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CURSO VIRTUAL DE MARIOLOGÍA Prof. Mg. Alexandre José Rocha de Hollanda Cavalcanti Módulo 03: LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA Tema C – La definición del Dogma En el módulo anterior conocemos como la discusión teológica llegó al conocimiento de que María fue concebida sin pecado original, pero sí fue redimida anticipadamente por los méritos de Cristo. Pasaron algunos siglos, cuando en 1439, un obispo que se dirigía al Concilio de Basilea fue salvado de un desastre por la protección de María y prometió que en el concilio iba defender y pedir la declaración del Dogma de la Inmaculada Concepción de María. Efectivamente, el concilio definió que todos debían aceptar la doctrina de la Inmaculada Concepción de María como conforme la fe católica, pero infelizmente, este mismo concilio estaba en oposición al papa de la época y por eso sus definiciones dogmáticas fueron rechazadas por la Iglesia. Algunos años después el Papa Sixto IV, en 1483 prohibió que se pudiese defender pública o privadamente la opinión contraria a la inmaculada concepción de María y que se acusase de herejes a los que defendían que María fue concebida sin pecado. Este mismo Papa instituyó la fiesta oficial de la Inmaculada Concepción de María, con Página 1 de 3

Inmaculada Concepción (C) -Mg. Alexandre José Rocha de Hollanda Cavalcanti

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CURSO VIRTUAL DE

MARIOLOGÍA

Prof. Mg. Alexandre José Rocha de Hollanda Cavalcanti

Módulo 03: LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

Tema C – La definición del Dogma

En el módulo anterior conocemos como la discusión teológica llegó al conocimiento de que María fue concebida sin pecado original, pero sí fue redimida anticipadamente por los méritos de Cristo.

Pasaron algunos siglos, cuando en 1439, un obispo que se dirigía al Concilio de Basilea fue salvado de un desastre por la protección de María y prometió que en el concilio iba defender y pedir la declaración del Dogma de la Inmaculada Concepción de María. Efectivamente, el concilio definió que todos debían aceptar la doctrina de la Inmaculada Concepción de María como conforme la fe católica, pero infelizmente, este mismo concilio estaba en oposición al papa de la época y por eso sus definiciones dogmáticas fueron rechazadas por la Iglesia.

Algunos años después el Papa Sixto IV, en 1483 prohibió que se pudiese defender pública o privadamente la opinión contraria a la inmaculada concepción de María y que se acusase de herejes a los que defendían que María fue concebida sin pecado. Este mismo Papa instituyó la fiesta oficial de la Inmaculada Concepción de María, con formulario propio de Misa, que fue confirmado posteriormente por el Papa Alejandro VII.

En el siglo XVI el Concilio de Trento, cuando hizo su decreto sobre el pecado original, afirmó claramente que la Virgen María no estaba incluida en la doctrina explicada en el decreto.

Los años pasaron y muchos papas fueron dando decisiones favorables a la doctrina de la Inmaculada Concepción, muchos teólogos fueron profundizando en los argumentos, fue fundada la Orden de las Concepcionistas, los caballeros de la Orden de Calatrava llegan a hacer un voto de defender, hasta con su vida, la doctrina de la Inmaculada Concepción y sobre todo en España y en los países evangelizados por ellos, se defendía claramente que la Madre de Dios fue concebida sin pecado y se pedía insistentemente que el Papa definiese el Dogma.

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Solamente en el año 1854, el Papa Pío IX, después de haber estudiado profundamente el tema y consultado a todas las autoridades de la Iglesia, verificando toda la doctrina y la tradición que afirmaba claramente que María, la mujer anunciada en el Génesis, aquella de quien Dios dijo: «pondré enemistad en ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya, aquella cuya descendencia aplastó definitivamente la cabeza de la serpiente, siempre ha sido alejada de cualquier acechanza del demonio y siempre ha sido su enemiga. En consecuencia María nunca ha pertenecido al contexto del pecado. Por todos estos motivos el Papa proclamó solemnemente el Dogma de la Inmaculada Concepción de María, afirmando que todos los hombres son redimidos por el sacrificio redentor de Cristo –inclusive la Virgen María–. Nosotros somos redimidos por el Bautismo y María fue redimida preservativamente antes mismo de ser concebida.

El Papa concluye es documento, que se llama Ineffabilis Deus, con estas bellas palabras:

«Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y con la nuestra: declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios, y de consiguiente, qué debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles, la doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, salvador del género humano».

Nuestra devoción a María cuenta por tanto con la certeza de que ella, que es la Madre de Dios, elegida como camino para la venida de Cristo, nunca fue tocada por la mancha de ningún pecado y por tanto es inmaculada, es decir, sin ninguna mácula o mancha, desde su concepción hasta toda la eternidad, intercediendo por nosotros y nos fortaleciendo en la lucha diaria contra nuestros propios defectos y contra los pecados de la humanidad.

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