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La compasión Párrafo 53 Semejante a Cristo significa vivir en amor y servir— especialmente al indeseable—¡Qué hermosa reverencia demostró Jesús hacia la vida humana en la misión de su vida! El se presentó ante la gente no como un rey exigiendo atención, reverencia y servicio, sino como alguien que deseaba servir, para levantar a la humanidad. El dijo que no había venido para ser servido, sino para servir. Estoy segura que la gran lección del perdón debe ser aprendida perfectamente por todos nosotros, y debemos practicar las gracias cristianas. Doquiera que Jesús vio a un ser humano, vio en él a alguien que necesitaba simpatía humana. Muchos de nosotros estamos dispuestos a servir a ciertas personas, a quienes honramos, pero a otros, a quienes Cristo nos haría una bendición si no fuera porque somos tan indiferentes, tan faltos de bondad y egoísmo, los pasamos como indignos de nuestra atención. Nosotros no los ayudamos, aunque es nuestro deber hacerlo y sobrellevar su rudeza, mientras buscamos cultivar en ellos los rasgos de carácter opuestos.—The Review and Herald, 12 de abril de 1887. {MPa 40.2}

La compasión

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Page 1: La compasión

La compasión

Párrafo 53Semejante a Cristo significa vivir en amor y servir—especialmente al

indeseable—¡Qué hermosa reverencia demostró Jesús hacia la vida humana en la misión de su vida! El se presentó ante la gente no como un rey exigiendo atención, reverencia y servicio, sino como alguien que deseaba servir, para levantar a la humanidad. El dijo que no había venido para ser servido, sino para servir. Estoy segura que la gran lección del perdón debe ser aprendida perfectamente por todos nosotros, y debemos practicar las gracias cristianas. Doquiera que Jesús vio a un ser humano, vio en él a alguien que necesitaba simpatía humana. Muchos de nosotros estamos dispuestos a servir a ciertas personas, a quienes honramos, pero a otros, a quienes Cristo nos haría una bendición si no fuera porque somos tan indiferentes, tan faltos de bondad y egoísmo, los pasamos como indignos de nuestra atención. Nosotros no los ayudamos, aunque es nuestro deber hacerlo y sobrellevar su rudeza, mientras buscamos cultivar en ellos los rasgos de carácter opuestos.—The Review and Herald, 12 de abril de 1887. {MPa 40.2}