15
“Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra”. La mala hora “Le rogó a Dios que le concediera al menos un instante para que él no se fuera sin saber cuánto lo había querido por encima de las dudas de ambos, y sintió un apremio irresistible de empezar la vida con él otra vez desde el principio para decirse todo lo que se les quedó sin decir, y volver a hacer bien cualquier cosa que hubieran hecho mal en el pasado”. El amor en los tiempos del cólera. “Pues bien: todo eso es cierto, pero circunstancial”, dijo, “porque todo lo he hecho con la sola mira de que este continente sea un país independiente y único, y en eso no he tenido ni una contradicción ni una sola duda”. Y concluyó en caribe puro: “¡Lo demás son pingadas!”. El General en su laberinto. “La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”. Vivir para contarla . “El oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se practica. La facilidad con que yo me senté a escribir aquel cuento una tarde no puede compararse con el trabajo que me cuesta ahora escribir una

Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Gabriel Garcia Márquez frases

Citation preview

Page 1: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez

“Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir

una utopía que nos permita compartir la tierra”.

La mala hora

“Le rogó a Dios que le concediera al menos un instante

para que él no se fuera sin saber cuánto lo había querido

por encima de las dudas de ambos, y sintió un apremio

irresistible de empezar la vida con él otra vez desde el

principio para decirse todo lo que se les quedó sin decir, y

volver a hacer bien cualquier cosa que hubieran hecho mal

en el pasado”.

El amor en los tiempos del cólera.

“Pues bien: todo eso es cierto, pero circunstancial”, dijo,

“porque todo lo he hecho con la sola mira de que este

continente sea un país independiente y único, y en eso no

he tenido ni una contradicción ni una sola duda”. Y

concluyó en caribe puro: “¡Lo demás son pingadas!”.

El General en su laberinto.

“La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda y

cómo la recuerda para contarla”.

Vivir para contarla.

“El oficio de escritor es tal vez el único que se hace más

difícil a medida que más se practica. La facilidad con que

yo me senté a escribir aquel cuento una tarde no puede

compararse con el trabajo que me cuesta ahora escribir una

Page 2: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez

página”.

Cómo comencé a escribir, en Yo no vine a decir un discurso, recopilación de discursos del Nobel, 2010.

“El día en que la mierda tenga algún valor los pobres

nacerán sin culo”.

El otoño del patriarca.

“Desde antes de que empezara la matanza política ella

pasaba las lúgubres mañanas de octubre frente a la

ventana de su cuarto, compadeciendo a los muertos y

pensando que si Dios no hubiera descansado el domingo

habría tenido tiempo de terminar el mundo”.

La soledad de América Latina. Discurso de aceptación del Nobel.

“... Se tendieron en la cama, uno al lado del otro, y

compartieron sus rencores, mientras el mundo se apagaba

y solo iba quedando el cositeo del comején en el

artesonado”.

Del amor y otros demonios.

“Pero nunca se sintió bien entre los ricos. Solía pensar en

ellos, en sus mujeres feas y conflictivas, en sus tremendas

operaciones quirúrgicas, y experimentaba siempre un

sentimiento de piedad”. La prodigiosa tarde de Baltazar.

Los Funerales de Mama Grande.

“De pronto notó que se le había derrumbado su belleza, que

llegó a dolerle físicamente como un tumor o como un

cáncer. Todavía recordaba el peso de ese privilegio que llevó

sobre su cuerpo durante la adolescencia y que ahora había

dejado caer (...)”.

Cuento Eva está dentro de su gato.

“La novela es como el matrimonio: se lo puede ir

arreglando todos los días, y el cuento es como el amor: si

no sirvió, no sirvió”.

Gabriel García Márquez, una vida, de Gerald Martin.

“El periodismo es una pasión insaciable que solo puede

digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada

Page 3: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez

con la realidad”.

El mejor oficio del mundo, discurso ante la asamblea número 52 de la SIP.

“El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y

cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese

instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el

momento de responder: -Mierda”.

Final de El coronel no tiene quien le escriba.

“Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un

muerto bajo la tierra”.

Cien años de soledad.

“Era lo último que iba quedando de un pasado cuyo

aniquilamiento no se consumaba, porque seguía

aniquilándose indefinidamente, consumiéndose dentro de

sí mismo, acabándose a cada minuto, pero sin acabar de

acabarse jamás”.

Cien años de soledad.

“Amaranta (...) creyó que la había picado un alacrán.

-¡Dónde está! -preguntó alarmada.

-¿Qué?.

-¡El animal! -aclaró Amaranta.

Úrsula se puso un dedo en el corazón

-Aquí-dijo”.

Cien años de soledad

El amor es eterno mientras dura.

Sólo vine a hablar por teléfono

Poco a poco fue idealizándola, atribuyéndole virtudes

improbables, sentimientos imaginarios, y al cabo de dos

semanas ya no pensaba más en ella. Así que decidió

mandarle una esquela simple escrita por ambos lados con

su letra de escribano.

El amor en los tiempos del cólera

Se hundió en una amable geografía, en un mundo fácil,

ideal; un mundo como diseñado por un niño, sin

ecuaciones algebraicas, sin despedidas amorosas y sin

Page 4: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez

fuerzas de gravedad.

La otra costilla del hombre

El primer síntoma de la vejez es que uno empieza a

parecerse a su padre.

Memoria de mis putas tristes

Locamente enamorados al cabo de tantos años de

complicidad estéril, gozaban con el milagro de quererse

tanto en la mesa como en la cama, y llegaron a ser tan

felices, que todavía cuando eran dos ancianos agotados

seguían retozando como conejitos peleándose como perros.

Cien años de soledad

El cuerpo humano no está hecho para los años que uno

podría vivir. Del amor y otros demonios

Volverán –dijo-. La vergüenza tiene mala memoria.

La mala hora

Yo sí creo que Dios existe —dijo el presidente—, pero que no

tiene nada que ver con los seres humanos. Anda en cosas

mucho más grandes.

La mala hora

La palabra mestizaje significa mezclar las lágrimas con

la sangre que corre. ¿Qué se puede esperar de semejante

brebaje?

Buen viaje, señor presidente

En alguna ciudad del mundo, en todas las paredes, tienen

que estar escritas esas palabras: ‘Ojos de perro azul´ -dije-.

Si mañana las recordara, iría a buscarte.

Ojos de perro azul

Las cosas tienen vida propia, todo es cuestión de

despertarle el ánima.

Cien años de soledad

… recordó un viejo adagio español: “que no nos dé Dios lo

que somos capaces de soportar”.

Noticia de un secuestro

Recuerda siempre que lo más importante de un

matrimonio no es la felicidad sino la estabilidad.

Page 5: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez

El amor en los tiempos del cólera

Un buen escritor puede ganar buen dinero. Sobre todo si

trabaja con el gobierno.

Vivir para contarla

…si yo hubiera sabido que mi hijo iba a ser presidente de

la república lo hubiera mandado a la escuela…

El otoño del patriarca

Me alquilo para soñar. En realidad, era su único oficio.

Me alquilo para soñar

¿Por qué tendría que estar en el limbo? ¿Acaso había

muerto? No. Simplemente fue un cambio de estado, un

tránsito normal de un mundo físico a un mundo más

fácil, descomplicado, en el que habían sido eliminadas

todas las dimensiones.

Eva está dentro de su gato

Preescribir es adquirir una propiedad por el transcurso del

tiempo. Vivir para contarla

El cambio de personalidad es una lucha cotidiana en la

que uno se rebela contra su propia determinación de

cambiar, y quiero seguir siendo uno mismo.

La aventura de Miguel Littin clandestino en Chile

Es inútil que siga rezando. Hasta Dios se va de

vacaciones en agosto.

Diecisiete ingleses envenenados

No hay anuncios de cometas ni eclipses, que yo sepa, ni

tenemos culpas tan grandes como para que Dios se ocupe

de nosotros.

Del amor y otros demonios

Dice que se está muriendo por mí, como si yo fuera un

cólico miserere.

Cien años de soledad

Siempre he dicho que uno envejece más rápido en los

retratos que en la vida real.

Buen viaje, señor presidente

El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto

Page 6: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez

honrado con la soledad.

Cien años de soledad

Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor.

El amor en los tiempos del cólera.

Page 7: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez
Page 8: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez
Page 9: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez
Page 10: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez
Page 11: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez
Page 12: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez
Page 13: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez
Page 14: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez
Page 15: Y cómo la recuerda para contarla. García Márquez

Granada, 18 de abril de 2.014