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1929: la crisis mundial y los sucesos en El Salvador de 1932 Contexto: El asesinato de Francisco Fernando de Austria parece ser la causa central de la primera guerra mundial, sin embargo, es más lógico considerar al desarrollo económico y la competencia en el marco de la industrialización como causales estructurales de la economía mundial. Una vez que la guerra pasó sus consecuencias fueron profundas y sobre todo, duraderas. El sistema económico mundial sufrió una tremenda crisis debido en buena medida a la disminución demográfica, y los países invirtieron tanto dinero en atacarse que dejaron en descuido la inversión productiva: No había producción y había menos gente que comprase productos para dinamizar la economía. Los perdedores de la primera guerra también fueron castigados, se les impuso reparaciones económicas ultramillonarias, es decir, dejaron de invertir para pagar. Estados Unidos y Japón comenzaron a apropiarse de los mercados del mundo que antes tenían bajo su dominio los europeos. El poder del mundo paso a nuevas manos, los europeos perdieron el control y los estadounidenses lo tomaron fácilmente. Estados Unidos creció y tomó la delantera en producción a nivel mundial, generando una aparente fuerte economía. En este sentido, la bolsa de valores se convirtió en un espacio donde la población podría invertir y recibir posteriores ganancias. Para la segunda mitad de los años veinte, había crédito para invertir en la bolsa, pero eso creó una fantasía, no todo en lo que se invertía generaba ganancias y las ganancias no eran todo lo esperado. A pesar de eso, la economía del mundo había regresado al nivel de antes de la primera guerra mundial, pero con cierto desequilibrio.

La crisis de 1929 y El Salvador

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Page 1: La crisis de 1929 y El Salvador

1929: la crisis mundial y los sucesos en El Salvador de 1932

Contexto:

El asesinato de Francisco Fernando de Austria parece ser la causa central de la primera guerra mundial, sin embargo, es más lógico considerar al desarrollo económico y la competencia en el marco de la industrialización como causales estructurales de la economía mundial.

Una vez que la guerra pasó sus consecuencias fueron profundas y sobre todo, duraderas. El sistema económico mundial sufrió una tremenda crisis debido en buena medida a la disminución demográfica, y los países invirtieron tanto dinero en atacarse que dejaron en descuido la inversión productiva: No había producción y había menos gente que comprase productos para dinamizar la economía.

Los perdedores de la primera guerra también fueron castigados, se les impuso reparaciones económicas ultramillonarias, es decir, dejaron de invertir para pagar.

Estados Unidos y Japón comenzaron a apropiarse de los mercados del mundo que antes tenían bajo su dominio los europeos. El poder del mundo paso a nuevas manos, los europeos perdieron el control y los estadounidenses lo tomaron fácilmente.

Estados Unidos creció y tomó la delantera en producción a nivel mundial, generando una aparente fuerte economía. En este sentido, la bolsa de valores se convirtió en un espacio donde la población podría invertir y recibir posteriores ganancias.

Para la segunda mitad de los años veinte, había crédito para invertir en la bolsa, pero eso creó una fantasía, no todo en lo que se invertía generaba ganancias y las ganancias no eran todo lo esperado. A pesar de eso, la economía del mundo había regresado al nivel de antes de la primera guerra mundial, pero con cierto desequilibrio. Inglaterra había perdido la prosperidad y además tenía desempleo y enfermedades en la población. Mientras Japón y Estados Unidos crecieron, tanto que fueron capaces de imponer condiciones a los otros países.

Crisis de 1929

La crisis de 1929 puede reducirse a cuatro explicaciones:

- Los bancos quebraron.

- Hubo fuerte desempleo

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- La bolsa de los EEUU tuvo una caída como resultado de sobre

producción y pocos compradores

- La falta de compra de los productos dejó sin efectivo para pagar a los

trabajadores, que ya no tuvieron dinero para comprar lo básico.

Una explicación más específica:

En 1919 empezaron a surgir innovaciones en electrodomésticos y

carros, además se empezó la adquisición de bienes por primera vez

como “compre y pague después”, es decir, el consumismo. También

hubo facilidad de obtener créditos y crearon los “bonos libertad” que

hicieron que mucha gente invirtiera por primera vez en valores y por

primera vez cobraban intereses cada seis meses generando así una

“cultura de la inversión”.

A mediados de los años veinte mucha gente invirtió en la bolsa. Un

barbero o un lustra botas podía ganar dinero fácil en la bolsa.

Nace la “compra de valores a crédito”: el inversor sólo ponía una parte

del dinero y su corredor aportaba el resto.

En 1928 el mercado subió un 50% en doce meses, entonces, la bolsa

subía y cada vez más los inversores pedían dinero prestado.

Durante esa época las mujeres no eran incluidas en la bolsa pero

empiezan a ir a la universidad y a invertir.

La banca de J.P Morgan tenía como representante a Tomas Lemont que

era el hombre más poderoso de Wall Street.

La bolsa de los años veinte no era justa ni democrática.

El mercado se sobrecalentó y hubo ente que se retiró.

El miércoles 23 de octubre de 1929 cayeron las acciones del sector de

automóviles. Se vendieron millones de acciones, de repente, al día

siguiente comenzó el gran crack de 1929.

El mercado cayó tanto que la gente no lo pudo creer. Muchedumbre

esperaba afuera de Wall Street con pánico. Banqueros importantes se

vieron obligados a comprar inversiones para que subiera la bolsa y así

lograr una subida de la bolsa, funcionó pero no por mucho tiempo.

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Lunes 28 de octubre 1929: las acciones bajaron y sus compradores

tenían que reembolsar en efectivo para no perderlas y comenzó a caer

de nuevo.

Se desplomaron los precios de las acciones de los hombres famosos de

la economía estadounidense (General Motors) y veinticinco millones de

riquezas desaparecieron. A raíz de eso, gente se suicidó porque lo

habían perdido todo.

1931 más de 2,000 bancos quebraron. La gente no guardaba dinero en

los bancos por la desconfianza a perderlo.

Los bancos y las empresas prestaron dinero a la bolsa, pero al caer el

dinero desapareció y lo perdieron, entonces, tuvieron que despedir a sus

empleados. También los negocios no obtenían créditos para pagar

salarios y comprar más productos.

La crisis de 1929 llevó a desempleos, pobreza, gente sin ropa ni

zapatos. Además no tenían para pagar la renta de sus casas y tuvieron

que establecerse en casas de láminas y cartón.

Roosevelt fue elegido presidente (1933-1945) y prometió regular el

sistema financiero. Garantizó los depósitos bancarios y elaboró leyes

para obligar a los banqueros a operar bajo una estricta supervisión

gubernamental

Descubrieron que algunos banqueros habían vendido acciones para

evadir impuestos y terminaron en la cárcel.

Roosevelt creó la “comisión del mercado de valores” para limpiar Wall

Street.

Este crack se expandió por todo el mundo. En Gran Bretaña millones de

personas perdieron sus empleos, Alemania sufrió más porque la gente

perdió sus ahorros de toda la vida.

El nacionalismo económico llevó a las guerras comerciales y luego a la

guerra.

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La crisis y El Salvador

El impacto de la gran crisis mundial también afectó a El Salvador: el café no se

vendía a ningún precio, los finqueros no tenían dinero para emprender las

tradicionales labores agrícolas de estación y el proletariado campesino no

encontraba trabajo por la muy poca contratación de mano de obra. Esa

combinación de circunstancias, unida a la agitación de algunos líderes de

extrema izquierda, que aprovecharon la situación para organizar y adoctrinar a

las masas para una lucha de clases, precipitó el mayor levantamiento

campesino que registra la historia de Centroamérica.1

El café era el rey: producía las divisas del país, pagaba impuestos,

proporcionaba fondos para el gobierno central y local, financiaba la

construcción de carreteras, puertos y ferrocarriles, creaba empleos

permanentes o temporales para una parte de la población y hacía las fortunas

de unos pocos.2

Aún antes de la gran crisis, los precios del café habían comenzado a

descender. En los primeros meses de 1930, la tendencia a la baja de precios

se agravó, y muchos de los productores prefirieron que la cosecha de ese año

se pudriera en los árboles. Todo el país se inundó del dulzón olor a grano de

café podrido. Como muchas de las fincas, o plantaciones de café, se

encontraban hipotecadas, a menudo los propietarios perdieron sus tierras.

Durante los primeros años de la depresión cambiaron de manos el 28 por

ciento de las propiedades cafeteras del país, siendo generalmente más

afectados los pequeños productores.

Pío Romero Bosque (1927-1931) había sancionado leyes que regulaban las

horas de trabajo en algunas industrias. Además se vio amenazado por vueltas

marxistas y en 1930 emitió un decreto prohibiendo las reuniones y agitaciones

de trabajadores y la propaganda marxista, cosa que no funcionó. Ese mismo 1 R. Anderson, Thomas. El Salvador 1932, los sucesos políticos. Biblioteca de historia salvadoreña, volumen 10, 2001. El Salvador.2 Browning, D. El Salvador, la tierra y el hombre. Cuarta Edición. Dirección de publicaciones e impresos CONCULTURA, 1998. El Salvador.

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año la guardia y la policía apresaron alrededor de 600 campesinos de

Sonsonate. En 1931 volvieron a apresar unas 1,200 personas acusadas de

izquierdistas, entre ellos Farabundo Martí.

La vida de los pobres en el campo empeoró con el fenómeno de la crisis. El

ingreso nacional de 1931 descendió en un 50 por ciento, respecto al de 1928.

Los jornales de los campesinos, que antes de la crisis oscilaban alrededor de

los 50 centavos diarios, bajaron a 20 centavos diarios, si es que encontraba

algún trabajo que hacer.

Antes de que llegará al poder Martínez, Arturo Araujo (febrero de 1931), existía

una fuerte agitación social en el país, pero se consideró que con él, como jefe

de gobierno, todo esto quedaría superado. A los nueve meses, la inestabilidad

política en el país, se hace nuevamente cuando se da el golpe de Estado (2 de

diciembre de 1931). Una de las razones que incentivaron a los militares al

golpe contra Araujo fue por reducir los salarios en más de un 54 por ciento. Los

golpistas, luego de intensas reuniones, decidieron nombrar al general

Maximiliano Hernández Martínez, quien había fungido en el gobierno de Araujo,

como Ministro de Guerra.

Desde antes de este golpe de Estado, existían algunos tratados internacionales

mediante los cuales los países firmantes acordaban no reconocer a ningún

gobierno surgido por la fuerza, ni mucho menos, si sus gobernantes tuvieron

participación en el golpe o fueron parte del gobierno depuesto.

Estos tratados eran, el de Washington de 1907 y el Tratado de Paz y Amistad

de los países centroamericanos de 1923. Uno de los principales auspiciadores

de estos tratados eran los Estados Unidos.

El gobierno de Martínez y las políticas importantes en la economía del país

A causa de la gran crisis económica que se estaba dando, el Estado de

Maximiliano pasó a tomar un papel más activo en la economía, a fin de buscar

mejorar un poco la situación económica grave del país y de los sectores bajos,

así como de los cafetaleros. Anteriormente a la crisis, con el auge del

liberalismo, la intervención del Estado en la economía era muy mínima, pero

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luego de esto, el Estado tomó algunas medidas que aliviaron el problema

económico del país: declaró una moratoria sobre las deudas, o sea que el que

debía iba a tener más tiempo para pagar.

Algunas políticas nacionalistas de Martínez, a pesar de que posteriormente

probaron ser efectivas para estabilizar la economía, fueron inicialmente

recibidas con escepticismo por los cafetaleros. Esas políticas favorecieron a los

productores de café a expensas de los banqueros.

El 27 de febrero de 1932, Martínez acordó no seguir pagando el empréstito

(préstamo) norteamericano. Los banqueros norteamericanos protestaron ante

su gobierno por tal medida y pidieron una intervención más enérgica contra la

nación deudora. El gobierno norteamericano contestó a los banqueros que no

podía hacer nada pues no tenía relaciones reconocidas con El Salvador.

Otra medida de Martínez fue decretar la Ley Moratoria, que era un golpe a los

banqueros y los beneficiadores que tenían en su poder la mayor parte de la

propiedad territorial del país. Los terratenientes ahora se apoyaban en el

gobierno y no en los acreedores para mantener la propiedad de sus tierras y

para tener acceso a los créditos. Con la Ley de Moratoria se permitía a los que

tenían sus propiedades hipotecadas pagar únicamente los intereses, que por

ese mismo acuerdo habían sido disminuidos hasta el 6% anual.

Otro de los decretos importantes fue La Ley de Prenda Agraria, que obligaba a

los bancos a realizar préstamos a los caficultores con una serie de

protecciones que nunca antes se habían establecido. Posteriormente se les

prohibió a los bancos que siguieran emitiendo la moneda y con ayuda de los

banqueros ingleses, se creó el Banco Central de Reserva que centralizó la

función emisora. Este banco se encargaría de regular la emisión de la moneda

y controlar el funcionamiento de los bancos privados.

Este banco comenzó a hacer préstamos a los caficultores, con lo cual entró en

competencia con los bancos comerciales. Con la creación del Banco

Hipotecario, que se forma con acciones de la Asociación de Cafetaleros y la

Asociación de Ganaderos de El Salvador, se buscaba que los propietarios con

deuda hipotecaria no estuvieran permanentemente encadenados a los bancos

y beneficiadores o exportadores que poseían hipotecas. Este nuevo banco

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adquirió la deuda de los propietarios anteriores a la Ley Moratoria, con lo cual

los bancos perdieron una gran entrada de intereses. Todas estas medidas y

otras que se implementaron tuvieron como resultado el que los productores se

orientaran más hacia la actividad estatal que al sistema bancario y crediticio

comercial privado.

Otro aspecto que caracterizó al régimen de Martínez fue la oposición que

enfrentó por parte de los Estados Unidos porque este le había negado el

reconocimiento por los tratados de Washington 1923, entonces se mantuvo

casi dos años en contra de la voluntad norteamericana.

En 1933 creó el Instituto de Mejoramiento Social con el objetivo de buscar

mejorar los niveles de vida de los pobres a través de mejoras a las viviendas y

redistribución de las tierras. Esta última fue una medida que ya el Presidente

anterior (Araujo) y fue continuada por Martínez. El gobierno compraba tierras y

las vendía a pequeños agricultores para irlas pagando mensualmente.