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TALLER DE
GESTIÓN
COMUNITARIATERCERA PARTE:
FONDOS CONCURSABLES Y PROYECTOS
INVERSIÓN PÚBLICA A TRAVES DE PROYECTOS
CONCURSABLES
Para entender la lógica de los proyectos sociales primero tenemos que conocer el
proceso, o los procesos, que le dan vida y sentido a las convocatorias y posterior elección
de los proyectos sociales desde fondos públicos concursables.
Los fondos concursales, independiente del área, tipo, monto o destino se crean en la
medida que se quiere, en primer lugar, focalizar los recursos públicos, esto es la
utilización de distintos instrumentos técnicos y políticos para concentrar o dirigir
los recursos públicos, en la medida que se entiende que debe existir una
priorización de necesidades ante la escasez de recursos.
Luego debemos entender que dentro de todas las opciones de
focalización (estudios, programas, caracterizaciones de los usuarios,
etc.) y de temáticas (pobreza, medioambiente, desarrollo social,
deportes, cultura, y un largo etc.) los concursos públicos se
implementan para asegurar la participación de los actores
interesados en el desarrollo de cada tema (pertinencia), para llevar a
cabo ideas o acciones que den cuenta de citación puntuales en un
espacio y tiempo determinado (oportunidad), y que respondiendo a
los requerimientos propios de cada convocatoria, implemente
acciones de bien público sociales relevantes.
Es decir los fondos concursales son mecanismos de asignación
de recursos públicos, que les otorgan a los propios ciudadanos y
a sus organizaciones, la responsabilidad de diagnosticar, definir
e implementar lo que ellos consideren necesario para mejorar su
calidad de vida.
Para las organizaciones sociales el acceso a financiamiento
constituye una importante herramienta ya que, por un lado, los hace
participe en los procesos de desarrollo, y por otro a través de los
recursos obtenidos se pueden desarrollar iniciativas que fortalezca la
identidad y procesos de cada organización.
ENTENDIENDO LA LÓGICA DETRÁS DE LOS PROYECTOS SOCIALES
Muchas veces nos encontramos con organizaciones que sienten que la posibilidad de
obtener recursos a través de un fondo concursable es muy lejana, por lo difícil que resulta
el proceso desde lo técnico o por la certeza de que estos espacios resultan excluyentes
para organizaciones que no participan activamente de este tipo de procesos.
Para facilitar la comprensión de las convocatorias de fondos concursables y así estimular
la participación de las organizaciones sociales vamos a reflexionar sobre 3 claves para
entender la lógica de este tipo de proceso de inversión.
LA NATURALEZA DE LA CONVOCATORIA
Lo primero que cualquier organización debe tener presente al momento de participar o no en un fondo
concursable es conocer el contenido y los alcances de cada convocatoria a un fondo concursable de
proyectos.
Este ejercicio, tan básico y obvio, es en realidad la primera piedra de tope para muchos dirigentes
sociales al momento de diseñar sus proyectos.
Se debe entender que cada ministerio o servicio público, así como cada municipio, puede tener la
oportunidad de focalizar sus recursos a través de un concurso de proyectos dirigidos a la comunidad,
generalmente organizada. Si bien los recursos de cada convocatoria son recursos públicos y aspiran a
mejorar la calidad de vida de las personas, debemos siempre entender que los recursos y el proceso
van a estar determinados por el o los temas que cada servicio quiera focalizar y nunca por la o las
agendas particulares de cada persona u organización
Muchas veces los dirigentes sociales se empecinan en conseguir los
recursos para un determinado problema, necesario y urgente sin duda,
en lugar y momento incorrecto.
Los fondos concursables pueden servir para muchas acciones públicas y
sociales, pero siempre dentro de la lógica e identidad de cada
convocatoria, por lo que caer en el error de pensar que cada concurso
público de proyectos puede o debe resolver cualquier tipo problema
detectado, es en realidad la fuente de muchos problemas y frustraciones
de dirigentes y organizaciones sociales.
EL MARCO QUE REGULA CADA CONVOCATORIA
Las convocatorias a proyectos están determinadas por normas y bases, las cuales resultan como
leyes para las personas u organizaciones que participan en cada convocatoria.
Se debe asumir que al momento de participar en cualquier convocatoria, se aceptan las bases y
normas, así como los plazos y criterios de elegibilidad.
Se debe conocer cabalmente el espacio institucional donde se presente cada propuesta y el porqué
de la convocatoria, es decir conocer que institución es finalmente responsable del proceso, esto nos
otorga mayor solidez en el proceso de consecución de recursos, ya que muchas veces los dirigentes
y sus organizaciones postulan a fondos públicos, sin conocer el ministerio o servicio responsable y,
más aún, sin conocer el porqué esa institución decide abrir espacios de inversión pública desde un
fondo concursable.
ENTENDER A LOS FONDOS CONCURSABLES COMO UNA OFERTA AMPLIA
Para entender este punto primero tenemos que asumir que las necesidades o urgencias de cada
comunidad son variadas pero nunca ilimitadas, es decir pueden ser muchas y distinta índole, pero si
se quieren de verdad resolverlas se deben hacer los procesos necesarios para cuantificarlos y
priorizarlos, según su impacto o relevancia.
Teniendo ese esfuerzo en la mano, lo segundo es trabajar esas necesidades y urgencias observando
la totalidad de fondos concursables como una oferta de recursos variada y que apunta a temas y
realidades distintas, según cada convocatoria.
Para esto entonces las organizaciones deberán consignar cuales son todos los espacios de inversión
pública a través de fondos concursables, en las materias que necesiten desarrollar, detallando
nombre de la convocatoria, ministerio responsable, montos a invertir, fechas y objetivos.
Luego de tener toda esta información en la mano, recién se debería
comenzar con el diseño y posterior presentación de proyectos a fondos
concursables, ya que las organizaciones ampliarían sus posibilidades
de desarrollar sus agendas de necesidades en todo el espectro de
inversión pública existente y además al conocer y asimilar las
diferencias de la oferta pública, se generarían proyectos mucho mas
pertinentes a lo requerido desde la convocatoria y no solo, y
exclusivamente, desde la óptica de lo definido como necesario, sin
nunca tomar en cuenta los alcances del espacio a concursar, por parte
de la organización.