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La realidad socioeconomica del Perú de fines del siglo XIX y su proyección en el surgimiento del APRA.
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Una lectura Socio-Económica a Perú (1900-1930) a partir del Aprismo.
“Si el sistema político no coincide con la realidad económica no puede haber política económica”
Victor Raúl Haya de la Torre
El proyecto republicano que iniciaron los distintos países en Latinoamérica durante el
siglo XIX además de estar en muchos aspectos aun en materialización, presenta a
quienes lo reconstruyen y analizan la superposición de dos fenómenos condicionantes
entre sí; la autonomía política respecto a las Coronas Española y Portuguesa y por otra
parte, la incorporación a dinámicas económicas determinadas y controladas por las
naciones europeas y luego, Estados Unidos.
Yocelyn Holt, al referirse a la dinámica del proceso de Independencia en Chile, señala
que está condicionada por la fuerza de los acontecimientos en Europa1, lo cual también
puede proyectarse no solo al resto de los países, sino también a la naturaleza misma del
proyecto que se pretendió materializar. La “modernidad” europea fue el ideal añorado por
las elites políticas e intelectuales, bajo sus dos máximas; el orden y el progreso. La
particularidad en el caso americano, lo constituía su heterogeneidad étnica y cultural que
hacía más difícil la validación e incorporación de estos valores republicanos. De tal modo,
en mayor o menor medida correspondió a los grupos dirigentes convencer (con buenas o
malas armas) de la necesidad de emular la experiencia histórica de las naciones más
prósperas bajo la lógica liberal.
El orden significó en muchos casos una garantía aun más valiosa que la propia
democracia, por lo que el caudillismo y autoritarismo se levantaron como prácticas y
medios de gobierno con fuerte apoyo oligárquico y popular. Por otra parte, el progreso
introdujo innovaciones técnicas importantes, como los medios de comunicación y
transporte, pero reprodujo los males sociales que la liberalización y mecanización del
trabajo produjeron entre quienes dependían de la labor asalariada.
La incorporación a la modernidad por parte de los países americanos, se realizó
muchas veces como eco de las pretensiones e intereses personales de los grupos
oligárquicos, los que en países con fuerte regionalismo como Argentina, Perú, Ecuador y
Bolivia, llevarán a dilatadas luchas intestinas por el control político y económico. El que
estos intereses no fueran los mismos que los sectores populares e indefensos y que
1 Holt A.
además fuesen a expensas de estos últimos, albergó un fuerte resentimiento sobre la
clase dirigente, sin embargo, el clientelismo se convirtió en un medio de adhesión política
y económica que hizo viable a los caudillos regionales gobernar, instaurándose como una
practica y estilo político suficiente para alcanzar el poder en ausencia de proyectos
nacionales definidos e institucionalizados.
El gobierno político clientelístico es analizado y conceptualizado en ciencia política –
junto a otras características- como populismo, concepto tradicionalmente de negativa
connotación, y que además se ha incorporado al análisis político de la historia americana
contemporánea de tal forma que es posible periodificar las décadas siguientes a 1930
como un periodo coyunturalmente proclive a la presencia de gobiernos populistas en la
región. Considerando entonces lo significativo de esta práctica política en la Historia
contemporánea de América, este ensayo pretende abordar la experiencia de uno de los
movimientos ideológicos y políticos más importantes de América Latina y particularmente
de Perú, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), haciendo de él una lectura
sobre la realidad económica de Perú entre los años 1915 y 1945, a fin de establecer
relaciones entre su surgimiento y discurso con la realidad, dinámica y aspiraciones
económicas del país.
La construcción teórica de modelos y políticas económicas propias de Latinoamérica
se encuentra claramente definida en la labor de la CEPAL y la de teóricos y economistas
durante la década de los 70. Sin embargo, parece verosímil afirmar que -en aspectos que
desarrollaran más adelante- el APRA es un antecedente a las experiencias teóricas y
políticas de los años 60 y 70 inspiradas en el desarrollismo y la Teoría de la Dependencia.
Antecedentes económicos de Perú.
Una breve descripción del Perú de fines del siglo XIX en atención a los trabajos de
Heraclio Bonilla y Paul Gootemberg, nos muestran un país sumamente golpeado por los
efectos de la guerra con Chile. En materia económica, la principal deficiencia estuvo en
que el Estado no fue capaz de articular las distintas regiones en relación a la capital ni
tampoco entre sí, existiendo por el contrario ocho ejes regionales transversales que tenían
como eje dinámico los puertos y ciudades de la costa, las que crecieron y se urbanizaron
con rapidez a diferencia de las regiones interiores de la sierra2. En tal sentido, la principal
disyuntiva económica consistió en priorizar un desarrollo capitalista competitivo o una
integración de la economía nacional.
2 Contreras C. La Teoría de la Dependencia en la Historia Económica sobre la República, p. 6
A partir de 1890 cada vez con mayor fuerza se apostó como formula de crecimiento
económico a la participación foránea (principalmente inglesa) a través de una importante
inyección de capitales, así como la fusión de gran parte de las haciendas existentes. La
participación extranjera buscaba controlar todas las instancias de producción; la
extracción de las materias primas, su transporte y comercialización así como su
financiamiento. Así la Casa “Grace” disponía de haciendas azucareras, transportaba en
barcos propios de la Compañía y financiaba sus actividades a través de su participación
en diversos barcos de Lima. Contaba además con una fuerte participación en la industria
textil, llegando a controlar el 45% de la producción en 1918 3.De este modo, el rol de la
participación extranjera será clave en el desarrollo económico del Perú y el principal
antecedente de oposición del APRA.
Las tres primeras décadas del siglo XX son consideradas como un periodo de gran
crecimiento económico a partir de las exportaciones de azúcar, petróleo y algodón, que se
mantuvieron controladas mayoritariamente por agentes extranjeros, en donde Estados
Unidos reemplaza en el transcurso de la Primera Guerra Mundial a Inglaterra
quintuplicando su participación en el transcurso de cinco años, logrando triplicar a los
ingleses en la participación económica al interior de Perú.
Inversiones de Estados Unidos y Gran Bretaña en Perú (1900-1929) 4
Estados Unidos Inglaterra 1900 3 27 1910 30 54 1914 38 58 1919 171 50 1929 162 66
La industria azucarera es un ejemplo de la concentración extranjera y un elemento
importante en la adhesión popular que tendrá el APRA en sus orígenes. A comienzos del
siglo XX, tres grandes empresas controlaban la producción agrícola; Casagrande, Roma y
Cartavio. Producto de un abrupto descenso en las ganancias de producción (de doce
millones en 1920 a cuatro millones en 1921), la Compañía Casagrande adquirió a Roma.
Ya con anterioridad, en 1915 el Gobierno del Presidente Benavides otorgó a
Casagrande el uso del abandonado puerto de Malabrigo, liberándolo del pago de los
derechos de exportación e importación de bienes, significándole a esta empresa una gran
ventaja respecto a las otras empresas más pequeñas del país que debían pagar altas 3 Jeff L. Orígenes Históricos del APRA, p. 18. 4 Ramírez M. El crack del 29 y su impacto en la economía peruana, En Revista Electrónica de Historia, p. 6 5 Fuente: Comerce Year Book – 1925.
Inversiones de capital extranjero en América Latina (millones de
dólares)5 EE:UU 5.200
Inglaterra 4.200 Otros países
2.200
cifras por transporte a la Peruviam Corporation.6 A juicio de este autor, la expansión
azucarera llevada adelante por esta empresa, -que conllevó el monopolio de las aguas de
regadío y la expropiación a más de cinco mil familias entre 1895 y 1890- sumado a las
precarias condiciones laborales de sus trabajadores, catalizaron una serie de huelgas
producidas en 1921, y explican en parte el impacto que las ideas del APRA tuvieron en el
norte del Perú. En las elecciones de 1931, el 44% del total de votos apristas correspondió
a los cinco departamentos del norte.7 En cuanto a las exportaciones mineras, estas
funcionaron en torno a “enclaves” norteamericanos, generando a comienzos de los años
20, la mitad de las que generaban la agricultura, igualándolas en 1925, para luego
superarlas en 1930.8
Volviendo a la participación económica extranjera (específicamente, norteamericana),
el segundo gobierno del Presidente Leguía (1919-1930) intentó realizar una
modernización social y política de Perú, favoreciendo la asociación con el Gobierno
latinoamericano y la participación política de la burguesía y las clases medias.9 El
desarrollo de las comunicaciones, las obras sanitarias, la construcción de
establecimientos educacionales y la modernización estatal se hizo recurriendo al crédito
externo. De hecho, entre 1921 y 1928 se solicitaron once préstamos por más de cien
millones (10 veces más que lo adeudado en 1918), a tres bancos norteamericanos,
significando entre 1926 y 1928 el 40% del total de los ingresos fiscales. Esta dependencia
crediticia es particularmente grave en el sentido que impide una autonomía en el curso de
las medidas políticas y fundamentalmente económicas que regulasen de mejor manera la
participación extranjera al interior del país y otorgasen imparcialidad al momento de
administrar el gobierno nacional.
En síntesis, la reproducción de muchos de los males sociales ocurridos en Europa
con la Revolución Industrial, acentuados por la heterogeneidad étnica y cultural en el
Perú, además de las rivalidades regionales y por otro lado la creciente participación
norteamericana en diversos aspectos claves de la economía peruana son los
antecedentes contextuales sobre los cuales el APRA articulará su discurso antiimperialista
y nacionalista. Antes de analizar los orígenes del Partido así como la lectura
socioeconómica que elabora de la región y el Perú, es importante considerar las
6 Kláren P. Formación de las haciendas azucareras y el APRA, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, Perú, 1970, pp.15-16 7 Kláken P. p.204 8 Jeff L. p.25 9 Idem. P.24
teorizaciones sobre el populismo que ayudan a entender al APRA como una experiencia
populista latinoamericana.
Industrialización, Populismo y el APRA.
Al analizar las primeras décadas del siglo XX, y particularmente con posterioridad a
1930, es reconocido el desarrollo industrial que experimenta en mayor medida la región.
Si bien la industrialización al interior de los países latinoamericanos da sus primeros
pasos a fines del siglo XIX, es en respuesta a la ampliación de los mercados comerciales
europeos10, siendo por tanto dependiente de Europa, tanto de los capitales de inversión
en estas industrias, así como de los productos demandados por estos mercados. El
desarrollo de las economías es hasta la Gran Depresión de 1929, impulsado por la
exportación de productos primarios agrícolas y minerales.
La etapa de industrialización por sustitución de importaciones es en muchos casos
coincidente con la presencia de gobiernos populistas11. De hecho Germani, establece
como causa directa de los populismos el origen del desarrollo industrial en las sociedades
tradicionales a partir de dos procesos; movilización e integración. La movilización es la
conciencia y paulatina participación de sectores sociales hasta entonces pasivos, por su
parte, la integración es un segundo paso en el cual la participación de estos grupos
movilizados se realiza a partir de los canales institucionales correspondientes al régimen
político gobernante12.
Las ideologías resultantes de este proceso de movilización e integración, se
manifiestan para el autor en una dimensión esencialmente política autoritaria y
nacionalista, “movimientos que han combinado de varias maneras contenidos ideológicos
correspondientes a opuestas tradiciones políticas” 13.
El proceso de industrialización en Perú con posterioridad a 1930, más allá de las
consecuencias propiamente económicas, o a partir de ellas, significó además la crisis del
modelo estatal oligárquico tradicional, se cohesiona una burguesía industrial, la
urbanización se expande dentro de toda la costa del país y la industrialización se asume
como una prioridad permanente, de tal modo que aun los gobiernos militares
conservadores de la década del 30, el gobierno de Odradía (1948-1956), Manuel Prado
10 Bettel L. La Historia de América Latina. Cambridge. Vol. 6 Ed. Crítica, 2006, p 267. 11 Considerese por ejemplo el peronismo argentino, y los gobiernos populistas militares bolivianos con posterioridad a la Guerra del Chaco. 12 Germani G. Política y Sociedad en una época de transición. Editorial Paidos, Buenos Aires, Argentina, 1965, p.151. 13 Ibidem, p.157
(1956-1962) y Velasco Alvarado (1968-1975) realizaron reformas estructurales tendientes
a fortalecer la industria nacional 14.
La movilización e integración en el Perú adquieren fuerza con posterioridad a la
Guerra del Pacífico. Los cuestionamientos sobre la cohesión de la nación y la
preeminencia de los intereses propios de los comerciantes y dirigentes durante el
conflicto, producen entre los intelectuales peruanos una crisis de identidad nacional,
asumiendo entonces la labor de moldear y explicitar los elementos indentitarios. La
Universidad de Córdoba y los círculos intelectuales permitirán la discusión, entre las que
destaca la “peruanización del Perú” por parte de Mariátegui, en la cual el elemento
indígena (postergado bajo la lógica homogenizadora del liberalismo) es fundamental en la
imagen nacional. En cuanto al contenido ideológico del populismo, el análisis hecho por Di
Tella señala que esta ideología se estructura en torno a un mensaje entendible y la
incorporación de dos grupos hasta entonces excluidos, la clase trabajadora urbana y rural
y la burguesía industrial. Estos elementos más la presencia de un líder carismático son los
fundamentos del populismo para este autor. En este sentido, como se desarrollará más
adelante, el APRA estructuró un discurso integrador en torno a una idea bastante clara y
sencilla en su afirmación, el antiimperialismo.
Orígenes del APRA y la lectura socio-económica de Latinoamérica y Perú.
La Alianza Popular Revolucionaria Americana es un fenómeno socio-político
ampliamente estudiado, discutido y valorado en Latinoamérica. Analizar sus orígenes,
más allá de una cronología fundacional tienen la importancia de aportar elementos sobre
la forma en la cual los intelectuales y nuevos actores sociales se plantearon la relación
entre el país y las economías europeas, del rumbo que debía tomar el desarrollo
económico y la modernidad, y la coherencia entre las formas democráticas republicanas y
la efectiva integración de los sectores marginales. Se considera en este ensayo, que este
movimiento es una reflexión que con sus aciertos y yerros contiene la esencia de la
reflexión que con posterioridad se realizará desde la CEPAL y algunos otros gobiernos
desarrollistas.
Victor Raúl Haya de la Torre creció como intelectual universitario contemporizando
con los planteamientos de otros americanos como José Marti, José Ingenieros, José
Vasconselos, Manuel Ugarte, José Enrique Rodó y Alfredo Palacios, entre otros. El más
14 Waldmann P América Latina, Síntesis Histórica, Política y Económica, Ed. Herder, Barcelona, España, 1984pp. 229-230
fecundo y pionero espacio de discusión intelectual para esta nueva generación de
intelectuales y burgueses industriales se dará en las Universidades, siendo Victor Raúl
Presidente de la Federación de Estudiantes de Perú (1919), con lo que tuvo tribuna para
difundir e intercambiar impresiones en círculos académicos. También tuvo ingerencia
junto a Mariátegui en la extensión de la Universidad hacia los sectores populares por
medio de la Universidad Popular González Prada (1920) en donde ambos fueron
académicos y Victor Raúl Rector. Ejerciendo por segunda vez la presidencia de la
Federación de Estudiantes de Perú es deportado por el Presidente Leguía, quien hacia
fines de su gobierno disolvió diversas organizaciones obreras y también la Universidad
Popular.
Su deportación le permite recorrer e interiorizarse sobre otras realidades
latinoamericanas; Cuba, Panamá y México, siendo este último, donde diera origen a su
movimiento panamericano y marcase la reflexión sobre los alcances de su proyecto. Sus
viajes tanto por Europa como América le otorgan una experiencia en la discusión política
sobre la cual elaboró una ideología y discurso ecléctico, el cual no es una expresión
original y novedosa para el periodo, pero que en consideración a las ideas de Germani,
integra en forma armoniosa la movilización e integración. La movilización, por cuanto logra
representar las necesidades e impresiones de los trabajadores agrícolas y urbanos, por
ejemplo en el norte de Perú con los trabajadores azucareros, como se señaló
anteriormente, además el APRA se presentaba como un Frente Único Antiimperialista
presto a ayudar en todas partes y por los medios posibles a quienes luchan contra el
peligro de la “conquista” que amenaza a América. La integración se materializa en torno al
Partido Político plurisocial que aspiraba ser el APRA, capaz de adaptar a las realidades
propias de cada país en donde funcionase, actuando por vías democráticas en la
consecución del poder político.
Cuando en 1924 funda en México el APRA, prontamente se encuentra con la
resistencia del Partido Comunista, pues ya existía una Liga Antiimperialista de las
Américas y el propio Partido Comunista como medios de expresión y lucha social capaces
de atender a las necesidades y realidades de Latinoamérica. Sin embargo este primer
revés no aminora sus intenciones de continuar adelante, de hecho, en sus primeros años
se establecen algunas células en Argentina y Europa, las que ya a comienzos de 1930 se
disuelven y algunos de sus miembros se incorporan al comunismo. En Costa Rica funda
el Centro de Investigación y Divulgación Económica a cargo en sus inicios de Joaquín
García Mongue.
Esta primera etapa del APRA, de definición y expansión se presenta como un gran
movimiento político que fuese capaz de reunir las voluntades críticas al tradicional modelo
económico capitalista, con un rasgo no de poca importancia en cuanto a su definición
ideológica. Es cierto que en el análisis de los populismos se suele indicar que estos
carecen de proyectos o ideologías definidas y que más bien como señala Di Tella buscan
conciliar la mayor cantidad de pensamientos posibles a fin de poder alcanzar y
mantenerse en el poder. Sin embargo, no necesariamente las posibilidades ideológicas
para América debieran reducirse al capitalismo y comunismo a exclusión de otras
posibilidades, ya que en definitiva la oposición de uno no per se el otro. En este sentido,
desde sus orígenes, el aprismo se definió como un movimiento particular al contexto
latinoamericano, pues las reflexiones surgidas en el contexto de la experiencia capitalista
europea son opuestas a la latinoamericana, pues “ la diferencia básica entre el aprismo y
el comunismo arranca de un postulado normativo de nuestra filosofía: la disparidad de las
evoluciones históricas de Europa y de Latinoamérica y consiguientemente, la diferencia de
los problemas económicos-sociales europeos e indoamericanos” 15. En el análisis social
de las clases trabajadoras americanas según el APRA no se está ante un proletariado
mayoritario ni organizado, pues las estructuras económicas y sociales de Latinoamérica
son en aquel momento “feudales” y “precapitalistas”.
El análisis de la lectura socio-económica que el APRA realiza de la región y en
particular de Perú puede sintetizarse en torno a los planteamientos del Programa Máximo
que elabora en sus orígenes el aprismo. Para efectos de esta investigación dicho análisis
se realizará considerando la presencia y evolución del partido solo en el Perú.
En 1928 se producen discrepancias entre Victor Raúl y Mariátegui en torno a la
institucionalización política del APRA, las diferencias ideológicas que este pretendía tener
con el comunismo y el carácter pluriclasista a que aspiraba el aprismo. Estas diferencias
sumadas al fracaso del “Plan México”, así como la creación del Partido Socialista del Perú
(luego convertido en el Partido Comunista Peruano) aceleraron la intención de Haya de la
Torre por consolidar el aprismo al interior de Perú, llevado a cabo en la ciudad de Lima el
20 de Septiembre de 1930. Pasó a llamarse Partido Aprista Peruano el 10 de Marzo de
1931.
15 Haya V. El Imperialismo y el APRA, Ed. Ercilla, Santiago, Chile, 1936
Lectura socioéconómica del Perú:
Respecto al rol que han jugado los gobiernos en Perú, el aprismo señalaba que hasta
la fundación del partido no se ha tecnificado la política, es decir, no ha logrado aprehender
la realidad social y económica de Perú pues carece de estadísticas y existe una
incoherencia entre el modelo político y económico de tal modo que finalmente “siempre la
alternativa entre la tiranía y la anarquía ha constituido el proceso de nuestra vida política y
económica”16. La economía nacional a juicio del Aprismo debía hacerse teniendo en
cuanta dos variables, lo nacional y lo extranjero. Perú parecía haber dejado toda la
gravitación de la economía en torno a los factores extranjeros, “no ha existido la fuerza
económica nacional, bajo la protección del Estado que permite balancear aquella fuerza y
establecer el desarrollo de una economía total y armoniosa dirigida por el propio Estado”17
Acción contra el Imperialismo [Yanqui]
Contemporizando con el gobierno recién derrocado de Leguía, Haya de la Torre
señalaba que “la política financiera de nuestros gobiernos se reduce a una loca sucesión
de grandes empréstitos” 18. De hecho en su libro ¿Qué es el APRA? Se incluyen
estadísticas de la gran participación y concentración de riquezas por parte de las
empresas y Bancos Norteamericanos. Indudablemente, las condiciones que vivía el Perú
en aquel momento restringían en gran medida el concepto de imperialismo con la política
comercial de los Estados Unidos, siendo más tarde necesario adaptar este principio
ampliándolo a cualquier tipo de imperialismo.
Sin embargo, hubo un discurso un poco ambiguo en cuanto al rol del capital
extranjero, ya que por una parte el gran capitalismo “se ha abierto paso en nuestro medio
destruyendo toda posible competencia; deteniendo el proceso de formación de una
verdadera burguesía nacional”19, pero debía procurarse un entendimiento con el capital
extranjero, de tal forma sin caer en la dependencia se le debía utilizar como cooperador
del desarrollo nacional.20
16 Programa Mínimo del APRA Peruano, 23 de Agosto de 1931, Lima. 17 Idem. 18 Haya V. ¿Qué es el APRA? 19 Haya V. 30 años de Aprismo, p.53 20 Programa Mínimo del APRA Peruano, 23 de Agosto de 1931, Lima.
Nacionalización de Tierras e Industrias:
A esos años ya era posible percibir el retraso y desigualdad económica que producían
la alta concentración de propiedades, así como la presencia de los enclaves extranjeros
que no generaban ningún tipo de desarrollo industrial ni tecnológico en el país. El mensaje
en este ámbito era bastante claro de parte de su fundador, “la nacionalización de la tierra
y de la industria y la organización de nuestra economía sobre las bases socialistas de la
producción es nuestra única alternativa. Del otro lado está el camino del coloniaje político,
y de brutal esclavitud económica” 21. Al analizar la realidad industrial de Perú hacia 1930,
se percibía que la industria establecida era extranjera y en su totalidad extractivas de
materias primas, lo cual generaba una situación de dependencia y detenimiento
tecnológico ya que “la primera etapa del capitalismo en los países imperializados no
constituye la maquina, ni siquiera forja el acero o fabrica sus instrumentos menores de
producción… así es como al industrializarse los países de economía retardada viven una
primera etapa de desenvolvimiento lento, incompleto” 22.
Esta reflexión será bastante similar a la que varias décadas después se realizará respecto
al proceso de industrialización por sustitución de importaciones, que puso en evidencia
nuevas y más profundas dependencias tecnológicas respecto de las economías más
desarrolladas.
La clave del desarrollo industrial se proponía fuese la colaboración del Estado a la
producción nacional desarrollando la pequeña industria, democratizando el acceso a
créditos y protecciones, la creación de un Congreso Económico en donde los diversos
actores involucrados en la producción económica tuviesen opinión y decisión, así como la
creación de un Banco Agrícola, clave en los planes del aprismo de generar una reforma
agraria, “ya que es inexplicable que en un país principalmente agrícola no exista la debida
protección a lo que constituye la actividad mayor de nuestra producción”23.
Conclusiones:
Este ensayo ha pretendido encontrar elementos de continuidad en la reflexión que los
intelectuales, economistas y otros pensadores han realizado desde y para Latinoamérica.
Se pretendía establecer vínculos entre el discurso aprista y algunos planteamientos y
políticas de Gobierno posteriores incluso en varias décadas al origen del APRA en Perú.
Se ha señalado la preponderancia de los capitales y empresas extranjeras en el desarrollo 21 Haya V. ¿Qué es el APRA? 22 Haya V. 30 años de Aprismo, p. 54 23 Programa Mínimo del APRA Peruano, 23 de Agosto de 1931, Lima.
económico de Perú, y cómo incluso en sus periodos de mayor bonanza, no se producía
un desarrollo ni mejora en la calidad de vida armonioso entre las distintas regiones, ni
menos entre los distintos actores sociales del país.
Por otra parte, se han puesto de manifiesto algunos principios esenciales del aprismo
como su ambivalente rechazo a la participación económica extranjera, la necesidad de
una coherencia entre el modelo político y económico y la responsabilidad estatal por
resguardar aquellas áreas fundamentales en la estructura y autonomía económica. El
análisis de esta experiencia populista no solo tiene un sentido historiográfico-económico
sino también una reflexión al derrotero que ha tenido el desarrollo interno armonioso de
los países americanos en vísperas a sus bicentenarios de vida republicana, en donde por
diversos motivos se vuelve la vista atrás a fin de encontrar las continuidades e hitos
fundamentales en la historia de sus sociedades.
Ciertamente el Aprismo no es ni el mejor ni definitivo proyecto socio-político para
Latinoamericana, tiene el mérito de proponerse una filosofía y lógica propia de la realidad
americana e integrar a diversos actores de la sociedad. Logró además institucionalizarse
en torno a un partido político pudiendo trascender en el tiempo y las ideas a las que
compartiera su fundador en cada lugar del mundo donde tuviese la oportunidad de
exponer.
Fuentes y Bibliografía:
Alberti G. Estado y Clase: La Comunidad Industrial en el Perú, Instituto de Estudios
Peruanos, Lima, Perú, 1977. Bettel L. La Historia de América Latina. Ed, Crítica. Vol. 6,2006 Contreras C. La Teoría de la Dependencia en la Historia Económica sobre la República,
2003,en http://www.pucp.edu.pe/economia/pdf/DDD216.pdf Gaggero H. Historia de América en los siglos XIX y XX. Ed, Aique, Buenos Aires,
Argentina, 2006 Germani G. Política y Sociedad en una época de transición. Editorial Paidos, Buenos
Aires, Argentina, 1965 Jeff L. Orígenes Históricos del APRA. Ed. Nuestramerica, Santiago, Chile. 1985 Jaguaribe H. (Otros). La Dependencia político-económica de América Latina. Ed, Siglo
XXI, Buenos Aires, Argentina, 1976 Haya V. El Imperialismo y el APRA, Ed. Ercilla, Santiago, Chile, 1936 Haya V. Programa Mínimo del APRA Peruano, 23 de Agosto de 1931, Lima, en
http://www.marxists.org/espanol/haya/1930s/1931agosto.htm Haya V. ¿Qué es el APRA? Haya V. 30 años de Aprismo, Ed. FCE, México, 1956 Kláren P. Formación de las haciendas azucareras y el APRA, Instituto de Estudios
Peruanos, Lima, Perú, 1970 Quiroz A. Desarrollo financiero y economía agraria de exportación en el Perú (1840-1950),
1992, en Revista Historia Económica Universidad Carlos III, http://e-archivo.uc3m.es/dspace/bitstream/10016/1895/1/RHE-1992-X-2-Quiroz.pdf
Ramírez M. El crack del 29 y su impacto en la economía peruana, En Revista Electrónica
de Historia Waldmann P. América Latina, Síntesis Histórica, Política, Económica y Cultural.
Ed,Herder, Barcelona, España, 1984