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János Bolyai: la frustración de un matemático. Por: José Acevedo Jiménez. Fuente de la imagen: ingresopasivointeligente.com ¿A quién le pertenecen las ideas? ¿existen o se conciben? Bueno, independientemente de las respuestas, lo cierto es que a lo largo de la historia se pueden encontrar innumerables casos de personas, que de forma autónomas, se tropezaron con una misma idea. Por citar un ejemplo, muy conocida fue la disputa de Newton y Leibniz sobre la autoría del cálculo matemático. En matemáticas es algo muy frecuente. Quizás, en mi opinión, se debe a que sus conceptos están muy relacionados o vinculados. Y, por tal motivo, es más fácil llegar a un mismo resultado aunque el método para llegar al mismo sea diferente. Después de todo, en

La frustracion de un matematico

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Page 1: La frustracion de un matematico

János Bolyai: la frustración de un

matemático. Por: José Acevedo Jiménez.

Fuente de la imagen: ingresopasivointeligente.com

¿A quién le pertenecen las ideas? ¿existen o se conciben?

Bueno, independientemente de las respuestas, lo cierto es que a lo

largo de la historia se pueden encontrar innumerables casos de

personas, que de forma autónomas, se tropezaron con una misma

idea. Por citar un ejemplo, muy conocida fue la disputa de Newton y

Leibniz sobre la autoría del cálculo matemático.

En matemáticas es algo muy frecuente. Quizás, en mi opinión, se

debe a que sus conceptos están muy relacionados o vinculados. Y,

por tal motivo, es más fácil llegar a un mismo resultado aunque el

método para llegar al mismo sea diferente. Después de todo, en

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matemáticas, existen diferentes vías para llegar al mismo lugar.

Al concebir o descubrir, como mejor lo desee el lector, una idea es

natural sentir gran satisfacción por lo obtenido; sobre todo si tal idea

es de suma transcendencia. Pero, ¿y si no es tan nuestra como

pensábamos y con anterioridad ha sido descubierta? No cabe duda

que, en tal caso, nos llevaremos una gran decepción. A muchos nos

ha tocado experimentar el sabor amargo que causa tal situación;

sobre todo cuando no contamos con las herramientas que puedan

probar nuestra coautoría.

Es posible que las ideas sólo existan, independientemente del ser, y

esperen ser descubiertas. Para los europeos de la edad media

América no existía, pero, que ellos no tuvieran noticias del

denominado nuevo continente bajo ninguna circunstancia quería

decir que no estuviera en el lugar donde siempre estuvo.

El matemático János Bolyai (1802 – 1860), sin duda alguna,

experimentó la frustración que causa saber que “nuestras ideas” no

son tan nuestras como solemos pensar. Independientemente de

Nikolái Lobachevski, y sin conocerlo, Bolyai publicó, en 1832, un

tratado sobre geometría no euclidiana; Lobachevski publicó un

estudio muy similar apenas tres años antes. Como si no fuera

suficiente, Gauss se reusó a tomar a Bolyai como discípulo (en una

carta, el padre de Bolyai le escribió a Gauss para que aceptara ser el

maestro de su hijo). La excusa de Gauss fue que los logros de Bolyai

no eran tan novedosos, pues el propio Gauss los había anticipado,

sin publicarlos, una década atrás. Desalentado, János Bolyai dejó

para siempre su carrera como matemático. Para el ser humano es

mucho más importante la trascendencia y el reconocimiento

personal, así que nunca sabremos que grandes cosas pudo aportar el

matemático húngaro a la humanidad.

Page 3: La frustracion de un matematico

János Bolyai, fuente de la imagen: jurnalspiritual.eu

János Bolyai nació en Kolozsvár (actual Cluj, Rumania) el 15 de

diciembre de 1802. En la actualidad, se le ha dado el reconocimiento

que merece al reconocerlo como uno de los descubridores de un

sistema de geometría no euclidiana.