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LLULL, vol. 15, 1992, 369-394 ORDEN IMPLICADO "VERSUS" ORDEN CARTESIANO. REFLEXIONES EN TORNO A LA FILOSOFIA DE DAVID BOHM ANA RIOJA Universidad Complutense (Madrid) RESUMEN La obra filosófica del físico David Bohm se ha orientado fundamentalmente en la década de los 80 a propugnar la urgente necesidad de sustituir el viejo "orden cartesiano" en el que prima la idea de separación espacial de los objetos materiales y que ha caracterizado a la mecánica clásica, por el "orden implicado" o "implícito" de caracteres holográficos, y ello como consecuencia de las modificaciones introducidas tanto por la teoría de la relatividad como por la mecánica cuántica. Partiendo en los años 50 de su interpretación causal de la mecánica cuántica, opuesta a la de Niels Bohr, Bohm desemboca en la heterodoxa posición de defender, en el seno mismo de la ciencia, un orden primariode realidad no manifiesto, no observable, que trasciende el marco en el que la contrastación es posible. Recibido el 11 de diciembre de 1991 ABSTRACT The physicist David Bohm's work has been directed, basically in the 50s., to the urgent need to substitute the old cartesian order, which is principally the idea of a spatial separation between material objects -the characteristic idea of classical mechanics- for the "implicate order" with holographic characters. All of this emerges as a consequence of the relativity theory and the quantum mechanics. In the early 50s., contradicting the Niels Bohr interpretation of the quantum mechanics, and beginning with a causal interpretation of that science, Bohm achieves the heterodox position of maintaining a non observable and non manifesting primary order of reality in the core of. the science, wich would trascend the frame where some kind of verification were possible.

La filosofía del físico David Bohm

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LLULL, vol. 15, 1992, 369-394

ORDEN IMPLICADO "VERSUS" ORDENCARTESIANO. REFLEXIONES EN TORNO A LA

FILOSOFIA DE DAVID BOHM

ANA RIOJAUniversidad Complutense (Madrid)

RESUMEN

La obra filosófica del físicoDavid Bohm se ha orientadofundamentalmente en la década de los80 a propugnar la urgente necesidadde sustituir el viejo "ordencartesiano" en el que prima la idea deseparación espacial de los objetosmateriales y que ha caracterizado a lamecánica clásica, por el "ordenimplicado" o "implícito" decaracteres holográficos, y ello comoconsecuencia de las modificacionesintroducidas tanto por la teoría de larelatividad como por la mecánicacuántica.

Partiendo en los años 50 de suinterpretación causal de la mecánicacuántica, opuesta a la de Niels Bohr,Bohm desemboca en la heterodoxaposición de defender, en el senomismo de la ciencia, un ordenprimario• de realidad no manifiesto,no observable, que trasciende elmarco en el que la contrastación esposible.

Recibido el 11 de diciembre de 1991

ABSTRACT

The physicist David Bohm'swork has been directed, basically inthe 50s., to the urgent need tosubstitute the old cartesian order,which is principally the idea of aspatial separation between materialobjects -the characteristic idea ofclassical mechanics- for the"implicate order" with holographiccharacters. All of this emerges as aconsequence of the relativity theoryand the quantum mechanics.

In the early 50s., contradictingthe Niels Bohr interpretation of thequantum mechanics, and beginningwith a causal interpretation of thatscience, Bohm achieves theheterodox position of maintaining anon observable and non manifestingprimary order of reality in the core of.the science, wich would trascend theframe where some kind ofverification were possible.

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A analizar y valorar talfilosofía The present article attempts toantipositivista se orienta el presente analyse such an antipositivistartículo. philosophy.

Palabras clave: Bohm, Orden Implicado, Universo Holográfico, MecánicaCuántica, Espacio, Descartes.

Introducción

No supone desde luego ninguna novedad afirmar que la constitución de lafísica como una ciencia, en oposición al viejo saber aristotélico, tiene lugarsobre la base de una concepción mecánica de la naturaleza. La máquinareemplaza al organismo vivo en cuanto analogía válida en el estudio delmundo natural, y con ello se da paso a una característica fundamentalconsistente en la prioridad indiscutible de lo manifiesto, de lo externo, de loextenso frente a cualquier forma de existencia que suponga ocultación anuestios sentidos. La condición primera de posibilidad de un conocimientofísico objetivo radica en la aparicidn de las cosas ante los sentidos, en suexposición frente a un sujeto en tanto que seres diferentes entre sí, lo que a suvez remite al ŭnico criterio diferenciador, la localización espacial. Elfundamento de la objetividad es la exterioridad, la existencia externa, la cosa -extensa, en último término el espacio. Puede decirse, por tanto, que elhorizonte especulativo que da lugar a la aparición del paradigma mecánico es elhorizonte de lo espacial. Mecanicismo y exterioridad se revelan como términosinseparables, de forma que toda hipotética realidad no sometible a lascondiciones del espacio, quedará claramente fuera de toda posibilidad deconocimiento científico, tal como estipuld de modo ejemplar Descartes. Esindudable que estos supuestos han calado tan hondo en nuestra culturacientífica, que difícilmente negaría nadie el carácter indisociable de la parejaciencia-observabilidad. Toda forma de saber sobre realidades ocultas a laobservación, no-espaziales, internas, queda para místicos y parapsicólogos, nopara científicos dignos de tal nombre.

Pues bien, partiendo de estas premisas, hay que reconocer loenormemente provocadoras que resultan las ideas del prestigioso físico,recientemente desaparecido, David Bohm. Este ilustre cientffico, antiguocolaborador de Einstein, nacido en 1917 en Pennsylvania y fallecido el 27 deOctubre de 1992, impulsor de la teoría de variables ocultas en mecánicacuántica, antiguo Profesor de Física Tedrica en el Birbeck College de laUniversidad de Londres, este científico, digo, comenzó a partir de 1960 aalejarse de la visión tradicional de la realidad y de la ciencia y a proponer uncambio de perspectiva tan revolucionario como sorprendente, que plasmaría de

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forma sistemática en la obra que publicó en 1980 Wholeness and the ImplicateOrderl

Tanto en esta obra como en escritos posteriores, se nos propone unaverdadera revolución filosófica que merece la pena analizar, no sólo por suactualidad, sino también por su sugerente heterodoxia especialmente llamativapor tratarse de una reflexión sobre la ciencia•hecha por un científico. Elpropósito del presente artículo no es pues dar cuenta de su contribucióne,specífica como tal científico, que se inicia en los afios cincuenta y que tienecomo eje central la teoría de variables ocultas no locales, sino su aportaciónfilosófica consistente en la propuesta de un nuevo orden implicado enhornolomovimiento, que sustituya al viejo orden cartesiano. Para ellocomenzaremos por presentar lo fundamental de esa propuesta dejando hablar alautor y reservando nuestras propias opiniones para un ŭ ltimo epígrafe.Entremedias trataremos de dar dos tipos de claves que permitan ciertacontextualización de su pensamiento. La primera supone explorar cuálespuedan ser las raíces filosóficas de su concepción del mundo, lo cual no deja deimplicar cierto riesgo ya que Bohm siempre ha rehusado todo tipo decomparación histórica. La segunda consiste en situar su filosofía dentro de sutrayectoria intelectual iniciada treinta afios antes, en la*medida en que resultaser el fruto tardío de sus propias convicciones científicas, y no el presupuestode juventud con el que se acerque a la tarea de comprender el universo desde lafisica.

1. Propuesta de un nuevo orden implicado o plegado

En opinión de Bohm, la física del siglo XX, concretamente la teoría de larelatividad y la teoría cuántica, ha hecho inservible el orden cartesiano en elque la ciencia se ha construído y desarrollado hasta este siglo, y está exigiendosu sustitución por un orden nuevo, que él denomina orden implicado. Paracomprender qué significa este orden nuevo, conviene atender en primer lugar alos términos que utiliza: implicado (implicate), o también plegado (enfolded),o implícito (implicit). Se nos habla así de un orden implicado, implícito,plegado; puesto que implic,ado es el participio del verbo implicar, implicare enlatín, que significa plegar (to enfold), doblar hacia dentro (to erzfold inward),vemos que en el fondo las tres palabras son utilizadas como sinónimas 2. Aellas se oponen otras tres: explicado (explicate), explícito (explicit),desplegado (unfolded). Hay pues un orden implicado frente a un ordenexplicado, o un orden implicito frente a un orden explicito, o ttn orden plegadofrente a un orden desplegado, un universo plegado-desplegado (enfolding-unfolding universe), tal como Bohm lo denomina en ocasiones. En definitivase está oponiendo un mundo no-manifiesto a un mundo manifiesto (manífest

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world); pero si tenemos en cuenta que mantfest procede del latín manus(mano), fácilmente se comprende que lo manifiesto es lo que puede sersostenido por la mano, lo sólido, lo tangible, lo estable, pero nonecesariamente la realidad ftmdamenta13.

En la física predomina el orden explicado "en el que las cosas estándesplegadas en el sentido de que cada cosa sólo está en su región particular delespacio (y del tiempo), y fuera de las regiones que pertenecen a las otrascosas" 4 . La realidad material es un conjunto de objetos estables ypermanentes, substanciales, independientes unos de otros desde el momento enque cada uno ocupa un lugar que no puede ocupar otro, o sea, impenetrables,extrinsecos, unos están fuera de otros, siendo sus relaciones de meracontigŭidad. En el fondo los objetos materiales comparten las características delos puntos, partes ŭltimas ideales a las que conduce la infinita divisibilidad delespacio. Cada punto es siempre distinto y separado de los demás; todo puntoestá uno fuera de otro, pudiendo ser a lo sumo contiguo a él. Es característicodel espacio ser un todo compuesto de partes que jamás se interpenetran, lo cualse traslada a toda forma de descripción de la naturaleza inspirada en el modeloespacial y meeánico. Este es el caso, tanto de la mecánica cartesiana, el másfiel intento de comprender la materia desde su exterioridad, como de lamecánica newtoniana, que hace del espacio absoluto el escenario obligado detoda descripción física. Es con todo Descartes el que quizá menos simboliza laforma de acceder a la materia desde ese ámbito de exterioridad y separación alque Bohm denomina orden explicado, orden desplegado, o más frecuentementeorden cartesiano, pues "es evidente que Descartes entendía por substanciaextensa algo constituído por distintas formas de existencia en el espacio, conun orden de extensión y separación básicamente similar al que hemos llamadoorden explicado" 5. Pero también el atomismo newtoniano cae de lleno en elorden cartesiano de Botun, pese a no llegar al extremo de reducir la materia asu pura exterioridad; el mundo se reduce a un conjunto de partes indivisibles,permanentes, independientes y separadas unas de otras, localizadas en el marcoespacial en el cual se trasladan y desde el cual se presentan ante nosotros.

En definitiva, la consolidación del mecanicismo trajo consigo la necesidadde un nuevo marco, ajeno al universo aristotélico, al orden explicado, en elcual las coordenadas cartesianas juegan un papel decisivo. Tal como apuntaBohm, Aristóteles no las habría considerado relevantes para su propósito decomprender el universo como un organismo, pero una vez que los hombresaceptaron concebirlo como una máquina, el empleo de coordenadas se hizoindispensable por cuanto se adecuaba a una visión mecanicista del mismo 6. Lamecánica clásica supuso así la instauración de un orden cartesiano, en el quetodavía nos desenvolvemos. El problema es que la física del siglo XX ya nose sirve de ese marco clásico; la aparición de las nuevas mecánicas, relativista

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y cuántica, nos ha traído profundas modificaciones que exigen la instauracióndel orden implicado en el que las coordenadas cartesianas perderán su papelpredominante.

"Hablando en general, las leyes físicas se han referido hasta ahoraprincipalmente al orden explicado. En efecto, puede decirse que la principalfunci6n de las c,00rdenadas cartesianas es, precisamente, la de proporcionar unadescripciŭn clara y precisa del orden explicado. Lo que ahora proponemos es que, alformular las leyes de la física, se le dé una relevancia principal al orden implicado,mientras que el orden explicado pase a tener una significaci ŭn de relevanciasecundaria (por ejemplo, como ocurri6 con la noci ŭn aristotélica de movimientotras el desarrollo de la física). Así podemos esperar que ya no se le siga dando unaimportancia primordial a la descripci ŭn segŭn las coordenadas cartesianas, y quepor tanto se desarrolle un nuevo tipo de descripción para discutir las leyes de lafísica"7.

Pasemos pues a considerar en qué consistirá este nuevo orden implicado.Una de las características más fundamentales del orden explicado es lafragmentación de lo real en cosas y objetos, el análisis del mundo encomponentes autónomos. La palabra análisis procede de la raíz griega lysis,que significa disolver (to dissolve), disgregar (to loosen); y puesto.que elprefijo ana significa arriba, analizar signific,a disgregar desde arriba (to loosenfrom above), o sea, obtener una visión desde una gran altura de elementos quese ven como autónomos y separados 8 . No es de extrañar en este sentido queDescartes fuera un gran defensor del método analítico, puesto que análisis yorden explicado van juntos. Pero la cuestión que cabe plantearse es si talfragmentación en entidades independientes y estables,• tan característica delorden mecanicista, es la descripción del mundo-tal-como-es, o si por elcontrario habría que partir de una totalidad no fragmentaria (unbrokenwholeness) que resulta dividida por la intervención del hombre y su forma demirar el mundo. Tanto la teoría de la relatividad como la mecánica cuánticaponen seriamente en cuesfión la validez de esa noción de univer-sofragmentario mecanicista, tan apreciada por la mayoría de los físicos, seg ŭn lacual el mundo es una totalidad constituída por fragmentos ŭltimos "existentespor separado, indivisibles e inalterables, las partículas elementales, verdaderosladrillos del universo"9.

La teoría de la relatividad establece la imposibilidad de que ninguna señalse transmita a yelocidad superior a la de la luz; en consecuencia la idea decuerpo rígido extenso no puede seguir desempeñando un papel clave". Peroentonces la idea de partículas ŭ ltimas o ladrillos del universo, rígidamenteunidos entre sí, pierde todo su valor. El concepto de campo continuo eindivisible se convierte ahora en el concepto primitivo, mientras que el departícula pasa a ser secundario y derivado en tanto que abstracción de dicho

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campo correspondiente a regiones muy intensas del mismo (singularidades).Con la distancia los campos se van debilitando hasta que se mezclan con loscampos de otras singularidades, sin que haya en ninguna parte ruptura nidivisión. Así, nos dice Bohm, "la relatividad implica que ni las partículaspuntuales ni el cuerpo casi rígido pueden ser considerados como conceptosprimarios. Antes bien, deben ser considerados como sucesos o procesos". Enconclusión, la idea clásica de separabilidad del mundo en partes diferentes perointeractuantes ya no es válida o relevante. Antes bien debemos considerar eluniverso como una totalidad no dividida ni fragmentada. Su división enpartículas, o en partículas y campos sólo es una tosca abstracción yaproximación. De este modo llegamos a un orden que es radicalmente diferentede Galileo y Newton: el orden de la totalidad no dividida10.

La teoría cuántica, por su parte, plantea un desafío al orden clásico aŭnmás radical. Es bien conocida la dificultad de trazar una clara línea divisoria

, entre el objeto cuántico por un lado, y los aparatos de medida, las condicionesexperimentales en su conjunto y el propio observador por otro. En el contextode la física clásica las inferencias realizadas acerca del objeto observado, apartir de determinados resultados experimentales, son independientes de lascondiciones experimentales mismas, de modo que "se puede decircoherentemente que el objeto observado puede existir separado eindependientemente del instrumento de observación, en el sentido de que sepuede considerar como poseedor de ciertas propiedades, tanto si interactŭa conotra cosa (un instrumento de observación), como si no" 11 . En física cuántica,sin embargo, no es posible describir el objeto observado al margen del aparatode observación y medida. En efecto, en el contexto cuántico medir es perturbaren un sentido nuevo, que no se asemeja al caso clásico. Qué duda cabe quetoda medición influye sobre el objeto desde el momento en que interaccionacon él; pero en la mecánica newtoniana la perturbación originada, además deser despreciable, puede en principio ser continuamente reducida o infinitamentedebilitada al no haber ning ŭn límite mínimo. Nada impide referir la teoría amedidas ideales que perturbarían infinitamente poco los sistemas observados.No obstante, cuando se trata de objetos cuánticos, la cosa varía. El principiode indeterminación de Heisenberg establece un límite mínimo absoluto, laconstante de Planck, más allá del cual no es posible eliminar la perturbaciónprovocada, puesto que en el caso de los pares de magnitudes conjugarlas, todamejora en la medición de una de ellas, empeora automáticamente la de la otra.La consecuencia de todo ello será la dependencia de dichos objetos cuánticos delos procesos de observación y medida en que son determinadas y cuantificadassus magnitudes, y el cuestionamiento de una realidad independiente de laobservación.

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Así, "el abandono del concepto de análisis del mundo en partesrelativamente autónomas, existentes por separado pero en interacción, es uncambio hásicamente relevante dentro del orden descriptivo que requiere la teoríacuántica Ahora se da la máxima importancia a la totalidad no dividida, en lacual el instrumento dd observación no puede separarse de lo observado"12.

A través de diferentes caminos hemos llegado a una misma conclusión: latotalidad no dividida del universo. Es este rasgo com ŭn el que tal vezconstituirá el mejor punto de partida para tratar de hallar la tan deseadaunificación entre teoría de la relaŭvidad y teoría cuántica; desde luego si secomienza por aquellas características en las que la contradicción es manifiesta(continuidad, determinismo y localidad en etcaso de la teoría de la relatividad,discontinuidad indeterminismo y no-localidad en el caso de la teoría cuárnica),la empresa parece bastante más inasequible 13 . Pero aceptar comenzar por latotalidad no dividida, piensa Bohm, quiere decir abandonar el orden mecanicistaexpresado en las coordenadas cartesianas y poner en juego una nueva noción deorden, el orden implicado o plegado, ŭnico que resulta apropiado a un universode totalidad no fragmentaria

Frente a la distinción de objetos, unos fuera de otros, propia del ordenexplicado, en el orden implicado "la totalidad de la existencia está plegadadentro de cada región del espacio (y tiempo). Así, cualquiera de las partes,elementos o aspectos que podamos abstraer en el pensamiento, estará plegadoen el todo y, por consiguiente, estará relacionado intrinsecamente con latotalidad de la que ha sido abstraído" 14 . En vez de hablar de las partesdesplegarbs en el espacio y en el ŭempo, ocupando cada una de ellas su regiónparticular, hablaremos del todo plegado dentro de todo, o si se prefiere, de cadaparte o región que contiene la estructura plegada del todo. Naturalmente ellolleva a desposeer al espacio y al tiempo de su valor predominante a la hora dedeterminar las relaciones entre los elementos, puesto que carecen de relevancialas separaciones espacio-temporales.

En su intento por hacer comprensible el orden implicado, Bohm repiteinsistentemente dos ejemplos. Uno de ellos es el de la gota de tinta en unfluido muy viscoso como la glicerina, que se halla entre dos cilindrosconcéntricos. Al hacer girar el cilindro exterior, la gota se va transformando enuna fina hebra que se extiende por todo el fluido hasta hacerse practicamenteinvisible; si se gira el cilindro en sentido contrario, tendrá lugar lamodificación inversa y la gota de tinta reaparecerá. Hemos pasado de un ordenmanifiesto en el que las partículas de tinta estaban desplegadas, no a un estadode desorden o de mayor entropía tal como suele pensarse habitualmente, sino aun orden implícito o no-manifiesto en el que las partículas de tinta hanconservado un cierto tipo de orden no visible, se han plegado o implicado,

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para terminar de nuevo en un orden manifiesto al invertir el movimiento delfluido15. Otro ejemplo, mejor que el anterior, es el holograma y su diferenciacon una lente. La lente forma una imagen en la que cada punto en el objetocorresponde a un punto en la imagen tan nítidamente que se convierte en elperfecto modelo de un sistema analizable en partes, por muy pequeñas queéstas sean. Muy distinto es el caso del holograma, procedimiento fotográficosin lente que se basa en el empleo de un rayo laser a través de un espejosemiazogado; parte del rayo incide directamente sobre la placa fotográfica,mientras que la otra parte se refleja e ilumina el objeto a fotografiar paraacceder finalmente a la placa en donde interfiere con el otro haz de luz. Elresultado es una imagen holográfica de apariencia tridimensional. Si a Bohmle interesa el holograma como modelo es porque aquí no hay unacorrespondencia biunívoca entre las partes del objeto y las de la imagen en laplaca, sino que, por el contrario, cada región del objeto se relaciona con toda laplaca holográfica y cada región de la placa se relaciona con todo el objeto. Enefecto, todo el objeto se registra en todas y cada una de las partes de la placa,aunque con mayor o menor claridad 16. La relación que en este ejemplo guardanlas partes con el todo es justamente la que corresponde a la descripción delorden implicado, segŭn la cual el universo es un inmenso espejo en el quecada parte refleja las restantes 17 . Todo ello da cuenta de un modeloantiatomista, en el que el protagonismo corresponderá a los procesos, y no alas cosas; el universo es una totalidad en movimiento en el que no hay lugarpara parcelaciones ni distinciones. Bohm acuñará el término"holomovirniento" para expresar este punto de vista.

2. El Holomovimiento y sus consecuencias gnoseológicas ylingiiísticas

Frente a cualquier forma de atomismo, Bohm propone mirar el universocomo un todo continuo en el que todas sus partes forman una totalidad a la quedenomina Totalidad No Dividida en Movimiento Fluyente (UndividedWholeness in Flowing Movement) 18 . En efecto, no se trata sólo de superar lafragmentación atomista sino también su estatismo que reduce toda forma decambio a interacciones entre partes absolutamente estables. La noción demundo como un todo compuesto de partes indivisibles con existenciaindependiente deberá ceder su sitio a una nueva noción de mundo en cuanto"fluir universal de acontecimientos y procesos". Lo que es previo no son lascosas sino el movimiento; la realidad es proceso. "Lo que existe es el procesomismo de llegar a ser, mientras que los objetos, acontecimientos, entidades,condiciones, estructuras, etc., son formas que pueden abstraerse de ese

„proceso 19 . Lejos de ser substancias, esas formas abstractas poseen unaexistencia transitoria, con una autonomía meramente relativa, que no es mayor

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"de la que tienen los remolinos o las salpicaduras en una corriente de agua. Noes que la corriente esté formada por átomos, y a su vez éstos por partículaselementales, sino que lo primario es el flujo universal, y átomos y partículasno son sino formas relativamente autónomas. Bohn denominaholomovimiento (holomovement) a esa "naturaleza ŭltima fluyente de lo quees" cuyos aspectos particulares se abstraen en forma de partículas, luz, etc.

El holomovimiento o movimiento integral fundamental se da en el ordenimplicado; de ahí que se diga que es indefinible e inmensurable. Ello supone,naturalmente, que poco tendrá en com ŭn con lo que solemos entender pormovimiento en el orden cartesiano. El movimiento cartesiano supone que unaentidad localizada recorre cierto espacio en cierto tiempo, de modo queestablecemos su velocidad atendiendo a la relación entre espacios y tiempos:

x2 - x

lv — t2 _ t 1

Pero ello implica relacionar presente (x2 y t2) y pasado (x i y ti ), o sea,lo que es con lo que no es. La velocidad, sin embargo, es una actividadpresente que no puede comprenderse mediante lo no existente; se trata de unasimbolización abstracta tan ŭtil como ajena a la realidad del cambio. Y larazón estriba en la forma de representar el tiempo en el orden explicado:conjunto de instantes tan extrinsecos como los puntos de la línea. En el ordenimplicado el movimiento es "una serie de elementos que se interpenetran yentremezclan con diferentes grados de implicación, todos ellos presentes a lavez. De este modo, la actividad de este movimiento no presenta dificultades,porque es un producto de este orden plegado, y está más determinado por lasrelaciones con elementos que ya no existen" 20. Lo que define este movimientoimplicado no es el cambio de localidad en el espacio y en el tiempo sino elgrado de implicación o de plegamiento, de modo que cosas muy distantes entérminos espacio-temporales pueden, sin embargo, estar conectadas por elmismo grado de implicación. Así, por ejemplo, la gota de tinta que hubieragirado n veces difiere de la que lo ha hecho 2n veces 21 . El orden no-manifiestono tiene un carácter espacial ni temporal, o dicho de votro modo, lasfragmentaciones y separaciones en el espacio y en el tiempo no correspondenal verdadero estado de las cosas, sino a nuestra construcción de un ordenconveniente para la acción (recordemos que manifiesto procede de manu)."Construimos espacio y tiempo por conveniencia nuestra" 22 , afirma Bohn conrotundidad. El movimiento real nada tiene que ver con magnitudescompuestas por instantes o por puntos, unos fuera de otros, sino que suponeflujo cuyos elementos se interpenetran y mezclan de modo semejante a lasnotas de una melodía. La mŭsica constituye así un excelente ejemplo depercepción o experiencia del movimiento en el orden implicado por cuanto en

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ella se siente inmediatamente la presencia simultánea de muchos grados detransformación de tonos y sonidos, diferentes pero interrelacionados. Lamŭsica se capta en su estado no dividido de movimiento fluyente. "Alescuchar la m ŭsica se está percibiendo directamente, por tanto, un ordenimplicado"23 . En definitiva lo que es, es movimiento, proceso, devenir, flujo,pero movimiento no definible ni mensurable; lo real en tíltimo término esholomovimiento en el orden implicado.

Por supuesto, esta forma de entender la naturaleza de la realidad no puededejar de tener consecuencias en el orden gnoseológico. El conocimientotambién ha de ser dinámico, pues no es posible aprehender el movimientomediante un conjunto de imágenes estáticas. No hay elementos deconocimiento absolutamente invariantes, es decir, no cabe hablar de ideas oconceptos fijos que sean el correlato de objetos estables y permanentes. Lomismo que las cosas son abstracciones relativamente permanentes del flujouniversal, los elementos de conocimiento también poseen una estabilidadrelativa, aquella que precisamos para desenvolvernos en el mundo de lomanifiesto, de lo manufacturable. La realidad y el conocimiento son procesos.Pero esto no debe entenderse en el sentido de que un proceso, el conocimiento,aprehende, capta, se corresponde con otro proceso, la realidad; se trata de unŭnico proceso que abarca tanto la realidad como el conocimiento de la realidad.El pensamiento24 se asienta en esa totalidad no fragmentaria en movirnientoque caracteriza a todo cuanto es. Nos hallamos pues frente a una forma demonismo que priva de todo significado a la idea de correspondencia entrepensamiento y realidad. Las ideas no son copias o imágenes de las cosas,porque ello supondría una separación entre realidad y pensamiento nocompatible con su comŭn origen en el indefinible orden implicado.

"Si la cosa y el pensamiento acerca de ella tienen su ámbito en una totalidaddesconocida y de flujo indermible, el intento de explicar su relación mediante lasuposición de que el pensamiento está en correspondencia reflexiva con la cosa nosignifica nada, porque tanto el pensamiento como la cosa son forrnas abstraidas delproceso total"25.

Entre el pensamiento y el no-pensamiento no se puede seguirmanteniendo una distinción radical. El dualismo cartesiano deja paso a unmonismo dinamista en el que mente y materia no son sino abstraccionesrelativamente autónomas en el ŭnico movimiento total no manifiesto. Desdeluego, su distinción no es ociosa puesto que el pensamiento no diferenciadono es consciente de serlo. Pero una cosa es su análisis y separaciónprovisional y relativa por exigencias de orden práctico, y otra muy distinta laradical división de lo existente en dos mundos irreconciliables, res cogitans yres extensa. El orden implicado abarca tanto la conciencia como la materia, ya

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sea ésta viva o inerte. Materia, vida, conciencia no son ámbitos de realidadauténomos y jerarquizados sino subtotalidades de una totalidad implícita ydinámica, el holomovimiento. Esta es la realidad primera, de modo que laprioridad no corresponde ni a la mente ni a la materia. Así podrá superarse elproblema cartesiano y "abrir el camino para comprender su relacién mutuasobre la base de un fundamento com ŭn"28. En una entrevista que Webermantuvo con Bohm, publicada en la primavera de 1981 en el Revisión Journalbajo el título "The Physics and the Mystic. Is a Dialogue Between themPossible?", éste ŭltimo llega a afirmar que "la mente surge de la materia. Lamateria contiene la esencia de la mente. Estas dos son en realidad abstraccionesdel todo: subtotalidades relativamente invariables creadas por nuestropensamiento"27.

Las reflexiones de Bohm acerca del carácter dinámico, tanto de la realidadcomo del conocimiento, se extiende también al lenguaje. En concreto, semanifiesta muy crítico con el papel que la estructura sujeto-verbo-objeto hadesempellado en la fragmentación del pensamiento y de la existencia enentidades separadas y estáticas. En efecto, esta estruĉtnra supone que todaacción surge de una entidad independiente, el sujeto, y que la acción del verborecae, bien sobre otra entidad independiente, el objeto (si el verbo estransitivo), bien sobre sí mismo (si el verbo es intransitivo). El papelpredominante lo tiene el sustantivo, no el verbo, en correspondencia con unmundo en el que la prioridad es de la substancia, no del cambio. En términoscientíficos, la prioridad es de los átomos y partículas elementales, consideradascomo objetos estables.

Nos hallamos, por tanto, ante "una estructura sujeto-verbo-objetoomnipresente en la vida entera que Ileva a una función del pensamiento quedivide las cosas en enŭdades separadas, y que concibe estas entidades comofijas en su esencia y estáticas en su naturaleza. Cuando este modo de ver selleva al lŭnite, se llega al concepto científico predominante acerca del mundo,en él que todo se ve constituído en ŭltimo término por un conjunto departículas básicas de naturaleza fija"28.

Pero si lo primario es el flujo, el movimiento, el proceso, y no losexistentes separados, el elemento fundamental del lenguaje es el verbo en vezdel nombre. Se nos proponen así formas nuevas de lenguaje, que expresanacciones, las cuales se desarrollan y se funden unas con otras sin rupturas nidivisiones. No es posible introducir un lenguaje nuevo, pero sí un nuevomodo de usarlo, un modo fluyente, el reomodo (rheomode, neologismo creadopor Bohm, a partir del verbo griego rheo que significa fluir). La sugerencia essuficientemente impracticable como para que no merezca la pena entrar en sucontenido. Baste con indicar el intento por acomodar también el lenguaje a una

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visión del mundo como un todo en movimiento, abandonando esa actitudatomista general que, en este caso concreto, convierte a la palabras enverdaderos átomos indivisibles de significación. Las palabras no son sinoseñales en un campo continuo que abarca frases, periodos, párrafos, etc. Ellenguaje es una forma de orden entre los sonidos, las palabras, los gestos, etc.,pero un orden que es "más parecido al de una sinfonía, en el que cada aspecto ymovimiento debe ser comprendido a la luz de su relación con el todo, quesimple orden secuencial de un reloj o de una regla graduada"29.

Bohm rechaza que tanto el orden del lenguaje como el orden del universose asimilen al de un reloj, o sea, al de una máquina. El orden mecanicista seha revelado en nuestro siglo como no adecuado para la comprensión de lo real.Desde luego, se trata de una opinión que no deja de ser sorprendente en unaépoca de indudable vigor de la mecánica relativista por un lado, y de lamecánica cuántica por otro. Es cierto que no es la voz de este físiconorteamericano la ŭnica que se ha alzado contra la prioridad del paradigmamecanicista en la ciencia. El premio Nobel de Química, Ilya Prigogine, estaríaen el mismo caso, por citar un solo ejemplo. Pero nos atrevemos a decir queninguna tan "anticientífica" como la de David Bohm. En el ŭltimo epígrafeabundAremos en esta cuestión. De momento pensamos que puede ser de interéstratar de escudriilar cuáles son las tradiciones de pensamiento con las que puedeconectarse su filosofía, pese a las casi nulas referencias del autor al respecto.Tal vez ello arroje algo de luz acerca del sentido y valor de la revoluciónconceptual que nos propone.

3. Raíces filosóficas de la teoría del orden implicado

Una vía posible para adentrarnos en este tema es plantear una preguntaque puede a primera vista parecer irrelevante: qué tipo de relación guardan laspartes con el todo. En la concepción atomista el universo es un todocompuesto susceptible de ser analizado en partes elementales, y cuya meraadición del conjunto de éstas permite sintetizar de nuevo el todo. Dichas partesson distinguibles y separables por hallarse unas fuera de otras; su exterioridadgarantiza su individualidad. Así, al igual que el espacio es un compuesto queresulta de la yuxtaposición de puntos inextensos infinitamente próximos, lamateria es un agregado de átomos o de partículas elementales. Bohm, encambio, adopta una posición crítica frente a la noción habitual de partículaelemental en cuanto constituyente básico de la materia. Las partículaselementales, como por ejemplo los electrones, no son objetos localizados conautonomía de existencia y de movimiento sino abstracciones delholomovimiento en las que, a través de una situación experimental dada, serevela un cierto aspecto del mismo. Resulta así que los elementos

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externamente relacionados y con existencia aparentemente independientepropios del orden explicado, son en realidad secundarios y derivados, siendo loprimario y primitivo un orden subyacente, el orden implicado.

Llegados a este punto no resulta en absoluto forzado establecer ciertoparalelismo entre el antiatomista Bohm y otro memorable detractor delatomismo de su época, tres siglos anterior: G.W. Leibniz. Segŭn estefilósofo, el ámbito de los cuerpos, al ser éstos compuestos, constituye unorden derivado en el que no se encuenuan los principios de una auténticaunidad, las partes simples y ŭ lŭmas de la materia. No hay partes materialesindivisibles porque lo material es extenso y lo extenso por definición esdivisible. Leibniz nos invita así a abandonar la esfera de los átomos materialesy a remontamos al orden primitivo y fundante de los átomos formales, de lasmónadas, verdaderas substancias simples o unidades reales capaces derepresentar en la unidad de la percepción la pluralidad del objeto. La relaciónque en este ámbito substancial guardan las partes con el todo tiene ciertasimilitud con el universo holográfico de Bohm. Segŭn se dijo ya, no hay unacorrespondencia biunívoca entre las partes de un objeto y las partes de suimagen en una placa fotográfica, sino que cada parte del objeto está en ciertamanera registrada en todas las partes de la placa, cada una de éstas refleja todoel objeto, variando ŭnicamente el grado de nitidez y de claridad. Así, si seprescindiera de un fragmento del negativo, la placa no nos ofrecería la imagenfotografiada, excepto una parte, sino toda la imagen aunque más borrosa. Cadaparte refleja el todo como si de un espejo se tratara. Análogamente Bohmafuma que el orden implicado, todo cuanto es, está plegado en cada región delespacio y del tiempo, de modo que cualquiera de las partes refleja o contiene eltodo. Es justamente este plegamiento el que diferencia el orden implícito delorden cartesiano en el cual las cosas están desplegadas, extendidas,individualmente localizadas. Por supuesto, si recordamos la caracterización quehace Leibniz de las mónadas, en el sentido de concentraciones orepresentaciones del universo según diferentes puntos de vista, espejos en-losque se refleja la totalidad de las infinitas mónadas restantes, centros depercepción limitados cualitativa y no cuantitativamente (o sea, por su grado declaridad y distinción, y no por su objeto), convendremos fácilmente que eluniverso holográfico de Bohm se halla mucho más cerca de la monadologíaleibniziana que del dualismo cartesiano. Y, sin embargo, es este dualismocartesiano, que desvincula por completo mente y materia, el que arraigaráprofundamente en el espíritu de la ciencia posterior. En su aproximación aLeibniz, o mejor, en la aproximación que hemos hecho de Bohm a Leibniz (sies que no es del todo desacertada), se pondría de manifiesto la profundaheterodoxia de la filosofía de la ciencia del físico norteamericano.

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Pero a su vez la mirada puede retrotraerse hasta otro gran antiatomista dela historia, Aristóteles. Esta vez el enemigo no es Newton sino Demócrito, sibien las razones en contra no son excesivarnente dispares. El principio deinteligibilidad de la materia no viene dado por su composición odescomposición, por la reunión o desunión de partes ŭltimas, sino por unprincipio formal no reductible a la suma de partes, que se erige en el elementoorganizador responsable de las funciones de los seres naturales. Así, es laforma y no la materia, a diferencia de los atomistas, la que permite responderal viejo interrogante griego: qué es la naturaleza. La naturaleza no es unconjunto de partes que colisionan mecánicamente, sino un conjunto de seresorganizados con una capacidad interna y espontánea de modificar por símismos sus propios estados. En el fondo, todo se asimila al ser vivo. Frente ala tradición pitagórico-platónica que hace del n ŭmero la esencia de lo real, aquíse hace hincapié en la vida como categoría válida para acceder por analogía a lacomprensión del mundo natural.

Es bien conocido que la revolución científica se lleva en parte a cabogracias a la recuperación del viejo ideal matemático y en oposición frontal almodo aristotélico de entender la física. Descartes será el filósofo de la nuevaciencia precisamente por su empefio en barrer todo supuesto orden de realidadque no sea reductible a la espacialidad y, por tanto, que no permita serobservado ni matematizado. Principios intemos de movimiento, causasformales, cualidades ocultas, todo ello es eliminado en beneficio de la claridady objetividad del conocimiento. Cuando Bohm se opone al orden cartesiano ylo sustituye por su orden oculto, caracterizado por el inobservable einmensurable holomovimiento, está tendiendo un puente a esa vieja tradiciónaristotélica, dinamista y vitalista, que pone el énfasis en la vida y no en elnŭmero.

Así Bohm afirma: "El actual énfasis en las matemáticas ha ido dernasiadolejos. (...) Parece arbitrario decir que las matemáticas deben jugar un papelŭnico en la expresión de lo real. Las matemáticas sólo son una función de lamente humana, y otras funciones pueden, con toda seguridad, ser igualmenteimportantes, incluso en la física"3°.

Y en otro lugar llega a decir: "El holomovimiento, que es vida implícita,es el fundamento tanto de la vida explícita como de la materia inanimada, yeste fundamento es lo que es primario, existente por sí mismo y universal"31.

La verdad es que estas palabras no pueden ser más expresivas de lo quevenimos indicando: incluso en la física las matemáticas no han de tener unpapel predominante. Porque si se trata de acceder al fundamento mismo de lo

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real, hallaremos vida y no número. Aristóteles y Leibniz aplaudirán sinreservas.

Nos hemos limitado a estos dos filósofos, no porque sean los ŭnicosexponentes de esta corriente de pensamiento, sino por su especial relevancia enla aplicación de estas ideas a la filosofía natural. Heráclito, Hegel, Bergson oWhitehead estarían en la misma línea. Concretamente en el caso de Bergson ysu insistente denuncia del proceso de espacialización al que la época modemaha sometido el conocimiento de lo real, en este caso, decimos, al lectorfamiliarizado con las tesis que se defienden en el Essai sur les donnéesinmédiates de la conscience (1889) o L'évolution créatice (1907) no puedendejar de resultarle familiares ciertas argumentaciones de Bohm. Lo cual nosugiere influencia de Bergson sobre Bohm, al no tener constancia de que ésteŭltimo siquiera lo haya leído.

En todo caso, la posición filosófica de este físico tiene pues parientesmás o menos próximos. Hay, sin embargo, en ella algo que constituye unaimportante novedad. La aflrmación de érdenes de ralidad no espaciales, noextensos, ocultos a la observación se había hecho desde la metafísica, es decir,desde un modo de conocimiento que rebasa los límites de la física; o biendesde la prefísica, o sea desde un saber precientífico de la naturaleza. Pero laconstitución de la física como ciencia en la modemidad tuvo lugarprecisamente sobre la base de un conocimiento observable de la materia en elespacio y en el tiempo. Así, Leibniz reserva su monadología para elmetafísico y advierte al fllósofo natural del peligro de servirse de las mónailasen física; una cosa es que el orden de las substancias proporcione al ordenfenoménico de los cuerpos el fundamento que ésos precisan, y otra muydistinta que las mónadas invadan el terreno de la ciencia emp ŭica. Bergson,por su parte, distingue cuidadosamente entre ciencia y metafísica, noreservando a ésta ŭltima el conocimiento perfectamente objetivable ycomunicable, sino un tipo personal de experiencia que sólo puede ser sugerida,nunca demostrada a otros. La ciencia, por el contrario, es el producto de larazón y, como tal, posee valor objetivo, o mejor, intersubjetivo. Su campo deaccién es lo exteriorizable, lo espacial. En concreto la mecánica se hadesarrollado dentro de los parámetros cartesianos que conceden a la idea deespacio una prioridad gnoseológica indiscutible. Si la propuesta de Bohm esespecialmente sorprendente, es porque entiende que, no ya la filosofía, sino laciencia física ha de modificar su caracterización más fundamental e incluir e,nsu contenido una esfera que ha estado prohibida desde que la Ilamada cienciamoderna se impusiera a la vieja física aristotélica de corte animista. Tras elrepudio de fines, formas y cualidades ocultas, la nueva física se convirtió en lamejor forma de conocimiento acerca de las características no-ocultas de lamateria, acerca de lo extemo, manifiesto, observable y experimentable. Sólo

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así pareció garantizarse la posibilidad de contrastación empírica de hipótesis.En términos de Popper diríamos que el criterio de demarcación apropiado,capaz de distinguir adecuadamente las ciencias empíricas de los sistemasmetafísicos, es el carácter falsable de los enunciados científicos.

Pues bien, Bohm pone en entredicho este criterio de demarcación desde elmomento en que incluye en el ámbito de la propia ciencia un orden de realidadfundante del orden manifiesto, el indefinible e inexperimentable orden no-manifiesto. Puesto que el orden manifiesto es el orden empírico en el que sedan los procesos de observación y medida, la ciencia incluye en su seno lo queestá más allá de la experiencia, aquello que Leibniz reservaba para lametafísica. En cierta ocasión R. Weber preguntó a nuestro físico si "hallaríaen la física alguna base que permitiera postular semejante visión", a lo queéste respondió: "La pregunta que debe hacer es la siguiente: ,cómo se lasarreglan los físicos para evitar enfrentarse a esta base? Y la respuesta es que laeluden con esa filosofía por la que dicen que a la física no le importa nada queno aparezca en los instrumentos" 32 . Poco después, en esa mismaconversación, Bohm defiende la ampliación de la física teórica en el sentido deque pueda referŭse, no sólo a la realidad manifiesta, sino también a la realidadno manifiesta que inferimos a partir de la anterior. En su opinión, hay queenfrentarse decididamente a la filosofía positivista implícitamente asumida porla ciencia, segŭn la cual sólo es real aquello que resulta medible por nuestrosinstrumentos, y como la teoría no debe hablar de nada que no sea real, la teoríasólo puede legítimamente referirse a lo observable y mensurable. Bohmpretende pues que la discusión gira en torno a la admisión o no del credopositivista, en virtud del cual "lo que no es directamente manifiesto, debieraignorarse". Y como entiende que esto no pasa de ser una moda, que sustituye aotra en la que lo contrario se aceptaba de modo natural, "así -concluye- no creoque tenga tanta importancia el consenso de la comunidad científica en unmomento histórico dado" 33 . Lo esencial en física no sería la predicción y elcontrol sino la explicacián, y esto iría ligado a una bŭsqueda de la verdad de larealidad, o sea, a una filosofía realista.

Desde luego la discusión positivismo-realismo puede perfectamenteentablarse -y de hecho así ha sucedido- dentro de la propia ciencia. Pero unacosa es abordar la espinosa cuestión de si lo real se reduce o no a lo medible, yotra muy distinta defender un orden fundante que, por definición, esradicalmente inaprehensible desde la razón cien ŭfica, y que ŭnicamente se abrea su captación por el sentimiento. Se trata de una forma de irracionalismoincompatible con cualquier filosofía de la ciencia.

Lo que no puede negarse es que en la propia biografía intelectual deBohm, la polémica positivismo-realismo constituyó el punto de partida de su

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pensamiento filosófico.Y naturalmente ello tuvo lugar en la parte de la físicadonde, desde principios de siglo, dicha polémie,a viene siendo más viva, lamecánica cuántica. Por lo cual, tal vez no estará de más hacer un breverecorrido por la evolución de su pensamiento desde la teoría de variablesocultas a su concepción del orden implicado. Por otro lado, el propio Bohmnos facilita el camino puesto que él mismo nos cuenta la gestación de susideas a partir de las investigaciones que llevó a cabo en esta parte de la físicaen un artículo titulado "Hidden Variables and the Implicate Order"34.

4. Variables ocultas y orden implicado

En 1951 apareció publicado el primer libro de Bohm, Quantwn Theory35Se trataba de un excelente libro de texto, en el que se exponían con gran rigory claridad las principales ideas en este campo; como anécdota se cuenta que elpropio Einstein declaró no haber comprendido totalmente la teoría hasta le,ereste libro. Su autor afirma haberlo escrito bajo la influencia de lainterpretación fenomenista de Niels Bohr, lo que le Ilevó a no encontrarseenteramente satisfecho de su obra cuando ésta estuvo acabada. "Lo queencontré especialmente insatisfactorio -nos dice- era el hecho de que en lateoría cuántica no había sitio para una adecuada noción de realidadindependiente"36. Su principal dificultad no estaba en que la función de onda seinterpretara de modo probabilitario, con lo que la teoría fuera no determinista,sino en el hecho de que sólo podía discutirse como resultados de unexperimento o de una observación, considerados como una serie defenómenosno analizables a su vez en otros términos. En definitiva la teoría no iba másallá de los fenómenos o de las apariencias. Así mientras la teoría de larelatividad supone procesos espacio-temporales que constituyen una realidadindependiente con un conexión continua y determinada entre sus partes, encambio la teoría cuántica nos ofrece una visión fragmentaria de la realidad,consecuencia directa de haber incluido en la noción de objeto los procesosmismos de objetivación. A continuación Bohm se inteffoga de modo quemuestra su profundo talante realista: si todo cuanto acontece en el universo,no es más que una serie organizada de apariencias ",ante quién o ante qué seaparecerían y de qué serían apariencias? 37, preguntas que carecen de sentido enuna posición empirista y fenomenista. En definitiva afirma estarespecialmente molesto por la contradicción que supone aceptar la existenciaindependiente-del cosmos, cuando se trata de la relaŭvidad, y negarla cuando setrata de la teoría cuántica. El resultado de su actitud crítica será eldistanciamiento de las tesis de Bohr y la b ŭsqueda de una forma diferente deaproximación al problema.

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Nuestro autor se pondrá a trabajar en la línea de investigación iniciadaaf1os antes y posteriormente abandonada por De Broblie, las teorías devariables ocultas, a las que el teorema de von Neumann parecía haber puestoun definitivo punto final. En este caso elaborará una teoría de variables ocultasno-locales, no excluidas por el trabajo de von Neumann. Publicará así primerodos artículos cuyo título es "A suggested interpretation of the quantum theoryin terms of hidden variables" (1952), y posteriormente un libro, Causality andChance in Modern Physics (1957)38 , en los que presentará una visiónalternativa a la interpretación habitual de la mecánica cuántica, en oposición alas tesis de von Neumann. En dicho libro muestra ya su posición crítica frenteal mecanicismo que, como hemos visto, no hará sino profundizar a lo largo delos atios siguientes.

A su versión alternativa de la teoría cuántica Bohm la denominainterpretación causal, ofreciéndonos un resumen de ella en una obra publicadarecientemente junto con Peat y titulada Science, Order and Creativity(1987)39, así como en el artículo anteriormente citado de 1987. La suposiciónfundamental es que el electrón es una partícula sometida a la acción de fuerzasque derivan, no sélo del potencial clásico "V", sino también de un potencialnuevo o potencial cuántico "Q", determinado por un nuevo tipo de onda quesatisface la ecuación de Schrödinger. Hay que hablar pues de partícula con unaonda asociada, admitiéndose -y esto conviene destacarlo- que ambas poseenrealidad independiente y no se reducen a una función derivable de laspropiedades estadísticas de los fenómenos. "A partir de tales supuestos -diceBohm- era capaz de mostrar que todos los resultados habituales de la teoríacuántica, podían obtenerse sobre la base de un modelo que incorpora la realidadindependiente de todos sus elementos básicos (campo y partícu1a).

Una característica importante de este potencial cuántico es el hecho de queno depende de la intensidad del campo de onda cuántico asociado al electrón,sino sélo de su forma, lo que significa que la mayor o menor extensión de laonda es irrelevante. La forma de la onda es la que dirige la energía del electrón,y en ella intervienen todos los elementos del entomo de la partícula, incluídoslos más alejados espacialmente. El potencial cuántico, determinado a partir dela onda cuántica, depende de la totalidad del entorno de la partícula, lo quesupone desde luego incluir el contexto experimental. La inseparabilidad entreel objeto observado, el aparato de medida y la situación experimental en suconjunto, tan insistentemente defendida por Bohr, recibe aquí unainterpretación realista.

"En el planteamiento clásico, el todo es meramente el resultado de las partes yde sus interacciones previas, de modo que la realidad primaria es su conjunto departes, mientras que el comportamiento del todo se deriva enteramente de dichas

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partes y de sus interacciones. Con el potencial cuántico, sin embargo, el todo tieneuna significaciÓn independiente y prioritaria tal, que bien puede decirse que el todoorganiza la actividad de las partes. (...) Pero si el todo es esta noción primaria en lateoría cuántica, i,c6mo dar cuenta, en nuestra experiencia habitual, de un mundoconstituído por un vasto conjunto de partes esencialmente independientes quepueda ser correctamente entendido en términos de las nociones ordinariasmecánicas?"41.

Importante texto éste en el que Bohm destaca la prioridad del todo sobrelas partes, al menos en el ámbito cuántico. No será preciso sino generalizareste planteamiento para que tome cuerpo esa totalidad no-fragmentaria, de laque habla en La Totalidad y el Orden Implicado. Pero respondamos al anteriorinterrogante. El mundo clásico se nos manifiesta con sus objetos distintos yseparados porque "dentro de los límites en los que el potencial cuántico esdespreciable, su información ya no es activa, y los objetos se comportancomo si fueran independientes. Este límite o potencial cuántico despreciable esde hecho el límite cLásico"42.

Así pues, la razán de la diferencia entre mundo clásico y mundo cuánticoestá en el potencial cuántico, que al no decrecer con • a distancia, permite untipo de conexión no-local entre partículas incluso muy alejadas unas de otras.Esta conexión no-local depende del estado del todo, no siendo reductible a lasrelaciones previas entre las partes. No-localidad, lo que supone irrelevancia delas separaciones espaciales, prioridad del todo sobre las partes, considerándoseésta subtotalidades no independientes, carácter derivado y secundario de losobjetos supuestamente distintos y con existencia aut6noma...: tenemos yaimportantes elementos de lo que será el universo de Bohm a partir de 1960.

Este físico supuso que su interpretación causal de la teoría cuánticacontenía suficientes e importantes novedades, como para que suscitase elinterés de la comunidad científica; sin embargo, seg ŭn relata él mismo, seencontrá con una general indiferencia, que en ocasiones se aproximaba a lahostilidad. Tal vez esto se debiera a la incomodidad que la no localidadsuscitaba entre los científicos por implicar conexiones instantáneas contrariasa la teoría de la relatividad, o quizá a la falta de un experimento crucial quepermitiera decidir entre esta nueva interpretacién y la interpretación habitual, oa la presión de la filosofía positivista defendida por buena parte de loscreadores de la teoría, o a otras razones, pero el hecho es que la teoría de Bohmno tuvo el eco esperado, lo que le determin6 a seguir un camino diferente.

"Debido a que la respuesta a estas ideas fue tan limitada, y también a que noveía claramente entonces cómo seguir avanzando, mis intereses comenzaron aorientarse en otras direcciones. Durante la década de los sesenta, comencé a dirigirmi atenciÓn hacia el orden (...) y a interesarme por el lenguoje".

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Concretamente se interesó por el tema del orden en física y su descripcióna través del lenguaje, publicando un artículo en 1971 43 en el que comparaba lanoción relativista de orden con la noción cuántica. La conclusión a la quellegó es que "ambas son contradictorias entre sí y que se precisan nuevasnociones de orden.

El desarrollo siguiente de sus ideas ha sido ya expuesto. La física delsiglo XX exige una noción nueva de orden, que no se limita al ordenmanifiesto cartesiano. Un orden implícito de características holográficas pasa aconstituir el orden primitivo y primario, en tanto que la realidad del ordenmanifiesto será secundaria y derivada.

"El orden explicado puede obtenerse del orden implicado en cuanto subordenespacial y determinado que está contenido en él. Todo cuanto ha sido discutido aquí,abre la posibilidad de considerar el cosmos como un todo no fragmentario a travésde un omnipresente orden implicado"45.

Evidentemente, nada más lejos del espíritu fenomenista de Bohr, que taldesdoblamiento de órdenes. La filosofía positivista, a la que Bohm nunca sesintió muy próximo, es definitivamente abandonada en favor de una posiciónrealista, que guarda ciertas similitudes con el "credo filosófico" adoptado porEinstein a mediados de los años veinte en relación con la interpretación de lamecánica cuántica46. Seguramente éste ŭltimo habría suscrito ciertas palabrasde Bohm en las que se ironiza acerca de la actitud filosófica de algunos físicosque, en domingo reducen la realidad al resultado de los instrumentoscientíficos, mientras que los días laborables mantienen que la realidad estáhecha de • pequeñas partículas sólidas47 . Ninguno de los dos entiende lainvestigación sin una convicción realista que afirme la existencia de unarealidad más allá de nuestros instrumentos de observación y medida. Lo real nose reduce a lo observable, ser es algo más que ser percibido. El principio deindeterminación de Heisenberg, al establecer la imposibilidad de fijarsimultáneamente con precisión el valor de las magnitudes conjugadas más alládel límite que representa la constante de Planck, plantea el espinoso problemade si un sistema físico individual tiene tales magnitudes antes de y conindependencia de toda medición pese a que no pueda asignársele valoresdefinidos, o si, por el contrario, sólo es posible atribuirselas .comoconsecuencia del acto de medir. Cabe así preguntarse si un objeto cuánticotiene posición y velocidad o energía y tiempo estrictamente determinadosaunque no sean determinables, o si ŭnicamente es posible asignarles realidadcon posterioridad a los procesos de observación y medida, en el marco de lalimitación impuesta por el principio de Heisenberg. La opinión de Einstein alrespecto es clara: toda partícula libre tiene real y simultáneamente posicióndefinida y momento definido, aunque ni una ni otro puedan establecerse

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mediante mediciones en cada caso individual; una teoría que no sea capaz de darrazón de todas y cada una de las propiedades del sistema es una teoríaincompleta y, por tanto, en modo alguno ha de entenderse que es una teoríadefinitiva. En el largo debate que mantuvieron Bohr y Einstein, Bohr defendiósiempre que lo real es lo medible, y puesto que posición y velocidad (ocualquier otro par de magnitudes conjugadas) no pueden medirse con precisiónsimultáneamente, tampoco cabe atribuírseles realidad simultánea; la mecánicacuántica, basada exclusivamente en parámetros observables, es una teoríacompleta. Einstein, en cambio, entendía que el ámbito de lo real desborda elámbito de lo medible, de modo que hay que aftrmar la realidad simuldnea delas magnitudes conjugadas pese a que éstas no sean estrictamentedeterminables y consiguientemente no sean recogidas en la teoría; la mecánicacuántica es así una teoría incompleta que debería ser completada con una teoríade parámetros ocultos. Einstein no elaboró personalmente ninguna teoría devariables ocultas, pero sí movió a algunos físicos a orientarse en estadirección. Este es el caso de Bohm, quien progresivamente se apartó de. lastesis de Bohr y se aproximó a las de Einstein, a excepción de lo referente a lano-localidad de los sistemas cuánticos. Evoluciona así desde la interpretaciónfenomenista de la teoría cuántica a una teoría de variables ocultas no locales yal orden implicado.

En consecuencia resulta que esta peculiar propuesta de un orden plegado,implícito o implicado, opuesto al orden desplegado, explícito o explicado enel que se desenvuelve la tarea de la ciencia, es en su biografía intelectual puntode llegada y no punto de partida. La verdad es que esta revolución personal quelleva a un científico desde la fonna de racionalismo propia de todo cultivadorde la ciencia a un irracionalista con tintes orientalistas, suscita en el lector dela obra de Bohm desasosegados interrogantes, cuando no serias dudas acerca dela viabilidad del camino emprendido. A ello deseamos referirnos acontinuación.

5. Consideraciones críticas

Todo conocedor de las discusiones habidas en este siglo en torno a lainterpretación fenomenista o realista de la mecánica cuántica sabe de lasdificultades existentes en este campo de la ciencia para mantener un criterio derealidad indepehdiente de las condiciones de observación y medida. El esfuerz,ode Einstein en esta dirección sostenido a lo largo de treinta años frente a laEscuela de Copenhague, da buena cuenta de ello. Pero lo que no cabe duda esque, con independencia de la validez de los argumentos con que cuentan unos yotros, la polémica se sitŭa dentro de los límites del racionalismo científico.En este sentido, si hasta ahora hemos aproximado la posición de Bohm a la de

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Einstein por ser ambas de carácter realista, ahora hay que distanciarlasradicahnente.

Einstein se manifesté en su madurez como un físico teérico racionalista,para quien la naturaleza es Ia realización de las ideas ntatemáticas mássimples que quepa concebir". La razón, o segŭn su expresión, el pensamientopuro, a través de sus constructos matemáticos, puede desentrafiar no sóloc,6mo es la naturaleza, sino por qué es como es y no de otro modo. Conectaasí con la tradición que tiene como nombres propios a Pitágoras, Platón oKepler, y que se aleja en cambio del enfoque experimentalista de raigambrebaconiana.

Desde luego hay otros enfoques posibles de la ciencia que propugnan unamás equilibrada combinación de matemáticas y experimentación, razón ysentidos. Sin embargo, lo que no se alcanza a ver es cómo podría transpasarseIa frontera de la razón sin abandonar a un tiempo el territorio del conocimientocientífico.

Bohm no niega el papel que juega la matemática como instrumentoválido de la razón para aproximarse al conocimiento de lo real, pero opone aésta una forma superior de conocimiento que consiste en la captación directadel objeto en la intuición (término que toma de Krishnamurti y, por tanto, dela filosofía oriental). Recordemos el caso del movimiento. Se argumentabaque una cosa es su simbolización abstracta por obra del pensamiento, lo quepermite medislo al precio de fragmentarlo artiflcialmente, y otra muy distintaaprehenderlo en la experiencia inmediata en tanto que estado no dividido demovimiento fluyente. No hay por qué oponerse a que tal captación pueda darseen el fondo de la más individual e intrasferible de las experiencias (?), pero sí aque tal cosa pueda defenderse sin establecer una previa demarcación entre locientffico y lo no cientffico. Nadie negaría que la audición de m ŭsica puedehacer brotar un mundo profundo de sensaciones y sentimientos tan realescomo subjetivos. Pero todo el mundo reconocerá que esa experiencia no escientífica.

Bohm llega incluso a sostener que la intuición opera ŭnicamente cuandoel pensamiento no está actuando como un centinela que impida ir más allá,cuando los obstáculos racionales o barreras lógicas han sido retiradas.Entonces sería posible Ilegar a sobrepasar el orden no manifiesto y ientrar encontacto con la fuente de lo implicito, de lo sagrado, de lo santo!".

0 sea, el recorrido que nos sugiere es el siguiente: pasar del ordenmanifiesto de la experiencia en el que es posible la observación y la medida, alorden no manifiesto aprehensible de modo no racional, y de éste a su origen

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primero en una bŭsqueda de lo santo como totalidad. Más parece que noshemos despojado de los ropajes del físico para revestimos de los del mistico.Uno se pregunta si era preciso llegar tan lejos, hasta el punto de abolir todocriterio que permita delimitar dónde empieza y dónde acaba esa formaespecífica de saber « que llamamos ciencia. La tradición metafísica, tandenostada por científicos y filósofos de la ciencia, no se había atrevido a tanto.

En el punto de arranque de sus reflexiones, Bohm ha tratado de hacemospatente la necesidad de superar el orden cartesiano como consecuencia de lasprofundas modificaciones del pensamiento físico suscitadas en nuestro siglopor la teoría de la relatividad y la teoría cuántica. En principio el desafio pareceinteresante puesto que a nadie se le oculta la-profunda brecha abierta por ellasen nuestra comprensión de la naturaleza. El propio Heisenberg, por ejemplo,ha insistido en diversas ocasiones en la necesidad de superar a Descartes. Perouna cosa es renunciar al dualismo cartesiano con vistas a un modo nuevo deentender la relación sujeto-objeto, y otra renunciar a cualquier forma deobjetividad, cosa que es exactamente lo que sucede si-nos dejamos seducir porla fuerza estética de los argumentos de Bohm.

Es cierto que el orden de lo espacial manifiesto, que no es otro que elorden de lo observable, impone ciertas ser-vidumbres al conocimiento, talcomo numerosos filósofos, y por supuesto el mismo Bohm, no han dejado deseñalar. Pero el problema, sin embargo, estriba en si podemos abrir lasfronteras y acceder al mundo de lo no-manifiesto, de lo no-observable, de looculto sin perder aquello que constituye el punto fuerte de la ciencia, a saber,su pretensión de obtener conocimientos de validez intersubjetiva. Se podráponer el acento en el carácter de acontecimiento repetible y por tantoobservable por diferentes sujetos que tiene toda experimentación, o se podráponer el acento en la formalización de la experiencia desde la universal razónlógica o desde la no menos universal razón matemática. Pero, en todo caso, laciencia se desenvuelve en el terreno de lo comŭn, no de lo propio e individual,cosa que dificilmente puede decirse del mundo implícito al que Bohm trata deconducimos. En dicho mundo las informaciones son tanto menos contratablescuanto más se alejan del orden manifiesto en una b ŭsqueda quasi-religiosa delorigen primero de la totalidad, de lo sagrado, holy, en el sentido del términogriego cciA.o5, todo. En este viaje va abandonando progresivamente laherramienta de la razón para terminar no sirviéndose sino de la intuición y dela meditación, lo que supone lisa y llanamente pasar del ámbito de laintersubjetividad al de la más estricta subjetividad. Atrás queda finalmente,tanto el realismo racionalista einsteiniano, como el positivismo de Bohr.Bohm ha querido llevar a cabo una transgresión consistente en introducir en lapropia ciencia física el orden de lo oculto, prohibido desde Descartes. Elargumento esgrimido en defensa de su transgresión ha sido la no reducción de

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lo real a lo observable, la no aceptación de la experiencia sensible como ŭnicocriterio de realidad. Pero nuestro físico, no sólo discute el papel de laexperimentación, sino también el de la razón. En su caso no puede decirse quese trata ni de un físico experimentalista ni de un físico teórico. Supensamiento más bien nos conduce a la noche de Hegel en la que todos losgatos son pardos, en otros términos, a la indistinción entre la forma deconocimiento científico y aquellas que ni lo son ni pretenden serlo.

Decía ICant, citando supuestamente a Aristóteles, que "cuando estamosdespiertos tenemos un mundo comŭn, pero cuando soñamos, cada uno tiene elsuyo propio". Bohm ha tratado de aprehender la realidad fundante del mundocomŭn; lo que no está tan claro es si no se ha adormecido dejŭndose mecer porel encanto de un bello espectáculo de imágenes soñadas.

NOTAS

1 BOHM, D. (1980).2 BOHM, D. (1980), versión inglesa, pp. 149, 177.3 BOHM, D. (1980), p. 258.4 Ibid., p. 247.5 Ibid., p. 272.6 Ibid., pp. 165-166.7 Ibid., pp. 211-212.8 BOHM, D. (1980), versión inglesa, p. 156.9 BOHM, D. (1980), p. 241.10 Ibid., pp. 178-180.11 Ibid., p. 190.12 Ibid., p. 192.13 Bolun sugiere, en orden a obtener una teoría unificada, la profundización

de la idea de totalidad indivisible tanto en la teoría de la relatividad como en late-oría cuántica, lo cual llevará probablemente a la revisión, e incluso al abandono,de la noción de serial en el caso relativista (puesto que supone un contenido deinformación independiente y diferente para regiones diferentes) y de la noción deestado cuántico del sistema (al que asimismo se concede cierta existenciaindependiente y autónoma). Cf. BOHM, D. (1980), pp. 195-196.

14 Ibid., p. 240.15 Ibid., pp. 210-211 y 249-250.16 Ibid., pp. 205-206.17 En la obra editada por Ken Wilber, The Holographic Paradigm, se recogen

diversos trabajos de autores que se mueven dentro del modelo holográfico defendidofundamentalmente por Bolun en el ámbito de la materia y por Pribram en el delcerebro. En ella se incluyen dos entrevistas a Bohm dirigidas por la filósofa RenéeWeber, una de 1978 sobre el terna "El universo-plegado-desplegado" y la otra de1981 sobre "El físico y el mistico": Les posible el diálogo entre ellos?. Ambashabían aparecido originalmente en las páginas del Revision Journal.

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18 BOHM, D. (1980), versión inglesa, p. 11. •19 BOHM, D. (1980), p. 80.20 Ibid., p. 281. •

21 BOHM, D.: "El universo plegado-desplegado". En: K. WILBER, (ed.)(1987), p. 72.

22 Ibid., p. 101.23 BOHM, D. (1980), p. 277.24 Bohm distingue entre pensamiento e inteligencia (thought e

inselligence). El pensamiento "es el proceso en el cual tiene su real y concretaexistencia el conocimiento. i,Qué es el proceso del pensamiento? El pensamientoes, en esencia, la respuesta activa de la memoria en cada fase de la vida. (...). Esclaro que el pensamiento, considerado de este modo, como la respuesta de lamemoria, es básicamente mecánico en su modo de operar. (...). En este procesomecánico no hay raz6n intrinseca para que los pensamientos que surjan seanrelevantes o adecuados a la situacién real que evocan. La acción de percibir si lospensamientos particulares son relevantes o adecuados, o no lo son, requiere laactuacián de una energía que no es mecánica, a la que llamaremos inteligencia. Estaes capaz de percibir un nuevo orden o una mera estructura, que no es una meramodificacién de lo que ya es conocido o está presente a la memoria". Ibid., p. 83-84.

En definitiva, mientras que el pensamiento es caracterizado comoproceso, la inteligencia es más bien descrita como un acto de percepción noprocesual e inmediato que, para expresarse, requiere del pensamiento y que guardacierta relacián con lo que en la filosofía tradicional se ha denominado intuición.Mediante la inteligencia la mente es capaz de la percepcián libre e incondicionadade 6rdenes nuevos, mientras que el pensamiento opera mecánica ycondicionadamente sobre 6rdenes o estructuras ya dadas. El conocimiento suponeasí pensamiento e inteligencia.

25 Ibid., p. 89.26 Ibid., p. 273.27 BOHM, D. "El físico y el mistico. i,Es posible el diálogo entre ellos?. En:

K. WILBER, (ed.) (1987), p. 220.28 BOHM, D. (1980), p. 55.29 Ibid., p. 72.30 BOHM, D. and PEAT, F.D. (1987), pp. 15-16.31 BOHM, D. (1980), p. 270.32 BOHM, D.: "El universo plegado-desplegado". En: K. WILBER, (ed.)

(1987), p. 81.33 Ibid., p. 84.34 BOHM, D.: "Hidden variables and the implicate order". En: B.J. HILEY

and F.D. PEAT (eds.) (1987), pp. 33-45.En esta obra,además del mencionado artículo de Bohm y una entrevista

dirigida por Renée Weber titulada "Meaning as being in the implicate orderphilosophy of D. Bohm: a conversation", se contienen interesantes artículos decientíficos conocidos tales como d'Espagnat, Vigier, Prigogine, Bell, Feymman,Pribram, etc.

35 BOHM, D. (1951).

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36 BOHM, D.: "Hidden variables..." En: J.B. HILEY and F.D. PEAT (eds.)(1987), p. 33.

37 Ibid., p. 34.38 BOHM, D. (1952) y BOHM, D. (1957).39 BOHM, D. and PEAT, F.D. (1987). pp. 102-113.40 BOHM, D.: "Hidden variables...". En: B.J. HILEY and F.D. PEAT (ecis.)

(1987), p. 36.41 Ibid., p. 38.42 BOHM, D. artd PEAT, F.D. (1987), p. 110.43 BOHM, D. (1971).44 BOHM, D.: "Hidden variables...". En: B.J. HILEY artd F.D. PEAT (eds.)

(1987), p. 40.45 Ibid., p. 44.46 Su filosofía antipositivista se pone claramente de manifiesto en la obra

que publica en 1965 sobre la teoría de la relatividad. En ella hace especial hincapiéen el papel que la percepción juega en el tipo de realidad que describe la ciencia,gracias a su labor de selección y abstracción de ciertos rasgos. En conjunto suponeun concepto de ciencia no muy alejado del que defenderá en su obra de 1987,Science, Order and Creativity. BOHM, D. (1965).

47 BOHM, D.: "El universo plegado...". En: K. WILBER (ed.) (1987), p. 77.48 En este sentido Bohm nos indica que lo "santo" nada tiene que ver con las

religiones organizadas sino con el "todo". Así "holy" se basa en "whole". BOHM,D.: El universo plegado...". En: K. WILBER (ed.) (1987), p. 97.

BIBLIOGRAFIA CITADA

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castellana: La Totalidad y el Orden Implicado, Barcelona, Kairós 1987).HILEY, B.J. and PEAT, F.D. (eds.) (1987) Quaruum Implications. Essays in

Honour of D. Bohm. London, Routledge and Kegan Paul.BOHM, D. and PEAT, F.D. (1987) Science, Order and Creativity. Bantam

Doubleday Dell Publishing Group, Inc. (Se cita por la edición castellana: Ciencia,Orden y Creatividad. Barcelona, Kairós 1988).

WILBER, K. (ed.) (1987) El Paradigma Holográfico. Barcelona, Kairás.