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Históricamente, todos los golpes de estado en Venezuela
han sido promovidos por Estados Unidos, motivados por
la necesidad de controlar nuestra producción y reservas
petroleras consideradas por el imperio recurso clave y
estratégico de seguridad nacional , ya que es necesario
para sostener y financiar su enorme poderío militar y su
alta capacidad de consumo (EEUU consume el 25% de la
energía mundial, siendo solo el 5% de la población
mundial).
Derrocaron a Cipriano castro en 1908, por
promulgar el Código de Minas, que establecía un
mayor pago de impuestos a las transnacionales y
colocaron a Juan Vicente Gómez, quien les
entrego la patria para que la ultrajaran a su antojo
las transnacionales extranjeras.
En 1945, derrocan a Isaías Medina
Angarita, el cual había iniciado una
reforma del sector petrolífero con el fin de
garantizar una distribución más equitativa
de las ganancias de ese sector.
Posteriormente promueven el golpe de
estado contra Rómulo Gallegos, por
introducir una reforma petrolera que
lograba una participación hasta del
cincuenta por ciento en los beneficios
generados por la explotación petrolera.
Cuando en el año 2001, el comandante
Hugo Chávez, mediante ley habilitante
promulga la reforma de la ley de
hidrocarburos y decide cambiar la directiva
corrupta y entreguista de PDVSA,
inmediatamente desde EEUU financiaron,
promovieron, planificaron e intervinieron
directamente en el golpe de abril de 2002 y
en el sabotaje petrolero que le costó al
país dieciocho mil setecientos millones de
dólares en pérdidas, producto del paro
siniestro para derrocar al Comandante
Hugo Chávez.
Implementaron las llamadas asociaciones
estratégicas en donde entregaron a
transnacionales veinte mil kilómetros cuadrados
de la Faja del Orinoco, donde el estado
venezolano no podía tener mayoría accionaria y la
tasa de regalía era de 1%.
A través de diecisiete mil gasolineras y dos
refinerías suministrábamos combustible
directo al mercado estadounidense a costos
baratos, sin generar ganancias a la nación, y
de las pocas ganancias petroleras, la elite de
PDVSA se quedaba con el 80% de las
mismas, por poner un ejemplo.