Introducción.Esta exposición reúne piezas cerámicas que de una u otra forma están relacionadas con el uso de sustancias psicotrópicas, es decir, de sustancias que afectan el estado mental de una persona. Algunas de las piezas tienen el fin práctico de permitir el consumo de dichas sustancias; otras—acaso las más misteriosas—representan los profundos cambios mentales inducidos por ellas; un tercer grupo documenta el acto mismo de ingestión. Todas las piezas fueron elaborados hace muchos siglos con disciplina y esmero; hoy, al contemplarlas, merecen la misma atención con que sus hacedores las hicieron. Es apenas posible que estas piezas puedan comunicarnos algo de la fuerza de esos cambios mentales, o al menos incitar preguntas entre nosotros: ¿en qué piensan esos hombres mambeando? ¿qué tan impermeable es el límite entre animal y hombre?¿qué tienen que ver los caracoles con el trance y el sueño?

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Ingestión y reflexión.Entre los atributos más conmovedores de la cerámica antigua está el de su durabilidad. La cerámica se rompe fácilmente, es cierto, pero una vez rota, esos pedazos de barro son casi indestructibles y les permiten a los arqueólogos investigar la vida de hombres y mujeres—de comunidades enteras—hace mucho tiempo fallecidos. Cuando una pieza no está rota, o ha sido restaurada parcial o totalmente, es posible también para el arqueólogo investigarla con su cuerpo; pues levantar un plato o una jarra antigua hoy—por muy viejos que sean—no es muy distinto como experiencia corporal a como fue levantarlos cuando fueron usados por primera vez. Pero entonces, ¿qué nos dicen estos objetos de las maneras en que sus hacedores los usaban? ¿qué nos dicen de los motivos por los cuales—de entre las muchas actividades diarias que cumplieron en la vida—la de mambear fuera considerada digna de ser plasmada en cerámica? ¿por qué tantos de los mambeadores se sientan al mambear, con sus manos en sus rodillas? ¿y qué significan esas piezas que infringen las fronteras entre hombre y animal?

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Metamorfosis .Todos nos habremos sentido alguna vez enajenados, o como fuera de nosotros mismos. Esta sensación pudo haber sido causada por un evento reciente: la dicha de dar a luz por primera vez, el vértigo por la muerte de un ser querido, el cansancio tras haber permanecido en vela durante muchos días. El enajenamiento puede ser desconcertante, pero también puede permitir una reflexión más profunda porque nos permite vernos a distancia y reflexionar sobre lo que somos cuando somos nosotros mismos y sobre lo que son los otros que nos rodean. Quizás los hacedores de estas piezas hayan buscado alterar sus estados mentales para pensar sobre otros y sobre sí mismos. Fuera como fuera, es difícil hoy en día no querer saber ¿qué se sentirá girar hasta convertirse en concha de caracol? ¿o lamerse las manos cuando éstas se cubren, de repente, con la piel de un gato pardo? ¿o levantarse y rugir con el rugido de un jaguar?

Felipe Rojas

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CERáMICASPSICOTRóPICASpiezas de la colección del museo arqueológico casa del marqués de san jorge

DEL 24 DE NOVIEMBRE DE 2011AL 31 DE MARZO DE 2012Carrera 6 No. 7-43 Tels.: 243 0465 – 243 1048Bogotá – ColombiaLUNES A VIERNES DE 8:30 am – 5pmSABADOS 9am-4pm