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He invitado a unos amigos a tomar café en casa.

Sentados alrededor de la mesa, hablamos de muchas cosas y todos coincimos

en que:

La vida se está poniendo insopotable: no hay paz, no hay tranquilidad, no hay trabajo…

…todo es afán de poder, de ganar dinero, de subir, de figurar, de hacerse famoso.

Pongo sobre la mesa la bandeja con tazas, todas diferentes: De porcelana decorada, de cristal de bohemia con hermosos dibujos, de simple vidrio, de

barro cocido y hasta de plástico.

Lleno las tazas del sabroso café y les invito a que, sin guardar orden ni

cercanía, cojamos, uno por uno, la taza

preferida.

Lo hacemos pausadamente, ellos muy extrañados y con alguna que otra sonrisa.

Entonces les hago la siguiente reflexión:

Tomando el café, les hago la siguiente reflexión:

Mientras tomamos el café, alguien hace la siguiente reflexión:

Me da la impresión de que, al tomar las tazas, hemos reflejado la situación de nuestra

sociedad:

Como la cosa más natural del mundo, cada uno hemos cogido la taza más bonita de las que

iban quedando.

¿No creéis que muchos males de la sociedad radican en que cada cual elige para sí

lo que “piensa” que es lo mejor, aunque no lo sea?

Añado, por mi parte: Con harta frecuencia, se suele confundir la belleza de la taza

con la calidad del café.

Las tazas pueden ser diferentes, en calidad y en valor, pero al café es el

mismo para todos.

Otro comenta: Si el café simbolizase la VIDA, ¿Cuál

sería el simbolismo

de las tazas?

Las tazas serían: El poder, el dinero, la posición social, el trabajo, las diversiones,

las enfermedades, etc. Todo lo que conforma y soporta la vida.

¿No os parece que nos preocupamos tanto de las tazas que olvidamos disfrutar del café?.

MORALEJA:

Y demos gracias a Dios que nos concede el “café y las tazas”. Jejisánchez

¡Disfrutemos del café! ¡Disfrutemos de la

vida!