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SABER ESCUCHAR PARA QUE LA ORALIDAD RESPIRE… MEMORIAS EN MOVIMIENTO/ CAPACIDAD Y PRESENCIA AL DECIR-HACER, AL COTAR Y CONTARSE. La creación del hombre Hubo un dios que escapó a esa desagradable tentación divina de hacer al hombre, es decir al otro, a su imagen y semejanza. Primero hizo la tierra y cuando la vio redonda, hermosa y completa le sobraron restos, pedacitos, migajas, desechos… En seguida hizo el tiempo, luego hizo los lagos, luego hizo los lagos, los ríos, los océanos y nuevamente restos, pedacitos, migajas, desechos le sobraron, creó entonces los Árboles y todos eso restos los botó al fondo de abismo, continuo su feliz tarea de creador: hizo la distancia, hizo la noche, las estrellas, la luna, el dia, la nube, la montaña, el sol, los vientos, y cada vez le sobraban restos y los tiraba en el abismo. Y el hombre tenia ganas, muchas ganas de existir que decidió hacerse, crearse a si mismo y si hizo alla en el abismo. Es por eso que en cada hombre hay un poco de tierra, tiempo, rio, hay n poco de árbol, también es por eso que en cada mujer hay un poco de distancia, noche, estrella, luna, día, nube, sol, montaña y viento. ¿Cómo pensar oralidad/es, historicidades y memorias, como acto de proyecto-promesas? ¿de cuál oralidad estamos hablando? “la voz es pensada a través de la palabra “hablada”, esta implica una derivación sencilla nombrarla “como oralidad”, Pero, sin más se establece el sentido que implica a la voz, a la palabra, al hablar, así, desde una rápida deinición, se establece que ésta es

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SABER ESCUCHAR PARA QUE LA ORALIDAD RESPIRE… MEMORIAS EN MOVIMIENTO/ CAPACIDAD Y PRESENCIA AL DECIR-HACER, AL COTAR Y CONTARSE.

La creación del hombre

Hubo un dios que escapó a esa desagradable tentación divina de hacer al hombre, es decir al otro, a su imagen y semejanza. Primero hizo la tierra y cuando la vio redonda, hermosa y completa le sobraron restos, pedacitos, migajas, desechos…

En seguida hizo el tiempo, luego hizo los lagos, luego hizo los lagos, los ríos, los océanos y nuevamente restos, pedacitos, migajas, desechos le sobraron, creó entonces los Árboles y todos eso restos los botó al fondo de abismo, continuo su feliz tarea de creador: hizo la distancia, hizo la noche, las estrellas, la luna, el dia, la nube, la montaña, el sol, los vientos, y cada vez le sobraban restos y los tiraba en el abismo.

Y el hombre tenia ganas, muchas ganas de existir que decidió hacerse, crearse a si mismo y si hizo alla en el abismo. Es por eso que en cada hombre hay un poco de tierra, tiempo, rio, hay n poco de árbol, también es por eso que en cada mujer hay un poco de distancia, noche, estrella, luna, día, nube, sol, montaña y viento.

¿Cómo pensar oralidad/es, historicidades y memorias, como acto de proyecto-promesas?

¿de cuál oralidad estamos hablando?

“la voz es pensada a través de la palabra “hablada”, esta implica una derivación sencilla nombrarla “como oralidad”, Pero, sin más se establece el sentido que implica a la voz, a la palabra, al hablar, así, desde una rápida deinición, se establece que ésta es resultado de una comunicación en donde esa voz resuena, porque supuestamente existe : “una ausencia de escritura”. En la “expresión oral” el problema es mayor cuando intentamos preguntarnos por el acto y la acción, pues: ¿a qué voz nos estamos refiriendo? Para comunicarnos se necesita otro, que en el mismo sentido de acción, requiere escuchar, pero en acto actitud, en sentido y momento, en espacio y tiempo, es un estar atento, es estar a la escucha. el silencio es acto y sentido, en la escucha la voz y la palabra; pero en qué circunstancias se construyen los referentes de las resistencias; ello signiica destacar la capacidad airmativa, creativa y fundante de las resistencias. Entiendo que ello posee derivaciones epistemológicas sustantivas ya que las resistencias adquieren, para Certeau, una inteligibilidad propia.

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Podremos establecer dos referentes que sustentan a las concepciones en torno a la oralidad:

La primera es oralidad en cuanto a ausencia de escritura; la segunda es oralidad considerada como un “simple y autentico tipo y medio de comunicación” su acción el en presente .

Este trabajo intenta articular los puntos múltiples de un trayecto-trayectoria, y no por simple estrategia enunciativa, sino por una necesidad Epistémica, requerimos de ciertos recorridos, bordeando y atravesando fronteras que nos conduzcan a re-pensar los procesos que sustenta nuestras opciones de conocimiento, en teoría social y en teoría pedagógica, pues la oralidad implica un complejo proceso de resistencia y conocimiento, de subversión y praxis, de re-conocimiento.

Hacer memoria…

El decir y el hacer de los sujetos se concreta en la identidad narrativa. En virtud de la

temporalidad el hombre está obligado a ser sujeto, una experiencia de comprensión:

Una narrativa identitaria; desde la hermenéutica, el sujeto es el autor de su vida en la medida en que la narre viviéndola. el planteamiento es que la experiencia humana no es meramente biológica sino red simbólica de lo que llama proyecto y en ello va comprometida una inteligencia fronética, comprensión de la acción y comprensión del relato.”La acción se encuentra siempre mediatizada simbólicamente”.

Esto funciona como contexto y también funciona la comprensión de la acción como relato. Puede ser que la historia esté ahí con nosotros y la vivamos, pero aún no haya sido narrada, la búsqueda de las palabras, del pasado, de ordenar y dar sentido a la vivencia, es la búsqueda del narrador. El sujeto siempre implica una historia, o bien, la vida como un relato está en busca de un/a narrador/a. Trama y sujeto: el sujeto de la trama, la trama del sujeto.

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Trama y sujeto: el sujeto de la trama, la trama del sujeto.

En la trama de un relato oral es posible acercarnos en esta construcción co-participante entre quien habla y entre quien escucha, entre las preguntas y los episodios que se acompañan, entre los tiempos en que se narra la historia, lo sucedido y el tiempo presente que acontece, se produce una zona intermedia, un espacio de re-unión, de un estar haciendo, en los constructos intersubjetivos, en los gestos y miradas recíprocas. En esta zona de intercambio y posibilidad se establecen núcleos, nodos de los tejidos del relato que en el encuentro con la historia propia y de otros abre puentes de signiicados y sentidos.

La narración cumple una función articuladora, es la trama, más que el hecho aislado, es el sentido y las acciones, son los puntos de encuentro que producen prescripciones a través de los juegos de metáforas y fábulas; también genera imágenes y descripciones. Este producente amplia nuestras perspectivas y horizontes en otras formas de acción social. Toda narración de una historia, ubica la posicionalidad de los actores, es un tablero imaginario de relaciones, sucesos, momentos, “personajes”.

De tal suerte que al conigurarse esta “zona de promesas” se acciona desde una retroacción del recordis-recuerdo mismo historia. Recordis en esta triple posibilidad, tanto del efecto retroactivo del recuerdo y la memoria que desde la paseidad se produce, como segunda dimensión: en un proceso presente y actuante; pero, como tercera dimensión: se generan elementos y procesos de anticipación, en donde la producción e interpretación del acto de narrar se trastocan, Esto es un efecto del encuentro producente de la memoria y del recuerdo ya que, el pasado puede ser deinido en el presente, por lo que resulta más un tránsito, una relación en donde la memoria juega el papel de nexo, vínculo, proceso, más que almacén para guardar los recuerdos (Ricoeur, 1999a). La memoria concebida como acción social “no es, entonces, una restitución anacrónica del pasado, sino que es una reconstrucción del presente realizada y actualizada a través del lenguaje y de las prácticas sociales”.

Estas temporalidades permiten comprender la dinámica social, por una parte está la que se establece como posibilidad: la contemporaneidad entre sujetos y pueblos; y la otra, la que se construye bajo los referentes de las tradiciones, lo que conlleva a generar diferencias en las experiencias de vida particular y colectiva.

“la cultura se trae inscrita en el cuerpo, se trae puesta, intelectual y orgánicamente hablando, y se revela tanto en una capacidad corporal como en una disposición mental”.

El cuerpo humano es una categoría social, política e histórica, que se constituye como espacio de interacción entre los saberes y los corpus de conocimiento de los pueblos indígenas y aquellos que se sustentan en otros referentes.

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La necesidad del relato biográico; hecho que se expresa en los sonidos de la voz, en los cuerpos de la escucha y en la complejidad de lo dialéctico de las relaciones entre la persistencia el sujeto. es deinida, en este caso por Ricoeur como la mismidad, en tanto posibilidad de anclaje. Así, mismidad e ipseidad se coniguran en las tensiones del andamiaje de la trama que componen, en muchos casos, la resolución del nudo mismo de la narración, del horizonte-desenlace posible, imprimiéndole dinámica y forma al relato mismo en su propia indeterminación, provocada por el potencial constitutivo del -alter- de la alteridad. Identidades: mismidad e ipseidad: narración y sentido

Identidades: mismicidad e ipseidad: narración y sentido

Si se busca a través de las narrativas, en este caso orales, establecer un conocimiento pensando en supuestas historias uniicadas, sin el ejercicio del re-conocimiento del soporte de historicidad, adjetivándose y constituyéndose en denotaciones que categorizan de forma rígida y binaria. De la condición de pertenencia emerge el discurso y una fuerte analítica teórica sobre los procesos identitarios, pues estos se establecen a través de redes que signiicantes,discursivas, que funcionan como marcos y estructuras dinámicas produciendo representaciones y acciones colectivas que nos sitúan en el espacio social de relaciones.

En consecuencia, el despliegue del concepto de identidad no puede adscribirse a una concepción esencialista e inmanente, sino a una compleja comprensión histórico-política de sus contornos y márgenes, pues: “El concepto de identidad no es esencialista, sino estratégico y posicional (de manera directamente contraria a lo que parece ser su carrera semántica preestablecida, este concepto de identidad no señala ese núcleo estable del yo que, de principio a in, se desenvuelve sin cambios a través de todas las vicisitudes de la historia”

Memoria como posibilidad de tránsito de la promesa al proyecto

El campo de discusión que subyace en las formas que adquiere este tránsito y dialéctica entre forma de mismidad y la expansión de otras maneras de concebirse a sí mismo/a en el trayecto de vida con otros/as, se establece en la alquimia de la memoria como capacidad de narrar, narrase y narrarnos simultáneamente, en un yo expandido.

La memoria como capacidad y forma de relación y conciencia con y del movimiento temporal constituye una manera de “hacer presente” como acto “lo que ya no es pero existe” Al constituirse en un acto se hace práctica, en tanto ejercicio y acción se establece a través de distintas calidades e inscripciones (corporales, musicales, orales, sonoras, gráicas, pictóricas).

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En la acción del recuerdo se ejerce la proyección de la mismidad y del sí mismo, es decir son acciones sobre sí mismo, al contar con el otro, al narrar y tejer los hilos del recuerdo en el soporte de la memoria.

A esta acción y sus posibles formas de seguimiento y comprensión se apuntan las claves, los indicios hermenéuticos del sí, en tanto alcances de las formas, de las zonas de segundo orden.

Se encuentra también presente la idea de la dispersión total, de historia tan propia que resulta una invención del sujeto, en donde la alteridad en tanto constructo histórico se considera una propiedad irrepetible, sin posibilidad de esperanza colectiva, encapsulada en una singularidad diferencial de la ficción.

En tanto la trama narrativa construye sentidos, puede ser el eslabón de paseidad entre: la memoria y la promesa. La primera mira hacia el pasado; la segunda, hacia el futuro. Los vínculos complejos, los procesos de subjetivación identitaria, se establecen entre la condición de mismidad y el trayecto de relexión que ejerce la ipseidad.

Cuyas relaciones no son diáfanas, sino es a través de los silencios, de las voces, de las temporalidades que se expresan de modo diferente. Ya que en la primera –memoria– su horizonte es el pasado, la segunda: la promesa, cuyo horizonte es “lo no dado y lo posible del futuro”, se establecen polaridades y exacerbaciones entre sí, en procesos secundarios y sobrepuestos, imbricados, percibidos como “amenazas e imposibilidades de trayecto e historia”.

Finalmente, y este rasgo no es el menor, una y otra deben lidiar con la amenaza de un negativo constitutivo del tenor de sentido: el olvido, para la memoria; la traición, para la promesa: la inidelidad, el no cumplimiento de ella, el desvío del camino y, la cúspide de la promesa no cumplida: “la traición”.

Cuerpo lugar de las vivencias: el horizonte una necesidad de promesa. Hacer del mundo el lugar de la vivencia, implica expandir el presente en el que el tiempo se deshilacha pero también sus hebras recicladas constituyen la trama y la urdimbre de los días, tejido que el sujeto retoma en el rediseño de su vida tanto individual y colectiva como proyecto.

Un proceso de producción de la vida social que va de la realidad al sujeto y del sujeto a la realidad, y en el que el sujeto nombra el mundo en el acto de nombrarse, constituye así con otros su tiempo y su espacio, en tanto: “…somos seres encarnados, en un cuerpo vivido antes que pensado”.

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La capacidad organizada de vivir proyecta la función simbólica de darle sentido a lo querido, esa manera de signiicar con la voluntad constituye el proyecto, ejercicio de la conciencia intencional práctica.

En la función simbólica el giro del discurso hacia el movimiento, compromete al individuo con una postura ética: vivir en consecuencia con lo que se dice, y que la palabra vale en la medida que corresponde a una intención comprometida en las acciones.

Un proyecto es un querer realizable por el valor de la palabra implicado, la palabra adquiere valor porque signiica y está avalada por la experiencia del cuerpo vivido.

Memorias en movimiento/ capacidad y presencia al decir-hacer, al contar y contarse.

En el acto de recordar se ejercen y desarrollan capacidades al poder decir, al hacer al recordar y recordarse, recordándonos, el poder contar y contarse a sí mismo, reconociendo a otros, es decir en alteridad; por tanto el “sí mismo” como otro señalaría.

Se narra algo para contarse, pero se cuenta, para ser tomados/as “en cuenta”, para estar en el acto y acción, para estar presentes en el presente. Así, la presencia, el recordar y narrar en la búsqueda de sentido, construyendo la persistencia y la visibilización como sujetos y “comunidades en movimiento”. Como necesidad humana y social hacemos memoria, como acción que circula “entre el decir y el hacer” (Dosse, 2009), el contar como forma de vida y de estar, pues se conigura desde el presente en la elaboración de horizontes posibles, por tanto, al anidarse en las opciones de futuro: es una relación cultural y política con el pasado.

En las formas de la acción se encuentran las capacidades que desarrollan el pensamiento narrativo, del escucha y del hablante, en una capacidad de hacer y decir, a través del contar, otras formas de contar-se esa historia, en la dialéctica en movimiento y transformación. Por ejemplo, en la historia contada del inicio de nuestro primer epígrafe.

Este relato, rompe de forma central con la idea de la Creación Cristiana, frente a la concepción de que: “… Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó” Así esta historia de la instauración del Hombre a “imagen y semejanza de Dios”, es contado de otra manera, de forma magistral Buenaventura irrumpe como autor y narrador.

Rematando este autor con la idea de que: “No era un Dios triste y vencido. Primero hizo la Tierra y cuando la vio redonda, hermosa y completa le sobraron restos, pedacitos, migajas, desechos…”.

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El poder de Buenaventura reside en hacer, decir, callar en su momento y, contar y contarse esta historia de otra forma, y al contarla de otra, y de otra muy otra manera, se transforman a su vez sus contornos de realidad y sentido. Buenaventura se convierte en enunciador del acto creador del hombre, y en la auto-coniguración de sí; renuncia a su posible papel de ser enunciado por otro, y reconoce las historicidades propias y de los otros.

La voz… la escucha y… el silencio

Esos pequeños trozos de estrellas y luna, de día y de nubes, de montañas y de sol son nuestras condiciones desde las cuales intentamos nombrar al mundo, creándolo, auto-nombrándonos y ubicándonos en él; actos que establecen iguraciones y coniguraciones creadas y recreadas desde las categorías construidas por un otro, apropiadas por nosotros mismos, a partir de una pregunta constante: ¿quiénes somos?

Acción de pertenencia y posibilidad de auto-reconocimiento a través de los ejercicios de ordenamiento de la realidad, cuestiones que nos vinculan con la deinición y exigencia de conocimiento.