Upload
jose-banquez-nieto
View
73
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
LA REGION CARIBE EN EL ESCENARIO GLOBALIZADO
Muchas veces se afirma que en el escenario globalizado y específicamente en una
economía internacionalizada o mundializada, las zonas costeras suelen ser las más
beneficiadas debido a la ventaja que poseen en su ubicación geográfica. Desde
estos puntos, es más fácil en términos de logística del transporte y económico el
envío de manufacturas a destinos internacionales. Observamos casos como el de
estados unidos, en donde en la costa este o cerca a ésta, se ubican un número
importante de industrias, lo cual evidencia esa ventaja geográfica mencionada en
una economía globalizada.
En nuestro país, como consecuencia del proceso de globalización que se ha
evidenciado o llevado a cabo con mayor intensidad en la última década, uno de los
nodos donde se aglomeran empresas pertenecientes a diferentes sectores de la
economía, es la región caribe. Sin embargo, esta afirmación merece un poco más
de análisis, si decimos que en Colombia los nodos productivos a gran escala se
encuentran en la zona central, abarcando sitios como Bogotá, Antioquia, en la zona
occidental, el valle del cauca, en la oriental, los santanderes y en el norte, la región
caribe, pero en esta última región, las empresas en su gran mayoría se concentran
en la ciudad de Barranquilla, Cartagena y en menor proporción en Santa Marta. Lo
anterior quiere decir que efectivamente existen unos nodos empresariales,
tecnológicos, académicos entre otros, que son la ciudad de Barraquilla y Cartagena,
confirmando esta característica de la globalización, en cuanto a la segregación de
ciertos territorios dentro de todo este proceso de desarrollo económico.
Puede que una de las formas de afrontar el fenómeno globalización es tener de
visión sistémica y es cuando surge el enfoque regional más allá de lo espacial, como
medio para tener sostenibilidad en este nuevo escenario. En el caso caribe, a pesar
de que históricamente Colombia siempre ha visto su desarrollo y aparato productivo
hacia dentro, con un tinte altamente centralista y no como desarrollo endógeno, es
claro que esta realidad cambió por lo comentado anteriormente, pero manteniendo
excluido gran parte del territorio de esta región.
Decir que la región caribe es uno de los polos de desarrollo del país, es una verdad
a medias, los polos son solamente dos ciudades, mientras que el resto del territorio
no se ha contemplado desde sus características sociales, culturales, económicas,
geográficas, lo que permitiría tener un panorama de regiones dentro de esta región,
permitiendo toma de decisiones acertadas a nivel de explotación del aparato
productivo ya establecido o por establecer.
Es importante mencionar que en nuestro país ha hecho carrera la frase “Colombia
un país de regiones”, pero a sabiendas que el establecimiento o reconocimiento de
regiones, más allá de lo político administrativo, brinda ventajas para hacer frente al
proceso globalizador, permitiendo definir potencialidades productivas en cada zona,
en nuestra patria, nos ha sido imposible ponernos de acuerdo para definir regiones,
muchas veces por intereses individuales de gamonales políticos, que han tenido
hegemonía electoral.
Claramente la ciudad de barranquilla, su puerto con excelente ubicación marítimo
fluvial, la zona franca que posee, son elementos catalizadores para el
establecimiento de empresas con alto grado de modernización en sus procesos
productivos, con tecnologías de punta y estructura organizacional acorde con los
nuevos paradigmas, conformada por profesionales con alto grado de
especialización en cada una de sus disciplinas, provenientes de distintos puntos del
país y fuera de éste. Cada día este fenómeno de llegada de firmas a estas ciudades,
es persistente, lo cual si se mira de forma simplista, es buena para este par de
ciudades.
Analicemos este escenario desde el punto de vista de la sostenibilidad y nos damos
cuenta que con estas características de aglomeración y segregación territorial
claramente definidas por muchos autores, se transita en una línea muy delgada
para lograr sostenibilidad en este escenario. En lo ambiental, la proliferación de
polos de desarrollo, sin una adecuada regulación y políticas de las autoridades en
la materia, desencadena en impactos a nivel físico, biótico y por ende social. En el
caso más tangible podemos citar lo que ocurre en la bahía de Cartagena, donde
existe un choque entre la industria del turismo y la manufacturera, al generar
grandes cantidades de vertimientos la segunda, en este ecosistema que brinda
servicios de regulación, aprovisionamiento y cultural. Este caso es agravado, si se
tiene en cuenta el aumento en la presión que ha sufrido la bahía, debido al
crecimiento poblacional, lo cual incrementó la cantidad de aguas servidas sobre este
cuerpo de agua, impactando un servicio ecosistémico como es el de la pesca
comercial en pequeña escala o para consumo local, lo que a su vez puede
desencadenar en problemas sociales como puede ser el tener ingresos mínimos
para subsistencia.
Es solo un ejemplo de la realidad sistémica, en donde todo se relaciona con todo y
la región caribe no es la excepción principalmente con las características que hasta
el momento ha mostrado el escenario de la globalización económica.
Los índices de desarrollo humano para esta región, marcan la misma tendencia que
se tiene para todo el país y es el presentar cifras favorables en materia de educación
y salud, por solo tocar estas dos, en los principales centros urbanos, mientras que
el nivel rural, no se encuentra en un buen escenario si es analizado con este tipo de
indicadores.
Concluyendo y en términos generales, esta región tiene la misma tendencia o
comportamiento polarizadora que suele presentarse en realidades de globalización
económica, lo cual puede tener solución si se toman decisiones en políticas
regulatorias que garanticen un verdadero desarrollo sostenible.
Elaboró
JOSE BANQUEZ NIETO