Upload
orientateca-de-orientapas
View
954
Download
2
Embed Size (px)
Citation preview
Nuestros hijos
nos convierten en padres
Selección de OrienTapas
con artículos del orientador
Carlos Pajuelo
http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/
Carlos Pajuelo - @carlospajuelo
Psicólogo, orientador educativo y padre de dos hijos
https://orientapas.blogspot.com/
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
2
Artículos incluidos en esta recopilación:
Una prueba de paternidad gratuita (26-1-2016) ....................................................................................... 4
Ser padres o ejercer de padres (24-12-2012) ............................................................................................ 5
12 deseos para los padres y madres (30-12-2014) .................................................................................... 7
Carta de los padres a los Reyes Magos (5-1-2013) .................................................................................... 8
Educar sin angustias: un reto posible (15-2-2013) ................................................................................... 10
Te quiero, mamá (5-5-2013) .................................................................................................................... 13
Cinco cosas importantes que debemos enseñar a los hijos (16-5-2013) ................................................. 13
Sí, podemos ser buenos padres (21-12-2012) ......................................................................................... 15
¿Qué no deben hacer los buenos padres? (27-11-2013) ......................................................................... 18
¿Somos los padres unos incompetentes? (22-12-2013) .......................................................................... 20
Cómo mejorar como padres y madres (21-6-2017) ................................................................................. 22
Cómo educar sin asustar (y sin estar asustado) (17-1-2016) ................................................................... 24
Los padres que vivían la vida de sus hijos (20-11-2016) .......................................................................... 25
Educar con los ojos abiertos (6-6-2017) ................................................................................................... 27
¿Educar o espiar? Los padres que creían poder controlar todos los peligros. (6-3-2016) ...................... 28
¿Cómo conocer mejor a nuestros hijos? (29-8-2013) .............................................................................. 29
Los hijos no son un gasto, sino una oportunidad (14-4-2014) ................................................................. 31
Qué prometer a los hijos sin gastar un euro (24-2-2014) ........................................................................ 33
Educar: la agotadora tarea que no acaba (30-10-2014) .......................................................................... 34
“Hijomialgia”: ¿Estoy cogiendo manía a mi hijo? (3-6-2015) ................................................................... 35
“Educar es un coñazo, a veces” (4-10-2015) ............................................................................................ 38
Educar: la magia que no tiene truco (25-10-2015) .................................................................................. 40
Educar, un viaje sin maletas (8-11-2015) ................................................................................................. 42
Educar hijos, otra manera de adelgazar y aprender idiomas (31-8-2016) ............................................... 43
Educar sin manual de instrucciones es posible (27-9-2015) .................................................................... 44
10 consejos útiles para educar (2-1-2017) ............................................................................................... 46
10 ideas para educar con sentido común (5-3-2017) .............................................................................. 48
Mis hijos me convirtieron en padre (18-3-2017) ..................................................................................... 49
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
3
Esta publicación es una recopilación de
las principales entradas del blog
educativo http://blogs.hoy.es/escuela-de-
padres/ sin fines comerciales, bajo
una licencia de Creative Commons
Reconocimiento-NoComercial-
CompartirIgual 3.0 España. Edición
realizada, con el permiso expreso del
autor, por la Orientateca de
OrienTapas.
© del texto: Carlos Pajuelo, 2012-2017
Imágenes: http://www.hoy.es/
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
4
Una prueba de paternidad gratuita (26-1-2016)
Estos días es noticia la aparición de una
prueba que, por 200 euros, determina si
los hijos tienen el mismo ADN que el
padre y la puedes hacer en tu casa.
Yo te ofrezco una prueba de
paternidad gratis y cien por cien
fiable:
Mira a tu hijo.
¿Recuerdas que cuando te enteraste
que ibas a ser padre sellaste esa noticia
con una lágrima, de esas lágrimas
densas, tan inmensas que no hay
océano que las pueda contener y
regaron tu mejilla?
¿Recuerdas que cuando lo viste por
primera vez te sentiste bueno y quisiste
ser bueno para él?
¿Cuántas noches, como un farero, has
vigilado sus sueños a los pies de su
cama, espantando sus temores,
mientras tu presencia calmaba cualquier
miedo?
¿Recuerdas cómo te fascinaron sus
primeras sonrisas, sus primeros pasos,
sus primeras palabras?
¿Te acuerdas cuando dijo “papá” por
primera vez? Y ¿con qué alegría corría
hasta tus brazos?
Y lo has visto crecer, lo estás viendo
crecer y lo quieres con locura. Aunque
también te asusta, te irrita, te desespera.
Los hijos se hacen día a día, codo a
codo, rozando tu vida con la suya. Un
espermatozoide y un óvulo pueden
forjar una vida, pero para que esa vida
se convierta en un hijo, en una hija
hacen falta corazones, corazones
empeñados en la tarea de educar.
Ser padre es mucho más inmenso que
engendrar hijos. Eso de los coitos lo
hace cualquiera; educar a un hijo y
quererlo, eso solo lo hacen los
hombres y las mujeres de verdad.
Mira a tu hijo.
Ya tienes el resultado de la prueba de
paternidad, eres PADRE con una
certeza del 100%
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
5
Ser padres o ejercer de padres (24-12-2012)
Es habitual que en reuniones en las que
padres y madres hablan sobre sus hijos
alguien en algún momento lance esa
especie de mantra: “Qué difícil es
educar a los hijos”. Y a partir de ahí…
que si “no tienen manual de
instrucciones”, que si “nadie te
enseña a ser padre”, que “cuando son
chicos tienes que estar todo el día
pendiente, y cuando son grandes los
problemas crecen”, que “la sociedad
cada día está peor”; también se
escucha el consabido “antes era más
fácil”, y la estrella es ” una buena
bofetada a tiempo“. Otros que “si es
que no puedo con él” para terminar con
un esperanzado, pero pasivo, “a ver si
pasa el tiempo y madura un poco…”.
No sé si estaréis de acuerdo conmigo en
lo siguiente: existe una clara diferencia
entre cuando “somos padres” de
cuando “ejercemos como padres”
Ser padres consiste en esperar que,
como eres el padre, los hijos son los
que tienen que hacer el esfuerzo para
ir aceptando todo aquello que
les inculca en el ambiente familiar; en
cambio, ejercer de padres supone
aceptar el reto de que la educación de
nuestros hijos requiere en muchos
momentos de nuestra vida un esfuerzo
constante, una brega, una lucha… en la
que el protagonismo la tenemos los
padres.
Personalmente creo que Educar
consiste en mostrar a nuestros hijos
cómo nuestras creencias, nuestras
ideas, nuestros valores, nuestras
maneras de sentir, nos llevan a
comportarnos de la manera en que lo
hacemos. Y lo hacemos con el deseo
que esto les ayudará a aprender
comportamientos para integrarse en el
mundo en el que estamos viviendo.
Los padres cuando educamos somos,
por tanto, guías y, además, queramos o
no queramos, y en todo momento,
también somos modelos, modelos a
imitar o modelos a criticar.
Nuestros hijos necesitan guías claras de
comportamiento, necesitan ser guiados
y para ello es imprescindible establecer
unas reglas y unos límites en sus
comportamientos.
Igualmente necesitan tener
claridad en lo que es tolerable y
claridad en lo que no lo e,s y eso
debemos proporcionárselo nosotros
como padres y madres que ejercemos
esa tarea. Esto no lo pone en duda
nadie. Desde esta óptica, no es que
educar sea difícil, lo difícil es que
todos nuestros hijos acepten a
rajatabla y a la primera, los modelos
y las guías de conducta que
configuran nuestro arsenal educativo.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
6
Cuando los padres ponemos
límites pueden pasar dos cosas:
– Que los hijos, más o menos
convencidos, los acepten y los
cumplan. Con lo cual nosotros
entonces creemos que esto de educar
“funciona” y que, además, nuestros hijos
son unos estupendos hijos.
– Que los hijos los cuestionen, o
directamente, los incumplan. Con lo
cual nosotros creemos que esto de
educar es difícil, y que hay que ver los
hijos lo rebeldes que son, que carácter
han heredado (por lo general de la parte
contraria) , y que algo estamos haciendo
mal.
Los padres, cuando ejercemos
de padres, solemos estar más
preocupados por los resultados que
ocupados en mantenernos firmes,
seguros, constantes y confiados en lo
que como padres estamos haciendo.
Los padres, cuando ejercemos de
padres, educamos, sabemos por qué
hacemos lo que hacemos, y debemos
de considerar como una consecuencia
lógica, que algunos de nuestros hijos se
resistan a seguir nuestras guías.
Educar no sólo es una mera propuesta
de intenciones, es una manera de
actuar, una manera de relacionarnos
con nuestros hijos, de comunicarnos
con ellos. Y en todos los procesos de
interacción y comunicación
surgen conflictos.
Y con los hijos se tienen conflictos,
inevitables conflictos, numerosos
conflictos, diversos conflictos. Los
conflictos hay que entenderlos como
algo natural, algo que forma parte de
las relaciones con nuestros hijos. Y
sobre todo, son una estupenda
oportunidad de enseñar a nuestros
hijos maneras eficaces de
afrontarlos.
Nuestros hijos son y serán, en gran
medida, lo que ellos decidan ser.
Nosotros, como padres, con mucho
amor, con normas y con límites, con
confianza, y con mucha paciencia, les
enseñamos todo aquello que creemos
que les ayudará. Eso es ejercer de
padre. Eso es lo que está en nuestras
manos. Y eso es lo que tenemos que
preguntarnos… ¿Soy padre? y ¿Ejerzo
de padre?, ¿qué modelo de padre?.
Hay una preciosa poesía de Kavaffis,
que se llama Ithaca, que bien puede ser
una metáfora de lo que supone educar,
un viaje, donde el objetivo no es llegar
pronto a la meta sino disfrutar del
camino.
Pues a seguir con la tarea…
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
7
12 deseos para los padres y madres (30-12-2014)
Los hijos nos crecen a golpe de
campanadas y con cada año que se
termina vamos viendo, con una cierta
nostalgia, como nuestros hijos crecen y
como, al crecer, cada vez se alejan de
nosotros para ir forjando sus propias
vidas.
Estos son mis deseos para todas las
familias que visitan el blog Escuela de
Padres
1.- Salud para vuestras familias.
Salud para ver crecer a los hijos y salud
para afrontar los esfuerzos que conlleva
educar. Y os pido que recordéis a todas
las familias cercanas que durante este
pasado año han tenido que enfrentarse
contra enfermedades que hacen
temblar sus cimientos.
2.- Confianza. Para educar es
imprescindible confiar en el que educa y
en los que educamos. Os recuerdo que
la confianza es algo que solo pueden
quebrar aquellos a los que queremos. El
amor es un estupendo tapa grietas.
3.- Entusiasmo. Acompañar a los hijos
en su crecimiento es un viaje que no
tiene fin. Es un viaje a Ithaca, el poema
de Kavafis, un viaje en el que día a día
hacemos nuevos descubrimientos, a
veces agradables y a veces no tanto.
4.- Ilusión. Ilusión por la tarea de
educar, por lo que sentimos y por lo que
deseamos mientras educamos. Ilusión
para contagiar. Que tú seas tu propia
ilusión.
5.- Generosidad. Educar es un acto de
generosidad. Generosos con los que
nos ayudan a educar, generosos con los
que educan a nuestro alrededor y sobre
todo generosos con los que educamos.
6.- Fortaleza, Porque la tarea de educar
está llena también de zancadillas,
baches, lágrimas y temores. Arrojar la
toalla, abandonar, el desánimo, son
tentaciones que acechan en este viaje.
Educar no es tarea de héroes, educar es
tarea de padres y madres que aman.
7.- Orgullo. Sentirse orgulloso por los
hijos, orgulloso de los hijos. No hay
mayor aceptación incondicional que
aquella que nace del sentimiento del
orgullo. Nuestros hijos se equivocan, los
padres nos equivocamos también. Solo
cuando nos damos cuenta de nuestra
equivocación podemos rectificar.
8.- Constancia. La constancia en
educación es una virtud. Educar no es
un remedio, un fármaco, para atajar un
problema puntual. Educar es mostrar a
los hijos la manera de actuar frente a las
vicisitudes que la vida nos depara. No
busques remedios mágicos, lo que
hacemos los padres y madres
cotidianamente, día a día ese es el
verdadero valor de la educación.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
8
9.- Humor. Para educar, para vivir, para
enseñar, para amar. El sentido del
humor no es frivolidad es simplemente
no permitir que nada ni nadie te
construya un muro donde tú quieres
poner una ventana.
10.- Paciencia. El año que viene habrá
más campanadas, y al otro también, y al
otro. Repasa el álbum de fotos y verás
como lo normal es que los hijos de 3
años se comporten como si tuvieran 3
años, los de 14 como si tuvieran 14 y los
de 40 como si tuvieran 40.
11.- Motivación. Ser padres o madres
no es lo mismo que ejercer de padres y
madres. Los hijos cuando están más
confundidos es cuando más necesitan
padres y madres bien puestos en su
sitio, tranquilos y serenos.
12.- Suerte. Pero en la lotería de la
educación le suele tocar el gordo a los
que más papeletas juegan, a los que día
a día con confianza, entusiasmo, ilusión,
generosidad, fuerza, orgullo,
constancia, humor, paciencia y
motivación se proponen dejar a sus hijos
un mundo mejor.
Feliz Año Familias.
Carta de los padres a los Reyes Magos (5-1-2013)
Hoy no voy a hablaros de juguetes
educativos, ni de compras excesivas, ni
de qué es lo que debemos regalar a los
niños. Voy a escribir una carta a los
Reyes Magos con la lista de lo que pido
para nosotros los padres y las madres,
para los padres entregados, los
asustados, los confiados y los
inseguros, los abatidos y los luchadores,
los que abandonaron y los que bregan.
Queridos Reyes Magos:
Los padres sabemos que somos
manifiestamente mejorables, eso quiere
decir que no siempre tenemos la palabra
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
9
precisa ni actuamos de la manera más
correcta, pero nuestras intenciones
siempre son buenas y nuestras obras se
basan en esas intenciones, por eso creo
que somos merecedores de regalarnos:
-Un saco de Paciencia, que no es
pasividad, para no olvidar que nuestros
hijos necesitan tiempo para
“madurar” y que mientras “maduran” es
posible que
cometan equivocaciones. Paciencia
para poder educar sin prisas, porque el
paso del tiempo no educa, educamos
los padres.
-Un escudo para Controlar los
miedos. El miedo es uno de los
mayores enemigos de los
padres. Nuestro natural instinto de
protección puede ser desbordado por
los miedos, y entonces corremos el
peligro de educar para no estar
asustados encerrando a nuestros hijos
en una burbuja, en vez de educar para
que nuestros hijos aprendan a
enfrentarse a las situaciones de peligro
que puedan presentarse.
Un mecano de Ilusión. La ilusión es
necesaria para vivir y la ilusión se
educa, se transmite, pero la ilusión no se
circunscribe al ratoncito Pérez, a los
Reyes Magos o en ir a Euro Disney. La
ilusión se construye día a día, se
contagia, se comparte. Nuestros hijos
deben ver ilusión en las cosas que
hacemos los padres, en las sencillas y
cotidianas ilusiones como son los
eventos familiares, salir con los amigos,
ver juntos una película, hacer unas
tortitas para merendar, jugar al parchís,
ir a trabajar, volver a casa, etc.,
-Caramelos de optimismo. El
optimismo es un valor necesario para
educar. Unos padres optimistas son
unos padres que saben que el mundo en
el que vivimos no es el mejor de los
mundos posibles pero se esfuerzan en
ocuparse para hacerlo un lugar mejor
para ellos y para sus hijos.
–Pañuelos de papel. Educar conlleva
también momentos amargos. El
sufrimiento es algo natural en la vida de
los seres humanos y los que más nos
hacen sufrir son aquellos a los que más
queremos. El sufrimiento es inevitable
y, sin embargo, los padres a veces
hacemos esfuerzos para que nuestros
hijos no se enfrenten al sufrimiento.
Y educar es también enseñar a
nuestros hijos a afrontar los
reveses con los que la vida nos
sorprende.
-Un camión-cisterna cargado
de Sentido del humor, eso que dicen
de aprender a reírse de uno mismo, y es
que a veces los padres parecemos
monologuistas del “club de la
Comedia” ¿no es para reírse cuando
decimos eso de “te crees que mi
cartera es el Banco de España”? o la
de “Una esclava, eso es lo que soy”, sin
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
10
embargo, mi favorita es la de “ten
cuidado no te vayan a echar algo en la
Coca-Cola”, etc. Sentido del humor
para mirar con otros ojos la tarea de ser
padres.
-El disfraz de Fuerza y
Constancia. Educar dura lo que dura
una vida. Y mientras educamos hay
momentos muy buenos, buenos,
momentos regulares, momentos malos
y momentos que te dejan cicatrices para
toda la vida. Para los momentos buenos
no hace falta nada ni nadie, pero para
los malos y malísimos nos hace falta
fuerza y constancia. A esa fuerza se le
llama resiliencia (capacidad para
hacer frente a las adversidades).
Y ya puesto, podía pedir que nos tocara
la Lotería del Niño o el Euromillón, pero
el dinero sólo sirve para comprar cosas
y EDUCAR NO TIENE PRECIO.
Educar sin angustias: un reto posible (15-2-2013)
“¿Cuánto tiempo se tarda en educar
un hijo?” Es lo que me preguntó una
madre en una charla que tuve
recientemente en un colegio. Me lo
preguntó con un cierto toque de
ansiedad, de incertidumbre, como si
pudiera darle una respuesta tras la
que hacer un cálculo de lo que le
quedaba. Me sonreí y le dije: “no tengo
ni idea, pero estoy seguro que ese es
un tiempo bien aprovechado”.
Desde el mismo momento en que nos
enteramos de la feliz noticia de que
vamos a ser padres, solemos entrar en
una especie de sensación de
inquietud, de cierto desasosiego que
creemos se apaciguará con el paso del
tiempo.
A ver si pasan los tres primeros
meses para asegurarnos de que la
criatura está bien “agarrada”.
A ver si llega el cuarto mes y nos dicen
si va a ser niño o niña.
A ver si llega ya el día del parto.
Y una vez que tenemos a la criatura en
casa, esterilizando
biberones, esterilizando chupetes, (que
por cierto está demostrado que en los
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
11
primeros meses son un estupendo
tranquilizador de bebés), a ver si hace 5
horitas seguidas por la noche, a ver si
ya va poniendo los puñeteros 150
gramos semanales.
A ver si ya comienza a tomar los
cereales, a ver si ya la fruta, si
la carne, si el pescado.
Y cuando la criatura come, si es que
tiene buen apetito, a ver si ya
comienza a andar, a ver si habla, a ver
si ya lo llevamos a la guardería, a ver si
ya comienza en el colegio, a ver si se
pueden quedar un rato solos, a ver qué
tal la Secundaria, a ver los amigos, a
ver los amores, a ver la Selectividad, a
ver la Universidad, a ver si encuentra
trabajo… etc”.
Y así se pasa la vida,
vertiginosamente, los hijos crecen y
cuando nos queremos dar cuenta
tenemos el cuerpo lleno de trienios.
Muchos padres educamos tal y como
vivimos: deseando que lleguen los
viernes, deseando que los hijos
crezcan rápido.
Vivimos en los tiempos de la
inmediatez, los tiempos del “tiempo es
oro”, los tiempos de las prisas, de
las tardes de Paqui.
Los tiempos en los que los problemas
cotidianos se convierten en
tragedias: “Tenemos un disgusto, el
niño ha suspendido”, le oímos decir a
algunos padres con una carita que
refleja su hondo pesar (mientras que el”
suspendedor” duerme a pierna suelta).
Los tiempos presentes en los
que anhelamos el futuro como si el
simple paso del tiempo fuera a ser
suficiente para que las dificultades que
nos acechan mientras educamos
desaparezcan.
Muchos padres viven con angustia
todo este proceso de crecimiento de
sus hijos, angustiados por los 150
gramos, por los percentiles, por las
notas, por las amistades, etc. Y así la
vida se va con los regalos de los
cumpleaños como canta José Mercé y
nuestros hijos se van haciendo sin
pausa hombres y mujeres. Pero ¿qué
modelo de padres estamos siendo?,
¿disfrutamos los padres con la tarea de
educar?, ¿disfrutamos los padres
viendo crecer a nuestros hijos?
En 2004 el periodista y escritor Carl
Honoré publicó el libro “El elogio de la
lentitud” dando origen con ello
al movimiento Slow (Despacio). Este
estilo de vida se caracteriza por
que prima el tiempo y la calidad sobre
la cantidad, en sus propias
palabras, “darle a cada
cosa/momento/ tarea el tiempo y la
concentración que necesitan y
merecen”.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
12
En una vida solo da tiempo a hacer
las cosas que se hacen en una vida y
nuestros hijos están muy poco tiempo
siendo unos bebés, apenas 12 meses,
apenas 5 o 6 años de infancia, apenas 6
años de niñez… y unos cuantos años
de adolescencia que a algunos padres
se nos hacen un siglo.
La tarea de educar es agotadora porque
el horario es de jornada completa de 24
horas, sin vacaciones y también para
muchos padres y madres la tarea de
educar es una actividad que genera
mucha angustia y desasosiego porque
estamos más pendientes de los
resultados, de las prisas por los
resultados que de lo que como
padres hacemos para educar cuando
nuestros hijos tienen 6 meses, 4 años,
11 o son adolescentes.
Los padres que practican el slow
parenting, intentan educar a sus
hijos pasando más tiempo con
ellos en vez de estar rellenando las
tardes de los hijos con actividades
organizadas.
Educan a sus hijos en contacto con la
naturaleza, urbana y rural, haciendo
del lugar donde se vive un espacio de
aprendizaje.
Dejan que sus hijos digan eso de “me
aburroooooo” y no les dicen nada para
que así los propios hijos desarrollen su
creatividad y les compran menos
juguetes y fomentan más juegos al aire
libre.
No se obsesionan con la
estimulación temprana de las
capacidades de sus hijos porque creen
que la hiperestimulación les lleva la
hiperactividad. Intentan disfrutar del
aquí y ahora.
El slow parenting, educar a fuego lento,
es una manera más de educar con
sus ventajas y sus
inconvenientes, creo que lo mejor que
tiene es ese punto de calma, de
relajación, de bienestar que tiene el
hacer las cosas disfrutando de lo que se
hace y dedicándole el tiempo justo
que requieren.
Es como hacer un cocido, todos
sabemos que hecho a fuego lento
quedará mejor que en la olla exprés
pero somos esclavos de los tiempos
que vivimos.
Intentemos como padres disfrutar
más del presente, es difícil, lo sé,
pero así enseñaremos a nuestros
hijos que además de los viernes,
sábados y domingos, tenemos la
suerte de tener lunes, martes,
miércoles y jueves, días estupendos,
por lo demás, para vivir.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
13
Te quiero, mamá (5-5-2013)
¿Te acuerdas mamá?, hace más de 50
años aprendí una poesía en aquella
escuela de “cagones” en Valencia que
empezaba o terminaba así: “Mamita
preciosa mi dulce embeleso deja que en
tu cara deposite un beso” y ¿recuerdas
también el cabezazo que te di cuando
me tiré a depositarte el beso?.
Madre, te quiero. Pero permíteme que
hoy, mientras te digo que te quiero,
recuerde también a todas las madres,
madres que como tú tienen sus
corazones llenos de las marcas que sólo
los hijos son capaces de trazar.
Te quiero madre y mientras lo escribo
puedo sentir las infinitas veces que has
estado y estás presente en mi como
suave brisa que no se hace notar,
tranquila y serena. Unas veces
animando, otras consolando o
corrigiendo, pero siempre guiando. Te
quiero madre porque me has enseñado
a querer, aunque aún hoy, con tantos
años, no termino de aprender a hacerlo
tan fluido como tú. Te quiero madre por
lo que eres y tal y como eres. Te
quiero por tus croquetas, por tu sentido
del humor, porque me gusta ver el garbo
que tienes fumando (“la abuela fuma” se
chivan tus nietos). Te quiero
madre porque no siendo perfecta me
has enseñado a ser comprensivo con
mis propios defectos y mucho más con
los de los que me rodean. Te quiero
porque tú que has vivido la parte más
dura, ingrata o cruel de la vida, me has
enseñado que vivir se vive mirando al
frente.
Por eso y por tantas razones, por tantas
lágrimas, por tantas risas, por tanta
presencia, que alegría poder volver a
decirte un año más: te quiero madre.
Cinco cosas importantes que debemos enseñar a los hijos (16-5-2013)
Algunas veces he escuchado a algunos
padres decir “he fracasado como
padre”, y esto lo dicen padres de niños,
de adolescentes, padres de jóvenes y, a
veces, hasta padres de adultos.
Ante esa afirmación siempre pregunto
lo mismo: ¿por qué dices eso? La
respuesta, curiosamente, suele incluir
esta idea: “no he sabido inculcarle“.
Este sentimiento de fracaso, además
de restar confianza a los padres, sirve a
menudo para culpabilizar a los hijos. Y
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
14
el coctel “falta de confianza” más
“culpabilización” genera resacas de
larga, muy larga duración.
La tarea de ser padres no es construir
hijos sino ayudar a que los hijos se
construyan a sí mismos. Desde esta
perspectiva, realmente ¿fracasan los
padres? La vida de nuestros hijos les
pertenece a ellos, y los padres no
podemos vivir la vida de nuestros hijos
porque, si lo hiciéramos, quizás no se
equivocaran, pero lo que es seguro es
que los privaríamos de vivir su
vidaque, por cierto, es una forma de ser
desgraciado/a.
El fracaso como padres, no reside en lo
que nuestros hijos hacen, o dejan de
hacer, ni en lo que los padres olvidamos
que hemos hecho. En todo caso, reside
en no dejar que nuestros hijos sean
los dueños de sus aciertos y de sus
errores.
Por otro lado, algunos padres vamos
olvidando mientras nuestros hijos se van
haciendo mayores las cosas que les
hemos enseñado con tanto esfuerzo y
con tanto cariño en su infancia y
adolescencia. El olvido nos puede
volver rígidos, incluso resentidos y el
resentimiento conlleva el peligro de
“perdernos” la vida que nuestros
hijos adultos han decidido,
libremente, vivir. Pero olvidar no es
fracasar.
¿Y qué cosas son las que
debemos enseñar a los hijos, y
que los padres no debemos
olvidar?
1) Les enseñamos a decir te
quiero. Querer es para toda la vida y se
quiere a los hijos porque son nuestros
hijos, y no por lo que hacen, ya que lo
que hacen es parte de la vida de
nuestros hijos: Su propia
vida. Nuestros hijos no son nuestras
ilusiones ni nuestras
metas. Escuchar a adolescentes decir
que se sienten mal porque no han sido
capaces de satisfacer las expectativas
que sus padres tenían depositados en
ellos es algo habitual en estos días de
búsqueda de nota media en la cercana
Selectividad.
2) Les enseñamos el valor que tiene
guiar. Los guiamos cuando son
pequeños y, cuando son adultos,
nuestra luz sigue ahí dispuesta a
guiar. Los padres somos faros, no
para evitar que nuestros hijos se
pierdan, sino porque sabemos que es
posible que se puedan perder y, en
ese momento, es cuando más
necesitan que nuestra luz brille. La luz
dice dónde estamos los padres para
que nuestros hijos siempre lo tengan en
cuenta. No indica hacia dónde tienen
que ir, porque el camino que
escogimos los padres es sólo
nuestro camino.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
15
3) Les enseñamos que los
aceptamos tal y como
son. Nuestra imperfección nos ayuda
a ser comprensivos con las
imperfecciones de los que nos rodean.
Les apoyamos y confiamos en su
capacidad para tomar decisiones en
función de su edad. Confiamos en que
educamos para que nuestros hijos sean
capaces de vivir su vida y tomar sus
propias decisiones. Confiamos en su
capacidad para afrontar los reveses
que, sin duda alguna, les acarreará
tomar determinadas decisiones.
4) Les enseñamos el valor
del respeto, respetando sus ideas, sus
creencias. Respetar no es sinónimo
de compartir. Aceptamos y valoramos
que nuestros hijos piensen, aunque sea
de forma diferente a nosotros, o que
tengan creencias y gustos diferentes a
las nuestros. Las parejas de nuestros
hijos, sus creencias, sus opciones
políticas no deberían de ser nunca una
frontera.
5) Les enseñamos la
disponibilidad que los padres tenemos
siempre para nuestros hijos, que
siempre seremos menos
rencorosos, siempre tendremos los
brazos abiertos, que no nos
cansaremos de dar pasos que nos
acerquen a ellos, que aceptamos, por
ser padres, que nos corresponde
siempre la tarea de construir puentes.
La vida es fugaz, los hijos nos gastan
las hojas del calendario a un ritmo
vertiginoso. ¿De verdad crees que has
fracasado como padre?, ¿no será que
has olvidado todo lo que les has
enseñado?
Sí, podemos ser buenos padres (21-12-2012)
Esta mañana ha sido la última vez que
me ha abordado una madre
“desesperada” y, conteniéndose las
lágrimas, ha ido relatándome con
amargura, con temor, con un poco de
desesperación, el comportamiento de
su hija: “Mi hija es muy linda, es muy
buena pero con nosotros se muestra
extremadamente rebelde, retadora,
insatisfecha, nos culpabiliza por
todo, lo malo, que le ocurre.” Y, con
mayor amargura, me hablaba de
su “impotencia por no saber qué
hacer para ayudar a su hija”.
Esta madre podría ser cualquiera de
las mujeres y hombres con las que nos
cruzamos a diario por la calle, en el
trabajo, entre nuestras amistades, en
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
16
nuestra propia familia. Una madre y un
padre que podría ser cualquiera de
nosotros: personas trabajadoras,
personas apreciadas por quienes les
conocen, personas válidas,
experimentadas, con defectos y
virtudes.
La mayoría son padres que, educando
a algunos hijos, están atemorizados
por sus pensamientos, atemorizados
por la convivencia cotidiana,
atemorizados por la incertidumbre del
futuro. Están, estamos, atemorizados
por los que más queremos, nuestros
hijos.
Este blog, Escuela de Padres, no
pretende ser un manual para no tener
durante la compleja tarea de educar.
Este blog pretende, modestamente, ser
una herramienta para hacer que los
padres y madres que se asomen a esta
ventana se planteen los siguientes
objetivos:
– Que reflexionen y piensen, sobre
cómo están educando, no para ver en
qué están fallando sino, para ver,
fundamentalmente, todas las cosas
que se hacen bien. Desde lo bueno
podremos controlar lo menos bueno.
– Que se sientan competentes
ejerciendo su tarea de padres. Los
padres cuando tenemos algún problema
con nuestros hijos solemos
plantearnos “¿qué estoy haciendo
mal?” y consideramos que el
comportamiento de nuestro hijo es por
“culpa” nuestra.
Se pasa muy mal cuando uno cree que
no sabe comportarse como un padre o
una madre eficiente. (Y para colmo,
todos tenemos algún familiar, o vecina o
amiga que nos lo recuerda
constantemente).
– Que actúen, sin temor, como
padres y madres. El miedo paraliza
y nuestros hijos nos necesitan,
constantemente, cada día. Los días
buenos pero también los días malos.
Yo no soy un gurú, yo no soy la
supernanny, ni el hermano mayor, ni el
encantador de modorros, yo, todo lo
que sé lo he aprendido, en la práctica,
de las madres y padres con los que
he trabajado en éstos últimos 30 años
y de lo que mi mujer y mis hijos me
han ido enseñando, y en la teoría, de
los conocimientos que he ido
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
17
adquiriendo en todos estos años de
estudio.
Por eso, tengo estas certezas que
quiero compartir con todos vosotros:
Sí, podemos. Podemos afrontar las
dificultades, los sinsabores, que la
tarea de educar a veces nos presenta,
estando más ocupados en lo que
hacemos cada día que preocupados por
el futuro incierto.
Sí, podemos. Podemos sentirnos bien
por lo que hacemos por nuestros
hijos, porque no hay mejor regalo que
querer, que enseñar, que educar.
Sí, podemos. Podemos hacer cosas
diferentes a las que hacemos al
educar si deseamos obtener resultados
diferentes a los que obtenemos.
Sí, podemos. Podemos sentirnos
satisfechos, sin ser perfectos, de ser
un modelo para nuestros hijos. Un
padre, una madre.
Sí, podemos. Podemos disfrutar de la
vida presente, aunque los “modorros”,
independientemente de su edad, estén
en su salsa, y no estar deseando
continuamente que pase el tiempo.
Sí, podemos. Podemos comprender el
comportamiento de nuestros
hijos sin que eso signifique la
aprobación de sus actos.
Sí, podemos. Podemos apoyarnos en
nuestra pareja, en nuestra familia, en
nuestras amistades, en profesionales,
porque a la hora de educar nunca
sobran dos manos de más.
Nuestros hijos van a ser personas
adultas la mayor parte de su vida, su
infancia y su adolescencia es pasajera,
fugaz. Así que hay que aprovechar
cada uno de los días que se nos
presentan como una oportunidad para
educar. Cuanto antes empecemos
mejor. Y no olvidar que la educación es
una siembra que se cosecha con el
paso del tiempo.
Yo tengo plena confianza en que todos
nosotros, padres y madres, podemos
mejorar.
Hoy para empezar os propongo una
tarea sencilla, di “te quiero” a tus hijos,
a tu pareja, a tus padres, díselo a la
cara, y si no por teléfono y no esperes
nada a cambio. Hoy queremos gratis.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
18
¿Qué no deben hacer los buenos padres? (27-11-2013)
Todos los padres sabemos que educar
es complejo, yque hay muchas
circunstancias y factores que influyen en
la educación. Aun así, nos centramos en
el empeño de hacer bien las cosas para
que, de esa manera, nuestros hijos
hagan bien las suyas. Pero este
empeño de hacer bien las cosas
provoca que nos sintamos amenazados
cuando nuestros hijos se empeñan en
no seguir nuestras indicaciones y que
nos preguntemos, preocupados, ¿qué
hago?
En este post de hoy me gustaría que
reflexionáramos sobre algunas de las
cosas que los padres sabemos que no
deberíamos hacer pero que, sin
embargo, estamos tentados en
multitud de ocasiones a repetirlas:
1.- Fijarnos sólo en las conductas
que nos preocupan (que,
curiosamente, nos parecen negativas)
de nuestros hijos, y no atender a las
cosas positivasque hace. Si me fijo
sólo en las conductas negativas de mi
hijo, me estaré forjando de él una idea
negativa. No te centres sólo en lo
negativo. Ten en cuenta también los
aspectos positivos de tu hijo y, desde
esa perspectiva, podrás construir una
imagen más realista de tu hijo. Pero,
ojito con los padres que no son capaces
de ver nada más que lo bueno de los
niños, porque esto es otra forma de
equivocarnos.
2.-Dirigirnos a nuestros hijos con
enunciados interrogativos (“¿Vas a
recoger tu cuarto?”) en vez de
hablarles con un estilo
directo (“Recoge tu cuarto ahora”). No
te puedo asegurar resultados si
cambiamos la forma de hablar, pero
creo que es mejor darles a los hijos
instrucciones directas y claras sobre lo
que queremos, que lanzarles preguntas
que se pueden quedar sin contestación,
y sin acción posterior.
3.- Algunas veces los padres, ante
comportamientos que nos preocupan de
los hijos, nos mostramos de manera
un tanto melodramática, y en ese
momento utilizamos la “súplica”. Un
ejemplo: “Hijo mío, por lo que más
quieras, hazlo por mi”… O esa otra frase
famosa: “Te lo ruego, ¿no ves que nos
estás destrozando la vida”?
Y como no discriminamos en mitad del
drama, soltamos este tipo de frase igual
a uno que ha suspendido tres, o que ha
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
19
llegado con 20 minutos de retraso, que
a un hijo que tiene problemas graves de
conducta. Los padres no somos
perfectos ya lo hemos repetido en este
blog muchas veces, pero te recuerdo
que ir rogando a nuestros hijos, mina
nuestra propia autoestima como padres,
y sólo nos conduce a confiar cada vez
menos en nuestro rol de padres.
4.- Otra vertiente del “momento
melodrama” es la versión ‘chantaje
afectivo’, culpando a los hijos de
nuestro malestar. En estos casos las
frases típicas son: “Me estás
destrozando la vida”, “Con todo lo que
yo hago por ti”, “Si me quisieras, no
harías eso”, etc.
Está claro que la vida de nuestros hijos
nos afecta, pero responsabilizar a los
hijos de lo que es nuestra vida es una
buena manera de terminar afiliado al
club de los desgraciados/as punto
com. Nos equivocamos si pensamos
que el destino de nuestros hijos está
ligado al nuestro.
5.- Después de mucha desesperación,
de pronto, en pleno arrebato les
decimos a nuestros vástagos: “Mira
hijo, paso, me da igual lo que hagas, tu
verás”. El buen padre/buena madre ni es
melodramático ni pasota. No se deben
ignorar determinadas conductas de
los hijos, actuar como si no pasara
nada, con un “me importa un bledo lo
que hagas”. A los padres nos
importan nuestros hijos y se lo
hacemos saber. Otra cosa diferente es
hacernos los sordos de vez en cuando,
que eso ayuda a no soliviantarse.
6.- Cuando se educa hay que tener
cuidado con la tolerancia. Los padres
que son tolerantes son aquellos que
saben delimitar perfectamente lo que
es intolerable. Las normas en la familia
deben de ser pocas, pero “sagradas”.
Si las vas cambiando, o no las cumples
ni las haces cumplir tus hijos pensarán
que “perro ladrador poco mordedor”.
7.- ¿Te has puesto alguna vez como
los locos, o como las locas, dando
gritos?¿Lo pasaste bien? ¿Sirvió para
algo? Pues toma nota. Perder el
control es algo que a los padres nos
hace vulnerables. Y por cierto, te
recuerdo que todos los padres sabemos
cuándo vamos a perder el control, y sólo
en ese momento podemos controlarnos.
8.- Cuidado con la boquita: cuando
estamos enfadados podemos llegar a
decir cosas que salen de nuestra
desesperación, y de las que luego
nos vamos a estar arrepintiendo.
Nuestros hijos están en proceso de
construcción, así que es fácil que
cometan errores, y muchos. Pero
cuidado, porque hay palabras que
construyen, y palabras que pueden
herir toda una vida.
9.- Amenazar es una señal de
desesperación, así que intenta evitar
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
20
las amenazas. Cuando se amenaza,
parecemos más vengadores que padres
educando. No amenaces a tus hijos. Es
mucho más efectivo, si incumplen una
norma, aplicarles una consecuencia.
Las consecuencias no son un castigo,
sino el resultado lógico de un
comportamiento.
¿Que tal el repaso? Yo, que lo he escrito
y que “tengo estudios”, necesito seguir
mejorando. Nuestra tarea como padres
consiste en ir dando pasos, cada día un
poquito mejor. Y nodebemos olvidar que
existe una estupenda palabra para
cuando nos equivocamos: simplemente
di perdón.
¿Somos los padres unos incompetentes? (22-12-2013)
A menudo leo en la prensa o por
televisión o escucho a amigos,
compañeros de trabajo que una buena
parte de los problemas que presentan
los niños y jóvenes hoy en día es por
culpa de los padres que no saben
educar. Esta especie de “mantra”, de
tanto repetirla, ha ido calando hasta en
los propios padres
Los padres en estos últimos años son
los más preocupados y ocupados por
la educación de sus hijos, los que más
tiempo dedican a educar, los que
disponen de la mayor acceso a
la formación para poder realizar esta
tarea de educar y, sin embargo, son
los padres que se sienten más
insatisfechospor la tarea de educar, y
además son los padres más criticados.
¿Son los padres unos
incompetentes?, pues en mi opinión
esto no es verdad,y en más de treinta
años de trabajo con padres y madres, he
tenido la oportunidad, casi cotidiana, de
hablar con padres y madres que
educan, padres y madres entregados a
la tarea de educar, que saben
perfectamente qué y cómo educar.
Entonces ¿por qué esta sensación de
incompetencia? Pues creo que el
problema reside en que los padres nos
empeñamos en vincular la tarea de
educar con lo que los hijos hacen
(resultados) y no con lo que hacemos
los padres (educar). De tal manera
que, si los hijos lo “hacen bien”, es
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
21
porque están bien educados; y si “obran
mal”, es porque algo hemos hecho mal.
Y a esto le añadimos que todos somos
unos expertos en educar… a los hijos
de los demás.
Hace un año que comencé esta
aventura de escribir un blog para
padres, un blog que tiene un título
engañoso “escuela de padres” porque
realmente este blog no es una escuela
de padres, sino un espejo donde
podemos mirarnos, no para aprender
algo que no sabemos, sino para
reflexionar sobre lo que somos,
sobre lo que hacemos, lo que
sentimos mientras educamos para
motivarnos con la tarea de ejercer de
padres.
Un año en el que hemos compartido
nuestro interés, aprecio y ganas por la
tarea de educar, por eso recordar que
somos competentes.
Que somos padres
competentes educando a nuestros hijos,
pero no olvidemos que nuestros hijos
están “en construcción”, están
aprendiendo a ser ellos mismos,
y cuando uno está aprendiendo es
muy fácil equivocarse.
Que sabemos que ejercer de padres
conlleva las competencias de hablar,
guiar y poner límites, y por ello sabemos
que los conflictos con los hijos son
inevitables, y no nos dan miedo
porque los padres sabemos a dónde
queremos llegar.
Que ejercer de padres es una tarea que
está rodeada de una importante carga
emocional, y mientras educamos,
enseñamos también a nuestros hijos a
que las emociones están presentes en
todas y cada una de las actividades de
la vida.
Las emociones no pueden guiar
nuestras vidas, las emociones
acompañan nuestros actos y por eso
cuando educamos hay que tener mucho
cuidado para no caer en la tentación de
dejarse llevar por las emociones. No
somos esclavos de lo que sentimos.
Que somos competentes porque frente
a la incertidumbre de lo que puede
pasar mañana, está la certeza de lo
que hacemos aquí y ahora:
educar. Educamos hoy para que el
mañana sea menos incierto.
Que no vivimos en el paraíso ni en el
mejor de los mundos posibles, y
que educar es también abrir los
ojos ante estos peligros y enseñar a los
hijos modos de afrontarlos. Enseñar es
nuestra tarea, actuar la de nuestros
hijos.
Que los padres sabemos que el tiempo
discurre muy rápido mientras
que nuestros hijos sienten que va muy
despacio. El único tiempo que existe de
verdad es el presente así que,
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
22
eduquemos con la vista en el futuro,
pero con acciones en el presente.
Muchas gracias a todos los lectores
del HOY.es que este año, con sus mas
de cien mil lecturas de los diferentes
posts que configuran el blog, me han
demostrado lo que para mí es una
certeza: los padres son competentes
para educar a sus hijos.
Así que, ánimo un día más, la tarea
continúa y no se os olvide la tarea que
propuse en el primer post, decir a los
hijos te quiero, esa es la poderosa
razón por la que educamos y
seguimos educando.
Cómo mejorar como padres y madres (21-6-2017)
Queridas madres y queridos padres, y
lectores de este blog: se acerca el fin
de curso y, como bien sabéis, los finales
de curso siempre son una estupenda
oportunidad para que TODOS podamos
reflexionar sobre cómo podemos
mejorar.
Mejorar es el objetivo de la educación:
debemos aspirar a ser mejores padres,
mejores madres y mejores personas
porque así enseñaremos a nuestros
hijos e hijas cómo pueden mejorar ellos.
¿En qué cosas debemos mejorar?
1.- Tenemos que mejorar en
comunicación con los hijos, tenemos
que decirles claramente qué es lo que
creemos y qué es lo que sentimos
respecto a su comportamiento y, sobre
todo, hacerlo de manera tranquila y
serena. Hablar con los hijos es fácil,
lo complicado es que te
escuchen, pero la tarea de enseñar a
comunicarse nos corresponde a los
padres.
2.-Tenemos que mejorar en
autonomía. Para ser una madre o un
padre autónomo lo que necesitas es que
te convenzas de que tu hijo es el que
tiene que hacer muchas cosas de las
que tú haces por él o por ella.
Responsabilizad progresivamente a los
hijos de su vida, que bastante tenemos
los padres con la nuestra.
3.- Tenemos que mejorar en
paciencia. Tus hijos están en
construcción, no están terminados y por
esa razón se equivocan, se confunden y
te asustan. Los hijos dan quebraderos
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
23
de cabeza, y eso es lo normal y habitual,
no significa que estén “estropeados”.
4.- Tenemos que mejorar en
sistematicidad. La tarea de educar es
cansina porque nos lleva a repetirnos
muchas veces, pero ya sabes: ser
madres y padres sistemáticos no es ser
pesados.
5.- Tenemos que mejorar en entender
a los demás, en entender a sus
maestros y maestras, en entender a sus
amigos, en entenderlos a ellos.
Entender no significa estar de acuerdo,
pero ayuda a no ver enemigos donde
solo hay otras maneras de percibir la
realidad.
6.- Tenemos que mejorar en
confianza. La confianza en sí mismo es
una poderosa herramienta para
construirnos como personas. No
podemos estar diciendo todo el día a los
hijos que no se puede confiar en ellos
porque ellos no hacen lo que queremos
que hagan. Trasmite confianza, y
cuando se salten los límites, ¡zasca!
Aplica consecuencias. Pero sigue
mostrando confianza.
7.- Tenemos que mejorar en liderazgo.
Los padres y madres son los que
mandan en casa. Y cuando eres el que
mandas te salen un montón de
contestatarios. Pero no podemos
educar a nuestros hijos si no ejercemos
con convicción eso de “porque soy tu
padre, porque soy tu madre”.
8.- Tenemos que mejorar en
afrontamiento de adversidades. Si
educamos a nuestros hijos solo para
que sean felices, los vamos a hacer
infelices. Eduquemos para hacer frente
a la vida, a la vida que vivimos, no a la
que nos gustaría vivir.
9.- Tenemos que mejorar en
optimismo. Nuestros hijos van a ser lo
que ellos decidan ser. Nuestra tarea
como padres es enseñarles cómo
consideramos que hay que vivir. Somos
un ejemplo. Mejor ser un ejemplo que
confía en el futuro, y no un ejemplo de
profetas agoreros.
10.- Tenemos
que mejorar todos, porque tenemos
la suerte de no ser perfectos. Así
nuestros hijos sentirán que no es
necesaria la perfección para vivir, que lo
que se necesita son manos a nuestro
alrededor, manos que apoyen, que
empujen, que nos acompañen mientras
nos hacemos protagonistas de nuestras
propias vidas.
Queridas madres y padres: tengo la
suerte de poder seguir aprendiendo
junto a todos y cada uno de vosotros. los
estupendos padres y madres
imperfectos que educan a hijos e hijas
porque están convenidos del valor de
educar.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
24
Cómo educar sin asustar (y sin estar asustado) (17-1-2016)
Los padres valientes tienen miedo.
Hace unos días recibí un correo
electrónico en el que un lector del blog
Escuela de Padres me contaba que la
inmensa felicidad que le había
ocasionado el nacimiento de su hijo se
estaba viendo afectada por la aparición
de un sinfín de miedos respecto a
calamidades que le pudieran ocurrir a su
criatura. Estos miedos le llevan a estar
constantemente alerta intentando
anticiparse a cualquier situación
peligrosa que pudiera afectar a su hijo.
Un sinvivir.
Y qué verdad es que como
padres deseamos con ansia evitarles
cualquier situación de peligro, de
malestar, de dolor, de sufrimiento a
nuestros hijos.
El miedo es natural, el miedo es un
mecanismo que nos ha permitido
sobrevivir como especie porque el
miedo nos ha hecho desarrollar
comportamientos para cuidarnos.
Los padres valientes tienen miedo y
lo saben, pero no dejan que sea el
miedo el que eduque a sus hijos porque
no quieren que sus hijos crezcan
asustados.
La vida de los seres humanos es frágil y
se ve fácilmente amenazada por
muchos y diferentes acontecimientos,
pero si pretendes tener control sobre
todos los peligros que pueden afectar
a tu hijo vas a crear una burbuja que
se llama sobreprotección y los hijos
sobreprotegidos se vuelven personas
incapaces de gestionar su propia vida.
Que tengas miedo es normal, eso es de
valientes. Las personas que no tienen
miedo insensatas. Tener miedo no
significa vivir asustado, ni vivir
asustando.
Para educar sin asustar, puede ser una
buena idea:
1.- Dar razones de por qué no se debe
de hacer algo en vez de recurrir a
meter miedo para que no lo haga. El
“coco” es Pan para hoy y hambre para
mañana.
2.- Enseñar a los hijos a tener frente a
la vida una actitud positiva les ayuda
a valorar la vida y por lo tanto a
desarrollar conductas que les ayuden a
preservarla.
3.- El malestar, sufrir, no tener lo que
uno desea, etc. son situaciones
normales e inevitables en la vida de las
personas. Y cuando la vida da palos
se pasa mal y el trankimazin y la
psicología pueden ayudar a afrontarlo
pero lo que no pueden hacer es evitar
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
25
sufrir.
La finalidad de la educación no es
evitar todos y cada uno de los
potenciales peligros que les puedan
afectar a nuestros hijos, la finalidad
es que aprendan a vivir, que
aprendan a afrontar todo lo que la
vida les va a deparar, bueno o malo.
Afrontar es vivir activamente.
4.- No puedes ocultarles y menos aún
evitarles a los hijos la cara triste de la
vida porque es una manera de
hacerlos débiles e
incompetentes para afrontar
adversidades a las que más temprano
que tarde tendrán que enfrentarse.
5.- Así que no le tengas miedo al miedo,
aprovecha ese miedo para enseñar a
tus hijos que amar, amar a los hijos,
amar las cosas que hacemos, amar la
vida, es la mejor manera de aprender
a desarrollar conductas que no nos
pongan en peligro.
6.- Vivir… eso es ser padres: dar vida,
vivir.
Sobeproteger a los hijos es una manera
de meterles miedo en el
cuerpo. Sobreproteger a los hijos te
aporta una falsa seguridad, una
tranquilidad efímera. Te recuerdo que
tus hijos son muy pocos años unos
niños y muchos años unos adultos que
van a tener que organizar su vida. Tú
decides qué y cómo quieres
enseñarles.
Los padres que vivían la vida de sus hijos (20-11-2016)
El día 20 de noviembre celebramos el
día Internacional de los Derechos del
Niño, por lo tanto hoy es el día
Internacional de los Padres, las Madres,
Maestras y Maestros, de los
Gobernantes, de la Sociedad, porque
los niños nos necesitan a todos para que
hagamos valer sus derechos. Así que
voy a aprovechar esta fecha para hacer
un alegato sobre el importante papel de
los padres, de la Familia, como máximos
responsables de proveer de estos
Derechos a los niños.
Me duele cuando escucho que los
“niños de hoy en día” son una colección
de maleducados y caprichosos. Porque
los niños son lo que los adultos les
enseñamos a ser. Lo que tu y yo les
enseñamos a ser. Así que
aprovechemos el día de hoy para
recordar a las familias, a la escuela, a
todos nosotros, que los niños tienen
derechos.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
26
El derecho a tener unos padres que
educan con los ojos abiertos y no unos
“forofos” con ensoñaciones.
El derecho a tener niñez, a vivir su
niñez, a reír, a disfrutar su niñez, pero
también tienen derecho a llorar en su
niñez, tienen derecho a aprender a
afrontar el malestar que también es
parte de la niñez, y en la infancia se
sufre como se sufre en otras etapas de
la vida. No nos confundamos: evitarles a
nuestros hijos todas las situaciones de
potencial riesgo para su “felicidad”, lo
que hace es alelarlos, hacerlos
dependientes, dubitativos, inseguros,
hacerlos sentir “poca cosa”. Enseñarles
a afrontarlas les dará seguridad y
autoconfianza.
El derecho a acertar y a equivocarse.
Los niños tienen derecho a asumir
responsabilidades acordes a su
edad.
Tienen derecho a vivir en el
presente y no ser considerados unos
opositores a futuro adulto.
Los niños tienen derecho a
enfadarse y tienen derecho a que se
les enseñe cómo manejar sus
enfados.
Los niños tienen derecho a jugar y
también tienen derecho a aprender, a
que se estimule su curiosidad.
Tienen derecho a tener éxito pero
también tienen derecho a que les
alentemos en sus fracasos.
Los niños tienen derecho a ser
queridos, tienen derecho a ser
aceptados incondicionalmente, a que se
les quiera por lo que son y a que se
les eduque por lo que hacen.
Tienen derecho a no ser
considerados unos incordios y
tienen derecho a que sus padres les
enseñen progresivamente a no
incordiar. Tienen derecho a que se les
pongan normas y límites para que no
vayan por la vida dando bandazos.
Muchos padres y madres hoy día
viven con tanta intensidad la vida de
sus hijos que terminan viviéndoles la
vida a sus propios hijos.
Los niños tienen DERECHOS pero los
derechos no son dádivas o regalos
llovidos del cielo. Los derechos de
nuestros niños son simplemente
un indicador de calidad de cómo
valora la familia y la sociedad, a la
infancia.
El mejor activo que tiene una
sociedad es su infancia. Todo lo que
hagas por la infancia redundará en
nuestra sociedad. Así que manos a la
obra que hay mucho que hacer.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
27
Educar con los ojos abiertos (6-6-2017)
Y si en vez de empeñarnos en ser los
garantes de la felicidad de nuestros hijos
nos propusiéramos enseñarles a vivir
afrontando lo (bueno y malo) que venga.
Y si nos dedicamos a ser padres y
madres de nuestros hijos en vez de
querer ser sus maestros, sus
guardianes, sus jueces, sus forofos, sus
sufridores, sus defensores, sus fiscales,
sus amigos, etc.
Y si nos dedicamos a intentar ser el
mejor ejemplo de lo que hay que hacer
correctamente y el mejor ejemplo de
cómo actuar cuando uno se equivoca.
Y si nos dedicamos a confiar más en
nuestro talento como padres y madres
que en asustarnos con el
comportamiento de nuestros hijos.
Y si comparamos menos a nuestros
hijos y los aceptamos más como son.
Y si abrimos los ojos para verlos de
verdad en vez de mirar para otro lado.
Y si a educar lo consideramos más
valioso que cansino.
Y si tratamos a nuestros hijos como hijos
y no como proyectos.
Y si entendemos que los niños sufren,
sienten, que los adolescentes sufren y
sienten y que lo hacen con la misma
intensidad que sufren y sienten los
adultos.
Y si nos dejáramos de ser tan ñoños.
Y si disfrutar de los hijos fuera disfrutar
de la educación que les damos a los
hijos.
Y si a amar a los hijos se le llamara
educar.
Y si dejamos que cada uno sea
protagonista de su vida, los padres de la
suya, los hijos de la suya y los demás de
la suya.
Y si hacemos un poco más humano esto
de educar. Equivocarse es de humanos.
Y si transmitimos a nuestros hijos hasta
dónde llega nuestra convicción en
educarlos.
Y si digo, una y otra vez: “pues no te voy
a dejar, no pienso arrojar la toalla”.
Y si confío. En mí. En mis hijos.
Y si lo estoy haciendo bien y nadie me
lo dice.
¿Educas? Lo sé, no es sencillo. Pero el
tiempo pasa rápido. Tú y sólo tú decides
el papel que quieres jugar.
Abre los ojos y sigue educando.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
28
¿Educar o espiar? Los padres que creían poder controlar todos los
peligros. (6-3-2016)
Mi amiga Paqui me llamó hace unos
días y me comentó “Carlos, el otro día al
salir de una reunión en el colegio
estuvimos tomando café unos cuantos
de padres y madres y surgió un debate,
que se fue poniendo cada vez más
tenso, respecto a la conveniencia o no
de utilizar aplicaciones para poder
obtener información del uso que
nuestros hijos menores hacen de las
nuevas tecnologías. Algunos padres
decían que supervisar y controlar es
un derecho y un deber de los
padres y lo argumentaban con
alguna noticia aparecida en la
prensa. Otros decían que para
controlar y supervisar no hace falta
“espiar”, y así nos enzarzamos un buen
rato. Así que dame tu opinión.”
¿Mi opinión? ¿Saber a todas horas qué
hacen los hijos, con quién, cuándo y
dónde?, ¿Eso te tranquiliza?, ¿Y si no te
tranquiliza?, ¿la tarea de padres
consiste en hacer lo que sea para estar
tranquilo? ¿Y si cada vez te asustas
más? ¿Le pondrías un detective privado
a tu hijo?, ¿Espiarías sus cartas, sus
conversaciones? ¿Saber todo lo que
hace?
¿Serás capaz de permanecer impasible
si, controlando, te enteras que tu hijo
tiene fantasías sexuales con su
profesora de historia?, ¿Si fanfarronea
apropósito de su habilidad
masturbadora? ¿Si describe
apasionadamente como su cari le
besaba a la vez que con sus manos
recorría todos los rincones de su
anatomía? ¿Y si escribe con todo el odio
posible su desprecio por los fachas, o
los rojos, o los perroflautas, o los
inmigrantes, o los del atleti? ¿y si dice
que va a abandonar los estudios? ¿y si
lees que se quiere ir de casa?, ¿Y si
descubres que dice que no soporta a
sus padres que están todo el día
controlando?, ¿Qué pasaría si tú
leyeses en el móvil de tu hijo que para él
el mundo es un asco?, ¿y si leyeras que
está cansado de vivir?, ¿o leyeras un
whatsapp en el que dice: “si tú no me
quieres prefiero estar muerto”? ¿y si
lees que tu hijo dice que tiene la
sensación de que sus padres no confían
en él?
¿Leerías el diario de tu hijo?
¿Tendrá tu hijo una vida más segura
si tú fueras conocedor de todos sus
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
29
pensamientos, emociones y
conductas?
¿Se puede controlar todo?, ¿Eso evita
el peligro?
¿Qué hará tu hijo cuando tú ya no lo
puedas espiar?, ¿quién lo cuidará?
¿Y si los teléfonos móviles, las redes
sociales no acarreasen más peligros
que los peligros que vivir la vida
conlleva?
¿Y si nuestra principal preocupación
fuera la de educar? ¿Y si le hablamos
claro a los hijos? ¿y si les enseñamos a
vivir en un mundo que tiene peligros? ¿y
si les damos ejemplo sobre cómo
hacerlo? ¿Y si les ponemos normas
claras y límites que regulen el uso de las
redes sociales, el uso de los teléfonos
móviles? ¿Y si confiamos en ellos? ¿Y
si confiamos en nosotros? ¿Y si
educamos? Eso, ¿Y si EDUCAMOS?
¿Cómo conocer mejor a nuestros hijos? (29-8-2013)
Continuamos con la pretemporada de
padres que ya se va acercando el
inicio del curso. En este post me
gustaría plantearla necesidad de
conocer mejor a nuestros hijos
para poder orientarlos mejor en este
próximo curso.
Escucho muchas veces a padres decir
“yo sí que conozco a mi hijo, no ves que
soy su padre/madre”. Yo siempre
respondo: “¿Estás seguro de
conocerlo de verdad?”.
Existen algunos padres que creen
que sus hijos son “unos fuera de
serie” en mayor o menor grado, y así se
lo trasmiten a sus hijos desde bien
pequeños. Son padres que organizan su
vida y la vida de sus hijos en función de
esta percepción idealizada, padres
que van creando una fantasía en la
que son incapaces de ver lo que no
quieren ver. Padres que ven a sus hijos
los más guapos, los de mejor percentil,
los más inteligentes, los más educados,
y que además se muestran
hipercríticos con aquellos que no
comparten esa opinión, ya sean
profesores o familiares.
Por lo general estos padres,
curiosamente, en su vida personal y
profesional no son unos “fuera de serie”.
Son padres normales, con vidas
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
30
normales, pero empeñados en creer que
sus hijos son excepcionales.
Esta forma de actuar hace que los
hijos, o bien se comporten con
arrogancia e ignoren sus límites, o bien,
se sientan incapaces de satisfacer las
expectativas de sus padres con la
consiguiente frustración que esto
conlleva.
Por otro lado, también hay padres que
se no son capaces de ver en sus hijos
nada bueno. Son tan exigentes
que nunca están satisfechos con lo
que hacen sus hijos, y se muetran
insaciables e hipercríticos con todo lo
que hacen sus vástagos. Estos padres
se tienen en tal alta estima que son
incapaces de ver el brillo en sus hijos.
Quizás estos progenitores fueron malos
estudiantes, y no lograron terminar el
Bachillerato. Pero ello no les impide
crujir a sus hijos con el tema de las
notas.
Estos padres generan en los hijos que
pierdan la motivación porque, hagan
lo que hagan, saben que nunca será
suficiente. Crean hijos resentidos y
faltos de autoestima.
Ahora yo planteo a los padres y madres:
Piensa en tus hijos, ¿realmente los
conoces? ¿Sabes cómo son? ¿Son
como nosotros deseamos que sean? ¿O
son cómo nosotros nos empeñamos en
verlos?
Recuerdo una conversación con un
adolescente, de la rama de los
modorros, que me decía con tristeza y
demasiada rabia que el día que
descubrió que era un “tipo normal” le
dijo a sus padres que porqué le
habían engañado, por qué le habían
tratado como si fuera un ser especial,
que si no era suficiente ser lo que él era
para que lo aceptaran y lo quisieran. Y
todo este problema era porque sus
padres no lo conocían realmente y le
trataban como si fuera otro.
Estrategia para conocer a nuestros hijos
Primero, para conocer a nuestros
hijos hay que ser realistas, mirar a
nuestros hijos con los cinco sentidos, y
no solo con nuestro corazón.
En segundo lugar, tenemos que aceptar
que nuestros hijos tienen sus
virtudes y pero también sus defectos,
curiosamente como los tenemos todos
los padres y madres.
Y después de haber mirado bien, y de
haber aceptado todos los lados del
prisma, los bonitos y los feos, debemos
profundizar en ese conocimiento de
nuestros hijos. Para ello tenemos que
preguntar e interesarnos por él en otros
escenarios en los que crece, hablando
con sus profesores, hablando con
nuestra familia, hablando con los padres
de sus amigos, con sus amigos.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
31
Y cuando descubras que tus hijos
cometen errores, como nosotros, es
cuando te darás cuenta que en esos
momentos es cuando más nos
necesitan. Conociendo a nuestros hijos
de forma realista es no tener más planes
para ellos que el de acompañarles,
guiarles, orientarles y animarles todo lo
que podamos..
En cambio, convertir a nuestros niños en
nuestras “ilusiones” es una estupenda
manera de no disfrutar de nuestros
verdaderos hijos, de no disfrutar de
nuestra tarea de ser y ejercer de padres.
Hacer de los hijos nuestras “ilusiones”
es abrir la puerta a la frustración, al
rencor, y al desaliento. Privaremos a
nuestros hijos de la posibilidad de
protagonizar su propia vida.
A mí me gustaría que mis hijos fueran
capaces de vivir la vida que quieren
vivir, con quienes ellos decidan
vivirla, y en donde les apetezca vivir.
Y a mis 55 años mi propósito es seguir
siendo un padre normalito que intenta
seguir educando a sus hijos ya
mayorcitos con los ojos abiertos.
Y mis ilusiones, las mías, me las
guardo para mí, que tengo miles.
Los hijos no son un gasto, sino una oportunidad (14-4-2014)
“Carlos: yo no pienso tener hijos
nunca”, esto me lo dicen alguna vez
algunos de mis exalumnos después de
que yo les haya preguntado cómo les
va su vida personal y profesional.
Luego añaden, no sé si como excusa,
que no están los tiempos para tanto
gasto.
¿Son los hijos una buena inversión?
Esto lo respondería mejor nuestro
compañero del blog “Economía
Anticrisis” Antonio Saez. Si hacemos
cuentas de lo que gastamos en ellos y lo
que ellos (nos) producen, en algunos
casos me temo que hablaríamos de
inversiones ruinosas, pero los hijos, esto
es una obviedad, son mucho más que
el resultado de restar gastos de
ingresos.
Como dijo Saramago, “un hijo es un ser
que nos prestaron para hacer un curso
intensivo sobre cómo amar a alguien
más que a nosotros mismos, de cómo
cambiar nuestros peores defectos para
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
32
darles los mejores ejemplos y, de
nosotros, aprender a tener coraje. Sí.
¡Eso es! Ser madre o padre es el mayor
acto de coraje que alguien pueda tener,
porque es exponerse a todo tipo de
dolor, principalmente de la
incertidumbre de estar actuando
correctamente y del miedo a perder algo
tan amado. ¿Perder? ¿Cómo? ¿No es
nuestro? Fue apenas un préstamo...”
Yo, cuando pienso en mis hijos, y en
los tuyos, lo que veo en ellos es una
oportunidad.
Un hijo es una oportunidad de ser
mejor persona.
Un hijo es una oportunidad
para aprender a amar con
generosidad.
Un hijo es una oportunidad para olvidar
el significado de la palabra rencor.
Un hijo es una oportunidad
para sentirte el faro más luminoso en
mitad de la tormenta.
Un hijo es una oportunidad para
aprender que el sufrimiento no es una
elección, sino una pieza más con la
que se construye nuestra vida
ordinaria.
Un hijo es una oportunidad para tener
mesura.
Un hijo una oportunidad para
aprender todos y cada uno de los dias
que somos padres.
Un hijo una oportunidad para
recordar. Y cuando los veo o me
sorprendo viendo sus fotos, agradezco
cada minuto que compartimos, y eso no
me lo puede quitar nada ni nadie.
Es verdad, los hijos arrancan nuestras
sonrisas con la misma facilidad que nos
arrancan las lágrimas. Los hijos nos dan
la oportunidad de aprender lo que es
la intensidad.
Esto es lo que da un hijo, dos dan el
doble, tres el triple y así hasta el
infinito.
Los hijos son nuestros, pero sobre
todo son patrimonio de la
humanidad y nosotros y ellos tenemos
la responsabilidad de hacer de nuestro
mundo un lugar más habitable, con
sonrisas y lágrimas, pero habitable.
¿Un gasto? Pues sí y grande. Pero lo
que nos dan, lo que nos permiten
SER eso no tiene precio.
A disfrutar estos días de vacaciones,
aunque esta tarea de ser padres ya
sabeís que no tiene descanso.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
33
Qué prometer a los hijos sin gastar un euro (24-2-2014)
Te prometo, hijo, que siempre te voy
a querer pero no te creas que eso
significa que siempre te voy a dar la
razón.
Te prometo, hijo, que siempre estaré
a tu lado, que siempre podrás contar
conmigo y siempre te alentaré, pero
nunca olvides que tú serás
el responsable de tu vida.
Te prometo, hijo, que siempre voy a
respetar tus creencias, ideas,
pensamientos y valores porque anhelo
que tú, al igual que yo, encuentres en las
creencias, ideas, pensamientos y
valores el faro que ilumina el camino de
la vida a sabiendas de que es un camino
con innumerables atajos.
Te prometo que nunca te echaré en
cara las lágrimas que vierta por ti.
Te prometo que, en esta vida tan
efímera, en todosy cada uno de los días
del calendario encontraré una razón
para no perder mi confianza en ti.
Te prometo, hijo, que no me empeñaré
en hacer de ti “mi ilusión”, pero te
acompañaré en todo lo que tú quieras
ser.
Te prometo que siempre tendrás mi
mano tendida para que te aferres a ella
cuando más lo necesites.
Y si un día sientes que flaqueo en
alguna de mis promesas, no te
decepciones, solo recuérdame todo lo
que te quiero.
(Para Laura, que vino al mundo para
darnos la oportunidad de hacernos
mejores personas, y así hacer un mundo
mejor.)
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
34
Educar: la agotadora tarea que no acaba (30-10-2014)
Hija, déjame que te explique por qué
bostezo.
Antes de que tu aparecieras en nuestra
vida igual que aparece un trueno
después de un relámpago, como una
ansiada cuenta atrás, como el mejor de
los deseos concedido por una estrella
fugaz, los segundos, las horas, los días,
semanas y meses solo nos servían
como parámetros para organizar
nuestra vida.
Cuando te asomaste a nosotros se
rompieron los calendarios y relojes y el
tiempo dejó de ser aquel espacio en el
que discurría nuestra vida para
convertirse en el escenario donde vas
creciendo.
Eres lo mejor que nos ha pasado,
aunque durante tres años no supimos
qué es eso de dormir ocho horitas,
¿ocho? Ni la mitad.
Eres lo mejor que nos ha
pasado, aunque no podíamos dejarte ni
un instante sola porque bajo esa carita
angelical crecía una mezcla de zipi y
zape con mucha curiosidad y sin la más
mínima idea de lo que era el peligro.
Delegaste en nosotros la tarea de ser tu
colchoneta, tu red, los vigilantes a
jornada completa.
Eres muy zalamera pero cuando
enfermas te desovillas de tal manera
que nos da miedo que se te olvide hasta
respirar.
Cuando nos llaman del colegio y nos
dicen que no estudias, que no haces las
tareas, que contestas, nos preocupa
hasta dónde llegará el límite de tu
osadía.
Cuando sales con tus amigas y llega la
hora del regreso y no has aparecido, nos
asustamos.
Cuando la vida te sacude un bofetón
porque un carajota te ha roto el corazón,
nos duele tu dolor.
Cuando te desesperas porque el mundo
es un asco lleno de injusticias y te
vuelves paladín de las causas perdidas,
sonreímos.
Cuando coqueteas con las drogas o el
alcohol nos invade el miedo y más aún
cuando tu arrogante seguridad intenta
tranquilizarnos.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
35
Cuando los pájaros anidan en tu
cabeza, intentamos ser un faro al verte
“desnortada”.
Pero siempre, vayamos cuesta arriba o
vayamos cuesta abajo, vamos viviendo
sin mirar atrás.
¿Sabes? Es muy difícil sentirse un buen
padre cuando uno además de conocer
su egoísmo, limitaciones y carencias, es
señalado por los demás cada vez que su
hijo se equivoca.
Desde el momento en que llegaste y
movidos por el amor que nos inspiras
comenzamos esta ardua tarea de
educar y no olvides que en todos y cada
uno de esos instantes, los buenos y los
malos, TE EDUCAMOS, NO
DEJAREMOS DE EDUCARTE, nos
esforzamos con aciertos y
equivocaciones y cuando
desfallecemos, nos desesperamos,
maldecimos, nos basta con pensarte y
en ese instante nos vienen unas fuerzas
que nunca imaginamos poseer que nos
permiten seguir y no arrojar la toalla. Un
esfuerzo que agota, un cansancio físico
y mental, un esfuerzo en el que tu
madre y yo vamos gastando la vida.
Por eso a veces estoy cansado,
agotado y entonces me apoyo en un
poste y con la mirada perdida bostezo.
Pero este bostezo, querida hija, no
significa que esté ni aburrido, ni
hambriento y menos aún desesperado.
Este bostezo solo significa: Que te
quiero. ¡Cuánto te quiero hija!
“Hijomialgia”: ¿Estoy cogiendo manía a mi hijo? (3-6-2015)
El otro día recibí un correo en el que
Rocío, una madre de cuatro hijos, me
contaba lo siguiente: “Hola Carlos, mi
hija la mayor, que pronto cumplirá 16
años, tiene un carácter muy fuerte y
adopta posiciones muy drásticas ante
cualquier situación que no coincida con
sus criterios. Un ejemplo de su carácter
es que después de nuestro penúltimo
desencuentro lleva cerca de dos meses
en los que no solo no me dirige la
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
36
palabra, sino que además no pierde
ocasión para dedicarme miradas llenas
de desprecio, burla y altanería. Hay que
resaltar, que con sus más y sus menos,
tiene una relación “normal” con su
padre, hermanos, amigas y profesores.
¿Por qué se comporta así conmigo?
Estoy confundida, sobre todo porque me
da la sensación de que le estoy
cogiendo manía a mi hija. Cada vez se
me hace más insoportable. Todo esto
me preocupa por si se alargara
demasiado y esto pueda afectar al
desarrollo emocional de mi hija. ¿Se te
ocurre alguna acción o estrategia que
me pueda ayudar a desbloquear esta
situación?”
El caso es que es frecuente encontrar
padres y madres que durante una época
de la crianza de sus hijos presentan, por
diferentes razones, un malestar que les
lleva a creer que no aguantan a sus
hijos, vamos, que les están cogiendo
“manía”. Y yo a estos padres les digo,
con una mijita de sorna, que lo que les
ocurre se llama hijomialgia. La
hijomialgia agobia a los padres ya que
consideran que es “antinatural” tenerle
“manía” a la carne de tu carne y sangre
de tu sangre. Y se sufre como tantos
otros malestares de la educación de los
hijos, como las hemorroides, en silencio.
Vamos a ver, los hijos se pueden llegar
a comportar con sus padres de la
manera más molesta posible. Ya os
hablé en un pasado post del Síndrome
del Niño Cabrón. Hay hijos con los que
la convivencia se hace muy dificil, pero
tambien es verdad que hay padres que
echan gasolina en el fuego. Os recuerdo
que los padres con hijomialgia pueden
hacer algo para sentirse mejor mientras
educan y no solo esperar a que el
modorro o modorra de turno cambie.
Me gustaría destacar que es muy
habitual que un padre
con hijomialgia por lo general tenga un
carácter muy parecido a la del hijo o hija
inaguantable. Os recuerdo que los hijos
tienen la buena costumbre de parecerse
a sus progenitores. Y un padre con
carácter y un hijo con carácter son un
estupendo caldo de cultivo para tener
broncas con carácter.
¿Qué hacer para combatir la
hijomialgia?
1º.- Nuestros hijos, el comportamiento
de nuestros hijos, genera importantes
respuestas emocionales tanto en ellos
como en nosotros. Es normal que
cuando te peleas mucho con un hijo
termines sintiéndote mal y si te sientes
mal, igualmente es normal, que
identifiques a tu hijo como causante de
ese malestar. Discutir, pelear, es algo
que se hace con los que se habla y para
educar a nuestros hijos tenemos que
hablarles. Los padres tenemos que
reconocer nuestras emociones para así
poder regularnos antes de que
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
37
aparezcan las consecuencias
indeseables del descontrol.
2.- Los padres siempre tenemos que
hacer el esfuerzo por comprender el
comportamiento de nuestros
hijos. Comprender no es aceptar. Los
padres, y sobre todo los que tienen
carácter, tiene que entender el “carácter
de sus hijos” y sobre todo mostrarles
modelos correctos de
comportamiento. ¿Tu hija no te habla?,
pues háblale tú, con normalidad. ¿Tu
hija te mira mal? Pues tú mírala con
cariño, no la mires con enfado ni con
altanería. ¿Tu hija está enfadada? ¿Por
qué te vas tú a enfadar por realizar la
tarea que tienes que hacer como padre
o como madre?
3.- Ponle nombre a lo que te hace
sentir mal, a la conducta de tu hijo, o
tuya, que te hace sentir mal, así verás
que lo que te resulta insoportable no es
tu hijo sino algunas cosas que hace él o
que haces tú.
4.- Apóyate en tu pareja, pero no para
que haga de mediador frente al hijo, sino
para que te ayude a salir del pantanoso
terreno que supone pensar que le tienes
manía a tu hijo.
5.- Los hijos están poco años bajo
nuestra influencia y nuestra influencia
es fundamental para que aprendan
aquello que sólo los padres podemos
enseñar. Aguantad los envites de los
hijos e interpretarlos como la natural
osadía de quien está aprendiendo a
construirse como persona y seguid
poniendo las normas y límites que se
necesitan para ello.
Para enseñar a los hijos que en nuestra
vida hay que “lidiar” con muchas
personas y muy diferentes es necesario
que en casa vean que nosotros, sus
padres, en los conflictos, en las
adversidades, nos mantenemos firmes,
controlados y poniendo a salvo
continuamente los afectos. ¿Difícil? no,
si no tienes prisa.
¿Tienes hijomialgia?, pues sigue
educando, pon normas y límites.
Trasmite confianza y cariño . Y así, día
tras día. Si que es complicado, lo sé,
pero padres y madres lo que hacemos
es educar. Esa es nuestra tarea.
Nuestros hijos, más temprano que tarde
,serán los responsables de su propia
vida
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
38
“Educar es un coñazo, a veces” (4-10-2015)
“Educar es un coñazo, a veces” no es
una frase de Paulo Coelho, ni
de Einstein, ni de ningún gurú de la
educación. Esta frase es uno de los
descubrimientos que realizamos padres
y madres cuando educamos y que, por
lo general, no nos atrevemos a confesar
abiertamente delante de nuestras
amistades o familiares. Educar, la tarea
de educar es determinados momentos
es cansina, desalentadora,
frustrante.
El nacimiento de un hijo es una noticia
que llega a nuestras casas como un
acontecimiento cargado de
felicitaciones y parabienes. Los futuros
padres y madres leen un montón de
revistas especializadas sobre cuidado
del bebé, educación, etc., pero ninguna
revista se llama “¿Vaís a ser padres?,
os vaís a enterar.” Justo desde el
nacimiento, muchas veces, la criatura
no para de de poner a prueba la
competencia, el talento, la paciencia y la
estabilidad emocional de sus padres.
La tarea de ejercer de padres está
sometida constantemente a una
evaluación por parte de aquellos que
nos rodean y que, además, no se cortan
en señalarnos con el dedo como
responsables de todo lo que nuestro hijo
no hace bien.
Educando se viven experiencias muy
positivas pero también se vierten
muchas lágrimas, lágrimas a veces de
dolor, a veces lágrimas de
impotencia, lágrimas de rabia y
frustración y también lágrimas de pena,
de una amarga pena. Lágrimas que
nunca salen en el Facebook. No, no
están en ningún álbum de fotos y por
esta razón hacen creer a padres y
madres que sentir este hartazgo es de
personas egoístas, de malos padres.
Yo se lo digo a muchos padres: “Educar
es un coñazo, a veces.” Exige
dedicación, mucha dedicación, tiempo,
mucho tiempo en relojes de sólo 24
horas al día. Exige cuidar y controlar,
supervisar y guiar, motivar, animar,
acompañar. Educar desgasta,
consume, agota.
Esto es lo que hay, negar la parte dura,
ruda, arisca y agria de la educación de
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
39
los hijos es una estupenda manera de
negar la realidad y la mejor manera de
venirse abajo en los momentos difíciles,
y esen esos momentos difíciles donde
hacen más falta los padres y las madres.
Educar es un coñazo, a veces, pero
siempre es una oportunidad.
Una oportunidad para querer ser mejor
persona, un mejor modelo de
conducta.
Una oportunidad para poner en
práctica eso de amar con
generosidad.
Una oportunidad para confiar en ti
como padre o madre y de confiar en
tus hijos.
Una oportunidad para sentirte
orgulloso de la tarea que ejerces
como padre o madre.
Una oportunidad para olvidar el
significado de la palabra rencor.
Una oportunidad para sentirte el faro
más luminoso en mitad de la
tormenta, sobre todo con esos hijos
especialistas en generar ciclogénesis
explosivas.
Una oportunidad para aprender que el
sufrimiento no es una elección, sino
una pieza más con la que se construye
nuestra vida ordinaria.
Una oportunidad para aprender a tener
mesura.
Una oportunidad para ponerse a buscar
dónde guardamos el saco de la
paciencia.
Una oportunidad para descubrir el
asombro.
Una oportunidad para aprender todos y
cada uno de los días que somos padres.
Es verdad, los hijos arrancan nuestras
sonrisas con la misma facilidad que nos
arrancan las lágrimas. Los hijos nos dan
la oportunidad de aprender lo que es
la intensidad.
Esto es lo que da un hijo, dos dan el
doble, tres el triple y así hasta el
infinito.
Te lo digo yo, educar es un coñazo, a
veces, pero es que todas las
actividades que requieren pasión
para ser desarrolladas consumen
nuestras energías y nuestro tiempo.
El tiempo de educar que se conjuga
exclusivamente en tiempo presente:
Yo educo.
¿Tú educas?, entonces ya sabes de
qué estamos hablando.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
40
Educar: la magia que no tiene truco (25-10-2015)
Hoy escribo mi post número 100, cien
artículos escritos en este blog para
madres y padres con la única intención
de animar y de hacer sentir competentes
a los padres que están ocupados en la
“entretenida” tarea de educar hijos.
100 artículos escritos y siento no haber
encontrado aún la varita mágica
respecto a cómo “hacer felices” a tus
hijos y menos aún a vosotros
los sufridos padres y madres. Llevamos
casi tres años juntos y aún no he dado
con las palabras mágicas que hacen
que los hijos recojan los juguetes o sus
calzoncillos; ni la manera de hacer que
se pongan a estudiar; ni que hagan
solos sus tareas; ni que obedezcan; que
lleguen tempranito a casa y que estén
contentos y respondan, con profusión de
detalles, a todas nuestras interesantes
preguntas. Vamos, que no he
encontrado el camino que hay que
seguir para que los hijos hagan lo que
los padres deseamos: “dar
satisfacciones”.
El mago sin magia. Eso es lo que soy yo.
Educar es hacer magia sin trucos, sin
varitas mágicas. Educando hacemos
que aparezcan en nuestros hijos e hijas
comportamientos, valores, actitudes
que les ayudarán a construirse como
personas autónomas. Educar es
mágico.
Y esta es la magia de los padres:
empeñarnos en educar, que es lo que
está en nuestras manos, en vez de
empeñarnos en buscar esa quimera de
la felicidad de los hijos, que por cierto,
esa tarea la tienen que hacer ellos solos.
Si quieres que tus hijos sean felices no
te queda más remedio que ponerte a ser
feliz tú.
Yo la verdad no se qué es eso de la
felicidad; lo que está claro es que no es
un lugar en el que, una vez que llegas,
te ponen una pulserita y te dan todo lo
que quieres gratis. Ni tampoco es la
felicidad un estado en el que no te afecta
lo que ocurre a tu alrededor (eso creo
que se llama “pasotismo”); y menos aún
la ausencia total de problemas (creo que
a eso se le llama muerte).
Soy afortunado porque a pesar de todas
estas limitaciones que tengo como
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
41
mago sin magia, me seguís brindando
vuestro apoyo y cariño, por eso en este
centenario artículo quiero daros las
gracias.
Gracias a todos los padres y madres
que me animan a seguir escribiendo
porque encontraron alivio escondido en
algún párrafo.
Gracias por todas vuestras sugerencias,
que me ayudan a ser mejor
comunicador.
Gracias por enseñarme que educar es
una manera de vivir, que educamos con
nuestros propios estilos personales, con
nuestras experiencias, con nuestras
competencias y con nuestras
limitaciones.
Gracias por sonreír cuando hablamos
de los “modorros”. Cada vez que sonríes
te llenas de energía para seguir
educando.
Gracias, especialmente, a los padres y
madres que educan a hijos e hijas con
discapacidad, con enfermedades
mentales; hijos “secuestrados” por las
adiciones; hijos ya solo presentes en el
recuerdo. Los anónimos padres y
madres coraje, porque nos dan ejemplo
diario de que el verbo educar se conjuga
en primera persona del presente de
indicativo.
Gracias a los padres y madres que
vierten lágrimas porque creen que son
incapaces de encontrar la manera de
ayudar a sus hijos. Educar es sembrar y
muchas veces los hijos necesitan
desarrollar muchas raíces antes de que
veamos el tallo.
Gracias por educar, porque es la única
manera de hacer de este mundo
mejorable, un lugar mejor.
Gracias por agacharos, una y otra vez,
a recoger la toalla cada vez que
desesperados la arrojamos al suelo.
¿Felicidad? A veces estamos
buscándola con tanto ahínco que no
vemos que está a nuestro lado, en ti, en
tus hijos, en tu familia, en tu trabajo, en
la calle. Menos buscar y más sentir.
¿Tú haces magia? Seguro que si, la
magia más blanca que existe, la magia
de amar.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
42
Educar, un viaje sin maletas (8-11-2015)
La poesía también nos ayuda a
educar. A veces, en un pequeño
poema cabe todo un tratado de
educación y es que la verdadera
sabiduría se viste de palabras
sencillas. Y por eso, sabios son los
poetas.
Hoy os quiero hablar de un lugar
estupendo al que llevar de viaje a
nuestros hijos, el viaje de nuestra
vida. El viaje a Ítaca.
El viaje a Ítaca es el viaje con el destino
más lejano (aunque en kilómetros no lo
parezca) y por esa razón, por ser un
distante destino, tenemos que estar
preparados para que se nos presenten
todo tipo de peripecias. Lo mejor que
tiene ese viaje es que vas a enfrentarte
a imprevisibles acontecimientos y, sin
embargo, no hay manera de hacerse un
seguro que cubra todas las
contingencias del viaje. Como no hay
seguro, este viaje es una oportunidad
para descubrir que ser valiente no es
carecer de temor, sino impedir que el
miedo sea el que decida. Un viaje en el
que poder aprender que los valientes
tienen miedo pero no viven
asustados.
Un viaje en el que lo más importante no
es llegar a la meta, viajando a Ítaca es
necesario pararse a disfrutar de todos
y cada uno de los nuevos paisajes.
Paisajes que no se comparan, se
disfrutan sin permitir que la
impaciencia, las prisas, se adueñen
del viaje. Llegar antes de hacer el
camino es imposible. El mejor viaje es el
que más te nutre mientras lo recorres.
Un viaje en el que hacer amigos,
conocer a mucha gente y así poder
aprender de la sabiduría de los que
nos rodean. Todas las personas nos
enseñan algo, a veces hasta lo que no
debemos de hacer. Ese aprendizaje es
impagable.
Un viaje en el que descubrir la cantidad
de emociones que conforman la
banda sonora de nuestra vida;
Un viaje para enriquecer todos los
sentidos.
Por eso tenemos que desear que el
camino sea largo; son tantas cosas
las que el viaje te ofrece que
necesitamos todas y cada una de las
horas del día para poderlas disfrutar.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
43
Y en todos y cada uno de los días que
dure este viaje hay que recordar que
nuestro destino esa Ítaca porque allí
queremos llegar. La mejor manera de
no perderse en un viaje es saber a
donde queremos llegar.
Así cuando llegues a Ítaca, a tu destino,
tú y tus hijos enriquecidos con tal
cúmulo de experiencias, con tantos
aprendizajes, es muy probable que nada
de Ítaca os sorprenda.
Viendo Ítaca te darás cuenta que Ítaca
es como todas las Ítacas, pero el
camino que has recorrido, es único,
inolvidable, un camino que ha
transformado la vida de tus hijos y la
tuya.
Eso es educar: viajar a Ítaca.
Ah! Y no te preocupes, Disneylandia
está de paso en el camino hacia Ítaca.
El poeta se llama Konstantino
Kavafis y el poema Viaje a Ítaca.
Educar hijos, otra manera de adelgazar y aprender idiomas (31-8-2016)
Todos los Septiembres se inician con los
mismos buenos propósitos, perder kilos,
unos kilos que ya nos tienen tanto cariño
que les cuesta trabajo dejarnos;
aprender idiomas para que se nos quite
de la cara esa sonrisa tontorrona que se
nos pone cuando no nos estamos
enterando de nada de lo que nos dicen
cada vez que viajamos a otros paises; y
por último, superar ese síndrome
postvacacional que fundamentalmente
aparece en los telediarios o iniciar un
coleccionable que nunca terminará de
coleccionarse.
¡Qué buenos propósitos nos inspira
Septiembre!
Con los hijos nos ocurre igual, ya
llevamos varios días pensando lo que
este curso vamos a hacer, pase lo que
pase y le pese a quién le pese.
Dándonos ánimos, diciéndonos que
este curso no vamos a cometer los
errores que cometimos en el pasado:
“Hijo, curso nuevo. Vamos a empezar
bien”.
Pero la verdad es que la cabra tira al
monte y algunos padres y madres
también.
Comienza el curso nuevo y te recuerdo
solo tres cositas:
Tus hijos necesitan educación, esto
quiere decir que necesitan modelos de
comportamientos correctos, estables
y sistemáticos. Nuestros hijos aprenden
de lo que ven hacer a sus padres. Si, por
eso educar, a veces, es
tan agotador porque nos exige estar
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
44
alerta, atentos a lo que hacemos y
decimos delante de ellos.
Tus hijos necesitan
responsabilizarse, de manera
progresiva, de su propia vida. Para ello
necesitan normas y límites que les
sirvan de guía. Responsabilizarse
progresivamente de sus estudios es
tarea de tus hijos y requieren tu ayuda
para ello.
Tus hijos necesitan certeza de que
algo les va a ocurrir cuando se salten
las normas o no se hagan cargo de
sus responsabilidades. El castigo no
es una venganza, es una consecuencia.
Y los hijos cuando están privados de
hacer algo que les gustaría se enfadan,
se cabrean, dejan de hablarte,
despotrican. Así es la vida. Pero tienen
que aprender a tolerar la frustración en
sus propias carnes.
Educar adelgaza porque para educar
hay que mover el culo; educar te
ayuda a entender el idioma en el que
hablan tus hijos y sobre todo, educar a
tus hijos es el mejor
coleccionable que vas a hacer en tu
vida. Y por si fuera poco todo lo
anterior, educando no te afecta el
famoso síndrome postvacacional.
Aquí estamos un curso más para
ayudarte en esta tarea.
Educar sin manual de instrucciones es posible (27-9-2015)
En estos últimos años asistimos, en lo
que a tema de educación familiar se
refiere, a una progresiva
desvalorización de la tarea educativa
que ejercen los padres ( los padres
ahora no saben educar, la culpa la
tienen los padres, etc.) y a la
generalización de la idea de que educar
es una tarea muy difícil y compleja para
la que nadie te prepara.
Los hijos no vienen con un manual de
instrucciones y ni falta que les hace. Las
lavadoras sí. Educar es una actividad
llena de cotidianos retos y que, como
no me canso de repetir, no da
resultados inmediatos. Es más, en
muchos momentos la tarea de educar
está llena de sinsabores, tensión y
sufrimiento. Esto es así y no tiene
remedio y lo mejor es que padres y
madres aborden con realismo esta
apasionante tarea de educar.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
45
Educar es un regalo y los regalos se dan
con una sonrisa. Los padres
necesitamos, hoy más que nunca, creer,
favorecer y desarrollar un
modelo positivo de la educación.
Qué hace falta para desarrollar este
modelo positivo de la educación:
1.- Aceptar que la tarea de educar es
como la vida misma un camino que se
construye al andar, y esto ya lo dijo
Antonio Machado.
2.- Sentir satisfacción por realizar la
tara de educar a pesar de los pesares.
Satisfecho por no tirar la toalla en los
momentos difíciles. Educar no es
construir un hijo modélico, educar es
darle a nuestros hijos las piezas
necesarias para que él mismo se vaya
construyendo como persona. Esto
puede durar más de 20 años así que no
tengas prisas.
3.- Educar hijos necesariamente
conlleva dedicar tiempo a los hijos. A
los hijos no se les puede educar sin
dedicarles tiempo, no se educa a
distancia. Tiempo necesario y es verdad
que ese tiempo hay que restarlo de
“nuestro” tiempo. El tiempo de educar
tiene su fecha de caducidad por eso hay
que aprovecharlo bien. Nuestros hijos
se convierten en adultos a golpe de
calendario y el tiempo pasado no vuelve
nunca.
3.- Para sentirte bien como padre o
madre el único requisito es que
valores lo que TÚ haces como padre
o como madre por tus hijos, y lo que
no podemos hacer es vivirles la vida,
esa es su responsabilidad.
4.- Enséñales que respecto
al pasado lo mejor es sentir gratitud y
si las cosas fueron regular o mal,
perdón. El pasado no puede ser una
mochila con una piedra que lastre el
resto de nuestra vida. Enséñales que
hay que saborear el presente, vivirlo
con atención, con intensidad (mi mejor
paisaje el último que vi y mi mejor vino
el último que bebí, eso me lo enseñó mi
padre) y, por último, enséñales que el
futuro hay que abordarlo con optimismo
y esperanza.
5.- Educar es un compromiso con
nuestros hijos y en ese compromiso
lo asumimos con ganas, disfrutamos
unas veces más y otras menos, por
cumplir nuestra responsabilidad. Esa
es la manera en la que se enseña lo que
significa compromiso y responsabilidad.
Y si estás comprometido con la
educación de tus hijos, eso es para estar
contento y satisfecho contigo.
5.- El sentido de la educación va por
barrios, pero cuando los padres se
sienten competentes como
educadores esto nos ayuda a ver que
el sentido de la educación, como el
sentido de la vida, es algo que se
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
46
cocina a diario, poco a poco, en tu
casa, en tu trabajo, con los amigos. El
sentido de la vida vive en las cosas
cotidiana, en la educación de los hijos
también.
¿Que hay dificultades? Muchísimas.
Dificultades y complicaciones que
conviven con las satisfacciones y los
buenos momentos. La vida misma.
Que tus hijos te escuchen lo satisfecho
que estás con tu tarea. Que tus hijos
vean en ti un modelo respecto a cómo
afrontar lo que la vida cotidiana nos
depara. Ese es un modelo positivo de la
educación, y para hacer esto no hace
falta manual de instrucciones solo hace
falta que confíes en tu capacidad para
educar.
10 consejos útiles para educar (2-1-2017)
El blog Escuela de Padres ya ha
cumplido cuatro años de historia, en la
que hemos acompañando a algunos
padres y madres en esta tarea de
educar a sus hijos e hijas. Hemos
compartido casi 150 artículos con la
finalidad de hacer sentir bien a tantos
padres y madres que educan, de
hacerlos sentir bien, de hacerlos sentir
competentes, de animarlos a seguir con
la tarea.
Los hijos, a veces pasan por estados de
“modorrez” que nos desesperan, nos
asustan, nos hacen sentirnos tan mal.
Pero educar es gratis, educamos porque
queremos a nuestros hijos, así que
tenemos seguir educando porque esa
es la tarea de ser padres, la tarea de
ejercer de padres.
He tenido la suerte de haber conocido
en estos años a padres y madres de
diferentes tipos de familia que me han
enseñado, y me siguen enseñando el
Valor de la tarea de educar. De todo lo
aprendido, podría extraer 10 consejos
útiles para educar:
1.- Educar no hace posible construir
hijos perfectos que nos
ilusionen. Cuando educamos,
ofrecemos a nuestros hijos
herramientas para que ellos se vayan
construyendo. Ser padres y madres
ilusionados con lo que hacéis es la la
mejor manera de transmitir ilusión
también a nuestros hijos.
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
47
2.-Educar es una manera de influir en
nuestros hijos, pero es breve el
tiempo que tenemos para ejercer esta
tarea porque nuestros hijos crecen
rápido. ¿Tienes ganas de tirar la toalla?
Agáchate, recógel, una y otra vez, y
demuestra a tus hijos que, los que
educamos, confiamos en lo que
hacemos.
3.- Los padres valientes tienen
miedo, pero no dejan que el miedo
sea el que eduque a sus hijos. El
miedo es el mayor lastre a la hora de
educar, no dejes que te paralice.
4.- Educar es una estupenda manera
de aprender lo fácil que es
equivocarse.No somos perfectos, y por
eso nos equivocamos. Y por eso se
equivocan también tus hijos.
5.- Educar a los hijos de los demás es
facilísimo, pero alguien tendrá que
educar a tus hijos y ese alguien eres
tú. Los padres necesitamos apoyo,
empatía y no solo esa crítica constante
que nos hace responsables
absolutamente de todo lo malo que
hacen nuestros hijos.
6.- Las situaciones complicadas
ponen a prueba el talento de los que
educan. Cuando tus hijos se
descontrolen es cuando más
necesitan que sus padres estén
controlados. Educar requiere tomar
decisiones importantes. Por eso, a
veces hay que esperar a que se le pase
a uno el enfado, el susto, el miedo antes
de actuar.
7.- Educamos a hijos que están en
construcción, no están
“terminados”. Te lo recuerdo porque, a
veces, no tenemos la paciencia que hay
que tener cuando se educa.
8.- Educar no se lleva bien con el
verbo comparar. Siempre encontrarás
a alguien que es más que, o menos que,
pero educando debemos intentar que
nuestros hijos solo se comparen con
ellos mismos, porque a nosotros nos
molesta mucho cundo nos dicen “los
padres de fulanito, esos sí son buenos
padres”.
9.- Para educar hijos es necesario
confiar en los hijos. Establecer
normas y límites es la mejor manera de
sembrar confianza.
10.- Mientras educamos hay que decir
mucho “te quiero”: “te quiero, pero no
sales”, “te quiero, pero recoge”, “te
quiero, pero estoy disgustado con tu
comportamiento”, “te quiero y me
encanta como te queda esa camisa”, “te
quiero y por eso no me desanimo y no
voy a dejarte, porque te quiero.”
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
48
10 ideas para educar con sentido común (5-3-2017)
En esta sociedad del éxito, de la
felicidad, de la eficacia y la eficiencia,
educar hijos se está convirtiendo es una
especie de disciplina académica, un
mastercheff educativo en la que el
objetivo de la educación es la búsqueda
de recetas para “cocinar” hijos que no
den problemas, en vez de acompañar y
guiar a los hijos en su tarea de
construirse como personas adultas e
independientes.
Es verdad que en la “ciencia”
podemos encontrar ayuda para
educar, mucha y muy buena, pero la
ciencia no educa. Los que educan son
personas que sirven de modelo, solo las
personas pueden educar porque la
educación es un acto de amor
incondicional, de comunicación
constante, algo cotidiano que se realiza
24 horas al día y 7 días a la semana.
Educar con sentido común es:
1.- Educar en presente e intentar no
fantasear con un futuro que
desconocemos.
2.- Dar ejemplo, la mejor herramienta
educativa que tenemos para nuestros
hijos. Lo demás son solo palabras y
sermones.
3.- Entender que los hijos e hijas
mientras los educamos nos pueden
generar malestar, mucho malestar. Y
que este malestar no es “castigo” sino
parte de la vida natural de las personas.
Los hijos no decepcionan, lo
decepcionante es que los padres y
madres les demos la espalda cuando
aún no “están terminados”. Luego
llegará un momento en que decidan
cómo quieren vivir, esa es su
responsabilidad.
4.- Centrarse en lo que haces como
padre o como madre en vez de
obsesionarte con lo que hacen tus hijos.
La conducta de nuestros hijos lo que nos
demanda es actuar como padres.
5.- Educar con sentido común, es
entender que mientras se aprende
aparecen muchas
equivocaciones (aprendemos a ser
padres y madres mientras nuestros hijos
aprenden a ser personas).
6.- Entender que las lágrimas y los
enfados de los hijos son inevitables.
No les ahorres lágrimas, cómprales
pañuelos y márcales bien clarito los
límites y las normas.
7.- Tener confianza en uno mismo
como educador y evitar culpabilizar a
los demás.
8.- Hacer de la crianza un acto de
generosidad, de empatía y no un
tiempo de malestar.
9.- Que no existe ningún método
infalible para educar, pero lo que sí es
Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
49
seguro es que sin madres y/o padres
que eduquen nuestros hijos estarán
perdidos.
10.- Educar con sentido común no es
cuestión de tener certezas sino de
tomar decisiones.
Educar es una siembra, a veces, de
cosecha lejana. No sembramos para
obtener buenos frutos, sembramos
para que los frutos aprendan a lidiar
con las tormentas, los vendavales,
las sequías. A lidiar con la vida. La
vida pasa.
Mis hijos me convirtieron en padre (18-3-2017)
Un padre, en eso me convirtieron mis
hijos, en un padre. Un padre que nunca
fue tan valiente como sus ojos me
hacían sentir cuando estaban
asustados. Un padre que se alegra de
todos los éxitos de sus hijos, un padre al
que sus hijos le enseñaron cómo
afrontar sus equivocaciones, un padre
preocupado, un padre que confía, un
padre con la mano tendida.
Mis hijos me hicieron padre y nunca me
pidieron que fuera el mejor. A veces me
llaman y no me hablan del tiempo. A
veces nos abrazamos, pero no para
parar el tiempo que nos desgasta sino
por el simple gusto de estar en nuestros
brazos.
Y cuando los pienso o cuando disfruto
de su presencia siempre añoro que
podía haber sido mucho mejor padre,
que podía haber sido más paciente, que
podíamos haber perdido juntos mucho
tiempo, pero no me entristece ese
pensamiento porque tengo la certeza de
que ellos, en el momento en que se
conviertan en padres, mirarán a su
alrededor con ojos de padres, con
corazón de padres y a partir de ese
momento entenderán de qué material
están hechos los padres.
Y, en ese preciso instante, se
convertirán en mejores padres que su
padre.
Carlos Pajuelo - @carlospajuelo
http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/