LA FANTASMA RUSCA

Texto: Teresa Creus SolàIl·lustraciones: Núria Gomis Guarch

El fantasma Rusca Lleda vivía en un castillo lleno de cocinas: una en cada habitación. Cada año, el día de Todos los Santos, ella animaba a todos los fantasmas aparticipar en una �esta.

Era muy divertido porque cada uno traía un plato. El plato fue presentado y fotogra�ado, y luego lo puso en uno de los comedores del castillo, donde la mesa estaba bien preparada, con todos los detalles.

Usted sabe que los fantasmas no comen, ¿verdad? Pero si les gusta cocinar, ¿cómo deben hacer? Rusca Lleda tuvo una gran idea:

- Vamos a dar una �esta e invitar a todos los que deseen venir.

Pusieron carteles por el pueblo:

"El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, saldremos de nuestra escondite para invitarles a cenar; nadie puedevernos, pero sí se puede comer las comidas que prepararemos. Sin embargo, todo el mundo tiene que ir a la �esta de disfraces vestido de la siguiente manera: Ropa vieja, estilo del cuadro de la Edad Media, alrededor del año 1524; si se cumple esta condición, nadie se arrepentirá. La �esta valdrá la pena. Vamos a preparar una buena comida regada con los mejores vinos de nuestra bodega de la Rioja. "

Rusca era muy organizada y meticulosa y se encargó de todos los detalles. Ella tenía que saber cuántos iban a ser para preparar la mesa y poner platos y servilletas para cada persona. No prestaría ninguna atención a las diferencias. No controlaría si eran del pueblo o no, si eran hombres o mujeres, niños o niñas, abuelas o abuelos; o siel color de su piel era de color blanco o negro; si eran grandes o inmensos, pequeña o diminutos;

¡ah! pero ¡eso sí! Deberían tener el don de la simpatía y presentarse siempre con una sonrisa. Y todo esto ¡valía para todo el mundo!-"¿Cómo?? ¿¿Una comida servida por Rusca Lleda?? ¡Gratis! ¿Sin pagar? Todo el mundo, sin excepción, quiso ir.

En la entrada, había un porrón y un cántaro. Las personasadultas tomaban el porrón y echaban un trago disfrutando un poco del dulce aperitivo...Inmediatamente se les llamaba por su nombre y podíanentrar al interior del castillo. Los niños y niñas tambiéndebían beber un trago de agua fresca del cántaro misterioso que sacaba un elegante chorro de agua.

Dentro una �esta de fantasmas les esperaba: cóctel defantasma con jugo de naranja y bayas frescas.... alimentos y bebidas todos preparados por los fantasmas. Los fantasmas disponían las mesas y las servían, vestidosde fantasma blanco y con un pequeño detalle para mostrarse como camareros y camareras reales. Eran muyamables con todo el mundo.

Después de la comida, había baile popular. Los fantasmas bailaban, mezclados con la gente. Al �nal hicieron un gran círculo y estaban tan contentos que formaron unapirámide, como una especie de castillo en la cima del cual se subió el niño más pequeño. Con la ayuda de losfantasmas, el castillo se levantó muy, muy alto: casi tocando la luna.

Todo sucedió de manera tan agradable, que cada familia invitó a un fantasma a pasar unos días en su casa. Pasar unos días con un fantasma puede ser una idea feliz. Pero los fantasmas propusieron una condición: Debido a su vida nocturna, necesitaban tener un lugar escondido para descansar. ¡Así lo hicieron! Los fantasmas salían cada noche, caminaban por la ciudad, muy tranquila, donde todo elmundo duermía.

Todos cantaban hermosas canciones sobre la paz y bailaban una danza etérea como ellos, se ríen, lloraban, gritaban, saltaban muy alto ... hasta que aparece Rusca Lleda, justo cuando el sol está a punto de levantarse. Ella les llama a retiro con una pieza de música mágica.

Seis días después, todos están de vuelta en la cocina del castillo, atraídos por la música, este vez rápida y con una gran cantidad de instrumentos. Se ponen a trabajar: ¡se realizan pruebas especiales para cada uno de los platos que se prepararán para el próximo año!

Rusca Lleda ahora es feliz; se frota las mangas de su túnica de fantasma... Porque la gente de Ventdelaplanaha olvidado todo lo que ocurrió y mantienen solo un recuerdo como de un sueño.

Pero si alguien se levanta lo su�cientemente temprano por la mañana, justo antes del amanecer, podrá escuchar la música y sentir la brisa fresca que le acaricia la cara... Rusca Lleda satisfecha sonríe, mirando al pueblo desde el tejado del castillo.

Y ella saluda a los niños y niñas, cómplices �eles de su secreto.