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conquistandolahistoria
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Tras la caída del Imperio carolingio,
Europa quedó dividida en un conjunto
de reinos, que tenían en común el
cristianismo y la organización feudal.
En la cúspide de las relaciones de
vasallaje se situaba el monarca
reconocido como el (primus inter pares)
es decir, el primero entre iguales.
La iglesia cristiana había establecido sobre
que los monarcas eran representantes de
Dios en la tierra.
Gobernaban y defendían su reino.
Los monarcas poseían castillos y se
trasladaban para controlar sus posesiones
Los territorios que el monarca tenía bajo
su autoridad eran considerados como
patrimonio personal.
Lo que normalmente sucedía fue que un
noble se hacía vasallo de otro rey y sus
tierras se integraban en otro reino.
El monarca compartía el gobierno del
reino con la gran nobleza.
Algunas atribuciones exclusivas fueron
dirigir campañas militares, recaudar
impuestos para guerras y ejercer de juez
supremo en pleitos.
Cuando el rey gobernaba necesitaba la
ayuda de la Curia que le aconsejaba
cuando tomaba decisiones.
Las personas que rodeaban al
rey formaban la corte.