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¿Qué son las instituciones educativas? Perspectiva Político Institucional ISFDyT N° 134

Prácticas instituciones (v.2)

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¿Qué son las instituciones educativas?

Perspectiva Político InstitucionalISFDyT N° 134

Las definiciones más tradicionales de la palabra “institución” aluden y refieren a: normas y valores de alta significación para la vida de un determinado grupo social, que están fuertemente definidas y sancionadas (formalizadas en el caso de las que comprenden leyes) con amplio alcance y penetración en la vida de los individuos [Fernández, L., 2001].

Cuando hablamos de instituciones educativas hablamos de una formación social donde hay normas, pautas y reglas de comportamiento que representan valores y fijan límites para los actores y grupos (agentes) y las prácticas que estos despliegan.

Cuando analizamos la educación podemos observar:• el proceso por el cual un sujeto incorpora y se discrimina de su

grupo social,• la trama de relaciones con “otros” significativos que vehiculiza

esos procesos,• la estructura y funcionamiento de las matrices grupales en

donde se insertan esas relaciones interpersonales y las formas que influyen sobre ellas,

• las organizaciones en donde se incluyen esos grupos y los procesos de ayuda, dirección y control que originan,

• la comunidad social que contiene la organización educativa y que le fija fines, tareas, normas y expectativas,

• la sociedad global que contiene a la comunidad (glocalidad).

¿Qué entendemos por prácticas educativas?

El concepto de “práctica” es difícil de ser definido. Pero podemos coincidir que una “práctica” es aquella acción que se caracteriza por su grado de reiteración y que tiene lugar en un espacio y tiempo determinado.

El significado comúnmente aceptado para definir “práctica educativa” es aquel que hace referencia a la práctica didáctica y que implica a estudiantes, profesores, currículum y los medios para su desarrollo en un marco de organización escolar definido.

Sin embargo, esa realidad está bastante mediada por otras formas de acción sobre los sistemas educativos que condicionan los marcos de acción de los docentes, y sin que puedan escapar a estas determinaciones .

Por ello decimos que el desarrollo de la enseñanza es una práctica en concurrencia con la acción de otras que operan en los sistemas escolares sobre el propio currículum, sobre su desarrollo, sobre los profesores o sobre el contexto.

Según, Lucía Garay, las instituciones plantean obstáculos para su conocimiento que corresponden con: la naturaleza misma de los fenómenos institucionales, el sentido y la función que las instituciones adquieren en la sociedad.

1º) Podemos definir a la institución social como una formación social y cultural. Así podemos hablar de una identidad que proviene de los procesos de interacciones, oposiciones y transformaciones de fuerzas sociales y no de una identidad tautológica de la institución consigo misma. Por ej. el carácter que la institución “escuela” adquirió en nuestro país, bajo formas (más o menos ) democratizantes, laica, gratuita y obligatoria no es algo que esté contenido en la escuela en sí misma, por el contrario, es resultado de demandas, luchas, esfuerzos y sacrificios.

Según Garay, la institución es algo más que el discurso que enuncia sobre sí misma. 2º) Las instituciones son “campos de acción” de los sujetos individuales, grupos o colectivos. Son productos y productoras de procesos, inscriptas en la historia social y en la historización singular.

Las instituciones despliegan sus propias lógicas según la diversidad de funciones que adquieren para la sociedad en su conjunto y para los individuos singulares que son sus actores/agentes.

La escuela como institución satisface otras funciones además de las “estrictamente educativas”: económicas, laborales, de acreditación, de contención psíquica, de control social, de poder, de prestigio.

Lo que vuelve complejo el análisis de las instituciones es esa doble articulación con la sociedad y con los individuos.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de “la escuela”?

¿ Cómo analizar la escuela más allá de lo instituido y cuando ésta sólo se ha desarrollado a través del “deber ser” (reconociendo como legítimo sólo una base humano racional y

absoluta constituida en ideal) ?

Analizar la institución desde sus funciones remite a esta multiplicidad, al juego de funciones principales, secundarias, explícitas y encubiertas.

El deber ser puede ser más o menos prescriptivo, pero siempre está navegando en un plano abstracto y

genérico; el es, si bien toma muestras de la vida real, se rodea de un halo de resentimiento cuando confirma que la realidad está ‘fallada’.

Anclados en el deber ser y en el es, solemos pasar por alto o adjudicarles un estatuto insignificante a los pequeños movimientos que tienen lugar en las escuelas.

Metas y funciones enunciadas, funciones reales, lo dicho y lo implícito, el escenario visible y la “otra escena”. Es como si constantemente hubiera que preguntarse ‘¿qué es la institución?’ para reconocer que la institución es, en realidad, una multiplicidad de instituciones.

Hay múltiples funciones que la institución adquiere más allá de la función principal y

originaria.