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PRESENTACIÓN Esta publicación contiene los trabajos seleccionados y presentados en el IV Encuentro Internacional Politicas Públicas y Trabajo Social. Aportes para la reconstrucción de lo público. organizado por la Carrera de Trabajo Social de la Universidad de Buenos Aires los días 12 y 13 de mayo de 2011, con el apoyo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación, del Ministerio de Educación de la Nación, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y con el auspicio del Consejo Profesional de Graduados en Servicio Social y Trabajo Social de la Ciudad de Buenos Aires. El libro, en su formato electrónico y de libre acceso, tiene por propósito dar a conocer los aportes de colegas de las ciencias sociales, provenientes tanto de esta Universidad como de otras unidades académicas del país y de países limítrofes, como parte de la política de gestión del conocimiento que viene realizando sostenidamente la Carrera de Trabajo Social. Las ponencias centrales presentadas en el IV Encuentro Internacional de Trabajo Social han sido publicadas por Editorial Espacio en el libro Politicas públicas y Trabajo Social. Aportes para la reconstrucción de lo público, compilado por Ana Josefina Arias, Barbara Garcia Godoy y Alejandra Bazzalo. De modo complementario se edita esta compilación que contiene las producciones presentadas en las mesas simultáneas. Los trabajos aquí publicados fueron evaluados y seleccionados por el Comité Cientìfico de las Jornadas, integrado por los docentes de la Carrera de Trabajo Social de la UBA: Lic. María Isabel Bertolotto, Lic. María Cristina Melano, Mgter Miguel Vallone, Prof. Norberto Alayón, Dra. Ana Arias, Lic. Ana Beovide, Lic. Bárbara García Godoy. Colaboraron en esta tarea la Lic. Alejandra Bazzalo y la Lic. Romina Manes. Creemos que estos materiales constituyen un aporte para las ciencias sociales en general y para el Trabajo Social en particular, en tanto actualizan el diagnóstico y análisis de coyuntura, y revisan los abordajes teórico- conceptuales sobre la intervención del Trabajo Social en la Argentina y la Región. En tal sentido, los trabajos abordan la reconfiguración del Estado en Latinoamérica a partir de caracterizar las nuevas agendas latinoamericanas, analizar otras

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  1. 1. PRESENTACIN Esta publicacin contiene los trabajos seleccionados y presentados en el IV Encuentro Internacional Politicas Pblicas y Trabajo Social. Aportes para la reconstruccin de lo pblico. organizado por la Carrera de Trabajo Social de la Universidad de Buenos Aires los das 12 y 13 de mayo de 2011, con el apoyo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, de la Agencia Nacional de Promocin Cientfica y Tecnolgica del Ministerio de Ciencia y Tcnica de la Nacin, del Ministerio de Educacin de la Nacin, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin y con el auspicio del Consejo Profesional de Graduados en Servicio Social y Trabajo Social de la Ciudad de Buenos Aires. El libro, en su formato electrnico y de libre acceso, tiene por propsito dar a conocer los aportes de colegas de las ciencias sociales, provenientes tanto de esta Universidad como de otras unidades acadmicas del pas y de pases limtrofes, como parte de la poltica de gestin del conocimiento que viene realizando sostenidamente la Carrera de Trabajo Social. Las ponencias centrales presentadas en el IV Encuentro Internacional de Trabajo Social han sido publicadas por Editorial Espacio en el libro Politicas pblicas y Trabajo Social. Aportes para la reconstruccin de lo pblico, compilado por Ana Josefina Arias, Barbara Garcia Godoy y Alejandra Bazzalo. De modo complementario se edita esta compilacin que contiene las producciones presentadas en las mesas simultneas. Los trabajos aqu publicados fueron evaluados y seleccionados por el Comit Cientfico de las Jornadas, integrado por los docentes de la Carrera de Trabajo Social de la UBA: Lic. Mara Isabel Bertolotto, Lic. Mara Cristina Melano, Mgter Miguel Vallone, Prof. Norberto Alayn, Dra. Ana Arias, Lic. Ana Beovide, Lic. Brbara Garca Godoy. Colaboraron en esta tarea la Lic. Alejandra Bazzalo y la Lic. Romina Manes. Creemos que estos materiales constituyen un aporte para las ciencias sociales en general y para el Trabajo Social en particular, en tanto actualizan el diagnstico y anlisis de coyuntura, y revisan los abordajes terico- conceptuales sobre la intervencin del Trabajo Social en la Argentina y la Regin. En tal sentido, los trabajos abordan la reconfiguracin del Estado en Latinoamrica a partir de caracterizar las nuevas agendas latinoamericanas, analizar otras
  2. 2. formas de pensar lo social en la gestin estatal y el desafo de la distribucin de la riqueza; los desafos del Estado en Argentina a partir de la reflexin sobre las nuevas realidades institucionales, viejas y nuevas demandas al Estado, las formas de vinculacin Territorio Estado y la gestin de polticas sociales en nuevos contextos; las intervenciones sociales y la reconfiguracin de lo pblico en la ltima dcada analizando las remembranzas de neoliberalismo en las intervenciones, los nuevos sentidos para las intervenciones y caracterizando los sujetos de la intervencin; y el rol de la Universidad para la construccin de lo pblico a partir de repensar los dilemas de la Universidad como institucin pblica, revisar las demandas de generacin de conocimiento, analizar la relacin con la gestin de polticas pblicas y la generacin de nuevas propuestas de extensin universitaria. Esperamos que los lectores puedan encontrar en estos trabajos aportes para fortalecer el anlisis y profundizar el debate ante la emergencia de nuevos escenarios en nuestro pas y en la regin, en clave de repensar las intervenciones en el campo social y sumar a los procesos transformadores de las polticas pblicas en el actual contexto.
  3. 3. EL ROL DEL ESTADO EN LA CRISIS DEL MODELO PENITENCIARIO CHILENO MARION SILVA MANRQUEZ1 Introduccin La siguiente ponencia pretende dar cuenta de dos hechos, uno corresponde a la reconfiguracin del aparato estatal en el sistema carcelario chileno, proceso particular a decir lo menos, porque si bien se inscribe en el trnsito desde un enfoque benefactor, con activa participacin, a un rol subsidiario, despojado cada vez ms de sus funciones inherentes, asume en este nuevo contexto, un carcter progresivamente controlador, punitivo, que encuentra su sentido y espacio en las lgicas de un modelo neoliberal, que requiere para su mantencin, de la generacin y perpetuacin de procesos de exclusin social. Para efectos metodolgicos, se analizar la reconfiguracin del Estado a partir de las acciones que desarrolla en este sistema y en la observancia del rol que ha ido asumiendo el Trabajo Social como componente operativo del Estado y ejecutor por tanto de los programas de intervencin intramuros. El otro hecho, que se registra (en la segunda parte de este trabajo), corresponde a una reflexin sobre el proceso de desnaturalizacin del rol y funciones del Trabajo Social penitenciario, que he desarrollado en este perodo (ms de un ao) en el que he estado alejada de mis labores como funcionaria pblica de Gendarmera de Chile2 , facilitando esta distancia espacial y temporal, lecturas, intercambios y un profundo cuestionamiento del sistema carcelario y sobretodo, del papel que cumplimos al interior de la institucin. Esta abstraccin intenta vislumbrar las alternativas que se presentan en el orden de discutir, tal como invita el Encuentro, aportes para la reconstruccin de lo pblico en este mbito especfico de la sociedad, que a mi juicio, es el que cristaliza los resultados ms perversos del sistema neoliberal, asumido por el Estado chileno hace ya tres dcadas. 1 Trabajadora Social, Universidad Catlica de Valparaso Chile. Contacto: [email protected] 2 Institucin pblica, a cargo del control, custodia y reinsercin de las personas que cumplen condena.
  4. 4. El surgimiento de la crcel dentro del sistema capitalista La crcel, indiscutidamente, surgi en el seno de la instalacin del sistema capitalista en Europa, hace doscientos aos, en un escenario de modificaciones del modelo de produccin, vinculado a la acumulacin de capital, la mantencin del orden burgus y la proteccin de la propiedad privada como elemento central, afectando adems todo el sistema de control social (Melossi y Pavarini: 1987). Desde su creacin entonces, esta institucin se constituye en el depsito al que llegan las personas consideradas desviadas, que suponen un peligro para la estabilidad de la sociedad capitalista puesto que es mejor excluirlas- abandonando el castigo corporal para empezar a ejercer un control, ad hoc a las lgicas del nuevo sistema capitalista, ms sutil pero con efectos intensos y extensos para toda la sociedad (Foucault: 1998). Respecto del rol del Estado benefactor en el proceso de encarcelamiento, destaca el papel central desarrollado por el Trabajo Social, que con sus intervenciones normalizadoras, sustituy las antiguas estrategias de caridad y filantropa que se desarrollaban con las poblaciones de pobres en Europa a fines del siglo XIX, enfocndose a un trabajo de casos y, de familias con evidentes objetivos de integracin social (Matthews: 2003). A pesar de estas acciones de carcter inclusivo que se llevaban a cabo con la poblacin penal en las crceles europeas, se revel al poco tiempo, que el supuesto propsito correctivo de la crcel, no era tal, la prisin no corrige, atrae incesantemente a los mismos, produce poco a poco poblacin marginalizada que es utilizada para presionar sobre las irregularidades o ilegalismos que no se deben tolerar. (Foucault:2008, pg.80). A pesar de la inutilidad declarada de su fin rehabilitador, desde fines del siglo XIX y hasta la primera mitad del siglo XX se produjeron diversas reformas penales que redujeron la cantidad de personas encarceladas, condicionadas por las siguientes determinantes (Matthews:2003): los cambios en los rasgos del Estado capitalista, responsable declarado del financiamiento y administracin del sistema carcelario, evidenciado por ejemplo en el desarrollo del asistencialismo como modo de regulacin; la instalacin del Fordismo, como sistema de produccin en serie, transformando las lgicas de la disciplina laboral; y por ltimo el surgimiento de la criminologa destinada a desarrollar un sistema ms cientfico que
  5. 5. posibilitara la rehabilitacin de los delincuentes ms rescatables. Instauracin del modelo neoliberal y su incidencia en el sistema carcelario El modelo neoliberal, se va a entender como el discurso hegemnico de un modelo civilizatorio un excepcional extracto purificado y por ello despojado de tensiones y contradicciones (Lander: 2000, pg.246) basado en una conformacin excluyente y desigual del mundo moderno, se estableci en gran parte de los pases de oriente y occidente desde las ltimas dcadas del siglo XX, agravando las violencias estructurales del capitalismo, lo que implic la transformacin de la relacin Estado Sociedad, posicionando al mercado, como regulador excluyente de las relaciones econmicas, laborales y sociales (Daroqui: 2009, pg. 15) con graves secuelas en cuanto a acceso y calidad de los servicios, en los mbitos del trabajo, la vivienda, educacin, previsin, salud. Adems, el Estado gira hacia un modelo de inseguridad, a causa de la precarizacin, desintegracin y exclusin social, dejando atrs un modelo basado en una seguridad que se reflejaba en las polticas econmicas y sociales de un rgimen estatal de bienestar (Daroqui: 2009). Como modelo hegemnico, el Neoliberalismo influy en la re-configuracin y caracterizacin de una serie de instituciones pblicas destinadas a regular y controlar la vida en sociedad, entre ellas, la institucin penitenciaria. En estas ltimas dcadas, se asiste a un progresivo aumento de los encarcelamientos a nivel mundial, debido al nuevo sentido comn penal que apunta a criminalizar la miseria- y por esta va, a normalizar el trabajo asalariado precario- concebido en los Estados Unidos (Wacquant: 2000, pg. 26). Junto a este proceso, se visibiliza una presencia gradual del sector privado en el funcionamiento de las crceles, cuestionndose el rol y responsabilidad estatal en la gestin de estos sistemas (Matthews: 2003). Corroborando esta situacin, se asiste, a partir del alejamiento del Estado (de ms a menos presencia) a la mercantilizacin de las crceles, referida a la construccin de penales privados y a la asistencia mediante la contratacin de empresas a cargo de la gestin de las ayudas sociales (Wacquant: 2000), lo que a juicio de este autor, vuelve rentables a los pobres y a los presos. El Estado, paralelo al creciente abandono de su responsabilidad en la definicin y gestin de la poltica penitenciaria, se ha ido configurando como un aparato centrado en el desarrollo de
  6. 6. una poltica de seguridad vinculada a la delincuencia (como si las violencias estructurales antes mencionadas no generaran inseguridad en la poblacin en general) que se trata del modo cultural ms apropiado para naturalizar la imposicin de nuevos modelos de exclusin social () esta es la preocupacin central de la imposicin hegemnica de una cultura de gobierno neoliberal (Pavarini: 2006, pg 229). Dada esta realidad, los que no acceden a los beneficios estatales entonces, son aquellos que han sido criminalizados, por tanto no son merecedores de recibir estas ayudas. La crcel en chile: de la presencia hacia la progresiva ausencia del estado. La primera crcel chilena se construy en el ao 1843, usando la idea del panptico (Ex Penitenciaria de Santiago, an vigente), donde los presos eran custodiados por una guardia militar, que en el ao 1871, el Estado modific por una escolta civil especial para esta labor. En 1911, se cre por decreto el cuerpo de Gendarmera de Prisiones, constituyendo el comienzo de la actual Gendarmera de Chile como institucin de seguridad y defensa social, definindose para 1921, como una entidad armada. Durante 1979, en plena dictadura militar, se fij la Ley Orgnica de esta institucin, establecindola como un servicio pblico dependiente del Ministerio de Justicia, que tiene por finalidad atender, vigilar y rehabilitar a las personas que por resolucin de autoridades competentes fueren detenidas o privadas de libertad; y en razn de sus fines y naturaleza, se delimit como una institucin jerarquizada, uniformada, disciplinada y obediente. En este contexto, junto con el personal uniformado, la primera profesin que ingres a trabajar a las crceles, fue el Trabajo Social en el ao 1930, siendo Chile pionero en esta materia a nivel latinoamericano (Correa: 2005), lo que de algn modo manifiesta la existencia de un propsito estatal dirigido no slo a la custodia de los internos sino a su tratamiento, incorporando posteriormente diversas profesiones de las Ciencias Sociales. En lo que atae al tipo de intervencin profesional realizada, en un comienzo sta, al igual que en Europa, centr su labor en lo asistencial y correctivo, bajo la modalidad del trabajo de casos. Mantuvo la impronta a lo menos en el papel, del carcter rehabilitador del trabajo desarrollado con los presos (a pesar que ya autores europeos haban constatado la inutilidad
  7. 7. de este fin). Con el paso del tiempo, y la progresiva instalacin del modelo neoliberal en el mbito penitenciario, no slo se ha tercerizado y precarizado el trabajo profesional al interior de los penales, sino que tambin se puede observar su incidencia en el diseo de los programas de intervencin, en tanto stos son aplicados a una mnima parte de la poblacin penal total, a travs de procesos de selectividad que dejan a la mayora fuera, evidenciando la mantencin de los ciclos de exclusin social incluso al interior de los penales. Junto a ello, se opera con una ptica individualista e instrumental, que se capta por ejemplo en la consideracin que la rehabilitacin de los presos se realiza en un proceso en el cual ellos tienen la responsabilidad principal cuando no toda- por el logro de un final feliz. De este modo, se considera a los presos doblemente responsables: responsables tanto del dao y la desgracia como del retorno a la competencia (Mathiesen: 2003, pg.63). Se constata adems la generacin de un sistema punitivo premial fundado en la propuesta de tratamiento-educacin y trabajo- propio del proyecto disciplinario, que se encuentra al servicio de la gobernabilidad de la cuestin carcelaria, a travs de la regulacin y control de la poblacin encarcelada (Daroqui: 2010, pg. 4) El sesgo neoliberal se observa adems, en la privatizacin de las crceles, iniciada en Chile en el ao 2002 con el proceso de licitacin para la construccin de crceles (Dammert: 2006), con lo que el Estado se deslig de su responsabilidad en esta materia. A la fecha, de 10 crceles de mediana y alta seguridad, con una capacidad para 16.000 plazas que deberan estar ya funcionando, para Abril del 2009, slo 6 unidades penales se haban entregado, segn informa documento del diario electrnico El Ciudadano3 , albergando a un 18,9% de la poblacin penal total. Los costos que estas crceles producen al Fisco superan ampliamente los derivados de las crceles pblicas. A modo de ejemplo, el costo mensual por interno en junio del 2008 en el Centro de Detencin Preventiva Santiago 1 ascenda a $170.908, versus los $539.608 que el fisco debi cancelar por cada recluso del Complejo Penitenciario Puerto Montt (privatizado) en el mismo perodo. La realidad supera a la ficcin: hechos y cifras4 . 3 Mazmorras Corporation SA reportaje, Abril del 2009. 4 Los datos que se proporcionan, se encuentran en el Informe de Derechos Humanos ao 2010, de la Universidad Diego Portales, y en el documento Recomendaciones para una nueva poltica penitenciaria (Consejo para la Reforma Penitenciaria: 2010)
  8. 8. En la actualidad, Chile cuenta con 110 crceles a lo largo de todo el pas, las ms antiguas datan del siglo XIX y las ms modernas han sido construidas en el siglo actual. Estas albergan a ms de 50.000 presos, lo que compone el 48% del total de la poblacin condenada en Chile, segn datos de Gendarmera. La poblacin cumpliendo condena en los distintos sistemas (intra y extramuros) aument en los ltimos 5 aos en ms de un 51%, debido principalmente al establecimiento de la Reforma Procesal Penal en el pas a partir del ao 2005, Reforma que no vino aparejada del consiguiente mejoramiento del aparato penal. Esta alza dramtica responde ideolgicamente a la instalacin de una poltica de seguridad pblica, (Matthews: 2003, Pavarini: 2006) antes mencionada, por lo que y mediante la incidencia palpable del sistema neoliberal, se mantiene y multiplica la exclusin social de esta poblacin empobrecida y, sujeta a estas polticas y programas vinculados a estas lgicas del temor al otro y de la criminalizacin de la pobreza (Wacquant: 2000). Por ello, la poblacin penitenciaria en Chile es la ms alta de Latinoamrica con 318 reclusos por 100.000 habitantes en el ao 2009. La poblacin recluida se extendi de 60.990 internos en 1998 a 106.877 en el 2009, es decir, un aumento de 75%, en 10 aos, mantenindose estable desde el ao 2005 al 2008 el nmero de personas que ingres al sistema penitenciario (en unidades penales y en unidades en el medio libre), superando las 100.000. En cuanto a la situacin de habitabilidad de las crceles, informes de derechos humanos y de jueces de la Corte Suprema, han denunciado las indignas condiciones en las que la poblacin penal vive, ligadas a: entornos de insalubridad extrema, porcentajes de hacinamiento cercanos al 70% en la mayora de las crceles5 , llegando algunos complejos penitenciarios (que albergan a jvenes, mujeres y varones recluidos) a bordear el 200%, psimas condiciones materiales de las edificaciones, ya sea por su antigedad, como por el abandono en el que se encuentran, en cuanto a la rutina, 15 horas diarias de encierro, entrega de alimentos en horarios inadecuados, presencia de celdas de castigo, consistentes en espacios vacos, sin luz, agua, y con slo una hora de desencierro. Estas condiciones de hacinamiento y mal-estar permanentes, junto a la falta de segregacin adecuada de los reclusos, la evidenciada existencia de malos tratos como prctica habitual y generalizada de parte de los gendarmes hacia la poblacin penal, agravan el contexto de 5 En la pgina web de Gendarmera de Chile, informan un promedio del 60% de hacinamiento en las crceles chilenas.
  9. 9. extrema violencia que se vive al interior de los penales, repercutiendo en la convivencia diaria, por ejemplo en el nmero de presos muertos por concepto de rias, las que durante el ao 2008 arrojaron 30 fallecidos al interior de los penales de Santiago y en el primer semestre de 2009 otros 30 internos por los mismos motivos. Baste sumar las demandas por torturas en varias unidades del pas contra el personal uniformado, para completar el cuadro de deshumanizacin que se vive da a da al interior de estos recintos. Por otro lado, los programas que existen en materia de reinsercin social (educacin, trabajo, tratamiento de adicciones, psicosocial), resultan insuficientes puesto que abarcan una mnima porcin de la poblacin total, lo que se explica por la sobrepoblacin penal, la ausencia de espacios intramuros habilitados para actividades de esta ndole, a la escasez de profesionales, y principalmente al escueto 13,67% del presupuesto total institucional, destinado en el ao 2009, para esta labor. En cuanto a las personas que obtienen beneficios intrapenitenciarios, medidas que apuntan a otorgar espacios progresivos de libertad a quienes han cumplido a lo menos la mitad de su condena, cabe resaltar que stas disminuyeron en un 20% entre 1999 y 2008, pasando de 1.010 a 813 personas. Respecto a la concesin de libertades condicionales6 , stas disminuyeron en un 75%, de 2.164 en 1999 a 475 en el 2008. Este tipo de situaciones, revela que son criterios secundarios los que definen el otorgamiento de beneficios para la poblacin penal, abandonndose as el sentido original de la entrega de estas medidas, vinculado a potenciar las alternativas de reinsercin social de la poblacin penal. Resulta esencial marcar dos sucesos acontecidos durante el ao 2010, que reflejaron a la sociedad chilena y al exterior, las condiciones indignas en las cuales vive esta poblacin: El terremoto en Febrero del 2010, que dej 8 crceles inutilizadas, provocando el traslado de 1700 presos, cotejando as el estado de abandono en el que se encontraban las unidades penales, en particular las ms antiguas. El traslado en si, implic no slo el aumento del hacinamiento actual en el que se encuentran las crceles chilenas, sino el total desinters hacia las vidas de esas cerca de dos mil personas, a las que se les alter radicalmente su rutina diaria, separndolas de su lugar de residencia, de sus familias, forzando procesos complejos de nueva adaptacin, afectando no slo su calidad de vida sino las posibilidades futuras de 6 La libertad condicional es una forma de cumplimiento en absoluta libertad y slo con un control administrativo semanal, en los Patronatos Locales de Reos y en su ausencia, en unidades penales.
  10. 10. reinsertarse en el medio social. El Incendio en la crcel de San Miguel en diciembre del 2010, con un saldo de 81 presos muertos. Este suceso cristaliza y concentra le nocividad del sistema carcelario y la indolencia que se construye alrededor de ste. A su vez, se constat que entre los fallecidos, haban sujetos pagando multa por comercio de material pirateado, lo que da cuenta de la equvoca aplicacin de encarcelamiento y del uso abusivo de sta. Aunque en el juicio se verific la negligencia y desidia por parte del personal presente ese da, a la fecha ningn funcionario imputado se encuentra preso ni ha recibido condena. La mantencin de la crisis carcelaria en el siglo XXI Si bien no es novedad que el sistema penitenciario en Latinoamrica y en Chile es y ha sido el lugar/depsito al que llegan las personas, de los sectores sociales ms empobrecidos a continuar un ciclo de exclusin social, prolongando en la crcel la sujecin a dispositivos de inhibicin, represin y deshumanizacin, en la realidad nacional, el Estado, en su rol responsable de la situacin de los penales y sobretodo, de las condiciones de vida de los presos, ha ido progresivamente privatizando no solo la construccin de crceles sino tambin la administracin de stas y el tratamiento profesional dirigido a la poblacin penal. Es decir, en forma progresiva y desde el ao 2002 se ha ido desprendiendo de su responsabilidad frente a este mundo que concentra a las poblaciones que el sistema no le interesa reciclar ni menos incluir socialmente. (Pavarini: 2006) El Estado en este aspecto, ms que asumir un rol comprometido con la inclusin social, ha dejado que estos procesos excluyentes se mantengan, propiciando la privatizacin de servicios penitenciarios y la prxima externalizacin de los programas de tratamiento y reinsercin social, conformndose as (el Estado) en un ente subsidiario encargado de mercantilizar y privatizar labores y funciones que le competen, referidas al cumplimiento de penas, a los procesos de concesin de la libertad de los sujetos y en cuanto a la reinsercin social de stos. Observamos as, el establecimiento de un Estado reconvertido en mero gestionador de intereses privados y sostenedores en trminos subsidiarios, de las garantas sociales bsicas.
  11. 11. En este aspecto, resulta funcional al Estado hablar de una crisis del sistema penitenciario, crisis que han definido a partir de los hechos y cifras antes sealadas, pero que ms bien responde al modo en que se administra este mbito (Daroqui: 2010). Se habla entonces, que la ficcin crisis es ms bien la condicin de realidad para que el sistema carcelario funcione, y pueda ser til al modelo neoliberal que lo sostiene. Dados los antecedentes planteados, resulta interesante preguntarse por qu el Estado remarca hoy la existencia de una crisis en el sistema penitenciario, a sabiendas que ste histricamente ha funcionado as, y por qu cifra en los procesos de privatizacin y externalizacin de los servicios profesionales la solucin a las condiciones actuales del sistema penitenciario, pensando por ejemplo, que slo desde la ptica de gastos fiscales, la existencia de penales concesionados triplican (como ya se mencion) el monto a gastar por recluso, versus lo que se paga en crceles pblicas. El trabajo social en el sistema penitenciario: entre la fuga y la resistencia La disyuntiva actual del Trabajo Social en crceles tiene que ver con la posibilidad de sumarse al nuevo impulso neoliberal y privatizador que dirige el Estado, con miras a mejorar la situacin carcelaria, lo que implicara negarse a s mismo, todo el potencial que tiene para resistir a esta envestida; o por el contrario, definirse desde un lugar de oposicin a esta nueva poltica pblica, con el propsito de plantear crticamente los efectos poltico sociales de la decisin estatal de reducir su participacin al mnimo, ampliando as los mrgenes de accin del sector privado. La primera opcin, que pudiera contar con ms adherentes de los que la imaginacin podra suponer, -a pesar de que atenta contra el sentido fundante de nuestra disciplina-, se ampara en dos elementos claves de la historia chilena y de la cultura institucional: la presencia del terror y el temor, heredadas de la dictadura militar y reactualizadas en el actual gobierno a travs del mbito laboral, con los masivos despidos de funcionarios pblicos (cerca de tres mil durante el ao pasado), impidiendo que en la actualidad exista y persista un slido movimiento profesional que se oponga a la privatizacin de los programas de intervencin social en este mbito y a un rol estatal an ms subsidiario.
  12. 12. A ello se suma la cultura institucional de Gendarmera de Chile, que impone despiadadamente en el cotidiano, procesos de naturalizacin de la indiferencia, de la indolencia, de la poca vala que el modelo neoliberal le imprime a la poblacin penal en particular y a la poblacin pobre en general, propiciando que los mismos profesionales normalicen comportamientos e intervenciones centradas en el ejercicio desigual del poder, basadas en relaciones verticalizadas, donde prima el control y la neutralizacin del otro. Optar por un rol diferente, significa en la prctica tomar el camino opuesto al reproducido por los mecanismos, estrategias y actores que componen la institucin. En este mismo sentido, a pesar de la participacin histrica del Trabajo Social en las crceles chilenas, su presencia en la actualidad, no slo se ha vuelto funcional al sistema sino que, sumida en la rutina institucional y centrada en el quehacer, ha carecido de una voz legitimada en cuanto a promover espacios de discusin en torno a la homognea intervencin que se lleva a cabo en las diversas unidades penales del pas y al afn privatizador del Estado, faltando un proceso permanente de construccin de saberes de esta experiencia particular, que sirvan de insumo para investigaciones o se constituyan en las mismas, puesto que hoy los estudios que marcan tendencia no estn desarrollados por profesionales del Trabajo Social (lo que evidencia la severa deuda que tenemos en el mbito de la investigacin) y peor an, se orientan hacia la privatizacin de los programas de atencin, tratamiento y reinsercin social de los reclusos, porque los centros de investigacin estn viendo en esta reconfiguracin del Estado la mercantilizacin de los derechos de los penados, pero sobretodo una posibilidad de lucrar con esta realidad (Wacquant:2000). La segunda opcin, de rescate del rol crtico y transformador del Trabajo Social, se asienta en el hecho de que nuestra disciplina se encuentra en una posicin privilegiada dentro del sistema penitenciario, en cuanto su experticia (por la trayectoria de trabajo en los penales) y por su ubicacin estratgica, en tanto se vincula directamente y en forma cotidiana con los actores que componen el sistema carcelario: internos, gendarmes, otros profesionales y autoridades uniformadas. Condicin que permite conocer y manejar una confluencia de intereses, motivaciones, objetivos diversos entre si pero que se encuentran y se disputan en un mismo campo de accin y de poder. En este sentido, sera vlido generar habitualmente procesos de cuestionamiento respecto de qu tan depositarios somos de las lgicas
  13. 13. institucionales,- en tanto stas predeterminan el tipo de relaciones que establecemos con todos estos otros-, manteniendo con este ejercicio, un margen crtico que facilite el establecimiento de relaciones que garanticen el respeto de los derechos humanos. Por lo mismo, y debido a la escasez de investigaciones, es que se vuelve un imperativo generar instancias de conocimiento, que permitan efectuar un salto cualitativo desde la intervencin cotidiana hacia la produccin de estudios que visibilicen los elementos en tensin, las particularidades y las relaciones que se establecen, sesgadas por la instrumentalizacin y el asistencialismo, a fin de desarrollar propuestas que invoquen la presencia de propsitos centrados en la reduccin de los efectos adversos y profundamente dainos que produce el encierro, en los sujetos encarcelados, sus familias y sus entornos (Baratta: 1986) De este modo, reconstruir lo pblico va a requerir necesariamente, reflexionar, interrogarse y replantear el rol que el Trabajo Social actualmente desempea en las crceles y en la institucin, a modo de volver a apelar al sentido de nuestra disciplina, para generar prcticas centradas en la dignidad humana y en los derechos de la poblacin penal, promoviendo el despojo de los elementos represivos y controladores que determinan las relaciones intramuros. Desde esta base entonces, pensar aportes relevantes que cuestionen no slo las intervenciones promovidas desde la institucionalidad, sino y con la misma fuerza, los procesos privatizadores y sus efectos negativos, reposicionando el rol del Trabajo Social desde una ptica de resistencia crtica, que a pesar de encontrarse severamente adormecido por la presencia instalada del modelo neoliberal, puede insistir en la responsabilidad social del Estado frente a la realidad que diariamente viven y sufren ms de 50.000 presos en Chile, construyendo a la vez, un espacio de disidencia activa y comprometida con los sujetos ms excluidos de nuestra sociedad. Bibliografa BARATTA (1986) Criminologa Crtica y crtica del derecho penal. Mxico, Siglo XXI Editores. CENTRO DE DERECHOS HUMANOS UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES (2010).
  14. 14. Captulo Sistema Penitenciario y Derechos Humanos, en Informe Anual sobre Derechos Humanos en Chile 2010. Santiago, pgs. 109-144. Disponible en: http://www.derechoshumanos.udp.cl/informe-anual-sobre-derechos-humanos-en-chile-2010/. [4 de marzo de 2011] CONSEJO PARA LA REFORMA PENITENCIARIA (2010). Recomendaciones para una nueva poltica penitenciaria.Santiago. Disponible en: http://www.flacso.cl/extension_despliegue.php?extension_id=802&page=1 [05 de marzo de 2011] CORREA (2005). Demandas penitenciarias. discusin y reforma de las crceles de mujeres en chile (1930-1950), en Historia No 38, Vol. I, Santiago, Instituto de Historia, Pontificia Universidad Catlica de Chile. Disponible en : http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/334/33438102.pdf. [ 22 de abril de 2011]. DAMMERT (2006). El sistema penitenciario en Chile: Desafos para el nuevo modelo pblico privado. Encuentro de la Asociacin de Estudios Latinoamericanos, San Juan, Puerto Rico, 15-18, (paper) DAROQUI (2009) Muertes silenciadas: la eliminacin de los delincuentes. Una mirada sobre las prcticas y los discursos de los medios de comunicacin, la polica y la justicia. Buenos Aires, Ediciones del ccc. DAROQUI (2010) Neoliberalismo y encarcelamiento masivo en el siglo XXI. Revista Encrucijadas n 43, ao 2010. UBA. Buenos Aires. FOUCAULT (1988). Vigilar y castigar: nacimiento de la prisin. Madrid: Siglo Veintiuno. FOUCAULT (2008). La vida de los hombres infames. La Plata, Ediciones Altamira. LANDER (2000). Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocntrico. En libro: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas. CLACSO, , Buenos Aires, Argentina. Julio de 2000. Disponible en: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/lander/lander1.rtf [ 21 de abril de 2011]. MATHIESEN, THOMAS (2003). Juicio a la prisin. Una evaluacin crtica. Buenos Aires: Ediar. MATTHEWS (2003).Pagando tiempo. Una introduccin a la sociologa del encarcelamiento. Barcelona: Bellaterra. MELOSSI, PAVARINI (1987). Crcel y Fbrica. Los orgenes del sistema penitenciario (siglos XVI al XIX). Mxico D.F., Editorial Siglo XXI
  15. 15. PAVARINI (2006). Un arte abyecto. Ensayo sobre el gobierno de la penalidad. Buenos Aires: Ad Hoc. SILVA (2004) Sistematizacin de la experiencia de la Comunidad Teraputica Suricata del Complejo Penitenciario de Valparaso. Tesis para optar al ttulo de Asistente Social, Pontificia Universidad Catlica de Valparaso. WACQUANT (2000). Las crceles de la miseria. Buenos Aires: Manantial SRL.
  16. 16. LA CUESTIN DE LA HEGEMON A EN AMRICA LATINA: UNA MIRADA DESDE EL TRABAJO SOCIAL LUIS A. VIVERO ARRIAGADA1 1 Introduccin El presente trabajo se construye a la luz de la revisin terico conceptual y los anlisis preliminares de la tesis doctoral que se est realizando, la cual se titula Continuidad y ruptura de las hegemonas en Amrica latina: anlisis de los procesos sociales y polticos de Bolivia y Chile. La investigacin tiene su origen en la necesidad de comprender la emergencia de nuevas luchas y conflictos en Amrica Latina, producidas con mayor fuerza desde los inicios del presente siglo. Tales procesos polticos, sociales e ideolgicos en estos dos pases parecieran mostrar direcciones opuestas, en cuanto a enfrentar la actual crisis capitalista. El propsito es realizar un anlisis social y poltico que permita comprender y distinguir cmo se manifiesta, en dichos pases, la hegemona de las clases dominantes y la presencia o inexistencia de conflictos de clases. Bajo este marco analtico, se hace una mirada desde el trabajo social, disciplina desde la cual se canalizan acciones con y desde aquellos sectores que sufren la exclusin, el control y dominacin de la elite dirigente, la cual se estima se ha constituido como hegemnica en la matriz sociopoltica actualmente en crisis. Cabe consignar que el escenario de crisis de legitimidad del neoliberalismo, en tanto ideologa hegemonizada en gran parte del continente, no es garanta de su aniquilacin, por cuanto el capitalismo ha demostrado en el desarrollo de la historia una tremenda capacidad de mutacin. Sin perjuicio de ello, este es un espacio importante para la construccin de alternativas contra hegemnicas, tanto en lo que significa la amplia dinmica al interior de los estados nacionales (tambin en cuestionamiento), como en lo que significa la accin profesional desde el trabajo social en particular y las posibilidades de construccin de conocimientos contra hegemnico de todo el espectro de las ciencias sociales y humanas. 1 Trabajador Social, Magster en Ciencias Sociales Aplicadas, Doctorante en Procesos Sociales y Polticos de Amrica Latina. Acadmico Escuela de Trabajo Social Universidad Catlica de Temuco, Chile. Contacto; [email protected]
  17. 17. 2 Gramsci en Amrica Latina y su relevancia en relacin a la conceptualizacin de la hegemona En el pensamiento de Gramsci (1986, 2005) el concepto de hegemona permite comprender las relaciones de poder que se presentan en el orden econmico, poltico, cultural e ideolgico, en una determinada estructura social. A su juicio la hegemona representa la supremaca lograda por la sociedad civil respecto de la sociedad poltica, en donde la primera, corresponde a la mayor parte de la superestructura, conformada por las llamadas organizaciones privadas, como la Iglesia, los sindicatos, las escuelas, etc. (Gramsci, 2005:146). Para l, la sociedad poltica se expresa en el aparato del Estado, el que est conformado por los mecanismos coercitivos, como por ejemplo los tribunales de justicia, las crceles, el ejrcito y la polica. Por lo tanto, es la sociedad civil la que se constituye en clase fundamental, toda vez que logra controlar la sociedad poltica. Respecto a la entrada y difusin del pensamiento gramsciano en Amrica Latina, Jos Aric (2005) la resume en dos hitos a su juicio gravitantes: El primero corresponde a la publicacin del libro Cartas de la crcel en Buenos Aires en 1950 y el segundo, el Seminario de Morelia sobre Hegemona y alternativas polticas en Amrica Latina, realizado en Mxico el ao 1980. Aric contextualiza la influencia de Gramsci en el movimiento poltico Latinoamericano, particularmente en la discusin que ocurre al interior del Partido Comunista Argentino que se profundiza en los aos sesenta y en gran parte de los movimientos de izquierda de Amrica Latina- respecto al dogmatismo del marxismo de influencia sovitica alineados con la III Internacional. En estas discusiones, se cuestiona la falta de una postura crtica de la realidad latinoamericana y las posibilidades de una revolucin socialista en las condiciones socio histrico particulares de esta regin. La difusin del pensamiento gramsciano constituye una oportunidad no slo para entender el marxismo en su sentido dialctico, crtico e histrico, sino que representa un punto de inflexin con la dirigencia de izquierda en Argentina particularmente al interior del Partido Comunista. Los dos hitos a que hace referencia Aric (2005), estn marcados por dos escenarios muy distintos, pero que permiten situar la reflexin gramsciana en torno a problemticas particulares para cada momento: 1) La publicacin de la Revista Pasado y Presente, en la dcada del sesenta en Crdoba Argentina, que es una consecuencia de la publicacin de las
  18. 18. Cartas de la crcel, caracterizada como una experiencia de espritu crtico y progresista de la revista y sus miembros; 2) El segundo momento al que hace referencia Aric, est marcado por el Seminario de Morelia realizado en Mxico el ao 1980, en el cual el eje central de la discusin giraba en torno a la hegemona y las diferentes alternativas polticas en Amrica Latina. El segundo escenario que se menciona en el prrafo anterior, al que hace referencia Aric, tiene particular importancia para este anlisis, por cuanto se desarrolla en un periodo caracterizado en trminos generales, por la conflictiva realidad latinoamericana como consecuencia de las dictaduras militares y por los procesos de recuperacin e instalacin de los nuevos regmenes democrticos que se iniciaba en algunos pases. En este escenario la cuestin del estado y de la hegemona desarrollada por Gramsci, cobran sentido para la reflexin instalada en el Seminario de Morelia, por lo cual el evento representa un espacio importante y fecundo de la discusin intelectual marxista, que permiten retomar categoras que haban sido abandonadas. Las reflexiones y discusiones del seminario giran en torno a los planteamientos de Gramsci, principalmente sobre el concepto de hegemona y cmo este tendra validez terica y poltica para analizar las transformaciones de las sociedades latinoamericanas2 . Cabe mencionar que en cada periodo histrico, la comprensin de los postulados de Gramsci tambin fue variando en un sentido bastante tautolgico. En algunos momentos represent el argumento ad-hoc para discutir con la dirigencia comunista en torno a la necesaria formacin de intelectuales orgnicos y la renovacin de los cuadros dirigenciales; en otros momentos como fundamentos del paso a la lucha armada, tomando como referencia el concepto de guerra de posiciones; se lo utiliza en otro momento a partir de la dcada del ochenta- para impugnar la idea de democracia representativa burguesa y levantar la idea de democracia directa, sobre la base de la experiencia de los consejos obreros descritos por Gramsci (1967). Pero de todos estos momentos, lo que con ms claridad se evidencia en la entrada del pensamiento gramsciano a Amrica Latina, son sus postulados sobre la formacin de un 2 Esto queda extensamente reflejada en libro Hegemona y alternativas polticas para Amrica latina, coordinado por Julio Labastidas y Manuel del Campo, publicado por la Editorial Siglo XXI Mxico en 1985, en la que adems de los coordinadores exponen Jos Aric, Ernesto Laclau, Sergio Zermeo, Juan Carlos Portantiero, entre otros. Vale recordar as mismo, que en la fecha en que se desarrolla este seminario, gran parte de los pases de Amrica Latina estaba bajo regmenes dictatoriales, o recin comenzaba el proceso de democratizacin, por la cual la discusin en torno a la dicotoma dictadura- democracia, tambin es un discusin relevante desde la perspectiva de pensamiento gramsciano en particular, y del marxismo en general.
  19. 19. nuevo bloque histrico, que albergue a vastos sectores de la sociedad, que permita un nuevo consenso y la consolidacin una nueva hegemona. En definitiva, la construccin de un nuevo estado, con una democracia de carcter participativa. En coincidencia con Aric (2005), puede decirse que a partir de la dcada del 50 y tal vez con mayor claridad desde inicios de la dcada siguiente, el pensamiento gramsciano va a tener influencia en otras corrientes de pensamiento, no necesariamente marxistas, como lo son la teologa y la filosofa de la liberacin y el neomarxismo en general, que se ve representado en figuras como Leonardo Boff, Enrique Dussel o Paulo Freire con su praxis socio pedaggica fundamentada en una educacin crtica, concientizadora, popular y liberadora. A propsito de esto, abordamos en las lneas siguientes, ciertos elementos que pueden articularse entre el pensamiento de Antonio Gramsci, en la teologa de la liberacin y en la educacin popular de Paulo Freire. 2.1 La Teologa de la liberacin En el caso de la teologa de la liberacin, la influencia del intelectual italiano se evidencia en los textos de telogos Boff (1991, 1992) Jon Sobrino (1982) y Carrera (2003), quienes recurren a categoras como hegemona, clases, oprimidos e intelectuales orgnicos para dar cuenta de las condiciones estructurales e histricas de pobreza que afectan a Amrica Latina. Este legado se manifiesta en la postura que los telogos de la liberacin han mantenido respecto a una opcin preferente por los pobres, sobre lo cual plantean que el cristianismo debe ser una praxis transformadora, que permita la liberacin de todas las formas de dominacin3 . Los pobres ya no son entendidos como un objeto de asistencialismo o de compasin, sino que se les interpreta como el resultado de las prcticas estructurales de explotacin y de dominacin, por lo tanto constituyen el lugar hermenutico de la praxis liberadora, sustentada en los principios del cristianismo, en donde la fe cristiana se expresa como una interpretacin y una praxis histrica cotidiana, como condicin indispensable para la transformacin social (Dussel 1972). Esta postura ha sido atacada y excluida por la elite conservadora de la Iglesia Catlica acusando a sus seguidores de tomar las ideas totalizadoras 3 Aunque la teologa de la liberacin surge en el contexto del sistema capitalista y sus formas de dominacin, tambin cuestiona el rol y la prctica de los cristianos frente a la situacin de la pobreza estructural de Amrica latina. Pero tambin expresa su postura crtica respecto del totalitarismo que se expresa en las posturas dogmticas de los marxistas y materializadas en los llamados socialismos reales.
  20. 20. del pensamiento marxista y transformar la teologa en una simple sociologa religiosa (Codina: 2007), por lo tanto, en una teologa que se encuentra relativizada y subordinada a los imperativos de la lucha de clases4 . Sin entrar en la polmica instalada por la hegemona eclesial, vale reconocer en esta teologa progresista, la visibilizacin de una realidad latinoamericana caracterizada por condiciones de pobreza estructural, prcticas de dominacin instaladas desde el momento mismo de la llegada de los espaoles, lo que concuerda con los sealamientos de algunos autores como Galeano (2002) y Quijano (2005, 2006, 2007). El concepto de hombre nuevo y de nueva evangelizacin expresaran su influencia marxista y en particular los planteamiento de Gramsci, respecto de la necesidad de una reforma moral e intelectual, la que de acuerdo con Boff debe realizarse desde el bloque de los oprimidos, y no simplemente desde la culturas dominantes (1992:16). Esto mirado en perspectiva actual, queda representado en la emergencia de nuevos movimientos sociales, que se levantan como reaccin ante la dominacin de las clases hegemnicas. Aunque ello se manifieste de forma seminal, sin duda son los grmenes de una cultura latinoamericana que avanza en un proceso de construccin de una nueva hegemona o al menos, en una dinmica diferente a la experimentada durante la dcada del noventa, en que la hegemona neoliberal no solo mostraba su rostro ms terrible, sino que evidenciaba los estragos en las economas y la culturas latinoamericana. 2.2 La Pedagoga liberadora de Paulo Freire En Paulo Freire la influencia del pensamiento de Gramsci tiene una correspondencia epistemolgica y poltica, expresado en sus planteamientos de construccin de un saber dialctico y educativo de la realidad latinoamericana, una problematizacin e interpretacin en y desde las prcticas sociales cotidianas. La necesidad de crear una cultura obrera, tiene sentido en el planteamiento gramsciano, con la necesidad de formar intelectuales obreros que compartan los ideales de las masas que contribuya al cambio moral de la sociedad. La forma o el mtodo de construir esta cultura obrera, se enmarca dentro de lo que podramos denominar una pedagoga crtica o emancipadora, ampliamente desarrollada y teorizada por Paulo Freire (2001, 2002 a, 20002 b, 2002c, 2004). La influencia del pensador italiano se expresa en la 4 Sobre ello, recomendamos ver el instructivo emanado de la Congregacin para la Doctrina de la Fe Libertatis Nuntius, en el cual se advierte los peligros de ciertos planteamientos de lo Telogos de la Liberacin, por cuanto asumen posturas de una ideologa que se fundamenta en el atesmo y la lucha de clases.
  21. 21. necesidad de educar a las clases oprimidas para construir una nueva moral basada en la libertad y el respeto, donde educadores y educandos construyen una relacin dialctica de aprendizaje mutuo. Para Freire la educacin bancaria, es una forma de dominacin de las elites, una prctica inmovilizadora y encubridora de verdades (2002: 95) y por lo tanto propone una educacin liberadora (Freire: 2001, 2002 a, 20002 b, 2002c, 2004). Para el pedagogo brasileo la educacin es ideologa y un instrumento de las clases dominantes para consolidarse como clase dirigente y hegemnica; una educacin liberadora en cambio () conduce a los oprimidos tarde o temprano, a luchar contra quien los minimiz (Freire, 2002 a: 41). La educacin es entendida como una prctica de dominacin, al servicio de las clases dominantes, por lo cual el desafo moral y poltico es transformar esa educacin, en una prctica para la liberacin de todas las formas de opresin, lo cual coincide en gran parte con lo que Gramsci (1967, 1984) en torno a la educacin y tambin el rol de los intelectuales. Para Freire el conocimiento no es un mero producto, sino una construccin social. Por lo tanto, el conocimiento en tanto construccin histrica y social, se manifiesta de manera dialctica, desafiando el objetivismo positivista y el subjetivismo idealista y ms bien lo ubica en una dialctica humanista. Para l, la realidad social objetiva no existe por casualidad, sino que es producto de la accin de los hombres, quienes la recrean y transforman. La relacin entre educadores y educandos, tanto en Gramsci como en Freire, se expresan como una relacin dialctica y democrtica constante, en donde el papel de los educadores representan el rol de intelectuales orgnicos, que deberan estar al servicio de las clases oprimidas, por lo cual el proceso educativo estara orientado - sobre la bases de una reforma intelectual y moral a crear las condiciones para la transformacin de la sociedad, que en definitiva significara la construccin de una nueva hegemona. Como se puede apreciar, el pensamiento de Gramsci provoca un debate intelectual que conlleva a un redescubrimiento de la realidad latinoamericana, que permiti caracterizarla como estatal-nacional-popular (Aric 2005, Cavarozzi 1996, Garretn 2000 y 2004), por cuanto su problemtica central se sita fundamentalmente en la construccin y fortalecimiento de su identidad nacional, articuladas en torno al estado uninacional, pero tambin reconocer su carcter dependiente, producto de una histrica relacin de dominacin
  22. 22. ejercida por los centros hegemnicos industrializados multinacionales. 3 Neoliberalismo como ideologa hegemnica y sus crisis de legitimidad La instalacin del neoliberalismo como la nueva matriz sociopoltica, desde inicios de la dcada del ochenta del siglo pasado, que se constituy como hegemnica, responde a la conjuncin de distintos fenmenos generados a partir de las transformaciones del capitalismo, luego del apogeo que tuvo el modelo taylorista-fordista. Tales transformaciones a su vez, tienen su expresin en las nuevas y diversas formas de produccin capitalistas y por tanto en la reconfiguracin de las clases que viven del salario, sus lgicas de organizacin y luchas (Antunes, 2005). Harvey (2004) lo describe como proceso de acumulacin por desposesin, en tanto son formas de acumulacin originaria para conservar el sistema capitalista, mercantilizando sectores hasta entonces cerrados al mercado, son algunos de los elementos que nos permite comprender la gnesis del experimento neoliberal en Chile, bajo el amparo de la dictadura de Pinochet, que luego permite su expansin a gran parte de Latinoamrica. La acumulacin por desposesin es lo que explica la transformacin del capitalismo mercantil, a uno de tipo especulativo, que caracteriza la poltica econmica neoliberal, lo cual se comienza a desarrollar con ms claridad desde 1970, guiados bsicamente por las privatizaciones de empresas y servicio pblicos, la liberalizacin de los mercados, la desregulacin de la economa, la retirada del estado como ente regulador, entre otros procesos. La acumulacin por desposesin tiene como objetivo preservar el sistema capitalista a costa de la negativa repercusin en los sectores empobrecidos, producto de la crisis de sobreacumulacin del capital. La ofensiva capitalista de los aos ochenta, de la mano de la dictadura militar de Pinochet en Chile, alent la fantasa de la muerte del socialismo y de la victoria total del capitalismo. Con ese discurso, la dictadura llev a cabo una verdadera revolucin conservadora, liderada por los idelogos y discpulos del neoliberalismo, formados en la Universidad de Chicago (Moulian 1997, Dos Santos 2010). El rgimen de terror, fue el escenario propicio para llevar a delante cualquier experimento econmico que ellos quisieran implementar, a pesar de negativas consecuencias generadas, siempre afectando mayoritaria y fuertemente a la clase
  23. 23. trabajadora. La instalacin del modelo es posible por una alianza tcita, entre el terror de estado y las polticas neoliberales, que en la prctica signific que los trabajadores perdieran sus derechos histricamente conquistados rebajando drsticamente sus sueldos al combinar represin estatal con represin econmica a travs de las recesiones, con su squito de desempleo y desesperanza (Dos Santos 2010: 73). Teniendo en cuenta este escenario histrico poltico, las condiciones de desigualdad, exclusin y pobreza, no son cuestiones que respondan a la incapacidad de las personas de generar estrategias de subsistencia, sino que son producciones materiales y simblicas del nuevo patrn de poder (Quijano, 2005, 2006, 2009), que desde inicios de la dcada del ochenta del siglo pasado, se transform en hegemnico y dominante, lo cual permeabiliz todas las practicas socioculturales y sociopolticas, en las cuales el trabajo social, en tanto accin tico-poltico no estuvo ajena a esa influencia. Sin embargo, dicha hegemona ha comenzado a presentar signos de agotamiento y crisis, expresada en el nuevo ciclo de movilizacin, que tiene sus hitos en el levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN) en Mxico el ao 1994 y las olas de protestas en el Chapare de Bolivia, lideradas por los movimientos indgenas y campesinos que defendan el ancestral cultivo de la hoja de coca. Tales fenmenos, nos permites resignificar desde el trabajo social, cuestiones referentes no slo a la accin profesional en s, sino los escenarios en los cuales esta se desarrolla. Una interpelacin a revisar crticamente las condiciones histrico polticas, a reconocer a los sujetos protagonistas de su historia, de sus luchas reivindicativas, contra hegemnicas y de los procesos de transformacin, que los constituyen en los verdaderos agentes del cambio. Una lectura y reflexin crtica de los actuales escenarios de luchas contra hegemnica, permite reconocer a los nuevos sujetos sociales de las clases subalternas, que reaccionan contra la dominacin de las elites dominantes e invita a desarrollar una praxis, en el ms amplio sentido filosfico y prctico que ello encarna, al decir de Snchez Vsquez (1997) en la unidad indisoluble, el proyecto de emancipacin, la crtica de lo existente y el conocimiento de la realidad a transformar.
  24. 24. 4 Comentarios finales: Una mirada desde el Trabajo Social Como se puede apreciar, Gramsci le da una significativa relevancia al tema de los intelectuales, lo cual aparece indisolublemente ligado al proceso de construccin de la hegemona. Es decir, la clase dirigente crea orgnicamente capas de intelectuales que le proporcionan homogeneidad y consistencia a sus acciones. En efecto, los intelectuales son los cuadros quienes contribuyen en la elaboracin de las bases ideolgicas, los propagandistas de la clase dirigente empleados de la hegemona de la clase dominante. Por lo tanto el trabajo social en tanto prctica socio poltica y ticamente constituida, no puede abstenerse de develar las contradicciones inherentes a la accin profesional y las relaciones la relacin con las clases subalternas. Lo anterior implica no solo ser consciente de las tensiones y contradicciones tico poltica que se expresan en la accin profesional, sino que asumir una posicin en relacin al lugar que se ocupa en las luchas de poder y en los proceso tanto de la produccin de la hegemona de la clase dirigente, como en las estrategias contra hegemnicas desplegadas por los sectores subalternos, como los que se estn desarrollando en Latinoamrica en las ltimas dos dcadas. El trabajo social como accin social enraizada en las clases subalternas tiene el deber moral, no solo de reconocer estos procesos como fuente inagotable de saberes y haceres, sino tambin de incorporarlos en la reflexin y la formacin acadmica. Se est en un momento histrico que invita a repensar y reconstruir la praxis del trabajo social, resignificando la crtica como un sustento filosfico para la creacin de nuevos sentidos y nuevos saberes. Los diferentes actores que han vuelto a emerger en las luchas por la dignidad de los oprimidos, estn demostrando que la utopa de liberacin y la dignificacin de los humildes son posibles, por medio de procesos democrticos y concientizadores, que las injusticias y la exclusin social, pueden enfrentarse con organizacin y participacin popular. La hegemona en tanto concepto y fenmeno histricamente situado e intersubjetivamente vivenciado, lejos de estar obsoleto como categora de anlisis, an genera debates fecundos en torno a su gnesis y su aplicabilidad en sociedades distintas a la que respondan los anlisis gramscianos, ms all de las diferencias objetivas respecto de los niveles del desarrollo del capitalismo y del contexto histrico poltico. Prueba de ello, es el uso recurrente que
  25. 25. intelectuales latinoamericanos de diferentes vertientes disciplinarias, hacen de stas categoras para interpretar o explicar el escenario sociopoltico y la crisis de legitimidad del neoliberalismo El protagonismo del sujeto histrico/poltico, olvidado y excluido, hoy constituye el fenmeno distintivo de la crisis de la hegemona neoliberal y del imperialismo norteamericano, lo que debe incorporarse en las reflexiones, en la construccin de conocimiento y en la prctica profesional. De esta forma por ejemplo - una relectura de la teologa de la liberacin y de la educacin liberadora de Paulo Freire, emergen como referentes importantes para resignificar la accin social profesional. La prctica liberadora y comprometida con las clases excluidas no puede quedar en la retrica acadmica, sino que la reflexin necesaria y permanente debe ser el alimento de la accin transformadora. Por ello es fundamental recuperar y resignificar lo poltico en la accin profesional, teniendo en consideracin adems el contenido tico implcito en lo poltico, porque al develar que en la dinmica cotidiana de la accin profesional nos movemos en un campo de poder, la opcin que tomamos en esa lucha nos interpela tambin a una reflexin de carcter tica. Bibliografa ANTUNES R. (2005). Los sentidos del trabajo. Ensayo sobre la afirmacin y negacin del trabajo. Argentina. Ediciones Herramienta. ARIC J. (2005). La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en Amrica Latina. Argentina. Editorial Siglo XXI. BOFF L. (1991): Nueva evangelizacin. Ediciones Paulinas. Chile CARRERA J (2003). Mundo global. tica global. Barcelona. Edita Cristianisme i Justicia CAVAROZZI M. (1996). El capitalismo poltico tardo y su crisis en Amrica Latina. Argentina. Editorial Homo Sapiens. CODINA V. (2007). Los pobres, la iglesia y la teologa. En Jos Mara Vigil (Org.): Bajar de la cruz a los pobres. Cristologa de la liberacin Pp.53-60. Asociacin ecumnica de Telogos/as del Tercer Mundo ASETT/EATWOT. Disponible en versin digital en
  26. 26. http://www.servicioskoinonia.org/LibrosDigitales DOS SANTOS Th. (2010). Crisis estructural y crisis de coyuntura en el capitalismo contemporneo. En Julio Gambina (Coord. 2010, pp. 63-76). La crisis capitalista y sus alternativas. Una mirada desde Amrica Latina DUSSEL E. (2005): Europa, modernidad y eurocentrismo. En Edgardo Lander (comp.): La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires Argentina. Pg. 41- 54 FREIRE P. (2001). Pedagoga de la indignacin. Madrid, Espaa. Ediciones Morata. . (2002 a). Pedagoga del Oprimido. Argentina. Editorial Siglo XXI. . (2002 b). Pedagoga de la esperanza. Un reencuentro con la Pedagoga del Oprimido. Argentina. Editorial Siglo XXI. . (2002 c). Pedagoga de la autonoma. Saberes necesarios para la prctica educativa. Argentina. Editorial Siglo XXI. . (2004). La educacin como prctica de la libertad. Argentina. Editorial Siglo XXI. GALEANO E. (2002). La venas abiertas de Amrica Latina. Editorial Catlogos. Argentina. GARRETN M. A. (2004). Amrica Latina en el siglo XXI. Hacia una nueva matriz sociopoltica. Chile. Editorial LOM. GRAMSCI A. (1967). La formacin de los intelectuales. Mxico. Editorial Grijalbo S.A. . (1986). Cuadernos de la crcel. Mxico. Ediciones ERA S. A. . (2005). Cartas desde la Crcel. Argentina. Editorial Nueva Visin. . (2006). Poltica y sociedad. Chile. Editorial Centro Grfico. HARVEY D. (2006). El nuevo imperialismo: Acumulacin por desposesin. En Leo Panitch y Colin Leys Editores (2006, Pp.: 100-129): El Nuevo desafo imperial. Argentina. Editorial Clacso MOULIAN T. (1997). Chile Actual: anatoma de un mito. Chile. Editorial LOM / ARCIS Quijano A. (2005). Colonialidad del poder, eurocentrismo y Amrica latina. En Edgardo Lander, Comp.: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, (2005, Pp. 201-246). Buenos Aires. Argentina. CLACSO . (2006). El movimiento indgena y las cuestiones pendientes en Amrica Latina. Revista Argumentos. Vol. 19, nmero 50, Pp. 51-77. Distrito Federal, Mxico..Universidad Autnoma Metropolitana- Xochimilco. .Des/colonialidad del poder: el horizonte alternativo
  27. 27. http://www.gritomesoamerica.org/archivos/download/DESCOLONIALIDADDELPODEREL HORIZONTEALTERNATIVOuf03182.pdf. Consultado mayo de 2009. SNCHEZ A. (1997). La filosofa de la praxis como nueva prctica de la filosofa. Cuadernos Polticos, nmero 12, Editorial Era, Mxico, D.F., pp.64-68.
  28. 28. HIJOS DE LA EFICIENCIA. LA POLTICA SOCIAL EN EL GOBIERNO PIERA ALEXANDER PANEZ PINTO1 1. Introduccin Se ha cumplido el primer ao de Gobierno de Sebastin Piera en Chile. Si bien nos encontramos en el inicio de su mandato, considero que es importante realizar un anlisis de este primer periodo de la Nueva Forma de Gobernar2 , momento en el cual ya es posible apreciar ciertas tendencias en el modo de entender la Poltica Social y su modo de implementacin. En qu medida el Gobierno Piera se ha distanciado de lo que se vena haciendo en materia de Poltica Social en los gobiernos de la Concertacin? Cules son los nfasis de su gobierno para enfrentar la Pobreza y la Desigualdad? Estas son las principales preguntas que se quieren trabajar en este texto. Para llevar a cabo este anlisis, en primer lugar se har una breve contextualizacin de la Poltica Social durante los gobiernos de la Concertacin en Chile con el fin de ilustrar la tendencia con la que se instala el Gobierno de la Alianza como coalicin poltica representada por Sebastin Piera. Posteriormente, se mencionarn algunos elementos acerca de la situacin que est ocurriendo en algunos de los pases de Amrica Latina en torno a la poltica social y pobreza, para comparar con los vecinos nuestros resultados obtenidos en la superacin de la pobreza. En la tercera parte, analizar algunas tendencias de lo que podramos llamar la Poltica Social del Gobierno Piera, a travs de la revisin de Discursos y medidas adoptadas (y anunciadas) por parte de esta administracin. Especial nfasis ser dado a la medida de creacin del Ministerio de Desarrollo Social, uno de los proyectos emblemticos del actual gobierno. Este ejercicio de reflexin es importante en especial para aquellos profesionales que nos 1 Trabajador Social, Pontificia Universidad Catlica de Valparaso, Chile. Diplomado en Gobierno Local y Gestin Municipal. Estudiante de Magster en Urbanismo de la Universidad de Chile. Director de Desarrollo Comunitario de la I. Municipalidad de La Ligua 2 Frase Slogan de Piera en los tiempos de campaa electoral y palabras recurrentes en el Discurso de autoridades de gobierno para desmarcarse de los gobiernos anteriores.
  29. 29. insertamos en los Municipios, ya que en esos espacios se pone en juego la mayora de los programas sociales del Estado y adems, es un lugar en donde se ponen en contraposicin o alineamiento de los lineamientos del gobierno nacional con los proyectos polticos de los gobiernos locales. Es por esto que la ltima parte del texto esboza algunos Nudos Crticos para la Municipios como consecuencia de esta tendencia del gobierno actual. 2. NOTA: Sobre el Concepto de Pobreza Antes de continuar, no est dems manifestar la discusin sobre la Poltica Social y la pobreza en Chile se mueve dentro del espectro del concepto tradicional de Pobreza el que est basado en la Canasta de Necesidades Bsicas, y que se reajusta cada ao segn el IPC. Est definicin claramente resulta simplista al momento de entender la Pobreza en Chile al centrar el concepto en una carencia material. Por ello, concuerdo con una definicin de Pobreza que la comprenda con las siguientes caractersticas; a) Relativa segn la produccin de riqueza de un pas, b) Multifactorial en sus causas, c) Multidimensional en sus manifestaciones y d) Que requiere soluciones integrales. Una aproximacin a un concepto ms complejo de Pobreza est contenida en el documento Umbrales Sociales para Chile: Hacia una Futura Poltica Social (2009) elaborado por la Fundacin para la Superacin de la Pobreza. Uno de las principales deficiencias de la concepcin tradicional utilizada es que no pone en relacin la pobreza con la realidad de la desigualdad en la distribucin de ingresos y el acceso a los servicios de la sociedad. Mientras no se cambie la conceptualizacin de la pobreza y su mtodo de medicin por parte del Estado, estamos obligados a remitirnos a los datos arrojados por la Encuesta CASEN y otros instrumentos al momento de hacer una reflexin sobre la Poltica Social en Chile. 3. La Poltica Social en los Gobiernos de la Concertacin Como se ha sealado en varios documentos, durante los aos de la Dictadura Militar se impuls una radical transformacin en lo que se refiere a las responsabilidades en materia de desarrollo social. Bajo la doctrina neoliberal adoptada en este periodo el crecimiento
  30. 30. econmico es la principal Poltica Social (Vidal, 2006). Junto con esto, como sealan Quiroz y Palma se proclam que la dinmica impulsora de la intervencin social deba salir del Estado y desplazarse al mercado (2001: 2). Es en este periodo que se desarrollan radicales transformaciones en el sistema de previsin social, junto con el aumento del sector privado en la administracin de la educacin (bsica, media y superior) y la salud a travs de la creacin de las Instituciones de Salud Previsional (ISAPRES). Esto apuntaba a una responsabilizacin individual acerca de la proteccin social de las familias que podan (o se supone que podan segn la lgica de los reformadores) satisfacer sus necesidades por su cuenta. Por esto motivo, las polticas sociales del Estado se dirigen a la pobreza extrema, es decir, a aquellos que no se pueden incorporar al mercado de satisfactores, prefiriendo los programas focalizados. Ms an, el concepto que sirvi para identificar a los beneficiarios de la red social es el de "pobre", entendido como aquel segmento cuyos ingresos familiares suman por debajo de un lmite prefijado (la "lnea de pobreza"). Los gobiernos de la Concertacin de Partidos por la Democracia ganan las elecciones en un escenario de gran efervescencia y expectativas por la recuperacin de la Democracia. No obstante, la transicin comienza con moderacin intentando conciliar elementos instaurados por la Dictadura Militar con propuestas del nuevo gobierno. De esta forma, en lo que se refiere a la Poltica Social los gobiernos de la concertacin coinciden en que el crecimiento econmico es el mecanismo fundamental para solucionar la pobreza, mantener su macroeconoma y su dinamismo exportador. Sin embargo, a ello le agregaron la necesidad de aumentar el gasto social, mejorar la focalizacin de la poltica social, en el sentido de incorporar los nuevos problemas que presentan los pobres, en cuanto a territorialidad y/o grupos vulnerables (Vidal, 2006: 126). Como se puede apreciar, en la transicin democrtica la focalizacin se mantiene como lineamiento de la Poltica Social. Al mismo tiempo, es necesario reconocer que los gobiernos de la Concertacin van generando resultados en reas bsicas para el desarrollo del pas como lo son la cobertura universal en educacin primaria, reduccin de la desercin escolar, disminucin de la mortalidad infantil, desaparicin de la desnutricin y aumento de la esperanza de vida (Hardy, 2011), por dar algunos ejemplos. Incluso se logra reducir la pobreza significativamente (segn el concepto y la medicin heredada por la Dictadura Militar).
  31. 31. Dentro de estas medidas de los gobiernos de transicin, un hito relevante para la Poltica Social en el pas es la creacin en el gobierno de Lagos del Programa Chile Solidario en el ao 2002. Este programa surge frente a la advertencia de que existe un tipo de pobreza resistente, frente a la cual los programas gubernamentales anteriores no lograron los resultados esperados. Para ello, se asume con mayor nfasis la multiplicidad de dimensiones que componen la condicin de pobre, y la necesidad de actuar frente a todas ellas, por lo que el Estado, a travs de la poltica social asume un rol proactivo, el cual se traduce en que identifica su poblacin objetivo (las familias en extrema pobreza) y acude a entregarles las prestaciones a travs de un trabajo directo y personalizado. Aspecto que rompe con la tradicional dinmica de la poltica social de responder a la demanda que hacen los propios individuos o colectivos (Vidal, 2006: 127). El gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010) asume con un fuerte nfasis en avanzar en las problemticas sociales no resueltas por los gobiernos anteriores de la coalicin poltica. Dentro de su gestin podemos resaltar la conformacin del llamado Sistema de Proteccin Social constituido por dos aspectos claves en materia de Poltica Social. En primer lugar, est la reforma hecha al sistema previsional de capitalizacin individual heredado de la Dictadura, la que si bien no modifica su naturaleza de organizacin, entrega mayores garantas para que aquellas personas que no lograron cotizar lo suficiente para una pensin mnima. Una segunda medida de Michelle Bachelet, fue la conformacin de un Sistema ms Integrado de Proteccin Social basado en la Vulnerabilidad. Algo destacable dentro de este Sistema de Proteccin Social, es la preocupacin por potenciar las polticas de infancia a travs del Programa Chile Crece Contigo. A esta altura, podemos decir que los gobiernos de la Concertacin (especialmente en el ltimo periodo) asumieron la gestin de la Poltica Social a travs de mejoras en las coberturas y el grado de subsidiariedad. Todo ello sin cuestionar los fundamentos polticos bajos los cuales se construye este tipo de Poltica Social, es decir, sin alterar de manera profunda la relacin entre Mercado y Estado en lo que se refiere a Previsin Social, Asistencia Social y Salud. Los gobiernos de la Concertacin finalizan su gestin con una balde de agua fra, los resultados de la ltima Encuesta CASEN aplicada el ao 2009 refleja una aumento de la pobreza en Chile a un 15,1% (aumento de 1,4% en comparacin al ao 2006) sumando 2
  32. 32. millones y medio de personas aproximadamente. Esto, si bien tiene algunas explicaciones por la coyuntura internacional (crisis econmica que trajo consigo alza en los precios de los alimentos y aumento del desempleo en varios pases), pone en duda el exitismo imperante en Chile acerca de la lucha contra la pobreza. 4. Tendencias Actuales de la Poltica Social en Amrica Latina Amrica Latina en esta ltima dcada ha experimentado un cambio significativo en la orientacin poltica de algunos pases de la regin, imperando una tendencia hacia la centro- izquierda (Venezuela, Brasil, Argentina, Paraguay, Nicaragua, Ecuador, Uruguay y Bolivia) Con sus matices ideolgicos y de resultados, el protagonismo de la izquierda en Latinoamrica refleja el descontento de la poblacin con la poltica econmica adoptada en sus pases (especialmente, a partir del Consenso de Washington) y la importancia que la ciudadana le otorga a los temas sociales dentro de la Agenda Pblica. Muestra de esto es el generalizado aumento que ha tenido el Gasto Social en la regin, pasando el gasto social desde el 12,3% del PIB en el perodo 1990-1991 al 18,4% en 2007-2008 (CEPAL, 2010). Dentro del aumento generalizado en el gasto social, se destacan los pases de Cuba, Brasil, Argentina y Uruguay como aquellos que lideran en el porcentaje del Producto Interno Bruto destinado al Gasto Social. Esta prioridad por el Gasto Social ha estado presente incluso en aquellos periodos de declive econmico donde se dificultad la destinacin de recursos en materia social. Al parecer, los Estados latinoamericanos han aprendido parcialmente una leccin de los aos ochenta y noventa, el no sacrificar a la poblacin ms pobre en los momentos de crisis sino que velar por mecanismos para apoyar a sus habitantes en estas situaciones de riesgo. Pero ms all del gasto social en la regin, la mayora de los pases han logrado avanzar en la reduccin de la pobreza. No deja de llamar la atencin, que segn el informe citado de la CEPAL (2010) los pases con mejores resultados en reduccin de la Pobreza en la ltima dcada son Argentina, Bolivia, Brasil y Venezuela. No se hace mencin especial a Chile, ya que si bien tuvo resultados significativos en los aos noventas, parece estancarse en sus logros de reduccin de la pobreza. Esta revisin del panorama regional nos permite salir de la
  33. 33. burbuja analtica donde se ve a Chile como pas modelo y observar que existen otras experiencias y logros que son necesarias de incorporar en la discusin. 5. Algunas tendencias de la Poltica Social en el Gobierno Piera Hecha esta contextualizacin nacional y de Amrica Latina, nos centraremos en el discurso y las medidas adoptadas por el gobierno Piera en Poltica Social. Si bien Sebastin Piera y la Coalicin por el Cambio (alianza de partidos de centro-derecha) en su discurso valoran los avances logrados por los gobiernos anteriores en materia de reduccin de la pobreza y la poltica de Proteccin Social, su mensaje hacia la ciudadana en la Campaa Electoral realiza un duro anlisis sobre la ejecucin de las polticas sociales y su ineficacia para superar la pobreza, como se puede apreciar en este extracto; Desgraciadamente, nuestras polticas sociales presentan un grave problema de diseo. La compartimentalizacin sectorial que prevalece se traduce en la prctica en que cada ministerio acta en forma desarticulada de las dems reparticiones pblicas, lo que no permite satisfacer los requerimientos de focalizacin y de calidad que son fundamentales. Falta entonces una mirada global de la poltica social. De hecho, slo el 10% del gasto pblico clasificado como Gasto Social corresponde efectivamente a gasto orientado a programas para combatir la pobreza. Falta un mejor Estado, que le de urgencia al combate contra la pobreza y que desarrolle mejores polticas (Piera, 69: 2009). Se puede desprender de esto que para la Coalicin por el Cambio la lucha contra la pobreza tiene como principal solucin la buena gestin. Por ello, el proyecto emblemtico del gobierno de Piera en este mbito es la creacin del Ministerio de Desarrollo Social que coordinar todas las polticas orientadas a erradicar la pobreza y reducir los niveles de desigualdad excesivos (Gobierno de Chile, 27: 2010), reemplazando al Ministerio de Planificacin. Sus funciones bsicas pretendidas son; I. Mejorar la vinculacin entre los programas sociales de distintos Ministerios ejerciendo un mayor protagonismo como ente coordinador. II. Mejorar las evaluaciones de impacto de los programas para medir sus resultados efectivos para la superacin de la pobreza.
  34. 34. III. Ampliar los sistemas de transferencia monetaria a travs del Ingreso tico Familiar, que consta de una asignacin por integrante para las familias ms vulnerables. Parte de la entrega monetaria estar condicionada porque la familia cumpla con exigencias bsicas como controles de salud de los nios al da, matrcula y asistencia mnima para aquellos que estn en edad escolar. IV. Modificacin de la Ficha de Proteccin Social3 con el fin de mejorar su focalizacin de las familias que ms necesitan ingresar a los programas de proteccin del Estado. V. Aumentar la produccin de informacin sobre los programas sociales y mejorar los sistemas de medicin de la pobreza, lo que permitira tomar una mejor decisin al momento de disear polticas (MIDEPLAN, 2010). Estos puntos resumen la innovacin que el gobierno Piera incorpora a la Poltica Social en Chile. Fuera de estas medidas anunciadas por el nuevo gobierno, hay un conjunto de programas sociales que le anteceden y que conforman la Poltica Social actual. Por lo tanto, lo que queremos demostrar con nuestro anlisis es que no podemos sostener que el Gobierno Piera tiene un funcionamiento puramente ultraneoliberal en su gestin de la Poltica Social. Su gestin se trata de una unidad contradictoria por momentos y en tensin ideolgica, pero de la cual podemos identificar tres aspectos; a) Sus rasgos Asistencialistas, b) La continuacin de la estructura de Sistema de Proteccin Social proveniente de los gobiernos de la Concertacin y c) El nfasis en la figura de la Eficiencia como elemento diferenciador y pilar de su gestin en materia social. 5.1. El comienzo asistencialista No deja de llamar la atencin que la primera ley promulgada por Sebastin Piera haya sido el llamado Bono Marzo4 . Se trataba de una de sus mayores promesas de campaa5 , apenas 3 Instrumento de evaluacin socioeconmica de las familias de Chile para acceder a los programas y servicios del Estado. Clasifica a las familias segn su condicin de vulnerabilidad (mayor a menor) en tramos o quintiles. 4 Consiste en una transferencia monetaria directa a las familias ms pobres de Chile, en donde el Estado transfera en el mes de Marzo $40.000 pesos chilenos (U$80 aproximadamente) por cada carga familiar. 5 Debido a que la tasa de desempleo en el prximo mes de marzo continuar siendo elevada, y que en ese mes las necesidades de los sectores ms vulnerables aumentan por los requerimientos escolares, cuotas de crditos de navidad, permisos de circulacin y otros, se entregar el Bono Marzo por un monto de $40.000 por carga familiar (Piera, 71: 2009)
  35. 35. llegara al gobierno, los ms pobres de Chile tendran dinero en sus bolsillos. As fue, el presidente dio la orden y la gente qued feliz con efectivo para enfrentar uno de los meses ms difciles en trminos de presupuesto familiar El presidente haba salvado el da. Por qu se trata de una medida Asistencialista?, porque no es una medida que se pretendi institucionalizar como derecho sino que se distribuy una vez y su futura entrega depender de la voluntad de la autoridad y no de una poltica de Estado para enfrentar la pobreza. Esto demuestra el riesgo que existe de que el gobierno de Piera caiga en la lgica asistencialista, debido a que el enfoque de derechos no es un elemento relevado dentro de su discurso. 5.2. Continuidad del Sistema de Proteccin Social En las elecciones presidenciales del ao 2009 en Chile era un acuerdo de los sectores polticos para la importancia del Sistema de Proteccin Social que se haba logrado consolidar en los gobiernos anteriores. Programas emblemticos de la Concertacin como Chile Solidario y Chile Crece Contigo no eran cuestionados en sus fundamentos sino que se sealaban diferencias acerca de su modo de implementacin y sus nfasis. Por este motivo, podemos apreciar que gran parte de los programas sociales se han mantenido y ms all de ellos, el discurso de la Proteccin Social ha sido adoptado por el nuevo gobierno, como lo seala el actual Ministro de Planificacin Felipe Kast esta poltica demuestra que la proteccin social no es patrimonio de un sector poltico, sino un valor compartido en la sociedad chilena. El desafo ahora es complementar la proteccin social con la promocin social, generar seguridades y al mismo tiempo generar oportunidades y movilidad social (El Mercurio, 2011). Esto se puede apreciar incluso en medidas emblemticas del nuevo gobierno como el Ingreso tico Familiar, que se trata de ampliacin del sistema de transferencias condicionadas instauradas con el Programa Chile Solidario en el ao 2002 (Hardy, 2011). El carcter fundacional, innovador y mesinico en el discurso de las autoridades de gobierno se contradice en lo concreto por un continuismo en la base de la poltica social. 5.3. La eficiencia como pilar de la gestin de la Poltica Social Pero no todo poda ser continuidad, la Eficiencia aparece como elemento diferenciador que
  36. 36. unifica la nueva gestin de la Poltica Social en el gobierno Piera. Lo podemos apreciar cuando revisamos las acciones del Ministerio de Desarrollo Social, muchas de sus funciones apelan a la coordinacin, la focalizacin, la medicin y la evaluacin como herramientas para mejorar los programas para lo pobreza. Pero no slo est presente este componente cuando se habla de la Poltica Social sino que la Eficiencia como concepto es la base del discurso de la coalicin poltica al momento de plantear las tareas del Estado. No es casual que el Slogan del Piera sea La Nueva Forma de Gobernar. Lo que se quiere trasmitir a la ciudadana es que este gobierno sabe hacer las cosas, no cae en los vicios de corrupcin o clientelismo poltico detectados durante la Concertacin, le pone atajo a las situaciones en el momento preciso, pero por sobretodo que es eficiente en el manejo de los recursos y en el logro de resultados (Piera, 2009). Por estos das cuestionar la importancia de la eficiencia parece una hereja, algo polticamente incorrecto, nadie quiere ser ineficiente. Pero Qu est detrs de este consenso? Qu es lo que se hace o se pretende hacer en el nombre de la Eficiencia? Un ejemplo de lo que es Eficiencia para el nuevo gobierno es la propuesta de modificacin de la Poltica Habitacional de Fondo Solidario de Vivienda (FSV), en donde se quiere eliminar la obligatoriedad de que las postulaciones a viviendas nuevas sean colectivas debido a lo engorroso del proceso. Adems, se quiere dar la libertad al usuario-cliente de la Poltica Social de escoger la modalidad que prefiere para acceder a la vivienda. Otro ejemplo de esta concepcin de Eficiencia es la reduccin presupuestaria a programas de trabajo con la comunidad para fomentar la participacin de las familias ms vulnerables (como por ejemplo, los programa del Fondo Solidario de Inversin Social, FOSIS). En general, los pocos programas comunitarios existentes desde el Estado no han sido bien evaluados por este gobierno al ser considerados de poco impacto y poco efectivos en sus resultados. En ambos ejemplos, la prioridad tiene que ver con la mejora del servicio ms que potenciar procesos de participacin y asociatividad en la superacin de la condicin de pobreza. Frente a la ineficiencia de programas como los ejemplificados anteriormente, la focalizacin surge como una de las grandes herramientas para ser Eficiente en la Poltica Social. La
  37. 37. consecuencia de esto es el establecimiento de sistemas de focalizacin suficientemente eficaces como para que los recursos lleguen estrictamente a la extrema pobreza. No se trata, por tanto, de actuar sobre la pobreza, sino cuando ella es extrema. (Oneto, 4: 2001) Observando estas tendencias, me atrevo a afirmar que la centro-derecha chilena en el Gobierno busca justificar bajo argumentos tcnicos sus opciones ideolgicas acerca de cmo debe ser la Poltica Social del Estado para enfrentar la pobreza y la desigualdad. Desde nuestra perspectiva la Eficiencia no es neutral, la definicin acerca de lo que es Eficiente tiene detrs una concepcin acerca de la naturaleza del problema que pretendo resolver y el tipo de resultado de resultado que espero lograr, estas posiciones definen nuestra visin acerca de cul es la mejor decisin para enfrentar la pobreza. Adems, la Poltica Social no se puede entender descolgada de la concepcin global que tiene el gobierno acerca del Estado y su funcin dentro de la actividad econmica y social del pas. En esta direccin, es muy aclarador lo sealado por el propio Piera en su programa de gobierno; En nuestro Gobierno, el Estado tendr un rol fundamental, cumpliendo la ineludible labor de proveer los bienes y servicios pblicos que la sociedad necesita. Entre ellos resulta trascendental la proteccin de los sectores ms dbiles con programas eficientes en salud, educacin, seguridad ciudadana, justicia y asistencia para los pobres y la clase media abandonada. Igualmente el Estado debe regular aquellos mercados donde no existe competencia y donde se daa el medio ambiente. Pero el Estado no lo puede hacer todo. A diferencia de la Concertacin no queremos un Estado gigante y burocrtico, que haga mal lo que no debe hacer y sea incapaz de hacer bien lo que s tiene que hacer (32: 2009). 6. Nudos Crticos en los Municipios La tendencia del gobierno Piera en materia de Poltica Social tiene un directo impacto en el trabajo que desarrollan los Municipios en Chile, pas caracterizado por un marcado centralismo Estatal al momento de tomar las decisiones sobre la gestin de la Poltica Pblica. Dentro de la labor de los Municipios se deben considerar las siguientes consecuencias posibles.
  38. 38. En primer lugar, un nudo crtico que se arrastra desde los gobiernos de la Concertacin, y es transversal a nivel poltico, tiene que ver con la escasa capacidad de gestin de los Municipios. El gobierno Piera propone un cambio en las instituciones del Estado nacional, sus mecanismos de evaluacin. El Ministerio de Planificacin se transforma con bombos y platillos pero los Municipios en general y su gestin de las polticas sociales en particular, continan con una estructura del siglo XIX en crisis que no logra hacer frente a las demandas que deben asumir los gobiernos locales para reducir la pobreza y la desigualdad. Como segundo punto, est la agudizacin de la Focalizacin en el otorgamiento de prestaciones sociales. El discurso del gobierno de la Coalicin por el Cambio ha acentuado acabar con la pobreza dura, principalmente a travs del fortalecimiento de un sistema de transferencias monetarias condicionadas (proyecto Ingreso tico Familiar). No se aprecia en qu medida se ampliar el Sistema de Proteccin Social Chilena a la clase media (como tanto se prometi en las Campaas Presidenciales), o mejor dicho, a aquella parte de la clase trabajadora que est en riesgo de caer en una situacin de pobreza. Son los gobiernos locales los que se ven obligados a contener a la poblacin que queda excluida de los programas sociales, la cual presiona el sistema local con sus demandas y expectativas frustradas. Una tercera consecuencia posible es la reproduccin de la lgica asistencialista a nivel local. No hay mejor lugar para practicar el asistencialismo que el espacio local, el contacto directo con la comunidad y la histrica relacin de cohecho, paternalismo y clientelismo con las autoridades locales, lo hacen un lugar privilegiado. Es comn escuchar a nivel local comentarios de los usuarios acerca de la bondad de las autoridades por su disposicin a ayudarlos. De continuar medidas como el Bono Marzo (vale decir, que son medidas que la Concertacin tambin utiliz), aparece el fantasma de esa parte triste de dependencia y de precariedad de ciudadana que cruza nuestra historia. Finalmente, una consecuencia de lo lgica impulsada por el gobierno Piera es la falta de prioridad a otras dimensiones de la pobreza y la desigualdad como lo son la participacin, la autogestin y las relaciones comunitarias. El cuestionamiento acerca del impacto de los programas que relevan esta dimensin orienta a que los Municipios ejecuten iniciativas individualizantes centradas en la satisfaccin en el servicio del usuario. La participacin es
  39. 39. importante en primer lugar ya que la experiencia concreta ensea que promover y poner en marcha modelos participativos genuinos significa, en definitiva, da resultados muy superiores en el campo social a otros modelos organizacionales de corte tradicional, como los burocrticos y los paternalistas (Fundacin para la Superacin de la Pobreza, 2009). Pero, ms all de los beneficios de gestin, la participacin es un principio democratizador donde los sujetos pueden decidir la mejor respuesta para enfrentar las desigualdades y para mejorar su contexto. A partir de este escenario, es importante que surjan las alternativas desde los gobiernos locales que entienden la Pobreza y la Desigualdad desde otra concepcin poltica. Es primordial; posibilitar instancias de participacin de los usuarios de los programas sociales en la ejecucin, incentivar programas que contrarresten la tendencia asistencialista (programas de generacin de empleo y de capacitacin) y, enfatizar la autogestin comunitaria dentro de la gestin que el Municipio realiza en el rea social a nivel transversal (infraestructura, vivienda, salud, capacitacin, etc.) En definitiva, poner en entredicho las acciones que en la actualidad son hechas en el nombre de la Eficiencia. Personalmente, no tendra cuestionamientos al concepto de Eficiencia en Poltica Social si este trmino estuviera ligado directa y necesariamente a los conceptos de Derechos Sociales Garantizados, Descentralizacin y Democracia. Mientras tanto, permtanme el beneficio de la duda. Referencias Bibliogrficas ARNSON, Cynthia, JARA Jos y ESCOBAR Natalia (Compiladores) (2010) Pobreza, Desigualdad y Nueva Izquierda en Amrica Latina Woodrow Wilson Center Update on the Americas N 6. FLACSO Chile. Santiago de Chile. Disponible en: www.flacso.cl/getFile.php?file=file_4ace02ac34a4f.pdf [Octubre 2010] BORGIANNI, Elisabete y MONTAO, Carlos. (2000) La Poltica Social Hoy. Cortez Editora. Sao Paulo. CEPAL Panorama Social de Amrica Latina 2010 (2010) Ediciones CEPAL. Disponible en: http://www.eclac.org/publicaciones/ [Enero 2011]
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