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Jonás Rafael Fernández Martínez
NIHILISMO DESDE VATTIMO
El nihilismo es una especie de tendencia a la negación absoluta, a la aniquilación. Es una
dogmatizacion del escepticismo por decirlo de alguna manera. Para Nietzsche el nihilismo es la
perdida de una razón “trascendente” del mundo y de la vida histórica, encargada de dar sentido y
consistencia. Él (Nietzsche) observa en el nihilismo el incontenible proceso histórico de
desvalorización de los valores supremos. De aquí que para Vattimo, el nihilismo consista en la
falta de guía axiológica para comprender un proyecto histórico y actual, el cual conduce a una
“ontología del presente, un único espacio en el que se desarrolla y se agota lo real”. En este sentido
el nihilismo es el debilitamiento del ser fundante de la metafísica tradicional. El nihilismo es “la
situación en la cual el hombre abandona el centro para dirigirse a la X” (Vattimo, 1987, pág. 23). De aquí
que según Vattimo, el hombre posmoderno ha comprendido que no hay sentido, porque no hay
fundamento metafísico: “del ser como tal ya no queda nada” (Vattimo, 1987, pág. 23). Vattimo cree
que en la conceptualización de Heidegger, “el nihilismo sería la indebida pretensión de que el ser, en
lugar de subsistir de manera autónoma, independiente y propia, esté en poder del sujeto” (Vattimo, 1987,
pág. 24). Sin embargo él (Vattimo) se inclina, hacia la concepción que Nietzsche hace del nihilismo:
el nihilismo significa aceptar la muerte de Dios en nuestra cultura y, con ello, la desvaloración de
los valores supremos. No obstante estos valores pueden convertirse y transformarse por obra de
indefinidos procesos en otros valores, donde la retórica y la estética sustituyen a la lógica y hacen
ver el “carácter superfluo de los valores últimos, donde está la raíz del nihilismo consumado” (Vattimo,
1987, pág. 27). Lo que la posmodernidad propone según Vattimo, es la promoción de lo humano
sin un nuevo Humanismo, “la posibilidad capaz de facilitar verdaderamente todas las otras
posibilidades que constituyen la existencia” (Vattimo, 1987, pág. 30) Los grandes valores que
promulga el Humanismo, el ser, la verdad, la bondad, etc. son solo fábulas, sagas, mensajes
transmitidos. No hay que seguir interpretando las fábulas como verdades, sino “vivir la experiencia
fabulizada de la realidad, experiencia que es también nuestra única posibilidad de libertad”
(Vattimo, 1987, pág. 32).