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1 FUNDACIÓN PARA EL DESARROLLO DEL CEREBRO I.A.P. CUADERNOS DE NEUROPEDAGOGÍA Y NEUROCIENCIAS La vida será tanto menos inhumana cuanto mayor sea la capacidad individual de pensar y actuar”. Simonne Weil

Niños genios

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Por el Profesor Joaquín Castelán Ramírez, Presidente de la Fundación para el Desarrollo del Cerebro.

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FUNDACIÓN PARA EL DESARROLLO DEL CEREBRO I.A.P.

CUADERNOS DE

NEUROPEDAGOGÍA Y

NEUROCIENCIAS

”La vida será tanto menos inhumana cuanto

mayor sea la capacidad individual de pensar

y actuar”.

Simonne Weil

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FUNDACIÓN PARA EL DESARROLLO DEL CEREBRO I.A.P.

Municipio Libre 141-2 Col. Portales. Del. Benito Juárez México, D. F. CP: 03300 Tel. y fax: (01)5672-9007

NIÑOS GENIO DESDE RECIEN NACIDOS

Joaquín Castelán Ramírez

INDICE

INTRODUCCIÓN 3

LA ESENCIA DE LA INTELIGENCIA 6

LA INFORMACIÓN MADURA EL CEREBRO 20

CODIFICACIÓN DE MENSAJES 27

CAMBIANDO LAS CONCEPCIONES DEL UNIVERSO 32

LA INFORMACIÓN FLUYE 40

REORGANIZACIÓN DE LOS MENSAJES EN EL CEREBRO 44

NIVELES SUPERIORES DE ACTIVIDAD INTELECTUAL 47

LA INTELIGENCIA EN LA FORMACIÓN DEL LENGUAJE 52

LA INTELIGENCIA EN ACCION 56

BIBLIOGRAFÍA. 63

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Le don d´intelligence nous éclaire en répandant

une lumière vive, pénétrante, extraordinaire sur l

sens de la vérité réveillée et en nous donnant la

certitude du véritable sens de la parole de Dieu.

INTRODUCCIÓN

Para muchas de las religiones la inteligencia es un don concedido por la divinidad. Así, en la antigua Roma

tener ideas significaba tener a la diosa Dea en el interior, en el alma; para los griegos la inspiración llegaba

de las musas y en la religión cristiana es un don divino que proviene directamente de Dios, recibido del

Espíritu Santo por todos los seres humanos. Para antropólogos e investigadores la inteligencia, aún cuando

no la definen, se considera hasta ahora una condición propia de la naturaleza humana, que apareció en

algún momento de la evolución de la especie, pero que en un futuro cercano, posiblemente, ya no será

tema exclusivo de estas disciplinas porque en los últimos años se habla ya de máquinas inteligentes y sobre

todo de la inteligencia artificial.

Tanto quienes consideran la inteligencia un don divino como aquellos que la atribuyen al resultado de la

evolución de la especie o que van más allá y se refieren a la organización del universo coinciden en que es

una característica exclusiva del ser humano, y también convienen en la importancia de contar con un buen

ambiente desde recién nacido para que se manifieste. Podría deducirse de este argumento una forma de

clasificar a grandes rasgos a los seres humanos, organizándolos en cuatro grupos, a saber: los pobremente

dotados con un ambiente pobre; los ricamente dotados con un ambiente pobre; los pobremente dotados

con un ambiente rico; los ricamente dotados que tuvieron un ambiente rico. Cabría aclarar a qué se refieren

cuando hablan de dotación genética y de ambiente rico antes de contemplar como deseable para toda la

humanidad a este último grupo, porque se han generado grandes controversias a partir del valor que damos

al ambiente por un lado, y a lo concebido como dotación trasmitida por medio de los genes por el otro,

pues partiendo de una base la inteligencia va construyendo por medio del lenguaje un ambiente muy

complejo, no son entidades separadas.

Si consideramos la inteligencia como un recurso inherente al funcionamiento del cerebro humano, no se

tiene más o menos de esta dotación en términos cuantitativos, no hay cerebros pobre o ricamente dotados

intelectualmente, sencillamente se cuenta con una función que se manifiesta en un proceso de desarrollo,

ligada a una velocidad diferente en la aparición de las estructuras cada vez más complejas y se hace uso de

ella, manejando ambientes cada vez más elaborados que gradualmente ella misma construye, y esos

ambientes, eminentemente lingüísticos, se limitan a favorecer o impedir que esta función sea ejercitada,

aplicada, usada y, en consecuencia, se haga más o menos eficiente, independientemente de los elementos

que maneje de acuerdo con ese nivel y velocidad de desarrollo en que se encuentre, sea niño, joven o

adulto, considerado retrasado mental o genio.

Pretendemos en este trabajo explicar lo que ocurre en el cerebro humano cuando observamos un acto

intelectual y por qué algunas personas parecen ser más inteligentes que otras, llegar a su esencia y señalar

la importancia del trabajo intelectual para favorecer la maduración cerebral. Al mismo tiempo enfatizar el

papel que desempeña la información, ese otro fenómeno tan complejo, en el proceso de organización de la

actividad cerebral, la participación de la inteligencia, para, de esta manera, ayudar a entender las

características de los elementos que tenemos que, proporcionar al cerebro del niño para que realice su

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trabajo intelectual, e impedir que se limite o se atrofie. Analizar la diferencia entre una acción inteligente y

un proceso exclusivo de memoria; cuáles son los cambios que se dan en el interior de la estructura

anatómica y funcional cuando decimos que se favorece su desarrollo y cómo influye nuestra acción

educativa para conseguir que alcance su máximo nivel de eficiencia.

¿Hasta dónde el ambiente intelectual en que se desenvuelven puede llevar o no a ejercitar ese mecanismo y

en consecuencia volverlo más eficiente o provocar que se atrofie por carecer de actividad como sucede con

los músculos cuando no se favorece su movimiento? ¿En que consiste ese ambiente intelectual? Todos los

seres humanos son inteligentes, realizan actos inteligentes desde recién nacidos, aunque difíciles de evaluar

cuantitativamente, en este sentido, sólo se puede hablar de individuos más inteligentes que otros si se toma

en cuenta que la diferencia entre los genios, las personas consideradas normales y los llamados retrasados

mentales consiste en la velocidad a la que su nivel de organización cerebral o estructuras mentales

construidas tratan de interpretar los fenómenos que suceden en la naturaleza.

He sentido la necesidad de hacer uso de los aportes que han hecho otras ciencias, en especial las llamadas

ciencias de encrucijada, como la biónica, la cibernética y la llamada inteligencia artificial, para entender

mejor el funcionamiento del cerebro y de los recursos que usa para llegar al conocimiento. Gracias a los

modelos propuestos por estas ciencias, al imitar el trabajo del cerebro, explicar funciones cerebrales

comparándolas con las de las maquinas contamos ahora con más elementos para explicar cómo se maneja

la información productora de la maduración cerebral o modificación anatomo-funcional de la estructura

neuronal como organizar los ritmos cerebrales, incrementar el flujo sanguíneo en ciertas áreas cerebrales y

como consecuencia, hacer crecer las neuronas y favorecer la aparición y crecimiento de nuevas fibras para

poder afinar los procedimientos educativos que con los aportes que hacen estas ciencias descubrimos que

son en buena parte parecidos a los utilizados en la introducción de mensajes a la estructura biocibernética

llamada cerebro, aunque de mucha mayor complejidad que cualquier máquina hasta ahora construida por el

hombre, pero que en buena medida se rige por los mismos principios descritos por la física, la mecánica

cuántica y la ciencia del caos, entre otras.

Si sabemos construir mensajes con impulsos motores, eléctricos, acústicos, visuales o químicos y

fundamentalmente por medio del lenguaje, podemos modificar la actividad bioeléctrica del cerebro y

llevarlo a condiciones que hasta ahora han sido consideradas paranormales o estados de conciencia

alterados como algo que podría ser de uso común o generalizado, modificar los ritmos bioeléctricos del

cerebro y aumentar el riego sanguíneo en ciertas áreas durante la actividad intelectual. Reflexionar sobre el

papel tan importante que tiene la educación en los cambios anatómicos y funcionales que se provocan en la

estructura, y a analizar la relevancia de aquellos conocimientos derivados de los descubrimientos de la física

actual que pueden ser correlacionados con los aportes de los grandes educadores en el terreno del

desarrollo de la inteligencia para entender mejor el papel que la pedagogía desempeña en la organización

de la actividad del cerebro humano y así hacer eficientes los programas educativos que se emplean con

niños y jóvenes sobre todo con los muy pequeños para no seguir anulando su deseo de saber, impidiendo

el uso del recurso llamado inteligencia para llegar a consagrar, como el primero de los derechos humanos el

derecho a la información concebido como el derecho a habitar en un ambiente rico lleno de mensajes que

provoquen conflictos que favorezcan la organización de la actividad cerebral eliminando las estructuras

castrantes del cerebro resultado de las relaciones de poder que se establecen en la familia la escuela y la

sociedad.

Transportarnos a niveles más profundos, más abstractos y, en consecuencia, más sencillos, más claros, en la

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explicación del funcionamiento cerebral, y del papel que ahí tiene la inteligencia nos facilitará descubrir su

empleo como un recurso del cerebro para interpretar los hechos de la naturaleza, así no entorpeceremos el

funcionamiento en una persona con daño cerebral al asumir que ya no puede aprender ni pensar lo mismo

que una persona que tiene el cerebro indemne. También nos ayudará a facilitar que los adultos descubran

las leyes que subyacen en su pensamiento cuando se forman los prejuicios que les impiden lograr grados de

eficiencia deseables para todos, independientemente de que su cerebro haya sido dañado o se esté

deteriorando por la muerte neuronal derivada del envejecimiento.

Es también propósito de este trabajo cuestionar al lector sobre algunos conceptos que ha venido manejando

a través de su historia personal sobre su inteligencia, sobre todo en las preguntas que se planteó de niño,

manifestadas en su curiosidad, en sus porqué, en esa necesidad de buscar explicaciones a fenómenos no

comprendidos y que en lugar de incrementarse al paso del tiempo disminuyeron hasta llegar a anularse.

Cuál fue el papel que desempeñó la escuela para llevarlo de adulto a moverse dentro de incongruencias

lógicas, anulando con sus métodos de enseñanza el deseo de saber e inhibiendo el uso de la inteligencia,

poder preguntarnos por qué hay alumnos que llegan a la escuela con un enorme deseo de saber y egresan

de ella creyendo que ya lo saben todo, con ese deseo de saber disminuido o anulado.

Más que dar respuestas, la intención es dejar dudas, plantear preguntas sobre la relación que se establece

con los niños muy pequeños, para que las mentes pensantes puedan resolverlas y elaborar otras nuevas,

pretendemos que se vea la inteligencia como algo vivo que se mueve a través del espacio-tiempo, no como

el privilegio de unos cuantos, pertenece a toda la humanidad y actúa constantemente en nuestra vida

cotidiana. Empleamos ejemplos con el propósito de hacer actuar la inteligencia del lector, en forma de

dudas al alcance de cualquier grado de preparación profesional, dirigirnos a los educadores profesionales o

no profesionales como los maestros, los padres y las madres de todos los niños, para convertirlos en

promotores del desarrollo intelectual, ya que estoy convencido de que sólo una mente inteligente puede

provocar el uso de la inteligencia del otro.

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Eppure se muove

GALILEO

LA ESENCIA DE LA INTELIGENCIA

***Definir la inteligencia como la capacidad de resolver problemas o capacidad de entender, para algunos

autores está en desacuerdo con la realidad, si así fuera, dicen, habríamos de preguntarnos en el primer caso

quién plantea los problemas que resuelve la capacidad intelectual y en el otro caso ya el hombre lo habría

entendido todo desde un principio. Esta es la razón por la cual en vez de exponer una teoría o una definición

de la inteligencia prefiero hacer resaltar su manifestación través del desarrollo de la ciencia, y sus analogías

con el proceso de desarrollo del niño, donde se nota con mayor claridad otro fenómeno importantísimo al

que hace referencia Aristóteles (1980) al comenzar su Metafísica con esta frase “todos los hombres desean

por naturaleza saber” y lo describe más ampliamente Ortega y Gasset (1985) cuando menciona “el hombre

no tiene más remedio que intentar conocer, porque posee un afán de saber y para satisfacerlo moviliza

todos los recursos puestos a su disposición, uno de ellos es la llamada inteligencia”.

Las personas que en un momento dado hemos considerado con una inteligencia superior al resto de la

humanidad, Newton, Einstein, Hawking, entre muchos otros, no lo fueron cuantitativamente, no contaron

con una mayor cantidad de inteligencia, sino simplemente la usaron como recurso para satisfacer ese

innato afán de saber y fueron pioneros en la investigación científica, llegaron primero, más rápido y más allá

en la concepción de teorías para explicar fenómenos hasta ese momento incomprensibles. La diferencia

entre los considerados más inteligentes, los niños, quienes poseen un enorme deseo de saber, de explorar,

de experimentar, aunque a sus acciones se le llame “travesuras”, como parte de su naturaleza, y las demás

personas consiste en su capacidad de observar minuciosamente el ambiente a su alrededor, los hechos, y a

partir de sus propias ideas, inventar hipótesis, construir sistemas lógicos y llegar a conclusiones antes de los

demás, para después hacer experimentos permitiendo comprobar la veracidad de esas ideas para más

tarde el resto de la humanidad, al seguir sus pasos, pueda llegar a esas mismas conclusiones con cierta

facilidad, sin recorrer todo el camino con la misma velocidad de estas personas.

El papel desempeñado por el afán de saber intrínseco a la naturaleza humana se hace patente cuando en el

desarrollo del hombre nos encontramos con adultos como Sócrates o niños investigadores y preguntones,

terror de algunos padres y maestros porque no se sujetan a su poder, cuestionan el sistema educativo, sin

advertir la razón de esas preguntas, resultado del descubrimiento de un nuevo indicio que no concuerda con

el resto de los elementos de su estructura de la realidad, con su relación matemática, ese debería ser así

pero no lo es o por el contrario: no debería ser pero así es.

A estas personas seguramente se refiere Hofstadter (2008) cuando dice: “hay gente que ante un nuevo

mensaje enseguida se siente atraída por la idea de buscar patrones y son básicamente los aficionados a las

matemáticas”. “La búsqueda del orden en al aparente desorden alimenta sus almas e ilumina sus vidas”;

aquí podríamos extender la analogía a los niños donde es obvia la existencia de esa mente matemática ellos

siempre buscan el orden en el aparente desorden, por eso son siempre preguntones insatisfechos.

Escuchemos sus preguntas y encontraremos muchos ejemplos de este planteamiento: el maestro explica

cómo se formó el sistema solar a partir de una nebulosa y el niño le pregunta de dónde sacó esa nebulosa,

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descubre la falta de un dato para hacer congruente la teoría; Sonia, hija de Dalia cuestiona a su madre por

qué si ella usa sanDalias, a ella no le compran sanSonias. ¿Por qué vemos siempre la misma cara de la Luna

si ésta gira sobre su propio eje? ¿Si usamos un sistema decimal, porque la semana tiene siete días, el día 24

horas y el año 12 meses? Es relativamente fácil resolver el teorema de Pitágoras o cualquier otro después de

ser construidos y explicados por sus autores, sin haber tenido que plantear todo el problema desde el

principio, en cambio, preguntarse ¿por qué en un triángulo rectángulo la suma del cuadrado de los catetos

es igual al cuadrado de la hipotenusa? como lo hizo Pitágoras, significa mantener insatisfecho el afán de

saber o satisfecho hasta cierto límite porque se planteará otra pregunta una vez resuelta la primera y así

sucesivamente

Recorriendo los mismos caminos seguidos por todos los seres humanos cuando tratamos de explicar el

mundo exterior, el niño se pregunta por los componentes del entorno, desea saber en el fondo cuál es la

estructura de la realidad, y en la antigüedad a la misma pregunta los más

sabios respondían diciendo que sus componentes básicos eran tierra,

agua, aire y fuego, pero los griegos ya consideraban llegar a una partícula

a la que no se le pudiera dividir y la llamaron átomo o indivisible; el

hombre siguió preguntando y siglos después creyó haberla descubierto y

llamó átomo erróneamente a una partícula divisible, porque ésta a su vez

está formada por electrones protones y neutrones, y éstos por otras

partículas más pequeñas llamadas bosones. Actualmente, la

indivisibilidad, se busca en la partícula de Higgs porque “bajo ella

subyacen fenómenos que pudieran aclarar por qué la fuerza de atracción

gravitatoria es muchísimo más débil que las demás fuerzas de la

naturaleza y quizá revele en qué consiste esa desconocida materia oscura

que llena el universo” (Quigg, 2008), de la cual parece ser está formada la materia. Aparecen otras muchas

preguntas hechas siendo niños o que nos hicimos cuando como especie salimos de la magia y empezamos a

hacer el análisis de nuestros pensamientos. Esos pioneros formularon las preguntas correctamente, lo

hicieron antes que sus contemporáneos, más encontrar las respuestas ha llevado siglos porque el afán de

saber no queda satisfecho y la estructura de la realidad no puede ser explicada todavía.

Partir de la idea de un entorno compuesto por cuatro elementos para llegar hasta la búsqueda de la

partícula considerada como el elemento básico del universo, en cierto modo, significa un gran avance, nos

demuestra que la realidad no es un regalo que los hechos hacen al hombre. Para Ortega y Gasset, (1934)

“siglos y siglos los hechos siderales estaban patentes ante los ojos humanos y, sin embargo, lo que estos

hechos presentaban al hombre, lo que estos hechos patentizaban, no era una realidad, sino todo lo

contrario, un enigma, un arcano, un problema ante el cual éste se estremecía de pavor”. Para J.M.Jauch

(citado por Hofstader 1982) “La naturaleza nos pone enfrente de una multitud de fenómenos que nos

impresionan principalmente por su arbitrariedad caótica, hasta que seleccionamos determinados hechos

significativos y los abstraemos de las circunstancias particulares y nada significativas que los rodean, de

modo de llegar a convertirlos en ideas y solamente así pueden exhibir su verdadera estructura en todo su

esplendor.” Lo confirma Doman G.( ) cuando nos dice: “démosle al niño los datos y él descubrirá las

bases sobre las cuales el sistema opera” hará uso de su inteligencia para satisfacer su afán de saber y

encontrar las leyes que rigen el fenómeno.

Para interpretar los hechos de la naturaleza, del universo, el cerebro humano debe organizarlos como un

mensaje o conjunto de mensajes, construirlos y advertirlos, de otro modo el mensaje no existe como tal. En

estos mensajes según Hofstadter (1982) podemos distinguir tres niveles distintos de información: (1) el

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mensaje marco, “advertir la necesidad de un mecanismo decodificador”, (2) el mensaje exterior, “construir,

o saber cómo construir, el mecanismo decodificador adecuado que debe aplicarse al mensaje interior”, y (3)

el mensaje interior, “haber extraído la significación pensada por el emisor”. Para satisfacer el afán de

conocer la estructura de la realidad hay que partir de que ésta no emite ningún mensaje que nos advierta la

necesidad del mecanismo decodificador, no piensa en alguna significación es una arbitrariedad caótica, la

mente matemática de la que hablábamos arriba, nosotros, nuestros cerebros los que advertimos esa

necesidad o decidimos que ahí existe un mensaje, y empleamos la inteligencia para construirlo codificarlo y

decodificarlo, por eso pueden ser diferentes la concepciones del mundo de un pueblo o una cultura a otro,

las de los niños y las de los adultos. Para el niño las palabras habladas o escritas representan esa

arbitrariedad caótica hasta que con o sin la ayuda del maestro selecciona los hechos significativos, los

abstrae y se “suelta” hablando, diciendo o leyendo, así como de todos las variaciones de tonos y matices con

que esta impregnados los objetos iluminados por el sol extrae la esencia y posteriormente lo asocia al

nombre del color mencionado por loes adultos.

Pensemos en como el niño descubre la aplicación correcta del nombre de un color, la percepción del reflejo

de la luz sobre el objeto por el órgano visual del observador asociada al nombre dado por la sociedad. El

color es la impresión creada por el conjunto de radiaciones que son visibles por nuestro ojo cuando la luz

blanca es descompuesta y se ubica dentro de una banda que abarca tanto la frecuencia de las ondas

luminosas incidiendo sobre un objeto como la intensidad con que se emiten esas ondas en la apertura de la

retina. Todas las que quepan en esa banda limitada de intensidad y frecuencia recibirán el mismo nombre

por su analogía con el color primario o secundario que se menciono primero asi surge el mismo nombre para

una gama amplia de matices y tonos del mismo. Según Hofstadter ( 2010) los significados surgen

espontáneamente gracias a la analogía, si le mostramos al niño diferentes objetos del mismo color, con

diferentes tonos y matices, descubrirá la analogía e identificara y aprenderá los nombres de los colores.

Para entender lo que son las analogías imaginémonos desplazándonos sobre un universo holográfico como

si los hiciéramos nadando en el mar, solamente que en vez de encontrarnos con peces similares nos

encontramos con conceptos análogos. Veremos que puede surgir de pronto un significado donde menos se

esperaba, una idea tan profunda como simple “nuestra rica actividad mental está hecha de millones de

analogías no muy trascendentes”. “Deberíamos tenerle un gran respeto a esas analogías en apariencia

triviales, ya que, si se examinan de cerca, a menudo provienen de lo más profundo de la cognición humana”

“Lo que ocurre es que esas pequeñas analogías nos resultan tan evidentes que cuando usamos la palabra

analogía parece sugerir algo más sofisticado”. Hofstadter, D. (2010).

Podemos examinar el papel desempeñado por el cerebro en su relación con el ambiente diciendo que es

quien construye los mensajes, afirmación congruente con la interpretación de Copenhague sobre la

estructura de la realidad basada en el principio de incertidumbre postulado por Bohr y Heisenberg donde se

explica que la función de onda describe todos los estados posibles de un objeto atómico porque este se

encuentra efectivamente en todos esos posibles estados simultáneamente, mientras no se observe, por lo

tanto, la realidad solo existe como consecuencia de nuestra acción de observar. Es entonces cuando se hace

patente el mensaje a cualquier nivel que lo queramos contemplar, desde la partícula atómica, el

descubrimiento por el niño de la invariancia de la cantidad hasta cuando escuchamos una opinión sobre

una persona o un acontecimiento y preguntamos según quien, esa opinión nunca será independiente de la

acción de observar, se pone énfasis en la inseparabilidad del sujeto observador y del objeto observado. La

estructura de la realidad siempre será contemplada según el punto de vista del observador, si no revisemos

como cambia en el proceso de desarrollo y crecimiento del niño el modelo de observacion de acuerdo con

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Piaget ( ). Los diferentes puntos de vista “Una noticia sensacional según usted, sensacional para

nosotros o sensacional en si”, pregunta uno de los personajes de: “La Compasión Divina” ( Jan Cau.)

En la naturaleza el llamado mensaje marco lo construye el cerebro, de acuerdo con su modelo de

observacion, como una respuesta al afán de saber innato en el ser humano que dispara, usando la

inteligencia, la necesidad de crear ese mecanismo capaz de advertir que ahí hay un mensaje, su modelo para

llevar a cabo la acción de observar, y la necesidad de una clave para poder descifrarlo, porque el universo no

nos envía mensaje alguno, el cerebro humano los construye a medida que va buscando formas de explicar

los fenómenos del entorno, por eso si bien los últimos avances obtenidos dentro de la física teórica, en

particular los relacionados con la física cuántica, la teoría del campo unificado y otros muchos temas,

podrían ser aspectos muy importantes a considerar en el planteamiento que han hecho los científicos acerca

de la teoría definitiva de la estructura de la realidad, paralelamente cabría preguntar por qué en cuanto

adquirimos nuevos conocimientos, surgen nuevas dudas y buscamos nuevas explicaciones, construimos

nuevos mensajes marco, cambiamos nuestra concepción del universo si este sigue siendo el mismo.

Podríamos preguntar si existe una relación entre el funcionamiento del cerebro, de ese afán por conocer y

de usar la inteligencia como recurso para satisfacerlo, si somos más o menos inteligentes unos de otros o

que nuestros antepasados, porque hemos avanzado en esa comprensión de la realidad, si existen pueblos

primitivos que usan esquemas que corresponde con las de nuestros niños o se trata de culturas con otras

concepciones del universo diferentes a la nuestra, tal vez, sólo somos capaces de manejar mayor cantidad

de información, entendida aquí como el conjunto de explicaciones o teorías y datos almacenados en el

cerebro por la humanidad en su devenir ya que seguimos sin entenderlo todo y buscando esa partícula

primaria, pieza base de la estructura de la realidad.

Pongamos unos ejemplos de cómo el cerebro en su afán de saber advierte la necesidad de crear un

mecanismo codificador para observar la estructura de la realidad. Supongamos que nos enfrentamos con la

siguiente imagen y contamos con la estructura capaz de analizar la congruencia de nuestro pensamiento.

1/16, 1/8, 3/16, 1/4, 5/16, 3/8, 7/16, 1/2, 9/16, 5/8, 11/16, 13/16, 7/8, 15/16.

Lo primero que hacemos es leerla varias veces tratando de memorizarla, hasta que nuestro cerebro advierte

la necesidad del mecanismo codificador, crea la conjetura e intenta subir de nivel; nos planteamos si no

tendrá algún orden, tal vez nos demos cuenta que una vez sí y una vez no aparece el número 16 como

denominador y que el numerador se incrementa aumentando 2 al anterior 1, 3, 5, 7, tanto con el 16 como

con el 8 y el 4, que en la parte central está escrito ½, seguimos conjeturando hasta que, repentinamente,

descubrimos que los números van aumentando progresivamente de 1/16 en 1/16 y a la vez se van

reduciendo a su mínima expresión, 1/16 + 1/16 = 1/8 y así sucesivamente. Recordamos toda la serie con

mucha facilidad cuando empleamos la regla que acabamos de descubrir porque hemos construido y

advertido el mensaje, ya podemos crear y memorizar series parecidas hasta el infinito.

Ahora, supongamos que queremos aprender a preparar un buen arroz y para ello solicitamos la receta a

quien creemos sabe hacerlo muy bien; nos llama la atención que el primer consejo es freír el arroz hasta

que tenga un color “cafecito” y una vez frito agreguemos los condimentos y más o menos dos tantos de

agua por uno de arroz. Nos preguntamos qué quiere decir “cafecito” y

cuánto significa “más o menos”, ¿por qué cuando lo hacemos la primera

vez no nos sale como quisiéramos, nos sale aguado o duro?, ¿por qué el

agua se pasó o no fue suficiente, quedó más dorado o crudo? Seguimos

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probando hasta que un día llegamos a descubrir qué nos quisieron decir y qué significa para nosotros o cual

es nuestro modelo de "cafecito" y «más o menos». Significa al mismo tiempo descubrir la clave de la

organización, el modelo, cuando introdujimos nuestras propias variables de utensilio que usamos para

cocinar: sartén o cazuela, el tipo de calor que empleamos, no es lo mismo estufa, parrilla, carbón o

microondas. Esto requiere contemplar el problema desde otro nivel y tener la impresión de que el cerebro

se ha organizado de otro modo, como si estuviéramos en otro universo., nos lleva a buscar otro modelo de

organización para interpretar la realidad.

En un contexto más amplio, el nivel más alto, el modelo actual al que hemos llegado para explicar en su

totalidad la estructura de la realidad, según los avances obtenidos en la física quántica, sugiere que “nuestro

universo, al que percibimos en tres dimensiones podría en realidad estar escrito en una superficie

bidimensional, como un holograma, de manera que nuestra percepción ordinaria de un mundo

tridimensional resultaría una profunda ilusión o sólo una de dos alternativas de ver la realidad” (Bekenstein

(2003) o “la realidad objetiva como la conocemos no existe, a pesar de su aparente solidez el universo es un

holograma gigantesco”, (David Bohn 1987). Preguntarse si esa partícula indivisible base del universo es de

materia o energía o un bit, la unidad básica de los sistemas de información, nos llevaría conclusiones

diferentes a las obtenidas hasta ahora y nos permitiría al explicar así la estructura de la realidad hacerlo

también con otros fenómenos hasta ahora incomprensibles como la telepatía, precognición y otros como lo

sugieren algunos investigadores.

Este nuevo modelo de observación, esta duda en cuanto a nuestra percepción de la constitución del

universo, ese ¿Por qué? mencionado antes surge cuando en 1982, Alain Aspect y sus colaboradores,

sometiendo partículas subatómicas, como los electrones, a determinadas condiciones, descubrieron su

capacidad de comunicarse instantáneamente unas con otras independientemente de la distancia que las

separa, sea de 10 m. o de 10 mil millones de kilómetros. Estas partículas actúan como si cada una de ellas

supiera lo que están haciendo las otras. Este fenómeno no puede explicarse con el modelo de un universo

contenido dentro de un espacio-tiempo como nos muestra la percepción tridimensional, porque con él se

violaría el principio sostenido por Einstein en la teoría de la relatividad según el cual la velocidad máxima a la

que puede viajar un objeto en el espacio tiempo es el de la de la luz (300,000 Km./s) y en este caso parecía

ser rebasada con mucho lo cual con este modelo de observación es teóricamente imposible, pero los hechos

existen “y sin embargo se mueve”, diría Galileo.

Ante este hecho el cerebro humano en su afán de saber, como en el caso del niño, se ve en la necesidad de

construir una nueva explicación, proponiendo otro modelo de observación, modificando el mensaje marco,

porque la explicación anterior ya no resuelve las nuevas conjeturas y no abarca este nuevo descubrimiento,

por lo tanto Aspect y sus colaboradores deducen que todas las partículas quedan en contacto instantáneo

independientemente de la distancia pues, según estos investigadores, su separación es una ilusión, en un

nivel de realidad más profunda no son partículas aisladas sino extensiones de un organismo fundamental.

Como si fuera una página escrita donde la trama pone en contacto el espacio tiempo de los personajes a

través de un universo holográfico.

Este modelo en el cual la física duda de la existencia de la realidad objetiva y construye uno nuevo basado

en la holografía donde los átomos del cerebro aparecen conectados a las partículas subatómicas del

universo coincide con la explicación del funcionamiento del cerebro hecha por Pribram (1980) el cerebro es

“un holograma compuesto por los datos que percibe en el universo” así “los recuerdos no son almacenados

en las neuronas o en pequeños grupos de neuronas sino en los esquemas de impulsos nerviosos que se

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entrecruzan en todo el cerebro” “Nuestros cerebros construyen matemáticamente la realidad concreta al

interpretar las frecuencias de otra dimension, una esfera de la realidad primaria significativa, pautada, que

trasciende el espacio y el tiempo”. “El cerebro es un holograma que interpreta un universo holográfico”. Es

con las frecuencias vibratorias que entran a través de los canales sensoriales, convertidas en impulsos

nerviosos, con lo que el cerebro construye el espacio y el tiempo, los objetos y la realidad exterior misma;

explicación que como vemos coincide más con el concepto de holograma que con la de una estructura

tridimensional en el que la energía y la materia tienen un papel fundamental pero que no es suficiente

porque no permite construir un modelo paralelo para explicar sus funciones. Necesitamos un modelo virtual

donde la información se construye con la variabilidad de las frecuencias y la intensidad con que fluyen los

impulsos nerviosos como las imágenes en la pantalla del televisor.

En el proceso de enseñanza podemos examinar la congruencia de utilizar el modelo de cerebro holográfico

propuesto por Pribram comparándolo con el construido por una estructura tridimensional con masa y

energía manejado en la actualidad. Cuando queremos memorizar la serie de números antes vista, haciendo

uso de los dos modelos podríamos hacer la analogía entre el flujo de información por el cerebro y los viajes

espaciales descritos en las novelas de ciencia ficción, donde en un universo tridimensional sería imposible

viajar a otra galaxia o a los confines del universo conocido, porque aun alcanzando velocidades cercanas a la

de la luz estos viajes tendrían una duración superior a la de varias vidas humanas además de que, de

acuerdo con la teoría de la relatividad, la masa se incrementaría hasta alcanzar el tamaño mismo del

universo lo cual equivaldría a querer memorizar la serie con una cantidad infinita de componentes

grabándolos a una velocidad finita y con un límite también finito donde no cabria un sol componente más.

Por eso se en esos viajes espaciales se ha contemplado la idea de hacerlo a través de los llamados agujeros

de gusano, soluciones de las ecuaciones relativistas que permiten establecer puentes entre dos regiones

distantes del espacio-tiempo, un atajo por donde se puede llegar a otro espacio tiempo del universo o a otro

universo, al igual que un gusano cruza la manzana en vez de rodear su superficie suceso equivalente a

descubrir la regla que rige la organización de la serie, es decir asomarnos a otro universo o a otra región

lejana de este mismo,

Crear nuevas conexiones neuronales, presentando conflictos, dilemas o búsqueda de claves, por donde

fluyan los mensajes podríamos decir que se llega a otros universos virtuales en un nivel superior de

organización de la información viajando a través de esos agujeros de gusano. Las entradas a los agujeros de

gusano se localizan o aparecen en el momento en que algún nuevo indicio nos plantea la posibilidad de que

exista un modelo diferente de organización del entorno y del conocimiento, cuando el educador crea dudas

y propicia que el alumno formule preguntas y descubra las respuestas.

Esta explicación en la cual empleamos un modelo holográfico del cerebro nos permite incluir otros

elementos como el funcionamiento de un continuo circuito de retroalimentación en forma de espiral cuyo

final se contempla a sí mismo formando un bucle extraño porque se contempla a si mismo se refiere a

capacidad de autocrítica del cerebro humano o capacidad para juzgar sus propios pensamientos, auto

corregirse e impulsarse a un nivel más elevado de desarrollo: pasar del hablar al decir, del oír al escuchar,

del ver al observar. Vemos la analogía en la actitud del niño que pregunta impulsado por su deseo de saber y

está organizando su ambiente lingüístico, cuando se “suelta” hablando repite la última palabra que escuchó

para comparar los sonidos que está emitiendo con aquellos guardados en su memoria acústica escuchados

recientemente o cuando utiliza las paredes de la casa en su intento por codificar los mensajes que quiere

transmitir y cuyo código solo él conoce, cuando empieza a escribir.

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12

Con estos elementos propios de un holograma podemos pensar que la habilidad del cerebro consiste en

traducir el alud de ondas luminosas, sonoras, químicas, mecánicas u otras que recibe por los sentidos (en el

mundo concreto de nuestras percepciones visuales, acústicas, táctiles, olfativas, gustativas y de movimiento)

en la intensidad y la frecuencia de impulsos bioeléctricos y bioquímicos que viajan por las ramificaciones de

las células nerviosas para convertirlas en palabras y conjuntos de palabras, que se transforman en ideas y

pensamientos. La capacidad de codificar y decodificar frecuencias, de convertir la falta de sentido en una

imagen coherente nos permite contemplar la aparente solidez del universo y más tarde consolidarla en un

código llamado lenguaje volviéndola virtual más que objetiva.

Cuando decimos que un fenómeno debería o no debería manifestarse como lo percibimos, nos referimos a

la diferencia encontrada entre su manifestación y la concepción existente en el cerebro, No nos sirve

nuestro modelo de observación y surge la pregunta ¿por que? Hemos encontrado en el holograma cerebral

la entrada a un agujero de gusano. Desplazarnos por él, buscar la respuesta nos lleva a una nueva

explicación, a la construcción de un nuevo modelo de observación de la estructura de la realidad, que

abarque también los datos recién descubiertos, como lo hicieron Alain Aspect y sus colaboradores quienes

solamente concibiendo el universo como un holograma pudieron explicar la comunicación entre las

partículas a velocidades superiores a las de la luz; o Galileo a quien una Tierra fija en el universo no le

permitía abarcar muchas de sus observaciones, él no modificó el Sistema solar, se limitó a buscar, a partir de

los datos que descubrió, una explicación más simple, más coherente, que ayudaría a aclarar muchos otros

fenómenos de la mecánica celeste y los hacía más fáciles de entender a todos los humanos, por eso su “sin

embargo se mueve” o lo que hace el niño, quien para poder explicar un objeto tiene que colocarlo en más

de una categoría.

Antes del descubrimiento del holograma, hecho que sucedió cuando se proyectó sobre un objeto un haz

luminoso coherente mientras que con otro foco se proyectó un haz de electrones; y el conflicto entre ambos

tipos de ondas creó una imagen de ondas concéntricas que se producen antes de la difracción de la onda

luminosa asegurando de este modo un alto nivel de precisión, no era posible concebir este tipo de

explicaciones. Ahora sabemos que esta imagen hay que decodificarla y reconstruirla mediante un sistema

óptico que corrija las aberraciones de la óptica electrónica y la imagen que se obtiene es estereoscópica, una

fotografía tridimensional y en movimiento, en el espacio y en el tiempo, ya que la imagen reconstruida

restituye las diferentes fases de las ondas luminosas que inciden sobre el objeto, un proceso similar al que

realiza el cerebro con los datos de las frecuencias e intensidades que recibe de los receptores internos y

periféricos para la reconstrucción de imágenes e ideas.

Este descubrimiento sirvió para clarificar algunos fenómenos hasta ese momento difíciles de entender, no

teníamos elementos para explicar el fenómeno que se produce en el cerebro cuando el niño descubre que

ya sabe leer, ni los cambios cualitativos o aparentes saltos producidos en el desarrollo, porque no podíamos

hablar de una estructura carente de las tres dimensiones sobre la que nos informan nuestros receptores

nerviosos conteniendo un mensaje completo sin ser percibida por los sentidos, imagen hecha por el cerebro

con la información necesaria para reconstruirla o construir imágenes con contenidos visuales

tridimensionales, sonoras en períodos de tiempo, con peso, olor, sabor, pero que obviamente no es la

imagen misma del objeto, como la imagen en la pantalla del televisor es en realidad un fantasma, un

enorme holograma espléndidamente detallado, en resumen, una reconstrucción matemática, que nuestro

cerebro hace de la realidad como tampoco podíamos de la existencia de agujeros negros en el cerebro que

facilitan los saltos cualitativos en el aprendizaje y la organización de la actividad cerebral.

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ºFigura 1.-HOLOGRAMA

Si de acuerdo con los investigadores Bohm, Aspect y Pribram entre otros, el cerebro usa las percepciones

holográficas para, mediante complicados cálculos matemáticos, convertir las frecuencias recibidas en

percepciones interiores, es decir, si el cerebro es una estructura que organiza la información que le llega del

ambiente para entenderla, este debe ser el nivel más elevado en complejidad dentro de la misma

organización del universo hasta ahora conocido, porque es el encargado de construir un modelo de

observación, es decir, de crear una estructura con la capacidad de descifrarlo. Si comparamos el cerebro con

una computadora u ordenador podemos decir que posee un sistema operativo que le permite procesar la

información proporcionada por los sentidos para así organizar y dar coherencia a las experiencias

sensoriales creando lo que con otro lenguaje llamaríamos funciones cerebrales

Sin referirse específicamente a la acción de observar del cerebro sobre el universo, para Ortega y Gasset

“todos llevamos en nuestra imaginación un diagrama del mundo a cuyos cuadrantes y regiones referimos

todas las cosas;” para Machado, ( ) poéticamente hablando, “todos llevamos en el pecho una máquina de

preferir”. y sobre el mismo tema Kant (1967) decía que “si bien todo nuestro conocimiento proviene de

nuestros sentidos de ningún modo puede inferirse que todo tenga su origen en la experiencia, existe una

estructura interna que organiza los datos del exterior”. Ahora sabemos que además es capaz de modificarse

a sí misma para modificar a su vez sus modelos de observación.

Esta idea del papel que el observador juega en la concepción del universo, de la estructura de la realidad, de

acuerdo con la interpretación de Copenhague, ha sido apoyada, también, entre otros, por Hawking (1988)

quien parafraseando la aplicación de lo que se conoce como principio antrópico (el argumento de que

nosotros vemos el universo tal como lo hacemos porque no estaríamos aquí, no hubiéramos sido creados

para observarlo, si fuera distinto), dice que “si vemos el universo en la forma que es, es porque nosotros

existimos”. Quizá esto signifique que si no fuéramos como somos, si no tuviéramos el papel de

observadores, si no pudiéramos tomar los impulsos que nos llegan del exterior transformándolos en

mensajes en el terreno de la frecuencia, incluso si aceleráramos o disminuyéramos la frecuencia con la que

viajan los impulsos nerviosos modificaríamos el mensaje y nuestro cerebro percibiría el espacio tiempo de

otra manera y no como lo hace actualmente, como lo ha demostrado el uso de algunas sustancias

psicotrópicas como el LSD, el análisis del desarrollo de la inteligencia hecho por Piaget ( ) otros seres

seguramente lo organizan en forma diferente, damos al universo coherencia y orden al entender su

organización y para ello requerimos la función definida como inteligencia, que usamos desde la creación de

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los mensajes marco advertidos hasta la decodificación del mensaje interior para satisfacer nuestro deseo de

saber y la capacidad para modificar nuestros modelos de observación.

La esencia de la inteligencia reside en la capacidad innata del cerebro humano, programada desde el bing

bang, u origen del universo, para modificar sus modelos de observación, plantear las preguntas y en la

capacidad de organizarlo en mensajes que advierte creando los mecanismos decodificadores para tratar de

entender, y codificadores para explicar el mundo que nos rodea y de encontrar la forma y la organización

que sea accesible a nosotros y nos permita explicarlo, independientemente de su estructura, la cual quizá

nunca lleguemos a comprender. Para Deustch (2002) uno de los atributos más valiosos, significativos y

útiles, del pensamiento humano, en general, es su capacidad para descubrir y explicar esa estructura de la

realidad y el objetivo de la ciencia, del cerebro humano diríamos nosotros, es encontrar en cada momento

una teoría que mejore toda las explicaciones existentes. Consideraríamos muy difícil, por no decir imposible,

alcanzar este objetivo si no contáramos con una estructura funcional cuyo actuar lo permita, pensamos que

esa estructura es la inteligencia como lo confirma Prigogine (1997) al afirmar que “independientemente de

lo que denominamos realidad, solo accedemos a ella a través de síntesis mentales” Para nuestros cerebros

la estructura del universo en un sistema macro desempeña el mismo papel que en lo micro la función de

onda de las partículas atómicas, está en todos los estados posibles y solo existe cuando ejercemos nuestra

acción de observar.

Hofstadter (1982) hablando sobre el tema de la inteligencia artificial dice que no hay quien pueda

establecer donde está la línea divisoria entre la conducta no inteligente y la conducta inteligente. Pero

insiste en que hay capacidades que son desde luego características de la inteligencia entre las que menciona

las siguientes: “responder muy flexiblemente a las situaciones, sacar provecho de situaciones fortuitas,

hallar sentido a mensajes ambiguos o contradictorios, reconocer la importancia relativa de los diferentes

elementos de una situación, encontrar semejanzas entre varias situaciones, pese a las diferencias que

puedan separarlas, descubrir diferencias entre varias situaciones, pese a las semejanzas que puedan

vincularlas, sintetizar nuevos conceptos sobre la base de conceptos viejos que se toman y se reacomodan de

nuevas maneras y crear ideas novedosas”, en fin se refiere a la capacidad de modificar sus modelos de

observación cuando encuentra un nuevo dato que no puede explicar con el anterior modelo

De estos recursos se vale el hombre para poder explicar la estructura de la realidad y entender su entorno.

Jauch (citado por Hofstader 1982) propone que cuando tratemos de comprender la naturaleza observemos

los fenómenos como si fueran mensajes que deben ser comprendidos. La naturaleza no es un emisor de

mensajes, aparecerán cuando sean construidos y advertidos por el cerebro y la inteligencia establezca un

código para leerlos. Este código adopta la forma de una abstracción, optamos por ignorar ciertas cosas a

causa de que no son pertinentes, y en consecuencia seleccionamos en parte el contenido del mensaje

mediante una elección libre.

Barlow (citado en Calvin, H. W. 1994), expone esto mismo en su concepto de inteligencia cuando dice que

“la inteligencia es todo aquello que nos permite crear una conjetura que nos lleve a descubrir un nuevo

orden ya existente”. La capacidad de modificar el modelo de observación de la estructura de la realidad cada

vez que no se puedan contemplar todos los datos en un solo contexto. La acción de la inteligencia advierte

el mensaje marco del universo, creando la pregunta, la conjetura, el dilema para elegir el modelo de

observación que nos llevará al conocimiento; provocar la acción de la inteligencia es despertar deseos de

saber en el otro, despertar preguntas, plantear cuestiones, no se pueden resolver problemas si estos no han

sido anteriormente planteados.

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Hacemos preguntas sobre cómo está construido y cómo funciona nuestro entorno, por eso desde muy

pequeños los niños, como cualquier investigador, primero elaboran las preguntas, derivadas de la falta de

congruencia que observamos entre la organización lógico-matemática de nuestro pensamiento y la realidad,

y después buscamos las respuestas que ya están en el ambiente, derivadas a la vez de las explicaciones

coherentes que coinciden con esa organización modificando el modelo y nuestra estructura, proceso al que

Piaget (1965 ) llama acomodación y lo contrapone al de la asimilación donde lo que se modifica es lo

externo.

Alentado por el deseo de saber el cerebro se ve en la necesidad de implementar un modelo de observación

nuevo cuando surge la pregunta y crea el nuevo modelo cuando aparece la respuesta. Por eso ahora

preguntamos: ¿puede llamarse educación la actividad realizada por la escuela si pretende que el alumno

repita lo más fielmente posible la información que recibió, por no decir que repita lo que el maestro dijo

contestando un cuestionario o examen?, ¿desarrolle lo que ahora se llaman competencias si estas no

consisten en la habilidad para crear conjeturas, de plantear preguntas? ¿Por lo tanto, no sería lo adecuado

que el maestro incrementara al deseo de saber en el alumno para provocar la creación de esos modelos y lo

condujera para encontrar las respuestas y explicaciones cada vez más complejas? El verbo latino educere,

educar, quiere decir conducir hacia el conocimiento, a advertir esos mensajes marco del entorno para poder

explicar la estructura de la realidad llevándolo a elaborar la pregunta y buscar posteriormente la respuesta.

Al adulto, en general, le es difícil modificar su modelo de observación, prefiere negar el hecho inminente

diciendo “esto es así” argumentando, por ejemplo, que así dice la ley que establece derechos por decreto

sin ocuparse si estos se respetan o no, creyendo que así va a dejar de presentarse el fenómeno solamente

porque ese es su deseo, o buscando respuestas simples, como decir que el niño puede pero no quiere, es

flojo, cuando hay algún problema en el aprendizaje. La atención se centra en un solo aspecto el llamado

“centraje” por Piaget refiriéndose a la dificultad de los niños pequeños y de muchos adultos para modificar

su modelo de observacion. Cuando no encuentran congruencia el niño y el científico preguntan y se

introducen en otro universo de conocimientos, los que no pueden hacerlo descalifican los argumentos

porque utilizan estructuras más primitivas del pensamiento, fenómeno que Piaget denomina decalage

vertical que se manifestaría, por ejemplo: cuando el adulto hace uso de la transductividad característica de

la etapa de las operaciones concretas. Ejemplos de este fenómeno los encontramos en la creatividad sujeta

a la técnica, la escritura a la letra bien hecha, el deber al querer, el deseo de saber al elaborar un proyecto

de investigación siguiendo las pautas marcadas por el otro, los conocimientos a la institución invisible, como

diría el hombre del Corbatón Said que nos proporciona títulos sin licenciado y nos hace carecer de

licenciados aunque sea sin título.

No explican claramente el fenómeno, no pueden plantear el dilema, la pregunta que les llevaría a una

respuesta más acorde con la realidad, ¿y si los niños no son flojos?, o ¿la letra bien hecha hará escritores?

¿Cuál es la explicación? Las preguntas de los niños y las investigaciones de los científicos no quedan

resueltas tan fácilmente, parten de esa falta de congruencia lógica que descubre su cerebro entre sus

observaciones y el proceso matemático que usa para organizar la información cuando encuentra un nuevo

indicio que no concuerda con la idea que tenía del fenómeno. Según Hawking (1999) “dentro de la física

teórica, este proceso ha sido siempre más importante para progresar que los resultados experimentales”,

“la teoría siempre viene primero alentada por el deseo de contar con un modelo matemático ingenioso y

consecuente”, “formula entonces predicciones que pueden ser comprobadas, si estas coinciden con las

predicciones no se prueba la teoría, pero la teoría sobrevive para formular predicciones ulteriores que

vuelven a ser comprobadas con las observaciones”. En la manifestación de la inteligencia del niño la

conjetura aparece alentada por el afán de saber del ser humano y en la física, y en todas las ciencias, por el

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afán de saber de la humanidad la estructura de la realidad, en eso deberían consistir los llamados trabajos

de investigación que se dejan de tarea a los niños, en la formación de teorías o conjeturas para ejercitar su

inteligencia, en la elaboración de preguntas.

En el proceso educativo es más importante llevar al alumno a la búsqueda de auto consistencia lógica en lo

expresado por el maestro, que repetir fielmente lo que el maestro dijo, por eso pregunta al alumno: ¿qué

piensas? y nunca ¿qué dije? Como se acostumbra en las aulas cotidianamente y específicamente en los

exámenes, por eso los alumnos copian o llevan acordeones. Cuando el análisis matemático para reconstruir

un elemento coherente no se puede llevar a cabo porque un dato no concuerda con el programa que tiene

el cerebro, se modifica el programa. El cerebro trata de organizarlo en un nivel superior para entenderlo y

aparece en el lenguaje cotidiano del niño pequeño a manera de pregunta: “Si lanzo una piedra hacia arriba

no se sostiene y cae, entonces, ¿por qué la luna no se cae?” ¿Se podría encontrar una explicación coherente

a este fenómeno sin tomar en cuenta la existencia de un equilibrio entre la atracción gravitatoria ejercida

por la Tierra sobre su satélite y el impulso dado a este hacia afuera causado por la gran explosión originaria

del universo y que sigue provocando su expansión y por lo tanto el alejamiento de un astro de otro?, en

lugar de hacer memorizar al alumno que la posición de la luna se debe al equilibrio entre la fuerza centrífuga

y la fuerza centrípeta sin explicar en qué consisten estas fuerzas, porque no ha quedado claro hasta ahora

en qué consiste esa fuerza llamada de gravedad.

La congruencia que busca el cerebro para manejar los mensajes que construye y advierte, requiere ajustar

sus componentes, a los patrones derivados de las características de su propia naturaleza, que el Dr. Nava

Segura ( ) define como características del arco reflejo, donde los impulsos nerviosos tienen que viajar

siempre en un solo sentido, disponen de un tiempo para ser enviados y registra los periodos de intervalo

entre impulso e impulso como parte integrante del mensaje en la discontinuidad de la estructura básica del

universo, estableciendo el contraste; para definir necesita incluir y excluir, afirmar y negar, para facilitar

necesita inhibir el paso de unos datos para que los otros resalten, en la lectura dejamos pasar los signos e

inhibimos la presencia del fondo para resaltar la forma, Ortega y Gasset (1964) llega a decir que “para

definir una época no basta con saber lo que en ella se ha hecho; es menester además que separemos lo que

no se ha hecho, lo que en ella es imposible, tal es la condición de nuestro pensamiento”. Cuando le

preguntamos al alumno ¿Qué vas a hacer?, implícitamente estamos preguntando ¿Qué no vas a hacer?

Para poder decodificar o codificar un mensaje el cerebro suma los datos tanto espacial como

temporalmente, los conecta unos con otros, los mantiene en un circuito reverberante para analizarlos

detenidamente, características que no se modifican y que por la tanto le permiten hacer coherente todo lo

que contempla, de hecho “existe una relación matemática que viene a ser el más poderoso instrumento

usado para explicar el mecanismo de los procesos que suceden alrededor del hombre y atraen su atención”

(Navarrete 1976). Esa relación matemática se refiere a la frecuencia e intensidad con viajan los impulsos

nerviosos. Con estos elementos frecuencia e intensidad se construyen los modelos para observar la

estructura de la realidad a cualquier nivel que queramos hacerlo.

Así, por ejemplo, a los mayas, siguiendo la proyección matemática de los números básicos, les fue posible

crear un sistema de redes o cuentas progresivas significativas, partiendo de las trece articulaciones del

cuerpo humano dedujeron que la suma del 1 al 13=91 es el periodo de cada estación del año, multiplicado

por dos corresponde al periodo de siembra y cosecha del maíz, multiplicado por tres, numero representativo

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de la familia se encuentra el 273 periodo de gestación del ser humano, multiplicado por cuatro el año

calcular 364. (Lara González, E. 1999)

Para percibir el volumen de un objeto, las ondas luminosas reflejadas en él viajan con diferentes intensidad y

frecuencia, por lo tanto las que vienen de la región anterior llegarán antes que las que vienen de la región

posterior y al realizar el análisis matemático de las frecuencias a las que se desplazan los impulsos nerviosos

en el sistema nervioso, debidas a los períodos de latencia y refractarios que les impone el funcionamiento

del cerebro, este concluye con una impresión de volumen y color. Para evitar ser atropellados tenemos que

calcular la velocidad a la que viene el vehículo y compararla con la velocidad a la que nos movemos en

fracciones de segundo con una simple regla de tres que el cerebro realiza rápidamente de manera

inconsciente.

En el terreno de los descubrimientos científicos, de la comparación

entre el tamaño de la sombra que producía su bastón y la que

produce la pirámide, Tales de Mileto hace 2,500 años descubrió

cómo medir la altura de la misma y la del perímetro de la Tierra;

Hubble a partir del corrimiento hacia el rojo que observó en las

estrellas, deduce la expansión del universo; a Laverrier ciertas

alteraciones en el desplazamiento de los planetas le llevan al

descubrimiento Neptuno, y Deustch (2002) nos explica cómo a través

de los indicios de un fenómeno que le pareció extraño pudo llegar a

la concepción de un multiverso en lugar de un universo al que

estamos acostumbrados: la interferencia de un fotón, al pasar por

una ranura, por una partícula virtual que no tiene masa ni energía

pero que produce un efecto, por lo que la llamó fantasma, algo

imposible de acuerdo con los datos reportados por los sentidos pero

que daba congruencia a los hechos; y así explicar, por ejemplo, entre

muchos otros problemas, cómo se podrían realizar los viajes en el

tiempo sin que se presentara la paradoja de matar al abuelo y evitar

el propio nacimiento que a la vez evitaría el asesinato del abuelo.

Según esta explicación podríamos viajar y llegar al pasado pero no de nuestro universo sino a un universo

paralelo donde nos encontraríamos con el abuelo de nosotros mismos en ese universo y no en el que

habitamos. Esta explicación responde a muchas preguntas, vuelve congruente la respuesta y crea otras

preguntas.

¿Acaso no encontramos una gran similitud entre estos universos paralelos, estos modelos de observación y

los puntos de vista desde los que enfocamos un problema, nuestros valores universales por medio de los

cuales jerarquizamos nuestros actos? Algo puede ser lógico pero carecer de ética, correcto pero falto de

estética, legal pero inmoral y así sucesivamente podemos pasar de un universo lingüístico a otro. ¿No lo son

también las cualidades y defectos que encontramos en un objeto o los aspectos favorables y desfavorables

que analizamos antes de tomar una decisión, esos diferentes universos lingüísticos en los cuales nos

movemos? Los resultados de tomar un solo camino serían similares a aquellos que se nos dan en un sólo

universo pero quedan recorridos los otros en el terreno de la posibilidad en un multiverso lingüístico

construido con información.

.

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18

Para que surja la intención de modificar el modelo de observacion, descubrir este nuevo orden, necesitamos

contemplarlo desde un nivel superior, clasificamos o establecemos categorías, empujados por el deseo de

saber, el ascenso de lo abstracto a lo concreto, limitamos o modificamos los sustantivos y los verbos con los

adjetivos y los adverbios subimos o bajamos de nivel, de dónde sería posible concluir que en una

contradicción ambos argumentos son correctos o que ambas partes tienen razón sino descubriendo desde

un nivel más alto que existe más de un punto de vista. Ese querer descubrir, acceder a estos conocimientos

de mayor nivel de abstracción y por lo tanto de mayores posibilidades hacia niveles concretos, ese afán de

saber, requiere poner en acción una estructura más compleja que se ha definido como una capacidad

intelectual superior, aunque la función intelectual es siempre la misma, Piaget ( ) les llama invariantes

funcionales. Cuando subimos una escalera realizamos siempre la misma acción pero desde el escalón

superior vemos un espacio del mundo más amplio que el que contemplábamos desde los escalones

inferiores.

Figura 2.-A medida que subimos vemos un panorama más amplio del paisaje

ABSTRACCION

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Cuando nos elevamos en un globo, vamos descubriendo un orden que ya estaba ahí, pero que la altura a la

que nos encontrábamos situados nos impedía contemplar. Para poder subir a ese nivel se requieren dos

condiciones: la primera es que la naturaleza misma tenga previsto que el globo ascienda y éste sube

impulsado por el gas, como sucede con el proceso propio de la maduración cerebral de los niveles más

sencillos a los más complejos, de la médula espinal a la corteza cerebral. A medida que aparecen

estructuras en el cerebro, también van apareciendo funciones nuevas que nos hacen contemplar el mundo

en forma diferente, el niño recién nacido que contempla el mundo en posición supina no puede concebir

atrás y adelante como el que está en la postura vertical, el que camina no tiene que esperar que le acerquen

el objeto si puede moverse, si sólo contempla una categoría no puede admitir que en cinco monedas y en

una moneda haya la misma cantidad de pesos que constituye otra categoría lo que Piaget ( ) considera

etapas de la inteligencia que nace en la actividad refleja y culmina en las operaciones sobre operaciones u

operaciones formales, se refiere a la modificación de los modelos de observacion programada por la

naturaleza en el desarrollo del niño. La segunda condición es que en ese instante sea creada la estructura

como producto de la interacción del ambiente con el cerebro, el mismo fenómeno de maduración cerebral

pero ahora en el sentido de construir una nueva red neuronal para modificar el modelo de observación y

equivale en el ejemplo del globo a que nosotros lo hagamos subir porque queremos descubrir algo en el

momento mismo en que vemos algunos indicios de ese todo que no entendemos, pero queremos entender.

Los conocimientos se pueden adquirir si se cuenta con una estructuración nueva de redes neuronales que

en el momento mismo del descubrimiento se construyen y quedan permanentemente sirviendo en el futuro

para adquirir otros conocimientos de la misma complejidad y de base para la construcción de otras

estructuras en la medida en que se necesiten por eso el objetivo de la educación es favorecer la creación de

esas redes neuronales no llenar al alumno de conocimientos en un proceso que Freire ( ) ha llamado

educación bancaria.

Es la inteligencia cuyo actuar facilita la formación de estas nuevas redes neuronales más o menos grandes,

más o menos complejas, de un nivel primario o secundario, redes y meta redes según la importancia de la

cuestión a la que se vaya a enfrentar el cerebro, a ese fenómeno de formación de nuevas redes se le llama

maduración cerebral.

Imaginemos a un niño que se queja de que un compañerito lo molesta en el salón de clases y le

preguntamos qué piensa hacer para evitarlo. O bien si tiene que decidir si compra un dulce o una galleta con

su “domingo”, el problema parece simple, pero existe un dilema, si compra el dulce se queda sin la galleta y

viceversa, equivale a lo que dice Kierkegaard (1976) si te casas te arrepentirás si no te casas te arrepentirás.

Es obvio que la respuesta a cualquiera de las dos cuestiones no existe de manera absoluta y que tiene que

construirse en ese momento, todo depende de la que hayamos elegido. Descubrir que se tiene que tomar la

decisión es algo que no se había contemplado, pero darse cuenta que todas las decisiones que tome

influirán sobre la calidad de su vida o aceptar, como dice Ortega y Gasset ( 1966) “se nos dio el poder de

elegir, pero no nos es dado el poder de no elegir”, que “cuando el hombre empieza a existir no trae

prefijado o impuesto lo que va a ser sino que por lo contrario, trae prefijada e impuesta la libertad para

elegir lo que va ser dentro de un amplio horizonte de posibilidades”, puede modificar toda su concepción de

su papel en el mundo, convirtiéndose en un ente activo y se compromete con la vida y la sociedad,

analizando el efecto de sus acciones en algo que puede parecer muy simple como la decisión de tirar o no

tirar basura en la calle, o el efecto contrario revertiría el resultado final. La toma de decisiones implica subir

a un nivel más alto, viajar en el holograma cerebral por los agujeros de gusano y descubrir otro universo

lingüístico.

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El niño que eufemísticamente se le llama “de la calle” se enfrentó a una decisión cuando partió de su casa o

se encontró abandonado por su familia atenido a sus propios recursos, tuvo que buscar la manera de

sobrevivir sin ellos o morirse hambre, para ello creó una red neuronal, nueva porque no la tenía, y ahora es

muy difícil, mas no imposible, deshacerlas y cambiarlas por otras de mayor complejidad para que manejen

elementos de un nivel superior, como descubrir que puede tener otra calidad de vida; o la pareja de recién

casados que por ahorrarse la renta de un departamento va a vivir casa de alguno de sus padres, cuando

descubren que existe un pago emocional que consiste en prolongar la dependencia paterna, aceptar

intromisiones en la educación de sus hijos, entre otras, tienen que tomar una decisión y asumir la

responsabilidad de la calidad de su propia vida. En el caso de tener un conflicto entre el uso de la

inteligencia racional y la inteligencia emocional existe un nivel superior ubicado en el lóbulo frontal del

cerebro humano encargado de inhibir al sistema límbico para decidir cuál camino elegir antes de hacer uso

de la violencia.

La inteligencia trabaja como una estructura automática empujada por el deseo de saber, primero trata de

organizar matemáticamente el entorno de acuerdo con su modelo interno para entender lo que sucede en

el ambiente y encuentra la respuesta cuando lo entiende formando una nueva red neuronal modificando su

modelo de observación de la estructura del la realidad. Crear una conjetura es pensar o partir de la idea de

que debe existir una organización del mundo diferente a la que contemplamos, otro de todos los estados

posible de un objeto atómico o de una situación, porque es descubierto un nuevo indicio que no concuerda

con los demás, pero nos permite tener explicaciones más coherentes de otros fenómenos similares,

relacionados con el mismo tema o con otros más complejos, y enseguida crear esa nueva organización con

los datos que se tienen para hacerla congruente a nuestro cerebro.

Intentar entender el entorno implica advertir, como un primer paso, que existe una organización

determinada y tratar de construirla usando diferentes modelos matemáticos hasta conseguir uno ajustado a

la idea preconcebida, la creación de la conjetura significa pensar al mismo tiempo que esa organización

contemplada pudiera estar hecha en otra forma, se construye la pregunta, como si el cerebro detuviera su

tiempo y el del universo para contemplar la organización que le ofrecen sus sentidos, jugara con todas las

imágenes mentales que puede construir y se diera cuenta de que hay una más coherente que las otras que

explica mejor el fenómeno, como la idea de que el universo pudiera ser un holograma nos explica la

comunicación instantánea entre las partículas a diferencia de la tridimensional . El fenómeno llamado

inteligencia, la aplicación del recurso, aparece simple y sencillamente cuando nos damos cuenta de algo que

no nos es congruente.

En la actualidad Hawking (1988), con el mismo universo de Galileo, se pregunta ¿por qué (Dios) eligió dejarlo

evolucionar (al universo) con leyes que nosotros podíamos entender? Sería –podríamos responder– porque

dentro del programa de evolución del universo estaría ya incluida la aparición de la inteligencia humana

como su resultado final según sugiere el principio antrópico. Que no bastaba con que se construyera el

universo sino que tenía que crearse una estructura que fuera capaz de tratar de comprenderlo, pero que ese

programa se fue construyendo en la medida que el universo se enfriaba, igual que el niño construye por

medio de sus circuitos de retroalimentación desde el modelo de acción con su constante actividad motriz

hasta los mecanismos para analizar su pensamiento, haciendo operaciones sobre operaciones u operaciones

formales de que habla Piaget (1965).

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Si, aparentemente, el universo permanece igual, si los datos perceptuales que llegan al cerebro son los

mismos, la información que estaba llegando al cerebro de Galileo tendría que seguir siendo la misma, qué

pasó con esos datos después de entrar a su sistema nervioso, cómo fue posible que se convirtieran en una

cuestión, de dónde salió su pregunta sobre la congruencia entre lo que estaba percibiendo y la realidad

matemática construida por su cerebro que lo llevo a cambiar su modelo de observación. Posiblemente fluían

por el mismo camino que acostumbraban pero en un momento dado llegaron a una bifurcación y cada dato

ahora convertido en impulso nervioso se enfrentó con la disyuntiva de seguir el mismo camino o tomar el

otro para encontrar la congruencia, pero este impulso nervioso estaba formado por una onda o por una

partícula pudo haber tomado todos los caminos, esto es posible porque según Deustch, (2002) de acuerdo

con las leyes de la teoría cuántica una partícula simple ocupa no sólo una sola posición en el espacio-tiempo,

sino que existe aquí y en muchos lugares, y si tomamos en cuenta su argumento de que las leyes de la teoría

cuántica deben cumplirse a todos los niveles, no vemos por qué la actividad del cerebro, el manejo que hace

de la información, deba apartarse de estos postulados. Alguno o algunos de estos elementos que viajaban

por las vías neuronales eligieron alguna de estas alternativas y así Galileo llegó a una conclusión diferente. El

proceso intelectual se puso en acción cuando la corteza cerebral, al descubrir un nuevo indicio, ordenó que

ése o esos datos que estaban fluyendo por el cerebro tomaran esa otra vía cuando se planteó la conjetura o

se hizo la pregunta: ¿no será de otra manera?, ¿no será que la Tierra gira alrededor del Sol y no lo que nos

hacen creer nuestros sentidos? ¡Y cuántas otras preguntas pudo haberse hecho Galileo antes de llegar a una

conclusión diferente!

Esas estructuras, esas redes neuronales se construyeron con proteínas, con sus aminoácidos, podríamos

afirmar que fue necesario proporcionarlos en los alimentos al órgano cerebral, a las células nerviosas para

que pudieran hacerlo, pero este hecho no fue suficiente, no bastaba contar con los elementos necesarios

para la construcción de esa red, se necesitaba enviar a la célula nerviosa un mensaje para que se modificara

a sí misma tanto en su anatomía como en su fisiología. Los factores que influyeron para que se llevara a cabo

esta modificación, constituidos por mensajes, partículas virtuales que recibió el cerebro desde el exterior o

desde su propio proceso de maduración, favorecieron la acción de la energía en la modificación de la

materia e hicieron crecer a la neurona e incrementar sus procesos metabólicos, actuaron tanto sobre la

anatomía como sobre la fisiología del sistema nervioso.

Page 22: Niños genios

22

Y la palabra le tomó prestado su aspecto y

Su naturaleza al hombre....y habitó entre nosotros

En tzeltal. Juan 1.1.3 Según Ignacio Morales Elizalde

LA INFORMACIÓN MADURA EL CEREBRO

Para algunos investigadores el universo está formado por materia y energía, para otros es importante también agregar, como un componente más del mismo, un fenómeno muy particular llamado información, cuyos componentes llamados mensajes están constituidos por partículas virtuales conocidas como bits, carentes de masa y energía pero cuya existencia se reconoce porque producen efectos en la materia y en la energía y evidentemente sobre la célula nerviosa. Estos investigadores dicen que no basta contar con la materia y la energía en la estructura del universo, sin la información contenida en el núcleo primigenio no hubiera sido posible construir el universo como lo conocemos actualmente de hecho, dicen algunos investigadores, el universo está construido con información constituyendo un enorme holograma. Parece coherente, lógico, que el universo al expandirse se enfriara favoreciendo la formación de átomos,

moléculas, estrellas, galaxias como lo explica Winnenber (2003), en los tres primeros minutos después de la

gran explosión que le dio origen. Quizá algún día podamos crear una conjetura igual acerca de la formación

de los seres humanos, el final del proceso evolutivo que conocemos. ¿Fue el enfriamiento del planeta

programado desde el origen del universo una de las causas de que se formara el caldo de cultivo que

menciona Oparin ( ) y que dio origen a la vida y al hombre? Sin ese elemento contenido en los genes

que, de acuerdo con Nicolini (1999), “equivale a la información químico estructural de las células que al ser

descifrada se traduce en una proteína o enzima,” no podríamos ser formados como individuos. En algunas

historias, películas, series televisivas de ciencia ficción se ha manejado la idea de tele transportación de

objetos e incluso de seres humanos, pero quizá deberíamos preguntarnos si se transportaría el objeto o el

programa para reconstruirlo, pero si es así tendríamos que plantearnos que sucedería con el original y

cuantas copias del mismo podemos sacar? ( Hofstader 2001) En otro contexto comenta Doltó F. ( )

que sin el nombre que nos dan nuestros padres no existiríamos como seres sociales, no existimos como

personas hasta que nuestros padres nos dan la vida por medio de la palabra. ¿Pensemos en cómo se

modifica el entorno personal y social cuando nuestros padres nos dan un nombre?

Si tenemos alguna duda sobre el papel de la información y su lugar en el universo, preguntémonos dónde está guardado el mensaje que recibimos a través de nuestro correo electrónico, si podemos consultarlo desde cualquier computadora que contenga el programa para abrirlo, dónde está guardada la imagen que tenemos en la pantalla de nuestro monitor a la que sólo tenemos acceso enviando un mensaje, cómo sabe un recién nacido que debe llorar cuando tiene hambre, como logramos que en una persona aparezca la función cerebral llamada lectura o por qué cierto tipo de música puede modificar la actividad eléctrica del cerebro (Fig. 3) como indica Campbel (1998).y cómo el cerebro humano reconstruye el mundo exterior sino es a través de mensajes, elaborados con las diversas frecuencias e intensidades con las que los impulsos bioelectricos fluyen por sus redes nerviosas y son organizados en forma de palabras, de ideas, de conceptos provocando modificaciones en su estructura material y en su funcionamiento. Obviamente, no son las ondas sonoras las que producen la modificación de la actividad eléctrica del cerebro, sino la forma en que han sido organizadas por el autor de la composición musical, la información, o por la organización que les da el propio cerebro, después del análisis matemático, la que construye los mensajes que llevan en su contenido la información, para que influya sobre la energía y modifique incluso la estructura de la materia, recordemos el propósito con el que fueron creadas las llamadas variaciones Goldberg por Bach, para curar del insomnio al conde-----. De todo el ruido que existe en el ambiente surge

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una pequeña señal que el cerebro es capaz de detectar para modificarse a sí mismo a tal grado que enviando el mensaje adecuado se logra, según refiere Hutchinson (1992) al mencionar los trabajos de Norman Dion, la sincronización del ritmo alfa con sus subarmónicos theta y delta en 10 hz, 5 hz y 2.5 hz u ondas por segundo cuando se hace un descubrimiento nuevo, cuando decimos encontré la respuesta al problema, lo que ha llamado momento “Eureka”, recordando la experiencia de Arquímedes. Por ejemplo, si al siguiente conjunto de letras “O P R G I O L S E” las colocamos en un orden diferente encontraremos una palabra en castellano; en la palabra ventana decimos al niño que hay varias palabras escondidas y le pedimos buscarlas y en la palabra ADORABLE encontramos el nombre de Abelardo, cuando descubrimos cuál es el orden en que se deben escribir, y lo que quiere decir ese orden, se alinean las frecuencias eléctricas del cerebro como lo descubrió Dion en sus investigaciones. Desde este punto de vista el proceso educativo podríamos definirlo como la posibilidad de crear situaciones similares constantemente en el ambiente escolar y familiar para provocar modificaciones en la energía y la materia del cerebro al ejercitar la inteligencia conseguir como resultado de la enseñanza que el cerebro lo haga por si mismo, sin necesidad de la ayuda externa.

Inicial Después de escuchar música de Mozart Figura 3.- Dos análisis cuantitativos de la actividad eléctrica del cerebro muestran cómo la música modifica la frecuencia y la intensidad de los impulsos. Si a través del control que tenemos en la mano enviamos una señal al televisor u otro aparato similar conseguimos que éste se encienda, si enviamos otra señal cambia de canal o activamos su memoria, con otra botamos los seguros de las puertas de nuestro carro o encendemos el motor. Para cada propósito necesitamos una señal diferente debido a que el aparato responde según la que reciba. En el caso del cerebro cuando se tropieza con una falta de congruencia o cuando enviamos dilemas, cuestiones o creamos conjeturas se obtienen brotes sinápticos porque el cerebro está organizado en tal forma que con las claves recibidas construye lo mismo imágenes que ideas y argumentos que le permiten cambiar de punto de vista, de modelo de observación de la estructura de la realidad. Anatómica y funcionalmente corresponde a desconectar millones de sinapsis y conectarlas en otro lugar o construir una nueva rama en la neurona y crear redes nuevas si son necesarias, para hacerle exclamar “¡no lo había visto de esa manera!”, ¡no me había dado cuenta”. Si nosotros respetamos al niño cuando dice que no y le preguntamos: ¿qué vas a hacer?, en lugar de imponerle nuestro criterio le estamos enviando un mensaje: la necesidad de crear otra ruta, enfocar el problema desde otro punto de vista, porque ese “no” es insuficiente. Pero cuántos adultos por miedo, pereza o comodidad se concretan a imponer prohibiciones, el clásico “no corras porque te vas a caer”, “no seas envidioso” o “no se le va a permitir que haga lo que quiera” cuando no quiere compartir. Cierran la posibilidad de abrir una ruta hacia lo que se debe o puede hacer, hacia la consecuencia lógica. Esta actitud de imponer la negación hace exclamar a Hofstadter (1982) “¡Qué mediocre y muerta es una mente

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que en una negación sólo ve una barrera opaca! ¡Una mente viva puede ver allí un mundo abierto de posibilidades!”. Eso sucede con el niño cuando se tropieza con un obstáculo al parecer insalvable, cuando los padres le dicen “no lo hagas” o aplican castigos, se le abre todo un mundo de posibilidades, los adultos las llaman travesura y las reprimen. En cambio a muchos adultos les es muy difícil descubrir que cuando el niño dice “eso ya lo sé” abre otra puerta cuyo significado es “a partir de lo que ya se enséñame algo nuevo para satisfacer el afán de saber. El trabajo coherente del cerebro facilita a unos receptores dejar pasar un impulso con determinada frecuencia y otros realizar la acción de impedirle el paso, el sí coexiste con el no, con esta unidad llamada bit en los sistemas de información se construyen los mensajes que se convierten en una imagen, una melodía o un argumento. A veces parece ser que desde el exterior se desajusta el modelo de observación, del análisis matemático realizado por el cerebro, invirtiendo su acción, facilitando el paso de los elementos inhibidos e inhibiendo el paso a los facilitados como sucede en el dibujo clásico en que vemos un florero o dos caras, la pintura “Cóncavo Convexo” de Escher, o cuando se pone en duda la congruencia lógica de un argumento, sin embargo no es así, el cerebro en todas sus estructuras , desde las que aparecieron primero, posee ya esa cualidad funcional: la capacidad de modificar el modelo de observación sobre cuya base realiza su trabajo.

concavo, convexo, Escher Dos caras o un florero

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Figura 4.- ¿Por qué inconscientemente decidimos si vemos dos caras o un florero o si es cóncavo o convexo? ¿La inteligencia toma la decisión? ¿Se realiza un análisis matemático diferente?

Con las variaciones de frecuencia e intensidad de las vibraciones trasmitidas por el tímpano a las fibras de la cóclea, el cerebro reconstruye el sonido producido en las cuerdas vocales de otra persona y por ende el mensaje verbal. En la naturaleza no existen sonidos derivados de la producción de una onda de frecuencia e intensidad determinadas, son una mezcla más o menos compleja de intensidades, alturas y timbres que el cerebro tiene que cifrar y descifrar después de percibir el mensaje interno. Esos sonidos llegados del exterior convertidos en mensajes por el cerebro, cada vez más complejos, e interpretados por el mismo cerebro como palabras y conjuntos de palabras, las ideas, nos hacen vivir en un ambiente fundamentalmente lingüístico más que físico como diría Doltó ( ) nuestro mundo, a diferencia del de los otros seres vivos, está formado por palabras, por ello es importante para el educador preguntarse cómo tiene que emplear esas palabras para construir el mensaje que envíe al cerebro del educando, para producir estos brotes, dicho de otra manera, cómo sembrar una idea y conseguir que crezca y se reproduzca como cualquier ser vivo según lo planteado por Dawkins (1988), o para comunicar, hecho que consiste, de acuerdo con Vilaroya (2002), en manipular puntos de vista, y conseguir situar al interlocutor, por medio de mensajes verbales, en

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nuestro punto de vista, o colocarnos en el suyo.

En un principio tenemos un mensaje construido empleando el sonido con sus características de intensidad, altura y timbre que al convertirse en palabra o en composición musical maneja todas las variables posibles dentro de esa limitación y es interpretado por el receptor examinando su congruencia. Por eso no es recomendable corregir al otro sino llevarlo a través del lenguaje, con argumentos lógicos, a que se dé cuenta de otros puntos de vista desde los cuales se puede contemplar el fenómeno nunca confundirlo con mensajes ambiguos, como la madre cuando le encarga vigilar la conducta de sus hermanos al hijo mayor y le pregunta como se portaron, si dice que bien es tapadera si dice que mal es chismoso. Tratemos de examinar la diferencia entre la reproducción de una sonata para piano ejecutada por un instrumento mecánico y la mano de un artista, si se están empleando las mismas notas, tocando las mismas teclas, ¿por qué el artista nos hace vibrar de emoción y no lo hace el instrumento mecánico?; por las modificaciones mínimas introducidas en la intensidad y la duración en el tiempo de la presión sobre la tecla para producir cada nota. Es así como el factor emotivo que agrega el artista al modificar la calidad de la interpretación modifica el mensaje, contemplándolo desde otra categoría. Si bien en el ejemplo de florero- caras o en el de “Cóncavo Convexo” de Escher el proceso es inconsciente e imposible de controlar como lo refiere Hofstadter (1982) Esa falta de congruencia que en un momento el cerebro encontró entre la concepción interna y la realidad exterior, en forma de dilema o conflicto intelectual, se convirtió en la influencia de la información sobre la actividad cerebral y produjo el crecimiento de las células nerviosas, de sus fibras o ramas así como el incremento en la velocidad de conducción en los procesos de codificación y decodificación de los mensajes. Un niño de dos años que intenta subir o bajar de un banco alto por primera vez, tiene que crear sobre la marcha el modelo motor para evitar caerse y a la vez construir el modelo en el cerebro siguiendo rutas no empleadas hasta ese momento.

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Niño trepando un banco. Los trabajos de Penfield (1972) demostraron que cada vez que el cerebro encuentra la solución a un problema donde el ambiente biológico, emocional o intelectual del individuo lo ha planteado. Cada vez que descubre la solución de un dilema o cuestionamiento se modifica la estructura de la neurona, surge en el ámbito de miles o millones de células nerviosas un nuevo brote sináptico que con el trabajo constante incrementa su tamaño y se conecta con otros brotes o cuerpos neuronales formando nuevas redes, enriqueciendo la eficiencia del cerebro. No hay otra forma de hacer crecer las neuronas y favorecer la maduración cerebral más que la de presentarle conflictos, dilemas al niño. Haciendo uso de los modelos holográficos propuestos para el universo por Aspect y sus colaboradores, y para el cerebro por Pribram, podríamos hacer la analogía entre el flujo de información por el cerebro y los viajes espaciales descritos en las novelas de ciencia ficción, donde en un universo tridimensional seria imposible viajar a otra galaxia porque aun alcanzando velocidades cercanas a la de la luz estos tendrían una duración superior a la de varias vidas humanas, por lo que se ha manejado la idea hacerlo a través de los

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llamados agujeros de gusano, donde pasando por uno de ellos se llegaría a otro lugar del universo o a otro universo, introducir datos a la memoria equivaldría a recorrer la superficie del cerebro para almacenarlos, en cambio creando nuevas conexiones neuronales por donde fluyan los mensajes se llega a otros universos en un nivel superior de organización, en el momento en que algún nuevo indicio nos plantea la posibilidad de que exista un modelo diferente de organización del entorno, una falta de congruencia entre el modelo que tiene el cerebro y el modelo externo y se descubre éste, de acuerdo con Hutchinson (1992 ) “se tiene la impresión de que el cerebro se ha ordenado de otro modo”, y es así porque se han creado nuevas redes neuronales que servirán para entender un mundo más complejo creado por el propio cerebro, estas redes tienen la característica de ser irreversibles porque son el resultado de la maduración cerebral.

Confirmemos este efecto al ver en la cara de satisfacción del niño cuando se da cuenta que ya sabe caminar. Tiene una perspectiva del mundo completamente diferente de cuando permanecía en posición supina, cuando miraba el techo de su habitación, ahora ya tiene un enfrente y un atrás, un antes y un después, ya puede desplazarse para tener los objetos en sus manos en el instante que lo desee. O cuando descubre que ya sabe leer y tiene a su alcance toda la información que el mundo ha codificado, al menos en su lengua materna. Hay más de un relato de ciencia ficción donde se describen la sorpresa que tienen los astronautas al emerger de un agujero de gusano en otro lugar del universo o en otro universo. .

MENSAJE ----------------x -----crecimiento neuronal

Figura 5. - Crecimiento de fibras en la neurona provocadas por la solución de un dilema.

Los descubrimientos de Hyden (1959) y de muchos otros investigadores coinciden en que la información madura el cerebro, es decir por medio de partículas virtuales se provocan cambios anatómicos y funcionales en el cuerpo de las neuronas, en sus procesos de conducción y desde luego en la construcción de redes neuronales nuevas y aparición de funciones. ¿Cómo se produciría este fenómeno si la información, la forma en que estructuramos el mensaje, no tuviera alguna influencia sobre la organización anatómica y funcional de la materia cerebral, en particular de la neurona?, podemos decir que el cerebro es una estructura biocibernética cuya organización anatómica y funcional es modificada por los mensajes que produce y por el análisis matemático que realiza de los recibidos del exterior. Rosenzweig y col. (1972) comprobó que los cerebros de las ratas sometidas a este tipo de ambiente cuestionador, que él llamó ambiente rico, producían mayor cantidad de mediadores químicos, los cilindroejes de las neuronas se cubrían con vainas de mielina, se incrementaba la actividad de su sistema ribosomal y como consecuencia había mayor velocidad en la conducción de los impulsos nerviosos y en la codificación y decodificación de la información. Paralelamente, encontró crecimiento del cuerpo de células nerviosas con el consiguiente aumento de sus ramas o dendritas y las espinas sinápticas para ampliar la superficie de conexión de unas células nerviosas con otras. Demostró con sus experimentos lo mismo que Penfield: las partículas virtuales modifican el funcionamiento y la materia de la célula cerebral Lo mismo sucede en los seres humanos cuando el ambiente educativo les permite crear conjeturas y enfrentarse a dilemas intelectuales, morales y de toda índole, se provoca la irreversibilidad de la maduración cerebral. Según Prigogine (1997) comprobamos que los fenómenos irreversibles conducen a nuevas estructuras y, desde el momento en que aparecen como consecuencia de la irreversibilidad, ya no nos está permitido creer que somos los responsables de la aparición de la perspectiva del antes y del después, la maduración cerebral es un fenómeno muestra de esa irreversibilidad. Ahora tenemos una visión del tiempo distinta: ya

Dilema:

¿Que harías

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no podemos pensar con Einstein, que la irreversibilidad del tiempo es una mera ilusión. El mundo sigue siendo idéntico pero nuestra concepción del mismo se ha modificado, nuestro cerebro ahora es capaz de ver con más claridad su complejidad, suceso no sólo atribuible a los grandes investigadores sino a todos los seres humanos en los actos importantes de su vida. Parecemos contradecir al maestro al decir que el niño se da cuenta que ya sabe leer cuando él dice que le enseña, pero su labor es más importante que el simple enseñar, diríamos que es trascendental en la vida del alumno, le siembra ideas que crecen y se reproducen igual que los seres vivos, según Pribram (1980) “lo más que puede hacer el maestro, es orientar al estudiante para que adquiera conocimientos libres de error, nunca podrá penetrar en su cerebro y establecer las conexiones necesarias para el aprendizaje”, sabemos que su relación con el alumno es muy valiosa porque esa orientación, la forma en que construya sus mensajes será la que facilite o entorpezca el establecimiento de esas conexiones y le ayudará a crear los programas para construirlas. El cerebro del alumno hace esa función gracias a la manera de introducir la información, el verdadero mensaje educativo es aquel que modifica la organización de la actividad cerebral no memorizado por el alumno y evaluado mediante un examen. En el caso de la lectura, el maestro primero envía mensajes para despertar el deseo de aprender a leer, lleva al alumno a descubrir que los signos que ve quieren decir algo determinado, luego le presenta un número indeterminado de palabras o frases, el niño las memoriza y almacena en su memoria visual sin saber cómo; después, si el maestro quiere, le ayuda a romper esas palabras en sílabas para descubrir cómo están formadas las palabras, favoreciendo por parte del niño la construcción de nuevas palabras o el descubrimiento de las mismas sílabas o fonemas en otras palabras; si el maestro no lo hace, el niño lo hará por sí solo, se preguntará si no existe una clave y al descubrirla aprenderá a leer en la misma forma en que creará muchas otras funciones. Cuando el niño dice que ya sabe leer y siente que el mundo se modifica quiere decir que ha descubierto esa clave de la lectura, no que el maestro la haya impreso en su cerebro. Para aprender a nadar primero tenemos que descubrir que nuestro cuerpo pesa menos que el agua y por lo tanto flota, para aprender a leer la lengua castellana, como un primer paso debemos descubrir que existen veintiocho letras, de las cuales veintitrés son consonantes y cinco son vocales, y que se combinan en sílabas que pueden ser simples cuando es una sola consonante con una sola vocal, o compuestas cuando son dos consonantes y una vocal; que pueden ser directas si la consonante va antes, inversas si la consonante va después o mixta si la vocal va en medio, que las sílabas compuestas sólo pueden formarse con l ò r en medio; el cerebro hace este proceso después de que ha visto muchas veces palabras, frases u oraciones que obviamente están sujetas a estas reglas. Algunos educadores descubrieron que el cerebro del niño es capaz de realizar este proceso, lo emplearon para que se le facilitara la adquisición de la lectura y lo llamaron método natural para la enseñanza de la lectura porque respeta la naturaleza del niño; no lo lleva a incongruencias lógicas como creer que una letra aislada dice algo. Este proceso que se da en el niño, a más tardar a los seis años de edad, es la demostración de que la inteligencia es el recurso que el ser humano tiene para interpretar la realidad, una función del cerebro que actúa ligada al deseo de saber, pero se demuestra y se va construyendo paso a paso en los momentos mismos en que repentina y aparentemente de forma espontánea se encuentra la solución de un problema, en que se descubre que el universo tiene formas de organización diferentes o más complejas de lo que habíamos contemplado; pero antes de que eso suceda, la inteligencia ha planteado ya la posibilidad de que ese orden existiera y se ha puesto en acción ante la necesidad de descubrirlo. El universo por sí mismo jamás plantea problemas, es el cerebro del hombre en su afán de conocerlo el que crea las conjeturas. Para entender la sensación ante este cambio, quizá sería conveniente recordar cómo aprendimos a andar en bicicleta. Posiblemente alguien nos hizo trepar a la bicicleta y, sosteniéndola fuertemente, corrió junto a nosotros mientras pedaleábamos, soltándonos cuando veía que manteníamos el equilibrio y sujetándonos cuando nos íbamos de lado. Nuestro cerebro inconscientemente estaba creando la conjetura: ¿cómo es posible que mantengamos el equilibrio sobre dos ruedas tan delgadas?, ¿cuál de todas las imágenes de nuestro cuerpo en movimiento sobre la bicicleta es la adecuada para mantenernos en equilibrio y evitar

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caernos? Cuando descubrimos esa imagen y pudimos mantenerla nos dimos cuenta que ya sabíamos andar en bicicleta, sentimos una oleada de placer y la necesidad de hacer partícipes a otros de nuestro descubrimiento, nuestro cerebro había secretado unas sustancias llamadas endorfinas, conocidas comúnmente como dadoras de placer. ¿Será por eso que las personas que hacen uso de su inteligencia tienen muy buen sentido del humor, se ríen hasta de sí mismas, porque fácilmente forman nuevas estructuras neuronales?

. Figura. 6.-Descubriendo como mantenerse en equilibrio.

Solamente una postura es la que lo mantiene en equilibrio.

Según Lightman (2007) una experiencia que comparten el físico y el novelista, de lo más extraordinario, es el momento creativo, “una gran parte de la actividad de científicos y artistas no es especialmente creativa, pero hay otros periodos, que podrían durar tan solo unos pocos segundos o quizás horas, en que sucede algo diferente, cuando el científico o el artista son presos de inspiración”. Él mismo nos refiere su experiencia personal en uno de sus primeros problemas de investigación, cuando era estudiante de doctorado, en estos términos: “Tras un periodo inicial de estudio y trabajo, yo había conseguido establecer las ecuaciones que había que resolver. Pero entonces di con un muro. Sabía que había cometido un error, porque un resultado intermedio no salía tal como debería, pero yo no podía encontrar ningún error. Y no podía seguir. Día a día comprobaba cada ecuación, pero no sabía que es lo que estaba haciendo mal. Esta confusión y este fracaso continuaron durante meses…Entonces, una mañana, me desperté hacia las 5 a.m. y ya no pude volverme a dormir. Me sentía muy excitado. Algo estaba sucediendo en mi mente. Quizás durante semanas mi mente había estado tomando caminos secretos, ensayando diferentes posibilidades y conexiones y ahora se desbordaba. Al cabo de un tiempo, yo había resuelto mi problema de investigación”. Podrían los maestros tomar este modelo como ejemplo al programar la actividad escolar, seguramente obtendrían mejores resultados.

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CODIFICACIÓN DE LOS MENSAJES EN EL CEREBRO En el mundo físico las entidades están constituidas por partículas formadas por masa y energía, no son cantidades mensurables continuas, por eso se llama cuantos de luz a los corpúsculos que forman un rayo luminoso, sin olvidar que existen partículas de espacio-tiempo entre uno y otro. En los sistemas de información las partículas virtuales no tienen masa, es la frecuencia y la intensidad con la que se envían los impulsos lo que constituye el mensaje. La cantidad mínima de información contenida que se puede enviar y ese sistema puede captar se denomina bit; los datos perceptuales sólo pueden viajar uno por uno a través de las vías nerviosas en forma de partículas de energía eléctrica, química o mecánica, hay un período mínimo de espacio-tiempo llamado por los neurofisiólogos período refractario entre cada dato, que también se codifica, pero como simultáneamente esos impulsos vienen de todos los receptores, no van aislados, se organizan por paquetes formados por todos los que llegan en un instante, la fracción mínima de información que se puede enviar en el mínimo de tiempo por todos los receptores al cerebro constituyendo la imagen de una instantánea, como la que vemos en la pantalla del cine, del televisor o del monitor de la computadora, que llamamos o consideramos virtual. Nuestro cerebro, acorde con la estructura de la materia también está formado por partículas de espacio tiempo, lo que lo convierte en un instrumento capaz de captar la discontinuidad del movimiento. Dos de las características del funcionamiento de la estructura matemática que posee el cerebro para analizar la información, se relacionan con el llamado espacio-tiempo fisiológico, su manera orgánica de percibirlo. Estas dos características están formadas por el período de latencia (en el que se envía información) y el período refractario (cuando se recibe información de que no se envía información). El primero se refiere al tiempo que tarda un impulso nervioso desde el receptor hasta la estructura final a la que está designado, y el segundo al tiempo que hay que esperar para que se pueda enviar otro impulso, equivaldría al tiempo que tarda un cuanto de luz desde la fuente que lo produjo hasta el receptor lo cual provoca su alargamiento y al espacio-tiempo aparentemente vacío entre uno y otro fotón. Esto nos confirma que los datos, las imágenes, los estados de fase tienen que ser enviados uno por uno y nos da la idea de la duración del instante en el cerebro, el cual debe ser una medida absoluta y a la vez nos dice que hay instantes en que la información está fluyendo por el sistema y hay instantes en los que no está fluyendo por lo que no se puede captar más información que esa, aunque parezca verdad de Perogrullo, estamos recibiendo la información de que no se esta enviando información porque se permanece en un período refractario, construimos un mensaje si lo enviamos en un periodo determinado de tiempo llamado presente. En un rayo de luz los fotones viajan uno por uno y mientras mayor es la distancia por recorrer, mayor es el espacio tiempo que existe entre uno y otro, entran al receptor del cerebro y lo activan en esa forma periódica, no continua, lo cual coincide con los períodos de latencia y refractarios del funcionamiento del cerebro, en el caso de los sonidos las ondas sonoras con sus variaciones de frecuencia e intensidad conforman el mensaje. Habría que reflexionar si, ¿el tiempo es una sucesión de eventos o es el trabajo de nuestro cerebro en el terreno de la frecuencia lo que nos hace captarlo de esa manera?

-1-0-1-0-1-0-1-0-1-0-

Figura 7.-. Un mensaje está formado por bits y en el cerebro se convierte en períodos de latencia y refractarios traducidos en el terreno de la frecuencia en facilitación e inhibición. Estos paquetes de datos se envían periódicamente al cerebro, cada uno de nuestros receptores se abre o cierra para dejar pasar o no la información de acuerdo a las órdenes que están recibiendo del centro de control maestro formado por la corteza cerebral, cada instante se envía un mensaje diferente, para ello basta que un solo receptor en lugar de dejar pasar la partícula de información se lo impida o viceversa para

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que el mensaje se modifique, si estuviéramos hablando de un ordenador o computadora diríamos que el mensaje ha sido codificado en lenguaje binario. Al conjunto de datos que vienen de todos y cada uno de los receptores y se presentan en un instante dado a esa primera codificación le llamaríamos estado de fase. Debe existir paralelamente un programa que reúna varios estados de fase enviados durante un tiempo mayor determinado por el propio funcionamiento del cerebro para distinguir entre pasado y futuro lo que constituye el presente, podemos llamar evento al conjunto de presentes y al conjunto de eventos acontecimiento y seguir así sucesivamente.

Figura 8.- Película.

transformada rápida de fourie Un estado de fase correspondería lo que los filósofos llaman Dazien, por ejemplo, a cada una las imágenes fijas de una película que se van sumando en el tiempo para dar al cerebro la impresión de movimiento, el conjunto forma un elemento menor a una escena, lo llamamos presente. A través de la visión nunca percibimos cuadro por cuadro, tampoco presente por presente, lo mismo que sucede cuando escuchamos una melodía, nuestros oídos sólo pueden oír los sonidos uno por uno, nuestro cerebro los suma para que escuchemos el conjunto. Con la información de todos y cada uno de los receptores del sistema nervioso podríamos, para ilustrarlo, construir una figura con guiones y cruces o 0 y 1 dibujados en una superficie cuyo volumen está medido en tiempo, un instante pero que están viajando a diferente velocidad por el sistema nervioso, basta un pequeño desfase en la llegada de un impulso para que la imagen se modifique. El cuadro de la película con imágenes, sonidos y las sensaciones que despierten en el cerebro, superpuestos uno sobre otro quedarían agrupados en un bloque tridimensional, largo y ancho, espacialmente, y la altura medida en tiempo constituyendo varios de ellos un presente, varios presentes construirían una evento y varios eventos harían un acontecimiento con los que se formarían los conceptos. Para poder examinar los estados de fase y construir los presentes y los conceptos y decidir hacia qué rama de la bifurcación debe fluir cada uno de los datos que los están constituyendo, el cerebro necesita detenerlos, examinarlos, reconocerlos agrupados en

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esos bloques espacio-temporales y después dirigirlos por una de las rutas determinadas. Estado de fase Presente: Varios estados de fase. Acontecimiento: La suma de varios presentes Figura 9.- Diagrama que presenta el estado de fase el presente y el acontecimiento donde el 0 y 1 representa la activación o no-activación de los receptores en el espacio tiempo. Para que aparezca en el cerebro la imagen de una postura en estado de fase, presente, acontecimiento o concepto de la misma, el medio ambiente interno y externo activa los receptores internos y externos de nuestro cuerpo, unos se abren para dejar pasar el impulso, otros se mantienen cerrados para bloquear el paso del impulso, esto tiene que codificarse en una clave que nos describe cuántos y cuáles están dejando pasar y cuántos y cuáles están bloqueados, en un sistema llamado binario que sólo utiliza dos posibilidades, presencias y ausencias, abierto y cerrado, facilitación e inhibición, pero que cambian constantemente porque la acción de la gravedad en este caso modifica constantemente la posición del cuerpo en el espacio. Durante un período limitado de tiempo se envían o dejan de enviar impulsos en cada receptor para constituir un mensaje. Al combinarse los dos fenómenos, receptores abiertos y cerrados, en esos mínimos de tiempo se constituye un mensaje, como los jugadores distribuidos en el campo de juego en un instante y cada uno de ellos moviéndose en el tiempo nos construyen un acontecimiento, un evento, la que Vilaroya (2002) llama una vivencia y para quien es la unidad del conocimiento y no el concepto como han dicho otros investigadores, para nosotros también existe una cantidad mínima de información anterior al concepto donde un evento se constituye por el conjunto de estados de fase generados en un tiempo determinado. Con otro enfoque, Javier Sampedro (2012) dice que nuestro cuerpo está representado en dos tiras verticales de cerebro, el famoso homúnculo somato sensorial, en justa proporción a las zonas de la piel que le mandan información sobre lo que tocan, su textura, temperatura y su capacidad para hacer daño. Pero como nuestro cuerpo es un objeto situado en el mundo físico, el homúnculo es en realidad un mapa del mundo. Representa la realidad tal y como la percibe el sentido del tacto nuestro contacto físico con las cosas. Nuestra mente es en parte una colección de mapas interiores de ese tipo aunque muchos no posean una topografía tan evidente. Lo primero que hace el cortex auditivo con la masa sonora que le llega del mundo exterior a cada instante es clasificarla pos sus secuencias acústicas, como notas en la escala musical; en el cortex visual los homólogos de las notas musicales son las inclinaciones de las fronteras entre la luz y la sombra. Redondeando un poco esos mapa encarnan toda la información que recibimos del mundo, se sigue

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forzosamente que el contenido de nuestra mente son las elaboraciones internas del cortex cerebral, resultados de un proceso en gran medida inconsciente que va interpretando los datos crudos del mundo integrándolo en una geometría coherente: una que sea compatible con el mundo, pero también con lo que ya habíamos aprendido del mundo. Lo que tienen en común estos procesos es un mecanismo de abstracción progresiva. Los fonemas se abstraen en silabas, raíces y sufijos, luego en nombres y verbos, oraciones simples dentro de una frase compuesta de mayor jerarquía.

1min.. 30seg. 49cts. 1min. 30seg. 50cts Figura 10.- En la actividad eléctrica del cerebro examinada a intervalos de 1/100 de segundo se observan modificaciones en el porcentaje del voltaje y la frecuencia ¿Cómo se entera el niño que su cuerpo se está moviendo si su cerebro no puede captar el movimiento, si sólo capta sus posturas, si sólo recibe la información sobre el grado de contracción de los músculos en todo momento? Esto es porque existe un límite de tiempo llamado presente para que cada uno de los receptores envíe la información a ser codificada, de otro modo tendríamos un continuo difícil de diferenciar e inexistente en la naturaleza. El conocimiento del movimiento, del caminar, se adquiere a través de la acción, de la manipulación del objeto, pero no con el objeto que tiene en las manos sino con la serie de imágenes que se tienen en el cerebro, de sus estados de fase, de sus posturas. Ahora el cerebro es capaz de descubrir la clave binaria, establecida en el tiempo, en que se han codificado los mensajes, contempla todas las imágenes, como si hubiera un observador externo que va descubriendo esas imágenes y las va sumando formando estas claves, determina cuáles estados de fase tienen mayor número de receptores prendidos y cuáles el mayor número de receptores apagados, y cuáles son en un instante determinado o en otro, clasificándolos en el sistema binario, dando a unos el 0 y a otros el 1 para poder identificarlos. “El movimiento es el fenómeno que proporciona y constituye el primer vocabulario del hombre” como dice Churchil E. M., (1965) pero son los múltiples estados de fase motores los que convertidos en presentes llegan al cerebro transformados en mensajes, tienen que codificarse para servir de modelo al lenguaje. Las combinaciones de facilitaciones e inhibiciones producidas por las contracciones y no contracciones musculares derivadas de la postura del cuerpo en el espacio, motivadas por la fuerza de la gravedad, fluyen a través de los nervios bifurcándose en las distintas interconexiones neuronales, aparentemente en forma aleatoria, pero determinada por procesos apriorísticos que se establecen en el cerebro a manera de una clave en el sistema binario de apagado, prendido, proporcionando una concepción del mundo en ese instante y la suma de una serie de instantes, de muchos estados de fase, de muchos presentes, constituyen un evento y posteriormente la primera palabra codificada en el cerebro.

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Al facilitar que el niño se mueva incrementamos los estados de fase y presentes motores tanto de recepción como de expresión y la posibilidad del lenguaje y después ayudamos a su desarrollo hablándole y dejando que hable para que auto corrija su habla, e introduciendo preguntas, cuestiones, dilemas para alimentar su producción de mensajes generadores del lenguaje. Antes de contar con un sistema universal de medida, el sistema métrico decimal, ¿cómo se pesaba y se medía?, ¿cómo sabemos ahora a qué equivale una libra, un galón o una yarda?, sin hacer referencia a gramos, centímetros cúbicos o lineales.

EL CEREBRO CONSTRUYE LOS MENSAJES DEL UNIVERSO.

Tratando de explicar cómo se cambian las concepciones que el hombre tiene del universo y se modifican los

modelos de observación con los que cuenta el cerebro, nos encontramos con que Hutchinson (1992) en otro

contexto pregunta “A qué se debe que el cerebro necesite siempre la aparición de un estímulo externo que

le espolee, impulse o dispare la creación de nuevas conexiones, la formación de nuevas ideas, la

experimentación de momentos Eureka?” como sucedió con Arquímedes “¿Por qué, en algunos casos, estos

estímulos pueden conducir a estados del cerebro que producen niveles superiores de orden, belleza,

complejidad, y en otros al desorden y a la destrucción?”. Pero también plantea si somos capaces de

contestar estas preguntas tal vez podamos descubrir algún procedimiento de consecuencias

trascendentales, cómo dirigir intencionalmente mensajes específicos directos a áreas específicas del cerebro

y activar nuevas ideas o momentos Eureka a voluntad”. Pero, ¿en qué consisten esos mensajes?, ¿vienen

forzosamente del exterior del cerebro? , o bien, ¿es el cerebro quien los construye?, ¿el cerebro advierte los

mensajes que le envía el universo o este es un ente pasivo y el cerebro, en su necesidad de organizar, los

advierte y construye? Podemos hacer válida la idea del principio antrópico mencionado anteriormente y

somos el resultado final de la construcción del universo, pero no somos la pagina final del texto sino que

estamos aquí para interpretarlo.

Apoyándonos en el principio de incertidumbre de Heisenberg, en la interpretación de Copenhague,

podemos afirmar que la concepción de la estructura de la realidad se modifica si cambiamos el modelo de

observación porque ésta a partir de la partícula se encuentra en todos los estados posibles. Contemplemos

la página escrita de un texto, si dejamos que resalten los espacios en blanco entre una palabra y otra

veremos aparecer una figura formada por nuestro sistema visual, si observamos las nubes les daremos

forma de figuras conocidas, sería imposible entender la organización de las estrellas sino las agrupáramos en

constelaciones. ¿Es la página escrita, el cielo con nubes o estrellas la que nos envía el mensaje y nosotros lo

advertimos o primero lo construimos y después lo advertimos?

Piaget (1965) en su teoría sobre el desarrollo de la inteligencia hace notar como los modelos de observación

de la estructura de la realidad se modifican de acuerdo con los esquemas mentales que se van formando en

proceso de desarrollo del niño, al principio de este se cuenta con un modelo al que se ajusta la realidad,

llamado repetición de esquemas reflejos. Pero Piaget mismo se pregunta porque dura el reflejo y porque

parece ejercitarse en el vacío, sin la presencia de algún estimulo externo que lo ponga en operación. En el

otro extremo, al final del desarrollo, aparece la capacidad de los esquemas formados para examinarse a si

mismos y quedar en libertar de modificarse al descubrir que hay otros modelos que le permiten con menos

datos obtener mayor cantidad de información. En el desarrollo del encéfalo se originan en la repetición de

los esquemas reflejos respuestas del tallo cerebral en cambio en las operaciones formales u operaciones

sobre operaciones, ejecutadas por la corteza frontal del cerebro, donde no basta con el pensamiento sino

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con una estructura capaz de realizar el análisis de la congruencia de ese pensamiento en su análisis de la

estructura de la realidad. Aun cuando los procesos que se utilizan para modificar los modelos de

observacion son siempre los mismos: asimilación y acomodación en los cuales si la realidad no se puede

absorber con la estructura que se tiene se modifica la estructura.

Para poder explicar estos hechos dentro del contexto educativo, tenemos que empezar por abandonar la

palabra estímulo cuyo significado es aguijón con él cual se obtiene siempre la misma respuesta y sustituirla

por la palabra mensaje, sabiendo ya que son los mensajes y no los estímulos los que modifican la estructura

y el funcionamiento de la célula nerviosa, construiríamos las siguientes preguntas, ¿En ese análisis de la

congruencia del pensamiento seremos capaces de descubrir cómo están organizados los mensajes que

provocan la maduración cerebral para usarlos de forma sistemática en la enseñanza dando prioridad a los

métodos educativos sobre todo con los discapacitados para llevar sus cerebros al máximo desarrollo de su

potencialidad? ¿Podremos en el futuro construir un mensaje de tal magnitud que produzca en la humanidad

niveles superiores de orden, belleza y complejidad?, ¿se encontrará en un futuro la humanidad con un

fenómeno similar al que se encontró Saulo de Tarso en el camino de Damasco? Las guerras mundiales, las

revoluciones, los fenómenos naturales devastadores o cataclismos han servido hasta ahora para producir

esos procesos en una parte muy pequeña de la humanidad y durante un corto tiempo, en cambio en algunos

individuos parecen producirse y mantenerse permanentemente como el caso de las personas que refieren

haber tenido cambios trascendentales o estados alterados de conciencia después de experiencias cercanas a

la muerte o atravesado por situaciones similares.

La capacidad de crear de conjeturas, característica fundamental de la inteligencia, descubrimiento de

entrada de agujeros negros, se fundamenta en que el flujo de mensajes en el cerebro sigue un proceso

aparentemente caótico por un camino que ya está determinado, por eso se le ha llamado caos determinista.

Determinista porque ya están trazadas todas las rutas posibles que puede seguir un mensaje como en el

caso de una ardilla trepando un árbol, y caótico porque no podemos predecir cuál de esas ramas seguirá la

ardilla o cada bit de información si tiene que elegir una de las alternativas que existen en cada bifurcación de

la red neuronal. En principio, el mensaje podría seguir el camino trazado, como una pelota que rueda por

una pendiente de las muchas que hay, como si fuera atraída por la hondonada que está al final o, en este

caso, por algún sistema más complicado, la corteza cerebral, que le guiará a través de uno de esos muchos

caminos posibles. Al cambiar de ruta un solo bit se modifica el mensaje y nuestro cerebro podría estar

contemplando, quizá, otro de los muchos universos que conforman el multiverso del que habla Deustch

(2002), porque lo entendemos en una forma distinta a como lo habíamos hecho hasta ahora.

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una ardilla trepando un árbol (figuras)

sabemos que tiene que subir por una de las ramas pero no sabemos por cual-

Este problema del caos determinista, según muchos investigadores, no había sido examinado a fondo hasta

que en 1963 Lorenz, queriendo explicar las dificultades que surgían en la predicción de los cambios

climáticos, descubrió lo que actualmente se conoce como el efecto mariposa y se ejemplifica diciendo que

una mariposa aletea en el Amazonas los cambios que desencadena ese movimiento tan ligero podrían

suscitar un huracán en las Indias Occidentales (Fig.10), lo que nos hace recordar aquel cuento que decía por

un clavo se perdió una herradura, por una herradura se perdió un caballo…hasta que se perdió un reino. La

imagen que recoge la idea de que el más pequeño de los acontecimientos conduce a las consecuencias más

espectaculares y que su modificación nos puede llevar a resultados muy difíciles de predecir, por ejemplo,

tal vez no se hubiera producido la primera guerra mundial si el archiduque de Austria no hubiera muerto

porque su asesino tropezó antes de disparar y se modifico la trayectoria de la bala. Ekeland (2001) dice

“consideremos que una pequeña perturbación se duplica en dos días lo cual significa que en diez días se

verá amplificada por un factor de 1000 y por mil millones en un mes cuando llega a la escala microscópica”.

En un sistema de información tan complicado como el proceso intelectual que realiza el cerebro humano a

través de su trillón de interconexiones neuronales el resultado final puede ser modificado por el cambio de

ruta de un solo dato o bit de información por insignificante que parezca, como esa señal que hace exclamar

al niño pequeño ¿por qué? En el sistema binario tomamos 1-0-0-0-1 igual a 17 en el sistema decimal, si

cambiamos un número “1” de lugar el resultado se modifica así: 1-0-0-1-0= 18, en el sistema decimal el

cambio es poco significativo. El resultado de duplicar el primer número es 34 y del segundo es 36, si

seguimos duplicándolos a la décima vez los resultados serán 17 402 para el primero y 18 432 para el

segundo, amplificados por un factor de 1000 y luego por mil millones será más que evidente la perturbación.

En otro ejemplo, jamás podremos saber cuánto mide la superficie o el volumen de un objeto curvo, sea

círculo, esfera, cono, porque Phi es el número de veces que cabe el diámetro del círculo en el perímetro de

la circunferencia y por lo tanto no es exacto. Si aplicamos las conclusiones de Ekeland veremos la magnitud

de la alteración de los resultados en situaciones familiares, escolares sociales y llegaremos a conclusiones

similares a las de Lorenz.

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Figura 11.-Una mariposa aletea en el Amazonas y se produce un huracán en las Indias Occidentales.

El niño en sus intentos por caminar descubre la posibilidad de que exista una postura, equivalente a un

conjunto de presentes o eventos, que le permite mantenerse erecto y su capacidad de recobrarla cuando

realiza el acto de caminar, pero en ese juego anterior de encontrar y perder la postura erecta por la

atracción de la gravedad se plantea la conjetura de si no se podrá jugar ese juego de perder y recobrar la

postura erecta constantemente, si descubre esa posibilidad así también que ya puede mantener el equilibrio

en la forma dinámica de caminar, ese aparentemente insignificante descubrimiento modifica su concepción

del universo pasa de estático a dinámico.

Cuando llevamos a una persona a descubrir o descubre por sí misma que la “x” usada en la multiplicación

quiere decir “veces”, llega fácilmente a la respuesta correcta al problema del por qué cuando multiplicamos

fracciones el resultado obtenido es aparentemente menor, porque el resultado de ½ x ½ = ¼.o por qué el

resultado de la suma de 1+1 es mayor que el de la multiplicación de 1x1. Al revisar el procedimiento de

enseñanza nos encontramos con que para que el niño aprenda a multiplicar se le exige que memorice las

tablas de multiplicar diciendo la palabra “por” que para él seguramente no tiene significado alguno,

esperando que “se dé cuenta que” en ese caso quiere decir veces, lo cual difícilmente sucede. No vemos la

acción de la corteza cerebral para desviar el dato en las interconexiones, para descubrir la respuesta

correcta, como supusimos que sucedió en Galileo, hasta que no llega la pregunta desde el exterior no se

logra esa desviación, ¡el huracán se produce en otra parte y una devastación cuyos alcances no conocemos!

Se afecta todo el aprendizaje de la matemática. Algo parecido sucede cuando se emplea un método analítico

para la enseñanza de la lectura, donde la A, B o S aisladas o combinadas con una vocal sa se si so su no

tienen significado alguno, el niño no llega a descubrir el significado de la palabra y la frase, ni se produce la

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descarga de endorfinas que provoca el descubrir que ya sabe leer porque “el acto de leer no se agota en la

descodificación pura de la palabra escrita o del lenguaje escrito, sino que se anticipa y se prolonga en la

inteligencia del mundo” Freire (2005).

Pensemos si tiene razón Vargas Llosa cuando comenta, (1999) “la persona que no lee, o lee poco, o lee mal,

puede hablar mucho pero decir siempre pocas cosas porque dispone de un arsenal mínimo y deficiente de

palabras para expresarse. Esta limitación verbal es, al mismo tiempo, una limitación intelectual, una

indigencia de pensamientos y conocimientos, porque las ideas, los conceptos, no existen disociados de las

palabras a través de las cuales los reconoce y define la conciencia que los transmite... y hablar bien significa

estar mejor preparado para pensar, soñar, fantasear, sentir y emocionarse. Una pareja que ha leído a

Garcilaso y a Baudelaire ama más y goza mejor que otra de analfabetos semidiotizados por la televisión” No

existe esa versatilidad en el pensamiento porque han cesado todos los cambios. ¿Pero, no es el propósito

del sistema escolar actual y la mayoría de los programas de televisión idiotizar a la población en general y a

los niños en particular, atrofiando su lóbulo frontal, anulando su capacidad de decidir, de elaborar planes y

hacer autocrítica? ¿Los maestros se habrán preguntado por qué no despiertan el entusiasmo por leer sino

que creen que obligando al niño a leer todos los días 15 minutos van a lograr que el niño disfrute de de la

lectura y la utilice como medio para obtener información y plantearle cuestiones a su cerebro?

Este planteamiento nos lleva a reflexionar sobre una cuestión importante, si estamos hablando de un

sistema de información aun tan complicado como el cerebro humano, no quiere decir que esté a salvo de la

introducción de “virus” que degraden el sistema y aumenten la entropía, como en el caso de la palabra

“por” en lugar de la palabra “veces”, que dificulta descubrir la respuesta al problema anterior, primero se

enseña la suma de quebrados donde hay que realizar operaciones matemáticas tediosas y aburridas,

después se muestran la división y la multiplicación como muy fáciles de tal manera que el alumno no tiene

que reflexionar sobre la respuesta. En otros casos son situaciones que en algún momento producen en

ciertas persona traumas, como en los casos de algunos amputados de guerra y amputados del alma que no

pueden repararse por completo como ejemplifica Miller en alguna de sus obras(1984), en otras prejuicios,

pensamiento psicótico, relaciones enfermas, creer que se tiene siempre la razón y que los demás están

equivocados sobre todo si se tiene supuestamente un puesto de mayor jerarquía, ver a las mujeres en un

plano de inferioridad, dificultades en el aprendizaje que más bien serían dificultades para establecer nuevas

funciones cerebrales o para modificar las conexiones existentes, estarían amputados de la inteligencia,

pero lo más grave sucede cuando la escuela con su metodología de enseñanza mata el deseo de saber del

niño. Dentro de los recuerdos escolares de los adultos es más frecuente encontrar el miedo a que el maestro

les preguntara en clase y no supieran la respuesta o no llevar la tarea, que el deseo de llegar a la clase para

satisfacer su necesidad de aprender algo nuevo, por esa razón es más común de lo que se cree la negativa

de muchos niños a asistir a la escuela argumentando que les ponen a repetir lo que ya saben, no están

produciendo endorfinas.

La idea de que una persona no puede aprender matemáticas, convencerla de que hablar o aprender una

lengua indígena es ser “naco”, que no disfrute de la lectura o que ésta le produzca sueño no siempre viene

derivada de una discapacidad intelectual, sino de un mal proceso de enseñanza, las tareas escolares

inadecuadas acaban con el deseo de aprender del niño y hacen odiosa la escuela, el abuso de la televisión

anula los impulsos para planear del lóbulo frontal, equivale a decir que introdujeron un “ virus” que borró el

programa del disco duro y así se atrofian muchos programas que el niño tenía instalados, como el deseo

innato de aprender y la capacidad de realizar actos inteligentes. Sería conveniente que los educadores

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analizaran sus procedimientos de enseñanza y los padres y las madres las formas en que transmiten sus

valores para no introducir virus que dañen el proceso de aprendizaje de los niños y jóvenes porque se les

están adelantando los especialistas en mercadotecnia al conseguir introducir mensajes que llevan a los

individuos a consumir indiscriminadamente, a dejar de distinguir entre lo correcto e incorrecto, lo bueno y lo

malo o entre un acto de corrupción y una actuación honesta, ¿es deshonesto o se comete un delito si se

compra mercancía “pirata” cuando se puede conseguir en cualquier puesto de la esquina?

Cuando a una pregunta se le da una respuesta que no corresponde, por ejemplo, cuando le preguntamos a

una persona dónde va y nos contesta diciendo con quien va; si quiere alguna clase de alimento y contesta

que le hace daño, o dice que se tiene la obligación de ayudar, cuando la ayuda se pide, tenemos que hacerle

reflexionar sobre la pregunta para que descubra la falta de congruencia con su respuesta tratando de

eliminar el virus que se introdujo. Y no hablemos de los prejuicios que son ideas que se introducen como

algo invariable; en muchos lugares, por ejemplo, sólo se concibe a la mujer como ama de casa, díganlo si no

los comerciales en la televisión en los que vemos mujeres lavando, planchando, cocinando, lavadoras de dos

patas las han llamado, pero difícilmente en una actividad profesional o política, mientras no desviemos el

dato, seguiremos teniendo el mismo efecto, el mismo prejuicio, como sucedió con los detractores de Galileo

que nunca cambiaron su forma de pensar, por lo menos hasta donde nosotros sabemos.

Cada vez que el impulso nervioso llega a una bifurcación tiene que elegir un camino, a esa crisis por la que

atraviesa ese impulso nervioso o la partícula de información antes de tomar una decisión es lo que llamamos

conjetura, decidir por dónde se sigue, pasar por ese momento crítico antes de tomar una opción. Como son

millones de impulsos los que están viajando por las vías neuronales el sistema se vuelve muy complejo,

caótico, y no podemos saber por dónde la inteligencia va a dirigirlo, aunque sí sabemos que seguirá una de

las rutas posibles.

Figura 13.- Bifurcaciones, ¿cuál de todos estos caminos posible seguirá el impulso nervioso?

Para explicar el control que ejerce la estructura superior sobre la inferior recurrimos a uno de los modelos

de funcionamiento encefálico de los tres que describe Magoum, (1964) donde nos muestra una serie de

estructuras sobrepuestas en la que la superior inhibe, analiza las posibles respuestas, y controla a la inferior.

Para que nos quede claro, pensemos ahora en una función primitiva pero que demuestra la maduración

cerebral, nos referimos al control de esfínteres. Cuando el niño nace este control ya existe, si no fuera así la

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orina estaría saliéndose constantemente, la vejiga se vacía hasta que

está llena, no antes, más tarde, gracias a que entra en función una

estructura superior, el niño se da cuenta que puede controlar el esfínter,

mantenerlo cerrado y abrirlo cuando así lo desee, las dos posibles

respuestas. En otro caso, el descenso del nivel de glucosa o el

incremento de la densidad de la sangre por la pérdida de agua a través

del sudor o la orina se registra en el hipotálamo y como consecuencia el

niño llora, más tarde su corteza cerebral registra estos cambios como

algo que nosotros llamamos hambre o sed y desencadena una conducta

que lleva al niño a solicitar el satisfactor o a buscarlo por sí mismo

cuando ya es mayor.

Consideraríamos que la estructura poseedora de las indicaciones de los

genes para crear la primera conjetura con la que se enfrenta el niño en

su desarrollo está en la región más primitiva de la corteza en relación con

el tallo cerebral. Deja fluir los impulsos convertidos en estados de fase

por las vías nerviosas hasta que después de haber tomado una

desviación, le llegan ya reestructurados en un nuevo estado de fase,

conjunto de presentes o en una nueva concepción de la organización del

universo construida con nuevos conceptos donde uno de los elementos

básicos es el control de la estructura inferior.

Corteza cerebral

Figura 14.- Niveles jerárquicos, la estructura superior inhibe y controla a la inferior.

Corteza cerebral

Médula espinal

Tallo cerebral

Centro del encéfalo

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En un momento dado la actividad refleja en el ser humano queda sujeta al control de una estructura

superior para servir de salida, más adelante, al movimiento instintivo, automático y voluntario, a diferencia

de lo que sucede en los animales donde permanece invariable no solamente en el individuo sino en la

especie. Salvando la distancia, estamos hablando de un proceso parecido al que se lleva a cabo cuando más

adelante damos al niño los datos de la matemática o de la lectura como sugiere Doman (1994) y el niño

descubre la clave en que están organizados, sólo que ahora se creará una nueva estructura que estará

preguntando sobre la organización de un universo de mayor complejidad, al que hay que dar un orden

lingüístico o matemático para poder entenderlo. Se creará porque la propia inteligencia del niño actuando

como un atractor dejará fluir los estados de fase, los eventos, acontecimientos o vivencias formados, las

palabras que le mostramos, y desviando algunos que a medida que recorren la ruta van construyéndola, de

ahí la validez de la propuesta del mismo Doman de enseñar matemáticas e introducir en la lectura al niño

desde recién nacido para facilitar la aparición de un proceso que obviamente ya existe.

LA INTELIGENCIA MODIFICA EL FLUJO DE LA INFORMACIÓN

En el proceso apriorístico llamado inteligencia cuando preguntamos ¿porque? al menos uno de los datos

que conforman el estado de fase en su fluir por las vías neuronales se desvían y modifican el resultado final,

como en el efecto mariposa demostrado por Lorenz. La información que se dirige al cerebro pasa por un

proceso matemático para poder ser entendida por este, pero qué queremos decir con la expresión “cómo lo

sabes” del investigador, que los resultados que estamos obteniendo no corresponden con la fórmula para el

análisis matemático que tiene nuestro cerebro y por lo tanto mediante ese proceso la modificamos y ahora

se nos hace la luz y entendemos el problema o descubrimos cómo llegamos a la solución. Este fluir y la

modificación de ese flujo se produce porque esos datos son atraídos hacia la corteza cerebral, que está

dirigiendo todo el proceso por medio de circuitos de retroalimentación que la mantienen informada

constantemente de lo que sucede dentro y fuera de ella y que por ese solo hecho se constituye en un

atractor que como un remolino que la jala hacia su vórtice, igual a la llamada fuerza de gravedad, el

movimiento de la tierra, la atracción de la Luna, que actúan en algunos fenómenos naturales y que son

conocidos como atractores del equilibrio.

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Figura 15.- Circuitos de retroalimentación positivos. Espiral

Estos atractores del equilibrio de acuerdo con Coveney y Highfield (1992) nos indican un punto final

importante del fenómeno del que se hable, una señal que declara “¡Aquí cesan todos los cambios! ¡Ya lo

entendí!”. Similar al proceso de incremento de entropía del que hablan otros investigadores, cuya fase final

es también cuando cesan todos los cambios, para que una sopa caliente se convierta en un caldo tibio que

ya no se modifica se requiere que las moléculas que lo forman ya no puedan moverse más rápido.

Según estos investigadores existen tres clases de atractores: puede tratarse de un atractor de punto fijo

como un embudo, sea cualquiera la posición inicial del líquido u objeto que ruede por la copa siempre

terminará en el fondo, de un atractor de ciclo límite en donde el objeto queda atrapado en un bucle o rizo

unidimensional hasta que sale despedido después de rebasar el límite de velocidad que le permitía

mantenerse rodando en ese circuito como si estuviera en el ala de un sombrero o en borde de un huracán,

procedimiento que sugiere usar Julio Verne para impulsar la nave que va a enviar a la luna aprovechando la

rotación de la tierra, y según Prigogine (1997) se ha descubierto hace poco que el punto atractor es, a

menudo, un conjunto de puntos y que el sistema es atraído primero por un punto, después por otro, y

todavía por otro. Se trata de algo impredecible porque si bien ya están trazadas todas las rutas posibles,

como ya dijimos en el caso del humo del cigarrillo y de las vías neuronales sobre las que fluye la información,

no sabemos cuál camino seguirá cada una de las moléculas que lo forman, lo que lo convierte en un atractor

extraño.

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Figura 16.- Atractores extraños

Hacia dónde se dirige cada uno de los trozos de ceniza que forman el humo de un incendio.

Kant (1967) propuso que en el entendimiento humano existen intuiciones, procesos apriorísticos o formas

universales que organizan los datos suministrados por los sentidos, entre los que incluye espacio, tiempo y

categorías. Todos los estados de fase, los primitivos paquetes de datos, transformados en impulsos

nerviosos siguen un flujo marcado por las conexiones neuronales, deslizados hacia o atraídos por la corteza

cerebral. Dentro de estos procesos apriorísticos incluiríamos el uso de la inteligencia por el afán de saber

cómo atractor de datos, con la diferencia de que cada uno de los datos que conforman el estado de fase

sigue una ruta que se va construyendo en cada una las bifurcaciones por lo que no podríamos predecir el

resultado, esa concepción final que tendremos de nuestro entorno, limitados como estamos por los datos

que nos ofrecen nuestros sentidos, nuestros receptores externos e internos, cómo se organiza la partida de

dominó, la columna de humo que produce una flama apagada o el humo de un cigarrillo, existe una enorme

cantidad de formas de organizarse, aunque ya todas están determinadas y la inteligencia elige las vías

posibles una por una.

Esos procesos apriorísticos enunciados por Kant quizá formen parte de esa clase de atractores más

complicados llamados extraños por lo difícil de predecir la organización de los datos que constituyen los

mensajes a través del espacio tiempo. Es fácil imaginarnos que la fuerza de la gravedad es la que atrae el

objeto que está rodando en la copa del embudo o en el ala de un sombrero pero en el cerebro es la corteza

cerebral la que atrae los impulsos nerviosos que forman el estado de fase que han activado a los receptores

con la diferencia de que a éstos no solamente los hace viajar por las vías neuronales ya establecidas, sino

que puede llevarlos a elegir una, cuando llegan a una bifurcación, viajar por todas como lo supone la teoría

cuántica o construir una nueva ruta difícil de predecir y que modificará el resultado final.

Pensemos en la posibilidad de predecir con certeza el resultado final de un partido de fútbol, una partida de

ajedrez o de dominó introduciendo en el ordenador o computadora los datos que estamos recibiendo a

medida que se desarrolla el juego. En el juego de dominó empezamos revolviendo las fichas hasta que ya no

podemos mezclarlas más, hasta que llega a su máximo nivel de entropía, hasta que hayan terminado todos

los cambios posibles, ese es el primer estado de fase que percibe el cerebro, después ponemos en el tablero

la primera ficha, que generalmente es la mula de seis, la siguiente que se pone tiene que tener también un

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seis de un lado y del otro cualquiera de las otras seis posibilidades. Si le preguntáramos a nuestro programa

en la computadora cómo se desarrollará el juego a partir de la colocación de esa ficha, nos mostraría todas

las posibilidades de organización de las mismas. Sin embargo, en el juego real, la ruta o posibilidad ganadora

se elige o construye a medida que se juega. Si comparamos esa posibilidad con las mostradas por el

ordenador veremos que coincide con alguna de ellas. Esto demuestra que el juego se dirige en un proceso

donde leyes precisas conducen a un modelo único que nos hace ganar, pero como no sabemos cuál es,

seguimos un comportamiento aparentemente aleatorio, caótico, para construir cualquiera de las

posibilidades, de hecho el juego está organizado minuciosamente, con un orden determinado aunque

aparentemente caótico.

No podemos saber en principio cuál de las seis posibilidades que existen en la primera jugada es la que se va

a elegir, ni en cada una de las jugadas siguientes, por lo tanto no podemos prever cómo van a quedar

colocadas las fichas al terminar el juego, porque cada jugada irá modificando su dirección y el posible

resultado final. A medida que avanza el juego el número de probabilidades será menor hasta agostarse la

posibilidad de cambios cuando termina y gana el que fue eligiendo el modelo adecuado de organización. Se

ha llegado al final de la partida, las fichas están colocadas ordenadamente sobre la mesa, el orden ha

surgido del caos gracias a esta desorganización y organización constante tanto del juego como de la

organización cerebral.

Figura 17.- Cualquier ficha que se tire modificara el resultado final de la partida y sólo podría describirse su

ruta por medio de un atractor extraño.

Hay sistemas mucho más complejos en su organización dinámica que un juego de dominó, como un partido

de fútbol, básquetbol o cualquier otro. Por ejemplo, tenemos la impresión de que el espacio que habitamos

es una superficie plana cubierta por una cúpula a la que llamamos cielo y de hecho creemos que hay un

lugar muy lejos donde se junta el cielo con la tierra, cuando estamos frente al mar y vemos alejarse un barco

esperamos que este se haga más pequeño cada vez hasta desaparecer de nuestra vista, sin embargo, vemos

desaparecer primero el casco y por último la parte superior, como si se hundiera en el océano. El mensaje

recibido por nuestro cerebro ha sido modificado, uno de los datos no concuerda con el modelo o esquema

que tenemos en nuestro sistema cognitivo por lo tanto hay que crear otro.

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Una democracia es precisamente un sistema en equilibrio dinámico donde cualquier acción, declaración o

comentario puede causar una polémica que como en el movimiento de una ficha o la realización de una

jugada en los juegos mencionados vayan modificando el posible final de la partida. Mientras más viejo es el

sistema más cerca está de que se cumpla la segunda ley de la termodinámica del cese de todos lo cambios,

pero estos sistemas abiertos siempre están dispuestos a recibir mensajes que al fluir modifiquen su

estructura constantemente, organizándose en niveles superiores de actividad.

A través de la escuela cualquiera que

sea su nombre habla una generación

de cabezas muertas.

Aída Vázquez

LOS MENSAJES REORGANIZAN LA ACTIVIDAD DEL CEREBRO

Hemos planteado dos cuestiones importantes en el desarrollo del niño a saber: su deseo de aprender y el

uso de la inteligencia para satisfacer ese deseo de aprender, contemplando al cerebro como un holograma

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construido con información en el cual los mensajes lo recorren a través de los agujeros de gusano que

vendrían a ser las rutas en las cuales se utiliza la inteligencia para viajar a estructuras superiores. Para

ejemplificarlo examinemos ahora qué sucede en el momento en que colocamos la ficha que consideramos

adecuada en el juego de dominó del que hablamos antes y comparémoslo con el momento en el que

Arquímedes se sumerge en el agua y contempla que el nivel de ésta sube desplazada por el volumen de su

cuerpo y descubre que son equivalentes y pronuncia la palabra “Eureka”, “lo encontré”, preguntándonos al

mismo tiempo qué quiso decir, qué fue lo que encontró cuando cesaron todos los cambios. Suponemos que

lo mismo que nosotros, encontró ese nuevo orden ya existente; por un lado que el universo ya estaba

organizado: los cuerpos desplazaban el mismo volumen de agua que los contenía, sólo que nadie se había

dado cuenta, un “no lo había visto” de parte de los demás, o por lo menos nadie lo había manifestado

corriendo mojado y desnudo por las calles como lo hizo Arquímedes.

Nosotros encontramos que las fichas tienen un orden determinado en el tablero para que podamos ganar

ese juego, orden que descubrimos paso a paso. Arquímedes o su cerebro encontraron que los impulsos

generados por la desviación de alguno de los datos a través de ese recurso funcionando como un atractor

extraño llamado inteligencia, habían conformado un nuevo estado de fase, un evento más congruente, más

acorde con la realidad, porque permitía explicar otros fenómenos.

La conjetura creada por el cerebro en su deseo de aprender había producido una serie de imágenes

mentales organizadas en acontecimientos, de una en una, cuyos datos habían seguido un flujo caótico

determinado hasta construir un nuevo nivel de organización que consistió en encontrar la respuesta al

problema que se desató desde la construcción de la conjetura. Qué sucede cuando el niño dibuja o pinta,

primero traza el dibujo en su cerebro y después pinta en la página en blanco una raya alrededor de él y hace

visible esa imagen que estaba en su cerebro, lo encontró, encontró la forma de comunicarlo a los demás. Si

en la escuela, donde a través de la cual según Aída Vázquez habla la generación de la abuela, con el pretexto

de mejorar su coordinación motriz obligan al niño a rellenar o colorear figuras, entorpecen su creatividad,

trasladan la representación que él puede hacerse de las figuras geométricas al papel y no descubre los

límites que debe dar a su movimiento. No nos imaginamos a Miguel Ángel tallando piedras pequeñas para

poder llegar a esculpir su David, su Moisés o cualquiera de sus esculturas, él encontraba el trozo de mármol

donde esta ya estaba escondida la escultura, había que quitarle lo que sobraba para que apareciera.

Piaget (1965) como ya hemos dicho, llama a éste proceso “acomodación” y sugiere que ese proceso

empieza a funcionar con la actividad refleja en su estructura más simple, el tallo cerebral y con ese mismo

modelo explica el trabajo de las estructuras superiores a medida que se van formando. Para analizarlo desde

un nivel más abstracto, diríamos que más que trabajar con actividad refleja para que aparezca ese

fenómeno, el cerebro trabaja con fracciones mínimas del espacio tiempo, con estados de fase, presentes y

acontecimientos que son más complejos a medida que aparecen las estructuras, porque manejan más datos

en más dimensiones.

¿Por qué el tiempo no es un continuo invariable a través del cual se mueven los objetos cómo creía

Newton?, a partir de Enstein sabemos que el tiempo se desplaza en relación con el movimiento y que

incluso puede curvarse por la atracción de la gravedad para darnos una concepción diferente del mismo. De

acuerdo con lo expuesto por Cassirer (1972) la concepción del espacio-tiempo por el hombre tiene tres

niveles de organización: puede ser orgánica, perceptual o abstracta según la capacidad de la estructura

organizada en el cerebro que maneje los datos, el tallo cerebral manejará estados de fase orgánicos

consistentes en los reportes que tenemos de nuestra anatomía y fisiología como la sensación periódica de

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hambre y sed que nos reporta nuestro cuerpo. La corteza cerebral en sus zonas receptoras lo hará con el

espacio-tiempo perceptual, sabemos que es de día cuando hay luz y de noche cuando está oscuro, qué está

más lejos o más cerca, si un conjunto es mayor o menor que otro, porque nuestros receptores lo reportan.

La zona ejecutora de esa corteza cerebral, el lóbulo frontal, encargado de la planeación de nuestros actos,

intentará comprender el espacio-tiempo abstracto que ahora está construido por un conjunto de instantes

formando un nuevo paquete en que además de datos perceptúales existe la combinación de éstos con la

proyección hacia el futuro, el pasado y la concepción del infinito en el tiempo y el espacio.

El cerebro maneja siempre información, la no-información ya en sí es información, por lo tanto las imágenes

se construyen basándose en presencias y ausencias, conexiones y desconexiones neuronales en el tiempo y

en el espacio. Espacialmente un receptor puede estar activado y otro no, temporalmente ese mismo

receptor puede estar en un momento activado y en otro no, por eso el resultado no se da en tres

dimensiones sino en el espacio tiempo, fenómeno que solo se puede explicar con el modelo del holograma.

Cuando al niño le preguntamos ¿Qué vas a hacer?, también le estamos preguntando que no vas a hacer. La

construcción del mensaje no puede concebirse en un universo tridimensional sino en uno que contenido en

el espacio tiempo.

Con los datos que tiene la corteza cerebral crea o descubre un estado de fase final o un presente

congruente, por lo que la primera conjetura y la parte más importante de la actividad intelectual o de esa

estructura funcional llamada inteligencia podría ser preguntarse si existe un estado de fase o presente en el

ambiente que se corresponda con la que ha construido interiormente. Por ejemplo, ¿debe existir y por lo

tanto existe una postura de mi cuerpo que me permite mantenerlo erecto? Debo descubrir cuál es de todas

las que adopto, o a qué estado de fase o presente corresponde esa postura. En el caso de Galileo la

pregunta que surgió de su proceso intelectual pudo ser: ¿debe existir, por lo tanto existe, en el universo una

organización que corresponde con la que ha construido su cerebro? ¿Qué sucede en el cerebro del niño

cuando “se da cuenta” que ya camina o, como dicen las mamás se “suelta caminando”? ¿Qué sucede en el

cerebro del adulto cuando se da cuenta de que el universo no está organizado como lo había concebido su

cerebro? Tiene que modificarse a sí mismo.

El movimiento es la sucesión de posturas que se dan en el espacio tiempo, cada postura corresponde a un

estado de fase, o conjunto de estados de fase organizados en un evento diferente que registra el cerebro,

como los cuadros de una película o como cuando dibujamos en cada página de la esquina inferior del

cuaderno una pareja de boxeadores en diferentes posturas y al pasar las páginas rápidamente tenemos la

impresión de que se mueven, igual que en el cine, cada página o cada cuadro de la película sería el símil de

un estado de fase y el conjunto de páginas una escena, un evento, un acontecimiento o una vivencia.

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Figura 12.- Retornando a la postura que nos mantiene en equilibrio.

Una postura y solamente una, permite mantener el equilibrio del cuerpo humano, de tal manera que el niño

gracias a su inteligencia la descubre, se da cuenta, intuitivamente y por fortuna, las madres ponen al niño a

hacer “solitos” para que descubra esa postura que lo mantiene en equilibrio, luego cuando lo hacen ellos

mismos “se sueltan caminando”. Y después nos la pasamos tratando de recuperarla para poder caminar o

mantenernos erectos, lo cual es muy complicado de hacer conscientemente por la gran cantidad de

músculos que hay que poner en acción para contrarrestar la fuerza de la gravedad, pero al mismo tiempo es

la más fácil y lo más conveniente porque nos permite desplazarnos por el mundo y tenerlo al alcance de

nuestras manos sin esperar a que él venga a nosotros.

ORGANIZACION DE NIVELES SUPERIORES DE ACTIVIDAD INTELECTUAL

Nos queda pendiente tratar de aclarar por qué alguno o algunos de los datos de los estados de fase que

llegan a los receptores del sistema nervioso puede, al llegar a una bifurcación neuronal, tomar la opción

alterna, y cómo se lleva a cabo este proceso en el cerebro, qué provoca ese desplazamiento que lo lleva a

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buscar ese nuevo orden, porqué podemos sacar conclusiones cada vez mayores de evidencias cada vez

menores, qué nos hace fijarnos en esas evidencias, cuál es la acción de la inteligencia que va modificando el

camino y nos hace exclamar como Arquímedes “Eureka”. Qué pone al sistema fuera del equilibrio dinámico

en que se encuentra, el de la ignorancia de la ignorancia, para construir una conjetura. A estas preguntas

podemos responder como sugiere Hutchinson (1992) comparando o buscando una similitud de los procesos

intelectuales, que manejan información, con lo que sucede en los fenómenos físicos y químicos, que

manejan energía y materia, desde el punto de vista de la segunda ley de la termodinámica aplicada a los

seres vivos, cuyos procesos evolutivos parecen contradecir su conclusión incuestionable: en cualquier

intercambio de energía, se produce una reducción de la energía disponible para realizar trabajo útil. Significa

que con el trabajo producido no se puede producir la misma cantidad de energía y por lo tanto llega un

momento en el cual ya no existe energía para producir trabajo, el universo formado por materia, energía e

información avanza hacia una decadencia y desorden creciente donde habrán cesado todos los cambios,

como en la sopa tibia.

Esta idea de que el universo se desgasta se conoce como ley de entropía creciente que se puede definir

como la medida de aleatoriedad o de posibilidad de cambio de un sistema, cuanto menor es la entropía de

un sistema mayor es la posibilidad de cambios y cuando mayor es la entropía menor es la posibilidad de

cambios, hasta que se llega a un nivel máximo cuando cesan todos los cambios. Partir de la idea de darles

cada vez menos a más, como sugirió un “brillante” político al hablar de reducir el tiempo de permanencia de

los niños en el sistema de educación preescolar, nos llevaría a la conclusión de darles nada a todos, sería un

buen ejemplo de este proceso aplicado al fenómeno de información donde se puede llegar a saber todo

sobre nada o nada sobre todo en el camino de la especialización.

Sin embargo, de acuerdo con los investigadores esto es válido solamente para los sistemas cerrados entre

los que podría estar incluido el universo y algunas mentes inertes, pero no son los únicos sistemas que

existen. Prigogine (1998) dice que “a diferencia de los sistemas cerrados, que de acuerdo con la segunda ley

de la termodinámica tienden a caer en un estado de máxima entropía, donde cesan todos los cambios,

existen sistemas dinámicos tales que ningún conocimiento finito de las condiciones iniciales permite prever

el resultado final y que esto lleva a una nueva visión de la materia en la que ésta ya no sea pasiva como la

descrita en el mundo del concepto mecánico, sino asociada a actividad aparentemente espontánea” como

sucede en los ejemplos del juego fútbol o la partida de dominó expuestas anteriormente, en los sistemas de

información.

Para esta clase de sistemas dinámicos, entre los que debe incluirse el trabajo del cerebro y su recurso

llamado inteligencia, ya que uno influye sobre el otro, basta que cambien infinitesimalmente las condiciones

iníciales que las aleje del equilibrio dinámico para que se produzca un suceso un tanto diferente como lo

observó Lorenz, a quien al incrementársele los datos con los que contaba para predecir el clima descubrió la

razón por la cual le era muy difícil prever cómo, en un sistema de información, iba a influir la modificación

de uno de ellos por insignificante que fuera. Como plantearle una duda o una cuestión a una persona puede

llevar al sistema fuera del equilibrio.

El sistema que en un principio está en un estado de equilibrio, de máxima entropía, si se le introduce

energía, materia o información se aleja de él, según el ejemplo que emplea Hutchinson (1999) como a una

máquina a la que le cambiamos las piezas gastadas o diríamos nosotros como a un niño a quien en el

proceso educativo le despertamos una duda, o facilitamos el descubrimiento de un nuevo dato, algo que no

sabía, que no coincide con el patrón que tiene en el cerebro, reorganiza las conclusiones a las que había

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llegado. En consecuencia la inteligencia está desechando entropía y la persona desechando información

alejándose de la etapa final donde cesan todos los cambios, ya que al reorganizarse se aleja de ese estado

del equilibrio dinámico en que se encontraba inicialmente.

A estas estructuras capaces de ir desechando entropía, Prigogine (1998) las llamó estructuras disipativas y

deben funcionar igual en ese órgano llamado cerebro cuando desecha la información que ya no le sirve. Cuál

sería la utilidad de la información de cada uno de los números anotados en el ejemplo de arriba si ya

sabemos la clave que nos permite crearlos todos en el momento en que los necesitemos, o en la adquisición

de la lectura el saber cómo suena cada sílaba en una palabra o aprendernos todas las palabras existentes en

nuestro idioma si ya descubrimos que donde quiera que encontremos la sílaba ésta se pronuncia igual y ya

sabemos leer.

Cuando se está jugando la partida de dominó, en el cerebro de cada uno de los jugadores se está llevando a

cabo un proceso similar a lo que sucede en el tablero, cada ficha que se coloca en él da al juego una

perspectiva diferente que lo pone fuera de equilibrio, excepto cuando lo cerramos donde cesan todos los

cambios, tanto el juego en sí como la actividad cerebral se ven obligados a reorganizarse y a reorganizar el

plan de acción con una pérdida de información, de entropía, de desorden, de aleatoriedad, para ganar, el

juego se reordena en cada tirada.

Si se aleja del equilibrio al tratar de decidir cuál de las fichas se va a tirar, la estructura disipativa en este

caso llamada inteligencia, va desechando la información y paralelamente energía que ya no le sirve,

disminuyendo la entropía, y absorbiendo nueva información para construir el nuevo plan de acción que

implica cada jugada. Sin embargo el hecho de decidir con cuál ficha participa en el juego tiene su

contrapartida lógica y material ya que al mismo tiempo significa decidir cuál no participa. El cerebro hace

una selección desde los receptores de los impulsos que se van a dejar pasar y de aquello a los que se les va a

impedir el paso para facilitar su decisión final.

Observemos un fenómeno cotidiano, lo que sucede con el agua que está a la temperatura ambiente, en un

máximo nivel de entropía, donde han cesado todos los cambios en estado de equilibrio, como una persona

que cree que ya sabe todo y no tiene ninguna duda, si calentamos el agua o logramos introducir una duda o

cuestión en el pensamiento de esta persona, es decir si introducimos energía o información, entonces las

moléculas, estructuras que manejan la información, empiezan a moverse cada vez con más velocidad, de

manera aleatoria tal que no podemos saber dónde está determinada molécula pero llega un momento en

que no se puede introducir más energía por las condiciones físicas del ambiente, no se puede calentar más,

entonces se convierte en vapor, pero éste también tiene un límite y el vapor se condensan en gotitas de

agua disipando parte de la energía que habíamos introducido.

Qué sucede cuando en lugar de materia y energía manejamos un sistema de información, es decir, partículas

virtuales. Para responder volvamos al ejemplo de la persona que cree que ya lo sabe todo pero que se

mantiene en un estado de equilibrio dinámico. A quien le introducimos mensajes en forma de preguntas, de

cuestiones le creamos dudas, le preguntamos ¿cómo lo sabes? Cuando al tratar de memorizar la tabla que

presentamos arriba nos preguntamos o preguntamos al otro si no tendrá alguna organización, buscando la

clave, proponiendo hipótesis, las posibilidades son cada vez más, hasta que la clave surge aparentemente de

manera espontánea y se ordena, en un nivel superior, la entropía que se estaba produciendo en forma de

información, merced a las preguntas, se disipa. Cuando a un bebé se le pone a hacer “solitos” se está

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introduciendo información, en un mayor número de estados de fase en forma de posturas y cuando

descubre la postura que lo mantiene en equilibrio, la información que se estaba almacenando para guardar

todas esas posturas posibles, también se disipa entropía cuando se ordena en otro nivel que generalmente

es superior, por eso se les llamó estructuras disipativas.

Lo importante es observar que cuando planteamos las cuestiones introducimos información al sistema

nervioso, rompemos el equilibrio dinámico de la estructura, y cuando el niño o el adulto se dan cuenta esto

es cuando descubren la respuesta, se reorganiza en un nivel superior de funcionamiento de maduración

cerebral disipando la información y disminuyendo la entropía y así se pueden producir cambios

nuevamente. Preguntamos al adulto, padre o maestro del niño, si sabe leer y nos contesta que sí, lo

ponemos fuera del equilibrio cuando le preguntamos cómo lo sabe, nos dice que por que ya se lo enseñó, lo

volvemos a poner fuera del equilibrio al decirle que el hecho de que se lo hayan enseñado no significa que lo

haya aprendido.

Si el niño es lanzado a la alberca llena de agua, en pocos segundos se da cuenta que flota, que su cuerpo

pesa menos que el agua, es decir, el sistema es enviado fuera del equilibrio cuando tiene que decidir si flota

o se hunde, sus movimientos están enviando al cerebro una enorme cantidad de estados de fase en forma

de posturas, hasta que descubre la que lo mantiene flotando. Cada postura en el agua que se mueve

representa un estado de fase, sólo uno lo mantiene flotando, pero si lo hacemos caminar en la alberca o lo

ponemos a patalear tomándose con las manos de la barra que está en la orilla, le costará más trabajo

porque no se han creado suficientes estados de fase y presentes dentro del agua y el equilibrio dinámico en

que se encuentra no se rompe con facilidad.

Si la enseñanza de la lectura se hace por fonemas se dificultará la comprensión de la palabra completa

porque un sonido, al carecer de significado, no puede romper el equilibrio, no se puede plantear la

pregunta, ¿qué dice ahí? Por que no dice algo. Si le habla en otro idioma sucede lo mismo, el cerebro trata

de encontrar la clave, lo que se quiere decir con esas palabras, pero si empezamos por enseñar la gramática

del otro idioma, la pregunta no se plantea. Hemos introducido un virus al sistema que hará muy difícil, por

no decir imposible, si se borró el programa, que se alcance la meta.

Cuando una persona al enfrentarse con el ambiente o con un problema, tiene la impresión de que no lo

comprende, que su cerebro no puede hacerlo congruente, que no entiende qué quiere decir la palabra

infinito o eternidad por ejemplo, o frases en sentido figurado como el “un horizonte de perros ladra muy

lejos del río” de García Lorca o “los besos sin futuro” de Saramago, se está rompiendo el equilibrio desde el

interior del sistema. Analicemos qué sucede en el cerebro cuando se presentan las preguntas de los niños y

descubriremos el motivo del niño pequeño cuando pregunta ¿por qué?, o el adolescente nos pregunta ¿de

veras?, lo traduce diciendo “en tus tiempos” ¿se corresponden las situaciones que vivieron sus padres con

aquellas que el adolescente está viviendo en este momento? Mientras no encuentra la respuesta el niño

parece seguir buscándola, hasta que descubre esa congruencia y se disipa la entropía, ahora tenemos la

impresión, dice Hutchinson, de que el cerebro se ha reorganizado en un nivel superior. Ese es el papel de la

educación, provocar que el cerebro se reorganice constantemente en niveles superiores provocando la

disminución de la entropía de acuerdo con la segunda ley de la termodinámica aplicada a la actividad del

cerebro: a menor información mayor entropía y a menor entropía mayor información lo que evita la

degradación de los sistemas.

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Si bien todo este fenómeno se está llevando a cabo en el terreno de la información, al mismo tiempo se

están produciendo cambios bioeléctricos como bioquímicos estableciendo una nueva organización neuronal

del cerebro. Seguramente miles o millones de células neuronales están desconectándose de unas para

conectarse con otras, señal de que descubrimos que estábamos equivocados, que el universo no estaba

organizado como creíamos, no es congruente el modelo que tenemos con la realidad, no la podemos

explicar con los elementos que tenemos. A muchas personas les molesta estar equivocadas porque su

cerebro no es capaz de romper ese equilibrio. No pueden hacer esa desconexión y reconexión neuronal, han

perdido la flexibilidad natural del cerebro.

Algunas disfunciones cerebrales se manifiestan cuando se enseña al niño de manera inapropiada y

llevándolo a un estado en que cesan todos los cambios. La inversión de letras aparece hasta que al niño se le

enseña a copiar palabras escritas con la letra llamada script. El niño omite letras cuando se le hace dictado

porque escribe lo que oye, es más, no está escribiendo, lo hace el que dicta, en cambio si se permitiera al

niño poner sus pensamientos y sentimientos por escrito, la ruptura del equilibrio al tratar de buscar en su

cerebro cómo es la palabra que quiere decir lo que él piensa o siente en su memoria visual no cometería

errores porque está en un proceso de desarrollo, que gracias a los circuitos de retroalimentación se mueve

siempre hacia un nivel más complejo. Los niños aprenden, aprenden siempre, es una función de su cerebro y

una de sus características, pero cuando a un cerebro se le intenta enseñar algo que no puede asimilar, que

no puede romper el equilibrio, aparece la disfunción y se tiene la impresión de que ya no aprende, hace

años se decía que ya estaba saturado. Los deficientes mentales no nacen, se hacen igual que los genios

cuando se permite o no que su inteligencia funcione. Se está enviando la información por un camino

inadecuado y no pueden formarse las nuevas redes neuronales necesarias, se formaron otras y el niño

aprende a no aprender.

Existen muchas personas que se declaran incapaces de aprender otro idioma porque la metodología que se

empleó para enseñarles fue inadecuada, se introdujo un virus en el sistema, en el caso del inglés consiste en

empeñarse por empezar la enseñanza con las palabras de origen germánico en vez de hacerlo con las de

origen latino que por ser la lengua madre de la nuestra es mucho más fácil. Sin embargo en lugar de buscar

las deficiencias en la metodología de enseñanza de las lenguas extranjeras, se culpa al alumno por no

aprender en tres cursos de la secundaria, detenerse a pensar que el análisis matemático que realiza el

cerebro nos dice que ese fenómeno no puede presentarse al mismo tiempo en los millones de alumnos que

han asistido a clase durante tantos años de repetir el mismo curso, la comparación del debería ser con el no

es, no lleva a los educadores a plantearse la pregunta: ¿por qué?, ¿por qué niños más pequeños hablan

lenguas como el mazahua, otomí, mixteco, entre otras y el castellano? Para empezar a buscar la causa que

seguramente encontrarán en la metodología de la enseñanza de la otra lengua, se enviaría al sistema fuera

del equilibrio, sin embargo se mueve, diría Galileo.

LA INTELIGENCIA EN LA FORMACIÓN DEL LENGUAJE

¿Cómo adquiere el niño el lenguaje? ¿Realmente se adquiere o el cerebro es un enorme procesador que

emite el mensaje al organizar los datos que recibe? ¿Qué quieren decir las mamás cuando dicen que el niño

ya habla todo? ¿Cómo es posible que un niño muy pequeño elabore una frase que no ha oído alguna vez?

¿Existe en su cerebro alguna clase de programa que organice los estados de fase, presentes, eventos o

acontecimientos en palabras o conjuntos de palabras? Para Platonov (1958) el lenguaje es la consolidación

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en palabras y conjuntos de palabras del conocimiento humano.

Examinemos el fenómeno a partir del principio de incertidumbre postulado por Heisenberg, por él nos

enteramos que es imposible saber al mismo tiempo la velocidad y el lugar en que se encuentra una

partícula porque al iluminarla actuamos sobre ella y modificamos su posición o su velocidad. En el mundo de

los átomos la realidad existe sólo como consecuencia de nuestra acción de observar las partículas atómicas,

en el mundo social de la acción de observar los hechos. Tanto las partículas atómicas como los hechos

existen en una superposición de todos los estados posibles mientras no se observan, estamos hablando del

principio de superposición de Niels Bohr y que choca con nuestro sentido común. Por eso olvidamos que el

cerebro, en última instancia, está formado por partículas y que por lo tanto debe estar sujeto a las mismas

leyes físicas. Aunque algunos hablan de él como si estuviera estático, el cerebro humano vive

constantemente bajo este principio de incertidumbre, no podemos examinarlo en ningún estado o

momento sin tomar en cuenta la influencia del ambiente interno y externo que lo modifica en todo

momento, que los mensajes que está recibiendo causan alteraciones sobre su estructura anatómica y

funcional y en consecuencia sobre la conducta humana. Está en constante movimiento y al igual que las

partículas elementales la influencia del ambiente, por muy pequeña que sea, de acuerdo con la ley del caos

modifica su comportamiento.

En el caso del sistema de comunicación humano Doltó ( ) nos dice que uno de los primeros indicios del

trabajo de este sistema se ve en la primera sonrisa del recién nacido que emite aparentemente de forma

espontánea y que repite una y otra vez si lo elogian, ¿cómo sabe el recién nacido que su gesto corresponde

a la palabra que está escuchando?, ¿es uno de los primeros eventos que se codifican en el cerebro en el

código binario para construir el lenguaje?

Nosotros mencionamos el nombre de un objeto nuevo o de una acción, el niño pequeño repite la palabra

que acabamos de pronunciar más de una vez, podríamos pensar que la graba en su cerebro para después

repetirla, pero si se observa con detenimiento el fenómeno nos damos cuenta que está ajustándola con la

clave que ya formó su cerebro y que también construyó el mecanismo o el archivo que le permite localizar el

contexto en el cual es utilizada, por eso le es tan fácil usarla posteriormente, ¿es ese el mecanismo que se

pone a trabajar para construir y adquirir el lenguaje?

Son todas estas preguntas difíciles de contestar, pero creemos que en caso de la adquisición del lenguaje

sucede algo similar que con la postura erecta y la ambulación, con la diferencia de que los estados de fase,

los presentes, los eventos, son muchos y más complicados, por eso es impresionante escuchar hablar a un

niño pequeño y tratar de explicarnos cómo construye la palabra mamá y todas las demás palabras que usa

correctamente construyendo frases y oraciones sin que nadie le haya enseñado la gramática. Igual que con

la postura el lenguaje se organiza mas no se aprende, se construye dentro del cerebro.

Para construir la palabra mamá se organizan los informes que el niño recibe de sus receptores tanto

internos como externos, no como algo que ve u oye, eso sería muy simple, un estado de fase plano, no un

evento, sino que participan como diría Kosik (1979) “todo su saber y su cultura, toda su experiencia viva o

arrinconada en el olvido que aflora en determinadas situaciones, pensamientos y reflexiones”, es verdad

que la situación la vive, quiere decir que la ve, la oye, la palpa, la huele, pero que cada uno de estos informes

tiene un matiz afectivo determinado que el niño transforma en una palabra, en una clave en su cerebro que

tiene una significación especial o una connotación particular que debe ser universal en un principio, pero

que con la influencia social se transforma en lenguaje.

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Para que nos quede claro cómo se construye el lenguaje con el sistema binario pensemos en el número 5,

este corresponde en ese sistema a la clave 101, equivale en el cerebro a prendido, apagado, prendido; en

este análisis espacial puede ser conectado-desconectado-conectado en millones de sinopsis y

temporalmente el impulso pasa-no pasa-pasa para descifrar la clave recordemos que empezando por la

derecha, al primer número le damos el valor de 0 ó 1, según sea, que al segundo le damos el valor de 0 ó 2 y

a partir de ahí le corresponde un 0 o un múltiplo de 2, puede ser 4, 8, 16 según el lugar que ocupe y

podemos hacer lo mismo con cualquier número, trasmitirlo en clave binaria. Si queremos enviar una imagen

en blanco y negro, le damos un valor numérico a cada uno de los matices de gris que vayamos a emplear,

tantos como queramos, después cuadriculamos la imagen y

transmitimos con su valor numérico en sistema binario el

matiz de gris que tocó a cada cuadrito. Tratemos ahora de

imaginar cómo podremos enviar una imagen en color, esto

nos agregaría una nueva dimensión, porque cada

cuadrícula de color hay que codificarla en la dimensión de

color, tono y matiz, ahora hablamos de tres dimensiones y

el problema se complica si enviamos imágenes en

movimiento porque introdujimos la variable tiempo,

limitado por períodos que llamamos presente. Podríamos

pensar que cada evento constituido por presentes o cada

conjunto de eventos forman una palabra y un conjunto de conjuntos de eventos coordinados, una frase.

Podemos decir que el conjunto de conjuntos de presentes muy similares o iguales constituirían un nombre

propio, muchos nombres propios forman un nombre común, las acciones construyen los verbos, los

nombres propios o comunes y las acciones tienen propiedades llamadas adjetivos y adverbios

respectivamente que limitan la extensión de los mismos. El niño codifica en su cerebro los fenómenos

cuando los descubre, en una clave multidimensional y universal, construye un holograma, una imagen que

se modifica a cada instante porque cambian los estados de fase que la construyen.

En el cine el evento está formado por una sucesión de imágenes visuales y sonidos, en cambio en la

concepción del mundo está formado por información visual, acústica, olfativa, gustativa, táctil, memoria,

sentimientos y todo lo que nuestros receptores corticales puedan captar para convertirlo en una clave

construida en un sistema binario y que debe corresponder con el estado de fase final cuando los impulsos

nerviosos llegaron a su último nivel en el cerebro, pero estos impulsos si bien llegaron simultáneamente,

como los cuantos de luz o las notas de una melodía, llegaron uno tras otro para poder agregar la dimensión

llamada tiempo al paquete de datos que ahora tiene cuatro dimensiones, por eso hablamos de concepto

espacio-tiempo en los acontecimientos que están constituyendo un evento.

De acuerdo con Pribram (1980), ni los programas ni las imágenes en cuanto tales residen en el sistema que

procesa la información, sino que son configuraciones que la constitución del sistema hace posible, por eso

ya no podemos admitir que en el cerebro se formen mapas de nuestro cuerpo porque el concepto no se

adecua a la realidad, los mapas son planos, si hablamos de un objeto que tiene tres dimensiones y posee

movimiento nos referimos a un holograma. ¿Cuántos estados de fase constituirían un paquete de

información para construir un evento o cuánto tiempo requerimos para enviar un mensaje y que no se

traslape con el siguiente?, y ¿cómo ese evento queda guardado en el cerebro constituyendo una palabra o

frase, a su vez engarzado con otras palabras, frases u oraciones? Humberto Eco (1993) dice “se va abriendo

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paso una teoría de los orígenes del lenguaje que según él podríamos definir como materialista-biológica,

como aptitud natural para transformar las sensaciones primarias en ideas y por tanto en sonidos a efecto de

conseguir una convivencia civil”. Esto sucede con la formación de las palabras, como lo demostró Psamético

según dicho de Heródoto, (1982) al niño le llevaría demasiado tiempo recapitular lo que hizo la especie por

eso aceleramos la estructuración del lenguaje haciéndolo escuchar las palabras que ya estructuró la especie,

se las decimos, le hablamos, pero la clave con la que está construida la palabra que empleamos al hablarle

coincide con la que ha estructurado su cerebro por eso podemos aceptar el ejemplo que nos muestra Doltó,

pero nunca le enseñamos el orden en que debe emplearlas, la gramática, ni le explicamos cómo usarlas

cuando no se refieren a un objeto, a algo que no tiene sustancia, al uso adecuado de verbos, adverbios,

adjetivos, entre otros componentes de la oración.

Al igual que el aleteo de la mariposa pone en movimiento las moléculas del aire y se va amplificando y

produce otros movimientos que pueden producir un ciclón en otra parte, como decía Lorenz, los bits de

información, los datos, que llegan al cerebro van poniendo en acción diferentes vías hasta convertirse en un

verdadero flujo caótico determinado para constituirse en el cerebro en una imagen que corresponde a una

palabra o conjunto de palabras, lo que constituye el origen del lenguaje tanto en la especie como en cada

ser humano. Las representaciones del mundo las tenemos en el cerebro en una serie de conexiones y no

conexiones neuronales, construyéndose y reconstruyéndose en el tiempo, en un holograma de datos.

En nuestro cerebro debe existir la concepción que en este momento tenemos del mundo en una larga serie

de conexiones y no conexiones neuronales, en un sistema binario que a fuerza de repetir se transforman en

claves universales que son el verdadero origen del lenguaje –la lengua madre que se hablaba antes de Babel

y que algunos lingüistas se han empeñado en encontrar. Los Drs. Elias y Meulemans (1992) a partir de una

ciencia creada por ellos llamada Endolingüistica explican claramente cómo se da este proceso en los

cerebros humanos. Todo este proceso de acuerdo con el Dr. Meulemans había de concentrarse en el

hemisferio derecho por el principio de simetría con el área de la Broca y que ahí, tenía que encontrarse una

zona que tuviera relación con el fenómeno lingüístico. Años más tarde el Dr. Elias, la Dra. C. Meulemans y el

Lic. Elias Meulemans descubrieron que “existe un punto o zona de Meulemans situada en la tercera

circunvolución frontal del hemisferio derecho en la que una de sus facultades es la captación del “lenguaje

simple” poniendo de relieve que las lenguas se generan a partir de estructuras binarias y que el modo de

conjuntarse los binarios y combinarse con los terciarios constituye un sistema lingüístico”.

Elias y Meulemans (1992) nos dan el ejemplo del binomio T-R que encontramos en la palabra tierra en

español, earth en inglés, erde en alemán, aard en neerlandés lo que nos plantea la duda de cómo se

construyo este binario en el cerebro del hombre y como se construye en el cerebro del niño al recapitular la

ontogénesis a la filogénesis. Esta consolidación del conocimiento en palabras o conjuntos de palabras como

considera Platonov al lenguaje (1958) se construye a partir del acto motor, del hecho de que un músculo

está contraído y el otro no lo está, de que uno esta facilitando el paso del impulso y el otro no, el 0 y el 1 del

sistema binario. Dado el programa contenido en los genes del ser humano el cerebro va construyendo

estructuras más complejas que toman el control de las ya formadas descubriendo su funcionamiento,

construyendo una clave de ese programa que acaban de descubrir y al dejar que se lleve a cabo este proceso

de descubrimiento por parte del niño.

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55

INCREMENTANDO EL DESEO DE APRENDER

EJERCITANDO LA INTELIGENCIA

Consideramos al cerebro como una estructura biocibernética, es decir, que

maneja información, cuya diferencia con sus similares, los sistemas de computo

mecánicos, radica en que los mensajes que se le envían modifican no solo su

configuración sino la estructura misma del sistema, en este caso, tanto el

funcionamiento como la anatomía de las células del cerebro. A este fenómeno

se le conoce como maduración cerebral y se refiere a la aparición de funciones

nuevas resultado del crecimiento neuronal, nacimiento de fibras en las células nerviosas y construcción

otras redes neuronales. Sucesos análogos a aquellos derivados de la programación genética modelo al que

imita.

La posibilidad de modificar la configuración nos da la pauta para construir una metodología educativa que

incremente el afán de saber del que ya hablamos con anterioridad y se ponga en acción la inteligencia para

satisfacerlo. Esta consiste en llevarle a la creación de conjeturas, dilemas, dudas, derivadas de experiencias

originales extraídas de la presentación de un ambiente cambiante, en el sentido de poder ser observado

desde diferentes ángulos para moverse de una concepción simple del mundo a otra u otras cada vez mas

complejas. Mientras mayor es el número de dimensiones que contempla y construye el cerebro, mayor es la

complejidad del mundo en que se mueve y por lo tanto se vive.

Un ambiente rico esta hecho de alternativas de las cuales el individuo tiene que escoger una, todas o

ninguna, ya que no se puede eludir la capacidad de decidir del ser humano, y asumir las consecuencias de

dicha elección preguntándose si no se habrá equivocado al hacerlo, para cerrar el circuito de

retroalimentación auto corrigiéndose y en las opciones subsecuentes obtener mejores resultados.

Para elaborar un mensaje que modifique tanto la configuración como la estructura del sistema debemos

recordar que la célula nerviosa solo nos ofrece dos posibilidades: dejar pasar el impulso y no dejarlo pasar.

Para seguir un orden programamos la información siguiendo el desarrollo del encéfalo empezando por su

nivel más primitivo llamado tallo cerebral, donde existe un sistema de información llamado vestibular que

apareció en el proceso evolutivo hace por lo menos 500 millones de años para resolver el problema del

equilibrio en los seres vivos. Su antigüedad y su ubicación en el tallo cerebral les proporciono la capacidad

de manejar mensajes menos complejos y por su diversidad de conexiones facilitar la construcción de un

ambiente rico en alternativas de movimiento y mas tarde, a partir de esas mismas capacidades de

facilitación e inhibición tan simples, su participación en las funciones de despierto y atención sobre todo del

cerebro humano.

Los receptores del sistema vestibular, del equilibrio, situados en los conductos semicirculares, ubicados en el

oído interno, están llenos de un líquido llamado endolinfa cuyo desplazamiento, propiciado por la acción de

la gravedad sobre este líquido, los activa organizando un mensaje con el propósito de enviar al encéfalo

información sobre la posición que guarda la cabeza y la ubicación del cuerpo en el espacio.

Continuando con el proceso evolutivo tenemos la aparición del sistema de información propioceptivo cuya

función es proporcionar los elementos suficientes para controlar las extremidades primero en el arrastre de

los reptiles y en el otro extremo, combinando su acción con la del vestibular, en la postura erecta y la

deambulación del hombre. Los receptores de este sistema son los husos musculares de Kûnne colocados en

el interior de los músculos y responden al estiramiento de los mismos, cuando se estira el músculo el

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sistema nervioso responde enviando la orden para que se contraiga parcialmente para mantener el tono

muscular o completamente para realizar el movimiento reflejo, instintivo o voluntario.

Cuando el niño tiene oportunidades para que se arrastre, ruede, gatee, nade, realice largas caminatas,

trotes, carreras, baile y otras, multiplica la cantidad de estados de fase, presentes y acontecimientos,

examina las posturas que adopta su cuerpo en el tiempo y en el espacio, eligiendo aquellas en las que

obtiene un mejor control de sus movimientos y enriquece en primer término su esquema corporal y

establece las bases para el desarrollo del cálculo y el lenguaje.

Realizar actividad física intensa construye mensajes no solo para poner en acción de forma inmediata los

sistemas vestibular y propioceptivo sino que se encadenan sistemas de información vegetativa y metabólica.

Son mensajes biológicos enviados al cerebro que propician el aumento de la frecuencia cardiaca y

respiratoria, las células de todo el cuerpo incrementan su metabolismo y el gasto de energía provoca

hambre y sed, las necesidades vitales a las que hace referencia el Dr. Decroly (1965) cuando a partir de ellas

propone la construcción de los Centros de Interés. Se facilita la estructuración de valores vitales, pilares de

la educación, así como de la maduración cerebral según se estipula en el Método Cinesiológico (Peláez, S.,

Castelán, R. J., el al. 1968).

Utilizando esos proceso de facilitación e inhibición se construye otro mensaje cuando se descubren los

límites entre lo que hay y lo que no hay, entre figura y fondo, dando origen al fenómeno de la atención

como función cerebral primordial, de la matemática originada en la secuencia y el orden y de la filosofía

cuando Parménides dice: lo que es, es y lo que no es, no es. Recibiendo mensajes por medio del cuerpo en

movimiento el cerebro del niño descubre pronto que puede construir sus propios mensajes si tiene

bloqueados unos canales de información para poder mantener abiertos otros cuando la exigencia es sobre

todo vital o instintiva, si está en riesgo su vida el proceso se mantiene por más tiempo, en el recién nacido

descubrir el límite más bajo del nivel de glucosa le hace advertir que tiene hambre y el incremento en la

densidad de la sangre que tiene sed y en consecuencia llora para pedir alimento y antes de utilizar el

lenguaje para alcanzar el mismo objetivo.

Paralelamente descubre que puede invertir el proceso abriendo el canal bloqueado o cerrando el canal

abierto, jugando con los dos canales, abriéndolos y cerrándolos, sin que se pierda la información y

construyendo otros mensajes en el tiempo y el espacio empleando el mismo sistema binario. Así, por

ejemplo, el niño que siente ganas de orinar o defecar y espera hasta encontrar el lugar adecuado para

hacerlo, mantiene abierto el canal que le está informando esa sensación para poder ordenar abrirse al

esfínter en el momento adecuado por medio de un circuito de retroalimentación. Emplea el mismo modelo

cuando en la escuela la actividad que realiza o que propone realizar la maestra es muy atractiva, él bloquea

los otros canales de información y mantiene la atención y la dirige hacia el tema propuesto. Pero cuando el

tema no es lo suficientemente atractivo la atención se dirige a otro tema y regresa al primero cuantas veces

sea necesario.

Esto demuestra que la corteza cerebral puede realizar esa actividad aparente de manejar dos actividades

simultáneas, reduciendo los periodos de atención e incrementando la concentración en el tema. Esta

actividad se puede practicar abriendo dos fuentes de información muy atractivas para que las funciones de

facilitación e inhibición se realicen más rápidamente y demos la impresión de que estamos atendiendo a los

dos temas. Podemos fácilmente realizar una actividad automática y otra cortical como manejar un

automóvil, caminar, nadar y mantener una conversación, también podemos hacerlo con dos actividades

corticales aparentemente de manera simultánea, suceso que se da en muchos niños distraídos que cuando

les preguntan el tema que se está tratando lo saben o que intervienen en una conversación que creíamos

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no estaban escuchando.

Reconstruyendo imágenes totales a partir de datos parciales, le sugerimos que observe los contrastes entre

las luces y sombras que entran por su sistema visual cuando sus ojos están cerrados, a partir de esos

contrastes el mismo cerebro construye una formas entendibles, más claras que cuando vemos figuras en las

nubes, lo cual es un buen ejercicio para practicar la imaginación, sin embargo su cerebro va más allá de ese

proceso, se activa totalmente, la actividad eléctrica se modifica, el voltaje aumenta principalmente en la

región occipital encargada del manejo de la información visual, porque el niño logra ver imágenes en

movimiento, puede llegar a percibir sonidos, olores, sabores, sensaciones táctiles, acciones, el cerebro está

interconectando todas las áreas, funcionando en su totalidad. Rescatar o impedir que desaparezca esta

cualidad en el niño incrementa la capacidad de organizar los datos en el proceso dinámico llamado escritura,

las formas más elevadas de organización cerebral que se atrofian cuando se le pone a copiar textos o se le

hace dictado para que mejore su letra.

Primero pedimos al niño que dibuje lo que ve su cerebro con los ojos cerrados y después que lo haga por

escrito respetando su imaginación y su forma de hacer las letras. Propiciar el aprendizaje de la lectura y el

cálculo lo más pronto posible, desde recién nacido desarrollando su interés por saber qué dice. Permitir que

el niño escriba desde los dos años sus propios mensajes, después aprenderá el código que utilizan los

adultos jamás se debe posponer la creatividad a la eficiencia.

La lectura no sólo incrementa los estados de fase al mostrarnos diferentes situaciones, diferentes mundos

reales o imaginarios, sino que ayuda a formar conjeturas haciendo pensar en la existencia de enfoques

diferentes a los que el autor plantea y en los cuales nos hace pensar. Cuando hemos logrado que el niño

disfrute lo que está leyendo y por lo tanto entendiendo la lectura podemos platicar con él sobre el tema, no

preguntarle qué entendió, sino abordar el tema tratado en el texto, aportando nuestras vivencias y

experiencias, así conseguir que participe en el intercambio de ideas para que se pueda contemplar desde

diferentes ángulos un mismo tema. La misma utilidad puede prestar la televisión y el cine. Ver películas o

series televisivas donde existan argumentos en los que se plantean dilemas, sobre todo de índole moral si

tenemos o tememos problemas de conducta más serios. En ellos

no damos respuestas, nos limitamos a plantear el dilema y a

discutirlo con el niño o el alumno para llevarlo a descubrir lo que

tienen en común dos argumentos que parecen contradictorios

para llegar a un nivel superior de abstracción.

En la vida nadie puede atribuirse el derecho a tener razón, al

menos no todo el tiempo y no en todos los lugares y

circunstancias. Analizar y respetar esas diferentes formas desde

los cuales se enfoca un problema nos lleva a tropezar con la

bifurcación con la que se enfrenta el sistema cuando ha

alcanzado su punto de crisis termodinámica. De aquí tomará el

material el alumno para construir su lenguaje que se incrementa

cuando los adultos facilitan el proceso de inhibición,

favoreciendo que hable; cuestionándolo, preguntándole ¿por qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿cómo va a

hacerlo?, ¿qué piensa? No basta con aceptar la negativa del otro, hay que plantear lo que se va a hacer, cuál

es el camino que se propone seguir.

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Las actividades artísticas buscan un nivel de organización superior y al hallar la congruencia favorecen el

trabajo del hemisferio derecho, hay que tener presente, como en las intelectuales, que la técnica debe estar

siempre sujeta a la creatividad y nunca al revés con el pretexto de que mejore su coordinación motriz o su

letra; de qué sirve saber pintar, dibujar o tener una buena letra si no se tiene creatividad o si no se sabe

escribir poesía o ensayo. La combinación de colores lleva a la producción de la pintura, la de formas a la

escultura, la de sonidos a la música y la de sabores a la cocina, por eso los pueblos más creativos tienen un

amplio desarrollo en esas ramas.

Tener la precaución de mantener la firmeza y enseñar al niño que “cuando es sí es sí y cuando es no es no”,

permite crecer con la convicción de que la naturaleza está regida por leyes universales, que hay que conocer

para poder dominarla. Una de esas leyes naturales y por lo tanto lógicas es lo que es, es y lo no es, no es.

Cuando se accede a la petición del niño después de haberse enojado, se le hace creer que la realidad se

maneja según nuestros deseos y acaba confundiendo la palabra debe con la palabra quiero o con la

expresión me gustaría, por eso no es extraño escuchar a muchos adultos decir no debe llover en vez de me

gustaría que no lloviera, debe entender en vez de me gustaría que entendiera, obviamente debe llover

puesto que está lloviendo o las condiciones climatológicas así lo están anunciando, lo entenderá cuando las

condiciones intelectuales o de maduración cerebral lo permitan. Las personas que dijeron que no les

gustaba que lloviera donde ellos estaban pararon la lluvia inventando el paraguas. Los adultos que dicen que

el niño debe entender tal o cual norma o conocimiento, si dijeran me gustaría que entendiera se dedicarían

a enseñarle y esperar el proceso de maduración en lugar de agredirlos y entorpecer el desarrollo intelectual

y emocional del niño. el pensamiento es dialéctico, si lo facilitamos puede contemplar los fenómenos en su

proceso de desarrollo, en su movimiento a través del tiempo y del espacio, darse cuenta que los niños

crecen, y en sus interconexiones, ningún fenómeno o ninguna persona está aislada, sino ligada con otras.

Vivir en un sistema familiar en el que se enseña una disciplina interna, basada en la autonomía y respeto a

los derechos de los demás, en el que no nada más el adulto tiene razón, genera que el niño adquiera la

capacidad de contemplar los otros puntos de vista desde los cuales se puede interpretar un fenómeno y

obliga a pensar que el otro puede tener razón o de hecho la tiene si vemos desde su lado. Así puede

detectar fácilmente cuando le ofrecen una venta a plazos sin intereses y un descuento si paga de contado,

que ya le están cobrando los intereses porque el precio real de la mercancía es el que tiene el descuento;

que si bien hay que capacitar a las personas para nuevos empleos o dar empleo a los discapacitados hay que

crear los empleos, y así ve que si hay una salida, debe haber una entrada, si un alto un bajo, si un nuevo un

viejo y si un derecho, una obligación, aunque no esté en la misma persona como sucede con los derechos de

los niños, ellos tienen los derechos y la sociedad las obligaciones. La llamada lucha y permanencia de los

contrarios.

En el proceso de socialización del niño, el adulto, llámese padre o maestro, regido por la ideología, se ha

confundido y ha creído que hay que someter al niño a ciertas normas sin saber exactamente lo que estamos

diciendo cuando hablamos de “libre albedrío”. No le ha quedado claro que la conducta de los individuos está

sujeta a las reglas del determinismo histórico y a la casualidad de las oportunidades que se le presentan de

las cuales él puede elegir una con entera libertad como explicamos anteriormente.

A los adultos que han sido educados bajo un sistema en el que se establecían luchas de poder entre padres e

hijos les es muy difícil llegar a entender que al renunciar al castigo se ven obligados a negociar con el niño y

aceptar que en un momento el niño puede tener razón porque se enfrentan argumentos con argumentos,

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no se introduce quién es el más fuerte y puede golpear al más pequeño o quién puede suprimir un

satisfactor cuando se niega a obedecer una orden y ganar esa negociación, pero eso es lo que desarrolla su

inteligencia porque se ve obligado por la exigencia social a crear esas nuevas redes neuronales que harán

vivir en un mundo más complejo, en el qué está viviendo el niño o adolescente, no porque así sea, sino

porque así fue creado por su propio cerebro.

Lo más importante de este trabajo no es sólo permitir ejercitar a la inteligencia sino evitar que el proceso de

plantear conjeturas se entorpezca y se atrofie a través de la enseñanza inadecuada como lo hicimos ver al

principio cuando dijimos lo difícil que es descubrir por qué cuando se multiplican fracciones el resultado

parece ser menor.

Una de las razones por las que es tan difícil formar buenos maestros es porque las escuelas que los forman

les enseñan una teoría muy moderna sobre educación, pero el método de enseñanza, la práctica cotidiana,

es autoritario, si no que lo digan el exceso de tareas y las formas de evaluar lo aprendido que siguen usando

en la actualidad escuelas normales y universidades pedagógicas y que nada tienen que ver con la educación,

sobre esto estaríamos de acuerdo con Aída Vázquez (citada por Palacios) que a través de la escuela habla

toda una generación de cabezas muertas, la generación de la abuela.

El modelo de la escuela a la medida del niño, cualquiera que sea su nombre, no los lechos de Procusto que

tratan de ajustar a los niños a sus programas y cuando no se ajustan los reprueban o los reprimen si los

rebasan, propone enviar información al cerebro, misma que se almacena en las neuronas y en las

interconexiones neuronales, cambiando a cada instante, según el modelo holográfico de Pribran (1982). Los

programas y las imágenes son configuraciones que la constitución del sistema hace posibles pero a la vez

favorece que aumenten cuando propicia que el niño o el alumno descubra que un problema no es tan

sencillo como en un principio había pensado sino que puede ser contemplado desde diferentes puntos de

vista y que por lo que tanto puede tener respuestas diferentes.

Les llevamos a que descubran la permanencia y lucha de los contrarios cuando favorecemos que descubra

que en aquello que se dice está implícito lo que no se dice por ejemplo: ir a un lugar significa no ir a otro y

así hay muchos otros. Los trabajos de investigación que surgen de una conjetura planteada por el niño, de

sus porqués desarrollan en el niño el manejo del método científico, cuando dejamos que nos muestre su

curiosidad y nos limitamos a enseñarle a descubrir el método más fácil para encontrar la respuesta que le

planteará nuevas dudas. .

No hay ejercicios específicos para desarrollar la inteligencia, es la interacción con personas inteligentes, con

personas que cuestionan la organización del universo, que constantemente se están preguntando cómo se

producen los fenómenos, la que favorece que el niño desarrolle su habilidad para crear conjeturas. Por eso

tenemos que preparar maestros cultos con deseos de saber para poner en sus manos la educación de las

nuevas generaciones.

Consideramos al cerebro como una estructura biocibernética, es decir, que maneja información, cuya

diferencia de sus similares, los sistemas de computo mecánicos, consiste en que los mensajes que se le

envían modifican no solo su configuración sino la estructura misma, en este caso, tanto el funcionamiento

como la anatomía del sistema nervioso. A este fenómeno se le conoce como maduración cerebral que se

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refiere a la aparición de funciones nuevas resultado del crecimiento neuronal, nacimiento de nuevas fibras

en las células nerviosas y construcción de redes neuronales. Sucesos análogos a aquellos derivados de la

programación genética modelo al que imita.

Esto nos da la pauta para construir una metodología que incremente el afán de saber del que ya hablamos

con anterioridad y se ponga en acción la inteligencia para satisfacerlo. Esta consiste en llevarle a la creación

de conjeturas, dilemas, dudas, derivadas de experiencias originales extraídas de la presentación de un

ambiente cambiante, en el sentido de poder ser observado desde diferentes ángulos para moverse de una

concepción simple del mundo a otra u otras cada vez más complejas. Mientras mayor es el número de

dimensiones que contempla el cerebro, mayor es la complejidad del mundo en que vive.

Un ambiente rico esta hecho de alternativas de las cuales el individuo tiene que escoger una, todas o

ninguna, ya que no se puede eludir la capacidad de decidir del ser humano, y asumir las consecuencias de

dicha elección preguntándose si no se habrá equivocado, para cerrar el circuito de retroalimentación para

en las opciones subsecuentes obtener mejores resultados.

Siguiendo el desarrollo del encéfalo el nivel más primitivo llamado sistema vestibular apareció en el proceso

evolutivo hace por lo menos 500 millones de años para resolver el problema del equilibrio, seguido por el

sistema propioceptivo cuya función es proporcionar los elementos suficientes de información para controlar

las extremidades primero en el arrastre y combinado con el vestibular la postura erecta y la deambulación.

Su antigüedad y su ubicación en el tallo cerebral les da la capacidad de manejar mensajes menos complejos

y por su diversidad de conexiones facilita la construcción de un ambiente rico en alternativas en este caso de

movimiento.

Los receptores del sistema vestibular son los conductos semicirculares situados en el oído interno, están

llenos de un liquido llamado endolinfa cuyo desplazamiento, propiciado por el movimiento de la cabeza y la

acción de la gravedad, los activa construyendo un mensaje para enviar al encéfalo información sobre la

posición de la cabeza y la ubicación del cuerpo en el espacio. Los receptores del sistema propioceptivo son

los husos musculares de Kûnne colocados en el interior de los músculos y responden a su estiramiento,

cuando se estira el músculo el sistema responde contrayéndolo parcialmente para mantener el tono

muscular o voluntariamente para realizar el movimiento.

Dar oportunidades para que el niño se arrastre, ruede, gatee, nade, realice largas caminatas, trotes,

carreras, baile, multiplica la cantidad de estados de fase, presentes y acontecimientos examinando las

posturas que adopta su cuerpo, eligiendo algunas obtiene un mejor control de sus movimientos,

enriqueciendo su esquema corporal.

Mencionamos que podemos considerar el cerebro como una estructura biocibernética que maneja

información, que a diferencia de un sistema digital que solo actúa sobre su configuración, este por medio de

mensajes construidos básicamente en forma de conjeturas modifica su estructura y funcionamiento en la

toma de una decisión después de una pregunta que nos formulamos a nosotros mismos o que nos ayudan a

formularnos otros, haciéndonos transitar una y otra vez sobre todo por el entorno lingüístico hasta que

llegamos a plantearla correctamente, por eso hemos querido dejar claro a lo largo de esta exposición que la

inteligencia no se desarrolla, el educador incrementa el deseo de aprender del alumno construyéndole un

ambiente rico en información, en mensajes, en estados de fase, en acontecimientos llenos de desafíos,

retos, contradicciones, donde existan experiencias originales lo lleven darse cuenta de la existencia de

niveles de organización superiores, llevándole a descubrir la respuesta y no dársela elaborada para que la

memorice.

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Para ello lo ayudamos introduciendo mensajes convertidos en dudas como una actividad educativa

sistemática, así han sugerido los grandes educadores quienes han definido a la educación como el hecho de

pasar de la seguridad absoluta, hija de la ignorancia, a la duda razonada, madre del verdadero conocimiento.

Cada vez que de ese paso, el alumno se habrá movido de una concepción del mundo a otra más compleja, el

objetivo más importante para el educador quien modifica el funcionamiento de la estructura produciendo la

jerarquización de los ritmos cerebrales alfa en 10 hz theta en 5 hz y delta en 2.5 hz, como según Hutchinson

lo refiere Dion que sucede cuando se descubre la solución a un problema, provocando la aparición de

nuevos brotes en las células nerviosas como descubrieron Hyden Penfield y Rosenzweig base de la

maduración cerebral, para que sea más fácil para el alumno realizarlos en el futuro.

Un ambiente rico hecho ex profeso por los adultos, principalmente los maestros, tiene que construir los

mensajes en forma de alternativas entre las cuales se tiene que elegir alguna o algunas de ellas, todas o

ninguna, crear una nueva y asumir las consecuencias de dicha elección. El cerebro siempre va a tratar de

someter la información recibida a un esquema construido anteriormente, pero, plantear que existe una

alternativa es provocar en el nivel más desarrollado del encéfalo, la actividad inhibitoria de la corteza del

lóbulo frontal, misma que en la práctica permite preguntarnos si no estaremos equivocados, si no habrá otra

opción, la autocrítica. Como resultado de la maduración cerebral las alternativas son descubiertas por el

cerebro, no existen independientemente de él. El adulto no impone la respuesta, frente a cualquier

situación, en vez de decir al niño que hacer cuestiona con tres preguntas básicas: ¿qué vas a hacer?, ¿cómo

lo vas a hacer?, ¿en qué te ayudo?

Mientras mayor es el número de dimensiones en las que nos movemos mayor es la complejidad del mundo,

si dejamos que el niño elija entre dos o más platillos ya tiene un dilema, si más de uno le gusta el problema

se vuelve más complejo, ahora tiene que discernir entre mayor número de datos, el factor afectivo ha

complicado el ambiente, se mueve en un mayor número de dimensiones. El mundo en que vivimos es

directamente proporcional en su complejidad a la capacidad del cerebro que lo contempla, por lo tanto las

personas que hacen uso de su inteligencia tienen más dudas, más preguntas para plantear a la vida. La

cantidad de agua que te llevas del pozo no depende directamente del tamaño del pozo sino del recipiente

que empleas para acarrearla.

En todos los momentos de la vida una buena actividad a realizar para ejercitar la inteligencia es incrementar

los estados de fase, los presentes, los acontecimientos, que más adelante se convertirán en el lenguaje que

enriquecerá más el ambiente. Siguiendo el desarrollo del encéfalo, empecemos con los estados de fase

productos de la actividad motora actuando sobre dos sistemas de información muy primitivos, el vestibular

que apareció en nuestro proceso evolutivo hace 500 millones de años y el propioceptivo que se formó

cuando en otra etapa de ese proceso la especie dejó el mar y construyó extremidades para poder moverse

sobre la superficie dura de la Tierra. Esta antigüedad y su colocación en el tallo cerebral los hace muy

simples y capaces de manejar información menos compleja de ahí la preponderancia de un trabajo intenso

con ellos en personas con discapacidad intelectual o daño cerebral porque quedaron menos afectados.

Los receptores del sistema vestibular están situados en los conductos semicirculares, en el oído interno,

llenos de un líquido llamado endolinfa que se desplaza en estos conductos por influencia de la atracción que

la gravedad ejerce sobre nuestro cuerpo, depende de la posición de nuestro cuerpo en el espacio y del

consecuente movimiento de la cabeza el desplazamiento del líquido y la construcción del mensaje que se

envía al cerebro acerca de este acto, la ubicación de nuestro cuerpo en el espacio.

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Figura 18 Sistema Vestibular.

Favorecer que el niño ruede, se arrastre, gatee, nade, realice largas caminatas que le servirán para explorar

el mundo primero con su cuerpo y luego con su vista, su oído, su olfato, haciendo más variado el número de

estados de fase y acontecimientos, donde él pueda examinar las diferentes posturas que adopta su cuerpo

influido por lo que llamamos acción gravitatoria de la Tierra ayudarán a la construcción del lenguaje.

Figura 19. Niño bajándose de un banco.

¿Cuántas posibilidades tiene que tomar en cuenta el niño para evitar caerse?

El realizar actividad física intensa construye mensajes que ponen en acción de forma inmediata otros

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sistemas de información, se construyen otros mensajes biológicos que propician el aumento de la frecuencia

cardiaca y respiratoria, las células de todo el cuerpo incrementan su metabolismo y el gasto de energía; se

provoca hambre y sed, las necesidades vitales a las que hace referencia el Dr. Decroly (1965) cuando a partir

de ellas propone la construcción de los Centros de Interés, los mensajes que se construyen con su método

educativo, como todos los de su clase, facilita la construcción de valores, pilares de la educación, así como

de la maduración cerebral según se estipula en el Método Cinesiológico (Peláez y Castelán, 1968).

Otro mensaje se construye cuando se descubren los límites entre lo que hay y lo que no hay dando origen al

fenómeno de la atención como función cerebral, de la matemática origen del orden y de la filosofía cuando

Parménides dice: lo que es, es y lo que no es, no es. Recibiendo mensajes por medio del cuerpo en

movimiento el cerebro del niño descubre pronto que puede construir sus propios mensajes si tiene

bloqueados unos canales de información para poder mantener abiertos otros cuando la exigencia es sobre

todo vital o instintiva, si está en riesgo su vida el proceso se mantiene por más tiempo, en el recién nacido

descubrir el límite más bajo del nivel de glucosa le hace advertir que tiene hambre y el incremento en la

densidad de la sangre que tiene sed y en consecuencia llora para pedir alimento y antes de utilizar el

lenguaje para alcanzar el mismo objetivo.

Paralelamente descubre que puede invertir el proceso abriendo el canal bloqueado o cerrando el canal

abierto, jugando con los dos canales, abriéndolos y cerrándolos, sin que se pierda la información y

construyendo otros mensajes en el tiempo y el espacio empleando el mismo sistema binario.

0-0-0-1-1-0-1-1

El niño que siente ganas de orinar o defecar y espera hasta encontrar el lugar adecuado para hacerlo,

mantiene abierto el canal que le está informando esa sensación para poder ordenar abrirse al esfínter en el

momento adecuado por medio de un circuito de retroalimentación. Emplea el mismo modelo cuando en la

escuela la actividad que realiza o que propone realizar la maestra es muy atractiva, él bloquea los otros

canales de información y mantiene la atención y la dirige hacia el tema propuesto. Pero cuando el tema no

es lo suficientemente atractivo la atención se dirige a otro tema y regresa al primero cuantas veces sea

necesario.

Esto demuestra que la corteza cerebral puede realizar esa actividad aparente de manejar dos actividades

simultáneas, reduciendo los periodos de atención e incrementando la concentración en el tema. Esta

actividad se puede practicar abriendo dos fuentes de información muy atractivas para que las funciones de

facilitación e inhibición se realicen más rápidamente y demos la impresión de que estamos atendiendo a los

dos temas. Podemos fácilmente realizar una actividad automática y otra cortical como manejar un

automóvil, caminar, nadar y mantener una conversación, también podemos hacerlo con dos actividades

corticales aparentemente de manera simultánea, suceso que se da en muchos niños distraídos que cuando

les preguntan el tema que se está tratando lo saben o que intervienen en una conversación que creíamos

no estaban escuchando.

Para que se manifieste la capacidad del cerebro de trabajar como un holograma reconstruyendo imágenes

totales a partir de datos parciales, le sugerimos que observe los contrastes entre las luces y sombras que

entran por su sistema visual cuando sus ojos están cerrados, a partir de esos contrastes el mismo cerebro

construye una forma entendible, más claras que cuando vemos figuras en las nubes, lo cual es un buen

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64

ejercicio para practicar la imaginación, sin embargo su cerebro va más allá de ese proceso, se activa

totalmente, la actividad eléctrica se modifica, el voltaje aumenta principalmente en la región occipital

encargada del manejo de la información visual, porque el niño logra ver imágenes en movimiento, puede

llegar a percibir sonidos, olores, sabores, sensaciones táctiles, acciones, el cerebro está interconectando

todas las áreas, funcionando en su totalidad. Rescatar o impedir que desaparezca esta cualidad en el niño

incrementa la capacidad de organizar los datos en el proceso dinámico llamado escritura, las formas más

elevadas de organización cerebral que se atrofien cuando se le pone a copiar textos o se le hace dictado

para que mejore su letra.

Primero pedimos al niño que dibuje lo que ve su cerebro con los ojos cerrados y después que lo haga por

escrito respetando su imaginación y su forma de hacer las letras. Propiciar el aprendizaje de la lectura y el

cálculo lo más pronto posible, desde recién nacido desarrollando su interés por saber qué dice.

En los niños mayores o adolescentes y jóvenes se puede favorecer la creación de estados de fase y análisis

de acontecimientos al enseñar a contemplar la existencia de otros puntos de vista, la lectura no sólo

incrementa los estados de fase al mostrarnos diferentes situaciones, diferentes mundos reales o

imaginarios, sino que ayuda a formar conjeturas haciendo pensar en la existencia de puntos de vista

diferentes a los que el autor plantea y en los cuales no hace pensar. La misma utilidad puede prestar la

televisión y el cine. Ver películas o series televisivas donde existan argumentos en los que se plantean

dilemas, sobre todo de índole moral si tenemos o tememos problemas de conducta más serios. En ellos no

damos respuestas, nos limitamos a plantear el dilema y a discutirlo con el niño o el alumno para llevarlo a

descubrir lo que tienen en común dos argumentos que parecen contradictorios para llegar a un nivel

superior de abstracción.

En la vida nadie puede atribuirse el derecho a tener razón, al menos no todo el tiempo y no en todos los

lugares y circunstancias. Analizar y respetar esos diferentes puntos de vista desde los cuales se enfoca un

problema nos lleva a tropezar con la bifurcación con la que se enfrenta el sistema cuando ha alcanzado su

punto de crisis termodinámica. De aquí tomará el material para construir su lenguaje que se incrementa

cuando los adultos facilitan el proceso de inhibición, favoreciendo que hable; cuestionándolo,

preguntándole ¿por qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿cómo va a hacerlo?, ¿qué piensa? No basta con aceptar la

negativa del otro, hay que plantear lo que se va a hacer, cuál es el camino que se propone seguir.

Cuando hemos logrado que el niño disfrute lo que está leyendo y por lo tanto entendiendo la lectura

podemos platicar con él sobre el tema, no preguntarle qué entendió, sino abordar el tema tratado en el

texto, aportando nuestras vivencias y experiencias, así conseguir que participe en el intercambio de ideas

para que pueda contemplar diferentes puntos de vista sobre un mismo tema.

Las actividades artísticas buscan un nivel de organización superior y al hallar la congruencia favorecen el

trabajo del hemisferio derecho, hay que tener presente, como en las intelectuales, que la técnica debe estar

siempre sujeta a la creatividad y nunca al revés con el pretexto de que mejore su coordinación motriz o su

letra; de qué sirve saber pintar, dibujar o tener buena letra si no se tiene creatividad o si no se sabe escribir

poesía o ensayo. La combinación de colores lleva a la producción de la pintura, la de formas a la escultura, la

de sonidos a la música y la de sabores a la cocina, por eso los pueblos más creativos tienen un amplio

desarrollo en esas ramas.

Tener la precaución de mantener la firmeza y enseñar al niño que “cuando es sí es sí y cuando es no es no”,

Page 65: Niños genios

65

permite crecer con la convicción de que la naturaleza está regida por leyes universales, que hay que conocer

para poder dominarla. Una de esas leyes naturales y por lo tanto lógicas es lo que es, es y lo no es, no es.

Cuando se accede a la petición del niño después de haberse enojado, se le hace creer que la realidad se

maneja según nuestros deseos y acaba confundiendo la palabra debe con la palabra quiero o con la

expresión me gustaría, por eso no es extraño escuchar a muchos adultos decir no debe llover en vez de me

gustaría que no lloviera, debe entender en vez de me gustaría que entendiera, obviamente debe llover

puesto que está lloviendo o las condiciones climatológicas así lo están anunciando, lo entenderá cuando las

condiciones intelectuales o de maduración cerebral lo permitan. Las personas que dijeron que no les

gustaba que lloviera donde ellos estaban pararon la lluvia inventando el paraguas; las personas a las que no

les gustaba cómo actuaban los políticos acabaron diciendo que se vayan todos como en Argentina, no se

limitaron a decir que debían actuar de otra manera. Los adultos que dicen que el niño debe entender tal o

cual norma o conocimiento, si dijeran me gustaría que entendiera se dedicarían a enseñarle y esperar el

proceso de maduración en lugar de agredirlos y entorpecer el desarrollo intelectual y emocional del niño..

Si el funcionamiento del cerebro es un reflejo de lo que sucede en la naturaleza, el pensamiento debe ser

dialéctico, puede contemplar los fenómenos en su proceso de desarrollo, en su movimiento a través del

tiempo y del espacio, darse cuenta que los niños crecen, y en sus interconexiones, ningún fenómeno o

ninguna persona está aislada, sino ligada con otras. Vivir en un sistema familiar en el que se enseña una

disciplina interna, basada en la autonomía y respeto a los derechos de los demás, en el que no nada más el

adulto tiene razón, genera que el niño adquiera la capacidad de contemplar los otros puntos de vista desde

los cuales se puede interpretar un fenómeno y obliga a pensar que el otro puede tener razón o de hecho la

tiene si vemos desde su lado. Así puede detectar fácilmente cuando le ofrecen una venta a plazos sin

intereses y un descuento si paga de contado, que ya le están cobrando los intereses porque el precio real de

la mercancía es el que tiene el descuento; que si bien hay que capacitar a las personas para nuevos empleos

o dar empleo a los discapacitados hay que crear los empleos, y así ve que si hay una salida, debe haber una

entrada, si un alto un bajo, si un nuevo un viejo y si un derecho, una obligación, aunque no esté en la misma

persona como sucede con los derechos de los niños, ellos tienen los derechos y la sociedad las obligaciones.

La llamada lucha y permanencia de los contrarios.

En el proceso de socialización del niño, el adulto, llámese padre o maestro, regido por la ideología, se ha

confundido y ha creído que hay que someter al niño a ciertas normas sin saber exactamente lo que estamos

diciendo cuando hablamos de “libre albedrío”. No le ha quedado claro que la conducta de los individuos está

sujeta a las reglas del determinismo histórico y a la casualidad de las oportunidades que se le presentan de

las cuales él puede elegir una con entera libertad como explicamos anteriormente.

A los adultos que han sido educados bajo un sistema en el que se establecían luchas de poder entre padres e

hijos les es muy difícil llegar a entender que al renunciar al castigo se ven obligados a negociar con el niño y

aceptar que en un momento el niño puede tener razón porque se enfrentan argumentos con argumentos,

no se introduce quién es el más fuerte y puede golpear al más pequeño o quién puede suprimir un

satisfactor cuando se niega a obedecer una orden y ganar esa negociación, pero eso es lo que desarrolla su

inteligencia porque se ve obligado por la exigencia social a crear esas nuevas redes neuronales que harán

vivir en un mundo más complejo, en el qué está viviendo el niño o adolescente, no porque así sea, sino

porque así fue creado por su propio cerebro.

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Lo más importante de este trabajo no es sólo permitir ejercitar a la inteligencia sino evitar que el proceso de

plantear conjeturas se entorpezca y se atrofie a través de la enseñanza inadecuada como lo hicimos ver al

principio cuando dijimos lo difícil que es descubrir por qué cuando se multiplican fracciones el resultado

parece ser menor.

Una de las razones por las que es tan difícil formar buenos maestros es porque las escuelas que los forman

les enseñan una teoría muy moderna sobre educación, pero el método de enseñanza, la práctica cotidiana,

es autoritario, si no que lo digan el exceso de tareas y las formas de evaluar lo aprendido que siguen usando

en la actualidad escuelas normales y universidades pedagógicas y que nada tienen que ver con la educación,

sobre esto estaríamos de acuerdo con Aída Vázquez (citada por Palacios) que a través de la escuela habla

toda una generación de cabezas muertas, la generación de la abuela.

El modelo de la escuela a la medida del niño, cualquiera que sea su nombre, no los lechos de Procusto que

tratan de ajustar a los niños a sus programas y cuando no se ajustan los reprueban o los reprimen si los

rebasan, propone enviar información al cerebro, misma que se almacena en las neuronas y en las

interconexiones neuronales, cambiando a cada instante, según el modelo holográfico de Pribran (1982). Los

programas y las imágenes son configuraciones que la constitución del sistema hace posibles pero a la vez

favorece que aumenten cuando propicia que el niño o el alumno descubra que un problema no es tan

sencillo como en un principio había pensado sino que puede ser contemplado desde diferentes puntos de

vista y que por lo que tanto puede tener respuestas diferentes.

Les llevamos a que descubran la permanencia y lucha de los contrarios cuando favorecemos que descubra

que en aquello que se dice está implícito lo que no se dice por ejemplo: ir a un lugar significa no ir a otro y

así hay muchos otros. Los trabajos de investigación que surgen de una conjetura planteada por el niño, de

sus porqués desarrollan en el niño el manejo del método científico, cuando dejamos que nos muestre su

curiosidad y nos limitamos a enseñarle a descubrir el método más fácil para encontrar la respuesta que le

planteará nuevas dudas. .

No hay ejercicios específicos para desarrollar la inteligencia, es la interacción con personas inteligentes, con

personas que cuestionan la organización del universo, que constantemente se están preguntando cómo se

producen los fenómenos, la que favorece que el niño desarrolle su habilidad para crear conjeturas. Por eso

tenemos que preparar maestros cultos con deseos de saber para poner en sus manos la educación de las

nuevas generaciones.

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La traducción involucra la necesidad de contar con un modelo mental del mundo del cual se habla, y de

manipular los símbolos de ese modelo

Edemas, hay algo muy importante: la ontología de los sistemas y sus modos de funcionamiento

para trabajar con la información no son iguales en los sistemas físicos o biológicos que en los

sistemas de ingeniería del conocimiento. La ontología física de un sistema físico natural (vg. una

molécula) o de un sistema biológico (fundado en sensaciones y neuronas) no es ontológicamente

homogénea o similar a la ontología (forma de estar construido físicamente) de un ordenador. Un

átomo de hierro, o las macromoléculas que constituyen un determinado mineral tienen mucha

información sobre cómo es el universo (han aparecido evolutivamente adaptándose a las

propiedades que les permiten mantenerse en ese universo). Esto es lo que se ha conocido desde

hace años, en el marco de la biología evolutiva, como biología del conocimiento, o sea, la

escuela de Konrad Lorenz y su discípulo Rupert Riedl. Una célula, de la misma forma, contiene

una inmensa cantidad de información. Pero todavía hay más: los sistemas nerviosos de los seres

vivos producen la emergencia de sensaciones, percepciones, conciencia, y toda la actividad

psíquica, de tal manera que en el cerebro, animal y humano, aparecen formas nuevas de

producir una información sobre el medio consistente en sensaciones, percepciones, imágenes de

todo tipo, que pueden tenerse en tiempo real y reactualizarse por la memoria, pudiendo ser

registradas, procesadas, manipuladas…, dando lugar a toda la variedad de la actividad psíquica.

Dentro de nuestra realidad todo existe mediante una red interconectada de relaciones, y los

nodos de esta información son los bits de información. Procesamos, sintetizamos y observamos

esta información para construir la realidad que nos rodea. A medida que la información emerge

espontáneamente del vacío, la tomamos en consideración para actualizar nuestra visión de la

realidad. las leyes de la naturaleza son información sobre la información y fuera de ello no hay

más que oscuridad. Este es la única puerta de entrada a la comprensión de la realidad” (246).

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