415

Volveran a por mi josan hatero

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Volveran a por mi   josan hatero
Page 2: Volveran a por mi   josan hatero

Greco, un chico problemático dedieciseis años, es enviado a unaprestigiosa institución inglesa, laAcademia Fénix, que tiene fama deenderezar a jóvenes rebeldes entiempo récord. Allí conoce a Iris,otra interna. Juntos irán viendo queen la academia suceden cosas muyextrañas a los alumnos, que, uno auno, van desapareciendo para volverinquietantemente cambiados ydóciles. Greco e Iris tienen muypoco tiempo para descubrir elmisterio de la Academia Fénix y susiniestra directora, o ellos serán sus

Page 3: Volveran a por mi   josan hatero

próximas víctimas…

Page 4: Volveran a por mi   josan hatero

Josan Hatero & Use Lahoz

Volveran a pormi

ePub r1.0Rocy1991 13.08.14

Page 5: Volveran a por mi   josan hatero

Título original: Volveran a por miJosan Hatero & Use Lahoz, 2012

Editor digital: Rocy1991ePub base r1.1

Page 6: Volveran a por mi   josan hatero

PRIMERA PARTE

Page 7: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 1: Iris

La gente suele deshacerse de lo queno entiende.

Por eso mis padres están llevándomea la Academia Fénix, una especie decárcel de verano para chicosproblemáticos (según he podido ver eninternet) donde esperan que meconduzcan, en palabras de papá, «devuelta al buen camino».

La gente trata de encasillar lo que nocomprende para poder olvidarlo yseguir con su vida ordenada. Trata deetiquetarte: tú eres el gracioso, tú la

Page 8: Volveran a por mi   josan hatero

pija, tú el deportista, tú el conflictivo, túel cerebrito… En el caso de losgemelos, la cosa es todavía peor, porqueentonces es como si uno fuera el yin y elotro el yang. ¿Sabes lo que quiero decir?Si uno es formal, el otro sin duda es elalocado; si una es la alegre, la otra es latristona; si uno es el soñador, entoncesel otro es el práctico. Te haces una idea,¿verdad? Es como si, al no poderdistinguirte físicamente, tuvieran quebuscar una diferencia de carácter. Teetiquetan, y así todo es más fácil.

Mi hermana gemela, Ivette, es labuena. Eso es algo que descubrí siendomuy niña. Todo el mundo se nos

Page 9: Volveran a por mi   josan hatero

acercaba y solía decir: «mira a Ivette,qué tranquila y buena es. En cambio, Irises un terremoto». «Está claro que Iris esla traviesa». Y la cosa fue a peor conlos años. «Qué prontos tiene Iris». «Iristiene mucho carácter»… Siempre me hepreguntado por qué, cuando alguien tienemala leche, se suele decir que tienemucho carácter. En fin. A lo que quierollegar es que, cuando toda tu vida te hanestado diciendo que eres mala, al finalterminas por creértelo. Y si te pasa algoante lo que no sabes cómo reaccionar,automáticamente piensas: ¿Qué haría mihermana? ¿Cómo actuaría Ivette? Yentonces haces todo lo contrario. Para

Page 10: Volveran a por mi   josan hatero

demostrar que tienes personalidadpropia, supongo. Sí, ya sé que suenaabsurdo, es cierto. Pero creo que sialguien hiciera el esfuerzo de ponerse enmi lugar, lo entendería. Porque cuandohas cometido un error lo que de verdadquieres no es que te perdonen, sino quete entiendan.

Pero no quiero perder el hilo de mispensamientos. Sé que lo que hice noestuvo bien. Pero tuve que hacerlo. Meexplicaré. Siempre que a Ivette le hagustado un chico, a mí me ha gustado eltipo de chico contrario. Si a ella le hagustado un rubio, yo he perdido lacabeza por un moreno. Si ella forraba su

Page 11: Volveran a por mi   josan hatero

carpeta con las fotos de un futbolistajoven, yo lo hacía con las de un escritorcincuentón. Si ella prefería losvampiros, yo elegía los hombres lobo. Yasí con todo: cuando ella decidiócortarse el pelo para «parecer másmadura», yo decidí dejármelo largo yme hice mechas azules rollo manga. Mierror fue creer que este sistemafuncionaba en sentido inverso. Cuandoyo me enamoré (bueno, o creíenamorarme, ahora no lo tengo claro.¿Qué esperabas? ¡Tengo dieciséis años,no tengo experiencia en esas cosas!) deJonas, un chico de último curso, con supelo largo que le tapaba la mitad de la

Page 12: Volveran a por mi   josan hatero

cara, la chaqueta de cuero negro de supadre, sus camisetas de Paramore y susbotas militares, lo lógico es que Ivettese hubiera encaprichado de algún niñatorubio con camisas de marca y pantalonesde pinza. Pero no. En cuanto descubrióque yo estaba interesada en Jonas, Ivettedecidió que Jonas era «lo más». Así quesupe que tenía que correr riesgos yadelantarme a ella. Una tarde, al salirdel instituto, me planté delante de Jonasy, sin cortarme un pelo, le pregunté siiba a ir a la «fiesta de primavera», unahorterada que celebraban en mi institutoseguramente copiada de algún colegioextranjero. Me contestó que sí, que claro

Page 13: Volveran a por mi   josan hatero

que sí. Nadie quiere perderse una fiestacuando es adolescente. Y le dije que mepasara a buscar, que iríamos juntos. Élme miró entre sorprendido y divertido.Y dijo que sí, que por supuesto, quepasaría a buscarme. Al llegar a casa lepedí a mi madre que me comprara elprimer vestido largo de mi vida: negrocomo ala de cuervo, con escote depalabra de honor y mucho vuelo.

Y llegó el día de la fiesta. Fiel a supalabra, Jonas apareció con vaquerosnegros, camisa blanca y una corbatanegra con calaveras y tibias cruzadas enrojo, estilo pirata. Juro que casi medesmayo al verlo. Fuimos caminando al

Page 14: Volveran a por mi   josan hatero

instituto (está a solo cuatro manzanas demi casa) y, no exagero, esos contadosocho minutos que tardamos en llegar losdos juntos, los dos solos, fueron los másemocionantes de mi vida hasta ese día.Estaba tan nerviosa que apenas articulépalabra. Al entrar en el polideportivo,empezaron a poner la música. Todo eraperfecto. Hasta ese momento. Entonces,Jonas me dijo que iba a saludar a suscolegas. Así que me fui al baño acomprobar que el maquillaje estaba todoen su sitio y a mojarme las muñecasporque, aunque no hacía calor, yo sentíaque en cualquier instante iba aencenderme como una antorcha. Al salir

Page 15: Volveran a por mi   josan hatero

del baño no lo vi. Tampoco era plan deponerme a buscar como una novia(«novia», qué palabra tan rara) celosa.Así que estuve saludando a miscompañeros de curso un rato. Luego metomé un refresco. Y acto seguidoempecé a comer patatas y cacahuetes dela mesa que había a un lado de la pista.Pasaron los minutos, muchos minutos, yno encontraba a Jonas por ningún lado.Así que decidí dar un paseo como el queno quiere la cosa. Y entonces los vi. AJonas y a Ivette, besándose junto asecretaría. Sus brazos rodeaban lacintura de mi hermana, sus dedos seenredaban en el pelo de Ivette, sus

Page 16: Volveran a por mi   josan hatero

labios se fundían en los de mi gemela,idénticos a los míos. Ivette, con su pelocorto para parecer mayor y un vestidocorto color rosa chicle que le daba unaire de niña que ha crecido demasiadorápido. No sé por qué, pero al verlos meescondí detrás de una columna delpasillo, como si fuera yo la queestuviera haciendo algo malo. Mefaltaba el aire. Al cabo de un rato que amí se me hizo eterno, me di la vuelta yvolví andando a casa. El trayecto se mehizo muchísimo más largo que a la ida.Cuando llegué, mi madre, sorprendida,me preguntó por mi hermana. «Siquieres saber dónde está deberías

Page 17: Volveran a por mi   josan hatero

ponerle un collar a esa perra», lecontesté, y me fui directamente a micuarto.

Al lunes siguiente, mientras todo elmundo estaba en clase, le pedí permisoa la profesora para ir al baño. Salí delinstituto, rocié con gasolina la moto deJonas y le prendí fuego. Así de simple.Así de liberador. Cuando la gente salióalertados por las llamas y el humo, yoestaba tirada en la hierba presa de unataque de risa.

Hace un rato que hemos abandonadola carretera principal y ahora vamos porun camino de mala muerte. La verdad esque la naturaleza salvaje de esta zona

Page 18: Volveran a por mi   josan hatero

resulta espectacular. Es casi ridículoque, viviendo en Leeds, esta sea laprimera vez que vengo a Escocia. Y estriste que sea para recluirme en lamisteriosa Academia Fénix, el lugardonde los jóvenes de buena familia sonreconducidos al buen camino. Cuandomis padres me dijeron que iban adejarme aquí durante el verano, labusqué por internet, pero resulta queeste lugar no tiene página web. Como sifuera una institución de otra época, unaedificación amurallada en mitad de lanada. Y para colmo, está cerca del LochArkaig, un lago que tiene fama deembrujado y que cuenta con parajes con

Page 19: Volveran a por mi   josan hatero

nombres como «La milla oscura» o «Lacharca de las brujas». Cuando lodescubrí, le dije a mi madre que metieraen mi equipaje una pistola con balas deplata y una botella de agua bendita; peroestá claro que mi madre no tiene sentidodel humor.

«Ya hemos llegado». Eso lo acabade decir mi padre. Él va al volantemientras mi madre simula dormir, comoha hecho durante todo el camino para notener que hablar conmigo, «la hijamala».

Estamos en mitad del bosque,frondoso y oscuro. O eso parece. Enmitad de la nada. Acabamos de

Page 20: Volveran a por mi   josan hatero

traspasar una verja alta y la AcademiaFénix se dibuja al fondo recortada en elatardecer como una foto en blanco ynegro. Todo tiene un airefantasmagórico. Se supone que debopasarme aquí los dos próximos meses,sin contacto con el mundo real, mientrasmis padres y mi hermana, la buena deIvette, hacen un crucero por elMediterráneo. Se supone que este lugarolvidado de la mano de Dios me van areconducir «de vuelta al buen camino».Y lo peor de todo es que yo solo puedopensar en que es la primera vez que voya dormir separada de mi hermana.

Bajo del coche. En la explanada que

Page 21: Volveran a por mi   josan hatero

sirve de improvisado aparcamiento hayotros chicos y chicas, otros castigadoscomo yo, despidiéndose de sus padres.Veo a un chico alto y delgado como unafigura de El Greco que se despide de unhombre, su padre supongo,estrechándole la mano. Me pregunto simi padre hará lo mismo. La verdad esque me vendría bien un abrazo. Como sime hubiera leído la mente, mi madre mecoge por los hombros y me estrujacontra su pecho. Cierro los ojos y puedooler su perfume de jazmín.

Pórtate bien. No me lo dice comouna orden; lo dice como unarecomendación.

Page 22: Volveran a por mi   josan hatero

Lo haré.Más te vale dice mi padre con el

ceño fruncido. Ni te imaginas lo que noscuesta este sitio.

Asiento en silencio, avergonzada yherida, y cojo mi maleta de ruedas. Meacerco a mi padre para darle un beso,pero se da la vuelta sin decirme adiós yse mete en el coche.

Dos meses pasan volando me animamamá.

Ojalá suspiro.Seguro que haces amigos añade al

tiempo que abre la puerta del coche.Echo un último vistazo a mis padres,esperando que en cualquier momento me

Page 23: Volveran a por mi   josan hatero

digan que todo ha sido una broma, paradarme un escarmiento, y que puedovolver a casa si prometo portarme bien.Pero papá arranca el coche y comienza amaniobrar para salir del recinto.

Estaban deseando deshacerse de ti,¿eh?

Mi giro sorprendida. La que hadicho eso es una chica gótica, pequeña ymuy guapa, con la cara maquillada deuna forma que solo se me ocurredescribir como agresiva, un poco alestilo de Alice Glass, la cantante deCrystal Castles. Lleva una camiseta derayas horizontales negras y blancas, ajuego con sus medias que le llegan hasta

Page 24: Volveran a por mi   josan hatero

las rodillas, una minifalda negra convuelo y unas botas también negras. Bajosu flequillo cortado a ras de las cejas lebrillan unos ojos azulísimos.

No te preocupes, los míos tambiénestán hartos de mí dice sonriendo. Minombre es Giulietta.

Yo soy Iris.Echamos a caminar juntas por el

sendero de gravilla, arrastrando nuestrasmaletas con dificultad. Un complejo deedificios grises se levanta entre losárboles. No podría decir en qué añohabían sido construidos ni aunque lavida me fuera en ello. Salvo una granfarola que hay justo encima de la puerta

Page 25: Volveran a por mi   josan hatero

de entrada, todo parece tener más dedoscientos años. Si el arquitecto habíaplaneado imponer miedo, mi mássincera enhorabuena.

¡Qué espanto!, dice Giulietta.Y que lo digas. Pone los pelos de

punta.Entonces, el chico de antes se gira y

nos mira directamente como si noshubiera oído, pero no dice nada.

Bueno, al menos parece que con unpoco de suerte no nos aburriremos aquídice Giulietta con una sonrisa pícara.

Page 26: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 2: Greco

Lo primero que quise, nada másllegar, fue irme. Salir corriendo y nodejar de hacerlo hasta llegar a lahabitación de mi casa, correr atrás en eltiempo, a cuando era todavía un niño yno existían los problemas. Ya sé que unono puede arrepentirse de haber crecido,de haber cumplido dieciséis años, perouna vez más me invadió esa sensaciónde descontento conmigo mismo más quecon el mundo, ¿a quién no le ha pasadoalguna vez? Esa sensación de la que mecostaba desprenderme y que me había

Page 27: Volveran a por mi   josan hatero

acompañado durante todo el final decurso. En aquel instante me arrepentí deno haber estudiado lo suficiente y dehaberme pasado el año con Laura y susamigos, haciendo lo que no debía y loque mis padres ni siquiera podíanimaginar. El recuerdo de Laura volvió agolpearme y pensé que, si algún díaconseguía olvidarla, no sabría cómocelebrarlo.

Yo ya sabía que aquello era uncampamento de verano distinto a los quehabía ido de niño con el colegio. Eradistinto porque era para chicosproblemáticos, con suspensos, concarácter conflictivo, descarriados y

Page 28: Volveran a por mi   josan hatero

rebeldes, inadaptados; chicos y chicasde mi edad que no eran lo que se sueledenominar ejemplares. Si mis padres mehabían enviado allí era por algo. Comolos demás chicos y chicas que veíaentrar y se despedían de sus padres igualque yo, sin ninguna convicción y conmucho remordimiento.

La puerta ante la que me dejaron mispadres era de hierro, altísima, y pesabamucho más de lo que aparentaba. Antesde entrar me despedí de ellos moviendola mano y diciendo en voz baja «adiós»,y unos segundos después el Bentley demi padre se perdía en el vacíolevantando polvo.

Page 29: Volveran a por mi   josan hatero

A la entrada del centro nosobligaron a cambiarnos de ropa. En uncuarto sin ventanas me quité lospantalones y la camiseta ante lapresencia muda de un vigilante quetambién me cogió el móvil, las llaves decasa, dos chicles y el poco dinero quellevaba. Al sostener mis pantalonesseparó el cinturón y lo guardó aparte.Olía a cerrado, a sudor, como si aquelespacio no hubiera sido ventilado enaños. También la ropa que me dieron(una sudadera, un pantalón con cinturade goma, varias camisetas blancas yunas zapatillas con mi nombre escrito amano) apestaba a armario cerrado, igual

Page 30: Volveran a por mi   josan hatero

que huele el pasado cuando se visita aun pariente lejano, como si no hubierasido lavada. No olía a detergente ni asuavizante, como olía normalmente laropa que mi madre lavaba en casa. Mesorprendió que supieran mi talla de ropay que tuvieran mis prendas asignadas deantemano, pero no me atreví a decirnada. Para qué: seguí con lo mío,atándome los cordones de las zapatillas,y entonces sí, entonces, mientras meponía de pie y me miraba de soslayo enun pequeño espejo, recordé a mi madrerellenando unos papeles ypreguntándome el número de pie (meextrañó que no lo supiera: ¿no se supone

Page 31: Volveran a por mi   josan hatero

que las madres saben esas cosas?), unatarde en que ella estaba muy nerviosa;de ello hacía apenas uno o dos meses.Una vez vestidos con el chándal delcentro nos obligaron a salir al patio y aponernos en fila. Desde allí levanté lavista y a lo lejos distinguí la torre gris,como emblema de un universo decemento.

Todo era gris.El suelo, las paredes de los

pabellones, las fuentes del patio (habíamuchas fuentes, demasiadas), losuniformes de los vigilantes y también elrostro de la directora, miss Fury. Era unrostro tan blanquecino que, con solo

Page 32: Volveran a por mi   josan hatero

mirarlo, provocaba un escalofrío, comosi una corriente de aire helado teatravesara la mirada. Pensé que deberíautilizar maquillaje antiguo, de señorasmayores que a veces parece que sepasen por la cara harina en lugar demaquillaje. O a lo mejor estaba enferma,recapacité, podría ser eso, pues parecíatan enfadada con el mundo como conella misma.

Fuimos entrando en el aula. Todaslas mesas estaban separadas. Eraimposible hablar con el compañero deal lado y se hacía difícil incluso ponerseen pie y distinguir lo que el compañerode delante escribía. Era más tenebroso

Page 33: Volveran a por mi   josan hatero

que lo que había visto por internet.Sabía que iba a ser un verano duro, quelo merecía y que más que un centro en elque repasar asignaturas iba a ser unatemporada de castigo. Entendí por quénos habían dado un sudadera en lugar deuna camiseta: pese a ser verano, en elinterior de los edificios hacía frío.Habían permanecido cerrados todo elaño, y era como si el frío del invierno sehubiera quedado dentro a la espera denuestra llegada. Hacía más frío dentrode la clase que fuera de ella.

Hasta que el último alumno no tomóasiento, la directora no entró en el aula.Lo hizo con paso firme, marcando el

Page 34: Volveran a por mi   josan hatero

ritmo con los tacones y dejando tras desí un soniquete fúnebre. Cuando elsilencio reinó libre de cualquier amago,empezó a hablar. Cuando lo hizo sentíque algo crujía en el suelo. Pero aquelestremecimiento no era más que eltemblor de mis pies al advertir una vozarrugada, hecha de grietas y humo, comode un hombre, ronca y oscura. ¿Cómoera posible que tuviera una voz tanmasculina?

Vuestros padres os han enviado aquíporque no habéis aprovechado el tiempodurante el curso. Habéis suspendidovarias asignaturas, habéis causadoproblemas y no os habéis comportado

Page 35: Volveran a por mi   josan hatero

como personas dignas. Hizo una pausa,como si necesitara coger aire, y me fijéen sus ojos, que succionaban la miradade todos nosotros como si aquello fuerauna cuestión de magnetismo. ¡Pero esono es lo peor! ¡No! ¡Resulta que nohabéis tenido bastante con hacer el vago,con manchar los apellidos de vuestroslinajes con desgracia y miserablecomportamiento! Y ahora vuestrospadres os han enviado al centro porquelos habéis decepcionado. Espero queseáis conscientes de lo que habéisconseguido, porque decepcionar a unospadres es algo tan indigno como eldesprecio: el mismo desprecio que

Page 36: Volveran a por mi   josan hatero

merecéis de mi parte hasta que medemostréis lo contrario. Aquí no se osva a permitir decepcionar a nadie, estáisadvertidos. Vuestros padres confían enesta institución por nuestro pasadoglorioso y nuestro prestigio, y os puedoasegurar que cuando salgáis de aquí a novolveréis a decepcionarlos: de eso meencargo yo.

Escuchaba con atención, como si lavoz de aquella mujer me tuvierahipnotizado. Nadie se atrevía a hablar,ni siquiera a mirar a ninguna parte queno fuera la cara, los ojos, la boca deaquella mujer espeluznante en cuya vozestaban escritos con mayúsculas la

Page 37: Volveran a por mi   josan hatero

amenaza y el peligro más inminente. Erala encarnación del poder llevado alextremo. Había leído texto en laasignatura de Historia sobre lugares alos que algunas sociedades enviaban alos habitantes mal encaminados areinsertarse, y aquello me los recordótanto que incluso desde el frío del aulavisualicé una página de aquel libro y unafotografía en la que aparecían personasdobladas por el esfuerzo como si su suspiernas fueran de trapo.

Y os invito a que, al salir de clasedespués de esta primera hora, observéislas fotos que cuelgan en el pasillo, lasfotos de antiguos habitantes de este

Page 38: Volveran a por mi   josan hatero

centro, todos ellos a día de hoytriunfadores. Alumnos que pasaron poraquí en su día porque también sus vidasse vieron por momentos desenfocadas,descarriadas, pero que afortunadamentetuvieron unos padres que los enviaron atiempo a este refugio del que salierondispuestos a triunfar como saldréisvosotros en dos meses. Porque en lavida todo cuesta. Y todo tiene un precio.

Siguió hablando con ese tonoamenazador, enigmático y perverso, conla vos firme y sin apenas precipitarse.Daba la sensación de que tenía eldiscurso aprendido. En ese instanterecordé las fotografías que había visto

Page 39: Volveran a por mi   josan hatero

en el pasillo, enormes retrato deantiguos alumnos que rezumaban polvo yaspereza. Por momentos perdí laatención, hasta que nombró la torre grisy subió el tono de voz.

No querría enviar a nadie a la torrepero, como os estaba diciendo, hay unasnormas que seguir y cada verano, tarde otemprano, hay alguno que trata deimpedir el buen funcionamiento denuestra metodología. ¡La torre estápreparada, como lo estamos nosotros!

Nadie dijo nada. El discurso de ladirectora tenía un punto ridículo, queinvitaba a la burla y, sin embargo, habíaalgo en ella que despertaba un terror

Page 40: Volveran a por mi   josan hatero

inmediato. Todos permanecimossentados, en silencio. Y cuando quisellevarme la mano derecha al bolsillouno de los vigilantes me señaló.

¿Qué buscas en el bolsillo?Nada dije temblando. Y era verdad.

Me había traicionado la inercia. Era lacostumbre la que me había hecho llevarla mano al bolsillo para buscar loschicles que el vigilante de la entrada mehabía quitado.

La directora vino hacia mí y meapretó el brazo derecho con una fuerzade hombre que me hizo recordar a mipadre. Miré de cerca las manos y,cuando estaba a punto de gritar, me soltó

Page 41: Volveran a por mi   josan hatero

y me acarició la nuca. Entonces noté sutacto, gélido como el hielo.

Toda la clase me estaba mirando.Fueron sus ojos lo que más me llamó

la atención. Se sentaba dos sillas pordelante de mí, en diagonal. Su miradamezclaba la súplica con carácter, comosi pudiera leerse que había sufrido y nosabía cómo dejar de hacerlo. Bajé lavista y en la suela de sus zapatillas,escrito con rotulador, leí el nombre deIris.

Y entonces, mientras Iris dejaba demirarme y el silencio se apoderaba denuevo de la sala, respiré hondo el vacíode la Academia Fénix y pensé en Laura

Page 42: Volveran a por mi   josan hatero

y en el curso y en las gamberradas. Ytambién pensé qué hubiera sido de mivida si no la hubiera conocido y sihubiera continuado con misentrenamientos de fútbol en el colegio.¿Dónde estaba mi pasado deportista?¿Qué quedaba del niño que daba patadasal balón correteando por el pasillo decasa y en el patio del colegio? ¡Nuncamás volvería a conocer a ninguna chica!Todos los recuerdos que me venían a lacabeza con Laura me parecían mentiras,falsas y sucias mentiras. Jamás debía dehaberme dejado llevar por ella y susamigos. Nunca debí de entrar en sujuego. Pero eso lo sabía entonces, tarde,

Page 43: Volveran a por mi   josan hatero

después de haber sido una marionetapara ella.

Antes de que la directora diera porconcluida la sesión me fijé en laspiernas de Iris: las movíacompulsivamente, como si estuvieranpresas de un tic nervioso. Debía de sermiedo. Puro miedo.

Page 44: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 3: Iris

Esta mañana me he despertado muypronto y he bajado con este horrorosochándal puesto a respirar el aire frescode la madrugada. Todavía quedabacuarenta minutos hasta la clase degimnasia de primera hora. En la parte deatrás del pabellón me he encontrado alchico alto que Giulietta y yo vimos alentrar aquí; trataba de raspar su nombreescrito en las zapatillas con una piedrapequeña. Creo que se ha asustado alverme porque ha dado una especie desaltito muy divertido y casi se cae de

Page 45: Volveran a por mi   josan hatero

espaldas.Ah, hola.Buenos días he contestado,

intentando no reírme.Buenos días.¿No te gusta tu nombre?, le he

preguntado.No. No es que esté mal, es que está

ligado al pasado y, no sé, me gustaríacambiar. Y quizá la mejor forma deempezar es cambiarme el nombre

¿Y cómo te gustaría llamarte?¿Cómo crees tú que debería

llamarme? Al preguntarme esto me hasonreído por primera vez, una sonrisaamplia y cargada de coquetería.

Page 46: Volveran a por mi   josan hatero

Greco he contestado enseguida,intentado no sonrojarme.

¿Greco?Sí, por el pintor.Me gusta. Sí, me gusta mucho, la

verdad. A partir de ahora puedesllamarme Greco.

Encantada de conocerte, Greco le hedicho al tiempo que le tendía la mano.

Él me la ha estrechado con firmeza yeso me ha encantado. No soporto a lostíos que te saludan con la mano flojacomo si tuvieran miedo de que fueras aromperte por el simple hecho de serchica.

Nos hemos quedado unos segundos

Page 47: Volveran a por mi   josan hatero

callados, sin saber qué decir. Losprimeros rayos del sol empezaban acolarse por entre los árboles.

Es extraño: aquí no se escucha nada,ni siquiera los pájaros. Lo ha dicho sinmirarme, como si se lo dijera a símismo.

Tiene razón. Dentro de estos murosel silencio es como si estuviera vivo. Sesiente tan presente, tan pesado, como sifuera un manto que cubriera todo estelugar perdido en mitad de la nada.

Es cierto. No se escucha nada, soloel arroyo he admitido.

Con tantos árboles, en medio delbosque, cualquiera creería que debería

Page 48: Volveran a por mi   josan hatero

haber un montón de pájaros. Sus ojostristes se han perdido en el horizonte deramas.

O de insectos. Giulietta ha aparecidode repente, sobresaltándonos. En estaépoca debería haber mariposas portodas partes ha dicho con aires deentendida.

Y luego ha añadido:Parece que vosotros también tenéis

el sueño ligero, parejita.Greco y yo nos hemos sonrojado al

instante y Giulietta ha soltado una risillamaliciosa.

Entonces, de detrás de unos de lospabellones ha aparecido corriendo el

Page 49: Volveran a por mi   josan hatero

monitor de gimnasia, un tipo rapado quenunca suda a pesar de que se pasa el díatrotando y dando saltos. Cuando nos havisto se ha dirigido a nosotros con elceño fruncido, como si nos hubierapillado tratando de incendiar el bosque.

¿Qué hacen ustedes aquí?¿Conspirar?, nos ha increpado, con unfuerte acento extranjero que no hesabido ubicar.

Nada ha contestado Greco. Tomar elaire.

¿Cómo han salido del edificio?Estaba abierto he contestado.Venga, dejen de perder el tiempo.

Vayan a la clase de gimnasia. ¡Pero ya!

Page 50: Volveran a por mi   josan hatero

¡Al trote!Por un momento, me han entrado

ganas de chillarle que nos dejara en paz;luego he pensado en preguntarle por lospájaros. Pero no he abierto la boca. Nohe tenido valor ni fuerzas. Creo quenunca he hecho tanta gimnasia en mivida como en estos dos días que llevoaquí. He sentido ganas de llorar, peroentonces, Greco me ha sonreído concomplicidad, como diciendo «sé lo queestás pensando», y al instante me hesentido mejor.

Page 51: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 4: Greco

Sabía bien lo que pensaba Iris.Ya me había fijado en ella la

primera clase, y ahora fui yo quien labusqué. Mi primera impresión fue queera una chica inquieta, menos tímida queel resto, poco paciente. Por esa forma deser, callada pero nerviosa, intuí que separecía a mí y supuse que tambiénestaba sufriendo en la Fénix. Enrealidad, nadie podía estar contento enla Fénix. Lo supe por el tono en quecomentó mi apreciación sobre lospájaros. Me resultó tan extraño que no

Page 52: Volveran a por mi   josan hatero

hubiera rastro de la presencia deanimales, que no tuve más remedio quedecirlo. Iris pensaba en su casa, enenfrentarse al monitor de gimnasia yperderlo de vista para siempre; y puedeque en violencia, en un estallido deviolencia. Sí, aquello era tan insólitoque daba pie a que nuestras mentes,lejos de reformarse, se vieran inducidasa rebelarse. Nunca he deseado tantoconvertirme en pájaro como allí.

Antes de entrar en la Fénix, siempreestaba escuchando música, y se me hacíararo tanto silencio. Por un lado echabaen falta mi iPod; por otro lo agradecía,porque todas las canciones me

Page 53: Volveran a por mi   josan hatero

recordaban a Laura. Y en la Fénix elsilencio era una regla inquebrantable.Solo se podía hablar si un profesor tepreguntaba algo. Sin duda, laorganización no estaba a favor de quenos relacionáramos entre nosotros.

Las clases de gimnasia no megustaban. Aquello de saltar vallas,correr, estirar, flexionar y esprintar mesacaba de quicio. No había ni rastro deejercicios con pelota. Ningún ejercicioen equipo. Todo se basaba en laindividualidad. Cada vez que sonaba elsilbato, debíamos cambiar de ejercicioy, si te equivocabas, cincuenta flexionesde castigo. Mientras las hacías ante el

Page 54: Volveran a por mi   josan hatero

monitor, el resto podía descansar, por loque se fomentaba la competencia aldesear que el otro, cualquiera, seequivocase para poder reposar yrespirar aunque fuera un minuto. Elsonido del agua se escuchaba por eltorrente de las fuentes, pero estabaprohibido beber. La teníamos ahí, cerca,pero si te veían acudir a ella arefrescarte, estabas castigado. Solocuando finalizaba la clase y el monitornos daba permiso para beber. Si tuvieraque definir la Fénix en dos palabrasdiría cemento y agua.

Estaba cansado después de la clasede gimnasia y, al ir a las duchas, me

Page 55: Volveran a por mi   josan hatero

sorprendió que un vigilantepermaneciera mirándonos. Era tambiénun tipo rapado. Tenía el mentón y lospómulos marcados y vestía una camisetaajustadísima a través de la cual se lemarcaban las abdominales como a losboxeadores que había visto en la telealguna vez. Cuando Geoffrey, un chicoque a primera vista parecía iba de listo,se quitó la camiseta y la lanzó al sueloen señal de enfado, el monitor se acercó,lo cogió del brazo y lo mandó limpiartodos los retretes, los nuestros y los delas chicas, sin ni siquiera ducharse yante su atenta vigilancia. Eran duchasabiertas. Todos nos mojábamos bajo el

Page 56: Volveran a por mi   josan hatero

chorro de agua en silencio, como siaquella presencia no nos permitierahablar. Querían reformarnos en serio yno nos quitaban ojo. Los chorros de aguaeran abundantes. Recordé misentrenamientos, cuando tenía trece ocatorce años y los jugadores de miequipo de fútbol nos duchábamos, noshacíamos bromas y tonteábamos con lastoallas. Nada de eso se nos permitía enla Fénix. Bastaba la mirada de aquelvigilante para mantener el silencio y elorden. No sé si era más inquietante queamenazador, o viceversa.

Todavía hoy me sorprendo de quesiga con vida.

Page 57: Volveran a por mi   josan hatero

Lo más fácil en la Fénix era sentirsesolo. El miedo que te inculcaban bastabapara que nadie quisiera apandillarse connadie. Podía más el miedo que las ganasde integrarse o socializar. Conocer a Irisme permitió tener una confidente.Después de dos días sin hablar connadie, me vino bien. Para un corazónroto como el que yo tenía al ingresar enla Fénix, encontrar alguien con quiencompartir la pesadumbre del momentofue como un bálsamo. Aunque elladormía en el barracón de las chicas y yoen el de los chicos, ambos secomunicaban por un largo y estrechopasillo donde estaban los baños y las

Page 58: Volveran a por mi   josan hatero

duchas. Los barracones eran unasamplias alas que contaban conhabitaciones sin puertas y con cuatroliteras. Cada mañana, a las seis y medianos despertaban con un timbreensordecedor. A decir verdad, yo estabadespierto mucho antes, me desvelabacon facilidad y, cuando sonaba elestruendoso timbre, mi cabeza ya estabadando vueltas: al pasado, a Laura, atodo lo que nos estaba prohibido utilizaren la Fénix (el iPod, el móvil, loscigarros, el alcohol), a mis padres, a losmeses que me faltaban para cumplir losdieciocho y poder hacer mi vida y, porsupuesto, a los días que faltaban para

Page 59: Volveran a por mi   josan hatero

salir de la Fénix. Porque en mi mentetenía dibujado un calendario y cada díaque pasaba era como un alivio inmenso.Sin embargo, ese alivio no podía con elsuplicio de ver en el calendarioimaginado los días de los dos meses quequedaban amontonándose en una largahilera.

Acostumbrado como estaba a pasarlas tardes de los últimos meses conLaura y sus amigos en el parque, dondefumábamos y bebíamos, confieso que losprimeros días mi organismo echaba demenos la cerveza y el humo. No sé.Todo ello mezclado con el recuerdo eracomo un peso que no sabía descifrar.

Page 60: Volveran a por mi   josan hatero

¿Qué me pasaba exactamente? ¿Cómoidentificar ese sentimiento contrariado?¿Qué echaba en falta realmente? ¿ALaura o a mí con Laura? No lo sé. No sési fue ese día o al día siguiente, lo ciertoes que no tardé en descubrir que midesazón provenía de la soledad a la queme había arrastrado la traición de Laura.La humillación de que volviera con Jay,el más mayor de su grupo, que ya teníadiecinueve años y una Kawasaki de 750,no era superior al vacío que sentí alverme fuera de la banda. Meavergonzaba tener que volver a misantiguos amigos de colegio y decirlesque lo sentía, que me aceptaran de nuevo

Page 61: Volveran a por mi   josan hatero

porque Laura, después de habermeutilizado para conseguir lo que quería,me había dejado. Lo que Laura quería nolo supe hasta entonces, porque cuandouno se enamora no ve más allá de esapersona, de sus gestos y, sobre todo, desu cuerpo. Pero una vez que terminótodo, recordé su primer beso, despuésde que robara para ella aquel perfumesin que me diese cuenta, fue ella quienlo colocó en el bolsillo de mi cazadora.Luego dijo que no, que lo tenía en lamano. Y la creí. ¡Cómo no creerlacuando te miraba con aquella sonrisasuya!

Pero Laura nunca estuvo enamorada

Page 62: Volveran a por mi   josan hatero

de mí, sino de Jay. Me utilizó paraquitárselo de la cabeza: fui un juguete, elperro fiel que le vino bien mientras élpasaba de ella y se liaba con otras; todoel mundo lo sabía menos yo. Luego, tanpronto le pidió volver, me dejó sinreparos. Lo que para ella era un juego,un pasatiempo, para mí fue mi primeramor.

Después de las duchas, a la hora dela cena, entrábamos en el comedor. Loque más me sorprendió fue que no era uncomedor normal, ¡era un aula llena depupitres individuales! Se comía como seestudiaba. De cara a la pizarra en la quepermanecían nombres de personajes que

Page 63: Volveran a por mi   josan hatero

desconocía o derivadas y raícescuadradas, con soluciones falsas algunasy otras acertadas. La pizarra estabarepleta de problemas de aritmética ysoluciones. ¡Y también había frases enlatín y en griego! Como si fuera unresumen de todo lo que nos enseñabanen clase. A mí las frases en latín meparecían amenazas, cuyo sonido comode exorcismo (eso me recordaba a mí)me producían escalofríos. Y en lasparedes, nombres de antiguos alumnosque ahora triunfaban en la vida como loharíamos nosotros tras salir de la Fénix.

Ni siquiera en las comidas estabapermitido hablar. Cogías tu bandeja de

Page 64: Volveran a por mi   josan hatero

aluminio, escogías un primero, unsegundo y un postre y te sentabas,siempre en el mismo sitio, separado delos demás como en las horas de clase.He de ser sincero, porque todo esto esverdad, y puedo asegurar que vicompañeros sufrir durante las comidas,porque el ejercicio de comer no era unmomento de relajamiento, era un castigomás, un ejercicio matemático, otroproblema que resolver. A veces,muchas, mientras masticaba la verdurasin rastro de sal ni aceite, creía que micabeza me iba a estallar; desde elprimer plato hasta el postre, comer eraun acto de calculada tortura que

Page 65: Volveran a por mi   josan hatero

terminabas odiando.Ese día me fijé con más atención en

Geoffrey, el chico que había tirado alsuelo la camiseta y que nadie hubieradicho que pudiera atreverse a levantar lavoz. Me miró a través de sus gafas, quelleva sujetas a la cabeza con una gomaelástica. Enseguida vi que con esamirada entablaría complicidad.

La verdad es que me parecía elchico más agradable de todos lo que allíestábamos. Mi primera impresión es queera una persona que transmitía bondad ycierta predisposición al conformismo.Por eso me había sorprendido tanto suestallido en los vestuarios. Recuerdo

Page 66: Volveran a por mi   josan hatero

que pensé que, con un poco de tiempo,podría llegar a ser uno de mis mejoresamigos en la Fénix; solo faltaba que seatreviese a saltar el obstáculo queimponía en él la timidez, porque desdeque estábamos allí no le había vistohablar con nadie. No acababa deentender qué hacía un chico como él enla Fénix. No tenía pinta de darproblemas ni de ser un rebelde sinsolución. Quizá daba esa impresión porlas gafas, no sé.

Mientras comía reparé en que tendíaa acercar demasiado la cara al plato. Mehizo gracia y pensé qué manía tan rarade encorvarse de aquel modo… Si mi

Page 67: Volveran a por mi   josan hatero

madre me hubiera visto hacer ese gesto,estoy seguro de que me hubieracorregido de malas maneras. Seobservaba en Geoffrey una expresiónparticular, la pantomima que mi madrehubiera condenado con gritos y esprobable que con algún zarandeo. Elrostro de Geoffrey manifestabaextrañeza y curiosidad al mismo tiempo.A veces podías pensar que se estuvierariendo de todos los vigilantes y de ladirectora y de las normas y del control eincluso de todos los demás.

Las gafas que usaba eran un pocoanticuadas, como si le hubieran dadouna montura hallada en un viejo cajón,

Page 68: Volveran a por mi   josan hatero

un regalo herencia de sus bisabuelos.Resultaba cómico y sorprendía, pues sihabía algo que diferenciaba a Geoffreydel resto de chicos era su prevención, sufalta de protagonismo, como si suprincipal intención, más que aprender yser mejor, fuera pasar desapercibido yque su paso por la academia consistiesemás en una anécdota que en unaexperiencia increíble. Puede que hubieraen él cierto temor a mezclarse, vete asaber por qué.

Después de la comida pensé enpreguntarle por el modelo de gafas, perome dio corte. No me atreví. Hay cosasque pueden resultar ofensivas. Tuve que

Page 69: Volveran a por mi   josan hatero

esforzarme para contenerme.A la mañana siguiente repetimos

clase de latín en la misma aula. Pasó eldía con la lentitud aplastante de lascosas que pesan. Era un sentimiento queaprendí los primeros días y al que habíaque habituarse: en la Fénix, los díaspesaban. Oscurecía temprano y ese erael único medidor de tiempo. Aquellastardes sombrías eran para nosotros unametáfora de nuestro futuro si noacatábamos las normas.

Hubo clase de gimnasia bajo unaintermitente lluvia. Carreras, flexiones,estiramientos… Hacia el final tenía elsonido del silbato metido en el cerebro;

Page 70: Volveran a por mi   josan hatero

eran unos pitidos que sabía quetardarían en irse porque seguiríanrepiqueteando durante horas en miinconsciente como un goteo perpetuo. Lomás curioso es que fue Geoffrey quiense me acercó después de la clase degimnasia y, tras ponerse las gafas, medijo:

Sin gafas no veo nada.¿Nada?Prácticamente nada aseguró,

esbozando una sonrisa tímida.Había un vigilante cerca que

observaba nuestra conversación.¿Cómo es posible?, pregunté en voz

baja.

Page 71: Volveran a por mi   josan hatero

Según mis padres es una miopíatotal. A veces, si no llevo gafas, no veoni la comida del plato.

¿Desde cuándo?, quise saber.Desde que era pequeño. Mi madre

dice que si me porto bien y saco todosobresaliente me operarán. Hoy en díase puede solucionar. Según mi madre,entras en el hospital por la mañana, tesierran con un láser la córnea y salespor la tarde viéndolo todo. Solo que esmuy caro.

No entendía muy bien qué era lacórnea. Sin duda él estaba másfamiliarizado que yo con ese lenguaje.

¿Y a mí me ves?

Page 72: Volveran a por mi   josan hatero

No, qué va, cuando te miro veo unbulto. Y luego, riéndose de mí, añadió:¡Un bloque de cemento asqueroso,jajaja!

Aproveché su buen humor para sabermás de él. Le hice la pregunta que noshacíamos todos los primeros días.

¿Por qué estás aquí? ¿Hassuspendido muchas?

Qué va, he aprobado todas, pero mimadre me ha enviado a la Fénix para,como ella, dice, «cambiar la actitud».Siempre está con el «cambio de actitud»en la boca, es muy pesada, pero puedeque tenga razón: me dan prontos, tengoarranques de furia, como ayer con la

Page 73: Volveran a por mi   josan hatero

camiseta, y mi madre quiere que loscorrija. Desde siempre han estado muyencima, no tengo hermanos, y no megusta que me manden, por eso a vecesme entra la rabia y…

Escuchaba hablar a Geoffrey y él sesentía a gusto explicándome sus cosas.De alguna manera agradecía que meinteresara por él.

¿Sabes lo que dice mi madre de misgafas?

No.Que las trate como si fueran mi

mejor amiga. Mi madre lee muchoslibros y quiere que yo también lea, poreso descubrió mi deficiencia, porque

Page 74: Volveran a por mi   josan hatero

tenía que acercarme mucho a todo parapoder identificarlo. Ella siempre diceque cuide mis gafas, que las quieracomo a mí mismo. ¿Por qué? Porque,como le decía mi abuela, las cosas soncomo las personas, si nadie les tienecariño no sirven para nada.

Esa última frase de Geoffrey medescubrió un chico sensible. No le hicemucho caso entonces, pero con el tiempola he conservado en la memoria.

A la salida de las duchas, un par devigilantes se acercaron a nosotros ydetuvieron nuestro paso. Con solo notarsu presencia, un temblor zarandeó mispiernas. Posaron su mirada sobre

Page 75: Volveran a por mi   josan hatero

Geoffrey.Este es el de la camiseta de ayer

dijo uno de ellos, señalándolo.De acuerdo añadió el otro, antes de

apuntar una equis en una libreta yempezar a alejarse.

Sentí cómo se apoderaba de mí lainquietud y, en cuanto desaparecieron,intenté preguntar algo a mi compañero,pero de pronto me vi sin fuerzas parahablar. No me salían las palabras. Fueél quien me dijo:

No te asustes, Greco. Ya todo elmundo me llamaba así, y la verdad eraque me gustaba. Estarían pasando lista.

Esa noche Geoffrey no apareció en

Page 76: Volveran a por mi   josan hatero

la hora de la cena y no vino a dormir albarracón de los chicos. Varioscompañeros lo comentamos en voz baja.No era la primera vez que sentí miedo,pero sí la primera que sentí que iba enserio y que el miedo no iba a dejarmeser yo mismo. Ser uno mismo, sí,entonces lo descubrí: ser uno mismo enla Fénix era por un lado lo que podíacondenarte y, por otro, también lo únicoque podría liberarte. El miedo deaquella noche no me dejó dormir. Dabavueltas al destino de Geoffrey yespeculaba con su ausencia, si estaría enla torre gris o si lo habrían devuelto consus padres y si volveríamos a verlo. La

Page 77: Volveran a por mi   josan hatero

noche era una corteza negra, unbarracón, más grande que aquel en elque tenía que dormir, cerrado a cal ycanto, como si nuestra vida estuvieraencajonada en depósitos, uno másespacioso que el otro. Y el único ruidoque se oía era el soplo del viento; aratos resultaba similar al que hace elafilador de cuchillos cuando acciona larueda del amolar para sacar filo a laherramienta. O al menos eso nos parecíaa nosotros. El viento soplaba con fuerza:me sorprendía que no pudiera escucharel ruido de las hojas de los árboles o elgolpe de ninguna de las pocascontraventanas que había. Prueba

Page 78: Volveran a por mi   josan hatero

inequívoca de que cerrabanperfectamente. O de que fueran dementira. Me había fijado en que a veceshabía puertas que no parecían más quepinturas perfectas.

De pronto me vinieron ganas de ir allavabo, necesitaba orinar. Sabía que noestaba permitido levantarse durante lanoche. Por eso, antes de acostarnos, nosobligaban a ir al lavabo, y un monitornos vigilaba mientras meábamos. Peroel hecho de beber tanta agua, el simplehecho de imaginarme el sonido del aguadespués de escuchar su torrente en lasduchas y en las fuentes, hizo que no mepudiera controlar. Di vueltas en la cama,

Page 79: Volveran a por mi   josan hatero

cada vez más nervioso, moviendo laspiernas y respirando hondo. No queríaabandonar la cama. Pero no había formade controlarlo. Pensé en hacerlo allímismo y luego disimularlo, esperar aque se secara; pero no era posible y erauna guarrada. En una excursión quehicimos en tercero, recordé a uncompañero que se meó en la cama; aldía siguiente expusieron su saco dedormir mojado al sol, y la vergüenza delniño fue tan grande que nunca más quisoapuntarse a ninguna otra excursión.

Me vino aquel recuerdo a la mente ydecidí levantarme. Tenía miedo. Sentíacomo si me temblara el corazón. Al

Page 80: Volveran a por mi   josan hatero

pisar el suelo, descalzo, un repentinofrío se apoderó de todo mi cuerpo. Erauna sensación que mezclaba vacío ysoledad. Las plantas de mis piesacumulaban el frío que luego se repartíapor mis extremidades. Cuando llevabaunos cuantos pasos, escuché algo similara una dicción que me asustó. Tardé enidentificar que era la voz de alguien quedecía en voz baja:

Chist, Chist, Greco, Greco.Con más miedo que interés, me

acerqué a la oscuridad, adentrándome enel lugar de donde procedía aquella voz,que según mi instinto pertenecía alpasillo, antes de que tuviera que doblar

Page 81: Volveran a por mi   josan hatero

para encontrar los servicios.Iris no estaba sola. Giulietta estaba

con ella. Palpé el brazo frío de Iris yella me devolvió el saludo cogiendo mimano. Me la apretó fuerte como antes,cuando nos saludamos por primera vez.

¿Qué hacéis aquí?, pregunté en vozbaja.

Hemos venido al lavabo confesaronentre risas.

¿Juntas?Sí. Se rieron más, tanto que tuvieron

que esforzarse por controlar la risa antesde añadir muy coquetas: Siempre vamosjuntas.

Me gustó mucho escuchar cómo se

Page 82: Volveran a por mi   josan hatero

reían, pues era el único indicio dealegría que reconocía en mucho tiempo.

Hace frío, ¿no?Sí, por eso hemos decidido buscar

mantas.¿Estáis locas?¡Es que hace mucho frío por la

noche! Y no nos atrevemos a pedir quenos den una.

Son capaces de llevaros a la torregris solo por eso.

Pero Iris, para mi vergüenza, cambióde tema.

Greco, ¿se puede saber por quémueves tanto las piernas?

Si hubiera habido luz, seguramente

Page 83: Volveran a por mi   josan hatero

habrían visto cómo se me subían loscolores a la cara.

Es que me estoy meando confesé.Pues venga, ve dijeron las dos entre

risas. Te esperamos.Cuando regresé con ellas buscamos

una equina donde sentarnos. El sueloestaba helado, pero podía más laaventura de estar despiertos mientras laFénix dormía. Entonces, sentados, leshice saber mi preocupación por laausencia de Geoffrey.

No ha venido a dormir. ¿Dóndeestará?

No lo sé, esta gente es capaz decualquier cosa dijo Giulietta.

Page 84: Volveran a por mi   josan hatero

Lo mismo se lo han llevado a latorre gris aventuré.

No sé dijo Iris, encogiéndose dehombros.

¿Qué habrá ahí dentro?La verdad, prefiero no tener que

averiguarlo.Después de estar un rato más

hablando y comentando la desolacióndel lugar, cuando el temor a que alguiennos descubriera iba en aumento, los tresdecidimos que lo mejor sería dormiralgo. Pero eso sí, también los tresconvinimos en que de ahora en adelantesería bueno vernos por las noches, lostres juntos, como esa noche, a solas en

Page 85: Volveran a por mi   josan hatero

la oscuridad, para poder hablar, aunquefuera en voz baja, sin ningún vigilanteimpertinente al lado.

Pero entonces, cuando ya noshabíamos puesto en pie y le habíasoltado la mano a Iris, a nuestra espaldase escuchó algo así como un portazo y elsonido de unos pasos fuertes en laoscuridad. Iris me apretó la mano denuevo y nos volvimos a la vez para verlo último que esperábamos ver.

Page 86: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 5: Iris

El mejor momento del día es eldespertar, esos cuatro o cinco segundosantes de reconocer donde estás. Luegotodo se te viene encima como unapesadilla; solo que es una pesadilla muyreal: no estoy soñando, estoy en laAcademia Fénix, el lugar que haconseguido «enderezar» a generacionesde hombres y mujeres que hoy sondestacados miembros de la sociedad…O eso repite la directora, miss Fury, consu voz atronadora, una voz que parecetener cientos de años a cuestas. ¿Y qué

Page 87: Volveran a por mi   josan hatero

pasa si yo no quiero que me«enderecen»? Sé que no soy perfectapero, ¿no son las imperfecciones lo quenos distingue de los demás, lo que nosdiferencia a unos de otros? Si no, todosseríamos iguales, como cromosrepetidos, un ejército de clones grises.Y claro que he cometido errores, comolo de quemarle la moto al memo deJonas, pero ¿cómo voy a crecer sincometer errores? Recuerdo las clases debiología en el instituto: la vida tal comola conocemos es el fruto de miles deaños de evolución. Y, al fin y al cabo,yo apenas acabo de cumplir losdieciséis. ¿Se supone que Ivette es más

Page 88: Volveran a por mi   josan hatero

madura que yo porque nació sieteminutos antes? Si realmente fuera másmadura podría haberse puesto en milugar por una vez y haber intercedidopor mí ante nuestros padres. Pero no.Recuerdo la expresión de satisfacciónde su cara cuando me dijeron que me ibaa traer aquí y que, mientras ellos tresestarían de crucero por el Mediterráneo,poniéndose morenos bajo el sol de lasislas griegas, yo estaría encerrada yaislada del mundo como si fuera unpeligroso terrorista. Ivette y yo, tanidénticas en la apariencia que puedosaber cómo me va a quedar un vestido siella lo lleva puesto, pero tan diferentes

Page 89: Volveran a por mi   josan hatero

en todo lo demás.Poco a poco, mis ojos se van

adaptando a la oscuridad de lahabitación que comparto con otras cincochicas, incluida Giulietta. Miro hacia sucama y descubro que no está. Supongoque habrá ido al baño, a pesar de queestá prohibido levantarse antes de quesuene el timbre. El resto de miscompañeras respiran pesadamente,sumidas en sus sueños profundos. ¡Quéenvidia! La verdad es que no sé por quéno puedo hacer lo mismo: terminamos eldía agotados físicamente por las clasesde gimnasia y mentalmente por el restode materias y, sobre todo, por la tensión

Page 90: Volveran a por mi   josan hatero

a la que nos someten aquí. Es como siquisiera minar nuestra voluntad… y estáclaro que se les da muy bien.

De pronto siento que tengo quepensar en otra cosa o no tendré fuerzaspara continuar. Me levanto de la cama y,sin hacer ruido para no despertar a miscompañeras, me acerco a los lavabos.Todo está oscuro, apenas entra algo declaridad de la luna por las ventanas queestán al final del pasillo. Antes de ver aGiulietta, la oigo sollozar. Está apoyadaen una pila del lavabo, mirándose en elespejo con una expresión de niña que seha perdido.

Hey, hey, ¿qué te pasa? Me acerco

Page 91: Volveran a por mi   josan hatero

hasta ella. ¿Por qué lloras?Se vuelve y me mira y trata de

esbozar una sonrisa. Luego dice:Mira que cara. No soy nadie sin

maquillaje.Pero si eres preciosa le digo

tratando de animarla, pero sin faltar a laverdad: Giulietta es guapísima. No tehace falta maquillaje con esa piel demelocotón que tienes y esos ojazos.

Ella niega con la cabeza, comodándome a entender que no se trata deeso:

Apenas reconozco mi reflejo en elespejo dice estirando con evidentedesagrado la chaqueta del chándal que

Page 92: Volveran a por mi   josan hatero

lleva, el chándal gris y sin formas quetodas llevamos.

Entonces comprendo por qué lloraGiulietta: el maquillaje y la ropa son lasarmas con las que una chica se enfrentaal mundo cada mañana, son al mismotiempo su escudo de protección y sutarjeta de presentación; y todo eso nos loquitaron el primer día al llegar aquí,dejándonos indefensas y sin argumentos.

Sin darle tiempo a protestar, le doy aGiulietta un fuerte abrazo.

Tía, tienes más fuerza de la queparece dice riendo.

La suelto y le digo:Sí que la tengo, ¿verdad? Debería

Page 93: Volveran a por mi   josan hatero

acercarme a donde quiera que duermamiss Fury (si es que esa bruja duerme),darle una buena patada en su arrugadoculo y luego marcharme por la puerta sinvolver la vista atrás.

Pues sí, eso deberías hacer. ¿Mellevas contigo?

Por supuesto, pequeña contestoponiendo mi acento de cowboy.Conmigo estás a salvo.

Ambas nos reímos de buena gana y,por un momento, la imagen de Ivette meviene a la mente y trato de recordarcuándo fue la última vez que nos reímosjuntas. No lo consigo.

¿Por qué te dejaron tus padres aquí?,

Page 94: Volveran a por mi   josan hatero

me pregunta. ¿Qué hiciste que fuera tanmalo?

Le quemé la moto a un imbécil porenrollarse con mi hermana gemela envez de conmigo. Y al decirlo en voz altame doy cuenta de lo infantil que suena.

Giulietta se ríe:Vaya, nunca hubiera dicho que eras

una pirómana.Mis padres tampoco. Supongo que

les entró miedo de que le hubiera cogidoel gusto a lo de quemar vehículos y mediera por incendiar el garaje me río. Depronto, toda la angustia que tenía haceapenas unos minutos, tumbada en lacama, ha desaparecido.

Page 95: Volveran a por mi   josan hatero

¿Y tú?, le pregunto. ¿Por qué estásaquí?

Le pegué a uno de mis profesores.¿Qué?, me vuelvo a reír. Cuesta

creer que Giulietta le pueda pegar aalguien con esos bracitos pálidos suyos.

Como si intuyera mis pensamientos,añade:

Le di una buena patada con misMartens en… Bueno, en sus partes dicesin poder evitar sonreír.

Guau. Entonces quizá seas tú la quete tenga que protegerme a mí y darle sumerecido a la directora. ¿Qué es lo quete hizo? ¿Te suspendió?

¿El profesor? No. Trató de besarme.

Page 96: Volveran a por mi   josan hatero

De pronto ambas nos ponemosserias.

¿Se sobrepasó?Es una larga historia.No puedo escapar de aquí hasta

dentro de siete semanas le digo,guiñándole un ojo para animarla ahablar.

Giulietta suspira profundamente.Apoyamos la espalda contra una de lasparedes de azulejos y nos dejamosresbalar hasta sentarnos en el frío suelo.

Duncan, el profesor Hill, esrealmente guapo. Alto, elegante, con unavoz que parece envolverte y que haceque cualquier cosa, incluso la Reforma

Page 97: Volveran a por mi   josan hatero

protestante, sea una lección interesante.Reconozco que yo empecé a tontear conél. Ya sabes, le hacía preguntas despuésde clases y lo miraba fijamente cuandome cruzaba con él por los pasillos. Peroera algo completamente inocente. Almenos por mi parte. Todas las chicastenemos a alguien con quien fantasear,eso hace que la rutina diaria sea menosaburrida. Pero jamás, y puedes creerme,pensé en tener algo con él.

Te creo le digo. Y ella me miraagradecida.

La cuestión es que un día me loencontré en los aparcamientos, detrásdel instituto. Yo había estado estudiando

Page 98: Volveran a por mi   josan hatero

en la biblioteca y, cuando salí, era lahora de cenar y no había ni un alma enlos alrededores. La verdad es que miinstituto puede ser un poco siniestro denoche, así que estaba algo nerviosa. Poreso, cuando vi que se acercaba a sucoche, me sentí aliviada y grité sunombre para llamar su atención. Él segiró y me saludó con la mano. Parecíacontento de verme. Me contó que habíaestado corrigiendo exámenes (de hecho,me felicitó por el mío, y añadió que aldecirme eso estaba saltándose lasreglas). Se ofreció a llevarme a casa encoche y pensé: «¿por qué no?». Alprincipio fue muy educado, me animó a

Page 99: Volveran a por mi   josan hatero

cambiar de emisora si la música no megustaba y me preguntó cuáles eran misgrupos favoritos. Ese rollo. Pero luego,al pararse en un semáforo, colocó lamano sobre mi hombro y me dijo que sehabía fijado en como lo miraba.Entonces me puse nerviosa. Me dijo quepodría meterse en un lío, pero que poruna chica tan guapa como yo valía lapena correr el riesgo y que la historiapodría funcionar si yo sabía mantener laboca cerrada. Y ahí es cuando me asustéde verdad. Pero no fue el susto lo peor,sino la decepción. Descubrir que él noera diferente, que no era un verdaderocaballero. ¿Entiendes lo que quiero

Page 100: Volveran a por mi   josan hatero

decir o te parezco una niñata tonta?Claro que te entiendo le respondo.

Tú habías fantaseado con un hombreíntegro y ahora descubrías quemiserable capaz de tratar de seducir yaprovecharse de una adolescente.

Exacto. Exactamente eso. Y entoncestrató de besarme. Le di un empujón todolo fuerte que pude, me quité el cinturóny, aunque quiso retenerme, conseguísalir del coche y empecé a correr.Entonces, escuché cómo me gritaba queera una guarra y que más me valía nocontar nada porque nadie creería a unachica que se vestía como una furcia.

¡Qué cerdo!

Page 101: Volveran a por mi   josan hatero

Giulietta asiente.Ni te imaginas qué rabia sentía. Sus

palabras me estuvieron rebotando en lacabeza toda la noche, y lloraba de purarabia lamentándome por no haberlepuesto en su sitio. Apenas pude dormir.Así que a la mañana siguiente, antes deempezar las clases, lo vi en uno de lospasillos llenos de alumnos que entrabanen las aulas, hablando con otro profesor.Me fui directa hacia él y, sin darletiempo a decir palabra, le di una patadaen sus partes con todas mis fuerzas. Losdos caímos al suelo, yo de culo por lafuerza del impulso y él retorcido dedolor. Te juro que durante unos

Page 102: Volveran a por mi   josan hatero

segundos me sentí de maravilla. Depronto, me di cuenta de que todo elpasillo estaba en silencio. Hasta que losdemás alumnos empezaron a reírse y agritar chorradas. Parecía el comienzo deuna revolución. Me levanté y traté deirme, pero el otro profesor me agarro.Total, que acabe en el despacho deldirector con mis indignados padres. Lesconté, delante del profesor Hill, lo quehabía pasado a noche anterior. Porsupuesto, él lo negó todo y le dio lavuelta a la historia: dijo que se habíaofrecido a llevarme a casa en coche yque ese había sido su error, porque yome había abalanzado sobre él y había

Page 103: Volveran a por mi   josan hatero

tratado de besarlo, por lo que se vioobligado a invitarme a bajar, y queentonces yo le había amenazado condifamarlo y arruinarle la carrera porsentirme despechada.

¡Menudo tipejo!Pero eso no fue lo peor. No. Lo peor

es que todo el mundo, incluso mispadres, creyeron su versión. ¡Mispropios padres piensan que voy por ahíbesando y acosando a profesores! Porsupuesto, me expulsaron del instituto.

¡Pero eso es muy injusto!Y sabes qué es lo más triste. Lo más

triste es que jamás he besado a nadie.Jamás. Y sin embargo ahora todo el

Page 104: Volveran a por mi   josan hatero

mundo cree que soy una especie depervertida sexual.

Reconozco que me sorprende. Yo hebesado a dos chicos en mi vida. Peronada serio, rollitos de verano. Recuerdola primera vez. Fue con Eduardo, unchico español durante las vacaciones enMallorca. Y recuerdo que fuedecepcionante. Ya sé que por el hechode que te besen no vas a sentirteemocionada como si fuera un festival defuegos artificiales o como si bajaras poruna montaña rusa. Pero esperaba quefuera más especial. No sé, que fueramenos un simple acto físico.

Entonces suena el timbre para

Page 105: Volveran a por mi   josan hatero

despertarnos y Giulietta y yo damos unrespingo por el susto.

Durante todo el día me siento mejor:Giulietta y yo nos hemos abierto y almenos me llevé algo bueno de laestancia en este espantoso lugar: unaamiga de verdad.

Y además está Greco. Durante lasclases nos buscamos con la mirada, perono coqueteando, sino buscando ánimo yapoyo el uno en el otro. A pesar de nopoder hablar entre nosotros cuandoestamos rodeados de monitores, tenemosuna evidente complicidad. Un buen rolloque, como si fuera cosa del destino, noshace coincidir esa misma noche.

Page 106: Volveran a por mi   josan hatero

Giulietta y yo nos levantamos ateridasde frío. La temperatura baja muchísimopor la noche; nadie diría que estamos enpleno mes de julio. Además, todashemos empezado a perder peso, con loque tenemos menos energía paracombatir el frío. Así que Giulietta y yodecidimos salir en busca de mantas. Hayuna habitación justo en medio delpasillo que separa nuestro pabellón delde los chicos, de la que hemos vistosacar mantas a los monitores.Sigilosamente, nos movemos en laoscuridad como si fuéramos ladronas.Tenemos miedo de encontrarnos aalguno de los esbirros (así es como los

Page 107: Volveran a por mi   josan hatero

llama Giulietta) de la directora, que estévelando por nuestro sueño. Pero,sorprendentemente, no nos encontramoscon nadie. Supongo que nos creen tancansados y aterrorizados que no piensanque nos podamos (o nos atrevamos a)levantarnos de nuestras camas.Lamentablemente, la puerta del cuartode la ropa de cama está cerrada.

Si fuéramos unas auténticasdelincuentes sabríamos abrir la puertacon una horquilla o algo así bromeaGiulietta.

¿Una horquilla? ¡Si nos han quitadotodas nuestras cosas!, me río yo.

Entonces escuchamos unos pasos

Page 108: Volveran a por mi   josan hatero

que vienen del otro pabellón. Nosasustamos y nos acurrucamos en laoscuridad. Entonces vamos la siluetaalta y delgada de Greco, que se asustatanto de nosotras que casi nos da unataque de risa. No puede dormir y se halevantado para ir al baño. Por unmomento, el hecho de estar ahí los tresdespiertos, en la oscuridad silenciosa deeste sitio olvidado del mundo, es unaaventura emocionante. Pero de prontoescuchamos un ruido, una especie depasos que provienen del final delpasillo. Instintivamente agarro las manosde mis dos amigos y nos volvemosasustados. Entonces vemos lo que menos

Page 109: Volveran a por mi   josan hatero

esperamos. ¡Es un pájaro! Pero unpájaro extrañísimo: del tamaño de unhombre adulto, con una cabeza grandeerizada de plumas y unos andares máshumanos que animales. Nos apretujamose la oscuridad, aterrorizados. La siluetadel pájaro se recorta contra la luz de laluna que entra por las ventanas del finaldel pasillo. Parece que asoma su cabezaen las habitaciones como buscando algoo, tal vez, comprobando que todo está enorden.

Se parece a la directora susurraGiulietta.

Es cierto. En la distancia, se puededecir que aquél pájaro no es sino miss

Page 110: Volveran a por mi   josan hatero

Fury disfrazada.Entonces, tal como ha aparecido, de

pronto el pájaro desaparece al doblaruna de las esquinas, como si fuera unmal sueño.

Estamos al menos cinco minutos desilencio, inmóviles, temerosos de queaquella criatura vuelva a haceraparición. Finalmente, me incorporo yme atrevo a decir lo que estoy seguraque mis dos amigos piensan:

Tenemos que escapar de este lugarcueste lo que cueste.

Page 111: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 6: Greco

Pronto reparé en que no echaba demenos a mis padres. Si bien es ciertoque añoraba la comida y las condicionesde vida de mi casa, en absoluto mevenían ganas de escribir una carta o debuscar un teléfono para llamar a mimadre. El tiempo que uno pasaba en laFénix estaba destinado a pensar en ella,la Fénix, la gran madre de todos losinternos. Tanto control, tanta vigilanciaconseguían que a nuestra imaginación lecostara sobrepasar los límites delinternado. El pensamiento se centraba en

Page 112: Volveran a por mi   josan hatero

la Fénix. Igual que nuestro cuerpo nopodía salir de allí, también nuestracapacidad mental se evasión se veíareducida. Las clases de latín a primerahora, las declinaciones, la seriedad delos profesores, la individualidadpromovida desde la dirección y losexámenes sorpresa, que eran casidiarios, hacían que no existiera ningúnmomento de diversión o distracción. Nisiquiera las clases de gimnasia servíanpara distraernos. No existía el alivio.Todo era tensión, y esfuerzo. Yvigilancia. El ocio estaba censurado,absolutamente controlado por el séquitode hombres rapados y vestidos siempre

Page 113: Volveran a por mi   josan hatero

de gris.Al segundo día de ausencia de

Geoffrey todavía no me había atrevido apreguntar a nadie por él. De hecho nadiepreguntaba nada. La directora pasó porla clase durante la comida. En la pizarraescribió «El esfuerzo es la semilla deléxito» y «Lo único que os hará libres esel trabajo» y luego nos pidió quereflexionáramos sobre ello mientrasmasticábamos como autómatas, muertosde hambre. El estómago se habituóenseguida a las comidas sin sal y a laescasez, y el gesto que más repetídurante aquellos meses fue el de asentir.Si algo aprendí fue a decir que si con la

Page 114: Volveran a por mi   josan hatero

cabeza. Cuando un alumno levantó lamano y pidió más comida, la directora,incrédula, lo cogió del brazo, lo levantócon esa fuerza de animal que poseía ycomo su fuera un despojo lo entrego confuria a un vigilante mientras decía:

¡Este todavía no sabe que elestómago es un animal de costumbres!

El silencio volvió a adueñarse delespacio. Hasta dejaron de oírse loscubiertos.

Iris se giró y me miró. Por la formaen que lo hizo pude leer en sus ojos elmiedo, o el alivio. Yo levanté mibandeja, que estaba completamentelimpia, rebañada, para que la viera, y

Page 115: Volveran a por mi   josan hatero

ella hizo lo propio con la suya: lalevantó ante sí, y al estar tan limpia y serde aluminio, pude ver perfectamente elreflejo de su cara en ella. Iris, al darsecuenta, sacó la lengua en señal de burlay estuve a punto de reír. Me gustó muchover la bondad de su cara reflejada en subandeja como en un espejo. Entendí queella, igual que yo, había estado a puntode preguntar si podía repetir. Luego mefijé en el detalle que esperaba: la villevarse al bolsillo la cuchara,disimuladamente y aprovechando laentrega de bandejas. Y reí para misadentros.

Por la tarde, después de la clase de

Page 116: Volveran a por mi   josan hatero

gimnasia, cuando ya nos estábamosempezando a olvidar de él, ¡aparecióGeoffrey!

Muchos de nosotros tuvimos elimpulso de ir a su encuentro, pero noscontuvimos. Ahora que ha pasado eltiempo y los recuerdos de la Fénixduelen menos y afortunadamente y sinsaber cómo puedo escribir esto, sé queno fue nuestro instinto el que se frenópara evitar el abrazo, fue su presencia,el modo en que apreció, lo que aplacó elímpetu.

Geoffrey caminaba menos encorvadoque antes. Miraba al frente. Se sentó enel aula, ocupó su mesa y sacó su libreta.

Page 117: Volveran a por mi   josan hatero

La colocó sobre el pupitre y esperócomo un androide a que alguien leordenara hacer algo.

Pero no era eso lo más sorprendente:lo peor era que no llevaba gafas.

Aprovechando el momento en quetodos los internos ocupaban sus mesasgenerando barullo, me acerqué hasta susitio y le dije:

¿Qué te han hecho, tío?Geoffrey giró la cabeza, buscó mis

ojos con los suyos y contestó:Estoy mucho mejor.Por un momento recordé a Geoffrey

lanzando al suelo la sudadera, rebelde ydisconforme, y me pareció todo muy

Page 118: Volveran a por mi   josan hatero

extraño.Antes de irme a mi sitio, el propio

Geoffrey me agarró por el brazo de talforma que me obligó a agacharme ycomo si quisiera decirme algo al oído,añadió:

Esto es una oportunidad paraempezar de cero en nuestras vidas.

Quise soltarme, deshacerme de él,pero me había cogido de tal manera queno pude librarme:

Espero que tú también la aprovechescuando te toque añadió antes desoltarme y unos segundos antes de que lepreguntara:

¿Y tus gafas? ¿Dónde están?

Page 119: Volveran a por mi   josan hatero

Eso es problema mío, a lo mejor elque necesita gafas eres tú.

Ocupé mi sitio sin poder evitar queun escalofrío me recorriera el cuerpo:aquel no parecía Geoffrey. Y traté deimaginarme qué diablos le habríanhecho en la torre gris para que volvieratan cambiado en tan solo un par de días.

No me dio tiempo a seguircavilando, porque en aquel precisomomento la directora entró en el aula.Todos clavamos, como siempre, nuestramirada en ella. Era la única que vestíade negro. Fue mirando a todos, uno poruno, y como quien dice una gran noticiaque la satisface enormemente anunció:

Page 120: Volveran a por mi   josan hatero

Esta noche no habrá cena paravosotros.

Nadie se atrevió a protestar, aunquela rabia nos corría por dentro.

Si queréis una explicación, se lapodéis pedir a Abraham cuando vuelva.Seguro que sabe dárosla.

¡Abraham era el chico que se habíaatrevido a pedir más comida unas horasantes!

Lo que no quiere decir que novayamos al aula de comer la directorasiguió hablando para nosotros, como sitodo aquello le hiciera gracia yreconfortara su ánimo. Os sentaréis acenar, sí, pero con las bandejas vacías.

Page 121: Volveran a por mi   josan hatero

Así aprenderéis a fortalecer elestómago.

En una pantomima absurda, todossimulamos cenar: nos llevamos lascucharas vacías a la boca y hacíamoscomo si tragáramos.

Al terminar la cena imaginaria, Irisme buscó con la mirada e hizo un gestocerrando el puño como tratando dedarme ánimo. No cabía duda de que erauna chica extraordinaria.

Luego, por la noche, nosencontraríamos al amparo de lassombras Giulietta, ella y yo; y entoncessí, entonces podríamos hablar comohacíamos cada noche. Para quedar a una

Page 122: Volveran a por mi   josan hatero

hora determinada y dado que noteníamos reloj, los tres decidimosdormirnos con un objeto en la mano. Lostres resolvimos robar una cuchara, unoen cada comida, para no llamar laatención. La idea era acostarnos con lacuchara en la mano por fuera de la cama;así, en cuanto el cubierto cayera alsuelo, el ruido nos despertaría,esconderíamos a toda prisa la cucharadentro de la funda de la almohada yacudiríamos a la esquina del pasillo queprecedía a los servicios. No habíamargen de error. Iris y sus planes eran lomejor de la Fénix. Cuando estaba conella, no me acordaba de Laura ni de mi

Page 123: Volveran a por mi   josan hatero

antiguo apodo, incluso me venían ganasde escribir Greco como si fuera miverdadero nombre y hacer una nuevafirma.

Page 124: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 7: Iris

Mi cuchara cae al suelo al mismotiempo que la de Giulietta. Lasguardamos en las fundas de lasalmohadas y nos levantamos con sigilo,asegurándonos de no despertar anuestras compañeras. Nos hemosacostado vestidas para no perdertiempo. Mirando con cuidado, nosacercamos a la zona intermedia entre losdos pabellones, donde hemos quedadocon Greco. En nuestro recuerdo siguemuy presente la imagen del extrañopájaro de anoche. La luna está creciendo

Page 125: Volveran a por mi   josan hatero

y hay un poco más de claridad que ayer.Greco está parapetado en las sombras ysale a nuestro encuentro llevándose undedo a los labios para indicarnos queguardemos silencio.

Hola saluda en un susurro. No hepodido dormir nada, así que me helevantado antes y he investigado: lapuerta de salida no tiene llave, estácerrada electrónicamente, supongo quedeben abrirla desde fuera. Pero creo queel piso de arriba está vacío.

Mentalmente, me hago un mapa delpiso de arriba, que cubre el pabellón delos chicos y el nuestro, donde seencuentran algunas de las aulas, varias

Page 126: Volveran a por mi   josan hatero

estancias cerradas y una especie debiblioteca, con unos cuantos bancos ymesas y las paredes laterales cubiertasde estanterías llenas de libros.

¿Propones que subamos?, preguntaGiulietta.

¿Por qué no?, contesta Greco. Laspuertas de este piso también estáncerradas. Además, mi padre es algo asícomo un militar frustrado y tiene todauna colección de libros de estrategia; entodos pone que antes de una batalla hayque reconocer bien el terreno.

Entonces, ¿vamos a librar unabatalla?, digo medio en broma medio enserio.

Page 127: Volveran a por mi   josan hatero

Greco me responde sin sonreír:Yo no sé qué le han hecho a

Geoffrey en la torre gris, pero sea lo quesea lo ha asustado bastante como paraque parezca otra persona. Así quedebemos estar preparados para queninguno de nosotros tres tenga que pasarpor lo que él ha pasado.

Tiene razón. En fila india, pegados ala pared, subimos por las escaleras conmucho cuidado, tanteando cada escalón.En el piso de arriba, además de la luz dela luna, entra rasgada la de la farola quehay encima de la puerta de entrada. Yhace más frío. En el pasillo principal,vemos los retratos de algunos de los

Page 128: Volveran a por mi   josan hatero

alumnos destacados que han pasado poraquí. Los más recientes son fotos encolor, pero hay otros que son cuadros alóleo, lo que te lleva a preguntarte cuántotiempo lleva abierta la Academia Fénix,cuándo empezó su carrera desometimiento de jóvenes descarriados.Por primera vez me fijo en laarquitectura de este edificio. Mientras latorre gris, un antiguo molino, escilíndrica y las estancias de la directoray de los monitores son rectangulares,igual que el comedor, nuestrospabellones forman una especie de cubo,al menos visto desde afuera. Sinembargo, desde dentro cuesta

Page 129: Volveran a por mi   josan hatero

visualizarlo así porque se suceden loscruces de pasillos, hay huecosdesiguales entre las puertas, las aulastienen espacios muy diferentes y labiblioteca tiene un extremo circular. Escomo si hubieran añadido estancias conel paso de los años. Esta impresión serefuerza al descubrir que, en medio delpasillo donde están los retratos, hay loque al parecer fue una chimenea, ahoracerrada con ladrillos grises que hacenjuego con el color de las paredes.

Nos acercamos a la biblioteca sindirigirnos una palabra. Todos los librosson de estudio: no hay novelas, nada deliteratura. Abundan los tomos de

Page 130: Volveran a por mi   josan hatero

mitología, desde fábulas nórdicas hastaleyendas de los indios americanos.También hay multitud de diccionarios,incluidos uno de esperanto y varios delatín. También en esta estancia haycolgados retratos de antiguos alumnos,intercalándose algunos que parecen delsiglo XIX con otros mucho másrecientes, sin ningún criterio aparente.Algunos son de artistas, pero la mayoríason de empresarios y políticos,incluidos un par de primeros ministros.Greco hojea algunos de los títulos coninterés.

No te pondrás a estudiar ahora ledigo en broma.

Page 131: Volveran a por mi   josan hatero

Hay libros de topografía. Quizápodamos encontrar un mapa de la zoname dice muy concentrado.

Entonces me siento un pocoavergonzada: mientras yo estoy viviendoeste paseo como una aventura, él se loha toma como una misión. Y está claroque ese es el espíritu.

¿Dónde está Giulietta?, preguntaGreco alarmado.

Me giro y descubro que Giulietta noestá con nosotros. De pronto, se meencoje el corazón.

Estaba aquí hace un rato.Psst. Hey, venid. Es Giulietta que

reaparece entre las sombras. Creo que

Page 132: Volveran a por mi   josan hatero

he encontrado algo.De vuelta al pasillo principal,

seguimos a Giulietta hasta una de lasmuchas puertas que hay.

No está cerrada con llave anuncia.Con cuidado, apretujados los tres,

empujamos la puerta y Greco asoma lacabeza.

No hay nadie.Se trata de un cuarto alargado y

estrecho con una mesa polvorienta enmedio, un enorme horno, unos fogones yvarios armarios y alacenas.

Parece que hemos descubierto lavieja cocina dice Giulietta.

Tiene razón. Me recuerda a la

Page 133: Volveran a por mi   josan hatero

cocina de mi abuela, en la antiguamansión familiar. Entonces me viene unaimagen a la cabeza. Miro a mi alrededorhasta que vislumbro un armario de dospuertas empotrado una ancha columna.Me acerco decidida y lo abro de par enpar: estaba en lo cierto.

Es un antiguo montacargas lesexplico a mis dos amigos. Seguramentepor aquí bajaban los platos, las ollas yla mantelería.

Giulietta y Greco se asoman. Por losresquicios de los costados se cuela unpoco de claridad.

¿Adónde creeréis que conducirá?,pregunta Greco.

Page 134: Volveran a por mi   josan hatero

Lo que está claro es que no tienesalida a nuestros pabellones porque lohabríamos visto comento. Seguramentedebe llegar más abajo, hasta el sótano ohasta un cuarto de calderas.

Pues tendremos que averiguarlo diceGiulietta y, acto seguido, se asegura deque la madera aguantará su peso.

¿No irás a meterte ahí?, preguntaGreco tan sorprendido como yo por elímpetu de nuestra amiga.

Quizá ahí abajo haya comida, omantas… O una salida. Pero si nosquedamos aquí nunca lo sabremos.

Ten mucho cuidado le imploro.Giulietta se sienta sobre sus piernas

Page 135: Volveran a por mi   josan hatero

en la caja del montacargas. Es tanmenuda que cabrían dos como ella.

¿Estás segura?, pregunta Greco,agarrando las cuerdas que tiran de laspoleas. Yo me apresuro a ayudarlo.

Bajadme.Con mucho cuidado, quitamos el

seguro y sujetamos las cuerdas. Si ahorase nos escapara, Giulietta caería a pesohasta el fondo. Lentamente, vamostirando y soltando cuerda. Poco a poco,Giulietta desciende en la caja. Greco yyo estamos pegados hombro conhombro. La verdad es que cuesta menosde lo que pensábamos: la cuerda es tangruesa que el mecanismo del

Page 136: Volveran a por mi   josan hatero

montacargas se desplaza con lentitud. Alcabo de más o menos un minuto, lacuerda llega al tope. Giulietta debehaber llegado al sótano. Greco y yoaguardamos en silencio, tratando deafinar el oído. Por un momento, me dejollevar por un mal presentimiento y meimagino a la pobre Giulietta topándosede bruces con el pájaro que se parece ala directora, o con la propia directora.Me imagino que se encienden las luces ylos esbirros de la Fénix nos sorprendenallí, y tengo ganas de salir corriendo yvolver a mi cama y taparme con lassábanas. Pero cojo aire y respiroprofundamente.

Page 137: Volveran a por mi   josan hatero

Seguro que está bien me animaGreco, aunque en su cara se dibuja lamisma inquietud que apuesto se reflejaen la mía.

Entonces notamos como Giuliettatira de la cuerda. Nos apresuramos asubirla. Después de unos segundos quese nos hacen eternos, aparece la carasonriente de nuestra valiente amiga. Susojos azules brillan como no los he vistobrillar desde aquel primer día que nosconocimos en el aparcamiento. Grecofija el seguro y le tendemos la mano aGiulietta para que salga.

Cuenta: ¿qué hay abajo?Es un sótano, como sospechábamos.

Page 138: Volveran a por mi   josan hatero

Hay varias tuberías que recorren eltecho, que es mucho más bajo que este.Greco, mañana tendrás que agacharte.

¿Mañana?, pregunta Greco,visiblemente agobiado por la idea demeterse en la caja del montacargas. ¿Esque quieres que bajemos ahí mañana?

Sí. Hay un pequeño ventanuco queda a la parte posterior del edificio y estáabierto. Si nos colamos por ahí,podremos salir al exterior e investigar.

Estupendo digo. Deberíamosexplorar para ver hasta dónde llega elmuro.

Page 139: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 8: Greco

En todo aquel miedo había una dosisde aventura que en realidad era lo quenos hacía sentirnos activos. Aunquesabíamos que si nos pillaban se acababanuestra historia, el secreto nos hacíasentirnos fuertes. La noche se convirtióen nuestro espacio de liberación.Mientras los guardianes de la Fénixcreían que nos tenían presos en lascamas, nosotros habíamos encontradonuestro propio espacio para ser nosotrosmismos, sin imposiciones. El miedo eraconstante, sí; pero en nuestra rebeldía

Page 140: Volveran a por mi   josan hatero

había una adicción.Las primeras noches en que me

levantaba de la cama, todavía preso dela sospecha que me provocaba el ruidode la cuchara por si este habríadespertado a alguien que decidieraseguirme u observarme, tuve muypresente una frase que había oído decira padre años atrás. Yo era más pequeño,debía de tener ocho años, aquel veranoque mi padre quiso que pasáramos en elpueblo de la abuela. Por las tardes solíajugar al fútbol con otros niños delpueblo, siempre de portero, comoprefería. Una noche en que después decenar reparé en que me había olvidado

Page 141: Volveran a por mi   josan hatero

los guantes, mi madre dijo que no hacíafalta ir a por ellos, que allí estarían a lamañana siguiente. Pero entonces mipadre añadió:

Siempre y cuando los jabalís no losdevoren.

Entonces empecé a quejarme. No séa ciencia cierta si llegué a llorar o no,pero sí recuerdo el pánico que sentí yexpresé en voz alta. Deseaba aquellosguantes, eran nuevos y nadie tenía otroscomo aquellos en el pueblo.

Mi padre me ordenó:Levántate, que vamos a por ellos. Tú

llevarás la linterna.Salimos de casa juntos y, a mitad de

Page 142: Volveran a por mi   josan hatero

camino, cuando ya pisábamos lasafueras del pueblo y los cantos decigarras se mezclaban con el batir dealas de algunas aves nocturnas, antenosotros y para mi total sobresalto, pasóun zorro, como una presencia. Yo ibacon pantalones cortos y aquella visiónfugaz me rozó la espinilla y me asustétanto que llegué a gritar mientras meabrazaba a la cintura de mi padre altiempo que soltaba la linterna y ladejaba caer. Mi padre siguió impasible.

No temas. Ha pasado de largo y novenía a por ti.

¿Cómo lo sabes?Porque el miedo respira respondió

Page 143: Volveran a por mi   josan hatero

mi padre, feliz de que estuvieraasustado.

Pero ¿cómo puede respirar el miedo,papá? Si el miedo no es una persona, niun animal le pregunté a mi padre,encogiéndome de hombros.

El miedo respira en ti, antes de quete alcance. Cuando crezcas loentenderás: el miedo guía tu respiracióny tus pulsaciones. Y yo seguíalumbrando el camino sin entender nada,rumbo a la era donde seguían estandolos guantes, donde los había dejado,entre los juncos.

Por eso en la Fénix, cuando llegabala noche, después de recoger la cuchara

Page 144: Volveran a por mi   josan hatero

y esconderla dentro de la funda de laalmohada, antes que nada escuchaba lasrespiraciones de los demás compañeros,sobre todo de los más cercanos. Unamezcla de espiraciones llenaba la sala.Cansancio, pesadumbre y aprensión serecluían en las mentes dormidas de loscompañeros. ¿Qué soñarían? La Fénixno era lugar para tener dulces sueños,pero quién sabe, los sueños no sepueden vigilar. ¿O sí? ¿Podríancontrolar nuestros sueños? Por lopronto, nadie soñaba en voz alta,ninguna palabra atravesaba el cargadoambiente de la habitación. Solo cuandonotaba que las respiraciones de mis

Page 145: Volveran a por mi   josan hatero

vecinos eran largas y cercanas alresuello, y que de verdad eranrespiraciones propias del descanso, meponía en pie y salía. Y luego, cuandoveía a mis amigas, durante aquellasnoches, ¡cuantísimas veces escuché elmiedo en la respiraciones de Giulietta yde Iris!

Maldita seas, Academia Fénix.Poco a poco noté cómo la imagen de

Laura acudía con menor frecuencia a mispensamientos. Empecé a ser conscientede que se alejaba de mi vida. Uno seolvida de las cosas sin darse cuenta. Depronto un día descubres que el dolor deacordarte de alguien ya no duele, que

Page 146: Volveran a por mi   josan hatero

flota en el aire que respiras, sí, pero queya no duele de la misma manera. No sé,como si la vida fuera un inmenso puzledesordenado y los días del calendario,el paso del tiempo, fueran losencargados de ir encajando las piezas ensus debidos huecos. Lo cierto es que elrecuerdo de Laura dejaba de dolerpaulatinamente. No temía la llegada desu recuerdo, aunque, para ser sincero, amenudo aún me preguntaba si seríacapaz algún día de olvidarme de ellapara siempre. ¿Por qué seguía empeñadoen eliminarla, en arrancarla de mi vida?¡Tonto de mí! Tardé en darme cuenta deque en la vida no se puede borrar a

Page 147: Volveran a por mi   josan hatero

nadie ni a nada del pasado. Antes deentrar en la Fénix había borrado sunúmero de móvil, pero daba igual,porque lo sabía de memoria. Así sucedecon tantas cosas. Ahora no tenía móvil,ni ninguna riqueza que no fuera las ganasde huir y la imaginación.

Muy de vez en cuando, y solo por lasnoches, cuando salía de la cama,también recordaba a mi padre, supredisposición a la valentía y al orgullo.Empecé a entender por qué me habíaenviado a la Fénix. Incluso pormomentos, viendo aquellos retratos,temía encontrarme con alguno de él.Pensé que a lo mejor él también había

Page 148: Volveran a por mi   josan hatero

sido alumno de la Fénix en el pasado.Quizás mi padre, ese hombre perfecto,ese hombre tan diferente a mí, habíatenido un pasado subversivo y tambiénhabía precisado de la Academia Fénixpara que lo recondujera por el caminode la virtud y la corrección de las quetanto hablaba miss Fury.

Era todo complicado. Era fácil caeren el abatimiento.

De día había pocas ocasiones parahablar. En los vestuarios algunas veces,en el aula durante el cambio de materia,de camino a la clase del comedor y pocomás. Aquellos días todas lasconversaciones giraban en torno a la

Page 149: Volveran a por mi   josan hatero

figura de Abraham. Seguíadesaparecido. Ya era el segundo día yno había ni rastro de él. ¿Dónde estaría?¿Qué harían con él? ¿Cuándo volvería?¿Lo veríamos de nuevo? Pensar en suausencia era interesarse por Geoffrey.Él era el único que podía decimos loque supuestamente harían en la torre conAbraham.

Edgard, un chico muy delgado,espigado y con pintas de pasota que nosolía hablar con nadie, se me acercócamino del comedor y me dijo:

¿Has visto cómo ha vuelto ese?Era común referirse a Geoffrey

como «ese». Y era muy común en la

Page 150: Volveran a por mi   josan hatero

Fénix encontrarte con alguien que, sinvenir a cuento, te soltaba un comentario.Apreciaciones hechas de buenas aprimeras que dejaban al descubierto laincertidumbre y el recelo. Tampoco erafácil decidirse por alguien para entablaruna conversación. No sabías con quiénapandillarte. No podías saber a cienciacierta quién era quién, y mucho menosentre los chicos. Muchos jugaban a servalientes. No era fácil hacerse un hueco.Entre ellos me sentía pequeño. Teníamiedo al ridículo. Si tuviera la valentíade mi padre, quizás hubiera sabidodetectar a tiempo las traiciones y lasconductas de los demás. Pero si hubiera

Page 151: Volveran a por mi   josan hatero

sido valiente como mi padre no hubieratenido que venir a la Fénix. Tampoco mehubiera dejado humillar por Laura ytodo hubiera sido diferente. Demomento, el consejo que no podíaquitarme de la cabeza me lo había dichoIris la noche anterior: «la clave está enno destacar, así no tendrán que llevarnosa la torre». ¡No destacar!

Pregúntale tú a Geoffrey, a ver quéte dice.

Por eso, para evitar ser protagonista,sugerí a Edgard que fuera él quien seatreviese.

Si me acompañas tú, sí.No.

Page 152: Volveran a por mi   josan hatero

¿Le tienes miedo?Después de comer te acompaño

cambié de opinión para no mostrarcobardía.

Edgard era tan delgado que nadamás verlo sufrías por él. Era solitario,tan retraído que podía dar pena. Una vezle pregunté por qué estaba en la Fénix y,como si repitiese la alineación titulardel Manchester United, dijo:

Mis padres están separados.Ninguno me hace caso, sé que soy unacarga para ellos, pero los dos quierenque sea perfecto. Me han mandado aquíporque así este verano tienen unproblema menos.

Page 153: Volveran a por mi   josan hatero

No pude rebatirlo. Ni supe animarloni supe qué decirle. «Pobre Edgard…»,pensé.

Comimos lo poco que había en labandeja en total silencio. Iris y yocruzamos nuestras miradas apenas unsegundo. Iris, Iris, Iris. Me gustabaobservarla. La veía de espaldas,curvada sobre el plato, sorbiendo pocoa poco, muy despacio, para que duraramás. Estiraba el plato de sopa como sifuera un chicle. Fue ella quien merecomendó cortar los alimentos enmuchos trozos, muy pequeños, lo máspequeños posibles, para así engañar alcerebro y conseguir la sensación de que

Page 154: Volveran a por mi   josan hatero

había más.El plato de arroz con un pescado que

no supe identificar se acabó antes de quepudiera sentir su peso en el estómago,pero comer viendo la espalda de Iris eraun buen condimento.

En la pizarra, doctrinas y números.Los vigilantes alrededor, merodeando,atentos, manteniendo compostura yorden. Ni siquiera se hablaban entreellos si no era estrictamente necesario.

Después de comer, Edgard me buscóy los dos nos acercamos a Geoffrey.Aprovechamos el pasillo que conducía ala clase de matemáticas. Fue Edgardquien habló, sin levantar mucho la voz:

Page 155: Volveran a por mi   josan hatero

Oye tú, camarada le puso la mano enel hombro. ¿Sabes qué demonios leestán haciendo a Abraham?

¿De quién me hablas? Geoffreydetuvo el paso y apartó la mano deEdgard. Serio y sin que le temblasen laspalabras, lo miró a los ojos mientrasterminaba. ¿Qué Abraham?

Pues Abraham, el chico que sellevaron el otro día, el pobre chaval quepidió un poco más de comida.

Ah, sí, ese maleducado.¿Pero qué dices?Sinceramente, está donde mejor

puede estar.¿Qué te hacen allí? Tú has estado y

Page 156: Volveran a por mi   josan hatero

sabes lo hay en la torre.Solo puedo decir que me alegro por

él, puede considerarse afortunado.Entonces empezó a caminar de

nuevo, y Edgard y yo seguimos tras élpara atender a lo que nos seguíadiciendo:

No hay nada peor que la gente queno sabe apreciar las oportunidades quela vida le depara.

¿De qué estás hablando, tío?, añadióEdgard a su espalda y casi gritando.

Como dicen las grandes personas, enesta vida se puede ser cualquier cosa,menos desagradecido. Espero quecuando os llegue el momento, sepáis

Page 157: Volveran a por mi   josan hatero

agradecerlo.¿A quién? Era yo el que preguntaba.

¡Me sorprendí al dejar escapar esapregunta de mis labios!

Al agua, al agua de la que procedesdijo para mi asombro, clavando sus ojosen mi boca.

Y entonces Edgard dejó de seguirleel paso. Desistió y me miró, levantó eldedo derecho y se lo puso en la sien altiempo que le dijo:

Una de dos: o está pirado o le hanlavabo el cerebro.

No, no estaba pirado. Geoffrey notenía pinta de estar loco. Eso lo teníaclaro. Era lo poco que tenía claro.

Page 158: Volveran a por mi   josan hatero

Además, ahora veía sin necesidad deusar gafas, como si ya no hubiera rastrode su deficiencia visual. El agua, elagua: ¿qué tendría yo que agradecer alagua?

Entramos en clase y me senté.Mientras copiaba los ejercicios de lasderivadas especulé acerca de Abraham.¿Dónde estaría? ¿Lo habrían llevado ala torre? ¿Qué harían con él allí? ¿Quétenía que ver el agua con todo esto?Debía avisar a Iris de las respuestas quebrindaba el nuevo Geoffrey cada vezque alguien lo acometía o le pedíaexplicaciones.

La única cosa que tuve clara fue que

Page 159: Volveran a por mi   josan hatero

nadie debía enterarse jamás de nuestrasreuniones nocturnas. Un chivatazo seríamortal para nosotros. De ahora enadelante habríamos de extremar lasprecauciones, no solo con los vigilantesy con la directora, sino también conGeoffrey. Su actitud dejaba aldescubierto un claro posicionamiento afavor de ellos.

Por la tarde volvimos a clase degimnasia. Mientras nos cambiábamos enel vestuario nadie abrió la boca. Lamirada del vigilante controlaba desde lapuerta todos nuestros movimientos. Elprimero en cambiarse fue Geoffrey, quese colocó ante el vigilante, el primero

Page 160: Volveran a por mi   josan hatero

de la fila. En el patio, contra lo que erahabitual, lucía el sol y por primera vezdesde que llegué a la Fénix me acordéde que era verano. ¿Qué hora seria?¿Las tres y media? ¿Las cuatro? Al notarel sol en la cara eché de menos el mar,la playa a la que mis padres y yohabíamos ido durante tantos años, hastaque murió la abuela y mi padre vendióla casa. Este verano no sería como losotros. Y el sol que iluminaba el patioera intenso como la ausencia de mar queme esperaba por delante. Empecé acorrer como si persiguiera el olor deaquellos veranos, un intenso aroma amar, a ropa recién tendida, a una vida

Page 161: Volveran a por mi   josan hatero

diferente.Este verano en la Fénix la vida me

daba la espalda: por unos segundos,odié a mis padres; y no miento si juroque entonces pensé en que, en cuantocumpliera los dieciocho años, medespedirla de ellos para siempre.

¿Qué habría dentro de la torre? ¡Nicorriendo hasta el agotamiento podíaquitarme de la cabeza esa idea!

Durante la sesión me cansé deobservar a Geoffrey. A menudo actuabacomo si supiera lo que nos iba a decir elvigilante. Tenía sed y sufría porGiulietta, que se cansaba más que elresto y respiraba por la boca y, al

Page 162: Volveran a por mi   josan hatero

hacerlo, una especie de asma seapoderaba de ella. Me pregunté si elmiedo del que hablaba mi padrerespiraría por la boca. Me esforcé porborrar del pensamiento todo lo queimplicara miedo.

Tras acabar la sesión, después delas duchas, fue Edgard quien volvió aacercarse a mí. De tan delgado que erase le marcaban las costillas de tal modoque con un mínimo de esfuerzo podíascontarlas.

Tío, esto es insoportable.Tenemos que aguantar le dije para

animarlo. No puedo más.No puedo más.

Page 163: Volveran a por mi   josan hatero

Pues no queda otra.Necesito fugarme de aquí.¿Fugarte? ¿Cómo?Acompáñame, por favor.¿A dónde?Tú ven y verás.Llevado por la curiosidad,

acompañe a Edgard detrás de losbarracones. Para mi sorpresa, se agachóy empezó a escarbar en la tierra.

¿Qué haces?Ya no aguanto más. Quiero fumar.¿Estás loco, Edgard? ¡Está

prohibido!¿No te apetece?En absoluto. El tabaco me recordaba

Page 164: Volveran a por mi   josan hatero

a Laura.Pues vete, cobarde.Acto seguido se puso en pie, me

miró y me fijé en que sus manossujetaban un paquete de tabaco. Era rojoy blanco, y en su interior también habíaun encendedor Zippo, que sacó. Depronto me dio por pensar en sus padresseparados, ajenos a su soledad, cadacual por su lado, enviándolo a la Fénixpara evitar hacerse cargo de él enverano, apartándolo de sus vidas paraque no moleste.

Lo escondí el primer día. Todavíano me había atrevido, pero ya noaguanto más. En esta esquina no hay

Page 165: Volveran a por mi   josan hatero

ventanas, así que es imposible que nosvean.

Eso era cierto. Aquella esquinadetrás de los barracones estabaresguardada de miradas extrañas por unapared de ladrillos y por las ramas bajasde los árboles.

Este es mi secreto. No digas nada anadie.

Yo no quiero saber nada de esto ledije al tiempo que me daba la vuelta.Cuando comenzaba alejar me, escuchéque Edgard decía:

Hasta muerto estaría mejor.Me sorprendió la gravedad de su

voz y me giré justo para ver cómo en ese

Page 166: Volveran a por mi   josan hatero

momento encendía el mechero. Depronto, un fuerte viento se levantó detrásde donde él estaba. Lo hizo con tantoímpetu que pareció que se rompiera elcielo. Vi el rostro de Edgard, lleno deplacer al inhalar el humo. Di unos pasosatrás y me giré para ver cómo volabanhojas en la intemperie del patio. Cuandomiré hacia arriba guiado por la inercia,lo vi: el cielo se quebraba. Noté lahumedad de la lluvia antes de quecomenzara a caer.

Vete escuché que me decía Edgard,fumando con ansia al tiempo que seapresuraba a enterrar de nuevo elpaquete de cigarrillos y el encendedor.

Page 167: Volveran a por mi   josan hatero

Lo dijo como si hablara con lapared, como si supiera lo que vendríadespués.

No hizo falta que me lo repitiera dosveces: no sé por qué, el pánico seapoderó de mí, como una especie deinstinto de supervivencia. Me fuideprisa. En cuanto hallé una puerta,entré para que nadie me viera; respirabapor la boca como si fuera el miedoquien me hubiera recomendadoesconderme.

A Edgard no lo volví a ver nuncamás. Ese Edgard no volvió a aparecer.¡Qué maldita manera de ir perdiendocompañeros! Por una rendija de la

Page 168: Volveran a por mi   josan hatero

puerta pude ver cómo pasaban tresvigilantes, que corrían junto a miss Fury,cuyo cuerpo temblaba, pero seguíacorriendo como un militaraproximándose hacia el patio, hacia lasduchas, a por Edgard, ¡acompañada deGeoffrey!

Page 169: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 9: Iris

Esta noche el cielo amenaza lluvia.Bueno, me digo a mí misma, aunque seaverano, estamos en Escocia. A pesar delas nubes, cuando en medio de ellasaparece la luna, esta brilla llena,poderosa. Cuando llegamos a nuestropunto de encuentro, Greco ya nos estáesperando. Al vemos, se le ilumina lacara con una sonrisa que hace que tesientas contenta de ser tú quien la haprovocado.

Sin mediar palabra, subimos con elsigilo habitual hasta el piso de arriba.

Page 170: Volveran a por mi   josan hatero

No hemos vuelto a tropezar con elpájaro extraño, pero sabemos que no fueuna alucinación, que esa criatura deberondar por alguna parte, así que somosmuy cautos y miramos en todasdirecciones antes de cada paso.Giulietta suele mirar incluso hacia eltecho, temiendo que algún peligropudiera estar agazapado a la espera desaltamos encima. Puede sonarirracional, pero en eso es en lo que teconvierte el miedo, en un ser irracional.Aun así, hemos pactado no hablar deello con ningún otro compañero, enparte para no alarmarlos, pero tambiénpara evitar llamar la atención.

Page 171: Volveran a por mi   josan hatero

Antes de doblar cada esquina,Greco, que se siente en el deber de abrirla marcha aunque sé que tiene el mismopánico que nosotras, estira la manohacia atrás y me sujeta el brazo. Sucontacto siempre me resultareconfortante. Me pregunto si, dehabernos encontrado en una situación yen un lugar diferentes, alguna vezhabríamos hablado. Y lo mismo me pasacon Giulietta. Si ella y yo fuéramos almismo instituto, probablemente nuncahabríamos cruzado una palabra.Simplemente por dar por hecho que elvestir de forma diferente significa quesomos diferentes. Es una pena cómo a

Page 172: Volveran a por mi   josan hatero

menudo, por no ser más abiertos,podemos perdernos la oportunidad deconocer a gente más parecida a nosotrosque nuestra propia familia. Sí, merefiero a Ivette. Y, a pesar del rencorque le guardo por no haber intercedidopor mí ante nuestros padres, me alegrode ser yo la que está aquí y no ella,porque sé que Ivette no habría aguantadola presión de este sitio. No es que creaen el destino, eso son tonterías paragente sin imaginación; pero, en ciertaforma, empiezo a sentir que estoy aquípor alguna razón. Creo que saldré de laAcademia Fénix cambiada. Perocambiada para mejor, no convertida en

Page 173: Volveran a por mi   josan hatero

un autómata como Geoffrey. O quizá esque le quiero encontrar sentido a lo queestamos pasando aquí. Porque si no sacoalgo bueno de haber venido a este lugarolvidado por el mundo, todo esto nosería más que una broma cruel.

Me meto en la caja del montacargasy le enseño los pulgares alzados a Grecoen señal de que estoy preparada.Empieza a bajarme con cuidado. Cuandollego al sótano, Giulietta me estáesperando con una sonrisa deemocionada complicidad. Parece que lanoche le da fuerzas: durante el día se lave frágil, mermada físicamente. Pero allevantamos para nuestras aventuras

Page 174: Volveran a por mi   josan hatero

nocturnas luce como si se hubieratomado cinco cafés bien cargadosseguidos. Echo un rápido vistazoalrededor. Todo es como ella habíadescrito: un espacio alargado, de techosbajos surcados de tuberías y manchas dehumedad en las paredes. Hay un par deventanucos sucios por los que se filtra laluz del exterior y varios cajones demadera tirados aquí y allá.

Como no nos fiamos de nuestrasfuerzas para bajar a Greco a pulso,Giulietta y yo agarramos la palanca defreno del montacargas y lo vamossoltando poco a poco, de manera que lacaja se deslice lentamente. Greco llega

Page 175: Volveran a por mi   josan hatero

hecho un ovillo; al salir de la caja sueltaun suspiro de alivio, y pienso que noestá hecho para estar encerrado; ningunode los tres lo estamos.

Me sorprende con cuanta rapidezmis ojos se han habituado a laoscuridad. Aun así, seguimos nuestroritual de avanzar en fila india y pegadosa la pared. Por si acaso. Al llegar alventanuco, Greco se sube a uno de loscajones y lo abre. Asoma primero lacabeza, luego medio cuerpo, mira entodas direcciones y luego espera unossegundos, escuchando con gesto atento,como si estuviera barriendo la zona conun radar.

Page 176: Volveran a por mi   josan hatero

¿Estamos seguros de que queremoshacer esto?, nos pregunta.

Por supuesto dice Giulietta.Tenemos que hacerlo contesto.Greco sale al exterior y nosotras lo

seguimos. A lo lejos, la luz de la lunadibuja el lateral del edificio delcomedor y, un poco más allá, el edificiode la directora y los monitores. Y, justodespués, recortada en la noche, la torregris, como una pieza gigante de ajedrez.Encima, como si de un faro se tratara,una potente luz barre la oscuridad.

Parece que estamos prisioneros enun campo de concentración digo.

Si tienen un tipo manejando ese

Page 177: Volveran a por mi   josan hatero

foco, es que ahí dentro guardan algovalioso apunta Greco.

O que esconden algo que no quierenque se sepa añado.

Esa torre da mucho miedo diceGiulietta, que mira en la mismadirección que yo.

Eso es porque no sabemos lo que es,qué esconde dentro. Cuando loaverigüemos, seguro que ya no darátanto miedo propone Greco.

O puede que aún sea peor digo yo, yal momento me arrepiento de haberabierto la boca: Greco trataba dereconfortarnos y yo he tirado sus planespor tierra sin querer.

Page 178: Volveran a por mi   josan hatero

Decidimos ir en dirección contrariaa los otros edificios. Nuestra idea es verhasta dónde alcanza el muro, averiguarsi existe alguna otra salida que la altapuerta metálica por donde entramos elprimer día.

Ya sé que estamos cansados detodas las clases de gimnasia, pero creoque deberíamos correr hasta alejarnosde este edificio, no vaya a ser que hayaalgún vigilante en una de lashabitaciones de arriba y dé la señal dealarma.

Giulietta y yo asentimos en silencio.Greco echa a correr con ganas y

nosotras lo seguimos. A pesar del

Page 179: Volveran a por mi   josan hatero

cansancio que acumulamos, el miedo esmás fuerte que el dolor de músculos eimpulsa nuestras piernas; el miedo a quenos descubran es como gasolina paranuestros castigados cuerpos.

Pronto llegamos a una zona boscosa.Nos detenemos. Giulietta se apoya en eltronco de un árbol para recuperar elaliento:

Si salgo de esta, prometo que novolveré a correr en la vida. Ni paracoger el autobús.

Lo ha dicho como una broma, perola frase «si salgo de esta» delata que loque estamos viviendo no es ningunabroma. No puedo evitar pensar que solo

Page 180: Volveran a por mi   josan hatero

somos unos chiquillos asustados queestán tratando de escapar de algo que noentendemos, de algo que no creemosmerecer. Todo lo que queremos es hacerborrón y cuenta nueva. Empezar desdecero una vida mejor. Pero no una vidacomo la que suele mencionar miss Fury,que suena a amenaza, y en la quenosotros no tenemos voz ni voto.Queremos una vida en la que podamostomar nuestras propias decisiones yconvertimos en individuos conpersonalidad propia, no en soldados deun ejército gris. No dejo de preguntarmesi mis padres saben cómo nos tratan aquídentro. Me cuesta creer semejante

Page 181: Volveran a por mi   josan hatero

crueldad por su parte. Quizá algúnconocido de mi padre le habló de estesitio, de cómo había obrado un milagrocon sus hijos, y mi padre, que desde quecumplí los catorce me observa con esacara que mezcla preocupación ydecepción, pensó que pasar el veranoaquí me serviría de escarmiento. Encualquier caso, hubiera deseado quehablara conmigo, que me prestara másatención.

Después de un breve descansoseguimos andando en línea recta. Detrásde nosotros, ya hemos perdido de vistalos pabellones. Frente a nosotros, unaoscuridad arbolada se extiende hasta

Page 182: Volveran a por mi   josan hatero

donde podemos vislumbrar.Parece que los terrenos de la

academia son más vastos de lo quepensábamos dice Greco.

Durante unos minutos que nosparecen eternos, seguimos caminando ensilencio. Un silencio que pronto serompe con un murmullo largo. Como sifuéramos un ballet perfectamentesincronizado, los tres nos detenemos almismo tiempo.

Es un arroyo dice Giulietta.Me vendría bien un trago de agua

anuncio.Todo se lo debemos al agua dice

Greco.

Page 183: Volveran a por mi   josan hatero

¿Cómo?, se sorprende Giulietta.Es algo que dijo Geoffrey y que no

deja de darme vueltas en la cabeza.Vete a saber qué lavado de cabeza le

habrán hecho en la torre gris. .Algo tienen que haberle hecho para

que haya vuelto tan serio añade Greco.¿Os habéis fijado que ya no llevaba

gafas?, observo. ¿Cómo puede ser queya no las necesite?

Es rarísimo coincide Greco. Hastaayer no podía ver sin ellas ni el plato enel que comía.

Al llegar al arroyo, los tres nosagachamos en la orilla y bebemosutilizando las manos a modo de

Page 184: Volveran a por mi   josan hatero

cucharones.Qué fresca… empiezo a decir, pero

siento que la mano de Greco me tapa laboca. Le miro sorprendido y veo quehace un gesto para que mire en direccióncontraria. Lo hago y al instante mealegro de tener la boca tapada por sumano porque lo que veo casi me hacesoltar un grito: a unos ciento cincuentametros siguiendo la orilla del riachuelose dibuja una silueta que se mueve en laoscuridad.

Al principio creo que es el extrañopájaro que vimos la otra noche, peroluego juraría que es una figura humana.Moviéndonos lo más lentamente que

Page 185: Volveran a por mi   josan hatero

podemos, a gatas, los tres retrocedemospara evitar que lo que sea que está ahídelante nos descubra. Un pie se meresbala al agua con un pequeñochapoteo. Instintivamente, los tres nosdetenemos. Ahora mismo somosestatuas. Yo ni siquiera me atrevo aabrir los ojos. Escucho cómo una ráfagade viento sopla entre los árboles. Medecido a mirar. La silueta sigue ahí;imposible saber si nos ha visto o no.Noto cómo mis amigos siguenretrocediendo, pero mi zapatilla haceventosa con el fango del fondo delriachuelo y no me atrevo a tirar confuerza por miedo al ruido que haría.

Page 186: Volveran a por mi   josan hatero

Se me ha enganchado la zapatilla enel fondo susurro.

Desátatela, luego volvemos a porella me dice Greco.

Así lo hago.Retrocedemos a cámara lenta hasta

parapetarnos detrás del tronco de unárbol. Los tres asomamos la cabeza, yopor encima de la de Greco, que estátumbado completamente sobre la hierba,y Giulietta por encima de la mía.«Debemos parecer un tótem indio»,pienso.

Para terminar de empeorar lasituación, empieza a llover. Una lluviaescocesa, claro, suave pero constante.

Page 187: Volveran a por mi   josan hatero

Enseguida me pregunto cómo estaráIvette. Seguro que disfrutando de unacálida noche en algún puertomediterráneo, tomando un helado en unaterraza, viendo pasar a chicosbronceados. En cuanto salga de aquí,pienso tomarme una copa de heladogigante.

Ya no lo veo susurra Greco. ¿Yvosotras?

Tampoco contesto, y siento cómo mipecho se aplasta contra su espalda y mispiernas se cruzan con las suyas. Poralguna extraña razón, es una sensaciónagradable, incluso en una situacióncomo esta. Y, por un instante, me siento

Page 188: Volveran a por mi   josan hatero

un poco culpable. Pero solo por uninstante.

Por precaución, permanecemos unosminutos más así, escudriñando laoscuridad desde nuestro escondite.

Finalmente, nos incorporamos.Me apoyo en el hombro de Greco

para no tocar el suelo con el pie mojado.Volvemos a la orilla y me arrodillo ymeto la mano donde calculo que debeestar mi zapatilla. Al principio no laencuentro, pero después de tantear elfondo, doy con ella y con algo más, algoque parece una bolsa de tela. Saco lazapatilla y, mientras procedo a tirar elagua y a ponérmela, informo a mis

Page 189: Volveran a por mi   josan hatero

amigos:Hay algo raro atrapado en el fango.¿El qué?, pregunta Greco. ¿Una

caja?A lo mejor es un tesoro dice

Giulietta con su inocencia como de niñapequeña.

No lo sé contesto.Me remango ambos brazos y los

introduzco en el agua y en el fango hastasujetar la tela. Por un momento, piensoque tiene el mismo tacto que nuestrochándal. Tiro con fuerza pero, comoantes con mi zapatilla, hace ventosa conel cieno del arroyo. Es algo más pesadoy grande de lo que había creído.

Page 190: Volveran a por mi   josan hatero

Échame una mano le pido a Greco.Se arrodilla a mi lado y mete las

manos en el agua. Al momento las retira:Hay algo duro bajo la tela dice con

un escalofrío que recorre su expresión.Yo solo tengo agarrada la tela y no

me atrevo a tocar más abajo.Tenemos que sacarlo le digo. Quizá

es algo que tiró un antiguo alumno.Greco vuelve a meter las manos en

el agua.A la de tres, tiramos con todas

nuestras fuerzas, ¿vale?Ok.Una, dos y tres.Tiramos hacia atrás impulsándonos

Page 191: Volveran a por mi   josan hatero

con la piernas contra el suelo como siestuviéramos arrancando una cebollagigante. A nuestros pies, dejamos caerun cadáver.

El susto es tan grande que no puedoni gritar; siento cómo se me eriza la pielde todo el cuerpo, abro tanto la boca quenoto cómo se agarrota la garganta alinstante y tenso los músculos como si mehubiera convertido en una estatuagrotesca.

Greco se lleva las dos manos a laboca y aprieta con fuerza, preso delmismo horror.

Giulietta da un paso hacia atrás ytropieza con algo y cae de culo al suelo

Page 192: Volveran a por mi   josan hatero

y empieza a arrastrarse, alejándose delcuerpo pero sin dejar de mirarlo.

Sin duda, se trata del cadáver de unalumno, de un chico, porque lleva elmismo chándal que nosotros. Duranteunos segundos que parecen eternos, lalluvia cae sobre su cara y sus gafassujetas con una goma, lavándole el lodo.

Es Geoffeyanuncia Greco.¿Qué?, pregunto aterrorizada.Es Geoffrey repite.Tiene razón. El cuerpo que yace sin

vida a nuestros pies no es otro que el denuestro compañero.

Pero no puede ser dice Giulietta.Esta noche ha cenado justo delante de

Page 193: Volveran a por mi   josan hatero

mí.Y no solo eso: esta misma noche, al

levantarme para acudir con vosotras, hepasado junto a su litera y lo he vistodurmiendo cuenta Greco.

Por un momento, nos quedamos ensilencio, intentando buscar algún sentidoa todo esto. De repente, un pensamientocruza por mi cabeza: es una broma, debeser una broma, y enseguida aparecerámiss Fury acompañada de los monitoresriéndose de nosotros, y Geoffrey selevantará gritando «buh». Pero no, nadade eso sucede.

Quizá tiene un hermano gemeloapunto yo.

Page 194: Volveran a por mi   josan hatero

A mí me contó que es hijo únicodice Greco.

En cualquier caso, eso no explicaqué hace un cadáver sumergido en ellecho del riachuelo comenta Giulietta.

Quizá el que volvió de la torre grisno era el verdadero Geoffrey especulaGreco.

¿Qué quieres decir?, pregunto. ¿Quees una especie de doble, un don o algoasí? Eso no existe, solo en las películas.Estoy tan asustada que no me doy cuentade que mi tono de voz es demasiado altohasta que Giulietta me pasa d brazo porel hombro y me abraza.

No, ya sé que eso no es posible dice

Page 195: Volveran a por mi   josan hatero

Greco casi disculpándose. Pero tienesque admitir que todo es muy extraño: losretratos de alumnos modélicos quecuelgan de las paredes, el pájaro enormeque hemos visto, esto y señala elcadáver. Este lugar encierra un misterio,eso está claro. Y parece evidente quecorremos peligro.

Entonces me acuerdo de algo:¿Sabéis lo del Loch Arkaig?¿El lago que está aquí cerca?,

pregunta Greco.Ese. Antes de venir aquí busqué en

internet para ver dónde estaba estaacademia, y descubrí que el lago tienefama de embrujado.

Page 196: Volveran a por mi   josan hatero

¿Quieres decir que esto tiene quever… con magia negra o algo así?,pregunta Greco.

Y yo qué sé. No tengo ni idea, peroes tan probable o tan poco probablecomo los clones.

Yo no he afirmado nada de clones,es una suposición.

Sumerjámoslo de nuevo y volvamosa la cama en silencio dice Giuliettaatajando nuestra conversación.

Greco y yo la miramossorprendidos:

¿En serio quieres que volvamos atocar… a tocar el cadáver?

Hasta que sepamos qué está

Page 197: Volveran a por mi   josan hatero

pasando, sea lo que sea, lo mejor esdejar las cosas como están y procurarpasar desapercibidos.

Page 198: Volveran a por mi   josan hatero

SEGUNDA PARTE

Page 199: Volveran a por mi   josan hatero

Del diario de JohnStewart

Academia Fénix, 9 de julio de 1948No sé cómo ni por dónde empezar,

pero siento que tengo que hacerlo. Mellamo John Stewart y tengo dieciséisaños. Estoy interno en la AcademiaFénix y me duelen los dedos, laspiernas y los brazos.

Algún día cambiará todo. Y lapiedra y el agua desaparecerán de mivista cuando despierte. Después deveintiún días en la academia, voy aempezar este diario para que resulte

Page 200: Volveran a por mi   josan hatero

testigo de mi paso por la Fénix, con lailusión de que alguien pueda leerlo. Adía de hoy no puedo tener elconvencimiento de que alguien lo lea olo encuentre. Sé que si yo salgo deaquí, él no podrá salir conmigo; y quesi no salgo él tampoco lo hará.

Mientras escribo siento en losdedos heridas provocadas después delesfuerzo en clase de gimnasia, y de lasdos horas que hemos pasadoconstruyendo relojes con ruedas demadera, apretando hasta el final lostornillos y las tuercas. Me cuestaescribir y sujetar el lapicero.

Me he alejado hasta el río, solo, sin

Page 201: Volveran a por mi   josan hatero

que nadie me vea, sabiendo que estáprohibido alejarse de los barracones, yno puedo esconder que siento miedo altiempo que, mientras escribo, melibero.

Martin Finns es el único amigo quetengo en la Fénix. Gracias a él sé losdías que llevamos aquí, porque con unapiedra marca en el tablón de la literade arriba los días con cruces. Élduerme abajo, yo lo hago arriba. Antesde dormirnos nos decimos «buenasnoches». Yo creía que llevábamos yamás de un mes, pero Martin me hacorregido. También me ha dicho quehay fotos de antiguos alumnos de la

Page 202: Volveran a por mi   josan hatero

academia Fénix desde principio desiglo. Los ha descubierto en un pasillo,cubiertos de polvo. Martin no tienenunca miedo de nada. Me gustaría sercomo él. A mí todo me asusta. Por esoFiona siempre lo mira a él en clase degimnasia.

Otro día pasa y nada pasa, estoúltimo debería cambiarlo, pero noquiero tachar y no sé con qué borrar.Siento que se me hará tarde, y laspreguntas que me hago producentristeza. A veces oigo voces, me giroante ruidos que no son: cuando suenael timbre por la mañana ya estoydespierto.

Page 203: Volveran a por mi   josan hatero

Añoro ir al conservatorio, pero nome culpo por lo que hice, porque teníaque hacerlo, era mi deber. Recuerdo aveces al padre Husveth, cuando merecordaba la parábola del NuevoTestamento que siempre repite, esamisma que ahora siento en mí: elhombre que edifica sobre piedrapermanece, al hombre que edificasobre arena se lo lleva la corriente, selo lleva vida abajo hasta el abismo. Asíme siento yo, pero no tengo a quiendecírselo, por eso escribo. Esperosentirme mejor gracias a ello. Nisiquiera a Martin puedo expresárselo,aunque confieso que desearía hacerle

Page 204: Volveran a por mi   josan hatero

partícipe de la existencia de estediario.

Presiento que llevo mucho tiempoalejado y voy a dejarlo por hoy. Tengomiedo, se me han mojado las zapatillasen el río y hay restos de barro, temoque me descubran. Tendré quelimpiarlas como sea.

John Stewart

Del diario de John StewartAcademia Fénix, 13 de julio de

1948Me he escapado corriendo sin que

me viera nadie. Necesitaba venir a

Page 205: Volveran a por mi   josan hatero

escribir. Creo que mi madre no eraconsciente del favor que me hacíacuando en el fondo de la maleta, pordebajo del forro, tan ingenuamente, meguardó esta libreta. Me dijo «John, tela guardo aquí debajo por si acaso seabre la colonia y te moja el papel. A lomejor os dejan escribir cartas y mepuedes contar anécdotas. Recuérdanos,tu padre y yo te queremos y tocamospara ti».

Los vigilantes no descubrieron lalibreta y ahora puedo tenerla conmigo;lejos, enterrada, pero conmigo. Unalibreta sin el sello de la academia. Unalibreta clandestina.

Page 206: Volveran a por mi   josan hatero

Hoy he estado a punto de confesara Martin que estoy escribiendo undiario. Al final no me he atrevido. Y nosé por qué. Una intuición me lo haimpedido. Quizá, el deseo de tener unsecreto, algo que solo me pertenezca amí

Voy a volver. Otra vez tenemosclase de ebanistería y de gimnasia. Hayque trabajar. Es lo que dice miss Fury,siempre repite lo mismo: «Lo único queos hará libres en la Fénix es eltrabajo». Tiene razón. Si queremossalir algún día, solo será trabajando.Sueño con el fin del verano. Siento queaquí es invierno.

Page 207: Volveran a por mi   josan hatero

John Stewart

Del diario de John Stewart14 de julio de 1948Martin dice que Randy no volverá,

que se lo han llevado a la torre y quelos que allí van, ya no vuelven. Yo nohabía sido consciente, pero me haexplicado Martin que Randy intentófugarse de la academia la otra noche.Lo vieron camino del muro. Estabatratando de trepar cuando lo cazaron.Eso dice Martin, que se despertó parair al lavabo y oyó un ruido de pasos. Yluego los zumbidos de unas alas (ESO

Page 208: Volveran a por mi   josan hatero

NO SÉ SI LO IMAGINA), y luego eltrote de los vigilantes y el chorro demuchos grifos de agua.

Yo no me enteré de nada, estoy tancansado que me duermo enseguida,aunque duermo poco; pero las tres ocuatro primeras horas lo hago tanprofundamente que no oigo nada. Loúltimo que oigo es el crujir de lapiedra de Martin cuando dibuja la cruzen la madera de abajo, ras, ras. Un díamás, un día menos.

Estoy arrepentido, siento que estoytraicionando a Martin. Hoy me haconfesado que por las noches se ve conFiona en los lavabos y que a veces

Page 209: Volveran a por mi   josan hatero

caminan por el patio y se adentran enla noche hasta el río y los árboles, yque por eso sabe lo de Randy. ¡Me haconfesado su secreto! Y no he sidocapaz de confesarle el mío. ¿Estaréhaciendo bien?

Martin duerme poco, no sé cómo lohace. ¿Qué hará con Fiona? Ya sé queson como novios, hoy he visto cómoella le ha pasado la mano por la cara,como quitándole algo, limpiando algo.A mí nunca me ha pasado algosemejante. ¿Tendré algún día a alguiencerca? ¿Me podrá amar alguien?¿Estoy lejos del amor? ¿Qué es elamor?

Page 210: Volveran a por mi   josan hatero

No quiero hablar de mí. Sé que esraro, porque esto es un diario, pero, nosé: lo intento, pero me cuesta. Noquiero hablar de estas cosas.

Cuando hoy le he dicho a Martinque añoraba ir al conservatorio y tenermi chelo, me ha dicho que soy unniñato de mamá y que no deberíahablar tanto de música y que deberíaestar pendiente de mi seguridad. Repitemuchas veces la palabra seguridad.

El padre de Martin Finns tiene unrestaurante y un hotel en WithbyAbbey, y me ha dicho que cuandosalgamos seguro que su padre meinvita a pasar unos días. Siempre habla

Page 211: Volveran a por mi   josan hatero

del restaurante y del pub de su padre, ydice que hace el mejor fish and chips.¡Lo que daría por fish and chips! Cadavez que oigo esas palabras siento queme gruñe el estómago.

Me voy.John Stewart

Page 212: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 10: Iris

Anoche no salimos. No nosatrevimos, aterrorizados comoestábamos. No sabemos qué pasaexactamente en la torre gris, qué es loque hacen ahí; pero la verdad es quehemos empezado a temer por nuestravida, lo cual no es de extrañar: al fin yal cabo, una no se tropieza con uncadáver todas las noches. Pero noconviene precipitarse. Tal y como dijoGiulietta, tenemos que pasardesapercibidos hasta que sepamos cómohuir de este lugar de pesadilla. La clave

Page 213: Volveran a por mi   josan hatero

es no llamar la atención para evitar quenos manden a la torre. E idear un plan defuga antes de que pase algo más. Noquiero ni pensarlo. Me pregunto sideberíamos alertar al resto de losalumnos, montar un motín y atacar a missFury y a sus acólitos. Pero lo másprobable es que no nos creyeran, quepensaran que habíamos perdido lacabeza. Demasiado arriesgado. Nopodemos fiarnos de nadie salvo denosotros mismos. En el momento quedesveláramos lo que sabemos, seguroque íbamos los tres de cabeza a la torre.Y aunque nos creyeran, en el estado deagotamiento que estamos no creo que

Page 214: Volveran a por mi   josan hatero

pudiéramos con los monitores. No, loque tenemos que hacer es escapar yalertar a la policía y contarle lo delcadáver de Geoffrey. Además, la simpleidea de enfrentarnos a la directora y sussecuaces hace que un escalofrío recorratodo mi cuerpo. Dejándome llevar por elmiedo, me pregunto si lo que aquí hacenes eliminarnos y, de alguna manera queno sé imaginarme, suplantarnos connuestros dobles, una especie de clones,como parece creer Greco. ¿Y si fueraverdad? ¿Es eso posible? ¿Y si resultaraque llevan haciendo eso durante años,quizá décadas? Tal vez todos losejemplares alumnos que han pasado por

Page 215: Volveran a por mi   josan hatero

aquí no son más que marionetas decarne, un ejército de impostoreslanzados al mundo vete a saber con quéobjetivo. Eso explicaría la reputación dela Academia Fénix: no tiene fallosporque no te reeducan, te sustituyen poruna copia. ¿O acaso es que nos estamosvolviendo locos? Quizá es eso: elcansancio nos está haciendo perder larazón. Pero no, no puede ser: el cadáverde Geoffrey era real, terriblemente real.

Durante todo el día he estado muypendiente de Giulietta, temiendo que sederrumbara en cualquier momento; laexpresión de horror de su rostro puededelatarla. He tratado de mantenerme

Page 216: Volveran a por mi   josan hatero

cerca de ella, de darle ánimos con lamirada, que sepa que estoy ahí y quevamos a escapar juntas de este lugar.Ella, Greco y yo.

Pero no puedo dejar de pensar quetenemos que escapar como sea. Unaespecie de instinto de supervivencia meimpulsa a querer salir corriendo sinvolver la vista atrás. En cualquier caso,escapar de aquí no sería fácil.

Durante la comida me he cruzadocon el otro Geoffrey, vivito y coleando,y he sentido cómo se me aflojaban lasrodillas de puro miedo: el rostroembarrado del cadáver se me ha venidoa la mente y casi tiro mi plato al suelo.

Page 217: Volveran a por mi   josan hatero

Luego lo he seguido con la mirada.Seguro que ni su madre podría encontraruna diferencia física y, sin embargo,resulta evidente que no es la mismapersona… Si es que es realmente unapersona. Al instante me acuerdo deIvette: tan parecida a mí, tan diferente.Empiezo a pensar que quizá Greco tienerazón: es como si en la torre grisfabricaran gemelos. Copias obedientes,ordenadas, disciplinadas, que no danproblemas. Cuerpos sin alma nipersonalidad. Imagino que, si memetieran a mí en la torre, lo que saldríaen mi lugar sería nada más y nada menosque Ivette. Al fin y al cabo, yo siempre

Page 218: Volveran a por mi   josan hatero

he sido la gemela mala, la desobediente,la desordenada, la indisciplinada, laproblemática. Por un momento, me dejotentar por un pensamiento: lo fácil seríarendirse. Así, al final del verano mispadres tendrían dos hijas perfectas, dosniñas buenas de las que sentirseorgullosos…

No, no pienso rendirme: no seréperfecta, pero soy única.

Del diario de John Stewart15 de julio de 1948Añoro las clases de música con el

padre Collins, cuando este año

Page 219: Volveran a por mi   josan hatero

estudiamos las sonatas para chelo deBach y siento que me falta esa música.A veces la recuerdo, la oigo sonar enmi cabeza y me veo a mí mismo ante elpentagrama y el atril, en elconservatorio. Aquí no hay música.Todo es silencio. Y el silencio, para mí,es la peor de las músicas.

Hoy me ha preguntado Martin porqué me enviaron a la Fénix siendo tanniño de mamá. Y he vuelto a mentirle.No soporto hablar de ello.

Del diario de John Stewart16 de julio de 1948

Page 220: Volveran a por mi   josan hatero

¡Ha vuelto Randy! Martin se habíaequivocado. ¡Ha vuelto Randy!

Su vuelta nos ha dejado a todosaturdidos. No por su presencia, sinopor las formas en que lo ha hecho. EsRandy, pero no es el mismo Randy. Esotro Randy.

Martin dice que está disimulando,que le han lavado el cerebro, que missFury es la sacerdotisa de una secta.Cuando le han preguntado dónde habíaestado y cómo era la torre gris, hadicho que ojalá pudiéramos participartodos de la estancia en ella. No es elmismo Randy. En la clase de gimnasia,Martin se ha vuelto a acercar a él y le

Page 221: Volveran a por mi   josan hatero

ha dicho que por qué no era el mismoRandy de antes, ¿y qué le harespondido Randy? Que algún día nomuy lejano el agua purificaría susmalos instintos, y que procurasemirarse al interior más a menudo, allídonde habitan sus malos impulsos y larabia que ha de condenarlo al infiernode ser un mediocre. Todo muy raro.Muuuuyyyy raro.

Martin se ha alejado. Es la primeravez que veo a Martin temiendo poralgo.

Hay una cosa que me preocupa. Meha dicho Martin que la otra noche, conFiona, vieron a miss Fury. Estaba sola

Page 222: Volveran a por mi   josan hatero

en el patio, saltando con una cuerda,en la oscuridad, con el mismo vestidonegro, y que no paró de saltar y deejercitarse en las barras.

Creo que son imaginaciones deMartin. Nunca sabes cuándo creerlo.

John Stewart

Del diario de John Stewart17 de julio de 1948Yo no quiero ser perfecto, no siento

que lo soy, yo quiero ser normal. Herevivido el episodio, una vez más.Desde la pregunta de Martin, no dejode revivirlo.

Page 223: Volveran a por mi   josan hatero

Intenté suicidarme.Eso es lo que hice.Sé que si en lugar de escribirlo se

lo explicara a Martin, me preguntaríapor qué lo hice.

Porque sí.Pero él insistiría, y entonces me

diría la palabra que más detesto queme digan:

Pero si tú eres un empollón, si eresperfecto.

Todos me repiten lo mismo, pero yoquiero huir de la perfección. ¡Estoyharto de esa frase!

Intenté suicidarme.Fue hace cuatro meses. Me até el

Page 224: Volveran a por mi   josan hatero

cuello con el cinturón del uniformeaprovechando el tubo de la cisterna dellavabo, pero alguien debió avisar y elpadre Collins me rescató de milagro.

¡Lástima!La tarde anterior; en el examen de

matemáticas, una vez más, RichardPrice, el más gamberro de la clase, mepidió el examen con premura, de malasmaneras, como si me forzara. Lo hizomuchas veces; yo no quería dárselo, noestá bien hacer eso. Tenía miedo deque me acusaran de haberlo dejadocopiar. Richard siguió insistiendo.Empecé a temblar. Yo no quería. Habíaterminado el examen y sabía que todos

Page 225: Volveran a por mi   josan hatero

mis ejercicios estaban bien y queRichard Price no aprobaba nunca.Sospecharían de mí si le dejaba elexamen para que copiara lasrespuestas. Entonces iba a levantarme,pero antes de que lo hiciera RichardPrice me amenazó: me miró, lo miré, yvi cómo se pasaba el pulgar por elcuello como si lo rebanara. Luego meseñaló. Pese al miedo me decidí alevantarme, pero en ese instanteRichard se estiró y trató de quitarme lahoja para copiarla. Lo consiguió. Elpadre Colé levantó la vista hacianosotros y me vio con la mano en lamesa de Price, arrugando mi examen, y

Page 226: Volveran a por mi   josan hatero

gritó hecho una furia:Mister Stewart, ¿qué está

haciendo?Vino hacia mí; lo vi caminar con

sus zapatones ruidosos. Yo esperabaque Richard Price dijera algo, quedijera la verdad, que era cosa suya,pero el padre Cole me abofeteó yrompió mi examen. Me llevó a rastrashasta su mesa y me hizo agachar lacabeza para que viera con claridad ydesde cerca la perfecta circunferenciaque trazó en su libreta detrás de miapellido. Me eché a llorar en la mismamesa del padre Cole. Nunca anteshabía tenido un cero.

Page 227: Volveran a por mi   josan hatero

Me echó de la clase, y me dijo quellamarían a mis padres esa mismatarde.

Nunca había sacado un cero. ¿Quépensaría mi padre? ¿Cuál sería sucastigo? Mi padre no acepta ningúntraspié. La vergüenza se apoderó demí. Me encerré en el lavabo. Meescondí a llorar en el retrete mientrasme mordía los puños de la camisa. ¡Yono había hecho nada! Pero mis padresno me creerían, nadie me creería.

En la comida, por un momentopensé que Richard Price queríasentarse a mi lado, pero no lo hizo,simplemente se acercó para decirme al

Page 228: Volveran a por mi   josan hatero

oído:Maldito empollón asqueroso,

maldito chivato traidor, voy a ir a porti, niñato, sabelotodo, a la salida te voya cortar las manos, ¿y sabes cómo vasa tocar el chelo a partir de mañana?Lo vas a tocar con los pies, malditodon perfecto.

Eso me dijo Richard, al oído,mientras sus amigos me miraban condesprecio. Durante la comida, desde laotra mesa, no dejaron de mirarme y deseñalarme mientras con el brazoderecho hacían el gesto de tocar elchelo, para seguidamente reírse más ymás.

Page 229: Volveran a por mi   josan hatero

Mamá y papá son músicos. Yo nopodía soportar esa presión. Y decidíterminar para siempre. Se acabaron laspresiones, las perfecciones, lasobligaciones, las amenazas, ¡todo!

Después de comer, me encerré en elbaño, me subí a la taza y até elcinturón haciendo un nudo en latubería. Seguidamente me lo ajusté alcuello. Solo cometí un error. Gritémientras había alguien en el lavabo deal lado, y dejé la mano entre elcinturón y la nuez. Todavía hoy sientola marca en la piel, quemándome devergüenza. Mientras creía que moría,mientras el mundo por fin se

Page 230: Volveran a por mi   josan hatero

desvanecía, escuché gritos y pasos y elpadre Collins tumbó la puerta y abrazómis rodillas para sostenerme.

Quería hacerlo, pero no queríahacerlo… Quería, pero no quería.Siempre es así mi vida. Yo no quieroser como mis padres, pero tengo queser como ellos.

Después de aquello estuveexpulsado una semana. Llamaron a mispadres y empecé a ir al psicólogo. Treshoras tres días a la semana. Era unamujer rubia, casi una anciana. Mehablaba muy poco, y yo no sabía quédecirle. Tanto silencio ardía en misentrañas. Empecé a quedarme callado.

Page 231: Volveran a por mi   josan hatero

La última sesión estuvimos los dos sindecirnos una palabra. La psicólogahabló a mis padres de autismo. Yo noentendía nada. Ante los agobios de mispadres, en una de las reuniones, elpadre Collins dijo que solo había unsitio en el país donde podríanreconducirme y ayudarme a cambiar ymejorar.

A veces, también a los mejores hayque llevarlos a un correccional. Unonunca es mejor de lo que puede llegara ser. Y solo hay un lugar donde puedeaprender a competir y forjarse elcarácter: la Academia Fénix.

Y aquí estoy, contigo.

Page 232: Volveran a por mi   josan hatero

John Stewart

PD: diario, desde hoy te llamaréRudolph, vas a ser mi amigo.

Page 233: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 11: Iris

Ha sido idea de Greco.Estamos en la biblioteca, buscando

en los libros (y entre los libros) unmapa, información sobre este lugar,sobre lo que ocurre en la torre gris, loque sea que nos pueda servir paraescapar de aquí.

Todo está en los libros, mi padresiempre lo dice repite Greco.

Esta noche no hay luna, pero un hazde luz de la farola que hay sobre lapuerta ilumina la mitad superior de laestancia. Para saber de qué tratan los

Page 234: Volveran a por mi   josan hatero

libros debemos sacarlos de lasestanterías y levantarlos a media alturapara poder leer los títulos y lascontraportadas.

¿Os habéis fijado hoy en Abraham?,pregunta Giulietta.

Abraham, que llevaba un par de díasen la torre gris, ha aparecido estamañana en clase de gimnasia como sinada, serio y disciplinado como unperro de caza.

Sí, también ha vuelto comportándosede forma extraña contesta Greco.

¿Y os habéis fijado en que se hapasado todo el día pegado a Geoffrey?

Parecía que eran amigos de toda la

Page 235: Volveran a por mi   josan hatero

vida.¿Creéis que…?, empiezo a decir,

pero no me atrevo a terminar unapregunta cuya respuesta me aterra.

¿Que en el riachuelo habrá ahora uncadáver igualito a Abraham?, termina mipregunta Giulietta.

O peor aún: que esté el cadáver delverdadero Abraham y que el que hoy havuelto con nosotros no sea él.

Giulietta y yo miramos a Greco sinsaber qué decir.

Ya sé lo raro que suena eso, pero,¿se os ocurre otra explicación? Si lopensáis bien, olvidando las leyes de larazón, eso explicaría lo que pasa aquí:

Page 236: Volveran a por mi   josan hatero

sustituyen a los alumnos por copiasintachables en todos los sentidos.

Al igual que nosotras, Greco haestado todo el día dándole vueltas a esaidea. Y, lo más curioso de todo, es queparece tener razón.

Giulietta se levanta como si noquisiera seguir con la conversación yanuncia:

Voy a investigar.Ten cuidado le digo, y ella se gira y

me dirige una sonrisa paratranquilizarme.

Greco vuelve a sumergirse en loslibros y yo respiro hondo: no tenemosdefinido un plan de huida, pero tenemos

Page 237: Volveran a por mi   josan hatero

claro que queremos salir de aquí. AntesGiulietta ha sugerido que podríamosrobar comida, bajar al sótano por elmontacargas y escondernos allí hastaque termine el verano y nuestros padresvengan a por nosotros. Pero Greco y yocreemos que es demasiado arriesgado,casi una locura. Ella cree que ladirectora y sus esbirros saldrán abuscarnos fuera, más allá de los murosde la Fénix, nunca dentro del recinto.Pero faltan más de cinco semanas paraeso. Es imposible que robáramosbastante comida para aguantar tantotiempo escondidos. Y aun en el caso deque lo hiciéramos, quién nos garantiza

Page 238: Volveran a por mi   josan hatero

que no perderíamos la cabeza,encerrados allí las veinticuatro horasdel día, procurando no hacer ruido,asustándonos de la más mínima sombra.Además, como sospecha Greco, puedeque nuestros padres sepan lo que ocurreaquí y lo aprueben. Quién sabe, quizátiene razón; pero es un pensamientoescalofriante. No podemos fiarnos. Ynadie nos garantiza que miss Fury y susacólitos no vayan a rastrear cadacentímetro de este edificio hasta dar connosotros…

Además, creo que la directora puedeolernos. Al menos a mí. Sé que suena alocura, pero a estas alturas, y tal como

Page 239: Volveran a por mi   josan hatero

ha dicho Greco, está claro que las leyesde la razón no funcionan en la AcademiaFénix. Esta mañana, después de la clasede gimnasia, mientras hacíamos unaordenada cola frente a una de las fuentespara beber y refrescarnos, ha hechopresencia la directora; cosa rara, porquenormalmente a esas horas continúa en suhabitación o donde quiera que pase lanoche. Su figura y su porte siguenimponiéndonos tanto respeto como elprimer día, pero aún mucho más miedo.Tanto es así, que todos nos hemospuesto erguidos y hemos mirado alfrente como un escuadrón de marinesbien entrenados. Ninguno de nosotros se

Page 240: Volveran a por mi   josan hatero

atreve a mirarla a los ojos. Entonces hapasado cerca de cada uno de miscompañeros, en silencio, prácticamenterozándonos. Al pasar al lado deAbraham y Geoffrey, que iban unodetrás del otro en la fila (cómo no), lesha acariciado el cabello con tantadulzura como lo haría una madre (locual no deja de ser inquietante, pues nose me ocurre nadie menos maternal quela directora, ni siquiera el bíblico reyHerodes), y ellos dos, aunque no podíaver su rostro porque estaba variosmetros detrás de ellos, han dado laimpresión de estremecerse de placercomo gatitos. Mientras que avanzaba

Page 241: Volveran a por mi   josan hatero

junto a la fila, miss Fury parecía estaroliéndonos: cerraba levemente sus ojosgrises como piedras como si pudieraolfatear nuestra propia esencia; dabaescalofríos mirarla. A medida que seacercaba a mi posición, me temblabanmás las rodillas. Lo mismo le pasaba aGiulietta, que estaba justo delante de mí.La directora parecía detenerse mástiempo junto a las chicas que con loschicos. Al llegar a mi amiga, se haparado unos segundos y, al cerrar losojos, me he atrevido a mirarla desoslayo: por un instante, su expresiónera casi de felicidad infantil, como la deun niño frente a una pila de pasteles; se

Page 242: Volveran a por mi   josan hatero

podría decir que mística. Pero enseguidaha abierto los ojos y me ha miradodirectamente; seguramente es así comouna araña mira a una pobre mosca queha caído presa en su telaraña. Miss Furyse ha detenido pegada a mí, rozando suhombro con mi cabeza y he podidosentir cómo aspiraba, llenándose lospulmones grises con mi olor. Por cursi otonto que suene, al instante he lamentadono tener desodorante que disimulara delalguna manera mi «aroma» a sudordespués de más de una hora de gimnasiaintensiva. Ha sido tan violento como sime estuviera desnudando en contra demi voluntad mientras lo grababa todo

Page 243: Volveran a por mi   josan hatero

con una webcam que estuvieratrasmitiendo al mundo entero. Todo micuerpo ha temblado como una solitariahoja frente a un vendaval. Entonces meha mirado con unas pupilas que juraríadilatadas y me ha preguntado con vozdulce (tan dulce que no parecía suya):

¿Cómo te llamas, querida?Iris he balbucido.Un nombre precioso este año ha

dicho, y juraría por su tono quesaboreaba cada letra de mi nombre.

Al escucharlo he sentido unescalofrío semejante al que sentí cuandomi tío Alfred, el hermano soltero de mimadre, nos dijo en la fiesta de nuestro

Page 244: Volveran a por mi   josan hatero

decimotercer cumpleaños a mi hermanaIvette y a mí «ya sois unas mujercitas aojos de Dios»

Gracias he respondido, y al instanteme he sentido como una tonta, igual queuna de esas chicas de las películas deterror que sube escaleras arriba cuandoel psicópata enmascarado las persigueen vez de abrir la puerta de la calle ygritar en busca de auxilio.

Luego me ha acariciado el cabellocomo si fuera mi novio y ha dado lavuelta y se ha marchado por donde habíavenido.

Geoffrey y Abraham se han giradoentonces y me han mirado y han sonreído

Page 245: Volveran a por mi   josan hatero

con aprobación, como si hubiera pasadoel ritual de iniciación de su particularsecta.

Durante unos segundos, he sentidoque todas las miradas estaban fijas enmí, incluidas las de los dos monitores.Después, la fila se ha relajado.

¿Sabes algo de mitología?, me hapreguntado una voz detrás de mí. Me hegirado, aún temblorosa. La que me hahablado es Marjorie; es la primera vezque me dirige la palabra. De hecho, creoque es la primera vez que abre la bocaen las casi tres semanas que llevamosaquí. He escuchado rumores sobre ella:dicen que está en la Fénix porque

Page 246: Volveran a por mi   josan hatero

sorprendió a su padre acostándose conuna mujer que no era su madre en supropia casa y cogió la escopeta de cazade su padre e intentó dispararles.

¿Por qué lo preguntas?, hecontestado con otra pregunta.

Mi padre es catedrático deMitología en Oxford, ¿sabes?

No, no tenía ni idea. Es lo único quehe sabido contestar en ese momento.

Según la mitología griega clásica,había unas criaturas llamadas las Furias,unas mujeres aladas terribles nacidas dela sangre y el esperma derramado deUrano, cuya misión era la venganza,castigar los crímenes cometidos por los

Page 247: Volveran a por mi   josan hatero

humanos… Lo cual cuadra muy bien conla condición de esta academia, la Fénix.

Semejante información me ha dejadotan descolocada que no he sabido quédecir. Marjorie ha debido leer laexpresión desconcertada de mi cara,pues ha añadido:

Por otro lado, también existía lacreencia de que las ninfas de las fuentes,llamadas Náyades, eran criaturasfemeninas que atraían a los humanos consus encantos y los mataban.

De verdad que no sé adónde quieresllegar le he dicho estupefacta.

Marjorie ha sonreído con unaexpresión que asustaba.

Page 248: Volveran a por mi   josan hatero

¿Te imaginas que esas criaturasmitológicas tuvieran una raíz real, talcomo siempre dice mi padre? Miss Furymuy bien podría ser una mezcla deambas me ha dicho sin dejar de sonreír.

No he sabido qué contestar… Perosí, sin duda la directora parece un sersacado de un libro de mitología o,mucho peor, de uno de terror.

Empiezo a pensar que aquí noencontraremos nada dice Greco,cansado de mirar volúmenes de labiblioteca.

Venid un momento ruega Giulietta.Nuestra pobre Giulietta, apenas una

Page 249: Volveran a por mi   josan hatero

sombra de la chica descarada queconocí el primer día.

La seguimos hasta el pasilloprincipal, donde está el grueso deretratos de antiguos alumnos. Greco y yocaminamos con sigilo por miedo a quealguien nos escuche o a que aparezca elsiniestro pájaro que se parece a ladirectora (y que a estas alturas ningunode los tres se atrevería a asegurar que nofuera ella misma).

Giulietta nos señala uno de losretratos, el de un tipo repeinado cuyacara me suena muchísimo.

¿No veis nada raro en este?,pregunta.

Page 250: Volveran a por mi   josan hatero

Juraría que es el retrato de JohnStewart, antiguo ministro de AsuntosExteriores dice Greco.

No, no es eso replica Giulietta.Fijaos bien.

Greco y yo lo miramos atentamente.Sinceramente, me parece el típicoproducto de la Academia Fénix: bienpeinado, ordenado, pulcro, un tipo queharía que tu madre se sintiera orgullosasi lo llevaras a casa y lo presentarascomo tu novio.

Todos los retratos miran al frentemenos él.

Era cierto: mientras el resto de fotoso cuadros colgados en la pared miraban

Page 251: Volveran a por mi   josan hatero

al frente, desafiantes, los ojos de JohnStewart miraban de soslayo hacia laesquina de su propio marco.

Es cierto coincide Greco.¿Crees que significa algo?, le

pregunto a Giulietta.No lo sé, pero resulta curioso, ¿no?,

contesta. Quizá se trata de un mensaje.Quizá estaba conchabado con elfotógrafo para dejar un mensaje o unapista. ¿Por qué no? Como en unapelícula de espías.

Lo que dice Giu suena muypeliculero, sí; pero estamos en la Fénix.Y si algo hemos aprendido aquí, es adejarnos llevar por nuestros instintos.

Page 252: Volveran a por mi   josan hatero

Guiada por una intuición, me acerco alcuadro de Stewart y me coloco bajo el.Me aseguro de mirar hacia donde él.

Su mirada apunta a la antiguachimenea informo.

Mis dos amigos y yo enfocamoshacia el mismo lugar, hacia la chimeneatapiada.

Después de unos segundos desilencio, Greco descubre:

Uno de los ladrillos tiene un colormás vivo.

Se agacha frente a la chimenea ycomienza a probar los ladrillos.Efectivamente, el ladrillo que es de uncolor más oscuro que el resto parece

Page 253: Volveran a por mi   josan hatero

moverse al tocarlo.Está suelto dice Greco, al tiempo

que trata de colar sus uñas en lasjunturas del mismo.

Empieza a moverlo poco a poco y atirar de él. Finalmente logra sacarlo losuficiente para agarrarlo con las dosmanos y desprenderlo del resto: unhueco como una boca rectangular seforma en el centro de la tapiada paredde la antigua chimenea. Greco mete lamano en la cavidad y anuncia:

Aquí hay algo.Sácalo le animo.Greco tira de algo ante las miradas

expectantes de Giulietta y mía.

Page 254: Volveran a por mi   josan hatero

Saca una libreta polvorienta. En ungesto instintivo, Greco sopla el polvosobre su hallazgo.

¡Qué haces, loco!, lo regañaGiulietta. ¿Quieres que descubran elpolvo?

Lo siento se disculpa nuestro amigo.Greco abre la libreta y la lee en

silencio durante unos segundos que seme antojan eternos.

Es un diario anuncia finalmente conun velo de emoción en la voz: el diariodel antiguo alumno John Stewart.

Del diario de John Stewart

Page 255: Volveran a por mi   josan hatero

20 de julio de 1948Hola, Rudolph.Hoy no tengo tiempo para escribir,

pero he venido para decirte que mealegro de que estés conmigo y de podercontarte mis cosas.

Martin tiene a Fiona. Yo te tengo ati, mi amigo de papel que escucha misproblemas con paciencia.

¿Sabes qué dice siempre el padreCollins en clase de Historia? Que lahistoria de la humanidad, toda lahistoria desde el paleolítico hastanuestros días, se ha escrito en el campode batalla y en la cama.

Yo creo que se equivoca, se ha

Page 256: Volveran a por mi   josan hatero

olvidado de la historia de la AcademiaFénix.

Hasta pronto.John Stewart

Del diario de John Stewart.22 de julio de 1948Hoy hace mucho frío, Rudolph. Se

ha levantado viento y las hojas y lasramas de los árboles se muevenviolentamente. No parece verano. Heperdido la noción de las estaciones. Estrabajoso escribir. Tengo miedo. Creoque se han llevado a Martin a la torregris. La torre es un viejo molino. Las

Page 257: Volveran a por mi   josan hatero

astas parecen detenidas, pero cuandose llevan a alguien, al poco se ponen enfuncionamiento. Me cuesta escribir,con el viento se levantan los folios,pero quiero explicarte esto: Martin sequejó en la comida. A Fiona se le cayóel trozo de pan y miss Fury lo pisó.Entonces Martin estalló:

Maldita bruja.Lo dijo sin gritar; en voz baja,

como si lo estuviera pensando y noquisiera decirlo, pero fue suficientepara que miss Fury lo señalara y losvigilantes se lo llevaran mientras él,entonces sí, gritaba que lo dejaran enpaz, preso de la rabia.

Page 258: Volveran a por mi   josan hatero

Fiona acabó de masticar y me miró.Tenía la cara mojada, tan mojada porlas lágrimas que miss Fury, al notar lahumedad, se acercó rápidamente a sucara y se las secó con las manos,respirando muy profundamente, casicomo un hombre mayor.

Pude escuchar cómo le decía:Eres adorable, pequeña Fiona. Y

pronto serás feliz.Todo me parece extraño, Rudolph.

¿Qué puedo hacer sin Martin?John Stewart

Del diario de John Stewart

Page 259: Volveran a por mi   josan hatero

23 de julio de 1948Rudolph, estoy confuso.Martin no ha vuelto. No sé qué

hacer.Vuelvo mañana.Tu amigo John Stewart

Del diario de John Stewart24 de julio de 1948Rudolph, Martin sigue sin venir,

sigue en la torre, sigue preso. Noto suausencia y temo por él, a ratos piensoque no volveré a verlo.

Un apunte sobre miss Fury: ahoraque se ha ido Martin parece que

Page 260: Volveran a por mi   josan hatero

persiga a Fiona, la sigue a todaspartes, la vigila, la controla, la tocaincluso, sí, a veces se acerca a ella y lepasa la mano por la cara, la acariciasin venir a cuento.

Es tan extraña miss Fury… Laverdad, Rudolph, esa mujer no parecemujer. No sé cómo explicarlo. Si lamiras a los ojos descubres un rostro deabuela, si la ves levantar una mesaparece un vigilante más, un hombremuy fuerte. Es la única persona queviste de negro, siempre lleva la mismaropa. ¿Qué le ha dado por Fiona? Nolo sé. Pero voy a tratar de averiguarloy te cuento.

Page 261: Volveran a por mi   josan hatero

Te dejo, RudolphHoy tenemos montaje de relojes. Te

escondo como siempre.John Stewart

Del diario de John Stewart25 de julio de 1948Rudolph, esto sí que es un secreto y

solo tú y yo podemos saberlo. Enausencia de Martin, Fiona se haacercado a mí, me habla todo el tiempoy me ha dicho que salga con ella porlas noches y que busquemos el métodode rescatar a Martin.

Cuando Fiona me ha explicado su

Page 262: Volveran a por mi   josan hatero

plan al oído, al notar su labio en ellóbulo se me ha erizado la piel. Nuncahabía tenido a una chica tan cerca, node esa forma. ¡Es tan hermosa! Y yo tantímido… ¿Qué puedo hacer? Fiona meesperará esta noche junto a loslavabos.

Ella quiere escapar como sea yparece muy convencida, quiere querescatemos a Martin y huyamos lostres.

Y es que hoy ha pasado algoinsólito: miss Fury ha llamado a Fionay le ha pedido que llorara para ella.Fiona teme a miss Fury, cree que haenloquecido y cree que puede acabar

Page 263: Volveran a por mi   josan hatero

con ella. Además, Gary Finnegans le hadicho que miss Fury roba el alma delas niñas que ama. Gary Finnegans nosuele hablar mucho, pero siempre estátranquilo, y dice que un antepasadosuyo ya había estado aquí, a principiosde siglo. Yo no me lo creo, pero herecordado que Martin me decía quehabía fotos de alumnos en un pasillosecreto que nunca he visto. Laimaginación de Gary Finnegans va muylejos, porque nos ha dicho que missFury también era la directora cuandovino su abuelo. ¡Ja, ja, ja! Por poco nohe empezado a reírme.

Rudolph, si me atrevo a ir con ella,

Page 264: Volveran a por mi   josan hatero

es probable que no vuelva más. Si novolvemos a vernos, si no vuelvo atocarte y a tenerte en mis manos, quealguien algún día te encuentre y puedaliberarse de este infierno y ya no existamiss Fury.

El mayor problema es que no sé siquiero liberar a Martin, a ratosprefiero que no vuelva.

John StewartRudolph, ¿me gusta Fiona?

Page 265: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 12: Greco

Al día siguiente el viento empezó asoplar como si fuera empujado por larabia, por una furia extrema. Nunca enmi vida había visto un viento tanviolento. ¿De dónde provenía? Desdelas aulas de la academia era imposiblevislumbrar algo más que bosque. Nosabía ubicarme con precisión y tampocohacia dónde estaba orientado. El sol delverano era un sueño imposible. Semovían las ramas de los árboles y hastaen las ventanas de alguna de las clasestemblaban por momentos los cristales.

Page 266: Volveran a por mi   josan hatero

Parecía que uno de esos diosesmitológicos de los que hablan los librosquisiera zarandear los cimientos de lainquebrantable Academia Fénix.

Por culpa del viento empezaron apasar cosas.

Fue a la hora de gimnasia. Con tantoviento se hacía difícil correr, pero elmonitor nos seguía exigiendo lo mismosejercicios y la misma entrega. Mientrastodos corríamos y sentíamos el viento enla cara, no podía dejar de pensar en elcadáver de Geoffrey hundido en el fangodel riachuelo. Cada vez que mi miradase cruzaba con la de Giulietta y la deIris, en mi estómago sentía crujir una

Page 267: Volveran a por mi   josan hatero

duda, como si se retorciesen unapregunta y la constatación de la verdad.Era verdad. ¡Lo habíamos visto! Era laprimera vez que veía un cadáver. Perolo más sorprendente era que por primeravez había visto el cadáver de alguien aquien había conocido, ¡alguien queestaba también corriendo en el patio!Geoffrey, el otro Geoffrey, corríadelante de mí, concentrado y aplicado,dócil, como una marioneta de miss Fury;pero para nada resignado, sino más bienfeliz. Feliz y peligroso, sin hablar connadie, fuera lo que fuera lo que estuvierametido en esa nueva piel. La frialdad deGeoffrey transmitía más sospecha que

Page 268: Volveran a por mi   josan hatero

obediencia. Me acordé de mi padre,cuando decía que no me fiara nunca dequien no habla, de los que siemprecallan y otorgan, porque esconden másde lo que pueden dar.

Después de ver el cadáver y desentir el miedo en los huesos, me dicuenta de que era importante resistir, deque en realidad estábamos preparadospara combatir porque nuestro cuerpopodía resistir el miedo mejor de lo queyo creía. Mientras corría sentí una cosaextraña: sentí que crecía, por dentro, queen la Fénix estaba dando un paso haciaadelante y que ya no volvería a ser elmismo. Como si estuviera dando el paso

Page 269: Volveran a por mi   josan hatero

de ser niño a ser un hombre. Yo, quesiempre había sido cobarde, de prontome sentía valiente, capaz de enfrentarmeal miedo. Cuando no lo tienes delante, elmiedo solo es una idea terrorífica, perocuando lo tienes delante y te va a atacar,no te rindes, plantas cara como sea. Esmás aterradora la idea del miedo que elmiedo en sí.

Desde entonces ya no temo al miedo,pero aquellos días los guardo en mimemoria como los peores de mi vida. Séque no volveré a sufrir de igual modoporque no hay, en ninguna esquina delmundo, un infierno como la Fénix. O esoquiero creer.

Page 270: Volveran a por mi   josan hatero

Seguíamos corriendo, ejercitándonosal compás que mandaba el monitor,siempre con ese maldito silbato en laboca. Un pitido: vuelta a correr. Dospitidos: treinta flexiones. Tres pitidos:cambio de ritmo y esprintar. Pitidolargo: estiramientos. Y vuelta aempezar. Cuando quería cambiaba elorden, y entonces el mareo se hacíacargo de tu cabeza. La falta de comidaen el estómago hacía que a menudocreyera que me iba a marear y a caerredondo al suelo. Seguíamos corriendo yveía a Iris respirar por la boca, sufrirsin atreverse a emitir ni una sola queja.Y también Giulietta, que se cansaba más

Page 271: Volveran a por mi   josan hatero

que nosotros, seguramente nunca habíacorrido tanto. Fue entonces cuando, porprimera vez, no solo pensé en que nopodía rendirme, también en que debíamadurar una estrategia. Estaba claro quehabía que huir; pero, para lograrlo,además de ser fuerte, era necesario serinteligente.

Estábamos corriendo, reanudando lamarcha después de los estiramientoscuando Paul Lambert, tosiendo y con lavoz contraída por culpa del asma,levantó la mano. Pobre Paul, me dije alver su cara enrojecida y el cuelloagarrotado, como si empezara ahincharse poco a poco igual que una

Page 272: Volveran a por mi   josan hatero

masa de harina y agua. Paul Lambertlogró decir a tientas que creía que leestaba dando un ataque de asma porquequizás sucedía que el viento soltabademasiado polen y estaba tragando alrespirar todo tipo de polvo. El monitor,al instante, reaccionó como ya todossabíamos que haría:

¿Qué has dicho?Paul tosió, emitió una especie de

gemido y todos oímos el silbido de supecho. Con un hilo de voz, mientras searqueaba, alcanzó a decir:

No puedo más.Enseguida, como apariciones salidas

del mismo aire, llegaron dos monitores

Page 273: Volveran a por mi   josan hatero

más y se lo llevaron.Ya sabíamos que iba a la torre. Allí

no solo iban los rebeldes, sino tambiénlos que no estaban preparadosfísicamente.

Pero eso no fue todo. Mientrasresoplábamos, a Cindy Everett le diopor opinar:

Solo necesita un ventolín.A lo que el monitor respondió:¿Estás segura de que sabes lo que

necesita?Entonces Cindy se arrepintió de

haber abierto la boca y cerró los ojoscomo un condenado a muerte que sabeque se aproxima su castigo.

Page 274: Volveran a por mi   josan hatero

Mejor se lo vas a explicar túcontestó el monitor.

Imaginé muerta a Cindy; vislumbrésu cadáver, y después el mío, el de Iris,el de Giulietta.

En ese momento no acudió nadie allevarse a Cindy; no sé cuándo lohicieron, pero ya no vino a la cena.

Aproveché el momento de la salidadel comedor para entablar unaconversación rápida con Iris.

Como si leyera mis pensamientos,ella se adelantó a decirme:

Hay que irse, Greco, seremos lossiguientes.

Lo sé.

Page 275: Volveran a por mi   josan hatero

Tenemos que terminar el diario. A lomejor encontramos pistas para huir.

Es lo único que nos queda.Era el momento, no había otro.

Teníamos que volver al diario y trazarel plan definitivo que nos permitiera, sino huir, al menos combatir el miedo ysentirnos vivos entre tanto muertoviviente.

Del diario de John Stewart28 de julio de 1948Rudolph, lo primero de todo es

pedirte perdón por estos tres días deausencia: no quería dejar de venir,

Page 276: Volveran a por mi   josan hatero

pero me ha sido imposible. Como ves,no pudimos huir de la Fénix, lointentamos, llegamos hasta el muro,pero no tuvimos fuerzas ni valor. Esmás complicado de lo que parece. Latorre, cercana al muro no es accesofácil, y está muy vigilada. Un focogiratorio, desde lo alto, ilumina losalrededores. Tantas veces tuvimos queagacharnos, que tengo unas enormesagujetas en las piernas. Lo peor fue elmiedo, cuando ves los haces de luzbarriendo la noche; parecen clavos enel cielo. ¿Qué harán dentro de la torregris con los niños raptados? ¿Qué leestarán haciendo a Martin?

Page 277: Volveran a por mi   josan hatero

Tengo dos cosas que contarte. Laprimera es la buena: estoy contentoconmigo mismo, me sorprendí deatreverme a intentarlo. Te parecerámentira pero lo cierto es que fui yoquien más empeño puso y el último enrendirse. Por un momento creía que noera yo. ¿De dónde me salió aquelentusiasmo? Fiona, al darse porvencida y derrumbarse, se me abrazóde manera especial y, ¿sabes qué?,hicimos el camino de vuelta cogidos dela mano, en silencio, escondiéndonosde los ruidos.

La segunda, la mala noticia, es queMartin ha vuelto; pero, como nos

Page 278: Volveran a por mi   josan hatero

temíamos, ya no es el mismo. ¡Y no lehace caso a Fiona! No lo puedo creer.¡Ni siquiera sonrió al verla de nuevo!¿Cómo puede alguien cambiar así de lanoche a la mañana? Cuando aparecióen el aula, no pude evitar ir corriendoa abrazarlo, pero Martin detuvo miimpulso estirando la mano con firmeza.¿Puedes creerlo? Colocó su mano enmi pecho y dijo:

Calma, tranquilo, mejor pon esearrebato en el trabajo.

Martin le dije, soy John, JohnStewart, tu amigo.

No vine aquí para hacer amigos,permite que te lo recuerde.

Page 279: Volveran a por mi   josan hatero

No puedo escribir más por hoy,estoy demasiado triste.

John

Del diario de John Stewart29 de julio de 1948Rudolph, hoy se han llevado a Gary

Finnegans. No te puedes imaginar elmotivo: simplemente ha preguntado amiss Fury por qué no íbamos a nadar,como suele hacerse en otras granjas-escuela de verano. Cuando miss Furylo ha escuchado, se ha incendiado,como si una mecha la prendiera pordentro.

Page 280: Volveran a por mi   josan hatero

Todavía me duelen las rodillas ylos gemelos del intento de fuga conFiona la otra noche. Pero ahora quehan pasado dos días lo recuerdo comoalgo especial. Soy consciente de lotonto que suena eso, por supuesto. Y sinembargo…

Cada día que pasa, la presencia demiss Fury me crea más turbación; yano sé si lo que emana es poder o miedo.Las normas son tan estrictas, que elhecho de venir aquí a escribir cincominutos me causa temor, como si fueraconsciente de que no estoy haciendo loque debo, no cumplo las normas, lasnormas que ahora tanto le gustan al

Page 281: Volveran a por mi   josan hatero

nuevo Martin, el antiguo amigo yaperdido.

Tengo miedo. Solo me quedáisFiona y tú.

John

Del diario de John Stewart30 de julio de 1948Martin no habla con nadie. Pero lo

más curioso es que evita la presenciade Fiona, como si le tuviera miedo.¿Será por el interés que la directoratiene en ella?

Estoy expectante por ver cómollega Gary Finnegans.

Page 282: Volveran a por mi   josan hatero

Hoy he rezado por primera vezdesde que llegué aquí. Lo he hecho pormí, pero sobre todo por Fiona.

Fiona Fiona Fiona Fiona FionaFiona.

John Stewart

Del diario de John Stewart1 de agosto de 1948Rudolph, Fiona se ha convertido en

un problema, no sé cómo decirlo.Desde el regreso de Martin, apenas nosseparamos. Creo que me gusta más delo que puedo entender. Nunca habíasentido esto antes. A veces, cuando ella

Page 283: Volveran a por mi   josan hatero

viene a buscarme para decirme algo,me quedo mirándola fijamente, comoembobado. Me gusta todo de ella.Nunca he besado a nadie, pero tengouna sensación rara, como si fuera apasar con ella. No sé si estoy haciendobien. Pienso mucho en el padre Collins.Ahora le agradezco que me salvara lavida. Recuerdo cuando al final decurso nos decía a sus alumnos quetendríamos que seguir siendo buenoschicos porque una ciudad asentadasobre un monte no se puede esconder.Lo pienso y me doy cuenta de que yotambién tengo cosas que no puedoesconder. No veo la luz al final del

Page 284: Volveran a por mi   josan hatero

túnel, pero la siento en el corazón.Es Fiona.La amo.John el tonto.

Page 285: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 13: Iris

Creo que estamos perdiendo larazón. Todos.

Es este lugar maldito. Es el juego dela Fénix: la directora y sus secuacesfomentan la individualidad para luegopoder castigarla. Y el castigo es un viajesolo de ida a la torre de gris. Y digosolo de ida porque lo que vuelven noson los alumnos, son sus copiasrobotizadas, esa especie de clones quepone los pelos de punta, ahora ya lotenemos claro. Ayer mandaron a doscompañeros más, uno de ellos fue Anna

Page 286: Volveran a por mi   josan hatero

Linney, una chica muy guapa, con uncabello ondulado que le da aire deestrella de cine de los años cuarenta. Sucrimen ha sido anunciar que era sucumpleaños y preguntar si podía hablarcon su madre.

¿Has visto algún teléfono por aquí?,le ha dicho un monitor.

No, pero tienen que tener alguno ensus oficinas, ¿no?

El monitor ha sonreído como unmalo de dibujos animados antes dedecirle:

Sí, claro. Acompáñame. Y,cogiéndola del brazo, se la ha llevado.

Entonces, Greco y yo hemos cruzado

Page 287: Volveran a por mi   josan hatero

miradas: los dos sabíamos que se lallevaban a la torre gris. Por un momentohe tenido ganas de llorar. O de tirarleuna piedra al monitor. Greco me hahecho un gesto con las manos, con laspalmas hacia abajo, sin levantarlas,como diciendo «calma»; y luego hahecho algo que no me esperaba: se hatocado el pecho con el índice, me haseñalado a mí y seguidamente hacerrado el puño con fuerza. Estoycontigo, aguanta, me ha dicho sinpalabras. Luego me ha sonreído. Y alhacerlo he sentido el impulso de correrhacia él y abrazarlo. Abrazarlo contodas mis fuerzas, como nunca he

Page 288: Volveran a por mi   josan hatero

abrazado a nadie, y no soltarlo.Cuando vuelva, ya no será ella ha

dicho Marjorie, a mi lado. Ya no seráella nunca más.

La he mirado y me he sonrojado,avergonzada por haber tenido semejantearrebato romántico en ese momento.Avergonzada y sorprendida: ¿estabaempezando a sentir algo por Greco?

No le he contestado a Marjorie, y alinstante me he arrepentido de haber sidotan categórica. Supongo que cuandovuelva ya no será la misma. Otra vez meha venido a la mente la imagen delcadáver mojado de Geoffrey.¿Empezaba Marjorie a sospechar lo que

Page 289: Volveran a por mi   josan hatero

Greco, Giulietta y yo sabíamos? Encualquier caso, no podía confirmárselo.Aunque Marjorie es inteligente y podríaser una buena aliada, quién sabe si ellaserá la siguiente en ir a la torre gris y,entonces, cuando volviera, podríadelatarnos.

¿Sabes lo que es el ave fénix?, me hapreguntado.

Un animal mitológico, ¿no?Un animal mitológico muy

particular: cada quinientos años, estepájaro formaba un nido con especias yhierbas aromáticas y ponía un huevo,que incubaba durante tres días. Al finaldel tercer día, el ave ardía hasta

Page 290: Volveran a por mi   josan hatero

reducirse a cenizas, y entonces delhuevo renacía la misma ave fénix.

Hasta ese momento, no habíapensado en el nombre de esta academia,en su significado. Ahora tenía claro queno estaba puesto al azar. Tenía quecontárselo a Greco y a Giulietta.

Creo que eso es este sitio haañadido Marjorie: una especie de nidoen el que quemar nuestro antiguo yo yrenacer. Este sitio es una oportunidadpara cambiar.

Estás hablando como Geoffrey le hedicho.

Piénsalo: ¿no te gustaría olvidar loserrores del pasado y empezar de nuevo

Page 291: Volveran a por mi   josan hatero

libre de cargas?No. No hay que olvidarse de los

errores le he contestado y, al hacerlo, hesentido que estaba hablando más para mímisma que para ella. Los errores formanparte de nosotros, sirven para ayudarnosa crecer.

Entonces Marjorie ha suspirado:Sí, supongo que tienes razón… La

verdad es que estoy cansada, estoy muycansada.

¿Qué hacéis ahí parados?, ha gritadoel monitor, que había vuelto sin Anna.Todo el mundo a correr.

Page 292: Volveran a por mi   josan hatero

Del diario de John Stewart3 de agosto de1948Rudolhp, ¿cómo se hace? ¿Cómo

puedo decirle a Fiona que me gustamás de lo que me ha gustado nada en lavida, que ni siquiera la música me hahecho sentir tan libre como ella,incluso aquí encerrados?

Cuando me acerco a ella, por lasnoches, en el momento en que laencuentro en la oscuridad y oigo surespiración, el corazón me late con unafuerza que desconocía. Y entoncespienso en muchas cosas, quiero decirle

Page 293: Volveran a por mi   josan hatero

esto y lo otro, pero no me sale nada, yella solo habla de lo que ha cambiadoMartin.

Cuando oigo ese nombre, elestómago me duele, siento como unvacío lleno de cuchillos.

No puedo soportarlo. Fiona hablade Martín en lugar de preguntarmecómo estoy, y no sé si significo algopara ella o si solo soy un hombro en elque llorar.

John Stewart

Del diario de John Stewart9 de agosto de 1948

Page 294: Volveran a por mi   josan hatero

¿Por qué estoy aquí, Rudolph? ¿Nohabía otro sitio?

No puede ser que este reformatoriosea el único. No quiero estar aquí. ¡Laodio! Odio a Fiona. No sé por qué megusta tanto.

La he visto en clase de gimnasiamuy cerca Alfred. Era él quien lesujetaba los pies mientras hacíaabdominales. No he podido soportarlo,me duele aquí, me duele el corazón, elestómago, en todas partes: no puedocon esto, no sé cómo hacer parasoportar este dolor. Hace ya tres díasque no nos vemos por la noche. Cuandole pregunto si quedamos me dice que

Page 295: Volveran a por mi   josan hatero

no, que está pensando un plan y que esmejor que no quedemos todos los díasporque puede resultar sospechoso.Antes no existía ese temor. Ahora sí,¿por qué?

Pese a ello sigo levantándome aescondidas por las noches. El temor aque se vea con otro, a que se vea conAlfred o con Simon o con Michael mecarcome. Paso la noche en vela en lospasillos, como un alma en pena en laoscuridad, pero Fiona no aparece. Loscelos son como una llama que me ardedentro.

No volveré a seguir reglas nuncamás. Si salgo por vivo de aquí, haré

Page 296: Volveran a por mi   josan hatero

cuanto me plazca sin preocuparme pornada ni nadie.

Gary Finnegans no ha vuelto. Nopuedo más. No sé quién es peor, si missFury o Fiona. Las odio, y me odio porescribir esto.

John Stewart

Del diario de John Stewart15 de agosto de 1948Hoy he temido quedarme sin ella.

No saldré vivo de la Fénix. Al menos,no seré yo quien salga. Mi verdaderoyo, quiero decir. Lo tengo claro. Ahorasí que lo tengo claro.

Page 297: Volveran a por mi   josan hatero

Hoy miss Fury se ha llevado aFiona. Hoy he deseado desaparecer denuevo. Hoy he añorado tener uncinturón.

Pienso ir a rescatarla, aunque sealo último que haga.

Antes de despedirme quiero dejarconstancia de un recuerdo al padreCollins, pues tengo muy presentes susenseñanzas. Antes no hacía caso deellas, pero ahora recuerdo aquello quetantas veces nos repetía: nadieenciende una lámpara y la pone debajode un lecho, sino que la pone sobre uncandelero, para que los que entrenvean la luz. Eso es lo que hago yo: dejo

Page 298: Volveran a por mi   josan hatero

una luz en este diario y, si alguienalguna vez lo desentierra, espero quebrille y pueda indicar una salida.Querido desconocido, venga mi muerte.

Hasta siempre.El último y verdadero John Stewart

Page 299: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 14: Greco

El momento en que fui realmenteconsciente de lo que sentía por Iris loconservo como un tesoro. ¡Claro quevarias veces, al tenerla cerca o al sentirsu mano en la mía, me había estremecidocomo una hoja con el viento! Pero lo quequiero nombrar es esa primerasensación de algo diferente. Me habíatemblado el corazón, se me habíacontraído el estómago, sí, y sabía queme gustaba, eso lo tenía claro. Pero aúnno había encontrado el momentodefinitivo en que el recuerdo de Laura

Page 300: Volveran a por mi   josan hatero

saliera de mí para siempre. Aquel día,mientras corría por el patio y asistía algoteo de despedidas de alumnos que seiban a la torre gris, supe que Iris era miamor, no solo mi mejor amiga, sino miamor. Sé muy bien por qué, lo supe alinstante. Lo vi, lo sentí. ¡Y cómo añoroaquel momento! Aquella mezcla dealivio y de gozo.

Estábamos caminando, atravesandola extensa explanada de tierra quebordeaba la Fénix antes de adentrarnosen el bosque. La noche sobre nuestrasespaldas apenas alumbraba el camino, yel hecho de cogernos de la mano los tresera un acto solidario convertido en

Page 301: Volveran a por mi   josan hatero

costumbre. No era posible imaginarselas noches sin las manos de Giulietta eIris. Como era habitual, sentía su tacto.La soledad a la que nos condenaba lasnormas de la Fénix, sin pretenderlo, noshabía arrastrado hasta la complicidadmás sincera. Desde entonces valoro laspequeñas cosas como las más grandes.Mentiría si dijera que la Fénix no me haenseñado nada.

Las cosas aparentemente inútiles seconvirtieron en las más valiosas. Lacuchara de mango afilado que siempreestaba en mi bolsillo o bajo laalmohada, la camiseta que usaba comoantifaz para poder dormir mejor las

Page 302: Volveran a por mi   josan hatero

escasas horas en que lo hacía o laspiedras que pisábamos de camino almuro empezaron a ser importantes ennuestro día a día. Aquella noche no nosquedamos en el sótano. Habíamosdecidido alternar: una noche al sótano,otra al bosque, desesperados por buscaruna salida. Estar en el bosque, cerca delrío nos causaba turbación, puesestábamos cerca del cadáver deGeoffrey. Además, intuíamos que encualquier momento volveríamos aencontrarnos con otro cadáver.

Al llegar hasta nuestro rincón desiempre, fue Iris quien habló primero:

Hay que trazar un plan. El diario es

Page 303: Volveran a por mi   josan hatero

de 1948, y ya entonces mandaban gente ala torre gris y los devolvían cambiados.Hay que escapar y contarle al mundoqué es lo que está pasando aquí, aunquenos tomen por locos.

¿Y cómo lo hacemos? ¿Cómoescapamos sin enfrentarnos a miss Furyy a su ejército gris?, preguntó Giulietta.

La verdad es que cada vez tengo másclaro que la confrontación con ella esinevitable. Me encantaba lapredisposición de Iris. ¿Sabéis qué?Empiezo a pensar que nuestros padressaben lo que pasa aquí dentro.

No, no puede serdije, sin tenerlastodas conmigo. Iris insistió:

Page 304: Volveran a por mi   josan hatero

¿Es que no veis lo que está pasando?Todos los que vuelven de la torre sonperfectos. Y seguro que luego sus padresestán encantados con ellos.

¿Y qué hacemos? Era Giulietta quienhablaba.

De momento, vamos a armarnos.Como sea, con lo poco que tengamos.Yo no voy a dejar que me cambien porotra.

Yo tampoco dijimos a la vezGiulietta y yo.

Un fuerte viento volvió a helarme lanariz. Empecé a sentir frío en los pies,otra vez humedecidos por el rocío de lanoche. Al notar los pies helados,

Page 305: Volveran a por mi   josan hatero

rememoré el cadáver de Geoffrey,gélido y endurecido. Sin querer, perocomo si una cosa llevara a la otra,vislumbré el mío y los de mis amigas.

Entonces saqué del bolsillo lacuchara. Y Giulietta, que hasta elmomento no había dicho nada quepudiera animarnos, añadió:

Mañana, con mucho cuidado, vamosa robar cada uno un cuchillo.

Sí, sí Iris recuperó el habla. Inclusopodemos afilar ramas.

Haremos estacas sentencié.Como si estuviera calentando antes

de un partido, moví las piernas conintención de entrar en calor. El sonido

Page 306: Volveran a por mi   josan hatero

del viento peinaba los árboles cuyashojas parecían susurrar y nos hacíatemblar con una mezcla de miedo y frío.

Decidimos esconder los cubiertos enun lugar cercano. No podíamos dejarloslejos, por lo que zanjamos guardarlos enel sótano, donde leíamos el diario lasotras noches. El diario.

Seguramente por aquí debíaesconder el pobre John Stewart eldiario.

Pobre chaval… Pero, ahora que lopienso, luego fue ministro. ¡Menudosinvergüenza!, añadió Iris como siestuviera enfadada.

¡Ja, ja, ja! Greco, ¿te imaginas que

Page 307: Volveran a por mi   josan hatero

sales de aquí hecho todo un ministro y tevemos en la tele?, bromeó Giulietta.

¡Ja, ja, ja! ¡Eso sí que sería bueno,ministro yo! Como no sea desuspensos…

Y entonces nos reímos los tresmientras acercábamos nuestros cuerpospara combatir el frío. Teníamos quevolver. Pero no quería. Busqué la manode Iris como si fuera algo inevitable.Volví a sentir los pies helados mientrasrespiraba el aire húmedo de la noche.

Antes de despedirnos, Iris meacarició la cara y me tocó la punta de lanariz.

Greco, estás muy frío.

Page 308: Volveran a por mi   josan hatero

Ya.Tienes que abrigarte bien, ni se te

ocurra ponerte enfermo ahora dijo,mirándome a los ojos fijamente.

Y entonces supe que necesitaba aIris. No solo que me gustaba, sino que lanecesitaba. ¿Cuándo supe que estabaenamorado de ella? Cuando empecé aadmirarla. ¿Por qué tuve claro que laquería? Porque se preocupó por mí.¿Cómo se pone freno al amor? Esarespuesta aún no la tenía.

Page 309: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 15: Iris

Esto está a punto de terminar.De una manera u otra, todo acabará

pronto. De eso estoy segura.Estoy tumbada en la cama sin poder

dormir, demasiado agitada por losacontecimientos de esta mañana. Hasido entonces, mientras corríamos comode costumbre, cuando he tenido lacerteza de que mi suerte está echada.

Estos últimos días, Giulietta, Grecoy yo hemos pactado distanciarnos parano levantar sospechas. Greco corríaentre los primeros del pelotón, Giulietta

Page 310: Volveran a por mi   josan hatero

a mitad y yo casi la última. Mientrascorría, miraba la silueta a torre gris, unantiguo molino, según el diario de JohnStewart. Es una edificación sin ventanas,apenas cuatro aberturas verticales yestrechas en la parte superior. Entre dosde esas aberturas hay una plataformametálica y techada con un foco giratorio,a modo de faro, y detrás el espaciosuficiente para que se aposte un hombre.Como las cabinas de vigilancia de lascárceles en las películas. La puerta deentrada está en la parte de atrás ysiempre hay un monitor cerca. Me fijabaen todo eso cuando, de pronto, hetropezado con una raíz y he caído al

Page 311: Volveran a por mi   josan hatero

suelo. Los alumnos que corrían delanteno se han enterado, pero los que ibandetrás de mí se han detenido, aliviadospor tener una excusa para descansar.Nadie me ha ayudado a levantarme,todos estamos demasiado cansados.Entonces se me ha acercado un monitor.Su mirada era furiosa, como si yohubiera cometido una faltaimperdonable. Al momento he sentidocómo se me erizaba el vello de la nucade puro terror. El monitor me haagarrado del brazo y me ha levantado deun tirón, sin ningún tipo de miramientos.

Lo siento he dicho con la cabezagacha, los ojos clavados en la tierra

Page 312: Volveran a por mi   josan hatero

húmeda.¿Qué sientes, haberte caído o ser tan

torpe?No me he atrevido a contestar nada.Vamos, te vamos a ayudar a mejorar

tu agilidad me ha dicho.El terror me ha paralizado. ¡Me iba

a llevar a la torre gris! He buscado conla mirada a Greco. En ese momento yatodos habían dejado de correr. Losrostros de Geoffrey y del resto de clonestenían una expresión de satisfacción.Detrás de Abraham, he visto laexpresión aterrorizada de Greco, elcuerpo tenso como la cuerda de un arco,dispuesto a acudir en mi rescate.

Page 313: Volveran a por mi   josan hatero

Entonces he visto claro lo que tenía quehacer. He negado con la cabeza y le hedicho al monitor:

No hace falta que me agarre. Iré congusto. Lo estoy deseando.

Él me ha mirado sorprendido,buscando en mi cara alguna señal dedesafío. No la ha encontrado.

Chica lista. La resistencia noconduce a nada bueno.

Entonces se ha acercado otromonitor, visiblemente alterado.

¿Qué haces, loco?, le ha espetado asu compañero.

Ha roto el orden ha contestado elprimero. Ya conoces las normas.

Page 314: Volveran a por mi   josan hatero

Es la elegida. No la puedes tocar. Esdemasiado pronto.

Entonces me ha soltado,visiblemente nervioso, y ha mirado en ladirección al edificio donde duermen.Donde duerme miss Fury. Si es querealmente duerme. Entonces he reparadoen que hacía al menos tres días que nohabíamos visto a la directora. ¿Quéestaría tramando? ¿Y por qué el monitorme había llamado «la elegida»?¿Elegida para qué?

¡Vamos, vamos! Todo al mundo acorrer ha dicho el monitor acompañandola orden con unas fuertes palmadas.

Me he quedado quieta, sin saber qué

Page 315: Volveran a por mi   josan hatero

hacer.¿No me has oído?, me ha

preguntado.He asentido con la cabeza y he

echado a correr.Iris. La que susurra junto a mí es

Giulietta. Estaba tan absorta en mispensamientos que no la he oídolevantarse de su cama.

Voy.He guardado la cuchara, que todavía

estaba en mano, dentro de la funda de laalmohada.

Juntas hemos salido de la habitacióncon el sigilo habitual, mirando siempre aun lado y a otro antes de dar un paso.

Page 316: Volveran a por mi   josan hatero

Greco está esperando junto a lasescaleras. Normalmente leemos eldiario en el sótano, pero esta noche esespecialmente fría, así que decidimosquedarnos en la biblioteca. Acurrucadosen una esquina, terminamos la historiadel pobre John Stewart. Una sensaciónde amargura nos embarga al cerrar eldiario. Giulietta es la primera en hablar:

¿Creéis que llegó a salvar a Fiona?Su cuadro cuelga en la pared, así

que supongo que no.Pues que él no haya conseguido salir

de aquí no quiere decir que nosotros nopodamos. No pienso darme por vencida.

Recuerdo que el año pasado, mi

Page 317: Volveran a por mi   josan hatero

madre nos obligó a Ivette y a mí aacompañarla al hospital para visitar auna de sus amigas de infancia, missAmbleside. Había sufrido un accidenteen coche y se había quedado paralítica.Insensible de piernas para abajo.Siempre he odiado el olor de loshospitales, su ambiente triste, y recuerdoque estaba molesta con mi madre porllevarnos con ella. Al entrar en lahabitación de miss Ambleside, mamárompió a llorar al instante,desconsolada, como no la había vistollorar jamás. Parecía que no podíaparar, toda desmadejada y temblorosa.Ivette y yo nos quedamos inmóviles

Page 318: Volveran a por mi   josan hatero

junto a la puerta, sin saber cómoreaccionar. Mi madre no es una mujerdada a mostrar sus emociones; es más,esconderlas lo considera una virtud.Supongo que, de alguna manera, elhecho de ver a su amiga postrada en lacama debió remover algo en su interiorque llevaba tiempo aguantando. Quizá unrecuerdo que habían compartido en elpasado, en un tiempo en que eranjóvenes y un futuro lleno deposibilidades se abría ante ellas. No sé.La cuestión es que miss Ambleside lesonrío con gran dulzura; una sonrisa quese dibujaba no solo en sus labios, sinotambién en sus ojos. Mamá y ella se

Page 319: Volveran a por mi   josan hatero

abrazaron y miss Ambleside la consolócomo una madre consuela a un niño quese ha caído, como si fuera mamá la queestuviera postrada en la cama y novolviera a andar jamás. Al salir delhospital, mi madre nos agarró las manosa mi hermana y mí y, sin dejar de andary de mirar al frente, nos dijo:

Algunas personas muestran toda sufortaleza en los momentos deadversidad.

No sé por qué, la actitud de Giuliettame ha recordado ese día. Después deencontrar el cadáver del pobre Geoffrey,sufrí por ella, temí que no fuera lobastante fuerte para soportarlo. Pero,

Page 320: Volveran a por mi   josan hatero

como miss Ambleside, Giulietta hasuperado la frontera del miedo y ahoraes ella la que parece más fuerte de lostres.

¿Cómo estás?, me pregunta Greco.Por el incidente de la caída de estamañana, quiero decir. Sus ojos oscurosestán clavados en mí con verdaderapreocupación.

¿Y si lo que dice el diario esverdad? ¿Y si miss Fury me ha escogidopara…? ¡Yo qué sé! Beberse mi sangrecomo un vampiro y así mantenersejoven.

Los vampiros no existen diceGiulietta. Y luego, sonriendo, añade:

Page 321: Volveran a por mi   josan hatero

Son solo cuentos para enamorar a chicascursis como nosotras.

Antes de venir aquí tampocohubiéramos creído lo que pasa aquí.

Ya lo sé, tonta replica, guiñándomeun ojo. Solo trataba de animarte. Y meda un beso en la mejilla.

Greco me pasa el brazo por elhombro y me arrima contra su pecho enun intento de mostrarme también sucariño. Siento cómo mi cuerpo seestremece. Y esta vez no es por miedo.

Hay otros mundos, pero están en estedice.

¿Qué significa eso?, preguntaGiulietta.

Page 322: Volveran a por mi   josan hatero

Es un verso de un poeta francés,Paul Eluard.

A lo mejor sus padres también lomandaron aquí bromeo.

Greco se ríe y, al hacerlo, su pechose agita y, de rebote, yo me agito con él.

Giulietta se incorpora.Bueno, ejem. Creo que voy al

lavabo.Y por su manera de decirlo, sé que

quiere dejarnos solos. En este instanteagradezco la penumbra en la queestamos, porque si no mis amigosdescubrirían que me estoy sonrojando.

En este piso no hay lavabos, tendrásque bajar. ¿Quieres que te

Page 323: Volveran a por mi   josan hatero

acompañemos?, pregunta Greco, que,como todos los chicos, no tiene ni ideade complicidades femeninas.

No, no, no os preocupéis. Voy solitaal lavabo desde que cumplí los tresaños.

Greco y yo solos. Me gustaríadecirle algo simpático, pero estoycompletamente en blanco. Él tambiénestá callado, y me pregunto si se sentirátan nervioso como yo en este momento.Quizá simplemente disfruta de micompañía pero no tiene ningún interésromántico en mí. Pero, ¿y yo? ¿Sientoalgo por él? No lo sé. Pero sí sé que meencantaría comprobarlo. Me encantaría

Page 324: Volveran a por mi   josan hatero

probarlo ahora mismo.¿Tienes alguna chica esperándote ahí

fuera?, acierto a preguntarle.Greco da un respingo muy gracioso,

como si se hubiera pinchado el traserocon una aguja.

No… no, en absoluto.Solo preguntaba.Hubo una, pero fue un error muy

grande. Ya está superado. Es cosa delpasado. ¿Y tú?

¿Yo?¿Tienes algún chico especial?Al escucharle decir «especial» casi

me da la risa: sí, sin duda Greco está tannervioso como yo.

Page 325: Volveran a por mi   josan hatero

¿Aparte de ti?, le digo con toda lacoquetería de la que soy capaz, que,teniendo en cuenta que llevo puesto untriste chándal gris, no es mucha.

Greco calla. Estoy tan cerca de élque puedo escuchar cómo traga saliva.Me pregunto si habré metido la pata.Típico de mí: «eres demasiado lanzada,Iris, asustas a los chicos», me pareceescuchar la voz de Ivette.

Tú también eres muy especial paramí me dice.

Levanto la cara y tropiezo con susojos intensos y oscuros, pendientes demí. Creo que me va a besar. Estoyconvencida. Deseo que me bese.

Page 326: Volveran a por mi   josan hatero

Su cara se acerca a la mía,lentamente, y, justo un segundo antes deque sus labios alcancen los míos, se mearruga el corazón: escuchamos un grito.Es Giulietta. Greco y yo nos levantamoscomo impulsados por un mismo resorte.

Quizá se ha encontrado con el pájarodigo, asustada por mi amiga.

Olvidando todo sigilo, corremoshasta las escaleras y bajamos losescalones a saltos.

Giulietta está parada en la puerta dellavabo de chicas, quieta como unaestatua.

¿Qué pasa?Giulietta, ¿qué has visto?

Page 327: Volveran a por mi   josan hatero

Me acerco a ella y la cojo por loshombros en un gesto instintivo. Sus ojos,muy abiertos, miran al interior. Sigo sumirada y entonces la veo.

Es Marjorie. Es el cuerpo deMarjorie, colgando sin vida de una delas vigas del techo.

Page 328: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 16: Greco

En el aquel instante, presos delpánico, Iris y yo nos lanzamos a abrazara Giulietta. Respiraba por la boca yemitía breves sollozos que tratamos deaplacar como podíamos. Fue entoncescuando eché de menos a mi madre. Unocree que es fuerte, que puede con todo,que se hace a sí mismo a golpe degarrotazos, pero los momentos dedebilidad no desaparecen así como así.La flaqueza que hizo temblar mis piernasal ver flotar el cuerpo de Marjorie noera anónima, vino hasta mí para

Page 329: Volveran a por mi   josan hatero

quedarse, y todavía hoy, a veces, mevisita y me estremece la memoria. Fuede cosas así, de ese tipo de sensaciones,de las que aprendí aquel verano al quesobreviví todavía sin saber cómo. Meacordé de mi madre, la vislumbré en mihabitación guardando ropa planchada enmi armario, preparándome el bocadilloen la cocina, antes de ir al colegio, yeché de menos el calor de mi casa, almismo tiempo que entendía los años luza los que me encontraba de ella.

Así que lejos de enaltecerme ymostrar mi valentía, en privado mehundí. Recuerdo además que pensé enmis amigos del colegio, con los que

Page 330: Volveran a por mi   josan hatero

había jugado durante años y a los quehabía dado la espalda como un pelele encuanto apareció Laura. Los recordé, sí;por mi cabeza pasaron uno a uno, ypensé en sus veranos, tan diferentes delmío en la Academia Fénix.

Las lágrimas de Giulietta se unierona la bravura de Iris, que fue la única quese acercó al cadáver y llegó a palpar lasmanos de Marjorie. Yo no me atreví.

Todavía está caliente dijo Iris sinrastro de miedo, mientras un tembloratravesaba mis cinco sentidos con formade escalofrío.

Si en aquel momento hubiera tenidoun diario como el de John Stewart,

Page 331: Volveran a por mi   josan hatero

hubiera escrito mil veces seguidas «Iris,me encanta Iris; Iris, me encanta Iris»como si fuera el mejor de los castigos.La Fénix me condenaba a muchas cosas,pero también le debía que me condenaraa no separarme nunca más de Iris.

No había un minuto que perder. Nopodíamos quedarnos allí mucho tiempo.Todo había pasado en cuestión desegundos.

Tenemos que escondernos.Volvamos a las habitaciones repuso

Giulietta todavía llorando.No, Giu, eso sería peligroso. Seguro

que los clones han oído el grito. Yaverás, es mejor escondernos; si nos

Page 332: Volveran a por mi   josan hatero

vamos, nos pueden pillar a las primerasde cambio.

Hacía frío en los lavabos, y la visiónde cera de Marjorie colgada trasmitíamás frío todavía. Una tensa impacienciaenredaba el ambiente, y nuestrasmiradas no encontraban salida a aquelembrollo. Por encima de la muerte deMarjorie habitaba el miedo a habernosmetido en un lío desmedido e impreciso.Por mi cabeza pasó la idea de que talvez estábamos yendo demasiado lejos.Quizás deberíamos entregarnos. Dejarque miss Fury dispusiera de nosotros asu antojo y salir de la Fénix al final delverano siendo otros. ¿Por qué no?

Page 333: Volveran a por mi   josan hatero

Pero entonces volvió a hablar Iris.Solo os digo una cosa: está

prohibido rendirse. Vamos a escapar deaquí como sea. No vamos a acabar así.Y señaló a Marjorie, a la que los tresvimos con el cuello caído, mirando alabismo del suelo de cemento sin vernada, como una marioneta olvidada.

Entonces se oyó un ruido de pasosque iba creciendo paulatinamente. ¡Seaproximaba a los lavabos como si fuerala sombra de una amenaza!

¡Rápido!, balbució Iris.La seguimos hasta la zona de las

duchas, caminando en sentido contrarioa los ruidos pero sin mucha escapatoria.

Page 334: Volveran a por mi   josan hatero

El grito de Giulietta había sido tanestremecedor que a buen seguro habíadespertado a muchos alumnos quedormían en los barracones situados aambos lados de los servicios. Con lasluces apagadas se hacía difícil discernirel entorno, y todos nuestros movimientosobedecían a la inercia y a la intuición.Sabíamos de una ventana, una pequeñaventana que había al final, a la derecha,que daba al patio, pero quizás erademasiado pequeña. Mientras sobrenosotros se precipitaba la duda, esospasos espeluznantes que parecían los deuna manada nos apremiaban a tomar unadeterminación urgente. ¿Qué hacemos?

Page 335: Volveran a por mi   josan hatero

¿Huimos? ¿Nos escondemos? ¿Nos dabatiempo de volver a nuestras habitacionessin ser descubiertos? El cuerpo deMarjorie quedaba en los lavabos, yahora estábamos en la sala de lasduchas, donde todavía se inhala unindicio de vapor y jabón.

La respiración de Giulietta seguíaatropellándose y por momentos seacercaba al sollozo. No llegamos a ver,pero sí intuimos, que Iris pisaba el suelocomo si buscara algo. Estaba claro quenadie se vendría abajo. Ya no habíatiempo para echarse atrás.

Aquí. ¡Lo sabía!Iris se agachó. Ni Giulietta ni yo

Page 336: Volveran a por mi   josan hatero

alcanzamos a ver las rejas que había enel suelo.

A las alcantarillas.Hizo fuerza para levantar la reja. Al

ver que no podía, me pidió ayuda consolo decir mi nombre:

Greco.Me agaché, agarré con las dos

manos sendos vértices e hice fuerza.Aquello no parecía moverse.

Rápido, por favor, que vienen, quevienen nos apremió Giulietta.

Entonces Iris saltó sobre elsumidero, concentrando toda la fuerza enuno de los lados, y aquello pareciómoverse. Sin pensarlo un segundo

Page 337: Volveran a por mi   josan hatero

repetimos la operación, ella de un lado yyo del otro y, por fin, logramos levantarlas rejas.

Vamos chicos, habrá que mojarse,pero no queda otra sentenció Iris.

Escuché el curso del agua quecirculaba por debajo de mis pies, a lavez que respiré un olor embrutecido quemezclaba humedad y bazofia. De pronto,un atronador portazo en la entrada de loslavabos nos anunció la llegada de ungrupo. De un salto nos metimos bajo lossumideros y enseguida logramos reposarla reja encima de nosotros sin hacerruido. Ni que decir tiene que nosmojamos hasta las caderas. El agua fría

Page 338: Volveran a por mi   josan hatero

parecía clavarse en la piel. No se veíaprácticamente nada, pero todo se oía.Sin más calor que nuestra respiración,intentamos abrazarnos los tres sinmovernos más allá de lo necesario parano hacer ruido. Recuerdo que pensé que,si hubiera tenido mi iPod, hubierabuscado mi canción preferida y hubierapuesto un auricular en el oído de Iris yotro en el de Giulietta, para que fuerasolo yo quien escuchara aquel perversomutismo.

Entonces escuchamos vocesconocidas. Reconocí las de Geoffrey,Abraham y Cindy. A esas alturas,nuestros «compañeros» daban tanto

Page 339: Volveran a por mi   josan hatero

miedo o más que los monitores. Por lacercanía de sus voces, intuí que estabanjunto al cadáver de Marjorie. ¿Por quéno emitían ningún grito del espanto?¡Parecía que ni siquiera les sorprendía!

Todavía está caliente dijo uno.Entonces nos la llevamos añadió

Geoffrey. Mientras el cuerpo estécaliente, servirá.

Le daremos una alegría a miss Furydijo una voz femenina que no supereconocer.

Oímos cómo descolgaban el cadáverde Marjorie. Los sentidos se agudizancuando aumenta la necesidad, por lo quellegamos a escuchar con nitidez cómo

Page 340: Volveran a por mi   josan hatero

rompían la cuerda con una navaja cuyoafilado filo pareció cortar tambiénnuestra respiración: ¡así que ellosestaban armados! Estábamosdescubriendo muchas cosas.

Y cuando parecía que se acababa elmartirio y la angustia se alejaba denosotros, la mala suerte se puso denuestra parte y empezó a cavar nuestratumba, porque en aquel instanteGiulietta, muerta de frío y sin poderevitarlo, estornudó manifiestamente, yno una vez, sino dos, como siempre queuno se ve incapaz de controlar eseespasmo.

Mi corazón empezó a latir

Page 341: Volveran a por mi   josan hatero

aceleradamente, al tiempo que me vi enla torre gris, torturado y sometido.

¡Ha sido por aquí!, dijo uno de losclones. Aquí, en las duchas.

Nos encogimos aún más. Sobrenuestras cabezas nos ocultaba la reja,dibujando las líneas de la cárcel que nosesperaba a la vuelta de la esquina.

Con el miedo frotándonos lospárpados, incrédulos y fríos, pudimosoír con claridad lo siguiente:

Acércame una linterna, que aquí hayalguien.

¡Toma!¿Quién anda ahí?Unos pasos se acercaron. Allí estaba

Page 342: Volveran a por mi   josan hatero

el nuevo Geoffrey, andando conesmerado cuidado, como si todo élestuviera hecho de cristal veneciano. Elsilencio que reinaba en el pasillo serompió de nuevo por culpa de supresencia y observaciones. Después dedar tres pasos empezó a reírse solo:

Sal, quién quiera que seas. Yasabemos que ha sido un suicidio, notemas.

De pronto, vislumbramos el suelopor encima de las rejas, el techo y laestancia iluminada por el haz de luz deuna linterna. Más pasos prosiguieron yse aproximaron. Ya no era soloGeoffrey, también estaba Abraham:

Page 343: Volveran a por mi   josan hatero

¿Ves algo?No, pero estoy convencido de que he

oído algo repuso el que sujetaba lalinterna, que iluminaba el pasillo porencima de nuestras cabezas. No veo anadie en las duchas, voy a asomarme porla ventana del fondo, a ver si alguien haescapado.

Por ahí no cabe un humano dijo elotro.

Durante un segundo la luz dejó dealumbrar el suelo y la reja que habíasobre nuestras cabezas. Pero no fueporque nadie se retirase, sino porqueGeoffrey decidió avanzar. La luzfloreció con él y en ese mismo instante

Page 344: Volveran a por mi   josan hatero

en que Giulietta me agarró fuerte delbrazo, en ese instante en que yo quiseentregarme porque ya no tenía sentidotanto sufrimiento, una de las zapatillasde Geoffrey pisó la reja. Me faltó elaire. Se me heló la garganta y me quedésin aliento. Al levantar la vista descubríla sombra de la suela de una de laszapatillas. Era un número grande, erauna suela ancha y larga. Bajé la cabezacomo si me rindiera, y empecé a gritarpara mis adentros: Pensé que no erajusto, que me quedaban muchas cosaspor hacer en la vida. Pensé que iba amorir sin poder besar a Iris, y el amorque yo tenía para darle moriría conmigo.

Page 345: Volveran a por mi   josan hatero

¿Estás seguro de que aquí habíaalguien, Geoffrey?

Sí, lo estoy. Eso se oyó más lejos,como si estuviera asomando a laventana; luego siguió: No veo a nadiepor fuera, el patio está vacío.

Oye, que no podemos entretenernos,que el cadáver se enfría enseguida leadvirtió Abraham.

Hacemos una cosa: vamos a dejar elcadáver y volvemos a las habitaciones,avisamos a los monitores y revisamoscama por cama, ¿te parece?

Así lo haremos. Vámonos, elcadáver se enfría, no podemos perdertiempo.

Page 346: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 17: Greco

Tan pronto se fueron Abraham yGeoffrey buscamos el modo de salir delsumidero. Tenía mojadas las piernas yel ánimo. Iris salió primero y desdearriba nos tendió la mano para que noscostara menos salir. Persistía laoscuridad, igual que persistía midesánimo.

Teníamos que irnos a nuestras camasy secarnos cuanto antes sin ser vistos.En breve vendría miss Fury con sussecuaces a registrar cama por cama.Pero no pude reprimirme y les di un

Page 347: Volveran a por mi   josan hatero

fuerte abrazo a las chicas, en silencio.De camino a mi litera, haciendo el

menor ruido posible, supe que aquellanoche no podría dormir. ¿Cómo dormirdespués de vivir una pesadilla? Por unmomento deseé que todo ese veranofuera eso, una pesadilla de la que estabaa punto de despertarme. ¿Era real lo queme estaba ocurriendo? ¿Cuánto tiempohabía pasado desde que habíamosingresado en la academia? Una vez en lacama empecé a dar vueltas y me fueimposible conciliar el sueño.Rememorar el cuerpo de Marjorie,entregado al vacío, toda aquellaturbación el grito de Giulietta, la presión

Page 348: Volveran a por mi   josan hatero

de escondernos, el miedo en elsumidero, el frío, el estornudo, larespiración cortada y todo lo vivido entan corto espacio de tiempo me estabapasando factura, y una especie deflaqueza se adueñó de mis piernas ybrazos. ¿Qué fragilidad anegaba micuerpo? Antes de este verano no habíavisto ningún cadáver, y en poco más deun mes ya había visto dos. Las vueltas sesucedían en la cama y mi estado denervios iba creciendo. Por lo prontodescubrí que me había rascado con tantafuerza en el brazo que prácticamente mehabía hecho una herida. Me habríapicado alguna pulga, o me habría rozado

Page 349: Volveran a por mi   josan hatero

al subir de la alcantarilla, ¡quéimportaba ahora!

Peor eran los síntomas de debilidadque sentía en las extremidades. Eranunos síntomas que conocía bien, esosmalestares previos a la gripe. No meextrañó que al llevarme la mano a lafrente la hallara caliente. Entonces,sabedor de la fiebre que se avecinaba,consciente de lo solo que estaba, busquéel sueño con la desesperación queimpone la urgencia.

No era primera vez que me pasabaalgo parecido: hay veces en que cuandomás cansado estás, más te cuesta dormir,y no sabes por qué. Así me sentía en

Page 350: Volveran a por mi   josan hatero

aquel momento, acostado sobre aquelcolchón de espuma, incómodo y rancio,que verano tras verano habría sidoocupado por alumnos cuya vida habíasido cambiada de cuajo en la Fénix,desde los tiempos del ministro JohnStewart. ¿Quién habría dormido allí?¿Dónde y cómo habrían terminado losanteriores alumnos? Y de pronto,consecutivamente, otra pregunta mearrasó el entendimiento: ¿me habríanenviado mis padres deliberadamente,sabedores de lo que hacían? ¿Estabandispuestos a llegar tan lejos con tal decorregirme? Ante tantas preguntas, unaúnica respuesta atravesaba mi fiebre:

Page 351: Volveran a por mi   josan hatero

rebelarme. Era el momento. Contratodos, contra Geofrey y Abraham, contramiss Fury, contra mis padres, contra lafiebre, contra mi falta de aire. Por Iris,por Giulietta, por mí. Mientras pensabaen rebeliones y venganzas, me dormí yme sumergí en un acalorado sueñodesperté empapado, unas horas en lasque fantaseé con agua, pero era agua demar y una playa y unas gafas debucear… y después desperté creyendoestar en una cama muy distinta a aquellaporque, por un segundo, al mover mismanos creí tocar las sábanas de mihabitación en la ciudad; sí, había vueltoallí pero no era real. No me había

Page 352: Volveran a por mi   josan hatero

movido de la litera de la AcademiaFénix.

No habían pasado muchas horas,porque tras la pequeña ventana seguíasiendo noche cerrada. Ya no pudedormirme. Entonces tuve unas ganasinmensas de ser mayor, para no tenerproblemas. Deseé con todas mis fuerzasconvertirme en adulto para no tener másmiedo.

Parecía que la mañana siguiente noiba a llegar nunca, pero llegó. A veceshay cosas que parece que no van a llegarjamás, pero llegan. Al terminar la clasede álgebra, a la mañana siguiente, Iris notardó ni un segundo en acudir a mi

Page 353: Volveran a por mi   josan hatero

encuentro:Greco, acompáñame me dijo, como

si fuera una orden.Antes de obedecer, miré a mi

alrededor para comprobar que nadie nosmiraba y me alejé con ella. Caminamoshasta la puerta de los lavabos, eseespacio que tan bien conocíamos.

Prométeme una cosa, pero quieroque me lo prometas de verdad.

¿Qué?Que no te vas a rendir.Iris, ¿por qué me dices eso?No te veo convencido de escapar.No es eso, de verdad. Solo estoy

mentalizándome. Pero cuando llegue el

Page 354: Volveran a por mi   josan hatero

momento de actuar, lo haré sin dudar ledije. Pero tengo que confesar que noestaba seguro de no mentirle. No loestaba de si estaría a la altura de lasituación. ¿Cómo podría estarlo?

Está bien.¿Y sabes qué?¿Qué?Me encanta que hables de riesgo, me

encanta.

Page 355: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 18: Iris

Ha sido esta mañana cuando lo hetenido claro.

Estábamos en clase de latín y yo meencontraba tan perdida como decostumbre. Pero ahora ya no me extrañaque en la Fénix nos enseñen una lenguamuerta: aquí todo está muerto. O terminapor estarlo. En ese momento haaparecido Marjorie. Bueno, una nuevaMarjorie: sin marcas en el cuello, sinojeras, perfectamente peinada, con unasonrisa perversa dibujada en su carapálida; esa sonrisa que da a entender

Page 356: Volveran a por mi   josan hatero

que sabe algo que los demás nosabemos. Sin esperar a que el monitor lediera permiso (supongo que después dela transformación ya no necesitan pedirpermiso para nada), se ha encaminadopor el pasillo entre los pupitresindividuales en busca de uno vacío. Laclase estaba callada, y sus pasos lentospero seguros han resonado como si sueco estallara contra los techos altos. Porun momento he temido que se fuera asentar a mi lado pero no lo ha hecho. Habuscado un pupitre cerca de la pizarra,como la niña buena que ahora es. Ya nopodré preguntarle jamás si es verdadque la trajeron aquí por tratar de

Page 357: Volveran a por mi   josan hatero

disparar contra su padre, el grancatedrático de Mitología de Oxford, y suamante. No he podido evitar imaginarmeel cadáver de la verdadera Marjorie,que probablemente ahora yace en elfondo fangoso del arroyo, un ataúd deagua. En ese momento, Giulietta, Grecoy yo hemos cruzado miradas. Losexpresivos ojos de mi Giu parecíandecir; «ya nada nos puede sorprender deeste lugar». He asentido con la cabeza,tratando de transmitirles calma. No, yanada puede sorprendernos. Y eso noshace estar más alerta. Eso nos hace sermás fuertes.

Afuera ha empezado a llover, una

Page 358: Volveran a por mi   josan hatero

suave lluvia británica, claro, me herepetido para mis adentros: es como unabroma privada que tengo conmigomisma, como si no me creyera queseguimos en Escocia, porque este lugarparece que debiera estar fuera decualquier mapa. Desde mi pupitrecercano a una ventana, me he perdido enmis pensamientos, cuando algo me hallamado la atención. Y no, no ha sido elprofesor que nos daba clase, sino otrostres monitores que estaban en e1exterior: de pie en un claro de hierba,los tres estaban con los brazos abiertosen cruz y la cara hacia arriba, hacia elcielo gris, dejándose empapar por la

Page 359: Volveran a por mi   josan hatero

lluvia Un escalofrío me ha recorrido elcuerpo ante semejante estampa. Eracomo si estuvieran recargando energía.Como si la lluvia les diera vida…

Y es entonces cuando he sabidocómo podía matar a miss Fury y escaparde aquí.

Page 360: Volveran a por mi   josan hatero

TERCERA PARTE

Page 361: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 19: Iris

Hoy hace siete días que no hemosvisto a miss Fury. Si las sospechas deJohn Stewart son ciertas y, comotambién apuntaba la pobre de Marjorie,la directora es una especie de pajarracomitológico que no muere, quesimplemente se regenera, eso quieredecir que está escondida en alguna partede este lugar, esperando el momentopreciso para absorber la vida de laelegida. Es decir, mi vida. Pero yo nome voy a rendir. Y no me voy a quedaresperando sin hacer nada como un

Page 362: Volveran a por mi   josan hatero

animal de granja al que van a llevar almatadero. No. Los monitores hablan demí, dicen que soy «la elegida».

Muy bien, pues la elegida eligepasar a la acción. Dicen que la mejordefensa es un buen ataque. Pues bien, eshora de atacar. De atacar sin mirar atrás.

A la hora de la comida, me hecolocado detrás de Giulietta en la fila,con la bandeja en la mano, esperando aque nos dieran nuestra ración.

Giu, no te vuelvas, soy yo.Hola. ¿Estás bien?Mejor que nunca. Al decirle esto, he

notado cómo los músculos de la espaldade mi amiga se tensaban. No te asustes,

Page 363: Volveran a por mi   josan hatero

no he estado en la torre gris. Escúchame,esta noche no vamos a salir.

¿No?No. Tengo un plan y necesito que

estemos descansados para mañana.Necesitamos dormir.

¿Tienes un plan? Cuéntame.Ahora no, mañana. Confía en mí.Iris, tú y Greco sois ahora mismo

todo lo que tengo, cómo no voy a confiaren ti.

Al escuchar sus palabras he sentidounas ganas enormes de abrazarla. Peroeso hubiera sido peligroso.

Será mejor que no hablemos unapalabra hasta mañana. Y no hables con

Page 364: Volveran a por mi   josan hatero

Greco, yo se lo explicaré.Al salir del comedor, he

aprovechado que teníamos unos minutosantes de la próxima clase y me heacercado a Greco.

Hola, guapa me ha dicho, siempretan atento. Ojalá pudiera creerme queestoy guapa: con este chándal y con loskilos que he perdido ya debo estarhorrible.

Sigue caminando despacio a mi ladoy sin mirarme. Tenemos que hablar le hedicho.

Vaya, ahora me has recordado a miex.

No es momento para que me hables

Page 365: Volveran a por mi   josan hatero

de tu ex, no me interesa lo más mínimo.Escúchame: esta noche no saldremos, yahe avisado a Giulietta.

¿Por qué?Tenemos que estar descansados para

mañana.¿Qué va a pasar mañana?Los otros compañeros ya nos habían

sobrepasado.Ya te lo contaré a su debido

momento. Confía en mí.Greco se ha parado en seco y ha

respondido:La última vez que confié en alguien

me hicieron daño.Parecía desamparado, pero sabía

Page 366: Volveran a por mi   josan hatero

que no podía ablandarme. Por su propiobien.

No seas crío.No lo he abofeteado, pero Greco ha

puesto una cara como si lo hubierahecho.

¿Qué te pasa? ¿Por qué me hablasasí?

Me he vuelto hacia él y le heagarrado por los hombros con fuerza.

Espera a mañana. Entonces te locontaré todo.

Y me he ido a clase sin esperarlo.Estoy tan nerviosa que no me hace

falta el truco de la cuchara para saberque no me dormiré. Además, no quiero

Page 367: Volveran a por mi   josan hatero

despertar a Giulietta. Espero y espero.No tengo reloj, aquí no hay relojes, perocalculo que ha pasado más de una horadesde que nos acostamos y apagaron lasluces. Me levanto con mucho sigilo, mepongo el chándal y coloco la almohadadebajo de las sábanas para que, si Giuse despierta, confunda el bulto con micuerpo dormido. Con las zapatillas enlas manos, salgo de la habitación. Lospasillos están a oscuras, sombras grisesdentro de sombras negras. Voy hasta loslavabos y me calzo las zapatillas. Por unmomento, me parece escuchar algo, unarespiración, el roce de unas ropas, asíque me agacho, alerta por lo que pueda

Page 368: Volveran a por mi   josan hatero

aparecer. Pero nada aparece.Subo las escaleras hasta el piso de

arriba y voy hasta la habitación quedescubrimos, la de la antigua cocina.Decidida, me meto en el montacargas.Confío en tener bastante fuerza parapoder deslizarme hacia abajo tirando delas cuerdas yo sola. Por suerte, llego alsótano sana y salva. Sin duda, subirsería mucho más difícil. Pero si lascosas salen como tengo planeado, noserá necesario que vuelva por aquí.Entraré por la puerta principal con lasllaves en la mano.

Abro el ventanuco del fondo y salgoal exterior. La hierba está húmeda por la

Page 369: Volveran a por mi   josan hatero

lluvia que ha caído durante todo el día.Sin embargo, la noche está ahora clara yllena de estrellas. Cuesta creer quedebajo de un cielo tan hermoso puedansuceder monstruosidades como las queocurren en este sitio.

El haz de luz del faro de la torre grisbarre la zona lentamente, como conpereza. Estoy convencida de que el tipoque lo maneja no sospecha que ningunode nosotros, agotados y asustadosalumnos de la Fénix, nos atrevamos atratar de escapar. Pero debo tener muchocuidado, por si acaso.

Me arrastro hasta la esquina másoculta de los barracones donde duermen

Page 370: Volveran a por mi   josan hatero

mis compañeros, la esquina dondeGreco me contó que Edgard habíaescondido un paquete de tabaco y unencendedor Zippo. Antes de que se lollevaran a la torre, pobre Edgard. Aoscuras, barro con mis manos la hierba,brizna a brizna, milímetro a milímetro,del terreno. Me mancho de barro lasmanos, las rodillas. Hasta que por fin loencuentro Lo sabía, sabía que estaríaaquí. El encendedor Zippo. Bueno, enrealidad no lo sabía, pero confiaba enello. Ha estado aquí todos estos días. Lallave para escapar de aquí. Guardo elencendedor en el bolsillo y su tacto mereconforta. Me tranquiliza. No lo

Page 371: Volveran a por mi   josan hatero

enciendo para probar si todavíafunciona porque sé que es muyarriesgado: Greco me contó que, justo alencenderlo, escuchó como una ráfaga deviento, y al poco aparecieron losguardias. No puedo arriesgarme. Aúnno.

Cubriéndome del haz de luz,escondiéndome detrás de cada árbol,avanzo con paciencia hasta el edificiodonde están las habitaciones de ladirectora y sus secuaces, cerca de latorre gris. A pesar de haber corridocada mañana y algunas tardes en lasclases de gimnasia, siempre nos hanmantenido alejados de ese edificio

Page 372: Volveran a por mi   josan hatero

siniestro. Y eso tendría que habernosdado una pista de que algo importanteocultan. Pero ¿quién iba a imaginar queeste sitio era una especie de fábrica delhorror?

A medida que me acerco se meencoge el corazón: tengo la sensación deque puedo escuchar los latidosrepiqueteando en mis sienes. E1 vientosopla suave en mi dirección y piensoque es una suerte: si la directora puedeolerme, sería una catástrofe que elviento soplara a mi espalda.

Apenas faltan unos metros. Respirohondo para darme ánimos y me arrastrohasta llegar a la pared más alejada de la

Page 373: Volveran a por mi   josan hatero

torre gris. No hay ventanas en estafachada, pero confío en que haya unaentrada trasera, un ventanuco, una puertaque dé al sótano o a una leñera que mepermita colarme en el edificio.

Al llegar a la esquina, me arrodillo ymiro con cuidado. Una farola que parecetener más de un siglo arroja una débilluz sobre la parte trasera. No veo anadie, así que me atrevo a asomar mediocuerpo para intentar ver mejor lafachada trasera. Bingo, en el centro hayuna gran puerta de madera de doblehoja, como los antiguos portones de unacochera de caballos. Me incorporo y medispongo a acercarme hasta la puerta

Page 374: Volveran a por mi   josan hatero

cuando alguien me sujeta con fuerza:La elegida tiene prisa con

encontrarse con su destino me dice unmonitor. Los dedos de su mano derechase clavan en mi hombro como garrasmientras con la izquierda me deslumbralos ojos con una pequeña linterna. Estoytan asustada que no puedo ni gritar,paralizada por el terror. El hombreacerca su cara a la mía con una sonrisaque parece una cicatriz y puedo oler sualiento, un olor antiguo, como de tabacode pipa. Entonces me parece ver por elrabillo del ojo que algo se mueve pordetrás del monitor y lo siguiente quesiento es que se afloja su mano sobre mi

Page 375: Volveran a por mi   josan hatero

hombro y cae al suelo como un saco depatatas gigante.

Greco le ha clavado una estaca en lanuca.

Los ojos se me llenan de lágrimas.Greco está temblando como una hojabajo una tempestad. Me lanzo sobre él ylo abrazo, su cuerpo pegado al mío.

Eres una idiota me dice con un hilode voz, y casi siento ganas de reír por laalegría de verlo.

Me has salvado la vida.No creerías que me había tragado tu

numerito de esta tarde. Sabía quetramabas algo.

Ahora sí que no hay marcha atrás

Page 376: Volveran a por mi   josan hatero

digo mirando al hombre que yace sinvida sobre la hierba. Rápido,escondamos el cadáver.

Seguro que jamás pensaste quellegarías a decir una frase así.

Arrastramos el cuerpo del monitorhasta las sombras del edificio y lopegamos a la pared. Cojo la linterna yme la guardo en el otro bolsillo delchándal.

Vale, creo que ahora ya puedescontarme tu plan dice Greco.

Bueno, vale. Es muy sencillo:tenemos que encontrar dónde está missFury y prenderle fuego le digoenseñándole el encendedor.

Page 377: Volveran a por mi   josan hatero

Me parece un plan excelente.Sonrío por primera vez en varios

días: una de las cosas que primero mellamó la atención de Greco es su manerade hablar, como antigua. Asomamos lacabeza por la esquina. Nos miramos y,en silencio, asentimos. Nos acercamoshasta la entrada, con sigilo pero sinperder el tiempo. Parece mentira, perola única protección del portón es unsólido travesaño de madera atravesadoentre las dos hojas. Lo sacamos de susoporte con cuidado, sin hacer ruido.Greco lo sostiene con las dos manos,como si fuera a utilizarlo como arma,pero hace un gesto descartándolo:

Page 378: Volveran a por mi   josan hatero

demasiado pesado. Empujamos conprecaución una de las hojas temiendoque chirríe, pero se abre en silencio.Dentro, y eso no nos sorprende, estáoscuro como boca de lobo. Entramos ycerramos la puerta. El interior es frío,como si la piedra con que estáconstruido el edificio no hubiera dejadoentrar el más mínimo calor desde hacedécadas, siglos tal vez. Enciendo lalinterna enfocando al suelo, no vaya aser que haya más monitores despiertos ynos descubran. Estamos en una estanciaamplia, seguramente unas cocheras,como había imaginado. Sin ventanas.Colgando de una pared hay un yugo y, en

Page 379: Volveran a por mi   josan hatero

una esquina, apiladas de maneradesordenadas, unas cuantas maderaspodridas. Nada que podamos utilizarcomo arma. En el otro extremo hay unapuerta con jirones de lo que parecepintura verde. La abrimos, subimos tresescalones y accedemos a un largopasillo, salpicado de puertas a amboslados. No se escucha nada. De puntillas,nos acercamos a la primera puerta.Greco pega la cara a la puerta, comotratando de escuchar algo. Por extrañoque parezca, ya no siento miedo.Después del incidente que acabamos devivir fuera, cuando Greco me hasalvado, es como si ya hubiera agotado

Page 380: Volveran a por mi   josan hatero

mis reservas de miedo. Lo que siento esinquietud, prisa por acabar con esto deuna vez por todas. Y muchas ganas degritar. Pero me contengo. Al menos porahora.

A mitad del pasillo hay una puertaque es diferente a las otras, más ancha ypintada de color rojo. No puedo dejarde recordar que, en la naturaleza,algunos de los animales más venenosostienen colores brillantes para alertar alos demás de lo peligrosos que son. Yhay otra cosa que diferencia esta puertadel resto: está entreabierta.

Llevada por una intuición, le hago ungesto a Greco. Él asiente en silencio. La

Page 381: Volveran a por mi   josan hatero

puerta roja da a un sótano. En laoscuridad, bajamos las escaleras muypero que muy despacio, cogidos de unamano y agarrando la barandilla con laotra. A medida que bajamos, el olor sevuelve más pesado, como una cortina, unolor como a huevos podridos.

Enciende la linterna susurra Greco.Nada de lo que hemos vivido desde

el día en que entramos por la puerta dela Academia Fénix nos ha preparadopara lo que encontramos: en el centrodel sótano, en la tierra embarrada delsótano, hay una especie de nido depájaro gigantesco, con la particularidadde que, en lugar de ramas, está hecho

Page 382: Volveran a por mi   josan hatero

con huesos humanos. Ni al másperturbado de los psicópatas se lepodría jamás ocurrir una imagen así.Una imagen digna del mismo infierno.

Pero no hay ni rastro de miss Fury.La linterna se me cae al suelo.Entonces escuchamos pasos arriba.Vamos. Greco me coge del brazo y

me lleva hasta detrás del nido. ¿Habíadicho que ya no tenía más reservas demiedo? Pues me equivocaba. Meequivocaba del todo.

¿Quién anda ahí?, dice la voz de unhombre desde lo alto de las escaleras.¿Es usted, señora?

Entonces sé lo que tengo que hacer:

Page 383: Volveran a por mi   josan hatero

Greco, el arroyo pasa por debajo dela torre gris, recuerda que es un antiguomolino le susurro. Seguramente debehaber una presa en alguna parte.Encuéntrala y destrúyela, eso losdistraerá.

¿Los distraerá?El hombre empieza a bajar las

escaleras. El haz de su linterna corta lassombras.

Sí, así podrás salvarme.¿Quién anda ahí?, repite el hombre.Cojo con ambas manos la cara

delgada de Greco y lo beso, lo beso confuerza pero con ternura; el primer besode amor de mi vida. Sí, mi primer y

Page 384: Volveran a por mi   josan hatero

verdadero beso.Me levanto y grito:Aquí estoy. ¿Me vais a llevar a ver

lo que hay en la torre o no?

Page 385: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 20: Greco

En aquel segundo todo se desmoronóa mí alrededor. Al oír aquellas voces, elpresente en el que estaba instalado sederrumbó como un castillo de naipes.

Quise decir en voz alta «Iris, no medejes, no me abandones», pero no pude,no debía. Un silencio atravesado deintuición me recomendó no hacerlo.Porque en momentos como ese, cuandoalguien cree perder lo que más desea, elcorazón parece que se detenga y todo lodemás carece de sentido.

A pesar de ello, lo primero que hice

Page 386: Volveran a por mi   josan hatero

fue esconderme, resguardarme de laamenaza de aquella voz. El beso de Irisme había inyectado un jugoindescriptible y mi corazón latía conella, con todos sus gestos y su valentía.El barniz de sus labios me dejó tan felizque, por un segundo, tuve tiempo dehabitar la eternidad. Aquello valía lapena, y supe que haría todo lo que fueranecesario. Sí, haría lo que me habíapedido. Haría cualquier cosa.

Me alegré de ir armado; tenía en misbolsillos un cuchillo y otra estaca. Nopodía perder tiempo. Si fallaba, podríanacabar con ella y devolverla clonadacomo una máquina. Yo quería a la Iris

Page 387: Volveran a por mi   josan hatero

de siempre, a la mía, con la que teníaque huir de la Fénix como fuera paraluego querernos en la ciudad, en lasnorias de las ferias, en los bancos de losparques, en las filas más oscuras de loscines y donde fuera preciso. De ningunamanera podía permitir que me lacambiaran por otra. Y, por supuesto, novolver a verla no entraba en mis planes.¿Cómo podía imaginar mi vida sin ella?Ni en pintura.

Me tendí en el suelo. Estabahúmedo. Respiré aquella humedad sucia,antigua, enferma Estaba tumbado detrásde aquel nido impensable hecho dehuesos humanos, a escasos metros de

Page 388: Volveran a por mi   josan hatero

donde estaba ella. Antes de irme, al oírcómo se cerraba la puerta, aún pude oíra Iris:

No me he equivocado, he venidoporque estoy harta de esperar.

Iris no me nombró. Se habíaentregado para salvarme. Iris se habíaadelantado y se había entregado paraque yo me escapara. No podíadefraudarla de ninguna manera. Eragrande el miedo, pero era más poderosoel deseo de salvarla. Llevado por uninstinto, al subir las escaleras agarradoa la barandilla de metal, tuve una idea:aquel hierro podría serme de ayuda. Laagarré y, sacando fuerzas de vete a saber

Page 389: Volveran a por mi   josan hatero

dónde, tiré de ella hacia mí. Enseguidanoté cómo se aflojaba. Apoyé un pie enla zona que noté más insegura y utilicémi cuerpo como contrapeso. Aquellabarandilla de metal herrumbrosa debíatener decenas de años. Tiré y tiré hastaque, con un chasquido que sonó animal,el hierro se soltó. Caí sobre losescalones con un trozo de metal de máso menos un metro entre las manos.Entonces escuché pasos. Me asusté, perodecidí que no era momento deesconderse, sino de plantar cara.Alguien venía en la dirección en la queme encontraba. ¿Sería otro monitor, talvez miss Fury? Me acuclillé con la barra

Page 390: Volveran a por mi   josan hatero

metálica apretada entre mis manos,dispuesto a clavársela a quien fuera queestuviera a punto de entrar. Entoncesescuché una voz deliciosamentefamiliar:

Iris, Greco, ¿estáis ahí?Era Giulietta. La valiente Giulietta.

Seguramente nos había visto salir igualque yo había visto a Iris

Aquí estoy, Giu.Greco, creía que me iba a dar un

infarto me dijo mientras abría la puertadelante de mí. Me he despertado y no hevisto a Iris, así que me he temido lopeor. He salido del edificio por elsótano y entonces me ha parecido veros

Page 391: Volveran a por mi   josan hatero

a los dos a lo lejos.Han cogido a Iris la informé.¿Qué? ¿Cómo?Tranquila, tenemos un plan.

Acompáñame.Salimos del edificio tal como

habíamos entrado: en silencio, conprecaución, pero decididos. Másdecididos que nunca. La vida de Irisestaba en juego. Su vida y las nuestras.Antes de salir al exterior, vi una lata deaceite de motor. Llevado por unaintuición, la cogí. Le dije a Giu que mesiguiera y echamos a correr en direccióncontraria a los edificios, directo a dondese supone que debería estar el riachuelo

Page 392: Volveran a por mi   josan hatero

y, en alguna parte, la presa que Irissuponía que debía haber. ¿Estaríarealmente allí o solo había sido unaintuición fallida? Había que intentarlo.Cuando no tienes nada que perder,cualquier astilla es una maderasalvadora. Corrimos lo más rápido quepudimos y, por un momento, inclusosentía que me faltaba aire, como si micapacidad pulmonar no pudiera asimilartanta presión. Pero el cuerpo humano esasombroso: parece mentira cuántopuedes aguantar, qué fuerza sacas de nose sabe dónde cuando tu vida está enpeligro. Corrimos en mitad de la noche,sin más luz que las estrellas; corrimos

Page 393: Volveran a por mi   josan hatero

sin importarnos el dolor en losmúsculos, en los huesos. Recordé eldiario de John Stewart, cuando hablabade miss Fury, una mujer sin edad, llenade vacío, pero eterna. Y tambiénrecordé las clases de Historia, cuandolos profesores se empeñaban en hablarde dioses hermafroditas de la edadantigua. ¿Y si miss Fury fuera un dioshermafrodita? Pudiera ser, ¿por qué no?John Stewart hablaba de historia en sudiario y recurría a ella para explicarsela realidad en la Fénix.

Por fortuna, pronto topamos con loque parecía una construcción antigua.Era una especie de muro con una esclusa

Page 394: Volveran a por mi   josan hatero

similar a la que tienen los submarinos,al menos, los submarinos de laspelículas. Al otro lado, había un lago oun estanque que no habíamos visto nuncaantes: nuestras carreras en clase degimnasia jamás habían llegado a esaaltura de terrenos de la Fénix. Subimos ala estructura de piedra y descubrimosque la llave solo permitía la caída de unpequeño chorro de agua. Sin duda esaera la presa. Iris tenía razón. Miinteligente Iris, mi intuitiva Iris, mivaliente Iris, mi pobre Iris.

Sin mediar palabra, como porinstinto y sin apenas parar para cogeraire, con el sudor cayéndonos por la

Page 395: Volveran a por mi   josan hatero

frente, Giulietta y yo nos pusimos uno acada lado de la llave metálica quecontenía el agua y que tendría el tamañode la rueda de un camión. Su tacto erahúmedo y recuerdo que pensé que olía aóxido, como dicen que huele la sangre.

Gira en el sentido de las agujas delreloj a la de tres le dije a Giulietta.

Al contar tres, los dos hicimosfuerza, pero la rueda no se movió ni unmilímetro.

Espera le dije a mi amiga.Introduje el hierro que había

arrancado de la barandilla entre losradios de la rueda de la presa y le dije aGiu que cogiera el otro extremo.

Page 396: Volveran a por mi   josan hatero

Intentémoslo de nuevo.Apretamos con fuerza, como nunca,

nuestras jóvenes vidas concentradas enese punto y en ese momento. Poco apoco, la rueda empezó a soltarse y,cuando parecía que nos quedábamos sinaliento, por fin el chorro de agua seabrió camino y casi me tira al suelo yme arrastra. Conseguí saltar a un lado yagarré la mano de Giu.

Vámonosle dije.La presión del agua hizo el resto del

trabajo: toda la masa líquida contenidadetrás de las piedras se abrió caminoladera abajo en su dirección natural,camino a la temible torre gris.

Page 397: Volveran a por mi   josan hatero

Capítulo 21: Giulietta

Me llamo Giulietta Hamilton, tengodieciséis años y creo en los monstruos.Creo en los monstruos porque el pasadoverano maté a uno. Sí, lo maté, pero ¡aqué precio!

Mis recuerdos de aquella últimanoche en la maldita Academia Fénix sonmuy confusos. Es curioso cómo lamemoria subraya algunas cosas y otraslas relega a un cuarto oscuro. Supongoque es una manera de protegernos.Recuerdo cómo, al abrir la compuertade la presa, el caudal de agua se

Page 398: Volveran a por mi   josan hatero

derramó con toda su fuerza contenida,desbordando el cauce del riachuelo. Eltorrente de agua llegó a la torre grisantes que Greco y yo. El vigilante en loalto de la torre hizo sonar una alarmacomo las que suenan en las películas defugas de cárceles. Entonces lo supe: eratanta la tensión que acumulaba que mesentía capaz de matar a alguien. Lo quefuera por salvar a Iris. No hacía ni dosmeses que la había conocido, pero viviruna tensión como la que habíamossoportado juntas en la Fénix nos habíaunido tanto que no me hubiera sentidorara llamándola «hermana». Eimaginármela a merced de la odiosa

Page 399: Volveran a por mi   josan hatero

miss Fury me llenaba de rabia. MissFury, que probablemente se había estadoalimentando de chicas como ella,regenerándose durante años. Pues deacuerdo, ahora eso se había terminado.Cuando estás mucho tiempo encerradopierdes la noción de muchas cosas, perojamás el instinto de supervivencia. Losoídos me silbaban, el sudor bañaba micuerpo demasiado delgado por culpa deaquellas semanas terribles y me faltabael aire después de tanta carrera, peroaun así me sentía con fuerza paraenfrentarme a cualquier cosa.

Greco me agarró del brazo e,intuitivamente, me tumbé en el suelo: un

Page 400: Volveran a por mi   josan hatero

grupo de monitores, probablementetodos ellos, corría en direccióncontraria al agua. La torre gris estabaahora desprovista de vigilancia, talcomo habíamos previsto.

Greco y yo nos acercamos aún concuidado, no fuéramos a encontrarnos conalgún esbirro rezagado. La sirena dealarma seguía aullando como un animalextraño, de otra época. Alcanzamos lapuerta de la torre, situada en la parte deatrás. Era una puerta ancha, de maderabasta, sin pomo. Como Greco llevabalas manos ocupadas con la barra dehierro y la lata de aceite, fui yo quien laempujó con el puño cerrado, mientras

Page 401: Volveran a por mi   josan hatero

con el otro apretaba mi estaca confuerza, como si fuera un amuleto. Grecoy yo cogimos aire antes de entrar, comosi fuéramos a sumergirnos en la parteprofunda de una piscina. Nada de lo quepudiéramos habernos imaginado noshubiera preparado para lo que allí nosencontramos. El interior del antiguomolino estaba provisto de diferentesniveles, cada uno de ellos iluminadospor lo que parecían lámparas de gas.Por todas partes había una especie degrandes bañeras transparentes,comunicadas entre sí, llenas de un aguaturbia. Como si de un gran laboratoriolleno de extrañas y enormes probetas se

Page 402: Volveran a por mi   josan hatero

tratara, los cauces de todas las bañerasse unían en un pequeño estanque opiscina donde estaba miss Fury. Pero noera exactamente la miss Fury que noshabía dado clases de latín disfrazada deser humano, sino una especie de mujeralada de pupilas negras que llenaban lascuencas de sus ojos. En lugar de cabellotenía un puñado ralo de plumas negras,negrísimas, y estaba desnuda, con unospechos como racimos de uva enfermos,la piel gris, escamosa, con los brazosextendidos de los que colgaban lasmembranas de las alas, que recordabana las de los murciélagos. En el momentoque entramos, pensé que la directora nos

Page 403: Volveran a por mi   josan hatero

había visto; pero, a pesar de tener losojos abiertos, su cuerpo inhumanoestaba como en trance, ajeno a todo elrevuelo que había más allá de los murosde la torre gris. Entonces la vi: era Iris,también desnuda en una de las bañerascontiguas a la del monstruo, su pielblanca como la de un cadáver.

Está… Está absorbiéndolatartamudeó Greco a mi lado.

Era cierto: era como si la esencia deIris se diluyera en aquella agua turbia ypasara directamente al corrientesanguíneo de la directora, que parecíarejuvenecer por segundos.

Rescata a Iris me pidió Greco. Yo

Page 404: Volveran a por mi   josan hatero

voy a matar a esa malnacida.Corrí hacia mi amiga, subí unos

escalones y la cogí por los hombros. Nosé si alguna vez habéis intentadolevantar a otra persona en vilo: no esnada fácil. Me giré en busca de ayuda yvi cómo Greco se subía a una tarimadetrás de miss Fury y vertía todo elaceite de la lata sobre su cabeza. En eseinstante, la criatura movió la cabezahacia un lado con un golpe de cuello,como hacen los loros: se habíadespertado.

¡Cuidado!, grité con todas misfuerzas.

Miss Fury lanzó hacia atrás su

Page 405: Volveran a por mi   josan hatero

brazo-ala derecho, que impactóviolentamente en el torso de Greco. Élcayó y se golpeó la espalda contra lapared. En apenas un segundo, elmonstruo había salido de su estanque yse encontraba delante de Greco, con lasalas extendidas en alto, dispuesto aatacar. Greco abrió la capucha delmechero Zippo, lo encendió y se lo tiróa la directora. Aquella criatura de otrotiempo comenzó a arder a la vez quesoltaba horribles alaridos quedefinitivamente no eran humanos. Sevolvió y miró el agua de su estanque;con toda seguridad pensó en lanzarsedentro para sofocar las llamas, pero

Page 406: Volveran a por mi   josan hatero

Greco debió adivinarle las intencionesporque, sin levantarse del suelo, lagolpeó en las piernas con la barra dehierro. La golpeó una y otra vez,incorporándose él a la vez que missFury se doblegaba y caía al suelo.Entonces el tiempo pareció detenerse:Greco con la barra en alto y el monstruoa sus pies dibujaban una estampamitológica, más propia de un libro decuentos que de la realidad. Después deunos segundos en que todo, incluidosnosotros, permaneció inmóvil, seescucharon fuertes chispazos y la sirenadejó de aullar. Como supimos después,el agua desbordada había hecho saltar la

Page 407: Volveran a por mi   josan hatero

instalación eléctrica, dejando a oscurastodas las instalaciones de la Fénix yabriendo la puerta de entrada a laacademia y la de los barracones.

Greco, te necesito aquí grité.Mi amigo me miró como si se

sorprendiera de que estuviera allí, comosi saliera de un trance o despertara deuna pesadilla. Dejó caer la barra dehierro y corrió jadeante hacia mí. Juntossacamos el cuerpo desnudo de Iris y lotumbamos sobre la madera. Greco sequitó la sudadera del chándal y cubrió elcuerpo desnudo de nuestra amiga. Meagaché y pegué la oreja a su boca.

Creo que no respira dije sin poder

Page 408: Volveran a por mi   josan hatero

creer en mis propias palabras. ¡Creo queno respira, Greco!

La agarré de los hombros y la pusede lado, no fuera a ser que hubieratragado agua. Su cuerpo no reaccionaba,era como una muñeca rota. Greco searrodilló y empezó a hacerle el boca aboca. Sus labios trataban de devolverlela vida que ella le había dado antes consu beso, como luego me contó, cuandose sacrificó para salvarlo a él. Mis ojosse llenaron de lágrimas. Recuerdo queun enorme cansancio se apoderó de mí;solo tenía ganas de tumbarme junto alcuerpo de mi amiga y dormir. Grecoseguía intentando hacerla responder…

Page 409: Volveran a por mi   josan hatero

Finalmente, se echó a llorar, laincorporó y se abrazó a ella como siesperara que cobrara vida y fuera aconsolarlo. Antes de aquel verano yojamás había perdido a uno de mis seresqueridos. Pueden intentar explicarte quése siente, pero no hay palabras quepuedan explicar la mezcla de tristeza yrabia y agotamiento. Mientras yo llorabaen silencio, Greco lo hacía a gritos, unosgritos que parecía haber contenido todasu vida y que por fin podía soltar, losgritos de una bestia herida. Entonces, nosé si fue el instinto de supervivencia oqué, pero me giré justo para descubrirdetrás de mí a miss Fury, calcinada pero

Page 410: Volveran a por mi   josan hatero

viva, dispuesta a atacarnos con susúltimas fuerzas. Como impulsada por unresorte, salté sobre ella, sin miedo, y leclavé la estaca todo lo profundo quepude en el pecho, en lo más profundo delo que debía ser su corazón. De rodillassobre su cuerpo monstruoso, mirándolaa esos ojos que eran todo pupila, la viretorcerse unos segundos y despuésmorir. Y su cuerpo se esfumó en unanube de polvo. Desapareció.

Fue como si nunca hubiera existido.Me eché hacia atrás hasta sentarmesobre mis tobillos. Las lágrimas corríanpor mi cara como si también se hubieradesbordado una presa dentro de mí. Fue

Page 411: Volveran a por mi   josan hatero

extraño: me sentí muy pequeña,desvalida, sola, pero, al mismo tiempo,poderosa.

Cuando salimos de la torre gris,Greco cargando en brazos el cuerpo sinvida de Iris, vimos al resto de nuestroscompañeros. Muchos salían corriendopor la entrada abierta del muro, conmaleta o sin ella. Otros vagaban sinacabar de entender nada, como si, tanacostumbrados que estaban a recibirórdenes, al verse libres no supieran quéhacer. Geoffrey y los otros clonesestaban muertos, sus cuerpos tirados enel suelo como si los hubierandesenchufado. Esa es la impresión que

Page 412: Volveran a por mi   josan hatero

daban. Algunos alumnos saltaban yabrían la boca hacia el cielo estrellado,como si respiraran por primera vez. Eracomo una película muda. Como un malsueño.

Justo al atravesar la puerta abiertade la Academia Fénix, Greco cayó derodillas, soportando el peso del cadáverde Iris. El cadáver de Iris. Todavía mecuesta decirlo, expresarlo en voz alta.Una vez oí o leí en alguna parte quealguien decía que no hay batalla sinvíctimas. Pero ¿tenía que ser ella? ¿Enserio?

A lo lejos se oían sirenas, puede quede un camión de bomberos, puede que

Page 413: Volveran a por mi   josan hatero

de varios coches de policía. Mirecuerdo está borroso. Alguien me pusouna manta encima y me dijo palabras deconsuelo. Pero yo solo podía pensar:«¿Y ahora qué? ¿Cómo se supone quevoy a volver a mi casa? ¿Tengo queolvidarlo todo y volver a ser la niñaingenua que era?». Imposible. Dicen quelo que no te mata te hace más fuerte.Pero, ¿y si lo que te hace más fuerte temata un poco por dentro?

No sé qué tienen los veranos, perono es difícil encontrarte con alguien quete cuente que tal o cual verano le pasóalgo que cambió su vida. Normalmenteson cosas muy triviales. El verano

Page 414: Volveran a por mi   josan hatero

pasado conocí a un chico que cambió mivida, o el otro verano descubrí que loimportante es saber vivir cada momento,te cuentan. Cosas así. Cuando oigo algosemejante, procuro sonreír coneducación y luego miro hacia otro lado.Entiendo lo que me dicen, pero no puedocompartir mi propia experiencia. Nopuedo contarles que durante un veranomi vida cambió para siempre de la peorforma posible. No puedo explicarles loque se siente al saber que tus peorestemores son ciertos. No puedo decirlesque un monstruo mató a mi mejor amiga.

El verano en la Fénix. Tantaspreguntas que responder. En cuanto a los

Page 415: Volveran a por mi   josan hatero

monitores, habían desaparecido;supongo que huyeron. Quién sabe, quizátambién ellos eran prisioneros y habíanesperado ese momento para recuperarsus vidas. O quizá estaban asustados. Encualquier caso, no los volvimos a ver.Pero, aunque han pasado ya unos meses,aún tengo el temor de doblar una esquinay toparme con uno de ellos. Todavíamiro debajo de la cama antes de irme adormir. Porque yo sé que los monstruosexisten. Y también sé que, tarde otemprano, volverán a por mí.