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TEMA 20.- DINÁMICA Y ORGANIZACIÓN DEL POBLAMIENTO Y EL SISTEMA URBANO ESPAÑOL. TIPOLOGÍA Y DINÁMICA DEL POBLAMIENTO: RURAL Y URBANO Las ciudades no son núcleos aislados, encerrados en sí mismos, sino que están en estrecha conexión unas con otras, manteniendo entre sí una cierta relación de jerarquía. Esta jerarquía aparece determinada por el tamaño demográfico de los distintos núcleos y por el área de influencia de sus funciones económicas. La relación de las ciudades nos permite hablar, pues, de sistema urbano, entendido éste como el conjunto de ciudades interrelacionadas que organizan el territorio. 1- LA RED URBANA Y EL TERRITORIO. 1.1.- Factores históricos y económicos. - La industrialización de los 60 va a producir la expansión urbana más notable del país. En este período experimentan un fuerte desarrollo las ciudades de la franja cantábrica y mediterránea, así como Madrid y su periferia. Se origina así el denominado triángulo del desarrollo del nordeste con vértices en Madrid, Barcelona y Bilbao. - Dentro de las políticas de localización industrial, el Estado en los años 60 incentivó la difusión espacial de la industria con los llamados “Polos de Desarrollo” y, por tanto, el desarrollo urbano. Esta política tuvo éxito relativo cuando los polos de desarrollo se ubicaron en zonas favorecidas por la renta de situación, como Zaragoza, Vitoria, Burgos, Valladolid... - La crisis industrial de los 70 y la terciarización. Con la crisis industrial de los años 70 y la difusión de las nuevas tecnologías se produce una notable caída del empleo industrial, al tiempo que se acelera el proceso de terciarización. La crisis afecta de forma más intensa a las regiones industriales del norte (Asturias y País Vasco); en cambio, el eje mediterráneo, el foco madrileño y el del valle del Ebro reciben un nuevo impulso; y hay una cierta revitalización de las funciones terciarias en las ciudades de tipo medio. 1

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TEMA 20.- DINÁMICA Y ORGANIZACIÓN DEL POBLAMIENTO Y EL SISTEMA URBANO ESPAÑOL. TIPOLOGÍA Y DINÁMICA DEL POBLAMIENTO: RURAL Y URBANO

Las ciudades no son núcleos aislados, encerrados en sí mismos, sino que están en estrecha conexión unas con otras, manteniendo entre sí una cierta relación de jerarquía. Esta jerarquía aparece determinada por el tamaño demográfico de los distintos núcleos y por el área de influencia de sus funciones económicas. La relación de las ciudades nos permite hablar, pues, de sistema urbano, entendido éste como el conjunto de ciudades interrelacionadas que organizan el territorio.

1- LA RED URBANA Y EL TERRITORIO.

1.1.- Factores históricos y económicos.

- La industrialización de los 60 va a producir la expansión urbana más notable del país. En este período experimentan un fuerte desarrollo las ciudades de la franja cantábrica y mediterránea, así como Madrid y su periferia. Se origina así el denominado triángulo del desarrollo del nordeste con vértices en Madrid, Barcelona y Bilbao.

- Dentro de las políticas de localización industrial, el Estado en los años 60 incentivó la difusión espacial de la industria con los llamados “Polos de Desarrollo” y, por tanto, el desarrollo urbano. Esta política tuvo éxito relativo cuando los polos de desarrollo se ubicaron en zonas favorecidas por la renta de situación, como Zaragoza, Vitoria, Burgos, Valladolid...

- La crisis industrial de los 70 y la terciarización. Con la crisis industrial de los años 70 y la difusión de las nuevas tecnologías se produce una notable caída del empleo industrial, al tiempo que se acelera el proceso de terciarización. La crisis afecta de forma más intensa a las regiones industriales del norte (Asturias y País Vasco); en cambio, el eje mediterráneo, el foco madrileño y el del valle del Ebro reciben un nuevo impulso; y hay una cierta revitalización de las funciones terciarias en las ciudades de tipo medio.

- El desarrollo del turismo, a partir de los años 60, es el responsable en buena parte de la consolidación urbana de amplios espacios mediterráneos, como la costa levantina, la Costa del Sol y Baleares y Canarias. Es más, ha hecho que surjan ciudades nuevas, como Marbella, Torremolinos o Benidorm, que superan en población habitual a bastantes capitales de provincia.

- La mejora de las infraestructuras de transporte (autovías, AVE…) ha favorecido las relaciones económicas, sociales... entre las ciudades.

- El proceso hasta la creación del Estado de las Autonomías se inicia con la puesta en marcha de la organización provincial de Javier de Burgos (1833), que trajo como consecuencia que las ciudades favorecidas con la función de capital de provincia ampliaron notablemente sus posibilidades económicas y, por ello, urbanas, mientras que la mayor parte de las marginadas entraron en una fase de estancamiento.

- La reorganización político-administrativa actual, el Estado de las Autonomías, ha consolidado la función de metrópoli regional cuando la capital autonómica coincide con la capitalidad económica o funcional –como sucede con Barcelona, Valencia, Zaragoza,

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Sevilla– y ha favorecido la emergencia de las nuevas capitales (Vitoria, Santiago de Compostela...). Por otro lado, ha fortalecido las relaciones urbanas internas dentro de cada Comunidad, de manera que el espacio funcional tiende a aproximarse al autonómico.

- Finalmente, la incorporación de España a la UE incide globalmente sobre la red urbana española al insertar ésta dentro del sistema urbano europeo y estar sujeta a los ajustes derivados de la competencia dentro de este espacio europeo. Sobre todo favorecerá a aquellas ciudades españolas del cuadrante Nordeste, porque su situación facilita el aprovechamiento de los estímulos económicos llegados de fuera.

1.2.- La desequilibrada distribución de los núcleos urbanos.

Sistema urbano o sistema de ciudades significa un “conjunto de asentamientos de un territorio que se encuentran interrelacionados”. El sistema urbano se compone, por tanto, de ciudades, las cuales se caracterizan por tener un tamaño demográfico y una localización espacial. Haciendo un análisis de las ciudades según tamaño y localización se observa que la distribución de las ciudades españolas contrapone una regularidad grande en cuanto al tamaño y una gran irregularidad en cuanto a su distribución espacial.

a. El tamaño de las ciudades españolas. El tamaño demográfico de las ciudades es una de las bases de la jerarquía urbana. Se establece de acuerdo con la regla rango-tamaño, que relaciona la población de una ciudad y su rango (número de orden por su importancia) en el sistema urbano.

Ahora bien, existen determinados desajustes entre algunos tamaños. Hay que destacar, en especial el brusco salto que se produce entre el tamaño de la segunda y tercera ciudad del sistema nacional (Barcelona y Valencia), así como el escaso número de ciudades en torno al medio millón de habitantes, mientras que hay un elevado número de ciudades con población entre 300.000 y 400.000.

b. La distribución espacial de las ciudades españolas. La distribución espacial de las aglomeraciones urbanas españolas no cubre de forma adecuada todo el territorio, presentando unos contrastes marcados entre centro y periferia:

- En la Península, las grandes ciudades se disponen de forma semianular en la periferia (al excluir las ciudades portuguesas), en torno a un espacio interior poco urbanizado en el que sólo Madrid, Zaragoza, y en menor medida Valladolid, aparecen como centros urbanos destacados. Las aglomeraciones urbanas de la periferia se localizan a lo largo de 5 ejes: el mediterráneo, el cantábrico, el valle del Ebro, el andaluz y el gallego.

- Las grandes metrópolis se concentran en el Nordeste, donde se localizan cinco de las siete aglomeraciones urbanas con más de 500.000 habitantes: los cuatro grandes polos de actividad económica (Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia) y Zaragoza, que ocupa una posición estratégica como lugar de encrucijada.

2- FUNCIONES URBANAS Y ÁREA DE INFLUENCIA.

Las funciones de las ciudades en el sistema urbano. Las funciones que realizan las ciudades son otro de los factores que determinan su posición en el sistema urbano. Las

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funciones son las actividades que desempeñan las ciudades hacia el exterior, no las encaminadas al servicio interno de la ciudad. Aunque actualmente y por definición la ciudad se caracteriza por la diversidad funcional, se pueden señalar diversos modelos de ciudades en la que destacan una o varias de sus funciones.

• Algunas ciudades están especializadas en servicios, que son las actividades que mejor definen el rango de una ciudad y su papel organizador del espacio, como las grandes metrópolis nacionales. Los servicios en los que destacan pueden ser comerciales, administrativos (Mérida), culturales (Salamanca), sanitarios, religiosos (Santiago de Compostela), turísticos (Benidorm), etc.

• Otro tipo de ciudades están especializadas en la industria, como muchas de las localizadas en el País Vasco, Cataluña y Asturias, o como algunos municipios integrantes de las áreas metropolitanas.

• Por último existen núcleos de población importantes en tránsito hacia el mundo urbano que tienen una especialización en actividades del sector primario. En tal sentido destacan las agrovillas de la mitad S. peninsular, así como las ciudades mineras del N.

El área de influencia urbana. La cantidad y especialización de las funciones de una ciudad son factores determinantes de su capacidad de influencia hacia el exterior. Cuanto mayor sea el número de funciones que ofrece una ciudad, su poder de atracción será mayor.

Las ciudades se consideran lugares centrales, porque abastecen de bienes y servicios a un territorio más o menos extenso, denominado área de influencia o hinterland. De la ciudad central dependen una serie de ciudades menores, de las que, a su vez, dependen otros núcleos aún menores.

Un sistema de asentamientos equilibrado correspondería al modelo de los lugares centrales de Christaller, quien clasificó los lugares centrales de acuerdo con las funciones más o menos especializadas que desempeñan y, les adjudica un área de influencia hexagonal. Así, un pueblo tendría como área de influencia a seis aldeas; una villa tendría como área de influencia a seis pueblos... hasta llegar a las ciudades de mayor categoría. El resultado es un territorio organizado en una malla hexagonal formando hexágonos metidos unos dentro de otros que indican la influencia de cada una de las ciudades.

Es difícil que este modelo se dé en la realidad, porque el espacio físico no es isotrópico, la población no está repartida homogéneamente y en la adquisición de bienes y servicios influyen factores comportamentales. No obstante, pone de manifiesto cómo se ordena el territorio en un mosaico de áreas de influencia que constituyen una red jerarquizada de lugares centrales. Una buena red urbana, con asentamientos jerarquizados en distintos niveles, permite una integración del territorio: la ocupación humana del espacio optimiza todas sus potencialidades naturales, las prestaciones sociales, el desarrollo económico, las innovaciones... llegan hasta los espacios rurales.

3- LA ACTUAL CONFORMACIÓN DEL SISTEMA URBANO ESPAÑOL.

3.1.- La jerarquía urbana.

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En el sistema urbano no todas las ciudades tienen la misma influencia, existe un orden de importancia, una jerarquía. La posición de cada ciudad en la organización jerárquica está determinada por el tamaño demográfico, las funciones y la extensión del área de influencia.

En España se diferencian distintos niveles jerárquicos, desde las grandes metrópolis nacionales hasta las cabeceras de comarca:

- Metrópolis nacionales. Son las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona. Su población supera los 3 millones de habitantes (5 millones con sus respectivas regiones metropolitanas) y cuentan con las funciones más diversificadas (servicios muy especializados –de gestión, innovación, cultura y esparcimiento– e industrias de alta tecnología), algunas en exclusiva, como la administrativa de capital del Estado. Su área de influencia se extiende por todo el territorio nacional y se encuentran muy relacionadas con otras metrópolis mundiales.

- Metrópolis regionales. Son las áreas metropolitanas de Valencia, Bilbao, Sevilla, Málaga y Zaragoza. Tienen más de medio millón de habitantes; cuentan con servicios de alto rango, sobre todo administrativos (en algún caso son capitales autonómicas) y comerciales; su área de influencia es regional y tienen relaciones intensas con las metrópolis nacionales.

- Metrópolis subregionales o regionales de segundo orden son ciudades como Oviedo, Murcia, Alicante, A Coruña o Valladolid. Tienen entre 250.000 y 500.000 habitantes y todavía cuentan con funciones y algunos servicios muy especializados (Universidad). Su área de influencia es subregional o regional en el caso de CCAA uniprovinciales. Sus relaciones con las capitales provinciales de su región son muy intensas y mantienen importantes flujos con las metrópolis nacionales.

- Ciudades medias. La mayoría son capitales de provincia no incluidas en los apartados anteriores. Su población está entre 50.000 y 250.000, y sus funciones son principalmente terciarias, pero menos especializadas: el comercio y servicios administrativos y sociales (educación, sanidad) de ámbito provincial. Algunas pueden tener determinada especialización industrial (Avilés), portuaria (Algeciras) o universitaria (Salamanca).

- Ciudades pequeñas o villas. Tienen menos de 50.000 habitantes. Sus funciones son aún menos especializadas –administrativas o comerciales–, aunque cuentan con algunos equipamientos de cierta especialización (educación secundaria y profesional). Son nodos de transporte para la comarca y su área de influencia es comarcal.

3.2.- El significado de los subsistemas regionales.

Un sistema urbano nacional bicéfalo. El sistema urbano español es bicéfalo con dos grandes metrópolis de carácter nacional: Madrid y Barcelona. Su influencia se ejerce sobre todo el territorio español, pero de forma diferenciada. Madrid tiene un papel más claramente nacional tanto por la intensidad de sus flujos como por el ámbito de los mismos; Barcelona proyecta una acción más débil en conjunto, aunque se intensifica en la parte oriental del país (Cataluña, Levante, Baleares y Aragón).

En cualquier caso, los flujos y relaciones entre ciudades no tienen la misma intensidad en todo el territorio, reflejo de un modelo de desarrollo polarizado. Los flujos entre las metrópolis nacionales y las regionales, y entre las propias metrópolis regionales, son más

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fuertes en el cuadrante NE. Aquí se sitúan 5 de las 7 metrópolis más importantes del país, al ser el espacio económico español más pujante. Al alejarnos de este cuadrante, los flujos se debilitan mucho. El eje urbano mediterráneo se encuentra interrumpido a partir de Murcia, de forma que las relaciones entre las metrópolis andaluzas y levantinas son poco intensas; en la meseta S. hay espacios ampliamente desconectados; las relaciones a lo largo del Cantábrico se debilitan hacia el O., pero el área con mayor desconexión es la que rodea a Portugal.

Los subsistemas urbanos regionales. Dentro del sistema urbano existen grupos de ciudades especialmente vinculadas entre sí. Cada uno de estos grupos constituye un subsistema urbano. En España, los límites de los subsistemas urbanos no siempre coinciden con los territorios de las CCAA, ya que las relaciones entre ciudades no tienen por qué ajustarse a las demarcaciones político-administrativas.

En el caso español los subsistemas regionales más completos corresponden a la periferia, mientras que en el interior dominan espacios escasamente articulados.

1º Subsistemas de la periferia mediterránea: los más equilibrados. La periferia mediterránea se organiza en 3 subsistemas regionales: el catalán, el valenciano-levantino y el andaluz. Los 2 primeros –liderados por Barcelona y Valencia– están muy vinculados entre sí (desde Gerona hasta Cartagena), y se han visto beneficiados por el desarrollo industrial y del turismo de masas, siendo actualmente el eje mejor conectado con el sistema europeo (parte del “arco mediterráneo”). El subsistema andaluz se organiza en torno a 2 ejes: el eje litoral (de Almería a Huelva) y el eje interior (valle del Guadalquivir), ahora más integrados gracias a la mejora de las infraestructuras de transporte en el interior de la comunidad.

2º Subsistemas de la periferia septentrional y del Valle del Ebro: consolidados y excéntricos. Este espacio consta de 4 subsistemas regionales: el gallego, el asturiano-leonés, el vasco-periferia y el aragonés. El más consolidado es el vasco-periferia, con la red urbana más densa y con influencia sobre ciudades de comunidades vecinas (Pamplona, Logroño, Santander y Burgos). El valle del Ebro, con su centro en Zaragoza, disfruta de su renta de situación entre País Vasco, Cataluña y Madrid. El subsistema gallego se articula en torno a 2 metrópolis regionales (A Coruña y Vigo, con la capital autónoma en un lugar intermedio (Santiago de Compostela).

3º Subsistemas del interior: los menos articulados. Los subsistemas urbanos del interior están menos integrados y carecen de ciudades importantes en que apoyarse, por el efecto negativo ejercido por Madrid en todo el conjunto. La única excepción es Valladolid.

• El Subsistema vallisoletano se apoya en una escasa densidad de ciudades. Por ello su área de influencia no abarca en exclusiva toda la región: León y Burgos son atraídos a la vez por Valladolid y por otras metrópolis; Soria, por Zaragoza y Madrid, y Ávila y Segovia, por Madrid. Quizás en el futuro el ejercicio autonómico y una dotación de carreteras que articulen la región permitan ampliar la influencia de Valladolid a un espacio que forma mayoritariamente una unidad hidrográfica, la cuenca del Duero.

• Subsistema madrileño: organizado en torno a Madrid (la metrópoli nacional destaca muchísimo sobre las restantes ciudades), incorpora a buena parte de las provincias manchegas y algunas ciudades de Castilla y León (Segovia y Ávila).

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4º Subsistemas insulares. Presentan 2 rasgos comunes, su insularidad, que dificulta determinados tipos de comunicaciones con la Península y entre las islas, y la actividad turística dominante en ambos casos. Pero también ofrecen características muy diferentes entre sí: el balear tiene una ciudad dominante y está más cercana a la Península (depende sobre todo de Cataluña); en cambio el canario está organizado a través de dos ciudades (policéntrico) que comparten su dominio y está más alejado de la Península, con mayores problemas de conexión, por tanto.

3.3.- La integración en el sistema urbano europeo.

El sistema urbano español es, en realidad un subsistema del gran sistema mundial de ciudades. Con la progresiva internacionalización de la economía, aumentan cada vez más las relaciones entre ciudades y la influencia de unas sobre otras. Por ejemplo, el crecimiento de muchas ciudades depende de decisiones sobre la instalación de fábricas, que son tomadas a miles de km de distancia. El sistema urbano español se vincula especialmente al sistema urbano europeo.

- La parcial integración en el sistema urbano europeo: las “eurociudades” . La integración del sistema urbano español en el europeo se realiza a través de las grandes ciudades nacionales, que se denominan eurociudades. Asumen esta categoría las metrópolis nacionales, Madrid y Barcelona (aunque su cualificación funcional es inferior a la que cabría esperar por su tamaño demográfico) y las metrópolis regionales de primer orden de Valencia, Sevilla y Bilbao. La mayor parte de las ciudades superiores a los 200.000 habitantes quedan al margen de una conexión eficaz e intensa con el sistema urbano europeo.

Esta escasa integración del sistema urbano español en el europeo está motivada en parte por insuficiencias notables en las infraestructuras de transportes y telecomunicaciones y, por tanto, en la facilidad de acceso a los mercados y clientes europeos.

Esta carencia se ve agravada por la propia situación excéntrica de España con respecto a Europa, sobre todo con respecto a su espacio central y más dinámico, la dorsal europea (la llamada banana azul) que se extiende desde Londres a Milán, y concentra gran parte de la actividad económica y la vida urbana.

No obstante, se está produciendo cierto desplazamiento espacial de los centros neurálgicos de la economía europea. Parte el dinamismo de ese núcleo se está desplazando hacia el Arco mediterráneo, al coincidir las deseconomías de los espacios urbanos centrales con el atractivo ecológico del Mediterráneo. Muestra tendencias muy dinámicas en lo económico e innovadoras en la tecnología. En el arco mediterráneo abundan las ciudades medias que están teniendo un notable crecimiento gracias a las actividades turísticas. Se extiende desde el centro y norte de Italia, pasa por el sur de Francia y se prolonga por el corredor mediterráneo español hasta Murcia y con ramificación hasta Madrid.

El resto de la península queda en situación menos ventajosa. Las ciudades del NO español, situadas en el Arco Atlántico, y especializadas en sectores pesados e intensivos en mano de obra, sufrieron más intensamente la crisis industrial de los años 80, y son hoy sistemas de menor dinamismo.

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La zona meridional corresponde a lo que se han llamado los Sures (junto con Grecia, Sur de Italia e Irlanda), haciendo referencia a su condición de espacios periféricos poco desarrollados, con escasa base industrial y tecnológica y poco integrados en el sistema de ciudades europeo.

A estas grandes áreas hay que añadir la menos conocida Diagonal Continental, que se extiende desde Lisboa hasta el interior francés, atravesando Castilla y León.

4- LA DESEQUILIBRADA ESTRUCTURA DEL POBLAMIENTO EN CYL

Si se compara con la española, la distribución de la población castellano-leonesa en municipios según su tamaño, se aprecia que:

• no existe una ciudad de tamaño grande, en torno o superior al medio millón de habitantes, capaz de convertirse en una metrópoli regional que atraiga dentro de su zona de influencia al conjunto regional. Por ello, determinadas comarcas o incluso capitales de la periferia regional giran en torno a otras ciudades exteriores, como es el caso de Soria en torno a Zaragoza o el de Segovia y Ávila en relación con Madrid.

• está bien dotada de ciudades de tipo medio, entre los 50.000 y 400.000 habitantes, por lo que las capitales de provincia pueden ejercer sus funciones administrativas, comerciales, de transporte... en relación con el medio rural. La excepción es Soria, con poca capacidad para ejercer influencia en su provincia, dado su tamaño reducido. El conjunto de estas ciudades han experimentado un crecimiento importante en los últimos 40 años hasta duplicar la población de sus municipios y han ido asumiendo servicios que han arrebatado en muchos casos a los núcleos de servicios comarcales.

• La principal debilidad del sistema se encuentra en las capitales comarcales, que por lo general tienen un tamaño muy reducido. Nuestra región tiene menor proporción de población residente en municipios entre 5.000 y 50.000 habitantes que el conjunto de España, lo que contribuye a que no existan, salvo en zonas puntuales, núcleos de servicios comarcales realmente dinámicos.

• Este hecho reviste mayor gravedad si tenemos en cuenta que la proporción que vive en municipios menores de 2.000 habitantes es todavía cuantiosa en nuestra región, un 28%, y de ésta, casi la mitad reside en municipios menores de 500 habitantes, lo que condena a estos municipios a su desaparición.

Esta ruptura en la continuidad de tamaños que debe caracterizar a una jerarquía de asentamientos equilibrada territorialmente dificulta la prestación de servicios sociales (educación, sanidad) y la dotación de equipamientos e infraestructuras, provocando un alto coste económico. Asimismo, como consecuencia, muchos núcleos pequeños se ven obligados a ejercer una centralidad de influencia que por su tamaño no les correspondería.

La estructura espacial del sistema urbano regional se presenta más equilibrada. La metrópoli regional destacada sobre el resto (Valladolid) se sitúa en el centro de la región. Esta ciudad tiene mayor tamaño demográfico que las otras capitales provinciales, como expresión de su mayor dinamismo económico y administrativo; por ello, ejerce una influencia más amplia en la región. En un segundo nivel se encuentran las ciudades de Burgos, León y

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Salamanca, ubicadas en los ángulos de la comunidad. Finalmente están el resto de capitales provinciales (Palencia, Zamora, que dependen de Valladolid; Ávila y Segovia, que están en la órbita de Madrid; y Soria, de Zaragoza) dotadas de escaso dinamismo y tamaño, junto con núcleos industriales (Miranda de Ebro y Aranda de Duero) o mineros (Ponferrada).

En un futuro cercano es posible que este sistema urbano pueda tener una mayor integración con el desarrollo de las nuevas infraestructuras de comunicación regionales, y que Valladolid –incipiente área metropolitana–, contribuya al desarrollo de los otros centros urbanos regionales incorporando las áreas periféricas que están hoy bajo influencias exteriores. Si bien, para ello sería necesario que la región tuviera un mayor dinamismo económico y no siguiera perdiendo población.

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CONCEPTOS:

ESTRUCTURA URBANA: Distribución en el espacio urbano de los edificios (unidades básicas) teniendo en cuenta su función económica (industrial o terciaria) y residencial -estructura funcional- y dentro de la residencial, la organización espacial por grupos sociales -estructura social-. A esta estructuración urbana se puede llegar por zonificación -planificación urbana- o por segregación -a través de los mecanismos que establecen el mercado y la sociedad-. Aunque morfología y estructura urbana son conceptos distintos, guardan una estrecha relación.

MORFOLOGÍA URBANA: Descripción de la forma de la ciudad, es decir, hecha desde el punto de vista fundamentalmente externo o paisajístico. Se concreta básicamente en el plano urbano -relación entre los espacios construidos y los viales, espacios verdes, etc.-, en el entramado urbano -abierto o cerrado- y en el tipo de edificios -individuales, en manzanas, bloques, torres, etc.

SISTEMA URBANO: Conjunto de ciudades de un determinado territorio, normalmente de un país o al menos de una gran región, muy relacionadas entre sí. Por lo tanto, lo fundamental de un sistema urbano es el conjunto de flujos de todo tipo y en toda dirección que se establecen entre las ciudades, que suelen estar jerarquizadas en función del tamaño y la situación de cada una.

CASCO HISTÓRICO: Parte antigua de la ciudad, anterior a la etapa industrial, que comprende el espacio urbano entre rondas que han sustituido a las murallas, así como a sus viejos arrabales adosados; a partir del mismo ha ido creciendo y extendiéndose la ciudad. Sinónimos: casco/núcleo/centro antiguo/histórico.

C.B.D.: Siglas que corresponden al llamado Central Business District. Es el núcleo central de negocios de las áreas urbanas y contiene la mayor concentración de usos del suelo comercial, administrativo y financiero. Suele ser una zona localizada en una posición central de gran accesibilidad y de alto coste del suelo.

ENSANCHE: Barrio burgués creado a finales del siglo XIX y principios del XX en muchas ciudades españolas. Se debió al crecimiento por extensión de las viejas ciudades preindustriales, a causa de su incipiente desarrollo económico de base industrial y/o terciaria,

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que obligó a derribar las murallas, muchas veces medievales. La mayor parte de los ensanches se caracterizan por sus planos racionales en damero o cuadrícula y por las grandes comodidades, para la época, de sus viviendas.

SUBURBIO: Concepto urbanístico utilizado para describir un área de la periferia urbana, normalmente asociado con viviendas de clases trabajadoras, con malas comunicaciones, baja calidad urbanística y arquitectónica y, habitualmente, con déficit de equipamientos. Sin embargo, este término designa un área residencial “fuera de la ciudad” y este paisaje de la periferia urbana varía según la estructura social de sus habitantes, desde las chabolas a las cada día más extendidas urbanizaciones de viviendas unifamiliares.

CHABOLISMO: Tipo de poblamiento integrado por casas precarias, de una sola planta, realizadas con materiales de desecho, sin infraestructuras colectivas de agua, alcantarillado, ni luz. Es propio de los grupos marginales de la sociedad, compuestos por los últimos emigrantes venidos a la ciudad, dotados de escasos ingresos, lo que hace que construyan de forma ilegal en lugares no destinados oficialmente a este fin.

CIUDAD DORMITORIO: Poblaciones situadas en el entorno de las grandes metrópolis, muy dependientes económicamente de ellas, cuya finalidad esencial es servir de residencia a los trabajadores de las grandes ciudades. El enorme desarrollo alcanzado en algunos casos se debe al barato precio del suelo en comparación con el existente en la ciudad principal.

CONURBACIÓN: Concepto urbanístico utilizado para referirse a dos o más ciudades independientes que con el crecimiento de ambas acaban por unirse físicamente, aunque siguen manteniendo su autonomía. Un ejemplo lo constituyen las conurbaciones de San Sebastián de los Reyes-Alcobendas, o la de Benalmadena-Torremolinos.

ÁREA METROPOLITANA: Es una gran extensión urbana que rodea a una ciudad importante y abarca administrativamente a varios municipios independientes pero con importantes relaciones con la urbe principal. Las condiciones para que se pueda denominar área metropolitana a una zona son la presencia de una ciudad central con un determinado tamaño y cierta complejidad funcional, movimientos migratorios pendulares de trabajadores desde los núcleos satélites, contigüidad geográfica entre los municipios que la forman, y un sistema de transportes desarrollado entre la ciudad central y su área de influencia.

ÁREA PERIURBANA: Zona que rodea a las ciudades, que no es propiamente urbana, pero cuyo carácter rural aparece alterado ya claramente como consecuencia del impacto que ejerce la ciudad. Esta alteración se manifiesta en la aparición de residencias secundarias, alguna industria poco cualificada, almacenes, granjas avícolas, huertas para satisfacer la demanda urbana, etc.

PLANO ORTOGONAL: Forma de ordenación urbana basada en la existencia de calles bien trazadas, rectas, anchas, y que se cortan en perpendicular formando manzanas cuadradas. Dicho plano, también llamado “en cuadrícula” o “en damero”, se utiliza por primera vez en las ciudades romanas, apareciendo con posterioridad en las ciudades de nueva planta o en los barrios de ampliación de grandes ciudades edificados sobre terrenos baldíos en el siglo XIX (Ensanche de Barcelona, barrio de Salamanca en Madrid).

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POBLAMIENTO CONCENTRADO: Es la forma de agrupamiento de la mayor parte del territorio español, se caracteriza por la formación de núcleos compactos de población. El tipo de agrupamiento puede ser lineal, cuando las casas se establecen a lo largo de una vía principal, o apiñado, cuando el plano del pueblo es irregular debido al crecimiento espontáneo en torno a un castillo, en una montaña, etc. El tamaño de los núcleos de población varía mucho, pero en general aumenta hacia el sur de la península.

POBLAMIENTO DISPERSO: Forma de agrupamiento en la que las casas no forman pueblos ni aldeas; las granjas o casas rurales suelen encontrarse aisladas unas de otras, separadas por campos de cultivos, sembrados, prados o bosques. Este tipo de hábitat es propio de la Cordillera Cantábrica, el Prepirineo, algunas zonas del País Vasco o Navarra.

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PRÁCTICA: Comentario e interpretación de mapas temáticos referidos a la jerarquía urbana.

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