explica que, para muchos autores, el uso de publicaciones de los usuarios en combinación, o no, con otras fuentes de citas externas al colectivo estudiado sea imprescindible para la aplicación del método del análisis de citas en estudios locales de necesidades y uso de fuentes de información bibliográficas (entre otros: McCain y Bobick 1981; Buchanan y Herubel 1994; Jiménez Contreras et al. 1994; Hughes 1995; Sylvia y Lesher 1995; Zipp 1996; Hurd, Blecic y Vishwanathan 1999). Finalmente, otros autores destacan que el análisis de citas, especialmente el que se basa en datos generales y no en documentos fuente de los usuarios, mantiene un bajo nivel de correlación con el uso real medido directamente en las bibliotecas (Scales 1976; Satariano 1978; Line 1985a) por lo que, comparativamente, defienden la medición directa del uso en sala o por medio de las estadísticas de circulación, o incluso el “juicio experto” de los bibliotecarios (Pan 1978). Ante la diversidad de opiniones observadas, y dado el potencial que ofrecen los trabajos de los usuarios por su gran disponibilidad en estudios de uso de información de alcance local, a lo largo del presente trabajo se intentará revisar la bibliografía sobre estudios de uso de la información con la finalidad de defender, desde una postura ecléctica, que mediante el análisis de las publicaciones de los usuarios y de las referencias bibliográficas que documentan las citas se pueden obtener datos muy detallados de aspectos difícilmente medibles con otras técnicas. Si bien el análisis de citas como área de la bibliometría está sujeto a múltiples controversias y limitaciones - especialmente en el terreno de la evaluación y la planificación de las políticas y de la producción científica - las conclusiones a las que se puede llegar a partir de la revisión de la bibliografía sobre su aplicación en el terreno de la evaluación bibliotecaria (Broadus 1977; L.C. Smith 1981; Frame 1996) permiten afirmar que se trata de un método válido para evaluar el desarrollo de servicios y colecciones siempre que se use desde el conocimiento de sus limitaciones. Por ello, el objetivo del presente trabajo consiste en revisar las contribuciones y experiencias que se han dedicado a estudiar las relaciones entre citación y uso en sus dos vertientes: la citación de un documento como factor de promoción de su uso y la citación como indicador del uso.

2. ANTECEDENTES EN ESPAÑA

El análisis de citas cuenta con una más que abundante bibliografía6 especialmente desarrollada en el terreno del análisis de la ciencia, la comunicación científica y la evaluación de las políticas de investigación. Sin embargo, no se puede ocultar que se trata de un método controvertido, especialmente en razón de las consecuencias que tiene para la evaluación del trabajo de los investigadores. Su estudio y 6 Spinak (1996) recoge en su Diccionario enciclopédico de bibliometría.... el dato de que en los últimos 30 años se han publicado más de 3.000 artículos sobre análisis de citas con críticas y apoyos diversos al método.

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aplicación en el marco de las bibliotecas y de los estudios de usuarios cuenta con numerosos trabajos en el ámbito anglosajón, pero con un reducido número de aportaciones en la bibliografía española especializada en biblioteconomía y documentación. En efecto, si bien el volumen y la calidad de los trabajos bibliométricos basados en el análisis de citas en España es más que destacable, el método se ha desarrollado especialmente en la línea de evaluación de la producción científica española y más bien poco en el campo bibliotecario7. El estudio de las características de los investigadores españoles de una disciplina8 , o dedicados a un tema concreto de investigación, a partir de documentos fuente delimitados por colecciones de revistas, o por extracciones de bases de datos, ha sido prácticamente la norma en la aplicación del análisis de citas en España, si bien algunos de los mencionados estudios ofrecen datos segregados por instituciones. A pesar del interés que sin duda tienen los estudios con enfoque local, el volumen de trabajos realizados, ya sea con orientación bibliotecaria o de política científica, es mucho menor. Algunos de los ejemplos de esta orientación “local” se pueden observar en los siguientes trabajos: Catalán (1984) sobre tesis doctorales en geotecnia; Fernández Frial, Fernández Muñoz y López Aguado (1985) sobre investigadores del CSIC; López Aguado y Román (1987 y 1988) sobre la Universidad de Sevilla; Jiménez Contreras et al. (1994) sobre investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada para evaluar la colección de revistas; Boza y Olmedo (1998) sobre citas del personal investigador del Instituto de Microelectrónica de Sevilla de CSIC con el fin evaluar los fondos de revistas y congresos de la biblioteca; o Campanario, Cabos e Hidalgo (1998) sobre la visibilidad de los investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares. Dentro de la línea de estudios sobre la producción científica española y su evaluación, se han de destacar las aportaciones de unidades de investigación vinculadas al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)9. En este sentido, hay que señalar el importante volumen de trabajos bibliométricos y de análisis de consumo de información realizados en torno a los institutos del CSIC relacionados con la documentación - CINDOC, antes ICYT e ISOC - y a la Revista española de documentación científica10, así como el papel fundamental del Instituto de Estudios Históricos y Documentales sobre la Ciencia (IEDHC) de la 7 Así se puede constatar en diversos trabajos de revisión bibliográfica sobre investigación en el área de biblioteconomía y documentación (Román y Sorli 1990; Frías 1996; C.B. Amat y Castillo 1997), sobre estudios de usuarios de bibliotecas españolas (Sanz 1994; Sanz y Martín 1997). 8 Un porcentaje muy mayoritario de los estudios cubre el área de la medicina, las ciencias de la salud o la Psicología (Reyes, Aleixandre y Valderrama 1996). 9 En 1992 la revista Scientometrics dedicó un número monográfico a la investigación en cienciometría y bibliometría en España (Méndez y Gómez 1992). La mayoría de autores que publicaron los artículos tenían vinculación con el CSIC. 10 Un repaso por los índices acumulativos de la revista 1977/1985 y 1986/1996, muestran el importante volumen de trabajos bibliométricos publicados, si bien en el conjunto no se han encontrado estudios basados en el análisis de citas en tesis doctorales si exceptuamos el trabajo de Catalán (1984). La orientación de los trabajos es fundamentalmente de evaluación de la producción científica.

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Universidad de Valencia, especializado en documentación biomédica, que ha generado una muy numerosa bibliografía y que ha sido el motor del interés de la medicina española por los estudios bibliométricos11. Aunque sin lugar a dudas los métodos básicos de trabajo son paralelos en los dos campos de aplicación - las bibliotecas, y el estudio de la producción científica - la aportación que se quiere realizar en el presente trabajo de revisión radica en el estudio de la metodología de aplicación en bibliotecas y en la sistematización de la interpretación de datos en el ámbito de bibliotecas universitarias.

3. LAS CITAS COMO FORMA DE USO DE BIBLIOTECAS Y FUENTES DE INFORMACIÓN

Si bien parece lógico inferir que existe una cierta correlación entre uso de documentos primarios y la posterior aparición de una referencia bibliográfica de dichos documentos en los trabajos de los usuarios que los han consultado, se ha de tener en consideración que se trata de una afirmación que se encuentra sujeta a múltiples condicionantes. Es por ello necesario comenzar acotando la cuestión sobre su validez al terreno de los estudios de usuarios de bibliotecas, por lo que puede ser muy pertinente comenzar con la cita de un fragmento de Linda C. Smith, en el que se presentan las principales virtudes del método dentro del contexto de incertidumbre que caracteriza las relaciones que se establecen entre autores y documentos por medio de las citas: In spite of the uncertainties associated with the nature of the citation relationship, citations are attractive subjects of study because they are both unobtrusive and readily available. Unlike data obtained by interview and questionnaire, citations are unobtrusive measures that do not require the cooperation of a respondent and that do not themselves contaminate the response (i.e., they are no reactive). Citations are signposts left behind after information has been utilized and as such provide data by wich one may build pictures of user behaviour without ever confronting the user himself. Any set of documents containing reference lists can provide the raw material for citation analysis, and citation counts based on a given set of documents are precise and objective. (Linda C. Smith 1981, 84)

11 Esta vinculación de la bibliometría a la medicina en España queda bien de manifiesto en el análisis de las tesis doctorales españolas que trabajan la bibliometría. Una consulta a la base de datos Teseo que recoge las tesis españolas presentadas entre 1976 y 1998 - dado el retraso de más de un año en su cobertura - ha permitido identificar 30 tesis doctorales en bibliometría, de las que un 95% tenían relación con el estudio de disciplinas biomédicas. El enfoque en ningún caso parece ser el de los estudios de usuarios de bibliotecas, sino el estudio de las diversas disciplinas biomédicas en el ámbito español. En este sentido es interesante comentar que Alcaín y Ruiz-Gálvez (1997) tras analizar las noticias de la base de datos Dissertation Abstracts para el periodo 1981-1995, observaron que la universidad en la que más tesis doctorales de bibliometría se habían presentado era la Universidad de Valencia.

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En definitiva, como dice Broadus (1977: 309), existe una opinión general que considera que siempre que se trabaje con grandes cantidades de citas128, su recuento y análisis con finalidades bibliotecarias tiene un considerable valor y fiabilidad. Esta afirmación resulta más discutible en relación con la evaluación de los científicos y su producción intelectual. Una última consideración respecto a la medición del uso de información tiene que ver con la naturaleza misma de lo que es usado: la información y los problemas lógicos asociados al carácter intangible de la misma. La dificultad de medición de lo producido en términos de servicios y usos representa uno de los principales hándicaps en la evaluación cuantitativa de la provisión de servicios bibliotecarios: con frecuencia, los servicios prestados por las bibliotecas se observan como intangibles. Esto es sólo cierto en parte. Las decisiones en la gestión de servicios identificados como intangibles se han de tomar de una manera u otra, por lo que la cuantificación del uso entendido como la forma que adopta el rendimiento de lo producido en una biblioteca, incluso si tiene un carácter de aproximación a la realidad, puede ser muy valiosa si se quieren tomar decisiones racionales. Esta es otra de las razones por las que se considera de gran interés el análisis de citas como un método complementario de otras medidas del uso, como son las estadísticas de préstamo y de consulta en sala, o las encuestas: los problemas de validez en la interpretación de los datos se encontrarían tanto en unos métodos como en los otros (Schlichter y Pemberton 1992), por lo que una cierta combinación de los mismos a lo largo del tiempo puede ser una buena opción. Como dice Broadus: The library profession is not close to discovering any truly valid measure for predicting requests in a given library. The question here is how well the validity of citation analysis stacks up against the validity of other predictors. (Broadus 1977: 315) Para dar respuesta a la pregunta planteada en la cita anterior, Broadus revisa la bibliografía que estudia la correlación entre citación y uso, y viceversa. A pesar de las precauciones que toma al realizar la síntesis, concluye: This review is quite brief and the evidence inconsistent, but there do seem to be parallels between use of materials as indicated by citation patterns and as shown by studies of requests in libraries, especially in relation to the needs of people engaged in research. Citation analysis may, in some libraries, provide help in predicting which materials actually will be asked for by these users. (Broadus 1977: 315)

12 Así, por ejemplo, se puede diluir algunos de los sesgos y distorsiones. Nederhof y Van Raan (1987) en este sentido afirman que si se consideran grandes cantidades de documentos fuente de forma agregada, las influencias omitidas y las citadas pero no reales tiende a diluirse y a contrarrestarse.

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La respuesta es pues claramente favorable al análisis de citas, si los usuarios que se toman como referencia son investigadores. Sin embargo, Broadus plantea el tema en general, sin distinguir entre las citas en la bibliografía circulante y las citas en los trabajos de los usuarios localmente delimitados. Por ello, a continuación se procede a enfocar el tema desde ambos ángulos: uso bibliotecario en función de las citas en la bibliografía potencialmente consultada y uso en función de las citas en la bibliografía producida por los usuarios. 3.1. Las citas en la bibliografía circulante como sistema de predicción del uso Uno de los primeros trabajos basados en el análisis de citas fue realizado con un enfoque bibliotecario: lo realizaron Gross y Gross (1927) para determinar qué publicaciones eran las más adecuadas para una biblioteca de química de los Estados Unidos. Para tener una información objetiva en el proceso de selección de las adquisiciones, realizaron el recuento de las referencias bibliográficas que figuraban en los artículos publicados en una revista paradigmática en la que se recogía habitualmente la investigación sobre química más representativa del momento y de mayor prestigio en Estados Unidos. Este método se fundamenta en el principio según el cual las fuentes que son citadas con mayor frecuencia en la bibliografía de una disciplina son las de mayor interés para el usuario y, por tanto, son fuentes a considerar esenciales en el desarrollo de la colección. Lo acertado del planteamiento de Gross y Gross ha sido avalado por estudios posteriores, según los cuales se ha demostrado que los investigadores utilizan las referencias que encuentran en sus lecturas como un sistema eficaz de búsqueda bibliográfica, tan utilizado, o más, que las bases de datos bibliográficas (Broadus 1977; Howard 1991; Kelland y Young 1994). En definitiva, al jugar un papel muy importante en los hábitos de búsqueda e identificación bibliográfica, las citas han de ser consideradas como indicadores válidos y su recuento tiene un valor en la predicción del uso de documentos en las bibliotecas, pese a que un buen número de citas cumplen funciones espurias. La sistematización de este método de búsqueda y control bibliográfico por medio de un repertorio de amplia cobertura que anticipe dichas prácticas, es una de las bases operativas de índices de citas como el Science citation index. Con la aparición de los índices de citas del ISI (Institute for Scientific Information, de Filadelfia, Estados Unidos), trabajos como los de Gross y Gross dejan de tener pleno sentido, siempre que se dé por buena la selección de publicaciones fuente en la que se basan los índices: tanto los datos respecto a los documentos concretos citados, como los agregados por revistas en el Journal citation reports, son de fácil obtención y posibilitan que la fase de recogida de datos se limite a una importación desde dichas bases de datos13. De todas formas, la cobertura de las 13 Un ejemplo de evaluación de una colección a partir de su comparación con el Journal citation reports se puede encontrar en Pérez (1985).

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bases de datos del ISI es uno de los puntos que mayor discusión suscita en el mundo de la bibliometría y de la evaluación de colecciones bibliotecarias, por lo que, en muchos casos, hoy en día se han de seguir haciendo trabajos a partir de una selección de publicaciones fuente establecidas ad hoc14. Por otra parte, hay una cierta división de opiniones sobre la correlación entre los datos de citas en la bibliografía circulante y los relacionados con el uso local. Así, Line (1978) comparó las estadísticas de la división de préstamo de la British Library, actualmente British Library Document Supply Center (BLDSC), con los datos de factor de impacto del ISI, y llegó a la conclusión de que no existe una correlación fuerte entre factor de impacto y la solicitud de fotocopias de revistas. Line argumenta que la mayoría de las personas leen revistas, pero son pocos los lectores que publican, por lo que el uso de las revistas no se puede predecir a partir del factor de impacto. Sin embargo, las afirmaciones de Line se tendrían que matizar a la vista de la vía utilizada por los usuarios finales para cursar las peticiones de fotocopias a la BLDSC: en el momento en el que se realizó el análisis, y quizás hoy en día también15, las peticiones llegaban mayoritariamente a través de otras bibliotecas, o redes de bibliotecas, que justamente disponían de las revistas más usadas localmente, por lo que recurrían a la BLDSC para satisfacer demandas de artículos publicados en títulos no localizables ni en la propia biblioteca, ni en un entorno bibliotecario cercano. En la misma línea argumental de 1978, Line (1985a y 1985b) polemizó con Broadus (1985b) sobre un sistema para la cancelación de subscripciones basado en el ISI Journal citation reports. Dicha propuesta generó un amplio debate sobre la validez de los índices de citas de cobertura internacional como método para pronosticar el uso futuro de una colección. Al margen de la extracción de datos de los índices del ISI, otros autores proponen el aprovechamiento de los estudios de producción y consumo de bibliografía científica que habitualmente se realizan en los países con baja cobertura en aquellos índices. Las citas en trabajos publicados por autores con características similares a las de los usuarios de la biblioteca que se quiere estudiar pueden ser un buen referente. Así, por ejemplo, en áreas como biomedicina, psicología, farmacia, física y química, en las que la producción científica española ha sido muy estudiada (López Piñero y Terrada 1994; Alcaín y Ruíz- Gálvez 1997; Reyes, Aleixandre y Valderrama 1996) se cuenta con unos datos que pueden ser

14 La selección de publicaciones fuente para el análisis de citas cuando se quiere estudiar el uso de información de los usuarios se trata en el epígrafe 4. Respecto a la selección de fuentes entre la bibliografía circulante existe una amplia bibliografía: los trabajos de Nisonger (1983) y de López (1983) son dos ejemplos destacables en los que se analizan diversas posibilidades para seleccionar los documentos. 15 En la actualidad los usuarios individuales pueden acceder cómodamente vía web y por medio de distribuidores de bases de datos a los fondos de la BLDSC. Aún así, las revistas que habitualmente acumulan mayor demandada son las que coleccionan las bibliotecas, por lo que los usuarios acuden a servicios de suministro de documentos como la BLDSC para aquellos documentos que previamente no localizan en su biblioteca local, o cuando los fondos de la misma no son accesibles por algún motivo.

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realmente útiles para su extrapolación en España a un determinado colectivo de usuarios locales. La disponibilidad de tales trabajos extrapolables a un determinado grupo de usuarios de una biblioteca condicionará la oportunidad de realizar un estudio con enfoque local. Así, en el área de la medicina española se dispone del Índice de citas e indicadores bibliométricos de revistas españolas de medicina interna y sus especialidades (López Piñero y Terrada 1994). Esta situación no se da en muchas otras disciplinas, al tiempo que en algunas del ámbito de las humanidades, por ejemplo, los temas objeto de estudio tienen un importante componente local que dificultarían la extrapolación. En definitiva, se han de tomar en consideración los datos generales de citación, pues es evidente que la búsqueda bibliográfica basada en las citas es la más practicada. Sin embargo, se ha de considerar que la correlación entre datos generales de citación y datos de uso locales dista de ser intensa, pues las coincidencias no se encuentran uniformemente repartidas sobre toda la bibliografía utilizada por los usuarios, sino que se concentran con frecuencia en unos cuantos títulos. Así, Vickery (1969) comparó citas en el Science citation index con las referencias en trabajos de una muestra de científicos británicos y observó una baja correlación, aunque esta era mayor si se consideraban en los conjuntos a comparar los títulos menos citados en uno y otro caso. Stankus y Rice (1982) encontraron que existía correlación entre datos locales de uso y datos nacionales sobre citas, pero sólo cuando las revistas seleccionadas eran muy similares en materia, tipología, propósito y lengua, así como para aquellos títulos que presentaban un mayor uso. Un último problema que caracteriza los estudios de citas de alcance nacional o internacional como fuente para pronosticar el uso bibliotecario es la atención casi monográfica que prestan a las revistas científicas: el resto de publicaciones seriadas, entre las cuales están los congresos, las series de monografías y la literatura gris en general, se encuentran prácticamente ausentes de los recuentos. 3.2. Las citas en trabajos propios como indicador de uso personal y de demanda bibliotecaria Sin negar la utilidad de los datos sobre citas en la bibliografía circulante general, la tesis que se defiende en el presente trabajo consiste en afirmar que cuando se tiene en cuenta lo publicado por los usuarios locales, los resultados son más fiables y detallados para la biblioteca. Ahora bien, se ha de tener muy presente que una cosa es estudiar el uso de información por parte de los usuarios potenciales y otra, bien diferente, es evaluar el uso efectivo de la colección. Así, si un usuario de una biblioteca cita un documento se podría inferir que existe una alta probabilidad de que lo haya

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utilizado - dentro de los límites de incertidumbre que marcan respecto al uso los diversos tipos de citas -, pero por contra, no se puede decir lo mismo respecto al uso de la colección, pues éste no se puede establecer únicamente a partir de lo que se cita: un número significativo de usuarios de las bibliotecas universitarias no reúne la condición de autor de trabajos de investigación, al tiempo que determinadas publicaciones que figuran en las colecciones particulares de los investigadores pueden ser muy citadas y proporcionalmente poco usadas en la sala de lectura. En este sentido, en el presente trabajo se asume que tanto el estudio del uso efectivo de la colección como el análisis de lo que citan los usuarios son procedimientos complementarios en el proceso continuo de caracterización de la población de usuarios potenciales y de evaluación de la colección. Se ha de tener en cuenta que ofrecen un tipo de información diferente: si bien no todo el uso medido mediante las citas es uso real, sí representa mejor la demanda potencial del tipo concreto de usuarios que se ha escogido para el presente estudio, los investigadores. En esta línea argumental se encuentran los trabajos de numerosos autores que pese a reconocer la facilidad de utilización directa de los datos que ofrece el Journal citation reports del ISI proponen la realización de estudios con enfoque local, ya sea a partir de los datos suministrados por el ISI para los autores locales, ya sea partiendo de una selección de publicaciones fuente diferente. Se pueden citar algunos de los argumentos recurrentes en este sentido. Así, por ejemplo, Sylvia y Lesher (1995) reconocen la tentación de usar estudios previos y los datos generales de las grandes bases de datos de citas, pero advierten de sus limitaciones: Citation analysis has been done throught nationally collected citation statistics, and proposals have been made to use these analyses for library collection and evaluation. The easiest approach is to simply look at previous studies and use the findings to govern one's own collection development strategies. There are, however, some very strong arguments for doing a local study. Maurice B. Line argued that every library has a differing clientele, and that clients have different information requirements so that national surveys may have little relevance for individual libraries. (Sylvia y Lesher 1995: 314) Por su parte, Zipp (1996), en un trabajo sobre la validez de las tesis doctorales como fuente para estudiar el uso de información del conjunto de los investigadores de una universidad, afirma al comparar los estudios de uso real por medio de estadísticas de préstamo o similares con el análisis de citas: Studies of circulation data and in-library use contribute to our understanding of what parts of a library collection are being used. The link between demand for research materials and use is most easily achieved by direct analysis of the scholarly communication process. Evaluation of the titles used in the process of

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discovery or problem identification yields valuable information. The titles in which researchers publish and those that they cite in their works also serve to elucidate real and potential demand on library collections. (Zipp 1996: 335) De todas formas, los resultados de estudios de citas de alcance local se han de leer con cautela y a la luz de sus puntos débiles. Lancaster (1996) los resume alertando fundamentalmente sobre tres aspectos: no todas las tipologías documentales son igualmente citables, las colecciones personales pueden distorsionar la imagen del uso real de la colección, y la mayor accesibilidad de la colección de la biblioteca respecto a publicaciones no localizadas en ella puede generar un sesgo de las citas hacia la colección. La primera objeción se basa en que no todos los títulos de una misma tipología documental son citados por igual: por su propia naturaleza, un buen número de documentos muy utilizados en las bibliotecas son muy poco citados. Este es el caso de las publicaciones secundarias, de las revistas y boletines especializados en noticias, o de las obras de referencia en general. Por tanto, cuando se utiliza el análisis de citas, la lectura de los resultados se ha de realizar a la luz del potencial de citación que tiene una fuente en función de su tipología y sus características. Así, en el caso de las revistas y de otras publicaciones seriadas como los congresos, se tendrá que considerar su frecuencia de aparición y el volumen de unidades citables. La aplicación del análisis de citas ha de tener en consideración que su utilidad queda limitada, en buena medida, a la revista científica estándar, en la que el cuerpo de la publicación está dominado básicamente por artículos de investigación. La segunda objeción subraya el sesgo que las colecciones personales pueden introducir en los resultados de un análisis de citas, de forma que algunos títulos pueden utilizarse muy poco en la biblioteca porque los investigadores disponen de copias al margen de la colección de la biblioteca. Establecido el análisis de citas como un estudio de la demanda potencial, y no únicamente como una evaluación detallada del uso real, esta consideración deja de tener importancia. Por contra, la tercera objeción tiene que ver con el sesgo que la propia colección de la biblioteca puede introducir en lo que se cita, pues a la luz del principio de que la accesibilidad es uno de los principales condicionantes del uso, resulta claro que los usuarios tenderán a citar más los documentos que tienen más a su alcance. En efecto, todos los datos obtenidos en estudios de citas en publicaciones de usuarios han de ser considerados a la luz del “principio del mínimo esfuerzo” (Gerstberger y Allen 1968), según el cual cuanto más fácil sea el acceso a una fuente de información, más probabilidades existen de que sea utilizada. Soper (1976) trasladó este principio al estudio del comportamiento a la hora de citar, estableciendo que, cuanto más accesible es una fuente, más probable es que se cite. Por esta razón el análisis de referencias de las tesis producidas por una universidad puede dar un sesgo claro a favor de la biblioteca; en este sentido

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Lancaster (1996: 53) afirma con gran contundencia que para la evaluación de una colección “este método es de dudosa validez”. En cualquier caso, actuando desde el conocimiento de dichas condiciones de aplicación y combinando los resultados obtenidos con otras fuentes de información sobre el uso real o sobre la demanda potencial establecida a partir de datos nacionales o internacionales, las publicaciones de los usuarios son una fuente única para conocer el uso de información del público potencial de una biblioteca, uso que se puede concebir como simulación de la demanda de los usuarios. Como en buena medida lo que se cita está parcialmente condicionado por la colección, se puede considerar un método de muestreo para el recuento del uso real, complementario de otros métodos de medición del uso en sala o en el préstamo. Es decir, como no descansa en la colección misma permite descubrir lagunas en la colección, pero como sí está condicionada por ella permite jerarquizar las fuentes según su nivel de citación como indicador de uso real. 4. SELECCIÓN DE DOCUMENTOS FUENTE EN ESTUDIOS DE ENFOQUE LOCAL Las características de los documentos seleccionados para realizar el análisis de citas pueden condicionar claramente los resultados. Esto no se ha de considerar un elemento negativo en sí, sino que, por contra, permite el contraste de los colectivos de autores o publicaciones analizadas en función del criterio de selección empleado. Todo dependerá del objetivo que se persiga en el estudio. En la selección de fuentes para estudios de citas de propósito local, uno de los aspectos que puede ser objeto de decisión metodológica es si únicamente se han de considerar publicaciones de usuarios, o si éstas se han de contemplar dentro de un conjunto más amplio para poder establecer contrastes y matizaciones a las tendencias excesivamente locales. Así, por ejemplo, en la evaluación de la colección de una biblioteca realizada desde el análisis de los títulos y no de su uso, el análisis de citas se ha de realizar a partir de colecciones de documentos fuente estratégicamente seleccionadas y de un mayor alcance que el conjunto definido por los usuarios locales16. Por tanto, en cada una de las clases de fuentes que se consideran en el presente epígrafe se podrían mencionar también ejemplos en los que se opta por la mezcla de fuentes de diversas instituciones o áreas geográficas. Este es el caso de Walcott (1991) que estudia las tesis doctorales en geología presentadas en todas las universidades de los Estados Unidos en el periodo 1981-1991, para saber en qué medida las características de las bibliotecas a disposición de los doctorandos y el nivel del departamento en la que se lee, condicionan las citas que se realizan.

16 La cuestión de la selección de fuentes sobre las que aplicar el análisis de citas en procesos de evaluación de la colección centrados en los fondos ha sido especialmente estudiado por López (1969 y 1983) y sintetizado por Lancaster (1996: 51-53) y por Baker y Lancaster (1991: 49-54).

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Por último, algunas de las clases de fuentes que se comentan a continuación están limitadas a una sola tipología documental, o bien tesis, o bien artículos, o bien informes. Otras pueden contemplar diversos tipos de documentos, incluidos los libros o los capítulos de libros, manuscritos de conferencias, etc. Esta cuestión es también una opción metodológica de relieve, ya que el tipo de referencias que se pueden encontrar en un libro es bien diferente de las que se incluyen en un artículo de revista o en una comunicación de congreso. En este sentido, Line (1979), en uno de los estudios más detallados sobre la influencia de la selección de fuentes sobre los resultados del análisis de citas, concluye: Most citation analyses are based on references taken from two or three source journals. There are good theoretical reasons for believing that these may not be representative of all references. In the social science citation analyses carried out as part of the DISISS programme, references were collected from 140 journals, including forty-seven drawn at random from a comprehensive list, and also from 148 monographs. Analyses of references drawn from high ranking and randomly selected journals showed differences in date distribution, forms of material cited and rank order of journals cited. Analyses of references drawn from journals and monographs showed differences, some of them large, in date distributions, forms of material cited, subject selfcitation and citations beyond the social sciences, and countries of publication. (Line 1979: 265) Por tanto, cuando se proceda al análisis de citas para estudiar los usuarios de una biblioteca habrá que decidir si se tienen en consideración todos los tipos de fuentes presentados en este apartado, si se contemplan todos pero se explotan de forma estratificada, o si se prioriza únicamente aquellos documentos que mejor reflejen las tareas de investigación. Así, las monografías suelen reflejar mejor las necesidades de información de los estudiantes de pregrado. Si éste fuera el ámbito en el que se desea trabajar, no cabe duda que se podría primar esa tipología documental entre las publicaciones del profesorado, juntamente con los programas de las asignaturas y algunos trabajos de curso. Las conclusiones de Line (1979) en su trabajo sobre la influencia de la selección de fuentes en los resultados del análisis de citas son realmente clarificadoras. La selección de fuentes a utilizar se ha de decidir una vez los objetivos del estudio estén claramente identificados: What is surprising is that citation analyses have paid virtually no attention to references in monographs and 'non-core' journals. The reason is presumably that it is much easier to gather references from a few core journals, but this is hardly satisfactory if the results are unrepresentative, as it seems clear that they are, at any rate in the social sciences. For some purposes, references in core journals may be not only adequate but better than references from a wider collection of sources; such purposes, as suggested earlier, might include a study of uses at the

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frontiers of research. It must, however, be noted that although references in monographs and non-core journals seem to represent somewhat different kinds of use frome core journals references, they nevertheless represent uses. What sources should be used should be decided only when the purposes of the study have been clearly indentified. (Line 1979: 283) Por último, otros autores ponen en relación las fuentes citadas y las publicaciones en las que los investigadores colocan sus trabajos. En esta línea se encuentra los trabajos de Hughes (1995) y de Jiménez Contreras et al. (1994) que proponen un método para caracterizar las demandas de publicaciones seriadas de los usuarios basado tanto en las citas que efectúan, como en los títulos de las revistas en las que publican. Si bien desde un punto de vista de conocimiento general de los usuarios dicha información puede ser muy interesante, no es muy clara la utilidad de realizar el recuento conjunto con las citas, pues esta práctica equivale a otorgar una sobrepeso a las autocitas que los autores hayan podido realizar. Sin embargo, Hughes lo consideró como el mejor indicador en su estudio para evaluar una colección de biología molecular por considerar que el acto de publicar en una determinada revista implica que ésta es consultada y que además tiene un reconocimiento por parte de los usuarios en tanto que autores. En este apartado, pues, se revisan los conjuntos de fuentes17 sobre los que se puede aplicar la técnica del análisis de citas y los métodos de extracción de las referencias cuando se trata de estudiar investigadores - postgraduados y profesionales - en su calidad de usuarios de bibliotecas. 4.1. Tesis doctorales, trabajos final de carrera y similares El análisis de las tesis doctorales se justifica en la mayoría de trabajos revisados desde un enfoque centrado en conocer los usos y necesidades del colectivo concreto de los estudiantes de doctorado de una determinada institución, siendo la evaluación de la colección desde la perspectiva del uso el objetivo habitualmente perseguido. En esta línea se podría clasificar buena parte de la bibliografía que refleja la práctica de este tipo de estudios: Chambers y Healy (1973), LaBoire y Halpein (1976), Buzzard y New (1983), Griscom (1983), Catalán (1984), Peritz y Sor (1990), Herubel (1991), Thomas (1993), Buchanan y Herubel (1994), Sylvia y Lesher (1995), Bandyopadhyay (1996), Mubeen (1996), Zipp (1996), Deshpande y Rajyalakshmi (1997), (Urbano 1997), Sylvia (1998), Kuyper-Rushing (1999), y Urbano (2000). La anterior relación de trabajos pone de manifiesto que el análisis de citas en tesis doctorales representa una opción bastante minoritaria en el conjunto de la bibliografía sobre evaluación de colecciones y de su uso. Los trabajos identificados se concentran principalmente en dos países, Estados Unidos y la

17 Hay que insistir que se analizan de forma independiente para destacar las características y las posibilidades de cada tipología de documentos fuente, pese a que la alternativa de la realización de mezclas constituye una opción más.

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India, y afectan fundamentalmente las ciencias humanas y sociales si se exceptúa el caso de la biología y la geología para Estados Unidos, la geotecnia y la informática para España, y la química y las matemáticas para la India18. La falta de datos representativos de los usuarios locales en los índices de citas internacionales - en el caso de la India por la falta de cobertura de su bibliografía y en el de las ciencias humanas y sociales por las más que previsibles particularidades de la investigación realizada localmente - explica la distribución de trabajos observados. En este sentido, y teniendo en consideración la pobre representación de los congresos en los índices de citas, sorprende que una disciplina altamente dependiente de dicha tipología documental como es la informática (Urbano 2000) no haya sido objeto anteriormente de estudios locales de citas en tesis doctorales. Buena parte de los estudios de citas en tesis anteriormente mencionados otorgan un gran valor a los datos obtenidos para el análisis de las necesidades de los investigadores en general. En este sentido, otros autores consideran explícitamente que el análisis de las tesis puede ser una fuente idónea para obtener datos del consumo de información del conjunto de investigadores de un departamento, estudiantes de tercer ciclo, becarios de investigación y profesorado ayudante incluido. Así lo establecen autores como McCain y Bobick 1981, Zipp 1996 y Barry 1999, quienes bien por métodos estadísticos, bien por medio de sólidas argumentaciones, afirman que el consumo de los estudiantes de doctorado es muy representativo de las necesidades y uso de información del conjunto de personal docente e investigador en un entorno universitario. En la misma línea Walcott (1994) observó que los estudiantes de tercer ciclo eran los que utilizaban más intensamente las publicaciones seriadas en la biblioteca de biología de la State University of New York. Al margen de las posibles pruebas estadísticas que se podrían plantear para validar dicha afirmación, existen argumentos que ofrecen una cierta base para su verosimilitud (Barry 1999: 243): la necesidad de exhaustividad en la revisión de la bibliografía nunca es tan

grande, quizás, como en el momento de la realización de la tesis doctoral; los estudiantes de posgrado, en su calidad de investigadores jóvenes, no

acostumbran a tener a su disposición las mismas reservas de información que los investigadores consolidados: ricas colecciones personales, y una red de contactos personales con colegas expertos; y

18 En la encuesta realizada por Halpin (1983) entre bibliotecas universitarias de los Estados Unidos se puede observar que el 78,5% de los encuestados no utilizaban el análisis de citas en la gestión de colecciones, considerando bajo tal denominación tanto los estudios locales como la explotación de los datos disponibles en estudios o bases de datos de alcance nacional o internacional. El volumen de trabajos identificados para el análisis a partir de tesis doctorales demuestra que se trata de una opción aún más minoritaria y que está muy condicionada por la calidad de los datos disponibles en estudios de alcance nacional o internacional, o en bases de datos como las del ISI.

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las pautas editoriales que se marcan por parte de revistas y organizadores de congresos, acostumbran a señalar una extensión máxima tanto en texto como en referencias bibliográficas, por lo que en las publicaciones de docentes e investigadores profesionales se suele otorgar una sobrerrepresentación a las fuentes más influyentes desde una perspectiva internacional.

Cunningham y Connaway (1996) al describir el uso de información de los investigadores del área de informática a lo largo de su carrera, ofrecen un argumento de gran interés para reforzar la oportunidad de estudiar a los estudiantes de doctorado como investigadores usuarios de bibliotecas y fuentes de información: Since they [i.e. investigadores en informática] tend to work in long term projects, they maintain personal document collections that grow gradually with time, and as short-term goals are achieved. Comprensive literature surveys, involving a variety of resources, are conducted primarily when entering a field (such as when begi nning doctoral work). (Cunningham y Connaway 1996: 297) Por otra parte, a diferencia de lo que ocurre con los artículos de revista, las características de las tesis como tipología documental permiten una mayor libertad a la hora de incluir un número significativo y variado de referencias. El hecho de que una gran fracción de la bibliografía científica permanezca sin ser citada en las revistas que cubren los índices de citas del ISI no significa necesariamente que no sea leída, sino que por las limitaciones de número de páginas y de referencias que marcan las pautas de publicación de las revistas científicas, no son efectivamente citadas. De todas formas, pese al interés que presenta el estudio de las tesis doctorales y sus bibliografías para conocer las necesidades de información de los doctorandos - bien sea para estudiar las necesidades de información de este colectivo, o bien como muestra significativa de las necesidades informativas de los investigadores que utilizan una biblioteca universitaria -, el número de estudios basados en el análisis de citas en tesis doctorales es más bien escaso en el campo de la ciencia básica y en el de la tecnología. Walcott (1991) califica de sorprendente este hecho, sobre todo si se tiene en consideración que se realizan numerosos estudios de características equivalentes sobre la base de las citas en artículos de profesores tomados a partir de un reducido número de revistas fuente. La tendencia a evaluar la colección en relación a bibliografías modelo y no en relación al uso explica esta situación. En este sentido las influyentes críticas de Baker y Lancaster (1991) a las tesis como publicación fuente para el análisis de citas pueden explicar esta situación. En esta línea de objetar el sesgo de las tesis hacia la propia colección que se evalúa estaría el trabajo de Oliveira (1991) quien tras comparar como publicaciones fuente tesis, monografías y revistas, comprobó

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que las citas con origen en las tesis eran las que mejor representadas se encontraban en la colección. Esta crítica olvida la necesidad de evaluar el uso de la colección y el uso en general practicado por los usuarios. Todo lo que se ha comentado en relación con las tesis se puede extrapolar en mayor o menor medida a otros trabajos académicos de trascendencia similar para los alumnos. Así, al considerar los trabajos académicos para la obtención de una titulación universitaria se ha de tener presente que el grado de doctor no es la única titulación que comporta la realización de un trabajo original. Son bastantes las titulaciones, en España sin ir más lejos, en las que se exige la realización de algún tipo de proyecto o trabajo después de haber superado todos los cursos académicos. Este es el caso de arquitectos e ingenieros, así como el de determinadas titulaciones de postgrado y maestría. Si bien dichos trabajos no se pueden considerar de forma indiscriminada proyectos de investigación, en muchos casos, el nivel y exigencia de los proyectos de final de carrera es equivalente a las memorias de doctorado de otros estudios. De todas formas, como fuentes para el análisis de citas presentarán grandes diferencias con las tesis. La tipología de fuentes citadas y cantidad de referencias bibliográficas por trabajo serán sensiblemente diferentes, pues se trata de trabajos orientados al desarrollo de prototipos, proyectos y soluciones, con una menor necesidad de fundamentación en aspectos teóricos y, por tanto, con una menor presencia de la bibliografía científica tradicional y un mayor uso de normas, patentes y directrices. 4.2. Publicaciones del personal docente e investigador La alternativa más directa para estudiar el uso de información por parte de los investigadores de una universidad es la explotación bibliométrica de sus publicaciones. En este caso se plantean varias cuestiones: qué tipo de publicaciones se han considerar, y cuál será el método para la identificación de las mismas y para la obtención de copias sobre las que trabajar. En función de la solución considerada, el conjunto de publicaciones fuente puede presentar variaciones sustanciales. Así, por ejemplo, no es lo mismo trabajar con los artículos de los investigadores que figuran en la base de datos del Science citation index, que hacerlo sobre los artículos que puedan figurar en una base de datos de resúmenes, ya que la cobertura en el primer caso acostumbra a ser más selectiva. Si se persigue trabajar con una muestra más representativa de todas las publicaciones, independientemente de su presencia en una base de datos como las mencionadas, habrá que explotar las memorias de los departamentos y las bases de datos de investigación del personal docente e investigador que mantienen en la actualidad numerosas universidades.

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a) Artículos de revista indizados en las bases de datos del ISI Esta es la solución más asequible en términos del esfuerzo a realizar, pues una consulta en el source index de los índices de citas del ISI por el nombre de la entidad que se pretende estudiar - contemplando las diversas formas del nombre - permite obtener tanto los datos fundamentales de los documentos fuente como los datos de las referencias presentes en ellos. En efecto, el bajo número de trabajos que toman como fuente las tesis, tal y como apunta Walcott (1991) se explica en buena medida por la facilidad de obtención de las citas de los artículos de profesores que han sido indizados por alguna de las bases de datos del ISI. Sin embargo, la idoneidad del conjunto tomado a partir de dichas bases de datos para usuarios que no forman parte de la elite definida por el conjunto de revistas que vacía el ISI es más que discutible. De todas formas, se ha de subrayar que el tratamiento masivo de un gran volumen de datos con un esfuerzo de compilación limitado, sólo es posible partiendo de índices de citas automatizados como los del ISI, o de otros índices automatizados que en estos momentos comienzan a aparecer. Así, por ejemplo Loughner (1996) realizó un trabajo sobre 35.000 referencias en artículos de investigadores de la Universidad de Georgia, algo impensable sin la contribución del Science citation index, mientras que Glänzel y Schoepflin (1999) manejaron 10.000.000 de referencias procesando los 600.000 documentos fuentes indizados en 1993 en las bases de datos del Science citation index y del Social sciences citation index para estudiar la distribución de las citas entre series y monografías en diversos campos del conocimiento. En cualquier caso, hay que recodar que para bibliotecas de universidades con una baja representación de sus usuarios en las bases de datos del ISI, los resultados no serían en absoluto significativos. En este sentido, es normal observar que la opinión de bibliotecarios de áreas no anglófonas respecto a las virtudes de los datos del ISI en el proceso de evaluación de colecciones es bien diferente. Así, por ejemplo, desde la perspectiva francesa, Lapèlerie (1999) destaca las insuficiencias de esta fuente, pese a que, a buen seguro, Francia cuenta con una presencia en los índices de citas del ISI mucho mayor que países como España. En definitiva, se necesita un número suficiente de documentos fuente para considerar válido un trabajo con enfoque local basado en el análisis de citas. Considerar únicamente los artículos publicados en un selecto club de revistas puede ser útil para observar la visión que un acotado número de autores tiene respecto a las fuentes de más calidad de su disciplina, pero es muy poco significativo para estudiar el uso y la demanda potencial respecto a la biblioteca.

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b) Publicaciones indizadas en alguna base de datos con información de afiliación Si se parte de las bases de datos de indización y resumen más reconocidas en el ámbito internacional en una determinada especialidad, se dispondrá de una mayor cobertura19 que en las bases de datos del ISI, pero se mantendrá una cierta selección de las fuentes. Se ha de tener presente que uno de los indicadores alternativos para evaluar a los investigadores es la presencia de sus publicaciones en la bibliografía circulante en las bases de datos de la especialidad, por lo que una selección basada en estas fuentes puede ser pertinente en estudios que persigan una doble aplicación bibliotecaria y de política científica. Al tratarse de una selección de las publicaciones del personal docente e investigador, habrá que plantearse, al igual que en el caso del ISI, si la selección es pertinente y representativa. Es decir, si se ajusta a los objetivos perseguidos en el estudio. Se ha de recordar que, en muchos casos, trabajar con la selección puede ser una opción metodológica, no un inconveniente. Por otra parte, una biblioteca podría decidir utilizar los artículos recogidos en bases de datos clásicas de indización y resumen, completando los datos en los casos que fuera posible con las noticias del Science citation index, ya que éstas aportan los datos de referencias en los artículos; de esta forma se reduce el número de referencias a contabilizar de forma manual. En cualquier caso, el problema principal que presenta el uso de las bases de datos bibliográficas tradicionales es la obtención del original de los documentos para proceder a analizar las referencias en ellos contenidas. En ocasiones la solución más rápida, y la más apropiada si se quiere hacer algún tipo de encuesta asociada con el consumo de información detectado por medio de las citas, es proceder a la petición directa de una copia al autor. c) Bases de datos internas e inventarios de las actividades del profesorado y del personal investigador Casi todas las universidades mantienen algún tipo de sistema para inventariar, evaluar y difundir las actividades de investigación y publicación del personal docente e investigador, en las que se recoge noticia de todo tipo de publicaciones, incluidas las patentes y la dirección de trabajos como las tesis. Por tanto, estas bases de datos pueden servir como punto de partida para la selección de fuentes en función de los objetivos que se persigan, siempre que su grado de actualización y de cobertura sea total. En su defecto se pueden utilizar las memorias de los departamentos, o el catálogo de la biblioteca de forma conjunta con un directorio del personal docente e investigador.

19 Tanto en número de documentos como en tipologías, ya que no es inusual que se contemplen en estas bases de datos, además de artículos de revista, comunicaciones de congresos, informes y otras publicaciones.

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De todas formas, se ha de tener presente que la realización de tales inventarios no siempre comporta el depósito de copias de las publicaciones en la biblioteca de la universidad, por lo que, o bien se localizan los documentos por la vía de los fondos disponibles en la biblioteca o mediante su solicitud al servicio de préstamo interbibliotecario, o bien se requieren a sus autores. Los estudios realizados en base a las publicaciones recogidas en este tipo de inventarios permiten una mezcla de diferentes tipos de publicaciones fuente que, como ya se ha comentado, posibilita una representación del uso de información más fidedigna que si el estudio se realiza únicamente en base a artículos de revista. Así por ejemplo Boza y Olmedo (1998) contemplan monografías, comunicaciones a congresos y artículos de revista al realizar el estudio de las citas en publicaciones de investigadores del Instituto de Microelectrónica de Sevilla (CSIC). d) Encuesta y petición de copias de las publicaciones o de las bibliografías Cuando la cobertura de alguno de los inventarios mencionados sea poco convincente se puede recurrir a la petición expresa al personal investigador de aquellas publicaciones que ha realizado en el período objeto de estudio, ya sea en su totalidad, o bien solicitando a cada investigador las publicaciones que haya realizado que mejor reflejen su línea de investigación y que presenten una mejor selección de las fuentes que habitualmente utiliza. Se trata de una opción legítima, especialmente si se vincula a procesos de selección en las adquisiciones en los que se quiera comprometer al profesorado y a los investigadores. Esta alternativa, puede ir acompañada de algún tipo de cuestionario sobre los sistemas utilizados en la identificación de los documentos citados (Hallmark 1994).

4. A MODO DE CONCLUSIÓN

El análisis de citas en publicaciones de usuarios aparece en la bibliografía analizada como un método muy interesante a considerar en estudios de uso de información por parte de investigadores en su calidad de usuarios de bibliotecas: se ha de tener en consideración que los métodos habitualmente utilizados en la medición del uso de colecciones de investigación están excesivamente limitados por la condición del acceso físico. Esta situación, gracias al rápido avance de la edición electrónica, se verá modificada en un breve plazo de tiempo, por lo que conocer qué usan realmente los investigadores de una determinada área de conocimiento en una universidad puede ser un dato de gran interés en el proceso de volver a definir las políticas de adquisiciones a la vista del nuevo entorno digital. El análisis de las referencias bibliográficas citadas en trabajos de los investigadores ofrece una imagen del uso que realiza el usuario y no

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necesariamente del uso realizado a partir de la colección, pues puede haberse obtenido el recurso por otras vías. Ambos datos son importantes, pero el primero puede ser de especial interés para detectar qué necesitan los usuarios, en un momento en el que se camina de forma decidida hacia las colecciones de revistas electrónicas, ya que si determinados usos no son, hoy por hoy, observados físicamente en la biblioteca, en un futuro próximo, con un acceso remoto en red bajo una suscripción que la biblioteca realice para todo el campus, pueden devenir uso bibliotecario efectivo. En definitiva, el tratamiento bibliométrico de las referencias en trabajos y publicaciones de los usuarios de una biblioteca, independientemente de la dificultad de automatización de las referencias cara a su tratamiento - su punto más débil, sin duda - es un método a considerar en el estudio de los investigadores como usuarios de la biblioteca, ya que se trata de un método que no interfiere en el comportamiento de los usuarios mientras se toman los datos y que permite una disponibilidad relativamente sencilla de los mismos: no se requiere la cooperación de un entrevistado o encuestado, la respuesta no aparece contaminada por el proceso de estudio y permite matizar y ajustar los datos bibliométricos internacionales o nacionales a las particularidades del colectivo concreto al que se dirigen los servicios del centro. 6. REFERENCIAS Alcaín Partearroyo, Mª Dolores; Ruiz-Gálvez Papí, María (1997). “Los estudios bibliométricos a través de la base de datos ‘Dissertation abstract ondisc’.” Revista general de información y documentación, 7 (2): 167-179. Amat, C.B.; Castillo, L. (1997). "¿De qué trata la documentación española?: un análisis temático de los trabajos incluidos en la base de datos ReID." Métodos de información, 20: 24-28. Baker, Sharon L.; Lancaster, F.W. (1991). The measurement and evaluation of library services. 2nd ed. Arlington, Virginia: Information Resources Press. xviii, 411 p. Bandyopadhyay, A.K. (1996). “Citation analysis of doctoral dissertations in mathematics using dBase 3 plus” Annals of library science and documentation, 43(3): 81-107. Barry, Christine A. (1999). “Las habilidades de información en un mundo electrónico: la formación investigadora de los estudiantes de doctorado.” Anales de documentación, 1999, nº 2, 237-258. Boza Puerta, Mariano; Olmedo Granados, Gaspar (1998). “¿Se adaptan los fondos de mi biblioteca a las necesidades de los usuarios?: un método objetivo de evaluación de colecciones en una biblioteca científica.” En: VI Jornadas Españolas de Documentación. Valencia: Fesabid. 193-196.

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EL USUARIO DE LA INFORMACIÓN: UNIDAD DE OBSERVACIÓN MENSURABLE Y CONVERGENTE EN LOS ESTUDIOS MÉTRICOS

DE LA INFORMACIÓN.

SALVADOR GORBEA-PORTAL

Criterios generalizados enmarcan a los estudios de usuarios de la información en dos grandes rubros: uno orientado a identificar sus necesidades de información y sus características socio- psicológicas, es decir las objetivas y subjetivas, y otro a su formación en el conocimiento sobre los sistemas y servicios a los que éstos se vinculan, mediante el diseño de programas con un enfoque didáctico y con fines instructivos. En ambas orientaciones se pueden emplear, según sus propósitos, el análisis de variables cuantitativas y cualitativas, aunque es de señalar que en estos estudios en la práctica se observa un predominio del análisis de las últimas apoyadas en cuerpos teóricos propios de disciplinas tales como la Psicología, la Sociología, la Pedagogía, entre otras. Sin embargo donde el usuario alcanza su verdadera dimensión mensurable es precisamente cuando éste se analiza como unidad de observación que participa en el ciclo social sobre la generación y uso de la información, aquí parecería que lo mensurable rebasa lo cualitativo, debido a que el peso de las variables que intervienen en este tipo de orientación es predominantemente de carácter cuantitativo, sin descartar el obligado análisis cualitativo que subyace en la explicación e interpretación de los resultados numéricos que se obtienen. En esta última orientación la objetividad del estudio se centra en los resultados que emanan de su activa y real intervención en el acceso y uso de los fondos, colecciones y servicios de información de determinado sistema, así como en la forma que la utiliza en el proceso de generación de nueva información, a través de los canales formales e informales del sistema de comunicación científica. Aquí no sólo la orientación del estudio del usuario es diferente, sino que la base teórica – conceptual que sustentan estas investigaciones pertenece a las denominadas especializaciones métricas de la información, tales como la Bibliotecometría, la Bibliometría, la Informetría y la Archivometría, las cuales pueden ser agrupadas en una especialidad o campo disciplinar más amplio, definido como los Estudios Métricos de la Información. Entronizar al usuario como la unidad de análisis de un sistema de información conlleva a tener en cuenta en su estudio variables relacionadas con sus demandas, solicitudes y el uso que hace del fondo, colecciones y otros recursos de información del sistema con el cual se relaciona para su estudio, de aquí que los resultados obtenidos en este sentido no solo contribuyen a evaluar el movimiento de colecciones y recursos disponibles en el sistema, sino que también revelan resultados sobre los niveles de satisfacción de esas demandas y solicitudes y de sus hábitos o preferencias en la explotación de los recursos del

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sistema. Esta forma de analizar al usuario presupone la observación de variables propias de la actividad bibliotecaria o archivística según el tipo de sistema o recursos tratados, su manifestación es eminentemente cuantitativa y los métodos y modelos matemáticos o estadísticos pertenecen según sea el caso a la Bibliotecometría (Librametry, según Ranganathan) o, por qué no, a la Archivometría, cuando los resultados del análisis enriquecen la solución de problemas en los fondos y usuarios de archivos. Otra forma, sin lugar a dudas, de analizar ese mismo usuario del sistema de información resulta de su observación a partir de las variables presentes en el entorno tridimensional que lo asocian a un sistema de comunicación científica, en el cual se observa una primera dimensión cuando se analizan variables presentes en las descripciones bibliográficas de los documentos que produce o genera, una segunda cuando el análisis recae en estas mismas variables pero que están presentes en aquellos documentos que utiliza como referencias para sustentar lo que publica y una tercera cuando las variables que se estudian pertenecen a las citas que recibe de otros autores o documentos como resultado del impacto o visibilidad de su obra. Aquí intervienen métodos y modelos matemáticos y estadísticos de carácter bibliométricos si consideramos como Bibliometría lo definido por Prichard como la aplicación de los métodos matemáticos y estadísticos a los libros y otros medios de comunicación. En tal sentido se identifica la participación del usuario de la información en el ciclo social de la información, a través de la revelación de regularidades presentes en el flujo de información documental, tales como de productividad, concentración – dispersión, impacto, visibilidad, uso, entre otras. A las dimensiones anteriores pudiera añadirse una cuarta si las variables que se seleccionan para el estudio del usuario están asociadas al contenido de la información que genera, en este sentido las variables cuantificadas van más allá de la descripción de forma y contenido de lo que produce, reseña o se le cita y donde se le cita, sino que apuntan a la representación de sus contenidos. Este tipo de estudio, convergente con el análisis de contenido, pudiera identificar estructuras y mapas conceptuales que propicien su ubicación en determinada escuela o línea de pensamiento, además de otros asociados con los lenguajes de representación de contenidos y la lingüística documental. Este tipo de estudio aunque pretende identificar regularidades estadísticas presentes también en el sistema de la comunicación científica, Nacke, con toda razón, lo identifica como el contenido de una especialización métrica que denominó como Informetría, al mismo tiempo que lo diferencia de la Bibliometría, quizás porque en su nivel de análisis las variables que intervienen no apuntan hacia lo cuantitativo de la forma de los documentos sino hacia lo temático y semántico del contenido. Un ejemplo fehaciente de modelo matemático que identifica este tipo de comportamiento es el epónimo modelo de Zipf. Resulta oportuno señalar que este mismo usuario puede ser también estudiado como una unidad de observación de un Sistema de Investigación entonces no solo los propósitos y resultados del análisis varían sino que su base teórica también, debido a que este tipo de estudio utiliza las bases teóricas de la Cienciometría,

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otra especialidad métrica perteneciente a la Cienciología (conocida también como Organización de la Ciencia o Ciencia de la Ciencia) que aunque no pertenece a los denominados Estudios Métricos de la Información si está muy vinculada a éstos. Esta vinculación se sustenta en el hecho de que en los estudios cienciométricos por lo general se pueden incluir resultados obtenidos por métodos bibliométricos, al ser considerado el análisis de la producción y comunicación científica una parte importante que interviene en la evaluación de los resultados de los Sistemas Científicos. Todas estas dimensiones a partir de las cuales el usuario de la información puede ser analizado alcanzan niveles de complejidad insospechadas cuando algunas de ellas se asocian y correlacionan, como por ejemplo, las vinculadas con el uso y el impacto junto a las de la demanda y la solicitud, y estas a su vez con las del hábito o preferencia sobre determinadas fuentes, recursos o servicios, estudios en los que intervienen o pudieran intervenir métodos tan sofisticados y actuales en este medio como el de análisis multivariado o el de redes neuronales. Este tipo de enfoque, sistémico e interdisciplinario, aplicado a objetos de estudios tan complejos y dinámicos como lo es el usuario de la información, o pudiera serlo el cerebro humano, constituye una tendencia de la ciencia actual que propicia la integración del conocimiento en donde el análisis de lo multidimensional prevalece sobre lo plano o lineal, apoyado por lo cuantitativo como una insoslayable vía para la interpretación de lo cualitativo. Es precisamente en este contexto que pudiera tomar vigencia una teoría que amplíe el estudio de usuarios a otros planos no relacionados con mucha frecuencia por los estudiosos de los usuarios de la información. Un plano en el que el usuario de la información con sus necesidades, sus características, su perfil y su formación en el conocimiento de sistemas y servicios no se vea solo como la causa que determina el funcionamiento de los sistemas de información, sino que se pueda analizar también esta causa a su vez como una consecuencia de su papel o función dentro del ciclo social de la información en el que no sólo participa como usuario sino que también participa como generador de información, lo que lo lleva a ser un ente activo en el comportamiento de las regularidades de la producción y comunicación científica. En este último enfoque el usuario de la información puede ser estudiado como una unidad de observación, dinámica, altamente mensurable y convergente de los Estudios Métricos de la Información, en el que prevalece el análisis multivariado y multidimensional sobre el plano, lineal y univariado.

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APLICACIÓN DE TÉCNICAS BIBLIOMÉTRICAS A LA GESTIÓN BIBLIOTECARIA

ELÍAS SANZ CASADO

CARMEN MARTÍN MORENO INTRODUCCIÓN Hoy en día la mayoría de las bibliotecas está sujeta a enormes presiones respecto a la gestión de sus recursos de información, debido, en muchos casos, a la disminución de las inversiones económicas frente al constante aumento del volumen de publicaciones, de nuevos recursos tecnológicos, así como a las necesidades cada vez más sofisticadas de la comunidad de usuarios. Evidentemente, estas presiones se están traduciendo, en muchos centros, en una nueva forma de gestionar los recursos existentes, con el fin de aumentar su eficiencia. En este sentido, conocer las necesidades de información de los usuarios, así como determinar los hábitos en la búsqueda y en el uso de la información que demandan, es una tarea fundamental para poder desarrollar de modo adecuado gran parte de los procesos de evaluación que se realizan a diario en cualquier biblioteca. Por ello, tanto el diseño, la planificación, como la gestión de las bibliotecas deberán tener en cuenta aquellos criterios que permitan realizar correctamente las tareas que se acaban de comentar. Es conveniente insistir en que la correcta gestión de las bibliotecas pasa de manera obligada por una atención adecuada a sus usuarios, mediante la elaboración de productos y servicios de información útiles para el desarrollo de sus actividades. Para ello, será preciso partir de un buen conocimiento de sus hábitos de información y de sus necesidades específicas, dejando de lado cualquier otro tipo de razones subjetivas que, a veces, responden a deficiencias profesionales que no sólo perjudican al usuario, al no poder satisfacer sus de mandas, sino a los propios profesionales de la biblioteca al hacer menos eficientes sus tareas. Por la misma razón, la gestión del centro se deberá de dotar de unas herramientas que le permitan conocer las características de sus usuarios, como: el tipo de in formación que necesitan, la tipología documental que utilizan, la capacidad idiomática que de muestran, etcétera. En la gestión bibliotecaria es imprescindible el uso de un gran número de técnicas de análisis, entre ellas las bibliométricas, que complementen las que tradicionalmente usan los bibliotecarios, para conocer la utilización de los recursos de información de sus centros o, para determinar aquellas necesidades no satisfechas de sus usuarios. En este sentido, la Bibliometría ha desarrollado una cantidad considerable de herramientas que ayudan a la gestión, ya que permite medir distintas características de utilización de los diversos recursos que contiene la biblioteca, así como de las necesidades que manifiestan los usuarios que acuden a ella. En general, la aplicación de estas técnicas ha proporcionado una

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enorme ayuda a la hora de definir los sistemas y servicios más adecuados de información de la biblioteca. MÉTODOS DE EVALUACIÓN Hay varias técnicas bibliométricas que se pueden aplicar a la gestión bibliotecaria. En este sentido, quizá sean los indicadores las herramientas de estudio que más se han desarrollado para cumplir este objetivo. Concretamente, fue en la década del 80 cuando se fomentó la investigación sobre la utilización de indicadores para la gestión de este tipo de centros. A partir de estas herramientas se pueden evaluar muchas de las actividades que se realizan en las bibliotecas, en especial aquellas que están vinculadas con aspectos de tipo cuantitativo. Así mismo, se recomienda la utilización de indicadores cuando se quiere conocer la evolución de las actividades que se han estado desarrollando en la biblioteca o cuando se quieren conocer los cambios que se han producido en los hábitos de información de sus usuarios durante un de terminado período. En general, hay que tener en cuenta algunas consideraciones respecto a los indicadores, como: la parcialidad, es decir, cada indicador describe un aspecto concreto del estudio que se está realizando; la convergencia, el uso de un gran número de indicadores permite tener un buen conocimiento de las características de la Biblioteca, de los usuarios que está atendiendo, o de los recursos de información que se están utilizando. Estos indicadores son relativos, es decir, se refieren sólo al tipo de biblioteca donde están siendo aplicados o al colectivo de usuarios estudiados, puesto que cada uno de ellos tiene características distintas, y, por tanto, la información que proveen hay que relacionarla exclusivamente con aquellos de su misma tipología. INDICADORES BIBLIOMÉTRICOS Dentro de los indicadores están aquellos de tipo bibliométrico, que son datos numéricos extraídos de los documentos que publican los investigadores o de los que son solicitados a la biblioteca, y que permiten analizar distintas características de las necesidades y demandas de información existentes dentro de la comunidad de usuarios que la visitan. En este sentido, los indicadores bibliométricos se pueden aplicar, tanto a los recursos documentales de los centros de información, como a los documentos publicados por sus usuarios. En el primer caso, la información obtenida permitirá evaluar el uso que se está haciendo de la colección; mientras que en el segundo, se podrán conocer las características que presentan esos usuarios como productores y consumidores de in formación. Por tanto, para la biblioteca será posible conocer y valorar diferentes aspectos referentes a la utilización que se está haciendo de sus recursos, y de su capacidad para atender las necesidades planteadas por sus usuarios, mediante el uso de los indicadores bibliométricos adecuados. Por su propia definición, éstos se podrán

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obtener utilizando métodos indirectos (estudio de peticiones de documentos, análisis de citas, análisis de referencias, etcétera), es decir, sin tener que preguntar ni consultar a los usuarios, ya que si se estudian los documentos que publican, que utilizan o los hábitos de información que manifiestan ante diferentes situaciones, se pueden inferir dichas características. Hay que tener en cuenta que aunque los métodos directos (encuestas por correo, entrevistas, etcétera) permiten conocer más a fondo las necesidades reales del usuario, tienen un mayor costo y requieren un mayor tiempo que los indirectos, que se realizan más rápido y ofrecen resultados fiables (Sanz, 1994). En cuanto a los indicadores, hay que señalar que su importancia no estriba sólo en sus valores puntuales, sino en los cambios que se pueden observar en ellos a lo largo del tiempo, pues estas variaciones informarán de las modificaciones que se han ido produciendo en la utilización de los materiales de la biblioteca o en la dinámica de los hábitos de información de su comunidad de usuarios. Indicadores bibliométricos unidimensionales Los indicadores bibliométricos unidimensionales estudian una sola característica de los documentos consultados, sin tener en cuenta ningún tipo de vínculo común que pueda existir entre ellos. De estos indicadores destacaremos aquellos que tienen especial relevancia para la gestión bibliotecaria, como son los que se comentan a continuación. Actualidad de los documentos Esta característica se refiere a la tendencia de la colección a caer en desuso, y los indicadores que la valoran, vida media, e índice de Price permiten conocer la actualidad de los documentos utilizados, y por tanto su obsolescencia. Para una biblioteca es importante conocer el período durante el cual los documentos van a ser utilizados y en consecuencia las posibilidades de que sean transformados en nuevo conocimiento. Ahora bien, al ser una información directamente relacionada con el tipo de material que utilizan los investigadores de los distintos campos del conocimiento, los bibliotecarios pueden ir retirando aquellos documentos que tengan menor vigencia a zonas menos accesibles. El envejecimiento que muestra la literatura en cualquier campo del conocimiento se puede determinar mediante el análisis de los años en que se han publicado los documentos utilizados. Esto se calcula por medio de distintos métodos, como por ejemplo: el análisis de las referencias bibliográficas que aparecen en los documentos, el análisis de las citaciones que reciben los documentos, y, a partir de la consulta de los documentos que se realiza en una biblioteca. La obsolescencia de los documentos se puede determinar mediante distintos indicadores. En este sentido, uno de los más utilizados es el de vida media, este término fue establecido por Burton y Kebler (1960), quienes lo definieron como “el tiempo durante el cual fue publicada la mitad de la literatura activa circulante sobre

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un tema determinado,” entendiéndose por literatura activa, aquella que se cita en una bibliografía o es solicitada a una biblioteca. La obsolescencia se puede medir mediante estudios diacrónicos y sincrónicos. En el primer caso, el análisis indica el tiempo durante el cual podrán ser utilizadas determinadas publicaciones. Para conocer su valor, se selecciona una muestra de documentos publicados en un momento dado, y mediante un análisis de citas, se obtiene la cantidad que han recibido año con año. La vida media así calculada indica el período en el que el con junto de documentos analizados ha recibido la mitad del total de las citas y, según Wallace (1986), este valor permite estimar el tiempo durante el que puede ser utilizada una publicación de un área científica específica. El estudio sin crónico del envejecimiento de la literatura tiene como objetivo determinar el tiempo que ha pasado desde que se publicó la mitad de la literatura activa más reciente. En este caso, la vida media de los documentos se calcula a partir de su bibliografía, y el valor viene dado por la mediana de los años de antigüedad de los documentos citados en las referencias bibliográficas. La antigüedad así calculada permite conocer los años que han pasado desde que los documentos fueron publicados hasta su utilización. Desde el punto de vista bibliométrico, es más interesante calcular la tasa de obsolescencia mediante estudios sincrónicos, accediendo a los documentos que han sido publicados. Esta forma de determinar el envejecimiento permite medir la diferente actualidad de los documentos utilizados por los investigadores de los distintos campos científicos, que presenta grandes variaciones de unas áreas a otras, y cuyo conocimiento es fundamental para determinar la política que hay que seguir en los procesos bibliotecarios. La aplicación de este indicador ha permitido agrupar diferentes disciplinas en función de su envejecimiento más o menos lento. Así, mientras la genética o la física tienen una vida media muy baja, y envejecen rápido (entre 3 y 5 años según los trabajos de Stinson y Lancaster, 1987; Gupta, 1990; Martín y Sanz, 1996), otras disciplinas como la botánica, las matemáticas o la geología la tienen muy alta y envejecen más lentamente, y llegan a tener una vigencia de casi 12 años (Burton y Kebler, 1960). Entre ambos tipos se encuentran las disciplinas de carácter intermedio, como la química, cuyos documentos tienen una vida media de unos 8 años (Burton y Kebler, 1960). El otro indicador citado utilizado para conocer la obsolescencia de las publicaciones es el índice de Price, que mide el porcentaje de documentos referenciados en la bibliografía, que tienen 5 años o menos de antigüedad. Para calcularlo, hay que contar el número de documentos contenidos en la bibliografía que tengan 5 años o menos de antigüedad (se considera como año cero el de publicación del documento), y dividirlo entre el número total de referencias. El valor hallado se multiplicará por 100 para dar los resultados en forma porcentual.

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El resultado informa sobre el mayor o menor porcentaje de documentos recientes que utiliza el usuario para generar nuevo conocimiento. Se pueden citar múltiples trabajos en los que se ha puesto de manifiesto el interés de este indicador, como los de Moed (1989) en las ciencias de la vida; Wouters y Leydesdorff (1994) estudiaron las diferencias que se dan en distintos campos del conocimiento, ya sea que pertenezcan a las humanidades, ciencias sociales o experimentales, o a las tecnologías. López-Piñero y Terrada (1992a) encontraron que los valores de este indicador para seis revistas biomédicas españolas, oscilaba entre un 20.9% y un 39.6%, lo que su pone una cierta antigüedad en las citas. Temática de los documentos Éste es un aspecto de gran interés para cualquier biblioteca, pues permite conocer la temática de los documentos que son utilizados, así como aquellas otras temáticas que están relacionadas, con el fin de elaborar los productos específicos de información para los distintos colectivos de usuarios que atiende, y dirigir la política de adquisiciones hacia las temáticas más demandadas. Para estudiar esta característica se utiliza el indicador de nominado Temática documental, y su cálculo se realiza a partir de las referencias bibliográficas de los documentos publicados por los usuarios o de mandados en la biblioteca, pues permite analizar la frecuencia de los temas más citados o de los más consultados, y por tanto de aquellos que han sido más utilizados por los usuarios para introducirlos en las distintas actividades que realiza. A partir de ahí, se obtienen los títulos de las revistas citadas, así como la frecuencia con que aparecen. Estos títulos se agrupan por temáticas, para lo cual se puede utilizar la clasificación que hace el Institute for Scientific Information (ISI) con las revistas que recogen sus bases de datos, o bien emplear códigos UNESCO para agruparlas, tal y como hacen varias instituciones españolas. Entre los trabajos relacionados con este indicador, cabe citar el llevado a cabo por Méndez et al. (1987) en el que al estudiar las re vistas utilizadas por los inmunólogos españoles para dar a conocer sus trabajos, observaron que pertenecían a una gran cantidad de temas diferentes, pero que de alguna manera estaban relacionados con dicha disciplina. Berger y De vine (1990) proponen en su artículo un nuevo método para analizar las colecciones de publicaciones periódicas en el que se combinan distintos criterios de evaluación, entre los que se encuentra la clasificación temática de las mismas. En el estudio que realizaron Gómez et al. (1990) sobre investigación española en neurociencia, observaron que había un amplio espectro de disciplinas relacionadas con el sistema nervioso, dado que numerosos grupos de investigación en esta disciplina publicaban sus resultados en revistas de medicina clínica, fisiología, anatomía, etcétera.

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Tipología de los documentos Para una biblioteca también es importante conocer el tipo de documentos que consultan y utilizan sus usuarios, pues este dato permite de determinar las necesidades de información que tienen, con el propósito de ir elaborando sus perfiles de acuerdo con dichas necesidades. Por todo ello, no hay duda de la importancia de su conocimiento a la hora de elaborar productos de información adecuados a cada tipo de usuario, y por supuesto para definir o redefinir una política de adquisiciones que atienda eficazmente el mayor número posible de demandas. Mediante el indicador denominado Tipología Documental se puede conocer qué tipo de documentos son más utilizados por los usuarios para dar a conocer los resultados de su investigación, o los que consultan para obtener la información que necesitan. El valor de este indicador se determina mediante las frecuencias obtenidas para los distintos tipos de fuentes, a partir de las referencias bibliográficas de los documentos producidos por los investigadores, o de los solicitados a la biblioteca. Son muchos los trabajos que han estudiado la tipología documental utilizada por los autores de los distintos campos del conocimiento, observándose que el canal formal que mayoritariamente utilizan los de ciencias experimentales para dar a conocer sus contribuciones al conocimiento global, son los artículos en revistas especializadas (Bordóns y Barrigón, 1992; López-Piñero y Terrada, 1992b; Luukkonen, 1992). En un reciente trabajo llevado a cabo sobre la producción científica de los investigadores españoles en genética (Martín y Sanz, 1996) se encontró que dicho medio de trasmisión de conocimientos fue utilizado por los autores en porcentajes superiores al 90%. Ésta es una característica que diferencia a los científicos de otros campos; así Skelton (1971) señala que las principales fuentes de información de los científicos sociales son las monografías, seguidas de las publicaciones periódicas. Los trabajos llevados a cabo por Cullars (1992) que estudian las características de citación de los humanistas indicaban su preferencia por las monografías frente a otros tipos de publicaciones. Por todo lo comentado anteriormente, cuanto mayor sea la frecuencia de aparición de las publicaciones periódicas o actas de congresos en sus bibliografías, o en sus consultas a la biblioteca, más efímera será la información que utilicen; por lo que se puede inferir que su campo de trabajo la requiere actualizada y de baja vida media. Mientras que cuando trabajen en temas de mayor obsolescencia, los documentos más citados o demandados serán los correspondientes a una literatura más clásica, como corresponde a la contenida principalmente en las monografías. En general, el tipo de documento que se utiliza en las disciplinas de vida media baja es eminentemente efímero, y los artículos de publicaciones periódicas suelen constituir el mayor porcentaje de documentos consultados y utilizados.

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También suele ser éste el material más utilizado cuando la disciplina tiene una vigencia intermedia, si bien aparece junto a un cierto porcentaje de material clásico. Sin embargo, aquellos campos en que la literatura de consulta presenta un lento envejecimiento, se caracterizan por utilizar preferentemente la monografía como fuente de información. La biblioteca al conocer este indicador también puede estimar el grado de especialización en las líneas de trabajo de sus usuarios, pues no es lo mismo que citen o de manden tesis e informes (característico de usuarios especializados), que congresos, patentes o normas (propio de usuarios que trabajan en ciencias aplicadas y tecnológicas), como han indicado en sus estudios autores como Pérez Álvarez-Ossorio et al., 1991; Miller, 1992; Luukko nen, 1992. Visibilidad de los documentos Ésta es otra característica que tiene un gran interés para las bibliotecas, dado que permite determinar la importancia de los documentos que poseen, en función de su mayor o menor utilización por los distintos usuarios. De esta forma se puede determinar en cierta medida la calidad de las revistas u otro tipo de publicación, y clasificar las según su interés científico, es decir, por el impacto que sus trabajos producen en la investigación que se lleva a cabo en su campo específico de conocimiento. Esto permite tener un criterio relativamente objetivo de las mismas y una clasificación que puede utilizarse en el momento de renovar, descartar o suscribirse a nuevos títulos; decisiones de gran importancia para los centros, dado el alto costo que representa la adquisición de estos materiales. Para conocer la visibilidad de los documentos, se utiliza el indicador Factor de impacto de las revistas, cuyo valor permite conocer la frecuencia conque la información contenida en las publicaciones periódicas es utilizada por los usuarios, para introducirla en su actividad científica y transformarla en nuevo conocimiento. El valor de este indicador se mide a través del número de citas recibidas por la revista que se esté evaluando en un determinado período, suponiendo que las más visibles para los usuarios son las que mayor número de citas reciben, y por tanto las que mayor impacto tienen en la comunidad investigadora. Para calcular el Factor de impacto de una publicación periódica determinada en un año concreto, se divide el número de citas que han recibido los artículos publicados por ella a lo largo de los dos años anteriores, entre el total de artículos publicados en esos dos años. Esta forma de calcular el indicador provoca una cierta distorsión en la ordenación que se hace de las revistas, pues se benefician aquellas que publican pocos artículos de gran extensión; es decir, las que contienen preferentemente revisiones, pues aun con cifras similares de citas, al tener menos artículos, el cociente que resulta es mayor, y por tanto muestran mayor Factor de impacto. En este grupo de publicaciones periódicas se pueden incluir las conocidas como

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Review, Progress, Advances, etcétera, que pese a no ser publicaciones primarias, por no aportar nuevos conocimientos, suelen ocupar los primeros lugares en las clasificaciones temáticas que se hacen de las revistas, dado que este orden viene determinado por el Factor de impacto de cada una de ellas. A la hora de interpretar este indicador hay que tener cuidado, pues el Factor de impacto varía de unas disciplinas a otras a causa de las diferencias que existen entre las distintas materias, debido fundamentalmente a los variados hábitos de citación de los científicos de los diferentes campos del conocimiento (Garfield, 1976), por lo que sólo se pueden establecer comparaciones entre las revistas que pertenezcan a las mismas temáticas, es decir, las comparaciones deben ser intradisciplinarias. En la actualidad, el valor del Factor de impacto sólo se calcula de una 6,000 revistas incluidas en las bases de datos del ISI, y aparece publicado en el Journal Citation Reports. Por este motivo, las bibliotecas especializadas no pueden calcularlo para el resto de su colección, pues aquéllas no son más que una pequeña parte de las más de 75,000 revistas científicas y tecnológicas que se estima que hoy se publican en el mundo. En los trabajos llevados a cabo que utilizan este indicador, se observan muy variados objetivos. Subramanyan (1975), lo utilizó como criterio de selección de revistas en las bibliotecas. Méndez et al. (1987) estudiaron, a través de su factor de impacto, la calidad de las revistas de inmunología en las que publicaban investigadores españoles. Baños et al. (1992) lo utilizaron para valorar las publicaciones biomédicas españolas y su contribución a la ciencia española. Camí et al. (1993) lo emplearon en un estudio llevado a cabo sobre la producción científica española en biomedicina y salud. El índice de inmediatez es otro indicador de gran interés para las bibliotecas ya que permite conocer el impacto o visibilidad de las publicaciones que utilizan sus usuarios, así como para determinar aquellas que recogen la información más actualizada de un campo científico, y por tanto estimar el mayor o menor interés para las demandas que atienden. El Índice de inmediatez mide el tiempo transcurrido entre la publicación de un documento y su utilización por otros autores en sus trabajos, o lo que es lo mismo, el momento en que es citado. Como es lógico, cuanto menor sea el tiempo transcurrido entre la publicación de un documento y su citación, o sea su utilización en otro, mayor será el valor del mismo en el sentido de que la comunidad científica lo ha incluido de manera muy rápida en otras líneas de investigación para transformarlo en nuevo conocimiento. El Índice de inmediatez de una publicación periódica determinada se calcula dividiendo el total de citas que han recibido los artículos publicados en dicha revista durante el último año, entre el número total de artículos publicados por ella en ese mismo año. El mayor valor de este indicador permite determinar cuáles son

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las fuentes que recogen la información más actual de una especialidad o disciplina concreta. El problema que plantea este indicador es que si en un año se publican varios artículos que tienen relación con un mismo tema de investigación, tendrán una mayor probabilidad de ser citados los que se publiquen en los números que salgan a principios de cada año; mientras que aquellos otros que tarden más en ser publicados tendrán menor probabilidad de ser citados durante ese año. Al depender de las citas recibidas tampoco el Índice de inmediatez tiene igual valor para todas las disciplinas. Como indicamos líneas arriba, en cada una de ellas la obsolescencia de la información utilizada es distinta. Incluso dentro de una misma disciplina, dependiendo del tipo de investigación que se realice, básica o aplicada, también habrá que hablar de diferentes valores para el Índice de inmediatez. Como en el caso del Factor de impacto, los valores anuales de estos índices son publicados anualmente por el Journal Citation Reports, si bien ya hemos indicado que las bases del ISI recogen sólo una pequeña parte de las muchas revistas que se publican. Para evitar este inconveniente, algunas bibliotecas cubanas calculan el Índice de inmediatez de sus documentos teniendo en cuenta el lapso transcurrido desde su ingreso en la colección hasta que son solicitados por los usuarios. Subramanyan (1975) considera que este indicador tiene un gran interés en los procesos de selección de documentos en las bibliotecas. Dispersión de las publicaciones La ley enunciada por Bradford (1934) ha tenido un gran interés para la gestión bibliotecaria, pues permite conocer las revistas más utilizadas por los autores para dar a conocer sus investigaciones, y que son, en la mayoría de los casos, las más demandadas en las bibliotecas. Si se estudian los títulos donde más artículos se publican, se pueden establecer grupos de revistas, con el fin de atender de modo adecuado las necesidades documentales de los usuarios del centro, elaborando productos específicos para ellos, como alertas informativas o difusión selectiva de información. El indicador de dispersión también permite conocer la frecuencia con la que son consultadas las distintas fuentes documentales. Para calcular su valor hay que hacer un análisis de las referencias bibliográficas, o del número de consultas que han tenido las revistas de la biblioteca, y establecer las frecuencias de los distintos títulos, en función del número de artículos citados o de las demandas realizadas de las revistas. La tabla de frecuencias indica cuántos artículos ha recogido cada uno de los títulos, y aquellas más productivas o más consultadas; las que recojan aproximadamente el 50% de los artículos, formarán lo que se denomina el “núcleo,” cuyos títulos deberán pertenecer a la colección.

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Otra forma de calcular el núcleo de revistas más productivas es de modo gráfico, representando en una escala semilogarítmica el número acumulado de revistas, frente al número acumulado de artículos recogidos por ellas. Si en la gráfica resultante se traza la recta tangente en el punto de inflexión de la curva, se obtiene el núcleo, el cual estará formado por aquellas re vistas que se encuentran situadas a la izquierda del punto de tangencia. Mediante un estudio de las citas recibidas por una serie de revistas biomédicas, Sengupta (1990) determinó el núcleo de revistas de 8 temáticas, a las que deberían estar suscritas las bibliotecas especializadas en dichas disciplinas. Gómez et al. (1990) encontraron un núcleo de revistas en neurociencia que estaba compuesto por un número pequeño de revistas que eran utilizadas con frecuencia. En el trabajo de Rashid (1991) se propone una pequeña modificación de la ley de Bradford para establecer relaciones entre el número de documentos que publica una revista, y el lugar que ésta podría ocupar en una clasificación temática, teniendo en cuenta su posible interdisciplinariedad. Barrera idiomática En muchas ocasiones se ha indicado que las barreras impuestas por el lenguaje es un problema que tienen los usuarios de ciencias experimentales y tecnológicas; mientras que en ciencias sociales y humanidades, este problema se manifiesta con menor intensidad. Este hecho es relevante, dado que dentro de las ciencias experimentales y tecnológicas, el inglés ha sustituido al francés y al alemán, en lo que se refiere a transferencia de información científica, independientemente de la lengua materna del investigador (Villar, 1988). De tal manera que otros idiomas que antes tuvieron cierta importancia en esta difusión, como son alemán, francés o ruso, hoy día prácticamente no se utilizan. De hecho, en la actualidad muchas de las revistas que publican países como Suecia, Dinamarca, Japón, etcétera, tienen como idioma de publicación el inglés. No hay que olvidar que a esta situación no están ajenos los productores de bases de datos, preferentemente de habla inglesa, y que abundan los títulos de las revistas que recogen documentos escritos en este idioma (King, 1987). Ante esta situación algunas revistas españolas también han decidido publicar sus artículos en inglés para aumentar su visibilidad y tener más posibilidades de entrar en las bases de datos internacionales (López-Piñero y Terrada, 1992b). El indicador que permite estudiar las posibles barreras que los científicos tienen ante la información es el conocido como Capacidad idiomática. Para determinarlo se calcula la frecuencia conque los distintos idiomas aparecen en las referencias bibliográficas de las publicaciones, o de los documentos de la biblioteca que han sido consultados. Como es lógico, la aparición de porcentajes muy altos de citas o consultas en el idioma materno, frente a bajos porcentajes en idiomas extranjeros, implicará una baja capacidad idiomática de los usuarios que redundará, en muchos casos, en el desconocimiento de gran parte de la información científica que se está llevando a cabo fuera del país.

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Por todo lo anterior, el conocer los idiomas que pueden entender los usuarios es de vital interés para una biblioteca a la hora de suministrarles la información que demandan, elaborar los productos de información más adecuados para sus necesidades, así como para adecuar la política de adquisiciones de los documentos escritos en los idiomas que les son comprensibles. Bibliografía nacional utilizada Estudiar esta característica permite a una biblioteca conocer en qué medida, la investigación llevada a cabo en un país es utilizada por los usuarios para generar nuevo conocimiento. Por tanto, también permite conocer la permeabilidad que presenta un país a los flujos de información generada fuera de sus fronteras. Su uso es importante en bibliotecas especializadas a la hora de la selección y adquisición de los documentos. Para conocer qué proporción de bibliografía nacional es utilizada por los científicos, se usa el Índice de aislamiento, indicador cuyo valor viene dado por el porcentaje de bibliografía del propio país que utilizan los científicos, del total de las referencias bibliográficas de sus trabajos. También se puede calcular a partir de los documentos consultados en la biblioteca y que han sido editados por el propio país. Cuanto mayor sea el valor obtenido para este indicador, menor influencia tendrá el conocimiento extranjero en las distintas actividades que se estén realizando en el país. Como es lógico, países con un desarrollo científico medio dependerán en gran medida del conocimiento que se genere en el exterior, por lo que en las bibliografías o en las consultas, aparecerá un gran porcentaje de documentos extranjeros. Sin embargo, aquellos países con un alto nivel de desarrollo no tendrán que recurrir de manera excesiva a fuentes de información externa, si bien en algunos países como Estados Unidos, se han encontrado índices de aislamiento superiores al 50%, lo que sugiere un cierto desinterés por parte de sus científicos hacia la investigación que otros colegas llevan a cabo en otros países, aspecto que pusieron de manifiesto López-Piñero y Terrada en 1992(c). A la hora de interpretar el resultado obtenido para este indicador, nuevamente hemos de tener en cuenta que los valores no pueden ser los mismos para todas las disciplinas científicas, por lo que no pueden compararse. Otro hecho que habría de valorarse es la calidad de las revistas, pues si un país no tiene revistas visibles y de buena calidad, los autores tenderán a citar fuentes extranjeras, como sucede en los países del tercer mundo (Gibbs, 1995). López Piñero y Terrada (1992a) observaron que en 1982, el valor de este indicador presentaba una gran variación entre las revistas médicas españolas nucleares, pues se encontraban títulos como Endocrinología o Revista de Diagnóstico Biológico, que presentaban valores mínimos del orden de 4.14% y 4.95%, otras como Medicina Clínica y Revista Clínica Española mostraban unos valores intermedios, entre el 9 y 10%, y un grupo cuyos valores máximos estaban

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cerca del 15%, entre las que citaban Actas Urológicas Españolas y Revista Española de Enfermedades del Aparato Digestivo. Indicadores multidimensionales (mapas) Los indicadores multidimensionales permiten tener en cuenta, de modo simultáneo las distintas variables o las múltiples interrelaciones que pueden ser observadas en los documentos, o en los hábitos y necesidades de información de los usuarios. La elaboración de estos indicadores requiere la utilización de técnicas de análisis multivariante. A partir de estas técnicas se pueden elaborar mapas que permiten representar gráficamente diversas características de los usuarios; por ejemplo, los temas en los que están trabajando, las relaciones que mantienen entre ellos o, las publicaciones periódicas que utilizan para actualizar sus conocimientos o para difundir sus resultados de investigación. Hay muchos tipos de representaciones gráficas que se pueden obtener a partir del análisis multivariante, probablemente las dos de mayor interés para la gestión bibliotecaria sean el análisis de cluster y el escalado multidimensional. En ambos casos, se pueden representar individuos o variables cuya situación en el mapa dependerá de las similitudes que presenten. Para ello, antes de iniciarse el análisis se deben establecer los criterios que se van a aplicar en el estudio, como son: la selección de las variables que se utilizarán para identificar a los grupos y la selección de la medida de proximidad entre los individuos. El análisis de cluster tiene por objeto la búsqueda de grupos similares de variables o individuos que se van agrupando en clusters o conglomerados, de tal manera que se pueden crear grupos homogéneos en función de las características observadas. Por su parte, el escalado multidimensional es una técnica que está diseñada para la elaboración de mapas con el propósito de mostrar las relaciones existentes entre individuos o variables en función de las distancias existentes entre ellas. Los mapas obtenidos a partir de esta técnica se pueden representar en una, dos o tres dimensiones, dependiendo de que las variables se sitúen en una línea, en un plano, o mediante puntos en el espacio. Las representaciones obtenidas a partir de un gran número de dimensiones son sumamente complicadas; por este motivo, los dos tipos más utilizados de representación son los de dos y tres dimensiones. De las variables comunes que se analicen con estas técnicas depende que se puedan realizar varios tipos de estudios. Mapas obtenidos a partir del análisis de las citaciones En este tipo de mapas se utiliza como vínculo común las citaciones que reciben los autores, los documentos o las publicaciones periódicas, de tal manera que se pueden representar gráficamente redes cognitivas y observar su evolución a lo largo del tiempo.

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Los primeros mapas que se realizaron tuvieron como objetivo el estudio de las relaciones establecidas por los autores. Para lo cual, se utilizó como elemento clave de conexión entre ellos, las cocitaciones que recibían los documentos que publicaban, es decir, las citas conjuntas que recibían los autores en publicaciones posteriores (Small, 1976). Este tipo de mapas ha sido analizado en numerosos trabajos, y permite representar gráficamente las líneas de investigación en las que están trabajando los autores. El análisis de las citas conjuntas permite ir agrupando a los autores por temáticas, de tal manera que aquellos que trabajen en campos similares recibirán un elevado número de co-citaciones, y por tanto, se situarán muy cerca unos de otros formando grupos homogéneos. Algunos trabajos, como los de Small y Garfield (1986), han dirigido sus objetivos al desarrollo de mapas, con el fin de determinar las relaciones existentes entre las distintas disciplinas científicas, a partir de las co-citaciones como vínculo de unión entre ellas. Para la realización de estos mapas se ha utilizado la información proveniente de los registros de las bases de datos del Institute for Scientific Information (ISI). En este sentido, es conveniente señalar la dificultad que tiene la realización de los mapas de co-citación sin consultar estas bases de datos, puesto que son las únicas que incluyen las referencias bibliográficas en sus registros. Por tanto, este tipo de estudios se ve limitado, en la mayoría de los casos, a aquellos autores que publican sus trabajos en fuentes recogidas por las bases de datos del citado instituto, el que presenta una fuerte inclinación hacia las publicaciones de países anglosajones. Del mismo modo que con los autores o con los documentos, se pueden realizar mapas con las publicaciones periódicas, con lo cual se puede identificar y evaluar el núcleo de revistas científicas dedicadas a una determinada disciplina, o de las más consultadas por los usuarios de una biblioteca. En las representaciones de este tipo de mapas, la distancia entre las publicaciones periódicas dependerá del número de citas conjuntas que reciban o del número de veces que hayan sido consultadas conjuntamente en una biblioteca; de tal manera que aquellas que tengan una frecuencia similar se situarán cerca unas de otras, formando grupos. McCain (1991) ha contribuido de manera importante al desarrollo de mapas a partir de las co-citaciones que recibían las publicaciones periódicas. Sus trabajos han permitido definir y representar gráficamente el núcleo de revistas de mayor interés en determinadas disciplinas científicas. Mapas obtenidos a partir del análisis de las co-palabras Otros estudios que han sido analizados recientemente, por el gran interés que tienen para la elaboración de mapas temáticos, son los realizados a partir de co-palabras, es decir, a partir de la aparición conjunta en los documentos de los mismos descriptores, palabras clave, términos de los resúmenes o, incluso, determinadas palabras del título de los trabajos publicados (Callon et al., 1995).

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Es conveniente señalar que, aunque este tipo de mapas se puede realizar a partir de las características de los documentos que se acaban de comentar, los mapas realizados a través de descriptores han mostrado tener una mayor precisión para representar los temas de los que tratan los documentos, puesto que a diferencia de las palabras clave, que son asignadas por los autores, y, por tanto, la misma palabra puede no describir siempre los mismos contenidos; los descriptores tienen una asignación más objetiva, ya que provienen de un vocabulario controlado, y, por ello, cada descriptor siempre estará asociado a los mismos conceptos. En estos mapas, como en el caso anterior, los descriptores se situarán cerca unos de otros en función del número de veces que aparezcan juntos en los documentos. En este sentido, el número de co- currencias de los descriptores, palabras clave, etcétera, en los trabajos científicos permitirá que se formen grupos temáticos que se van a ir situando en distintos niveles de agregación, dependiendo del grado de similitud que presenten. Evidentemente, la realización de este tipo de mapas representa una enorme ventaja respecto a los de co-citación, puesto que su realización no estará limitada por la utilización de las bases de datos del Institute for Scientific Information (ISI), sino que se puede utilizar un gran número de bases de datos específicas o multidisciplinarias. BIBLIOGRAFÍA BAÑOS, J. E.; I. Casanovas; E. Guardiola; F. Bosch. “Análisis de las revistas biomédicas españolas mediante el factor de impacto.” Medicina clínica (Barc), 1992, 99: 96- 99. BERGER, M.; J. Devine. “Serials evaluation: An innovative approach.” Special Libraries, 1990 Summer: 183- 188. BORDÓNS, M.; S. Barrigón. “Bibliometric analysis of publicationsos Spanish pharmacologists in the SCI (1984- 89). Part. II. ” Scienciometrics, 25 ( ): 425- 446. BRADFORD, S.C. “Sources of information on specific subjects”. Engineering, 1934, vol. 137: 85- 86. BURTON, R.; R. W. Kebler. “The “half-life” of some scientific and technical literatures.” American Documentation, 1960, 11:18- 22. CALLON, M.; J.P. Courtial; H. Penan. Cienciometría. Gijón, ediciones TREA, 1995. CAMÍ, J.; M. T. Fernández; Y. Gómez. “La producción científica española en biomedicina y salud. Un estudio a través del Science Citation Index (1986- 1989).”Medicina Clínica (Barc), 1993, 101 (19): 721- 731.

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BIBLIOMETRÍA

ALICE MIRANDA ARGUEDAS

A principios de 1990, los documentalistas comienzan a interesarse en hacer aplicaciones matemáticas y estadísticas en las unidades bibliográficas. F. J. Coles y Nellie B. Eales en 1917 hicieron el primer estudio con un grupo de títulos de documentos cuyo análisis consideraba el país de origen (White, p. 35). En 1923, E. Wyndham Hulme fue la primera persona en usar el término "estadísticas bibliográficas".

Y propuso la utilización de métodos estadísticos para tener parámetros que sirvan para conocer el proceso de la comunicación escrita y, la naturaleza y curso del desarrollo de una disciplina. Para lograr ese aspecto empezó contando un número de documentos y analizando varias facetas de la comunicación escrita empleada en ellos (Ferrante, p. 201). En un documento escrito en 1969, Alan Pritchard propuso el término bibliometría para reemplazar el término "estadísticas bibliográficas" empleado por Hulme, argumentando que el, término es ambiguo, no muy descriptivo y que puede ser confundido con las estadísticas puras o estadísticas de bibliografías. El definió el término bibliometría como la aplicación de la matemática y métodos estadísticos a los libros y otros documentos (p. 348-349). Y desde ese momento se ha utilizado este término.

Muchas personas empiezan a interesarse en el estudio estadístico de los documentos, los patrones que se observan y se formulan leyes empíricas basadas en la observación. En 1926, Lotka desarrolla una ley relacionada con la distribución productiva de los autores. Zipf formuló, en 1933, una nueva ley relacionada con la frecuencia con que es usada una palabra dentro de un texto. En 1934, Bradford desarrolla una nueva ley para descubrir los patrones que se observan en la distribución de documentos (especialmente publicaciones periódicas) en una disciplina específica o un área problema (White, p. 36). Las leyes citadas son las tres leyes básicas de la bibliometría. Hay casos especiales de distribuciones hiperbólicas donde un incremento geométrico provoca un descenso aritmético en la producción. Como las leyes han sido desarrolladas empíricamente, describen eventos pero no explican comportamientos. Las técnicas bibliométricas son usadas para analizar un tipo de literatura y así controlar ésta y entender el tema. A lo que B.C. Brookes dice ...parece ofrecer el único medio disponible en este momento para reducir la presente incertidumbre que nos indique qué cantidad de documentación científica, sistemas de información y servicios bibliotecológicos están funcionando de una manera ordenada que permita establecer criterios capaces de ser racional y económicamente planeados y organizados. (Saracevie, p. 121).

Esta confusión ha aumentado en la literatura sobre bibliometría porque hay que considerar dos dimensiones en este campo: análisis cuantitativos y cualitativos de la literatura sobre una disciplina que involucro leyes empíricas para parámetros no

113

Page 114: Estudios metricos (impacto cientifico)

cubiertos y, además, describir regularidades en la literatura (Ferrante, p. 199). B. C. Brookes describe cinco objetivos del análisis cuantitativo de una literatura:

1. Diseñar sistemas y redes de información mas economices. 2. Aumentar las cuotas de eficiencia de los procesos relacionados con la

información. 3. Identificar y medir las deficiencias de las fuentes bibliográficas

presentes. 4. Establecer predicciones sobre la tendencia publicitaria. 5. Descubrir y dilucidar las leyes empíricas que pueden proveer una base

para el desarrollo de una teoría de la información científica (White, p. 36).

Este tipo de análisis únicamente puede predecir y describir situaciones, pero no puede puntualizar causas.

El análisis cuantitativo de la literatura de una disciplina permite la utilización práctica de encuentros investigativos y provee comparaciones criticas. E. White señala cinco usos del análisis cualitativo en bibliotecas:

1. Identificar la esencia de la literatura. 2. Tener un número mayor de publicaciones en zonas de importante

desprovisión. 3. Establecer un punto de equilibrio entre zonas de mayor y menor

utilización de la información. 4. Establecer una lluvia de ideas como un estudio epidérmico. 5. Clasificar segmentos de una literatura a través de una interconexión de

citas (P. 38).

Saracevic y Perk advierten que el análisis cualitativo es subjetivo y puede presentar un cuadro incompleto (p. 120). Sin embargo, White indica que aplicar leyes empíricas ha dado como resultado una combinación de dimensiones cualitativas y cuantitativas que han satisfecho necesidades investigativas en los dos aspectos anotados (p. 36). Parece indicar que cada dimensión del estudio bibliométrico ilumina algunas propiedades de una literatura.

Las tres leyes sobre bibliometría: Lotka, Zipf y Bradford, han sido examinadas y modificadas muchas veces y por muchas personas. White apunta un problema investigativo que existe con las leyes y es que son matemáticamente convincentes pero en la práctica son problemáticas (p. 35). Como las leyes son evaluadas en diferentes situaciones, luce como que los resultados observados no siempre se ajustan a la distribución esperada. Los investigadores han modificado las leyes para contar con diferentes variables que permitan analizar diferentes situaciones, pero todavía no existe una teoría general basada en la observación de las leyes empíricas que nos permitan indicar por qué diferentes aspectos de la literatura siguen patrones establecidos. O`connor y Voos sostienen que la diversidad de

114

Page 115: Estudios metricos (impacto cientifico)

aplicaciones de los métodos prácticos de la bibliometría estarán limitados hasta que sea desarrollada una teoría única (p. 11).

Ley de Lotka

En 1926, Alfred J. Lotka concluyó un estudio sobre la productividad de los autores utilizando dos poblaciones de químicos. De los datos observados, formuló una ley empírica describiendo la productividad de los autores en una población dada: el número de químicos (N) que publican publicaciones químicas es proporcional a 1/n2 de esos químicos. Derek de Solla Price reescribió la ley así: la mitad de los documentos científicos son contribución de la raíz cuadrada del total del número de autores científicos (p. 36).

En una discusión sobre la ley de Lotka, William Gray Potter dijo que el artículo en el cual Lotka da a conocer su ley no fue publicado sino hasta 1941, su distribución no fue llamada ley de Lotka hasta 1949 y ningún intento fue hecho para evaluar la aplicabilidad de la ley de Lotka en otras disciplinas hasta 1973 (p. 21).

Ninguno de los trabajos hechos para replicar la ley de Lotka ha sido comparado al trabajo original, quizá por la época y la comunidad de autores involucrados (Potter, p. 36). Potter enfatiza que la ley de Lotka no es una distribución estadística precisa, al contrario, es una generalización basada en dos muestras (p. 23). La ley parece que trabaja mejor con un amplio y representativo subconjunto del universo de la comunidad de autores; cuanto más pequeño y más definido el subconjunto de documentos, se observan mejor los datos derivados de esta ley (Potter, p. 36).

Ley de Zipf

La segunda ley empírica desarrollada en el campo de la bibliometría es la ley de Zipf. George Kingsley Zipf formuló la ley en 1933 para describir la relación entre el rango de las palabras y la frecuencia dada en una porción de la literatura.

rf = c

donde r = rango de la palabra.

f = frecuencia de la palabra y c es una constante para la porción dada (usualmente 1/10 del total del tamaño de la porción de la literatura) (Wyllys, p. 54).

La versión generalizada de la ley es rB f = c, donde B es la pendiente de la línea de los datos (puntos).

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El estudio original mostraba una mejor relación entre los rangos centrales que los del final y el corpus debería ser al menos de 5000 palabras para que rf sea constante (Wyllys, p. 55).

En estudios sobre lenguaje natural, rf muestra un consistente crecimiento ligero según aumente r, en lugar de permanecer constante.

Benoit Mandelbrot propuso una modificación de la ley de Zipf la cual incluye otra constante que tiene el. más grande efecto cuando r es pequeña (r + M)Bf = C. Este refinamiento de la ley de Zipf, provee un mejor ajuste a los datos típicos, especialmente en las categorías bajas y palabras de alta frecuencia (Wyllys, p. 59). La ley de Zipf es aplicable a un diverso rango de fenómenos, pero su uso en sistemas de información está muy limitado, porque en el presente no da más información que los conteos de frecuencia de cada palabra (Wyllys, p. 63).

Ley de Bradford

La mayor parte de la literatura sobre leyes empíricas bibliométricas está relacionada con la ley de dispersión de Bradford. S. C. Bradford fue un bibliógrafo británico, quien estableció a inicios de 1930 que menos de la mitad de los documentos científicos útiles publicados están reunidos en las publicaciones periódicas sobre resúmenes. Esta afirmación fue más tarde verificada por Derek de Solla Price en 1965: en cualquier año, el 35% de todos los documentos existentes no son citados del todo y 49% son citados sólo una vez, por diferentes razones, tales como: inadecuada indización y resumen y no disponibilidad. La deficiencia en el control bibliográfico en esa época permitió a Bradford examinar la extensión que verdaderamente se le da a los artículos en las publicaciones periódicas dedicadas a diversos temas. Sus observaciones le permitieron su formulación de la ley de dispersión. Si las revistas científicas están hechas de manera que disminuye la productividad del artículo en una disciplina determinada, pueden ser divididos en un núcleo de publicaciones periódicas más particularmente dedicadas a la materia y varios grupos o zonas que contengan el mismo número de artículos como el núcleo, cuando los números de publicaciones periódicas en el núcleo y zonas exitosas sean como n : n2... (White, p. 37).

Desde que la ley fue publicada en 1948, se ha hecho una gran cantidad de trabajo tratando de verificarla y probar su estabilidad; no hay dos de estos estudios subsiguientes que interpreten la ley en los mismos términos matemáticos.

En su articulo “La ambigüedad de la ley de Bradford”, Elizabeth Wilkinson señalaba que Bradford formuló su ley gráfica y verbalmente, y las dos formulaciones no son matemáticamente equivalentes. La formulación verbal expresaba la teoría de Bradford mientras que la formulación gráfica describía sus datos observados (p. 125). B. C. Vickey demostró que la fórmula algebraica de la ley de Bradford sólo predice la porción superior de la línea recta de las curvas observadas (White, p. 37). Las dos formulaciones de la ley no convergen donde

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Page 117: Estudios metricos (impacto cientifico)

es más grande el número de documentos aportados por un publicista. Brookes desarrolló la formulación gráfica y encontró que sus datos seguían una forma logarítmica lineal (Wilkinson, p. 125). La porción inicial de la curva representaba el núcleo en la porción lineal, las presiones restrictivas que afectan el núcleo no operaron por más tiempo (Salton, p. 176). Leimkuhler ha publicado evidencias para la formulación verbal de la ley de Bradford; otros no han hecho mucho por esta ley porque el núcleo es difícil de definir. El encontró un acuerdo relativamente cercano entre las distribuciones observadas y las teóricas (Wilkinson, p. 125). Además, Wilkinson señalaba que para que la distribución de Bradford fuera válida todos los documentos que son relevantes deben estar incluidos en los datos, y los criterios para reconocer un documento relevante deberían ser consistentes y sintió que la ambigüedad de las conclusiones relativas a las dos formulaciones de la ley de Bradford han sido responsables de gran confusión e incertidumbre respecto a ella (p. 126).

Leyes teóricas

Pocos trabajos han sido hechos para encontrar las causas de los patrones descritos en las tres leyes, previamente analizadas sobre bibliometría. Se han hecho mayores esfuerzos para relacionar las leyes entre sí y aplicarlas. Mandelbrot desarrolló una ley teórica basada en un modelo de palabras almacenadas en la mente del ser humano. Este modelo establece que f(r), el número de ocurrencias del r(s) (rango de la palabra, es proporcional a 1/(1 + Br)y, donde B y Y son constantes (Brookstein, p. 420).

Brookstein usó un modelo simple de población para desarrollar la ley que podría ser aplicada en cualquier época, texto, etc. (Brookstein, p. 420). Su distribución teórica tomó la forma siguiente: el número de palabras que ocurre n veces es propor- cional a 1/n para la misma constante. Si ? puede tomar cualquier valor, la fórmula de Brookstein es equivalente a la de Mandelbrot. Para ? = 1 ó ? =2, estas distribuciones son equivalentes a la suma de las leyes de Bradford-Zipf-Lotka (Brookstein, p. 421). Es más, las derivaciones empíricas de las leyes de Bradford, Zipf y Lotka son casos especiales de las leyes teóricas desarrolladas por Mandelbrot y Brookstein.

Aplicaciones Prácticas

Como se anotó con anterioridad, mucha de la literatura sobre bibliometría está relacionada con las aplicaciones técnicas a situaciones reales. Según White el análisis de citas hechas en índices, producto de sistemas automatizados, podrían ser realmente los más exitosos para hacer uso de la bibliometría (p. 35). El concepto de citar una fuente es casi tan antiguo como la imprenta. La primera cita a pie de página fue encontrada en "A Dictionary of the Art of Printing" por William Savage en 1841 (White, p. 38). El primer “citation index” conocido fue el Shepherd's Citation en 1873. Hoy día, el análisis y la indización de citas son los aspectos básicos para investigaciones sobre bibliometría.

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Los índices de citas ilustran el uso e impacto de las publicaciones periódicas, colecciones organizadas que muestran la frecuencia de documentos citados y pueden ser usados para plantear estudios históricos y sociológicos (White, p. 39).

La autora Emile White resume los conceptos básicos de análisis de citas en:

1. Cita directa: relación entre los documentos y el investigador que los usa. 2. Acoplamiento bibliográfico: la relación de dos documentos en virtud de su descenso a un tercer documento. 3. Co-cita: dos citas que son citadas juntas. (p. 39).

El tesauro de ERIC define el acoplamiento bibliográfico como la separación de una porción de literatura en pequeños grupos a través de correlaciones de conjuntos similares de referencia o citas bibliográficas. (Ferrante, p. 202). Estos subgrupos forman redes de publicaciones relacionadas. Esta relación en el desarrollo de colecciones bibliotecológicas, es una relación fija, donde la co-cita puede cambiar dependiendo de los autores citados. La ley de Bradford puede ser usada para tales aplicaciones prácticas como estadísticas de circulación, composición de usuarios, la relacion publicador-monografia para el desarrollo de una materia determinada. El número de citas puede ser usado para evaluar autores individuales y unidades académicas.

En 1973, Saracevie y Perk analizaron la literatura en bibliotecología utilizando la ley de Bradford, usando citas de la acumulación de 1967 del Library Literature, ellos realizaron una serie de pruebas estadísticas sobre la selección de materiales de diversas fuentes. Ni el total ni la selección de la literatura siguió la distribución de Bradford; la distribución observada era demasiado fuerte en la cima de la curva y se desvanecía al final. Los autores concluyeron que la literatura sobre bibliotecología tiene un comportamiento fuertemente inesperado, está autocontenida y no es interactiva. (p. 121).

Conclusiones

La bibliometria está basada en tres leyes que se derivan como resultado de observaciones empíricas. Todas estas leyes son distribuciones que describen situaciones complejas, las distribuciones persisten en toda clase de circunstancia probada, y son casi equivalentes. Se han hecho muchos estudios sobre el uso de las leyes en aplicaciones prácticas en bibliotecología y ciencias de la información, aunque se ha dedicado atención en explicar las causas fundamentales de los modelos. Los investigadores todavía están examinando las leyes en nuevas situaciones; todos ellos están de acuerdo con que las distribuciones están presentes y son válidas en muchos y casi todos los casos, pero no saben por qué existen y trabajan.

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Page 119: Estudios metricos (impacto cientifico)

Literatura Consultada

Bookstein, Abraham. The bibliometries distributions / Abraham Bookstein. -- P. 416-423. -- En Library Quaterly. -- Vol. 46(Oct. 1976)

Buckland, Michael K. Library services in tiieory and context / Michael K. Buckland. -- New York : Pergamon Press, 1983.

Ferrante, Barbara Kopelock. Bibliometries : access in the library literatura / B. K. Ferrante. -- P. 199-204. -- En Collection management. -- Vol. 2(Fall 1978)

O'connor, Daniel 0. Empirical laws, theory construction, and bibliometrics / Daniel 0. O'connor and Henry Voos. -- P. 9-20. -- En Library Trends. -- Vol. 30(Summer 1981)

Potter, William Gray. Lotkals law revisited / William Gray Potter. -- P.21-39. -- En Library Trends. -- Vol. 30(Summer 1981)

Pritchard, Alan. Statistical bibliography of bibliometries? / Alan Pritchard. -- P. 348-349- En Journal of Documentation. -- Vol. 25(Dec. 1969)

Saracevie, Tefko. Ascertaining activities in a subject area through bibliometric analysis / Tefko Saracevie and Lawrence J. Perk. -- P. 120-134. -- En Journal of the American Society for Information Science. -- Vol. 24(Mar.-Apr. 1973)

White, Emilie C. Bibliometries : from curiosity to convention / Emilie C. White. -- P. 35-42. -- En Special Libraries. -- Vol. 76(Winter 1985)

Wilkinson, Elizabeth A. The ambiguity of Bradford's law / E. A. Wilkinson. -- P. 122-130. -- En Journal of Documentation. -- Vol. 34(June 1972)

Witting, Glenn R. Statistical bibliography-A historical footnote / Glenn R. Witting. -- P. 240-241. -- En Journal of Documentation. -- Vol. 34(Sept. 1978)

Wyllys, Ronald. Zipf's law / Ronald Wyllys. -- P. 53-64. -- En Library Trends. -- Vol. 30(Summer 1981)

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MÉTODO DE ANÁLISIS UNIVARIABLE VERSUS MULTIVARIABLE. APLICACIÓN PRÁCTICA EN REVISTAS DE ECONOMÍA

ANA MARÍA MORALES GARCÍA [email protected]

Introducción Las publicaciones periódicas constituyen una parte fundamental de las colecciones de cualquier biblioteca universitaria, y la fuente de información más actualizada en los diferentes campos científicos, por lo que su conocimiento es esencial para la investigación. En la actualidad, los presupuestos de que disponen las bibliotecas no han crecido proporcionalmente al incremento de las publicaciones, y se hace más necesaria la utilización de instrumentos que permitan evaluar las colecciones.

En 1984, Mosher definió la evaluación de la colección como “la valoración de la utilidad y de la pertinencia de las colecciones de una biblioteca con relación a sus usuarios o programas”, con los fines de:

Ayudar a la biblioteca a enfocar los gastos de adquisiciones en aquellos materiales más necesarios para los usuarios.

Conocer y gestionar las colecciones de la biblioteca de una manera más efectiva.

Proporcionar una base para los planes y políticas de desarrollo de colecciones a niveles local y cooperativo.

Pero, realmente, ¿cómo se viene realizando esta evaluación?. Los criterios univariantes utilizados más frecuentemente para la evaluación de publicaciones periódicas, son los planteados por autores como Lancaster (1988) en su libro “If you want to evaluate your library”, en el que se recogen una serie de variables que permiten determinar cuáles son las revistas más importantes: uso de la colección en la biblioteca, opinión de usuarios, factor de impacto, productividad de la revista, etc.

Sin embargo, la evaluación de la colección de revistas de una biblioteca, no puede basarse sólo en un análisis univariable cuantitativo o cualitativo, y siempre que se pueda, sería conveniente basar las decisiones en más de un criterio.

Siguiendo esta teoría, se ha elaborado un estudio utilizando el método multivariable denominado Rango Selectivo Multidimensional (RSM), análisis que se ha escogido, no sólo por la posibilidad que ofrece de combinar varias variables en su evaluación, sino porque además permite dar un mayor peso a la primera variable (uso de la colección) que es la que se ha definido como la más importante.

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Page 121: Estudios metricos (impacto cientifico)

Por otra parte, dos o más de estas variables consideradas simultáneamente, mediante un procedimiento multivariante, como es el caso del RSM, permite mayor confiabilidad sobre la idoneidad de las revistas para un servicio de información dado. De hecho, después de calculado el RSM, se puede observar y constatar la influencia de los cambios que han introducido estos nuevos valores respecto a los obtenidos en cada uno de los análisis univariables.

Metodología La colección de las revistas de economía que se encuentra en la biblioteca de la Universidad Carlos III Madrid se ha evaluado mediante distintos métodos.

Por un lado, se utilizaron métodos de análisis estadístico univariable, con objeto de estudiar de forma independiente las distintas variables de interés para los economistas.

Posteriormente se aplicó un método multivariable, el denominado Rango Selectivo Multidimensional, no sólo por las posibilidades que ofrece, sino por los resultados obtenidos en otros campos, ya que permite comparar conjuntamente las variables estudiadas previamente de forma individual. De hecho, este modelo, puede convertirse en una herramienta útil en manos de los evaluadores, no sólo a la hora de trazar una política de adquisición o descarte, sino como método de evaluación aplicable a cualquier tipo de fuente de información: software, bases de datos, recursos en Internet, etc.

El Rango Selectivo Multidimensional, o RSM (como más se conoce), se basa en el método que aplicó originalmente Ivanovich20 para determinar el grado de desarrollo económico de las regiones de la anteriormente denominada República Socialista Federativa de Yugoslavia. Ya en 1990, como resultado de un trabajo de tesis doctoral realizado por Morales-Morejón21, se comenzó a aplicar con éxito en Cuba, como un nuevo método multivariable que permite evaluar de una forma más objetiva la idoneidad de las publicaciones periódicas en varias temáticas. Sin embargo, su total utilización se vio limitada por la complejidad y laboriosidad de sus procedimientos y cálculos matemáticos, hasta que en 1992, Morales-García22 y García-Díaz, lograron automatizar todos sus cálculos, con la creación del programa EVASOFT, diseñado específicamente para calcular los valores del RSM. 20 Ivanovich, investigador y matemático, desarrolló el método denominado la I-Distancia de Ivanovich para determinar la distancia entre universos estadísticos multidimensionales. 21 MORALES MOREJÓN, M. Aplicación del Análisis Informétrico para la evaluación de los flujos informacionales en el campo de las plagas y enfermedades de los cítricos (Tesis Doctoral). Academia de Ciencias de Bulgaria, Centro de Información Científica, 1990, 193p. 22 Ana María Morales-García, investigadora del IDICT de Cuba, en 1992 publicó la descripción del método del RSM (creado por Ivanovich y aplicado a la evaluación de las publicaciones seriadas por Melvyn Morales-Morejón), y del software, en el artículo "Evasoft 1.0: Sistema automatizado que permite determinar la idoneidad de las publicaciones seriadas sobre la base del Rango Selectivo Multidimensional (RSM)", en la revista Ciencias de la Información, publicada en La Habana, en 1992, vol 23 ,nº 4 , páginas 273-277.

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Page 122: Estudios metricos (impacto cientifico)

Este software puso en manos de los bibliotecarios y documentalistas, una herramienta fiable, rápida y precisa, que como resultado final ofrece una lista ordenada, en forma ascendente, de las publicaciones seriadas y los valores obtenidos al calcular el RSM. La revista que obtenga un valor del RSM, más próximo a 0, mostrará un mayor grado de idoneidad respecto a otra, lo que nos permite una toma de decisión acertada.

Para llegar a los resultados del Rango Selectivo Multidimensional, es necesario previamente:

• Calcular los coeficientes de correlación lineal entre las variables.

• Definir los valores de la revista patrón (modelo ideal de revista, confeccionado con los valores más altos de acuerdo a las variables seleccionadas).

• Determinar la desviación típica muestral. Con la elección del método multivariable, denominado Rango Selectivo Multidimensional, los títulos de las revistas más idóneas serán los que más se aproximen a los valores establecidos en la revista patrón, es decir los que se acerquen más a cero en sus resultados.

Las variables a considerar tendrán un peso en la evaluación dependiendo del orden que ha decidido el investigador, y esta selección estará sujeta a la importancia que tengan dichas variables. Por ejemplo, se debe introducir como primera la variable aquella cuya información sea la más veraz y objetiva. En este estudio, se seleccionó, como primera variable el uso de la colección por los usuarios. Los datos obtenidos estuvieron compuestos por el uso de las revistas en la sala de lectura y la cantidad de fotocopias realizadas.

Antes de pasar a un análisis más profundo del método multivariable, es necesario una breve descripción de cada una de las variables que intervienen en el estudio.

Para la realización de este trabajo se seleccionó una muestra de 153 revistas de economía que forman parte de la colección de la Biblioteca de la Universidad Carlos III de Madrid, y se definieron las siguientes variables, que se utilizaron para la selección de la muestra:

1. Capacidad idiomática. 2. País de publicación de las revistas. 3. Uso de la colección de revistas, determinado a partir de:

a) consultas en la sala de lectura b) fotocopias

4. Número de Servicios de Indización y Resumen (SIR) que procesan las revistas.

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5. Opinión de los expertos. Basado en los criterios utilizados por el Departamento de Economía a la hora de establecer: a) el orden de prioridad en la adquisición de revistas científicas b) las revistas científicas propuestas por el Departamento de Economía donde

deben publicar los profesores y que aparecen en el Boletín de Sumarios. 6. Productividad de las revistas. 7. Factor de impacto y visibilidad en la base de datos del SSCI. Resultados

1. Capacidad idiomática

Los idiomas más utilizados han sido el inglés y el español. A pesar de las limitaciones que impone otra lengua, en el 56% de los casos las revistas de economía están escritas en inglés, en un 33,9% en español y en un 3,9% en francés. El resto, 6,2%, corresponden al búlgaro, finlandés, portugués, polaco y algunas ediciones bilingües (figura 1).

2. País de publicación de las revistas.

El país más representativo, en cuanto a lugar de publicación de las revistas de economía de la Universidad Carlos III de Madrid, fue España con un 26,8%, seguido de Estados Unidos (24,8%), Reino Unido (17%), Holanda (7,2%), Francia (5,9%), Argentina (2,6%), y Alemania (2,6%). Por otro lado, Suiza, Naciones Unidas, Cuba, Italia, México, Australia, Bulgaria, Chile, Perú, Canadá, Finlandia, Polonia y Portugal, presentaron un porcentaje por debajo de 2% (figura 2).

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Figura 1: Idioma de publicación de las revistas de economía

De lo anteriormente expresado es importante destacar que, la suma de las revistas publicadas por los tres primeros países: España, Estados Unidos y Reino Unido, representa casi el 70% del total de las revistas almacenadas en los fondos de la biblioteca universitaria.

Figura 2: Porcentaje de revistas por país de publicación

3.Uso de la colección de revistas

El uso de la colección, formado por el uso en sala de las revistas y el número de fotocopias, alcanzó la cifra de 3089 usos totales, y un promedio de 20,1 usos por revista.

En la figura 3 se muestra una relación directa entre el uso total de la colección y el número de préstamos en sala, y una menor relación respecto al número de fotocopias, debido al bajo número de revistas que fueron fotocopiadas.

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1 7 13 19 25 31 37 43 49 55 61 67 73 79 85 91 97

050100150200250300350400450

Uso

de

la c

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ción

Revistas de economía

Nº de préstamos en sala

Nº de fotocopias

Uso total de la colección

Figura 3: Préstamos, fotocopias y uso total de la colección

El estudio demostró que, de 153 revistas analizadas, el 65,4% eran consultadas, al menos, una vez y que el 36,6% no reportaban ningún uso. El valor más alto en cuanto a uso en sala de lectura, alcanzó la cifra de 396 y el promedio del uso por revistas estuvo por debajo de 30.

En cuanto a número de fotocopias, se puede decir que en este análisis, sólo fueron fotocopiadas 70 revistas, es decir el 45,75% del total. El valor más alto en cuanto a número de fotocopias realizadas fue de 61 y el promedio de fotocopias por revistas estuvo por debajo de 3.

La tabla I muestra los valores alcanzados en cuanto a uso total de la colección, uso en sala de lectura y cantidad de fotocopias. Los 10 valores más altos de cada columna están destacados con un marco y van a estar ubicados en las primeras 22 revistas.

Las revistas que alcanzaron las cifras más altas, en cuanto a cantidad de fotocopias y a consultas en sala de lectura fueron:

1. Información Comercial Española. Boletín Económico 2. Información Comercial Española. Revista de Economía. 3. Econometrica 4. American Economic Review 5. The Economist 6. Papeles de Economía Española 7. Journal of Economic Literature 8. Rand Journal of Economics

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9. Quarterly Journal of Economics 10.Journal of Economic Theory

Las que alcanzaron tres de los valores más altos en cuanto a fotocopias realizadas, pero que no coincidieron con los valores más significativos alcanzados en las consultadas en sala fueron:

1. The Review of Economics and Statistics 2. Journal of Mathematical Economics 3. Journal of Economic Perspectives

3.1 Análisis del uso de la colección utilizando la Ley de Bradford

En su trabajo clásico de 1934, Bradford23 enunció la ley de la dispersión de la literatura científica. Según esta ley la distribución de los trabajos sobre un tema determinado en revistas científicas puede exponerse como sigue:

“Si las revistas científicas se ordenan en secuencia decreciente de productividad de artículos sobre un tema dado, éstas pueden dividirse en un núcleo de revistas dedicadas más en particular al tema y en varios grupos o zonas, que contienen cada una de ellas el mismo número de artículos que el núcleo, en tanto que las cantidades de revistas de éste y de las zonas sucesivas presenta la relación 1: n: n2...” (Bradford, 1934)24

Bradford divide la lista de revistas ordenadas por frecuencia descendente en tres grupos (clusters) o zonas, donde cada una produce una cantidad similar de artículos, y relaciona numéricamente cada zona mediante un multiplicador que en ocasiones no es constante.

23 Samuel C. Bradford (1878-1948), químico y bibliotecario del Museo de Londres, propuso su ley en 1934. Bradford postuló que cada literatura tendría un núcleo de revistas, rodeado por zonas de revistas cada vez más amplias, pero menos productivas. Las zonas marginales estarían relacionadas con el núcleo mediante el factor de multiplicación. 24 Spinak, Ernesto. Diccionario enciclopédico de bibliometría, cienciometría e informetría. [Paris, UNESCO]1996.

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Tabla I. Uso de la colección

Títulos de las revistas de Economía Préstamos en la Sala de Lectura

Nº de fotocopi

as

Uso total de la

colecciónInformación Comercial Española.

Boletín Económico 396 11 407

Información Comercial Española. Revista de Economía.

196 20 216

Econometrica 137 61 198 American Economic Review 112 57 169 The Economist 163 2 165 Papeles de Economía Española 147 8 155 Journal of Economic Literature 91 17 108 Rand Journal of Economics 80 18 98 Quarterly Journal of Economics 63 31 94 Journal of Economic Theory 62 19 81 Investigaciones Económicas. Revista 54 8 62 Economistas 52 5 57 The Review of Economics and

Statistics 32 19 51

Review of Economic Studies 44 7 51 Revista de Economía y Sociología Del

Trabajo 43 5 48

Economic Journal 30 13 43 Revista Española de Economía 35 8 43 Información Comercial Española.

Cuadernos Económicos 39 4 43

Economics Letters 25 15 40 Revista de Trabajo y Seguridad Social 40 0 40 Journal of Economic Perspectives 20 18 38 Journal of Mathematical Economics 15 19 34

En este caso, para aplicar la ley o distribución de Bradford, se ordenaron los datos en secuencia decreciente de uso de la colección, en lugar de la cantidad de artículos, y se dividieron en tres partes según dicho uso, para determinar la dispersión encontrada entre los títulos de las revistas. La muestra se dividió en tres partes, donde cada una agruparía aproximadamente 1029 usos.

El análisis de los datos se realizó con las 97 revistas que fueron consultadas al menos 1 vez, y mostró los siguientes resultados:

• La primera zona es la más importante, al concentrarse en ella las revistas que fueron más usadas en este período (990 veces, y un promedio de 247,5 veces). Esta zona se ha definido como el núcleo teórico mínimo de Bradford. Los títulos de estas revistas fueron:

127

Page 128: Estudios metricos (impacto cientifico)

1. Información Comercial Española. Boletín Económico 2. Información Comercial Española. Revista de Economía 3. Econometrica 4. American Economics Review

• La segunda zona se encuentra formada por 11 revistas que fueron usadas 970 veces, con un promedio de 88,2.

• La tercera y última zona está compuesta por 82 revistas que fueron consultadas 1129 veces. El promedio de uso alcanzado fue de 13,77 veces por revistas.

De lo anteriormente expuesto se puede deducir que, aunque la ley no se cumpla exactamente en cuanto a proyección geométrica, se denota un núcleo bien definido de 4 revistas que alcanzan los niveles de préstamos más altos (de 169 a 407), mientras que los menos significativos, ubicados en los 9 últimos lugares van desde 0 a 8 usos por revistas.

De todo esto se puede inferir que las revistas que se prestan con mayor frecuencia aparecen en un núcleo bastante reducido.

4. Número de Servicios de Indización y Resumen (SIR) que procesan las revistas

Los Servicios de Indización y Resumen (SIR) que procesan las revistas, le confieren a la revista una mayor visibilidad e importancia en la medida que las recogen y las tienen en cuenta un número mayor de bases de datos.

Para conocer la cantidad de Servicios de Indización y Resumen que procesaban cada una de las revistas, se consultó el repertorio Ulrich´s y se obtuvo como resultado que, las 153 revistas analizadas eran procesadas por 144 bases de datos, pudiéndose comprobar que las revistas eran recogidas por dichas bases de datos de forma desigual, debido a que seguían criterios muy particulares a la hora de considerarlas en sus registros para su análisis y procesamiento.

Las bases de datos que más revistas procesaron fueron:

• EconLit

• Social Sciences Citation Index (SSCI)

• ABI/INFORM

Si dividimos, en tres grupos los resultados obtenidos, en cuanto a SIR tendríamos:

• Revistas de economía no procesadas por ningún SIR

• Revistas que aparecen procesadas de 1 a 19 veces

• Revistas con alto número de servicios que las procesan (más de 20 SIR)

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Page 129: Estudios metricos (impacto cientifico)

Revistas de economía no procesadas por ningún SIR: Los Servicios de Indización y Resumen que analizan las 153 revistas de economía no procesaron el 28,7 % de la muestra. De las 44 revistas no procesadas, 29 pertenecían a España y las restantes 15 a Cuba, Bulgaria, Argentina, Portugal, Francia, Holanda, Estados Unidos y Reino Unido.

Revistas que aparecen procesadas de 1 a 19 veces: Un segundo grupo de revistas, conformado por el 54,2%, es decir más de la mitad de la muestra, fue procesado entre 1 a 19 veces por las bases de datos de economía.

Revistas con alto número de servicios que las procesan (más de 20 SIR): Por último, un tercer grupo de revistas (17,1 %) fue analizado por más de 20 Servicios de Indización y Resumen (SIR). Estas revistas procedían en su mayoría de Estados Unidos, Reino Unido y Holanda y, como caso Reino Unido y Holanda y, como caso excepcional, incluían una revista canadiense.

Las revistas más significativas por tener los valores más altos, en cuanto a bases de datos que las procesan, son fundamentalmente de Estados Unidos y fueron las siguientes:

• Economic Development and Cultural Change (USA)

• American Economic Review (USA)

• American Journal of Agricultural Economics (USA)

• Journal of Political Economy (USA)

• The Review of Economics and Statistics (USA)

• Journal of Economic Literature (USA)

• The Economist (Reino Unido)

• Quarterly Journal of Economics (USA)

• Rand Journal of Economics (USA)

• Economic Journal (Reino Unido)

5. Opinión de expertos

En un área temática determinada, se pueden evaluar los fondos de una biblioteca a través del examen de la colección por parte de uno o varios especialistas.

La opinión de los expertos en este estudio se ha expresado a través de dos variables:

1. Número de revistas extranjeras donde publican los profesores y que aparecen reflejadas en el Boletín de Sumarios.

2. Número de prioridad que establece el Departamento de Economía para la compra de las revistas.

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Page 130: Estudios metricos (impacto cientifico)

5.1. Número de revistas extranjeras donde publican los profesores y que aparecen reflejadas en el Boletín de Sumarios

Las revistas extranjeras donde publican los profesores y que aparecen reflejadas en el Boletín de Sumarios, es la primera variable que se tiene en cuenta para evaluar la colección a través de la opinión de los expertos.

El análisis de los datos mostró la presencia de sólo 18 revistas donde publican los profesores de economía y que forman parte del fondo de la biblioteca, lo que representa un 11,7% del total.

La tabla II indica el título, el país donde fueron publicadas y la cantidad de Servicios de Indización y Resumen que las procesan, como punto de comparación entre estas dos primeras variables (opinión de expertos y SIR).

Tabla II: Revistas donde publican los profesores y que aparecen en el Boletín de Sumarios

Títulos de las revistas de Economía País de publicación

SIR

The Economist Reino Unido 32 Economic Journal Reino Unido 29 Canadian Journal of Economics Canadá 23 Journal of Industrial Economics Reino Unido 22 Oxford Bulletin of Economics & Statistics Reino Unido 22 European Economic Review Holanda 21 Applied Economics Reino Unido 20 Brookings Papers on Economic Activity USA 19 Journal of Financial Economics Holanda 19 Journal of Public Economics Holanda 18 Journal of Monetary Economics Holanda 17 Review of Income and Wealth USA 12 International Journal of Industrial Organization

Holanda 9

Boletín de Estudios Económicos; Revista de Investigación Económica

España 5

The Review of Income and Wealth USA 5 Economics Letters Suiza 5 Travail et Emploi Francia 1 Revista de Economía y Sociología del Trabajo

España 0

Si analizamos el país de edición de las revistas donde publican los profesores y que aparecen en el Boletín de Sumarios, podremos observar que, a la hora de

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Page 131: Estudios metricos (impacto cientifico)

publicar un artículo, se han seleccionado las revistas extranjeras que aparecen escritas en inglés (tabla II).

Resumiendo los datos aportados, se puede decir que, cinco revistas eran publicadas en Reino Unido, cinco en Holanda, tres en Estados Unidos, una en Francia, una en Suiza y una en España.

Si comparamos los datos de la variable “número de revistas donde publican los profesores y que aparecen en el Boletín de Sumarios” con la variable anterior "número de SIR", nos dará como resultado una gran disparidad entre ambas variables (tabla II). En algunos casos, aparecen en el Boletín de Sumarios revistas que presentan valores relativamente altos al ser procesadas por más de 20 bases de datos, mientras en otras ocasiones, se encuentran presentes en el Boletín de Sumarios revistas que muestran valores muy bajos, en cuanto a SIR que las procesan.

Las revistas que recibieron resultados satisfactorios en cuanto a número de SIR que las procesan y que aparecen en el Boletín de Sumarios fueron:

1. The Economist 2. Economic Journal 3. Canadian Journal of Economics/Revue Canadienne d’Economie 4. Journal of Industrial Economics 5. Oxford Bulletin of Economics and Statistics 6. European Economic Review 7. Applied Economics Contrariamente, aparecen en el Boletín de Sumarios otros títulos que están procesados por pocas o ninguna base de datos y que pese a ello, no dejan de ser revistas importantes. Estos títulos fueron:

1. Economics Letters 2. Travail et Emploi 3.Revista de Economía y Sociología del Trabajo

5.2. Prioridad para la compra El establecimiento de una lista de revistas de Economía, definida por el Departamento de Economía con un orden de prioridad para la compra, constituye la segunda variable que se ha tomado en consideración como opinión de los expertos.

Esta segunda variable se ha definido teniendo en cuenta la calidad de las revistas, y ésta ha sido determinada por la Dirección del Departamento de Economía. Para ello, los criterios han radicado fundamentalmente, en el caso de revistas extranjeras, en la aparición en el Social Science Citation Index (SSCI), repertorio

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Page 132: Estudios metricos (impacto cientifico)

de gran prestigio que no incluye muchas revistas españolas y tiene más en cuenta las de habla inglesa.

Según el documento del Departamento de Economía25, el SSCI proporciona una excelente guía para evaluar la calidad de las revistas. Para ello consideraron las revistas con un Factor de Impacto mayor de 2 y una Vida Media a partir de 7 años. Pese a todo, reconocen que el SSCI tiende a desvalorar revistas que son muy buenas, y que ocupan un nicho muy restringido.

Para mostrar los diferentes grados de calidad de las revistas internacionales y su prioridad para la compra, el Departamento de Economía creó varias categorías, ordenadas de modo tal que las publicaciones más importantes se agruparan en los primeros niveles: revistas básicas y nivel A (figura 4):

Revistas básicas: En este nivel se agrupan las revistas más importantes, incluyendo en él las imprescindibles a efecto de la compra.

Nivel A: En él se agrupan las mejores revistas, después de las básicas. Nivel B: En el que se agrupan las revistas que siguen en orden de importancia al Nivel A. Nivel C: Agrupa las revistas que le siguen en orden de importancia al Nivel B. Nivel D: Agrupa las revistas que le siguen en orden de importancia al Nivel C. Nivel E: En el que se agrupan las revistas menos importantes.

Las revistas españolas han sido catalogadas en otra lista aparte por carecer de impacto mundial y de difusión internacional, proponiéndose la siguiente equivalencia con las revistas internacionales (figura 4):

25 Documento aprobado por el Consejo del Departamento de Economía el día 14 de febrero de 1996: Relación de revistas del Departamento de Economía de la Empresa.

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Page 133: Estudios metricos (impacto cientifico)

REVISTAS BÁSICAS

(extremo representando las mejores revistas)

Nivel A Relación de revistas

internacionales

Nivel B

Nivel C

Nivel D

Nivel I

Revistas españolas equivalentes

al nivel D

Nivel E

Relación de revistas internacionales

(extremo representando las menos importantes)

Nivel II

Revistas españolas equivalentes al nivel E

Nivel III Revistas españolas sin

homologación con la lista internacional

Figura 4: Representación de los niveles de prioridad establecidos por el Departamento de Economía para la compra de revistas internacionales y españolas

Revistas básicas

Nivel I (Homologado con el Nivel D de las revistas internacionales)

133

Page 134: Estudios metricos (impacto cientifico)

Nivel II (Homologado con el Nivel E de las revistas internacionales) Nivel III (Último nivel, sin homologar)

Para determinar el nivel de prioridad de las revistas incluidas, se consideraron los siguientes factores:

1. Edad de la revista. Las revistas con menos de cuatro años fueron consideradas como poco establecidas. 2. Número de revisiones requeridas antes de publicar y el período de tiempo que pasa desde que se recibe un artículo hasta que se publica. 3. Calidad de los artículos que publica. 4. Calidad del “Editorial Board”. 5. Valoración de resultados de investigaciones básicas o, al contrario, divulgación/reciclaje de artículos sobre estudios que ya han aparecido en otras revistas.

Estos factores fueron analizados teniendo en consideración los criterios propuestos por la mayoría de los miembros del departamento y aprobados finalmente por la dirección.

Los resultados indicaron que, de 153 revistas de economía estudiadas, sólo 22 eran consideradas como prioritarias en la compra, lo que significaba el 14,3% del total.

En este caso las revistas más importantes, consideradas como revistas claves o básicas dentro de la disciplina fueron: Econometrica, Journal of Political Economy, American Economic Review, Journal of Economic Theory. Dentro de las clasificadas como Categoría A, estaba el Journal of Financial Economics y entre las agrupadas en la Categoría B: Journal of Financial and Quantitative Analysis, Journal of Economic Behavior and Organization, International Journal of Industrial Organization, Journal of Economics and Business (tabla III).

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Page 135: Estudios metricos (impacto cientifico)

Tabla III: Revistas de economía ordenadas por nivel de prioridad según el Departamento.

Título País Nivel de prioridad

Boletín de Sumarios

Factor de Impacto

Econometrica Reino Unido

Básica 3,226

Journal of Political Economy

USA Básica 1,929

American Economic Review

USA Básica 1,726

Journal of Economic Theory

USA Básica 0,847

Journal of Financial Economics

Holanda A 2,138

Journal of Financial and Quantitative Analysis

USA B 0,537

Journal of Econ. Behavior and Organization

Holanda B 0,349

Intern. Journal of Industrial Organization

Holanda B 0,344

Journal of Economics and Business

USA B

Economics Letters Suiza C 0,18 Quarterly Review of Economics and Finance

USA C 0,047

Investigaciones Económicas. Revista

España I

Moneda de Crédito; Revista de Economía

España I

Revista Española de Economía

España I

Información Com. Española. Boletín Econ.

España II

Inform. Com. Española. Cuadernos Econ.

España II

Papeles de Economía Española

España II

Revista de Economía Aplicada

España II

Bol. de Estudios Económicos. Rev. de Investigación Económica Economía.

España III

Bol. del Colegio Nacional de Doctores de Lic. en Ciencias Econ. y Comerciales (Madrid)

España III

Bol. del Ilustre Colegio Nacional de Econ.

España III

Economistas España III

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Page 136: Estudios metricos (impacto cientifico)

De las cuatro primeras revistas que componen la categoría Básica, tres habían sido publicadas en Estados Unidos y sólo una en el Reino Unido. En lo que respecta a la siguiente categoría, denominada A, incluyó una sola revista de Holanda. Las categorías B y C presentaron una situación similar; tres revistas pertenecían a Estados Unidos, una a Suiza y dos a Holanda, quedando once revistas españolas ubicadas en las prioridades menos importantes, I, II y III.

6. Productividad de las revistas

Para poder determinar la productividad de las revistas de economía, se procedió a localizar en el Ulrich´s las bases de datos que las procesaban, observándose que el 60% estaban recogidas por las siguientes bases de datos:

• ECONLIT

• Social Sciences Citation Index (SSCI)

• ABI/INFORM

• ISOC Al comprobar que había una diferencia de hasta el 65% en el número de artículos recopilados por cada una de estas bases, se tuvieron en cuenta los siguientes criterios para analizar la productividad: en primer lugar se consideraron los datos comprobados manualmente; en segundo lugar, los aportados por el SSCI; en tercer lugar, los de la base de datos de ABI/INFORM y por último los de EconLit. Para las revistas españolas, siempre se tomó como criterio la base de datos del ISOC.

La productividad de las revistas se encuentra determinada por la cantidad de trabajos científicos publicados, en todos los formatos posibles, durante un período de tiempo editorial determinado.

El presente estudio muestra un promedio de 36 artículos por revista y una productividad máxima de 295 artículos, pero se pudo comprobar que, en algunos casos, esta productividad tan alta era producto de la inclusión de otro tipo de material: revisiones, traducciones, resúmenes, etc., y de un mal procesamiento por parte de las diferentes bases de datos.

De acuerdo con la formulación verbal de la Ley de Bradford, la primera zona, llamada también zona núcleo, queda constituida por las revistas más productivas, cuyo número es relativamente pequeño en relación con el conjunto total del título de revistas que conforman el flujo de información. En la segunda zona su número aumenta considerablemente en relación con el número de revistas del núcleo. Y por último la tercera zona es la que contiene un mayor número de títulos de revistas, y por tanto, en la que existe una mayor dispersión.

En otras palabras, la productividad de artículos por revistas, se puede agrupar en tres zonas concéntricas, una primera zona o núcleo compuesta de sólo 9 revistas,

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Page 137: Estudios metricos (impacto cientifico)

una segunda zona con 37, y una tercera zona con un número muy amplio de 107 revistas con baja productividad.

La tabla IV muestra en orden decreciente las revistas más productivas o núcleo según Bradford y el país de publicación.

Según se indica en la tabla IV, los países más representativos en cuanto a productividad fueron España, Estados Unidos y Reino Unido.

Tabla IV: Revistas más productivas

Título País Productividad

Acumulado del Nº

artículos

Zon

a Información Comercial Española. Boletín Económico

España 295 295

Journal of Economic Literature USA 246 541 Economic Journal Reino

Unido 231 772

Economics Letters Suiza 204 976 Development And Change Reino

Unido 191 1167

American Economic Review USA 174 1341 American Journal of Agricultural Economics

USA 151 1492

Economistas España 147 1639 Applied Economics Reino

Unido 144 1783

N Ú C L E O

7. Factor de impacto (FI)

El Factor de Impacto es una medida que proporciona el Journal Citation Reports, obtenida al relacionar el número de citas que recibe una revista con el número de artículos que se publican en ella, adoptando un período de dos años como base para su cálculo.

En este estudio se demostró que sólo 65, de 153 revistas de economía analizadas, aparecían reflejadas en el SSCI, es decir el 42,4% del total de revistas. Si con la nacionalidad de dichas revistas realizamos una lista en orden decreciente obtendremos la tabla V, en la que se puede observar que los países con mayor representación, por encima de 2 revistas, en SSCI fueron: Estados Unidos (25 revistas), Reino Unido (18 revistas), Holanda (11 revistas) y España (2 revistas).

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Page 138: Estudios metricos (impacto cientifico)

Tabla V: Número de revistas por países recogidas por el SSCI

Países Nº de revistas por países USA 25 Reino Unido 18 Holanda 11 España 2 Alemania 2 Argentina 2 Suiza 2 Canadá 1 Francia 1 Australia 1

Total 65

En la tabla VI se pueden observar las 10 revistas con mayor Factor de Impacto. Por otro lado, los 5 valores más altos alcanzados en cuanto a Factor de Impacto, pertenecen a revistas del Reino Unido (10,302 y 3,226) que ocupan el primero y tercer puesto, Estados Unidos (4,795 y 2,902) en el segundo y cuarto puesto, y en quinto lugar Holanda (2,138). Es importante también destacar que sólo 15 revistas alcanzaron un FI por encima de 1,0 de lo que se puede destacar un bajo factor de impacto para todas las revistas de economía estudiadas.

Tabla VI: Factor de Impacto

Título País Factor de impacto The Economist Reino Unido 10,302 Journal of Economic

Literature USA 4,795

Econometrica Reino Unido 3,226 Journal of Economic

Perspectives USA 2,902

Journal of Financial Economics

Holanda 2,138

Quarterly Journal of Economics

USA 2,132

Brookings Papers on Economic Activity

USA 1,976

Journal of Political Economy

USA 1,929

American Economic Review

USA 1,726

Review of Economic Studies

Reino Unido 1,635

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Page 139: Estudios metricos (impacto cientifico)

8. Descripción del método del Rango Selectivo Multidimensional Como se planteó al principio del trabajo, con objeto de seleccionar las revistas más idóneas de la colección de revistas de economía, la evaluación también se realizó mediante el método matemático denominado Rango Selectivo Multidimensional (RSM), al suponer que la selección que se obtendría sería más promisoria, que utilizando cualquier otro criterio univariable. Este supuesto se basa en que al tratarse de un método multivariante, se pueden combinar todos los datos ofrecidos por las diferentes variables incluidas en el estudio.

Este método pone a disposición de bibliotecarios y documentalistas un sistema que, define y determina la idoneidad de las publicaciones seriadas en una temática dada, además de ofrecerles mayor número de elementos objetivos para ello. Pero además, a partir de los resultados obtenidos, permite que las unidades de información tracen una política de adquisición o descarte de este tipo de fuente de información.

8.1 Requerimientos y metodología para trabajar con el RSM26

a) Definición de las variables previamente establecidas por el investigador para la evaluación

b) Establecimiento del orden de incorporación de las variables (en este paso, el investigador debe tener en cuenta que la primera variable que introduce representa el indicador de mayor peso en la evaluación)

c) Cálculo del coeficiente de correlación: En este punto, es necesario destacar, la importancia que tiene una correcta selección de la variable que se va a definir como la más importante, pues de ello dependen los resultados totales obtenidos, ya que el mayor peso se le otorga a ella.

A partir de ese momento el investigador no controla el orden del resto de las variables. Este orden se determina a partir del cálculo del coeficiente de correlación de cada una de ellas, con respecto a la variable principal, es decir se coloca en segundo lugar la variable que posea el valor más alto de coeficiente de correlación, y así sucesivamente para cuantas variables se consideren.

Las variables definidas fueron ordenadas del siguiente modo:

1. Uso de la colección

2. Prioridades que establece el departamento para realizar la adquisición

3. Aparición en el Boletín de Sumarios

26 Para la realización de todos estos cálculos se utilizó el software EVASOF, diseñado y creado por Ana María Morales-García y Alberto Díaz-García.

139

Page 140: Estudios metricos (impacto cientifico)

4. Factor de Impacto

5. Número de Servicios de Indización y Resumen que procesan las revistas

6. Productividad de las revistas

d) Determinación de la Publicación Patrón (P+)

Esta entidad se formará con los valores más favorables de cada una de las variables:

P+ = max X1, max X2, ...., max Xn

e) Cálculo de la desviación típica muestral de cada variable.

f) Cálculo del RSM.

RSM( P ,P )=| X - X |

.i*

j=1

nij j

*

j-1jk∑

σα

Donde:

P* : revista patrón;

X*j : valor correspondiente de la variable j en la revista patrón;

Xij : valor de la variable j en la revista i.

σj-1 : desviación típica muestral de la variable j.

αjk : constante de la productoria

Es importante destacar que los valores del Rango Selectivo Multidimensional serán más satisfactorios en la medida que sus resultados se aproximen más a cero.

8.2 Resultados del RSM

Los países que se clasificaron dentro de los primeros lugares según valores del Rango Selectivo Multidimensional, y por tanto los más representativos fueron: España, Estados Unidos, Reino Unido, Suiza y Holanda, y las cinco primeras revistas fueron:

1. Información Comercial Española. Boletín Económico 2. American Economic Review 3. The Economist 4. Econometrica 5. Journal of Economic Literature

140

Page 141: Estudios metricos (impacto cientifico)

De estos resultados se deduce que el estudio multivariante provocó un desplazamiento en cuanto a posiciones, respecto a los datos aportados por cada análisis univariable realizado en la evaluación, y que ya se han comentado, y que junto a los del multivariable, se recogen en la tabla VII.

141

Page 142: Estudios metricos (impacto cientifico)

Tabla VII: Posición que ocupan las revistas de acuerdo a los 10 valores más altos obtenidos en cada una de las variables estudiadas y en el análisis del Rango Selectivo Multidimensional

Opinión de expertos Título Lugar de

publicación

RSM

Uso de la colección

Nº SIR Priori

dad *Boletín

de sumari

os**

Produc-

tividad

Factor

Impacto

Información Comercial Española. Boletin Económico

España 1 1 1

American Economic Review

USA 2 4 2 1 6 9

The Economist Reino Unido

3 5 7 1 1

Econométrica Reino Unido

4 3 1 3

Journal of Economic Literature

USA 5 7 6 2 2

Economic Journal Reino Unido

6 10 1 3

Economics Letters Suiza 7 4 1 4 Información Comercial Española. Rev de Economía

España 8 2 10

Journal of Financial Economics

Holanda 9 2 1 5

Journal of Economic Theory

USA 10 10 1

European Economic Review

Holanda 11 1

Papeles de Economía Española

España 12 6

Applied Economics Reino Unido

13 1 9

Quarterly Journal of Economics

USA 14 9 8 6

Journal of Political Economy

USA 15 4 1 8

Rand Journal of Economics

USA 16 8 9

Oxford Bulletin of Economics and Statistics

USA 17 1

142

Page 143: Estudios metricos (impacto cientifico)

Economic Development and Cultural Change

USA 18 1

Journal of Monetary Economics

Holanda 19 1

Development and Change

Reino Unido

20 5

The Review of Economics and Statistics

USA 21 5

American Journal of Agricultural Economics

USA 23 3 7

Boletín de Estudios Económicos

España 24 1

Journal of Public Economic

Holanda 25 1

Review of Income and Wealth

USA 26 1

Revista de Economía y Sociología del Trabajo

España 27 1

Economistas España 28 8 Review of Economic

Studies Reino Unido

30 10

Journal of Economic Behavior and Organization

Holanda 32 3

Journal of Economics and Business

USA 34 3

Journal of Economic Perspectives

USA 36 4

International Journal of Industrial Organization

Holanda 38 3

Journal of Financial and Quantitative Analysis

USA 54

Brookings Papers on Economic Activity

USA 62 7

* El nivel de prioridad se estableció con la siguiente clasificación: 1-revistas básicas, 2-revistas comprendidas en el nivel A, 3-revistas comprendidas en el nivel B y 4-revistas comprendidas en el nivel B

143

Page 144: Estudios metricos (impacto cientifico)

** El número 1 corresponde al máximo valor que en este caso fue alcanzado por todas las revistas que aparecían incluidas en el Boletín de Sumario. La revista más significativa fue "Información Comercial Española. Boletín Económico", publicación española que también alcanzó el primer lugar en cuanto a productividad de las revistas y uso de la colección (variable considerada como la más importante y cuyo peso en la evaluación fue significativo).

En segundo lugar aparece "American Economic Review", revista de Estados Unidos que ubicó casi todos sus resultados dentro de los 10 primeros lugares de cada una de las variables estudiadas. Esta revista obtuvo el primer lugar en cuanto a orden de prioridad establecido por el Departamento de Economía para la compra, un segundo lugar en cantidad de SIR que procesan las revistas, un cuarto lugar en uso de la colección, un sexto lugar en productividad y un noveno lugar en Factor de Impacto. Esta segunda publicación no se pudo clasificar en primer lugar, según valores del RSM, por tener un uso mucho menor que el de la primera revista.

La tercera, "The Economics", pertenece al Reino Unido. Esta revista obtuvo el primer lugar en cuanto al valor obtenido del Factor de Impacto, un quinto lugar en uso de la colección, un séptimo en cuanto a número de Servicios de Indización y Resumen que procesan las revistas, y aparece en el Boletín de Sumarios como revista recomendada para que publiquen los profesores del Departamento de Economía.

El cuarto lugar correspondió a "Econometrica", también del Reino Unido, y que ocupa el primer lugar en la lista que establece el departamento con las prioridades a tener en cuenta a la hora de la adquisición. Por otra parte ocupa un tercer lugar en uso de la colección y Factor de Impacto.

La quinta posición fue ocupada por otra revista de Estados Unidos, “Journal of Economic Literature”, que a su vez obtuvo el segundo lugar en cuanto a valor obtenido del Factor de Impacto y productividad de las revistas, un sexto lugar en cantidad de SIR que procesan las revistas, y un séptimo en uso de la colección.

Conclusiones El análisis univariante llevado a cabo para evaluar las revistas de economía de la Biblioteca de la Universidad Carlos III de Madrid aportó resultados diferentes, lo que dificultaba una selección objetiva de las revistas más importantes. Por esta razón, se decidió aplicar un análisis multivariable de evaluación, y para ello se escogió el método denominado Rango Selectivo Multidimensional (RSM).

A partir de los resultados obtenidos, se puede concluir que mediante la aplicación de este tipo de análisis, además de que se puede determinar claramente la idoneidad de las publicaciones en una temática dada, se dispone de un mayor número de elementos objetivos para realizar la evaluación, pues permite combinar todos los datos aportados por las diferentes variables estudiadas de manera

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Page 145: Estudios metricos (impacto cientifico)

individualizada (uso de la colección, cantidad de SIR que procesan las revistas, Factor de Impacto, productividad de las revistas, opinión de expertos), mediante su integración y ponderación.

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Page 146: Estudios metricos (impacto cientifico)

LOS MÉTODOS BIBLIOMÉTRICOS. ESTADO DE LA CUESTIÓN Y APLICACIONES.

EVARISTO JIMÉNEZ-CONTRERAS Introducción La Bibliometría ha estado históricamente vinculada a la idea de que es posible representar el conocimiento humano a través de la cuantificación de los documentos en los que éste se expresa y de los elementos que componen a éstos; su contrario, es decir, la imposibilidad de reducir el conocimiento a cantidades numéricas representa a la corriente que podríamos llamar antibibliométrica y que de una forma u otra la ha acompañado siempre. Sin ánimo de hacer una presentación histórica podemos aceptar, de acuerdo con la idea anterior, que la inmensidad de las cifras de volúmenes acumulados en las bibliotecas de Alejandría o Córdoba, serían un reflejo de la potencia cultural de los sistemas socio-políticos que las habían engendrado; mientras que la modestia, por no decir miseria, de las bibliotecas monásticas altomedievales, son reflejo, a su vez, de los tiempos difíciles que les tocó vivir. Es importante señalar que lo que convierte en bibliométricas estas primitivas cuantificaciones no es tanto el recuento en sí mismo, que no pasaría de ser estadística bibliotecaria, cuanto la idea de que existe una relación sustancial entre cantidad de libros y cantidad de conocimiento. Incluso antes de plantearnos definiciones y matices podríamos decir que éste es el punto de partida de la idea bibliométrica. El segundo pilar que sustenta a la Bibliometría es que ha puesto de manifiesto que, en la producción, circulación y consumo de ese conocimiento, la humanidad sigue ciertas pautas específicas puestas de manifiesto gracias a la investigación y métodos desarrollados por esta disciplina. Actualmente la Bibliometría aparece como una disciplina bien engarzada en el ámbito de la IS. Distintos autores han señalado su papel central en la fundamentación científica de la misma, desde el punto de vista de su actividad y producción genera una abundante corriente de investigación, y dispone de canales de difusión consolidados y acreditados. En los entornos más insospechados se la menciona como un repertorio de métodos y técnicas a tener en cuenta. La evaluación de la Ciencia a duras penas se concibe ya sin el recurso de los métodos bibliométricos; de hecho los análisis de citas son una de las contadas técnicas surgidas del campo de la documentación que se conoce y utiliza fuera del entorno de la propia disciplina (Cronin, 90). Su estilo se ha depurado y matematizado hasta el extremo de que algún autor ha llegado a decir que se ha convertido en una hard science (Wouters, 1994).

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Sin embargo, aspectos tan elementales como su concepto o su denominación están sometidos a un perpetuo proceso de re-elaboración en el que los especialistas parecen incapaces de ponerse de acuerdo. La Bibliometría, sigamos utilizando el término por ahora para entendernos, es una disciplina cuya configuración histórica ha sido lo bastante peculiar como para explicar parte de estas dificultades de conceptualización. Si hubiese que resumirla de alguna manera, las palabras más apropiadas podrían ser inarticulación y origen plural. Más allá de la cronología de las aportaciones de los distintos autores de las leyes o métodos que constituyen hoy la base de esta especialidad, lo más relevante, históricamente hablando, son una serie de coincidencias que se dan en todos los casos: la procedencia anglosajona la mayor parte de ellos, desde Hulme hasta Garfield, la perspectiva científica y no directamente práctica desde la que se plantean los trabajos y su escasa relación con el mundo bibliotecario (excepción hecha de Samuel C. Bradford, aunque no hay que olvidar que era químico de formación y que la profesión bibliotecaria recibió con la más absoluta indiferencia sus investigaciones). Probablemente, si en 1926 le hubiesen preguntado a Alfred J. Lotka donde podría ubicar sus observaciones sobre la productividad de los autores científicos, hubiera contestado que en la Historia de la Ciencia o en un plano más amplio en relación con la Sociología, en lo que desde luego no es fácil que hubiese pensado es en el mundo de las bibliotecas. El origen plural de las observaciones y propuestas realizadas durante la primera mitad del siglo XX tuvo como característica no sólo su alejamiento del mundo bibliotecario sino también su carácter inarticulado. Por una parte investigadores aislados (Gross, Cole, Lotka, Zipf) hacían observaciones, descubrían regularidades que afectaban a los procesos científico-documentales, por otra, algunos historiadores, filósofos y bibliotecarios (Bernal, Ortega y Gasset, Hulme) proclamaban la necesidad de una disciplina que se ocupara de la Estadística de las ideas, por utilizar el término de la Ortega que me parece muy afortunado, de la Bibliografía estadística (Hulme) o de la Ciencia de la Ciencia. Denominaciones todas ellas que, al margen de los matices y de su trayectoria posterior, tienen un claro fondo en común. Paralelamente, y con algún conocimiento de los trabajos de Hulme pero poco más,Paul Otlet proclamaba la necesidad de una disciplina que denominaba Bibliometría que se ocupase de aplicar los principios derivados del positivismo científico a los impresos, incorporada a su magno proyecto de la Documentación. Hoy día vemos estos hechos como parte de una historia común pero en buena medida es un falseamiento de la perspectiva resultado de analizar las cosas a posteriori; digamos que ha sido su evolución histórica la que ha determinado que ahora se puedan percibir todos estos sucesos como parte de una sola historia .pero sus protagonistas a duras penas pudieron tener conciencia de semejante “unidad”.

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Por otro lado, el que todos estos hechos hayan terminando convergiendo en un campo de conocimiento común explica la variedad de procedencias de sus cultivadores, de los pioneros y de los actuales y en cierta medida la coexistencia de diferencias de enfoque, de definiciones e incluso de denominaciones en esta “casa común”. Incluso podríamos afirmar que la inserción de la Bibliometría en el ámbito de los Information Science Studies es un hecho relativamente reciente, hasta cierto punto accidental y en el que los propios bibliotecarios y documentalistas han jugado un papel de espectadores. De hecho, si no fuese porque E.Garfield se declara a sí mismo information scientist podría decirse que los profesionales de la información han sido meros comparsas en esta historia, incluso resulta necesario defender ante terceros la idea de que la evaluación de la Ciencia que pasa por ser una de las principales aplicaciones de la Bibliometría también es cosa nuestra y no sólo de los especialistas de las respectivas disciplinas. Esta relativa novedad se manifiesta también en la escasa presencia que las “-metrías” como materia tienen todavía en los planes de estudio (Jiménez, 98) Definiciones y denominaciones Las definiciones y las denominaciones que este ámbito de investigación ha recibido en los últimos 30 años han sido tan numerosas como aparentemente insatisfactorias dada su reiteración; son literalmente decenas los intentos de definición y existen largos artículos específicamente dedicados al tema, a enumerar las dificultades y a señalar las discrepancias entre unas y otras (Broadus, 87; Hertzel, 87; Boyce, 85). Renunciando desde el principio a la posibilidad de hacer una nueva aportación en este apartado; resulta quizá más interesante concretar los elementos que son comúnmente aceptados en las definiciones y resumir brevemente las discrepancias. De la misma manera, aunque el término Bibliometría es moneda de uso común entre científicos, lo cierto es que tampoco en los que a las denominaciones se refiere las cosas están mucho mejor. Actualmente circulan media docena de términos que presentan un considerable nivel de solapamiento aunque sus creadores encuentren bastantes matices como para justificar su existencia. Tampoco aquí parece recomendable hacer nuevas propuestas sino, en todo caso, reflexionar sobre esta inestabilidad terminológica. Como decía anteriormente sería poco útil ni siquiera enumerar las múltiples definiciones puestas en circulación hasta ahora y aún menos acuñar otra más. Haciendo una especie de meta-análisis de las existentes se puede llegar a detectar el núcleo duro de lo que los especialistas consideran bibliométrico y también las zonas problemáticas.

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Lo que sí está claro es que los investigadores de la Bibliometría han sentido de modo continuado que la definición de su disciplina era un asunto de interés, en tanto en cuanto la corriente es continua, aunque más intensa en períodos que coinciden con la aparición del término o de términos alternativos. No parecen tomárselo como una cuestión nominalista sino como algo que afecta al fondo mismo de su trabajo. Existe un alto grado de consenso en torno a dos ideas que están presentes en prácticamente todas las definiciones: los métodos estadístico-matemáticos, o más genéricamente cuantitativos, que se han de emplear y el objetivo: analizar conjuntos documentales, sus productores y consumidores. Hemos empleado conscientemente un término tan vago como el de conjuntos documentales porque si especificamos más algunas de estas definiciones empezarían a tener problemas para reconocerse dentro de estas dos ideas que, por ahora las incluyen a todas. Las divergencias se centran en torno a ciertos aspectos: los límites de la misma, alguno de los objetivos que pretende alcanzar y sobre la naturaleza y pertinencia de algunos los datos sobre los que trabaja, Vamos a repasar someramente ahora estas cuestiones que suscitan más dudas; para empezar la procedencia de los datos. No son pocos los autores que han defendido que la fuente natural de la Bibliometría es la Bibliografía (amparándose en la propia raíz del término), (Hawkins, 77; Nicholas y Ritchie, 1978; White y McCain, 1989) porque es la que produce los repertorios o bases de datos, que contienen cantidades de información lo suficientemente masivas como para que las conclusiones tengan relevancia estadística. De este planteamiento se deriva en parte la dificultad de considerar la ley de Zipf, que estudia el uso de las palabras en los textos originales, como realmente bibliométrica o no. Este problema es, sin embargo, relativamente sencillo de resolver. No hay evidentemente ninguna razón objetiva que nos obligue a estudiar la información a través de determinados canales que la resumen. Si se ha hecho así ha sido por razones de comodidad (en estricta aplicación de la ley del mínimo esfuerzo formulada por Zipf precisamente). La derivación de la Bibliometría de un tronco materno bibliográfico del que surgiría como una especialidad dedicada a su cuantificación, idea con la que en algún momento se ha jugado, carece absolutamente de fundamento. Por otra parte, teniendo en cuenta la evolución de la tecnología y la posibilidad de acceder directamente a fuentes originales, vía electrónica, para manipular la información contenida en ellas; en definitiva, la posibilidad de eliminar intermediaciones y construir nuestras propias bases de datos ad hoc, abreviadas o full-text, ha dejado obsoleta esta discusión, en los años noventa la aplicación de metodologías de análisis de co-ocurrencias de palabras ha sido uno de los temas estrella de la investigación y ha estado en el centro de numerosas polémicas, que, desde luego, no se referían a la pertinencia de los estudios en el seno de la Bibliometría. Podemos decir que la procedencia de los datos, sea de los textos originales o se resúmenes de los mismos es irrelevante en términos bibliométricos, lo sustancial son los objetivos.

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En otro orden de cosas algunos autores elevan a la categoría de la definición el hecho de que la Bibliometría se ocupa sólo de la documentación que genera la Ciencia y de los científicos, tanto como productores como usuarios (Pritchard, 69; White y McCain, 89; en otros autores se insinúa la idea aunque no se manifieste de forma patente, Broadus, 87). Obligado es reconocer que esto es rigurosamente cierto en la práctica, miles de artículos de Bibliometría están ahí para confirmarlo y a fuerza de ser cierto los límites entre la Cienciometría y la Bibliometría desde el punto de vista del objeto estudiado son inexistentes en la práctica. Sin embargo, sería un error elevar a la categoría de definición lo que no es sino una práctica. Eventualmente otros campos de la actividad intelectual que son objeto de publicación, consumo, etc. son posibles temas de análisis bibliométrico, otra cosa es que por falta de interés no se explote esta posibilidad. Por este camino las definiciones acabarían restringiendo el tema de análisis a unas cuantas especialidades científicas en unos cuantos países. En tercer lugar, también se detectan discrepancias en la relación de esas características y comportamientos que son objeto de estudio, en definitiva, sobre cuáles son los contenidos u objetos de análisis que se pueden considerar genuinamente bibliométricos. Realmente, en este punto, podríamos parafrasear el famoso epigrama de Price y decir que Bibliometría es lo que se publica en los trabajos bibliométricos. Parece una solución acomodaticia pero el hecho es que el catálogo de los temas que conforman una disciplina científica suelen ser el resultado del interés que muestran sobre ellos los investigadores integrantes de la especialidad; existe una especie de sanción democrática que justifica su inclusión en la misma. Desde este punto de vista, los que se han considerado tradicionalmente asuntos constitutivos de la Bibliometría han sido:

- Selección y evaluación de documentos, (apoyo a la gestión bibliotecaria) - Descripción, análisis y evaluación de la actividad científica y sus actores

(apoyon a la Política Científica) - Apoyo a la recuperación de Información - Prospectiva científica - Modelización de la actividad documental

Otra forma de verlo depende del enfoque de los análisis. Desde este punto de vista la Bibibliometría podría clasificarse así:

- Teorización y modelos - Aplicaciones - Estudios sociales y descriptivos - Estudios interdisciplinares

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Ignorando la limitaciones que las definiciones a veces pretender imponer, la Bibliometría aparece sistemáticamente mencionada como metodología o como tema en todos los casos anteriores. Pero, en realidad, decimos Bibliometría y quizá deberíamos hablar de estudios métricos, pues la denominaciones también se superponen incesantemente. Como es sabido, en los años 80 el término Bibliometría ha intentado ser sustituido por el de Informetría a partir de la propuesta de O. Nacke (Nacke, 83), mientras que, en un ámbito más reducido, también se ha propuesto en el de Cienciometría (Nalimov, 69). Estas nuevas denominaciones no han desplazado a la tradicional pero conviven con ella, lo que no ayuda a la claridad terminológica. En una comunicación casi póstuma Bertram Brookes (Brookes, 1990) titulaba su trabajo “Biblio-, Cienci-, Informetría, ¿de qué estamos hablando?” La inestabilidad terminológica, en una disciplina muy preocupada por el rigor metodológico, ha sido no por paradójica menos duradera. Casi simultáneamente a Brookes el investigador hindú I. Sengupta escribía: “Los términos bibliometría, informetría, cienciometría y librametry derivan de la fusión del sufijo -metría con bibliografía, información, ciencia y library, respectivamente. Estos términos son análogos o bastante sinónimos en su naturaleza, objetivos y aplicaciones e involucran distintas facetas de la B. y D. Todos ellos están relacionados con la medida del conocimiento, que depende de la generación de nuevas ideas desarrolladas a través de canales de comunicación de la información, cuyo principal objetivo es asegurar la rápida identificación y diseminación de la información más relevante para los generadores de conocimiento...” (Sengupta, 1992) Excepto la librametry que se menciona en este texto por razones más o menos patrióticas las demás denominaciones se utilizan de forma prácticamente intercambiable y la única novedad es que en los últimos años nuevos términos se han añadido a esta lista. La Informetría ha venido esencialmente a ampliar el scope de la Bibliometría y ha reforzar, al menos en teoría, su atención a I.R. y R. Por otro lado la Cienciometría además de su obvia vinculación al análisis exclusivo de la ciencia añadiría el estudio de todos aquellos aspectos que influyen en ella, el ejemplo más claro sería el considerar la variable económica, objeto de atención de la Cienciometría y cuya naturaleza no es documental. A la vista de esta superposición o convivencia de términos algunos autores han optado por hablar de BIS, y es significativo que el diccionarios de E. Spinak se denomine Diccionario enciclopédico de Bibliometría, Informetría y Cienciometría (Spinak, 97). Gráficamente estas relaciones podrían representarse así:

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Es decir la BIS aparecería en el punto de confluencia entre distintas disciplinas caracterizada por sus métodos y los fenómenos que ha desvelado, y cuyas variaciones en los objetivos planteados la acercarían respectivamente a la Biblioteconomía, a la Documentación o a la Ciencia de la Ciencia, y eventualmente a otras áreas no contempladas en el gráfico. En realidad, podría decirse que éste era el panorama hasta la irrupción de Internet, a la sombra de la cual se ha producido un nuevo florecimiento de denominaciones más o menos acertadas como Netometría, Cibermetría o Webmetría (y alguna otra) (Shiri, 98); cuya razón de ser fundamental es la intención de estudiar este nuevo universo virtual, en sus distintos aspectos y con el arsenal metodológico que suministra la Bibliometría. Los objetivos propuestos por los creadores de los nuevos términos son similares en todos los casos y coherentes con algunos de los objetivos tradicionales de la Bibliometría descritos previamente: • Descripción (cuantificación) del sistema: tamaño, organización, distribución, etc. • Evaluación no tecnológica del mismo. • Aplicación de indicadores o procedimientos bibliométricos para comprobar su cumplimiento en la red; (desde un punto de vista más tradicional o documental control de los recursos informativos). A este respecto se han realizado las primeras reconversiones, se han establecido la primeras equivalencias entre las unidades de análisis empleadas tradicionalmente en Bibliometría y las que pudieran jugar este papel en Internet y

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se han empezado a aplicar las metodología cuantitativas y a comprobar el cumplimiento de la leyes o regularidades bibliométricas (Rousseau, 98). En realidad, la Netmetría parece haberse asociado especialmente al estudio de la comunicación electrónica, vía correo, la cibermetría a las redes y la Webmetría a la W3. Personalmente dudo que estos matices justifiquen por si sólos su existencia y supongo que alguna de ellas terminará por desplazar a las demás, de hecho, la netmetría ya se percibe como una propuesta fallida. Finalmente parece imponerse la evidencia de que, aunque los soportes parecen un elemento muy mudable en el tandem contenido-continente de los documentos, son los más determinantes a la hora de establecer las mutaciones en la denominación de la disciplina, ya que excepto en el caso de la Cienciometría, son los soportes los que parecen determinar la necesidad de proponer nuevos términos. Me ha parecido interesante señalar para acabar de presentar este tema de las denominaciones el grado de penetración de estos términos en la comunidad científica. En la siguiente tabla (tabla1) podemos observar la cantidad de veces que estos términos han sido empleados en la bases de datos del ISI en los últimos años (1995-2000). Las consecuencias que se derivan de esta tabla son fáciles de extraer: los únicos términos que gozan de una circulación generalizada son los de Bibliometría y Cienciometría, pero el primero lo hace en una proporción de 3 a 1 respecto al segundo y, por otra parte, si nos restringimos a las áreas de ciencias sociales distintas de la ByD la proporción es de 6 a 1. Sin considerar el hecho de que en una elevada proporción de casos el uso de los términos Informetría y Cienciometría es simultáneo al de Bibliometría (pero no a la inversa). Esta claro que los esfuerzos realizados para afinar las denominaciones han tenido escaso eco dentro de la disciplina y aún menos fuera si tenemos en cuenta que la diferencia de uso entre Bibliometría y Cienciometría se acentúan cuando se elimina la revista métrica por excelencia de la especialidad y cuya denominación tiende a reforzar el uso del término Cienciometría por razones obvias. No parece exagerado derivar, pues que, cualesquiera que sean las limitaciones del término Bibliometría, éste sigue siendo la denominación que la mayoría y especialmente quienes la emplean fuera de nuestro entorno documental, identifican y reconocen más fácilmente. Me parece que este es un aspecto de la cuestión que se debe tener en cuenta antes de proponer jubilaciones anticipadas.

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A otro nivel debemos considerar por último también la propuesta de Hjorland y Albrechtsen (Hjorland y Albretchsen, 95). Estos autores presentan una propuesta renovadora en un doble sentido, por una parte proponen un nuevo paradigma disciplinar, al que denominan “Análisis de dominios”, basado en la idea de que la organización y recuperación del conocimiento debe realizarse a partir del conocimiento de las prácticas sociales de las disciplinas, por otro, la Bibliometría pasa a tener un papel fundamental en el núcleo de la IS al ser uno de los instrumentos básicos de tal estudio de las prácticas sociales. Algunos autores se han sumado a esta propuesta como White y McCain, (White y McCain, 98) pero restringiendo el campo de aplicación de este nuevo Análisis de dominios al ámbito bibliométrico, como algo distinto de la IS tradicional. En la práctica el domain Análisis términaría siendo una nueva denominación de la Bibliométrica, ya que como idea, el estudio de la prácticas disciplinarias coincide mucho con los ámbitos tradicionales de la Bibliometría. A pesar de que H. y A. explícitamente desechaban esta posibilidad al considerar que la Bibliometría per se era incapaz de explicar los fenómenos que describe. En definitiva, la supervivencia de estos, u otros términos que pudieran seguir apareciendo, es, en realidad, un problema de los contenidos semánticos asignados a cada uno pero será sobre todo un problema relacionado con la difusión de los mismos, en este sentido podemos decir que, pese a todo, Otlet sigue triunfando 70 años después y como podemos observar el término Bibliometría actualmente sigue siendo el más utilizado y conocido en la ciencia internacional.

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Bibliometría e Information science Sin embargo, el trabajo de H. y A. abre otra puerta, quizá más interesante incluso que la del término, en el sentido de que avanzan decididamente por una senda que ya algunos autores habían iniciado (Brookes, 1980; Ingwersen, 92) pero a la que ellos dan un nuevo rigor conceptual, subrayando la idea de que el conocimiento de las prácticas de los distintos campos es esencial en Ciencia de la Información. En realidad, lo que hacen H. y A. es recordarnos algo de lo que estamos tan imbuidos en nuestra actividad cotidiana que con frecuencia pasamos por alto. Tanto las formas básicas de producción, difusión y consumo de información, como las más específicas, propias de cada disciplina, son afrontadas por nosotros bajo una perspectiva bibliométrica sin que con frecuencia seamos muy conscientes de ello. Es decir, sabemos de forma tácita, por ejemplo, que los usuarios no utilizan los fondos de manera normal, sino sesgada, sabemos que la disminución del uso es una función del tiempo, o que en las humanidades el uso de las monografías es mayor que el de las revistas. Estas ideas tienen su origen en la investigación bibliométrica y adaptamos nuestra acción a ellas de forma casi incosciente. White y McCain han señalado que el objetivo de la IS es establecer interfaces entre la literatura y las personas, el bibliométrico es uno de ellos, pero además, de un modo u otro impregna a los demás. Como resultado de lo anterior la frontera entre IR y la Bibliometría se esta deshaciendo gradualmente y se intercambian paradigmas, así por ejemplo, las leyes o las técnicas bibliométricas pasa a formar parte de los instrumentos de recuperación de la IS, mientras que la teoría Matemática de la Información de Shannon se ha introducido en la Bibliometría (Brookes, 80). Este nuevo status puede representarse gráficamente de acuerdo con la figura 2.

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La idea es que existe una continuidad entre los fundamentos, las metodologías y los conocimientos resultantes y que la frontera entre la IR y la Bibliometría, las dos grandes áreas tradicionalmente detectadas en los análisis disciplinarios debería ser y, de hecho, se está haciendo cada vez más difusa. Por otro lado, los límites con otros ámbitos del conocimiento como ya se ha señalado antes son también bastante porosos. En parte al menos, la diferenciación entre la IR y la Bibliometría dependería de las formas de esquematización y presentación de los fenómenos que, en última instancia, dependen a su vez de los objetivos de los eventuales análisis. La estructura y relaciones de la disciplina A la pregunta de qué significa la Bibliometría en el conjunto de los estudios de ByD y como se estructura resulta relativamente más fácil contestar, desde hace unos años abundantes trabajos han intentado caracterizar de forma empírica tanto los contenidos de la Bibliometría como el peso de ésta en el conjunto de la ByD. Este estudio se ha afrontado tanto desde el análisis de algunas revistas concretas como desde el de un conjunto relevante de ellas. El primero en afrontar el tema con una metodología multivariante fue Oleg Persson (Persson, 1994) que realizó un análisis de co-citas aplicado a los artículos publicados por Jasis entre 1986-90 (209 genuine articles) para encontrar la base intelectual de los mismos. Un mapa de los autores más citados y cocitados muestra considerables parecidos con los generados por otros procedimientos. Las cocitas entre autores fueron

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empleadas para definir la estructura intelectual de la disciplina y relaciones entre los investigadores más relevantes de la disciplina. Por otra parte, se obtuvo también un mapa de los frentes de investigación que mostraba una clara correspondencia con el anterior. Según este trabajo, la Ciencia de la Información tiene dos ramas mayores: Bibliometrics e Information Retrieval. La Bibliometría tiene a su vez sendos campos mayores: estudios de citas (cocitación, citación de revistas) y distribuciones bibliométricas; estas últimas más reconocibles cuando son referidas a los autores que cuando lo son a los temas. Es especialmente llamativo señalar que del conjunto de la Ciencia de la Información la Bibliometría representa un tercio de la producción total. En 1989 Howard White había estimado, un tanto generosamente, que la Bibliometría representaba la mitad de toda la investigación en la Ciencia de la Información. La importancia de este trabajo es proporcional al peso que otorguemos a la revista Journal of the American Society for Information Science como portavoz o ejemplo de las tendencias en la investigación dentro de la Ciencia de la Información. Desde este punto de vista podemos asumir razonablemente que Jasis es un exponente cualificado de tal investigación y en consecuencia que las leyes y los análisis de citas (por sí mismos o como medio para otros análisis) constituían durante el período estudiado el nodo central de la investigación bibliométrica. Más recientemente se ha seguido alimentando esta corriente de estudios y ha aparecido un trabajo mucho más ambicioso firmado por White y McCain (White y McCain, 98) (Fig. 3) donde se amplia el campo de investigación a un conjunto mucho más numeroso de revistas y también en un período más amplio y próximamente aparecerá otro producido en la Facultad de ByD de Granada que continúa en esta línea incrementando y actualizando el conjunto de revistas analizado y las metodologías empleadas incorporando la redes neuronales. Las conclusiones vienen a ratificar y afinar en buena medida las impresiones de Persson en el sentido que avanzabamos; la Bibliometría aparece como un sector claramente diferenciado dentro de la IS, desligado en buena medida del mismo, con sus propios referentes intelectuales nucleados en torno a figuras como Price o Garfield (es interesante señalar, que en las últimas versiones de estos mapas, las figuras clásicas de Bradford, Lotka o Zipf, desparecen por primera vez de las representaciones, indicando una “superación” o una obliteración de los mismos). La representación de las revistas nos permite confirmar otra hipótesis presentada previamente, la apertura multidisplinar de la Bibliometría, podemos ver así como en la “zona bibliométrica” identificada a través de Scientometrics, aperecen igualmente revistas multidisciplinares o de otras disciplinas: New England J.M., American Psycol., Cell, etc. Otros estudios nos permiten aproximarnos a los contenidos básicos de la Bibliometría; son los comentarios a la bibliografía que Jan Vlachy alimenta y

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publica en las páginas de Scientometrics. En 1985, Vlachy señalaba que aproximadamente un tercio de lo que se publicaba tenía que ver con las características y hábitos de publicación, otro tercio con los análisis de citas, con estudios sobre revistas un 17 % y con los procesos de la Información y la Comunicación un 8 %. Como en el caso de la revista Jasis, también disponemos de un estudio sobre los contenidos y frentes de investigación de la revista Scientometrics que podría considerarse el órgano oficial (o al menos oficioso) de la comunidad internacional de investigadores en esta especialidad (Courtial, 1994).

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Los frentes de investigación más activos, presentes en los dos períodos en que está dividido el estudio, son: – Evaluación de la investigación. (Este tema aparece como el más central y denso de todos, constituye un actor-red, utilizando la terminología de los autores) – Productividad de los autores – Bases de datos. Esencialmente asociado a las del ISI. – Análisis de la citación de las revistas y factores de impacto de las revistas. En general en esta subespecialidad el mayor énfasis se sitúa en la evaluación científica y en los procedimientos e indicadores desarrollados para conseguirla. En líneas generales la evaluación de la Ciencia se ha ido convirtiendo gradualmente, por su implicaciones estratégicas, en el gran tema de la Bibliometría, que se desgaja en cierto modo de su tronco documental para convertirse en un instrumento vinculado a la política científica. Es sintomático a este respecto que entre los temas pendientes, desafíos, etc. Que distintos autores señalan, no aparezcan más de pasada la cuestiones de tipo documental, ubicándose en primer término, la relación con la Ciencia y la Tecnología, y la necesidad de crear indicadores cada vez más sólidos para la Política Científica (Van Raan, 96; Wouters y Leyesdorff, 97). La Cienciometría, como alter ego de la Bibliometría, representada por la revista Scientometrics, aparecería en la zona de intersección entre las revistas de Biblioteconomía y la Documentación, Política científica, las dedicadas a la interacción entre Ciencia y Tecnología y las de Ciencia de la Ciencia (con inclusiones importantes de revistas multidisciplinares), de acuerdo con el trabajo de (Van Raan, 97). Traducido a una representación su ubicación sería la que recoge la siguiente figura (fig. 4).

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A este respecto es interesante anotar que la aportación de las Facultades de ByD al conjunto de la Bibliometría es muy modesta, en torno al 15 % en Scientometrics y en torno al 5 % en Jasis, lo que nuevamente acredita la fuerte proyección de esta especialidad fuera de nuestro ámbito. La coyuntura actual Hace 6 años, unos de los padres de la disciplina (Glanzel, 94) exponían cuales eran a su juicio los peligros que la amenazaban, de entre ellos yo destacaría los siguientes: • Caos terminológico • Tendencia a la dispersión de la disciplina * Uso acrítico de los indicadores bibliométricos fuera de las fronteras de la especialidad • Ausencia de un cuerpo sólido de doctrina • Escasa implantación de la Bibliometría en los curricula • Predominio de las aplicaciones sobre la investigación básica Las reflexiones de Glanzel, pintan quizá un cuadro excesivamente oscuro de la disciplina pero interesante sobre el que merece la pena detenerse un momento. Sobre la falta de rigor terminológico hay poco que añadir es un problema crónico en la disciplin, parte relacionado con la cantidad de investigadores transeúntes que la componen. La dispersión de la disciplina es un característica ab initio y no un hecho reciente aunque si es cierto que no hay signos claros de integración entre las distintas corrientes métricas. La preocupación por la propensión hacia las aplicaciones es una reflexión sorprendente viniendo de uno de los productores de los famosos “Scientometrics datafiles” que aparecían regularmente en la revista del mismo nombre; pero, en cualquier caso, la vertiente aplicada e incluso comercial de una ciencia no es ni buena ni mala en si misma y puede ser una garantía de su supervivencia. El uso de los indicadores fuera de nuestra especialidad es justamente el resultado de su éxito y difícilmente se puede imputar en el debe de la Bibliometría. En cuanto a la falta de progresos en investigación básica, no es exagerado decir, y lo han señalado otros autores (Boyce, 1985), que en el ámbito de la Bibliometría es uno de los puntos donde la ByD (o LIS) más cerca se encuentra del concepto estricto de Ciencia, y esta es desde luego una de las especialidades que más se ha preocupado de teorizar sobre los fenómenos subyacentes que rigen el flujo de la Información, de entre ellos es de destacar el notable esfuerzo que en los ultimos años se ha hecho por teorizar de forma más sólida la llamada teoría de la citación o como algunas autores empiezan a proponer las teorías de la citación (Wouters, 99; Leyesdorff y Wouters, 98).

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En resumen, se podría terminar diciendo que si bien la salud de la Bibliometría es buena en conjunto no está igual de claro cuál es el papel que los documentalistas y las facultades de ByD están llamados a jugar en ella y que, a pesar del papel estratégico que en la definición de las prioridades científicas está llamada a jugar la Bibliometría, da la sensación de que las Facultades de Biblioteconomía y Documentación aún no han decidido tan siquiera si quieren participar en este proceso. Bibliografía BOYCE, B. R. y KRAFT, D. H. (1985). Principles and theories in Information Science. Annual Review of Information Science and Technology, 20, 153-78. BROADUS, R. N. (1987). Toward a definition of “Bibliometrics”. Scientometrics, 12 (5-6), 373-79. BROOKES, B. C. (1980). The foundations of information science, part 1: philosophical aspects. Journal of Information Science, 2 (3-4), 125-33. BROOKES, B. C. (1990). Biblio-, Sciento-, Informetrics? What are we talking about? L.Egghe y R. Rousseau (ed.) Informetrics 89-90 (pp. 31-43). Amsterdam: Elsevier Science Publishers. COURTIAL, J. P. (1994). A coword analysis of Scientometrics. Scientometrics, 31(3), 251-60. CRONIN, B. y PEARSON, S. (1990). The export of ideas from Information Science. Journal of Information Science, 16 , 381-91. GLANZEL, W. S. U. (1994). Little Scientometrics, big Scientometrics... and beyond. Scientometrics, 30(2-3), 375-384. HAWKINS, D. T. (1977). Unconventional uses of on-line information retrieval system: On-line bibliometric studies. Journal of the American Society for Information Science, 28(1), 13-18. HERTZEL, D. (1987). History of the development of ideas in Bibliometrics. Encyclopedia of Library and Information Science (Vol. 42 (suplemento 7)pp. 144-218). Nueva York: Dekker. HJORLAND, B. y ALBRECHTSEN, H. (1995). Toward a New Horizon in Information-Science - Domain-Analysis. Journal of the American Society for Information Science, 46 (6), 400 -25 INWERSEN, P. (1992). Information and Information Science in context. Libri, 42(2), 99-135

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