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DESARROLLO SOSTENIBLE JUNIO-JULIO 2002 NUMERO 800 139 1. Introducción La integración de las variables ambientales en la elaboración de las estrategias empresariales es una necesidad que las empresas españolas, en general, aún no tienen suficientemente resuelta. Si bien es cierto que los factores ambientales influyen cada vez más en las actuaciones que se llevan a término, sin embargo, y salvo contadas excepciones, siguen sin estar integrados en las estrate- gias empresariales. Hasta la fecha, las actuaciones ambientales han estado básicamente encaminadas a disminuir los costes y riesgos asociados a sanciones, inversiones no productivas, repa- ración económica de daños ambientales o incluso a procesos por delito ecológico; de ahí la imagen negativa que el medio ambiente tiene aún para muchas empresas españolas. En el mejor de los casos se ha procurado aprovechar alguna de las oportunidades que el nuevo mercado ambiental ofrece como, por ejemplo, muchas de las instalaciones de reciclado de residuos actualmente Las variables ambientales están empezando a ser seriamente consideradas en los procesos de elaboración de las estrategias empresariales. La aparición y evolución de los conceptos de «desarrollo sostenible», «ecoeficien- cia», «triple bottom» y «próxima revolución industrial», y su amplia aceptación en la Cumbre de Rio de Janeiro y en la de Johannesburgo, están modificando substancialmente el peso de determinadas variables ambientales en el entorno en que se mueven las empresas. Hasta ahora las variables más afectadas han sido la energía, el uso de determinados materiales y la gestión de los residuos. A corto plazo lo serán la construcción y el transporte. Dado que la influencia de estas variables es hasta cierto punto predecible, parece evidente que deben ser incor- poradas en los procesos de elaboración de estrategias. Para lograr dicha incorporación no es suficiente con los sistemas integrados de gestión, incorporados o no en las normas ISO o EMAS, sino que es preciso que sean contemplados dentro del máximo órgano de gobierno de las empresas. Con esta finalidad se están desarrollan- do diversos trabajos y códigos de comportamiento empresarial. Palabras clave: desarrollo sostenible, protección del medio ambiente, estrategia empresarial, normas de producción. Clasificación JEL: K32, Q32, Q38. INTEGRACION DE LOS FACTORES AMBIENTALES EN LAS ESTRATEGIAS EMPRESARIALES Enric Aulí Mellado* * Consejero Delegado de RWE Umwelt Services España. Las opiniones de este artículo lo son a título personal. Fecha de esta versión: abril de 2002.

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1. Introducción

La integración de las variables ambientales en la elaboración delas estrategias empresariales es una necesidad que las empresasespañolas, en general, aún no tienen suficientemente resuelta. Sibien es cierto que los factores ambientales influyen cada vez másen las actuaciones que se llevan a término, sin embargo, y salvo

contadas excepciones, siguen sin estar integrados en las estrate-gias empresariales. Hasta la fecha, las actuaciones ambientaleshan estado básicamente encaminadas a disminuir los costes yriesgos asociados a sanciones, inversiones no productivas, repa-ración económica de daños ambientales o incluso a procesos pordelito ecológico; de ahí la imagen negativa que el medio ambientetiene aún para muchas empresas españolas. En el mejor de loscasos se ha procurado aprovechar alguna de las oportunidadesque el nuevo mercado ambiental ofrece como, por ejemplo,muchas de las instalaciones de reciclado de residuos actualmente

Las variables ambientales están empezando a ser seriamente consideradas en los procesos de elaboración delas estrategias empresariales. La aparición y evolución de los conceptos de «desarrollo sostenible», «ecoeficien-cia», «triple bottom» y «próxima revolución industrial», y su amplia aceptación en la Cumbre de Rio de Janeiro yen la de Johannesburgo, están modificando substancialmente el peso de determinadas variables ambientales enel entorno en que se mueven las empresas. Hasta ahora las variables más afectadas han sido la energía, el usode determinados materiales y la gestión de los residuos. A corto plazo lo serán la construcción y el transporte.Dado que la influencia de estas variables es hasta cierto punto predecible, parece evidente que deben ser incor-poradas en los procesos de elaboración de estrategias. Para lograr dicha incorporación no es suficiente con lossistemas integrados de gestión, incorporados o no en las normas ISO o EMAS, sino que es preciso que seancontemplados dentro del máximo órgano de gobierno de las empresas. Con esta finalidad se están desarrollan-do diversos trabajos y códigos de comportamiento empresarial.

Palabras clave: desarrollo sostenible, protección del medio ambiente, estrategia empresarial, normas deproducción.

Clasificación JEL: K32, Q32, Q38.

INTEGRACION DE LOS FACTORESAMBIENTALES EN LAS ESTRATEGIAS

EMPRESARIALESEnric Aulí Mellado*

* Consejero Delegado de RWE Umwelt Services España. Las opiniones de este artículo lo son a título personal. Fecha de esta versión: abril de 2002.

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existentes. Todas estas acciones, que evidentemente son positi-vas, son acciones reactivas, es decir, hay un factor ambiental queinfluye sobre la empresa y ésta actúa en consecuencia, pero noson propiamente actuaciones de estrategia empresarial.

Estamos actualmente inmersos en un proceso de cambio.Este proceso comenzó realmente con la aparición del conceptode «desarrollo sostenible» y su aceptación prácticamente uni-versal en la Conferencia de Rio de 1992. Dicho desarrollo soste-nible se basa en el llamado triple bottom, es decir, en la visiónconjunta e integrada de los factores económicos, sociales yambientales que afectan a las actividades productivas. Estenuevo enfoque ha modificado lenta pero profundamente lainfluencia de determinados factores ambientales: la gestión delos residuos, el uso de determinados materiales y, especialmen-te, todo el entorno de la energía relacionado con el Protocolo deKioto. De manera inmediata se establecerán nuevas prioridadesambientales, que previsiblemente estarán especialmente rela-cionadas con la construcción y el transporte. Parece evidenteque las profundas modificaciones de estas variables reclamaránenfoques estratégicos por parte de las empresas.

Lo expuesto en el párrafo anterior nos permite prever qué es loque sucederá a medio plazo, pero aún podríamos intentar un aná-lisis a más largo plazo. Para ello, podríamos afirmar que se estácreando una nueva filosofía del desarrollo sostenible, lo que algu-nos autores como Mac Donough, Braungart y Hawken llaman la«próxima revolución industrial». Esta nueva filosofía revisamuchos de los criterios ambientales, a veces convertidos en tópi-cos, que se aceptan o niegan sin reflexión. Dichos tópicos hansido creados tanto por empresas, como por administraciones opor organizaciones ecologistas. Es preciso recrearlos y adaptar-los a la nueva realidad; veamos tan sólo un ejemplo: un productoecológico no ha de ser forzosamente un producto de larga dura-ción; no tendría sentido que diseñásemos un ordenador para quesu parte mecánica tuviese una vida útil de 50 años. Esta nuevafilosofía de la «próxima revolución industrial» irá desarrollándosey, posteriormente, impregnando las futuras cumbres de medioambiente, por lo que es necesario tenerla presente, ya que modifi-cará el diseño de los productos y, por tanto, el mercado.

Las acciones expuestas en los párrafos anteriores modificaránlas variables ambientales dentro de las que se mueven lasempresas y son, hasta cierto punto, previsibles, por lo que hande ser tenidas en cuenta en las estrategias empresariales. Deincorporarlas correctamente, se minimizarán riesgos, se aprove-charán oportunidades y el medio ambiente se convertirá en unpunto fuerte de la empresa. No obstante, esta incorporación delos factores ambientales a la estrategia de las empresas no esfácil, ya que no es suficiente con que una empresa tenga un sis-tema integrado de gestión medioambiental, asociado a unanorma ISO o EMAS; es necesario que la información llegue almáximo órgano de dirección de la empresa y allí sea correcta-mente analizada para, posteriormente, tomar las decisionesestratégicas oportunas.

Actualmente, la mayoría de los consejos de administración nodisponen ni de la información ni de los mecanismos necesariospara efectuar el análisis estratégico de las variables ambientales.Para remediar esta situación están apareciendo nuevas propues-tas que se revisan en este artículo. Es de esperar que estasactuaciones permitan incorporar los factores ambientales en lasestrategias empresariales para así conseguir un desarrollo sos-tenible económica, social y ambientalmente.

2. Influencia actual de las variables ambientales en las actuaciones de las empresas

Hoy en día, las variables ambientales están condicionando demanera progresivamente creciente las estrategias empresariales.En los puntos siguientes se destacan los aspectos principales.

Acciones encaminadas a la minimización de riesgos y el aprovechamiento de oportunidades

En este artículo no se abordan estos puntos por ser sobrada-mente conocidos, pero sí se quiere llamar la atención sobre elhecho de que los riesgos son generalmente consecuencia deimprevisiones de las empresas, causadas al no considerar losfactores ambientales a nivel estratégico.

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Implantación de sistemas integrados de gestiónambiental y de las acreditaciones ISO 14001 y EMAS

La implantación de sistemas integrados de gestión medioam-biental (SIGMA) en las empresas, acreditada con los correspon-dientes certificados de las normas ISO 14001 o EMAS, ha sidoun instrumento ampliamente utilizado y muy útil. Los SIGMAShan implicado un considerable avance para la incorporación delos factores ambientales en las actuaciones empresariales. Igual-mente, la obligada adopción de una política ambiental de empre-sa y la implicación de su máximo directivo en el SIGMA (condi-ciones necesarias para la homologación del mismo) hanrepresentado un importante paso para acercar los factoresambientales a los niveles de empresa en que se «preelabora» laestrategia empresarial. Debe reconocerse no obstante que, en lainmensa mayoría de los casos, el SIGMA ha servido para hacermejor y con menor impacto ambiental lo que ya se hacía antes,no para un auténtico cambio de estrategia.

Actualmente se está extendiendo la opinión de que losSIGMA son un instrumento necesario pero insuficiente. Inclusolo reconoce el propio Programa del Ministerio de MedioAmbiente de 15 puntos medioambientales a desarrollar durantela presidencia española de la UE, que señala como uno dedichos puntos el fomento de que los actuales SIGMA evolucio-nen hacia programas empresariales más avanzados basados enel concepto de la ecoeficiencia (MIMAN, 2002). Debe igualmen-te destacarse que la actualización, actualmente en curso, de lasnormas EMAS (Comisión Europea, 2001a) ya contempla especí-ficamente la necesidad de incorporar criterios de estrategiaambiental, lo que no deja de ser un símbolo de cuál es la tenden-cia actual en esta materia.

Variación del valor económico de las empresas

La aplicación del principio del triple bottom (económico,ambiental y social) está modificando los criterios utilizados parala valoración de empresas. A los clásicos conceptos de valora-ción de activos y de recursos financieros, se añaden actualmen-

te los de marca y reputación, de capital humano e intelectual, yde medio ambiente. Lo mismo ocurre con los stakeholders,donde junto a inversores y clientes se encuentran los empleadosde la compañía, los miembros de la comunidad en la que laempresa ejerce sus actividades, y las firmas comerciales relacio-nadas con la empresa. En síntesis y por coherencia con el prin-cipio del triple bottom, a los criterios económicos se añaden lossociales y ambientales en el momento de configurar el valor realde la empresa. Estos nuevos criterios de valoración son espe-cialmente visibles en la cotización en bolsa y en el momento deuna transacción de compra-venta.

La influencia de las variables ambientales en la valoración delas empresas, viene reflejada lógicamente en su valoración enbolsa. A los estrictos criterios económicos se unen los sociales yambientales; éstos últimos tanto por modificación de normaslegales, como por una cierta reorientación de la demanda, yaque muchos inversores desean que sus fondos sean destinadosa empresas que, además de beneficios económicos, aporten res-peto social y ambiental. Así, a los primeros fondos éticos, queevitaban las inversiones en empresas que comercializaban conel régimen de apartheid de Sudáfrica, siguieron otros muchosfondos «éticos» que culminaron con la aparición, en el año 1999,del Dow Jones Sustainability Global Index (DJSGI), que estáasociado al Dow Jones general. En el DJGSI encontramos el 10por 100 de las compañías más importantes que cumplen los cri-terios de sostenibilidad del triple bottom; el índice viene diversi-ficado por criterios geográficos y líneas de negocio. El 15 deoctubre del 2001, Dow Jones Indexes, STOXX Limited y elSustainable Asset Management lanzaron al mercado cuatro nue-vos índices europeos de sostenibilidad: el Dow Jones STOXXSustainability Index, el Dow Jones Euro STOXX SustainabilityIndex, el Dow Jones STOXX Sustainability Index ex Alcohol,Apuestas, Tabaco, Armamento y Armas de fuego, y el DowJones Euro STOXX Sustainability Index ex Alcohol, Apuestas,Tabaco, Armamento y Armas de fuego. Comparando los datosde rentabilidad y volatilidad de estos fondos con los fondosgenerales puede apreciarse que los primeros generalmente pre-sentan una mayor rentabilidad pero, asimismo, un mayor riesgo

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(véanse Gráficos 1 y 2). Las empresas españolas incluidas en elDow Jones Euro STOXX Sustainability Index fueron en el año2001: Iberdrola, Santander Central Hispano, Amadeus GlobalTravel Distribution y Telefónica.

En las transacciones de compraventa es en las que variablesambientales pueden influir más en la valoración de las empre-sas. Prácticamente todas las transacciones que se realizanactualmente incorporan en sus due diligences la repercusión delas variables ambientales en el precio y cláusulas de salvaguar-da de la transacción. Algunos de los apar tados de mayorimportancia son: los costes necesarios para descontaminar

suelos y edificios y las inversiones que es preciso efectuarpara adecuarse a los criterios de protección del medio ambien-te exigidos.

Incorporación de las variables ambientales a la imagen de las empresas

En el año 2000 los aspectos ambientales eran aún muy escasa-mente contemplados en la redacción de las memorias de lasempresas. En dicho año, la Comisión Europea estimó que elespacio dedicado al medio ambiente representaba entre el 1 y el

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GRAFICO 1

DOW JONES SUSTAINABILITY WORLD INDEXES*(Diciembre 1993-Enero 2002)

NOTAS:* Indices de precios, en $USA.DJSI World/DJGI World:• Correlación: 0,9571 Tracking error: 4,49%• DJSI volatilidad: 15,45% DJGI volatilidad: 14,46%FUENTE: Dow Jones.

12/93

330

280

230

180

130

80

88%

54%

6/94 12/94 6/95 12/95 6/96 12/96 6/97 12/97 6/98 12/98 6/99 12/99 6/00 12/00 6/01 12/01

DJSI World (en $USA) DJGI World (en $USA)

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4 por 100 del total del informe anual de las compañías. Paraimpulsar la divulgación de las actividades medioambientales enla memoria anual, la Comisión Europea publicó en el año 2000una guía de 20 recomendaciones a seguir por las empresas paralograr una mayor transparencia de los aspectos ambientales ensus memorias anuales.

En el mismo sentido, la Comisión Europea promulgó unarecomendación relativa al reconocimiento, la medición y lapublicación de las cuestiones de medio ambiente en las cuentasanuales y los informes de las empresas (Comisión Europea,2001b).

Aún más avanzada que las anteriores es la iniciativa impulsadapor la Asociación Británica de auditores de cuentas, llamadaGlobal Reporting Initiative. Su objetivo básico es el reportar lasostenibilidad (económica, social y ambiental) de la compañía aun nivel similar al del informe financiero. Para ello, el GRI estádiseñando unos procedimientos que cubran todos los aspectosdel triple bottom y que, simultáneamente, provean a los accionis-tas de información útil que puedan utilizar. Una de las primeraspublicaciones del GRI es un manual que recoge las instruccio-

nes necesarias para que las compañías puedan elaborar sumemoria de sostenibilidad. Esta iniciativa está aún en fase expe-rimental y se desarrolla a través de un Comité de dirección enel que participan nueve países y 17 organizaciones. Las compa-ñías que en 2002 participan en el proyecto GRI son: Baxter,Bristol-Meyers Squibb, British Airways, Body Shop, Electrolux,Esab AB, Excel Industries, Ford Motors, General Motors, Hen-kel, ITT/Flygt, KST Hokkaido Construction, NEC Corporation,Novo Nordisk, Procter and Gamble, Riverwood International,SASOL, Shell Petroleum, Sunoco, TXU Europe y VanCitySavings Credit Union (Adams, 2001).

Igualmente los factores ambientales son ampliamente utiliza-dos en los programas de patrocinio de las compañías. Por ponersólo un ejemplo, citaremos la regeneración ecológica de la isladel los Salzes, efectuada por Esteve Química (Esteve Química,2000).

3. Las empresas frente al desarrrollo sostenible, la ecoeficiencia y la «próxima revolución industrial»

El concepto de lo que realmente es el medio ambiente estácambiando. Al importante papel desempeñado desde hace añospor las organizaciones no gubernamentales y las administracio-nes, se ha añadido más recientemente el promovido por lasorganizaciones empresariales y económicas. Se está producien-do un proceso que casi podríamos definir como filosófico, en elque se discute lo que realmente es el medio ambiente, cuál esel alcance del término ecológico aplicado a un producto o servi-cio, y cuál es su papel en el desarrollo de la sociedad humana.Algunos conceptos considerados básicos por muchos movi-mientos ecologistas, especialmente los asociados a un conser-vacionismo inmovilista, están cambiando; al igual que lo hacenlos asociados a definir cuál es el beneficio económico real deuna empresa cuando se tienen en cuenta los factores sociales yambientales.

Un documento clave en este proceso evolutivo ha sido Nuestrofuturo común, publicado en 1987 por la Comisión de MedioAmbiente y Desarrollo de Naciones Unidas. En él se establecía

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GRAFICO 2

PERFILES RIESGO/RENDIMIENTO(Enero 1997-Enero 2002)

FUENTE: Dow Jones.

20

15

10

5

0

Rend

imie

nto

(anu

aliz

ado)

en

%

0 5 10 15 20

Desviación típica anualizada (en %)

DJSI World

MSCI World

DJGI World

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la relación entre eficiencia y sostenibilidad del medio ambientey se reclamaba la necesidad de que las industrias fueran máseficientes en el uso de los recursos naturales y que, en la medi-da de lo posible, prefiriesen aquellos que son renovables frentea los que no lo son, para así minimizar los efectos sobre la saludhumana y el medio ambiente.

Un nuevo paso fue dado en 1992 cuando el World BusinessCouncil para el Desarrollo Sostenible, formado por 48 grandesgrupos industriales, promovió el término «ecoeficiencia» paradefinir unos procesos productivos que producían el máximo deproductos con el mínimo consumo de recursos ambientales. Enla Cumbre de Rio muchas industrias decidieron adoptar el con-cepto de ecoeficiencia, asociado a lo que hoy en día conocemoscomo triple bottom, es decir, que es preciso tener en cuenta con-juntamente los factores económicos, sociales y ambientales;estos últimos especialmente en el sentido de la ecoeficiencia.

Cada vez son más las empresas que han adoptado los criteriosde ecoeficiencia. Sin embargo, un nuevo movimiento impulsadoentre otros por William MacDonough, Michael Braungart yPaul Hawken, considera que, aunque la ecoeficiencia es dignade admiración, no es suficiente ya que trabaja exclusivamentedentro del entramado industrial existente, que es la causamisma original del problema y que, por lo tanto, simplementepostpone los graves efectos ambientales negativos, ya que sebasa en hacer más productos con menos recursos; pero aunqueeste hecho parezca un cambio, en realidad no es más que unailusión de cambio. Este nuevo movimiento se autodefine comola «próxima revolución industrial» (Mac Donough y Braungart,1998) y su filosofía básica es la de que hay que definir muy cla-ramente los conceptos ambientales, económicos y sociales y, apartir de ellos, definir los nuevos productos. Unos productosque no sólo consumirán menos recursos, sino que además esta-rán pensados y diseñados ya en su concepción para su recicladoy para su reintroducción en la cadena productiva. Se evitará asíun proceso de reciclado que es un gran consumidor de energíay que, al mismo tiempo, genera productos progresivamente demenor calidad en cada proceso de reciclado y que a menudodifícilmente encuentran una salida, no subvencionada, en el

mercado. Podría establecerse que ese nuevo concepto de dise-ño cambia el ya conocido «desde el nacimiento a la tumba» porel mucho más avanzado «del nacimiento al nacimiento». Losprincipios básicos de este nuevo concepto se pueden encontraren los principios de Hannover (Mac Donough y Braungart,1992) elaborados para la Exposición Mundial 2000.

El proceso de evolución y redefinición del concepto de medioambiente continúa. Por ello, el papel que los factores ambienta-les desempeñan actualmente, y desempeñarán cada vez enmayor medida, no sólo es importante, sino además rápidamentecambiante. Por consiguiente, las empresas, y las Administracio-nes, no pueden actuar sólo reactivamente ante estos factoresambientales, sino que tienen que incorporarlos a sus procesosestratégicos. En el punto siguiente analizaremos algunos ejem-plos. Debe destacarse, no obstante, que ya existen algunos ante-cedentes; posiblemente uno de los de más éxito fue el PlanEstratégico Económico Ambiental de Holanda de los años 1990-94 (Ministry of Housing, Physical Planning and Environment,1991) en el que, por poner sólo un ejemplo, se logró que Holan-da reorientase su industria ganadera, anticipándose a otros paí-ses europeos y evitando en gran medida los problemas actualesde contaminación de suelos y aguas por materia orgánica y dezooepidemias, sin perder valor añadido de manera significativa,aunque justo es reconocer que, de forma colateral, se «exporta-ron» dichos problemas a otros países, entre ellos España.

Quizá una nueva demostración de la necesidad de incorporarlos factores ambientales a la estrategia de las empresas pode-mos encontrarla en el paralelismo con la reciente Directivasobre evaluación ambiental estratégica 2001/42/CE de 27 dejunio 2001 relativa a la evaluación de los efectos de determina-dos planes y programas en el medio ambiente. En efecto, estadirectiva reconoce que la evaluación de impacto ambiental delos proyectos públicos y privados ha permitido, hasta ahora,minimizar y corregir dichos impactos ambientales, pero igual-mente reconoce que esta actuación ha sido eminentementereactiva, ya que corrige impactos ambientales que si se hubie-sen considerado en la fase de diseño del proyecto, ya no hubie-se sido necesario reparar; es decir, destaca la necesidad de

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incluir dicha evaluación en la fase estratégica de los proyectos.Además dicha evaluación estratégica de impacto debe conside-rar los impactos que se puedan producir a lo largo de toda lavida del proyecto. Como colofón está previsto para la 5ª Confe-rencia de ministros europeos de mayo de 2003, la aprobación deun Protocolo legalmente vinculante sobre Evaluación de impac-to ambiental, con especial énfasis en la inclusión de los objetivosde desarrollo sostenible en los procesos de decisión estratégica,integrando los objetivos ambientales con los económicos ysociales. ¿No es éste el camino que se verán forzadas a seguirlas empresas en el momento de elaborar sus estrategias?

4. Factores ambientales prioritarios en la estrategia de las empresas

Aunque, sensu stricto, todos los factores ambientales habríande ser considerados, hay algunos que como consecuencia de lostrabajos realizados por diversos foros internacionales y especial-mente por la Comisión Europea, parece que serán los que afecta-rán a las empresas a más breve plazo y, por tanto, deberán serincorporados prioritariamente. El Programa 2002 de la ComisiónEuropea establece el desarrollo sostenible como prioridad parael año 2002, implementando la estrategia UE de desarrollo soste-nible aprobada en Gotemburgo en junio 2001 y revisada en Bar-celona en marzo 2002. Según el citado programa, los temas prio-ritarios para 2002 serán: chatarra electrónica, restricción del usode sustancias peligrosas, revisión de la directiva de envases yresiduos de envases, prohibición de baterías de níquel-cadmio,prohibición del uso de ftalatos en juguetes destinados a losniños, cambio climático, estrategias de uso de productos quími-cos, revisión de la directiva Seveso sobre accidentes industrialesy responsabilidad civil por los daños producidos. Quizá sea éstauna lista demasiado ambiciosa para un año, sin embargo pareceque el aspecto realmente prioritario para el año 2002 será el Pro-tocolo de Kioto y, por ende, todo el campo de la energía. Revisaren profundidad todos estos puntos implicaría una extensiónsuperior a la de este artículo; por ello comentaremos algo másampliamente tan sólo los aspectos relacionados con el cambio

climático y la energía, dejando otros aspectos para posibles artí-culos posteriores. Sin embargo, parece necesario destacar doscampos que, muy posiblemente, se verán profundamente afecta-dos. Uno es el de la construcción, a causa de las limitacionesimpuestas al consumo de energías no renovables y al uso dedeterminados materiales en los nuevos edificios. Otro es el delas telecomunicaciones, del que sospechosamente apenas sehabla pero que, en opinión del autor, presentará graves proble-mas, ya que se desarrollará con nuevos productos y servicios enbandas de frecuencias más elevadas y puede quedar absoluta-mente fuera de mercado, según sean las conclusiones de losestudios epidemiológicos actualmente en curso sobre los efectosde los campos electromagnéticos (Aulí, 2002). Por ejemplo,actualmente se desarrolla un nuevo concepto de móviles que noprecisa antenas a distancia de centenares de metros. La situa-ción es especialmente grave en un sector que aún está claramen-te convaleciente de las inversiones efectuadas para adquirir dere-chos de emisión en las nuevas bandas de frecuencia.

Cambio climático y energía

La Unión Europea ratifica en 2002 el Protocolo de Kioto para laprevención del cambio climático. Precisamente este Protocolo esuno de los puntos de discusión más «acalorada» entre diversospaíses. Prescindiendo de los efectos reales que pueda llegar atener el reiteradamente citado Protocolo sobre el cambio climáti-co, de lo que no cabe duda es de que influirá considerablementeen el mercado de la energía y, por tanto, en uno de los aspectosbásicos que influyen en la rentabilidad de las empresas. Dehecho ya se está preparando una directiva sobre la disminucióndel consumo energético en los edificios, diversas propuestas ten-dentes a aumentar los costes del transporte para reducir el con-sumo energético y son muchos los indicios de cambios en losprecios de la energía y de las formas en que ésta se genera.

Aproximadamente un tercio del consumo energético de Euro-pa viene asociado a los edificios; no es de extrañar, por tanto, queesté en preparación una directiva para reducir el consumo ener-gético en los edificios. Dicha directiva posiblemente estará apro-

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bada cuando vea la luz este artículo y se prevé que entre envigor en el año 2004. Con ella se reducirá la emisión de CO2 enuna quinta parte del total asumido por la UE en el Protocolo deKioto. El objetivo es aumentar el rendimiento energético de losedificios de más de 1.000 m2. Cada edificio nuevo deberá contarcon un estudio de viabilidad medioambiental y de instalación desistemas de energía basados en energías renovables. Cabe desta-car que numerosos municipios españoles ya se han adelantado yhan promulgado normativas que obligan en este sentido. Ladirectiva implantará una metodología común para el cálculo delrendimiento energético, un sistema de certificación y un sistemade inspecciones que garantice el mantenimiento de las instala-ciones. Esta directiva, junto con el auge que están alcanzando loscriterios de construcción sostenible, hacen previsible un impor-tante cambio que deberá ser incorporado a las estrategias de lasempresas del sector de la construcción.

Igualmente es previsible una profunda modificación en losprecios de los combustibles y de las fuentes energéticas. Ladirectiva europea sobre promoción de la electricidad obtenida apartir de fuentes renovables, aprobada en el año 2001, establececomo objetivo alcanzar un 12 por 100 de la electricidad obtenidaen Europa a partir de estas fuentes renovables desde el año2010 (en 2001 la cuota era del 6 por 100). La misma directivaobliga a fijar objetivos nacionales a cada país miembro y a facili-tar el acceso de los nuevos productores eléctricos a las redes dedistribución eléctrica. Esta situación ha impulsado las PYMErelacionadas con la energía solar y ha impulsado a empresasmedianas que han entrado en el mercado de la producción eléc-trica, presumiblemente esperando generar importantes plusva-lías cuando las grandes empresas eléctricas deseen comprarlas,cuando deban cumplir con sus objetivos nacionales de cuotas deproducción de energía eléctrica alternativa. Esto ya ha ocurridoen Holanda. Un dato: sólo en 2001 se han instalado en Europa4.500 MW de capacidad eólica de la red eléctrica, con lo que seha alcanzado una producción total de 17.000 MW.

Son numerosas las iniciativas para aumentar los costes econó-micos del transporte en Europa con el objetivo de disminuir susemisiones contaminantes. Ciertamente es incongruente limitar

las emisiones de CO2 procedentes de fuentes fijas y no disminuirel incremento progresivo y acelerado de las emisiones debidas altransporte en Europa, especialmente desde la supresión de lasfronteras aduaneras. Además, la situación empeorará previsible-mente con la incorporación de nuevos socios a la UE (ComisiónEuropea, 2001c). Alemania gravará a partir de 2003 el transportepor carretera en camiones. Holanda pretende aprobar en 2002(posiblemente estará en vigor cuando aparezca este artículo)una norma legal que establecerá una tasa por kilómetro recorri-do por vehículo, tanto nacional como extranjero, en lugar de laantigua tasa fija por vehículo nacional. Inglaterra está preparan-do una medida similar ¿No modificará este nuevo precio deltransporte la competitividad de numerosas empresas que basansu estrategia en el bajo coste actual de los combustibles?

5. Incorporación de las variables ambientales a las estrategias empresariales

Una vez aceptada la necesidad de la incorporación de las varia-bles ambientales a las estrategias de las empresas surge la inevi-table pregunta de cómo efectuar esa incorporación. Son muchaslas empresas que han implantado SIGMA y aún son más las queactúan reactivamente frente a alguna variable ambiental; antici-pándose incluso a una futura normativa ambiental; pero son muypocas las que están elaborando sus estrategias teniendo muy encuenta las variables ambientales. El motivo es que actualmentela información ambiental adecuada no llega a los consejos deadministración y que éstos normalmente no tienen capacidadespecializada suficiente como para analizarla.

Debemos tener presente que, hasta fecha muy reciente, lavariable ambiental se contemplaba aisladamente; se trabajabadesde la óptica de organizaciones ecologistas, de administracio-nes que quieren satisfacer a sus votantes, o de algunos aspectosde salud, incluso de aspectos técnicos que podían ser desarrolla-dos por las empresas. Pero no se abordaba realmente el aspectoeconómico, sobre todo no se integraba ese aspecto económicoen la rentabilidad de las empresas, ni se entroncaban los tresaspectos: sociales, económicos y ambientales, el triple bottom

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que está modificando el marco en que se mueven las empresas.La situación está cambiando, pero podríamos decir que aún haypocos miembros de consejos de administración que estén sufi-cientemente introducidos en el mundo ambiental y son muypocos, igualmente, los expertos en medio ambiente que dispon-gan de una visión simultáneamente ambiental, empresarial y glo-balizadora y por tanto capaz de ser integrada en la dirección delas empresas. Existen ya algunos libros sobre la forma en quelas empresas pueden incorporar las variables ambientales; porcitar sólo dos ejemplos, los de Carl Frankel (Frankel, 1989) y M.Angel Rodríguez y J. Enric Ricart (Rodríguez y Ricart, 2000).

Posiblemente existen dos caminos para incorporar la variableambiental en la estrategia empresarial. Un primer camino, lentoy posiblemente válido solo para empresas de gran tamaño, es elde que la alta dirección fije unos objetivos ambientales claros ala organización y exija su cumplimiento. Un segundo camino,más rápido, es el de incorporar al consejo de administración unconsejero externo independiente, altamente especializado enmedio ambiente.

La fijación de objetivos ambientales claros a la organización

La alta dirección fija unos objetivos ambientales claros y exigesu cumplimiento a la organización. Dependiendo del grado deinformación y capacidad de análisis que la alta dirección tengade la variable ambiental, podrá fijar unos objetivos más o menosambiciosos, o más o menos concretos, pero la organización asu-mirá ineludiblemente que la compañía se está posicionando enel campo ambiental y que ha de utilizar sus mejores recursospara alcanzar los objetivos ambientales marcados. Al cabo deunos años, toda la cultura de la organización se habrá «ambien-talizado», estará en una posición de mayor fortaleza desde elpunto de vista ambiental y además, con toda certeza, los meca-nismos de llegada de información a la alta dirección y posterio-res procesos de análisis habrán sido establecidos.

Un ejemplo de este camino sería el de la compañía Philips,que en 1998 lanzó su programa Ecovisión. La alta dirección fijó

una serie de objetivos ambientales a la compañía como: alcan-zar determinados porcentajes de reducción de energía, dematerias primas y de generación de residuos, asumir el concep-to ambiental como posicionamiento de marca y obligó a quecada división operativa definiese cada año productos verdes.En el período 1998-2002, Philips ha conseguido 120 productosverdes (green flagship), ha reducido sus residuos en un 35 por100, su consumo de agua y rendimiento energético en un 25por 100 y el uso de sustancias tóxicas de clase 1, en un 98 por100. A buen seguro que además la compañía está ahora en con-diciones de afrontar retos ambientales aún más ambiciosos(Philips, 2002).

La incorporación de un consejero externo independientecon responsabilidades en medio ambiente

Para aquellos consejos de administración en que ninguno delos consejeros conozca suficientemente la variable ambiental, laincorporación de un consejero externo independiente conamplia experiencia en este campo permitiría incorporar másrápidamente la variable ambiental en las estrategias empresaria-les. Sin embargo, actualmente, esta posibilidad está muy escasa-mente desarrollada. No obstante y de manera significativa estasugerencia se está recogiendo en los diversos códigos éticos degobierno de las sociedades.

En 1998, la Fundación BBV (Fundación BBV, 2000) organizóuna jornada sobre «Integración del factor ambiental en la estra-tegia de la empresa» con la presencia de Manuel Olivencia(autor de la versión española del Código de buen gobierno de lassociedades) de diversos representantes de empresas y adminis-traciones y moderada por el autor de este artículo. En dichamesa se destacó que la adopción de las normas ISO 14.000implicaba tan sólo al nivel ejecutivo de las empresas y que erapreciso que los órganos de dirección de las empresas adoptasendecisiones estratégicas que contemplasen la variable ambiental.Para ello se sugiere la incorporación de un consejero externoindependiente, con las características y funciones definidas enel citado Código de buen gobierno de las sociedades.

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DESARROLLO SOSTENIBLE

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En 2002 se ha aprobado y difundido el Código de gobierno dela empresa sostenible (IESE, 2002), elaborado por el IESE-Uni-versidad de Navarra con una amplísima colaboración de repre-sentantes de fundaciones y empresas entre los que se encuentrael autor del artículo. El objetivo de este código es el de ayudar alos máximos órganos de gobierno de las empresas españolas aintegrar en sus actividades y decisiones los principios del desa-rrollo sostenible. Para ello se propone que diversos miembrosdel consejo de administración posean «adecuados conocimien-tos y sensibilidad» acerca de la variable ambiental. Incluso sesugiere que el máximo órgano de gobierno de la empresa esta-blezca una Comisión Delegada de Medio Ambiente.

La tendencia de los códigos hacia la incorporación de conseje-ros expertos en medio ambiente es clara; sin embargo, la prácti-ca nos indica que este mecanismo es apenas utilizado. Estehecho entronca con la escasa presencia y relevancia de los con-sejeros independientes en los consejos de administración de lasempresas españolas, según se desprende del informe anual deSpencer Stuart sobre el buen gobierno de las empresas (Spen-cer Stuart, 2002). Posiblemente, la causa sea que mayoritaria-mente aún se ven las variables ambientales como un tema espe-cializado y no como una variable importante del entorno queafecta a la empresa en su totalidad y a sus potencialidades.

6. Conclusión

Las variables ambientales han de ser ineludiblemente incorpo-radas al proceso de toma de decisiones estratégicas de lasempresas, junto con las variables económicas y sociales. Laadopción de normas ISO o EMAS son condiciones necesariaspero no suficientes.

Las soluciones propuestas en este artículo pasan por dosopciones. La primera consiste en que la alta dirección fije unosobjetivos ambientales claros que incluyan el desarrollo de pro-ductos y servicios a la organización y exija su cumplimiento; esla vía seguida por algunas multinacionales. La segunda, siguien-do los consejos de los nuevos códigos de gobierno de las socie-

dades, que algún miembro del consejo de administración tengala responsabilidad, los conocimientos y la sensibilidad necesa-rios en materia de medio ambiente. Ambos caminos aún sonmuy poco utilizados, aunque es de esperar y desear que, en unfuturo más que inmediato, lo sean amplia y masivamente.

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