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La Rebelión de los Contenedores En una pequeña aldea Pilitas, con su precioso traje rojo, estaba paseando y un niño le echó una botella de vidrio. Pilitas se quedó sorprendida y le dijo: - Por favor, ¿puedes sacarme esa botella? Yo soy un contenedor de pilas. El niño salió corriendo y Pilitas lo persiguió durante un largo rato, pero el niño desapareció. Cansada llegó al campo que estaba a las afueras de su pueblo y allí se encontró con Nica. - Hola- le dijo Nica- ¡qué alegría encontrarme con alguien!, soy Orgánica, pero todos me llaman Nica. - Encantada, Nica, yo soy Pilitas, ¿cómo estás? - Estoy hambrienta, delgada y enferma, porque necesito que me den algo de comer. Nadie me da nada y eso que mi color gris tendría que haberles dejado bien claro lo que me gusta comer. - Pues a mí sí que me dan comida, pero no la que a mí me gusta. - Aquí lo tiran todo al suelo. No se puede ni andar y huele fatal. Mientras pensaba una solución, Pilitas le echó restos de comida que había por el campo. - ¿Hacemos una concentración en la plaza? le preguntó Nica-. Así podemos explicarle a las personas lo mal que nos sentimos con esta situación. - Me parece muy buena idea. Es muy importante que sepan que reciclar es fundamental para poder vivir mejor- le dijo Pilitas. De camino a la plaza escucharon una voz: - Por favor, ¿podéis ayudarme? - ¿Quién está hablando? preguntó Nica. - No veo a nadie le contestó Pilitas. - Aquí, soy el río, ¿podéis buscar a Aceitoso? Necesito que me ayude. - No sabemos quién es. - Es el contenedor de aceite y es de color naranja. - ¡Vamos a buscarlo! - Gracias, decidle por favor, que mis aguas están llenas de aceite. - Tranquilo, se lo diremos. Detrás de un árbol, encontraron a Aceitoso dormido. Estaba muy débil y no sabía cómo podía ayudar al río. - ¿Quieres acompañarnos? Vamos para el pueblo y lo primero que queremos hacer es encontrar a Pedrín Papelín. - ¿Quién es Pedrín Papelín? preguntó Aceitoso intrigado. - Es un contenedor de papel de color azul que vive en la puerta de una papelería. Después de caminar un buen rato, lo vieron a lo lejos. Estaba subido en un gran camión y le estaban sacando todo el papel que tiene en su barriguita.

La rebelión de los contenedores

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Page 1: La rebelión de los contenedores

La Rebelión de los Contenedores

En una pequeña aldea Pilitas, con su precioso traje rojo, estaba paseando y un niño le

echó una botella de vidrio. Pilitas se quedó sorprendida y le dijo:

- Por favor, ¿puedes sacarme esa botella? Yo soy un contenedor de pilas.

El niño salió corriendo y Pilitas lo persiguió durante un largo rato, pero el niño

desapareció.

Cansada llegó al campo que estaba a las afueras de su pueblo y allí se encontró con Nica.

- Hola- le dijo Nica- ¡qué alegría encontrarme con alguien!, soy Orgánica, pero

todos me llaman Nica.

- Encantada, Nica, yo soy Pilitas, ¿cómo estás?

- Estoy hambrienta, delgada y enferma, porque necesito que me den algo de comer.

Nadie me da nada y eso que mi color gris tendría que haberles dejado bien claro

lo que me gusta comer.

- Pues a mí sí que me dan comida, pero no la que a mí me gusta.

- Aquí lo tiran todo al suelo. No se puede ni andar y huele fatal.

Mientras pensaba una solución, Pilitas le echó restos de comida que había por el campo.

- ¿Hacemos una concentración en la plaza? –le preguntó Nica-. Así podemos

explicarle a las personas lo mal que nos sentimos con esta situación.

- Me parece muy buena idea. Es muy importante que sepan que reciclar es

fundamental para poder vivir mejor- le dijo Pilitas.

De camino a la plaza escucharon una voz:

- Por favor, ¿podéis ayudarme?

- ¿Quién está hablando? –preguntó Nica.

- No veo a nadie – le contestó Pilitas.

- Aquí, soy el río, ¿podéis buscar a Aceitoso? Necesito que me ayude.

- No sabemos quién es.

- Es el contenedor de aceite y es de color naranja.

- ¡Vamos a buscarlo!

- Gracias, decidle por favor, que mis aguas están llenas de aceite.

- Tranquilo, se lo diremos.

Detrás de un árbol, encontraron a Aceitoso dormido. Estaba muy débil y no sabía cómo

podía ayudar al río.

- ¿Quieres acompañarnos? Vamos para el pueblo y lo primero que queremos hacer

es encontrar a Pedrín Papelín.

- ¿Quién es Pedrín Papelín? –preguntó Aceitoso intrigado.

- Es un contenedor de papel de color azul que vive en la puerta de una papelería.

Después de caminar un buen rato, lo vieron a lo lejos. Estaba subido en un gran camión

y le estaban sacando todo el papel que tiene en su barriguita.

Page 2: La rebelión de los contenedores

- Vamos a esperar que baje.

Se sentaron a descansar observando las montañas que rodeaban su pueblo y escucharon

un grito.

- ¡Ay, ay!, me duele mucho la barriga.

- ¿Quién ha dicho eso?

- Soy yo –contestó un contenedor amarillo- me llamo Plastiquín y tengo mucho

dolor.

- ¿Qué te han dado de comer?

- Sobre todo vidrios, pilas, papeles y aceite, pero casi nadie me da plástico.

- Pues te llevaremos al Doctor Reciclón.

El doctor le hizo una radiografía y le limpió su barriguita. Después le dio unos plásticos

especiales que le curaron el dolor.

Plastiquín se unió al grupo y se fueron a la plaza del pueblo a llamar a todas las personas

para que le ayudasen a reciclar.

- Hola, os he escuchado y creo que será mucho mejor llamar a los niños y niñas.

- ¿Quién eres?

- Soy Cristalina y mi comida favorita es el vidrio.

- Me encanta tu color verde- le dijo Aceitoso.

- ¿Por qué crees que tenemos que llamar a los niños y niñas? –le preguntó Pilitas.

- Las niñas y los niños son el futuro y siempre cuidan la Naturaleza.

Fueron al colegio El Recreo a las clases de Educación Infantil y los invitaron a merendar

al campo.

Pasaron una tarde maravillosa porque las niñas y los niños les ayudaron a reciclar.

Todos los contenedores se alimentaron con su comida favorita y muy agradecidos por su

ayuda le regalaron un cartel en la que escribieron:

¡LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS SALVARÁN EL MUNDO!

Cuento colectivo 5º A