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Jairo del Agua Guía básica para matrimonios (I) ¿Estáis casados? ¿Seguro? ¡Ah, ya entiendo! Os dijisteis palabras bonitas ante una autoridad civil o religiosa, formalizasteis vuestra convivencia socialmente, seguro que hasta compartisteis tarta de pisos… Pero todo eso no es más que la bandera que se pone al "cubrir aguas" en una casa o, si queréis, la inscripción en el registro de la propiedad. Lo realmente importante es: ¿Existe la construcción? ¿De qué materiales está hecha? Por desgracia la sociedad y la religión han dado más importancia a la "inscripción" que a la "construcción" del matrimonio, a lo formal más que a lo real. Se ha buscado la formal seguridad jurídica del matrimonio más que la "unión real" de la pareja (triste espejismo porque sin unidad no habrá seguridad, como la realidad nos está demostrando). Por eso hay -en mi opinión- un porcentaje enorme de matrimonios nulos, de apariencia social de matrimonio, de banderas sin construcción alguna debajo. Casarse es un paso fundamental para la vida del individuo, de la pareja, de los futuros hijos y de la sociedad. Sin embargo, es más fácil casarse que obtener el permiso de conducir. De ahí la enorme y dramática cantidad de accidentes: un divorcio cada cuatro minutos en España, por ejemplo. Esta realidad me ha empujado a describir brevemente los sillares del matrimonio, las piedras que nunca pueden faltar en su construcción, ésas que después habrá que conservar con tesón y cuidado para que no les entre el mal de la piedra. Empezaré diciendo que existen auténticos matrimonios sin formalizar ya que el matrimonio es una institución de derecho natural (no recuerdo haber leído cuándo y dónde se casaron Adán y Eva o sus descendientes). También existen matrimonios muy bien formalizados y registrados que son una verdadera ruina, puro escombro, que no puede dar cobijo ni a la pareja,

Jairo del agua. Guía básica para matrimonios

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Jairo del Agua

Guía básica para matrimonios (I)

¿Estáis casados? ¿Seguro? ¡Ah, ya entiendo! Os dijisteis palabras bonitas ante una autoridad civil o religiosa, formalizasteis vuestra convivencia socialmente, seguro que hasta compartisteis tarta de pisos… Pero todo eso no es más que la bandera que se pone al "cubrir aguas" en una casa o, si queréis, la inscripción en el registro de la propiedad. Lo realmente importante es: ¿Existe la construcción? ¿De qué materiales está hecha?

Por desgracia la sociedad y la religión han dado más importancia a la "inscripción" que a la "construcción" del matrimonio, a lo formal más que a lo real. Se ha buscado la formal seguridad jurídica del matrimonio más que la "unión real" de la pareja (triste espejismo porque sin unidad no habrá seguridad, como la realidad nos está demostrando). Por eso hay -en mi opinión- un porcentaje enorme de matrimonios nulos, de apariencia social de matrimonio, de banderas sin construcción alguna debajo. Casarse es un paso fundamental para la vida del individuo, de la

pareja, de los futuros hijos y de la sociedad. Sin embargo, es más fácil casarse que obtener el permiso de conducir. De ahí la enorme y dramática cantidad de accidentes: un divorcio cada cuatro minutos en España, por ejemplo.

Esta realidad me ha empujado a describir brevemente los sillares del matrimonio, las piedras que nunca pueden faltar en su construcción, ésas que después habrá que conservar con tesón y cuidado para que no les entre el mal de la piedra.

Empezaré diciendo que existen auténticos matrimonios sin formalizar ya que el matrimonio es una institución de derecho natural (no recuerdo haber leído cuándo y dónde se casaron Adán y Eva o sus descendientes). También existen matrimonios muy bien formalizados y registrados que son una verdadera ruina, puro escombro, que no puede dar cobijo ni a la pareja, ni a los hijos; no hay matrimonio más que en los papeles. Felizmente también hay matrimonios formalizados sobre una sólida edificación, permanentemente cuidada y asistida por un magnífico mantenimiento.

Si tienes vocación matrimonial, esta guía que hoy comienzo quiere proporcionarte los pedruscos básicos para construir un matrimonio humano, sólo eso. Las ventanas y las puertas, la pintura, los muebles y las cortinas, con todo lo demás, lo dejo a tu imaginación creativa. Pero te aseguro que sin estas grandes piedras no podrás construir con solidez tu hogar. Podrás atar a tu pareja con contratos, papeles, formalidades, ritos y condenas religiosas. Pero, sin una sólida construcción, todas

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las formalidades, banderas y celebraciones con que quieras vestir tu matrimonio no conseguirán resistir la realidad de la vida.

Es un tema que me duele especialmente y ante el que no puedo quedar callado. En mi actividad de "asesoramiento de parejas" he sufrido, llorado y, a veces, gozado con confidencias y filigranas de vida. En ocasiones, me he despedido de ella, de él o de ambos, con mi propio corazón sangrando. ¿Cómo podemos los humanos ser tan cortos de inteligencia y sentido común? ¿Cómo estudiamos los manuales del móvil, del ordenador o del coche y dejamos a la improvisación o al instinto la fundación de una familia?

Con estas líneas pretendo ayudar a ver lo esencial, el esqueleto del matrimonio. Sé que hay muchos libros de gente mucho más sabia que yo. Pero, fiel a mi estilo de aguador, ofreceré unos sorbos de agua limpia -sólo eso- a los que hasta aquí se llegaren. No quiero caer en explicaciones prolijas, ni complejas teorías. ¡Vayamos al grano, concreto y comestible, del matrimonio humano! Éste es el esencial, el terreno donde sembrar después el matrimonio religioso. Más adelante intentaré compartir lo que para mí significa y aporta este último. Ya adelanto que, sin el primero, el religioso no germinará por falta de tierra.

1. ¿Qué es un matrimonio?

UN GRUPO.

Antes de nada el matrimonio es UN GRUPO, un grupo de dos personas, de un hombre y una mujer. Parece una respuesta muy simple pero tiene muchas consecuencias. De esa realidad se derivan parte de los elementos esenciales del matrimonio y sus problemas.

Más tarde, cuando llegan los hijos, ese grupo se amplia y crecen los problemas. Sin el sólido "grupo - pareja" bien constituido y bien asentado en sus elementos esenciales, la familia tenderá a desmoronarse y, por desgracia, en muchos casos se hundirá.

2. ¿Cuál es el cimiento de un grupo?

EL RESPETO

¿Qué respuesta más simple, verdad? Sin embargo es la base de cualquier grupo humano (pareja, familia, trabajo, vecinos, ciudad, nación, etc.) Sin este requisito el grupo se autodestruye.

Sólo como ejemplo, para darnos cuenta de la importancia de ese elemento, os diré que casi todas las leyes nacionales e internacionales pretenden -básicamente- exigir respeto. Diré

más, casi todas las llamadas "leyes divinas" tienen como única finalidad preservar el respeto entre los seres humanos.

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Cuando en una pareja comienza a hacer agua el respeto mutuo, ha empezado su autodestrucción. Por eso conviene estar muy atentos a este elemento básico pero muy frágil. Hay muchas formas de hundir el respeto en una pareja:

- No respeto de palabra (palabras despectivas, tonos de voz, silencios, etc.).

- No respeto de obra (actos, gestos, actitudes, unión sexual forzada, negada, distanciada, indiferente o interesada, etc.).

- No respeto por omisión (omisión de saludos, de detalles, de cortesía, de manifestaciones de amor, de unión sexual, de diálogo, ignorar al otro, etc.).

Y cito sólo ejemplos del "respeto fino" porque me abochorna hablar del "respeto grueso" cuyos navajazos -violencia e infidelidad- son impropios de cualquier ser humano civilizado.

2ª parte: La complementariedad

3. ¿Cuál es el elemento específico del grupo pareja?

LA COMPLEMENTARIEDAD

Si no hay complementariedad no hay pareja. Por eso a la complementariedad la llamamos "ser de pareja", lo esencial, el hueso de la pareja. Podéis llamarla si queréis "amor complementario" siempre que tengáis en cuenta que la palabra "amor" está hoy devaluada y se aplica tanto al amor verdadero como a sus contrarios (egoísmo y dominación). Hay muchos tipos de relaciones afectivas (amistad, parentesco, ayuda, educación, afinidad profunda y misión). Algunos de estos amores convergen en la relación de pareja. Pero lo que distingue el "amor de pareja" es la complementariedad.

A veces se confunde el amor con la atracción física (es una belleza, tiene un cuerpazo, es muy sexy...) o con la atracción sensible (es melosa, besucona, elegante, refinada...) o con la atracción intelectual (es inteligente, culta, coincidimos en ideas...) o con la atracción social (es médico, tiene dinero, pertenece a la clase alta...). Todas estas atracciones pueden existir en la pareja, no son malas, pero sí insuficientes. Lo esencial es el "amor de pareja" o complementariedad, que se basa en el descubrimiento profundo del otro, que nos llena de admiración y nos atrae porque nos completa y dinamiza.

La complementariedad se compone de: unas igualdades y unas diferencias.

Pongamos el ejemplo de un engranaje. No puede funcionar un piñón de plástico sobre otro de hierro. Para que el engranaje funcione sin romperse tienen que darse igualdades: el mismo material y la misma forma. Pero son las diferencias las que hacen que un piñón mueva al otro: los relieves de uno tienen que encajar exactamente en las hendiduras del otro (y no pienses ahora en el sexo, pillín). Si

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queremos hacer girar un disco liso contra otro igual, patinarán, se recalentarán, no hay transmisión recíproca de fuerza, sólo fricción y desgaste. La complementariedad unirá ajustadamente y hará posible que ambos giren simultáneamente, acompasadamente, suavemente, sin fricciones. La fuerza de uno y otro se complementa, se transmite mutuamente, se multiplica.

¿Ya habéis analizado y hablado sobre vuestras igualdades y diferencias? Lo considero básico.

Lo que hace único e indisoluble el amor entre un hombre y una mujer es la complementariedad. Sólo hay una mujer que sea "mi complemento". Cuando la descubro no querré asociarme a otra porque con mi complemento (mi pareja) me siento pleno, satisfecho, equilibrado, en descanso y, al mismo tiempo, impulsado hacia mi propia realización, hacia mi propia plenitud. La unidad con esa persona y el dinamismo entre ambos es tal que se convierte en INDISOLUBLE. Si me quisieran separar de esa persona, me romperían a mí. Ella no sólo es parte de mi vida externa, de mi familia, de mi casa. Es más: es parte de mí mismo, de lo más profundo de mí.

Algunas metáforas:

• El engranaje, ya citado.

• La llave y su cerradura. Sólo hay una llave que abra mi cerradura.

• La clave de una caja fuerte. Sólo hay una combinación posible.

• Las piezas de un puzzle: Las cualidades de ella encajan perfectamente en las de él. Los defectos

de él son soportables para ella porque encajan en alguna de sus cualidades (si él es vehemente ella es serena, si ella es miedosa él es valiente, si ella es pasiva él es activo, etc.). La complementariedad hace que el puzzle quede completo, que aparezca el dibujo de la pareja, su personalidad, su misión de vida.

Nota para cristianos: Aunque esta guía va dirigida a las parejas en general, no me resisto a hacer una breve aportación para quienes buscamos las referencias de la vida en el Evangelio, donde podemos leer: "el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer" (Mt 19,5 y Mc 10,7). Importante descubrir la idéntica redacción de ambos evangelistas, no hay variaciones como ocurre en otros textos paralelos. Nótese que dice: "su mujer", no "una mujer", "la mujer", "mujer". Deja bien claro que ha de unirse a "su mujer" y no a otra.

En mi modesta opinión, esto hace referencia a la "mujer complementaria" (su mujer, la que Dios ha creado para ese hombre y viceversa). No se refiere a la que podemos elegir (adquirir, convenir, convivir o formalizar) por error, por ofuscada pasión, por desconocimiento o por interés. Ésos no serían verdaderos matrimonios sino emparejamientos formalizados, errores de nuestra limitación, precipitación, instinto, falta de inteligencia (facultad eminentemente humana) o, incluso, buscado engaño.

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Por otro lado, es imposible interpretar que la voluntad divina pretenda perpetuar el error de una pareja que "formaliza" una unión (complementariedad) que nunca existió. De los que se unen erróneamente o maliciosamente no puede afirmarse que "Dios los ha unido" porque Él no comete errores.

Si se quiere abundar en esta interpretación, podemos seguir leyendo y darnos cuenta que se usan las mismas palabras al hablar del divorcio: "el que se separe de su mujer y se case con otra (cualquiera) comete adulterio" (Mt 19,9 y Mc 10,11).

Esto me lleva a pensar que muchos divorcios -no todos porque los hay fruto del capricho o la pasión carnal- son verdaderas nulidades, aunque ni se soliciten, ni se declaren por la autoridad eclesiástica. No hubo matrimonio real (complementariedad indisoluble) sino error, interés o malicia humanos.

4. ¿Cómo descubrir la complementariedad?

Por el CONOCIMIENTO MUTUO

He aquí otro elemento esencial del matrimonio humano: Conocerse uno mismo y conocer al otro. Esa debería ser la finalidad del noviazgo. Muchas rupturas matrimoniales tienen como origen la falta de conocimiento mutuo, que es también una de las causas de nulidad: "el error en la persona".

“Antes de desnudar el cuerpo deberíamos desnudar el alma”. El amor verdadero nos debería llevar a explorar los tesoros interiores del otro mucho antes de paladear su cuerpo, porque existe el peligro evidente de quedarse con la cáscara e ignorar con quién nos estamos casando. Más tarde -tal vez con hijos inocentes- nos asaltarán las decepciones: no era como imaginé, sus aspiraciones son contrarias a las mías, es imposible vivir con esta persona, etc. Por el

contrario, la consecuencia de la complementariedad -conocida y contrastada- es precisamente darse vida mutuamente, impulsarse a la realización personal y de pareja. Entonces la unión corporal adquiere todo su sentido y su proyección hacia el fruto de esa unidad.

A la seguridad de la complementariedad, de la unidad de pareja, se llega por el conocimiento mutuo. Cuánto entretenimiento superficial, cuánto divertimento inútil, cuanta sexualidad descentrada, cuánto trato epidérmico, en las actuales parejas de novios primero y en los casados después. Esa construcción sobre arena se derrumbará al primer embate del viento de la vida.

Hoy día existen "escuelas de formación" que ayudan a analizar si existe complementariedad, cómo descubrirla y cómo potenciarla. El polvo de la vida (ambiente humano) y nuestra escasísima formación al respecto (limitación personal) oscurece frecuentemente esa realidad profunda y básica. Es esencial para los novios descubrir esa roca, sobre la que construir con solidez, antes de casarse. Pero es esencial igualmente para los casados descubrir, redescubrir y potenciar esa seguridad interior para hacer frente a los terremotos a los que, a veces, tiene que enfrentarse la vida matrimonial.

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Hay ocasiones en que todo parece perdido porque se nos mueven los muebles o se apagaron las luces con las que veíamos los colores (realidades no esenciales). Muchos se frustran y optan por romper. Deberían primero bajar al sótano y comprobar el cimiento de la complementariedad mucho antes de divorciarse, incluso con ayuda especializada. Porque ocurre, con cierta frecuencia, que tocamos "de oído" (nos casamos sin preparación y discernimiento suficiente) pero acertamos porque la intuición humana también funciona. Si te divorcias de tu "complemento real" porque te entró pánico ante las dificultades, sin duda caerás en un error o en sucesivos errores. Todos conocemos las cadenas de divorcios que se dan en nuestro mundo. La regla de oro sería: "Párate a discernir antes de casarte, pero hazlo doblemente antes de separarte".

3ª parte: La comunicación

5. ¿Cómo llegar al conocimiento mutuo?

Por LA COMUNICACIÓN.

He aquí un sillar de enorme volumen y peso para cualquier pareja. Por mucho que lo pondere no llegaré a expresar la indispensable necesidad de este elemento.

La comunicación debería ser la actividad principal del noviazgo. Pero es tarea de toda la vida.

A veces hay complementariedad, hay pareja, pero no se ve por falta de comunicación, porque la complementariedad ha quedado oculta,

entorpecida por problemas externos.

Pondré un ejemplo: Tengo la llave de mi casa pero está envuelta en cinta adhesiva. Evidentemente no consigo que entre en la cerradura y abra. Necesitaré primero quitar el envoltorio (muy lentamente a veces) y comprobar que funciona perfectamente. Nada se ha perdido. La llave original estaba allí.

Os contaré un descriptivo chiste: Una pareja fue al médico. La frigidez les había invadido a ambos y no lograban tener los deseados hijos. El galeno les interrogó y examinó a ambos por separado. Cuando llegó la reunión final, se limitó a decirles: "Para conseguir unirse deben primero desnudarse. Deberán aprender a quitarse la armadura antes de acostarse".

Esta parodia es muy frecuente en el mundo real. Muchas parejas no se explican por qué han perdido la ilusión e incluso el deseo. El trabajo de los que asesoramos a parejas consiste básicamente en ayudarles a quitarse la armadura, a reconocerse de nuevo, a comunicarse y fundirse.

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La falta de comunicación es la carcoma de la pareja. La comunicación insuficiente es el camino seguro para llegar a la plaga y al aserrín. Puedo asegurar -desde mi modesta experiencia- que la causa más frecuente de los disgustos familiares, de las tensiones, conflictos y rupturas (después hablaré de esto) está en la falta de comunicación suficiente. Os citaré dos refranes propios: "Toda tensión necesita su conversación" - "Lo que debajo de la alfombra se va escondiendo, debajo de la alfombra se va pudriendo y termina saliendo". Ambos tienen mucha miga.

La comunicación ha de abarcar todos los sectores de la vida y ha de ser permanente, es decir, ha de durar toda la vida. Porque las personas estamos en permanente cambio, si no, es que estamos muertas. No hay rincones secretos en la pareja, todo se comparte. Naturalmente lo que más se comparte son los temas de interés común (el progreso de cada uno, la relación, la casa, la vida en común, los hijos, etc.). Algún día

os encontraréis adivinando los pensamientos del otro y coincidiendo espontáneamente en muchos temas aunque seáis muy distintos. El refranero español tenía razón, no sé si hoy la tiene tanto: "Dos que duermen en un colchón se hacen de la misma opinión".

A veces la comunicación es pura OBSERVACIÓN, interés por el otro, estar atento al otro, pendiente del otro.

Cuando se consigue esa comunicación total y habitual, hablamos de TRANSPARENCIA. Es el caldo de cultivo en el que crece la relación de pareja.

Algunos consejos prácticos para la comunicación en pareja: No basta con la comunicación de pasillo o alcoba, lo que llamamos "comunicación ordinaria". Hay que aprender a "comunicarse en profundidad", vitalizando los lazos, eliminando frustraciones y malentendidos, estimulando aspiraciones, redescubriendo al otro y saboreando la dicha de avanzar juntos. Aquí tenéis un práctico menú:

- Programad tiempos de encuentro para hablar de vosotros en profundidad.

- Preparadlos cada uno por separado, anotando tal o cual punto sobre el que necesitéis o queráis hablar.

- Expresaos a fondo, yendo hasta el final de lo que tenéis que decir (quedaos vacíos).

- No os interrumpáis mutuamente, aunque lo que diga el otro os haga pupa u os parezca falso. Hablaréis cuando el otro haya terminado y le pediréis que os escuche hasta el final sin interrumpir. Este diálogo requiere disciplina y aprendizaje pero será muy eficaz para construir vuestra unidad de pareja.

- Fijad la fecha para el siguiente encuentro antes de terminar, porque los apremios de la vida y la rutina os pueden jugar la mala pasada de ir posponiendo lo importante. Al calendario conviene tenerlo amarrado con unas buenas riendas para

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que no galope inconsciente sobre lo esencial de la vida. Y tu pareja, tus hijos y tu familia los son ciertamente. Si no, es que eres un botarate.

Estos encuentros -programados y preparados- minorarán las broncas o comentarios inoportunos, desproporcionados o mordaces. Cuando uno sabe que llegará el momento de explayarse con el otro, aguanta más fácilmente las frustraciones puntuales. Son ratos de comunicación íntima (no sexual, aunque pudieran terminar con ella), liman muchas asperezas, ahuyentan muchos temores, abren cauce al amor del fondo. Son momentos de verdadero desahogo -no exento de lágrimas a veces- y de auténtica regeneración de la pareja.

4ª parte: Las dificultadesContinúo con esta penúltima parte, un poco larga, pero esencial para comprender y gestionar los problemas de pareja. Merece la pena leer detenidamente.__________________________________________________________________________

6. ¿Cuáles son las DIFICULTADES del matrimonio?

Las TENSIONES y los CONFLICTOS

Caigamos en la cuenta de que las dificultades pueden ser externas e internas, pueden venir de fuera o surgir dentro de la pareja. Pero sólo serán verdaderas dificultades las que se conviertan en internas y contaminen, distorsionen o rompan la vida de pareja.

Por ejemplo:   Si una pareja se moja bajo la lluvia (factor externo), eso no influirá en su relación hasta

que empiecen a tensionarse y acusarse (olvidaste el paraguas, te dije que no saliéramos, etc.). Otro tanto pasa con la pobreza, la enfermedad, un accidente, los suspensos de los hijos y cualquier problema que la vida pueda traernos. Hay matrimonios que salen reforzados de un sufrimiento compartido.

Por eso, no podemos perdernos en detalladas listas de problemas.   Las verdaderas enfermedades de un matrimonio son las mismas de cualquier otro grupo humano: las tensiones y los conflictos , realidades sicológicas a las que no podemos sustraernos. Todo, absolutamente todo lo que contamina, distancia o rompe una pareja tiene ahí su causa. Por tanto es imprescindible conocer su origen y tratamiento.

¿Qué son y de dónde salen las TENSIONES y los CONFLICTOS?

Son las enfermedades de todo grupo y son inevitables. Pero se pueden prever, cuidar y curar o gestionar, si conocemos dónde nacen y cómo se tratan. Las tensiones que no se tratan derivan en conflictos. Los conflictos que no se resuelven desembocan en rupturas, es decir, en la muerte de la pareja.

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Por tanto es importantísimo saber que,   debajo de toda tensión o conflicto, lo que hay es la frustración de una ASPIRACIÓN o de una NECESIDAD individual . Frustrar significa "privar a alguien de lo que espera o necesita" . Nos interesa, en consecuencia, saber qué es una ASPIRACIÓN y una NECESIDAD desde un punto de vista sicológico. Veámoslo brevemente:

A) La ASPIRACIÓN   nace de una potencialidad (cualidad, capacidad o don) que trata de actualizarse. La aspiración es una energía, nacida en lo profundo de la persona, que impulsa a la acción. Por eso se representa por una flecha recta que sale de la persona para realizarse. Por ejemplo: la aspiración a crear, a dirigir, a ayudar, a entrar en relación, a saber, etc.

Conviene caer en la cuenta de que las aspiraciones de una persona no se deben frustrar porque corresponden a su AUTENTICIDAD, que es irrenunciable, constituye la vida de la persona. Pretender que tu pareja renuncie a su autenticidad es matarla. (Puntualizo de paso: Autenticidad no es "decir" todo lo que pienso -aún ofendiendo al otro-, autenticidad es "actuar" de acuerdo con lo que SOY de fondo).

Ejemplo:   Si tu pareja tiene el don de la música, pretender que lo olvide y se conforme con el alboroto de discoteca, es arruinarla. Si tiene la capacidad de estudiar y saber, empujarla a seguir con la próspera panadería familiar, es hundirla.

Si se frustra una ASPIRACIÓN surgirá inmediatamente una tensión proporcional a la fuerza de esa aspiración en la persona. Si se pretende mantener el obstáculo permanentemente, la tensión derivará en conflicto y, si no se resuelve, terminará en ruptura.

¿Conoces las principales ASPIRACIONES de tu pareja, ésas que deberás apoyar y nunca frustrar?

B) La NECESIDAD NORMAL   es una manifestación de la persona que exige o espera lo necesario para su equilibrio físico (necesidad de comida, descanso, seguridad, etc.) o su equilibrio sicológico (necesidad de ser reconocido, creído, comprendido, amado, sentirse en paz y seguridad, etc.). La necesidad se caracteriza por la espera de una respuesta: se sale hacia el otro en busca de algo que satisfará la necesidad que uno tiene.

Es un movimiento egocéntrico (no caer en el error de tacharlo de pecaminoso) y se representa por una flecha vuelta, en forma de anzuelo (sale hacia el otro para pescar algo). Si el otro no responde a lo que se espera de él, surge la frustración y la tensión. Será necesario resolver esa tensión sin llegar al punto de saturación para que no se convierta en conflicto o, incluso, en ruptura.

Por ejemplo:   En la pareja es especialmente relevante la necesidad (física y sicológica) de sexualidad compartida. La negación frecuente o la instrumentalización de tal necesidad acarrearán tensiones, conflictos y posibles rupturas. Además de posibles deslices para satisfacer esa necesidad fuera del matrimonio.

C) La NECESIDAD ANORMAL o CARENCIA   es también muy frecuente, pero mucho más peligrosa y difícil de gestionar. Se trata de una necesidad normal en su origen que sufrió privaciones (carencias) en el pasado del individuo: le privaron reiteradamente de algo que necesitaba y se ha convertido en una necesidad agudizada, exagerada, enfermiza. Toda frustración, toda privación de algo

esencial, es intolerable para el niño, despierta un sufrimiento subconsciente que

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queda enquistado en su sensibilidad (privación de reconocimiento, de amor, se seguridad, de alimento, de bienes materiales, etc.).

Se representa por   una flecha de afuera hacia dentro sobre un recipiente agujereado porque este tipo de necesidad NUNCA se llena, es como querer llenar un tonel agujereado. La desconfianza y la inseguridad quedaron instaladas en el subconsciente del niño porque no experimentó la satisfacción de esa necesidad. En él quedó   "un vacío"   (por eso se llaman también   "necesidades en vacío" ) que no podrá llenar hasta que logre curar la herida originaria (el dolor de la carencia del pasado).

De adulto se manifestará en una búsqueda subconsciente y desproporcionada de satisfacer aquellas necesidades frustradas en el pasado. Su capacidad de frustración (su aguante) en esos sectores quedará muy disminuida. Si acudes al sicólogo te dirá que tienes "bajo umbral de frustración", síntoma de una personalidad frágil, quebradiza, herida.

Ejemplos:   La avaricia puede ser manifestación de carencia de bienes materiales en el pasado. La violencia es con frecuencia una manifestación de carencias de seguridad. Los temores y miedos suelen ser síntoma de carencias de seguridad o reconocimiento. El orgullo, la vanidad, la prepotencia, suelen tener origen en carencias de reconocimiento y afecto. Los celos son uno de los síntomas de carencias afectivas en el pasado.

Puede decirse que todas las necesidades carenciales son patológicas. Pero, como son tan frecuentes y tienen diversos grados, se consideran "normales" aquéllas que somos capaces de controlar o gestionar, y "patológicas" las que son más o menos incontrolables.

¿Cómo se detectan las CARENCIAS?

El síntoma claro y delator es la DESPROPORCIÓN . La necesidad anormal sale hacia el otro con desproporción, tiranía y repetición. Se manifiesta en "reacciones desproporcionadas y repetitivas"   (RDR, para abreviar).

Estas necesidades exageradas (carencias) enquistadas en la sicología del individuo pueden convertirse en el peor enemigo de la pareja porque son insaciables, nunca quedan satisfechas. Por mucho que nos den, no quedamos satisfechos más que momentáneamente. No tardará en aparecer de nuevo la tiranía de la   "necesidad

carencial"   que nunca se llena (en el caso de los celos se visualiza muy bien este ciclo: necesidad anormal de seguridad afectiva, explicación del otro, tranquilidad momentánea, vuelta a la sospecha y necesidad de mayores evidencias).

Sólo la curación del sufrimiento sicológico del pasado (privación de lo necesario siendo pequeño) podrá disminuir la desproporción de la carencia. Para eso se necesita ayuda sicológica. Las parejas no deberían demorar la decisión de tomar los medios de curación cuando empiecen a detectar este tipo de   "reacciones desproporcionadas y repetitivas" ( RDR ). Si se dan por ambas partes con mucha mayor razón y urgencia.

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Mientras tanto sólo cabe:

-   Reconocer   nuestras RDR y por ellas nuestras necesidades carenciales.

-   Gestionar   esas RDR consciente y voluntariamente desdramatizando (racionalizando) nuestro dolor actual, buscando las raíces en el pasado y no culpabilizando a nuestra pareja (ella o él no son la causa de nuestras carencias de ayer, ni de nuestra desproporción de hoy, son habitualmente el inocente y circunstancial "despertador" del dolor del pasado).

Culpabilizar a otro de "nuestras carencias infantiles" es muy frecuente, tremendamente injusto, doloroso para la víctima y puro veneno en la pareja. Por eso "gestionar" las RDR viene precedido de reconocerlas (concientizarlas) para no volcar contra nuestra pareja el dolor desproporcionado despertado por un incidente menor de hoy. Cuando racional y objetivamente mi reacción es desproporcionada (reacción > incidente) es que hay carencia (herida del pasado) y debo darme cuenta para no reaccionar contra quien nada tiene que ver con mis heridas del pasado.

En una pareja complementaria no suelen coincidir las heridas. Si se da esa coincidencia, la desproporción puede afectar a los dos y el problema se complica (celos recíprocos, por ejemplo). La   comunicación sincera   entre ambos puede ayudar a detectar y gestionar las carencias y sus consecuencias.

Los principios e ideales religiosos   pueden ayudar en estos casos. Pero, a veces, la vivencia oscura, rígida y culpabilizante de las repetidas desproporciones puede agudizar el desequilibrio de la persona (o la pareja) y evitar vivirse en paz, ya que identifica desproporción con culpa (pecado) de la que no ve salida.

Insisto, una vez más, en la necesidad de incorporar la Sicología a la Espiritualidad (de cualquier religión) y de dar formación sicológica seria a los sacerdotes. Aportará mucha comprensión de los problemas y muchas soluciones que la religión no puede dar, como tampoco puede curar una gripe. Los medios humanos han de tomarse con independencia de la religión. En este tema todas las confesiones religiosas están en mantillas y deberían avanzar por el bien de las personas a las que -dicen- quieren ayudar.

¿Con qué medicina se tratan las TENSIONES y los CONFLICTOS?

-   Con COMUNICACIÓN. Ya he hablado de ella. Una vez más se demuestra esencial para la construcción y el mantenimiento de la pareja.

-   Con ADAPTACION. Diré algo de ella.

La ADAPTACIÓN en cualquier grupo es imprescindible y exige renunciar o rebajar las propias NECESIDADES en beneficio del otro o del grupo. A veces consiste solamente en establecer un orden de prioridades. Casi todas las reglas de educación se basan en la adaptación (ceder el paso o el asiento, pedir disculpas,

etc.).

Ejemplo:   Tu pareja quiere dormir y tú quieres "otra cosa". La adaptación te llevará a esperar otra ocasión y dejar dormir a tu pareja. Tu necesidad se pospone dando prioridad al descanso del otro.

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En la vida de pareja y en todo grupo la ADAPTACIÓN ha de ser repetitiva. No basta con adaptarse una vez y ya está. Hay que estar adaptándose permanentemente, como el que conduce un vehículo ha de adaptarse continuamente a la carretera.

Pero   hay que estar alerta sobre dos extremos peligrosos de la ADAPTACIÓN:

-   La RIGIDEZ   (poca o nula adaptación). Peligrosa para la pareja y fuente de tensiones y conflictos permanentes. Suele terminar en ruptura.

-   La NO EXISTENCIA   (adaptación exagerada o sumisión total al otro). Es mortal para el individuo. Suele terminar en rutina y aburrimiento (una especie de muerte en vida) o en esclavitud total (sometimiento pleno de uno al otro).

Si miramos atrás, nos daremos cuenta que muchas de nuestras madres y abuelas cayeron en una adaptación exagerada (no existencia en diversos grados), mientras que muchas mujeres de hoy tienden a la rigidez (por la ley del péndulo). Esto origina muchos de los conflictos y rupturas actuales.

Por otro lado, muchos varones deberíamos caer en la cuenta de que "adaptarse"   no significa perder ni virilidad, ni autoridad. Tiene más que ver con la delicadeza, el respeto y el amor.

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http://blogs.periodistadigital.com/jairodelagua.php

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Jairo del Agua

¿Boda o comedia?

o

o Jai

Muchos se casan "en la Iglesia" pero NO "por la Iglesia". Se visten de gala, celebran

el rito, pero NO reciben el "sacramento del matrimonio" porque están cerrados a él,

no hay actitud de apertura. Innúmeros ni siquiera saben que existe un sacramento y

lo que significa, celebran -como mucho- un "matrimonio civil" con velas, flores y

música de órgano. Nada más. Muchísimos es lo que buscan, el adorno.

Esta REALIDAD me hace repetir que hay muchísimos más "matrimonios nulos" de

los que se solicitan y declaran. ¿Un pingüino que comulgase recibiría el sacramento

de la Comunión? No, porque no tiene capacidad ni actitud, falta el sujeto válido.

(Dicho sea de paso: ¿Cuántas veces recibimos sacramentos como pingüinos?). Y

me sigo preguntando: ¿Puede celebrarse una "boda sacramental" (la católica) sin

conocer ni querer el sacramento? Estos "matrimonios sin sacramento" no deberían

ser admitidos ni reconocidos por la Iglesia, de la misma manera que no se reconoce

el "matrimonio civil".

Si hay falsedad, ignorancia, inconsciencia o involuntariedad sobre la espiritualidad

del sacramento, no hay religión, no hay sacramento, no puede haber boda religiosa.

¡Cuántos hay que sólo despiertan cuando se sienten atrapados como conejos en

una inamovible trampa! Y no porque se sientan atados por su pareja, sino por la

inflexibilidad e incomprensión de las normas religiosas. ¡Cuántos huyen de la

institución eclesial y sus rigideces para poder respirar! ¡Qué dolorosa paradoja!

Algunos objetarán que, aún así, el matrimonio es válido porque hay un contrato

objetivo y público. Puede. Pero entonces sería un simple "matrimonio civil" festejado

en una iglesia. Y muchas veces ni eso porque, además de no existir el sacramento,

Page 14: Jairo del agua. Guía básica para matrimonios

falta la suficiente madurez (voluntad, libertad y consciencia) para que ese contrato

sea válido. ¿Puede casarse un niño de diez años? Teóricamente no. Sin embargo,

mi experiencia me dice que hay muchos "niños" que se casan sin más bagaje que la

fuerza de la costumbre, la necesidad carencial o el empuje biológico. Por desgracia,

las leyes (civiles y religiosas) se fijan en la madurez biológica, no en la sicológica y

espiritual. Así se fundan familias como corrales y no hogares cristianos.

Cuando más tarde muerdan las rupturas, no se puede aplicar a los divorciados

menor comprensión que la aplicada a estos "matrimonios de pacotilla" celebrados

dentro de una iglesia. El rigor, la severidad y la madurez han de exigirse ANTES de

la boda y no DESPUÉS del reconocimiento del error. Sería un disparate

MANTENER el matrimonio "formalizado" entre una rana y un cocodrilo. Y mayor aún

querer NEGAR los "iniciales errores de los contrayentes" con la culpabilización de la

religión.

La solución para los divorciados católicos (de buena fe) pasa por facilitar el acceso a

la "declaración oficial de nulidad" (reconocimiento de errores básicos en el origen)

tras un meditado y resumido "proceso de conciencia" y no con los larguísimos

trámites procesales actuales a imitación de la justicia civil. Con la actual estructura

jurisdiccional de nuestra Iglesia sería imposible atender el aumento de procesos de

nulidad. Los errores entre los católicos deberían sustanciarse "en conciencia" con el

asesoramiento, asistencia y declaración de los profesionales adecuados, no

necesariamente clérigos.

La "nulidad matrimonial" no es cuestión de rígidas leyes, avispados abogados,

trampas procesales, ni dinero a espuertas (la gente está muy equivocada en este

punto porque las tasas eclesiásticas son mínimas). Es una "cuestión de conciencia",

de discernimiento, de si hubo libertad, voluntad y consciencia suficientes o un

fatídico ERROR de emparejamiento, pura comedia inconsciente. La misión de la

Iglesia debería ser AYUDAR a discernir en conciencia si hubo o no hubo matrimonio.

Más que un tema jurídico y procesal es un tema sicológico y espiritual. Más que

jueces y abogados deberían intervenir sicólogos y maestros espirituales.

Page 15: Jairo del agua. Guía básica para matrimonios

No se trata de hacer desaparecer los divorcios ensanchando la manga con

nulidades para todos. Se trata más bien de abrir los ojos a la REALIDAD y

comprender que muchos humanos se emparejan por error propio o inducido .

No parece justo que haya soluciones fáciles para un asesino múltiple que se

arrepiente, mientras no hay piedad para quien reconoce el ERROR de haber

"formalizado" una boda equivocadamente. Para el asesino arrepentido, el perdón sin

condiciones. Para el erróneamente casado que quiere rectificar su error y su vida,

excomunión perpetua. No parece siquiera lógico.

Esta es una asignatura pendiente en nuestra Iglesia que la jerarquía conoce muy

bien. Por eso eminentes voces de esa misma jerarquía piden un Concilio para

profundizar y dar soluciones a estos hermanos nuestros que sufren al estar

"oficialmente" rechazados. También conoce nuestra jerarquía que la protección del

matrimonio y familia católicos pasa por proporcionar una formación seria y

profunda ANTES de la boda y una asistencia continuada DESPUÉS (1).

Claro que una cosa es ver los problemas y otra darles solución. La lentitud de

nuestros dirigentes es proverbial. Me temo que, cuando lleguen al Cielo, no va a

colar eso de la inmóvil prudencia. Creo que les van a tener esperando el mismo

tiempo que los católicos esperaron sus decisiones reales para problemas reales.

Visualizaré en tres cuentos, como síntesis final, los casos más frecuentes de

bodas religiosas "sin sacramento". Que cada cual saque sus conclusiones.

1. Boda en la Iglesia expulsando a Dios

"Una pareja era muy amiga del Rey y le invitaron a su boda. Él llegó contento y

cariñoso, vestido de gala, y se puso en lugar preferente por razón de su rango.

Todos los invitados pudieron verle devoto, sonriente y complacido. Pero, apenas

terminó la ceremonia, le dijeron que se fuera. Sí, tal cual, le echaron de la boda y no

pudo ir al banquete, ni jamás a la casa del matrimonio.

A pesar de ello, el Rey les hizo llegar sus regalos. Eran unas cajitas con estos

rótulos: paz, unidad, fuerza, alegría, amor, inteligencia, seguridad, fidelidad. Cuando

la pareja encontró aquellas sugerentes cajitas las abrieron pero al verlas

aparentemente vacías las echaron a reciclar".

Page 16: Jairo del agua. Guía básica para matrimonios

Esta increíble historia se repite muchas veces. Hay parejas que se casan por la

Iglesia, teóricamente se administran el Sacramento, invitan al mismísimo Creador

que viene puntualmente con sus regalos, pero después de la ceremonia se olvidan

de su mejor invitado y tiran los regalos.

Abrir un regalo significa aceptarlo, conservarlo, utilizarlo. Pero algunos católicos se

olvidan del matrimonio y no vuelven a pisar una iglesia hasta el próximo evento

social. Consideran la iglesia un "salón" para puntuales celebraciones solemnes, en

vez de mi casa, la casa de mi Padre. Si pensáis así, es mejor que no os caséis

por la Iglesia, que no hagáis la comedia. Si no vais a abrir vuestro mejor regalo de

boda, si vais a tirar el Sacramento, es preferible no recibirlo. Si vais a echar del

banquete y de vuestra vida al Invitado principal, es mejor que no le invitéis.

Ante todo y sobre todo, casarse por la Iglesia significa buscar la Presencia del

mismísimo Dios en la construcción del matrimonio y la familia. Celebrar el

Sacramento del Matrimonio es echarnos literal y públicamente en los brazos del

Padre para que nos una, nos acompañe y nos ayude a caminar. Si no buscáis esto,

os habéis equivocado de puerta.

2. Boda religiosa sin religión

"Había un matrimonio que vivía en un espléndido velero, modernísimo,

magníficamente equipado con todos los lujos para vivir bien en el mar. Pero... no

usaban las velas. Esta pareja era muy pragmática, no creían en la brisa y el viento

porque no se ven. Sólo usaban lo que veían: las olas, unos largos remos y un

pequeño motor auxiliar. Cuando se alejaron de la costa no lograron llegar muy lejos.

Un día el mar les arrastró contra las rocas. En lo peor de su tragedia les encontró un

marino experto que, después de auxiliarles, les enseñó a usar las velas y aprovechar

la fuerza del viento.

Al despedirse, el marinero les volvió a repetir: la brisa y el viento son regalos

invisibles pero reales, están ahí para vosotros. A partir de entonces se hicieron unos

expertos en la navegación a vela y utilizaron los vientos con maestría, se adentraron

en alta mar y llegaron muy lejos, justo donde querían llegar".

Page 17: Jairo del agua. Guía básica para matrimonios

No tengo nada contra los "no practicantes", les quiero como a hermanos. Pero me

estremece oír: "soy católico no practicante". Pero, criatura, si a la Iglesia se viene

sobre todo a recibir regalos, a recibir sacramentos, a recibir paz, amor, luz, fuerza. Si

sólo hace falta venir con las manos y el corazón abiertos... ¿Cómo dices tú que eres

católico no practicante? Es como si dijeses: "Soy un rico heredero, pero no me hablo

con mi Padre millonario. No practico de hijo, sólo de mendigo".

3. Boda con muchísima fe pero sin humanidad

"Un agricultor tenía el almacén repleto de semillas de gran calidad que no llegaba a

utilizar por falta de terreno. Él sabía perfectamente que el sol y la lluvia, siendo lo

más importante para obtener una buena cosecha, le salían gratis. Así que se dijo:

tengo las mejores semillas, tengo muchísimas y buenas macetas, el sol y la lluvia

son gratuitos, mi gran fe no puede dudar: obtendré una abundante cosecha y haré

un negocio redondo.

Repartió sus preciadas semillas en las macetas vacías, las puso a la intemperie y

esperó. Naturalmente los vecinos se rieron de él y le dijeron: ¿Por qué malgastas tus

buenas semillas? ¿Cómo pretendes que germinen y crezcan en macetas vacías?

¿No te das cuenta que necesitas la tierra de la madre naturaleza?".

Pues esta historia absurda es real. Ocurre todos los días. Es el caso de los

"practicantes vacíos", de los súper católicos que coleccionan rutinas, ritos, oraciones

y sacramentos en su vacía humanidad. Pretenden que la "gracia gratuita de Dios"

supla su formación, su concurso y su esfuerzo. Sin embargo, la gracia de Dios se

perderá sin la colaboración del hombre, es decir, sin la concurrencia de nuestra

personalidad, de nuestra humanidad, de nuestras potencialidades, decisiones y

obras. Necesitamos tener nuestra tierra humana disponible y abonada antes de

suplicar la lluvia. Quienes lo esperan todo del Sacramento (signo puntual y externo)

y se olvidan de VIVIR su "matrimonio humano" en su vida diaria, quienes creen que

todo llueve del cielo, también se equivocan. Tal vez más que los anteriores. La

religión no es práctica vacía, la religión es VIVENCIA que expresa lo mejor del

corazón humano.

Quienes quieren contraer un "matrimonio cristiano" y quienes aspiramos a vivirlo

deberíamos tener grabada a fuego en el corazón esta cita de un cura bueno,

profundo pensador y escritor admirable:

Page 18: Jairo del agua. Guía básica para matrimonios

"Jesucristo es amor... Es el amor que hace posible todos los amores... Porque Cristo

ama en el amante y es amado en la persona amada... Que nadie tema nada de

semejante amor. Podría parecer que un amor tan absoluto, tan omnipresente, ha de

acabar absorbiendo los otros amores. Sobre todo en el amor de hombre y mujer, ése

que llamamos amor humano por antonomasia, hay quien teme que Dios venga a

interponerse entre ellos, como si el amor debido a Dios hubiera que restarlo del

amor que ambos se profesan. No. ``El amor de Dios es más ensanchador que

ocupador´´, decía el místico Osuna. No temáis... Cristo no es un rival para los

amantes, sino un aliado. Su amor no sólo deja sitio a cualquier otro amor, sino que

le hace sitio y le da holgura... Su amor crea amor, lo mismo que su presencia crea

espacio... Cristo es la erosfera, el ámbito donde crece el amor, el aire que los

amantes respiran" (2).

Si queréis amaros de verdad, si queréis un matrimonio con garantía de por vida,

quizás deberíais recibir o desenterrar el Sacramento. Que no es sólo un rito o fiesta

puntual, sino el SIGNO de un estilo de vida que se elige y vive cada día, el

SIGNO de nuestra apertura al Dios de la Vida que llama insistentemente a nuestra

puerta para acompañarnos, ayudarnos, impulsarnos y abrazarnos. No deberíamos

olvidar nunca que el matrimonio católico es un matrimonio de tres.

_________________________

(1) No puedo callar aquí la gran labor de construcción del matrimonio que hacen los "Equipos de Nuestra

Señora", moderna fundación católica no suficientemente reconocida y extendida.

(2) José Mª Cabodevilla, "365 nombres de Cristo" - BAC.