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Queridos amigos roedores,bienvenidos al mundo de

032-MOMIA SIN NOMBRE 001-006.indd 1 1/9/10 09:53:35

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TrampiTa STilTonPillín y burlón,

Primo de Geronimo

Benjamín STilTonSimPático y afectuoSo,Sobrino de Geronimo

Geronimo STilTonratón intelectual,

director de El Eco dEl RoEdoR

Tea STilTonaventurera y decidida,

enviada eSPecial de El Eco dEl RoEdoR


EL MISTERIOSOMANUSCRITO

DE NOSTRARRATUS

Misterioso manuscrito-6a ed-1 13/5/05 06:47 Página 5

Veamos… ¿Por dónde empiezo?Ah, ya lo tengo: ante todo voy a presentarme.Mi nombre es Stilton, ¡Geronimo Stilton!Me considero una persona, quiero decir unratón absolutamente normal. Soy editor: di-

rijo El Eco delRoedor, el perió-dico con mayor di-fusión de la Islade los Ratones.¡Por mil quesos

de bola!... Todoempezó de

esa ma-nera,

SOY UN RATÓNDE LO MÁS NORMAL

Misterioso manuscrito (cast) 10/5/05 09:44 Página 7

SOY UN RATÓN DE LO MÁS NORMAL

aquel martes por la tarde, en la redacción demi periódico…Fuera hacía F RIO, pero en el despacho demi editorial se estaba muy a gusto.El fuego ardía en la chimenea: ah, ¡qué

calorcillo tan agradable!

Saboreando un té oscuro y muy caliente,bien cargado de azúcar, mordisqueaba unpedacito de parmesano curado dispuesto areemprender el trabajo. Facturas, recibos, contratos: debía ordenarla contabilidad de mi editorial.Daba la impresión de ser un martes cual-quiera, un día normal, tranquilo, cuando...Una vocecita chillona me trepanó los tímpa-nos, haciéndome saltar de mi silla.–¡JEFEEE! –chilló Pinky, mi ayudante edi-torial.–¡No grites, por favor! –refunfuñé–. ¡Y nome llames JEFE!

-



Dando saltitos y meneando la cola a ritmode RAP , se acercó hasta mi escritorio.Me di cuenta de que (como siempre) llevababajo el brazo su superagenda de color fresa,forrada de piel de gato sintética.


DE LO MÁS NORMALSOY UN RATÓN

–¡JEFE, JEFE, JEFE! He tenidouna idea genial (solo se me podía ocurrir amí), ¿quieres que te la cuente, JEFE? ¿Eh?¿Quieres oírla? ¡JEFEEEEEEEEEEEEE-

EEEE!

–¿No podríamos hablarlo después? Estoytrabajando –repliqué exasperado.–¡JEFE, es urgente, urgentísimo!–¡Ufff! –resoplé–. Te lo ruego, no grites más,¡que no tengo las orejas rellenas de queso!–JEFE, he tenido una idea... –prosiguió ellacon tono conspirador–. ¡¡¡Una idea explo-siva!!! –gritó después, perforándome el tím-pano derecho.Me sobresalté, sobbalzai en la silla, y me caíhacia atrás arrastrando un montón de facturas.–Vale, vale, habla, ¿de qué se trata? –gritéexasperado, mientras recogía los papeles es-parcidos por el suelo.–¡JEFE, tenemos que participar sin falta en

di un bote



LOSCO

LORES, EL DISEÑO GRÁFICO, LOS

TÍTU

LOS,

LAS CUBIE

RTA

S...

la Feria del Libro de Ratonkfurt! Debería-mos ponernos al día por lo que respecta alas últimas TENDENCIAS: los colores,el diseño gráfico, los títulos, las cubiertas...


JJEEEEEFEEEEEE?


–Veremos a los editores más importantes,¿me oyes, Resoplé.–Ya lo he entendido; es interesante, pero notengo TTIIEEMMPPOO para ocuparme de esascosas.–No te preocupes, JEFE, ¡déjalo en mismanos, yo lo organizaré todo, JEFE! –dijoPinky con una sonrisa de ratita pícara mien-tras se escabullía rápidamente de mi oficinacomo un ratoncillo.Con el rabillo del ojo vi que hojeaba satisfe-cha su agendota de color fresa. Después la oí susurrando por el móvil. Ahora susurraba, ¿eh?¡Por mil quesos de bola! ¿Por qué Pinky solome gritaba a mí?Volví al trabajo, cada vez más cansado.Pobre de mí, las cuentas no cuadraban.¡No cuadraban!



m o l i d oTrabajé toda la noche.Al final acabé realmente decansancio, dormido con los morros sobre elescritorio.


Me desperté de Alguien me estaba gritando al oído.–¡Despiertaaa , que nos vamos!–¿Despierta? ¿Quién se despierta? ¿Quiénse va? –pregunté atontado.Pinky me guiñó el ojo:–Nosotros nos vamos, jefe. ¿Estáscontento?–¿Eh? ¿Nos vamos? ¿Por qué? –preguntéperplejo.–Venga, jefe, ¿estás listo? ¡Ya he llamadoun taxi! –dijo severa señalándome el reloj.–¡No estoy listo! Ni siquiera sé adónde se su-pone que tengo que ir! –grité irritado.–jefe, sabes adónde vamos perfectamente.

S O P E T Ó N.

¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?


¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ?

¡A Ratonkfurt! –rebatió ella, tranquila, aca-riciándose las orejas. Después me pasó porlos morros los billetes de avión para Ratonk-furt a nuestro nombre: lo había organizadotodo.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué la contraté? Posdata: Pinky Pick tiene trece años, le en-canta navegar por Internet, tiene un montónde amigos, lo sabe todo acerca de las últimastendencias, ¡de mayor le gustaría ser video-jockey! Siqueréiss a b e rmás deella, suhistoria se explicaen el libro Mi nombre esStilton, Geronimo Stilton.

Ratonkfurt

PinkyPick

Me dieron ganas de ponerme a llorar.


–¡Yo no me muevo de aquí! ¡Tengo que aca-bar de pasar las cuentas sin falta! –protestécon decisión.Pinky consultó su superagenda color fresa.–jefe, ya tengo la solución (soy lista,¿eh?). He encontrado un CFG (CONSULTOR

FINANCIERO GLOBAL). Es un ratón un rato rá-pido. Vaya, un ratón que sabe un rato,jefe.Reflexioné.–Ejem, ¿CONSULTOR FINANCIERO? ¿GLOBAL?Bueno, sí, quizás es una buena idea... Pero¿sabe que tendrá que presentar el balance fi-nal? ¿Puedo fiarme?Pinky sonrió con compasión.

¡ES DE FIAR, JEFE!


cochambroso

¡ES DE FIAR, JEFE!

–¡Por supuesto! Sabe hacer de todo, si no,¿por qué se llamaría GLOBAL? Es de fiar,jefe. –¿Cuánto me costará? –pregunté receloso.Ella me guiñó el ojo con un aire pícaro.–¡Te hará un precio GLOBAL, jefe!Antes de que pudiese replicar, me puso lazancadilla y rodé hasta un microbúsque esperaba frente a la puerta.–¡Venga, que nos vamos! –concluyó.En el microbús reinaba el desorden más abso-luto. Libros y libros llenos de polvo, foliosgarabateados con una caligrafía incom-prensible, notas pegadas por todos lados yun fuerte olor a café...

cochambroso


El microbús arrancó quemandoquemando

neumaticosneumaticos y se dirigió hacia la auto-pista a toda velocidadtoda velocidad .–¡Pero esto no es un taxi! –protesté.El individuo que iba al volante si girò a s–¡Me llamo Van Ratten, Ratino Van Ratten!–declaró con un profundo vozarrón ofre-ciéndome cordialmente una pataza

peluda. Después (no sé de dónde) sacóun rollo de pergamino.–¿Usted es Stilton, el editor? Tengo aquí unantiguo manuscrito que le interesará, puestoque usted se ocupa de Cultura –gritó dán-dome el rollo con la pata derecha.En ese instante pensé en algo que me dejó

¿CON QUÉPATA?

’’

sevolvió para sa

luda

rme

Misterioso manuscrito-15a ed-1:Misterioso manuscrito-6a ed-1 5/5/09 12:37 Págin

¿CON QUÉ PATA?

helado. El cálculo fue rápido: con la dere-cha me daba el rollo, con la izquierda medaba la pata…, entonces, ¿¿¿con qué patasostenía el volante??? ¡¡¡Y además, me es-taba mirando a mí y no a la carretera!!!–¡Por favor! ¡Mire la carretera! –grité deses-perado.Se volvió y cogió el volante de nuevo, justo a tiempo para esquivar un camión con re-


¿CON QUÉ PATA?

molque. Como si no hubiese pasado nada ymientras mordisqueaba un bombón de café,dijo:–... querido Stilton, conozco su catálogo edi-torial, y desde el punto de vista Cultural , esalgo escaso... ¿Qué diría de darle un pocomás de peso? Yo tengo algunas ideas, porejemplo, este manuscrito...

–¿Pero quién es este chiflado?

–le susurré a Pinky. Ella me contestó orgu-llosa:–¡Mi tío! Acabo detener una idea su-pergenial: ¿que tepa rece si lo hace-mos AC, es decir,ASESOR CULTURAL?

ratino van ratten


Ratino, entretanto, se hurgó en los bolsillos enbusca de su billete de avión, y exclamó:–¿POR MIL GATOS PARDOS!

Entornó los ojos y rascándose nervioso elcogote gritó:–Tiene bigotes la cosa, no sé dónde nariceshe metido el billete...El microbús derrapó peligrosamente.– CUIDADOOO! –grité aterrorizado.Me lancé para aferrar el volante, pero Ratín,de un salto fulminante, lo atrapó al vuelo.–Tranquilo, tranquilo, Stilton –me alentó–,aquí está, ya he encontrado el billete. ¡Tóme-selo con calma!

¡EL MISMÍSIMOSTILTON!

E l m i c ro

b

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te.

!


¡EL MISMÍSIMO STILTON!

Oí que le murmuraba a Pinky:–¡Pero qué nervioso es tu jefe!Después continuó ALEGRE:–El avión despega dentro de un par de horas:tenemos todo el tiempo del mundo para lle-gar, podemos picar algo, tomar un café; ustednada de café, Stilton, que ya está demasiadonervioso...Pinky echó un vistazo a su reloj verde fluo-rescente, cogió los billetes de avión, miró elreloj de nuevo y soltó un grito:–Pero, tío, ¡¡¡si el avión sale dentro de mediahora!!!


Me juego el pellejo a que no perdemos el avió

n...


Él levantó las dos patas del volante, con laizquierda hizo un gesto para pedir silencio,y con la derecha se dio una palmada en lafrente:–¡Ya lo entiendo! Ahora no son las 15 y 12,sino las 16 y 12. ¡No he puesto el reloj enhora después del cambio horario oficial!Palidecí. ¿Por qué no dejaba quietas las pa-tas en el volante?–¡Mire la carretera, se lo ruego! –despuésprecisé–: ¡Y sepa que la hora oficial se cam-bió hace cuatro meses!Entonces gritó:–¡Por mil gatos negros! ¡Aaaah, cómo vuelael tiempo! Pero no tengáis miedo, ¡yo meocupo de todo!

Pisó a fondo el pedal del acelerador y el mi-crobús salió disparado rugiendo, de un saltofelino.


8’


–¡Auxiliooooo! ¡Quiero bajarme!Pinky me tranquilizó:–¡Todo está controlado, jefe! –Y enton-ces accionó el cronómetro que siempre llevacolgado del cuello.Entretanto, Ratino a unavelocidad demencial de un carril al otro,mientras cantaba una aria lírica con su vo-zarrón de bajo.–Asturiaaaaas... patria queridaaaa...Pinky tamborileaba con las patitas en elsalpicadero y tarareaba inspirada:–Porompompom... porompompom... po-rompompom... Ocho minutos más tarde llegábamos.Ocho, ¡he dicho ocho!En el aparcamiento, Ratino se fijó en un in-dividuo que estaba a punto de aparcar y legritó:–¿Has visto que llevas una rueda pin-chada?

Entretanto, Ratín

zigzagueaba

a una

velocidad

demencial

deun

carril al otro, mientras

cantaba

unaaria

lírica

consu vozarrón

debajo.

zig zague aba



El otro, sorprendido, sacó la cabeza por laventanilla para ver qué pasaba: Ratino, unrato listo, aprovechó la ocasión para me-terse en el único que quedaba.–¡Listos! –exclamó contento.Me bajé del microbús levantándome el cue-llo del abrigo, tapándome el hocico, rojode vergüenza. Entretanto, el otro conductornos dedicaba palabras irrepetibles.Nos precipitamos hasta el aeropuerto arras-trando las maletas.Los altavoces anunciaban:–¡Último aviso para el vuelo de Ratonkfurt!¡Último aviso! ¡Ultimísimo aviso!Cruzamos la sala corriendo, mientras Ratíngritaba:–¡Paso, paso! ¡Abrid paso! ¡Echaosa un lado, venga!Escuché a la gente protestar a un lado y a otro.–Pero ¿quién es ese individuo, ese ratón tanmaleducado?

sitio libre



–Creo que lo conozco: ¿no es Stilton, el editor?–Tienes razón, ¡el mismísimo!–Sí, es Stilton, ¡el mismísimo GeronimoStilton!Yo intentaba taparme el morro con la maletapara que no me reconociesen.Cuando llegamos al mostrador de factura-ción, Ratino gritó:



–¡Aquí hay un V IV I PP, el editor Stilton! ¡Ynosotros vamos con él!Después se coló por delante de todo el mun-do. Yo intentaba detenerlo: ¡demasiado tarde!Alguien protestó:–¡Ese listillo no quiere hacer la cola como

los demás!

–¿Ah, sí? Pero ¿quién es?



–Fíjate, mira: ¡es Stilton, Geronimo Stilton!–Nunca lo hubiera dicho: él, que parecía unroedor tan honrado, un intelectual...–Pues ya lo ves, ¡es un maleducado!–¡Qué comportamiento tan infame!–¡Debería caérsele la cara de vergüenza, alseñor Stilton!–¡Y fíjate con qué tipos tan extraños viaja!Entre la multitud distinguí a un fotógrafo deLa Gaceta del Ratón, el periódico que lehace la competencia a El Eco del Roedor. Se



relamió los bigotes ante aquella oportunidadtan suculenta y se apresuró a disparar unaráfaga de fotografías.Podía imaginarme los titulares del día si-guiente en primera plana: ¡EDITOR MALE-DUCADO SE COMPORTA DE MANERA LAMEN-TABLE EN EL AEROPUERTO!Como se oían protestas cada vez más fuer-tes, Ratino le requisó rápidamente una mu-leta a un ratón que tenía la pata enyesada yme la puso bajo el sobaco.–¡El editor Stilton está prácticamente invá-lido! ¡Y sufre, sufre mucho! –dijo mientrasme daba una patada en la tibia que mearrancó un gemido de dolor.–¿Oís cómo se queja? –comentó.Cogió nuestras tarjetas de embarque y mearrastró encima de un carrito, muleta in-cluida, después de haber atrapado al vuelouna taza de café del bar.


CON SEMEJANTEMORRO...

En ese instante oí unos gritos:–¡Alto! ¡Por fin te capturamos!

Un funcionario de aduanas detuvo a Ratino, ymostrándole una foto de busca y captura, ledijo:–¿Con semejante morro de delincuente pen-sabas salirte con la tuya?Después, dirigiéndose a mí, añadió en tonosevero:–¿Usted conoce a este individuo, o sea, a esteratón?–Bueno, yo, sí, o quizá no, de alguna manera,ejem... –balbuceé dudando.Se llevaron a Ratino escoltado. Y a nosotros con él. El fotógrafo de La Gaceta


CON SEMEJANTE MORRO...

del Ratón aprovechó la ocasión para tomarmás fotos. Podía imaginarme el titular:

¡¡¡ESCÁNDALO EN RATONIA!!! ¡EL EDITOR

STILTON ARRESTADO EN EL AEROPUERTO POR

CÓMPLICE DE UN PELIGROSO TERRORISTA!

Muchas horas después (naturalmente perdi-mos el avión) la policía descubrió que Ratinoera una copia calcada de un peligroso terro-rista, buscado desde hacía años. Al fin conse-guimos partir. De todas maneras, yo estaba

d e l o s n e r v i o sd e l o s n e r v i o s , , porque:a) tuve que reparar mis gafas con cintaadhesiva (Ratino se había sentado encima);b) tuve que secar mi billete con un secador depelo (Ratino había vertido una taza de cafépor encima);c) acabé en la enfermería (Ratino me habíaaplastado la cola con una puerta corredera);d) mi maleta se había perdido (Ratino la ha-bía facturado en un mostrador equivocado).


Pinky cerró los ojos en cuanto el avión Por el contrario, Ratino empezó a parlotearmientras paladeaba un cafe frio triple.–Entiéndame, querido Stilton, yo creo mucho,

Cultura CONCMAYÚSCULA

despegó

- •-


Cultura CON C MAYÚSCULA

MUUUUCHO en la Cultura, pero enaquella con C mayúscula, y no en esas por-querías que se leen en los periódicos, comopor ejemplo en ese periodicucho… cómo sellama… El Eco del Roedor, ah, sí, ¿lo pu-blica usted? Enhorabuena, ¿de dónde sacael valor para publicar estupideces semejan-



tes? ¿Cómo es que aún no se ha arruinado?,ja ja, jaaa, aunque, quizás, es justamenteeso lo que quiere la gente, estupideces, yno Cultura con C mayúscula, pero no sepreocupe que ya me encargaré yo de decirlelo que tiene que publicar, por ejemplo esemanuscrito del que le hablaba...Ratino parloteó durante todo el viaje mien-tras me pasaba por los morros el misteriosomanuscrito y se bebía un café tras otro.


unsu

p e r ba t i do de go

r gon

zol

atripleala

g u i n d i l l a

pi

cante


estaba d e losne rv iosCuando llegamos, yo ya

, tenía una expresión ida en elrostro y los ojos desorbitados. Él, en cam-bio, parecía fresco como una rosa.Se desperezó:–Stilton, ¿le apetece un poco de fondue alajo? ¿Un platito consistente, para levantarla moral?Me entraban náuseas solo de pensarlo. ¡Eranlas ocho de la mañana! Se paró en un quioscode comidas y, mientras tragaba cucharadas defondue hirviendo, gimoteó:–¡Aah, qué delicia! ¡Esto sí que es unaFondue con F mayúscula!Por el contrario, Pinky se contentó con unrat-dog gigante al pimentón y un superbatidode gorgonzola triple a la guindilla picante.¡Eran clavados el uno al otro!


El taxi paró frente al Ratitz , el hotel másLUJOSO de la ciudad.Un recepcionista con aires de esnob ex-clamó:–¿El señor Stilton? ¡Las lujosasSuites queha reservado ya están a punto!Perplejo, me volví hacia Pinky para pedirleexplicaciones, pero en ese instante llegó eldirector, un ratón sofisticado con la errefrancesa, un tal Reblochón de Roquefort. –Enchanté, ¡qué honog que hayan elegidonuestgo hotel! Pog favog, síganme...Nos acompañó hasta una puerta de as-pecto lujoso: en la tarjeta decía SuiteReal.

¡ESTO SÍ QUE ESVIDA!


El Ratitz era el hotel más lujoso de la ciudad...


¡ESTO SÍ QUE ES VIDA!

Antes de que pudiese protestar, él ya habíaabierto la puerta anunciando en un tono so-lemne:–¡La habitación de mademoiselle Pinky!Era un inmenso salón con ventanales góti-cos y columnas de mármol repartidas poraquí y por allá.–Voilà: el baño con la minipiscina, la camacon el estégueo incogpogado, y sobgue todola megaestacion� de� videojuegos con lasupegpantalla gigante de paguet, ¡todo loque Mademoiselle ha pedido!–¡uauu! –exclamó Pinky feliz.Io sudavo

¿Qué me costaríatodo aquello? Quería decir algo (no sé quéexactamente) pero Reblochón ya nos condu-cía hacia otra puerta: esta vez en la tarjetadecía ¡Suite Imperiale !Pinky me guiñó el ojo:–¡Ya sé que tú siempre quieres solo lo mejor, jefe! –exclamó.

Yo ten ia escalofr ios .

‘

ii


¡La habitación de mademoiselle Pinky!



El director la miraba con simpatía.–Qué señoguita más pegspicaz, cómo senota que le admiga, que tgabaja paga ustedpog vocación... Et voilà! La puerta se abrió de par en par y mostró unsalón aún más grande, con un techo de bó-vedas decoradas con frescos.–Ejem, ¿y aquí duermo yo? –pregunté incré-dulo.–¡No, aquí dormimos nosotros! –mecorrigió Ratino.–¿Nosotros? –exclamé, des-concertado.Ratino me dio en el hombro unas palmaditasfamiliares con la pata.–¿Sabe qué, querido Stilton? Esta iba a sermi habitación. Para usted, Pinky había encar-gado la Suite Mega-Galáctica, aúnmás pres tigiosa, pero desgraciadamente ¡estáocupada! Por eso, queridísimo, le dejo hospe-darse en mi suite. ¿Agradece mi gesto, Stilton?



Sepa que para mí es un sacrificio, ¿eh?Reblochón comentó:–¡Ah, qué genegosidad! Yo me sentía completamente fuera de juego.Intenté escabullirme:–Ejem, gracias, es un honor, pero ¿no habríauna individual para mí...?Ratino se ofendió:–¿Le ofrezco mi habitación y usted la re-chaza? ¿Quizás apesto? ¿Eh?APESTo?

–¡No, claro que no apesta! –me apresuré aresponder.Ratino me empujó adentro de la habitacióny le dijo a Pinky:–¡Hasta luego!Cerró la puerta, tomó carrerilla y saltó en-cima de la cama chillando:–¡Esto sí que es Vida con la V mayús-cula!

?


¡¡¡3-4 horas

!!!

Ratino era un compañero de habitaciónESPANTOSO.Se dejaba siempre abierto el grifo de la ba-ñera: debía vigilarlo constantemente paraevitar inundaciones. Además, no dormíamás de tres o cuatro horas por noche. Claro:¡se hartaba de café sin parar! ¡Incluso se ha-bía hecho subir una cafetera para prepararseel exprés! Cada cuarto de hora como má-ximo exclamaba:

Se tragaba el exprés hirviendo de un trago,como si tuviese el estómago de amianto.Y encima roncaba, oh, cómo

¡UAU! ¡UAU!¡UAU!

R ON C A B A .

–¡Mira tú, me parece que me

tomaré un cafetito!


¡UAU! ¡UAU! ¡UAU!

Pasé una noche terrible. A la mañana si-guiente me levanté completamente tras-tornado. Sin embargo, como soy un ratónpuntual, a las ocho en punto estaba en el halldel hotel, dispuesto a salir hacia la Feria delLibro; Ratino dijo que ya nos alcanzaría mástarde. Pinky se subió al taxi conmigo y le su-surró algo al taxista. Este arrancó quemandoneumáticos. Yo me relajé pensando en miscosas: las citas que me esperaban, los clien-tes con los que tenía que hablar de nego-cios... Pasados diez minutos, el taxista frenóde golpe ante un cartel que decía: ¡UAU!

¡UAU! ¡UAU!

Pinky bajó del taxi de un salto.–¿Adónde vas? –pregunté sorprendido.–¡A ponerme al día, jefe! –gritó ella, co-rriendo a grandes zancadas en dirección a lataquilla.Yo estaba desconcertado.–Pero ¿qué, qué, qué? –pregunté mientras la


... un cartel que decía ¡Uau! ¡Uau! ¡Uau!

¡UAU!¡UAU!

¡UAU!



seguía. Un viandante me explicó que aquelloera el parque de a t r a c c i o n e smás famoso de la ciudad.Cuando ya casi la había alcanzado, Pinkyse metió dentro de la primera atracción, el

Chafarratones del quesopiradoChafarratones del quesopirado .Me fijé en que al lado de la puerta de en-trada había una ambulancia aparcada. Mepreguntaba para qué, cuando de pronto vi aPinky subirse a una vagoneta con forma detaza. La seguí mientras le gritaba:–¡Pinky, espérame!Pero me atropelló un grupito de chiquillue-los alborotados, tropecé y fui a caer de mo-rros dentro de la taza siguiente.Ella se dio la vuelta, me vio y entonces mehizo un gesto de OK conlos pulgares levantados. Enese instante las tazas entra-ron en una galería más os-cura que la boca de un gato



mientras un altavoz emitía esta tremendacancioncita (seguro que escrita por un sá-dico): –Pirado, pirado, pirado, te machacaré hastadejarte morado, al entrar te has equivocado,pero ¿quién te ha engañado?

Mien

traslas

tazassu

bían

ybajaban, giraban sobre sí mismas a una

velocidadvertig

ino

sa, primero

en

el sentido

delas

agujas del reloj y desp

ués

alre

vés…



Aquello era el fin del mundo. Mientras lastazas subían y bajaban, en la más absolutaoscuridad, giraban sobre sí mismas a una ve-locidad vertiginosa, primero en el sentido delas agujas del reloj y después al revés, ma-chacando a los roedores incautos (como yo)que habíamos osado entrar.La cancioncita continuaba:–¡Te mereces ser machacado porque eres unpirado!Yo tenía el estómago más revuelto que unacoctelera. Al fin estábamos de nuevo al airelibre. A la salida del Chafarratones delChafarratones delquesopiradoquesopirado, los enfermeros de la CruzAmarilla reanimaban a los roedores desma-yados acercándoles a los morros trozos deparmesano muy curado.BBaajjéé ppáálliiddoo ccoommoo eell rreeqquueessóónn y vi con ho-rror a Pinky que corría hacia otra atracción,

LA MADRIGUERADEL GATO FANTASMA!

!

Misterioso manuscrito-6a ed-1 13/5/05 06:47 Página 47

En ese instante oí una voz a mi espalda:–¡Stilton! ¿También usted por aquí?Me volví: era Epifanio Rático, un editor es-pecializado en libros infantiles.–Ejem, ¡buenos días, Rático! ¿También us-ted ha venido a la Feria del Libro? –lo sa-ludé.Me fijé en que tenía cogido de la pata a unratoncillo de unos cinco años.–He venido para acompañar a mi sobrino–explicó–. Parece que LA MADRIGUERADEL GATO FANTASMA es una experienciainteresante. ¡No hay que perdérsela! Ustedtambién entra, ¿verdad, Stilton?

LA MADRIGUERA DELGATO FANTASMA


... era Epifanio Rático, con su sobrino...


LA MADRIGUERA DEL GATO FANTASMA

–Ejem, creo que esperaré fuera –murmuré.Pinky, que ya se había dado cuenta de la si-tuación, metió baza, como de costumbre.–Soy Pinky Pick, la ayudante editorial delseñor Stilton. Le estaba diciendo que tieneque probar esta novísima atracción, que estáa la última moda, entiende...Él asintió convencido.–Muy lista, sí, muy lista, así es como sehace, es necesario renovarse continuamente,¡tenemos que entender lo que les gusta a losjóvenes! ¡Qué suerte tiene, Stilton, de teneruna colaboradora tan inteligente! ¡Dichosode usted! ¡Vamos a entrar! ¡No puedo espe-rar! Dicen que es una experiencia absoluta-mente Terrorifica...Nos acercamos a la entrada todos juntos. Yo notaba que me faltaban las fuerzas...Me deslicé hacia una butaquita de piel de gato sintética y me dejé caer, DESESPERAD

O.



Me quedé horrorizado: ¡en lugar de una ba-rra de seguridad, dos patas de felino cerra-ron sus garras en torno a mí!La vagoneta entró en una oscura galería.De repente, frente a mis morros, un esque-leto de gato se BALANCEÓ.



Un altavoz me ensordeció con la grabaciónde un maullido tan alta como para perforarlos tímpanos.

A continuación, me encontré frente a un ho-lograma de un gato tan realista que losbigotes me temblaban de miedo...Una garra de acero que colgaba del techo merozó las orejas y me arrancó las gafas de losmorros.De golpe, apareció una largaen el muro frente a nosotros, como si ungato monstruoso estuviese persiguiéndonos.Yo chillé:–¡Auxiliooooooo!Pinky me explicó:–¡Tranqui, jefe, solo es una ilusión óptica!Después me cayó encima un líquido amari-llento. Yo grité asqueado:

Miaaa uuuuu wwwww


–¿Qué es esto? ¿Pis de gato?–Por supuesto que no –explicó el sobrino deEpifanio en tono de superioridad–: solo esagua teñida, ¿lo ves?Salí de LA MADRIGUERA DEL GATOFANTASMA completamente desquiciado.–Stilton, no sabía que fuese un ratón tan im-presionable –me dijo Epifanio, meneando lacabeza.Me di cuenta de que había hecho un ridículoespantoso.


Al fin conseguí convencer a Pinky de quenos fuéramos del parque de atracciones ynos dirigimos hacia la Feria del Libro.Me dirigí a los stands corriendo como unloco: ¡cielos, solo me quedaba un día paraarreglar todos mis asuntos!

Al llegar me encontré aRatino sentado en mi

escritorio. Me fijé enque había vertido

una taza de café¡sobre mi agenda!

–Han venidoeditores extran-jeros a buscarlo,

¡AH, CÓMO MEGUSTAN LOS LIBROS!


¡AH, CÓMO ME GUSTAN LOS LIBROS!

diciendo que tenían una cita. Yo les he dichoque usted tenía cosas mejores que hacer. Nohe entendido muy bien su res-puesta, pero me parece quese han ofendido..., inclusohan roto un contrato. ¡Aquíestá!Recogí los trocitos del contrato y me mordíla cola de rabia . –¡Cerrar este contrato de coedición me ha-bía costado un año de trabajo!Él continuó:–Después ha venido un autor a proponer unlibro; pero le he dicho que seguro que no leinteresaba, que de ahora en adelante en lu-gar de porquerías como aquella solo publi-caremos Cultura con C mayúscula.Debería ver cómo se ha puesto...

Io mi strappai i baffi dalla disperazione.

Yo me tiraba de los bigotes de pura

desesperación.



–¡Era MEFISTÓFELES GRÜNZ! Un autor sus-ceptible, que hacía poco que había conven-cido para que colaborase en la editorialStilton...

Ratino se relamió los bigotescon desinterés:

–Después..., después hapasado MoviolaCo laenro l lada ,una periodista deRAT TV.

–¿Y qué le ha di-cho? – chiesi, sull’orlo di una crisi di nervi.–¡Ah, si supiese! A ella también le he dichoque sólo publicaremos libros CulturalesconC mayúscula, como por ejemplo Epis-temología arcaica de homonimia rato-lógica aleatoria o también Ratonomásticalogarítmica de la desratización metafí-sica, por no hablar de la Crítica de la razónroída.

pregunte al borde del ataquede

nervios.M

EFIS

TÓ

FELE

SG

RÜ

N

Z


¡rrrr!¡RRRR!¡RRRR!


–¿Y qué ha dicho Moviola? –pregunté tem-blando.Él resopló:–¡Por mil gatos blancos! Se ha dormido amedia entrevista. Me ha dicho que volverá anuestro stand solo cuando tenga insomnio.¡Qué ignorante! Y pensar que para mante-nerla despierta incluso le he ofrecido uncafé, de mi bolsillo, ¡por mil gatos peludos!Mehundí:–Enhorabuena, ha conseguido arruinarme...,así, en pocas horas...Pinky me pasaba un catálogo por delante delos morros:–jefe, ¿qué haces, te desmayas?En aquel momento se acercó un importanteagente literario. Señaló un libro que habíaescrito yo, El misterio del ojo de esmeralda.Empecé a explicarle el argumento:–Todo empieza cuando mi hermana Tea en-cuentra un extraño mapa del tesoro. Tea, mi





primo Trampita, mi sobrinoBenjamín y yo decidimos partiren busca del tesoro, a bordo deun bergantín...El agente estaba entusiasmado:–Es una historia interesante.Me gustaría saber si aún estánlibres los derechos editorialespara el extranjero...Ratino se lo arrancó de la mano:–¡Pero si eso no esCulturaconC mayúscula! ¡Déjelo co-rrer, hágame caso!Intenté acallarlo, pero el malya estaba hecho. El agente semarchó meneando la cabeza,como si fuésemos un par delocos de atar.Miré el reloj: ¡por mil que-sos de bola! ¡Llegaba tarde!Corrí hacia la sala donde ha-


plasplas

plas


bía una importante conferencia sobre elmundo editorial y a la que estaba invitado.Atravesé pabellones llenos a rebosar dondeeditores, autores, ilustradores, agentes lite-rarios e impresores hablaban de negocios.Entretanto aproveché para echar un vistazo alas novedades expuestas en las estanterías.

¡Ah, cómo me gustanlos libros!Me gusta leerlos, ojearlos, olerlos: ¡meencanta el olor de la tinta fresca, del

papel recién impreso!¡Qué bonita es la labor del editor! ¡No locambiaría por nada del mundo!Llegué a la conferencia: subí a la tarima ysolté un pequeño discurso.Todos aplaudieron con amabilidad.Después pregunté:–¿Alguna pregunta?Desde el fondo de la sala alguien gritó:–Explíqueme por qué en las editoriales de



hoy en día nadie haceCultura conC ma-yúscula.Aquella voz me era familiar...¡Era él! ¡Era el mismísimo Ratino!Todo el mundo esperaba una respuesta edu-cada a aquella pregunta.Por eso ya os podéis imaginar la reaccióncuando grité desesperado:–¡Basta! ¡Me paso por los bigotes la CulturaconC mayúscula!El público empezó a RUMOREAR .Los demás editores me miraban desconcer-tados. Oí susurros:–¡Es la última vez que lo invitamos!–¡Qué vergüenza! ¡Vaya hahecho Stilton!

pape l ó n


EL MANUSCRITO DENOSTRARRATUS

FURIOSO .Volví al stand totalmente furente.Ah, cómo me hubiera gustado decirle cuatrocosas al SEÑOR-RATÓN-INTELECTUAL-SABELO-TODO...Dejé mi cartera en el suelo, y esta le dio ungolpe a la de Ratino. De dentro salió un ro-llo de pergamino descolorido por el tiempo,

que llevaba un sello lacado con la señalde una loncha de queso.

La hoja se desenrollócon un crujido: era

el antiguo ma-nuscrito al quese refería cons-tantemente Ra-


EL MANUSCRITO DE NOSTRARRATUS

tín. Como soy un ratón honrado lo devolvíinmediatamente a su sitio, pero no pude evi-tar leer las primeras palabras:

PROFECÍAS DEL EXCELENTÍSIMO ET ILUSTRÍSIMO

ET CLARÍSIMO ROEDOR NOSTRARRATUS,MAESTRO SUMO, MAGO DE LAS PROFECÍAS...

¿Nostrarratus?¿Mago de las Profecías?Mi olfato de editor me indicaba que aquí ha-bía un bestseller, mucho mejor, un ratseller:debía saber más de aquel manuscrito.Justamente en aquel instante llegó Ratino alstand, chupando un helado de café, y yo de-cidí disimular.–Ejem, ¡buenos días, Ratino! –exclamé, in-tentando parecer cordial.–Umpf –balbuceó él, molesto.–Ejem, ¿dónde está aquel manuscrito delque me hablaba? –le pregunté fingiendo in-diferencia–. Me interesaría verlo...



–Umpf, Umpf…–Es posible que me interesase publicarlo... De tantas ganas que tenía de examinarlo laspatas se me iban hacia el rollo, sin embargono quería que se diese cuenta.–¡Por mil gatos pelados! ¡Usted, laCulturacon laC mayúscula se la pasa por los bigo-tes! –me recriminó Ratino con ironía.Fingí que no lo había oído y continué condesinterés:–Mire, estaría dispuesto a echarle un vis-tazo...–¿Realmente quiere saber de qué setrata? Es un rarísimo manuscrito de Nos -trarratus, el Mago de las Profecías, ¡peroahora mismo se lo acabo de proponer aSally Ratonen!Los bigotes me temblaron.¿Sally Ratonen? ¿La editora de La Gacetadel Ratón? ¿Mi enemiga número uno, quehacía veinte años que atacaba a El Eco del



Roedor por todos los medios lícitos e ilíci-tos?Decidí que Sally no tendría nunca el manus-crito.–Ratino, le ofrezco un buen anticipo...–Es exactamente lo que me ha dicho Sally.¡Me ha dicho que me pagará un anticipo decien mil ejemplares!Dudé un instante.¿Cien mil ejemplares?¿Valía la pena de verdad?Él, listo como las ratas, se dio cuenta en se-guida de que yo tenía dudas, y para conven-cerme agarró el manuscrito y empezó a de-clamar en TONO DRAMATICO:‘



Profecías del Mago

Nostrarratus

PROFECÍAS DEL EXCELENTÍSIMO ET

ILUSTRÍSIMO ET CLARÍSIMO ROEDOR

NOSTRARRATUS, MAESTRO SUMO, MAGO

DE LAS PROFECÍAS, QUE AQUÍ PREVÉ ACONTECIMIENTOS

QUE VENDRÁN DENTRO DE MILES Y MILES DE AÑOS. ASIMISMO

REVELA CUÁNDO, DE QUÉ MANERA Y POR QUÉ

OCURRIRÁ EL FIN DEL MUNDO ENTERO...

ESTAS MISTERIOSAS PROFECÍAS SON

REUNIDAS ET ESCRITAS EN EL AÑO 1558

POR RATUS VAN RATTEN, HUMILDÍSIMO,

DEFERENTÍSIMO ET DEVOTÍSIMO ESCRIBIENTE DEL

SUMO NOSTRARRATUS...

Misterioso manuscrito-6a ed 10/5/05 10:54 Página 66


–¡Por mil gatos colorados! ¡Ha previsto in-cluso la Fecha del Fin del Mundo! –Ratinome guiñó el ojo–. Pero eso no es todo...Leeré otras cuartetas al azar, solo para darleuna idea de lo interesante que es este ma-nuscrito:

ECLIPSE CELESTE ET SEÍSMO EN TIERRA

ANUNCIARÁN UNA LARGA GUERRA:FELINOS INVASORES BAJARÁN

ET EL PRINCIPADO DE RATONIA INVADIRÁN...

Ratino se interrumpió, con una sonrisa iró-nica.–Interesante, ¿verdad? La cuarteta prevé(con siglos de antelación) la Invasión de losGatos de 1702, que de hecho duró treintaaños y coincidió con un eclipse y un terre-moto. »Pero Nostrarratus –continuó–, ha escon-dido hábilmente el auténtico significado de



las profecías, por eso a menudo solo se en-tienden una vez han ocurrido los hechos.Hay muchas cuartetas que aún no tienenuna explicación, estas por ejemplo:

¡POBRE DE AQUEL QUE AL MAGO

OSE DESAFIAR,PORQUE SU ATREVIMIENTO

DEBERÁ PAGAR!

SI EL MANUSCRITO FUESE ODOBAR

NUNCA UN IROTED LO PODRÍA RACILBUP.FUEGO ENTRE EL PEPAL DE ALYLS HABRÁ

Y OM INOREG CÉLEBRE SERÁ.

El corazón me latía con fuerza.¡Aquel libro valía un tesoro! Debía conseguirlo a cualquier precio!Así que detuve a Ratino con un gesto de la pata:–¡Le ofrezco un anticipo de doscientos milejemplares!

!



10%11%12%

sus libros tienen un nivel cultural tan

bajo...

Él contraatacó:–Sally me ha dicho que me pagará el 10%de derechos de autor...–Ejem, querido Ratino, yo le doy el 11% esmás, me quiero arruinar, ¡le doy el 12% dederechos de autor!Él se mostró satisfecho.–Mire, no lo hago por el dinero, sino porquesus libros tienen un nivel cultural tan bajoque usted necesita un poco de Cultura con

mayúscula...Le estreché la pata:–Entonces, ¿palabra de ratón honrado?– TRATO�HECHO! –respondió él.!

C


100.000.000 ejemplares... 300.000.000 ejemplares...

500.000.000 ejemplares...

PERO ¿CUÁL ES LAFECHA?

satisfecho.Yo estaba muy¡Esta vez había ganado yo!¡Sally Ratonen no pondría nunca sus patassobre el manuscrito de Nostrarratus! Meimaginaba ya la tirada récord que publicaría.Escogería una cubierta bonita de seda vio-

leta, quizás incluso decorada con oro puro.Imprimiría el texto sobre valiosas hojas depergamino auténtico...¿Y el título del libro?Claro que sí: lo titularía El misterioso ma-nuscrito de Nostrarratus.Me lo imaginaba en unos preciosos caracte-res góticos, para crear una atmósfera má-gica, inquietante...


PERO ¿CUÁL ES LA FECHA?

El misterioso manuscrito

de Nostrarratus

Veía los titulares de los periódicos:¡POR FIN SE HAN REVELADO LOS SECRETOS

DEL MAGO DE LAS PROFECÍAS, EN EL BEST-SELLER PUBLICADO POR LA EDITORIAL DE

GERONIMO STILTON!Por cierto, me preguntaba, ¿quién sabe cuáles la Fecha del Fin del Mundo?Mientras pensaba, noté distraídamente unflash:¡alguien nos estaba fotogra-fiando!


Entretanto, Ratino hablaba sin parar mien-tras paladeaba un exprés:–Entiéndalo, querido Stilton, este manus-crito pertenece a nuestra familia desde hacegeneraciones, pero he sido yo quien lo ha en-contrado: estaba escondido en un comparti-mento secreto del escritorio de mi bisa-buelo. El Mago Nostrarratus dejó en heren-cia el manuscrito a su escribiente, Ratus VanRatten (antepasado mío), que lo escribió aldictado... Nostrarratus lo tenía todo pre-visto: la coronación, en 1714, del reyQuesus IV, que reunió a todos los roedoresde Ratonia bajo una única bandera..., la in-vasión en 1787 del feroz emperador felino

Dinero CON DMAYÚSCULA


Dinero CON D MAYÚSCULA

ZARPOSO III... Nostrarratus había previstotambién la erupcion volcanica que des-truyó en un solo día la ciudad de Roedo-rencia (como recordará, ocurrió en 1799)...Nostrarratus había previsto lo que ocurriríasiglos después, INCLUSO LA FE-

CHA DEL FIN DEL MUNDO!Me estremecí.–Ejem, por cierto, ¿cuándo es la Fecha delFin del Mundo?

,,

!


Dinero CON D MAYÚSCULA

Ratino soltó una carcajada.–Ah, le interesa, ¿eh? ¡Le interesa a todo elmundo, Stilton! Podría ser mañana, pasadomañana, o dentro de tres mil años...Me moría de ganas de echarle la pata al ma-nuscrito y leer la Fecha.Él me observaba con los ojos entornados:–La Fecha solo la sabían Nostrarratus, miantepasado Ratus Van Ratten... y ahora la séYo, ¡porque también he leído el manus-crito! La Fecha la sabrán aquellos lectoresque lean el libro, después de haberlo pa-gado... y el editor, después de que mehaya pagado el anticipo!Estaba indignado . –Pero ¿no decía que sólo le importaba laCultura conC mayúscula?Él argumentó con picardía:–¡La Cultura conC mayúscula se mereceDinero con laD mayúscula!

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DENTRO DE TRES MIL ANOS . . .

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En ese instante oí a alguien gritando: fuego,

fuego! Todo el mundo corría hacia las sali-das de emergencia. Ratino el primero. Seoyeron las sirenas de los bomberos, y empe-zaron a caer chorros de agua que salían delos dispositivos antiincendios.

Pasó al menos media hora, entoncesdijeron por los altavoces que

había sido una falsaalarma, y los pasi-

llos de la Feriase volvierona llenar deroedores

que comen-

¡FUEGO,FUEGO!

!


¡FUEGO, FUEGO!

taban con curiosidad lo que había ocurrido.Cuando llegué al stand, una terrible idea meacudió a la mente : – el manuscrito! –exclamé, ansio -so–. ¿Dónde lo ha puesto, Ratino? ¿Dóndelo ha puesto?Él palideció:–¡Por mil gatos arrabaleros! Estaba aquí, apo-yado en el escritorio, cuando nos hemos ido,pero es que todo ha sucedido tan de prisa...Lo revisé todo.–En el cajón no está. Aquí tampoco. ¡Pareceque ha DESAPARECIDO!Ratino aulló trágicamente (tanto, que los ra-tones de los otros stands se volvieron a mi-rarnos):–¡Por mil gatos callejeros! ¡Ha desaparecido!¡El manuscrito ha sido robado! ¡Voy a be-berme un café triple para subirme la moral!Yo pensaba: ... ¿y si en todo esto estuviese lamarca de Sally Ratonen?

!


... ¿y si en todo esto estuviese la marca de SallyRatonen?


En ese instante llegó Pinky, que había oído elaullido de Ratino desde la otra punta de lasala. Se lo expliqué todo. Ella me tranquilizó:

–¡jefe, déjame a mí!Sacó de su mochilita una

lupa y examinó el suelodel stand.

Mientras tanto, yo le explicabaque alguien nos había fotografiado a Ratinoy a mí mientras hablábamos del manuscrito.De repente, Pinky soltó un gritito agudo desatisfacción y me mostró un papelito do-rado.–¡Es un envoltorio de un bombón de queso!

BOMBONESDE QUESO


BOMBONES DE QUESO

–exclamó mientras lo olía–. ¡De la marcaPara relamerse los bigotes!Después se fue a examinar el pasillo frente alstand. La vi agachada por el suelo: ¿quizáshabía encontrado una huella? Dobló la es-quina, y entonces volvió triunfal, sujetandoun montoncito de papelitos dorados.–Ya lo tengo, jefe: alguien se había escon-dido tras la esquina para espiaros mientrasengullía bombones. ¡Tiene que ser un ratónmuy GOLOSO el que ha robado el ma-nuscrito! Por cierto, creo que toda esta his-toria del incendio ha sido provocada expre-samente por el ladrón (¿Sally?) ¡para crearnfusione y alejarnos del stand!Pinky se ofreció para ir de incógnito a LaGaceta del Ratón y recabar información.Nosotros volvimos a Ratonia sin perder unsolo segundo.

co

n f u s i ó n


Aunque ya estaba en casa, aquella nochedormí . Soñé con el laboratorio de Nostrarratus: el Mago me arrancaba delas patas el manuscrito y me decía que noera digno de publicarlo porque no hacía

con laC mayúscula...Por la mañana salí a desayunar. Estaba mo-jando un cruasán de queso en el café conleche cuando... apareció ante mí una raton-cita que a primera vista no reconocí.Ella gritó: –¡jefe, jefeeeE! –Y se pavoneabasatisfecha–: ¿Qué dices, eh, jefe? No mehas reconocido, ¿a que no?

¡AH,QUÉ PESADILLAS!

fa ta l

Cultura


Soñé con el laboratorio de Nostrarratus…


M

IAUUUUUUUUUUUUUUU

UU

UUUUU!!!!!

¡AH, QUÉ PESADILLAS!

La observé. El pelaje estaba teñido a mechasde colores fluorescentes: naranja, rojo,violeta, verde, azul. En una oreja llevaba untatuaje tribal que representaba un gato quemostraba los colmillos. Los pantalones erande cintura baja para enseñar el ombligo. Lacamiseta era de tejido tecno, con unacabeza de gato bordada: si le tirabas de losbigotes al gato se oía un maullido rabioso.Encima llevaba un chaleco de imitación depiel de gato de angora rosa fluorescente. Envez de la mochila, Pinky llevaba una bolsitade piel de pitón sintética.–Voy vestida de cool hunter, ¡cazadora

de tendencias! Así, SallyRatonen no me recono-cerá. Por cierto, ¿hasoído la noticia? Sally hatenido que retirar de lacirculación e imprimirde nuevo un millón de


¡AH, QUÉ PESADILLAS!

ejemplares del periódico: habían impresouna página al revés... ¡¡¡Qué raro!!!Después Pinky se fue a la caza de noticias aLa Gaceta del Ratón.Yo me quedé esperando ansioso en la oficina.Entretanto busqué información en Internet:

Nostrarratus (1503-1566).

Médico y astrólogo, célebre por sus

enigmáticas profecías, recogidas en

966 Centurias Astrológicas. Las pro-

fecías preveían todos los aconteci-

mientos futuros hasta el fin del mundo. Eran,

sin embargo, tan misteriosas que a menudo

solo se entendían después de que los hechos

hubiesen ocurrido. El manuscrito de las pro-

fecías desapareció sin dejar huella.


Pinky volvió a la redacción de El Eco delRoedor por la tarde. –jefe, en La Gaceta del Ratón se han re-ventado las alcantarillas (¡¡¡qué raro!!!) ylas oficinas están inundadas, no se imaginaqué PESTILENCIA . Y aún hay más,se les han colgado todos los ordenadores.¡¡¡Qué raro!!! Pero el manuscrito lo tieneSally y está a punto de publicarlo.Ratino aulló:–¡Por mil gatos salvajes, sobrinita, esta síque es una Noticia con N mayúscula!Io mi strappai i baffi per la disperazione.Ah, y pensar que mi bestseller estaba en laspatas de Sally...

SEIS CRUASANESRELLENOS DE QUESO

Yo me tiraba de los bigotes de pura desesperación.


SEIS CRUASANES RELLENOS DE QUESO

Decidimos que al día siguiente iríamos lostres a protestar a La Gaceta del Ratón. Paséla enésima noche de insomnio atormentán-dome: conocía a Sally desde párvulos, y yaen aquella época nos peleábamos. Ella metorturaba siempre con su inquina, me tirabade la cola, me quitaba los lápicesde colores y siempre se chi-vaba a la maestra. ¡Era unaauténtica P E S T E , ya depequeña!Después todo parecía indi-car que nuestros caminos se habían sepa-rado. Pero cuando inauguré El Eco delRoedor, en la calle de la Lasaña 13, ellaabrió La Gaceta del Ratón justo enfrente denosotros, en la calle de la Lasaña 14.Sally no había cambiado con los años. ¡Eraprepotente, siempre quería vencer a cual-quier precio!Al día siguiente por la mañana, a las ocho en

. . . co no cía

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uell aépo c a n os

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punto, Pinky y yo nos presentamos en LaGaceta. Ratino debería haber venido connosotros, pero como siempre se retrasaba,nos fuimos sin él.Mientras salíamos de El Eco del Roedor, elportero me explicó que el día anterior se ha-bía caído una cornisa justo encima del lujosocoche nuevo de Sally, dejándolo para el des-guace. ¡¡¡Qué raro!!!Entré en La Gaceta.–Quisiera ver a la señora Ratonen, por favor–pedí educadamente.La secretaria NEGO con la cabeza.–No. La señora Ratonen está en una reunión.Eché un vistazo a través de la puerta de cris-tal y vi a Sally, rodeada de sus colaborado-res, agitando satisfecha el manuscrito.–No se preocupe, ¡me anunciaré yo mismo!–dije, y entramos abriendo la puerta de paren par.

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Sal l y , r o

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63 8


En los morros de Sally apareció una sorrisode triunfo. Después preguntó impaciente,mientras se acariciaba con la pata una me-cha de su pelaje rubio platino:–¿Qué pasa, Stilton? ¿Qué pasa, eh? ¿Qué?¿¿¿Qué???Sally lucía (como siempre) las UNAS PINTADAS

DE VIOLETA y llevaba (como siempre) un con-junto de color pastel a la última moda.Entornó sus ojos del color del hielo, tambo-rileó sobre su mesa con sus uñas pintadas...y en ese preciso instante entró resoplando elcamarero del bar.–¡Aquí está su desa-yuno, señora Ratonen!–dijo ofreciéndole seiscruasanes rellenos de

queso, tres porciones depastel de queso man-

chego, ocho canapés degruyer, un sándwich de

s

on r i s

a

-

Sally Ratonen



queso de bola y un litro de batidode requesón.Ella (que tiene mucha fama de tacaña) learrebató la bandeja de las patas:–¿¿¿Qué haces aquí parado como un pas-marote??? ¿Qué esperas, una propina? ¡Lotienes claro! ¡Largo, fuera, vete te digo, quetengo trabajo!

Sally inghiottì brioche, crostata, tartineMientras tanto no me perdía de vista.Me aclaré la garganta:–Ejem, Sally, sé que tienes un manuscritoantiguo...Sally sonrió con socarronería:–¿De verdad, Stilton? ¡Caramba! –Su propietario legítimo, Ratino Van Ratten,ya había cerrado conmigo el trato. Me ha ce-dido los derechos de publicación en exclu-siva. Por tanto..., devuélveme el manuscrito,Sally. ¡NO ES TUYO! –continué.

Sally se tragó los cruasanes, el pastel, loscanapés y el sándwich prácticamente sin masticar.


–¡Mira, no tengo la más mínima intenciónde devolverte el manuscrito! ¡Caramba,Stilton, sabía que eres un ingenuo, pero nohasta este punto! –Entonces, ¿te niegas a restituir el manus-crito?–¡¡¡Por supuesto!!! ¡¡¡Caramba!!! –respon-dió ella, apretando el rollo con el puño yadoptando una pose triunfal.Exclamé:–¡Eso no es correcto, Sally!Ella soltó una carcajada:–Caramba, Stilton, ¿qué tienes en la cabeza enlugar de cerebro? ¿¿¿Pienso para gatos???

¡QUÉ INGENUO, CARAMBA!

ELLASONR IO PERF I DAMENTE

.

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–El mundo es de los listos, te lo digo yo...Suspiré:–Tarde o temprano te arrepentirás, Sally. Soloes cuestión de tiempo.Ella me pasó el rollo por los morros.–Stilton, si quieres el manuscrito, ven a qui-tármelo, ¡venga!Pinky apareció a mi espalda y se abalanzósobre ella, chillando:–¡A eso hemos venido, a quitártelo ! ¡Es

nuestro ! ¡Quítale tus sucias patas

de encima !

Sally exhibió su sonrisa burlona:–¡Caramba! ¿Ahora te dejas defender poruna chiquilla, Stilton?

Entonces su mirada se volvio gelida:- -


¡QUÉ INGENUO,

Entonces se volvió hacia Pinky:–¡Venga, saca las uñas, nena! ¡Solas tú y yo!Sally tiraba de una punta y Pinky de la otra.–¡Cuidado! –les advertí.El manuscrito se rasgó con un ruido seco.¡ c r r r r r r r r r r r !De golpe, Sally y Pinky cayeron hacia atrássobre sus respectivas colas.Pinky se levantó del suelo con una rápida ca-briola. En cambio, Sally al caer se había lle-vado por delante un candelabro dorado querodó hasta la ventana y prendió fuego a lascortinas.En ese preciso instante se abrió la puertade golpe y entró Ratino, que al ver el fuegoaulló:–¡Por mil gatos persas! ¡Esto es un Incendiocon I mayúscula!A continuación se dio la vuelta y escapó corriendo, pero tropezó con la cola deSally y cayó de bruces, dando con la cabe-



zota contra la mesa de cristal. Selevantó vacilante...

Oí voces en el pasillo:

Nos encontramos todosfuera, en la calle de la Lasaña, delante de lasoficinas de La Gaceta, que ardían desde eltecho hasta los cimientos.–¿Y el manuscrito? –pregunté.Pinky me mostró un fragmento de perga-mino.–He aquí todo lo que queda. Sólo algunaspalabras: PROFECÍAS DEL EXCELENTÍSIMO ET ILUS-TRÍSIMO ET CLARÍSIMO NOSTRARRATUS, MAES-TRO SUMO, MAGO DE LAS PROFECÍAS...En aquel momento oí gritar:–¿Dónde está Sally? ¿Dónde está SallyRatonen?

!f u e g o ! f u e g o !

!


Me di cuenta de que Sally aún estaba dentro.–¿Qué podemos hacer? –se preguntaban suscolaboradores. Nadie, sin embargo, insinuóla posibilidad de entrar en el edificio en lla-mas para rescatarla. Sally era muy rica, peromuy poco querida...Lo decidí en tan solo un segundo.–¡Voy a buscarla!Mojé mi pañuelo de bolsillo en un cubo deagua, me lo até sobre los morros para prote-germe del humo y corrí adentro.Detrás de mí se oían gritos, y oí que el jefede bomberos me ordenaba que me parase,¡pero ya era demasiado tarde! Ya había en-trado.

¡QUÉ ROEDORTAN VALIENTE!


¡QUÉ ROEDOR TAN VALIENTE!

c e d ie s e

caían

¡por mil quesos de bola, cómo pesaba!

El calor era infernal. Trozos de vigas del techo mientras intentaba desesperada-mente subir al primer piso, al despacho deSally. Por fin, ¡ahí estaba la escalera!La subí de dos en dos rogando que nobajo mis patas.En medio del humo entreví una puerta decristal, aferré el pomo y solté un grito de do-lor: ¡quemaba! Entonces vi a Sally: estabaen el suelo desmayada. La levanté (¡por milquesos de bola, cómo pesaba!) y me la car-gué al hombro; después, no sin dificultad,volví hacia la escalera.No os puedo decir cómo conseguí bajar conSally cargada al hombro: quizá fue la fuerzade la desesperación. Cuando por fin salí alexterior todos se agruparon a mi alrededor.–¡Este ratón es un héroe! –exclamó el jefe debomberos.


Quizá fue la fuerza de la desesperación…


flash

flashflash


Un fotógrafo disparaba ráfagas de fotogra-fías.Todos decían:

Yo soy tímido y no me gusta exhibirme, así quemurmuré: –Ejem, no he hecho nada del otro jueves!

En ese momento Sally abrió los ojos y dijo:–¿Stilton? Stilton, caramba, ¿por qué mo-tivo me has salvado? ¿Acaso querías hacerteel heroe ?Negué con la cabeza.–Solo he hecho lo que me dictaba mi con-ciencia, Sally. Y estoy contento de que te en-cuentres bien... ¡eso es lo que cuenta!Durante un buen rato, ella me clavó su mirada helada. Por un instante, solo por uninstante, me pareció que estaba conmovida ypensé que quizá me lo agradecería.Después, sin embargo, se incorporó en la ca-milla y agitó el puño gritando:

–¡Qué roedor tan valiente!

!

’



–¡No me lo creo! ¡¡¡Héroe de pacotilla, loúnico que querías conseguir era publicidad ami costa, acabar en primera página, caram-ba!!! ¡Pero en mi periódico no saldrás, te logarantizo! ¡Ni lo sueñes!Mientras se la llevaban en la camilla oí cómoaún chillaba, hecha una furia:–¡¡¡En mi periódico no saldrás!!! ¡¡¡Caram-ba!!! ¡¡¡De ninguna de las maneras!!! ¡¡¡Ca-ramba!!!Suspiré. Pobre Sally. Aún no se había dadocuenta de que ya no tenía un periódico...

¡¡ ¡En mi periódic

ono

saldrás!!!¡¡¡Caramba ! ! ! ¡ ¡ ¡De ninguna manera!! ! ¡ ¡ ¡C

aram

ba!!!


A la mañana siguiente fui a la oficina. Des-cubrí que mi hocico socarrado aparecía en laprimera página de todos los periódicos.

«¡VALIENTE RATÓN EDITOR SALVA DE

UN INCENDIO A SU RIVAL!»

«GERONIMO STILTON SE LANZA EN-

TRE LAS LLAMAS CON UN INCREÍBLE

DESPRECIO POR EL PELIGRO Y

SALVA A SALLY RATONEN...»

«EL NUEVO HÉROE DE LA ISLA

DE LOS RATONES. EL EDITOR

DE GENEROSO CORAZÓN...»

¡AL FINLO ENTIENDO!

El héroe Geronimo Stilton...


¡AL FIN LO ENTIENDO!

Comentando el incendio, los periódicos ha-cían referencia a todas las desgracias que habían caído sobre La Gaceta del Ratón:– se imprimieron un millón de ejemplaresdel periódico al revés...– se rompieron las alcantarillas...– se colgaron todos los ordenadores...– se cayó una cornisa sobre el carísimo cochedeportivo de Sally...– ... dejándolo listo para el desguace– y por último el incendio de La Gaceta...Daba la impresión de que una maldición hubiese caído sobre Sally inmediatamentedespués de haber robado el manuscrito deNostrarratus.¡Cuántas desgracias! ¡Pobre Sally! ¡¡¡Quéraro!!!Aquella expresión, pobre Sally, me recordóotra cosa. De repente pensé en aquella cuar-teta incomprensible: ¡ahora comprendía elsignificado!

1

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¿Lo entendéis vosotros? Intentadlo (y si no,leed la solución que hay cabeza abajo).

¡POBRE DE AQUEL QUE AL MAGO

OSE DESAFIAR,PORQUE SU ATREVIMIENTO

DEBERÁ PAGAR!

SI EL MANUSCRITO FUESE ODOBAR

NUNCA UN IROTED LO PODRÍA RACILBUP.FUEGO ENTRE EL PEPAL DE ALYLS HABRÁ

Y OM INOREG CÉLEBRE SERÁ.


Solución:

Cada palabra subrayada es un anagrama. Eso

quiere decir que ordenando las letras de la palabra

de otra manera obtenemos:

ODOBAR= ROBADO

IROTED= EDITOR

RACILBUP= PUBLICAR

PEPAL= PAPEL

ALYLS= SALLY

OM INOREG= GERONIMO.

He aquí cómo queda la cuarteta:

SIELMANUSCRITOFUESEROBADO

NUNCAUNEDITORLOPODRÍAPUBLICAR.FUEGOENTREELPAPELDESALLYHABRÁ

YGERONIMOCÉLEBRESERÁ.



Aún le daba vueltas al significado de la cuar-teta cuando entró Ratino en mi despa-cho.– Ehilà, Stilton, he prometido ayudarlea subir el nivel cultural de la editorial y aquíme tiene; por cierto, ¿dónde me instalo?, meparece que este despacho me vendría per-fecto, ah, ¿es su despacho?, bueno, qué másda, también me vale, ¿cuándo lo va a deso-cupar?, por cierto, ¿DÓNDE ESTÁLA MÁQUINA DE CAFÉ?–¡Eso mismo!, ¿puedo ofrecerle un café? –leinterrumpí para cambiar de tema.Después le pregunté con curiosidad:–Aunque el manuscrito se ha quemado, us-

ADOROLA SOLEDAD...

–Q

uétal, Stilton,


ADORO LA SOLEDAD...

ted ya lo ha leído, entonces ¿podría decirmecuál es la Fecha del Fin del Mundo?Me miró sorprendido:–¿Fecha? ¿Qué Fecha?–Sí, claro, la FECHA DEL FIN DEL

MUNDO, ¡la del manuscrito! –insistí yocon una sonrisa de complicidad.Él meneó la cabeza, perplejo:–¿Manuscrito? Quale manoscritto?–¡El de Nostrarratus! ¡El manuscrito deNostrarratus! –grité exasperado.Él volvió a menear la cabeza:–¿Nostrarratus? ¿Qué Nostrarratus?En ese instante entró Pinky.–¡Hola, tío! –Y se volvió hacia mí–: jefe,¿no sabías que después del golpe en la ca-beza no se acuerda de nada relacionado conel manuscrito?Ratino exclamó:–Tranquilo, Stilton, sólo he olvidado eso,

¿Qué manuscrito?


El misteriosom

anuscrito de Nostrarratus

ADORO LA SOLEDAD...

¿eh? ¡Todo el resto lo tengo aquí, en lapunta de la lengua! Entonces, ¿por dóndetenemos que empezar para convertirlo a us-ted en unEditor conE mayúscula?Aproveché la ocasión para anunciar oficial-mente a toda la redacción:–Escribiré un libro que se titulará El miste-rioso manuscrito de Nostrarratus. Explicaránuestra aventura, desde el viaje a Ratonkfurtpasando por el robo del manuscrito, hasta elincendio de La Gaceta...Todos aplaudieron con entusiasmo. Ratíncomentó:–¡Por mil gatos siameses! ¡Qué buena idea,Stilton! ¡Quién sabe si usted (por fin) se


ADORO LA SOLEDAD...

convertirá en un con E ma-

yúscula!Decidí retirarme aescribir a la casa quetengo en Pico Apestosoy dejé la oficina en manosde Pinky. Ella me tranquilizó:–¡Todo controlado, jefe! El CONSULTOR

FINANCIERO GLOBAL se ocupará de todoslos negocios. ¡Tú dedícate solo a escribir,jefe! Pasé un mes de ensueño, rodeado de misqueridos libros. Adoro la soledad, me en-canta construir historias, personajes, argu-mentos. Escribía de sol a sol. ¡Soy tan felizcuando escribo! Tuve tiempo para reflexio-nar y darme cuenta de que realmente hayuna cierta justicia en la vida.Sí, no siempre son los listos los que ganan.Finalmente terminai il libro.Por fin acabé el libro.

Escritor


Volví a la ciudad.Volví a Ratonia.Lo primero que hice fue ir a la editorial.Al entrar en el departamento de administra-ción me encontré a un RATONCITO con gafas que debía de

tener más o menos unos treceaños y que estaba sentadocon un aire SOLEMNE en

un escritorio. Pensé que era unamigo de Pinky.

–Hola, ¿qué haces aquí?–pregunté con cordialidad.

Él exclamó:–¡Buenos días, señor

PERFUMEDE PARMESANO


PERFUME DE PARMESANO

Stilton! Mi nombre es Galardón Finanz. Tengoun par de detalles referentes a su situaciónfiscal que me gustaría comentar con usted...Puse los ojos como platos.Pinkyyyyyyyyy!

Ella llegó veloz como un rayo.Le pregunté preocupado:–Espero haberlo entendido mal. ¡No me di-gas que este es el CONSULTOR FINANCIERO

GLOBAL.Ella sonrió satisfecha. –Lo has entendido a la perfección,

jefe. ¡Esto es un CONSULTOR GLOBAL!

–¡Pinkyyyyyyyyy!

de

la

administración,

de

tud

ecl

ara

ció

n

de

renta,

de

tus

inve

rsio

nes

en

Bolsa...



En el sentido de que se ocupa de todo: ¡de laadministración, de tu declaración de renta,hasta de tus inversiones en Bolsa!Me desmayé. Pinky me REANIMÓ

con sales de perfume de parmesano.Murmuré:–Dime que estoy soñando. Dime que esto essolo una pesadilla, la peor pesadilla quecualquier editor pueda imaginar...

Dimeque

estoes

solouna

pesadilla…


300%


Sin embargo, en cuanto examiné la contabi-lidad cambié de opinión: me di cuenta deque Galardón Finanz era unpiccolo ge-nio.Pensad que había invertido sobre segurotodo mi patrimonio en acciones de unanueva sociedad que vendía quesos víaInternet. ¡Me había hecho ganar más del300 % de la inversión!Pinky me susurró:–Te aconsejo que lo contrates pronto,jefe, antes de que lo haga otro, por ejem-plo, Sally Ratonen.A propósito de Sally: no había perdido eltiempo, nada más salir del hospital habíafundado una nueva Gaceta.Miré por la ventana y suspiré: en el número14 de la calle de la Lasaña las labores de re-construcción de La Gaceta avanzaban

con rapidez. Para ahorrar, sin embargo, en lugar de con-

pequeño genio.



tratar albañiles, Sally obligaba a sus em-pleados a trabajar como esclavos para re-construir el edificio, con unos sueldos mí-seros y un ritmo de trabajo

pesadillesco...


Estreché la pata de Eupremio Finany le di laenhorabuena. Al salir del departamento deadministración, me fui directo a mi despa-cho. Al entrar vi a Ratino sentado en mi es-critorio. Gritaba órdenes por mi teléfono ami secretaria.–¡Qué tal, Stilton! ¡Mientras usted estabafuera yo he escrito y publicado Semióticaprotozoica de la metamorfosis roedora, obien Cosmogonía críptica de la estipsis!–Pero ¿qué título es ese? ¡No entiendonada! –protesté.Él continuó impertérrito:–También he publicado un manual: Cómo

¡ADOROEL QUESO!


el médicoel piloto defórmula uno

el chefel cantante de

rock

el futbolista

el socorrista

el charcutero

el anticuario

el instructor de golfel ratólogo

el fontanero

el poeta

el explorador

el bailarín de

danza clásica

el astronauta

el peluquero

el enterrador

el bombero

el rompecerebros

el arquitecto

el culturista


¡ADORO EL QUESO!

criar un gato: razas, costumbres, alimenta-ción –continuó con aire satisfecho.–Pero ¿quién será el roedor que se interesaráen criar un gato? –grité tirandome de

los bigotes de pura rabia. Él desenvolvió un caramelito de café y con-tinuó:–Tengo en mente otro título excepcional:Autobiografía de un genio (la historia de mivida). ¿Está contento, Stilton? ¿Eh? ¿Estácontento?Qué razón tiene el proverbio: ¡cuando noestá el amo, bailan los ratones!Me consoló la idea de que hay un montón deoficios interesantes, además del de editor.

e

a

Po

r

e j e mp l o ,d e g u s tad o r de

qu

eso

s...

,


el

queso...!Ado

ro!


¿Queréis saber cómo ha acabado todo?Sonopassati sei mesi.

Yo (naturalmente) he continuado ejerciendode editor. La Gaceta (naturalmente) ha reto-mado su guerra contra El Eco del Roedor.Todo, en resumen, ha vuelto a ser como antes.O casi... ¿Queréis saber la novedad?El misterioso manuscrito de Nostrarratus hatenido un éxito excepcional : ¡yaestá en primera posición en la lista de librosmás vendidos de Ratonia!Por cierto, es justamente el libro que estáisleyendo en este momento... ¿Os gusta?Espero que sí.

NÚMERO UNOEN VENTAS

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HAN PASADO TRES MESES .


NÚMERO UNO EN VENTAS1Os confesaré un secreto

(pero ¡que quede en-tre nosotros!).Estoy pensando ya enel próximo libro.Solo os digo que ha-blará de pirámides,de antiguas civiliza-ciones desaparecidas,de la Atlántida, Shan-grilá, Eldorado...Estoy documentándo-me y ya no veo lahora de empezar a es-cribirlo.Bueno, queridos ami-gos roedores, volvere-mos a vernos en el pró-ximo libro: ¡un libroStilton, naturalmente!

¡Por mil quesos de bol


NÚMERO UNO EN VENTAS1

ola!


1. Entrada2. Imprenta (aquí se imprimen los libros y los periódicos)3. Administración4. Redacción (aquí trabajan redactores, diseñadores gráficos, ilustradores)5. Despacho de Geronimo Stilton6. Helipuerto

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Playa

Río Ratonio

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1. Zona industrial de Ratonia

2. Fábricas de queso

3. Aeropuerto

4. Radio y televisión

5. Mercado del Queso

6. Mercado del Pescado

7. Ayuntamiento

8. Castillo de Morrofinolis

9. Las siete colinas de Ratonia

10. Estación de Ferrocarril

11. Centro comercial

12. Cine

13. Gimnasio

14. Sala de conciertos

15. Plaza de la Piedra Cantarina

16. Teatro Fetuchini

17. Gran Hotel

18. Hospital

19. Jardín Botánico

20. Bazar de la Pulga Coja

21. Casa de tía Lupa y

Benjamín

22. Museo de Arte Moderno

23. Universidad y Biblioteca

24. «La Gaceta del Ratón»

25. «El Eco del Roedor»

26. Casa de Trampita

27. Barrio de la Moda

28. Restaurante El Queso

de Oro

29. Centro de Protección del

Mar y del Medio Ambiente

30. Capitanía

31. Estadio

32. Campo de golf

33. Piscina

34. Canchas de tenis

35. Parque de atracciones

36. Casa de Geronimo

37. Barrio de los anticuarios

38. Librería

39. Astilleros

40. Casa de Tea

41. Puerto

42. Faro

43. Estatua de la Libertad

44. Oficina de Metomentodo

Quesoso

45. Casa de Patty Spring

46. Casa del abuelo Torcuato

Ratonia, la Ciudad de los Ratones

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Isla Corsaria

Isla Tortuga

Por aquí pasan las ballenas

Cala del Gato

Arrabalero

Aquí tiburones

Por aquí, al océano Rático Meridional

Atolón de las Islas Felices

Golfo del Diente Podrido

Galeón de los

Gatos Pira

tas

Bahía de Delfi nes

Archipiélago de la Rata Pestilente

Puerto Fétido

Puerto Asco

Ratonkfurt

Puertorratón

RATONIA

Puerto Crostón

Faro Casposo

Isla Despellejada

Pecio Afl orante

Por aquí, a

l mar d

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los Bigote

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Vibrante

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Barrera coralina

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Por aquí, al mar de los Ratazos

Por aquí, al Estrecho de la Rata Ratada

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ISLA DE LOS RATONES


Puerto Fétido

Por aquí, a

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los Bigotes

Vibrantes

La Isla de los Ratones

1. Gran Lago Helado

2. Pico del Pelaje Helado

3. Pico Vayapedazodeglaciar

4. Pico Quetepelasdefrío

5. Ratikistán

6. Transratonia

7. Pico Vampiro

8. Volcán Ratífero

9. Lago Sulfuroso

10. Paso del Gatocansado

11. Pico Apestoso

12. Bosque oscuro

13. Valle Misterioso

14. Pico Escalofrioso

15. Paso de la Línea de Sombra

16. Roca Tacaña

17. Parque nacional para la

Defensa de la naturaleza

18. Las Ratoneras Marinas

19. Bosque de los Fósiles

20. Lago Lago

21. Lago Lagolago

22. Lago Lagolagolago

23. Roca Tapioca

24. Castillo Miaumiau

25. Valle de las Secuoyas

Gigantes

26. Fuente Fundida

27. Ciénagas sulfurosas

28. Géiser

29. Valle de los Ratones

30. Valle de las Ratas

31. Pantano de los Mosquitos

32. Roca Cabrales

33. Desierto del Ráthara

34. oasis del Camello Baboso

35. Cumbre Cumbrosa

36. Jungla negra

37. Río Mosquito

120-128 FANTASMA DEL METRO.indd 127 06/06/11 13:40

1. Mi nombre es Stilton, Geronimo Stilton

7. La sonrisa de Mona Ratisa

2. En busca de la maravilla perdida

8. El galeón de los gatos piratas

3. El misterioso manuscrito de Nostrarratus

9. ¡Quita esas patas, Caraqueso!

4. El castillo de Roca Tacaña

10. El misterio del tesoro desaparecido

13. El amor es como el queso

14. El castillo de Zampachicha Miaumiau

15. ¡Agarraos los bigotes... que llega Ratigoni!

16. Tras la pista del yeti

5. Un disparatado viaje a Ratikistán

11. Cuatro ratones en la Selva Negra

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6. La carrera más loca del mundo

12. El fantasma del metro

Stilton ti tulos e-pub.indd 120 16/03/11 13:30

19. ¿Querías vacaciones, Stilton?

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20. Un ratón educado no se tira ratopedos

21. ¿Quién ha raptado a Lánguida?

22. El extraño caso de la Rata Apestosa

17. El misterio de la pirámide de queso

23. ¡Tontorratón quien llegue el último!

etro

18. El secreto de la familia Tenebrax

24. ¡Qué vacaciones tan superratónicas!

25. Halloween... ¡qué miedo!

26. ¡Menudo canguelo en el Kilimanjaro!

27. Cuatro ratones en el Salvaje Oeste

28. Los mejores juegos para tus vacaciones

29. El extraño caso de la noche de Halloween

30. ¡Es Navidad, Stilton! 31. El extraño caso del Calamar Gigante

32.¡Por mil quesos de bola… he ganado la lotorratón!


37. ¡Ya te daré yo karate! 38. Un granizado de moscas para el conde

33. El misterio del ojo de esmeralda

34. El libro de los juegos de viaje

35. ¡Un superratónicodía... de campeonato!

36. El misterioso ladrónde quesos

39. El extraño caso del volcán apestoso

40. ¡Salvemos a la ballena blanca!

41. La momia sin nombre 42. La isla del tesoro fantasma

43. Agente secreto Cero Cero Ka


El misterioso manuscrito de Nostrarratus Geronimo Stilton No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal) Título original: Il misterioso manoscritto di Nostratopus © 2003 de la traducción: Manuel Manzano Textos de Geronimo Stilton Inspirado en una idea original de Elisabetta Dami Ilustraciones de Larry Keys Diseño gráfico de Merenguita Gingermouse © 2000 – Edizioni Piemme S.p.A., via Tiziano 32, 20145 Milán - Italia © 2003 de la edición en lengua española: Editorial Planeta, S. A. Av. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (España) www.planetadelibros.com Destino Infantil&Juvenil [email protected] www.planetadelibrosinfantilyjuvenil.com Derechos Internacionales © Atlantyca S.p.A., via Leopardi 8, 20123 Milán, Italia [email protected]/www.atlantyca.com El nombre de Geronimo Stilton y todos los personajes y detalles relacionados con él son copyright, marca registrada y propiedad exclusiva de Atlantica SpA. Todos los derechos reservados. Se protegen los derechos morales del autor Stilton es el nombre de un famoso queso inglés. Es una marca registrada de la Asociación de Fabricantes de Queso Stilton. Para más información www.stiltoncheese.com Primera edición en libro electrónico (PDF): julio de 2011 ISBN: 978-84-08-10495-7 (PDF) Conversión a libro electrónico: Newcomlab, S. L. L. www.newcomlab.com

http://www.planetadelibros.com/

mailto:[email protected]/www.atlantyca.com

http://www.stiltoncheese.com/

Queridos amigos roedores,hasta el próximo libro.

Otro libro morrocotudo,palabra de Stilton, de...


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