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Introducción al m-learning

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Aproximación al mobile learning, dando a conocer una serie de preguntas para valorar el grado de idoneidad de su integración en el proceso formativo y sus posibilidades pedagógicas.

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Introducción al m-learning

Alicia Cañellas Mayor*

Aproximación al mobile learning, dando a conocer una serie de preguntas

para valorar el grado de idoneidadde su integración en el proceso formativo

y sus posibilidades pedagógicas.

LOS INICIOS

L as primeras redes de telefonía móvil se pusieron en marcha en la década de los 80 en EE.UU., cuando el Xerox Palo Alto Re-search Center (PARC) propuso el Dynabook, una computadora por-

tátil, del tamaño de un libro, con red inalámbrica y pantalla plana. En la década de los 90 siguió desarrollándose en universidades de Europa y Asia, donde ya empezaron a evaluarse las posibili-dades de la educación móvil para los estudiantes, o lo que hoy en día se conoce con el nombre de mobile learning (m-learning). Desde entonces, la evolución de los dispositivos móviles es un hecho real y patente, y éstos se han convertido en siste-mas capaces de realizar acciones que nos permi-ten considerarlos como una auténtica herramienta para el aprendizaje.

EL CONCEPTO

La Wikipedia defi ne el aprendizaje móvil o m-learning como “cualquier tipo de aprendizaje que se produce cuando el alumno no se encuentra en una ubicación fi ja y predeterminada, o el aprendi-zaje que se produce cuando el alumno se apro-vecha de las oportunidades de aprendizaje que ofrecen las tecnologías móviles”, entendiéndose

como “tecnologías móviles” a cualquier dispositivo que está diseñado para proporcionar acceso a la información en cualquier lugar, o mientras se está en movimiento.

SITUACIÓN ACTUAL

Puede que en un futuro la mayoría de contenidos destinados al aprendizaje, y a la formación en sí, se basen en la movilidad y en la ubicuidad; pero en la actualidad, es más factible pensar que, tal y como ha ocurrido anteriormente a lo largo de la historia con la inclusión de otros métodos de enseñanza diferente a los existentes, los nuevos métodos, en este caso vinculados al m-learning, se integren y co-existan con los métodos actuales, en lugar de sustituirlos o modificarlos de manera fundamental o radical. No podemos esperar que hoy por hoy la tecnología móvil vaya a sustituir por completo la formación tal y como la concebimos en estos momentos, pero sí que resulta indiscutible que ésta pasará (y de he-cho, ya está pasando), a ser un complemento muy enriquecedor y un recurso docente muy valioso que debemos aprovechar para mejorar el proceso de aprendizaje.

Las comunicaciones móviles y sus dispositivos se están convirtiendo en redes comunes y omnipre-sentes en nuestra cotidianidad y, para situaciones específi cas de aprendizaje, el m-learning puede ser un recurso muy adecuado.

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ANÁLISIS APLICATIVO

¿Qué consideraciones clave nos ayudarán a defi nir si el aprendizaje móvil es el método que nos conviene poner en práctica como docentes?

Para saber si como docentes podemos recurrir al m-learning como método y recurso efectivo, será necesario que nos planteemos una serie de cuestiones:

• ¿La utilización de las capacidades móviles mejoraría el aprendizaje de nuestros alumnos? Éste sería el primer paso, ya que considerar si las capacidades ofrecidas por la tecnología móvil pueden mejorar la experiencia de aprendizaje es la clave para saber si nos conviene introducir o no el m-learning en nuestras dinámicas.

• ¿Qué capacidades, de las que ofrecen las tecnologías móviles, serían interesantes para nuestros alumnos? El siguiente paso lógico es preguntarnos qué interesa realmente a los alum-nos a la hora de mejorar su aprendizaje: ¿el poder acceder al contenido independientemente de la ubicación en la que se encuentren?, ¿el poder utilizar el GPS y geolocalizar sus experiencias de aprendizaje?, ¿utilizar una aplicación móvil especí-fi ca por sus características concretas (contenidos, recursos, utilidades…)?... Tengamos en cuenta que si a los destinatarios de la formación la tecno-logía móvil no les cubre ningún tipo de necesidad, o no les ofrece ningún benefi cio de ayuda a mejo-rar su experiencia formativa, difícilmente se dará un aprendizaje efectivo y real mediante este tipo de canales.

• ¿La conectividad ubicua mejorará las inte-racciones de aprendizaje entre alumnos (de par a par), entre compañeros, entre alumnos-profesores, entre profesores-profesores, entre compañeros de trabajo, mentores, facilitado-res, etc.? Sólo si es así, el aprendizaje móvil real-mente puede tener potencialidades para satisfacer las necesidades de aprendizaje en el contexto en el que nos movemos como docentes. Si no es así, deberemos analizar si únicamente nos interesa ba-sarnos en experiencias autoformativas a través del m-learning, como respuesta para poder justifi car el uso de dichas tecnologías móviles en los procesos de enseñanza-aprendizaje que lideremos.

• ¿Algún servicio de los que nos ofrecen las tecnologías móviles proporcionará a los es-tudiantes el poder ser más productivos en su aprendizaje? Obviamente, el m-learning permite a los estudiantes acceder a una amplia variedad de servicios. Deberíamos determinar, entre todas las opciones posibles, cuáles serán las que apor-ten al aprendizaje de éstos un mayor rendimiento y productividad por su parte, con la fi nalidad de ponerlos en práctica.

• ¿Facilitará el acceso a los contenidos exis-tentes, u otros contenidos complementarios, el hecho de usar los dispositivos móviles? El uso del m-learning debería de alguna manera facilitar el acceso a los contenidos ya existentes, o bien a contenidos y conocimientos complemen-

tarios, que sean importantes para llegar a los obje-tivos de aprendizaje planteados en cualquier pro-ceso formativo. Si no es así, el aprendizaje móvil al menos debería incentivar la comunicación entre los participantes de una misma acción formativa, para la construcción de nuevo conocimiento a par-tir de la interacción entre iguales.

• ¿Qué acciones o actividades se deberán rea-lizar para mejorar el proceso de aprendizaje basado en m-learning? Llegados a este punto, si hemos considerado que la tecnología móvil es apropiada para mejorar el aprendizaje de nuestros alumnos y hemos identifi cado aquellos servicios, capacidades y contenidos que serán necesarios para que éste se produzca de forma efectiva, el siguiente punto es valorar qué actividades, ac-ciones, acceso y administración de contenidos y seguimiento/evaluación serán indispensables para hacer que la gestión del conocimiento se mate-rialice de forma efectiva. Sólo así podremos dar sentido a la introducción del m-learning en nuestra metodología educativa.

A pesar de que pueda parecer una tarea fácil el contestar esta serie de preguntas, vale la pena tomarse el tiempo necesario para intentar darles respuesta.

POSIBILIDADES PEDAGÓGICAS

El m-learning puede ser una excelente herra-mienta en casos muy concretos, y normalmente como recurso combinado con otros sistemas, modelos o metodologías de enseñanza, tanto pre-senciales como virtuales.

Actualmente, y como ya avanzábamos al inicio de este artículo, la tendencia es utilizar estas nue-vas tecnologías como apoyo a la formación que actualmente ya desempeñamos como docentes.

En un intento por plasmar las aplicaciones pedagógicas que el uso de las tecnologías móviles puede conllevar en el proceso de enseñanza-aprendizaje, llegaríamos a ciertas conclusiones, contemplando las siguientes potencialidades y/o benefi cios por parte del m-learning:

Los smartphones pueden ser una herramienta educativa de primer orden.

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• Potencia una mayor flexibilidad a la hora de acceder a la información y a los contenidos educa-tivos, ya que facilitan el aprendizaje en cualquier momento y desde cualquier lugar (ubicuidad).

• Posibilita llevar más allá de las aulas los conoci-mientos a adquirir, dada la ubicuidad que propor-cionan y potencian.

• Incentiva el intercambio de información me-diante dispositivos/usuarios, dado que dichas tec-nologías son herramientas comunicativas en sí mismas.

• Desarrolla y fortalece de forma transversal las competencias y habilidades profesionales ya que, además de facilitar el consumo de contenido me-ramente educativo, el m-learning ayuda al alumno, mediante su uso, a familiarizarse con las nuevas tecnologías punta, esforzarse en la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y la necesidad de realizar una búsqueda y fi ltraje de la información.

• Permite disponer de un mismo recurso en dife-rentes formatos.

• Permite visualizar recursos multimedia com-plementarios, adaptados a las características de cada dispositivo y al planteamiento metodológico para el que han sido creados cada uno de los re-cursos a utilizar: juegos didácticos, imágenes ilus-trativas, audios que enriquecen las explicaciones, archivos que pueden ser sincronizados con otros dispositivos, autoevaluaciones, etc.

• Incentivan la interacción.

• Promueven el aprendizaje colaborativo, favore-ciendo el intercambio y la construcción de conoci-miento entre los participantes.

• Permite la repetición de aquellos recursos di-dácticos que ayudan a la mejora orientada a algún aprendizaje en concreto.

• Canaliza el autoaprendizaje efectivo.

• Posibilita la geolocalización, lo que conlleva po-der llevar a cabo experiencias formativas que rela-cionan el entorno real físico con los conocimientos o contenidos virtuales complementarios a trabajar mediante los dispositivos móviles. Podríamos ha-blar también aquí de posibles aplicaciones intere-santes vinculadas a trabajos de campo.

• En esta misma línea, potencia el aprendizaje sig-nifi cativo mediante el diseño de ambientes instruc-cionales que propicien experiencias, de acuerdo a la realidad del alumno.

• Ofrece herramientas de comunicación síncro-nas y asíncronas.

• Ofrece otras herramientas de apoyo y soporte a las estrategias educativas presenciales y virtuales.

• Potencia el interés y la motivación que los alum-nos, dado el grado de innovación que aporta.

• Incentiva nuevas formas de aprendizaje

De hecho, podríamos afi rmar que con un buen y correcto uso y enfoque del m-learning los estu-diantes pueden pasar de ser simples receptores pasivos de contenidos, a ser unos participantes creativos y activos en permanente comunicación, dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje en el que estén sumergidos.

Pero para ello será indispensable, como co-mentábamos anteriormente, establecer unas co-rrectas bases en el diseño pedagógico de las acciones formativas complementarias que imple-mentemos con este tipo de recursos, para lograr conseguir los objetivos previamente marcados, benefi ciándonos de dichas tecnologías sólo si las concebimos como un medio y no como un fi n.

Este hecho no es simple teoría, ni tampoco se trata de ciencia fi cción. Estamos ante una nueva e incipiente tendencia de formación online o blended learning, que complementa las existentes y, en muchos casos, las puede llegar a mejorar. Sólo el tiempo nos podrá mostrar el grado de impacto, im-plantación y aceptación que estas nuevas formas de aprendizaje van a ir tomando.

* Alicia Cañellas Mayor. Pedagoga especializada en creación de contenidos didácticos, diseño de aprendizajes virtuales y educa-ción 2.0. Consultora y fundadora de varias iniciativas emprende-doras basadas en formación, innovación y TIC. Colaboradora del Centro de Comunicación y Pedagogía. Página web: www.acanelma.esLos tablet pueden revolucionar el mundo educativo.