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Sweet reckoning

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Contenido

Sinopsis

Prólogo

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Epílogo

Acerca de la Autora

Créditos

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s el momento.

El mal se está extendiendo y la dulce Anna Whitt es su objetivo.

Nadie sabe cuándo o cómo atacarán los Duques, pero Anna y sus

aliados Nephilim harán todo lo que sea necesario para liberar la tierra de los

demonios y sus maneras opresivas.

Los riesgos son mayores que nunca, y Anna está determinada a que el amor

que siente sea su fortaleza, y no una carga. Pero tratar de proteger a aquellos que

ama mientras corre por su vida y lucha contra las fuerzas demoníacas prueba ser

peligroso, en especial cuando los rostros están cambiando y la confianza es fugaz.

Cuando el Duque de la Lujuria envía al gran amor de Anna, Kaidan Rowe, a

trabajar en contra de ella, Anna debe decidir cuánto está preparada para arriesgar.

En la entrega más sensual y vertiginosa hasta ahora, Sweet Reckoning reúne

a todos los amados Neph una última vez para luchar por su libertad.

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Traducido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ Corregido por Nanis

i un alma en el salón de cócteles de Las Vegas tenía alguna idea de

que los demonios estaban en medio de ellos. Ni un alma creería que

los cuatro caballeros que reciben miradas apreciativas y miradas

envidiosas eran algunos de los mejores trabajadores del infierno que han caminado

sobre la tierra. Los seres humanos pueden percibir su encanto: el poder y el

misterio de sus guapas caras, y se sentían atraídos por ellos como mariposas a un

brillante néctar envenenado.

Pharzuph, Astaroth, Mammon, y Melchom se sentaban sin sonreír en nuevos

trajes pródigos, bebiendo martinis y whisky, discutiendo los eventos de la noche

anterior. Habían tomado a cuatro mujeres en la isla privada de Melchom frente a la

costa de California, les arruinaron, y luego las abandonaron en el muelle después

de prometer transportarlas de vuelta a Las Vegas.

―Me encantaría ver a esas vacas explicándole esto a sus maridos y

prometidos ―había dicho Astaroth, el Duque de Adulterio, riendo mientras se

alejaban.

Pero la diversión y los juegos habían terminado ahora, y ya era hora para los

negocios. Estaban sentados contemplando todo lo que habían aprendido anoche

sobre traidores en sus filas y entre sus hijos.

Mammon, el Duque de la Codicia, arremolinaba distraídamente su whisky en

el hielo derritiéndose, pensando en el hijo que había matado en la isla. Flynn había

sido su hijo favorito Nephilim en siglos, y había resultado ser un Judas

desagradecido. El sobresalto de su traición todavía punzaba. Habían pasado

muchos años desde que Mammon había matado, y dejó un mal sabor en su boca,

no es que nunca lo admitiría a sus hermanos del infierno.

―¿No había dado señales de rebelión antes de anoche? ―preguntó el Duque

de la Envidia, Melchom.

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―Ninguna. ―Mammon inclinó hacia atrás su copa y la vació antes de

golpear la mesa con una mueca.

―Es el momento de decirle a otros Duques. Nos reuniremos esta noche.

―Los brazos de Pharzuph estaban cruzados mientras pensaba.

―Algunos ya han dejado la ciudad ―dijo Melchom―. Como Belial.

―Los llamaremos de regreso ―dijo Pharzuph con una mueca de

desprecio―. No podemos dejar que Belial sepa que vamos tras él. Vamos a hacer

que piense que estamos sólo sospechando de un levantamiento Neph.

Astaroth se pasó una mano a través de sus ondas rubias hasta los hombros y

sacó su teléfono celular, marcando. Los demás escuchaban la conversación con sus

sentidos sobrenaturales agudos.

―¿Si? ―dijo una voz con una inflexión francesa.

―Hermano Rahab. Llaman los Duques desde Las Vegas. Tenemos noticias.

Rahab hizo una pausa.

―Muy bien.

―Y una cosa más ―continuó Astaroth―. La vieja profecía.

―¿Qué pasa con ella? ―espetó Rahab.

―¿Puedes recitarla para nosotros?

―Que yo sepa… ―Su voz se volvió grave con disgusto―. Un Nephilim

puro de corazón se levantará y expulsará demonios desde la tierra a las

profundidades del infierno, donde permanecerán hasta el final de los días.

La tabla se calmó, y los hombres demoníacos parecieron momentáneamente

enfermos.

―¿Qué tan seguro estás de su validez? ―preguntó Astaroth.

―El mismo Señor Lucifer me habló de la profecía.

Los cuatro Duques intercambiaron miradas silenciosas mientras el salón

bullía a su alrededor. Pharzuph se aclaró la garganta y tomó el teléfono de

Astaroth, hablando en voz baja.

―¿Cómo obtuvo nuestro Señor esta información?

La voz de Rahab era un susurro peligroso.

―¿Te atreves a cuestionarlo?

Una mirada cuidadosamente en blanco se mantuvo en el rostro de Pharzuph,

y su acento inglés nunca vaciló.

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―No seas ridículo. Pongo en duda su origen.

Rahab estuvo callado. Luego, en un tono de desgana, admitió:

―Fue un susurrador. Uno de los Legionarios.

Una vez más los Duques intercambiaron miradas escépticas. Esta era la razón

por la que nunca nadie había tomado en serio la profecía. Parecía poco probable

que un espíritu Legionario sin valor podría adquirir información importante y

recitarla correctamente.

―¡La profecía es válida! ―gritó Rahab a través del teléfono―. ¡Les he dicho

por milenios a ustedes idiotas, que no confíen en la raza Nephilim! ¿Por qué traen

a colación esto ahora? ¿Qué ha pasado?

―Vamos a discutir nuestros hallazgos pronto, hermano ―le aseguró

Pharzuph.

Rahab dejó escapar un gruñido antes de desconectar.

―Bien, entonces. ¿Cuál es el plan? ―preguntó Astaroth.

―Primero nos enteramos de si Belial y la chica siguieron adelante con las

órdenes dadas en la cumbre. A ver si todavía es virgen. Ella es la número uno en

mi lista de sospecha. Los ángeles de la luz nunca habían intervenido por un Neph

hasta ella.

Melchom apoyó los codos sobre la mesa.

―¿Cómo vamos a saber si ella es pura?

Una sonrisa malvada se extendió en el rostro de Pharzuph.

―Déjame esa parte.

―¿Y si lo es? ―preguntó Melchom.

―La mataremos inmediatamente antes que los malditos ángeles nos

detengan. ―Pharzuph terminó su martini y miró a una mujer que mantenía

robando miradas hacia él―. Y esperen a ver la reacción de Belial para evaluar si

están trabajando en conjunto o si se trata de una operación Neph.

―Nada de esto tiene un maldito sentido. ―Mammon se frotó su frente―.

Teníamos a un montón de ellos siguiéndolos después de la cumbre.

―Sólo durante los primeros seis meses ―aclaró Astaroth―. Al parecer, han

estado ocupados en el año transcurrido desde entonces.

―Vamos a tener que seguirlos de nuevo. Durante el tiempo que sea

necesario.

Melchom negó.

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―El Señor Lucifer no estará contento con esto, el uso de sus Legionarios

cuidando Neph de nuevo cuando deberían concentrarse en los seres humanos.

Estaba lívido por los esfuerzos perdidos después de la cumbre.

Pharzuph suspiró.

―Está bien. No vamos a azuzar a los susurradores todavía. Vamos a esperar

y ver qué nos enteramos de la hija de Belial.

Todos asintieron, y Pharzuph se paró.

―Vamos a disfrutar de unas horas de Las Vegas antes de nuestra reunión.

―Se acercó a la mujer con el aura roja, que estaba cerrada en su mirada azul―. El

mejor trabajo del mundo ―susurró para sí mismo.

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Amar o haber amado, es suficiente…

No hay ninguna otra perla que se encuentre entre

los pliegues oscuros de la vida

―Victor Hugo, Los Miserables

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En Llamas

Traducido por flochi Corregido por Nanis

n el momento que dejé L.A., un fuego comenzó a arder en mi

interior, un satisfactorio ardor de propósito e impulso diferente a

todo lo que experimenté hasta ahora. Nunca más me quedaría

sentada en silencio y observaría cómo los Duques toman una vida.

Habíamos perdido a nuestro aliado, Flynn, el hijo de Codicia, asesinado por su

propio padre cuando fue descubierto como un traidor en contra de los demonios.

Nunca olvidaría el sentimiento de indefensión de estar sumergida en el agua bajo

el muelle de la isla mientras los Duques obraban su maldad. Nunca más.

Nosotros, los Nephilim, íbamos a liberar la tierra de los demonios, y fui

elegida para liderar el camino.

Este conocimiento hizo saltar chispas, encendió el fuego, y se extendió a

través de mis venas. A pesar de todas las incógnitas, nunca me había sentido más

fuerte o más concentrada. Y el amor era el culpable… esa misma esencia de la vida

creída como una debilidad por los Duques del infierno. Ellos no tenían idea de su

poder fortalecedor.

Amaba a Kaidan Rowe, y él me amaba.

Amaba a Patti y a mi padre, y sabía que estaban dispuestos a morir por mí.

Amaba a los Nephilim, y quería verlos libres del terror de sus padres.

Amaba la inherente bondad de la humanidad y el potencial por un futuro

mejor en la tierra sin la interferencia demoníaca.

Por primera vez, no dudaba de mí. Cuando Patti se encontró conmigo en la

acera del aeropuerto de Atlanta, la estreché cerca, sintiéndome diferente a la chica

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que se había ido una semana antes. Se alejó y observó detenidamente mi rostro,

apartando el cabello de mi hombro y dándome un simple cabeceo como si

entendiera. Era el momento de tomar mi lugar en el mundo. Tiempo de cumplir mi

tarea. Los ojos de Patti se llenaron de lágrimas, pero sus hombros se cuadraron con

orgullo maternal.

Sí. Era la hora, y su apoyo lo significaría todo.

De camino a casa mi teléfono sonó. Ver el número telefónico de mi padre hizo

que mi corazón latiera más rápido.

―¿Hola?

―Han llamado a otra reunión en Las Vegas esta noche ―fue su brusca

respuesta―. Esta podría ser la última vez que tengas a salvo para hablar con los

otros. Te enviaré un email con la información. Ten cuidado.

Colgó antes de que tuviera la oportunidad de decir una palabra.

Otra reunión. Los Duques no desperdiciaban el tiempo. Ese conocimiento

hizo que mi confianza anterior vacilara ligeramente. Sólo esperaba que los otros

Neph y yo sobreviviéramos a lo que se avecinaba.

Le mandé un mensaje a Kaidan, lo tenía agregado a mi lista de contactos

como James, por James Bond. Él lo había escogido. Él me tenía agregada como

Chica Sexy del Show.

Video chat en 30.

Su respuesta inmediata hizo que negara a la vez que me ruborizaba.

¿Ropa opcional?

Era lindo saber que podía mantener el sentido del humor de cara a la

calamidad. O quizá no estaba bromeando…

―¿Están coqueteando? ―preguntó Patti, sus ojos pasando rápidamente de

mí a la carretera.

Me apresuré a borrar su mensaje.

―Es tan raro ―dije.

Había esperado dos años a que Kaidan correspondiera mis sentimientos.

Ahora era mi novio. ¡Mi novio! Increíble.

Patti extendió la mano y apretó la mía.

―Disfrútalo, cariño. Cada segundo.

Definitivamente lo hacía.

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Lo primero que hice al llegar a casa fue abrir mi correo electrónico para ver el

mensaje de papá:

Te han concedido una aceptación tardía para Virginia Tech en Blacksburg, Virginia a cuatro horas de donde estaré en D.C. Tendrás un dormitorio individual. Patti tendrá una casa completamente amueblada en la ciudad aledaña. Empaca sólo lo esencial. Te marchas en menos de tres semanas.

―¡Patti! ¡Ven a leer esto!

Entró corriendo y leyó el mensaje por encima de mi hombro, para luego

abrazarme por detrás.

―Las montañas de Virginia ―susurró―. Suena bien, chica universitaria.

Todo el asunto sonaba bien, en especial el hecho de que Patti estaría cerca y

en su propia casa, alejada del Duque Pharzuph aquí en Atlanta. Me pregunté

cuánto tiempo papá había estado trabajando en este plan, y cuántos hilos tuvo que

tirar.

Ahora sólo tenía que anunciarle las noticias a Jay y a Verónica, las personas

que más extrañaría en Georgia.

Patti se marchó para preparar la comida, y yo me recosté contra mis

almohadas, acercando el portátil a mi regazo. Me conecté al server de video chat.

Mariposas bailaron en mi interior mientras le marcaba a Kaidan. Su imagen

apareció de pronto, y contuve el aliento.

―Ah, ahí está mi ave. ―Se sentó en el escritorio de su habitación sin camisa

puesta, ondulados mechones húmedos de cabello marrón rodeaban su cara

angulosa, una sombra de barba incipiente de media tarde sombreaba su

mandíbula, ojos azules calentándome a través de la pantalla.

Vaya. Sólo… vaya. Deseé haberme tomado algo de tiempo para aplicarme

brillo labial o algo.

―Hola ―dije en voz baja, porque incluso a través de la pantalla me reducía a

una chiquilla cursi. Miré su pecho y la parte superior de sus firmes abdominales―.

No estás realmente desnudo, ¿o sí?

Meneó sus cejas oscuras.

―¿Debería ponerme de pie?

Mis ojos se agrandaron.

―¿En serio? No estás desnudo.

―Acabo de salir de la ducha, corazón. ―Estaba sonriendo sin

remordimientos.

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Imposible. Solamente estaba jugando conmigo.

―Deberías intentarlo ―dijo―. Es una diversión segura. ―Cuando me guiñó

un ojo, mi pecho, cuello y rostro ardieron. Miré hacia la puerta cerrada, y Kaidan

se echó a reír―. Lo estás considerando, ¿verdad?

―No ―dije, intentando no sonreír―. Sólo que no quiero que Patti escuche tu

obscena boca. Ahora haz silencio, y escucha.

Le conté mis noticias acerca de la universidad y asintió, pasándose una mano

a través de su cabello húmedo para apartarlo de su rostro.

―Bien. Me alegra que estés lejos de allí. Desearía que pudieras irte antes.

―Sí. ―Me mordí el interior del labio―. ¿Cuándo crees que vendrán por mí?

Todo su rostro se ensombreció.

―No lo sé. Quizá deberías marcharte antes de las tres semanas. Quedarte en

un hotel o algo así.

―Veré lo que papá tiene para decir tras su reunión de esta noche.

No miramos fijamente.

―Eres tan malditamente linda ―susurró, su voz baja y deliciosa.

La sangre se apresuró por todo mi cuerpo. Un vibrador Kai. Oh, estaba

usando los ojos de dormitorio… todo párpados pesados y seductores. Ni siquiera

creo que lo estuviera intentando. Me sentí súbitamente tímida. Incluso desde el

otro extremo del país, este chico era peligroso.

―Compórtate, Kai. ―Mi voz sonó más sensual de lo que me propuse.

―No dije nada. ―Se humedeció los labios, y pensé en esa boca sobre mi

cuerpo hace varios días atrás. Sólo estuvimos separados un día, y ya se sentía

mucho tiempo.

―Está bien, detente ―dije.

Sonrió.

―¿Qué detenga qué? ―Como si no lo supiera. Kaidan Rowe era cualquier

cosa menos inocente, y muy consciente de su encanto.

Su teléfono sonó en la mesita de noche detrás de él.

―Sólo un segundo, corazón.

Giró su silla, y cuando se puso de pie tuve un vistazo de un tonificado y

desnudo trasero atractivo. Solté un gritito antes de disolverse en un ataque de risa,

cubriéndome los ojos.

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―Es Blake ―dijo.

―¡Estás realmente desnudo! ―susurré-grité.

―Te dije que lo estaba… Hola, ¿qué pasa, compañero?… Hablando con A…

Sin novedades. Quizás esta noche… Sí. Más tarde.

Escuché movimiento, y Kai dijo:

―Puedes mirar ahora.

Me asomé a través de mis dedos y sólo vi su apuesto rostro. Bajando las

manos, intenté parecer seria.

―Eres muy malo.

―Te gusta. ―Se reclinó y puso sus enormes pies sobre el escritorio―.

Deberías intentarlo en algún momento, pequeña Ann. Sólo conmigo, claro.

Sin quitar sus ojos de mí, agarró una pluma y empezó a girarla entre sus

dedos. Sólo Kaidan Rowe se sentaría desnudo del otro lado de una cámara,

completamente indiferente. Era bastante… distrayente.

Observé su pecho subir y bajar lentamente en un suspiro. Bajó la pluma.

―Soñé contigo anoche. Que estabas aquí conmigo.

Apoyé la mejilla en mi mano, dejando que las palabras se asentaran sobre mí

como cálida luz de sol. Todavía no podía creer que él dejara que esto sucediera,

nos dejara estar juntos, me dejara amarlo.

―Gracias ―le dije.

―¿Por soñar contigo? ―Se rió por lo bajo.

Charlando por medio de una cámara era extraño. Irónicamente, me sentía

expuesta. Cada palabra y expresión parecían magnificadas.

―Sólo… por todo.

―No, preciosa. Gracias a ti.

Nuevamente nos miramos fijamente en silencio. Por una milésima de

segundo incluso me olvidé que se encontraba desnudo. Y entonces lo recordé.

―¿Qué? ―preguntó―. ¿A qué se debe esa mirada?

Deseé no avergonzarme con tanta facilidad. Rodó su silla a un lado y lo

escuché ponerse de pie.

―Está bien, corazón. Mucho mejor.

Se había puesto un pantalón de gimnasia, colgaban bajo por lo que pude ver

la V en sus caderas.

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Baba.

―No es justo, sabes ―dijo, volviéndose a sentar e inclinándose.

―¿Qué no es justo?

―Que ya hayas visto dos veces mi trasero. Y que cero veces yo haya visto el

tuyo.

Negué. Mi rostro permanentemente en llamas ahora.

―Vamos ―urgió―. Sólo un vistazo rápido.

Me eché a reír.

―¡No!

Ahora también se rió.

―Sabes que te estoy tomando el pelo, corazón.

Le lancé una falsa mirada asesina y siguió riéndose, con esos sexys y

arrugados ojos. No me molestaba tanto en persona, pero supongo que la tecnología

proporcionaba una red de seguridad que lo hacía más descarado.

Quizás podría acostumbrarme a ello.

Tenía que acostumbrarme para dejar de ruborizarme y querer esconderme.

Mi teléfono repicó, y abrí el mensaje de texto. Había un simple signo de

interrogación de parte de Marna.

―¿De quién es? ―preguntó Kai, sonando tenso.

―Marna. Cuelga. Voy a llamarla rápido. ―Las chicas no sabían lo que había

ocurrido en la isla, que habíamos estado extremadamente cerca de ser atrapados y

capturados. Me estremecí ante el recuerdo de lo fría que había estado el agua

debajo del muelle mientras los Duques caminaban encima de nosotros con sus

presas. Y cómo había asesinado a Flynn y arrastrado su cuerpo al mar…

Mi estómago se revolvió cuando la visión me golpeó.

Las gemelas tenían que saber que algo ocurría dado que su padre se marchó

para una cumbre larga y ninguno de nosotros, los Neph: Blake, Kaidan, Kopano, o

yo, habíamos estado disponibles por días.

Ella respondió inmediatamente.

―Hola ―dije.

―¿Están todos bien, entonces? ¿Qué demonios está pasando?

Incluso sabiendo que los Duques estaban reunidos esta noche, no confiaba en

una llamada telefónica.

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―No es bueno ―le dije―. Uno de nosotros… una pieza cayó.

Le tomó un segundo darse cuenta, y entonces jadeó.

―Oh, Dios… ―Pude darme cuenta que quiso preguntar quién, pero no lo

hizo. En cambio, dijo―: Estamos en Miami, y tenemos dos días libres. ¿Podemos

ir?

―Sí. Por favor. ―Me sentí aliviada de poder decírselo en persona.

Cuando colgamos y regresé mi atención a Kaidan, todo el humor se había

ido.

―Todo estará bien ―dije en voz baja―. Cuanto antes nos libremos de ellos,

mejor.

Su mandíbula se tensó de lado a lado. Quise que me hablara.

―¿De qué tienes miedo, Kai?

―Sólo tengo miedo de una cosa. ―Sus ojos azules se encontraron con los

míos―. Perderte.

Un miedo sufrido apareció en su rostro, y retorció mi corazón. Ambos

sabíamos contra lo que nos enfrentábamos.

―Prométeme que tendrás cuidado, Anna. No hacen falta heroísmos

innecesarios.

―Lo prometo. No voy a correr y ser una mártir. Quiero sobrevivir. Quiero

deshacerme de ellos y seguir viviendo. Contigo.

A juzgar por el dolor que alivió su cara, pareció gustarle la idea.

Mi teléfono sonó con otro mensaje de texto.

―Jay ―dije.

¿Estás en casa?

Sí, contesté.

¿Puedes venir, por favor?

Mi ceño se frunció con preocupación.

―¿Qué sucede? ―preguntó Kaidan.

―No lo sé. Quiere que vaya.

―De acuerdo, entonces. Estaré aquí toda la noche. Llámame cuando regreses.

Lo miré con una sonrisa agradecida.

―Eres un buen novio.

Sonrió.

Page 16: Sweet reckoning

―Apresúrate a ir a casa, corazón. Oh, dale un mensaje a Jay de mi parte.

Pregúntale por qué los DJs no pueden jugar al billar.

―Está bien. ¿Cuál es el chiste?

―¡Porque ellos siempre rayan! ―Levantó las cejas, esperanzado.

―Um, seguro. ―Sonreí falsamente.

Sus cejas cayeron.

―¿No fue gracioso?

―No ―dije con una risa―. Pero lo apreciará.

Estábamos sonriendo cuando nos desconectamos, y me apresuré a ir a la casa

de Jay.

Page 17: Sweet reckoning

Y Así Empieza

Traducido por flochi Corregido por Nanis

ntré a la casa de Jay y encontré a Verónica y a él sentados separados

en su habitación, ella se encontraba en la silla de la computadora, y

él en la cama contra su cabecera. Ambos tenías auras de tristeza azul

marino, con un chisporroteo de nerviosismo gris en el de Verónica. Supe por la

distancia entre ellos y la tensión existente en el aire que ya no estaban juntos.

―Hola ―dijo Verónica.

Me senté en el borde de la cama.

―Hola.

Jay levantó las cejas hacia Verónica.

―¿Vas a decirle?

Ella se mordió el labio.

―Entonces, tengo una oportunidad realmente estupenda. No le dije a nadie

porque no estaba segura al principio si aceptaría, pero decidí hacerlo. Voy a ir a

España a estudiar este semestre.

―¡España! ―No pude evitar sonreír. Eso era estupendo. Podía imaginármela

completamente allí. Y entonces vi la falta de alegría en el rostro de Jay, y mi

emoción se desvaneció―. Oh…

Silencio.

―Supongo que sería difícil mantener una relación de larga distancia, ¿huh?

―pregunté.

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―Está la diferencia horaria ―explicó Verónica―. Con las noches de trabajo

de Jay, y yo probablemente ocupada con las cosas de la escuela…

Supe que había más que sólo problemas de horarios y distancia. Todas las

señales habían estado señalando a una ruptura desde hace meses. Ninguno de

ellos parecía sorprendido o enojado. Sólo tristes.

―Sin embargo, ¿ambos están bien?

Jay rascó sus jeans.

―Es una buena oportunidad, ¿sabes? No debería dejarla pasar.

Miré a Verónica y una corriente de culpabilidad gris claro nadó a su

alrededor antes de desaparecer.

La ruptura era mutua, pero ambos se veían tristes. Palmeé el lugar en la cama

frente a Jay y yo, y Verónica se acercó con piernas temblorosas a sentarse con

nosotros. Nos sentamos en un semicírculo uno frente al otro. Estar cerca aligeró el

aura de Jay.

―Los amo, chicos ―dije en voz baja.

Verónica seguía mordiéndose el labio.

―¿No estás enojada conmigo por la escuela? Sé que íbamos a ir a un

dormitorio juntas…

―No, no estoy enojada. ―Esto era terrible, pero tenía que decirles―. En

realidad, creo que también tengo grandes noticias.

Me miraron fijamente, esperando.

―No voy a ir a Georgia Tech después de todo. Papá va a mudarse a

Washington, D.C. y queremos vivir más cerca, así que tiró de algunos hilos y

consiguió hacerme entrar en Virginia Tech. Patti y yo nos vamos a mudar.

Agrandaron los ojos como platos. Jay dijo:

―¿Qué? ―a la vez que Verónica decía:

―¡Vaya!

―Lo sé. Todo sucedió de golpe, pero creo que necesito un cambio. Papá

también.

―Amigo, es una locura. ―Los ojos de Jay estuvieron vidriosos por un

segundo―. Ambas me dejarán.

Al mismo tiempo, Verónica y yo nos inclinamos hacia adelante y lo

abrazamos. Nos envolvió con sus brazos. Nuestro último abrazo grupal.

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Cuando nos apartamos, hubo un cambio extraño entre nosotros, un cambio

derivado de saber que nunca los antiguos nosotros regresarían. O abrazábamos lo

inevitable y trabajábamos para permanecer como amigos a través de los cambios, o

podíamos dejarlo ir, y permitir que el tiempo y los kilómetros se deslizaran entre

nosotros. Jay apretó mi mano con fuerza, y supe que nunca me dejaría. No de la

manera que realmente contaba. Verónica, por otro lado… sus ojos ya parecían estar

lejos. No podía sostener eso en su contra. Estaba emocionada por su futuro y lista

para volar.

Me limpié las esquinas de los ojos, y Verónica se inclinó para golpearme el

hombro.

―Entonces ―dijo―. ¿Kaidan y tú realmente están juntos? ¿Como, de verdad

de verdad?

El cambio de tema levantó algo de la incómoda tensión en la habitación.

Intenté lograr una sonrisa. Había olvidado que les envié un texto a Verónica y a Jay

desde L.A. en estado de ebriedad.

―Lo sé, ¿cierto? ―Jay se incorporó, repentinamente animado. Naranja se

deslizó a través de la oscuridad de su aura―. ¿Cómo sucedió? Ni siquiera sabía

que ibas a ir a L.A.

―Fue una locura. ―Subí los pies y me senté con las piernas cruzadas.

Pensaban que papá vivía en California, y pese a que odiaba decirles verdades a

medias, a veces eso era todo lo que salía―. Papá me hizo volar para una visita, y

fui a ver a Blake, pero Kai también estaba allí.

Me miraron boquiabiertos.

―¿Y? ―preguntó Verónica.

―Y al principio estuvimos peleando, porque teníamos que enfriar los ánimos,

y él estaba celoso porque había besado a Kopano…

―¿Qué? ―gritaron.

Ooops.

―¿Cuándo se besaron? ―Verónica estaba prácticamente encima de mi

regazo ahora, intentando sacarme todos los detalles.

―En las vacaciones de Navidad.

En un armario en Australia cuando estábamos allá para hablar con Flynn

para que se convirtiera en un aliado. El recuerdo de toda la extraordinaria

experiencia estaba ahora manchada por la muerte de Flynn.

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―¡No puedo creer que no me contaras esto! ―Verónica se cruzó de brazos,

una medida oscura de enojo disparándose de su aura, pero cuando la miré,

recordándole que había guardado la posibilidad de España de mí, descruzó los

brazos y la culpa gris se filtró a su alrededor.

―Me sentí mal ―admití―. Era sólo un amigo, y no quise que pasara.

Confundí las cosas. Además, supe que Kaidan se enfadaría si lo descubría.

―Qué drama ―dijo Jay. Pero parecía extasiado.

Solté una risa seca.

―Sí. Mayormente. Pero cuando Kai y yo logramos hablar… no lo sé…

supongo que ambos decidimos que estábamos cansados de estar asustados.

―Y ahora están juntos ―dijo Verónica, su voz sonando distante.

Nos quedamos en silencio. Ahora Kai y yo estábamos juntos, pero Jay y

Verónica no.

El teléfono de ella sonó, y gruñó.

―Es mi papá. Tengo que irme. Ha invitado a algunas personas del trabajo a

comer a casa, y toda la familia tiene que estar allá.

Su padre. Una de las principales razones por las que ella querría estar lejos de

su casa.

―Llámame ―susurré.

―Lo haré. Y quiero cada detalle.

Se volvió hacia Jay, ambos mostrando nuevamente auras azul marino de

tristeza teñidas de gris ansioso.

―¿Te veré después?

―Sí. Por supuesto.

Un lento latido pasó antes de que Verónica se diera la vuelta y se marchara.

―¿Estás bien? ―le susurré a Jay. Se veía derrotado.

―No lo sé. O sea, sabía que probablemente no duraríamos mucho, pero

todavía apesta.

Podía sentir el dolor constante de la pérdida empujándose de su aura, y quise

animarlo.

―Kaidan me dijo un chiste para ti.

Los colores de Jay se aclararon con rapidez. Observó con interés mientras le

contaba el chiste. En el remate parpadeó, serio.

Page 21: Sweet reckoning

―Realmente debería apegarse a verse bien y dejarles las bromas a los chicos

normales como yo.

Me caí de lado en la cama riendo, y Jay rió conmigo.

―Hombre, me alegro tanto de que haya algo en lo que no es bueno ―dijo Jay

mientras yo me recomponía.

No quería dejarlo todavía.

―¿Quieres ir por una pizza o algo? ―Patti estaba haciendo la comida, pero

estaba segura que si la llamaba ella entendería.

―Amiga, quiero, pero no puedo.se supone que corte el césped. No tienes que

preocuparte por mí, ¿de acuerdo? Estaré bien.

Me dio un empujón juguetón.

―¿Te llamo después, entonces? ―pregunté.

―Sí. ―Se puso de pie y metió los pies en sus tenis viejos. Luego agarró su

desgastado sombrero Braves y se lo puso en la cabeza. Estiró el puño y se lo golpeé

antes de abrazarlo despidiéndome.

De camino a casa pensé en los buenos días que Verónica y Jay tuvieron

juntos. Recordé a Verónica enseñándome fotos en su teléfono el verano pasado, y

cuando llegó a una se puso a gritar y cerró el teléfono, un estallido de gris caliente

de vergüenza explotando de su aura.

Sí… por una fracción de segundo había visto mucha piel de Verónica. Nunca

antes la había visto ruborizarse así.

―Oh, Dios mío. Pensé que borré esas ―dijo.

―Eh… por qué tienes… espera… ¿le enviaste esas fotos a Jay?

―No es como… me refiero… sólo estábamos tonteando. ¡Es mi novio!

Empecé a reírme primero, y luego ambas reíamos, matando la sorpresa y la

tensión.

Veronica obviamente había confiado en Jay, y me pregunté: ¿podría hacer

algo sexy como eso para sorprender a Kai?

Seguía pensando en ello mientras subía desde mi coche las escaleras de

concreto de mi complejo de apartamentos. El auto de Patti no se encontraba allí.

Probablemente consiguiendo cajas para la mudanza.

Me detuve en nuestra puerta y tuve una extraña sensación erizada. El

pensamiento de un demonio susurrador causó que mi corazón latiera y mis ojos

Page 22: Sweet reckoning

buscaron alrededor de mí, pero no había nada allí. Miré hacia las escaleras de

abajo. Nada.

Con una mano temblorosa deslicé la llave en la cerradura, sólo para

encontrarla abierta. Qué raro. Patti nunca se olvidaba cerrar la puerta. Mi ritmo

cardíaco aumentó a la vez que buscaba en el bolsillo de mis shorts la pequeña

navaja que mantenía allí. Mi otra mano fue a mi bolso y se envolvió alrededor de la

empuñadura revestida en cuero de la Espada de la Justicia. Empujé la puerta

abriéndola y me quedé de pie en el portal sin entrar. Los aromas de la cacerola

llegaron hasta mí.

―¿Hay alguien en casa? ―grité con suavidad.

Nada parecía fuera de lo común. Agarré el mango del cuchillo y me asomé

por la esquina. Despejado. Entré y cerré la puerta detrás de mí, luego me moví con

pasos lentos por el apartamento, cocina, balcón, baño, armario, todos despejados.

No fue hasta que entré en mi habitación que una oleada de pánico atravesó mi

sistema.

Mi cesta de ropa sucia yacía en el suelo con la ropa desparramada. Mi cuerpo

entró en alguna especie de modo de protección, despejando mi mente en

preparación para la pelea. Me tomó por sorpresa cuando un hombre todo vestido

de negro salió desde atrás de la puerta, y meses de entrenamiento me impulsaron a

la acción.

Me lancé hacia adelante, agachándome para que perdiera su equilibrio

cuando me golpeara. Mi bolso con la empuñadura golpeó contra la pared.

Conseguí mantenerme de pie mientras él rodaba por el suelo y se levantaba del

suelo con una gracia que melló un poco mi confianza. Lancé con fuerza mi cuchillo

a través del aire, y la hoja cortó su bíceps. Siseó, e intenté no pensar en el hecho de

que acababa hacer sangrar a otro ser humano por primera vez en mi vida.

Sus pies golpearon con impresionante velocidad y me tiré hacia atrás, pero su

bota aun así atrapó mis dedos, obligándome a soltar el cuchillo con un dolor agudo

y abrasador. Y ahora estaba enojada. En vez de retirarme, me lancé hacia adelante,

tomándolo por sorpresa cuando mi hombro y cabeza embistieron la parte blanda

de su torso debajo de sus costillas. Gruñó y agarró mi cintura, pero me moví con

rapidez, envolviendo mis brazos alrededor de su rodilla y tirándolo al suelo.

Sujetó mi muñeca en su fuerte mano y me volví loca, pateando y dando

pisotones donde sea que pudiera; su ingle, pecho, rodillas, caderas. Se movió,

gruñendo, y ambos estábamos llenos de adrenalina para detenernos. Pero un golpe

fuerte a su axila hizo que soltara mi muñeca y gritara. Me volví para correr, pero

agarró mi tobillo y caí sobre mis codos. Es una fracción de segundo estaba sobre mi

Page 23: Sweet reckoning

espalda. Intenté corcovear y quitármelo de encima, pero usó cada centímetro de su

cuerpo para controlar el mío.

―¡Quítate! ―dije con los dientes apretados, mi rostro entre la ropa sucia.

―¡Quédate quieta, niña estúpida!

Su acento era europeo. Divisé mi cuchillo, tan cercano, sólo a unos

centímetros. Y entonces vi pies corriendo atravesar la puerta. Mi atacante debe

haberlo visto, también, porque sentí el peso de su cuerpo levantarse y escuché un

sonido de protesta justo antes de un reverberante ¡WHAP!

Rodó lejos de mí, agarrándose la cabeza y gritando de dolor. Alcé la mirada y

jadeé cuando vi a Patti de pie encima de nosotros, un sartén en su mano, y una

pistola en la otra. ¿Cuándo rayos Patti consiguió una pistola?

Soltó la sartén y tiró de mí con su mano libre, luego con ambas manos apuntó

con el arma al sujeto. Sus manos temblaban, pero su rostro era asesino.

―¿Es uno de ustedes? ―me susurró Patti en voz baja.

Lo miré. Ningún emblema sobrenatural en su esternón que significaba

demonio o Neph. Negué.

―Aunque definitivamente no es de aquí.

―Llama a la policía ―dijo.

Hice como me pidió. Mientras esperábamos, el sujeto comenzó a murmurar.

Era un desastre, sangraba por el brazo, con un bulto púrpura a un lado de su

cabeza. Patti cambió su postura, pareciendo tan inquieta con lo que veía como yo.

―Por favor ―gimió―. No me entregues. Él me matará.

Mi pulso, el cual finalmente había empezado a tranquilizarse, volvió a

enloquecer nuevamente.

―¿Quién? ―pregunté.

Quise creer ingenuamente que esto era un robo al azar.

―¡Me matará! ―volvió a decir.

La puerta del apartamento se abrió y se escucharon pasos.

―¿Sra. Whitt? ―llamó un hombre―. Es la policía.

―Por favor ―suplicó el perpetrador.

―¡Aquí atrás! ―gritó Patti. Y al hombre en el suelo le dijo―: Es muy tarde.

Page 24: Sweet reckoning

La policía se lo llevó y pasaron cerca de una hora haciéndonos preguntas y

examinando el apartamento. El cerrojo no estaba roto, así que de alguna manera se

abrió paso. Un evidente profesional.

―¿Y no tienes idea la razón por la que este hombre entraría y te atacaría?

―preguntó. De nuevo.

―No ―dije, y era la verdad. Me sentí frustrada. No había intentado

matarme; de eso estaba segura. Fue como si lo hubiera tomado por sorpresa y lo

obligué a atacarme. Había estado aquí por algo, pero no era yo.

Justo cuando el oficial estaba guardando su libreta de notas, otro policía entró

y se acercó. Sostenía una bolsa de plástico con un pequeño paño rosado de ropa

dentro. Me resultó vagamente familiar.

―Creo que descubrimos porque nuestro sujeto entró ―dijo el policía―.

Ladrón de pantis.

¡Dios! ¡Mi maldita ropa interior!

Patti jadeó, y el oficial de la entrevista suspiró, negando.

―Bueno, ustedes chicas seguro que lo lastimaron. Por lo general no sugiero

que las personas luchen contra los intrusos si pueden evitarlo, pero las felicito.

―Gracias, oficiales ―dijo Patti.

Luego que se marcharon, nos quedamos allí en silencio mirándonos fijamente

en silencio, su cabello rizado rubio rojizo ladeado. Me alegraba que pronto nos

mudáramos, porque nuestra casa ahora estaba manchada. Todo en el lugar se

sentía violado e inseguro.

¿De dónde sacaste el arma?, le pregunté, usando mis manos para decirlo con

lenguaje de señas por si acaso algún Duque o Neph enemigo se encontraba

escuchando cerca.

Tu papá.

Bueno, eso pensé. Sin embargo, estaba contenta.

¿Quién envió a este hombre? En el instante que terminó de hacer la pregunta,

mi estómago dio un vuelco, y lo supe.

Con letras lentas deletreé, Pharzuph.

El Duque de la Lujuria, el padre de mi novio, estaba detrás de esto. Estaba

comprobando que hubiéramos seguido adelante con la mentira que papá les dijo

en la cumbre de Nueva York hace siete meses. Pharzuph quería saber si seguía

siendo virgen, un estado que era inaudito para un Nephilim de mi edad. Sólo

Page 25: Sweet reckoning

Pharzuph tenía la habilidad de oler la virginidad de tal manera. Un escalofrío de

disgusto se amontonó en mi espalda. Me sacudí y erguí.

Muy bien Duques, pensé. Estamos en marcha.

Page 26: Sweet reckoning

Día Loco Traducido por flochi Corregido por Nanis

espués de calmarme y desarrollar el suficiente coraje para regresar a

mi habitación revuelta, le marqué a Kaidan en el video chat y le

conté todo. Podría no haber mostrado ningún color emocional, pero

la mirada asesina en su rostro lo dijo todo. Frotó las palmas con fuerza sobre sus

ojos, luego clavó los dedos en su cabello.

―Se reunirán en Las Vegas esta noche. Debe haber enviado a alguien antes

de empezar. Te quiero fuera de ahí.

―Lo sé ―dije―. Vamos a ir a un hotel. No es que me pueda ocultar por

mucho tiempo, pero al menos podemos hacerlos esforzarse si andan tras de mí.

Quiero decirle a papá, pero temo mandarle un texto mientras se encuentra en la

reunión.

―Espera un poco y ve si se pone en contacto contigo.

Asentí y me mordí el labio.

―¿Estás bien? ―preguntó.

―Sí, pero me asustó mucho ―admití―. Entonces me sentí decidida, e hice

caso omiso del miedo, así que estuve bien.

―Bien. Me alegra que no te quedaras inmóvil. Y Patti es una estrella de rock

bajó presión, ¿sí? ―Sus palabras fueron ligeras, pero una ira seria se aferraba a sus

rasgos.

―Sí. Lo es.

―¿Qué quería Jay?

Page 27: Sweet reckoning

Le conté todo el asunto sobre Jay y Verónica, pero no pareció sorprendido.

Los Neph estaban acostumbrados a ver relaciones desmoronarse. De hecho, ellos

eran la causa de muchas rupturas.

―Estarán bien, cariño ―dijo.

―Sí ―susurré.

Mi plan había sido quedarme despierta esa noche charlando con Kaidan,

aprovechando cada segundo que teníamos, pero me sentía nerviosa luego del

ataque, como si permanecer quieta fue muy peligroso.

―Deberías irte ―dijo Kaidan, leyéndome la mente.

Me le quedé mirando en la pantalla, su apuesto rostro con leves líneas de

preocupación entre sus ojos.

―Te amo ―dije.

Su cabeza se ladeó y la línea de preocupación se alisó.

―También te amo.

Esas palabras, en esa voz, de esa boca, me provocaron muchas cosas.

Besé mis dedos y toqué su mejilla en la pantalla. Hizo lo mismo, y con

renuencia, nos desconectamos.

No tomó mucho tiempo que Patti y yo agarráramos nuestros bolsos de

emergencia con todos los objetos esenciales y saliéramos de la ciudad. Nos

detuvimos en un hotel a una hora de distancia.

Nos entretuvimos jugando Skip-Bo y Yahtzee. Nos estaba empezando a dar

sueño cuando mi teléfono sonó. Mi corazón golpeó contra mis costillas cuando vi

el número de teléfono de papá.

―¿Hola?

―¿Dónde estás? ―Su voz fue baja y calmada.

―Un hotel en Georgia.

―¿Sola?

―Con P.

―Separadas. Desde aquí en adelante, tienen que estar juntas tan pocas veces

como les sea posible.

―Está bien. ―Miré a Patti, que se sentaba frente a mí en la cama,

observándome y respirando superficialmente mientras esperaba noticias―. Algo

sucedió esta noche.

Page 28: Sweet reckoning

―Adelante.

Le conté sobre el atacante y su frustrado intento de robarse mi ropa interior.

El inquietante silencio de mi papá fue como una bomba de tiempo.

―Mantente alejada del apartamento. ―Su voz rasposa y llena de violencia

me dio escalofríos.

―¿Nadie está trabajando en la zona de Atlanta esta noche? ―pregunté,

refiriéndome a los demonios.

―No. Todos se estarán esparciendo en la mañana, pero mantén los ojos

abiertos. Me pondré en contacto pronto.

Colgué y miré a Patti.

―Quiere que nos separemos esta noche. Iré por ti en la mañana.

Su barbilla tembló por un segundo antes de carraspear y asentir.

―Por favor, ten cuidado, Anna. Quiero que tomes el arma.

Alcanzó su bolso, pero la detuve.

―No. Guárdalo tú. He estado entrenando con cuchillos y siempre tengo

alguno conmigo.

Patti me abrazó con fuerza, y partí con un nudo en mi garganta.

Manejé sin propósito o dirección. Cuando mi teléfono sonó, me puse feliz de

ver el número de Marna.

―Estamos en Atlanta. ¿Dónde te encuentras? ―preguntó.

Tomé una decisión de último segundo y dije:

―Iré por ti. ―Normalmente me quedaba en las afueras de Atlanta y evitaba

los centros de las ciudades debido a Pharzuph y el pesado conteo de susurradores,

pero los demonios se encontraban en Las Vegas esta noche, así que la costa estaría

despejada. Acordamos un hotel y cuando me encontré con las gemelas en el

vestíbulo una hora después, apreté a Marna alrededor de sus delgados hombros.

Planeé darle a Ginger un abrazo rápido, si me dejaba, pero para mi sorpresa ella se

aferró cuando intenté soltarla.

―¿Blake está muerto? ―preguntó con una voz seca.

―¿Qué? ¡No! ―Me aparté, y cerró los ojos, suspirando de alivio―. Lo siento

tanto, Ginger. No quise asustarte. ―Bajé la voz―. Fue Flynn.

Las hermanas se vieron simultáneamente abatidas y aliviadas por la noticia

de a quién habíamos perdido. Marna se alisó su traje de azafata y soltó un enorme

suspiro.

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―Vamos ―dije―. Tengo que conseguir una habitación, y les contaré todo.

Las chicas y yo nos pusimos cómodas en la habitación del hotel, y les conté

toda la historia de L.A; desde yo quedándome en la casa de Kaidan, a Kai y Kope

yendo a Siria a salvar a Zania, a la isla, y luego el ataque en mi apartamento hoy.

Omití el hecho de que Blake tenía novia y que pronto sería obligado a casarse por

órdenes de su padre, porque no creía que Ginger pudiera soportarlo.

Se quedaron sin habla por un largo rato.

―Está empezando ―dijo finalmente Marna.

―Sí ―susurré.

En un raro momento de camaradería extendí mi puño y Ginger lo chocó,

causando que Marna dijera:

―¡Aww! ―Ginger puso sus ojos en blanco.

Mi teléfono sonó, una vez más haciendo que mi corazón subiera hasta mi

garganta. ¿Siempre sería así de ahora en adelante? ¿Una constante inquietud?

Solté un suspiro cuando vi la pantalla.

―Es Jay.

Los hermosos ojos grises de Marna se pusieron enormes cuando respondí. Se

escuchaba conmoción en el fondo.

―¿Qué vas a hacer esta noche? ―preguntó él.

―No mucho. ―Le guiñé un ojo a Marna―. ¿Qué sucede?

―No lo sé. No quiero ir a casa luego del trabajo y estar solo. Pensé que quizás

si ibas a una fiesta o algo, podría engancharme e ir contigo.

No podía acordarme de la última vez que Jay quiso salir conmigo. O sea,

naturalmente un chico debería querer pasar tiempo con su novia, y siempre lo

entendí, pero se sentía bien. Lo había extrañado.

―¿Dónde estás? ―pregunté.

―Estoy trabajando de DJ en Atlanta, pero habré acabado en media hora.

Sonreí. Marna sonrió. Ginger volvió a poner sus ojos en blanco.

―¿Qué tal si unas amigas y yo vamos hacia allí?

―¿En serio? Es genial. Este club es de dieciocho en adelante.

Nos dio el nombre del lugar, que quedaba a sólo quince minutos del hotel.

Me sentí mal al acercarnos. Jay y Verónica no habían roto por un día entero, y

le estaba llevando una chica soñada directamente hacia él. Verónica estaría

Page 30: Sweet reckoning

ofendida y herida, aunque la ruptura haya sido mutua. No sabía si Jay seguiría

atraído a Marna ahora que estaba soltero. Quizás me preocupaba por nada.

Jay se veía super lindo al otro lado del club con su gorra echada hacia atrás y

el rostro recién afeitado. La cabina del DJ estaba erigida en el borde de la pista de

baile, y Jay sostenía los auriculares en una oreja con su hombro mientras cambiaba

de Cds y ajustaba los diales. Por el rabillo del ojo vi a Marna mirando fijamente.

Intenso.

Un grupo de chicos con camisas ajustadas nos había flanqueado cuando

entramos.

―Lárguense ―dijo Ginger.

Al parecer los chicos americanos se quedaron tan magnetizados por el acento

inglés como nosotras, las chicas americanas, porque se volvieron un poco tontos.

―¿Eres inglesa? ―preguntó uno de los chicos, maravillado.

A juzgar por la mirada de molestia en el rostro de Ginger, ella no pensaba

que fuera lindo. Tomó a Marna de la mano, quien en cambio agarró la mía, y nos

movimos junto a ellos. Les lancé una mirada de disculpa por encima de mi

hombro, porque, bueno, entendía.

Mientras Ginger nos hacía serpentear a través de la multitud hacia la pista de

baile, mi boca se hizo agua ante la vista de las bebidas que las personas mantenían

en alto. Después de la semana que había tenido, mi sistema estaba rogando algo de

alcohol, pero como la hija del Duque del Abuso de las Sustancias, una bebida sólo

alimentaría mi anhelo de mucho más.

Me concentré en la cabina del Dj en su lugar.

Delante de mí escuché a Ginger preguntarle a Marna.

―¿Estás segura sobre esto?

La cabeza de Marna dio un pequeño, pero cierto asentimiento.

Las chicas se detuvieron a la vez que una canción sombría y sensual resonaba

con un golpe bajo. Era el tipo de canción que te hacía mover el cuerpo, pero todo lo

que pude hacer fue quedarme ahí de pie y mirar boquiabierta con todos los demás

cuando las gemelas irrumpieron en un baile muy sexy.

Auras rojas estallaron en ráfagas burbujeantes alrededor de ellas a medida

que se movían una contra la otra en perfecta sincronía. Miré hacia la cabina del DJ

y encontré el aura de Jay explotando como un petardo, naranja, amarillo, y rojo.

Arrancó sus ojos lejos de las chicas y me encontró, lo que pareció asentar su aura

un poco. Y luego una veta de culpa gris se entrometió.

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Me miró con unos ojos enormes que parecían preguntar, ¿Qué estás

pensando?

Le sonreí y me encogí de hombros. Las gemelas estaban aquí sólo por una

noche. No es como si Jay y Marna fueran a enamorarse o a cometer una locura en

cuestión de horas.

Cuando la canción llegó a su fin y las gemelas fueron aplaudidas,

abandonamos la pista de baile y encontramos una mesa.

―Voy a conseguir una bebida ―dijo Ginger. Nos dio unas miradas

penetrantes, supongo que su manera de preguntarnos si queríamos algo.

―Uno para mí, también ―dijo Marna.

Sí.

―No, gracias ―le dije.

Cuando Ginger se fue, Marna se levantó el cabello del cuello y se abanicó.

―Jay se ve en forma.

La manera en que lo miró fue dulce.

―Está soltero. En caso de que te lo estés preguntando.

Soltó su cabello, y sus grandes y redondeados ojos brillaron.

―¿En serio?

―Sí. Pero Marna… acaba de suceder hoy.

Su rostro decayó.

―Oh. ―Chicos con el corazón roto buscando un rebote no eran una buena

idea, pero mantenían cierto atractivo.

Ginger regresó con dos bebidas mezcladas idénticas y las puso en frente de su

hermana. Hicieron un brindis silencioso y bebieron. Me permití unos segundos

envidiándolas antes de apartar la mirada.

Quince minutos después, Jay le entregaba las riendas a otro chico y se unía a

nosotras. Marna no intentó contener su hermosa sonrisa. Se puso de pie, rebotando

sobre los dedos de sus pies, y corrió a abrazarlo.

―Qué manera de hacerse la difícil para conseguirlo ―murmuró Ginger.

Jay la sostuvo con los ojos cerrados. Era un poco más alto que ella. Se

retiraron lo suficiente para mirarse entre sí, y mi corazón se apretó por la manera

en que se miraban con abierta adoración.

―Este chico no es bueno para ella ―dijo Ginger en voz baja.

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No respondí. Lo que Ginger quiso decir era que Jay era bueno para Marna,

pero en nuestro mundo, bueno era malo. Marna no podía permitirse caer

enamorada cuando se esperaba que trabajara como una adúltera. Kaidan y yo

planteábamos un peligro enorme para el otro, pero habíamos escogido estar juntos

de todas formas. Jay no tenía ningún conocimiento sobre los ángeles, demonios o

Nephilim. Empezar algo con él probablemente terminaría en dolor para ambos.

Probablemente debería haber pensado mejor en esto.

―¿Qué hacen aquí? ―preguntó Jay. Miró el uniforme de Marna―. ¿Escala?

―Sólo una rápida. Nos vamos a las cinco a.m.

Jay silbó.

―Bueno, esta es una agradable sorpresa. Es fantástico verte. ―Sonrió, pero

las comisuras de sus ojos bajaron por la emoción del día.

Marna le acarició la mejilla.

―Vamos, precioso. Salgamos de aquí.

Los cuatro nos fuimos juntos, Marna sin soltar en ningún momento la mano

de Jay. Ginger fulminaba con la mirada sus manos unidas desde atrás. Entendía su

preocupación con respecto a Marna, y tuve mis preocupaciones respecto al corazón

vulnerable y humano de Jay, pero también supe que no serviría intentar

interponerse entre ellos.

Salimos a la noche calurosa y húmeda, y Ginger arrugó la nariz.

―Es malditamente sofocante el verano aquí.

―Sí ―estuve de acuerdo, aunque estaba acostumbrada.

―¿Qué quieren hacer? ―preguntó Jay―. Hay un restaurante en la esquina

que hace unos batidos impresionantes.

―¡Ooh! ―Marna aplaudió.

―Estoy cansada ―dijo Ginger.

―Puedes regresar al hotel ―le dijo Marna.

Ginger entrecerró los ojos.

―No sin ti.

Esperaba que Marna cediera a los deseos enérgicos de su hermana, como

siempre, pero se mantuvo en sus trece.

―Puedes quedarte o irte, pero no estoy lista para irme. ―Marna levantó la

barbilla.

Page 33: Sweet reckoning

La pequeña nariz de Ginger se ensanchó mientras batallaba en una mirada

silenciosa. Luego espetó:

―No te quedes hasta tarde.

―Adiós, Ginger ―grité mientras se marchaba.

―Nos vemos ―respondió, sin volver la mirada hacia atrás.

―También te ves cansada ―me dijo Marna con una inclinación simpática de

su cabeza.

Amigo. Estaba bastante segura de que Marna acababa de decirme que me

perdiera. Estaba muy cansada, ahora que lo mencionaba.

―Sí, lo estoy. ―Miré a Jay―. ¿Está bien?

Su boca se elevó de un lado en una media sonrisa.

―Seguro. ―Lanzó un brazo a mi alrededor y tiró de mí, luego los tres

caminamos al restaurante, el que se ubicaba a pocas cuadras de mi hotel

―Voy a irme ―les dije―. Por favor, tengan cuidado.

―Lo tendremos ―respondieron a la vez.

―Te llamaré mañana ―le dije a Jay, luego caminé hacia mi hotel con una

refinada navaja en mi puño cerrado, mirando cada sombra hasta que estuve segura

en mi cuarto. Comprobé el baño, el armario, y debajo de la cama antes de subirme

en ella.

Le mandé un mensaje a Patti para dejarla saber que estaba a salvo, y ella me

respondió. Mantuvimos los mensajes breves y genéricos, pero aun así los

borramos.

Sin molestarme en ponerme de pie, me quité el pantalón y lo lancé al suelo.

Cuando estaba a punto de saltar debajo de las sábanas y llamar a Kaidan, tuve un

retorcido pensamiento.

Encendí la cámara de mi teléfono, hice una pose, y tomé una foto de la parte

inferior de mi cuerpo. Se veía tan tonto que empecé a reírme de mí misma. ¿Cómo

demonios había aterrizado en Srta. Sexy?

Determina, me moví en diferentes poses, negando, riendo, o gimiendo ante

cada foto, y borrándolas inmediatamente. Y luego tomé una que hizo que todo mi

cuerpo se quedara inmóvil.

Vaya.

Esa era… linda. Yacía de lado, una pierna enganchada con mis pies

enredados en las sábanas, y era una gran toma de mi parte inferior. Estaba usando

Page 34: Sweet reckoning

pantis con adornos negros de encaje, nada loco, sino que todo el ángulo funcionaba

realmente. Me quedé mirando la foto por un largo tiempo. Mi pulgar cerniéndose

sobre el botón de Enviar, luego sobre el botón de Borrar. Me mordí el labio. Kaidan

me amaba. Se escandalizaría si viera esta foto, pero no pensaría mal de mí. Aun así,

cada vez que lo imaginaba abriéndolo, sentía una oleada caliente de vergüenza. Le

di clic a Guardar y bajé el teléfono a mi lado, cayendo sobre las almohadas. Tal vez

algún día lo enviaría. Quizás.

Page 35: Sweet reckoning

Saludos y Despedidas

Traducido por Selene Corregido por Mrs. Lightwood

na persistente luz me despertó de golpe a las cuatro de la mañana. Vi

a Ginger por la mirilla, y la dejé entrar. Mis ojos se dirigieron hacia el

pasillo, pero no había rastro de Marna. Era la primera vez que Ginger

se había visto algo menos que perfecta. Tenía pequeñas bolsas moradas bajo sus

ojos.

―¿Pasa algo? ―pregunté―. ¿Dónde está Marna?

―Se fue a casa con tu amigo anoche ―espetó Ginger―. Peleamos por

teléfono por ello, pero no me quiso escuchar. Tienes alguna influencia en ese tipo,

Anna.

―Ginger… ―Hombre, estaba irritable esta mañana.

―No, Anna. Esto es realmente serio, y lo sabes. ¡Está diciendo que lo volverá

a ver la próxima semana!

La ansiedad se extendió a través de mí como si tuviera urticaria. Este era el

peor momento para cualquiera de nosotros para desviar nuestros caminos. Los

Duques y los susurradores estarían vigilando. Si comenzaba a viajar

frecuentemente a Atlanta, era probable que su padre lo notara.

―Puedes usar tu cosa habilidad de persuasión ―dijo Ginger.

Negué.

―No va a funcionar si quieren estar juntos. Lucharán por ello.

Marna estaba desesperada por amor. Y Jay era la clase de tipo para tener una

relación, además estaba en un rebote por una chica por la cual había estado loco.

Page 36: Sweet reckoning

―Voy a hablar con Jay ―le prometí.

Ginger sacó su teléfono y lo metió debajo de mi nariz, preguntando:

―Por cierto, ¿has visto esto?

Tomé su teléfono. Era un artículo de un periódico de Santa Bárbara. El titular

decía Estrella Local de Deportes Extremos está comprometido. Había una foto de

Blake y su novia, er… prometida, Michelle, estaban sentados en una de sus motos,

radiantes. Se veían preciosos. Y enamorados.

―Oh, no ―susurré. Miré la cara descompuesta de Ginger―. Su padre lo está

obligando.

―Como sea. ―Me arrebató el teléfono de nuevo y se lo metió en el bolso con

una mano temblorosa.

―Ginger…

―Me tengo que ir. Ten cuidado. ―Se colgó el bolso al hombro y se fue.

Traté de volver a dormir, pero no podía relajarme. Ginger y yo no éramos

exactamente amigas, pero odiaba verla molesta. Marna y Blake eran las únicas

personas por las cuales se preocupaba.

A las cinco salí de la cama. A las siete me estaba estacionando fuera de la casa

de Jay, recibiendo el aroma de los arbustos de madreselva silvestre. Su casa estaba

en silencio, todos estaban durmiendo ya que era sábado. Entré como todo el

mundo lo hacía en casa de Jay. Estaba muerto sobre la cama deshecha, tendido en

diagonal a través de ella. Me senté junto a él y moví suavemente su hombro.

―Jay ―le susurré.

No se movió. Lo sacudí más duro y dije su nombre más fuerte. Aun con sus

ojos cerrados, sonrió y lanzó un pesado brazo sobre mi regazo.

―Jay, soy yo. Anna!

Sus ojos se abrieron un poco y alejó su brazo.

―Amiga. Lo siento. ―Su voz se escuchaba aturdida―. ¿Qué hora es?

―Son las siete. Necesito hablar contigo.

Se sentó y se frotó los ojos con el dorso de las muñecas antes de prestarme

atención.

―No creo que sea una buena idea para ti saltar sobre Marna tan rápido.

Él parpadeó y se rascó su cabello corto con las dos manos.

―No hay nada por lo cual tengas que preocuparte. No puedo creer que hayas

venido hasta aquí para decirme eso.

Page 37: Sweet reckoning

―Lo digo en serio, Jay. Los quiero a los dos y no quiero ver a ninguno sufrir.

Además, si Verónica se entera…

―Me dejó. Puedo tener un poco de diversión ¿verdad? ―La culpa se

deslizaba alrededor de su pecho―. Estamos simplemente pasando el rato.

Le di mi mirada de “sí, claro” y me regreso una sonrisa tímida.

―No vas a decirle a Roni, ¿verdad? ―preguntó.

―Por supuesto que no. ―La ruptura fue principalmente obra suya, pero

todavía se pondría como un basilisco de celos si se enterara de que él había

seguido adelante con su némesis.

―¿Me odias?

―Por supuesto que no. ―Necesitaba que Jay entrara en razón pero sabía lo

que se sentía enamorarse. No había nada qué decir para detenerlo―. Es sólo que

Marna vive en Inglaterra ―le expliqué―. Y su padre es muy controlador. Nunca la

dejaría moverse de allí.

―Sí, lo sé. Pero es una asistente de vuelo, por lo que puede venir aquí en sus

días libres y esas cosas.

Sonaba demasiado esperanzado.

―Es un viaje tan largo, Jay. Sería realmente agotador.

―Tú eres la que tiene un novio al otro lado del país, así que no puedes hablar

mucho.

Mmm. Bueno, mierda.

―Anna ―dijo buscando las palabras―. Hay algo acerca de Marna. Creo que

nunca seríamos capaces de estar juntos, ¿sabes? Pero siempre he pensado en ella.

Probablemente demasiado. Roni estaba acostumbrada a ponerme a prueba. Me

preguntaba cosas como: “¿Qué harías si esa chica británica estuviera aquí y tratara

que rompieras conmigo?” Le decía que estaba loca por preguntar eso, porque

sabía que nunca sucedería, pero realmente… ―Se aclaró la garganta y bajó los

ojos―. Sabía lo que haría. Por mucho que quisiera a Roni siempre pensé en Marna.

Todo se siente diferente con ella. Más intenso. No puedo explicarlo. Como si fuera

mi alma gemela o algo así, y ni siquiera creo en esa basura.

―Lo entiendo, Jay. En serio. Pero Marna no está en un momento de su vida

en el cual establecerse contigo. No quiero que te hagas ilusiones sobre ella.

―Te preocupas demasiado. ―Se deslizó hacia abajo en la cama y cerró los

ojos.

Froté la parte superior de su espeso cabello rubio y suspiré.

Page 38: Sweet reckoning

―Vuelve a dormir.

―Buenas noches ―murmuró.

Se quedó dormido. Qué bueno sería sentirse tan libre de preocupaciones para

poder dormirse tan fácilmente. Tenía la esperanza de que la vida de Jay siempre

fuera así.

Afuera, la mañana estaba cálida. Subí a mi coche y llamé a Patti.

―¿Estás bien? ―le pregunté.

―Bien. ¿Tú?

―Sí. Sólo cansada. Creo que deberías quedarte donde estás hasta que sea

hora de movernos.

Ella suspiró.

―Probablemente tienes razón. Hay un montón de cosas cerca. Debería ir a la

tienda y conseguir un par de novelas para mantenerme ocupada. Necesitaré mi

coche eventualmente.

―Sí. Una vez que tenga alguna noticia te iré a buscar para que vayamos al

apartamento a recoger nuestras cosas e irnos.

―Muy bien, querida. Que estés bien.

Un escalofrío se deslizó por mi columna vertebral. Mi pulgar apretó el botón

Fin y oí al Legionario riéndose dentro de mi cabeza, como un temblor, un sonido

insidioso. Me di la vuelta y salté al ver la insinuación de una forma oscura detrás

de mi coche. Su feo rostro sonrió con una alegre malicia mientras sus alas gigantes

se extendían a través de los lados de mi coche. ¿Cuánto tiempo había estado allí?

La audiencia de espíritus demoníacos no era nada bueno, pero en este pequeño

espacio, el susurrador no había tenido problemas. Recordé mentalmente la

conversación, en busca de cualquier cosa incriminatoria que podría haber dicho.

Cualquier pequeña cosa que podría ser utilizada en mi contra.

―¿Qué quieres? ―le pregunté dejando que mi irritación se evidenciara.

Una vez más, se echó a reír y sin contestar se fue volando. ¿Qué diablos fue

eso? ¿Solo una revisión? Tendría que ser más cuidadosa, mantener mi guardia.

Esta era la razón por la que Marna necesitaba alejarse de Jay. Esperaba que fuera

inteligente. Por una vez estaba del lado de Ginger.

Sin saber si o cuándo Pharzuph podría volver a la ciudad, me fui de Atlanta y

conduje hacia el centro comercial. Caminé todo el día, comprando un par de cosas.

Page 39: Sweet reckoning

A las cuatro, fui a ver una película sola, fue un poco solitario pero me servía para

pasar el tiempo.

Nunca dejé de buscar los espíritus demoníacos.

Verónica llamó para ver si quería pasar el rato, pero le dije que no podía. El

incidente con el susurrador en mi coche estaba demasiado fresco en mi mente. Le

prometí que nos veríamos antes de que se fuera en cinco días. Esperaba poder

mantener esa promesa.

Mi ansiedad fue en aumento. Papá no se había contactado conmigo o había

enviado su espíritu aliado, Azael, con ningún mensaje. Odiaba esperar. Al final del

tercer día me había mordido todas mis bonitas uñas. Había visto un susurrador

todos los días. Cada día me encontraba, se abatía sobre mí haciendo un círculo y

luego me dejaba, parecía que estaba monitoreando mi ubicación. Lo único bueno

era que después se alejaban solos.

Al cuarto día, después de avistar a mi susurrador, fui a ver a Verónica.

―No puedo quedarme mucho tiempo ―le dije. Todas sus maletas estaban

listas en su habitación, y todas las cosas a su alrededor reflejaban a alguien en

medio de una mudanza. Algo dentro de mí dolió al verlo.

Cerca del pecho de Veronica, había una fina banda a su alrededor, reflejando

una profunda tristeza. Además de eso, había una efervescencia naranja producto

del entusiasmo y un poco de gris por el nerviosismo. Las emociones eran cosas

raras.

Tomé su mano y ella tomó la mía, luego miró hacia abajo a mis dedos.

―¿Qué le hiciste a tus uñas?

―Oh… He estado un poco estresada.

―¡Joder, Anna! Podrías al menos haberlas limpiado. ¿Puedo hacerte las uñas?

¿Por los viejos tiempos?

―Seguro ―dije.

Su cabello oscuro y grueso había sido recientemente cortado y acomodado en

un estilo voluminoso alrededor de la línea de su mandíbula. Memoricé cómo lucía

el perfecto delineado de sus ojos almendrados, la inclinación de su regia nariz.

Nos sentamos en el suelo con su canasta de esmaltes.

Verónica habló con mis uñas.

―No se preocupen, pobrecitas. Roni cuidará de ustedes.

Suavemente limó los nudos desordenados y contuve una oleada de emoción.

Page 40: Sweet reckoning

―¿Cómo está Jay? ―preguntó sin levantar la vista.

Me aclaré la garganta.

―Él está… bien. ¿Cómo estás tú?

―Supongo que bien también. Sin embargo, es extraño. Lo echo de menos.

Pero siento que no estaría bien llamarlo. Es difícil seguir siendo amigos después de

haber estado juntos.

―Sí ―le susurré―. Me imagino que conocerás a alguien en España.

Me sonrió.

―Ya veremos. No quiero nada serio, pero estoy contando con una gran

cantidad de chicos calientes en mi futuro cercano.

―Te extrañaré ―le dije.

Acarició mi mano.

―No te pongas sensible. Sin lágrimas. Piensa en mí cuando te hagas las uñas,

¿está bien? Y por el amor de Dios, no te las muerdas más.

Mis pobres uñas eran la menor de mis preocupaciones.

Page 41: Sweet reckoning

Marna

Traducido por Anelynn* y Emii_Gregori Corregido por Mrs. Lightwood

xtrañaba a Kaidan como loca. Sólo han pasado cinco días desde

nuestro video chat, pero se sentía mucho más tiempo. Estábamos

tratando de ser precavidos, chatear solo cuando sabía que era

seguro, pero era difícil.

Estaba cansada de desplazarme a diferentes hoteles todos los días, salir a sus

asquerosos bares sorbiendo Coca Cola para que en caso de que los susurradores

vinieran pudiera ponerme en acción. Sólo tenía dieciocho, pero tenía una tarjeta de

identificación falsa para comprar alcohol si era necesario. Estaba aburrida, sola e

impaciente, esperando a que papá me diera luz verde para irme a la Universidad

Estatal de Virginia.

Estuve sorprendida de ver el número de Ginger llamándome esa tarde

mientras me sentaba en mi habitación del hotel, leyendo a un embelesante chico

extraterrestre. Los libros eran lo único que podían distraerme de mi ansiosa mente.

―¿Ella está contigo? ―preguntó Ginger, sonando frenética. "Ella" era

obviamente Marna.

―No.

―¡Mierda! Se escabulló cuando llegamos a los Estados Unidos.

Bajé mi libro y me puse de pie.

―¿Estás aquí?

―No. Estoy en Newark, en la cloaca del maldito mundo. ¿Averiguarás si está

con tu amigo y me llamarás inmediatamente?

Page 42: Sweet reckoning

―De acuerdo.

Colgamos, y llamé a Jay. Timbró tantas veces que pensé que se iría al correo

de voz, pero entonces contestó.

―¿Qué onda?

―¿Marna está contigo?

―Um… ―Se quedó callado.

―Eso es un sí. ―Suspiré. Esto no era bueno.

Oí a Marna decir en el fondo.

―¡Arg! Sólo dile a mi hermana que regresaré a tiempo para nuestro vuelo de

mañana.

―Ella sólo quería saber dónde estabas ―dije.

―Bueno, me está sofocando. No tengo que responder ante ella.

―Amiga ―dijo Jay―. ¿Cómo es que ustedes dos pueden escucharse entre sí

cuando el teléfono está en mi oreja?

Ambas nos quedamos callados.

―Le diré que ella está bien ―dije, y entonces colgué.

Ginger contestó inmediatamente y le dije:

―Ella está bien. Está trabajando esta noche, pero volverá a tiempo para su

vuelo en la mañana.

―¡Ugh! ―gritó Ginger en el teléfono, y se desconectó.

Cuatro horas después estaba sentada en un banco en el bar, jugando un juego

en mi celular e ignorando las miradas de dos hombres cuando Ginger llamó otra

vez.

―Necesitamos encontrarnos así puedes llevarme con ellos ―dijo―. Esto

tiene que parar.

―¿Estás aquí? No creo que esa sea una buena…

―Sólo encuéntrame. ―Sonaba desesperada.

Nos encontramos en frente del supermercado en Cartersville. Ambas salimos

de nuestros autos a la humedad, mirando hacia el cielo y cruzando nuestros

brazos.

―Llévame con ella ―demandó Ginger.

Titubeé.

Page 43: Sweet reckoning

―Creo que Marna necesita sacar esto de su sistema ―le dije―. Estoy

preocupada de que entre más tratas de detenerla, más se aferrará a él.

Parecía estar apenas conteniendo su ira.

―Lo juro, Anna. La encadenaré si tengo que hacerlo, pero no se va a quedar

otra noche con él. No permitiré que se arriesgue a sí misma por algún estúpido

chico humano.

Tomé una profunda respiración. Estas eran circunstancias delicadas. Si los

susurradores atrapaban a Marna conectando con un chico, solo por diversión y no

por un propósito de hacerlo que engañe, su padre la mataría. Aún peor que eso, los

Duques probablemente harían un espectáculo de su muerte como una lección para

los otros Neph sobre la importancia de trabajar.

―Si te llevo con ella, ¿me prometes que tratarás de estar calmada?

Ginger me dio una sonrisa tensa.

―Estaré calmada.

No creía eso, pero mientras no podía decirle cómo lidiar con su hermana, sí

podía decirle cómo lidiar con mi mejor amigo.

―No puedo dejar que le digas a Jay. Él no lo entiende.

―De acuerdo.

―Está bien, vámonos.

Nos llevé a la casa de Jay y le mandé un mensaje de texto desde el camino con

gravilla para hacerle saber que estábamos aquí. No quería entrar o algo.

Ginger me siguió, con una expresión de piedra.

Jay abrió la puerta de su habitación mientras pasábamos por el pasillo. Estaba

usando vaqueros y jalando una camisa sobre su cabeza. Abrí mis sentidos para

sentir la ansiosa confusión en su aura gris.

―¿Qué pasa? ―preguntó él, mirando de un lado a otro entre nosotras.

―Es difícil de explicar, Jay ―dije.

Su ángel guardián se mantuvo cerca, protector como siempre.

Ginger nunca dejó de caminar, así que Jay dio un paso fuera de su camino y

todos entramos en su habitación. Marna estaba sentada en la cama con una de las

almohadas de Jay en su regazo. Algo sobre ella parecía… estar mal. No podía

poner mi dedo en lo que era. Busqué en la habitación, preguntándome de donde

estaba viniendo la extraña vibra.

Page 44: Sweet reckoning

Jay se acercó y se quedó junto a Marna, quien le daba a su hermana una

mirada desafiante mientras los ojos afilados de Ginger iban de Marna a Jay, y de

vuelta a Marna.

Oh hombre. Ella no se veía feliz. Las gemelas podían sentir lazos románticos

entra la gente, todo de la atracción al amor y el matrimonio. ¿Era eso lo que me

estaba pasando a mí? Nunca había sentido lazos entre la gente antes, pero no podía

ubicar el conocimiento que estaba experimentando.

―Lo siento ―dijo Jay―. Pero no veo cuál es el gran problema. Ambos somos

adultos. Nosotros solo estamos… saliendo.

―¿Solo saliendo? ―preguntó Ginger dulcemente―. ¿No enamorándose?

Mi corazón se golpeó con sorpresa. ¿Era eso lo que ella veía entre ellos?

Pero… ¡él solo había estado en una relación con Verónica! Me sentía mareada. Esto

era tan de Jay en dejar que su corazón fuera tomado por otra persona tan

rápidamente. Observé a Jay y Marna intercambiando una mirada tierna, y, como

era de esperarse, una pelusa de color rosa flotando alrededor de Jay. Entonces me

miró y sus ojos cayeron al piso, una ola de color gris de culpa cubriendo el rosa.

―Es hora de irnos ―dijo Ginger en una voz de no-te-metas-conmigo.

Marna levantó su barbilla.

―No me voy a ir, Gin. Tomaré el vuelo nocturno a Nueva York y estaré de

regreso a tiempo para nuestro vuelo.

―No hagas esto ―advirtió Ginger.

Jay la miraba como si estuviera loca. Marna lanzó la almohada a un lado y se

paró cara a cara con su hermana. Retrocedí en mis tacones y jadeé, golpeando una

mano sobre mi boca. Mi cuerpo reaccionó, el corazón palpitando con violencia, las

extremidades temblando, un escalofrío de incredulidad bajando rápidamente por

mi columna.

―¿Anna? ―Jay se acercó y agarró mi mano.

―¿Qué? ―preguntó Marna―. ¿Qué pasa? ¿Por qué me estás mirando así?

Rozó una mano por su estómago plano, donde mis ojos se habían centrado.

Dios, por favor. No dejes que esto esté pasando.

El más débil reconocimiento de luz grasosa pulsó en su abdomen.

Me sentí como si pudiera hiperventilar mientras la realidad de la situación se

estrellaba contra mí. Marna se habría ido en un año. Muerta. Porque estaba

embarazada.

―Ustedes chicos… tuvieron sexo.

Page 45: Sweet reckoning

Era un comentario grosero bajo cualquier circunstancia, y no podía creer que

era lo primero en dejar mi boca. Pero tenía que saber si era de Jay. Si no lo era, él

no necesitaba ser parte de esto.

―Amiga. ―Las mejillas de Jay se sonrojaron.

Ellos definitivamente habían tenido sexo.

Marna y Ginger se reunieron conmigo, empujando a un lado a Jay, buscando

en mi cara respuestas.

―¿Qué es? ―preguntó Ginger.

―Sí, me estás asustando. ―Marna cruzó sus brazos, y me forcé a mí misma a

dejar de mirarla fijamente. Cuando levanté la vista, podía sentir la humedad de las

lágrimas en mis mejillas.

―Lo siento ―susurré.

Estaba asustada de decirlo. Asustada de sacar las palabras y hacerlo real. Un

sollozo subió por mi pecho y cubrí mi boca otra vez. Dulce Marna.

―Anna. ―Jay se acercó empujándose y me susurró―. No llores. No

planeamos esto. Sé que es rápido, y… sé que Verónica va a estar dolida…

―No es eso. ―Tomé una decisión espontánea.

Jay necesitaba saber en lo que se había metido. Reuní todo el coraje que tenía

en mí, tratando de no llorar más fuerte.

―Marna. ―Tomé su mano―. Estás embarazada.

Los tres me miraron fijamente. Ginger fue la primera en reaccionar. Agarró

mi camisa con ambos puños y me sacudió, gritando.

―¡Cállate! ¡Cierra tu maldita boca!

Jay trató de quitármela de encima, y agarré sus muñecas, mirándola a los

ojos.

―Lo siento, Ginger.

Ella me apartó empujándome como si la hubiera quemado, y volvió hacia el

escritorio de Jay tropezando, mirándose rabiosa. Marna se quedó inmóvil con sus

ojos amplios.

Jay me fulminó con la mirada.

―Esto no está genial. ¿Por qué dices eso?

―No puede estar embarazada ―susurró Ginger―. Ella tuvo la cirugía.

Ambas la tuvimos.

Page 46: Sweet reckoning

La cabeza de Jay se balanceó hacia ella, con una mirada de confusión en su

cara. Me preocuparía por él en un minuto.

Ahora mismo, mi mente buscó por una posible repuesta.

―Nosotros sanamos rápido. ¿Tal vez la cirugía se corrigió a sí misma antes

de que tuviera oportunidad de ser efectiva? Pero… me pregunto, ¿por qué no

habías quedado embarazada antes?

―¡Anna! Oh, hombre. ―Jay se veía en shock, y no podía culparlo.

―Usualmente no… ―susurró Marna. Sus ojos estaban vidriosos cuando

levantó la mirada hacia mí―. Hago otras cosas, si no puedo evitarlo. Tú sabes…

¿cualquier cosa excepto eso?

―Una trabajadora media idiota, justo como tú ―murmuró Ginger.

―¿De qué demonios están hablando ustedes chicas? ―Jay ahora sonaba

frustrado.

Ginger lo ignoró y gritó.

―¡Esto es estúpido! No puede ser posible que sepas que ella está

embarazada, Anna. ¡Estaría con menos de una semana!

―Siempre he podido sentirlo ―dije. Abrí mi boca para explicar y me volví

muy consciente de la mirada de Jay. Me miró como si fuera una extraña. ―Jay

―susurré―. Tengo mucho que decirte.

―Estás siendo rara, Anna. Siempre has sido rara, pero esto no está bien.

Mis ojos se humedecieron otra vez. Sus palabras dolían. Sabía cómo debía

sonar para él.

Ginger dio un paso hacia Jay.

―Tú necesitas callarte y quedarte fuera de esto mientras averiguamos qué

hacer. Entonces nos iremos y te dejaremos en paz y no tendrás que vernos las caras

otra vez.

Su rostro se apretó en confusión.

―¡Detente, Gin! ―Marna agarró el brazo de Jay, y él lo envolvió alrededor de

ella, mirando hacia nuestros rostros como si se encontrara a sí mismo en otra

dimensión.

―No voy a ninguna parte ―dijo Jay―. Sólo quiero saber qué está pasando.

―Puedo sentir un calor ―dije, siguiendo adelante a pesar de la abrumadora

tensión incómoda―. Es como un aura, pero diferente. Puedo sentir la fuerza de la

vida extra…

Page 47: Sweet reckoning

―¡Es un maldito cigoto multicelular! ―gritó Ginger―. ¡No una fuerza de

vida! ¡No un alma!

―Yo no dije… quiero decir, sólo no lo sé. ―Era tan difícil de explicar―. Es

como… una extensión de Marna, sólo que una pequeña y separada entidad.

Ginger comenzó a pasearse.

―Oh, Dios. Oh, Dios. Necesitamos una de esas píldoras del día siguiente.

Los ojos de Marna se ampliaron.

―¡No voy a tomar ninguna píldora!

―¡Una operación, entonces!

Marna sacudió su cabeza.

―No funciona, Gin. ¡Tú sabes eso! Otros Neph lo han tratado, y eso los mata

también.

Jay dejó caer su brazo del hombro de Marna y retrocedió un paso. Nunca lo

había visto tan asustado. Las gemelas siguieron discutiendo.

―Esos otros Neph no podían haber estado empezando como tú ―razonó

Ginger―. Si no hay alma en la cosa aún, entonces estás a salvo. ¿Cuándo es que los

bebés consiguen sus almas?

Ambas hermanas me miraron, y sacudí la cabeza.

―No tengo idea.

Sabía que las almas eran creadas en el reino celestial, y el Creador sabía cada

detalle de nuestras vidas terrenales y nuestros propósitos, comenzando desde la

concepción, pero nunca fue especificada esa parte del proceso en el que el alma era

incorporada en la carne.

―No voy a tener un aborto ―dijo Marna―. No me importa si hay un alma o

no. No voy a tener uno.

―¿Por qué demonios no? ―La voz de Ginger alcanzó una nota alta como

siempre. Se dirigió al rostro de Marna―. ¡No seas una idiota! ¡Todavía puede

haber tiempo!

Marna parpadeó y las lágrimas se derramaron por sus mejillas.

―¡Y yo podría morir hoy! ¡No voy a hacerlo!

Jay y yo nos quedamos ahí de pie observando, en silencio.

Ginger estaba temblando. Marna cubrió su boca, sus ojos desbordándose

mientras se sentaba en la cama.

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―Yo… voy a tener un bebé, Gin ―susurró.

―Estarás muerta, Marna. ¡Muerta! No conseguirás disfrutarlo. ¡No puedes

ser una madre!

―Pero puedes criarla y contarle sobre mí…

Ginger se tambaleó hacia atrás, frunciendo el ceño.

―¡No quiero tener nada que ver con esta criatura! ¿Y cómo voy a criar a tu

estúpido bebé cuando estoy trabajando? ¿Le pido al abuelo Astaroth que cuide del

niño? ―Observó frenéticamente alrededor de la habitación, luego agarró la

muñeca de Marna―. Iremos a una clínica. Ahora.

Ginger se giró, y Marna se retorció de su agarre.

―¡No voy a ir!

Un grito loco y depravado desgarró los labios de Ginger. Marna trató de

acercarse a ella, pero Ginger alejó su mano.

―Gin, por favor ―sollozó Marna.

Ginger se giró hacia mí, y me congelé.

―¡Tú! Soluciona esto. Reza.

―Lo hago ―le prometí―. Pero no consigo todo lo que pido, Ginger.

―Tú eres su pequeña niña prodigio, ¿no es así?

―No. ¡No tengo más accesos que tú o cualquier otra persona! ¿Tal vez todos

podemos rezar juntos?

Tomé su mano, pero ella la separó.

―No estoy rezando. ¡Él dejó que esto sucediera! ¡Nos odia bastante!

Ginger hizo un sonido que me rompió el corazón, luego agarró las llaves y

salió corriendo de la habitación. Marna cubrió su rostro. La atraje hacia mí y nos

abrazamos, ambas llorando. Mi corazón estaba hecho trizas.

―Dale un poco de tiempo ―susurré―. Sólo necesita un minuto a solas.

Vislumbré a Jay, quien se había recostado contra la pared. Marna y yo nos

apartamos y lo miramos. Ya no lucía asustado. De ninguna manera. Sólo algo

blanco y pálido, como si hubiera sido demasiado para él y se apagara.

―¿Jay? ―susurró Marna.

No dimos ni un paso más cerca de él.

En una voz robótica, él preguntó:

―¿Puedes decirme qué está pasando ahora?

Page 49: Sweet reckoning

Marna y yo nos miramos. Ella me dio un guiño. Me volví hacia el ángel

guardián de Jay, medio esperando que sacudiera su cabeza, pero sólo me miró con

tristeza.

―Esto va a parecer una locura ―le dije a Jay―. Incluso peor que la

conversación que acabas de escuchar.

―No podría volverse más loco. Solo dime.

Tomé una respiración profunda.

―Hay ángeles en la tierra, Jay. Y demonios, también.

Él no se movió.

―La mayoría de ellos se encuentran en forma de espíritus, y no puedes

verlos ―continué―. Pero doce de los demonios están en cuerpos humanos. Son

llamados los Duques.

Miré el demacrado rostro de Marna, y ella asintió para que siguiera adelante.

Jay todavía estaba en modo zombi.

―Nuestros padres son dos de los Duques ―susurré―. Lo mismo con Kai,

Kope, y Blake. Somos hijos de demonios.

No hubo reacción alguna.

―Somos llamados Nephilim ―dijo Marna―. Pero por lo general solo

decimos Neph.

Todavía estaba apático, con sus ojos vidriosos. Marna parecía preocupada.

―Podemos demostrártelo ―dije―. Ven conmigo. Dejaremos nuestros

celulares aquí. Marna, quédate aquí y escucha, ¿de acuerdo?

Ella asintió. Le hice señas para Jay para que me siguiera, y lo hizo. Nos

metimos en el coche y bajamos hasta la calle, casi un kilómetro de distancia. Sentí

sus ojos clavados contra el costado de mi cara todo el tiempo. Detuve el coche y me

estacioné.

―Dime algo que nadie más sabe ―dije en voz baja―. Cuando regresemos a

tu habitación, Marna nos dirá lo que dijiste, porque puede oírnos en este momento.

―¿Cómo puede oírnos?

―Tenemos habilidades sobrenaturales… sentidos agudizados.

Al principio no pensé que cooperaría. Sus ojos se abrieron, pero se quedó en

silencio.

―Uh… ―Finalmente habló, y su voz sonó tranquila y seca―. Está bien. Solía

soñar con Marna cuando estaba con Verónica. Siempre me despertaba sintiéndome

Page 50: Sweet reckoning

culpable, pero no podía evitarlo. Y estoy bastante seguro de que sigo soñando en

estos momentos. Solo que ya no es un buen sueño.

Oh, Jay.

―Sé que esto es mucho por asimilar. Lo descubrí cuando tenía dieciséis años,

y sigue siendo difícil para mí.

Me miró ahora, realmente me miró.

―Los ángeles y demonios no son reales, Anna. No pueden serlo.

―Lo son ―susurré.

Se quedó mirándome.

―Simplemente no lo entiendo. Ambas son amigables. ¿Cómo puedes ser… en

parte demonio?

―Tenemos deseos, Jay. Peores de los que cualquier ser humano puede

entender.

―Deseos ―continuó para estudiarme.

―Drogas y alcohol para mí. ―Se balanceó un poco hacia atrás mientras la

comprensión lo sacudía. Continué―: Las gemelas se ocupan del adulterio… del

engaño. Tenemos que lastimar a la gente.

Sus ojos marrones se abrieron mientras asociaba todo.

―La noche en que fui a tocar música… la víspera de Año Nuevo… cuando

nosotros…

―Sí ―dije―. Ella vio un vínculo entre tú y Roni. Había espíritus demoníacos

allí observando, y trabajó en ti, pero le gustabas. Genuinamente. Y dice mucho que

te quiere, ahora, completamente sola.

―¿Ella realmente me ama?

―Los gemelos pueden ver vínculos. Hoy, Ginger vio el amor entre ustedes

dos.

Pobre Jay. Lucía tan abrumado. Sus ojos se dispararon nuevamente hacia mí.

―¿Es Patti…?

―No. ―Sacudí mi cabeza―. Ella es humana. Todos los demás Neph fueron

criados por sus padres y hermanos Neph, pero mi padre estaba en prisión, y no

tengo hermanos.

―¿Qué pasa con todas las madres? ―preguntó.

Page 51: Sweet reckoning

Tragué, sintiendo la quemadura nuevamente detrás de mis ojos. Tenía que

recuperar el aliento.

―Todas ellas murieron durante el parto, Jay. ―Sostuve su mirada, esperando

el terrible momento en que lo entendiera―. Los cuerpos terrenales no están hechos

para ser capaces de liberar un alma Nephilim.

―Incluso… ―Se quedó mirando por la calle en dirección a su casa.

―Incluso Marna ―susurré.

―Es por eso que su hermana está tan molesta.

Observé a Jay crecer en ese momento. Se enderezó, y sus ojos se aclararon.

Tenía una expresión de coraje. Era una cosa triste y hermosa verlo tan serio.

―Llévame de vuelta con ella ―dijo.

Di la vuelta y seguí la orden. Saltó del coche cuando llegué al camino de

entrada y corrió a su casa. Cuando llegué a su habitación, los encontré sentados en

la cama, Jay abrazándola, dejándola llorar en su pecho hasta que se calmara.

―¿Has soñado conmigo? ―susurró.

La besó en la frente.

―Sí.

Marna lo miró.

―Puedo ver que tienes miedo. Pero estás feliz. Yo también.

―¿Puedes verlo? ―preguntó.

Ella se despegó y corrió sus dedos por la bruma en su pecho.

―Tu aura.

Jay me lanzó una mirada inquisitiva.

―Vemos las emociones como colores ―expliqué.

―Anna puede sentirlas, también ―añadió Marna―. Ella es diferente del

resto de nosotros.

Jay alzó las cejas, y se encogió. Se acercó y me abrazó con más suavidad de lo

normal, como si fuera frágil. Lo estrujé hasta que él hizo lo mismo conmigo. No

quiero que me trate de manera diferente.

Él se apartó y me miró como si me viera por primera vez.

―Desde el principio… ¿siempre pudiste ver estas cosas? ¿Y tenías algo así

como superpoderes?

Dejé caer mis ojos. Los sentidos agudizados habían sido una lucha para mí.

Page 52: Sweet reckoning

―No es tan genial como parece. Siempre lo he odiado, y todavía no soy tan

buena en eso.

―¡Y Kai! ―Los ojos de Jay se abrieron―. Amiiiiiigo…

―Sí ―dije.

―Ahora todo tiene sentido.

Se sentó en la cama junto a Marna de nuevo. Sus manos inmediatamente se

vincularon.

―Entonces, ¿qué te hace diferente a ellos? ―me preguntó.

―Sus madres, todas eran humanas. Mi madre era un ángel guardián. Es por

eso que puedo ver el embarazo cuando otro Neph y los Duques no pueden. Es una

habilidad de ángel.

―Mmm. ―Vi en sus ojos que su percepción de mí cambió totalmente en ese

momento, desde la tonta y extraña Anna que una vez había conocido, a una Anna

que evocaba temor―. Entonces, tu madre era un ángel, ¿pero tu padre es un

demonio?

―Es complicado. Se conocieron en el cielo, antes de que se convirtiera en

demonio.

Jay me miró fijamente.

―Aún soy yo ―le prometí.

―No… eres más.

Me encogí otra vez, avergonzada por la atención.

―Y espera ―dijo―. ¿Realmente hay ángeles guardianes? ¿Aquí en la tierra?

―Sí ―dijo Marna―. Todos los humanos tienen uno.

Jay se aquietó.

―¿Tengo uno?

Marna y yo asentimos, y luego reímos mientras la cabeza de Jay giraba un

lado a otro, buscando.

―No lo puedes ver ―dije.

―¡De ninguna manera! ¡De ninguna manera! ―Se levantó y se giró, mirando

hacia la derecha más allá de su ángel guardián, que lo miraba con una expresión de

alegría en su rostro brumoso y celestial.

―Creo que se está riendo de ti ―dije. Marna rió y asintió.

Jay entró en modo retrasado.

Page 53: Sweet reckoning

―¿En serio? ¡Tengo un ángel genial con sentido del humor!

―Él te ama ―dije―. Siempre está cuidándote.

―Como… ¿siempre, siempre? ―Sus cejas se levantaron. Marna rió de nuevo.

―Sep ―dije.

―Oh, hombre. Esto es una locura. ―Su rostro palideció y empezó a

balbucear―. Mierda. Los demonios. ¿Qué hacen exactamente? No importa.

Probablemente no lo quiera saber. Sabía que había algo mal con tus padres, pero

demonios.

No quería hablar de nuestros padres. Jay aprendería pronto lo suficiente

sobre los demonios. Tendría que saber todo en lo que se estaba metiendo. Incluso

mencionar a los demonios me daba escalofríos. Oscuros pensamientos se

agolparon en mi mente, seguidos de cerca por una planta rodadora de emociones.

Jay estaba en peligro.

Marna tenía menos de cuarenta semanas de vida.

Si los Duques o los susurradores se enteraban de este bebé, el niño sería

asesinado después de nacer.

Presioné una mano en mi pecho. ¿Qué íbamos a hacer?

―¿Estás bien, Anna? ―preguntó Jay.

Asentí y le lancé una rápida sonrisa.

―Sí.

―¿Crees que tu hermana está bien? ―le preguntó Jay a Marna.

El rostro de Marna se oscureció.

―Nunca la había visto tan molesta. Siempre ha sido protectora conmigo,

pero esto no es algo de lo que pueda salvarme. Sé que ella siente como si el mundo

se acabara, pero la necesito ahora más que nunca. Si le doy un poco de tiempo y

espacio, tal vez estará bien…

Marna se encontró con mis ojos, y pude ver que ambas lo sabíamos. Ginger,

la mamá oso, estaría destrozada por la pérdida de su gemela. No podía imaginar el

mundo sin Marna, así que no podía comenzar a comprender cómo se sentía para

Ginger.

―Hablaré con mi padre y le preguntaré qué piensa que deberíamos hacer.

Jay se puso en pie, con una mirada de terror en sus ojos.

―¡No le puedes decir!

Page 54: Sweet reckoning

―Su papá es bueno ―explicó Marna.

Pasamos la siguiente hora explicándole todo a Jay. Desde encontrarse con

Kai, hasta la historia de mis padres, a la Gran Purga, cuando los demonios mataron

a todos los Neph, a la hermana Ruth y la profecía que dijo que libraría a la Tierra

de los demonios. En el momento en que llegué a los acontecimientos en la isla, Jay

parecía enfermo.

―¿Hay algún lugar que pueda llevar al bebé para que esté a salvo?

Esas palabras me hicieron abalanzarme y abrazarlo, emocionada.

―Oh, Dios mío. Serás un buen padre.

Oí a Marna gimotear.

―Te harás cargo del bebé, Jay ―dijo ella. Éramos un desastre.

Sequé mis ojos y pensé.

―Llevamos a Zania a un convento. ¿Qué hay de una iglesia? Los demonios

evitan los lugares donde dos o más personas se reúnen para rezar.

―Me uno ―dijo Jay―. Me pondré en contacto con todas las iglesias que

pueda encontrar y veré si tienen algo, como una habitación para alquilar o un

sótano, o algo. No sé. Ya se me ocurrirá algo.

Marna sonrió hacia él.

―Todo estará bien ―le dijo a ella. Sonaba fuerte y seguro.

Sonaba enamorado.

Page 55: Sweet reckoning

La Detectora de Mentiras

Traducción SOS por Isa 229 y LizC Corregido por Nanis

omo todas las noches en los hoteles, no pude dormir bien. Pasé

mucho tiempo rogando por paz y claridad, y ahora también tenía la

situación de Marna en mi mente. No podía pensar mucho en

perderla. No pude. Quería tanto hablar con Kai, pero por lo que sabía estaba

flanqueado por los susurradores en todo momento.

Quería llorar de alivio esa noche cuando recibí un mensaje de mi padre.

¿Dónde estás?

Le di el nombre del hotel y de la ciudad: Marietta,Georgia.

Esperé, pero no respondió. Después de una hora empecé a preocuparme y

consideré en irme del hotel en caso de que alguien hubiera conseguido contactar

con el teléfono de mi padre. Justo cuando estaba metiendo las cosas en mi bolso,

escuché una dura voz familiar en mi cabeza.

Saludos, hija de Belial.

Me había vuelto buena en controlar mis reacciones, aun cuando mis entrañas

se estuvieran licuando del susto.

Azael, respondí telepáticamente.

Me miró detenidamente hacia abajo, sus muy rasgos felinos fijos en un brillo

intenso. Mi pulso disminuyó mientras miraba a nuestro aliado espíritu, pero mis

nervios estaban disparados mientras esperaba escuchar sus noticias.

Tendrás visitantes Nephilim. Cuidado con lo que dices.

Page 56: Sweet reckoning

¿Visitantes Neph? Oh, diablos no. Metí la última de mis cosas en el bolso y

corrí hacia la puerta mientras Azael se iba. Perdí la calma, dejando salir un grito

cuando balanceé la puerta para abrirla y vi a dos personas ahí, una chica joven de

cabello oscuro y engominado, y un hombre rubio con afilados pómulos y de ojos

helados. Ambos tenían emblemas negros en sus esternones.

―¿Vas a alguna parte? ―preguntó la chica con voz chillona, su acento

reemplazando el sonido de la g por j y arrastrando la r. Su identidad me golpeó

como una horrible bofetada.

Caterina. Hija de Jezebet, el Duque de las Mentiras.

Luché por controlar mi respiración. Caterina puede verse joven e inofensiva,

pero sabía que no era así. De cerca, el malvado brillo en sus ojos hizo que se me

volteara el estómago. Ella no tenía idea que me había estado escondiendo debajo

del muelle en la isla privada del Duque Melchom. No tenía idea de que había

presenciado la parte que ella había desempeñado en la muerte de Flynn. Ella era

quien le había dicho a los Duques que él estaba mintiendo.

―¿Qué quieres? ―pregunté.

―No estamos aquí para hacerte daño. ―El acento del hombre era grueso y

europeo, sonando algo como a ruso a mis oídos no entrenados.

―¿Quién eres tú? ―le pregunté.

―Soy Marek, hijo de Shax. De La República Checa. ―Hijo del Duque del

Robo. Sujeté la correa de mi bolso un poco más duro mientras él continuaba―. Y

esta es Caterina, hija de Jezebet, de Rumania.

Él sonrió amistosamente. Ella no lo hizo.

―¿Qué quieren? ―pregunté otra vez.

Tuve que tener cuidado, tal como había dicho Azael. Caterina podía detectar

las mentiras y absolutamente no era ninguna amiga del tipo Neph.

―Sólo queremos hablar ―dijo Marek, sin perder nunca la sonrisa

agradable―. ¿Podemos entrar?

Recordé la semana pasada cuando había visto a papá en Los Ángeles. Él

había mencionado la posibilidad de que el hijo de Shax fuera un aliado. Eso me

hizo sentir un poco mejor… pero sólo un poquito. Para ser un posible aliado, él no

mantenía una buena compañía.

―Ya me iba. Podemos hablar afuera.

Page 57: Sweet reckoning

Lo último que quería era estar en una habitación con ellos. Sentí el peso ligero

de la navaja en el bolsillo, aunque no me gustaban las probabilidades de dos contra

uno.

Ellos atestaban la puerta, pero presioné mi salida. La puerta estaba casi

cerrada detrás de mí cuando Caterina golpeó su mano pequeña en mi pecho.

―Preferimos hablar en el cuarto ―dijo.

Por instinto golpeé su mano apartándola y azoté la puerta al cerrarla.

―Lo siento, pero prefiero hablar afuera.

―No lo sientes ―se mofó.

Maldición. Estúpida detectora de mentiras. Tendría que cuidar cada palabra

que dijera a su alrededor.

―Bien. No lo lamento.

―Está bien, Caterina. ―Marek me sonrió―. Apenas la puedes culpar por ser

cautelosa, ¿sí?

Él le dio una mirada que decía algo entre líneas: Relájate, estás asustándola. Ella

rodó los ojos y comenzó a dirigirse hacia la puerta de salida al final del pasillo.

Parecía un soldado por la manera en que llevaba su pantalón negro y camisa

blanca de cuello alto.

―Vamos ―llamó bruscamente.

Marek me lanzó una mirada arrepentida e hizo un ademán con la mano para

que fuera la siguiente. Anduve mirando varias veces con desconfianza por encima

de mi hombro hacía él. Tenía el puño dentro de mi bolsa ya que llevaba shorts y no

permitiría que sus manos sigilosas se acercaran a él.

Cuando reduje la marcha cerca de la puerta, Marek me golpeó por detrás y

dejé salir un pequeño chillido, girándome. Él mantuvo las manos en mi espalda

para estabilizarse, y tuve que empujarlo lejos con el codo.

―Mis disculpas ―dijo, toda inocencia. Él deslizó sus manos en sus bolsillos y

asintió con la cabeza hacia abajo al papel puesto fuera en la puerta de la habitación

de alguien. El título se trataba de un gran robo a la casa de empeño en Atlanta―.

El titular llamó mi atención.

Sin saber si creerle o no, llevé el bolso alrededor de mi espalda contra mi

pecho mientras empujaba a través de las puertas. Sentí la forma de la empuñadura

a través del fondo del bolso y solté un suspiro de alivio.

Afuera estaba oscuro, pero el aire aún sostenía la pesadez del calor y la

humedad del día. No caminé hacia mi auto, optando en su lugar por detenerme en

Page 58: Sweet reckoning

un parche de hierba a un lado del hotel, lejos de las miradas indiscretas. Los

enfrenté con mi postura amplia, deslizando el bolso sobre ambos hombros por si

tenía que luchar, lo cual recé que no pasara.

―Cosas extrañas están sucediendo ―canturreó Caterina―. ¿No te parece?

Mantuve mis manos sueltas a los lados, preparada.

―Tienes solo una oportunidad más para decirme por qué estás aquí antes de

irme.

Ella entrecerró sus pequeños y brillantes ojos oscuros sobre mí, y Marek se

adelantó para hablar.

―Tenemos un par de preguntas, hija de Belial. Eso es todo.

―¿Preguntas de ti? ¿O preguntas de alguien que te envió a hacerlas?

Estaba perdiendo la paciencia, sintiéndome demasiado ansiosa.

―¿Eres virgen? ―espetó Caterina.

Genial.

―Está bien, así que alguien te ha enviado a preguntar ―le dije.

Ella sonrió, un espectáculo malicioso de dientes. El pavor se agrupó en mi

vientre.

Marek frunció el ceño hacia Caterina.

―No voy a contestar a tus preguntas ―dije―. No confío en ti.

Su sonrisa era una de genuina diversión esta vez.

―Es cierto, no confías en mí. Pero evadir las preguntas es casi siempre un

signo de culpabilidad.

―Casi ―señaló Marek, hablando a Caterina―. Pero no siempre. La has

acorralado como un animal, y obviamente se siente amenazada.

―¡Si lo puedes hacer mejor, hazlo tú mismo!

La mirada que le dio fue aterradora. Él le sacaba treinta centímetros de altura,

pero ella se le quedó mirando como si pudiera derribarlo con una sola mano.

―¡Olvídalo! ―grité―. Ya es bastante malo que tenga que lidiar con

susurradores siguiéndome. No voy a lidiar con un par de Neph, también. Me voy

de aquí.

Me volví hacia el estacionamiento, caminando rápido.

―¡Aún no hemos terminado! ―espetó Caterina.

Page 59: Sweet reckoning

Marek le dijo algo en un idioma diferente, usando un tono de regaño, y ella

respondió del mismo modo. Los oí seguirme, y estaba temblando para el momento

en que llegué a mi auto. Metí la mano en el bolsillo lateral elástico de mi bolso en

busca de las llaves.

No estaban.

Un cascabeleo sonó detrás de mí. En un instante saqué el cuchillo de mi

bolsillo, lo abrí, y me volví, con él en alto y hacia fuera.

Marek y Caterina estaban a cinco metros de distancia, en la parte trasera de

mi auto. Él balanceaba mis llaves delante de él, con una mirada suplicante en su

rostro. ¿Cómo diablos me las había quitado?

Los ojos de Caterina se abrieron de par en par ante la vista de mi cuchillo.

―Dámelas ―le dije.

Marek habló con calma.

―Lo haré, pero tengo que estar seguro de que hablarás con nosotros antes de

que te vayas.

―Arrójamelas ―le exigí.

Caterina se cruzó de brazos.

―No hasta que contestes nuestras preguntas. Si prefieres no hablar con

nosotros, estoy segura que los hijos de Thamuz estarían más que dispuestos a

hacerte una visita.

La mención de los hijos de Thamuz me mareó con miedo. Thamuz era el

Duque de la Muerte, y conocía sus métodos de extracción de información. Habían

roto a la dulce Marna cuando aún era solo una niña, haciéndole daño de maneras

impensables hasta que ella se abrió para ver a los susurradores demonios.

Una sonrisa cómplice iluminó el rostro de Caterina.

―Veo que sabes de ellos. ¿Sabes lo que hacen para ganarse la vida, hija de

Belial? Ayudan en los atracos de secuestro por rescate en América del Sur.

Tuve que hacerla callar antes de decir una palabra más sobre esos dos

psicópatas.

―No me gusta que aparecieran sin anunciarse. No respondo a ustedes o a

cualquier otro Neph. Hago lo que mi padre me dice. Él no es el tipo de Duque con

el que se quieran cruzar, así que les sugiero que me den mis llaves y me dejen en

paz.

Caterina se echó a reír, pero se detuvo rápidamente cuando vio a Marek tirar

las llaves en mi mano libre. Le lanzó una mirada de incredulidad.

Page 60: Sweet reckoning

―¡No ha respondido a nuestras preguntas!

―Y no lo hará ahora que la has tratado como nuestro enemigo.

Sentí lástima por Marek. No me gustaría tener que lidiar con la chica mini-

vampiro enfurecida.

Apreté el botón de desbloqueo, abrí la puerta, y tiré mi bolso dentro.

―Buena suerte ―le dije a Marek antes de rápidamente deslizarme dentro,

cerré las puertas, y arranqué el motor.

―¡Espera! ―gritó él, agarrando la manilla de la puerta. Su cara se veía

aterrada―. ¡No te vayas todavía!

¿Qué esperaba cuando me tiró las llaves? Caterina hizo una carrera a la parte

delantera del auto para bloquearme, pero yo golpeé el acelerador y ella saltó hacia

atrás mientras me alejaba. Tendrían mucho que pagar a los Duques por dejarme ir.

En el primer semáforo, abrí el bolso y tanteé alrededor hasta que la

empuñadura estaba en mi mano, luego di un suspiro de alivio. Envié un mensaje a

papá con mi código de información: A411. Traté de mantener mi audición

alrededor de los dos Neph, pero estaban en silencio, y no era muy buena siguiendo

los sonidos de los autos cuando otros autos estaban alrededor. Solo para estar

segura, no dejé de conducir durante las siguientes tres horas hasta que mi cuerpo

pidió descanso.

Me detuve en la parte trasera del estacionamiento de un supermercado y usé

mi mochila como almohada. Nunca volví a saber de papá. Esa noche, me quedé

dormida perseguida por la mirada de pesar en los ojos de Marek cuando me

alejaba. ¿Qué le hizo arrepentirse, exactamente? ¿Era él un aliado o un enemigo?

No sabía, pero tenía la intención de averiguarlo.

Page 61: Sweet reckoning

El Futuro de Jay

Traducido por LizC Corregido por Nanis

staba absolutamente de mal humor cuando me desperté en el auto a

la mañana siguiente. Si esos momentos inquietos de dormitar se

podrían considerar dormir.

Envié un mensaje a primera hora a Patti. ¿Estás bien?

Sí. ¿Tú?

Bien, envié de vuelta.

No dijimos nada más, y eliminé la conversación de mi teléfono, deseando que

fuera seguro poder decirle que la amaba. Hubiera dado cualquier cosa por estar

sentada en el balcón con ella esta mañana, tomando café como solíamos hacerlo,

discutiendo planes para la universidad y otras cosas normales.

Le envié un mensaje a papá otra vez.

Él nunca respondió, lo que me puso ansiosa. Me sentía atrapada en el limbo y

no sabía cuál debía ser mi siguiente movimiento. Me decidí a pasar por nuestro

apartamento en Cartersville para comprobar el correo. Probablemente no era lo

más inteligente, pero traté de ser cuidadosa. Me detuve tan cerca del barrio como

pude y vigilé el entorno. No había autos ni gente extraña. Empujé mi audición

hasta el apartamento. El lugar estaba en silencio, pero no iría dentro. Tomé el

correo y me fui tan rápido como pude.

Page 62: Sweet reckoning

Me dirigí a la casa de Jay y sorteé a través de los sobres a medida que

permanecía sentada estacionada en su camino de entrada. Me alegré de haber ido a

buscar el correo, porque había cosas de Virginia: información sobre la

comprobación en el alojamiento del campus de Virginia Tech, y cartas del banco y

del agente de bienes raíces acerca de la nueva casa de Patti en la pequeña localidad

de Riner. Metí todo en mi mochila, me la eché al hombro con una mirada rápida en

busca de susurradores, y entré en la casa de Jay.

Sus padres estaban en el trabajo, y en su habitación pude oír el repiqueteo de

un teclado. La puerta estaba abierta, así que llamé y me asomé.

―Hola ―dije.

Trató de sonreír, pero parecía estresado.

―Creo que he encontrado algo, pero realmente no sé lo que estoy haciendo.

Yo…

Puse un dedo en mis labios y señalé hacia una pluma sobre el escritorio. Él la

tomó y escribió a mano desordenadamente: Hay una iglesia en Atlanta que necesita

un portero de noche y ofrecen alojamiento.

¿Conserje?, escribí.

Se encogió de hombros, pareciendo mucho más inseguro de sí mismo que de

costumbre. Se inclinó sobre la página y garabateó otro mensaje. Voy a tener que

renunciar a las cosas de DJ por las noches, pero no sé qué más hacer. Puedo conseguir una

de esas cosas portátiles para cuando esté barriendo y esas cosas.

Subrayé cosas portátiles y puse un signo de interrogación.

Señaló a la pantalla del ordenador lleno de diferentes portas bebés, y lágrimas

de sorpresa saltaron a mis ojos.

―Oh, vamos ―dijo en voz baja―. No hagas eso.

Me sequé los ojos. Tantas cosas pasaron por mi mente que quería decir: Cuán

orgullosa estaba de él. Cuán horrible era esta situación, y cuánto lamentaba que

estuviera sucediendo. Pero nada de eso era necesario con Jay. Aunque una

corriente de color azul marino de tristeza y gris de preocupación corría de manera

constante a través de la parte más vulnerable de su aura, el resto era un remolino

en colores rosa pastel de amor.

Jay iba a ser papá. A pesar de sus agitaciones, estaba siendo proactivo al

respecto. La idea de que cualquier cosa le sucediera él me daba un susto de muerte.

No era seguro para él o el bebé estar en Atlanta, pero odiaba pedirle que dejara el

lugar que siempre había conocido como su hogar.

Tomé la pluma. ¿Considerarías mudarte a un lugar donde no haya Duques?

Page 63: Sweet reckoning

Él no se negó de inmediato, como pensé que podría.

¿Te refieres a Virginia, contigo?

Hm, se me ocurrió una idea, pero yo negué. Tengo que vivir por mi cuenta, pero,

¿tal vez podrías vivir cerca? Una bombilla se apagó, y escribí más rápido. ¡Tal vez

podrías vivir con Patti! O cerca de ella. Se podrían ayudar entre sí, y solo estarías a una

ciudad lejos de mí.

La idea creció en mí mientras permanecía allí pensando en ello, y una sonrisa

se dibujó en el rostro de Jay.

Patti es impresionante. Estoy de acuerdo con esto si piensas que ella estará de

acuerdo.

¡Estoy segura de que lo hará! Ella necesita a alguien a quien cuidar, y odia estar sola.

Los dos sonreímos. Tal vez esto podría funcionar. Me incliné para escribir

más.

Ella y yo nos vamos pronto, pero no tienes que venir de inmediato. Tienes algún

tiempo antes…

Nuestras sonrisas se desvanecieron y ambos bajamos la mirada. Un

pensamiento se cernió sobre nosotros.

Marna.

La mandíbula de Jay se tensó mientras escribía lentamente. Te juro que no tenía

ni idea. Si hubiera sabido lo que podía suceder…

Tomé la pluma de su mano. Lo sé. Todos sabemos.

No su hermana. Ella me odia.

Negué. No tiene nada que ver contigo. Ella cree que no puede vivir sin Marna.

Mi corazón se retorcía cada vez que pensaba en la mirada rota en el rostro de

Ginger cuando la verdad se asentó en ella. Ginger, quien siempre había sido tan

fuerte.

Todo estaba cambiando.

Ya era hora de que me fuera. Te voy a dar el número de Patti y quiero que te

pongas en contacto con ella. Las cosas están empezando a suceder. Estoy bajo investigación,

y están determinados a incriminarme esta vez. No quiero ponerlos a ustedes en peligro, así

que voy a mantener mi distancia.

Parecía preocupado mientras él escribía. Me gustaría que hubiera algo que

pudiera hacer.

Page 64: Sweet reckoning

Conociendo a Patti, tenerte de apoyo estará ayudándome más de lo que te imaginas.

Le di un abrazo, y estaba a punto de irme cuando su teléfono sonó.

Él me mostró la pantalla, la cual marcaba Marna.

Extendí mi audición hacia el auricular mientras él respondía.

―¿Jay? ―La voz de Marna sostenía un pánico apenas disimulado―. ¿Has

visto a mi hermana?

Sus ojos se clavaron en mí a medida que él negaba con la cabeza.

―No.

Le tendí la mano y él dijo:

―Espera, habla rápido con Anna.

―¿Qué está pasando? ―le pregunté.

―Ella no estaba aquí en Nueva York cuando llegué, y se perdió nuestro

vuelo de regreso a Inglaterra, así que me inventé una excusa para perderlo

también. Ahora estamos las dos en período de prueba con la compañía aérea. ¡Pero

no puedo encontrarla! ―sollozó Marna.

Mierda. Ni siquiera deberíamos estar teniendo esta conversación por

teléfono. Estaba segura de que la espeluznante Caterina había abandonado la zona,

pero cualquiera podía estar escuchando. Incluso venir a ver a Jay por última vez no

era inteligente.

―Está bien, no te preocupes. No puede haber ido muy lejos. Ella no te

dejaría.

―¿Crees que fue secuestrada? Oh, Dios… ―Dejó escapar un sollozo.

―No… no creo eso. ―Mi mente se dirigió directamente a la única otra

persona en el mundo por la que Ginger se preocupaba además de Marna―. ¿Qué

hay de…?

California. Blake.

Marna se tranquilizó.

―Eso sería soberanamente estúpido.

Ahora las dos nos quedamos en silencio. Sería peligroso para Ginger

abandonar el trabajo para ver a Blake, sobre todo cuando él estaba en medio de

una de sus más grande asignaciones: planificando una boda a gran escala con la

hermosa Michelle para provocar la envidia de muchos.

―Oh, no ―susurró Marna mis pensamientos exactos.

Ahí era exactamente a donde Ginger había ido.

Page 65: Sweet reckoning

―¡Tengo que ir por ella! ―dijo Marna.

―No ―le dije―. Tienes que volver al trabajo. Probablemente solo necesita un

día o dos para conseguir pasar más allá de esto y luego volverá.

―¿Y si no lo hace? ―susurró.

―Entonces vamos a tener que intervenir. Pero creo que entre ellos dos tienen

el suficiente sentido de auto preservación para resolverlo.

Blake no le permitiría permanecer mucho tiempo. Teníamos que confiar en

ellos para ser inteligentes. Me gustaría ponerme en contacto con Kai y pedirle que

arrastrara a Ginger de inmediato si tuviera que hacerlo, aunque realmente no

quería involucrarlo.

Colgamos y Jay me abrazó fuertemente. A medida que nos soltábamos, una

mancha oscura apareció en la pared y lentamente creció. Me sentí paralizada

cuando el espíritu oscuro voló en la habitación, un rostro feo que no reconocí. Se

veía ir y venir entre nosotros. El ángel de Jay se movió entre él y el espíritu.

Un millón de pensamientos pasaron por mi cabeza: las notas que habíamos

escrito el uno al otro estaban puestas justo en el escritorio, y había jodidos porta

bebés en su computadora. Afortunadamente Jay la estaba bloqueando, pero yo

tenía que hacer que el susurrador se alejara. Metí la mano en mi bolsillo y saqué un

fajo de billetes, entregándoselo a Jay.

―Utiliza esto para el barril ―le dije.

Sus cejas se fruncieron y yo sonreí en grande.

―Uh, sí. Por supuesto. ―Bendito sea por seguir la corriente.

―¡Nos vemos en la fiesta! ―le dije, antes de dar vuelta para irme. Así como

lo esperaba, el espíritu me siguió hasta el pasillo, y estaba tan aliviada que le guiñé

un ojo a la cosa fea. Me dio una mirada sospechosa antes de volar por delante de

mí, sus alas horribles abarcando a través de las paredes del pasillo, hasta que se

perdió de vista.

En el auto envié un mensaje a Jay. Destruye las notas. Elimina los

msj. Busca a P y continúa. Metí las cosas en el buzón.

Con suerte tendría la oportunidad de despedirse de sus padres, aunque no

tenía idea de cómo iba a explicar un movimiento tan repentino. Él lo averiguaría.

Pobre Jay. Eliminé el mensaje desde la memoria de mi teléfono y saqué la

información de la nueva vivienda de Patti de mi mochila. Con un análisis rápido

del cielo, metí el grueso sobre en el buzón de Jay, luego me metí en mi auto,

levantando grava a medida que salía a toda marcha de la ciudad.

Page 66: Sweet reckoning

Cuando empiezas a vivir fuera de ti mismo, todo es

peligroso

―Ernest Hemingway, El Jardín del Edén.

Page 67: Sweet reckoning

Tomando la Iniciativa

Traducido por Selene y Anelynn* Corregido por Nanis

onduje hasta la interestatal sintiéndome cansada de esconderme y de

evadir, el no hacer nada.

Papá no estaba ni cerca de ser encontrado. El hecho de que no

hubiera respondido o se hubiera mostrado era una mala noticia. Por lo que sabía

podría estar encadenado en el infierno, pensarlo hizo que toda mi confianza y

esperanza amenazaran con desaparecer.

Siempre había confiado en sus consejos. En su conocimiento de primera

mano. Ahora me sentía inútil y tímida. Entonces, ¿si mi papá estuviera aquí qué le

gustaría que hiciera?

Era el momento de tomar la iniciativa. La primera cosa que me vino a la

mente fue Marek, el hijo de Shax. ¿Era o no un aliado? Con un sentido de

determinación, decidí que era hora de averiguarlo.

Él todavía podría estar en los EE.UU., o de regreso en Europa. ¿Estaba

dispuesta a viajar hasta República Checa para encontrarlo?

Sí.

Lo que necesitaba era más información. Una dirección o un número de

teléfono para llegar a él. ¿Quién tenía contactos con los Neph o los Duques en que

pudiera confiar?

Kopano. Sus hermanos aún vivían en África con el Duque Alocer. Tal vez

podrían tener alguna información para mí.

Entré en un área de descanso en Carolina del Norte, me estacioné lo más lejos

posible de otras personas, familias viajando en sus vacaciones de verano.

Page 68: Sweet reckoning

Papá me había advertido repetidamente que las líneas telefónicas no eran

seguras, a pesar de su equipo militar y toda la tecnología de lujo que había

utilizado. En momentos como este, tenía que confiar en las precauciones que él

había tomado para nosotros, y esperar lo mejor.

Llamé a Kope. Respondió rápidamente, sonaba preocupado, probablemente

porque no lo llamaba hace mucho tiempo.

―¿Estás bien? ―Era bueno escuchar su reconfortante voz.

―Sí. Pero necesito un poco de ayuda. ―Respiré hondo y le conté la historia

de la visita de Marek y Caterina y que quería encontrarlo.

―Déjame hacer una llamada. Estaré en contacto.

Colgué, amando su disposición de entrar de lleno en mi petición sin discutir.

Regresé a la carretera, no quería dejar pasar mucho tiempo. Él me llamó media

hora más tarde.

―Tengo su número. Te enviaré un mensaje de texto.

Sonreí.

―Eres genial, Kope.

―Estoy volando para acompañarte.

Oh, no.

―No tienes que hacerlo. No después de la última vez que dijiste… ―Había

dicho que no viajaría a más misiones conmigo después de lo que pasó entre

nosotros en invierno y el posterior ataque de celos de Kaidan. Pero decirlo en voz

alta se sentía demasiado incómodo.

―Eso fue hace mucho tiempo, Anna. Muchas cosas han cambiado.

―No le tengo miedo a Marek. No lucía muy aterrador…

―Él está con los hijos de Thamuz. Y con la hija de Jezebet.

―Oh. ―Un miedo helado se deslizó por mi columna vertebral. Eso cambiaba

las cosas―. ¿Sabes dónde están?

―Moviéndose hacia el norte, como tú, de acuerdo con el último susurrador

que te vio.

Sensaciones de hormigueo desagradable pincharon mi piel.

―¿Cómo sabes todo esto?

―Padre le dijo a mis hermanos que estén preparados para ayudar a buscarte

si era necesario. Los Duques están utilizando a los Neph para cazar a personas

Page 69: Sweet reckoning

sospechosas. Creo que esperan que al poner a los Neph juntos sean capaces de

sonsacar quiénes son culpables o inocentes.

Eso tenía sentido ya que estaba en la naturaleza de los Neph desconfiar de

todos. Miré hacia arriba a la próxima señal de salida.

―Estoy en Mooresville, Carolina del Norte, cerca de la I-77. Voy a enviarle un

mensaje de texto a Marek, para ver si nos podemos encontrar solos.

―¡No! ―La alarma en su voz me hizo preguntarme qué tan estúpida estaba

siendo. Mi instinto me decía que no estaba en peligro con Marek, pero, ¿y si me

equivocaba?

―Te prometo que no voy a hacer ninguna locura. Trataré de encontrar un

hotel con una habitación en el primer piso que tenga una puerta corredera por la

cual pueda salir, por si él trata de llevar a alguien.

―Anna…

―Kope, siento que nos estamos quedando sin tiempo. Tendré cuidado.

―No me gusta esto.

―A mí tampoco, pero tengo que hacer algo. Te llamaré en cuanto me haya

reunido con él. Lo prometo.

Kope guardó silencio durante un largo rato antes de preguntarme:

―¿Tienes tus cuchillos?

Le di unas palmaditas a mis bolsillos.

―Sí.

―No bajes la guardia. Incluso si él dice ser un aliado. Los otros estarán cerca.

―Está bien.

Nos dijimos adiós, y me sentí mal por preocuparlo. Conduje por Mooresville,

que resultó ser la ciudad de NASCAR, hasta que encontré un hotel como el que

tenía en mente. Luego le envié un mensaje a Marek.

¿Puedes encontrarte conmigo a solas? -Hija de B.

Mi corazón se aceleró, dudaba de mi propia cordura.

Su respuesta llegó demasiado rápido. Sí. ¿Dónde estás?

Mis pulgares se cernían sobre las letras, vacilante. ¿Dónde estás?,

repliqué.

Su respuesta esta vez tardó más tiempo. Blythewood, Carolina del Sur.

Hice una búsqueda rápida. Estaba a una hora y media de distancia.

Page 70: Sweet reckoning

Respiré hondo y dije una oración mientras le enviaba un mensaje con mi

ubicación. Luego me dirigí a la tienda gigantesca de campistas. Nunca antes había

considerado comprar un arma, pero estaba lo suficientemente asustada como para

hacerlo ahora. La fila en el mostrador de armas era exageradamente larga,

probablemente registrar y verificar la información tomaría mucho más tiempo

también. En vez de eso le di un vistazo al mostrador de cuchillos y otras armas

hasta que algo llamó mi interés, una pistola paralizante disfrazada como una

linterna.

Estaba oscuro cuando salí de la tienda con una pistola eléctrica

completamente cargada y una nueva navaja de hoja deslizante. Afilada y rápida de

abrir. Entonces me senté en mi habitación de hotel a esperar. Miré a través de la

puerta corredera de cristal que daba al estacionamiento con las manos en los

bolsillos, girando mi cuchillo una y otra vez. Decidí no tenerlo conmigo, sobre todo

si había una pelea, no quería que Marek lo descubriera. Metí la empuñadura entre

los colchones por donde mi brazo podría estirarse.

Una hora y media había pasado. Ya deberían estar en la ciudad. Estaba

paseándome y escuchando atentamente cuando me llegó un mensaje de texto de

Marek.

No puedo ir solo.

Las alarmas sonaron en mi cerebro.

Olvídalo entonces, le respondí.

¿Más tarde,esta noche?

Pensé en ello. Si quería atraparme, podría haber venido directamente al hotel

con los otros. Tal vez realmente era un aliado, y no podía perder a los tres Neph.

Por mucho que no quisiera quedarme en la ciudad sabiendo que Caterina y los

hijos de Thamuz estaban cerca, también estaba desesperada por tener otro fuerte

Neph de nuestro lado.

Bien, le envié un mensaje, borré todos nuestros mensajes. Y la espera

comenzó.

No podía relajarme. Todo lo que podía hacer era mirar por la ventana a la

gente que iba y venía del estacionamiento. Extendí mi audición hasta la entrada del

hotel y me tomo toda mi concentración mantenerla y darle sentido a lo que la gente

decía.

Una hora después de mis mensajes con Marek, algo me llamó la atención en

el vestíbulo. Alguien que sonaba como una niña preadolescente dijo:

―Ese tipo espeluznante me empujo y ni siquiera se disculpó.

Page 71: Sweet reckoning

Una mujer, presumiblemente su madre, respondió con un conciso susurro.

―Mantente alejada de ese hombre. No me gusta su aspecto.

Mi corazón voló a mi garganta y caí de rodillas junto a la cama. Metí mi brazo

entre los colchones hasta que sentí la empuñadura. Mis instintos me gritaban que

saliera de allí. Empujando la empuñadura en mi mochila, corrí a la puerta y asomé

mi cabeza. Efectivamente, al final del pasillo había un hombre enjuto con el cabello

negro recogido en una cola de caballo. De su esternón salía un estallido de color

negro. Que creció cuando me vio y sonrió.

Cerré la puerta con llave y luego corrí hacia la puerta del patio. Tan pronto

como me deslicé por ella, una mano bronceada se agarró al borde. La mitad de un

grito se escapó de mi boca antes de que su mano bajara como un cañón dándome

una fuerte bofetada. La sangre cubría mi lengua y tropecé hacia un lado el tiempo

suficiente para que él cerrara la puerta. Mi mochila cayó, pero no tenía tiempo para

preocuparme por ello.

Ignorando el dolor palpitante en mi boca, metí mi mano en mi bolsillo. Mis

reflejos se deben haber adormecido por la bofetada, pero los de él eran rápidos. Me

agarró de la muñeca y la retorció detrás de mi espalda, arrancando un grito

angustioso de mi garganta, que fue ahogado rápidamente por su mano. Él hizo

todo esto mientras nos movíamos hacia la puerta mientras luchaba como una loca.

Para ser un chico bajo y delgado, era bastante fuerte. Me sostuvo contra él mientras

caminaba, tomando mis patadas en sus rodillas como si fueran nada, su mano se

cerró con demasiada fuerza alrededor de mi boca como para que la abriera o lo

mordiera.

Cuando soltó mi boca para abrir la puerta, tiró para arriba mi muñeca torcida,

respiré hondo lista para gritar de nuevo. En un latido del corazón tenía la puerta

abierta y su mano volvió a tapar mi boca y sujeto mi mandíbula, ahogando mi

grito. Su hermano se abrió paso entre las personas. Se movían tan rápido y de

manera fluida. Me sentía tan furiosa cuando empujaron un trozo de plata a través

de mis labios.

En un ataque de terror empujé mi cabeza hacia atrás alcanzando su nariz. Oí

el chasquido y él gritó, soltándome lo suficiente para meter mi mano en mi bolsillo

para sacar mi cuchillo, ya que no podía llegar a la pistola eléctrica. La hoja salió y

comencé a atacar. Sentí la conexión del acero con la carne una y otra vez y vi la

sangre, pero ellos no retrocedieron ni me dieron un centímetro para que pudiera

correr. En cuestión de segundos el cuchillo fue sacado de mi mano y mis brazos

estaban detrás de mi espalda.

Uno de ellos se echó a reír y fue entonces cuando la histeria se asentó en mí.

Recordé lo que Caterina me había dicho sobre que los hijos de Thamuz estaban

Page 72: Sweet reckoning

involucrados en el secuestro. Eran profesionales en esto. Nunca dejé de luchar,

pero parecía inútil y estaba cansada. Tendría que hacer algo más que luchar

físicamente contra ellos. Tendría que usar mi cerebro, también.

Mis instructores de defensa personal me sujetaban con fuerza, pero era

evidente que no querían hacerme daño. Los hijos de Thamuz no tenían reservas.

Sentí que sus dedos se clavaban en mi piel, dejando hematomas y arañazos.

Mientras peleaba contra ellos, se defendían dando puñetazos, golpeando,

pateando, tirando de mi cabello. Sentían placer con mis sonidos de dolor. Nunca

dejaron de sonreír, sus ojos brillaban con fervor.

Cuando mi forcejeo se desaceleró, caí de bruces sobre la cama, boca abajo

mientras los dos me sujetaron. Mi cuerpo se agotó. Estaba sudando y gimiendo,

porque incluso en mi estado destartalado, y cerca del desmayo, todavía tenía

suficiente sentido común para sentir miedo por mi vida.

―¿Qué quieren? ―Me las arreglé para preguntar entre jadeos.

―Te estamos llevando a un viaje pequeña chica ―dijo uno de ellos cerca de

mi oreja.

Ellos me llevarían hacia los Duques. Pharzuph me olería. Mis instructores

siempre me advertían de nunca permitir ser llevada a una segunda locación. Mi

paliza comenzó nuevamente mientras mi cerebro destellaba con pánico. Todo lo

que necesitaba era que mi mano llegara a mi otro bolsillo. Sólo unos centímetros…

Uno de ellos agarró mi cabello y empujó mi cabeza en el colchón tan fuerte

que no podía respirar. El otro me golpeó con una ronda de puñetazos en mis

hombros y en la espalda. Grité en el colchón mientras su puño conectaba con mi

omóplato con un chasquido.

Querido Dios. Nunca había sentido nada como eso. Todo mi cuerpo se tensó

con shock mientras dolor abrasador se lanzaba a través de mi hombro. No podía

tomar una respiración con mi cara sofocada contra la cama. Pensé que

seguramente lo estaba imaginando cuando mi cabeza fue liberada y el peso del

hombre detrás de mí repentinamente se levantó. Rodé, aturdida y el dolor corría a

través de la parte superior de mi espalda.

Por un rápido momento pensé que estaba imaginando la escena delante de

mí a través de ojos empañados.

Un tercer hombre estaba en la habitación, y estaba peleando con los dos

Neph. Estaba todo de negro, incluyendo su máscara y los guantes negros. La forma

en que se movía, y la forma de su cuerpo era familiar para mí.

Kopano. Mi cabeza flotó con gratitud.

Page 73: Sweet reckoning

Nunca lo había visto completamente desatado con ira. Los hijos de Thamuz

no tenían ninguna oportunidad. Él debió arreglárselas para escabullirse adentro y

caer sobre ellos inesperadamente mientras estaban concentrados en su sed de

sangre sobre mí, porque ambos parecían desorientados, tratando y fallando por

escapar de sus puños. Kope lanzó uno de ellos hacia el piso y estaba encima de él

cuando el otro metió la mano en su bolsillo. Vi el destello de plata, y estaba en mis

pies a pesar de las protestas de mi cuerpo.

Agarré el arma paralizante saliendo de mi bolsillo y lo empujé en las costillas

del tipo y presioné el botón. Un gruñido agudo escapó de él mientras el impacto de

electricidad golpeaba a través de su sistema nervioso. Cayó al suelo como si

estuviera paralizado. Me volví hacia Kope y casi vomité cuando vi toda esa sangre.

Mi dulce amigo estaba perdido en la bestia de la ira.

―¡Para!

Fui a trompicones a su lado, tratando de evitar el rápido balanceo de sus

codos. No quería decir su nombre, porque incluso si los otros dos habían notado su

emblema, no habían visto su rostro.

―¡Detente! ―Agarré la parte posterior de su cuello desde atrás y me tropecé

hacia adelante enderezándome con la otra mano en su gran hombro

moviéndose―. ¡Para! ¡Tenemos que irnos! ―Lo sacudí fuerte.

La combinación de mi toque y mi voz lo hicieron inmovilizarse. Un gruñido

estrangulado dejó su garganta mientras tomaba un vistazo al hombre sangrando

debajo de él, apenas vivo. Desde el rabillo de mi ojo vi a su hermano moviéndose,

tratando de sentarse.

―Vamos ―le susurré a Kope. Mi visión se volvió borrosa. Me atrapó justo

cuando estaba a punto de caer. Parpadeé hasta que la habitación tuvo enfoque otra

vez―. Mi bolso. Vámonos.

Ambos salimos por las puertas deslizantes de atrás. Apunté hacia mi auto, el

cual estaba afortunadamente justo afuera de la puerta, y me guió hacia el lado del

pasajero. Entonces él fue detrás del volante, con chirriantes llantas saliendo del

estacionamiento, arrancó la máscara de su cara.

―Gracias ―susurré una vez que estuvimos a kilómetros. Trabajé duro para

enfocar y no desmayarme. Me recliné contra la puerta porque mi hombro tocaba el

asiento y quería llorar de agonía.

―Siento que hayas tenido que ver eso.

―Está bien ―susurré.

―Estabas siendo sofocada. Y entonces cuando lo vi golpeándote…

Page 74: Sweet reckoning

―Lo hiciste bien. Estoy tan agradecida que llegaste. Nunca debería de haber

tratado de hacerlo sola. ―Me encogí de dolor cuando golpeó un bache en la

carretera.

―¿Necesitas un doctor?

―No. ―Incluso si algo estaba roto, ir a un doctor era muy arriesgado en

numerosas maneras. Odiaba tomar medicina, porque algo tan simple como una

aspirina hacía que mi cuerpo quisiera más. En este caso tenía que hacer una

excepción―. Necesito ibuprofeno.

Kope se detuvo en una farmacia en la siguiente ciudad. Usamos servilletas y

toallas húmedas de mi auto para limpiar sus manos. Me dio cuatro analgésicos

cada media hora mientras manejábamos hacia el norte. También consiguió

vendajes para los cortes en sus manos, aunque sanaban rápido.

―¿Qué pasó con Marek? ―preguntó Kope.

Cerré mis ojos y le conté la historia.

―¿Crees que te tendió una trampa?

―No, no lo sé. ¿Por qué tendría que importarle decirme que no podía

encontrase conmigo a solas? El sólo podría enviarlos para emboscarme

inesperadamente en primer lugar.

―Pero, ¿cómo es que los hijos de Thamuz sabían que estabas ahí? Tal vez

ellos están usando a Marek para ganar tu confianza y engañarte.

Ese era un pensamiento deprimente.

―Tal vez ―admití―. O tal vez vieron los mensajes de texto de alguna

manera. O tal vez me buscaron por ellos mismos. De cualquier manera…

―¡Abajo! ―gritó Kope.

Contuve un gemido de angustia mientras apretaba mi cuerpo abajo, fuera de

vista.

―Un oscuro. Se ha ido ahora.

Me quedé abajo, apretando mis dientes.

―¿Te vio?

―No. Estaba volando en otra dirección.

Lentamente me senté.

―¿A dónde vamos a ir?

―Voy a salir del aeropuerto de Roanoke.

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―¿A Virginia?

―Sí. Pero no hasta que estés lo suficientemente bien. ¿A dónde te llevo?

No tenía idea.

―Sólo… llévame al aeropuerto contigo. Encontraré algún lugar para ir

después de eso. Ya me estoy sintiendo un poco mejor.

Sentí la breve calidez de su mano tocar mi omóplato.

―Está hinchado ―dijo con preocupación.

Todavía dolía, pero entre sanar rápido y los analgésicos, cada ciertos minutos

se estaba mejorando más.

―Estaré bien.

Pasamos Blacksburg, Virginia, de camino hacia el aeropuerto, y aunque las

señales del Tecnológico de Virginia deberían haberme hecho feliz, sólo servían

como recordatorio de cuán lejos estaba del mundo de los humanos.

―Ahí está mi universidad ―dije quedamente.

Kope no dijo nada más que echar un vistazo triste en mi dirección.

Mientras nos acercábamos a Roanoke, no estaba cien por ciento segura, pero

me estaba sintiendo más como yo misma.

―Me pregunto cómo le estará yendo a Z ―dije.

Y maldición si una pequeña sonrisa no llenó su rostro.

―Tu padre le encontró un lugar en Boston. No sé cómo lo hizo, pero un

monasterio cercano aceptó rentarle una habitación.

Me senté hacia adelante.

―¿Ella está en Boston ahora? ¡Eso es asombroso!

―Sí. Ella está… progresando de su padre y el alcohol.

―Y cerca de ti.

Su emblema golpeó y mantuvo sus ojos directamente hacia adelante en el

camino. Mojó sus labios, y tuve la urgencia de preguntarle si ya había usado esos

labios en Zania. El pensamiento hizo que mi cara se calentara. Marna le habría

preguntado, pero él y yo no teníamos esa clase de relación, especialmente después

de que había usado esos labios en mí.

Nuestro viaje a Australia parecía de hace un millón de años, no simples ocho

meses.

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―Bueno, estoy feliz de que le esté yendo mejor, y estoy contenta… ―Froté

mi hombro―. Estoy contenta de que ella te tiene. Y tú la tienes a ella.

Finalmente me miró otra vez, esos ojos castaños buscando los míos. Esperaba

que viera la verdad, que quería que fuera feliz.

―Te gusta mucho, ¿verdad? ―pregunté.

―Me gusta muchísimo, Anna. ―Sus palabras contenían suficiente pasión

para hacerme temblar.

Cuando miró de vuelta a la carretera, sonreí hacia afuera de mi ventana. Él

podría o no haberla besado aún, pero definitivamente quería hacerlo.

Mi pulso brincó con el sonido de un mensaje de texto entrante. Saqué mi

teléfono de mi bolso. El mensaje era de Marek.

No puedo librarme de Cat. No puedo localizar otros dos acompañantes. No es seguro encontrarnos.

Mi corazón palpitaba con fuerza mientras trataba de averiguar su culpa o

inocencia. Leí el texto a Kope, y pensamos en silencio. Mi parte ángel querían tanto

confiar en él, pero mi parte demonio estaba sacudiendo su cabeza y diciéndome

que no fuera estúpida.

―No voy a responderle. No lo contactaré otra vez.

―Bien ―dijo Kope.

―¿Tienes un vuelo nocturno? ―pregunté.

―No. Me voy a las cinco, pero es mejor si no somos vistos juntos.

―Sí. ―Estuve de acuerdo, pero todavía sentía un hueco de pérdida con el

pensamiento de él yéndose.

Se estacionó en la curva de la acera y se volvió hacia mí, la lámpara de la calle

atrapando un destello verde en sus ojos claros.

―Me salvaste. Ellos me iban a llevar con los Duques.

O peor, dependiendo si podían mantener sus ansias asesinas a raya. De

alguna manera dudaba que hubieran sido castigados por “accidentalmente”

matarme.

―Tuve un terrible presentimiento después de que hablamos. Tenía que llegar

a ti.

―Gracias. ―Sin pensarlo, me estiré entre los asientos y lo abracé. Me jaló

cerca, cuidadoso de mi hombro. Por un segundo me preocupó que su contacto

pudiera destellar su lado lujurioso, pero no sucedió. Me sostuvo suavemente y me

dejó ir.

Page 77: Sweet reckoning

―¿Estás segura de que estás bien? ―preguntó.

―Ya estoy mejor. Tal vez una dosis más.

Kope sacudió cuatro tabletas en mi mano y puso la botella en su bolsillo. Me

imaginé rogándole por la botella, pero él nunca cedería.

―Adiós, Anna. Cuídate.

―Tú también, Kope. Dale a Z mi amor. Te voy a extrañar.

Realmente no quería decir la última parte, pero era la verdad. Él era mi amigo

y lo extrañé. Fui recompensada con un destello de su sonrisa y hoyuelo antes de

que me dejara.

Sola otra vez.

Page 78: Sweet reckoning

Kaidan o el Mundo

Traducido por flochi y Emii_Gregori Corregido por Nanis

hora qué?

Seguía sin saber nada de papá. Quería hablar con

desesperación con Kaidan. Me sentía preocupada por Jay,

Ginger, Marna, Blake, y Patti. Y aquí me encontraba conduciendo sin rumbo por

Virginia.

Una tonta parte de mí quería estar cerca de Patti y Jay, aunque no

pudiéramos estar juntos realmente.

Me detuve por gas en un pequeño pueblo, admirando la vista de las

montañas Blue Ridge contra el azul profundo del cielo nocturno. El escenario se

vio abruptamente arruinado cuando dos viles seres alados bajaron volando y

rodearon el auto, observándome. Mierda. Ignorándolos, arranqué el coche y

regresé a la I-81.

Nunca me dejarían sola.

No había dónde esconderse o escapar de los susurradores. Estaba siendo

observada y seguida. Podía intentar encontrar una iglesia como Jay, considerando

que los espíritus y los Duques no entrarían. Pero aun así sabrían dónde me

encontraba, y enviarían a sus lacayos humanos tras de mí. Todo lo que podía

hacer era intentar permanecer un paso adelante.

Incluso en las rutas abiertas, rodeada por una inmensa belleza terrenal, me

sentí atrapada.

¿Dónde estás, papá? ¿Qué se supone que haga ahora? Mi brillante plan para

hablar con Marek había sido un enorme fracaso.

Page 79: Sweet reckoning

No lloraría, pero mis ojos ardían y mi respiración se sentía irregular.

Lo último que papá había aconsejado, y todos los Neph estuvimos de

acuerdo, era fingir que trabajábamos. Quizás eso es lo que debería hacer. En lugar

de correr y esconderme, podía dirigirme a la universidad. Era el plan de papá para

mi vida. Mi siguiente “lugar de destino”, donde simularía ser una estudiante a la

vez que salía de fiestas. ¿Descolocaría a los Duques si seguía con mi charada de

trabajo en vez de correr y parecer culpable? A esta altura valía la pena intentarlo.

Me dirigí a Blacksburg, registrándome en un hotel ya que los dormitorios no

estaban abiertos.

Dormitorios, universidad. Ja. Todo al alcance de la mano y sin embargo no lo

estaba. Ni siquiera podía estar emocionada por la bella ciudad o la divertida

atmósfera.

Me removí inquieta durante toda la noche. Sudando a pesar del viento del

aire acondicionado. Todo mi cuerpo dolía, y luché contra la urgencia de salir y

comprar más calmantes, preocupada de tomar más de los que debería. Me

desperté a las seis a.m. de un sueño vago y borroso.

Las sábanas estaban enredadas alrededor de mis caderas cuando llamaron a

la puerta, y mi ritmo cardíaco salió disparado. Me desprendí de las mantas, y

agarré la pistola eléctrica y el cuchillo de la mesita de noche. Este hotel no tenía

ventanas o puerta por la cual escapar. Mi cerebro giró.

¿Eran los hijos de Thamuz? Kope había dejado bastante herido a uno de ellos,

no podía imaginarme que ya estarían en camino. El personal del hotel no llamaría

a la puerta tan temprano. Tenía que ser un Neph o un Duque. Lo susurradores

debieron encontrarme mientras dormía. ¿Eran otra vez Marek y Caterina? Con un

gran esfuerzo me obligué a extender mi audición fuera de la puerta y susurré:

―¿Quién es?

―Kaidan Rowe. Hijo de Pharzuph.

Mi respiración quedó atascada y mis órganos internos dieron un vuelco. Era

su voz. Pero, ¿por qué sonaba tan formal? ¿Y qué demonios estaba haciendo aquí?

Corrí hacia la puerta, ¡sin mirilla!

Me quedé parada frente a la puerta, temblando.

―¿Qué quieres?

―Tengo que hablar contigo. Abre.

O realmente era él, y algo terrible estaba sucediendo, o alguien estaba

haciendo una malditamente buen imitación.

Page 80: Sweet reckoning

―No estoy aquí para lastimarte ―habló con suavidad, pero su tono sonaba

peligroso.

No quería estar asustada de Kaidan. Mi Kai. Pero todos mis instintos hicieron

que apretara con más fuerza el agarre que tenía sobre el cuchillo.

Tragándome la humedad de la emoción, giré la perilla. Cuando abrí la

puerta, mi corazón se disparó. Definitivamente era Kaidan, pareciendo como si

hubiese permanecido despierto toda la noche. Su cabello largo hasta la barbilla

colgaba despeinado alrededor de un estallido de brillantes ojos azules y un rostro

endurecido. Junto a él, flotando con una maliciosa sonrisa, había un susurrador.

Estaba confundida, nerviosa, eufórica, asqueada. Había traído un susurrador

directamente hacia mí… o quizás el susurrador había llevado a Kaidan. El ladrón

humano de bragas no había funcionado. Tampoco Marek o Caterina o los hijos de

Thamuz. Así que los Duques enviaban a Kaidan. El hecho me hizo sentir aliviada

en cierto sentido, no debían sospechar de él. Él estaba a salvo, por ahora.

Entonces, ¿cuál era el plan de Kaidan?

Mi pulso no se calmaría. Kaidan agarró el filo de la puerta por encima de mi

hombro y dio un paso hacia adelante, haciéndonos entrar a la habitación.

Me di cuenta de que había bajado completamente la guardia cuando sentí su

mano envolverse alrededor de la mía, cerrando mi cuchillo y deslizándolo en su

propio bolsillo. Le dio a la “pistola de luz” una mirada graciosa antes de sacarla de

mi asidero y tirarla al suelo. La puerta se cerró, y el susurrador se empujó a través

de ella, observando cómo Kaidan me hacía retroceder contra la pared.

Con el espíritu mirando, tenía que fingir que no lo amaba, al igual que hacía

él, incluso si eso dolía. En la vida normal no podía soportar mentir. Pero cuando

los susurradores y los Duques estaban involucrados, la suerte estaba echada.

Puse mi palma sobre el pecho de Kaidan y enderecé los brazos, dándole mi

mirada más feroz. Su estallido rojo explotó.

―Retrocede, hijo de Pharzuph ―advertí.

Una sonrisa depredadora se extendió por su apuesto rostro, y el repulsivo

susurrador se deslizó más cerca.

―Sólo estoy aquí como una precaución ―canturreó Kaidan―. Para asegurar

que la hijita de Belial se está comportando apropiadamente. ―Su voz sonó como lo

había hecho durante nuestros primeros encuentros; despectiva y sombría. Era tan

apropiado que lo hubieran enviado a él, el hijo de Lujuria, para asegurarse de que

yo no era virgen. Dejar que mi lujuria por él se apoderara de mí era algo que no

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podía hacer. Si la empuñadura celestial, la Espada de la Justicia, sentía alguna falta

de pureza en mi corazón, no me permitiría manejarla. Tenía que ser angelical para

usar una reliquia de ángel.

―Escuché que ni siquiera te gustan las chicas Neph ―respondí.

Se echó a reír, apartando el cabello de sus ojos con un giro de la cabeza y

avanzando nuevamente.

―No me gustan. Pero estoy dispuesto a hacer sacrificios por un mal mayor.

Tragué saliva. Era convincente. Demasiado convincente.

Sólo está montando un espectáculo, me dije.

―Entonces, ¿qué estás diciendo? ―pregunté―. ¿Los Duques no creen que

esté trabajando? ¿Es por eso que están enviando a cada Neph a interrogarme y

luchar conmigo?

Su pausa ante la mención de otros Neph fue minúscula, pero lo conocía lo

bastante bien como para notarlo.

―Sólo cubriendo todas las bases. Saben que estás empujando alcohol, pero

no eras una trabajadora experimentada en esa cumbre, ¿no?

―Eso fue hace año y medio ―gruñí―. Ahora soy más experimentada.

―Pruébalo.

Su boca golpeó la mía con una oleada de feromonas calientes y cítricas y su

cuerpo me presionó contra la pared. Me había olvidado de mi omóplato hasta que

una cresta de dolor me atravesó, y gimoteé. Lo sentí dudar, como si pudiera

detenerse para preguntar qué pasó, pero luego siguió adelante.

Quise hundirme en su toque, pero un asqueroso gorgoteo sonó en mi cerebro

por parte del susurrador, que nos miraba de cerca. Kaidan rompió el beso el

tiempo suficiente para fulminar al espíritu.

―Mata el deseo que hagas eso ―le dijo―. ¿Puedes callar la mente? ―El

susurrador gruñó, y Kaidan volvió a besarme, besos firmes y duros.

No se parecían en nada a los besos que nos habíamos dado en su

apartamento en L.A. Ahora estaba completamente sumergido en el trabajo físico,

nada más. Confiaba en él, pero mis sentamientos vacilaron cuando la ropa empezó

a ser removida. Se quitó la camiseta con un rápido movimiento. Cuando alcanzó

mi camiseta, quise detenerlo porque no llevaba sujetador. Me obligué a no

protestar o cubrirme mientras sin contemplaciones me quitaba la camiseta por la

cabeza y volvía a besarme en la boca, con ferocidad, pura lujuria, nuestros pechos

desnudos tocándose.

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Una parte desesperada y autoconsciente de mí se preguntó qué pensaba él de

mi cuerpo. Era extraño tenerlo aquí sin tomarse el tiempo para saborearme como

sabía que podía hacer. Como sabía que disfrutaba hacer.

En ese momento imaginé que podía oler el rancio aliento del susurrador en

nuestro espacio, poniéndome nerviosa y amarga. Teníamos que deshacernos de

esa cosa.

La boca de Kaidan encontró la curva donde mi hombro se encontraba con mi

cuello, y sentí sus manos calientes hundirse completamente en la parte trasera de

mi pijama, su mano ahuecando mi trasero, empujando mi ropa interior hacia abajo

por mis muslos.

Mi corazón triplicó sus latidos. ¿Cuán lejos iba a llegar con esto?

―Quítatelos ―dijo.

Por primera vez dudé y quise llorar. Siempre me había preguntado si algún

día estaría con Kaidan desnuda, pero nunca bajo estas circunstancias. Dando

rienda suelta a mis emociones, espeté:

―No tienes que ser un bruto.

Su breve risa era un tenebroso sonido mientras me empujaba sobre la cama,

agarrando mi pantalón y bajándolo por mis piernas, arrojándolo y dejándome

desnuda. Todo su cuerpo se tensó mientras sus ojos se posaban en las contusiones

desteñidas y verdosas a través de mis espinillas. Una encuesta rápida de mi piel

reveló que tenía moretones en todas partes. Kaidan se recuperó rápidamente, con

la mandíbula fija en líneas duras.

Mantuvo sus ojos en mis rodillas o estómago después de eso. El distintivo

rojo en su esternón era tan grande como si nunca lo hubiera visto, girando y

pulsando. Deseaba una mirada suave de Kai… un atisbo del niño que me amaba.

Cuando su mirada finalmente encontró la mía por el segundo más breve, era todo

calor e ira.

Junté mis rodillas, sorprendida de que yaciera desnuda frente a Kaidan Rowe

y parecía no importarle. Permaneció en el extremo de la cama, desabrochando su

cinturón, lo que hizo que sus shorts cayeran a sus caderas. Tuve que tragar

mientras abría su cremallera.

Esto no está sucediendo. Capté la señal de su libro de jugadas y parecía un poco

desinteresado, manteniendo mis ojos en su pecho mientras sus shorts caían al

suelo. No mires, Anna, me dije.

Page 83: Sweet reckoning

Kaidan Rowe estaba desnudo, en toda su gloria, y tuve que fingir ser

imperturbable. No podía ser capturada embobada como si fuera algo que nunca

hubiera visto. Lo cual no había hecho, y no lo quería ahora. No de esta manera.

Él no lo hará, me dije. No lo hará. No de esta manera. Él me ama.

Esta era exactamente la posición Kaidan y juré nunca dejarnos entrar.

Desnudos. Juntos. No tenía ninguna duda en mi mente de que su padre lo había

enviado a él y al espíritu. La consecuencia de rechazar la voluntad de su padre

sería la muerte. ¿Estaba dispuesta a llegar hasta el final en este momento para

salvarlo? ¿Incluso si eso significaba que no podría blandir la Espada de la

Justicia… el única arma que nos ayudaría a deshacernos de los demonios? Kaidan

o el mundo. ¿Qué tipo de elección era esa?

Por favor, por favor, por favor, rogué. Sácanos de esto.

Kaidan vino hacia mí. Cuando el susurrador hizo ese grotesco y gutural

ronroneo de nuevo, arrugué mi nariz. El pánico y la frustración me hicieron hablar.

―¿Tienes que estar aquí? ―le pregunté―. Eres realmente molesto.

Cierra la boca, me dijo. Como si quisiera estar aquí con tu aburrido Neph.

―Entonces vete ―dijo Kaidan―. Ya casi hemos terminado aquí. De todos

modos, creo que encontrarás la habitación 108 mucho más interesante.

Esto pareció captar el interés del espíritu, y por primera vez desde que Kai y

el susurrador entraron, sentí una punzada de esperanza. El demonio se congeló y

luego flotó.

¿No lo dirás?, preguntó.

―¿Decir qué? ―dijo Kaidan con impaciencia―. Hiciste lo que viniste a

hacer… me viste encontrar a la chica y asegurarme que es impura. Tu trabajo está

hecho, y puedo terminar el mío mucho mejor si no estás flotando.

El espíritu ponderó esto unos segundos antes de que se desviara con un

chasquido y volara a través de las paredes, desapareciendo.

Tenía miedo de respirar. Miramos la pared blanca en silencio durante un

minuto antes de que Kaidan se derrumbara en la cama junto a mí, empujando su

cara en una almohada y gritando. Subí por debajo de la manta y arrojé una

almohada sobre su cincelado y desnudo trasero.

Mi corazón estaba latiendo demasiado rápido, y los pensamientos en mi

cabeza eran demasiado turbios para descifrar. Cuando Kaidan extendió un brazo y

se impulsó más cerca, enterrando la cara en la manta en mi regazo, tenía miedo de

tocarle.

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―Me habría detenido, Anna ―su voz era un susurro grueso, causando que

lágrimas bajaran por cada una de mis mejillas―. Lo juro. Moriría antes de tomarte

contra tu voluntad. Por favor, dime que me crees.

―Te creo. ―Y lo hacía, pero aun así había sido un momento temible y

desesperado que me dejó temblando. Estaba furiosa con los Duques por hacernos

pasar por esto. ¿Y si no hubiéramos sido capaces de decirle al susurrador que se

fuera? Las cosas estaban yendo demasiado lejos. Algo tendría que ceder. Y pronto.

Limpié las lágrimas de mis mejillas y empujé mis dedos en su cabello,

sabiendo muy bien que el susurrador podría volver en cualquier momento. No

podíamos seguir conmoviéndonos así.

―Ven bajo las sábanas conmigo ―dije―. Necesitamos recostarnos aquí por

un tiempo en caso de que vuelva.

Kaidan me miró, mostrando toda la emoción que ocultó con tanta pericia en

la presencia del espíritu. Su expresión hizo que todo dentro de mí volviera a la

vida.

―Allí estás ―susurré, acariciando su mejilla hasta que fui recompensada con

una cansada y pequeña sonrisa.

Se sentó, colocando la almohada sobre su regazo hasta que estuvo bajo la

manta. Estábamos uno al lado del otro, tranquilos, con nuestros pechos subiendo y

bajando demasiado rápido. Kaidan tembló antes de parecer recordar algo de

repente. Se levantó y me tomó del brazo, pasando una mano sobre los moretones.

―Anna… ―Aquí vamos―. ¿Qué. Demonios. Pasó? ¿Quién te hizo esto?

Tragué con fuerza.

―Escucha, Kai. Estoy bien ahora, ¿de acuerdo?

―¿Quién?

Su respiración se hizo más rápida, una tormenta furiosa.

―Los hijos de Thamuz.

Su boca se aflojó.

―¿Qué hicieron? Juro por Dios…

―Nada. Trataron de llevarme, pero luché. Y… Kope apareció.

―¿Kope?

―Sí. ―A Kaidan no le gustaría esta historia. Me preparé, y le conté todo.

Parecía listo para quemar un fusible.

―Deberías haberme llamado ―dijo.

Page 85: Sweet reckoning

―Pensé que estabas en Los Ángeles. No había mucho tiempo, y no quería

que te preocuparas. Iba a decirte todo después.

Frotó su rostro.

―No puedo… sólo… Anna, jura que nunca involucraras a otro Neph así.

¡Tienes suerte de que Kope apareciera! Dios, ¿qué haría yo? ¡Mírate!

Empujó mi cabello a un lado y maldijo a la vista de mi hombro y espalda.

―No tenía ni idea de que estuvieras lesionada ―susurró―. Estaba

demasiado agitado…

―Estoy bien. Te lo juro. Debiste estarlo. Fue más convincente de esa manera.

―Los mataré.

―Sh. ―Empujé a Kaidan de regreso a mi lado y lo vi respirar mientras

luchaba con su ira.

Después de diez minutos, dije:

―Probablemente podamos levantarnos ahora, ¿verdad? Creo que es

suficiente tiempo para hacer el trabajo.

Mis palabras lo sacaron de sus pensamientos oscuros lo suficiente para

hacerle reír.

―Ah, cariño, espero que no.

Fue un alivio oírle bromear. Nos sentamos, y justo cuando estaba a punto de

preguntarle si pensaba que el espíritu regresaría, se giró y me besó de verdad,

ahuecando mi rostro. Agarré sus hombros, jadeando al sentir nuestros pechos

desnudos encontrarse mientras nuestra pasión nos instó a acercarnos. Me obligué a

retroceder.

―Oh, Dios ―dijo―. Vístete. Ahora.

―Tú primero ―dije.

―Mira hacia otro lado ―aconsejó―. A menos que quieras una vista

completa.

Volví la cabeza, en parte por vergüenza y en parte porque si dejaba que mi

curiosidad obtuviera lo mejor de mí y me sorprendía mirando, podría atacar. Y

podría dejarle hacerlo.

Mi cabeza se levantó cuando oí a Kaidan maldecir, y lo encontré allí de pie

sin camisa, mirando al mismo espíritu suspendido que nos había dejado hace diez

minutos.

―Sí, obviamente terminé ―dijo Kaidan, sonando aburrido.

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El espíritu se volvió hacia mí, y a pesar de que mi pecho estaba cubierto por

la manta, quería alzarla más. No me atreví a moverme.

El espíritu debe haberle dicho algo más telepáticamente a Kai, porque le

respondió en tono sarcástico:

―Hazlo tú.

Cuando el espíritu se fue volando, Kaidan dejó escapar un suspiro y dijo en

voz baja:

―Se ha ido a decirle a Pharzuph.

Tragué un nudo seco y asentí. Kai se inclinó para recoger mi ropa descartada

y me la arrojó antes de desaparecer en el baño.

Cuando me vestí, una pregunta continuó agitándose dentro de mí: ¿Kaidan o

el mundo? Me libré de tomar esa decisión hoy, pero parecía inevitable que lo haría

eventualmente. ¿Podría hacer lo correcto si eso significaba que Kaidan perdería su

vida? Las lágrimas amenazaban con caer de nuevo, pero las contuve, poniendo una

cara fuerte y cerrando mis ojos.

Por favor, Dios. No me hagas elegir.

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Preocupaciones en Abundancia

Traducido por Aяia Corregido por Nanis

ptamos por quedarnos en la habitación de hotel un poco más ahora

que el susurrador se había ido, pero sabíamos que tendríamos que

irnos pronto.

Kaidan se estiró sobre su espalda y miró con nostalgia a mi regazo, el cual

estaba a la altura perfecta para que descansara su cabeza. Me habría encantado

pasar mis dedos por su cabello otra vez, pero no quería tomar ningún riesgo.

Tenerlo ahí conmigo se sentía irreal. Esperaba que me fuera arrancado en cualquier

momento. No me había relajado del todo, siempre tensa y esperando un espíritu

oscuro o un Neph enemigo.

―¿Qué pasa ahora? ―pregunté.

―Tengo que volver a L.A. ―Su voz reflejaba mi tristeza―. Pero no quiero

dejarte.

―Debes estar cansado.

Llevó mi mano bajo las mantas y entrelazó nuestros dedos.

―Dormiré en el avión.

Tenía que ser fuerte, pero después de experimentar lo fácilmente que un

Neph podía superarme, la idea de estar sola me asustaba más que nunca.

―No he sabido nada de mi padre ―dije―. Estoy empezando a preocuparme.

Ha pasado mucho tiempo sin llamarme con anterioridad, pero nunca cuando las

cosas están así de serias.

Kaidan suspiró, sentándose y enfrentándome, sin soltar mi mano.

Page 88: Sweet reckoning

―Tengo noticias sobre eso. Están intentando echarlo de la tierra.

Mi estómago se hundió.

―Padre me hizo volar a Atlanta ayer por la mañana. Me dijo que tú y Belial

son sospechosos de traición, y que hay Nephs y susurradores siguiéndolos. Fui

enviado con ese maldito demonio para confirmar tu falta de pureza. Imagino que

tienen otros rastreadores siguiendo a tu padre, haciéndole sufrir.

Me froté la frente, con el indicio de un dolor de cabeza. Sentí que Kaidan me

estaba dando la versión abreviada por la forma en que tenía la mirada perdida en

sus pensamientos.

―¿Qué más te dijo? ―pregunté. Estudié su rostro serio.

Dudó.

―Dímelo.

―No había nada más sobre tu padre.

Estaba mirando mis manos, sin encontrarse con mis ojos. Me acerqué más y

forcé que mi rostro estuviera en su línea de visión.

―No quiero ningún secreto entre nosotros.

―No es un secreto, Anna. Solo algo por lo que no merece molestarte.

Crucé los brazos y me senté recta. Él miró mi rostro severo. Si había algo que

no podía aguantar, era que me dejaran en la oscuridad, y él lo sabía.

Negó, mirando al techo como si estuviera exasperado.

―Digamos que mi padre espera que no te quede ningún rastro de pureza

después de nuestro encuentro de hoy.

Había esperado que ese fuera el caso cuando apareció, pero saber lo que

significaba, me hacía temblar. La profecía pedía un Neph que fuera puro de

corazón. El padre de Kaidan le envió para asegurarse de que yo nunca pudiera ser

capaz de completar la profecía. Así que cuando la verdad saliera a la luz, algún

día, que todavía era pura de corazón, todavía capaz de luchar contra los Duques y

enviarles de vuelta al infierno, le echarían la culpa a Kaidan. E igual que con Flynn,

no dudarían en matarle.

No podía respirar. Tenía que levantarme. Caminé delante de la cama.

―Anna…

―Pharzuph te matará tan pronto como me huela, ¿no es así?

―”Morirás en al acto”, fueron sus palabras ―dijo Kaidan inexpresivo.

Me detuve y apoyé las manos en el escritorio, dejando que mi cabeza colgara.

Page 89: Sweet reckoning

Kaidan vino por detrás, masajeando mis hombros con sus manos calientes.

―No importa ―dijo con suavidad―. No le verás otra vez pronto, amor. No

hasta que sea hora de completar la profecía, y para entonces no importará.

Me volví para enfrentarle.

―¿Pero y si lo veo? Ira por ti directamente. No van a tomar ningún riesgo

esta vez, Kai.

Me sentí atrapada en una red invisible. La vida de Kaidan estaba ligada a mi

habilidad de usar la espada. Todos estábamos intrincadamente conectados, nos

gustase o no.

―Han pasado tantas cosas ―susurré.

―Cuéntamelo todo.

Le conté sobre Marek y Caterina siendo enviados, y el constante bombardeo

de susurradores. Habían pasado tantas cosas en los pocos días desde que

hablamos. Lo peor de todo era Marna; mis ojos quemaban cuando pensaba en ella.

Kaidan no tenía ni idea.

Envolví mis brazos alrededor de su cintura y presioné mi rostro contra su

pecho. Sus brazos también me envolvieron.

―Tengo que contarte algo ―susurré.

Sentí que los músculos bajo mis brazos y mejilla se tensaban. Le sujeté con

más fuerza.

―Dilo.

Sonó mi teléfono, sobresaltándome, y me aparté de Kaidan para cogerlo.

―Marna ―susurré. Qué sincronización.

Kaidan y yo nos quedamos ahí, mirándonos. Sabía que estaría usando su

audición aumentada para escuchar.

―Hola ―dije.

―Oh, Anna. ―Sonaba como si hubiera estado llorando―. Todavía no ha

vuelto y no contesta su teléfono. Ha pasado más de un día, y tengo demasiado

miedo para esperar más. Voy por ella.

Kai se acercó, sus cejas unidas con preocupación y confusión.

Pensé en papá y lo que había hecho cuando nuestra aliada Zania estaba en

peligro. Su propio padre, el Duque Sonellion, la había abandonado por sus hábitos

con el alcohol, y la dejó para que fuera golpeada y vendida como esclava en algún

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lugar en Oriente Medio. Pero papá envió un equipo para ayudar a rescatarla. Por

supuesto, su rescate había llevado a la muerte de uno de ellos…

―¿Hay algún Duque en California? ―pregunté―. ¿El padre de Blake?

Kai negó justo cuando Marna decía:

―No. Ha salido en las noticias. Murió anoche y ha dejado su fortuna a su

único hijo.

Me estremecí. El padre de Blake, el Duque Melchom, lo más probable es que

estuviera viajando por China como espíritu, su nuevo lugar de trabajo, en busca de

un cuerpo para poseerlo.

―Todos los Duques deberían estar de vuelta en sus respectivas áreas ―dijo

Kaidan―. ¿Qué está pasando?

―¿Ese es Kai? ¿Qué está haciendo ahí?

―Sí, es él. Espera. ―Miré a Kai―. ¿Puedes llamar a Blake y ver si responde?

Creemos que Ginger está con él.

Ahora levantó ambas cejas, empezando a entender, aunque no tenía ni idea

de lo que la había enviado corriendo allí. Kaidan se dio la vuelta y llamó a Blake.

Sonó y sonó, luego fue al buzón de voz.

―Devuélveme la llamada directamente ―le dijo Kaidan a la máquina, luego

colgó y me negó.

―Escucha ―le dije a Marna―. Voy a encontrarme ahí contigo. Creo que va a

hacer falta más que solo tú para separar a esos dos.

―¿Estás segura de que quieres hacer eso? ―preguntó.

Estaba segura de que era peligroso, pero en este punto ningún lugar se sentía

seguro. No podía sentarme y ver cómo Blake y Ginger conseguían que les matasen.

Los susurradores estaban destinados a encontrarlos juntos pronto, si no lo habían

hecho ya.

―Estoy segura ―dije―. Me iré inmediatamente y te llamaré cuando llegue

mi vuelo. Iremos a casa de Blake juntas.

―Yo también voy ―dijo Kaidan.

Reprimí una sonrisa y le dije a Marna:

―Vamos a ser tres.

Desconectamos y encendí mi laptop para comprar un billete de avión. Kaidan

y yo decidimos que conduciríamos al aeropuerto de Roanoke separadamente para

evitar ser vistos juntos, pero era un aeropuerto pequeño con un número mínimo de

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vuelos, así que tendríamos que tomar el mismo. Recordé que papá dijo una vez

que los susurradores se mantenían abajo en la tierra, así que me sentí remotamente

segura ante la idea de estar en el cielo con Kaidan.

―¿Gin se volvió loca cuando averiguó que Blake está comprometido?

―preguntó Kaidan.

Dejé de meter cosas en mi maleta y me enfrenté a él.

―Estaba molesta por eso, pero no fue la razón que le llevó al límite.

―Entonces, ¿qué lo hizo?

Sentí como si una roca estuviera pesando en mi pecho. Había estado evitando

este momento egoístamente. Vi el indicio de nerviosismo en la mandíbula de

Kaidan. Iba a romper su corazón perder a uno de sus amigos más viejo y querido.

―Las gemelas tuvieron un… desacuerdo.

―¿Sobre?

Tragué saliva, apenas capaz de sacar las palabras.

―Marna está embarazada.

Kai me miró con ojos grandes y una lenta sacudida de su cabeza como si

quisiera discutir la posibilidad. Y entonces sus ojos se pusieron vidriosos.

―Lo he sentido ―dije―. Y es de Jay.

―Maldita sea. ―Se echó hacia atrás a una posición sentada en la cama,

pasándose una mano por el cabello mientras su cuerpo se tensaba por la sorpresa

de las noticias. Buscó por la habitación como si estuviera perdido antes de poner

sus codos sobre las rodillas y dejar que su rostro cayera sobre sus manos. Sabía la

impotencia que estaba experimentando.

Por un horrible momento pensé que le vería llorar por primera vez, lo cual

habría destruido mi corazón, pero cuando levantó la vista, sus ojos estaban rojos y

secos. Me sentí horrible, llevando esta noticia a todos. De alguna manera, toda esta

cosa era culpa mía. Si no hubiera llevado a las gemelas al club de Jay aquella

noche…

―Ven aquí ―dijo Kaidan, ofreciéndome una mano.

La tomé y dejé que me llevara a su regazo. Le abracé por el cuello.

―No es culpa tuya.

Me atraganté.

―¿Cómo has sabido lo que estaba pensando?

Page 92: Sweet reckoning

―Tienes esa expresión triste y culpable en tu rostro, pero no eres culpable de

nada. Es mejor saber estas cosas antes que después.

Era verdad que Jay había sido capaz de empezar a prepararse

inmediatamente, lo cual era bueno, pero todos los demás aspectos eran trágicos.

No podía imaginar un mundo sin la sonrisa de Marna. Y era horriblemente injusto

que se hubieran enamorado, solo para ser separados pronto. Y el bebé quedándose

sin su madre, justo como todos nosotros. No pude evitar sentirme culpable.

Me pregunté si Jay y Patti estaban en Virginia ahora, a salvo.

―Es culpa mía que se juntaran. No pensé que se moverían tan rápido, y si

hubiera sabido que podía quedarse embarazada…

―Sh, Anna. Esos dos siempre se han gustado, ¿no es así? Todo esto es

horrible, pero no puedes detener lo inevitable.

Incluso en su estado con el corazón roto por Marna, Kaidan sonaba

tranquilizador y fuerte. Me permití sostenerle mientras controlaba mis emociones.

Estaban pasando tantas cosas, y todo estaba en juego. Teníamos que llegar a Santa

Bárbara tan pronto como fuera posible.

―Será mejor que nos vayamos ―susurré. Prometí contarle todo en el avión.

Y entonces ambos tendríamos mucho por lo que preocuparnos.

Page 93: Sweet reckoning

La única forma de librarse de la tentación es ceder

ante ella.

―Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray

Page 94: Sweet reckoning

Ginger y Blake

Traducido por LizC Corregido por Nanis

na Marna angustiada nos recibió en el aeropuerto de Santa Barbara.

Fue lo más tosco que la había visto lucir: una cola de caballo fuera

de lugar y zapatillas planas en lugar de tacones.

Alquilamos un sedán con las ventanas más oscuras posibles y condujimos a la

mansión de Blake en el acantilado. No debería haberme sorprendido ver una

furgoneta de noticias fuera de sus puertas cerradas, teniendo en cuenta que esta

era la celebridad local más importante de quien se hablaba. El padre de Blake, un

multimillonario, acababa de morir, dejando su inmensa fortuna a la estrella de

deportes extremos de la ciudad, el cual solo la semana pasada se había

comprometido con una chica hermosa de una familia próspera. Hablando de

Michelle…

―Detén el auto ―susurré.

No había mucho para estacionar, pero Kai se apretujó a un lado y nos

detuvimos a mirar. Estábamos a ochocientos kilómetros de distancia, así que tuve

que empujar mi visión hacia fuera para observar la escena con claridad.

―Justo lo que necesitamos ―murmuró Kai.

Estacionada delante de la furgoneta de noticias estaba un auto deportivo rojo

y una hermosa rubia paseándose de un lado a otro.

―Vaya ―dije cuando me concentré en su aura: una mezcla horrible de

espeso verde bosque de envidia y remolinos oscuros de gris.

―¿Es ella? ―preguntó Marna.

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Asentí y nos miramos entre sí. Michelle estaba atrapada fuera, claramente no

se le permitía la entrada, lo cual solo podía significar una cosa. Ginger estaba

definitivamente allí, y a juzgar por los celos abrumadores en el aura de Michelle, lo

sabía.

―¿Puedes acercarnos un poco más? ―pregunté―. Voy a tratar de

convencerlos de que se vayan.

Kai condujo más cerca, deteniéndose en el camino de entrada de la vecina de

Blake. Siempre se sentía mal usar el poder de persuasión que había ganado dado a

mi doble linaje angelical, pero a veces era necesario. Enfoqué mi mirada en el

conductor de la furgoneta de noticias y en silencio repetí:

Aquí no pasa nada. No hay historia. Vete ahora… Él comenzó a mirar alrededor,

como si estuviera nervioso. Finalmente, después de un minuto de mis empujones,

encendió la camioneta y se fue.

Los tres sonreímos. Ahora, Michelle. Cuando empecé a recitar las palabras

hacia ella, lentamente caminó hasta su auto, alcanzó la manilla, y luego se agarró

las sienes. Dejó escapar un gemido lastimero y comenzó a llorar.

―No está funcionando ―dijo Kai―. Tenemos que entrar. Con suerte el

imbécil no ha cambiado el código.

Condujimos hasta la puerta, y Michelle corrió hasta el auto.

―No te atrevas a rodar esa ventana hacia abajo ―me advirtió Marna, pero mi

dedo ya estaba en el interruptor. No podía simplemente ignorar a esta chica

descorazonada.

―Te conozco ―me dijo Michelle densamente. Ella se las arreglaba para lucir

hermosa, incluso en su estado de aspecto agotado.

―Hola, Michelle ―le dije suavemente―. Escucha, Blake está pasando por un

momento muy difícil… está en cierto modo apartando a todo el mundo…

―¡Dejó entrar a una chica!

Mierda.

―Lo sé ―le dije―. Ella es una vieja amiga, como yo. Vamos a tratar de

calmarlo, ¿de acuerdo? ¿Por qué no te vas a casa y descansas? Dale un poco de

tiempo para digerir todo.

Las puertas comenzaron a abrirse, y el auto avanzó poco a poco.

―¡No! ―gritó Michelle―. ¡Algo está pasando! ¡Voy a entrar!

―Ve a tu auto ―urgí en voz baja con mi voluntad angelical.

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Corrió a su auto, preparada para seguirnos dentro. Cuando se dio cuenta que

la puerta no se iba a quedar abierta el tiempo suficiente, corrió de vuelta, pero era

demasiado tarde. Se quedó llorando ante la puerta cerrada, incluso más enojada

que antes.

―Se ha vuelto loca ―dijo Kaidan sin humor. Aceleró por el camino de

entrada y estacionó justo delante de las puertas principales. Los tres saltamos del

auto, pero la puerta estaba cerrada con llave.

Kaidan golpeó con su puño. Esperamos. Golpeó de nuevo.

―¡Abre, idiota! ¡Esto es jodidamente estúpido!

Después de lo que pareció una eternidad, la puerta se abrió y los tres nos

quedamos boquiabiertos. Blake llevaba solo shorts de baloncesto colgando bajo en

sus caderas y la expresión más dura que jamás había visto. Luego su mirada se

deslizó a lo largo del camino hacia donde Michelle estaba de pie aferrándose a la

puerta, berreando. Su distintivo verde aumentó.

―Deja de hacer eso ―le dije―. Ella está sufriendo de verdad, Blake.

Una risita viciosa sonó a sus espaldas, y Ginger se acercó llevando solo una

camisa de Blake, la cual se detenía justo a la mitad del muslo. Su distintivo estaba

dando vueltas. Los dos se veían salvajes, perdidos en su naturaleza de envidia y

engaño, y probablemente, exaltados en la rebelión de estar juntos después de

contenerse tanto tiempo.

Ginger apoyó el codo sobre el hombro de Blake y se arregló su cabello

desordenado. Blake envolvió un brazo alrededor de su cintura.

Marna dio un paso adelante.

―Es hora de irse, Gin.

Ginger mantuvo su brazo alrededor del cuello de Blake, dando a su hermana

una mirada severa.

―No tienes derecho a hablar. Me parece recordar que esa línea no funcionó

en ti. Estoy muy bien donde estoy, gracias.

―Por el infierno ―murmuró Kaidan, empujándose más allá de ellos. Marna

y yo lo seguimos hasta el inmaculado vestíbulo de piedra con azulejos, y Kai cerró

la puerta de golpe, volviéndose a la pareja―. ¿Los susurradores los han visto

juntos?

―Por supuesto que no. ―Blake sonó petulante.

Marna y yo dejamos escapar el aliento.

―¡Son unos malditos afortunados! ―dijo Kai.

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―Retrocede, hermano. ―Blake dejó caer el brazo de Ginger para plantarse

frente a Kaidan―. ¿Qué, eres el único que puede estar con su chica?

―Los Duques estaban en su cumbre cuando estuvimos juntos. ¡Esto es una

locura!

―Chicos ―dije, acercándome. Pero estaban demasiado encrespados.

―¿Por qué te importa? ―le espetó Ginger a Kai.

―Debido a que estamos tan cerca, Gin. ―Kaidan se llevó el dedo y el pulgar

a un centímetro de distancia―. ¡Así de cerca de cumplir la profecía, y ustedes dos

están probablemente haciendo que los asesinen!

La mano de Marna fue a su boca a mi lado, lágrimas silenciosas corrían por

sus mejillas.

―¡Como si te importara! ―gritó Ginger―. Solo te importa un carajo lo que te

pase a ti mismo. Quieres que todos estén dispuestos a sacrificarse para que puedas

por fin estar con tu preciosa Anna. Bueno, yo no voy a esperar más. ¡Voy a tomar

lo que quiero de esta maldita vida mientras pueda!

Ginger y Kaidan estaban a centímetros de distancia, los dos enojados a

medida que se gritaban.

―¡Se trata de todos nosotros, no solo de Anna y yo!

―¡Oh, claro!

Kaidan agarró sus pequeños hombros, y cuando él la tocó ambos parecieron

calmarse.

―No quiero que mueras, Gin.

Sus ojos se humedecieron.

―No tengo nada por lo que vivir ahora, ¿no lo ves? Ella se irá. ¡Mi hermana

se está muriendo! Y Blake se casara con esa vaca. Prefiero estar muerta.

Kaidan envolvió sus brazos alrededor de ella mientras ella rompía en sollozos

asfixiantes, sus rodillas cediendo.

Marna empezó a llorar también, por lo que la tomé de la mano.

Kaidan sostuvo a Ginger de pie, acariciando su cabello como un hermano

mayor, y pude ver la comprensión y la preocupación que nace de compartir una

infancia juntos.

Marna se acercó a ellos, y Kaidan extendió la mano, llevándola hacia el

abrazo. Blake y yo hicimos contacto visual y asentimos, moviéndonos juntos a la

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habitación de al lado para que así los tres pudieran hablar. Nos sentamos en el sofá

de cuero. Blake se echó hacia atrás, presionando los puños contra sus ojos.

―Maldita sea ―susurró―. Todo está tan mal.

Eso era un eufemismo. Yo no tenía palabras. Cuando Kai y las gemelas

vinieron de nuevo, los cinco nos sentamos allí en un silencio triste. Cada momento

que estuviéramos juntos traía más peligro. Todos lo sabíamos, sin embargo, era

difícil obligarnos a separarnos.

El teléfono de Kaidan sonó, y todos nos congelamos. Su rostro moreno

palideció al mirar a la pantalla y lo sostuvo en alto para que pudiéramos ver.

Pharzuph.

Los cuatro contuvimos la respiración y escuchamos mientras le respondía.

―¿Supongo, que entonces te hiciste cargo de la chica? ―preguntó Pharzuph

en su sedoso acento inglés.

―Por supuesto, padre. Ella no era virgen de todos modos.

―Interesante. ―Hubo una pausa larga y expectante―. El espíritu que envié

para supervisar la operación ha sido enviado de vuelta al abismo del infierno, para

no volver jamás a la tierra. ¿Sabes por qué?

Los ojos de Kaidan se clavaron en los míos.

―No, padre.

―Debido a que admitió que no se quedó para ver tu misión hasta el final. Él

dice que ustedes dos lo convencieron de irse.

―¡Tonterías! ―Kaidan se levantó―. Ese pendejo asqueroso estaba

distrayéndome. Ya es bastante difícil tratar de golpear a un Neph sin la

interferencia de un espíritu.

―Un susurrador debería apenas distraerte de tu tarea, hijo. ―La sospecha en

la voz de Pharzuph hizo que se me helara la sangre.

―Tienes razón, padre. Pero la hazaña se hizo, y el susurrador se fue por su

propia cuenta. Obviamente yo no podía forzarlo.

―Hm. ―Otra pausa recargó la tensión en la sala―. Creo que voy a hacerle a

la chica una visita por mi cuenta. Mucho depende de su falta de pureza.

La piel de gallina me cubrió.

La mandíbula de Kai se cerró tensa.

―Haz lo que debas hacer, padre, pero no me gustaría ver desperdiciado tu

valioso tiempo.

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―Qué bueno de tu parte preocuparte. ―Fue lo último que dijo antes de que

Pharzuph colgara.

Kaidan dejó escapar un sonido furioso y pateó la mesa de café, dándole la

vuelta con un enorme golpe.

Todos nos quedamos inmóviles.

―Todo va a estar bien ―dije―. Simplemente todos tenemos que volver al

trabajo. A este ritmo, el vínculo de la profecía va a caer pronto, y no podemos

darnos el lujo de perder a nadie.

―¿Qué hay de ti? ―preguntó Marna―. ¿A dónde vas a ir?

Miré a Kaidan, sintiendo el dolor en su mirada.

―No lo sé.

―Bueno, no creo que debas estar sola ―dijo Kaidan.

―Todos tenemos que estar solos si queremos convencerlos de que estamos

trabajando ―dijo Blake.

Estaba en lo cierto. Kaidan y yo no podíamos estar juntos, sobre todo después

de que habíamos venido hasta aquí para evitar que Blake y Ginger hicieran esa

misma cosa.

Kaidan negó.

―Anna no puede pretender trabajar ahora que mi padre está buscando por

ella. Tiene que permanecer oculta.

―Bueno, tal vez… ―Marna se interrumpió por su propio jadeo gigante

cuando una forma oscura, etérea con la envergadura más grande que había visto

hasta ahora, se lanzó por la ventana y se detuvo encima de nosotros.

Nuestro grupo retrocedió instintivamente como uno solo. Luché para respirar

y parecer sin miedo. Nos habían atrapado. Ideas y excusas empezaron a retumbar

por mi mente, ninguna de ellas factible.

El gran espíritu se abalanzó hacia abajo, su cabeza de cuernos cerniéndose

sobre el grupo antes de verme y avanzar. El rostro de este demonio parecía el de

un carnero, con gruesos cuernos encrespándose hacia abajo. Cuanto más se

acercaba, más extraña me sentí. Esperé a que el miedo me engullera, pero una

calidez familiar llenó mi pecho en su lugar… la sensación de seguridad.

Soy yo, nena, dijo el espíritu.

La voz era diferente en mi mente… y no tan brusca, pero aún profunda.

―¿Papá? ―Mi voz se quebró.

Page 100: Sweet reckoning

Él se acercó más. No me extraña que no hubiera llamado. Él se había quitado

su cuerpo. Como espíritu, su pecho gigante y sus brazos estaban desnudos, y tenía

un extraño pañuelo envuelto alrededor de él desde la cintura hasta las rodillas. Su

cuerpo era medio humano, y a la vez no. Arremolinado y brumoso. Demasiado

elegante. Sentí una sensación de pérdida sabiendo que nunca volvería a ver a ese

gran hombre de aspecto escalofriante de nuevo. Aparté la extrañeza y la tristeza y

levanté mi barbilla hacia él.

―Gracias a Dios que eres tú ―le dije―. Están pasando muchas cosas.

Pharzuph me está acosando, y no sé qué hacer ni a dónde ir.

―Es por eso que estoy aquí. ―Su voz era diferente a la de cualquiera de los

susurradores oscuros. La suya era un estruendo relajante―. No tienes mucho

tiempo. ―Volvió la cabeza hacia Kaidan, quien se había acercado y se detuvo a mi

lado. Los otros observaban, al borde.

―¿Qué sugieres? ―preguntó Kaidan.

―Solo tienes una opción segura ―contestó papá―. Casarte.

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Sueño Dentro de un Sueño

Traducido por flochi Corregido por Nanis

a habitación se quedó inmóvil mientras sus palabras rodaban en mi

cabeza. Tuve esa sensación distante que provenía de los sueños;

primero la comprensión de que el cuerpo de papá se había ido para

siempre, y luego las palabras increíbles que acababa de pronunciar; dándole voz a

un sueño que había enterrado hacía mucho tiempo.

―No podemos. ―Negué con la cabeza. No era posible. Si hubiese un vacío,

ya lo habríamos pensado. Papá no se daba cuenta del mayor problema―. Tengo

que permanecer virgen. La Espada…

―No. Tienes que permanecer pura de corazón, Anna ―dijo papá―. ¿Qué es

más puro que comprometerse enamorados?

―Pero… ―Miré en dirección a Kaidan.

Mis entrañas se retorcieron ante el terror en su rostro a la vez que retrocedía.

―No. ―Su voz fue baja―. No funcionará.

Quise extender mi mano hacia él, pero se alejó otro paso. Su rostro se

endureció en una máscara que conocía demasiado bien, ocultando toda emoción.

―Lo siento, Duque Belial ―le dijo a mi padre―. No puedo casarme.

No dije nada, pero mi corazón se rompió en un millón de pedazos a la vez

que su rechazo se estrellaba contra mí

―¡No seas estúpido, Kai! ―dijo Ginger―. No hay tiempo para esto. ¡Si eso

puede salvarlos, tienes que hacerlo!

Page 102: Sweet reckoning

―El Duque Astaroth será capaz de ver el vínculo del matrimonio ―señaló

Kaidan, frustrado.

―Bueno, verá el vínculo de amor entre ustedes dos de todos modos

―contrarrestó. El padre de las gemelas era el único Duque que podía ver los

vínculos de las relaciones. Tendríamos que evitarlo a toda costa.

Kai empujó los dedos a través de su cabello y apartó el rostro. Parecía listo

para salir corriendo, los músculos de su espalda tensos.

Obviamente, estar casado nunca había estado en el primer plano en la mente

de Kaidan, pero su reacción todavía quemaba como un baño de ácido. Si me

amaba, ¿por qué no querría dar este paso? Sí, éramos jóvenes, pero no éramos

normales. Sí, estas eran circunstancias peligrosas, pero la parte romántica de mí

quería que él lo quisiera todo, peligroso o no.

―Amigo, vamos… ―empezó Blake.

―No lo presiones ―dije―. Si no quiere hacerlo, no debería tener que hacerlo.

―Anna… ―Kaidan seguía dándonos la espalda, cabizbajo. Odiaba verlo así.

En especial con una habitación llena viéndonos.

―Está bien ―dije―. Fue una mala idea.

Papá observó cómo nuestra conversación se desarrollaba, silencioso por

encima de nosotros.

―No es una mala idea ―dijo Marna, luego miró a Kaidan―. En serio, Kai,

¿por qué diablos no?

―Marna… ―empecé, pero ella negó y me interrumpió.

―¡Eso es una mierda! ¿Cuál es el problema?

Kaidan ahora se dio la vuelta, sus ojos tormentosos.

―Ella no puede atarse a un tipo como yo y esperar salir blanca como la nieve.

No funcionará.

Aspiré una bocanada de aire, sorprendida.

―Te ama ―susurró Marna―. Y la amas. No vas a manchar su alma, cariño.

Él sacudió la cabeza.

―Mi pasado tiene que ser tomado en cuenta.

―Tu pasado está en el pasado ―dije, permaneciendo en calma―. Y no va a…

contagiarme o algo así. Sabes que no funciona de esa manera.

Su mandíbula se apretó a la vez que miraba la pared.

Page 103: Sweet reckoning

Empecé a moverme justo cuando la forma ingrávida de mi padre bajó hacia

Kaidan y lo rodeó. Kai se quedó inmóvil, como si escuchara. ¿Qué le estaba

diciendo papá? Seguía escuchando y sacudiendo la cabeza. Parecieron conversar

por horas. Ahora Kaidan hizo un cabeceo de aceptación casi imperceptible. Quise

detener su conversación silenciosa. Por todo lo que sabía, papá podía estar

amenazándolo, como una vez había hecho cuando quiso que Kai permaneciera

alejado de mí. ¿Había pasado de usar todo su poder para mantenernos apartados,

a querer que nos casemos?

―Necesito algo de tiempo a solas ―dijo Kaidan. Sin mirar hacia atrás,

abandonó la habitación. Dejé que mi audición especial lo siguiera hasta que se

detuvo en la terraza exterior.

Miré a los otros tres Neph. Blake alzó su ceja perforada.

Me giré hacia mi padre y le hablé telepáticamente.

Más vale que no lo hayas amenazado.

Intenté razonar con él y tranquilizarlo.

Pero… si esto era una posibilidad desde el principio, ¿por qué no me lo dijiste?

Supuse que te darías cuenta tú sola. Esto era lo que esperaba que sucediera entre el

hijo de Alocer y tú.

Espera. ¿Había querido que me casara con mi amigo Kope? ¡Ugh! Le di la

espalda, irritada. La enorme forma del espíritu de papá se movió en frente de mí.

Supe que el hijo de Pharzuph tendría reservas. Intenté retirarme y darles a ustedes

dos espacio, pero ahora ya no hay tiempo. Le dije que si te ama, tiene que casarse contigo.

―Diablos, sin presiones, papá ―le dije en voz alta.

A veces las personas tienen que ser presionadas para hacer lo correcto, me dijo

solamente a mí, sin ningún arrepentimiento.

―Tengo que hablar con Kai. ―Me alejé de papá y pasé a los otros. Di un par

de giros equivocados, la casa de Blake es enorme, y cuando llegué a las puertas

traseras, Kaidan estaba entrando. Debió haberme escuchado. Para mi alivio,

extendió su mano y tomó la mía, llevándome por un tramo de escalera

alfombradas y dentro de una cueva de oscuridad.

―Esta es mi habitación preferida ―dijo en voz baja.

Ajusté mi vista y vi que era un mini teatro con cuatro fila de asientos. Las

paredes estaban cubiertas con carteles de películas antiguas y fotos de actrices pin-

up de hace mucho tiempo cuando era considerado poco atractivo ser delgada.

Page 104: Sweet reckoning

La habitación era evocadora e íntima. Tomamos asiento en la fila del fondo,

sin soltar nunca nuestras manos.

―Mira ―empecé―. No sé lo que papá te dijo, pero no dejes que te presione.

No tienes que hacerlo. Encontraré una manera de esconderme de Pharzuph.

Pareció resignado.

―No puedes esconderte para siempre de él.

―Sí, pero no quiero que esa sea nuestra única razón para casarnos.

Bajó sus ojos a nuestras manos, dejando que mechones de cabello oscuro

ocultaran su cara.

Intenté convencerme de no desanimarme, pero fue difícil. Hablar de

matrimonio como una propuesta de negocio o un medio para un fin… era

deprimente. Sí, en cierto punto nos mantendría a salvo, pero nuestros corazones

tenían que estar en ello o sería una farsa, no un arreglo nacido del amor.

Empecé a ponerme de pie.

―Voy a decirle que no.

Los ojos de Kaidan se lanzaron hacia arriba, salvajes, y sostuvo mis manos

con más fuerza.

―¿No quieres casarte?

Me volví a sentar.

―Claro que quiero, pero tú también tienes que quererlo. Y tiene que ser por

las razones correctas.

―Haría cualquier cosa por ti, para mantenerte a salvo.

Sus palabras fueron dulces, pero él no lo estaba entendiendo. Lágrimas de

decepción llenaron mis ojos, y él continuó.

―Cuando pienso en lo que los hijos de Thamuz pudieron haberte hecho…

―Razón equivocada ―susurré―. No podemos hacerlo. ―Intenté apartar mis

manos, pero no me dejó.

―Anna…

―Déjame ir, Kai. ―No quería llorar delante de él.

―No, por favor. Dios… es sólo que no soy bueno en esto, cielo. Nada de esto.

Cerré los ojos y dejé que mi cabeza cayera contra el asiento.

―Sé que esto es algo que siempre has querido ―dijo.

Negué.

Page 105: Sweet reckoning

―Eso fue hace mucho tiempo. Cuando pensé que era normal. Nunca quise

que fuera así.

Kaidan estaba muy tenso. Me hubiera gustado saber lo que estaba pensando.

Odiaba toda esta estúpida situación. La presión. La prisa. Lo desconocido.

―Eso es lo que intenté decirle a tu padre ―dijo Kaidan―. No tenemos

tiempo para planear una boda por todo lo alto o conseguir un vestido hecho a

medida…

―Vaya, detente. ―Levanté una mano―. No necesito ninguna de esas cosas

de cuento de hadas. Es el matrimonio lo que cuenta para mí, no la boda. Siempre

que nuestros corazones estén en el lugar correcto, podríamos estar en pijama en lo

que me respecta.

Una masa de tensión pareció salir rodando de él. Sus ojos se suavizaron

mientras me miraba.

―Pero… quisiera darte todo eso.

Chispas de amor se encendieron detrás de mis ojos. Intenté calibrar el

revoltijo de emociones en mi interior, pero fue la esperanza la que se alzó y se

enteró.

Siempre pensé que el matrimonio era especial, una alianza de desafío y amor.

Lo que papá estaba proponiendo era una boda secreta. Un vínculo entre nosotros

del que nadie sabría salvo nuestro pequeño grupo y el Creador.

Un estremecimiento de alegría rodeó mi alma cuando la posibilidad de todo

se volvió real.

―Kai, por favor, dime lo que estás pensando. No tenemos mucho tiempo, y

tenemos que tomar una decisión. ―Él sabía que yo quería, así que la pelota se

encontraba en su cancha.

Se quedó inmóvil.

―Yo… ―Entonces, mientras buscaba mi rostro con maravilla, se deslizó de

su asiento y se puso de rodillas―. Mi dulce y encantadora Anna. Te amo… y

quiero casarme contigo. Pero sólo si quieres. ¿Quieres? O sea, ¿lo harás? ¿Casarte

conmigo?

Quédate quieto, corazón mío. Su propuesta fue tan adorablemente incómoda

que tuve que reírme, deslizándome fuera de mi asiento para poder mirarlo a la

cara me puse de rodillas también. Agarré su rostro y lo besé por decir exactamente

lo que necesitaba escuchar. Nos besamos una vez, dos veces, tres veces antes de

que se apartara.

Page 106: Sweet reckoning

―¿Siempre toma tanto tiempo que alguien te diga su respuesta? Me está

poniendo malditamente nervioso.

Lo miré a los ojos.

―Sí, Kai. Me casaré contigo.

Y mientras nos volvíamos a besar, un hurra se elevó fuera de la puerta,

haciéndonos reír.

―No hay nada de privacidad ―dijo Kaidan con una sonrisa.

Su genuina felicidad selló el trato para mí, y empecé a calentarme ante el

pensamiento de casarme con él. Ya estaba bastante caliente debido a eso. Este era

Kaidan Rowe, de rodillas por mí. Este era mi deseo, nuestro mutuo amor y

devoción.

No pusimos de pie cuando Marna llegó dando brincos a la sala, lanzando sus

delgados brazos alrededor de nuestros cuellos.

―¡Brillante! ―dijo.

Blake y Ginger llegaron detrás de ella, Blake chocó su palma con la de

Kaidan, y se apretaron en un abrazo mientras se palmeaban sus espaldas.

―Hombre ―dijo Blake―, casi la cagaste. Pensé que tenías más labia para eso.

Kaidan le dio un empujón y dijo:

―Cállate. ―Pero seguían sonriendo.

Ginger fue la única que no sonreía. Se cruzó de brazos, pareciendo ansiosa.

Hora de regresar a los negocios.

―¿Dónde está mi papá? ―pregunté.

―Está explorando el área ―dijo Blake―. Regresará pronto.

Y efectivamente, bajó volando dentro de la sala desde arriba, haciendo que mi

corazón palpitara del susto.

Todo despejado, dijo papá, hablándonos telepáticamente. He trabajado en los

detalles con el hijo de Melchom. Todos miramos a Blake, que nos guiñó un ojo

mientras papá proseguía. Tendrán que ir a algún lugar remoto esta noche, y luego

dirigirse de regreso a sus hogares individuales mañana para evitar mayores sospechas.

¿Sólo una noche? Bueno, tendríamos que sacarle el máximo provecho.

Mis entrañas dieron un vuelco con nerviosa anticipación.

Todo ha sido preparado. Debo irme ahora.

―Gracias por todo ―le susurré.

Page 107: Sweet reckoning

Papá se acercó, envolviendo sus alas a mi alrededor y bajando su cabeza

como para besar mi cabeza. Aunque físicamente no podía sentirlo, mi alma se

sintió completa y llena.

Levanté mi mano y con señales le dije: Te amo, y una sonrisa iluminó su rostro

de otra manera aterrador. Mantuvo sus ojos fijos en mí mientras se alzaba volando

y se alejaba.

―Muy bien ―dijo Blake, indicándonos que nos pusiéramos en círculo―.

Tengo algunas cosas de las que ocuparme. Nos vemos en el aeropuerto regional en

tres horas.

Los nervios me volvieron a atravesar.

―¿A dónde vamos? ―pregunté.

―Te vas a casar en el cielo ―dijo Blake―. Cortesía de moi.

―Te refieres… ―comencé.

―¿Vas a volar con nosotros? ―terminó Marna, viéndose dudosa.

―Tiene licencia de piloto ―dijo Ginger con orgullo.

―Es cierto. ―Blake sonrió―. He estado buscando una pequeña avioneta en

los últimos meses, y tengo una esperándome ahora mismo. Es una belleza.

―Qué bien ―dijo Kaidan.

Hubo una larga pausa en la cual todos nos quedamos allí mirándonos entre sí

con incredulidad.

―Entonces, sí. ―Blake juntó sus manos y se meció hacia atrás sobre sus

talones, pareciendo pensar que esa incomodidad era graciosa―. Saben lo que esto

significa, ¿cierto? Nuestra pequeña Anna va a recibir algo esta noche.

¡Oh, Dios mío! Mi rostro ardió en llamas y no pude mirar a Kaidan. Quise

arrastrarme lejos de las risas de las gemelas y de Blake.

―Te odio completamente ―dije.

―Nah, me adoras. ―Blake intentó hacerme una llave, pero me retorcí y lo

empujé, riendo a pesar de mi horror.

―Quítate, compañero. ―Kaidan deslizo sus brazos alrededor de mi

cintura―. Estás celoso de que no puedes tenerme.

―Esa es la verdad, hermano. ―Blake agarró a Kai y fingió echarse a su

cuello. Los dos lucharon mientras Marna tomaba mi mano y nos empujaba a

Ginger y a mí lejos.

Page 108: Sweet reckoning

―Deberíamos separarnos por las tres horas de espera para no ser vistos

juntos ―dijo Marna.

Los chicos se comportaron y nos siguieron a las puertas. Todos estábamos

listos para irnos cuando pensé en la pobre Michelle.

―Chicos… ¿qué vamos a hacer si ella sigue aquí afuera? ―Miré

deliberadamente a Blake.

―Se ha ido ―dijeron Blake y Kaidan al unísono. Entonces, ellos habían

estado escuchando. Blake tuvo la sensatez de parecer culpable mientras Ginger se

quedaba mirando la uña de su pulgar.

Abrí la puerta al brillante y caliente sol. Blake nos condujo a Kaidan y a mí al

garaje y me dio las llaves de un Mini Cooper convertible rojo cereza. No pude

evitar el pequeño ¡Ooh! que se me escapó.

―Sí, es lindo ―dijo―. Lo compré por un capricho, pero es demasiado

femenino para mí. Iba a dárselo a…

Se quedó inmóvil mientras se daba cuenta que se estaba refiriendo a Michelle,

y dirigimos nuestras miradas hacia las gemelas justo cuando Ginger le pegaba un

tirón a la puerta del coche de alquiler. Blake sacudió la cabeza, probablemente

maldiciéndose por el desliz.

Kaidan alzó la mirada hacia el cielo despejado, en alerta.

―Gracias, amigo. Vamos.

―Sí. Los veo en tres horas. ―A medida que Blake regresaba a la puerta

principal, le guiñó un ojo a Ginger, quien le mostró el dedo medio antes de dejar

que una mínima sonrisa agraciara sus labios.

Las gemelas se marcharon. Ahora quedábamos sólo Kaidan y yo. Nos

quedamos ahí evitando tímidamente los ojos del otro.

―¿Qué vas a hacer en estas tres horas? ―preguntó.

―Quizás de compras, ya que no me traje nada. Pensé que estaría volando de

regreso hoy.

Se sentía surrealista tener una conversación casual cuando nuestras vidas

pendían en equilibrio y un enorme evento estaba a punto de tomar lugar entre

nosotros dos.

Me dio el nombre de un centro comercial, el cual puse en el sistema de

navegación de mi teléfono para las indicaciones.

―Genial ―dije.

Más timidez.

Page 109: Sweet reckoning

―Entonces, ¿nos vemos pronto? ―preguntó. El azul de sus ojos brilló a

través de los mechones de cabello.

―Sí. Nos vemos pronto.

―Bien entonces. ―Se aclaró la garganta, ahora caminando de regreso, lejos

de mí con un movimiento de su cabeza para apartar el cabello de sus ojos. Adoraba

la manera en que el sol lo hacía entrecerrar los ojos un poco.

Adoraba todo lo que concernía a este chico. E iba a casarme con él.

Oh. Dios. Mío.

Estaba a punto de casarme con Kaidan Rowe.

Page 110: Sweet reckoning

Si me caso, quiero estar realmente casada.

―Audrey Hepburn

Page 111: Sweet reckoning

Por las Nubes

Traducido por flochi Corregido por Nanis

e fui directamente al centro comercial y me quedé de pie frente a

los camisones de encaje. Ni siquiera me di cuenta que llevaba una

sonrisa tonta y soñadora hasta que una empleada se acercó y

preguntó si necesitaba ayuda.

Vergonzoso.

Dije:

―No, gracias. ―Y salí corriendo. Kai no era el tipo de chico que se dejara

impresionar por los volantes, de todos modos.

Mi nervios se estaban erigiendo, unos nervios de la variedad que son

monstruosos. No el tipo de ansiedad enfermiza que los Duques me daban, sino

unos nervios precarios, danzantes que me hacían sentir mareada y atolondrada.

Borracha de anticipación. Drogada por Kai. Está bien, eso fue increíblemente cursi,

pero era el tipo de humor en el que me encontraba.

Mantuve un ojo atento por los susurradores oscuros o espeluznantes chicos

Neph. Si alguien o algo intentaban arruinar este increíble plan, mi lado demonio

saldría a jugar definitivamente.

Compré algunos artículos de tocador para el viaje y un traje para el día

siguiente. Después, por un capricho, decidí comprarme un vestido liviano. Podría

no necesitar un vestido elaborado y magnífico, pero tampoco quería decir que me

casara en vaqueros mugrientos si no debía.

Page 112: Sweet reckoning

El vestido blanco tenía una camisa sin mangas atada al cuello y era abierto

por detrás, y caía hasta los tobillos en un material sedoso y liviano que me hizo

sentir bonita. Estaba contenta de ver que mis moretones prácticamente habían

desaparecido. Corrí a la peluquería por un estilo rápido, me cambié de ropa en el

baño del centro comercial, y llegué al aeropuerto justo a tiempo. Temblando. Mis

dientes estaban casi castañeando.

Las gemelas me estaban esperando en la entrada. Marna soltó un chillido

emocionado y me dio un abrazo de oso, alabando mi elección de vestido.

―Me gustaría que Jay estuviese aquí ―dijo.

Mi corazón dio un vuelco.

―Yo también. Y Patti, también.

―Ah, Patti. ―Ginger sonrió, causando que Marna y yo nos detuviéramos

para mirarla―. ¿Qué? Es encantadora. Estará triste por perderse esta locura.

―Lo estará ―susurré. Igual Verónica. Me hubiera gustado que todos

pudieran estar aquí, y esperaba poder verlos y contarles las noticias pronto.

Con un suspiro, Ginger aceleró el ritmo a través de la terminal. Marna y yo la

seguimos.

―Kai y Blake están en el avión ―explicó Marna mientras acelerábamos hacia

una rampa de salida. Un hombre en uniforme nos había llevado a la pasarela―.

Blake ha estado haciendo todas las revisiones de seguridad y todo eso. Estoy

segura de que ya estarán listos.

―No puedo creer que esto esté sucediendo ―le susurré a Marna,

sintiéndome tímida y temblorosa una vez más.

―¡Lo sé! ―Soltó un chillido y entrelazó su brazo con el mío. Me aferré con

fuerza.

Sólo Marna podía estar emocionada por mí cuando su situación era tan

sombría.

El exterior estaba lleno del sonido de las hélices de los aviones. Fuimos

conducidas hacia un precioso jet blanco, más grande de lo que había imaginado.

Debería haber sabido que Blake no se conformaría con una de esas cosas

desvencijadas.

―Tengan un buen vuelo ―dijo el empleado del aeropuerto cuando subimos

los estrechos escalones del jet.

Di una última mirada furtiva en busca de espíritus antes de que la puerta se

alzara y cerrara detrás de nosotras. Cerré los ojos, esperando a que la duda se

Page 113: Sweet reckoning

entrometiera en lo que estábamos a punto de hacer, pero sólo sentí emoción y

seguridad. Sólo me quedaba esperar que Kaidan se sintiera de la misma manera.

Su rostro me diría la verdad.

No estaba segura de lo que esperaba cuando abrí los ojos, pero el interior del

avión era más hermoso que el mini-yate que habíamos llevado a la isla de

Melchom hace dos semanas atrás. Esa horrible noche se sentía como si hubiese

ocurrido hace eones. La vida había continuado, llevándonos a toda velocidad.

Me quedé de pie en el pasillo y pasé distraídamente mis manos sobre el suave

cuero de los asientos, perdiéndome en la elegancia mientras las gemelas se movían

por delante de mí. El avión tenía seis asientos, con tres filas de asientos color crema

a cada lado. El fondo del avión era un área de descanso con un gran televisor y un

mini bar. Ginger se tiró en un asiento junto a la ventanilla y cerró los ojos. Mi

trance se vio roto entonces, dejando solamente una cosa en mi mente.

Kaidan.

Estaba recostado en un banco en la parte trasera del avión, apoyado con una

mano detrás de la cabeza. Su emblema roja pulsó salvajemente cuando me miró, y

me quedé en el borde de los asientos, conteniendo la respiración. Sólo unos pocos

metros nos separaban, pero me quedé inmóvil en el lugar.

No parecía asustado o dudoso, eso seguro. Parecía como si me quisiera, lo

cual envió a mi ritmo cardíaco a un frenesí.

Kaidan levantó dos dedos y me hizo una seña para que me acercara. Marna,

que se había sentado frente a él, carraspeó y se puso de pie, pasando a mi lado con

una sonrisa y desplomándose en el asiento junto a su hermana, lejos de nosotros.

Me acerqué hasta que mis rodillas estuvieron tocando las de Kaidan y me le

quedé mirando. Mi corazón amenazaba con ponerse a bailar en mi pecho.

―Hola ―conseguí decir.

―Hola, tú. ―Su voz suave y ojos oscuros seductores no fueron de ninguna

ayuda para calmar mi pulso―. Estás increíble. Me siento como un cerdo.

Estaba usando el mismo pantalón cargo, camiseta ajustada, y zapatillas que

había estado usando todo el día.

Me sentí como una masilla caliente cuando le dije:

―Siempre te ves bien.

Ginger hizo un ruido como de tener arcadas detrás de mí, y Marna la calló.

Kaidan tomó mis caderas, echándome en el asiento al lado de él. Me levanté el

cabello del cuello, sintiéndome demasiado caliente, y mi mano tembló.

Page 114: Sweet reckoning

Kai levantó mi mano para besar su palma, luego por señas me habló. No estés

nerviosa.

Me obligué a encontrarme con sus ojos, pero se veía tan serio que tuve que

bajar mis ojos otra vez. No pude dejar de estar nerviosa. Me acercó a él y me subí a

su regazo, enterrando mi rostro en el hueco de su cuello. Su mano acarició el largo

de mi cabello y la caída del sedoso material en mi espalda baja.

―¿Estás seguro sobre esto? ―susurré contra su cálida piel.

Sin detenerse, susurró:

―Lo estoy. ¿Tú?

―Sí.

Nos quedamos de esa manera, su brazo rodeándome y mi rostro en su cuello

hasta que Blake dijo que era momento de abrocharse los cinturones y prepararse

para el despegue. Kaidan y yo tomamos los asientos frente a las gemelas.

Era un poco desconcertante saber que el chico de motocross Blake estaba a

punto de volar nuestro avión. Pero parecía centrado y maduro sentado en los

equipos con la pequeña puerta abierta para que viéramos. Vi a Ginger apoyándose

contra el pasillo y mirando cómo trabajaba él.

Blake dijo algo en su micrófono para luego alzar sus pulgares hacia nosotros,

y nos sentí siendo empujados hacia atrás desde el portal. Recé una plegaria

mientras nos elevábamos. Fue el despegue más suave que haya experimentado.

Kaidan levantó las cejas, impresionado.

Cuando nos nivelamos, Marna se puso de pie y fue al pequeño servidor,

haciendo bebidas para todos. Nadie tenía alcohol. Supe que probablemente lo

querían, pero estaban siendo considerados en no mostrar mi tentación frente a mí.

O quizá estaban preocupados porque parecía lo bastante nerviosa como para

beberme el bar entero yo sola.

Casi me ahogué en mi Coca Cola cuando Blake se levantó del asiento del

piloto y caminó hacia nosotros, haciendo que Marna gritara.

―¿Qué estás haciendo? ¡Tienes que volar el avión!

Blake se echó a reír.

―¡Está todo bien! Tengo a este nene en piloto automático. ¿Tus pilotos nunca

salen del hoyo?

Marna frunció el ceño.

―Tienes copilotos, así que cuando alguien se levanta, la cabina nunca se

encuentra vacía.

Page 115: Sweet reckoning

―Calma. Está bajo control. Todos arriba ―anunció Blake―. Hora de tener

nuestra boda.

Mi estómago dio un vuelco.

Marna chilló. Amaba a esa chica.

Me puse de pie, sin nunca soltar la mano de Kaidan, y por primera vez me

pregunté cómo iba a ser exactamente esta boda.

―No preparé votos ni nada de eso ―dije―. ¿Supongo que vamos a

improvisar?

Kaidan pareció tan despistado como yo, y ahora un poco nervioso.

―Lo tengo cubierto. ―Blake sonrió, sacando un trozo de papel y aclarándose

la garganta―. Sólo llámenme reverendo Blake.

―Tienes que estar bromeando. ―Ginger le quitó el papel de la mano,

mirándolo y luego doblándose por la cintura riéndose.

Kaidan lo tomó y lo leímos juntos. Efectivamente, Blake había sido ordenado.

Online. Técnicamente el matrimonio no sería legal ya que no habíamos solicitado

una licencia de matrimonio ni nada de eso. No podíamos dejar un rastro de papel,

pero el matrimonio sería válido en todas las formas que contaba.

―Un ministro mitad demonio ―dijo Kaidan―. Tienes que ser el primero.

―Seh. Y tengo los votos tradicionales aquí. Pensé que eso es lo que

probablemente querrían. ―Me miró y extendí los brazos, estrechándolo en un

abrazo. No lloraré, canté para mí misma.

―Gracias, Blake ―le dije―. Pensaste en todo.

Era milagrosos cómo todos los esfuerzos se aunaron. Como si estuviera

destinado.

Lo solté, intentando no ponerme emocional, pero ―¡gah!― ¡esto realmente

estaba pasando. Todos nos trasladamos a la zona libre del fondo. Seguía siendo un

poco pequeña, así que las gemelas se sentaron mientras Kaidan y yo nos

tomábamos de las manos frente a Blake, quien llevaba una tonta mirada serie en su

cara.

―Queridos hermanos ―dijo en una voz atronadora.

Todos estallamos en risas. Debieron haber sido los nervios porque los cinco

nos reímos por un rato largo, y tomó varios minutos que nos volviéramos a

recomponer. Ahora que la tensión estaba rota, todos nos empezamos a calmar.

Blake volvió su atención de regreso a Kaidan y a mí.

Page 116: Sweet reckoning

―Muy bien, esta vez va en serio. ―Miró a Kaidan―. Mantén tus ojos en

Anna y repite luego de mí. ¿Listo?

Kaidan se mesó el cabello y soltó un suspiro antes de volver a tomar mi

mano. Me mecí hacia atrás sobre mis talones cuando me sostuvo con una mirada

muy intensa. Asintió, y Blake le dijo qué decir. La voz de Kai fue rica y

aterciopelada en tanto repetía sus votos, puntuando cada palabra con una pasión

que sentí en los dedos de los pies.

―Yo, Kaidan, te tomo a ti, Anna, para ser mi amada esposa. Para tenerte y

sostenerte desde este día en adelante, para bien o para mal, por la riqueza o la

pobreza, tanto en la enfermedad como en la salud… hasta que la muerte nos

separe.

Susurró la última promesa con dolor en su voz, y dejé que las lágrimas

silenciosas que había estado conteniendo se deslizaran por mis mejillas. No sólo

estaba repitiendo las palabras. Las decía con significado. Esto era real. Nadie

podría quitarnos nunca este momento. Tragué, y antes de poder limpiar mis

mejillas, Kaidan lo estaba haciendo por mí.

―Sin lágrimas ―susurró.

Respira hondo.

Asentí y volví a tomar sus manos. Era mi turno. Me tomó unas cuantas

respiraciones poder decir mis votos con todo el corazón, intentando no llorar.

―Yo, Anna, te tomo, Kaidan, para ser mi legítimo esposo. Para tenerte y

sostenerte desde este día en adelante, para bien o para mal, por la riqueza o la

pobreza, en la salud y la enfermedad. Hasta que la muerte nos separe.

Sus ojos eran de un suave azul mientras me miraba con maravilla, sus dedos

cálidos recorriendo arriba y abajo mis manos. Sonreí, y cuando me sonrió de

vuelta, nunca había sentido una alegría tan pura.

―Momento de los anillos ―dijo Blake.

¡Anillos!

―Oh ―empecé―. Yo no…

Pero Kaidan me sorprendió, buscando en su bolsillo.

―Esto es lo que hice durante mis tres horas ―dijo en voz baja. Parecía casi

tímido y vacilante mientras sacaba una alianza de platino con marcas tribales

negras, algo que un chico rocker usaría. A continuación sacó un anillo de platino

de mujer que parecía entretejido con vides, tachonado con una pequeña esmeralda

redonda. Hermoso y delicado. No parecía un anillo tradicional de boda, lo cual era

inteligente.

Page 117: Sweet reckoning

―Pensé que tendríamos que usar esto en la mano opuesta luego de hoy

―explicó―, y ya que es nuestro secreto, me decidí por tu piedra natal en vez de un

diamante. Tuve que adivinar el tamaño del anillo. Tienes manos pequeñas.

―Me encanta. ―Sonreí y me sonrió aliviado.

Me tendió el pesado anillo de hombre.

―Kai, tú primero ―dijo Blake.

Kaidan deslizó el anillo en mi dedo y lo sostuvo allí. Encajaba perfectamente.

En voz baja repitió luego de Blake:

―Con este anillo, te tomo como esposa. Úsalo como símbolo de nuestro amor

y compromiso.

En este momento la humedad de mis ojos se había ido y no podía dejar de

sonreír. Puse el anillo en el dedo de Kaidan y dije:

―Con este anillo, te tomo como esposo. Úsalo como símbolo de nuestro amor

y compromiso.

Juntamos nuestras manos. El avión se encontraba en silencio salvo por el

zumbido del motor. Miramos a Blake.

―Bueno, saben lo que dicen, chicos. Lo que Dios ha unido, que no lo separe

ningún hombre.

O demonio, pensé.

Sentí a Kaidan observándome, y me empapé del momento.

Blake palmeó a Kaidan en el hombro.

―Esta es la parte buena. Puedes besar a la novia.

―Ya era hora ―dijo Kaidan. Se inclinó.

―Nada de lengua ―gritó Ginger.

―¡Sí, lengua! ―argumentó Marna.

Kaidan seguía esperando a que se callaran cuando lancé mis brazos alrededor

de su cuello y presioné sus labios con los míos. No tomó mucho tiempo que se

hundiera en mí. Sentí su lengua por un momento, suave contra la mía, antes de

apartarnos y presionar nuestras frentes.

Estábamos casados.

―¿Realmente acabamos de hacerlo? ―susurró, con los ojos bien abiertos.

Sonreí, asintiendo, consumida por una loca desbordante felicidad. La cabina

Page 118: Sweet reckoning

retumbó con híper energía―. ¿Debería estar así de excitado por una boda?

―preguntó.

Ginger resopló.

―Te excitas cuando el viento sopla.

Me eché a reír y Kai me sonrió.

―Palabras que nunca pensé que escucharía ―murmuró Ginger.

―Yo tampoco. ―Kaidan me dio un beso rápido en los labios una vez más. Se

veía más vivo y contento de lo que nunca lo había visto.

―Ahora su destino final ―dijo Blake mientras se dirigía a la cabina.

―¿Cuál es? ―pregunté.

―Pregúntale a tu esposo ―respondió Blake a la vez que tomaba asiento.

―¡Esposo! ―chilló Marna.

―Extraño ―susurré.

La media sonrisa de Kaidan fue asesina.

―¿Soy menos sexy ahora?

―Um, no ―le aseguré.

―Tienen que vivir juntos y empezar a ver los pequeños hábitos

desagradables del otro antes de que eso suceda ―lo informó Marna.

Ginger asintió.

―Y tener su primera discusión.

―Tuvimos muchas discusiones ―dijo Kaidan.

―Sí. Somos como una vieja pareja de casados cuando se trata de pelear.

Kaidan y yo fingimos empujarnos, pero terminó con él abrazándome. Lo

miré.

―¿A dónde vamos?

―A un lugar al que te debería haber llevado hace años. El Gran Cañón.

Enterré mi cara en su pecho mientras otra ola de emoción y recuerdo

impactaba sobre mí.

El viaje de carretera cuando había querido desviarme al Gran Cañón, pero no

lo hicimos, porque me envió a casa, sola.

La postal que me había enviado del Gran Cañón cuando me había sacado de

su vida y mudado a L.A.

Page 119: Sweet reckoning

Tantos altibajos. Tantos meses de preguntarme cómo se sentía él realmente, y

sin saber si se encontraba bien. Y todo el tiempo me había amado. Todo el tiempo

íbamos a estar juntos.

―¿Estás bien, cielo? ―preguntó.

―Sí ―susurré. Estaba mejor que bien.

―Hora de ponerse el cinturón ―dijo Blake, alardeando al utilizar el sistemas

de intercomunicación―. Estamos comenzando el descenso inicial en la zona del

Gran Cañón. Por favor, uh, guarden todo su equipaje en el, uh…

―Compartimientos superiores ―gritaron las gemelas en sincronía cuando

Blake falló en su discurso de aterrizaje.

Mientras charlaban, Kaidan y yo entrelazamos nuestros dedos y apretamos,

inesperados marido y mujer nos dirigíamos a nuestra única noche de luna de miel

en una de las maravillas naturales del mundo.

―Oh, hombre, miren por las ventanillas ―dijo Blake.

Un jadeo colectivo sonó mientras todos nos inclinábamos y abarcábamos la

gran extensión de debajo, una enorme grieta en la superficie de la tierra tan lejana

como podíamos ver y más profunda de lo que podíamos imaginar. La enormidad

de ello era espeluznante. Miré las profundidades azules de los ojos de Kaidan, los

que contenían cálidas promesas que enviaron un escalofrío a mi centro. Era un día

para hermosas, inconmensurable, y maravillosas cosas.

Con cada descenso del avión, mi corazón se disparó, y agradecía al cielo por

los resquicios o los sueños largamente perdidos que se volvían realidad.

Page 120: Sweet reckoning

Pecas Impacientes

Traducido por norita_30 Corregido por Lexie’

aidan y yo nos despedimos de los otros y tomamos un taxi, todo

mientras buscábamos en el cielo. Esto era demasiado bueno para

ser verdad. No quería pensar de esa manera, pero nunca había

deseado algo tanto como esta noche con Kaidan. Después de dos años anhelando,

finalmente podríamos estar juntos, y en cierta forma nos daría alguna medida de

seguridad.

Aún no podía creer que esto fuera posible, había estado tan paranoica sobre

la empuñadura y su juicio implacable que no había tomado en cuenta el poder del

amor y la lealtad, por lo que la Espada de la Justicia no podría culparnos, parecía

tan obvio ahora. Tan correcto.

―El Gran Cañón está justo por ahí ―dijo El conductor apuntando a la

izquierda―. Su sitio no está lejos, incluso podrían caminar hasta ahí.

Mientras éramos conducidos, miramos a través de los arboles difusos y

vimos una barandilla cerca de una cornisa rocosa y después nada. Solo una

enorme gota y un cielo oscuro al atardecer. Kaidan y yo nos abrazamos mientras

nos acercábamos para mirar por la ventana. Casi fue suficiente para hacerme

olvidar todo lo que nos quería herir en el mundo. Pero Kaidan nunca olvidaba. Él

miraba alrededor de lo que nos rodeaba en esa protectora y precavida manera, lo

que me trajo de vuelta a la realidad.

Minutos después estacionamos fuera de una moderna cabaña de madera.

Una incontrolable sonrisa dividió mi rostro mientras los nervios me sobrepasaban

de nuevo.

Page 121: Sweet reckoning

Kaidan y Blake habían sido chicos ocupados durante nuestra espera esta

tarde, junto con conseguir los anillos, Kaidan había conseguido un increíble centro

vacacional con cabañas.

El taxista se alejó dejándonos de pie en el escalón de entrada en silencio. Miré

hacia el emblema de Kai por lo que se sintió un largo tiempo antes de que tocara

mi mentón y me encontrara con sus ojos. La noche era cálida y aun así me encontré

temblando.

Sin advertencia, Kaidan me levantó, acunándome en sus brazos.

―¿Qué estás haciendo?

―Er… llevándote a través del umbral. Eso es lo que se supone que haga

¿cierto?

Me reí con nerviosismo y él me dio la sonrisa más tierna.

―Creo que se supone que sea en el umbral de nuestra casa, pero me gusta.

Acercó su rostro a un centímetro del mío.

―Este será nuestro hogar esta noche. Cualquier sitio contigo es mi hogar.

El amor que sentía por él iluminó todos los rincones de mi alma, mantuve mis

brazos alrededor de su cuello y lo besé suavemente.

―Llévame adentro ―murmuré mientras el aroma de dulce y cítricos llenaba

mi nariz.

―Sí señora.

En el interior, tomé una respiración profunda mientras me ponía de nuevo en

el suelo para cerrar la puerta, hice una oración silenciosa para que ningún

susurrador nos encontrara esta noche y me prometí que no desperdiciaría nuestro

tiempo juntos preocupándome. Me concentraría en Kai y lo dejaría distraerme.

La cabaña era bellísima. Todo, desde el suelo hasta el techo era de piedra y

vigas de madera naturales. Tenía un ambiente rústico con el lujo añadido de unas

instalaciones modernas.

Entramos en la habitación individual, donde el techo simulaba un

campanario, me tapé la boca para ahogar un grito emocionado. La cama. ¡La cama!

Nunca había visto nada igual. La cabecera era parte de un enorme árbol y tenía

ramas que sobresalían por encima de la parte superior de la cama tamaño King

size, como un dosel. Corrí y salté sobre el edredón mullido que era de los colores

suaves del otoño.

Page 122: Sweet reckoning

―¡Esto es increíble! ―Reboté sobre mis rodillas, tomé una almohada de seda

color marrón con un toque de color turquesa y la apreté. Kaidan se recargó en la

pared con las manos en sus bolsillos mientras me veía con diversión.

Salté de la cama y tomé su mano, jalándolo hacia el baño, donde al ver la

bañera de gran tamaño no pude evitar aplaudir, había también una puerta

deslizable que llamó mi atención, la abrí, y jadeé mientras salía.

―¡Una ducha exterior! ―dije. El área estaba rodeada por muros de piedra

para tener privacidad, pero abierta hacia el cielo oscuro.

Kaidan estaba de pie en la puerta.

―Estoy recordando a la niña de dieciséis años con la que hice un viaje por la

carretera, que se emocionaba por cada mínimo detalle.

Me sonrojé y dio un paso hacia mí mientras ahuecaba mi mejilla y deslizaba

su mano por mi cabello.

―Es adorable, amor ―susurró. Y luego me besó.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente mientras sus labios se movían contra

los míos. Por primera vez en la historia no tendríamos que ser cuidadosos o

detenernos, lo que hizo que una sacudida de nervios me recorriera. No sabía qué

hacer, sabía cómo me hacía sentir, como si nunca pudiéramos estar lo

suficientemente cerca, pero no sabía cómo canalizar esos instintos.

―¿Qué está mal? ―preguntó.

Sacudí mi cabeza sintiéndome ridícula.

―No sé que estoy haciendo.

―¿Anna? ―Se mantuvo cerca sin alejar sus manos de mí.

―¿Hm?

―¿Alguna vez te has sentido incómodamente torpe cuando estamos juntos?

―Um… ―Pensé al respecto―. Supongo que no.

―Exacto, algunas cosas vienen naturalmente así que no lo pienses

demasiado, voy a cuidar de ti.

Oh por. Más escalofríos.

―Pero ―susurré―, quiero cuidar de ti también, tienes que enseñarme qué

hacer.

Su sonrisa era perversamente sexy.

―No soy tan difícil de complacer como imaginarás, pero no te preocupes, te

enseñaré todo lo que quieras.

Page 123: Sweet reckoning

Tragué, sintiendo un nudo en la garganta.

―Además… ―Se aclaró la garganta y ahora sonaba serio―. Hace dos días

cuando padre me dijo que estaba enviándome para buscarte… fui al doctor

primero, solo en caso de que algo llegara a suceder entre nosotros, no es que

hubiera pensado que sucedería, solo quería estar seguro.

―Oh ―dije mientras me daba cuenta y pensé en Marna―. Para asegurarte de

que de verdad eres…

―Estéril, sí, y lo soy.

La idea de embarazarme no me había pasado por la cabeza. Incluso después

de todo lo que había pasado con los pobres de Marna y Jay. Estaba agradecida de

que él hubiera pensado en ello.

―Gracias ―susurré, mis rodillas estaban temblando. En serio no podía

mantener mi cuerpo bajo control, esos ojos seductores eran corto circuito para mi

capacidad de funcionamiento.

―Anna… ―Uh, oh. Su voz era baja y ronca.

―¿Hmm? ―Aclaré mi garganta.

―¿Recuerdas cuando te dije que quería perderme en cada peca de tu cuerpo?

Fascinada, asentí, sin confiar en mi voz.

―Bueno, es hora.

No podía respirar, Kaidan cerró los ojos e inhaló, los entreabrió y un retumbo

salió de su garganta.

―Hueles tan malditamente bien.

Agarró mi mano y me llevó de vuelta a través del baño hasta la habitación

principal, la sangre corrió por mi cuerpo, Me quedé de pie mirando su espalda y

hombros.

Mi esposo, el chico que había estado de pie en la cumbre, dispuesto a morir

por mí cuando mi vida se vio amenazada.

Soltó mi mano y caminó hacia su maleta.

―Le pedí a Marna que consiguiera algunas cosas para nosotros, algo de ropa

para mañana, comida y otras cosas, dijo que había bajado algo de música como

regalo para relajarnos, estoy un poco asustado. ―Sacó un adaptador para el

reproductor y colocó el MP3 en su sitio mientras presionaba el botón de

reproducción, una canción romántica popular comenzó a sonar.

Kaidan hizo una cara.

Page 124: Sweet reckoning

―¿Música country?

―¡Amo esta canción! ―Reí mientras el gemía.

―Tal vez deberíamos escuchar mi lista de reproducción. ―Buscó en su

bolsillo, pero yo negué, no tenía humor para heavy metal.

―Vamos Kai… mis pecas se están impacientando.

Él se enderezó y sus ojos se cruzaron con los míos mientras su emblema

giraba y latía, mi corazón golpeaba a causa de mi propia valentía, entonces me

tomó de las costillas mientras se acercaba, trayendo con él una nube increíble de

feromonas cítricas.

―Bueno entonces no debemos hacerlas esperar.

Esperaba que el desprendimiento de ropa comenzara, pero en su lugar

comenzó a besarme como si tuviéramos todo el tiempo del mundo, su boca y

lengua me tibiaron para después calentarme. Me movió hacia atrás mientas nos

besamos hasta que mi trasero golpeó el borde de la cama, un ligero escalofrío

comenzó en mis caderas al sentir sus dedos levantando la seda de mi vestido

lentamente.

Estaba respirando con dificultad para cuando finalmente lo sacó por mi

cabeza, pateé mis zapatos mandándolos lejos, me dejó quitar su playera, pero me

detuvo cuando intentaba sacarle su short.

―Aún no ―dijo de nuevo con esa sonrisa malvada.

Alcanzó el broche de mi sujetador y al sentirlo caer mi conciencia me hizo

cubrirme el pecho, entrecerró los ojos y de pronto sentí como si tuviera que

explicar algo a pesar de que antes me había visto desnuda.

―Son… ―Ni siquiera pude decirlo, no había duda de que Kaidan había visto

todo tipo de hermosos cuerpos en el pasado, el mío no sería uno de ellos, al menos

no en ese departamento.

Puso sus manos sobre mí y me lanzó una mirada seria.

―Te aseguro que son perfectas.

Gentilmente alejó mis manos, un jadeo salió de mi pecho con respiraciones

nerviosas mientras sus ojos me recorrían, tomó la señal que mi cuerpo nervioso

desnudo le daba y cerró los ojos, cuando los abrió estaban más llenos de pasión

que nunca.

―Como dije hace un momento. En la cama ahora.

Nervios. Muchos nervios.

Page 125: Sweet reckoning

Me subí a la cama y la dulce tortura comenzó mientas él se acomodó a mi

lado para continuar tomándose su tiempo besándome, traté de acércame más pero

colocó firmemente su mano en mi cadera manteniéndome así en mi lugar. Cuando

su boca se movió abajo hacia mi hombro dejé escapar un gemido y lo vi sonreír,

besó una pequeña peca que tenía ahí y a la cual nunca en mi vida había prestado

atención, luego lentamente se abrió paso a través de mi clavícula y paso por cada

uno de mis pechos, enterré mis dedos en su cabello.

Kaidan cumplió su promesa y mis pecas estaban mimadas y eran felices, pero

el resto de mí estaba celoso y desesperado y él apenas había comenzado, cuando

llego a la parte baja de mi estómago, ya estaba respirando duramente.

Pasó por alto mis bragas de encaje blanco dejándolas puestas, y ahora tenía

ya la certeza de que estaba tratando de enviarme a un estado completo de locura.

Su boca aterrizó en la cara interna de mi muslo, mi cadera se movió en su contra y

yo hice un sonido vergonzoso de anhelo.

Él rió entre dientes y mantuvo mi cadera firmemente abajo. Nuevamente. No

es divertido. Entonces continuó camino abajo en mi pierna.

Susurré:

―Por favor. ―Necesitándolo mucho.

―Aún no ―dijo irritantemente lento.

Gemí cuando me puso sobre mi estómago y movió mi cabello a un lado. Mi

espalda se sentía ultrasensible contra la caricia de sus labios, agarré las sábanas y

traté de controlarme. ¿Por qué él no estaba enloqueciendo? Sabía que lo estaba

porque podía oler su poderosa nube de feromonas con olor a naranjas dulces y

limas a nuestro alrededor, pero su autocontrol era increíble.

Mi espalda baja era particularmente sensible lo que hizo que me quedara sin

aliento mientras me besaba en esa parte. Cuando llego a mi ropa interior sentí que

me mordía suavemente a través del encaje y lo escuché soltar un gruñido, sus

dedos se cerraron en mis caderas y le sonreí suavemente.

―Quítalas ―dije.

No dudó y tiró hacia abajo el encaje.

Me atreví a echar un vistazo a él por encima de mi hombro y pude verlo

mirando mi cuerpo desnudo.

―Dios mío ―susurro.

Me di la vuelta y se acomodó sobre de mí, ambos respirábamos con

dificultad, me quedé muy quieta mientras Kaidan me miraba fijamente, iniciando

desde mi revuelto cabello hasta llegar a las rojas uñas de mis pies, enredé uno de

Page 126: Sweet reckoning

mis dedos a través de su cinturón y traté de tirarlo sobre mí pero, tomó mi dedo y

lo llevó a su boca para darle una pequeña mordida con sus blancos dientes.

―No he terminado aún.

Me dejé caer hacia atrás, mientras su boca bajaba hacia mi estómago

nuevamente mientras se abría camino hacia más abajo.

Oh, wow.

Durante la próxima hora aprendí que Kaidan decía la verdad sobre cada

afirmación que había hecho acerca de ser bueno en relación a lo que hacía. No era

justo para el resto del mundo que un hombre como él existiera. Mi cuerpo se

encontraba cansado como si hubiera corrido en un maratón y considerando que

Kaidan aún estaba casi vestido, sabía que para él esto apenas empezaba.

Sistema sobrecargado.

Mientras él se acomodaba a mi lado, se acercó inclinándose para colocar

algunos besos angelicales en mis labios, yo apenas era lo suficiente consciente para

descifrar los pensamientos que corrían por mi mente.

Aún era virgen.

―Puedes descansar amor ―murmuró.

Eso despejó mi cabeza, éste no era tiempo para descansar, me empujé sobre

mis hombros y lo miré entrecerrando los ojos, lo cual no debió haber sido lo

suficientemente aterrador porque él comenzó a reír entre dientes.

―Es tu turno ―dije.

Su risa se detuvo y me miro intensamente mientras me acercaba a él. Me

incliné y acaricié el lóbulo de su oreja, mientras él me tomaba de la cadera

acercándome.

―Mi dulce y pequeña sexy. ―Escuche la excitación en su voz por lo que

continúe besando su oreja mientras él lanzaba un siseo intentando rodar sobre mí,

pero esta vez era mi turno para empujarlo hacia atrás.

No habría sexo aún, quería hacerle lo mismo que él me había hecho.

Esta vez cuando mis manos temblorosas fueron hacia el botón de sus shorts

no me detuvo, podía sentir su corazón agitado contra mi hombro, me dejó

desvestirlo y fue en ese momento que conocí todo de él por primera vez, aprendí

el poder de ser mujer, vi la debilidad en sus ojos con cada una de mis caricias, pero

sobre todo vi el amor y la confianza. Mis nervios desaparecieron y

fueron remplazados por la curiosidad y el deseo de hacerle feliz. Me trajo una

Page 127: Sweet reckoning

tremenda satisfacción ver que reaccionaba y se perdía mientras mis manos y

labios lo acariciaban.

Después tomamos una ducha a la luz de la luna, perdidos en nuestro nuevo

conocimiento uno del otro, pero cada beso y caricia los vi opacados por un

pensamiento repetitivo.

Aún era virgen.

Nos envolvimos en las toallas y regresamos adentro, comiendo sándwiches

en la cama mientras Kaidan se divertía con la lista de baladas románticas de la lista

de reproducción de Marna. Era curioso cómo es que se sabía la mayoría de las

letras.

Cuando terminamos de cenar, miré el reloj, Kaidan caminó hacia la ventana y

se detuvo a mirar hacia afuera con la toalla alrededor de su cintura, me rehusaba a

dejarlo pensar demasiado, no quería que ninguna inseguridad cayera sobre

nosotros.

―Hey ―dije suavemente―. Pronto será medianoche, el día de nuestra boda

está por terminar.

Su mirada se ensombreció y sentí mi estómago apretarse.

Me puse de pie al otro lado de la cama.

―Ven aquí.

Kaidan se acercó lentamente sin despegar sus ojos de mí que aún me

encontraba envuelta en una toalla, cuando llegó al otro lado de la cama puso sus

manos unidas en la parte superior de su cabeza y me miró a través de la extensa

cama. Me hacía sentir loca en muchas maneras.

Alcancé el borde de mi toalla y antes de poder siquiera pensarlo la dejé caer

al suelo, la nubosidad de su mirada ahora se tornó tormentosa, subí a la cama y me

deslicé hacia él, pude ver la sorpresa y algo de lujuria cruzar por su expresión,

cuando llegue hacia él abracé mis rodillas y lo miré mientras mi corazón latía

fuertemente.

―¿Tienes miedo? ―pregunté.

El maestro de la lujuria parecía que había perdido el toque porque su

respuesta fue un gruñido.

―¿Hmm?

―¿Ha pasado mucho tiempo? ―Incliné mi cabeza hacia un lado―. ¿Estas

fuera de práctica?

Page 128: Sweet reckoning

Él no había estado con nadie en ocho meses lo cual para Kaidan Rowe era una

eternidad.

Sus ojos se ampliaron más de lo que estaba acostumbrada llenos de

indignación y sentí una oleada de perversidad en mi sangre. Actuando como la

mujer sexy como comúnmente me llamaba extendí la mano y apreté su pezón.

Fuerte.

Dejó escapar un pequeño gruñido y agarró mi muñeca mientras con mi mano

libre aflojaba su toalla.

En un movimiento demasiado rápido para mi comprensión él estaba sobre

mí, sujetándome a la cama.

―Tú ganas ―gruñó mientras respirada con dificultad.

Quería reír de la emoción por mi pequeña victoria pero su seriedad apagó ese

impulso. Intenté mover mi cadera hacia él pero su cuerpo me presionaba. Acaricié

su mejilla que tenía un deje de barba, apoyó su frente en la mía. Sentí sus

preocupaciones arrastrándose, las acciones de su pasado asustándolo.

―Está bien Kai. Nos amamos mutuamente.

Cerró sus ojos.

―Haría cualquier cosa por ti.

―Solo ámame ―susurré.

―Necesito que sepas que esto es diferente para mí, nunca había sentido esto

por alguien, así que no solo te amo Anna, te adoro.

Lo besé y cuando él apartó el cabello que atractivamente colgaba alrededor

de sus ojos y me lanzó una mirada profunda supe lo que estaba a punto de

suceder.

―No apartes tu mirada de mí, Anna ―dijo.

Asentí, nerviosa, excitada.

―Está bien.

―Si necesitas parar…

―Kai no soy frágil.

―Bien.

Lo vi tragar, entonces cerró los ojos mientras un escalofrió recorría su cuerpo,

cuando los abrió de nuevo, color se filtró a través de él, un color vivo, era el color

rosa fuerte simbolizando el amor apasionado.

Kaidan estaba dejándome ver sus colores.

Page 129: Sweet reckoning

Era mi turno para pasar saliva al contemplar el regalo que me estaba

ofreciendo. Bajo esa espesa aura de amor se podía distinguir una hebra de color

gris simbolizando la preocupación e incluso una más obscura que era algo de odio

propio. Me hubiera gustado hacerlos desaparecer, pero solo él tenía el poder.

Aun…

―Es hermoso ―murmuré.

―Tú eres hermosa ―murmuró de vuelta.

Enganché una pierna a su alrededor para acercarlo más, se movió encima de

mí, su cuerpo poderoso y elegante. Su cadera se curvó hacia la mía y me moví

hasta encontrarlo jadeando por el contacto. Nunca quité mis ojos de Kai mientras

nos convertíamos en uno.

Page 130: Sweet reckoning

Bailando con la Luz

Traducido por Simoriah Corregido por flochi

i objetivo había sido quedarme despierta toda la noche con

Kaidan, pero debo haberme quedado dormida porque me

desperté a las 3 a.m. con esa inquietante sensación de estar siendo

observada. Luz de luna entraba a raudales a través de las cortinas,

y encontré a Kaidan durmiendo profundamente junto a mí. Miré alrededor de la

habitación, pero no vi nada fuera de lo ordinario.

Debía haber luna llena porque la noche parecía más brillosa de lo normal. No

había luces callejeras. Y luego, de repente, la luz cambió y se debilitó. Había algo

ahí afuera. Mi corazón se aceleró y salí silenciosamente de la cama y fui a la

ventana.

En la oscuridad, pasando a través de los árboles lejos de nuestra cabaña,

había un espíritu de luz. ¡Un ángel! Asombro se arremolinó a través de mí como

una tormenta de viento. No quería que se fuera. Quería saber por qué había estado

en nuestra ventana y qué quería; quién era.

Me puse un short y una camiseta, y metí los pies en sandalias. Kaidan no

despertó. Debía haber estado realmente cansado, y no pude decir que estuviera

sorprendida. Con suerte, podría escabullirme afuera y regresar sin molestarlo. Salí

de nuestra cabaña en silencio y corrí hacia el bosque.

El espíritu era rápido, ahora sólo un punto de luz. Lo seguí en dirección al

Gran Cañón. Podía ver la cabaña más cercana por la calle, pero no había luces

encendidas. Sólo una luna en cuarto creciente y un enorme cielo lleno de estrellas

Page 131: Sweet reckoning

iluminaban mi camino, así que abrí mi visión nocturna para atravesar los árboles

de pino en el sendero de tierra. Ya no podía ver al ángel.

Esto era realmente estúpido de mi parte. Sabía que no debía salir al

descubierto a la noche. Mientras me reprendía a mí misma, los árboles se

estrecharon alrededor de mí y me detuve y miré.

Vaya.

A cuatro metros de mí había una baranda de madera, y luego oscuridad.

Nada. Podría haber sido el borde de la tierra. Me acerqué y sentí una sensación de

vértigo hasta que mis manos aferraron la baranda. Era monstruoso.

Inquietantemente majestuoso. Aterrador, incluso. Más profundo y más ancho de lo

que podía comprender. Con mi visión supernatural apenas podía ver las capas de

tierra en las paredes del cañón. Deseé que Kaidan estuviera junto a mí para verlo.

Por el rabillo del ojo vi una estrella fugaz. Mi corazón golpeó y miré la luz

blanca mientras se movía con graciosa velocidad por el cielo. Definitivamente no

era una estrella. Parecía ir bailando hacia mí, amando el espacio abierto que le

proveía el cañón.

Contuve la respiración a medida que se acercaba, sintiendo el mismo

asombro que había sentido cuando los ángeles habían entrado en la cumbre en

Nueva York. Una belleza y paz tan indescriptible, como si todo estuviera bien, y

todas mis preocupaciones fuesen tontas y sin consecuencia.

Mientras su forma de gasa se acercaba, una canción brotó en mi mente; un

sonido más encantador que el de niños riendo y coros en armonía. A mi corazón le

salieron alas.

El ángel descendió hasta que estuvimos cara a cara y fui desbordada por una

emoción clara y pura. El espíritu vestía una fina tela alrededor del cuerpo, largo

cabello dorado y volado por el viento. Miré su rostro perfecto y angelical, y

mientras que no la reconocí visualmente, mi corazón gritó…

Madre.

A través de nuestro lazo telepático pregunté: ¿Eres tú… Mariantha?

Ella sonrió.

―Sí, me dulce hija. Finalmente nos conocemos.

Su voz fue el sonido más tierno del universo. Sentí una breve retrospectiva a

mis días en el útero cuando la oí cantar. Era su voz humana, pero su alma angelical

había estado ensombrecida dentro.

Las palabras no podían expresar lo que significaba tenerla allí en ese

momento. Pude ver por qué el alma de papá había sido atraída a la de ella. Era

Page 132: Sweet reckoning

como un suave viento de consuelo que me atraía y tiraba de mí, arrastrándome

más cerca.

―Te vigilo cuando puedo, Anna, aunque sólo se me ha dado permiso para visitarte

esta noche especial. Hemos estado celebrando tu matrimonio.

―¿En serio?

Debo haber lucido sorprendida, porque ella soltó una risita. Al menos creo

que fue una risita; sonaba como campanillas ligeras y tintineantes sonando, y me

hizo sonreír.

―Oh, sí. Nos deleitamos cuando el amor prevalece. Creo que tú ya conoces la verdad

de la vida, mi más querida Anna. Que el amor es la fuerza más fuerte. La sustancia que

une. El elemento por el que vale la pena existir. Eso es lo que nos hace puros de corazón.

No supe qué decir. Me sentía optimista y ligera, elevada por la paz. Porque

ella tenía razón. Yo sí sabía la verdad.

―Nunca lo dudes ―dijo, y su voz sonó como una canción en mis oídos.

Una brillante estrella destelló a lo lejos en el universo, haciendo saltar mi

corazón. Mariantha también lo notó.

―No puedo quedarme. ―Me rodeó, una vez más como si bailara, y yo me volví

para seguirla, juntas, girando. Luego ella levantó la mirada a los árboles―. Tu

joven te busca. Está asustado.

¡Oh, no!

―¡Kai! ―exclamé en el aire―. Está bien. Estoy en el cañón.

Presioné mi audición hacia los árboles y lo oí corriendo por el sendero. Me

reuní con él en el borde cuando emergió descalzo, vistiendo sólo un short. Él miró

alrededor salvajemente, los ojos aterrizando sobre mi madre.

―Está bien ―susurré. Fui a sus brazos. Él estaba sin aliento cuando la miró.

Tomé su mano y lo guie hacia el punto panorámico.

―Kaidan… ésta es mi madre, Mariantha.

Sus ojos se pusieron enormes. Inclinó la cabeza y dijo:

―Es un honor conocerla.

No pude oírla, pero ella debía estar hablándole, porque él levantó la mirada

hacia ella tímidamente y le agradeció. Luego ella nos habló a ambos.

―Debo irme. Cuiden su amor, porque los guiará a través de la oscuridad. ―Se

volvió hacia mí―. Siempre estás en mi corazón, Anna. Te amo siempre.

Page 133: Sweet reckoning

―Y yo te amo a ti ―le susurré mientras ella se alejaba flotando sobre el

cañón.

Mis dedos aferraron la baranda cuando ella se elevó con un magnífico aleteo

de alas que la sacó de la vista.

Kaidan y yo nos tomamos las manos y nos apresuramos para regresar a la

cabaña para no estar a la vista. Cuando llegamos allí, él tomó mi rostro entre sus

manos y me aprisionó contra la pared.

―Me asustaste terriblemente ―dijo―. Nunca más me dejes así de nuevo.

―Lo lamento tanto. Estabas profundamente dormido y la vi… sé que fue

tonto, pero ella era como…

―¿Un faro para ti?

―Sí. ―Me estiré y aferré sus muñecas, sintiéndome horrible por haberlo

asustado.

―¿Realmente estaban celebrándonos? ―preguntó―. ¿Ahí arriba?

Sonreí.

―Realmente.

Sus ojos se pusieron vidriosos, como si no pudiera comprender que alguien

en el cielo hablara sobre algo que él había hecho, mucho menos celebrándolo. Su

asombro me hizo besarlo, queriendo capturar sus sensaciones y mezclarlas con las

mías. Kaidan respondió, sin contener una sola parte suya.

―Esta noche no durmamos ―dije entre besos. Teníamos que irnos en unas

pocas horas. No quería desperdiciar un minuto.

―Voy a permitirte poner todas las reglas en este matrimonio, Anna.

―Buen chico.

Rió, un delicioso sonido que volvió su hermoso rostro en el del hombre feliz

que yo quería ver. Pasamos el resto de nuestra noche de bodas amándonos e

intentando olvidar las cosas que pronto enfrentaríamos. Por esas pocas últimas

horas nos envolvimos uno en el otro y nos olvidamos del mundo.

Page 134: Sweet reckoning

Todo un Chico Americano

Traducido por rihano Corregido por flochi

ejar a Kaidan en el pasado nunca había sido fácil. Dejarlo esta vez se

sentía como si estuviera arrancando una parte vital de mí misma.

Nos quedamos en el aeropuerto demasiado tiempo, arriesgando

demasiado, esperando hasta las llamadas finales para nuestros vuelos y apenas

tomándolos.

Mientras volaba a Virginia, no pude evitar sonreír para mis adentros. De esta

forma, seríamos más listos que los Duques, teniendo algo especial para nosotros

mismos. Y había sido la mejor noche de mi vida.

Lo único que lamentaba era que Patti no hubiera estado allí cuando

intercambiamos votos. Me moría de ganas de verla; para contarle todo y ser

llenada con su energía amorosa.

Había recibido un mensaje de Jay a primera hora esa mañana que

simplemente decía: Todo bien. Esperaba que ellos estuvieran manteniéndose

sanos y salvos. Tal vez incluso tener un poco de risa.

Me mordí la uña del pulgar y miré las volutas de nubes mientras volábamos a

través de ellas. ¿Podría tener la oportunidad de visitar a Patti y a Jay? Mi corazón

se aceleró de felicidad mientras me lo imaginaba, pero no estaba segura de que

estuviera dispuesta a correr el riesgo. Nunca me perdonaría si llamaba la atención

sobre ellos y resultaban heridos.

Mi cabeza giró con los detalles y sabía que necesitaba descanso. Kaidan y yo

no habíamos vuelto a dormir.

Page 135: Sweet reckoning

Ah, mi Kai…

Cerré mis ojos y sólo me permití pensamientos felices hasta que el sueño me

encontró.

Los dormitorios de Virginia Tech abrían ese día. Adoraba los edificios de

piedra gris como castillos y el paisaje montañoso. El campus era un jaleo salvaje de

minivans y familias con los brazos llenos de cosas. Me sentí como una extraña. Una

impostora. Sin familia. Ni pertenencias. Sólo una mochila con una laptop y un par

de cambios de ropa. Me había pasado la mayor parte de mi vida sintiendo que no

pertenecía, por lo que debería estar acostumbrada a ello, pero ese deseo de encajar

y ser como todos los demás nunca se fue. Especialmente en un día como hoy.

Traté de no ponerme en el camino de nadie, mientras caminaba por el patio

cubierto de hierba hacia mi dormitorio. Una punzada de nostalgia por la

normalidad se disparó a través de mí mientras miraba a los estudiantes jugando un

atrapante juego de fútbol de contacto; chicos y chicas riéndose, coqueteando,

siendo jóvenes con sus auras amarillas y rojas. Sin preocupaciones inmediatas en

sus vidas. Por mucho que su felicidad me hiciera añorar las experiencias de

juventud que nunca tendría, también me trajo alegría ver a la gente vivir. Y pensar

en cómo sus vidas podrían ser aún más ricas si libráramos a su mundo de los

demonios…

Un pensamiento extraño de repente me golpeó mientras caminaba a través de

las multitudes de estudiantes y sus familias.

Estaba jodidamente casada. Mis ojos se agrandaron y me tambaleé un poco.

Entonces me reí y sacudí mi cabeza ante la locura de todo esto.

En mi dormitorio, mantuve la puerta abierta para una mamá y un papá que

llevaban un futón mientras que su hija caminaba detrás de ellos, escribiendo en su

teléfono celular. Ella me permitió sostener la puerta para ella también, casi sin

mirar hacia mí.

―De nada ―dije alegremente.

Me miró como si estuviera loca.

Los pasé y tomé las escaleras hasta el sexto piso, encaminándome hacia la

diminuta habitación del final, individual. A medida que la puerta se cerró detrás

de mí, pensé por un momento que debía ser la habitación equivocada. Las cosas de

alguien ya estaban allí. Y entonces vi la nota.

Page 136: Sweet reckoning

No sabía si habías tenido mucho tiempo para ir de

compras, así que pensé que te ayudaría. ~P

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras revisaba las cosas: una acolchada

silla papasan1 color púrpura y haciendo juego con una alfombra, ropa de cama

color lavanda, una nueva nevera y microondas, alimentos y bebidas, un kit de

baño con todas las necesidades, y una caja de mi ropa con un rollo de cuartos de

dólar para la lavandería.

Me pregunté si lo había tenido todo entregado o si lo había traído ella misma.

Me dolían las entrañas de extrañarla. Secándome los ojos, desenvolví todo y

acomodé la habitación. Se sentía un poco más hogareño, pero estaba lejos de

sentirse como en casa.

Ajusté mi emisora de música y puse la lista de reproducción de Marna,

entonces me dejé caer sobre la cama para una esperanzadora siesta. Mientras la

música sonaba, recordé la noche anterior, las caras tontas que Kaidan hizo en

ciertas canciones, y su mirada seria cuando se concentró únicamente en mi cuerpo.

Cada canción era un recuerdo, reproduciendo nuestra luna de miel a través de mi

mente en un recuerdo vívido.

Un pensamiento travieso cruzó mi mente cuando recordé la imagen de mí

misma que había grabado en mi teléfono. Lo extraje y encontré que era tan sexy

como la recordaba. Ahora que él había visto cada centímetro de mí, no me parecía

una cosa muy importante enviarla. Probablemente ni siquiera le afectaría.

Con una risita medio delirante y nerviosa, la envié.

De inmediato, las risas desaparecieron y el pánico se estableció ¿Qué había

hecho? Kaidan Rowe había, sin duda, recibido cientos de fotos sexy en su día. De

repente, la mía parecía sosa. ¿Se reiría? Deseé poder deshacerlo, o que hubiera una

forma de cancelar un mensaje si todavía no se había abierto.

¡Estúpida, estúpida, estúpida! Me metí debajo de las mantas y las jalé hasta el

cuello. Debo haber estado loca por la falta de sueño. ¿Qué estaba pensando? Me di

la vuelta y grité en la almohada.

1 Papasan: Una silla Papasan (también llamada una silla tazón) es un gran cuenco de forma

redondeada con un ángulo ajustable similar al de un futón. El cuenco se apoya en un marco vertical

tradicionalmente hecho de mimbre, pero también a veces se hace de robusto mimbre o madera.

Page 137: Sweet reckoning

Y entonces mi teléfono sonó con un mensaje de texto. Cerré los ojos mientras

mi corazón iba a toda marcha. ¿Él me tiraría un hueso? ¿Digo algo como, “Oh, eso

es lindo, amor, gracias”?

Con renuencia cogí mi teléfono. Otro texto sonó. Lo abrí, ambos eran de

Kaidan. Otro sonó. Joder, ¿qué estaba pasando?

OH DIOS.

¿¿Qué estás haciéndome??

No puedo creer que verdaderamente tomaste una foto.

Me matas. MURIENDO.

Mi preocupación empezó a ceder, y la risa se levantó de nuevo. Los mensajes

de texto se vertían, uno tras otro.

NO PUEDO DEJAR DE MIRAR.

Sólo espera zorrita.

Por mí. Eres tan jodidamente ardiente.

Estás en serios problemas cuando te vea otra vez.

Graves. Problemas.

Menos mal, maldición, estaba caliente bajo las sábanas. Las quité,

sintiéndome aliviada, mareada, y tan cansada. Cuando pasó un minuto sin

mensajes, le envié un mensaje de vuelta.

Pasos de bebé, para tu chica ingenua.

Sonreí ante su respuesta rápida: Ingenua mi culo. Todas las duchas de agua fría en el mundo no pueden curar lo que me has hecho.

Lo siento, escribí, aun sonriendo como una idiota.

No lo sientes. Déjame en paz. Voy a estar ocupado por un rato.

PD… Te amo.

Envío un mensaje de vuelta, Te amo también.

Dejando escapar un largo suspiro, borré la conversación y abracé mi

almohada. Pobre Kaidan. No había querido llevarlo hacia un frenesí, pero tenía

que admitir que estaba contenta de haber podido.

* * *

Page 138: Sweet reckoning

Un golpe en la puerta me despertó de un sueño profundo un tiempo después.

Parpadeé aturdida hacia la ventana. Parecía primeras horas de la noche. Otro golpe

sonó. Apagué la música y fui hacia la puerta sin abrirla.

―¿Sí? ―pregunté a través de la madera.

―¿Anna Whitt? Una entrega para usted desde la recepción.

Abrí un poco la puerta. Un enorme y hermoso tipo rubio estaba parado allí

con una caja, que parecía otra caja de mis cosas.

―Voy a ponerla abajo para usted ―dijo.

―Oh, por supuesto. ―Me hice a un lado―. Gracias.

Sí, estaba casada con un completo bombón y no, no estaba deseando a este

chico, pero era difícil no tomarlo en cuenta. Era alto y ancho como un jugador de

fútbol, con una sonrisa toda estadounidense y cabello ondulado. Se movía con total

confianza, como Kaidan, exudando una presencia que atraía a la gente.

Y entonces el chico se volvió hacia mí y mi corazón casi se detuvo.

En su esternón había un brillante emblema rojo, el más grande emblema que

alguna vez había visto en un Neph… tan grande como el de un Duque. Mi corazón

golpeó un doloroso triple latido.

Con un gran paso, él se puso encima de mí, encimándose, tomando una

respiración profunda por la nariz, como si oliera algo.

De una sola vez, susurradores llegaron en un zumbido sombrío por el pasillo

ocupado, metiéndose entre medio de padres y estudiantes. Mi habitación estaba en

el extremo del pasillo y nadie estaba mirando en mi dirección. Había tantos

espíritus, por lo menos seis de ellos. Por un horrible momento estuve sorprendida

como para actuar. Y entonces los ojos del apuesto Nephilim brillaron de color rojo.

¿Qué…? Los ojos de un Neph no podían hacer eso.

Hice un sonido involuntario de miedo y corrí hacia la puerta abierta, pero el

chico era más rápido. En realidad, se rió entre dientes mientras me atrapaba por el

brazo y cerraba la puerta, apretándose contra mi espalda y metiendo su nariz en

mi cabello.

―No hagas ruido ―advirtió con voz tranquila.

Se movió rápido, capturando mis dos muñecas en una de sus manos y

manteniéndolas por encima de mi cabeza contra la pared, mientras su otra mano

rodeó mi garganta.

Emblema roja. Lujuria. Acento americano. Pero Kaidan era el único hijo de

Pharzuph. ¿Quién era este? ¿Por qué se sentía tan poderoso? El cuarto se oscureció

Page 139: Sweet reckoning

mientras los espíritus se apilaban, haciendo sonidos sibilantes y arañazos que

hicieron eco en mi cabeza.

Movió mi cabello a un lado con el mentón y colocó un cálido beso en el lado

de mi cuello. Me estremecí, pero no en el buen sentido.

Una vez más, inhaló profundamente.

―Así que, no eres la elegida, después de todo ―dijo―. Y yo había estado tan

seguro. Incluso lo esperaba. Debería enseñarte una lección por todos los problemas

que has causado.

¿De qué estaba hablando? Mi mente giraba con la confusión.

Apretó su cuerpo fuerte contra mi trasero. Cada instinto dentro de mí se

encendió con la necesidad de luchar mi camino hacia la libertad y correr, pero una

parte más profunda de mí me dijo que estuviera quieta. Los susurradores se

cernían a nuestro alrededor, moviéndose.

―Por favor, déjame ir ―dije, luchando por cualquier margen de maniobra y

no hallándolo. Me apretó la garganta más duro e hice un sonido estrangulado.

Mi resistencia sólo parecía excitarlo, y se echó a reír de nuevo. Su mano

benditamente aflojó mi garganta, sólo para empezar a vagar por mi cuerpo. Yo

estaba luchando con el impulso de morder su brazo y pisar el pie cuando volvió a

hablar.

―Hueles mucho mejor que la última vez que te vi. Si no fueras una asquerosa

y pequeña Neph, te tomaría en este momento.

Me quedé helada. De ninguna manera.

Con un gruñido me soltó. Mis ojos se sentían enormes cuando me di la vuelta

para mirarlo.

―¿D… duque Pharzuph? ―susurré. ¿Había caído en un universo

deformado?

Los susurradores rebotaban con anticipación. Pharzuph ondeó una mano

impaciente y les gruñó como si fueran mosquitos molestos.

―Ningún espectáculo para ustedes en este momento. Ella no es virgen.

Vayan y díganle a los otros. ―Con eso, ellos salieron disparados de la habitación

desde todos los ángulos, haciendo girar mi cabeza―. ¿Qué te parece esto?

―Sonrió, señalando a su gran físico, y tragué―. Iba a esperar un par de años, pero

con toda la emoción pasando, quería un cambio. Este pobre chico tuvo un

accidente de tala en Oregón. Los padres ya estaban muertos. Hubiera sido una

pena dejar perder esto, ¿no te parece?

Page 140: Sweet reckoning

Sólo quería que él y su ego se fueran. Todo esto era muy raro y espeluznante.

No sonaba en nada a su viejo yo.

―Es… un buen cuerpo.

―¡Mejor que bueno! ―Se rió―. Puedo tener a cualquier chica en este campus

esta noche, y creo que lo haré. ―Se frotó las manos arriba y abajo en su pecho y los

abdominales, obviamente, emocionado por su juventud nacida de nuevo―.

Siempre se me olvida cuanta energía y vigor tiene el cuerpo de un hombre joven.

Asco.

Mi estómago se revolvió al pensar en él corriendo a través del campus y

perjudicando a estas chicas de cualquier manera. Se veía tan inocente en la

superficie con esa sonrisa de granjero. Y entonces sus ojos brillaron de color rojo,

de nuevo, con sus malas intenciones y yo salté mientras se acercaba más.

―Todavía no me gustas ―dijo―. Ni confío en ti. Pero por lo menos puedo

sacar a mi hijo de la lista de sospecha ahora.

―¿Lista de sospecha? ―le pregunté, tratando de mantener mis ojos abajo y

pareciendo mansa―. Señor, por favor. Si esto se trata de la cumbre en Nueva York,

yo estaba tan sorprendida como todos ustedes cuando los ángeles vinieron…

―Sólo importa tu propio negocio y trabajar por la causa. Este lugar es

propicio para un Neph de tu tipo. Eres afortunada de que Belial te haya dado una

buena puesta a punto, después de todo el trabajo que has sido. Y hablando de tu

padre… ―Me miró―. ¿Dónde está él?

Estaba tratando de sonar ligero y desinteresado, pero no me lo estaba

creyendo.

―No lo sé, señor. Asumo que en algún lugar de Washington, D.C., ahora.

―Mmm. ―Continuaba mirándome de arriba a abajo. ¿Cómo había pensado

que parecía un chico normal y agradable en un primer momento? Sus ojos eran

muy clínicos y calculadores. Incluso cuando estaba sonriendo tenía una cualidad

amenazadora.

Pasó junto a mí hacia la puerta, volviéndose para hablar una última vez en

voz baja.

―Nunca olvides que eres prescindible. Si nos das problemas otra vez,

desaparecerás sin dar explicaciones, y los ángeles sean condenados. ¿Lo entiendes,

Neph?

Mi corazón latía.

―Sí, Duque Pharzuph.

Page 141: Sweet reckoning

―Y cuando veas a ese padre tuyo de nuevo, dile que el infierno está

buscándolo.

Manteniendo mis ojos apartados, le di un tenso asentimiento. Mi garganta

estaba demasiado seca para tragar. De repente, estaba paranoica acerca de cuánto

tiempo él estaría aquí en la escuela y lo que esperaba de mí.

―Disculpe, Duque… ―Odiaba cuan débil sonaba mi voz, a pesar de que era

mejor que él supiera que le temía―. Me estaba preguntando, ¿necesita que yo, eh,

trabaje con usted esta noche o algo así?

Se echó a reír. En voz alta. Un sonido condescendiente.

―No, no necesito que trabajes conmigo. No trabajo con Neph.

―Prácticamente escupió las palabras―. Sólo estaré aquí una noche y quiero

disfrutarla. Encuentra tu propio bar y envía a los borrachos en mi dirección.

Se rió de nuevo, en forma baja y lasciva.

Sentí su mirada vagando por mi cuerpo antes de que finalmente se fuera, y

me dejé caer sobre la cama, temblando.

Page 142: Sweet reckoning

Dardos Traducido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

Corregido por Lexie’

ra un verdadero testimonio de lo extraña que mi vida se había vuelto

el que la mejor noche de mi vida fuera seguida por la más incómoda.

Saber que el padre de Kaidan, un tipo que ahora tenía la misma

maldita edad que él, estaba dejando un rastro de corazones rotos por todo el

campus de la universidad me ponía enferma. Y no sólo corazones rotos. Eso sería

demasiado sumiso para Pharzuph. Empujaba a la gente a hacer cosas que no

estaban preparados, y todo el tiempo él y los murmuradores se metían con sus

mentes, llenándolos con culpa y odio a sí mismos que los perseguiría como la peste

en los próximos años. No sólo era un jugador afuera en el campus en busca de

sexo. Él era un hijo de puta que estaba allí para herir almas. Un arma en un muy

hermoso disfraz.

Durante la noche mientras estaba sentada en el bar, mi rodilla balanceándose

a mil kilómetros por hora, pensaba en lo que Kaidan y yo habíamos compartido, en

lo especial y hermoso que había sido. Y luego pensaba en Pharzuph. Mi estómago

se retorcía.

¿Kaidan tenía alguna idea de que Pharzuph había cambiado de cuerpo?

¿Había recibido una llamada acerca de su padre, Richard Rowe, muriendo en el

trabajo en Nueva York o en su casa de lujo en Atlanta? Él sabía que Pharzuph

planeaba encontrarme y hacerme la prueba del olfato, tratando de capturar la

esencia de mi virginidad. Deseaba poder llamar a Kaidan y asegurarle que había

pasado y yo estaba bien.

Qué maldito lío.

Page 143: Sweet reckoning

Pero, al menos, nuestro plan había funcionado, y por eso me permití sonreír

en mi vaso de cerveza. Kaidan y yo estábamos momentáneamente fuera de la lista

de sospecha. Por desgracia, mi padre estaba todavía en ella. En grande.

Mi sonrisa desapareció.

―Hey, ¿puedo comprarte otra?

Alcé la mirada al chico lindo que había hablado. El bar que había escogido

estaba lleno y bullicioso, pero la mayoría eran grupos de amigos, así que nadie me

había hablado todavía. Pharzuph probablemente estaba muy ocupado para

mantener un oído en mí, pero no quería tomar riesgos. Además, había al menos

seis murmuradores merodeando por la ciudad esta noche, así que tuve que

trabajar.

―¿Qué te parece esto? ―le pregunté al chico―. Vamos a jugar dardos y el

perdedor compra la próxima ronda.

Aspiró el aire a través de sus dientes.

―No lo sé. Me haría sentir un poco mal hacer que una chica guapa que acabo

de conocer compre mi bebida…

―Ajá, entonces es así, ¿huh? ―Salté de la banqueta, sorprendida por mi

propia capacidad de sentirme alegre al momento, pero a veces los chicos

necesitaban que se les enseñaran lecciones sobre la subestimación de las chicas.

Y así transcurrió la noche, conmigo pateando el trasero de todos los chicos en

el bar. Las chicas, después de darse cuenta que no estaba interesada en sus novios,

se convirtieron en mis porristas. Sí, puse a unas cuantas personas borrachas. Entre

las cervezas y los tiros, empujé vasos de agua toda la noche, con la esperanza de

mantenerlos hidratados.

Nunca me olvidé de quién era yo, o el hecho de que no era uno de ellos, pero

todavía me dejé disfrutar de su compañía y la sensación de ser abrazada por

extraños amistosos. Estábamos pasando un buen rato hasta que alguien encendió

la televisión para una noticia de última hora. Un popular rapero había recibido un

disparo después de su espectáculo en Washington al saludar a los fans. Tenía un

pasado colorido, sentenciado a prisión, pero había cambiado su vida y se había

convertido en un defensor de la educación, una historia de éxito. Y ahora estaba en

coma, probablemente iba a morir.

Todo el mundo en el bar sacudió la cabeza y murmuró:

―¿Qué está mal en este mundo?

Si sólo supieran.

El ambiente fue sombrío después de eso.

Page 144: Sweet reckoning

A la hora del cierre logré evadir al chico lindo que había estado a mi lado

toda la noche. Le deslicé al camarero una nota para que llamara a un taxi para mis

amigos borrachos, dando el número de mi tarjeta de crédito como forma de pago.

En cuanto me arrastré de nuevo al dormitorio a las dos de la mañana, un

cuchillo en el bolsillo y la Espada de la Justicia atada a mi tobillo debajo de mi

pantalón, me imaginaba que Kaidan iba al instituto conmigo y éramos una pareja

normal. Estudiantes. A veces era divertido fingir, pero no me dejaba llevar mucho

tiempo por cosas imposibles, porque habían Nephilim que harían cualquier cosa

para tener la vida que yo llevaba.

Llamar a mi vida bendecida era irónico, teniendo en cuenta todo, pero

cuando lo pensaba, era amada, y eso hacía de la vida digna de ser vivida. Al igual

que mi madre, Mariantha, dijo.

Mientras estaba teniendo ese hermoso pensamiento, mi dormitorio a la vista,

una sombra oscura voló en mi camino por la acera estrecha, provocando que un

grito se pegara a mi garganta.

Cariño…

Presioné mi mano en el pecho.

¡Me asustaste hasta morir, papá!, le gritó mi voz telepática, y miré detrás de mí,

buscando señales de susurradores pero sin encontrar ninguno. ¡Pharzuph está aquí

esta noche con toneladas de espíritus!

Lo sé. Apúrate y métete en tu cuarto para poder hablar en privado. Él voló por

delante de mí, desapareciendo en la pared lateral de mi dormitorio.

Resoplé un poco, mis nervios todavía en estado de alerta, y aceleró hacia la

puerta de entrada. Era extraño pasar a la chica de guardia en el escritorio. Le di

una pequeña sonrisa y ella asintió, ajena al gigantesco demonio rumiante con

cuernos a su lado.

En mi habitación, papá prácticamente ocupaba todo el espacio, y me sentía

demasiado nerviosa para sentarme. Le hablé de Pharzuph aquí y cómo Kaidan y

yo deberíamos estar a salvo de él por ahora.

Pero no entiendo algo, dije. No reconozco nada de él, ni siquiera habla igual ya.

¿Había sido americano antes, o se entrenó él mismo a tener ese acento tan rápido?

No, esta es la primera vez en un cuerpo americano, pero hay ciertos conocimientos

que un cuerpo retiene, incluso cuando sus almas cambian. El cerebro y el cuerpo se aferran

a hábitos como el lenguaje y los gestos. Todavía va a hablar y actuar de la misma manera

hasta que lo entrenes de otra manera. Es siempre extraño al principio porque es difícil de

controlar, pero termina siendo un beneficio para los Duques.

Page 145: Sweet reckoning

Si, que conveniente para ellos.

Le dije a papá lo que Pharzuph dijo acerca de él siendo un problema. Papá se

rió. Siempre un sonido atemorizante y gutural, incluso en su forma espiritual.

Ellos han sospechado de mí de una manera u otra, y maldita sea si iba a dejar que me

capturaran. Voy a la caza de un cuerpo ahora, pero he venido a decirte que Pharzuph y los

otros han llamado a una cumbre mañana por la noche, probablemente para hablar de sus

conclusiones y decidir qué hacer a continuación. Estarán en Suiza.

¿Suiza?

Un pueblo de esquí. A ellos les gusta hacer unas vacaciones de estas cumbres, ya

sabes. Y apuesto a que no sólo era en Las Vegas, querían algo diferente. Papá, siendo todo

negocios, como es natural no estuvo de acuerdo con la idea de los otros Duques de

mezclar diversión con el trabajo.

Mis esperanzas se elevaron.

Espera. ¿Significa esto que los Neph tenemos un par de días a salvo?, le pregunté.

Él gruñó.

Sí, pero ten cuidado. Yo diría que tienes cuarenta y ocho horas a partir de mañana por

la tarde, cuando todos estén viajando. Algunos se quedarán allí más de dos días, pero no

corras ningún riesgo. Si necesitas reunir a tus aliados o estar en contacto con ellos, esta es

tu oportunidad.

¡Y puedo ver a Patti! Aplaudí y sonreí. Esto pareció suavizarlo un poco.

Sí, puedes verla. Dale mis saludos.

Desearía poder abrazarlo, pero todo lo que podía hacer era aparecerme en su

cara aterradora, haciéndole reír.

¿Y adivina que más?, dije. Conocí a Mariantha. Se puso tieso en frente de mí.

Vino a felicitarme por mi matrimonio. Estaba hermosa, papá.

Él se desvió un poco hacia atrás, sin peso, susurrando: Sí… hermosa y llena de

amor. Eres tan parecida a ella, niña.

Levanté una mano, extendiendo los dedos, y él levantó su enorme mano de

garra hecha de neblina con la mía, cubriéndola.

Te amo, niña, dijo.

Compartimos una pausa larga y tranquila.

Ten cuidado, le dije. Donde quiera que vayas, espero volver a verte pronto.

Cerré los ojos mientras me rodeaba con un abrazo, y cuando abrí los ojos otra

vez se había ido.

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Vacaciones Improvisadas Traducido por Aяia y Jane

Corregido por Lexie’

ran las tres de la mañana, Pharzuph estaba en alguna parte cerca

aterrorizando el campus, y yo estaba elaborando un plan. Los

Duques se iban a reunir mañana por la noche, así que los Neph

también tendrían que reunirse.

La idea de ver a Kaidan otra vez después de nuestra noche juntos me dio un

cosquilleo. No estaríamos solos esta vez, pero estar cerca de él era todo lo que

necesitaba.

Sabía que era seguro mandar un mensaje a Kaidan ya que su padre estaba

“ocupado”, pero mis manos todavía temblaban por los nervios. No quería revelar

demasiado. Cada mensaje que mandaba y recibía, los borraba inmediatamente.

Reserva un vuelo a Va mña.

Con mucho gusto. ¿Stas bien? aquí ha sido una locura.

¿Una locura? Me pregunté si se refería a la “muerte” de su padre.

Aquí también. Muchas cosas para contarte.

Lo mismo.

Le envié la dirección de Patti y le dije que iba a contactar con los otros. Sabía

que había picado su interés y preocupación, pero no me sentía cómoda

compartiendo nada más hasta que los Duques estuvieran todos convocados en la

otra parte del mundo.

Después mandé un mensaje a las gemelas, y luego a Blake y Kope,

diciéndoles dónde y cuándo reunirnos. Kope traería a Zania. Todos iban a venir.

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Contemplé mandar un mensaje a Jay y Patti también, pero eso podía esperar hasta

la mañana.

Estaba tan emocionada por ver a todos, y nerviosa porque Pharzuph

estuviera tan cerca, que estuve inquieta toda la noche. Finalmente sentí que me

dormía justo cuando el sol empezaba a salir. Un par de horas de sueño sólido

tendrían que sostenerme.

Cuando emergí, aturdida y ansiando café, deseé ser mejor en usar mi sentido

sobrenatural de audición. Quería saber si Pharzuph se había ido, pero cuando

intenté examinar el área, todo me sonaba como un revoltijo, demasiado difícil para

discernir. Otros Nephs eran buenos en ello, habiendo entrenado durante años.

Después de ducharme y vestirme, fui al centro a una cafetería concurrida,

manteniendo mis ojos bien abiertos. Era una mañana calurosa, pero agradable

comparada con la opresiva humedad a la que estaba acostumbrada. Acababa de

pagar por mi bebida cuando todos se quedaron callados y empezaron a susurrar.

Los pelos de mi nuca se pusieron de punta.

―Oh, Dios mío…

―¿Está él en el equipo de fútbol?

Me di la vuelta y mordí para bloquear mi mandíbula cuando un alto

Pharzuph con el cabello despeinado de una manera sexy se me acercó, flanqueado

por una nube oscura de susurradores, sabiendo que cada ojo estaba puesto en él y

claramente disfrutando de la atención. Su cabello rubio estaba húmedo y tenía una

luz y una ligera capa de descuido mañanero. Sus ojos críticos disminuían su

atractivo, aunque dudo que nadie más se diera cuenta.

―¿Y cómo ha sido tu primera noche de universidad? ―preguntó en voz baja,

mostrando una sonrisa lasciva parcial.

―Exitosa, señor. ―Agarré mi café para evitar temblar―. ¿Y la suya?

Su sonrisa creció.

―Una para el libro de los recuerdos. Me quedaría otra noche si no tuviera

asuntos que atender. Casi estoy celoso de ti. ―Se rió ante la ridiculez de su

declaración y miró alrededor a la multitud de ojos fijos en él. Juro que la habitación

Page 149: Sweet reckoning

parecía oscilar con todas las ovaciones y auras rojas que aparecían. Los espíritus se

sumergían y se deslizaban entre la gente.

―Es un lugar genial ―dije penosamente.

Me volvió a mirar, la decepción apareciendo en su rostro cuando recordó con

quién había estado conversando. Pasó a través de mí hacia el mostrador y me hice

a un lado. Pero una vez que tuvo su café gigante en mano, se fue de la tienda sin

mirar en mi dirección otra vez. Desde mi vista le vi haciendo ojitos a todas las

chicas en su camino, e incluso a un par de chicos. Luego todos se volvieron para

mirarme. Salí rápido por la puerta lateral y di la vuelta a la esquina, observando

mientras Pharzuph tomaba un taxi, su procesión de espíritus oscuros flanqueando

el vehículo mientras se alejaba.

Gracias a Dios.

Tomé el largo camino a mi coche y me senté dentro, bebiendo mi café y

sintiéndome extrañamente a salvo y contenta. En unas pocas horas mis seis Nephs

aliados estarían viniendo a la ciudad por una noche. Podría ser nuestra última

oportunidad de vernos antes de que fuera hora de completar la profecía. Con los

Duques convocados esa noche, nuestro tiempo era corto. Tendríamos que actuar

pronto.

Quería que hoy fuera especial.

Sonreí para mí misma y arranqué el coche. Sabía lo que íbamos a hacer esta

noche.

Patti no tenía ni idea de que iba. Cuando llegué a su dirección, casi puse los

ojos en blanco. Por supuesto papá no podía haber elegido una casa discreta. Le

había puesto en una casa enorme en un campo de golf. En serio, era el único barrio

nuevo alrededor, y estaba justo en medio del campo. Cuando me detuve en la

calzada, envié un mensaje.

No te asustes. Solo soy yo.

Llamé a la puerta y ella la abrió, me metió en la casa, cerró la puerta, y

procedió a exprimir el aire fuera de mí. Le devolví el abrazo con la misma fuerza.

―¡Anna! ―le oí decir a Jay, viniendo desde detrás de nosotras.

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Patti me liberó y metió a Jay hasta que estuvimos teniendo un abrazo grupal.

Besó mi mejilla repetidamente antes de dejarnos ir.

―¡Estoy muy contenta de que estés aquí! ―dijo―. Sin embargo, ¿estás segura

de que es seguro?

―Afirmativo. Todos los Duques están volando a Suiza ahora mismo, así que

los Nephs van a venir aquí.

―¿Todos ellos? ―Los ojos de Jay se abrieron mucho. Supongo que Marna no

había tenido la oportunidad de decírselo todavía.

―Síp ―dije―. Todos los aliados.

Saltó y dio un puñetazo al aire.

Me sentí eufórica.

―Vamos, tengo las compras.

Me siguieron fuera, y los tres llenamos nuestros brazos con bolsas.

―¿Un pavo? ―preguntó Patti―. Oh, cariño, me gusta cómo suena esto.

Pensé que le gustaría. Había conseguido todo lo necesario para la cena de

Acción de Gracias.

Llevamos todo a la cocina y miré alrededor a los electrodomésticos de acero

inoxidable y la pared de piedra con azulejos.

―Wow, esta casa es…

―¿Excesiva? ―preguntó Patti―. ¿Ridículamente enorme y elegante? Sí. Tu

padre es un chiflado. ―Pero estaba sonriendo mientras desempacaba los pasteles.

―Yams ―dijo Jay―. Genial. ―Estaba un poco más apagado de lo normal,

pero era comprensible, teniendo en cuenta a lo que se enfrentaba.

―Así que ―les pregunté a los dos―, ¿quieren las grandes noticias primero, o

debería contarles todo que ha pasado en orden?

―En orden ―dijo Jay.

Las cejas de Patti se juntaron con impaciencia y miró a Jay antes de decir:

―Oh, está bien entonces, en orden. ¡Pero hazlo rápido!

Marna no había sido capaz de hablar con Jay todavía, así que no tenían ni

idea de lo que había pasado desde que Ginger desapareció. Fuimos a la cómoda

sala de estar. Estaban embelesados mientras yo hablaba.

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―Y entonces apareció este enorme espíritu ―dije, haciendo que Patti jadeara y

sus ojos se abrieran mucho mientras describía su apariencia de carnero―. Y nunca

creerán quién era. ―Me miraron, al límite―. ¡Papá!

Patti palideció.

―Tu padre… no tiene… ¿está…?

―Tuvo que dejar su cuerpo ―dije en voz baja.

―Chica ―dijo Jay―. Él da miedo con un cuerpo. No puedo imaginármelo

como espíritu.

―Sí. Es muy raro. Ahora está buscando un nuevo cuerpo ―dije.

Patti cerró los ojos y se cubrió la boca. Cuando respiró profundamente y

asintió, seguí adelante.

―Sabíamos que Pharzuph me estaba buscando, así que a papá se le ocurrió la

idea de que Kaidan y yo…

Patti chilló, saltando sobre sus pies.

―¡Están casados! ¿No es así?

El rostro conmocionado de Jay iba y venía entre nosotras dos.

―¡Nuh-uh! ¿Lo están?

Me sentí tan emocional por mis noticias que solo pude asentir.

Patti gritó, levantándome y dándome otro abrazo de oso. Su emoción debería

haberse sentido rara, teniendo en cuenta la razón por la que Kaidan y yo

decidimos casarnos, pero sabía que Patti no estaba concentrada en eso. Estaba

concentrada en el amor que compartíamos, y el hecho de que éramos capaces de

compartir esta experiencia, a pesar de nuestras circunstancias.

―Oh, dulce niña ―dijo en mi cabello―. Sabía que no podrían mantenerlos

apartados.

Cuando me dejó ir, Jay me abrazó, diciendo:

―Eso es una locura. Pero genial. Felicidades.

―Gracias.

Nos sentamos otra vez, todavía conectados por la gran revelación.

―¿Y qué pasó después? ―preguntó Jay. Luego sus mejillas se sonrojaron―.

Quiero decir, no, como, después después, sino, ya sabes, ¿más tarde?

Page 152: Sweet reckoning

Seguí con la historia, contándoles cómo Pharzuph había venido a mi

habitación de la residencia en su nueva forma. Estuvieron conmocionados y

disgustados.

Cuando terminé, Patti dejó escapar un suspiro gigante.

―Estoy tan agradecida de que tengamos esta noche. Voy a meter ese pavo en

el horno y empezar a preparar cosas. ¿Por qué no van ustedes dos a la piscina e

intentan relajarse? Creo que sus trajes de baño todavía están en una de esas cajas

arriba.

―Puedo ayudarte con la preparación ―dije.

―Nah. ―Sonrió―. Déjame a mí. Tengo mucho en lo que ocupar mi mente

ahora. Ustedes dos vayan a ser jóvenes o algo así.

Estaba tarareando para sí misma mientras iba a la cocina.

Nos cambiamos de ropa, tomamos toallas, y nos dirigimos por la calle a la

piscina comunitaria. Un par de familias estaban en el extremo menos profundo, así

que tomamos tumbonas al otro extremo de la piscina y nos acostamos. El sol se

sentía glorioso.

―No puedo creer que estés casada ―dijo Jay a mi lado.

―No puedo creer que vayas a ser padre ―repliqué.

―¿No estamos demasiado jóvenes para todo esto? ¿No deberíamos aprender

a conducir o algo así?

―Lo sé, ¿verdad?

Ambos nos quedamos quietos. Miró al vacío, y la carga que llevaba era

evidente en sus ojos distantes.

―Jay… ¿cómo te sientes?

―No lo sé. Hombre. Es como, no estoy realmente asustado por mí, pero

tengo miedo por Marna y el bebé. Quiero mantenerlos a salvo, pero me siento

como este pequeño don nadie. Impotente o algo así.

―Tienes más poder de lo que crees. Saber que la amas le da fuerza a Marna.

Ella está feliz, Jay. Sé que parece una locura, pero creo que se siente amada por

alguien que no es Ginger por primera vez en su vida, y está agradecida.

―Pero no quiero que muera. ―Su voz se volvió ronca mientras se quedaba

sin aire, causando que mi propia garganta se llenara de emoción. No podía

responder. Todo lo que podía hacer era acercarme y entrelazar mis dedos con los

suyos, conectándolos en el miedo y la tristeza.

Page 153: Sweet reckoning

Estar allí tumbada al lado de mi amigo más viejo y más querido, se sentía

bien, el tramo de silencio entre nosotros era tranquilizador.

Algunos niños se acercaron, llamando a Jay por su nombre. Él pareció

animarse un poco, metiéndose en el agua con ellos. Por supuesto que había hecho

amigos en el poco tiempo que había vivido aquí. Los niños se turnaron para subir a

sus hombros y saltar. Me recosté en el sillón y rodé sobre mi estómago, satisfecha

mientras los veía.

Los sonidos de salpicaduras se desvanecieron cuando me quedé dormida.

Y entonces oí una voz hermosa…

―Cubre tu trasero, y nadie saldrá herido.

Levanté la cabeza para ver a Kaidan agacharse junto a mí. ¡Estaba aquí! Justo

cuando estaba a punto de levantarme y tirar mis brazos alrededor de él, su mirada

se deslizó por mi cuerpo a mi trasero y se quedó allí. Hola, ojos tormentosos.

Sentí el doble de calor bajo el sol, del que tuve hace un minuto.

Tiré la toalla sobre mi cuerpo, lo que obligó a sus ojos a volver a los míos.

―Oye ―susurré.

Me tocó el rostro, y me apoyé en su palma.

―Siento que ha sido un año desde que te vi ―dijo en voz baja―. Te he

echado de menos.

Extendí la mano y tomé la suya.

―Te he echado de menos.

―Pero todavía estás en problemas. ―Su voz era baja y ronca―. Te necesito.

―Um… ―Miré a mi alrededor.

―Ven conmigo. ―Él hablaba en serio. Me tomó la mano y yo aceleré para

mantener su paso, sosteniendo la toalla alrededor de mi cuerpo. Jay nos vio y

saludó desde el centro de la piscina, pero cuando vio el rostro decidido de Kai,

levantó las cejas. Encogí un hombro inocentemente, y Jay sacudió la cabeza. Mis

mejillas se sonrojaron.

Kai nos llevó al vestidor de mujeres, y cuando empezó a empujar la puerta,

me eché hacia atrás, mirando alrededor.

―¡No puedes entrar ahí! ―susurré.

Él me empujó hacia adelante.

―Está vacío.

Page 154: Sweet reckoning

Lo siguiente que supe, fue que estábamos en una cabina de ducha,

besándonos detrás de la cortina cerrada.

―¿Qué pasa si alguien entra? ―pregunté.

Apretó mi espalda contra las baldosas lisas.

―Estaré escuchando. ―Me quitó la toalla y la dejó caer al suelo seco con un

gruñido.

Nos besamos de nuevo y mi cuerpo reaccionó. Lo acerqué más, amando la

sensación de sus manos sobre mi piel caliente por el sol. ¿Estábamos realmente

haciendo esto? ¿En un lugar público?

Oh, cállate, dijo mi cuerpo a mi mente. Unos pocos minutos juntos antes de

que comenzara la responsabilidad no harían daño.

Oí un ruido fuera y los dos nos quedamos quietos.

―Mierda, alguien viene.

Dos segundos más tarde, una voz de mujer sonó en el cuarto de baño. Kai

presionó su frente al azulejo junto a mí y cerró los ojos.

―Estoy aquí, cariño. Buena chica. ―Oh, genial. Una madre llevaba su

pequeña niña al baño. Me sentí como una pervertida.

Cuando les oí cerrar la puerta, me asomé y tiré a Kaidan, de puntillas hacia

fuera.

Me atreví a mirar hacia él. Sus ojos eran cálidos, con intensidad.

―Más tarde ―le prometí.

Nos detuvo bajo el toldo justo antes de la zona de la piscina y me miró,

bajando su frente hacia la mía.

―No puedo volver allí todavía. Estoy teniendo un pequeño problema de

enfoque.

Le di una risa seca, aunque sabía que hablaba en serio. Me sentía tensa,

también.

―Lo sé, cariño ―susurré, apretando su bícep. Sí, tocarlo no ayudaba mucho a

mi estado de ánimo. Dejé caer mi mano―. Vamos a volver a la casa para que

podamos decirnos todo y luego… sí.

―Sí ―susurró, con los ojos en llamas.

Me estremecí.

―Todo esto es culpa tuya, ya sabes. ―Una sonrisa traviesa apareció en sus

labios, y con un rubor de mis mejillas recordé la imagen del teléfono móvil.

Page 155: Sweet reckoning

La madre y su hija salieron del baño, pasando a nuestro lado. Kaidan me dio

una mirada de esperanza y yo negué. No volvería allí de nuevo.

―Vamos, Kai. Tengo cosas que decirte. Cosas grandes.

Él me estudió.

―¿Estás bien?

Quería decirle todo, pero no a la intemperie.

Puse ropa sobre mi traje de baño, nos unimos a Jay, y nos dirigimos de nuevo

a la casa. Kaidan siguió dándome miradas largas, transmitiendo promesas sin

palabras que hicieron que mi sangre latiera más rápido.

―Enfócate ―le dije en voz baja.

En la casa, Patti abrazó Kaidan, y había pasado mucho tiempo desde que la vi

tan feliz. Ella siguió a tarareando mientras se afanaba en la cocina, con su boca

ladeada mientras picaba y rallaba.

Me senté con Kaidan y Jay, y hablamos.

Kai dijo:

―Supongo que mi padre decidió hacer el cambio de guardia, porque Richard

Rowe murió hace tres días.

―¿Cambio de guardia? ―preguntó Jay.

―Es cuando se deshacen de sus cuerpos ―expliqué―. El cuerpo viejo muere

cuando su espíritu lo deja, y tienen que poseer uno nuevo, comenzar una nueva

vida.

―Repugnante ―susurró Jay.

―Mi padre iba a esperar unos cuantos años, pero debió cambiar de opinión

―dijo Kai, mirándome―. Me preocupaba que viniera a ti como un espíritu y no lo

reconocieras, pero necesitaría un cuerpo para olerte, así que supongo que todavía

tenemos tiempo. Eso puede tomar un tiempo.

―Sí ― dije―. Sobre eso… encontró un cuerpo.

Kaidan se sentó de golpe.

―¿Lo has visto?

―Sí. Tiene más o menos tu edad, tal vez un poco más viejo. Alto. Rubio.

Apretó la mandíbula.

―¿Cuándo lo viste? ¿Qué dijo? ¿Te tocó?

Page 156: Sweet reckoning

Se lo conté todo. Se quedó mirando la pared, y sacó su cuchillo mientras

escuchaba. Continuó abriéndolo. Cerrándolo. Haciéndolo girar sobre su palma.

Pasándolo entre sus dedos. Jay y yo le dimos miradas nerviosas.

―Maldita sea… ―Kaidan pensó por un momento y luego empujó el cuchillo

en su bolsillo―. ¿Dirías que es más guapo que yo?

Jay rió.

―Tipo. Raro.

―Sólo tengo curiosidad ―dijo Kaidan.

―Ew, Kai, no. Ni siquiera puedo pensar en él de esa manera. Sus ojos son

pura maldad. No sé cómo alguien puede mirarlo y no tener un mal presentimiento.

―Probablemente ellos tienen un mal presentimiento ―dijo Jay―. Pero les

gusta. Sienten que él es peligroso o algo así.

Oh, era peligroso, de acuerdo. Me froté las sienes.

El timbre sonó, y Jay prácticamente tropezó con sus propios pies, saltando.

Kaidan pasó un brazo alrededor de mí.

―Lo has hecho bien. Eso se acabó, y estaremos a salvo por un tiempo ahora.

―Él me besó en la sien, luego mordió el lóbulo de mi oreja, acercándome más.

Levanté la cara para darle un beso, ya que estábamos medio solos. Tan pronto

como su caliente boca encontró la mía, deseé que estuviéramos realmente solos.

―No puedo dejar de pensar en ti ―susurró. Sus palabras y toque contenían

una urgencia que era más fuerte que antes de casarnos, al igual que su autocontrol

había disminuido ahora que estuvimos juntos. Esto iba a ser un día largo.

Desde la cocina oí a Patti dejar la cuchara de agitar con un estrépito y decir:

―Bueno, hola, Kope. ¡Y tú debes ser Zania! Estoy tan feliz de conocerte por

fin.

Sonreí al hermoso rostro de Kaidan antes de levantarme.

―¡Z!―Corrí, chocando contra ella en la cocina. Nos dimos un abrazo fuerte,

y sonreí a Kopano por encima de su hombro. Él me dio una media sonrisa. Más

gente venía detrás de él.

―¡Bueno, si no es mi dulce Ginger! ―dijo Patti ahora―. ¡Y Marna! Y tú eres

Blake, ¿verdad?

Ni siquiera me atrevía a burlarme del comentario “dulce Ginger”. Teníamos

una casa llena de amigos y la cocina olía divino. La fiesta había, oficialmente

empezado.

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Amor en el Aire Traducido por Martinafab

Corregido por Nanis

odos nos quedamos en la cocina hablando entre nosotros. Marna y

yo nos dimos cuenta al mismo tiempo cuando Zania volvió al lado

de Kopano y deslizó el brazo cómodamente bajo el suyo. Y luego

compartieron una mirada tan tierna que Marna se giró y me dio una cara de “Ooh”

mano-sobre-su-corazón. Luego abrazó a Jay, y se quedaron allí sosteniéndose el

uno al otro con los ojos cerrados. Mucha emoción llenaba la habitación, pero una

destacaba por encima del resto…

El amor estaba en el aire.

Entre otras cosas. Como la lujuria. Y el olor a pavo. Una extraña combinación.

Kaidan finalmente se dirigió a la cocina con una actitud seria. Saludó a todos,

pero cada vez que sus ojos se encontraban con los míos, el aire se hacía más

caliente hasta que una tensión palpable se había tejido alrededor de la habitación.

Podía sentir el rayo de sol cálido de su mirada en mí, aunque fingía ignorarlo.

Nuestros amigos seguían mirándonos. Incluso Patti se dio cuenta.

Miró a Kaidan con curiosidad, como si intentara descifrarlo. Cuando ella lo

vio mirarme, su frente se levantó. Se aclaró la garganta y bajó los ojos,

murmurando:

―Muy bien entonces. ―Y se ocupó rociando el pavo.

Bueno, esto se estaba poniendo seriamente embarazoso. Miré a Kaidan como

diciendo: ¡Compórtate! Él ladeó la cabeza como diciendo: ¡No puedo evitarlo!

Cuando Patti salió de la cocina para hacer la cama de invitados, de repente olí

sus feromonas cítricas desde el otro lado de la habitación, y me hicieron desmayar.

Tenía la esperanza de que nadie se diera cuenta.

Page 159: Sweet reckoning

―Ew. Los recién casados están calientes el uno por el otro ―dijo Ginger.

Esto en cuanto a esa esperanza. Calor viajó desde mi cuello hasta mi cara.

―Tal vez todos ustedes deberían ir a dar un paseo ―dijo Kaidan, en serio.

Mis ojos se abrieron enormemente.

―Kaidan, ¡no!

Blake, Jay, y Marna se echaron a reír. Ginger puso los ojos en blanco, y yo no

me atreví a mirar a Kope y a Z.

Pero Kopano, eligiendo ignorar la tensión sexual a pesar de su propia

inclinación hacia la lujuria, se adelantó y le tendió la mano.

―Felicitaciones, hermano. Estoy feliz por tu bendición.

Kaidan tomó su ofrenda y la sacudió.

―Gracias, amigo. Yo también me alegro de verte. ―Él le inclinó la cabeza a

Zania, quien le devolvió la inclinación de cabeza y le regaló una de sus sonrisas

reales. Cuando Kope vino a mí con una mano extendida, en vez de eso me puse de

puntillas para abrazarlo. Él se rió y me devolvió el abrazo antes de volver al lado

de Z. Kaidan observó todo el tiempo, pero por suerte no se molestó.

Me gustaría poder decir que la tensión se disipó después de eso. Kaidan se

apoyó en el mostrador mirándome, su pulgar yendo y viniendo por su labio

inferior. Todo mi cuerpo se erizó con una oleada de calor, y trataba de no mirarle.

Su necesidad por mí se convirtió en el elefante en la habitación que todo el mundo

fingía ignorar. Pensé en mandarlo arriba para que se diera una ducha de agua fría.

Patti volvió a la habitación, y pegué la sonrisa más falsa en mi cara.

―¿Cuánto tiempo falta para el festín? ―le pregunté.

―Alrededor de una hora ―dijo. Estaba ocupada pelando patatas en el

fregadero―. ¿Compraste la crema batida para las tartas? No la he visto.

―No. ―Narices. Sabía que olvidaba algo.

―¡Iremos al súper! ―sugirió Kaidan rápidamente―. Anna y yo. Por la crema

batida. ―Se acercó a mí, poniendo su brazo alrededor de mi hombro. Se sentía

como un calentador.

Cerré los ojos por un breve instante, la sonrisa falsa todavía en su lugar.

―Eso sería genial ―dijo Patti. Vi algunas de las risitas siendo contenidas, la

gente al borde de la risa. Marna movió las cejas hacia mí. Incluso Kope y Zania

compartieron una rápida mirada tímida antes de mirar hacia abajo. La atención de

Page 160: Sweet reckoning

Patti quedó en las patatas. Si tenía alguna idea de lo que estaba pasando, mantuvo

su conocimiento oculto, y por eso me alegré.

―Eso sí, no tarden demasiado ―dijo Patti, en ningún momento mirando

hacia arriba.

Sí, ella lo sabía totalmente.

Esto no era incómodo en absoluto. Miré a Kaidan, pero él sólo sonrió

adorablemente. Blake y Jay aún estaban tratando de no reírse cuando agarré mis

llaves y salí de la casa con Kai pisándome los talones.

Apenas habíamos subido al coche y Kaidan ya estaba sobre mí.

―¡En la entrada no! ―susurré, golpeando su mano, ya que se coló por mi

camisa. Su boca encontró mi cuello y ese lugar bajo mi oreja que me volvía loca. Di

marcha atrás con el coche y arranqué, alejándonos de la casa.

―No he dejado de pensar en ti ―dijo contra mi piel―. Es peor que nunca.

Ahora tengo estas imágenes de ti jugando con mi cabeza sin parar, volviéndome

loco.

Era realmente difícil concentrarse en conducir mientras una masa caliente

apasionada estaba encima de mí, diciendo cosas que hacían que mi cerebro se

pusiera borroso.

―¿Qué pasa si la gente en casa está escuchado? ―pregunté.

―No me importa ―dijo, todavía acariciando mi cuello.

Al final del barrio de Patti había tres lotes de casas nuevas en construcción.

Era temprano en una noche de fin de semana, así que no había nadie. Estacioné

fuera de la vista en un callejón.

―¿Cómo es eso? ―pregunté.

Su respuesta fue levantarme como si no pesara nada y ponerme en su regazo

a horcajadas sobre él. Nos besamos con fuerza, tirándonos de la ropa e inclinando

hacia atrás su asiento con una sacudida.

―Dios, eres tan hermosa, Anna. Ni siquiera puedo pensar.

―Entonces no lo hagas ―le dije, bajando mi boca a la suya de nuevo.

Después me apoyé en su pecho, nuestros toques más suaves. Los ojos de

Kaidan parecían borrosos, y se sentó sobre sus codos, frunciéndome el ceño.

―Soy un imbécil.

―Kai…

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―Un completo bastardo. ―Nos sentó a los dos de nuevo y tomó mi cara con

seriedad en sus manos, presionando su frente arrugada contra la mía―. Lo siento,

cariño.

―No pasa nada.

―Estamos en el maldito coche, ¡al descubierto en el barrio de tu madre! No es

posible que hayas estado cómoda con eso.

―Nadie nos ha visto. Fue algo así como… agradable. ―Caliente. Dejé caer

mis ojos, sintiéndome tímida por decirlo―. No lo habría hecho si no hubiera

querido.

Su frente se suavizó. Sus mejillas estaban un poco sonrojadas, y se veía tan

lindo que quería besarlo de nuevo.

Mejor no.

―En serio ―dije, inclinándose para agarrar mi pantalón del suelo del

coche―, tienes que controlarte en frente de los demás. ―Le besé en la mejilla y me

puse mi ropa, que era difícil hacer en su regazo, pero me las arreglé.

Envolvió sus brazos alrededor de mí, poniendo la barbilla sobre mi cabeza.

―Lo sé. Lo siento. He sido un desastre desde el Gran Cañón, y las duchas de

agua fría no están cortándolo. Tú eres en todo lo que pienso, y no es sólo el sexo.

Pensaba que era malo antes, pero ahora… te siento conmigo todo el tiempo. Soy

como uno de esos hombres obsesionados.

Dándole a su hermosa mejilla una palmadita, me deslicé al asiento del

conductor.

―Bueno, me he sentido así desde, como, siempre. ―Él sonrió como si

pensara que estaba exagerando―. Vamos a la tienda y darnos prisa para volver.

―Sabes ―dijo Kaidan mientras conducía―, si te hace sentir algo mejor por

mi comportamiento, Blake y Ginger están haciéndolo en el baño de arriba ahora

mismo.

―¡Agh! ―Me encogí―. Por favor, ¡dime que no estás escuchando!

Él se rió y arrugó la nariz.

―No, paré cuando me di cuenta de que… Gin es como mi hermana. ―Se

estremeció. Entonces me estremecí, y ambos nos reímos.

Fuimos rápidos en la tienda, corriendo a casa después, donde

afortunadamente Blake y Ginger estaban de vuelta con los otros. Kaidan y Blake se

dieron el uno al otro un asentimiento.

Page 162: Sweet reckoning

En la cocina, era el momento de poner los ingredientes en la gran cantidad de

guisos de Patti. Ginger estaba aplastando galletas mientras Marna rallaba queso.

Kaidan se apoyó en la puerta con los brazos cruzados, observando con una mirada

de satisfacción. Patti bañó el pavo y comprobó la temperatura. Yo estaba quitando

los grumos del puré de patatas cuando Kaidan se colocó detrás de mí y deslizó sus

manos alrededor de mi cintura, poniendo su barbilla en mi hombro.

―No se permiten chicos ―bromeó Patti. Extendió la mano para agitarle el

cabello―. A menos que quieras cocinar.

Hizo un mohín, lo que hizo que todo el mundo, excepto Ginger, se riera. Pero

cuando volvieron a trabajar, él me lanzó una mirada seria desde la puerta,

mirándome de arriba abajo con una expresión de dolor antes de desaparecer en la

otra habitación con los chicos y Zania.

Suspiré. Mi hombre realmente necesita permanecer fuera de la cocina.

―Creo que deberíamos jugar a algunos juegos esta noche ―dijo Patti―. ¿En

qué piensan, chicas?

Ginger sonrió.

―¡Eso suena genial!

¿Lo hacía? ¿Había sido poseída por un ángel o algo así?

Patti golpeó la cadera con la de Ginger y ambos se veían felices. Marna sonrió

desde su extremo opuesto de la barra.

―¿Cómo te sientes, Marna? ―le preguntó Patti. Ginger se puso rígida.

―Estoy… bien. Sólo un poco más hambrienta de lo normal.

Patti la observó detenidamente.

―¿Y cómo lo llevas?

Marna tragó saliva, y por un segundo su cara feliz se deslizó para revelar las

turbulencias debajo.

―Estoy bien ―susurró―. No quiero que nadie se preocupe por mí.

―Sé que no, cariño. Pero todo el mundo te quiere. Y está bien apoyarse en los

demás cuando lo necesitas.

―Gracias ―susurró Marna, y con un solo estornudo no diría nada más.

Ginger nunca miró hacia arriba. El batidor temblaba en mi mano. Marna no quería

que hiciéramos la gran cosa de sus circunstancias, y respetaba eso, pero sin duda

todos sentíamos el dolor dentro de lo que estaba por venir.

Patti se inclinó junto a mí cuando terminé con las patatas.

Page 163: Sweet reckoning

―Se ven genial, cariño. Es hora de poner la mesa. ―Me dejó un beso en la

mejilla.

Abrí el gabinete y miré el conjunto completo de platos.

―¿Compraste todo esto? ―pregunté. Parecían más elegantes que algo que

ella habría elegido.

―Toda la casa estaba equipada y amueblada cuando llegué aquí.

No pude situar la mirada perdida en su cara, pero sabía que tenía que ver con

la consideración de papá.

Conté los platos mientras Marna sacaba los cubiertos. Zania entró y sacó los

vasos. Ginger le dio a la salsa un gran revuelo, pareciendo disfrutar de la batidora.

Era curioso ver cómo los chicos y chicas se habían congregado por separado, algo

así como si Patti emitiera vibraciones femeninas que nos metían debajo de sus alas.

Risas sonaban en la sala de estar, donde los chicos estaban viendo algo, y los ojos

de Patti brillaron. Finalmente tenía una gran familia para mimar, aunque sólo

fuera por un día.

Llevamos los platos a la mesa del comedor de roble macizo en la habitación

contigua, y Patti les enseñó a Marna y a Ginger la disposición adecuada. Me

acerqué a Zania mientras ella estaba llenando una jarra con agua helada.

―¿Cómo te sientes? ―le pregunté.

Ella tendió la mano para que viera.

―Ya no tiemblo. Todavía lo deseo. Todos los días. Pero no volveré a beber.

Conocía ese sentimiento. Asentí y le froté la espalda.

―Estoy orgullosa de ti, Z.

―Tengo que agradecérselos a todos ustedes. Y a tu papá.

―¿Cómo van las cosas en Boston? ¿Te gusta?

Zania se mordió el labio. Sus mejillas color oliva enrojecieron.

―Las cosas están muy bien en Boston. Hermano Kopano sólo está permitido

en la zona del jardín, pero él me visita todos los días si puede.

―Me alegro mucho ―dije. Me preguntaba sobre su relación con Kope, si

habían hablado acerca de su futuro, pero no quería entrometerme, especialmente

con oídos atentos alrededor. También me preguntaba si le había dicho sobre el

beso que él y yo compartimos, y, con una punzada de dolor, esperaba que no lo

hubiera hecho.

Page 164: Sweet reckoning

Juntas llenamos los vasos de agua y colocamos el festín de comida en la mesa.

Podía sentirme siendo observada y, por supuesto, cuando me di la vuelta, tuve una

visión perfecta de Kaidan sentado en el sofá de dos plazas, con un brazo sobre el

respaldo, capturándome con una mirada caliente. ¿Por qué siempre tenía que

parecer tan peligroso y seductor?

―¡Muy bien, chicos! ―gritó Patti―. ¡La cena está lista!

Los chicos no perdieron tiempo llenando la habitación. Patti se sentó a la

cabecera de la mesa. Por un lado estaban Jay, Marna, Kopano y Zania. Por el otro

lado estaban Ginger, Blake, Kaidan, y yo. Ginger me había apartado a un lado

cuando traté de sentarme junto a Patti, así que la dejé. No me atreví a ponerme

celosa. Sentada al final junto a Kai, en frente de Z, no podía quejarme. Me encantó

vernos a los ocho en parejas. Todo el mundo excepto Patti, claro. Ella miró

alrededor de la mesa, esa sonrisa maternal de satisfacción nunca dejando su rostro.

―¿Les importa si rezo? ―preguntó.

Silencio.

Blake, Kaidan, y las gemelas se congelaron, y aunque Patti tuvo que sentirlo,

su cálida sonrisa nunca vaciló. Vi a Kopano darle a Marna un pequeño empujón, y

se aclaró la garganta.

―Um, como gustes, Patti.

En movimientos torpes, todo el mundo miró a su alrededor, vacilante hasta

que Patti dijo:

―Tomémonos de las manos.

Así que nos tomamos de las manos. Mi corazón latía con la esperanza de que

la incomodidad en el aire pasara. Kaidan entrelazó sus dedos con los míos, y su

mano se sentían frías y húmedas. Bajé la cabeza y cerré los ojos.

La voz de Patti era suave. Casi de inmediato un manto de paz parecía cubrir

la habitación.

―Padre Celestial… ―Suspiró como si ya la hubiera abrumado―. Estás sin

duda pidiendo mucho de estos preciosos chicos, y puedo ver por qué. Las

posibilidades son infinitas en ellos, y espero que puedan sentir esa fuerza en sí

mismos. No sabemos exactamente lo que nos depara, pero sabemos que la batalla

no será fácil. Te ruego que fortifiques sus corazones, prepares sus mentes, y los

liberes del miedo. ―Su voz se hizo espesa, y oí a Marna sorber por la nariz. El

momento se sentía tan tranquilo. Tan correcto―. Y mientras estés en ello, por

favor, ayúdame a no preocuparme. Gracias por este día, y bendice esta comida.

Amén.

Page 165: Sweet reckoning

Amenes fueron susurrados en torno a la mesa. Cuando levantamos la cabeza y

abrimos los ojos, aspiré una bocanada de aire sorprendida, y no fui la única. La

habitación estaba bañada por luz brillante que brillaba a través del techo. Tuve que

entrecerrar los ojos. Se quedó con nosotros sólo unos segundos antes de levantarse,

dejándonos a nosotros los Nephilim boquiabiertos.

―¿Qué pasa? ―preguntó Patti.

No podía ver la luz.

Jay también miró alrededor a nuestros ojos abiertos.

―¿Qué acaba de pasar?

Marna se apoyó en sus brazos.

―Todo va a estar bien ―dijo ella, dejando que él le frotara el brazo y le

besara la cabeza.

Ginger se quedó mirando su plato vacío, emociones en conflicto en su cara,

sin soltar la mano de Blake. Kaidan me miró, sus ojos como corrientes de agua que

no podían contener los poderosos sentimientos. Todos estábamos preocupados por

lo que estaba por venir.

―Sí ―nos dijo Kopano a todos. Su rostro estaba estoico―. Todo va a estar

bien. ―Zania dejó escapar un suspiro al lado de él y asintió. Marna se secó los ojos

y se enderezó.

―Bueno ―dijo Patti, todavía viéndose confundida por lo que se había

perdido―. Ese es el espíritu. Comamos.

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Big Rotty Traducción SOS por Helen1,

Jadasa Youngbloo y Ahtziri29

Corregido por Nanis

mitad de la comida, mientras todos estábamos riendo y contando

historias, cometí el error de colocar la mano en el muslo de Kaidan

sin pensar.

Él dejó escapar un fuerte gemido suficiente para silenciar a la habitación.

Deslicé mi mano de nuevo en mi propio regazo, y Kaidan se aclaró la garganta.

―Vaya ―dijo―. El pudín de maíz es fantástico.

Solté un bufido, que inició una ronda de risitas. Patti le sonrió a Kaidan como

si fuera un niño precioso.

―¿No es bueno? Anna encontró la receta hace unos años. Es una gran

cocinera.

―Mm-hm. ―Kaidan dio una sonrisa con los labios apretados―. Eso es ella.

―¡Hice las patatas dulces! ―dijo Ginger.

Blake puso un brazo alrededor de ella.

―Y son asombrosas, chica. ―Él le guiñó un ojo, y ella lo miró con recelo hasta

que tomó un gran bocado de los hilos pegajosos. Sus ojos se pusieron en blanco y

gimió tan fuerte como Kaidan lo había hecho. Todos nos reímos, y Ginger puso su

brazo hacia atrás, susurrando:

―Idiota.

Patti parecía que estaba en el cielo.

Page 167: Sweet reckoning

―Son perfectas, Ginger. Gracias, gracias a todos ustedes por su ayuda. Esta

fue la mejor comida de fiesta de mi vida, y he tenido algunas muy buenas. ―Me

guiñó un ojo.

―Todo fue maravilloso, señorita Patti ―dijo Ginger, ganándose una sonrisa

de satisfacción.

―Bueno, todo el mundo a comer.

Todos los chicos en la mesa extendieron la mano, sin dudar.

―Anna ―dijo Marna―. Pasa las patatas, por favor.

Tomé el tazón justo cuando Ginger soltó una carcajada.

―No puedes estar hablando en serio. Ya has tenido una porción. Eso es

suficiente para ti.

Las mejillas de Marna enrojecieron.

―Lo sé, pero todavía tengo hambre.

Ginger frunció los labios, dando a su hermana una mirada desafiante.

Kaidan tomó el puré de patatas de mi mano.

―Dale un descanso, Gin. Deja que coma.

Pasó el tazón sobre la mesa. Marna estaba demasiado alterada para tomarla

ahora, así que Jay lo hizo. Dio a Kaidan una mirada de agradecimiento antes de

poner más en el plato de Marna para ella. Entonces Jay la besó en la mejilla. Ella se

quedó mirando su plato sin moverse.

―Si ganas un kilo, Astaroth se dará cuenta. ―La voz de Ginger era inflexible.

Patti se limpió las comisuras de la boca con la servilleta, claramente incómoda

con la dirección que las cosas estaban tomando.

Todavía mirando su plato, Marna dijo:

―Todos sabemos que voy a ganar mucho más que un kilo. Voy a tener que

encontrar la manera de evitarlo. Rara vez lo vemos tal como él es.

―Por lo tanto, ¿sólo vas a dejar que tu apariencia sea como sea y esperar lo

mejor? ―desafió Ginger―. Está bien. Tenlo. Disfrútalo. ―Agitó una mano hacia el

plato de Marna.

―Ginger… ―Kopano la miró, y Zania puso una mano en su antebrazo.

―No, está bien, Kope ―dijo Marna, parándose. Dejó caer la servilleta sobre el

plato―. Necesito el baño. ―Salió corriendo del comedor, y cada par de ojos en la

mesa fue a Ginger.

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―¿Qué? ―dijo Ginger para todos nosotros―. ¿Preferirían que Marna y el

estúpido bebé mueran antes de que ella tenga la oportunidad de tenerlo?

―No vuelvas a decir eso de nuevo ―dijo Jay en voz baja. Ella lo fulminó con

la mirada. Kaidan se agachó y tomó mi mano.

―Es la verdad ―dijo Ginger alzando la voz―. Y no presumas entender cosas

que posiblemente o puedes. No eres más que un niño humano estúpido, ¡y esto es

todo por tu sangrienta culpa!

―¡Sé que está en peligro! Sé que es mi culpa, y sé lo que está en juego.

―¡No tienes ni idea! ―gritó.

―¡Sé que ella necesita su hermana ahora más que nunca, y sus últimos

recuerdos van a ser de ti gritándole!

―¡Soy la única maldita persona que trata de mantenerla a salvo!

―Está bien ―dijo Patti―. Ambos. Por favor…

Jay y Ginger estaban furiosos, temblando. La tristeza se extendió por toda la

habitación.

―Los dos aman a Marna ―dijo Patti―. Y tienen diferentes maneras de

demostrarlo. Ginger tiene razón en que Marna tiene que tener cuidado y mantener

el embarazo oculto el mayor tiempo posible, de una manera saludable. Y ella va a

necesitar más cariño y apoyo de todos, especialmente el tuyo ―le dijo a Ginger―.

Las emociones están a flor de piel, por una buena razón. Pero tienen que

permanecer juntas.

Jay apretó la mandíbula y asintió. Ginger dejó escapar una respiración por la

nariz, visiblemente calmándose una fracción, pero su rostro seguía siendo de

piedra.

―Dulce Ginger ―dijo Patti―. Sé que ella es tu mundo. Por favor, pasa la

mayor parte de tu tiempo con ella.

La mandíbula de Ginger tembló.

Patti dijo:

―Vamos. ―Puso un brazo alrededor de Ginger y la llevó fuera de la

habitación.

Jay todavía respiraba con dificultad. Limpié una lágrima perdida de mi

mejilla.

―Esto apesta, hombre ―susurró Blake.

Page 169: Sweet reckoning

―Vamos a poner esto detrás de nosotros y tratar de divertirnos esta noche

―dije. Todos asintieron.

Cuando terminamos de comer, llevamos las bandejas y los platos a la cocina.

Kope y Jay empezaron a enjuagarlos.

―Yo hago eso ―les dije, asintiendo con la cabeza al fregadero.

―Ustedes cocinaron ―dijo Jay―. Es justo que limpiemos.

―¿Qué debemos hacer? ―preguntó Blake. Él y Kaidan parecían perdidos,

mientras miraban a su alrededor al desastre.

―Ustedes pueden guardar las sobras y limpiar las encimeras ―les dije.

Se miraron el uno al otro con grandes ojos mientras yo tomaba la mano de

Zania y salí de la cocina, tratando de no reírme.

Ellos hicieron el trabajo de la limpieza sorprendentemente rápido, entonces se

unieron a nosotros en la sala de estar. Z se sentó junto a Kope sobre la alfombra

persa. Patti estaba de pie, explicando el juego de charadas, mientras yo me apreté

junto a Kaidan en el sofá de dos plazas. De inmediato entrelazó sus dedos con los

míos. Yo estaba feliz de ver a Marna situada entre Ginger y Jay en el sofá, luciendo

acogedora bajo el brazo de Jay. Blake se sentó al otro lado de Ginger, inclinándose

hacia delante con los codos en las rodillas y prestando mucha atención a las

instrucciones de Patti.

―Entonces ―dijo―, ¿solo tenemos que representar la palabra para que

nuestro equipo adivine?

Observé emerger su naturaleza competitiva.

―¿Nunca has jugado a las adivinanzas? ―pregunté.

Negó. De hecho, todo los Neph negaron.

―Oímos sobre ello, pero nunca lo jugamos ―dijo Kaidan.

―Wow ―dijo Jay.

―Será las chicas versus chicos, y seré el juez ―explicó Patti―. Anna irá

primero para mostrarles cómo se hace.

Kaidan me dio un pequeño empujón para ponerme de pie, sonriendo

ampliamente ante mi incomodidad. Nunca había sido lo suficientemente

extrovertida como para disfrutar de los juegos.

―Solo las chicas pueden adivinar ―recordó Patti a la sala, sosteniendo la pila

de tarjetas con temas de adivinanzas.

Agarré uno: Piratas del Caribe. Oh, genial.

Page 170: Sweet reckoning

Patti dio la vuelta al reloj de arena, señalándome que empezará. Una fiebre

inmediata de adrenalina me golpeó mientras fingía filmar con una cámara de cine

en mi ojo.

―¡Una película! ―dijo Marna. Le di el pulgar hacia arriba.

Levanté cuatro dedos, y las tres chicas gritaron:

―¡Cuatro palabras!

Asentí y levanté un dedo para mostrar que era sobre la primera palabra.

Cerré un ojo e hice un círculo como un parche sobre él, y luego hice una cara

de “Arrghh”, lo cual era difícil cuando no podías hacer ningún sonido. La sala

estalló en carcajadas. Señalé mi hombro e hice un gesto con la mano como un

pájaro hablando.

Más risitas.

¿Mencioné que apestaba en los juegos?

―Amigo, lo sé ―dijo Blake, echándose hacia atrás y cruzando sus brazos.

―Yo también ―intervino Jay. Ambos viéndose engreídos.

―Silencio. ―Ginger golpeó el muslo de Blake.

Hice el gesto de parche en el ojo de nuevo y giré mi brazo en ese gesto

ridículo de pirata.

―Eso es sexy ―dijo Kai, haciendo reír a todos en la sala. Lo fulminé con mi

mirada.

―Piratas del Caribe ―gritó Zania.

―¡Sí! ―Señalé hacia ella, y todas las chicas hicieron porras.

―Ya era hora ―bromeó Blake.

Caí de nuevo en el asiento del amor y suspiré aliviada. Kai me dio unas

palmaditas en mi rodilla.

Oh, si los Duques podían ver a sus hijos ahora.

―¡Soy el siguiente! ―Blake se puso de pie. Mientras se dirigía hacia Patti, su

mano se quedó inmóvil sobre la primera carta. Sentí a Kaidan congelarse a mi lado.

Al otro lado de la habitación, Kope se enderezó. Reconocí la mirada de ojos

vidriosos que tenían cuando estaban escuchando algo desde la distancia. La sala

entera se calló, y mi ritmo cardíaco se disparó.

Kaidan señaló en silencio a la habitación: Esconderse.

Page 171: Sweet reckoning

Patti apresuró a los gemelos, Zania y Jay arriba por las escaleras. Kaidan trató

de empujarme para que me fuera con ellos, pero negué, soltando el agarre sobre mi

tobillo. Si vienen a pelear, los otros podían venir y unirse a nosotros, pero

necesitábamos mantener a nuestros aliados en secreto el mayor tiempo posible.

Juntos, los tres chicos y yo en silencio fuimos a la parte de adelante de la casa y nos

asomamos a través de las cortinas.

Un auto pequeño de color gris insulso había estacionado en la entrada para

autos. Un hombre afroamericano que parecía demasiado grande para el vehículo

salió, haciendo que el auto rebotara hacia arriba al levantar su peso. En el lapso de

un segundo mi mente captó infinidad de detalles acerca de nuestro visitante. Era

uno de los hombres más grandes que había visto alguna vez, extremadamente alto

y un montón de músculos como un fisicoculturista. Llevaba un trozo de tela negro

sobre su cabeza, una camiseta sin mangas, pantalón vaquero holgado, lo

suficientemente bajos como para mostrar la mitad de su boxer negro, y caminaba

con un contoneo grave. Pero la cosa que más se destacaba era el emblema ámbar

de los Duques en su pecho. Y el hecho de que se veía muy familiar…

Oh. Mi. Dios.

―Uff… ―susurró Blake.

Kaidan dejó escapar un profundo suspiro de alivio y dijo:

―Es Belial.

Corrí hacia la puerta y la abrí, mirando hacia arriba mientras se acercaba.

Había sido un hombre grande en su anterior cuerpo, pero ahora su presencia era

abrumadora. Y me estaba volviendo loca no poder identificarlo. Recordaría

conocer este cuerpo en la vida real. ¿Por qué se ve tan familiar?

―¿Qué pasa, niña? ―dijo desde el escalón de la entrada. Su voz era

profunda, pero no brusca. Sin duda, un barítono suave.

Ahora sentía la presencia de los tres chicos detrás de mí, y la mano de Kaidan

sobre mi hombro.

―¿Papá? ―dije.

―Soy yo. ¿No vas a abrazarme? ―Mantuvo abierto sus brazos gigantes.

No estaba asustada, a pesar de que era completamente extraño. Pero a

medida que iba a su abrazo, no podía quitarme la extraña sensación de

familiaridad. Papá me abrazo y lo abracé de vuelta, dejándome sentirme segura.

Cuando giramos para caminar hacia el interior, Kaidan y Blake estaba en la

puerta con expresiones conmocionadas.

―¿Qué? ―preguntó papá, sonando impaciente.

Page 172: Sweet reckoning

―Señor ―comenzó Kaidan―. ¿Estás… quiero decir…?

―¡Eres Big Rotty! ―soltó Blake.

Me quedé sin aliento, mirando a papá. ¡Santa mierda! ¡Blake tenía razón!

―¿Por qué todo el mundo sigue diciendo eso? ―preguntó papá―. ¿Qué

infiernos es Big Rotty?

Rotty, como un rottweiler. Grande e intimidante.

―Mejor entra ―dije. Entramos y cerramos la puerta, pero nos quedamos en

el vestíbulo―. ¿No te acuerdas de nada sobre tu cuerpo anterior?

Negó.

―El alma humana se lleva los recuerdos con él. ¿Van a decirme qué pasa?

―Papá… ¿conseguiste este cuerpo de un hospital en D.C.?

―Sí. ―Sus gigantes ojos cafés miraron abajo hacía mí, ojerosos.

―Tomaste el cuerpo de un rapero famoso.

Retrocedió un paso.

―Está por todas las noticias, señor ―le dijo Blake―. Él estaba en coma y

dicen que murió ayer en la noche.

Papá soltó una gran maldición. No había visto las noticias desde ayer en la

noche en el bar cuando le dispararon a Big Rotty.

―Bueno, al menos piensan que está muerto ―dije.

―Él no iba a vivir. ―La frente de papá estaba fruncida ahora―. No había

familia en el cuarto esta mañana. Solo dejé ir su alma lo suficiente para que los

monitores mostraran que se había ido. Lo declararon muerto, lo desconectaron y

salté dentro. Regresé el cuerpo a la vida. Esperé hasta que me llevaron a la morgue,

entonces agarré algunos arbustos y me fui. Diablos… no tuve tiempo de

investigarlo. Paré en una tienda para conseguir ropa y todos se me quedaban

viendo. ―Maldijo de nuevo.

Esto no era bueno. Él no pudo haber elegido un cuerpo más visible. La

familia, amigos y fans de Big Rotty hubieran querido un funeral, pero ahora su

cuerpo estaba desaparecido misteriosamente. Si esto llegaba a las noticias y las

personas empezaban a ver a papá…

Frotó sus enormes manos a través de su cara, un gesto que era distintivo de

John LaGrey.

―Todos los chicos arriba pueden bajar. ―Papá suspiró.

Page 173: Sweet reckoning

Inmediatamente escuchamos pasos. Jay fue el primero. Hizo un doble paso y

sus ojos se abrieron.

―¿Qu… Big Rotty? ¡Oh hombre! ¡Tengo todos tus álbumes!

―Jay ―advertí.

Corrió hacia nosotros entonces se detuvo, de repente confuso. Se volteó hacia

las gemelas que bajaron después de él.

―Pensé que dijeron que su papá estaba aquí.

Miró alrededor, ahora completamente confundido mientras sus ojos se

posaban de nuevo en el gigante recién llegado.

―Mi papá poseyó a Big Rotty ―solté.

Jay literalmente se balanceó y tuvo que poner su mano en la pared. Zania bajó

las escaleras y fue directamente al lado de Kopano, mirando al Duque con

desconfianza.

Papá asintió hacia ella.

―Hija de Sonellion, te ves bien. ¿El hijo de Alocer está cuidando bien de ti en

Boston?

Ella aclaró su garganta y asintió.

―Sí señor. Gracias señor.

―Bien. Eso es muy bueno. ―Sus ojos fueron hacia las escaleras―. Te veo ahí

Patti. ¿Vas a decir hola o qué?

Patti estaba parada al final de las escaleras, agarrando la barandilla y

observando a papá. Su aura era una mezcla de naranja emocionado arremolinado

con negro y tenues grises.

―Hola ―susurró.

Él caminó a través de todos nosotros mientras iba hacia ella. Los ojos de Patti

fueron hacia arriba, buscando su cara.

A pesar de su obvio nerviosismo, dijo:

―Te ves joven y encajas en estos días John. Espero que este bien si todavía te

digo así.

―Puedes decirme como quieras chica.

Ugh, papá. Tiempo de conseguir nuevo cuerpo y su lenguaje bajo control.

Él como que nos sorprendió jalándola en un abrazo. Patti dejo salir una risa

sobresaltada y sus brazos lentamente fueron alrededor de su amplia cintura.

Page 174: Sweet reckoning

Estaba bastante segura que papá olió la cima de su cabeza y muy positivo que ella

frotó su espalda por un segundo. Toda la cosa duró un poco demasiado para mi

comodidad. Todos en el cuarto se desplazaron. Kaidan elevó una ceja hacia mí y yo

arrugué mi nariz.

Patti se alejó de él, sonrojándose mientras trataba de tener su agotada aura

bajo control. Recé porque el rojo no apareciera y no lo hizo, para mi alivio.

―Bueno. ―Patti cruzó sus brazos y retrocedió―. El nuevo tú es

seguramente…

―¿Sentimental? ―ofrecí intencionadamente. Algunas risas aumentaron y

murieron alrededor del cuarto.

Papá volteó su cara hacia mí y me dio una risa avergonzada.

―Mi culpa. Todavía me estoy acostumbrando a este cuerpo.

Aparentemente, Big Rotty tenía algunos gestos afectuosos. Él era conocido

por ser un jugador reformado además de un gánster después de todo.

Patti pasó sus manos sobre su cabello, consiguiendo retenerse a sí misma.

―Bueno, estoy contenta de que el susto haya pasado. Todos regresen y

siéntense. Casi es tiempo del postre. ¿Quién quiere pay? ―dijo sobre su hombre

mientras se dirigía hacia la cocina.

―¡Aw diablos sí! ―dijo papá, sonriendo grandemente mientras se pavoneaba

camino a la sala familiar.

Todos nosotros nos quedamos ahí sorprendidos por un momento antes de

seguirlos. Jay lucía su misma expresión tonta de asombro mientras miraba hacia mi

padre.

Iba tomar algo acostumbrarse a esto.

―Así que, ¿en dónde conseguiste el dinero para parar y comprar ropa? ―le

pregunté a papá.

Todos estábamos sentados alrededor de la sala familiar, platos de pays

diferentes en nuestros regazos. Excepto Patti, quien estaba demasiado nerviosa o

asustada para comer.

Page 175: Sweet reckoning

―Antes de que abandonara mi viejo cuerpo escondí dinero en un casillero de

Union Station. Esa es otra razón por la que necesitaba conseguir otro cuerpo en

D.C.

―Tal vez si cambia un poco su estilo señor ―sugirió Marna―. ¿Usar algo

que Big Rotty tal vez no haya usado?

―Sí ―dijo papá asintiendo―. Consíganme un traje. Corte recto. ―Cuando

sonrió pude ver exactamente cómo se había ganado una reputación con las

señoritas. Tenía una famosa cicatriz abajo de su ojo de una pelea de cuchillos y una

cicatriz en su cuello de un rasguño de bala, pero tenía una sensualidad ruda que te

hacia querer mirar.

―Puedo tomar tus medidas ―ofreció Patti―. Mandaremos a uno de estos

chicos a conseguirte algo de ropa.

―Yo iré por él ―dijo Kopano.

―Perfecto. ―Patti agarró el control remoto y prendió la televisión―. Veamos

si mencionan algo acerca de esto en las noticias.

Hasta ahora no había nada. Tal vez la policía lo estaba manteniendo en

silencio.

Miré abajo hacia el plato vacío de Kaidan. Él tenía tres pedazos de pay:

cereza, calabaza y manzana.

―¿Cuál pay fue tu favorito? ―susurré en su oído.

Sus ojos golpearon los míos y sentí mi cuello calentarse, el calor

extendiéndose hacia arriba a mi cara. De repente los dos nos dimos cuenta que

papá nos estaba observando, dándole a Kaidan una mirada asesina.

Kaidan rápidamente rectifico.

―Emm, el de lima es mi favorito, amor.

―Oh ―dije.

Papá miró hacia otro lado y Kaidan me dio una mirada de ojos grandes de

“oops”. Me tragué una risa. Patti vino detrás de nosotros y besó la cabeza de Kai.

―¿Cómo estás hijo? ―preguntó.

Le dio una sonrisa infantil y dijo:

―Muy bien, gracias. ―Ella empujó el cabello de sus ojos antes de seguir

adelante.

―Así que, dime lo que ha pasado por aquí ―me dijo papá―. ¿Has visto a

Pharzuph otra vez?

Page 176: Sweet reckoning

―No ―le dije―. Nada ha pasado desde que llegaste a mi dormitorio.

―¿Cuándo viste a Pharzuph? ―preguntó Blake.

Les conté acerca de la visita sorpresa y el nuevo cuerpo de Pharzuph.

―Sí hermano ―le dijo Blake a Kaidan―. Los dos heredamos fortunas y papis

con nuevos aspectos que ni siquiera hemos visto todavía. ¿Cuántas personas

pueden llegar a decir eso?

―Raro ―dijo Jay―. Acko taco…

―Con un poco de guaco ―terminó Marna y rieron juntos.

―¿No has visto el nuevo cuerpo de tu padre todavía? ―le preguntó Jay a

Blake.

―Nah. Probablemente no sabría que vive en China y eso está bien conmigo.

―¿Tienes cualquier noticia? ―le pregunté a papá.

Él sacudió su cabeza.

―Solo sé que están teniendo una cumbre en Suiza esta noche. Todavía tengo

a mis chicos mirando al hijo de Shax para ver si es material de aliado. Se ve de fiar,

pero no los voy a mandar a hablar con él hasta que este seguro. ¿Qué les pareció

cuando lo conocieron?

Todos me miraron y yo pensé sobre ello.

―Bueno, comparado con espeluznante Caterina, él se veía normal, pero

todavía no le daría la espalda. Él es astuto.

Papá asintió y pasó su mano sobre su paliacate.

―Estaba esperando tener más aliados para este punto. Pienso que todos

sabemos que va a pasar pronto.

Nos sentamos callados, una intensidad cubriendo el cuarto. Se sintió como si

las cosas estuvieran pasando demasiado rápido.

―¿Qué vamos a hacer? ―pregunté.

―Lo haremos con esto ―dijo papá―. Todo lo que podemos hacer es estar

preparados mentalmente para cualquier cosa que nos lancen. Sean fuertes.

Mantengan su ingenio. No están esperando un equipo de ustedes como este.

Tenemos que pelear inteligentemente. ―Golpeó ligeramente su cabeza.

Él tenía razón. No podíamos formular ningún tipo de plan cuando no

sabíamos cuándo o cómo atacarían los Duques. Pero eso no tenía que significar que

éramos débiles.

―Así que… esperamos ―dije.

Page 177: Sweet reckoning

―Esperamos ―confirmó papá mirando hacia su plato de pay vacío―. Y

comemos.

Como siempre, papá no podía quedarse mucho tiempo. Patti y yo lo

medimos y después mandamos a Kopano y Zania al centro comercial más cercano

con su tarjeta de crédito por nueva ropa menos llamativa.

Kope y Z regresaron con bolsas grandes.

―Estos lucen bien ―dijo Patti sacando la ropa para papá―. Pero tu cabello…

―Lío caliente. ―Él aceptó con una risa baja mientras pasaba una mano

grande sobre su cabello, el cual necesitaba una buena cepillada o un corte.

Patti se paró y le entregó una gorra de béisbol de Miami Heat. Él se la puso en

su cabeza y sonrió.

―Sí. Eso es agradable, justo ahí.

Los tres caminamos de vuelta al cuarto familiar, donde todos estaban

sentados e incluso por la esquina de mi ojo podía ver la caminata más-larga-que-la-

vida de papá, el tipo de movimientos de cuerpo que forzaba a las personas a

notarlo.

Mientras papá comenzaba a hablarle a Blake, agradeciéndole por sacar

adelante nuestro reciente plan, Jay se me acercó.

―Tú sabes, desde que él todavía sabe cómo hablar y caminar como Big Rotty,

puedo apostar que todavía puede rapear si lo intentara.

Solo podía sacudir mi cabeza, dándole mi mirada de: “Estás loco pero todavía te

amo”.

―¿Qué? ―Se rió. Marna le sonrió desde el sillón.

Kaidan caminó a mi lado y yo enganché mi brazo con el suyo, abrazando su

bícep. Papá vino y puso sus manos en los hombros de Kai. Compartieron una

mirada seria.

―Cuida a mi chica, ¿me escuchaste?

Kaidan asintió.

―Lo haré señor.

Page 178: Sweet reckoning

Papá palmeó su hombro y después me miró. Profundamente en esos ojos vi a

mi papá, su amor y preocupación por mí que provenía de su alma. Dejé ir a Kai y

abracé la cintura de papá, apretándolo. Sus brazos fueron alrededor de mí y sentí

el mismo pinchazo de tristeza que siempre sentía cuando tenía que irse, nunca

sabiendo cuándo nos veríamos de nuevo.

Él besó la parte superior de mi cabeza y dijo:

―Me enorgulleces. Todos los días.

―Te amo papi ―dije en su camisa.

Se volteó hacia Patti, que estaba parada detrás de mí. Papá jaló una hebra de

su cabello chino, como a un niño chiquito, después dejó su mano descansando en

su hombro. No dijeron nada. Ella palmeó la mano de papá y trató de sonreír. Las

despedidas nunca eran fáciles.

Sin mirar hacia atrás papá tomó sus bolsas de ropa y caminó fuera de la casa

hacia la oscuridad, dejándonos en silencio.

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Sin Chicas Traducido por ElyCasdel, y Simoriah

Corregido por Nanis

ra tarde cuando Jay y Marna salieron a caminar. Blake y Ginger

jugaban videojuegos en el sistema de juegos de Jay, y Kaidan y yo

platicamos con Kope y Z. Un pequeño hilo de incomodidad

permanecía en el aire entre Kaidan, Kope y yo, un remanente del beso que había

compartido con Kope y lo celos entre ellos dos.

Kopano hizo un sólido esfuerzo para hacer pasar la tensión, queriendo

escuchar más de mis interacciones con Marek, el hijo de Sax.

―Sería un aliado genial ―le dije―. Malditamente robó mis llaves debajo de

mi nariz. Pero no podía tener una buena lectura de él con Caterina ahí.

Definitivamente no es un admirador de ella, lo que me da un poco de esperanza

con él.

―Raro pensar que su padre sea un aliado ―dijo Kaidan.

―Sí ―concordé. También es totalmente extraño pensar en Jezebet como

padre de Caterina. Él ahora era una mujer. Jezebet era el primer Duque en haber

tomado un cuerpo femenino. Su cambio de guardia debe haber pasado justo

después de haber sido padre de Caterina. Tanto como sabía, Jezebet era el único

aliado de papá entre los Duques, pero papá era conocido por mantener sus

secretos guardados.

Cuando Jay y Marna regresaron de su caminata, Jay tomó su guitarra. Era

decente en ello, pero el piano era su mejor talento. No podía tener un ritmo

correcto, así que le entregó el instrumento a Kaidan, y mi corazón saltó.

Recordaba que dijo que tocaba la guitarra, pero realmente nunca lo había

visto o escuchado tocar. Kaidan comenzó a pulsar cada cuerda, probando y

Page 180: Sweet reckoning

girando con toda su atención. Vi la forma en que sus manos se movían por la

madera y las cuerdas, gentil, reverentemente, su cuerpo parecía envolverse

alrededor de ella como si fuera parte suya… sentí mis manos ponerse sudorosa,

porque ver a Kaidan perderse en la música me hacía cosas locas. Mi respiración se

volvió entrecortada y no podía quitarle los ojos de encima.

Levantó la mirada un momento y me atrapó mirando fuertemente. Lo sabía.

¡Sabía lo que me hacía! Podía decirlo porque su emblema se expandió.

Se acomodó mirando lejos de los otros y me dijo con señas, quiero estar solo

contigo esta noche.

Patti tenía un montón de invitados en la casa. Respondí con señas, trabajaré en

ello.

―Excelente ―susurró, una sonrisa caliente se deslizó en su rostro.

―Oye, Kai ―gritó Jay frente a nosotros.

―¿Sí, amigo?

―¿Cuál es la diferencia entre un baterista y una pizza grande?

Kai contuvo una sonrisa.

―Ni idea.

―¡Una pizza grande puede alimentar a una familia de cuatro!

Todos soltaron la carcajada.

Blake dijo:

―Gracias a Dios por el dinero de papi, ¿eh?

―Infernalmente correcto. ―Kaidan regresó su atención a la guitarra. Cuando

las primeras notas ricas de una balada popular encontraron mis oídos, miré sus

antebrazos y bíceps bajos, luego sus dedos mientras se movían, aparentemente sin

esfuerzo. La forma en que se concentraba y caía en su propio mundo, me fascinaba.

Cada sonido era claro y vibrante, agitando mi sangre hasta que tuve una

vertiginosa prisa en la cabeza. Sí, llevaría a este chico a casa esta noche. Era todo mío.

Fui arriba y encontré a Patti haciendo la cama de la segunda habitación de

invitados. Fui al otro lado a ayudarla a estirar la sábana.

―Así que… ¿me preguntaba si te importaría que Kaidan y yo regresáramos a

mi dormitorio esta noche, ya que tienes casa llena y todo? Regresaremos a primera

hora de la mañana.

Intentó mantener la cara seria, pero pude verla luchando contra una sonrisa.

Page 181: Sweet reckoning

―Seguro, cariño. ―Podría haber sido la mujer que me criara, pero también

era una romántica.

Kaidan y yo no éramos las únicas personas por el campus a medianoche, pero

podríamos haber sido los únicos sobrios. En algún punto mientras caminábamos

escuché risitas a la distancia, entonces Kaidan soltó una carcajada a mi lado. Seguí

sus ojos y los sonidos hasta que observé las espaldas desnudas de tres chicos

cruzando por el patio.

Kaidan cubrió mis ojos, pero ambos nos carcajeábamos.

Pasamos un gran grupo de chicas que hablaban alto, riendo como locas. Se

callaron cuando vieron a Kaidan, poniendo toda su energía en mirar tan fuerte

como podían. Kai ni siquiera miró en su dirección, pero sus dedos se apretaron

alrededor de los míos como para tranquilizarme.

Al momento en que las pasamos, rompieron en risas y comenzaron a hablar

la una con la otra sobre cómo los chicos más ardientes estaban tomados. Era raro

pensar que lucíamos como una verdadera pareja de universidad. Kaidan liberó mi

mano para poner su brazo en mi hombro, y la mía fue alrededor de su cintura, mi

pulgar enlazado en la correa del cinturón. Lanzamos toda la precaución al viento,

pero los ojos de Kaidan permanecieron alerta. Siempre buscando.

Cuando nos acercamos más al edificio, me pregunté si se me permitía dejarlo

entrar; probablemente no, ya que era un dormitorio solo de chicas. Hice que

Kaidan me esperar a un lado de la salida mientras entraba y luego salía por él. Tan

pronto como la pesada puerta se cerró detrás de él, me inmovilizó contra la pared

con besos duros. Me permití acercarlo más y fundirme en él, saboreando nuestra

soledad. Alejé mi boca de la suya para poder hablar.

―Para futuras referencias, puedes tocar la guitarra para mí cuando sea.

Su cabello oscuro colgaba sobre sus ojos mientras se cernía sobre mí, tan

caliente.

―Te gustó, ¿verdad?

Tomó mi boca de nuevo y gruñí solo de pensar en sus manos en la guitarra.

Sus manos en mí.

Se rió y dijo:

―Me encanta que me metas a hurtadillas.

Page 182: Sweet reckoning

―Soy una rebelde ―bromeé―. Estás teniendo toda la experiencia

universitaria sin tener que tomar ninguna clase.

Kai arrugó la nariz.

―Algo huele mal. ―Miró al suelo sospechosamente.

―¿Ves? Toda la experiencia. Vamos. ―Lo jalé por las escaleras para subir,

con cuidado de no pisar charcos misteriosos por el camino.

Llegamos a mi habitación, Kaidan me recordó todo lo que me había perdido

nuestra noche de bodas, y más.

A las dos de la mañana estábamos acostados medio dormidos, de cucharita

en una cama individual de dormitorio. Pasé mis dedos por su brazo.

―¿Alguna vez te permites soñar? ―le pregunté―. ¿Como, imaginar la forma

en que podría ser el futuro?

Kaidan se detuvo.

―No. Pero apuesto a que tú sí. ―Puso un beso en mi hombro desnudo.

―Sí. ―Por un momento, después de que me di cuenta de que era Nephilim,

había enviado mis sueños a dormir, pero desde que encontré la profecía, habían

sido reavivados. Lo sueños me daban esperanza―. Quiero que sueñes en grande

conmigo.

Kaidan estuvo contemplativo, habiendo crecido creyendo que ese tipo de

pensamientos de deseos eran peligrosos.

Finalmente dijo:

―Dime tu sueño para nosotros, dulce Anna.

Sonreí en la habitación oscura.

―Comienza con nosotros derrotando a los Duques. Sobrevivimos y ellos se

han ido. Podemos hacer lo que queramos con nuestras vidas. Sé que amas la

música, así que imagino que seguirás trabajando con música de alguna manera.

Cuando termine la universidad, quiero ser trabajadora social. Sería capaz de

calibrar el peligro en el que los niños están mejor que un humano ya que puedo ver

sus emociones. Seré capaz de rescatar niños de malas situaciones.

Page 183: Sweet reckoning

―Puedo ver eso. ―Kaidan quitó mi cabello de mi cuello. Sentí sus labios

corriendo de arriba abajo sobre mi hombro y la caída de mi garganta, pero sentí

que seguía poniendo atención, así que continué.

―Podríamos vivir donde quisieras. Patti probablemente nos seguiría.

Después de algunos años de trabajar, podríamos pensar en adoptar. Sé que Patti

moriría por hacer de niñera mientras trabajamos.

―Vaya. Niños.

―Sí… como cinco o seis.

―¿Cinco o seis?

Contuve una risa.

―Estás chiflada ―dijo riendo―. Un niño. Tal vez dos, pero incluso eso es

presionar.

No podía creer que siguiera el juego.

―¡Tenemos que tener niñas, también!

Detrás de mí, se puso rígido y la habitación se volvió silenciosa.

―Niñas no. ―Se encontraba mortalmente serio.

Me giré para mirarlo. Antes de poder decir una palabra, se sentó y se

estremeció.

―¿Qué pasa? ―pregunté.

Presionó las palmas de sus manos en sus ojos cansados.

―Ni siquiera puedo… solo la idea de cuidar a una niña, mirar todos esos

desagradables chicos oler a su alrededor con todas sus auras rojas… me mataría y

lo merecería, porque yo era el peor de todos.

―Kai… ―Toqué su brazo.

―No. Lo siento, amor, pero los niños no son mi sueño. Especialmente las

niñas.

―De acuerdo ―susurré. Me acerqué más y pasé una mano por su

antebrazo―. Intentemos dormir un poco.

―Lo siento ―repitió.

Me giré para que pudiéramos estar de cucharita de nuevo, gentilmente

jalándolo para recostarse a mi lado. Sentí su aliento en mi cabello.

―¿Estás molesta conmigo? ―susurró.

Rápidamente me giré para verlo, diciendo:

Page 184: Sweet reckoning

―No, Kai. ―Puse mi mano en su desaliñada mejilla―. Entiendo tus

sentimientos. Se suponía que fuera por diversión.

Le di un beso rápido en los labios y buscó mis ojos.

Sonaba triste cuando dijo:

―Arruiné tu sueño.

―No, no lo hiciste. Vamos a afrontar el futuro juntos, y eso es más de lo que

pensé que tendría. Te amo.

Lo besé de nuevo y finalmente lo sentí relajarse.

―Vamos a descansar ―dije―. Tenemos que regresar con Patti a las ocho

para el desayuno.

Lo besé una última vez antes de girarme y sentir su calor contra mi espalda

mientras alcanzaba mi cintura y me acercaba más.

Mientras estaba a la deriva de dormir, de un estado de semiinconsciencia lo

escuché susurrar:

―Eres mi sueño. Mi único sueño.

Las siete de la mañana llegó muuuy pronto. Y luego nos tomó por siempre

salir de la cama. Kaidan totalmente lo comenzó, pero no podía decir que quisiera

terminarlo. Volaría de regreso a California esa tarde, y no sabía cuándo lo vería de

nuevo. Nos aferramos al otro, desesperados por cada toque. Íbamos tan tarde que

solo tuvimos tiempo para que yo tomara una ducha. Nos apresuramos a casa de

Patti para que los nueve pudiéramos tener esta mañana juntos antes de que fuera

tiempo de separarnos.

El ambiente en la casa era sombrío cuando llegamos. Marna y Jay no soltaron

sus dedos. Los ojos de Patti eran rojos, pero contuvo las lágrimas, intentando

animarnos con omelets y tortas de papa. Fui directo a la cafetera, sirviendo dos

tazas para Kaidan y yo, el suyo negro, el mío cremoso y dulce. Tomó su café

agraciadamente, mientras tragábamos mis ojos fueron a su perfil sin rasurar y su

cabello desordenado, ocasionado por dormir y mis dedos.

Me atrapó mirando, y miró en mi taza y sonrió.

Page 185: Sweet reckoning

Los otros discutieron sus planes. Blake llevaría a las gemelas a D.C. a las diez,

luego a Zania y Kopano a Boston. Ofreció llevar a Kaidan a California, pero Kai

tenía un vuelo agendado a Atlanta por la tarde. Tenía que recibir las cenizas de

Richard Rowe y firmar los documentos del Estado dando su permiso para que

todo fuera vendido.

Era hora de despedirse. Mirar a Marna dejar a Jay era desgarrador. Tomó la

ayuda del fuerte brazo de Kope alrededor de Marna para conseguir que se fuera.

Me quedé en silencio en el vestíbulo con Kaidan, Patti, y Jay mientras los

otros se alejaban.

―Fuimos afortunados por tener este tiempo juntos, ¿no? ―preguntó Jay.

―Mucho ―susurré.

Patti acarició su espalda un segundo antes de darle una pequeña sonrisa triste

y entrar a la cocina.

Kaidan se aclaró la garganta y miró a Jay.

―Entonces… ¿tienes alguna nueva canción para que escuche? ¿Cosas tuyas?

―De hecho tengo una… ―Los dos caminaron hacia la sala familiar, hablando

de música, y yo fui a ayudar a Patti con los trastes.

Estaba lavando y limpiando, pero mantuvo su cabeza abajo para secar sus

ojos en el hombro de su camisa. Me dio una sonrisa húmeda.

―Señor, soy un desastre. Últimamente no puedo dejar de llorar.

―Está bien.

Patti me alcanzó por un segundo y me deslicé a su lado, manos mojadas y

todo. Entré en sus brazos, respirando su esencia de avena reconfortante.

―Te quiero tanto ―dijo, todavía manteniéndome cerca―. Gracias por traer a

todos y dejarme ser parte de ello.

Justo mientras abría la boca para contestar, un punto oscuro se arrastró

dentro de mi visión, cerca de la ventana. Adrenalina llena de pánico inundó mi

sistema. Me alejé de Patti de un salto, haciéndola gritar, pero corrí hacia la ventana;

no había nada allí.

Kaidan entró corriendo, analizando la habitación. Respiré hondo para calmar

mis tensos nervios, luego señalé: Creí ver algo, pero estaba equivocada. Probablemente

fue una nube o un pájaro.

Sus labios se apretaron. Voy a ir a revisar, señaló.

Page 186: Sweet reckoning

Jay entró con una expresión preocupada y puso los brazos protectoramente

alrededor de Patti. Les hice un gesto para que se quedaran donde estaban. Si había

susurradores aquí, todos estábamos atrapados. No teníamos una buena razón para

estar juntos.

Kaidan salió por la puerta frontal y yo inspeccioné todos los cuartos, mirando

por las ventanas. Nada. Kai regresó y sacudió la cabeza. Dejé salir un suspiro

aliviado.

―Lo lamento ―dije―. Estoy paranoica.

―Tienes todo el derecho a estarlo ―dijo Patti. Todavía sosteniendo el brazo

de Jay, lo guió hacia la sala.

Kai y yo nos miramos, ambos tensos y nerviosos. Suiza estaba seis horas por

delante de nosotros. Los Duques podían estar regresando a sus patrias ahora. Los

susurradores podrían haber estado girando alrededor del mundo durante horas a

esta altura.

Kaidan señaló: ¿Estás segura de que no viste nada?

Un punto oscuro, señalé. Se fue tan rápido, como un borrón. Usualmente… no

sabía la seña para “permanecer”, así que la deletreé. Podía ver el latido en sus sienes

mientras apretaba los dientes.

Él se iría en poco más de una hora, y luego yo regresaría al campus. Las

clases comenzarían en un par de días. Continuaríamos viviendo nuestras fachadas

hasta que fuera momento de actuar.

Los cuatro nos quedamos juntos en la sala, rodeados por una preocupante

tensión. Encendimos el televisor.

Patti jadeó y se enderezó en su asiento, apuntando el control remoto al

televisor para subir el volumen. La fotografía de Big Rotty estaba en la pantalla.

Todos nos sentamos en el borde de nuestros asientos, mirando el reporte de

noticias. Un oficial de la policía apareció.

―No estamos seguros de cuáles podrían ser los motivos del perpetrador,

pero éste no es el trabajo de un aficionado. El robo de cuerpos es un crimen serio e

inusual. Los psicólogos en la fuerza advierten que la persona o personas que

generalmente cometen este tipo de crimen no son mentalmente estables. Si tienen

alguna noticia del robo del cuerpo de James F. Cooper, conocido para el mundo

como Big Rotty, por favor contacten a las autoridades inmediatamente. No se

acerquen a los sospechosos por su cuenta.

―Oh, santo Dios ―susurré.

Page 187: Sweet reckoning

La mamá de Big Rotty estuvo en la pantalla a continuación. Tenía largos y

elaborados mechones de rizos alrededor del rostro maquillado, y no lucía triste

como yo había esperado. Brillaba.

―Tengo mi propia teoría. No creo que mi hijo esté muerto. Mm-mm. ―Cerró

los ojos y sacudió la cabeza―. Creo que él planeó todo esto. ¡Hizo como

Maquiavelo, y ahora está en alguna isla viviendo la vida! ―Rió con orgullo, como

si su hijo hubiera engañado al mundo.

―Wow… ―dijo Jay.

―Todavía no puedo creer que él eligiera ese cuerpo ―dije―. Siempre ha sido

tan cuidadoso con cada detalle.

―Tiene mucho en la mente ―dijo Patti.

―Cambiará el cuerpo si se vuelve una complicación ―nos aseguró Kaidan.

Patti puso el televisor en un programa de cocina y me acurruqué contra ella

como en los viejos tiempos, permitiéndole jugar con mi cabello. Ese solo contacto

significaba tanto. Observé a Kaidan y a Jay al otro lado de la habitación. Jay con su

guitarra, y Kai palmeando al ritmo en su rodilla. Trabajaban una línea a la vez,

mapeando las notas y el ritmo. En una hora habían escrito una hermosa balada.

Jay miró las hojas musicales con asombro. Kaidan me guiñó el ojo. Había

ayudado a sacar la mente de Jay de la ausencia de Marna de la única manera

posible.

―Probablemente debería bañarme y prepararme ―dijo Kaidan con

reticencia.

Mi estómago cayó ante de la idea de que se fuera.

―Iré contigo para mostrarte dónde está todo ―dije.

Él me siguió arriba, y saqué una toalla y un paño para lavarse del armario de

ropa de baño. Él podría haberlo hecho solo, pero quería este último momento con

él. Puse la toalla en el lavabo en el baño, y oí la puerta cerrarse.

Kaidan se apretó contra mí desde atrás, poniendo las manos sobre las mías en

el borde del lavabo. Levanté la vista y atrapé su mirada en el espejo, ahumada e

intensa.

Su voz salió en un bajo retumbar y nunca apartó la mirada de mi reflejo.

―No quiero dejarte.

―Tampoco quiero que te vayas ―susurré.

Page 188: Sweet reckoning

Me envolvió la cintura con los brazos, todavía sosteniendo mi mirada en la

suya. Me volví y besé sus tibios labios, luego me aparté a pesar de su renuencia a

dejarme ir. No podía mantenerlo más tiempo.

Dejé que Kaidan se duchara y me fui abajo para unirme a los otros.

Mi pie acababa de tocar el escalón más bajo cuando oí un extraño sonido

ahogado viniendo de Patti, como estuviera siendo estrangulada.

Jay gritó mi nombre. Nunca lo había oído sonar tan aterrorizado.

El pánico se alzó en mi pecho y me cuerpo rugió el entrar en acción. Me

incliné hacia adelante, subiendo la pierna del pantalón y arrancando la

empuñadura de su estuche. Corrí hacia la sala, apenas sintiendo el silbido de la

espada contra la palma de la mano.

Nada podría haberme preparado para lo que vi.

Jay estaba rodeado de demonios. Se superponían unos con otros, pero era

capaz de discernir a tres susurrándole, y a un cuarto cerniéndose frente al sofá a

unos metros de distancia. Patti no estaba por ninguna parte. Jay retrocedió,

gimiendo, aferrándose el cabello y sacudiendo la cabeza. Su ángel guardián

intentaba espantarlos, pero era apartado a empujones repetidamente por los

demonios.

Una corriente de poder corrió por mi brazo y la sangre corrió por mis oídos

tan rápido que apenas pude oír. Me moví hacia adelante, lista para atacar, pero me

detuve ante la imagen de algo retorciéndose en el suelo frente al sofá.

Patti.

El susurrador que había visto se cernía sobre ella, y otro espíritu estaba a

medio camino de entrar a su cuerpo. Su ángel guardián estaba vuelto loco, incapaz

de detener a los oscuros espíritus. Un sonido ahogado salió de la garganta de Patti

mientras peleaba, intentando sentarse, luego entró en convulsiones.

Mientras mi brazo se lanzaba hacia los demonios, una brillante luz dorada se

derramó del extremo de la empuñadura, atravesando la parte superior del espíritu

que intentaba poseer a Patti. Con un penetrante estallido, el oscuro espíritu hizo

implosión y desapareció. La cabeza de Patti cayó sobre la alfombra y tosió. Su

ángel guardián inmediatamente la cubrió mientras el espíritu oscuro sobre ellos

pareció congelarse en sorpresa y miedo, su rostro feo y retorcido.

Me lancé hacia adelante justo cuando éste giraba para huir, pero todo lo que

hizo falta fue un movimiento de la punta de la espada mientras la hacía girar por el

aire y el espíritu se arqueó de dolor antes de hacer implosión y desaparecer.

Page 189: Sweet reckoning

Quizás la espada regresó el espíritu al infierno, o quizás lo derrotó; no lo sabía ni

me importaba.

Una conmoción sonó arriba, y me di cuenta de que Kaidan había oído y que

estaría abajo en cualquier momento, pero no quería que los susurradores supieran

que él estaba aquí.

―¡No bajes! ―grité.

En un ágil movimiento crucé la habitación, apuñalando al otro espíritu que

había dejado a Jay para unirse al ataque sobre Patti. Con un fuerte estallido,

desapareció.

Jay saltó hacia atrás, luciendo aterrorizado cuando sus ojos aterrizaron en la

espada. Los otros dos susurradores finalmente levantaron la mirada, como dos

inconscientes aves de rapiña arrancados de su comida fresca.

Ambos llevaban expresiones gemelas de realización, luego emitieron chillidos

inhumanos, agudos y chirriantes, un estridente silbido que sólo los demonios y los

niños podían oír.

Grité a Jay:

―¡Muévete!

Obedeció sin dudar mientras mi brazo comenzaba un arco a través del aire.

La luz atravesó al primer espíritu y apenas esquivó al segundo mientras éste se

lanzaba hacia atrás a través de la pared hacia el patio.

Pude oír a Kaidan bajando las escaleras a la carrera.

―¡Maldición! ―Corrí hacia la puerta del frente y la abrí de golpe, corriendo

hacia afuera. Vi al demonio susurrador mientras volaba hacia los árboles, fuera de

la vista. Lejos.

¡No!

En la ausencia de peligro, la luz de la espada se desvaneció, dejando mi mano

y brazo frío y adormecido.

Ahora estaba en problemas. Grandes problemas. Porque ese espíritu estaba

en camino a delatarme con todos los Duques y los Legionarios susurradores.

Sabrían sobre la Espada de Justicia. Quería asustarme, pero no había tiempo para

eso. Corriendo con piernas que todavía vibraban con adrenalina, encontré a Jay y a

Kaidan en cuclillas junto a Patti, quién se había apoyado contra el sofá. Su rostro

estaba pálido y húmedo con sudor.

Caí de rodillas junto a Patti y la tomé en brazos. Ella se aferró a mí,

débilmente.

Page 190: Sweet reckoning

―¿Estás bien? ―susurré.

―No sé qué sucedió. Me sentí tan enferma y asustada… y… ―Se estremeció,

y la sostuve con más fuerza.

―¿Quién estuvo aquí? ―preguntó Kaidan.

La imagen de él en cuclillas allí con ojos salvajes me hizo dar cuenta de cuán

rápido las cosas habían tenido lugar. Su cabello estaba empapado y tenía gotas de

agua en el pecho y los hombros.

―No tengo idea ―dijo Jay, completamente asustado―. Fue tan raro, amigo.

¡Y deberías haber visto a Anna! ¿Qué es esa cosa? ―Señaló la empuñadura, la cual

yo todavía aferraba―. Estaba toda encendida. Ella se movió tan rápido. ¡Nunca he

visto a nadie moverse así!

No se había sentido rápido para mí. Se había sentido horriblemente lento,

como una pesadilla.

Kaidan se puso en cuclillas junto a mí, todo tensión enroscada, tomando mi

rostro en sus manos.

―¿Qué sucedió?

―Había tres susurradores sobre Jay. Dos sobre Patti. Uno intentaba poseerla.

―La mano temblorosa de Patti voló a su mano y emitió un estrangulado sonido de

desagrado. Continué―. Maté a los cuatro… pero el otro escapó.

―Uno escapó… ―susurró.

Nos miramos intensamente mientras el peligro nos presionaba. Kaidan se

puso de pie, pasándose las manos por el cabello, y caminó hacia la pared. Se

inclinó contra ésta con ambas palmas, susurrando al principio.

―Mierda. Mierda, Anna… ―gritando luego y dejando un hueco en la pared

de un puñetazo.

Jay se puso de pie listo para calmar a Kaidan, pero Patti tomó su mano.

―Está bien ―le dijo a Jay―. Necesitan irse.

―Ustedes también deberían a alguna parte ―le dije. Por dentro temblaba.

Los había puesto en peligro―. Vi uno más temprano en la cocina. Pensé que lo

estaba imaginando, pero debe haber sido un susurrador. Nos vio abrazándonos.

Ustedes necesitan ocultarse. Muévanse. No se queden en un lugar por más de una

noche.

La ayudé a ponerse de pie. Jay y ella corrieron hacia arriba para empacar. Me

volví y encontré a Kai apoyado contra la pared, las palmas presionadas contra sus

ojos.

Page 191: Sweet reckoning

―Kai.

Él dejó caer las manos y se paró, mirándome con el mismo tipo de miedo que

había llenado sus ojos la noche de la cumbre en Nueva York. Miedo por mí.

―No creo que sepan que tú estás aquí ―dije―. Ésa es nuestra ventaja.

Él lo pensó, asintiendo.

Necesitábamos movernos rápido.

―No estás en la lista de sospechosos, así que puedes estar al tanto. Nos

separaremos y…

―No. ―La dura voz de Kaidan llevaba un tono final de discusión―. Me

quedaré contigo.

Oh, no. Su actitud era sombría e inflexible. Yo también quería quedarme con

él, pero no era inteligente.

―Tan pronto como te atrapen conmigo, sabrán que estás de mi lado y tú

también serás un blanco inmediato. Piénsalo bien…

―Nos quedaremos juntos. ―Sus ojos de acero me advirtieron que no

discutiera. Nunca lo había visto más decidido a hacer algo. Sabía que él me

seguiría si tenía que hacerlo.

Suspiré y alejé la mirada.

―De acuerdo. Busquemos nuestras cosas y salgamos de aquí.

Él se suavizo una fracción por el alivio.

Tomamos nuestros bolsos. Jay me dio un rápido abrazo mientras Patti

abrazaba a Kaidan.

―Por favor, sean cuidadosos ―le susurré a Patti.

―No te preocupes por mí. ―Habló rápido, su voz temblando mientras

tomaba mi rostro entre sus manos―. Sólo recuerda que puedes hacer lo que sea en

lo que pongas tu corazón. Yo haría lo que fuera por ti, Anna. Pelearía esta batalla

por ti si pudiera.

Patti y yo nos apretamos con la misma fuerza.

Mi garganta se apretó cuando susurré.

―Te amo.

―Yo también te amo, dulce niña. Ahora vete.

Con un suave empujón de la mujer más fuerte que conocía, nos fuimos.

Page 192: Sweet reckoning

Mercenario Traducido por Selene y Ahtziri29

Corregido por Nanis

aidan recogió las llaves de mi coche y tomó el asiento del conductor.

Me senté junto a él y me puse uno de los gorros con visera de Jay

mientras Kai dejaba el vecindario. Él miró el velocímetro como si

estuviera impresionado.

―Esta pequeña cosa tiene algo de poder.

―Sí, mi papá probablemente lo tenía en mente cuando lo compró. ―Era

triste pensar que papá había comprado mi coche sabiendo que tendría que escapar

en él algún día.

Kaidan dio un respingo hacia mi gorro. Me preguntaba si me veía estúpida,

pero entonces su emblema rojo emitió un pulso cada vez mayor. Él apartó los ojos

y apretó el acelerador con más fuerza, presionándome de nuevo en el asiento.

Tenía miedo de mirar a la velocidad que ingresamos en la Interestatal 81.

―¿A dónde vamos? ―le pregunté.

Él negó con la cabeza, y cuando habló sonaba enojado.

―No tengo idea. A lo profundo de las montañas, supongo.

Froté su hombro para tratar de calmarlo.

―Esto es mi culpa ―dijo―. Debería haber tomado un vuelo temprano, ya

estarías de regreso en la escuela. Nada de esto hubiera pasado.

Este era el peligro de amar, esperar estar más tiempo juntos, tomar riesgos.

Odiaba saber que nos habíamos puesto en peligro, pero era imposible lamentar el

tiempo que habíamos tenido juntos.

―Esto iba a pasar de todas formas con el tiempo, Kai.

Page 193: Sweet reckoning

―Pero no tenía que ser ahora. ―Sus manos se le pusieron blancas mientras

agarraba con fuerza el volante, y apretaba su mandíbula. Me sentí triste por él,

porque sabía que iba a entrar en esto sin ninguna creencia de que sobreviviríamos.

―Tenemos que tener esperanza ―le susurré.

Cuando abrió la boca para decir algo, su teléfono sonó. Mi corazón se aceleró

mientras lo sacaba de su bolsillo.

Los dos miramos el número desconocido de Oregón y Kaidan maldijo.

Pharzuph.

Me quedé completamente en silencio mientras él respondió.

―Hola.

―Es Pharzuph. Este es mi nuevo número, para que lo programes en tu

teléfono.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

―Sí, señor.

―¿Estás en Atlanta?

Kaidan me miró conteniendo la respiración. Todavía era raro oír a Pharzuph

hablar con una voz de joven americano.

―Todavía no ―dijo Kai.

―Nos vemos en nuestra antigua casa esta noche a las 9:00 p.m. Estoy volando

y tenemos algunas cosas que discutir.

Kaidan se aclaró la garganta. Vi que se aceleraba su pulso en su cuello.

―Lo veré a las nueve en punto, señor.

―No llegues tarde. ―Pharzuph colgó.

La mano de Kaidan apretó el teléfono con tanta fuerza que me preocupaba

que lo pudiera aplastar.

―Sonó como un imbécil. Incluso más de lo normal.

―Oh, él es odioso en este nuevo cuerpo. Vas querer darle una paliza todo el

tiempo.

Él resopló ante eso y casi sonrió. Soltó el teléfono y entrelazo mis dedos.

Mantuvimos nuestras manos unidas.

Me volví en el asiento para mirarlo.

―Si pudiéramos pasar por Georgia sin ser vistos juntos, me gustaría

quedarme a un kilómetro de la casa para escuchar.

Page 194: Sweet reckoning

―Anna…

―No. Tú eras el que quería que estuviéramos juntos, así que necesitas

dejarme hacer esto. Si algo te sucede Kaidan, te juro que voy a aparecer por allí. Y

lo voy a matar.

Por la seriedad de mi voz y de mis palabras, sus ojos se estrellaron contra los

míos.

―Sigue hablando así, Anna Rowe, y voy a tener que sacar este coche del

camino.

Sonreí.

―No tenemos tiempo para esto. Te voy a esperar en un lugar cerca y trataré

de permanecer fuera de vista.

Me metí en el asiento de atrás, golpeándome en el trasero mientras me movía,

me tapé con una manta de Patti. Al menos de esta manera, desde el exterior,

Kaidan parecía estar solo en el coche. Volvió la cabeza lo suficiente como para

dirigir su mirada ardiente sobre mí acurrucada en el pequeño asiento.

Extendí la mano para empujar su hombro.

―Hey, tus ojos en el camino.

Él obedeció, alcanzando la radio.

―Trata de dormir.

Las probabilidades estaban en contra de nosotros. Hace un año y medio que

había levantado mis manos al cielo y les dije que se tendrían que enfrentar a mí y

lo habían hecho. Ahora la profecía estaba a punto de cumplirse, la guerra en la

tierra entre los demonios y sus hijos, conmigo liderándolos. Tenía el estómago

hecho nudos.

Cerré los ojos por la seguridad de Kaidan, y fingí dormir.

Kaidan hizo el viaje a Atlanta en siete horas, parando una vez por gasolina.

Yo estaba atenta, esperando oír que Kaidan gritara, “susurradores” en cualquier

minuto, pero nunca lo hizo.

Dejamos de hablar cuando nos acercábamos a Atlanta, y Kaidan apagó la

radio. Cuando estacionó el coche en un estacionamiento, me senté y me sorprendió

Page 195: Sweet reckoning

nuestra ubicación. ¿Una iglesia católica? Di a Kai una mirada inquisitiva, y me

señaló, La leyenda dice que el agua bendita repele al mal y que es como veneno para los

demonios.

Levanté las cejas. Me gustó esta idea.

Entramos en la iglesia en silencio, buscando en el cielo no vimos nada más

que nubes de verano. El interior era fresco, tranquilo, y vació. Vimos la estatua de

un ángel al mismo tiempo, sostenía una gigantesca concha que servía de recipiente

para el agua bendita. Kaidan se movió rápido, llenando un frasco vacío que había

sacado de su bolsillo.

Alguien viene, me señaló. Saca tu cuchillo. Rápido.

Los dos sacamos nuestros cuchillos. Seguí su ejemplo, mojando la cuchilla

afilada en el agua bendita, todo el tiempo sintiéndome culpable por contaminar el

líquido bendecido de tal manera.

Corrimos por la iglesia justo cuando se oyeron unos pasos por un pasillo

cercano. Cuando nos subimos al coche y aceleró desde el estacionamiento, miré

hacia atrás y vi a un hombre como un ángel de la guarda mirándonos. En un gesto

amable, el sacerdote hizo la señal de la cruz en el aire, como si nos bendijera. Me

tumbé en el asiento de atrás y sonreí.

La siguiente parada de Kaidan fue en un lugar de alquiler de coches. Eran las

siete de la tarde cuando estábamos en el estacionamiento parados uno frente al

otro. No nos atrevimos a tocarnos en caso de que algún susurrador estuviera fuera.

Traté de verter todo mi amor y apoyo a través de mis ojos, y él dejó escapar un

silencioso suspiro antes de señalar: ¿Estás tan hambrienta como yo?

Contuve una risa, y asentí. Ahora que lo mencionaba, me moría de hambre.

Absolutamente no podíamos comer juntos. Había llegado el momento de

separarnos hasta que Pharzuph se fuera. Me invadió el nerviosismo. Los ojos de

Kaidan dieron una última exploración al cielo antes de que se inclinara hacia

adelante para un rápido y casto beso en mis labios.

Me pondré en contacto una vez que se haya ido, señaló Kaidan.

Traté de ocultar mis miedos mientras señalaba: Voy a estar cerca escuchando.

Odiaba la idea de que se reuniera con Pharzuph. ¿Qué estaba planeando su

padre? ¿Realmente confiaba en Kaidan, o era una trampa? Kaidan tenía sus

cuchillos y el agua bendita, pero no podía luchar con un arma si Pharzuph de

repente decidía pegarle un tiro, como Mammon había hecho con su hijo, Flynn, en

la isla.

No te preocupes, señaló Kaidan.

Page 196: Sweet reckoning

Negué, un poco divertida que me pudiera leer tan fácilmente. Kaidan se alejó

lentamente y un pozo de dolor se abrió en mi estómago. Siguiendo su ejemplo, me

dirigí hacia mi coche también. Con triste renuencia, nos separamos. Todo lo que

podía hacer era rezar por lo mejor. Estaría lista para entrar en acción si era

necesario.

Agarré la cena y luego encontré un sitio para estacionar en el barrio antiguo

de Rowe. Me detuve en una calle detrás de unos árboles, un lugar por el cual no

pasaría Pharzuph cuando viniera, tratando de calmar mis nervios que ardían como

el ácido. Si algo le sucedía a Kaidan…

No, no podía permitirme pensar así.

Respiré tranquila y profundamente. El silencio me rodeaba.

Empujé mi oído sobrenatural a la antigua casa de Kaidan y busqué alrededor

hasta que lo encontré en su antigua habitación en el sótano. Me lancé a la

embestida repentina de la música golpeando a todo volumen de su sistema de

sonido, era su manera de relajarse.

A través de los árboles la luz brillante de los focos se vio interrumpida por

algo que iba subiendo la calle. Contuve la respiración y mi ritmo cardíaco se

aceleró cuando un coche se detuvo en el largo camino de entrada. Kai debió

escucharlo, también, porque el volumen de la música se fue por una pequeña

fracción.

Cuando las luces del coche se apagaron, no pude ver nada más que el parche

de los árboles que me separaban de la casa. Tenía que confiar únicamente en mi

audición prolongada, que era mi sentido más débil, sobre todo cuando estaba

nerviosa. Sostuve la empuñadura del cuchillo en mi regazo, lista para saltar del

coche y correr para ayudar a Kaidan si era necesario. Con gran concentración

mantuve mi sentido auditivo rodeando a Pharzuph, afinándose sobre sus pasos.

Mi corazón se aceleró otra vez mientras Pharzuph comenzó a bajar las

escaleras al sótano. Una explosión de cuerdas y tambores golpearon mis oídos

cuando la puerta de Kaidan fue abierta. Amplié mi audición para abarcarlos a los

dos.

―Calla este ruido ―demandó Pharzuph. Mientras la música se silenciaba, él

murmuró algo acerca de extrañar los días de cortejar a los amantes con música

Page 197: Sweet reckoning

clásica y fachadas caballerosas. Me lo imaginé frotándose sus sienes como el rey

del drama que es.

Aparentemente incluso los padres demonios sufren por la brecha

generacional.

La voz de Kaidan sonó baja y firme cuando dijo:

―Gusto en verte padre. Excelente elección en tu nuevo cuerpo anfitrión.

―Sí, lo fue ―concordó Pharzuph. Escuché el crujir de un papel doblado al

abrirse―. ¿Firmarás el papeleo del Estado mañana?

―Sí, señor. En la mañana.

―Aquí está la información de mi nueva cuenta. Recibirás tus propios fondos

por el seguro de vida y la herencia. Todo lo demás necesita ser transferido a mí. Si

falta un centavo, lo sabré.

La voz de Kaidan sonó apretada cuando respondió.

―Entiendo.

―Bien. ―Sonó como si Pharzuph tomará una profunda respiración

olfateando―. Huele como vieja lujuria aquí. Siempre fuiste un buen trabajador.

Mi estómago dio una vuelta.

Una pausa sorpresiva llenó el aire.

―Gracias padre.

―Pero las cosas no son siempre lo que parecen, ¿lo son? ―La voz de

Pharzuph tenía un tono de diversión desafiante.

Oh, mierda.

―¿En qué sentido? ―preguntó Kaidan.

―Algo no está bien. ―Pharzuph comenzó a moverse despacio, pero con

pasos seguros. Sonó como si estuviera rodeando a Kaidan. Podía imaginármelo

merodeando, tratando de intimidar a su hijo adulto―. No he sido capaz de poner

mi dedo en ello. Desde esa cumbre cuando los malditos ángeles aparecieron,

hemos estado vigilando a la hija de Belial.

Kaidan hizo un sonido burlón.

―¿Ella? Sin ofender padre, pero no veo por qué un Neph cualquiera como la

hija de Belial justificaría tal atención. He trabajado con ella. Es excelente en su

trabajo, pero en un nivel personal es más bien… aburrida.

Auch.

Page 198: Sweet reckoning

―¿Así que no tomaste placer de tu tiempo con ella?

―Oh, tomé mi placer. También salí de ahí tan rápido como pude. Tiene cero

personalidad a menos que esté borracha.

Doble auch. Sabía que él no quería decir eso, pero las palabras aun así

cortaban.

Pharzuph rió.

―Sé que estar con ella era una tarea, pero era necesario. Ella de alguna

manera ha sido capaz de volar bajo el radar. Ahora sabemos con certeza que es una

amenaza.

―¿Una amenaza? ―Kaidan rió.

―¿Piensas que esto es gracioso? ―Su voz parecía acercarse a Kai―. ¿Piensas

que tengo tiempo para bromear?

―Por supuesto que no, pero haber pasado una buena cantidad de tiempo con

ella parece absurdo. No se preocupa por nada excepto en dónde encontrara su

siguiente bebida.

―Entonces te ha engaño bien. ―La voz de Pharzuph se volvió mortal,

haciendo que la piel de mis brazos se pusiera de gallina―. Esa Neph aburrida que

tú crees tan benigna fue atrapada siendo cariñosa con su figura materna esta

mañana. Mandamos cinco Legionarios a obtener más información ¡Y la chica

eliminó cuatro de los espíritus! Es una mercenaria del cielo.

―¿Qu…? ¿Cómo es eso posible? ―Bravo Kaidan; sonó genuinamente

sorprendido y confuso.

Pharzuph pareció dudar, entonces dijo con renuencia:

―Ella de alguna manera es capaz de empuñar la Espada de Justicia. Solo

ángeles de luz han sido capaces de hacer eso.

Un latido paso antes de que Kaidan dijera:

―Pero… ¿por qué un arma angelical le permitiría usarla? La he visto

conducir las almas por el mal camino y me la he tirado yo mismo. Ella es

difícilmente material de ángel.

―Yo… nosotros no lo sabemos. ―Era la primera vez que escuché al Duque

sonar menos que seguro. Incluso derrotado.

―¿Es posible que alguien está tratando de engañarlos a todos? ¿Señalarles en

la dirección equivocada? Quiero decir, ¿cómo sabes acerca de la espada y los

espíritus que supuestamente mató?

Kaidan sonaba tan convincente y parecía que su padre se lo estaba tragando.

Page 199: Sweet reckoning

―Uno de ellos escapó.

―Espero que ese espíritu no esté engañándote.

―Son tan estúpidos para salir con algo así ―dijo Pharzuph―. A menos que

estén siendo guiados por alguien. Pero no he visto un espíritu tan aterrado desde

la Caída. Lo mandamos abajo al Señor Lucifer para un nuevo interrogatorio. Él

conseguirá sacar la verdad.

Me estremecí mientras Pharzuph seguía hablando.

―Tenemos Legionarios tanto a la caza de ella y su papá. Belial nos ha estado

eludiendo por un tiempo ahora, así que definitivamente trama algo.

―Veo que conservas varios susurradores contigo para mantener un ojo. Eso

es bueno.

―No voy a dejar que esa niña haga un ataque sorpresa. Los otros Duques y

yo permanecemos armados y listos. La encontraremos y tendremos una cumbre de

emergencia para aprender la verdad y deshacernos de ella de una vez por todas,

que los ángeles sean condenados.

―¿Qué puedo hacer para ayudar? ―preguntó Kaidan

―¿Tienes su número celular?

―No.

Pharzuph maldijo.

―Entonces búscala. Si la encuentras, se convierte en tu prisionera y me avisas

de inmediato. Haz lo que sea necesario para mantenerla contigo y llévala a la

ubicación que escojamos para la cumbre. Y lo más importante, desármala. Bajo

ninguna circunstancia habrá que permitirle el acceso a la Espada de la Justicia.

―Por supuesto. Empezaré de inmediato. Tengo algunas ideas de dónde

podría estar.

―Bien. ―Sus siguientes palabras fueron habladas con frialdad―. Es de tu

interés no fallarme en esta tarea. ¿Entiendes?

Sentí el frío entre ellos desde medio kilómetro atrás.

―Entiendo ―dijo Kaidan, su voz baja y mortal.

Finalmente Pharzuph habló otra vez.

―Voy a ir con Marissa esta noche y me voy en la mañana. Mi nueva base será

en la ciudad de Nueva York, así que es tiempo de que me asenté ahí. No pierdas

tiempo para ponerte a trabajar en tus tareas.

―Sí señor, pero… ¿dijiste que vas con Marissa?

Page 200: Sweet reckoning

Él sonaba confundido y me tomó un segundo para darme cuenta por qué.

Marissa no tendría idea de quién era este chico joven. Su comercio clandestino era

extremadamente secreto.

Pharzuph rió.

―Marissa es un humano especial. Ella sabe acerca de nuestra clase. Me está

esperando y no puede esperar para poner sus garras en mi nueva piel.

Casi vomito.

Kaidan aclaró su garganta.

―Ella debe ser una mujer excepcional si has sido capaz de confiar en ella de

esa manera.

―Excepcional, sí. Y todavía espero que estés a su servicio si te habla,

independientemente de si vivimos aquí o no.

―Por supuesto padre. Disfruta de tu tarde. Comenzaré mi búsqueda de la

Neph de inmediato.

―Si necesitas involucrar al hijo de Melchom para ayudarte, entonces hazlo.

Tiene muchos recursos a su disposición en la Costa Oeste.

Blake. Oh, él estará involucrado, ya lo está.

―Brillante idea ―dijo Kaidan.

Nada más fue dicho. Solo el sonido de pisadas mientras los dos salían del

cuarto, subiendo las escaleras y por la puerta. Pharzuph prendió su auto y se fue.

Dejé salir una respiración silenciosa y repasé la conversación en mi cabeza,

meditando todo lo que aprendí y sintiéndome orgullosa de Kaidan.

Mercenaria del cielo. ¿Así era realmente como me veían? ¿Un peligroso

demonio asesino? En realidad, como que me gustaba esa imagen. Estaba

determinada a encontrar una manera de asegurar nuestros futuros. Si tan solo me

sintiera como una asesina despiadada.

Nervios golpearon dentro de mí. Kaidan no podía mantener a los demonios

esperando. Ellos estarían esperando que me llevara pronto así podrían “tratar

conmigo”. Esto era grande y estaba pasando tan rápido. No tenía idea de cómo

íbamos a pelear con tantos de ellos. ¿Más aliados se levantarían al llamado de

nuestra batalla? Si no, nos estábamos lanzando a las bocas de los leones con la pura

esperanza de que fuéramos capaces de mantener sus mandíbulas de cerrarse. He

sido salvada por un milagro una vez antes, pero no sentía factible desear por esa

suerte otra vez. Esta vez tendríamos que ser nosotros. Teníamos que pelear.

Page 201: Sweet reckoning

Estrategias Traducido por norita_30

Corregido por Nanis

harzuph se había ido diez minutos antes de que viera las luces de

Kaidan salir del camino de entrada que se encontraba oscuro. Lo

seguí manteniendo la distancia entre nosotros. Me preguntaba

sobre Patti y Jay, a dónde es que fueron y cómo estaban. La imagen

de Patti medio poseída hizo que todo dentro de mí se sacudiera. Hice prometer a

Jay que si veía que algo parecido sucedía, tendría que llamarme de inmediato. Tal

vez estaríamos separados por Estados, pero conseguiría llegar allí.

Estuvimos manejando por media hora, miré las luces traseras de Kai en

silencio y justo comenzaba a preguntarme a dónde es que nos estaba llevando,

cuando tomó la salida hacia Lookout Point.

Wow. Tuve que sacudir la cabeza. Me estaba llevando al mismo lugar donde

su padre le había ordenado que me llevara hace dos años para comenzar mi

entrenamiento.

Había dos autos estacionados en la parte de arriba, dejando espacio entre

ellos. El interior de ambos era oscuro, pero apostaba que estaban ocupados, Kai y

yo estacionamos junto a ellos y salimos y nos quedamos de pie sin hablar. Las

estrellas brillaban sobre nosotros. Los grillos hacían una serenata alrededor.

Kaidan caminó hacia mi carro, abrió la puerta trasera y me hizo una seña

para que entrara. Me acerqué rodeando el auto y me detuve mientras me sostenía

la puerta abierta y me daba una mirada.

―¿Qué estamos haciendo aquí? ―pregunté medio en broma.

Su rostro estaba serio.

Page 202: Sweet reckoning

―Hablaremos de estrategia.

Mordí mi labio y traté de verme seria igual que él.

―Ahí dentro es un poco apretado para hablar de estrategia ―advertí.

Cuando no sonrió o tomo la oportunidad para hacer una de sus infames

insinuaciones, subí al auto y él me siguió. Me volví hacia él y nos miramos uno al

otro por un largo rato. Nuestras circunstancias eran serias y su humor lo reflejaba.

―¿Así que ―dije tranquilamente―, soy tu prisionera ahora?

Mis palabras no tuvieron el efecto deseado. Su rostro se frunció, por lo que

extendí mi mano para quitar el cabello de sus ojos.

―Kai…

―No tenemos que hacer esto ―habló con repentina urgencia―. Puedes

esconderte como Zania.

Mi corazón se rompió al ver su miedo por mí y escucharlo en su voz. Por

mucho que me hubiera gustado tranquilizar su mente, no había forma de escapar

de la verdad de nuestra situación.

―No me puedo esconder siempre. Y, ¿qué significaría para ti? Tu padre

esperara que estés trabajando. Marissa te estará llamando.

Se estremeció ligeramente.

―Entonces me esconderé contigo.

―Esa no es manera de vivir.

―¿De verdad no estás asustada? ―Busco mis ojos―. ¿Para nada?

―Claro que lo estoy ―admití―. Mayormente porque no sé cómo iré hacia

abajo, no sé cómo enfrentar a los Duques, pero la cadena de eventos ha

comenzado y no podemos detenerla.

―Podemos intentar. ―A la luz de la luna sus ojos brillaban con la pasión de

sus palabras.

Negué, sintiéndome indecisa. Tenía miedo y no sabía si estaba lista para esta

misteriosa y monumental tarea, pero necesitaba el apoyo de Kaidan para sentir paz

al respecto.

Su voz era dura. Demandante.

―Finalmente te tengo Anna.

―Y cada segundo que tenemos juntos es una bendición que nunca creí que

tendríamos.

Page 203: Sweet reckoning

Pasé mis manos por sus fuertes hombros y clavé mis dedos un poco. Nada de

lo que estaba diciendo estaba ayudando. No tenía las palabras para alejar sus

angustias. O las mías. Así que en su lugar lo besé.

Mis manos fueron a la parte posterior de su cuello, subiendo hacia su cabello

mientras su boca se movía contra la mía con una desesperación vertiginosa.

Gimió un sonido masculino contra mi boca y dijo:

―Dios, Anna. ―Pero había mucho más que lujuria en esas palabras. Su agarre

desesperado contra mí, lo decía todo.

Solo pude gemir en respuesta, haciendo que sus brazos se apretaran a mi

alrededor.

―¿Qué debo hacer? ―Escuché su dolor―. No puedo perderte.

―Deja de pensar de esa manera. No puedo pelear contra ellos si no estás a

bordo, Kai.

Me miró con la frente arrugada. Sabía que se estaba sintiendo egoísta,

queriendo mantenerme en nuestra burbuja de dicha tanto como pudiéramos,

sabiendo que no duraría, sabía que quería apoyarme y sabía que lo terminaría

haciendo, pero en este momento no podía admitirlo.

Jalé su rostro hacia el mío y hablé contra sus labios:

―No me has perdido Kai, estoy justo aquí contigo. Abrázame.

Enterró su cara en mi cuello y justo como le pedí me acercó y no me dejó ir.

Esa noche nos abrazamos en el asiento trasero bajo una manta, Kai apoyado

contra la puerta y mi espalda contra su pecho. Sus brazos se movían sobre mi

cintura y uní nuestros dedos. Los otros autos se fueron eventualmente. Miramos

hacia las estrellas por un largo tiempo, ambos perdidos en nuestros pensamientos.

Murmuré:

―La primera vez que vine hacia Lookout Point…

Sus dedos se apretaron contra los míos, casi dolorosamente.

―¡No con un chico! ―aclaré queriendo reír, mientras su agarre se aflojaba―.

Fue el día que recibí esa postal tuya después de la cumbre. ―Sentí todo su cuerpo

tensarse, tal vez con la culpa de cómo se habían dado las cosas en ese entonces.

Page 204: Sweet reckoning

Seguí adelante―. Sabía que tenía que dejarte ir, sabía que algo grande venía. ―Me

giré lo suficiente para poder mirar sus encantadores ojos―. Nunca pensé que

llegáramos a tener este tiempo juntos, somos muy afortunados.

Solté una de nuestras manos para así poder acaricia su rostro. Cerró los ojos,

la problemática tensión nunca abandonó sus rasgos.

―Kaidan, si algo me sucede…

Sus ojos se abrieron y me jaló más cerca.

―No. No te atrevas a terminar esa frase, nada te sucederá.

Tragué saliva. Ambos sabíamos que podría no ser el caso.

Sus ojos parecían arder con el reflejo de la luz de la luna, apasionados.

―Si ambos, ya sabes, terminamos ahí abajo… ―Aclaré mi garganta―. En el

infierno, podemos pasar por todo juntos, nos mantendremos fuertes uno al otro

hasta que sea tiempo de nuestro juicio.

No dijo nada, con la esquina de mi ojo, vi su manzana de Adán moverse de

arriba abajo mientras tragaba.

―Nunca me iré de tu lado ―susurró―. Lo juro.

Suspiré y me acurruqué contra su pecho. En sus brazos me sentí segura y

fuerte mientras los hilos entrelazados de nuestro amor se unían como una cuerda

resistente para mantenernos unidos.

Tal vez nunca deberíamos irnos.

Un cambio de luz me despertó horas más tarde y abrí mis ojos hacia los rayos

rosados del amanecer. Estábamos apretados en el sillón, medio sentados, medio

recostados. Mi corazón se ablando a la vista del dulce rostro de Kaidan dormido,

con largas ondas de cabello descansando contra su piel. Parecía amable e inocente.

En paz.

Ambos debimos haber estado exhaustos anoche, no podía recordar

quedándome dormida, pero ahora una espina de miedo me atravesó al

pensamiento de ser descubiertos juntos de esta manera. Odiaba despertar a Kai,

pero cuando intenté sentarme él tomo una respiración desigual y se sacudió hacia

arriba, llevándome contra su pecho mientras buscaba a nuestro alrededor.

Page 205: Sweet reckoning

―Está bien ―dije.

Dejó escapar el aliento y se echó hacia atrás.

―No debimos habernos dormido así anoche ―dije mientras buscaba en mi

bolso una menta.

―Sí. ―Tronó su cuello, que probablemente estaba lastimado por la manera

en que durmió―. No fue nuestra mejor idea.

―Pudieron habernos atrapado. ―¿Qué estábamos pensando? ¿Había

susurradores buscándome y nosotros nos dormimos abrazados en público? ¡Que

estúpido!

El rostro de Kaidan se endureció y miró hacia la ventana encogiéndose de

hombros. Entrecerré los ojos mirándolo.

―¿Qué se supone que significa eso? ―Imité su encogimiento de hombros.

―Tu intención es ser atrapada de todos modos.

―Sí, pero en nuestros términos, soy la única que conseguirá convertirse, no tú.

Tienen que confiar en ti.

Siguió mirando hacia afuera, a la gran extensión más allá del borde del

acantilado. Sabía que no le gustaba la idea de mí en peligro “sola” y odiaba

pretender estar en mi contra, pero era más valioso como un aliado si Pharzuph

confiaba en él.

Tomé su rodilla, necesitando consolarlo y hacerle ver la importancia de su

parte, pero mi mano cayó en el interior de su muslo. Me alejé pero ya era tarde. Su

emblema rojo se extendió y luego regresó a su tamaño normal para comenzar a

latir. Bajó su cabeza y sus llameantes ojos azules miraron hacia mí.

―Tal vez deberíamos tomar un descanso de hablar ―dijo en voz baja.

El aire que estaba inhalando se atoro.

Malo, malo, chico peligroso.

―No podemos. ―Intenté sonar fuerte, pero entonces lamió su labio y movió

su cabello a un lado y una ráfaga de cítricas feromonas llenó el auto. Mis ojos

parpadearon un poco y maldije mi debilidad por él―. Kai, no. En serio no

debemos ser vistos en cualquier… ya sabes…

―¿Posición? ―soltó mientras lucía una media sonrisa diabólica.

Sí, eso.

Page 206: Sweet reckoning

Su mano caliente alcanzó mi cadera, pero me empujé hacia la puerta del auto

y salté hacia afuera. El aire era cálido y ya había bochorno, pero cuando lo sentí

venir tras de mí, me estremecí de deseo. Me giré para mirarlo de frente y retrocedí.

Se veía medio divertido y medio lujurioso mientras levantaba sus palmas

preguntándome:

―¿Estas huyendo de mí?

Me alegró que encontrara divertido el asunto.

―Si sigues siendo todo caliente como ahora, entonces sí. No es seguro.

―¿Ser caliente?

―Deja de hacerlo. ―Crucé mis brazos.

Los labios de Kaidan se arquearon hacia arriba.

―¿Hacer qué?

―Sé serio Kai.

Dio un paso hacia mí y yo di un paso alejándome más, corriendo hacia su

auto rentado.

―No más sexo ―dije en un arranque.

Una mirada asombrada cruzo por su rostro.

―Hasta después de la cumbre ―agregué rápidamente.

Todo asombro se desvaneció a la mención de la cumbre. El rostro de Kaidan

volvió a ser duro mientras me miraba.

―Kaidan… ―murmuré.

Continúo mirándome con la máscara en su lugar escondiendo todas sus

emociones de mí. Odiaba esa máscara. Quería tirarla y aventarla por el precipicio.

Me acerqué a él y coloqué mis manos en sus hombros. No hizo ningún

movimiento para tocarme de nuevo. Bajé mis manos por sus brazos y tomé las

suyas. Cuando hablé mantuve mi tono amable pero firme.

―Tienes que pretender que no te gusto. Apesta, pero es el plan más

inteligente. Si ambos queremos sobrevivir a esto, lo que en realidad pienso que

podríamos y lo haremos, es nuestra mejor apuesta. Así que mejor esconde bien tus

sentimientos de lo que significo, pero en este momento no importa si ellos piensan

que tengo sentimientos por ti, incluso puedes decir que hiciste que me enamorara

de ti para usarme de cebo. Tu padre confía en ti para encontrarme y llevarme a la

cumbre por ti mismo. Eso es grande. Tiene que pensar que estás en su bolsillo

hasta el último minuto. Tendremos libertad para comunicarnos uno con el otro

Page 207: Sweet reckoning

para advertir a los demás. ¿De verdad quieres poner en peligro la única cosa que

tenemos funcionando para nosotros?

Cerró sus ojos y apretó mis manos. Cuando los abrió la máscara se había ido.

―No, no quiero. Lo siento ―dijo―. Haré lo que tenga o no que hacer.

Deje escapar un suspiro de alivio e intenté empujar lejos las olas de emoción.

―Gracias, así que de aquí en adelante, nada de besos, nada de sostener

nuestras manos o tocarnos, hasta que todo haya terminado. No hay que hacer nada

que pueda ser sospechoso.

Asintió con los labios fruncidos y dejó ir mis manos. Sentí de inmediato una

perdida. Ya le echaba de menos.

Page 208: Sweet reckoning

Prisionera Traducido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

Corregido por Nanis

ai y yo fuimos por caminos separados esa mañana para que pudiera

esconderse mientras me hacía cargo del negocio. No quería ir a

ningún lugar demasiado poblado donde los susurradores pudieran

estar, así que conduje alrededor de sinuosas carreteras secundarias, pasando

granjas. Cuando paré por gasolina. Fui a una farmacia cercana por una bebida,

cinta adhesiva, pegamento, y una gran bolsa de caramelos.

El plan consistía en ponerse en contacto con Pharzuph esa tarde, y esa noche

estaría en un avión a dondequiera que él exigía. Tenía que ocultar la Espada de la

Justicia cuando volaba. Ocultarla en una bolsa de caramelos había funcionado

durante todos mis viajes hasta ahora, ya que las máquinas de rayos X no podían

detectar su material celestial. Estacioné en la parte trasera de un pequeño terreno

de una iglesia bajo la sombra de los árboles y me puse a trabajar en ocultar la

empuñadura, metiéndome un trozo de caramelo de plátano en mi boca mientras

caminaba.

Después de comer recibí un mensaje de James Bond que decía: Hecho.

Mi estómago se encogió y arranqué el vehículo para ir a su encuentro en el

lugar de alquiler de automóviles como habíamos discutido. Llegué allí en cuarenta

y cinco minutos, y esperé en el estacionamiento mientras él le daba la vuelta al

auto. Cuando salió, me trasladé al asiento de atrás y me agaché mientras que él

tomó el asiento del conductor, poniendo una caja blanca y unos papeles en el

asiento del pasajero, a continuación, ajustó el espacio para las piernas y nos

condujo lejos.

―¿A dónde vamos? ―pregunté.

Page 209: Sweet reckoning

―De vuelta a mi vieja casa y así puedes ducharte y alistarte.

Mi corazón latió fuertemente.

―¿Crees que es seguro?

―Mi padre se fue. La casa se encuentra bajo contrato, pero aun así es mía

hasta que la venta sea final. Si un susurrador aparece, voy a dejar que sepa que

estoy a cargo de ti. Vas a estar bien.

―Bien. ―Odié la idea de poner un pie en esa guarida, pero no teníamos

muchas opciones.

Cuando llegamos allí, Kaidan sostuvo mi brazo como si me escoltara al

interior, en caso de que cualquier susurrador decidiera mostrarse. Kaidan tecleó un

código para la alarma y me dejó ir cuando la puerta se cerró. La casa estaba

extrañamente tranquila, y las cobijas que cubrían los muebles hacían que el lugar

se sintiera aún más fantasmagórico.

Kai me llevó hasta el sótano, así podría usar su ducha. Miré una vez a su

cama gigante King-size con sus sábanas de seda gris, y quería vomitar recordando

el comentario de Pharzuph sobre el olor de la lujuria. No podía oler nada, pero aun

así. La idea de cuántas chicas había estado aquí hizo que mi estómago doliera con

una intensidad vil.

―Aquí. ―Kaidan me dio una toalla suave negra y esponjosa del armario de

la ropa. No estaba segura de si su repentina brusquedad era parte de su actuación

de captor, o si estar de nuevo en su antiguo espacio lo hacía sentir tan incómodo

como a mí.

Fui al baño y escuché la música de Kaidan en el momento en que cerré la

puerta. Todo en la gran sala de descanso era negro y brillante. Muy masculino. Me

duché, utilizando todos sus productos masculinos, y medio gustándome la idea de

oler como él todo el día. Aunque estos productos no tenían nada que ver en el olor

de sus feromonas naturales.

Después de cepillarme el cabello y los dientes, me vestí con un pantalón

corto, ya que no podía usar la empuñadura ahora que estaba bien ajustada en su

cama de caramelo. No habría sido capaz de usarla en el aeropuerto. Mi cuchillo

tampoco. Tendría que cambiarme de ropa y asegurar la empuñadura alrededor de

mi tobillo otra vez cuando llegáramos a nuestro destino, donde quiera que sea.

Cuando abrí la puerta, Kaidan estaba sentado en el borde de la cama con algo

plateado en sus manos y una expresión profunda en su rostro.

―No es muy tarde para correr ―dijo él. Volteó el objeto en sus manos y me

di cuenta de que eran unas esposas. Mi estómago se agitó con inquietud.

Page 210: Sweet reckoning

―Sí, lo es ―susurré.

No hice ningún movimiento cuando se puso de pie y cerró la distancia entre

nosotros. La tenue iluminación en su habitación, y la forma en que se tomó su

tiempo moviéndose hacia mí, lo hacían parecer casi siniestro. Mi corazón latía más

fuerte de lo que debería, dado el hecho de que no estaba en peligro inmediato. Sin

apartar los ojos de mí, tomó la bolsa de libros de mi mano y la dejó caer al suelo.

Sentí el frío metal mientras cerraba las esposas sobre una de mis muñecas, luego la

otra.

Mi corazón se aceleró. Demasiado. Rápido.

La respiración. Demasiado. Acelerada.

Los ojos de Kaidan bajaron por mi cuerpo y en voz baja dijo:

―Maldita sea.

―¿Qué? ―respiré.

―Te ves increíble con esposas. ―Ojos tempestuosos. Su emblema girando y

latiendo―. Y eres oficialmente mi prisionera.

La verdadera esencia de Kaidan que me ponía tan loca flotaba a mi

alrededor ahora, instando a mis sentidos en un frenesí. Agarró la corta cadena

entre las esposas y me empujó más cerca.

―No podemos ―susurré, pero no había convicción en mis palabras,

especialmente cuando me miraba de esa manera, con toda esa intensidad sensual.

Me forcé a seguir hablando, recordarnos a los dos de los retos y el hecho de que

nuestro sentimiento actual de seguridad era sólo una ilusión―. Recuerda, le dijiste

a tu padre que no te gustaba. No se supone que me quieres, y los susurradores nos

podrían encontrar en cualquier segundo. No podemos perder nuestra ventaja.

Mi discurso no hizo nada para calmar sus ojos nublados.

―Es el momento de llamarlo, Kai. Dile que me has encontrado. Y luego

llamaremos a los otros para hacerles saber que está comenzando.

Eso aclaró su cabeza.

―No todavía.

―Sí. Ahora. Vamos a acabar con esto antes de que perdamos el control y

arruinemos todo.

Sus ojos cayeron al suelo y observé los pensamientos y emociones en conflicto

dentro de él. Con mis manos atadas metí la mano en su bolsillo delantero y saqué

su teléfono, extendiéndoselo.

―Eso fue valiente ―dijo.

Page 211: Sweet reckoning

―Ya es hora ―le susurré.

Me dolió presionarlo, conociendo los horrores que nuestro futuro lo obligaba

a encarar, pero no podía dejar que esto se alargara. Cuanto más tiempo nos

tomábamos, más oportunidades tendríamos de meter la pata. Tomó el teléfono

con reticencia, y era la primera vez que había visto su mano temblar.

―Te amo, Kai. ―Me puse de puntillas y le besé la mejilla. Mantuve mi boca

cerca de su piel, cerrando mis ojos y esperando que el sintiera mis palabras tan

profundamente como yo las sentía―. Acabemos con esto. Tu y yo y los otros,

juntos. Usaremos nuestro elemento sorpresa mientras lo tengamos. En nuestro

momento.

Él sacudió la mandíbula hacia atrás y adelante, reflexionando sobre ello. Me

quedé en silencio, apoyada en él. Después de lo que pareció una eternidad, Kaidan

finalmente asintió, apretando la mandíbula mientras miraba hacia abajo a su

teléfono, y luego marcó el número.

Su rostro se endureció cuando llevó el celular a su oreja. Concentré mi

audición Nephilim en el teléfono para escuchar su conversación. Pharzuph

respondió de inmediato.

―Padre. ―Kai agarró el teléfono con más fuerza y sus ojos conectaron con

los míos, llenos de más tormento del que jamás había visto―. La tengo.

Page 212: Sweet reckoning

Paseo en Avión

Traducido por rihano y Martinafab Corregido por Nanis

e estás tomando el pelo ―gritó Pharzuph con malvado

regocijo. Parecía joven y eufórico, a lo máximo incluso.

Kaidan parecía que podría vomitar.

―Ella está esposada.

―¿Encontraste la espada?

―No, señor. La revisé y a sus pertenencias, pero no encontré nada.

Pharzuph juró.

―Ella debe haberla escondido en algún lugar. No tiene importancia. Vamos a

conseguir que nos lo diga. ―Su confianza se frotó contra mí como papel de lija, y

no podía dejar de sentirme mal al pensar en sus métodos de tortura―. Buen

trabajo, Kaidan. Lograste lo que más de quinientos Legionarios rondando no

pudieron hacer ayer por la noche. Ellos registraron cada maldito bar, club, y hotel

cerca de la Costa Este. ¿Dónde demonios la encontraste?

Kaidan no me miraba. Todo en él gritaba pesar.

―Tenía un grupo de compañeros de su viejo pueblo, que siempre festejaban

en una casa del lago. Pensé que tal vez regresaría con ellos, y estaba en lo cierto.

Pharzuph experimentó otro ataque de espeluznante y orgullosa risa, antes de

conseguir calmarse.

―¿Dónde estás ahora?

Page 213: Sweet reckoning

―Nuestra antigua casa.

―Excelente. Voy a llamar de inmediato a una cumbre de emergencia en Las

Vegas. Es nuestro lugar más seguro, y siempre estamos buscando una excusa para

visitar la ciudad del pecado, ¿no?

Kaidan soltó una risa seca y rodó los ojos. ¿No acababan de estar en Las

Vegas? ¿Qué podría ser tan genial sobre una ciudad?

―Muy bien ―dijo Pharzuph―. Nos vemos en el aeropuerto en dos horas.

Kaidan y yo intercambiamos miradas alarmadas y sorprendidas.

―Er, no es necesario que vueles hasta aquí, padre. Voy a reservar nuestros

vuelos y entregarla en la cumbre.

―Ah, sin duda es necesario. Quiero ser el que la escolte en la cumbre esta

noche. ―Podía oír la sonrisa en su voz, y me di cuenta que esto era acerca de los

derechos de fanfarronear por capturarme y entregarme―. Te veo en el avión.

¿Tres horas y media en un avión con Pharzuph? Me rasqué los brazos, los que

se sentían como si tuvieran arañas arrastrándose.

―Vamos a estar ahí ―dijo Kaidan, colgando. Me miró―. No vamos a ir.

―¡Kaidan!

Tiró su teléfono en la cama y metió las manos toscamente a través de su

cabello.

―¿Qué he hecho?

Me agaché hacia mi mochila y saqué mi celular, luego envié mensajes de

texto de nuestro código de emergencia previsto para cada uno de nuestros aliados,

para hacerles saber que la profecía estaba empezando. Mi mano temblaba y titubeé

un poco por lo incómodo de las esposas. No podía creer que esto estaba

sucediendo finalmente. Kaidan se estaba volviendo lo suficientemente loco por

ambos, así que tuve que mantener la calma. Inmediatamente borré los mensajes y

metí el teléfono en mi bolsillo.

Él se volvió hacia mí, desesperado.

―Anna…

―¡Alto! ―Lo inmovilicé con una mirada seria―. No más. ¡Sácalo de tu

cabeza, Kai! No estamos huyendo. Esto está sucediendo, así te guste o no. Es el

momento de mostrar tu cara de jugador y prepararte para patear algunos culos.

Page 214: Sweet reckoning

Me miró fijamente, con la boca abierta. Yo estaba un poco sorprendida de mí

misma. Mi padre probablemente se habría golpeado el pecho con orgullo si me

hubiera escuchado decir todo eso.

Esperé a que Kai discutiera de nuevo, pero en lugar de eso tragó y me dio un

sencillo asentimiento.

―Tienes razón. ―Se quedó allí un momento más, todavía un poco aturdido.

Entonces se acercó, me tomó por las esposas, y me llevó al cuarto de baño,

encerrándonos―. Es más creíble si te mantengo a mi vista ―explicó. Entonces

empezó a quitarse la ropa mientras se dirigía a la ducha y la encendía.

Retrocedí contra el fresco lavabo y observé como cada pieza de tela caía de su

cuerpo al suelo. Debería haber apartado la mirada, o fingir no estar interesada,

pero no pude. Kaidan era solo… cielos.

―Estás probando mi auto-control, amor. ―Debió haberse dado cuenta de mi

mirada fija.

Aparté la vista, pero le dije:

―Estás pasando con gran éxito.

Él gruñó bajo en su garganta, y mi cuerpo se tensó.

―Realmente debes meterte en la ducha ―le dije.

Ante eso, finalmente entró, cerrando la puerta de cristal nublado. Dejé

escapar un suspiro y me relajé contra el lavabo. Un texto llegó a través de mi

celular, disparando mi cuerpo a un estado de alerta, pero me relajé cuando vi el

nombre de Verónica. ¡En camino a España! Y revisa mi vista... Tomó una

foto de sí misma y atrapó a los dos chicos junto a ella en el trasfondo, españoles de

cabello oscuro, agradables a la vista. De ahí su sonrisa taimada. Sonreí,

sintiéndome emocional, y contesté: Espero que España esté preparada para ti. <3 Grandes abrazos, xoxo.

Borrar.

Mantuve mis ojos apartados cuando Kai salió de la ducha y se secó, aunque

podía sentir su mirada en mí. Me quedé en el cuarto de baño mientras él entraba

en la habitación y se vestía, luego me uní a él.

Se veía hermoso en su pantalón negro y una limpia camisa abotonada, una de

un tono pálido de azul que iluminaba sus ojos. Los dos primeros botones estaban

desabrochados, y su cabello aún estaba húmedo.

Page 215: Sweet reckoning

―Te ves bien ―le dije, lo que era un eufemismo, pero estaba tratando de

tomarlo con calma.

Él no respondió o me miró mientras se ocupaba de meter su billetera en su

bolsillo trasero. Su ansiedad, la conducta rígida le daba una apariencia en extremo

enojada, la cual esperaba que trabajara a su favor frente a Pharzuph.

La mirada de Kaidan de repente se levantó, por encima de mi cabeza, y yo

giré. Dos demacrados y horribles susurradores habían entrado volando. Cuando

vieron lo cerca que estaban de mí, ambos silbaron y se movieron hacia Kai. Una

expresión de molesto disgusto cruzó su rostro ante su cercanía.

―Nos estamos yendo ahora. No necesito a ninguna maldita escolta.

Órdenes son órdenes, gorgoteo uno de los espíritus hacia nosotros

telepáticamente, lanzándome una mirada sospechosa.

Kaidan gruñó en voz alta y metió mi mochila en el interior de su bolsa de

lona, junto con unas pocas cosas suyas para viaje. Entonces agarró mi brazo y me

sacó de la habitación. Yo sabía que tenía que actuar en frente de los

murmuradores. Traté de alejarme de Kai.

―Déjame ir ―dije.

Me dio un tirón acercándome más y me empujó hacia adelante en frente de

él. Los dos espíritus nos rodearon, observándome con recelo y pareciendo disfrutar

del hecho de que estaba esposada y sometida por alguien que ellos creían que

estaba de su lado.

―En serio. ¿A dónde me estás llevando?

― Cállate ―dijo Kai―. No me hagas amordazarte.

Hacía un espectáculo de lucha de vez en cuando, mirando a Kaidan, quien

nunca me miró.

Los susurradores se quedaron con nosotros hasta que las puertas fueron

selladas en el avión personal de Pharzuph, el cual era más pequeño que el de

Blake, pero aún más lujoso. Los muebles de cuero eran de color carmesí,

compensado por paneles y mesas de madera de tono ámbar. Dos sillas de gran

tamaño se enfrentaban en la parte delantera del avión, y en la parte de atrás había

un sofá en forma de herradura con una mesa en el medio. Pharzuph estaba sentado

en el sofá, con los brazos extendidos y los pies encima de la mesa. Iba vestido de

manera similar a Kaidan, pero llevaba pantalón marrón y una camisa de vestir

blanca, también desabrochada en la parte superior. Parecía más viejo hoy en este

Page 216: Sweet reckoning

contexto y con ese atuendo, tal vez un año o dos mayor que Kai, no como el joven

universitario que primero había encontrado.

Los ojos de Pharzuph brillaron de color rojo brillante cuando me vio. Se puso

de pie, sin apartar esos extraños ojos de encima de mí.

―Tuve que dejar las esposas en el coche ―explicó Kaidan. Era evidente que

no podía acompañar a una chica esposada a través del aeropuerto sin ser

interrogado.

―Eso no va a hacer falta ―dijo Pharzuph con frialdad. Levantó un panel en

la mesa y sacó una cuerda fina, viniendo hacia adelante―. Sostén sus brazos

mientras la reviso.

Esperaba que Pharzuph no pudiera sentir la ligera vacilación de Kaidan.

―Me hice cargo de eso… padre. ―Sí, debe haber sido raro para él llamar a

este chico “padre”.

―Dije, sostén sus brazos.

―No tengo nada… ―comencé, pero Pharzuph me interrumpió con una voz

baja y mortal.

―No hables de nuevo. Y no te atrevas a hacer un movimiento.

Kai se acercó por detrás de mí y tomó mis antebrazos en sus manos mientras

Pharzuph me cacheaba, tocándome por todas partes, aunque gracias a Dios que

sólo fue a través de la ropa. El agarre de Kaidan se puso más fuerte y más fuerte a

medida que su padre me tocaba. Recé que pudiera contenerse mientras apretaba

los dientes y apartaba los ojos de los de Pharzuph llenos de odio. Finalmente dio

un paso atrás, secándose las manos por sus costados, como si yo fuera grotesca.

―Átala ―le ordenó.

Kaidan señaló el asiento más cercano y me dijo que me sentara.

Con un leve resoplido me hundí en el cuero. Pharzuph se apoyó en el

respaldo de mi silla, acariciando su boca contra mi cabello. Podía sentir su aliento

caliente, y me tomó toda mi fuerza de voluntad no apartarme.

―Sé quién eres ―susurró, con voz engañosamente dulce―. Y sé lo que estás

haciendo. Pero no va a funcionar. Nunca ganarás.

Traté de mantener la voz firme mientras mentía.

―No tengo ni idea de lo que estás hablando, o lo que está pasando. ¿Por qué

haces esto?

Page 217: Sweet reckoning

Pharzuph rió.

―Ya veremos. ―Para Kaidan repitió―: Átala.

Cuando Kai se arrodilló frente a mí, vi movimiento detrás de él en la parte

delantera de la cabina. Una hermosa mujer en un uniforme de auxiliar de vuelo

salió de la cocina con un vaso de champán en la mano. Mis ojos se clavaron en la

bebida burbujeante.

El champagne sería realmente genial ahora mismo. Tomé una respiración

profunda para resolver el molesto anhelo dentro de mí.

La mujer se detuvo, pareciendo sorprendido al ver a Kaidan preparándose

para atarme, y su aura fue de feliz a nerviosa. Pharzuph rió desde su asiento detrás

de nosotros.

―No te preocupes por ellos ―le dijo―. Se están divirtiendo. ―Él me lanzó

una mirada de advertencia.

La mujer me miró inquisitivamente.

Le di una pequeña sonrisa y le tendí las muñecas a Kaidan. Empezó a atarlas,

nunca dejando que sus ojos se desviaran hacia mi cara.

Los nervios de la auxiliar de vuelo se iluminaron mientras nos pasaba de

largo para ofrecerle la bebida a Pharzuph. Regresó a la cocina para terminar su

preparación previa al vuelo. Cuando Kaidan terminó, Pharzuph se paseó y bebió

lo último de su bebida. Pasó sus ojos sobre mí como si fuera una plaga a punto de

ser exterminada.

Los motores del avión se encendieron, retumbando suavemente la cabina y

rodeándonos de un ruido blanco.

Pharzuph caminó hacia el frente para charlar con el piloto en la cabina del

piloto. Luego se detuvo en la cocina para devolverle el vaso a la azafata. No podía

verla, pero tenía una vista perfecta de él acercándose cada vez más, sonriéndole

coqueto mientras le decía algo que la hizo reír. Él extendió la mano, tal vez al nivel

de su cintura, y su sonrisa desapareció, su expresión cambió a una acalorada

mirada de lujuria. Cuando volvió a hablar, una ráfaga de aura roja llenó el espacio

entre ellos, viniendo de la mujer. Dejé caer los ojos, sintiéndome enferma. Al

parecer, la auxiliar de vuelo no estaba allí para servirnos bebidas. El horror de ello

se apoderó de mí en oleadas repugnantes. Pharzuph iba a trabajar aquí en este

pequeño espacio de la cabina. Justo en frente de Kaidan y de mí.

Page 218: Sweet reckoning

Se me ocurrió un pensamiento repugnante ¿Esperaría que Kaidan trabajara?

No había otras mujeres a la vista. No, esta mujer era sólo para el placer de

Pharzuph. Tenía que serlo.

El piloto anunció que era hora de que todos tomáramos nuestros asientos.

Pharzuph sonrió y salió de la cocina. Mientras se dirigía a la parte trasera del

avión, se detuvo junto a Kaidan y dijo:

―Puedes tenerla después de mí. O podrías unirte a nosotros si quieres.

Oh. Dios. Mío.

Kaidan no reaccionó salvo por un movimiento de cabeza.

―Gracias. Tal vez después de ti. Ayer no pude dormir, así que puede que

primero descanse un poco.

Podría haber sido mi imaginación, pero juré que Pharzuph se tensó un poco

ante la falta de interés de Kaidan. Luego sus labios se levantaron en una sonrisa

rápida y palmeó el hombro de Kai.

―Descansa entonces. La chica Neph no debería ser ningún problema. ―Él

me dio una mirada de advertencia, y dejé caer los ojos de nuevo.

Mi cuerpo estaba trabajando en mi contra. Me sentía mareada y con náuseas.

¿Qué pasaba si Pharzuph presionaba a Kaidan a estar con esa mujer? Kai se

negaría. Nuestro plan estaría arruinado.

Y entonces me relajé. Porque justo por encima de Kaidan en el

compartimiento de arriba estaba mi bolsa dentro de su bolsa con la Espada de la

Justicia. Pharzuph no tenía ni idea de que estaba en este avión. Lo mataría si

presionaba a Kaidan a trabajar. Incluso podría disfrutarlo.

Por supuesto, entonces tendríamos un cuerpo muerto y una auxiliar de vuelo

espantada en nuestras manos cuando aterrizáramos, pero podríamos lidiar con

eso. Me apoyé hacia atrás y cerré los ojos.

Kaidan se acercó y me abrochó el cinturón. Yo como que esperaba que me

apretara la mano, pero siguió con la actuación, pareciendo sentir repulsión por mí.

Me sentía más enferma por minutos.

La auxiliar de vuelo salió de la cocina y bajó un asiento plegable junto a la

puerta frente a mí. Se sentó y se abrochó el cinturón, un brillo de color rojo todavía

estando presente en la base de su aura. Todo el proceso de despegue no se sintió

cómodo con la mujer mirando entre los asientos a Pharzuph detrás de nosotros. Él

Page 219: Sweet reckoning

tenía que estar haciéndole ojitos o algo así, porque ella se iluminó como un árbol

de Navidad de color rojo y se frotó las rodillas, mordiéndose el labio inferior.

Por favor, Dios, haz que este vuelo pase rápido.

Cuando nos estabilizamos y la azafata se levantó para volver a la cocina,

Kaidan se levantó y abrió un panel de la pared, apretando botones hasta que una

pantalla de cine bajó del panel de techo entre nosotros. Observé mientras sacaba

un par de auriculares de los apoya brazos de su asiento. Él me lanzó una mirada

muy rápida. Me incliné lo suficiente como para abrir mi apoya brazos y sacar los

auriculares. Fue difícil, pero los desenredé, enchufé, y me los puse en mis oídos

mientras que la mujer se acercaba por el pasillo.

Su frenesí de lujuria desapareció cuando se acercó a mí, mirándome las

manos atadas.

―¿Algo para beber o comer, señorita? Tenemos paninis de pavo y…

―Nada para ella ―dijo Pharzuph, sonando demasiado cerca.

La mujer levantó la vista, sorprendida, luego de nuevo hacia mí.

―¿Nada de beber?

Los Duques pensaban que era una borracha, así que tenía que hacer el papel.

―¿Ron y Coca-Cola?

―Es menor de edad ―dijo Pharzuph desde su posición de descanso detrás

de mí.

―Oh.―Ella me miró con un toque de exasperación―. ¿Qué tal un refresco?

Negué con la cabeza.

―Nada para mí, gracias.

―Está bien, cariño.―Definitivamente ella no sabía qué pensar de mí y de mi

situación. Me pregunté cuántos años tenía. Más joven que Patti. Tal vez treinta.

Le sirvió a Kaidan y a Pharzuph su comida. Kaidan comió rápido y parecía

tan enfermo como yo me sentía. Se puso de pie y sacó una pequeña almohada del

compartimiento superior y se sentó de nuevo. Los créditos de la película

comenzaron justo cuando una carcajada femenina sonó detrás de nosotros, seguido

de bromas coquetas… un minuto más tarde, un gemido silencioso. Con toda la

discreción posible, estiré la mano y subí el volumen en los auriculares tan alto

como pude.

Page 220: Sweet reckoning

Me atreví a mirar a Kaidan, que estaba apoyado en la ventana con la

almohada. Sabía que fingía dormir porque tenía la boca cerrada. Sus labios

siempre se separaban un poco cuando dormía.

Me quedé mirando la película en un aturdimiento tenso, sin atreverme a

volver la cabeza. La piel en mis muñecas quemaba. El tiempo pasaba muy

lentamente. Cuando por fin sentí nuestro descenso, dejé que mis músculos se

relajaran ligeramente por primera vez. Kaidan no se había movido durante todo el

viaje. La azafata tomó su asiento, con la mirada perdida al frente y viéndose pálida,

su aura una mezcla de lujuria residual y grises oscuros difusos. No quería revisar

sus emociones.

Kaidan miraba por la ventana según pisábamos el pavimento en Las Vegas.

La auxiliar de vuelo se precipitó del avión en cuanto la puerta se abrió.

Permanecí sentada cuando Kai se levantó y sacó su bolsa. Pharzuph se acercó

desde la parte de atrás con sus manos casualmente en los bolsillos y una expresión

neutra en su rostro.

―Un coche debe estar esperándonos ―dijo Pharzuph a Kaidan―. Tapa a la

chica.

Kaidan tomó una manta azul marino del compartimiento superior y la puso

sobre mis hombros, envolviéndome lo suficiente para ocultarme las manos. Luego

puso un brazo alrededor de mí y me llevó con fuerza por el avión, por las

escaleras, metiéndome en el coche que nos esperaba y al calor seco sofocante de

una noche de Las Vegas.

Page 221: Sweet reckoning

Ciudad del Pecado

Traducido por Anelynn* y oristiuv Corregido por Nanis

ran las seis p.m. cuando capté un vistazo de la infame franja de Las

Vegas. Altos edificios y hoteles apiñándose en un grupo apretado en

medio de un paisaje árido. Ignoré mis antojos ante la vista de la

gente caminando en las calles con alcohol abiertamente, algunos cargando cajas

llenas de cerveza. Me mantuve indiferente a la descarga de anuncios que

promocionaban mujeres para su venta. Pharzuph se rió entre dientes desde el

asiento del conductor.

―Nunca se vuelve viejo esto.

Mientras nos deteníamos en el Hotel Venetian, Pharzuph se volvió hacia Kai,

quien estaba sentado junto a mí en el asiento trasero.

―Desátala, pero toma su mano y no la dejes fuera de tu vista hasta que

llegues a la habitación.

―Sí, señor.

Kaidan me desató, y yo me froté mis muñecas. Me sacó del auto, tomando mi

mano firmemente en la suya mientras sujetaba su bolsa de lona en la otra. Un valet

tomó el sedán negro, y los tres caminamos dentro del hotel. Aunque Kaidan daba

la impresión de ser frío, su mano era cálida y estaba contenta de estar tocándolo.

Pharzuph rodeó una larga fila de gente esperando para registrase en el

gigante y elegante vestíbulo. Sonrió cálidamente, y nadie se quejó. Era asombroso

observar su influencia caprichosa en acción. La empleada de la recepción se

sonrojaba y reía mientras colocaba las tarjetas de acceso en su mano esperando.

Page 222: Sweet reckoning

Caminó a zancadas elegantemente de vuelta hacia nosotros, guiñándole un

ojo a la más alta y delgada mujer que jamás hubiera visto. Usaba un elegante

vestido plateado, y estaba del brazo de otro hombre, quien no se daba cuenta que

ella se giraba descaradamente hacia su tentador. Él era mucho más joven que

algunas de las mujeres que lo comprobaban, pero eso sólo se añadía a su encanto,

joven, confiado, guapo, musculoso y rico.

―Amo esta ciudad ―se dijo Pharzuph. Le entregó una tarjeta de acceso a

Kaidan―. Quédate en tu habitación. Enviaré a alguien por ti cuando sea hora de la

cumbre. Es probable que sea tarde en la noche antes de que todos lleguen aquí.

Estamos planeando para la hora de las brujas, la hora de los demonios si debemos.

―Pharzuph me miró de arriba a abajo, con una mueca de burla en sus labios―.

Ella no puede entrar en el club vestida así. Encuentra algo más apropiado.

―Sí, señor.

Sin otra palabra, Pharzuph se alejó. Mi espalda se relajó mientras la distancia

era más grande entre nosotros, pero estiré mi oído hacia él, determinada a escuchar

a dónde iba y qué estaba planeando. Sabía que Kaidan estaría escuchando, pero yo

quería escuchar por mí misma.

―Vamos ―dijo Kaidan, agarrando mi mano.

Era un alivio estar lejos de la presencia de Pharzuph. Fui rápidamente

tomada por el ambiente del hotel. Era como un hotel, un centro comercial de

calidad superior, y una galería de entretenimiento, todo combinado. Caminamos

por un amplio corredor lleno de diversidad de la humanidad y el ejército de

soldados ángeles guardianes, quienes se enfocaban con total devoción en sus

trabajos. Me pregunté si todos estos ángeles sabían los peligros que habría en la

tienda para reclamar las almas de los humanos esta noche. Todavía trataba de estar

pendiente de Pharzuph, poniendo una burbuja de escucha alrededor de él, pero

tenía que cambiarla cada vez que se movía, y tomó gran concentración enfocarme

en su voz y pisadas, especialmente con todas las distracciones sensoriales.

El Venetian era hogar de un canal interior que era una réplica de un canal en

Venecia, Italia. Había botes góndolas e italianos cantando en camisas con rayas

rojas y blancas. Los techos redondeados estaban pintados para parecer como un

cielo de verano sobre la Piazza San Marco, tan vívido como algo real, si sólo los

sonidos no hicieran eco en los escaparates alineados en las aceras.

Kaidan trató de guiarme hacia una boutique de vestidos, pero noté el

escaparate en la siguiente tienda y me detuve.

Piel.

Page 223: Sweet reckoning

Mordí mi labio, y lo jalé en esa dirección. Hizo una mueca, confundido, pero

siguió mi dirección y nos dejó entrar. Una mirada a la temeraria maniquí enfrente

de mí, y lo supe. No iba a usar un vestido esta noche. Kaidan levantó sus cejas,

pero no me detuvo mientras me acercaba hacia los estantes y hacía mis compras,

esperando que la ropa fuera de mi tamaño.

De vuelta en el vestíbulo nos tuvimos que apretujar para pasar por una

tonelada de gente que quería conseguir una mejor vista del canal y el decorado del

cielo. Estaba tan abarrotado que estábamos bien ocultos de cualquiera quien

estuviera tratando de mirarnos. Jalé mi mano de la suya y señalé una pregunta

hacia Kaidan, manteniendo mis manos abajo: ¿Qué es la hora de las brujas y la hora

del demonio?

La hora de las brujas es a media noche. La hora de los demonios es a las tres a.m., me

devolvió la seña. Entrelazó sus dedos entre los míos sin mirarme. Sólo podíamos

quedarnos ahí parados por un momento, pretendiendo ser una pareja normal,

antes de que fuera tiempo de volver a nuestra habitación.

Sabiendo lo que pasaría esa noche, hacía que todo lo que nos rodeaba tomara

una extraña distorsión. Las caras felices rodeándonos eran como burlonas

máscaras de carnaval. Nos mezclamos silenciosamente a través de la multitud,

entonces en los elevadores, y en los largos pasillos. El hotel se sentía como un

laberinto, pero Kaidan parecía darle sentido.

Todavía podía oír a Pharzuph, sus ruidosas pisadas, y sus palabras

ocasionales. Estaba orgullosa de mí misma por seguirle el ritmo mientras

estábamos en movimiento en un lugar tan grande y ocupado.

Escuché mientras Pharzuph caminaba dos pisos arriba de nosotros por un

pasillo callado en el otro lado del hotel. Él había estado en silencio por algún

tiempo ahora, así que tenía que enfocarme en el sonido de sus pisadas contra las

alfombras. Se detuvo. Ahora lo escuché tocar y el sonido de una puerta abriéndose.

Kaidan y yo doblamos hacia nuestro pasillo.

―Hermano Pharzuph. ¿No te acabo de ver en las cumbres de Suiza? ―El

hombre se echó a reír, y reconocí el duro acento inglés que pertenecía al Duque del

Adulterio. Mi estómago cayó. La mano de Kaidan apretó la mía.

¿Qué estaba haciendo Astaroth en Las Vegas? Viniendo de Londres habría

tomado al menos diez horas. Él debió estar más cerca por alguna razón. Entonces

se me vino a la mente, probablemente se dirigió a los Estados Unidos cuando

escuchó de la Espada de la Justicia, sabiendo que si me atrapaban habría una

cumbre.

Page 224: Sweet reckoning

―Ja ―dijo Pharzuph―. Sí, bueno, esta cumbre va a ser más placentera.

Déjame pasar.

Astaroth se rió bajito mientras dejaba entrar a Pharzuph y cerraba la puerta.

―¿Tienes la espada?

―No. Ella la escondió. Esa es la razón por la cual estoy aquí. Necesito un

favor ―le dijo Pharzuph. Kaidan y yo disminuimos nuestro paso para escuchar

mejor―. Sólo tomará un momento. Estoy curioso sobre un posible lazo entre dos

personas, aunque probablemente no haya nada ahí. Sólo tengo una sensación

irritante y quiero descartarla.

―Ah. ¿Una posible conquista? ―preguntó Astaroth, sonando interesado.

Pharzuph hizo una pausa, y cuando habló otra vez fue en un ruso fluido.

Escalofríos volaron a lo largo de mi piel.

Kaidan y yo nos detuvimos donde estábamos en el largo pasillo y nos

miramos, ambos escuchando la conversación extranjera teniendo lugar entre los

dos Duques ahora. Yo no sabía ruso, y estaba suponiendo por los amplios ojos de

Kai que él tampoco. Pharzuph había escogido un lenguaje que sabía que no

entenderíamos. Sólo había una razón para que hiciera eso.

No quería que supiéramos que iba a llevar a Astaroth a nuestra habitación

para revisar un lazo entre nosotros.

Nos forzamos a nosotros mismos a no correr la corta distancia por el pasillo a

nuestra habitación, manteniendo nuestros pasos ligeros, pero rápidos, como era

posible. Pharzuph estaría escuchando, y nuestra repentina prisa sólo elevaría su

sospecha aún más. Seguí la dirección de Kaidan hasta que estuvimos en nuestra

habitación, deslizándonos por la puerta. ¿Qué íbamos a hacer? Me sentí atrapada,

enjaulada, estaba a un respiro de enloquecer.

Kaidan caminó a zancadas rápidas hacia la cama, brincando tres pasos hacia

una sala socavada, y abrió de golpe el pequeño refrigerador en el piso. ¡Sí! ¡El

alcohol empañaría el lazo entre nosotros! Fui rápidamente y me agaché junto a él.

Señaló: Uno de nosotros tiene que mantenerse sobrio para escuchar.

Lo señalé. Él era mejor escuchando. Incluso ahora, había perdido a Pharzuph

en mi pánico y no tenía idea cuán cerca estaban ellos. Pero eso sólo quería decir

que yo tenía que beber. Mi corazón palpitaba con fuerza y mis manos temblaban.

Miré hacia la hilera de pequeñas botellas. No me había emborrachado en un largo

tiempo. No estaba segura de cuán alta o baja estaba mi tolerancia ahora. Tenía que

beber lo suficiente para ocultar el lazo, tomando en cuenta el hecho que mi sangre

Nephilim quemaría el alcohol a un ritmo rápido. Pero no podía beber tanto que

Page 225: Sweet reckoning

pudiera perder el control y decir algo estúpido. No nos podíamos permitir un

desliz. Bebería absolutamente la cantidad mínima para ocultar nuestro lazo,

entonces ellos se irían y podría ponerme sobria rápidamente. Podía manejar eso,

¿verdad? Tenía que ser más fuerte que el alcohol, y Kaidan estaría ahí para

asegurarse de que no perdiera el control.

Tomó una botella de claro licor con doradas motas flotando alrededor, giró la

tapa, y me lo pasó. Capté un olor a canela mientras la llevaba a mi boca e inclinaba

mi cabeza hacia atrás, dando un largo trago del dulce sirope caliente. Exhalé una

larga respiración. Kaidan ya estaba con la siguiente botella. Físicamente podía

sentir donde el alcohol tocaba el interior de mi cuerpo. Estaba en llamas, abajo en

mi vacío estómago.

Rápidamente bebí la siguiente botella de licor que me ofrecía. Era tan dulce.

Las cejas de Kaidan estaban fruncidas mientras me miraba. Me estaba sintiendo

bien y cálida, incluso un poco más relajada. Di una palmadita a mi muñeca para

ver cuánto tiempo teníamos. Él hizo un tres y un cero, treinta segundos. Estaba

esperando sentir algo más de dos botellas. El alcohol normalmente me golpeaba

rápido.

Trató de darme el amaretto, pero negué y me estiré sobre su regazo. No más

dulce. Agarré la botella del tequila dorado, destrozando la parte superior y la vacié

rápidamente.

¿Y si el vínculo era visible, aun? Estaba muy nerviosa. ¿Qué nos haría

Pharzuph si Astaroth veía algo? No me mataría porque me necesitaban para la

cumbre. Pero para Kaidan era una historia diferente.

El miedo me apuñalo y tendí la mano para otra botella, sólo para estar de un

modo, segura. Me pasó el vodka e hice una mueca. Odiaba el vodka, pero incliné

mi cabeza hacia atrás, abofeteando la alfombra a medida que el vodka me

quemaba de camino por mi garganta. Le tendí la mano para otro.

Me quedé mirando sus manos mientras hacía señas de: ¿Estás segura?

Me tomó un segundo para comprender lo que había dicho, y asentí. Él me

pasó el ron y lo bebí, apenas sintiendo la quemadura esta vez.

Me moví acomodando la forma en que estaba sentada, y me tambaleé. De la

nada se me escapo una risita, y los ojos de Kaidan se ensancharon. Vaya, eso fue

raro. Miré a la fila de botellas, preguntándome cuál sería la siguiente que tomaría,

y él hizo un movimiento fulminante de su mano por la garganta para decir que era

suficiente. Por un momento el pánico se apoderó de mí. Me di cuenta, demasiado

tarde, que había tenido más de lo que probablemente necesitaba. El alcohol era

Page 226: Sweet reckoning

fuerte dentro de mí, despertando y burlándose de la bestia por la cual he trabajado

tan duro para mantener dócil.

La cabeza de Kaidan se volvió hacia la puerta cinco segundos antes que

llamaran a la puerta. Me miró, suplicando con los ojos, colocándose un dedo en los

labios antes de que se levantara para dejarlos pasar. No me sentía tan nerviosa

como pensé que estaría cuando llegaran aquí. Me sentaría como una niñita buena y

me quedaría tranquila hasta que se fueran. Ese era mi gran plan brillante.

Me senté frente la nevera abierta mientras caminaban hacia abajo en la sala de

estar en dirección a mí. Pharzuph y Kaidan se mantuvieron al lado del otro, pies

separados, los brazos cruzados. Me tapé la boca y miré a Astaroth.

Él lucia tan resistente como siempre con su largo cabello dorado que parecía

salido de una portada de novela romántica y la cara hecha de ángulos

sobresalientes. Su mirada iba de mí a Kaidan, aterrizo sus ojos en mí con el ceño

severamente fruncido.

―Está muy borracha. No puedo obtener una lectura.

―¿Una lectura de qué? ―preguntó Kaidan con voz dura. Nadie le respondió.

Entonces me di cuenta de que probablemente debería estar de pie en la

presencia de los Duques, pero cuando me levanté, el alcohol me golpeó con toda su

fuerza ¡Santo Cielo! Mi equilibrio había desaparecido por completo, y me caí en el

brazo del sofá, lo que era absolutamente hilarante, y no pude contener la risa.

―No pierdes el tiempo ―me dijo Pharzuph.

―Hay más, ¿ves? ―Señalé a la nevera abierta―. No lo bebí todo. ¿Quieres un

poco? ―No duele ser amable. Patti estaría muy orgullosa de mí.

―Yo pasó ―dijo Pharzuph―, pero creo que deberías tomar otro. ―Sonrió.

Le devolví la sonrisa, porque, bueno, eso fue muy amable de su parte, y

estaba de acuerdo, tomar unos más sonaba como una idea maravillosa.

Me caí al suelo delante de la nevera. Tomé dos botellas, inspeccionándolas y

buscando las letras que estaban un poco revueltas, así que me tomó un segundo

para leerlas. Me volví hacia los tres hombres que me miraban. Me pregunté por

qué Kaidan, mi hermoso Kai, se veía tan enojado. Les sonreí.

―Si no me necesita para nada más, me retiro ―dijo Astaroth.

―Nada más ―le dijo Pharzuph ―. Tal vez más tarde. Gracias, hermano.

Astaroth salió de la habitación.

―Necesitan más tequila en estos minibars ―dije, decidiéndome por la

ginebra.

Page 227: Sweet reckoning

Pharzuph rió y miró a Kaidan, que estaba apoyado en el centro de

entretenimiento con los brazos cruzados.

―Te lo dije ―dijo Kaidan a su padre―. Ella es una perdedora. E idiota. No

puedo creer que pensaras que podría haber algo entre nosotros.

Pharzuph rió entre dientes ante la ira de su hijo, y su sonrisa era hermosa.

―Eh, realmente no me puedes culpar por preguntarme por qué ni siquiera te

tiraste a la azafata hoy. Usualmente vas tras las asalta cunas.

―¡Eww! ―chillé. Quería desgarrar esas palabras de mis canales auditivos.

―Viste ―dijo Kaidan―. Completamente inmadura.

De repente me molesté, aunque no pude encontrar una razón. Desenrosqué la

botella de ginebra.

―Estás hecha una porquería ―dijo Kaidan―. No necesita nada más de eso.

―Oh, cállate.

Trató de robar mi bebida, pero di un tirón hacia atrás y tomé un trago.

―No toques la bebida. Eso es malo, malo, malo. ―Le sacudí un dedo en su

cara― ¿Por qué estás siendo tan gruñón, de todos modos? ¡Estamos en Las Vegas,

nene!

Me puse de pie, agarrando la parte superior de la nevera cuando casi me

caigo. Una carcajada brotó de mi garganta y me sentí hiperactiva. Quería saltar en

la cama y correr por los pasillos.

―Estás siendo desagradable ―dijo Kaidan con los dientes apretados―. Ya es

bastante malo que tenga que cuidar niños. No voy a sostener tu maldito cabello si

vomitas.

Se veía muy enojado, lo que me hizo reír de nuevo porque estaba bastante

segura que estábamos jugando un juego.

Mis palabras se arrastraron cuando traté de hablar.

―Es gracioso molestarte. ―Le hinqué un dedo en el pecho, que era

provocativamente duro. Me incliné hacia él, a pesar de que estaba tratando de

mantenerme erguida―. Eres tan sexy cuando te enojas.

―Me cuidaría, si yo fuera tú ―me ronroneo en el oído Pharzuph desde atrás.

Salté porque me había olvidado de que estaba todavía aquí, el tipo que me hizo

sentir asquerosa. Sentí sus manos en mi cintura y su boca en mi oreja―. Él puede

ser muy peligroso cuando está molesto.

Page 228: Sweet reckoning

Algo dentro de mí gritaba que se suponía que debía tener cuidado y miedo,

pero por mi vida que no podía recordar por qué. Me aparté del abrazo de

Pharzuph. Ambos me dirigían miradas amenazantes. Me terminé el resto de la

ginebra y tiré la botella vacía en el suelo. Estos chicos se estaban volviendo

fastidiosos. Quería divertirme.

―¿Dónde está la música? ―Gire, en busca de una radio, y todo se volvió

borroso.

Pharzuph se acercó, agarrando mis brazos y metiéndose en mi cara.

―¿Dónde está la espada?

Por alguna razón, una imagen de la espada en la piedra vino a la mente.

―Yo no tengo una espaaaaaadaaaaaa, maniaco. ―Me reí.

―No le hables de esa manera ―advirtió Kaidan, avanzando hacia nosotros.

Pharzuph se rió entre dientes, pero no se veía feliz.

―Ya veremos, niña.

―¡Sí, lo haremos! ―le dije, riendo alegremente y tirándome en el sofá. Me

agarré el estómago en el momento en que un ataque de risa me venció―. ¿De qué

diablos estamos hablando? Pensé que íbamos a bailar. ―Rodé del sofá y me

arrastré a la nevera. Necesitaba otra copa. Y tal vez podría hacer bebidas para los

chicos, ya que no estaban felices―. Hago las mejores bebidas, chicos. Los haré

taaan felices.

―No es muy probable ―murmuró Kaidan.

Pharzuph le dio una palmada en el hombro y proyecto su barbilla hacia mí.

―Sí, buena suerte con eso. Y ten cuidado. No me extrañaría que utilice tu

lujuria como una distracción para escapar. No la dejes tomar ventaja, sabes a lo que

me refiero. ―Le guiñó un ojo, y Kaidan asintió―. No salgas de la habitación, y no

la pierdas de vista.

―Sí, señor.

Pharzuph me miró de nuevo.

Abrí una cerveza, tirando la tapa de la botella con una precisión increíble en

la cara de Kaidan, pero él la agarro en el aire antes de que lo golpeara. Me caí de

nuevo en el sofá y pateé las piernas en el aire. Kaidan se presionó los dedos en su

frente.

―Oh, vamos, Kaidan Rowe, bomba sexy, vamos a jugar.

Dios, sí que era graciosa.

Page 229: Sweet reckoning

―Ahora veo a lo que te refieres ―dijo Pharzuph a Kai, mirándome con

disgusto―. Parece ridículo que pensáramos que ella era la elegida. Aun así.

Tenemos que averiguar lo que sabe.

Kaidan asintió. Mi cabeza giró en cámara lenta mientras veía que Pharzuph

se iba. Kaidan levantó los brazos y señaló sus dos dedos medios a la puerta

cerrada. Luego se recostó en el centro de entretenimiento de madera y se pasó las

manos por el cabello antes de cruzar los brazos. Parecía enojado. Y sexy.

S-E-X-Y-Y.

Me mojé los labios, sintiéndome audaz y decidida, cuando me di cuenta de

que estábamos solos. Él sacudió lentamente la cabeza de un lado a otro. Coloqué

mi cerveza en la mesa de café, me levanté y caminé hacia él, deseando zafarme

hasta el último ápice de mis inhibiciones. Era invencible. Podía hacer lo que

quisiera. Pero lo que elegí hacer era lo más peligroso de todos.

Page 230: Sweet reckoning

Aliados Traducido por ElyCasdel y Shilo

Corregido por Nanis

resioné mi cuerpo contra el suyo.

Me tomó por los hombros e intentó alejarme, gentilmente,

negando, pero mis manos insistían en tocarlo.

Nada más en el mundo existía en ese momento. Solo nosotros. Nada más

importaba. Lo quería. Lo amaba.

―No ―dije cuando intentó agarrar mis manos. Rápidamente cubrió mi boca

con su dura mano y habló bajo contra mi oído.

―Cá-llate. ―E incluso eso era sexy.

Quería que su mano en mi boca fueran sus labios. Dejé de intentar pegarme a

él, y concentrarme en su mano. Presioné mis labios contra su palma, mirándolo

mientras lo hacía. Su respiración era entrecortada. Tomé uno de sus dedos y lo

besé lentamente. Se alejó y pasé mi lengua lentamente por la punta de su dedo.

―Ah, demonios ―susurró. Había un brillo en sus ardientes ojos, y alejó su

mano de la mía.

―Por favor ―urgí. Levanté las manos y jalé mi cola de caballo suelta,

dejándola caer y que el cabello cayera a mi alrededor.

―Te voy a atar si no te comportas ―me advirtió.

―Ah, eso te gustaría, ¿no?

En un destello me agarró, girándome y estrellando mi espalda en las enormes

puertas del centro de entretenimiento, haciendo un sonido fuerte, besándome

fuerte y presionando todo su cuerpo contra el mío. Le di la bienvenida a sus manos

fuertes y boca caliente. Caminamos hacia el sillón, donde caímos y me besó con

Page 231: Sweet reckoning

una pasión que eliminaba todo pensamiento. Yacía en una nube de felicidad, mi

cabeza un sobresalto de satisfacción, mi cuerpo en su elemento contra él. Él era

todo lo que necesitaba.

―Estamos a punto de tener compañía ―dijo, pero no dejó de besarme,

besando mi cuello, tocándome en todos lados.

¿Compañía? Pero eso no significa que teníamos que detenernos, ¿o sí? Eso

solo estaría mal.

Hubo una cadena de toques insistentes en la puerta, pero Kaidan le murmuró

a quien sea que estuviera ahí, que se fuera. Sus manos se encontraban arriba en mi

camisa, vibrando contra mi piel, haciéndome jadear y gemir.

―¡Ya! ―gritó una voz femenina conocida―. Abre la maldita puerta.

―Ocupado. ―Kaidan mordió mi labio inferior con un mordisco, y un

estremecimiento me recorrió.

―Cuantos más mejor ―dijo Blake. Su voz no sonaba completamente bien.

Hicimos una pausa y nos miramos. Intentaban detenernos.

―Solo ignóralos ―dije. Agarré su camisa y lo halé, levantándome para besar

la piel en su pecho.

Gimió, y me besaba de nuevo.

―No dejes a esa desagradable tomar ventaja de ti, hijo de Pharzuph.

¡Ginger! El enojo me movió e intenté sentarme, pero Kai me empujó hacia

abajo. Grité en dirección a la puerta:

―A quién llamas desagradable, tú…

Kai estampó su mano contra mi boca y yo forcejeé con él.

Y ahí estaba la voz moderada de Kopano que habló, pareciendo aclarar la

cabeza de Kaidan por el segundo que le tomaría apalancarlo de mí y traerlo de

regreso a sus sentidos.

―Abre ―fue todo lo que Kopano tuvo que decir.

Kaidan se levantó abruptamente, estremeciéndose mientras me daba otra

mirada yaciendo ahí, todavía queriéndolo. Luego recargó su cabeza contra el

centro de entretenimiento por un largo momento antes de ir a la puerta. Yo no me

podía mover.

Escuché a los cuatro invitados entrando y me sentí furiosa con ellos por

entrometerse. Parecían molestos con Kaidan, todos haciendo señas demasiado

rápido para mí, pero reconocí precaución y estúpida.

Page 232: Sweet reckoning

Lo que sea.

Agarré la cerveza de la mesa de café y la bebí toda. Todos venían a la sala.

Sus voces eran entusiasmadas, pero cuando me giré para mirar, sus caras estaban

serias.

Kaidan miró la botella vacía en mi mano y endureció su mandíbula.

―¡Alguien ponga algo de música! ―dijo Marna, llegando al privado en el

que me senté.

―¡Ecsacto! ―arrastré las palabras―. He estado intentando decir eso.

Marna presionó sus labios juntos como si intentara no reírse, pero no sabía

qué era lo divertido.

Alguien abrió las cortinas, dándonos una súper vista de la ciudad. Música

fuerte llegó, y las hermanas se pararon frente a la pared hecha completamente de

vidrio, bailando para que todo Las Vegas las viera. No eran muy buenas con las

apariencias, considerando que desde el ángulo correcto fuera del hotel, cualquier

Duque sería capaz de vernos claramente con su visión extendida.

―Ven aquí. ―La voz de Marna era seductora mientras encorvaba un dedo

hacia mí, y fui.

No tuve que hacer mucho, ya que Marna bailó a mi alrededor, rozándose

contra mí, escabulléndose todo el camino hacia el suelo y de regreso arriba sin

esfuerzo con sus manos contra los lados de mi cuerpo. Puse mis manos debajo de

mi cabello y lo levanté, moviendo mis caderas al ritmo. Cuando miré hacia Kaidan

parado en la barandilla con los otros chicos mirando. Vi aún el fuego en sus ojos.

Ginger fue hacia la barandilla, tomó la mano de Blake, y lo haló. Bailó con él y

eso fue, de lejos, la cosa más sensual que hubiera visto. Él seguía pareciendo como

si quisiera besarla, pero ella se mantuvo a tres centímetros de distancia de su boca

y cruelmente se giró, llevando su cabello a su rostro. Marna apareció detrás de

Blake, y las gemelas bailaron con él en medio. Sus movimientos eran tan parecidos

que juro que debieron coreografiarlo. Si estas dos hermanas ponían su mirada en

un chico con una relación, él no tendría mucha elección.

Kaidan apretó un botón en la pared, y electrónicamente las cortinas

comenzaron a cerrarse. El segundo en que estuvieron cerradas, el baile se detuvo, y

las gemelas se alejaron, dejando a Blake parando con sus brazos abiertos a los

lados, en una forma “¿qué pasó con eso?”.

Me reí tanto que casi me caí. Se acercó y estiró sus nudillos hacia mí. Perdí el

primer intento, pero eventualmente fui capaz de golpear su puño con el mío.

Page 233: Sweet reckoning

―¿Alguien quiere un trago? ―pregunté fuertemente sobre el sonido de la

música.

―¿Qué has tenido? ―preguntó Blake.

Abrimos las puertas de la nevera y encontramos que tristemente se nos

acabaron las botellas de licor. Pero había bastante vino y cerveza.

―Toma, Blake ―dije―. Sé que quieres festejar. ―Intenté lanzarle la botella

de cerveza, pero se cayó y se rompió, haciendo un ruido sibilante por todo el piso.

Como todo lo demás, era desordenado en mis ojos y merecía una risa. Blake negó

con la cabeza e hizo tsk por un lado de su boca.

―Yo agarro la mía esta vez. ―Se estiró y sacó una, girando la parte superior

y lanzando la tapa a Kaidan, quien la pateó un lado. Kopano levantó la botella rota

y la lanzó lejos, luego lanzó una toalla en el punto.

Busqué a Zania, pero no se encontraba con ellos. Quería preguntarles dónde

se encontraba, pero algo inexplicable me contuvo de hablar.

Ginger tomó una botella en miniatura de vino. Ella, Blake y yo levantamos

nuestras bebidas para decir salud, y antes de que mi boca se llenara con el primer

trago, la botella fue sacada de mi mano. Tragué y jadeé.

―Oye ―grité―. Dame eso… ―La mano de Kaidan cubrió mi boca y me dio

una mirada dura. Quería hacer un berrinche. ¿Por qué estaba siendo tan grosero?

Solo nos queríamos relajar antes… ¿antes de qué?

Ginger bufó, demasiado divertida por la pelea entre Kaidan y yo. ¿Se reía de

mí? Rabia por todas las cosas que alguna vez me dijo me hizo arremeter contra

ella, pero brazos fuertes me atraparon por detrás. Kaidan aún me tenía fuerte por

la cintura, y lo pateé, queriendo pelear con ella. Mi única satisfacción era la pura

sorpresa en su cara y el hecho de que ya no se reía.

―Cálma-te ―gruñó Kaidan en mi oído. Me tranquilicé, pero aún respiraba

pesadamente.

Todos se pararon ahí y nos miraron. Blake tomó el brazo de Ginger y la jaló

lejos de mí. Kaidan pateó la nevera para cerrarla e hizo ese movimiento de cortar

garganta hacia los otros, señalándome. Subió por los escalones al nivel de la

habitación que dominaba la suite. Parecía angustiado. ¿Se encontraba enojado

conmigo? No debíamos haber peleado por… ¿por qué peleábamos? ¿Por qué me

encontraba tan molesta?

La música sonaba, sacudiendo aún más mis pensamientos. Por un momento

me sentí perdida y confundida, y todo lo que quería era a Kaidan. Subí las

escaleras y me paré frente a él, recargándome en el barandal. Me miró sin sonrisa.

Page 234: Sweet reckoning

Pasé mis manos por su pecho y hacia abajo por sus brazos. Se congeló y cerró los

ojos. Alguien tomó mi brazo.

Marna me jaló hacia abajo en su regazo en la cama y negó con la cabeza hacia

mí. ¿De qué se trataba eso? ¿Por qué sus ojos se encontraban tan tristes? Ella era

una hermosa persona. Quería decirle eso. Abrí la boca para hablar, pero

rápidamente atrapó mis labios con dos dedos.

La mirada seria en sus ojos arañó mi cerebro, intentando desenterrar algo que

necesitaba recordar. Algo que venía pronto. Algo grande. Una reunión. Esos

hombres no eran lindos, y tenía que demostrarles quién era el jefe. No yo; me

refiero, por supuesto, a que yo no era el jefe, lo era el chico grande. El Chico

Grande. Ahora él podía verme, ver lo que hacía. Yo era un error. No podía

controlar mis emociones mientras la culpa me cubrió, así que enterré mi cara en el

hombro de Marna. Ella acarició mi espalda. Casi pude escuchar la voz de Patti

diciéndome que no llorara. Calla, nena, estarás bien.

Cuando terminé mi silencioso combate con las lágrimas, nos recostamos en la

cama y me sentí perdida en un mar de tristeza. Era suave y cálido y todo y quería

que todos sintieran esta comodidad. Ahora vi que la música salía de la televisión.

Mientras miraba las imágenes sin realmente verlas, me dividí. Mi mente se puso en

blanco. Y blanco, como la calma. Era bueno. Yací ahí cálida y entumecida y sin

pensamientos por quién sabe cuánto tiempo. Luego todo era negro.

Algún momento después obligué a mis pesados ojos a abrirse, y la habitación

comenzó a girar. Me senté en medio del pasillo y gruñí. Vaya, eso realmente era

rotar, vuelta y vuelta como un carnaval. Hug. No me sentía muy bien. Me cubrí la

boca.

―Creo que voy a tomar una ducha ―dijo Ginger, mirándome fijamente.

―¡Diablos, sí! ―dijo Blake―. Hora de la ducha.

Ginger me levantó y puso un dedo duramente sobre mis labios. Marna fue a

mi otro lado para ayudarme a caminar.

Estaba más silencioso en el baño sin música, luego uno de ellos encendió una

televisión en una esquina del enorme baño de mármol. ¿Por qué había una tele en

el baño? No fui capaz de preguntar. Las vueltas se estaban convirtiendo en un

balanceo en mi estómago.

Las tres nos volteamos para ver a Blake de pie ahí, también. Ginger frunció el

entrecejo y levanto su tacón de aguja a una altura sorprendente, colocándolo en

medio de su pecho y pateándolo. Se situó fuera del baño con una sonrisa de

suficiencia y Ginger cerró la puerta en su cara. Marna besó mi mejilla suavemente

y colocó un dedo sobre mis labios para recordarme permanecer callada. Me

Page 235: Sweet reckoning

desvistió hasta quedar en mi ropa interior mientras Ginger abrió el agua de la

ducha.

Gemí, doblándome.

Me ayudaron a entrar en la ducha rápidamente. Fue justo a tiempo. Bajé

sobre mis manos y rodillas, vomitando licor caliente y ácido estomacal, vil y dulce,

y cuando todo eso se había ido, todavía tuve arcadas. El agua caliente punzó mi

piel sensible. Mis sienes palpitaron, y mi boca estaba amarga y seca. Quise inclinar

mi cabeza hacia atrás y tomar un poco de agua, pero no tuve la fuerza en mi cuello.

Mi estómago todavía se revolvía. Tuve arcadas varias veces y después empecé a

llorar.

Levanté la vista lo suficiente para ver a Kaidan entrar. Las hermanas

sacudieron su cabeza hacia él y trataron de hacerlo retroceder, pero él pasó junta a

ellas y abrió la puerta de la ducha. Ellas lo miraron con recelo por un momento,

mientras se desabotonó su camisa, quitándosela y lanzándola en el lavadero.

Todo dolía. Gemí.

Kaidan se sentó en el piso de mármol fuera de la ducha y puso un brazo

alrededor de mi cuerpo, tirando mi espalda contra él y sosteniéndome, me aferré a

su brazo enfrente de mí, reposando mi cabeza en él mientras mi cuerpo se

estremecía bajo el chorro de agua caliente.

Cuando la mayor parte del alcohol se había consumido de mi cuerpo, y mi

mente estaba desplazándose al estado de alerta de la realidad, me sentí muy

desnuda y avergonzada. Me di la vuelta ligeramente y miré a Kaidan detrás de mí.

Nuestros ojos se encontraron y él asintió. Se apartó y dejó el baño, secando su

brazo mojado en la salida.

Marna llegó con una toalla para mí y cerramos la ducha. Todavía estaba

temblorosa mientras me levanté y mi estómago no estaba bien. Físicamente, me

sentía débil. Mentalmente, estaba más asustada de lo que jamás había estado.

Empecé a tiritar con mi cabello goteando sobre el piso. Marna tomó una de las

mullidas batas blancas y la envolvió a mi alrededor. Era enorme. Traté de secarme

el cabello con la toalla. Apenas podía sentarme erguida. El peor momento, aun

para una resaca.

Traté de pensar en todo lo que había pasado, pero había muchos espacios en

blanco en mi memoria. ¿Había hecho o dicho algo que pudiera incriminarnos?

Recordé el baile. ¿Cuándo exactamente los otros Neph habían aparecido? Recordé

una memoria de Kaidan besándome en el sofá y me quedé horrorizada al

rememorar cómo lo había provocado. Levanté la vista hacia Marna y Ginger. Ellas

nos habían salvado de nosotros mismos. Pude haber arruinado todo.

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Marna me sentó en el tocador y tomó un cepillo de su bolso, haciéndolo pasar

a través de mi cabello mojado. Ginger llenó un vaso con agua y lo dejó enfrente de

mí. Lo vacié completo y le dirigí una pequeña sonrisa, que no me regresó. Tomé su

mano y se quedó quieta.

Lo siento, le señalé.

Me sorprendió con una sonrisa. Puedes ser mala, señaló. Fue agradable de ver.

Mi rostro se ruborizó y negué. Ginger palmeó mi hombro con su mano libre y

su otra mano se libró de mi agarre para tomar la secadora de cabello.

El aire caliente se sintió bien en mi cabeza. Mi cuerpo se agitaba cada pocos

segundos con temblores. Estaba tan cansada.

―Ordénanos algo de comida, Kaidan ―le gritó Ginger a la puerta―. Creo

que todos tenemos apetito. ―Mi estómago rugió a la mención de comida y me di

cuenta que estaba completamente hambrienta.

Tomé la muñeca de Marna y miré su reloj. Las once en punto. Teníamos entre

una y cuatro horas para prepararnos para el infierno en la tierra.

¿Qué iba a hacer? No me sentía en absoluto preparada. ¿Cómo podía

prepararme para una batalla espiritual bajo estas circunstancias? ¿Qué haría Patti?

Un momento. Eso era. Sabía exactamente qué haría ella.

Salté de la silla y corrí a la habitación, dejando a las gemelas con el cepillo y la

secadora en el aire. Pude sentir los ojos de todos en mí con mi bata de gran tamaño

mientras abría con violencia cada gaveta. Todas vacías. Oh no. Me volví y vi la

mesita de noche. Corrí hacia ella, pasando a un confundido Blake y abrí la

diminuta gaveta.

Ahí estaba. La Santa Biblia.

La saqué como una gema preciosa. Probablemente nunca había sido abierta

ni una vez en todos sus años en esta habitación. Era algo gracioso, ¿verdad?, la

noción de dejar Biblias en habitaciones de hotel. Me pregunté cómo había

empezado la tradición y por qué se había mantenido. Tal vez superstición. Tal vez

para mí y este preciso momento.

Observé a todos con la mirada fija en mí. El cuarto estaba envuelto en una

tensión nerviosa.

Busquen espíritus, señalé.

Los otros asintieron en acuerdo. Me subí en medio de la gran cama y coloqué

el libro en la bata de felpa sobre mi regazo. Muy lenta y calladamente, la abrí al

final y encontré la Concordancia Temática. Era difícil concentrarse con todos a la

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expectativa y la televisión a todo volumen, pero me forcé a enfocarme. Kopano se

alejó del grupo, se fue a sentar en la mesa del área del comedor con los ojos

cerrados en meditación.

Marna se subió y se sentó a mi lado. Blake y Ginger miraban la televisión, o al

menos pretendían hacerlo y Kai se paseaba silencioso. Primero busqué

“demonios”. Sabía que había un montón de pasajes acerca de ellos, esta no era la

primera vez que buscaba, pero en el pasado ninguno de ellos había destacado por

ser muy informativo. Supongo que los versos que resaltan son aquellos que son

más relevantes en el momento en que los estás leyendo. Como la poesía. Señalé las

líneas que estaba leyendo para que Marna las pudiera seguir.

Por cuarenta y cinco minutos leí las muchas descripciones de posesiones

demoníacas. Había pasajes extraños acerca de cerdos poseídos y suicidas. No tuve

tiempo para analizar esos. El uso de parábolas y la falta de explicaciones me

hicieron buscar un significado, algo para lo que yo no era buena.

Casi salté fuera de mi piel con el golpe de la puerta. Kaidan fue hacia ella y yo

arrojé el inflado edredón sobre la Biblia. Marna palmeó mi brazo para

tranquilizarme. Traté de recuperar el aliento y ralentizar mi corazón, cuando vi

que sólo era nuestro servicio a la habitación. Kai había ordenado una tonelada de

comida y mi boca se hizo agua cuando el olor me golpeó.

Nadie más comió de manera tan entusiasta como yo. Apenas me tomaba

tiempo para respirar mientras devoraba entera una hamburguesa enorme, después

tomé una gaseosa. Mi estómago se tambaleó un poco con náuseas de nuevo, por lo

que me senté de nuevo en la cama. Mi panza llena me hizo estar todavía más

somnolienta. Palmeé mis mejillas y pellizqué mis pómulos. Contrólate, Anna.

Me volví hacia la Concordancia y busqué “espada” esta vez, pero todos eran

simbolismos de guerra o líneas proverbiales como “las palabras temerarias

atraviesan como una espada”.

Leí acerca de ángeles y sus trabajos como mensajeros y guardianes de almas.

Kaidan volvió a pasear por la habitación con sus brazos cruzados sobre el pecho,

en escucha de peligro, su rostro ligeramente cansado de absorber tantas

contribuciones sensoriales al mismo tiempo. Mastiqué mis uñas mientras leía hasta

que Marna bajó mi mano.

Mis palmas estaban empezando a sudar. Las limpié en la bata

distraídamente.

¿Puedes encender el aire aquí, por favor?, le señalé a Blake.

Él asintió, jugueteando con el indicador de temperatura.

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No podía dejar de echarle ojeadas al reloj. Era pasada la medianoche. ¡Ni

siquiera estaba vestida todavía! Sabía que Kaidan me advertiría cuando fuera

tiempo de prepararse, pero el pánico me estaba desgastando. La Espada de la

Justicia todavía estaba en mi bolso y teníamos que decidir quién la portaría,

obviamente yo no, ya que sería registrada al máximo si ellos tuvieran a uno de los

Neph revisando a la gente mientras entraba como en la última cumbre. Agarré mi

cabeza. ¡Todavía tenía mucho que resolver!

Volteé las páginas. Tenía que haber algo que pudiera usar. Kopano capturó

mi mirada desde el otro lado de la habitación. Supliqué con mis ojos. ¿Él sabía algo

que podía ayudar? Se acercó y se sentó a mi lado. Sentí una oleada de seguridad y

esperanza por su cercanía.

Señaló. ¿Qué estás buscando, en particular?

Algo para combatirlos y derrotarlos, le señalé.

Le tendí el libro y lo tomó, volteando páginas con certeza rápida. Llegaba a

un pasaje, se detenía, sacudía la cabeza y volteaba de nuevo. Después de tres veces,

su rostro se suavizó. ¿Qué tal esto? Puso el libro sobre mi regazo y señaló el 6:11-18

de los Efesios. Mi corazón se agitó. Lo leí dos veces y mi pulsó se aceleró. Lo leí

una tercera vez y me di cuenta que esto era. Marna y yo compartimos una mirada

eufórica. Le di a Kope una mirada agradecida antes de que se levantara. Kai se

apartó de la pared, con los ojos muy abiertos, preguntando qué habíamos

encontrado. Le sonreí de alegría. Kope lo reemplazó buscando susurradores,

mientras Kaidan se acercó a mi lado. Juntos, leímos.

La armadura completa de Dios

Vestíos de toda la armadura de Dios, para que

podáis estar firmes contra las asechanzas del

diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y

carne, sino contra principados, contra potestades,

contra los gobernantes de las tinieblas de este

mundo, contra las fuerzas espirituales de maldad

en las regiones celestes.

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para

que podáis resistir en el día malo. Y habiendo

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acabado todo, estar firmes. Estad pues firmes,

ceñidos vuestros lomos con la verdad y vestidos con

la coraza de justicia. Y calzados los pies con el

apresto del Evangelio de Paz, para estar preparados.

Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis

apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y

tomad el yelmo de la salvación y la espada del

Espíritu, que es la palabra de Dios.

Orando en todo tiempo y en toda ocasión. Estad

alertas y sed persistentes con sus oraciones…

Sonreí mientras lo leía. Kaidan me observó con esa mirada pueril que en

ocasiones me daba cuando estaba admirado, como si yo fuera capaz de hazañas

asombrosas.

La Armadura era una imagen metafórica. Con excepción de la espada, todas

mis armas principales disponibles y protección tendrían que venir de dentro de mí.

Había estado completamente equipada todo el tiempo.

Verdad. Justicia. Paz. Fe. Salvación. Y oración. Eso era todo.

Abrumada por la gratitud, me deslicé fuera de la cama y caí sobre mis

rodillas, pero todavía me sentí muy alto. Presioné mi frente contra la alfombra y

silenciosamente dije la plegaria más importante y ferviente de mi vida. Me quedé

ahí con mis ojos cerrados, zumbando con la certeza de mi arsenal.

―Hija de Belial ―escuché a Kaidan decir. Se puso de pie al lado de Kopano.

Rápidamente me levanté y lo encaré.

Asintió, sus ojos duros.

―Es hora.

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Galaxia Traducido por magdys83 y Ahtziri29

Corregido por Nanis

l mismo tiempo Kaidan y Kopano se quedaron quietos, sus ojos

lejos mientras escuchaban.

Oh, no. ¿Qué están escuchando?

Los ojos de Kaidan recorrieron el suelo, aterrizando en la bolsa de lona en el

armario. Corrió hacia ella, desabrochándola y sacando mi mochila.

―Aquí está tu bolso. Prepárate ―dijo bruscamente. Pero con sus manos me

señaló: ¡Oculta la empuñadura! El hijo de Shax se acerca.

¡Marek! Eso no es bueno. Posiblemente sea un aliado, pero no puedo correr

ningún riesgo.

Pensé rápido. Tan discretamente como fue posible quité la bolsa de caramelos

de mi mochila y la puse en la basura. Después tomé algunas servilletas del carrito

del servicio a la habitación y las tiré encima. Asco.

Cuando llamaron a la puerta, cayó mi estómago. Kaidan indicó que me

sentara en la cama. Me senté con la mochila en mi regazo mientras él abría la

puerta. Para mi horror, Marek entró, acompañado de un susurrador. Marek es más

bajo que Kai, cerca de la altura de Blake. Me preguntaba si antes era amistoso,

parecía que sí comparado con Caterina, pero su rostro ahora no mostraba ninguna

amabilidad. Sus ojos eran como hielo mientras empujaba las mangas de su camisa

negra de vestir.

Se detuvo frente a mí, y yo deseaba estar vestida en lugar de usar esa

estúpida bata. Mis amigos Neph se ubicaban en un semicírculo tenso a nuestro

alrededor.

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―Nos volvemos a encontrar ―dijo Marek. Sin preguntar, me quitó mi bolso

y empezó a agitarlo, lanzando afuera mi ropa interior y blusas.

―¡Oye! ―le dije, tratando de parecer indignada―. ¿Qué estás haciendo?

Cuando se vació la bolsa y examinó todos los bolsillos, miró alrededor de la

habitación.

―¿Qué tomaste de la bolsa antes de que llegara?

―¿Qué? Nada…

―¡Escuché un sonido! Como… arrugando algo. ¿Qué era?

No, no, no.

―Oh ―dije―. Solo unos caramelos que ya no quería.

Se giró y registró el suelo hasta que sus ojos se detuvieron en el bote de

basura. ¡No! Sin dudarlo lo tomó.

―Asco, hombre ―dijo Blake, pero Marek estaba decidido.

El pánico brilló como meteorito que se precipitaba en mi interior. Todos se

acercaron, rostros endurecidos como si estuvieran listos para pelear.

Marek sacudió la comida fuera de la bolsa de caramelos y comenzó a hacer lo

que nadie de ningún control de seguridad de aeropuerto ha hecho antes. Desgarró

la bolsa abierta y volcó el contenido en el escritorio. Brinqué de la cama y me

abalancé hacia la empuñadura expuesta, pero era demasiado tarde. El susurrador

siseaba encima de nosotros mientras Marek me empujaba hacia atrás, arrancando

pedazos de caramelos que había pegado a él. Kaidan dio un paso adelante, pero

Kope lo sujetó con una mano en el hombro. Esperaba que Marek y el susurrador

pensaran que Kai estaba enfadado por lo que escondí de él, y no por el hecho de

que el hijo de Shax estaba tomando posesión de él.

Marek no pareció advertir nada de esto. No actuó asombrado o satisfecho o…

nada. Con naturalidad abrió la solapa de cuero para revelar el divino metal

reluciente que estaba debajo.

―Amigo ―dijo Blake―. ¿Qué es eso? ¿Qué vas a hacer con él?

El susurrador se había pegado al techo lo más lejos posible de la

empuñadura.

Marek cerró la solapa de cuero sobre la empuñadura y la deslizó a su bolsillo

antes de responder a Blake.

―No te preocupes por eso.

Page 242: Sweet reckoning

Observé las ruedas girando en la mente de Kaidan. Se veía dispuesto a atacar.

Le di una pequeña inclinación de cabeza, y Kope caminó ligeramente frente a él,

como si le indicara que no hiciera un movimiento. Por mucho que quería saltar

sobre Marek y tomar de vuelta la empuñadura, sabía que era un momento crucial.

Aun no podíamos dar muestras de que todos éramos aliados. Necesitaba ser la

única amenaza hasta que tuviéramos reunidos a todos los Duques. Después los

chicos Neph podrían tomar la empuñadura por la fuerza. Si tratamos de tomarla

ahora, el susurrador saldría volando y nos delataría. Entonces nos veríamos

atrapados en desventaja.

Todavía podríamos recuperarla. Teníamos que hacerlo.

Marek vio a Kaidan y movió la cabeza hacia mí.

―Ella la tuvo todo el tiempo. ¿Sabías que nunca debes confiar en una cara

bonita? No la pierdas de vista.

―No lo haré ―dijo Kaidan, sus ojos alcanzando los míos―. Especialmente

ahora.

Marek se giró y dirigió a la puerta, parecía hablar al aire mientras decía:

―La tengo. ―Y salió de la habitación con el susurrador detrás de él.

Todos nos quedamos ahí, aturdidos. Esto cambiaba todo. Por un lado, mi

culpa ahora estaba demostrada. Perdí mi mayor ventaja. ¿Qué iba a hacer sin la

empuñadura? De repente me sentí pequeña, frágil, e inútil. Mi respiración se

dificultaba, se aproximaba un ataque de pánico.

Tomé algo positivo, tratando de reducir mi ritmo cardiaco. Todavía teníamos

la sorpresa de nuestra alianza Neph, por más pequeña que pudiera ser. Y tal vez

otros Neph se nos unan cuando vean que estamos dispuestos a luchar. No puedo

pretender que una enorme fracción de mi confianza ha desaparecido con la

empuñadura, junto con la esperanza de que Marek pudiera terminar siendo un

aliado, pero no quiero que los demás se sientan tan afligidos como yo.

Vamos a recuperarla, señalé.

Pude decir, por la fiereza en los ojos de todos que estaban de acuerdo.

Después los dos K’s ensancharon sus ojos al mismo tiempo.

Kope señaló: Shax le dijo a Marek que eliminara la empuñadura.

Él dijo: Sepúltala en el desierto si es necesario, agregó Kaidan, moviendo rápido

sus manos.

¡No! ¡Tenemos que recuperarla!

Page 243: Sweet reckoning

El teléfono de Kaidan sonó con un texto. Lo leyó y deslizó el celular

nuevamente a su bolsillo.

―En la cumbre en una hora. Uno de nosotros tiene que vigilar la puerta todo

el tiempo para que no escape.

―Estoy en eso ―dijo Blake. Fue a la puerta y se apoyó contra ella, cruzando

los brazos.

―Nos quedaremos con ella mientras se prepara ―dijo Marna,

conduciéndome al baño.

Quería que regresara la sensación positiva de paz. Si los iba a dirigir en la

batalla, necesitaba tener esa esperanza. Mientras me empujaba en mi pantalón

nuevo de cuero negro, la camiseta negra, y una americana de cuero corta, corrí a

través del pasaje en mi mente, recordándome el arsenal que tenía a la mano. Me

dije que la Espada de la Justicia era solo un apoyo, realmente no la necesito, pero

¡mierda! ¡La quiero! Ha sido mi única arma tangible.

Por el momento subí la cremallera de las botines de cuero negro y me levanté,

mi confianza titubeaba de atrás hacia adelante. Las gemelas me observaron, un

poco boquiabiertas por mi elección de vestuario. Ginger tenía una media sonrisa

impresionada cuando me miró.

Agarré mis cabellos en una coleta alta y fui al espejo para maquillarme. Los

demonios podrían etiquetarme como una mercenaria del cielo, pero esta noche no

estaría usando alas blancas. Oscurecí alrededor de mis ojos con delineador gris y

sombra plateada, ruboricé mis mejillas, y pasé un labial rojo sobre mi boca. El

efecto en general era aún más poderoso de lo que esperaba. Sobre la camiseta

coloqué el regalo de Kai, el collar turquesa, el único toque de color que estaba

usando.

Blake entró en el baño en un traje negro con una corbata verde tornasolada.

Mojó su cabello y se puso un poco de laca en aerosol, moviendo pedazos de aquí y

allá. Ginger le quitó la laca en aerosol y roció la parte posterior de su cabeza,

haciendo lo mismo con la parte de enfrente. Lo vi visiblemente relajado bajo su

toque.

Una mancha azul llamó mi atención en el espejo, y vi hacia arriba

encontrando a Kaidan inclinado contra el marco de la puerta con sus manos en los

bolsillos. Él también usaba un traje negro, pero con una camisa azul cobalto por

debajo, eso hacía que el zafiro de sus ojos resaltara. Tuve que tragar. Pasó una

mano a través de su cabello mientras me miraba.

Voy a beber esta noche, sólo lo suficiente para ocultar el vínculo, él me señaló y yo

asentí.

Page 244: Sweet reckoning

Quería besarlo de nuevo. Un último beso. Él debía estar pensando lo mismo

porque estaba listo para mí cuando di la vuelta y fui hacia él, dirigiendo mis

manos a sus fuertes hombros.

Su boca era delicada, sabía a borbón dulce. Tal vez estaba equivocada, pero

no me importó si alguno de nuestros amigos Neph estaban observando o cómo se

sentían acerca de esto. La única cosa que hizo que me apartara fue el miedo a que

los susurradores volaran. Detrás de mí escuché retirarse a las gemelas y Blake,

encendiendo la televisión del baño y subiendo el volumen antes de dejarnos solos.

Kaidan me empujó contra el lavabo, besándome profundamente.

Quería decirle que lo amaba, pero me sujetó y no me dejaba moverme un

centímetro lejos de él. Dejé mi mente abierta, reflejando el rosa en mi aura

emocional sólo lo suficiente para que él lo viera. Me tomó entre sus brazos.

Cuando me dejó, descansó su frente contra la mía, respirando fuerte. Sabía

que estaba asustado. Pude verlo en sus ojos. Levanté mi mano e indiqué: Vamos a

ganar esto. Él contempló el piso entre nosotros, deslizando la lengua sobre sus

labios. Cuando levantó nuevamente sus ojos, tiró de mi coleta, haciendo que las

capas rubias de cabello cayeran pesadamente sobre mis hombros.

―Ahora estás lista ―anunció, inspeccionándome con reconocimiento de sus

ojos oscuros.

Asentí. Necesitábamos su ingenio lo suficientemente claro para ser capaz de

luchar si llegábamos a eso. Observé cómo Kaidan se agachaba, removiendo los

cuchillos de sus bolsillos y jugando con las gruesas suelas de sus botas. Él amañó

unos compartimentos pequeños para esconder las cuchillas.

Era bueno que tuviera pies grandes.

Cuando se puso en pie, tomó una botella pequeña de whisky de su bolsillo y

la bebió, lanzando después la botella en la basura. La esencia picante me golpeó y

me sacudió con un momento de necesidad, a pesar de mi resaca persistente.

Mi estómago se desplomó con el firme sonido de un golpe en la puerta de

nuestra habitación. Kai y yo nos miramos el uno al otro por un largo momento

antes de separarnos. Nos encontramos con los demás en la entrada principal, y

Kopano abrió la puerta.

Mi estómago dio un vuelco con la vista de los hermanos de Thamuz en la

puerta, mirando por encima de nosotros con desdén. Su largo cabello castaño

estaba recogido en coletas bajas y usaban trajes color café. Estaban completamente

curados desde la última vez que los había visto, pero la maldad pura residía en sus

ojos oscuros. Ellos gruñeron cuando me vieron, prometiendo dolor y acciones

malvadas si se les daba oportunidad. Luché por mantener sus miradas y no ceder.

Page 245: Sweet reckoning

Marna se estremeció a mi lado y se encogió.

―Buenas noches, hijos de Thamuz ―dijo Blake con falsa cortesía.

―Va a ser una buena noche una vez que empiece el castigo ―dijo uno de

ellos.

El miedo recorrió a través de mí, espeso y amargo por todos los malos que

esta noche teníamos que enfrentar. Marna hizo un sonido lastimero. Cuando los

hijos volvieron sus ojos hacia ella, Ginger se puso delante de su hermana y cruzó

los brazos con desafío. Ginger me dio muchas miradas que apestaban en el pasado,

pero nada parecido a la que le dio ahora a los hijos de Thamuz.

Ellos la miraron con desdén. Blake se puso a un lado de Ginger y sobresalía

su mentón a los recién llegados.

―¿Nos vamos o no? ―preguntó Blake.

Uno los guió a la salida de la habitación mientras el otro esperó así podía

caminar detrás de nosotros. Los Duques estarían orgullosos de ver a la cría de sus

hijos rodeándome como si quisieran proteger a sus padres de un mercenario en

potencia.

Cuando caminamos al pasillo observé a dos susurradores corriendo por el

gran espacio como en carreras. Como si todo fuera juegos y diversión. Deseaba

tanto tener a mi padre en este momento. ¿Dónde estaba? ¿Habrá escuchado acerca

de esta cumbre a través de uno de sus espíritus aliados? ¿Y qué hay acerca del

espíritu mensajero de Lucifer, Azael, nuestro aliado poco probable? Desearía que

tuviéramos más información, más aliados, más tiempo.

Mi cuerpo anhelaba paz así podría concentrarme en la tarea, pero caminar a

través de niveles de tiendas y casinos era una sobrecarga sensorial, incluso a las

dos de la mañana. Susurradores estaban por todas partes, lanzándose a través de

espacios y susurrando en oídos desprevenidos. El ruido era ensordecedor, como

una docena de carnavales atestados en un solo gran edificio. Los juegos

electrónicos del casino con la superposición de beeps y dings. Cientos de voces

humanas peleaban por ser escuchadas. Sus ángeles guardianes estaban sombríos y

en guardia.

Cada cara sonriente que pasábamos era una posible víctima. Quería gritarles

a todos que se fueran, pero era un pensamiento inservible. Los Duques se han

estado encontrando aquí por tantos años como Las Vegas ha sido popular. No se

ha ganado el apodo de “La Ciudad del Pecado” por accidente.

Silenciosamente medité mientras dejábamos El Venetian y cruzamos a un

casino independiente con una escalera al lado dirigiéndose bajo tierra.

Page 246: Sweet reckoning

Música sonaba, pero parecía venir de debajo de nuestros pies en gentiles

vibraciones. Al final de las escaleras, fuera de la vista pública, nos detuvimos en un

conjunto de puertas de metal con un signo debajo de la entrada que decía CLUB

NOCTURNO GALAXY. Mi corazón se hundió a nuevas profundidades a la vista

de Nephilims parados cuidando la puerta. Marek. Me forcé a no mirar a Kaidan o

hacer algo sospechoso.

Marek corrió una vara de detector de metales sobre uno de los hijos de

Thamuz, después las gemelas, Kopano y Blake, entonces los palmeó. Sentí un

fuerte pinchazo en mi espalda y giré mi cabeza hacia el otro hijo de Thamuz, que

estaba mirando abajo hacia mí con enojada impaciencia.

―Muévete ―ordenó.

Di un paso hacia adelante y Kaidan discretamente se puso entre el Neph

enojado y yo sin mirarme. Miré a Marek, quien no me miró a los ojos.

―Levanta tus brazos ―dijo.

Hice todo lo que me dijo. Cuando había terminado con el detector de metal,

me palmeó, concentrándose en mis bolsillos. Escuché a Kaidan moviéndose detrás

de mí y aclararse la garganta cuando las manos de Marek estaban palmeando mis

bolsillos traseros. Afortunadamente terminó rápido dándole a mis tobillos una

palmadita entonces parándose e indicándome pasar.

―Gracias ―dije suavemente. No estaba segura de por qué le agradecí, tal vez

solo fueron los años de modales inculcados en mí, pero eso hizo que me mirara

sorprendido. Tal vez incluso un poco sacudido. Dejé caer mis ojos y caminé a

través de la puerta hacia donde los otros esperaban en la oscura entrada con su

techo bajo.

Me moví hacia el lado en donde pudiera ver a Marek moviendo la vara sobre

un Kaidan con cara seria. Sonó en su cadera y Kai removió su cinturón,

desplegando la habilla de metal como si se aburriera. Se lo puso de nuevo cuando

Marek asintió. Más sonidos salieron cuando la vara llegó al pie de Kaidan. Se

desabrocho sus botas y las sacó, dejando que Marek se agachara a inspeccionarlas.

Podía ver la protuberancia debajo de la playera de Marek en su línea de la cadera

donde guardaba un arma.

Mi corazón latía con fuerza.

Marek era hijo de Shax, conocido por los inteligentes trucos de robo. Sabría

maneras de esconder cosas en los zapatos. ¿Cómo Kaidan podía pararse ahí

actuando tan genial? Mi cuerpo se estaba volviendo loco y apenas podía

mantenerme quieta. Miré mientras los dedos de Marek corrían a lo largo del borde

del talón grueso, justo donde estaba el compartimiento secreto. Sus movimientos

Page 247: Sweet reckoning

parecían muy lentos, entonces paro y vi como la mandíbula de Kaidan se apretó.

Conteniendo el aliento, sentí que la espera se arrastró por siempre.

Entonces Marek se paró abruptamente y le dio a Kai un asentimiento,

moviéndose más allá de él para empezar a correr la vara sobre el hijo de Thamuz.

Todo el aire dejo mis pulmones. Kaidan se puso sus botas de nuevo y me alcanzo.

Su brazo chocó contra el mío y yo quería cantar. Tres cuchillos entre nosotros no

era mucho comparado con las armas que sabíamos tenían los Duques, pero al

menos eran algo.

Al final del pasillo pasamos por otro juego de puertas y bajamos más

escaleras hacia un gigante cuarto oscuro con música techno a todo volumen. El

ruido parecía causar que todos mis sentidos se abrieran. Podía oler los cuerpos,

una mezcla de sudor, cuerpos y perfumes. Olí alcohol por todas partes, fresco y en

las grietas de cada superficie y mariguana en un lugar cercano. Mi cuerpo zumbó.

La mano de Kaidan toco mi espalda baja para instarme a seguir adelante e

inhalé una respiración entrecortada al hermoso sentimiento del contacto. Me miró

con grandes ojos, su emblema dando un giro y me di cuenta que incluso mi sentido

del tacto se había desatado. Necesitaba guardarlo todo de nuevo. Me concentré,

forzando cada sentido a volver a la normalidad excepto mi visión nocturna y seguí

adelante.

Estábamos en un almacén convertido en un club debajo de tierra lleno con

personas. A la izquierda estaba la cabina del DJ, lo que me hizo pensar en Jay con

una punzada. Esperaba con todo lo que tenía que estuviera bien. Y Patti. Me trajo

alegría pensar que después de esta noche nunca tendrían que volver a esconderse.

Una larga barra estirada a todo lo largo del cuarto, con bartenders volteando

botellas y sacudiendo vasos. Los dos hijos de Thamuz se deslizaron directo a la

barra, diciéndonos que los Duques vendrían por nosotros cuando fuera el

momento y diciéndole a Kaidan que me vigilará. No parecía que sintieran la

necesidad de cuidarnos más, probablemente porque la entrada y la salida estaban

cubiertas.

Miré atentamente por otras salidas. Era difícil ver exactamente qué tan alto

era el techo porque cualquier superficie en el club estaba pintada en negro. El techo

negro y las paredes estaban salpicados con pequeñas luces centellantes en una

réplica exacta de la galaxia, como un planetario.

―¿En dónde vamos a encontrarnos? ―me atreví a preguntarle a Kaidan

teniendo que gritar.

―El salón VIP ―dijo.

Page 248: Sweet reckoning

Asentí. Caminamos más adentro, siguiendo hacia donde nuestros amigos

habían ido. Cuando estábamos rodeados de personas vi a Kaidan a hurtadillas

agacharse y buscar algo. Miré, tratando de no ser obvia, lo vi levantando las

solapas en la planta de sus botas y sacar las cuchillas que había escondido. Sentí

una ser deslizada en mi bolsillo y presioné mis labios juntos para contener una

sonrisa. No mantuvimos moviéndonos hasta que nos encontramos con nuestro

grupo, agrupado en la barra. Todos observaron alrededor del cuarto, aparentando

calma pero en guardia. Yo también miré alrededor.

Casi todo el cuarto era una pista de baile. No me había dado cuenta al

principio, pero a lo largo de las paredes, cajas negras gigantes colgaban del techo

con mujeres dentro ―bailarinas de jaula― que usaban las barras para girarse

expertamente o colgar de cabeza antes de aterrizar agraciadamente y bailar

perfectas rutinas individuales.

Mientras miraba la ya atenuada iluminación pareció flaquear en el cuarto.

―Legionarios ―murmuró Marna a lado de mí.

Cientos de demonios pululaban encima de nosotros. Contuve mi aliento,

sintiéndome inútil y enferma a la vista de su ataque en el cuarto. Cada pocos

segundos uno de los espíritus se lanzaba hacia abajo y susurraba en un oído

desprevenido. Dentro de un minuto había más personas congregándose en la barra

y el baile era erótico. Dos chicos se metieron en una pelea en la pista de baile y los

guardias corrieron para separarlos mientras las personas alrededor gritaban.

Ginger y Marna miraron a Kaidan y a mí, mirando a propósito de ida y

vuelta entre nosotros dos, a nuestro vínculo. ¡Mierda! Kaidan se alejó de mí y fue

directo hacia el bar. Le di un asentimiento a las gemelas para agradecerles por la

advertencia, después me volteé cuando alguien me chocó.

Una chica, no más grande de veintiuno, se tambaleó y después de que nos

pasó se dobló y vomitó. Las personas alrededor de ella gritaron. Su vomito salpicó

en los tacones de la pareja más cercana a ella y se giraron para mirarla. El aura de

la mujer ofendida era negra con ira, empeorada por un susurrador vertiendo su vil

mensaje en su cabeza. Ella vertió su bebida en la espalda de la chica, causando que

se tropezara sobre una rodilla. Un demonio se abalanzó en un hombre que dejó su

botella de cerveza como si fuera a aventársela a la chica.

―¡No! ―grité.

El hombre me miró con ojos atormentados.

―No te atrevas ―dije sin aliento, yendo a lado de la chica. El hombre

lentamente bajo su brazo, viendo a Kopano y Blake mirar y no queriendo

arriesgarse.

Page 249: Sweet reckoning

Le ayudé a levantarse por su brazo. Sí, fue estúpido de mi parte pero mi

secreto ya se había revelado. Estaba trabajando para el otro equipo así que esos

demonios podían besar mi trasero celestial.

―¿Donna? ―masculló la chica borracha.

―No. ¿Tienes una amiga aquí llamada Donna?

Miró alrededor, con la vista nublada sin responder. La guié al final de la

barra, mitad cargándola y llegando más allá para agarrar servilletas de una pila.

Limpie su cara y toqué ligeramente su cabello. Otra chica de su edad corrió hacia

nosotros sin aliento.

―¡Oh mi Dios! ¡Ahí estás tú, estúpida borracha! Pensé que ibas al baño. Rob

sigue preguntando por ti. Nos compró otra ronda. Ven.

―¿Tú eres Donna? ―pregunté.

―Sí. ¿Por qué? ―Me miró por primera vez.

―Tú amiga se enfermó. Tal vez debería volver a su cuarto.

―¿Perdón? ¿Quién te crees que eres diciéndome…?

No tenía tiempo para esto. Use mi influencia. Si te preocupas por tu amiga

llévala de vuelta al cuarto.

Me miró con grandes ojos mientras lidiaba con su confusión interna. Entonces

me miró, empujando el brazo de su amiga alrededor de su hombro, caminando en

dirección de la salida.

Oh, gracias a Dios. Suspiré. Un susurrador se dirigió abajo hacia a mí,

después otro, gritando sus mensajes telepáticos.

¿Qué fue eso? ¡Nos das asco!

Kopano se acercó furtivamente, luciendo serio.

―Déjenla ―le dijo a los susurradores en su baja ominosa voz―. Obtendrá lo

que merece pronto.

Funcionó y me dejaron sola, un temblor subiendo sobre mi piel al doble

significado de las palabras de Kope, tanto si quería decirlo o no. ¿Sobreviviría a

esta noche?

Los demonios debían ser destruidos. Si se requería mi muerte para que

pasara, que así sea. Me rompía el corazón pensar en Kaidan siendo dejado atrás sin

mí y cómo podría hacer frente a eso, pero le haría frente. Y estaríamos juntos de

nuevo algún día, en una manera diferente, pero juntos no obstante. Traté de ganar

confianza de esos pensamientos pero mi corazón estaba demasiado pesado.

Page 250: Sweet reckoning

Mis amigos Neph habían formado una valla alrededor de mí y me

preguntaba si estaban tratando de protegerme de los susurradores o evitar que

ayudara más humanos. Cualquiera que fuera la razón, su presencia cercana me

daba fuerza.

Kaidan regresó hacia nosotros con un trago doble de algo color ámbar sobre

hielo. Conseguí una fuerte bocanada de bourbon, lo que me hizo querer besarlo de

nuevo. Sus ojos capturaron los míos y los sostuvo mientras inclinaba hacia atrás el

vaso hasta que estaba vacío.

Los hijos de Thamuz regresaron a nosotros, sosteniendo sus bebidas y

luciendo disgustados por nuestra presencia. Nos señalaron que nos moviéramos y

los seguimos. La música golpeaba todo mi cuerpo. La fiereza de las caras de mis

aliados circundantes me alimentó.

Llegamos a un juego de puertas dobles con un cartel diciendo cuarto lunar.

Mi cuerpo estaba encendido con adrenalina. En el cuarto lunar del club Galaxy, el

cielo y el infierno se encontrarían.

Pharzuph prácticamente irrumpió por las puertas, sus ojos ávidos en mí.

Frunció el ceño.

―Esto no es exactamente lo que tenía en mente cuando dije que consiguieran

ropa diferente ―le dijo a Kaidan. Pharzuph agarró mi brazo y me empujó hacia

adelante, no importándole escuchar una respuesta de su hijo. Me encontré con la

mirada de acero de Kai y supe que esos ojos estarían en mí toda la noche.

Con una respiración profunda en mi pecho y una oración en mi corazón

entramos a la cumbre.

Page 251: Sweet reckoning

La vida, aunque puede que solo sea una

acumulación de angustia, es preciada para mí y la

defenderé.

―Mary Shelley, Frankenstein.

Page 252: Sweet reckoning

El Salón Lunar Traducido por LizC, Aяia,

Shilo, Simoriah y flochi Corregido por flochi

ueve pares de ojos rojos como la sangre se posaron en mí, haciendo

que la adrenalina corriera a toda marcha a través de mi cuerpo.

Todo el mundo estaba allí, excepto mi padre, Rahab, y Jezebet. Los

nueve Duques presentes me miraban con absoluto desdén antes de

asentir a Pharzuph con admiración por mi captura.

Pharzuph me empujó hacia delante, con una expresión de orgullo en su

rostro, y dijo:

―Ve a sentarte hasta que estemos listos para hacerte frente.

Me moví, sintiendo a mis aliados muy cerca detrás de mí, y me fijé en nuestro

nuevo entorno. Nunca había sido capaz de imaginar esta cumbre: y ahora aquí

estábamos. No me hubiera imaginado que esta lucha, en su mayor parte mortal,

tendría lugar en una ostentosa sala VIP.

La habitación era toda negra, como el club principal, con similares estrellas

parpadeantes por encima de nosotros. La misma música se reproducía aquí, sólo

que a un volumen más bajo. Mesas en forma de fases de la luna y asientos de cuero

negro moderno llenaban el espacio en el piso. La sala de estar rodeaba una pista de

baile circular con una superficie de color negro brillante que reflejaba las estrellas

del techo. Al lado de la entrada había un bar con un camarero Neph masculino de

mediana edad que no reconocí. Nos ignoró y se centró en los Duques, quienes se

reunían alrededor de la barra, hablando y riendo como si este encuentro no fuera

más que un evento social.

Largos sofás negros se alineaban en las paredes de la habitación. Fuimos al

final del salón y nos sentamos contra la pared. Kaidan, yo, Marna, y luego Ginger

Page 253: Sweet reckoning

nos sentamos juntos en un sofá. Blake y Kope se sentaron en el siguiente. No

tuvimos que esperar mucho tiempo para que otros empezaran a llegar. Todos los

Neph se acercaban a este otro lado de la habitación, luego se esparcían a lo largo de

los sofás en la pared, reconociéndose mutuamente con inclinaciones de cabezas,

pero nunca hablando.

Los dos hermanos mayores de Kopano se acercaron y se sentaron junto a él.

¡Más aliados! Mi esperanza creció a la vista de los tres sentados en el sofá al lado

en silencio estoico. Sus hermanos tenían la misma estructura corporal grande como

él, pero sus ojos eran de un color marrón oscuro.

Una sensación brutal se deslizó a través de mi vientre cuando Caterina entró,

el moño ajustado en su cabello pareciendo que podría darle a una persona normal

una migraña. Cuando caminó hasta nosotros y se sentó en un sofá en solitario, me

sonrió… la sonrisa más espeluznante que he visto nunca. Supuse que ella sabía por

qué estábamos reunidos y estaba esperando por ello. Me pareció que las gemelas

estaban lanzando miradas asesinas hacia ella, por lo que le di a Marna un discreto

codazo en el brazo para que se detuviera.

El Duque Jezebet entró entonces, y Caterina se enderezó más, mirando al

Duque de las Mentiras con adorada reverencia. La mujer rusa impresionante en su

elegante traje gris ni siquiera miró a su hija. En cambio, escaneó a los Neph hasta

que me encontró. Nuestro contacto visual duró sólo un breve momento, pero al ver

la falta de odio en sus ojos y sabiendo que era una aliada me levantó el ánimo,

aunque también me hizo anhelar a mi padre.

Sentí a Kaidan tensarse a mi lado cuando Pharzuph y Astaroth miraron en

nuestra dirección. Entonces Astaroth dio una sacudida de cabeza y volvieron a

beber. Marna inclinó su cara hacia mí y Kaidan, inclinándose hacia adelante lo

suficiente para comprobar nuestro vínculo. Dio un pequeño asentimiento.

Estábamos bien. Kai se volvió a relajar. Eso me hizo preguntarme cuánto tiempo

duraría su agitación y ocultaría el vínculo. Probablemente no mucho. Todos

nuestros secretos serían revelados pronto.

Ver a los Duques socializar, sin preocuparse por la denominada chica

mercenaria Neph, me dio una extraña sensación de determinación. Ellos creían que

eran intocables. Veían a su enemigo esta noche tan solo como una niña. Una chica

estúpida que podría estar trabajando con alguien, pero su completa falta de

preocupación mostraba su defecto más débil.

Estúpido orgullo. Lo usaríamos en su contra.

A pesar de mi alentada determinación, mi cuerpo todavía respondía a los

nervios traicioneros cuando pensaba en cómo ya no tenía la espada, y no tenía idea

de qué otra manera físicamente podría deshacerme de estos demonios. Kaidan

Page 254: Sweet reckoning

rebotó su pierna contra la mía cuando empecé a masticar la uña de mi pulgar. Dejé

caer mi mano. Bueno. Nadie iba a tratar de matarnos en este mismo instante. Me

enderecé.

Un joven asiático entró con un emblema verde, viéndose como si pudiera ser

un modelo chino, Melchom, el Duque de la Envidia. Su cabello negro brillante

tenía unos pocos centímetros de largo y su estilo era muy parecido al de Blake.

Eché un vistazo a Blake, quien estaba mirando al nuevo cuerpo de su padre con

asombrado horror. Rápidamente encubrió su expresión facial cuando Melchom

miró hacia él y asintió con la cabeza. Blake le devolvió el gesto.

A medida que los Duques se relajaban, bebiendo y riendo, todos nos

quedamos mirando en blanco por la habitación, haciendo nuestro mejor esfuerzo

para no llamar la atención hacia nosotros mismos. Conté diez de los doce Duques.

Entonces el Duque Rahab entró con su profundo emblema púrpura, y un

silencio se instaló. Juro que un escalofrío recorrió la habitación cuando el Duque

del Orgullo nos estudió, parpadeando de color rojo brillante durante todo un

segundo cuando me vio hasta que él mismo se compuso. Se volvió hacia sus

compañeros y sonrió con fuerza. Alguien apagó la música. Marek llegó a través de

las puertas detrás de Rahab y las cerró, bloqueándola desde el interior y

resguardándola. El momento de silencio fue ensordecedor.

Rahab hizo un gesto a los Duques en el bar, y todos se presentaron en el

salón, sentándose en las mesitas que rodeaban la pista de baile. Rahab caminó

hacia el centro del círculo negro y se detuvo con las manos entrelazadas detrás de

la espalda como un dictador. Parecía haber envejecido desde que lo había visto

hace año y medio, su cara viéndose demacrada y demasiado severa para lucir

guapo. Era un hombre alto y elegante, pero demasiado delgado. Me sorprendió

que aún no hubiera optado por un nuevo cuerpo. Tal vez su exceso de orgullo le

hacía aguantar más tiempo que los demás.

Empezó a hablar en su rica voz, fuerte, con acento francés.

―Buenas tardes, hermanos… y hermana ―dijo―. Gracias por su presencia

en tan poco tiempo. Esperamos resolver este asunto delicado lo más rápido posible

para que todos podamos pasar a cosas más agradables. Nuestra ciudad favorita

espera. ―Hubo risas y sonrisas―. Empezaremos por convocar al mensajero Azael

para supervisar esta cumbre e informar a nuestro Señor Lucifer a la conclusión de

nuestros eventos.

Me preparé cuando un silbido increíblemente aterrador llenó el aire. Azael

con sus rasgos de león ascendió a través del suelo negro brillante justo en frente de

Rahab. Sus alas abiertas de par en par por un momento antes de cerrarse firmes a

Page 255: Sweet reckoning

su nebulosa espalda. La vista era chocante, pero estaba tan contenta de tener a

Azael presente.

―Gracias por estar con nosotros, Azael ―dijo Rahab―. Esperamos no

retenerte mucho tiempo.

El espíritu demoníaco inclinó la cabeza en un movimiento de cabeza.

A los Duque, Rahab dijo:

―Vamos a convocar a los Legionarios.

Otra vez con la horrible cacofonía de silbidos. En el momento justo, las

paredes negras comenzaron a arrojar espíritus llenos de humo en el salón desde

todas las direcciones. No podía esperar a que se fueran. Para siempre.

La habitación se atenuó a medida que se llenaba con los espíritus, por lo que

encendí mi visión nocturna al máximo.

Cuando todo el mundo estuvo en silencio, Rahab miró hacia las puertas.

―Hijo de Shax ―le dijo a Marek―. Estás a cargo de escuchar cualquier

interferencia durante el presente procedimiento. Los acontecimientos de esta noche

requerirán toda la atención de los Duques. ¿Entendido?

―Sí, señor ―dijo Marek, con una ligera reverencia.

El arrepentimiento me inundó al pensar en nuestro aliado perdido, Flynn, y

cómo el vigilar la puerta habría sido su trabajo. Hubiera sido una gran ventaja.

Rahab miró por encima a la multitud, el ceño fruncido en su rostro mientras

observaba a los cien Nephilim adicionales. Cuando sus ojos se detuvieron en mí, se

volvieron de un rojo intenso.

―En verdad ―dijo―, nunca creí que esta cumbre sería convocada. Pero, por

desgracia… la gran profecía está sobre nosotros. Podemos agradecer al hermano

Pharzuph por su rápido trabajo al traer a un traidor a la justicia esta noche.

Los murmullos estallaron alrededor de la habitación, de Duques y Nephilim

por igual. Rahab le hizo señas a Pharzuph de unirse a él.

En vez de ir al lado de Rahab, Pharzuph se desvió a la pista de baile,

paseándose hacia mí con una sonrisa arrogante.

Aquí vamos. Mis entrañas cayeron a mis pies.

Me senté con la espalda recta, sin moverme, manteniendo los ojos fijos en

Pharzuph a medida que se acercaba. Cuando llegó a mí y vio que yo no iba a

acobardarme, me agarró del brazo y me puso de pie.

Page 256: Sweet reckoning

―Crees que eres valiente incluso sin tu arma, ¿eh? ―Me miró con disgusto―.

Ya veremos.

Me mantuve firme cuando me atrajo hacia el centro de la habitación. Mi

pecho y cara ardían, pero hice mi mejor esfuerzo para no mostrar ningún temor.

Pharzuph me soltó, limpiándose la mano en su camisa y me dejó entre ellos dos.

Rahab me miró con gran repugnancia.

―Todos ustedes pueden ver su emblema ―dijo Rahab―. Teníamos la

esperanza de que fuera un subproducto de ser ignorante de su legado durante

tanto tiempo, pero incluso después de haber trabajado estos últimos dos años, su

emblema aún tiene el blanco de la inocencia. ―Escupió la palabra―. Primero, los

ángeles intervinieron para mantenerla con vida, y luego su padre desaparece

cuando intentamos interrogarlo. Pero una vez que nos hagamos cargo de su

descendencia encontraremos a Belial, y él lidiará con nosotros. Y será quemado por

sus métodos traicioneros.

Esperaba que los Duques se animaran ante esto, pero permanecieron en

silencio, observando con expresiones desencajadas a medida que digerían la forma

en que todos habían sido engañados por uno de los suyos y su descendencia.

―¿Cómo puede estar pasando esto, hermano Rahab? ―preguntó el padre de

Blake, Melchom―. ¡La profecía era un mito! Hablaba de una Nephilim mitad luz y

oscuridad. Todos sabemos que eso no es posible.

―¿En serio? ―preguntó Rahab resueltamente―. Tenemos razones para creer

que hace dieciocho años, un ángel de la guarda rompió filas y poseyó a un ser

humano para estar con un Duque. ¿Algunos de ustedes pueden recordar al ángel

Mariantha y su emotivo vínculo con Belial?

―¡Ese traidor! ―bramó Sonellion, el Duque del Odio. Golpeó el puño contra

la mesa, haciéndola tambalear. Los ojos de Sonellion se encendieron de rojo

brillante, junto con varios otros pares de ojos entre los Duques. Mi respiración se

atascó cuando sus voces se levantaron en ira hacia mi padre. Esta era ira sin

escrúpulos. No habría forma de razonar con estos demonios.

Respira, me dije. Sólo respira. Miré por encima de mí a donde Azael se cernía,

observándome atentamente.

―Espera ―dijo una voz suave. Todos se volvieron hacia Alocer, el padre de

Kope―. No estoy convencido con esta supuesta profecía. ¿Cómo sabemos que es

verdad? ¿Qué pruebas tenemos?

Rahab frunció el ceño.

Page 257: Sweet reckoning

―Como ustedes saben, siempre he tenido la confianza de nuestro príncipe de

las Tinieblas. Me llamó ante él para contarme de la profecía dicha por medio del

apóstol Pablo. ¿Te atreves a dudar de él?

―Por supuesto que no ―respondió Alocer, entrecerrando los ojos en

Rahab―. Pero me atrevo a dudar de su fuente para esta información. ¿Quién fue

testigo de esta profecía? ¿Además del ángel de la guarda del apóstol?

―Un susurrador de confianza. ―Los Duques estallaron en gemidos, y Rahab

tuvo que levantar la voz―. Nuestro Señor tomó la profecía con la mayor seriedad

posible, ¡y ustedes también deberían!

―Dinos, Hermano ―dijo Jezebet―. Recuérdanos una vez más las palabras

de la profecía. ―Ella se inclinó sobre la mesa y golpeó una uña con manicura a la

francesa contra su labio inferior.

―La profecía declaraba ―comenzó Rahab―, que un Nephilim nacido tanto

de un ángel y un demonio sería el instrumento utilizado para un fin traicionero a

nuestra especie. Predijo que este niño enviaría a cada ángel oscuro a las cadenas

del infierno por el resto de la eternidad. ―Sus ojos lucían salvajes, y mi cabeza

empezó a dar vueltas―. ¡Esta… infante es el Nephilim profetizado enviado por

Dios para librar la tierra de nosotros! Esto… ―Corrió dramáticamente una mano

de arriba abajo por mi cuerpo―, ¡es lo mejor que Dios pudo hacer en su momento

de desesperación!

Un fuerte ruido de gritos y risas se levantó. Esperé a que Rahab contara el

resto de la profecía, pero no lo hizo. Sólo se quedó ahí pareciendo presumido. Y

entonces me pregunté… ¿siquiera conocía la profecía completa? ¿La parte de su

posible redención?

Miré hacia mis aliados, quienes estaban todos sentados en el borde de sus

sillas. Kaidan parecía preparado. Kopano me dio el asentimiento más ligero, casi

imperceptible. La intensidad de sus ojos en mí fue un empujón. Era la hora. La

audacia me tomó por las cuerdas vocales.

―¡Hay más! ―interrumpí a los Duques fuertemente―. ¡Les van a dar a todos

una segunda oportunidad en el cielo!

Me tambaleé hacia un lado en el suelo por la fuerza del dorso de la mano de

Rahab en mi rostro. Mi mejilla latía con dolor. Me había olvidado de lo mucho que

le gustaba pegar.

Mis aliados estaban de pie ahora, y un repentino temor se disparó a través de

mí por Kaidan. Estaba listo para luchar.

Rahab se cernió sobre mí, mirándome con pura maldad.

Page 258: Sweet reckoning

―¡Tú. No. Hablarás!

―¿A qué estamos esperando? ―gritó Thamuz―. ¡Matémosla! No hay

ángeles para que nos detengan esta vez.

Gritos de asentimiento llenaron el aire. Me quedé en el suelo, observando

para ver cómo se desarrollaría.

―¡Espera! ―gritó Melchom―. ¿De qué está hablando?

―¡Mentiras contra nuestro Señor! ―dijo Rahab.

―Deja que Jezebet decida si está diciendo la verdad o no ―sugirió Alocer.

Sonaron gruñidos, pero nadie detuvo a Jezebet mientras entraba con gracia al

suelo circular delante de mí. Me levanté, y ella agarró mi mandíbula en los dedos

delgados de una de sus manos.

―Habla ―dijo, y observó mis ojos.

Hablé tan fuerte como podía con sus uñas clavándose en mi piel, pero

mantuve mis ojos entrelazados con los suyos azules cristalinos para que pudiera

sentir mi completa honestidad.

―Hay más en la profecía. Dios está dispuesto a perdonarlos y aceptarlos de

regreso al cielo. Pero aquellos que elijan permanecer contra él serán condenados al

infierno para siempre, tal como ha dicho Rahab.

La habitación se quedó en silencio mientras los ojos de Jezebet se

entrecerraban en mí, pero los susurradores encima de nosotros se movían como

nubes de tormenta. Me miró mientras hablaba, aligerando su agarre y dejándome

ir.

―Dice la verdad.

Los Duques se pusieron de pie ahora, gritándose los unos a los otros sobre

esta nueva posibilidad. Miré a Kaidan, quien observaba la escena que se

desarrollaba con una firmeza perspicaz. Luego pensé en Patti y Mariantha, y todo

el amor que me habían dado en mi vida. Había sido salvada de la muerte una vez

en una cumbre. ¿Quién era yo para dudar que no ocurriera el mismo milagro otra

vez? ¿Y si no ocurría? Entonces era mi hora. El temor o la muerte ya no tenían sitio

en mi corazón. Los aparté, los dejé ir, y permití que la confianza que se deriva de la

libertad se vertiera a través de mí.

―Gracias, Jezebet ―dijo Pharzuph, gesticulándole para que tomara su lugar

otra vez.

Page 259: Sweet reckoning

Jezebet miró una última vez a mis ojos, sin ningún rastro de maldad en los

suyos, y volvió con los otros Duques. Se estaban volviendo unos contra otros, las

voces volviéndose más frenéticas y exaltadas.

―¿Y si es verdad? ―preguntó Alocer. Miró hacia sus hijos, quienes se

encontraron con sus ojos esperanzados.

―¿Después de todo este tiempo? ―preguntó Melchom sin creérselo.

―¿A quién le importa? ―gritó Kobal, el Duque de la Gula―. ¡No voy a

volver ahí!

―¿Por qué has omitido esto, Rahab? ―preguntó Shax.

―Les he contado toda la profecía tal y como me la contaron a mí. ―La

paciencia de Rahab se estaba agotando.

Jadeé cuando mi cabeza fue echada hacia atrás en el aire, contra el cuerpo de

Pharzuph con una mano en mi garganta mientras el otro brazo rodeaba mi caja

torácica, pegando mis brazos a mis costados.

―¿Quién te dio esta información? ―demandó.

Apenas podía decir las palabras.

―Una monja… una Nephilim descendiente del ángel de apóstol Pablo.

―¡Imposible! ―gritó Rahab―. Habríamos sabido si hubo una descendiente

del viejo en la tierra. ―Pero su tono estaba afectado por sus propias dudas.

La multitud estaba empezando a desenredarse, y tenía que saber que los

estaba perdiendo. Echó la cabeza hacia atrás y dejó salir un extraño silbido,

llamando a uno de sus susurradores.

―¿Es verdad? ―preguntó Rahab―. ¿Hubo una Neph de la luz? ―Todos

estaban en silencio mientras el espíritu susurraba directamente en la mente de

Rahab y él respondió en alto―: Oh, ¿no pensaste que esto era importante? ¿En

serio? ¿Una Nephilim angelical no supervisada? ¡Me importa una mierda lo inofensiva

que pareciera, o si nunca se fue del convento de monjas! ¡Aléjate de mí, idiota

insípido! ―Lanzó una mano, y el espíritu se disparó hacia la nube oscura de

Legionarios.

―Ahora no importa ―dijo Pharzuph―. Tenemos a la chica. Y qué raro lujo

poder frustrar un plan de Dios.

Rahab se refirió a los Duques más alto ahora, mientras Pharzuph continuaba

su apretado agarre en mi cuello y cuerpo.

―¡Ninguno de nosotros aquí puede entrar al cielo otra vez a menos que lo

tomemos por la fuerza! Esta estúpida chica está equivocada. Lucifer tiene el poder

Page 260: Sweet reckoning

ahora. No tenemos ninguna lealtad hacia el débil. Pensó que podríamos ser

engañados por este rostro dulce, pero ¡tenemos pruebas de que busca nuestra

destrucción! Tenía en su poder la ardiente Espada de la Justicia. ¡Ha matado a tres

de nuestros espíritus sólo esta semana!

Hubo jadeos de horror y gritos desde arriba.

Pharzuph continuó agarrándome fuertemente contra él mientras Rahab se

mantenía cerca.

―¿Dónde está? ―preguntó Sonellion.

A través de los dientes apretados, Pharzuph comenzó:

―Fue recuperada…

―Por mi hijo ―interrumpió Shax orgullosamente.

―Y desechada ―terminó Rahab. Los Duques y susurradores se hincharon

con alivio.

―¿Cómo ha sido capaz de empuñar la espada? ―preguntó Alocer.

Pharzuph exhaló y negó con la cabeza.

―No lo sabemos. Pero lo hizo. Un susurrador fue testigo.

Más murmullos y susurros mientras la confusión y el temor se extendían.

Los ojos de Thamuz brillaban con un carmesí enfermizo mientras me miraba.

―Basta de juegos. Quiero sangre.

―Sí, hermano, habrá sangre. ―Pharzuph se rió―. La saborearemos. ―Lamió

el lóbulo de mi oreja y me estremecí―. Ni siquiera la tendré yo primero ―ofreció

con gracia―. Ella es mi pequeño regalo para ustedes, hermanos. Solo tengan

cuidado de no matarla todavía porque tiene que sufrir de cualquier manera

posible. El cielo está observando. Vamos a darles un espectáculo.

Cerré los ojos.

―Yo primero ―se ofreció uno de los Duques. Reconocí ese acento

australiano.

―Por supuesto que dirías eso, Mammon, cabrón codicioso ―dijo Pharzuph y

hubo risas.

Abrí los ojos otra vez, intentando ver a mis aliados. Todos estaban de pie

ahora, Kaidan habiéndose movido hacia delante, pero los Duques no parecieron

notarlo o que les importase.

Mammon entró al círculo, seguido de Thamuz y Sonellion. El odio no

adulterado llenaba sus ojos.

Page 261: Sweet reckoning

Oh, Dios, por favor ayúdame. No sabía cuánta tortura podría soportar. ¿Me

cortarían? ¿Violarían? ¿Me quemarían?

No. Kaidan y los otros no dejarían que llegase tan lejos.

Estúpidamente luché contra el fuerte agarre de Pharzuph mientras nos volvía

hacia los tres Duques.

―Padre… ―llamó Kaidan desde detrás de nosotros. Reconocí la advertencia

en su voz.

Sin volverse, Pharzuph gritó:

―¡Ahora no!

Fue un testimonio de lo concentrados que estaban en su sed de sangre que a

ninguno de los Duques pareció importarle que un Neph hubiera hablado en esta

cumbre.

Mammon se cernió sobre mí como un monstruo gigante con la boca hecha

agua con un hambre feroz y emoción en sus ojos. Su reloj de oro y sus collares

carecían de brillo en el cuarto oscuro. Se acercó más, desabrochándose su pantalón,

lo cual respondía a mi pregunta de cuál sería la forma de tortura que había elegido

para mí.

―No ―gemí.

―Sí. ―Pharzuph se rió.

Mammon estiró una mano y me agarró por la nuca para acercarme a él, y ahí

es cuando pasó. En mi periferia vi un rápido giro de plata, de punta a punta. Hubo

un zumbido cerca de mi rostro, y un húmedo ruido sordo. En un momento,

Mammon estaba de pie delante de mí, y al siguiente se tambaleaba hacia atrás con

una cuchilla alojada profundamente en sus ojos.

Su boca formaba una redonda O, y cayó a sus pies, inclinándose hacia atrás

mientras su chirriante espíritu oscuro luchaba para salir de su cuerpo. Pharzuph

me tiró hacia atrás por el cuello y nos hizo girar en dirección a Kaidan. Se volvió

hacia su hijo con una ira que sacudió la habitación.

―¿Qué has hecho?

Kaidan se cuadró, de pie firme, ya con otro cuchillo en la mano. Le dio la

vuelta en su palma antes de cogerlo otra vez.

―Sólo un poco de agua bendita en la hoja ―habló casualmente, pero sus ojos

eran temibles.

Page 262: Sweet reckoning

El rostro de Mammon golpeó el suelo con un ruido sordo y su espíritu se

cernió sobre su cuerpo como si estuviera quemándose. Eso es por tu hijo, Flynn,

pensé.

―Vuelve al infierno, hermano ―gritó Rahab al espíritu―. Los efectos

benditos arderán ahí.

El espíritu de Mammon se lanzó por el suelo, y la habitación se llenó de un

silencio espantoso.

―Tú ―le susurró Pharzuph a Kai. Sus ojos estaban rojos brillantes. Se acercó

más a su hijo, arrastrándome―. Confiaba en ti.

―No, no lo hacías ―dijo Kaidan.

Los ojos de Pharzuph se ampliaron, y la habitación jadeó ante la audacia de

Kai al responderle.

―¡Pequeño y sucio idiota! ¡Tenías más potencial que todos mis pasados hijos

combinados! ¿Cómo has podido dejarte seducir, como un perro, por una chica

Neph? ¡Eres un fracaso!

El rostro de Kaidan pareció dolido por una fracción de segundo.

―¡Mátenlo! ―demandó Rahab. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. ¡No!

Intenté alejarme, pero no fue necesario.

Mientras Kaidan movía el cuchillo entre sus dedos, nadie hizo un

movimiento.

Cobardes, pensé. Todos ellos. Podían haber abatido a Kaidan si lo hubieran

querido, pero sabían que tendría tiempo para matar a uno de ellos si intentaban

alcanzar sus armas, y ninguno estaba dispuesto a sacrificarse. Incluso Pharzuph

me usó como escudo, poniéndome de cara a Kaidan y manteniendo su rostro cerca

de mi cabeza. ¿Qué diría Lucifer si pudiera ver a sus intrépidos líderes ahora?

Sus razones egoístas trabajaron en nuestro favor, y por eso estaba agradecida.

Kaidan me observó mientras su padre nos movía de lado a lado en un baile

nauseabundo.

―Hermano Pharzuph ―dijo el apuesto Astaroth―, me temo que esto es más

calamitoso de lo que pensamos. Tu hijo y la hija del traidor están bastante…

enamorados.

―Estás bromeando ―susurró Pharzuph, apretando más fuerte mi garganta.

―En lo más mínimo ―dijo Astaroth―, y han actuado acorde. Están casados.

Los Duques dejaron salir sonidos escandalizados de incredulidad. Hasta los

Neph que nos rodeaban respiraron con dificultad.

Page 263: Sweet reckoning

―Entonces, así fue como lo hicieron ―siseó Pharzuph.

En una voz cuidadosa Astaroth dijo:

―Marna y Ginger, aléjense del hijo de Pharzuph. No tendrán nada más que

ver con él.

Las chicas miraron fijamente a su padre, sin moverse.

―¡Dije, vengan para acá! ―ordenó Astaroth.

―No ―dijo Ginger.

La expresión pasmada de Astaroth era inestimable.

―¿Cuál demonios es el problema aquí? ―gruñó Thamuz―. ¡Andre, Ramón!

―Sus dos hijos dieron un paso adelante, de pie justo fuera del círculo―. ¡Al menos

uno de nosotros puede controlar a nuestros hijos! ―se jactó Thamuz con los

Duques, luego miró a sus hijos―. ¡Encárguense de él!

Ambos chicos se volvieron hacia Kaidan y titubearon.

―¡Háganlo! ―gritó Thamuz.

―No tenemos armas ―dijo uno de ellos.

Los ojos de Thamuz se ampliaron con ira.

―¿Desde cuándo necesitan armas? Ustedes contra un cuchillo no es un reto.

¡Mátenlo!

Mientras se movían hacia Kaidan, el pánico se acumuló dentro de mí y les

expresé mi voluntad: ¡No le hagan daño! ¡No tienen que obedecer a su padre! Sus pasos

se ralentizaron y se detuvieron. No podía creerlo. Uno de los hijos se agarró la

cabeza como si doliera.

Thamuz dejó salir un grito terrible y golpeó a su hijo más cercano en la sien,

dejándolo sin sentido por el fuerte golpe. El otro cayó al suelo y se acobardó frente

a él.

―¡No sé qué está pasando, padre! ¡Creo que estamos siendo influenciados!

―¡Idiota! Tu voluntad de matar debería ser más fuerte que cualquier

influencia.

Rahab sacudió su cabeza.

―Ningún Duque se atrevería a influenciarte en contra de los deseos de tu

padre, y ningún Neph es lo suficientemente poderoso… ―Se detuvo y su cabeza se

volvió lentamente hacia mí. Luego todos los ojos estaban puestos en mí. El apretón

de Pharzuph se estrechó al punto que apenas podía respirar. No pasaría mucho

tiempo antes de desmayarme si él no aflojaba la presión.

Page 264: Sweet reckoning

―¡Tú hiciste esto! ―me dijo Thamuz. Me estaba sintiendo tan desvanecida

que apenas pude manejar una pizca de miedo.

Hasta que Rahab se paró frente a mí.

―No olvides con quién te estás enfrentando, niña ―dijo. Su yo demonio salió

a medias de la parte superior de su cuerpo, inclinándose hacia mi rostro como un

espectro y chillando. Sus cuernos gigantescos se enroscaron alrededor de su cabeza

sombría y fantasmal, haciendo que me encogiera contra Pharzuph.

Sentí a Rahab presionando contra mi mente, y aunque lo combatí, era

demasiado fuerte. Una fría sensación de maldad me llenó mientras sus palabras

resonaban en mi cabeza. ¿Cómo se siente saber que te quemarás en el infierno esta misma

noche mientras nos regocijamos en tu sufrimiento? Escogiste mal cuando escogiste en

contra de la fuerza mayor.

Recordé la paz de mi madre, Mariantha, y sus palabras de amor.

Te equivocas acerca de la fuerza mayor, le dije silenciosamente. ¡Ahora, sal de mi

cabeza! Con un gran esfuerzo empujé mi mente, como moviendo un muro de

ladrillos, y lo forcé a salir. Sus ojos demoníacos se clavaron en los míos,

sorprendido que fuera capaz de expulsarlo. Retrajo totalmente su alma en su

cuerpo. Pharzuph se estaba agarrando fuertemente a mi garganta. Agarré sus

antebrazos, tratando de alejarlo con mis fuerzas, o al menos soltar su agarre antes

de ahogarme, pero no cedió.

―Tu impertinencia fue entrañable en un principio, pero está empezando a

agotarse ―dijo Pharzuph.

―Su mente y voluntad son fuertes ―dijo Rahab―, pero hay maneras de

inhabilitar a cualquier persona. Todos tienen una debilidad… algo que los haga

cuestionar a su Creador.

No me gustó la manera en que me estaba viendo. Como si tuviera algún

conocimiento o secreto que pudiera “inhabilitarme”.

―Disculpe, Duque Rahab ―llamó Marek desde la puerta.

Todas las cabezas se giraron hacia él.

―Me disculpo por la interrupción, pero creo que el Duque Belial se

aproxima.

Justo en ese momento, un fuerte golpe resonó. Los rostros de los Duques se

endurecieron y mi corazón voló alto sobre la cumbre.

―Por supuesto ―dijo Rahab―. Déjalo entrar.

Page 265: Sweet reckoning

La puerta fue abierta rápidamente, dejando entrar un torrente de sonidos del

club, luego cerrada y atrancada de nuevo mientras mi padre caminó con pasos

largos, usando un traje a rayas azul marino. Su cabello estaba cortado pulcramente

y se veía asombroso. A su lado estaba Zania en jeans de diseñador y tacones.

Cruzó sus brazos y miró ferozmente a los Duques. Su padre, Sonellion, dejó salir

un gruñido.

―Ahora acaban de herir mis sentimientos ―dijo papá en esa voz

gloriosamente profunda―, ni siquiera recibí una invitación.

―¡Traidor! ―gritó Sonellion. Se veía listo para estrangular a mi padre, pero

ni él ni alguno de los otros Duques se movió para atraparlo―. ¡Estuviste detrás de

todo esto! ¡Te robaste a mi hija!

Papá se rió de la ridiculez de eso.

―¿Viniste aquí a burlarte de nosotros? ―demandó Pharzuph, y en su

preocupación con mi padre, sentí su agarre aflojarse. Mis pulmones se llenaron de

aire, y una oleada de energía acompañó al oxígeno.

―No estoy aquí para burlarme ―dijo mi padre―. Tenemos mucho de qué

hablar. Porque sé que no soy el único en este cuarto que sabía que después de la

Caída hemos sido usados como un puñado de tontos. Lucifer es el único que nos

hizo mal…

―¡Cómo te atreves! ―dijo Rahab.

Sonellion metió la mano en su chaqueta por una pistola y mi papá lo señaló.

―No creo que sea lo mejor que hagas eso, mi amigo. ¿Ves a mi yerno ahí?

―Inclinó la cabeza hacia Kai―. Eso es. Él tiene una maldita buena puntería con ese

cuchillo, como ya todos han visto. Y es un tiro directo a la parte posterior de tu

vieja gran cabeza.

Había ojos rojos en abundancia.

Papá continuó como si no hubiera sido interrumpido.

―Le servimos al infierno todo este tiempo por miedo, o tal vez por nuestra

propia codicia, y no parecía que hubiera una opción para algo mejor. Pero la hay.

Todos ustedes saben que no podemos quedarnos en la tierra para siempre. Pero no

tenemos que volver ahí abajo tampoco. No sé ustedes, pero voy a tomar la decisión

correcta esta vez.

Los Duques mostraron su frustración y enojo mientras trataban de hablar los

unos sobre los otros. No sabían qué creer. Los Neph estaban en silencio,

acercándose furtivamente entre ellos, lejos de los Duques. Kai se había movido

hacia adelante, evaluando la escena. Rahab estaba gritando, tratando de retomar el

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control. Pharzuph soltó una mano de mí y tomé aire por mi dolorida garganta. Me

agarró solo por una muñeca ahora mientras caminaba hacia la multitud para ser

mejor escuchado. Las discusiones furiosas se mantenían, y había ojos rojo sangre

en todas las direcciones. Kaidan captó mi mirada, luego miró donde Pharzuph me

sujetaba. Podía ver los engranajes de su mente trabajando mientras trataba de

resolver cómo liberarme.

Apenas escuché mi nombre siendo llamado desde el otro lado de la

habitación en un familiar tono europeo. Cuando me volví hacia la voz de Marek,

su mano estaba detrás de su espalda y después un borrón de metal reluciente

estaba volando en el aire. Pharzuph se volvió a la visión del mismo, pero era

demasiado tarde. Agarré la empuñadora en el aire con mi mano libre y sentí una

sacudida que subía por mi brazo. Marek me guiñó un ojo y sonreí, más agradecida

de lo que jamás había estado en mi vida.

Kaidan se movió dentro del círculo, a mi lado.

Una luz cegadora se disparó del final de la empuñadura y se expandió para

revelar una hoja reluciente. Era enorme, pero prácticamente sin peso. Pharzuph

saltó lejos de mí y se apresuró hacia los Duques. El cuarto entero se volvió hacia la

luz aterradora y los demonios sisearon por los recuerdos que evocaba. Más de

seiscientos espíritus oscuros se movieron en un miedo agitado encima de nosotros.

Las gemelas, Blake, Kopano y sus hermanos, Marek, Zania y mi padre se

unieron al círculo ahora. Agarré la empuñadora con ambas manos.

―Me has traicionado completamente. ―Pharzuph estaba incrédulo mientras

veía a su hijo.

―No tenemos que estar divididos ―dijo Kaidan―. Fuiste un ángel de luz

una vez…

―¡No voy a regresar bajo estas condiciones para ser el hazmerreír del reino

celestial!

―El orgullo fue la caída de Lucifer, también ―dijo mi padre.

Un puñado de Duques sisearon hacia él, mostrando sus brillantes ojos rojos.

Tan aterradores como eran, estaba feliz que Kaidan no fuera el centro de atención.

―Traté de advertirles acerca de los Nephilim ―dijo Rahab a los Duques,

aunque sus ojos estaban en mí―. Son la peor clase de bestias, dispuestos a morder

la mismísima mano que les da de comer.

―No somos bestias ―dije―. Y estamos cansados de ser alimentados de

mentiras. No les pertenecemos.

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Mientras hablábamos, mi padre, Zania, y Marek sacaban armas y las pasaban

a la fila de Neph, varias pistolas y cuchillos, que eran ahora apuntados a los

Duques, que sólo tenían ojos para la Espada de la Justicia. No se acercarían a su

hoja incandescente, pero podía ver las ideas arremolinándose en sus ojos malvados

para ver cómo me derribaban.

―Nos han subestimado ―dijo Kaidan, mirando a su padre.

Astaroth murmuró algo acerca de un levantamiento sangriento y escupió en

el suelo.

Rahab dio un paso hacia nosotros, y extendí la espada en respuesta.

―Ahora, espera solo un minuto ―dijo, levantando sus palmas ―. Eso no es

un simple juguete, niña. Ciertamente no estás preparada para cometer un asesinato

esta noche, ¿o sí?

―Esa no es mi intención, pero lo haré si me obligas. Lo que quiero es que

todos escuchen. ―Hablé de la manera más calmada que pude manejar. Miré

alrededor a los Duques que me observaban y a la nube negra circular de espíritus

arriba―. Todos ustedes han sido engañados. De nuevo. No tienen tiempo para

pensarlo. Deben tomar una decisión esta noche…

―¿Vamos a tolerar ―interrumpió Rahab, con hirvientes ojos rojos―, y

permitir que esta Nephilim trate de separar las filas de nuestro valiente líder? ―Su

voz se quebró con emoción―. ¿Vamos a temblar en la presencia de una solitaria

espada llameante empuñada por una niña?

Más gritos tumultuosos sonaron.

―¡Matémosla! ―bramó Thamuz, corriendo hacia adelante.

―¡Déjenla hablar! ―Jezebet hizo retroceder a Thamuz, más fuerte de lo que

parecía.

―¡Es una blasfemia! ―gritó alguien.

―Pero, ¿y si es cierto? ―preguntó Melchom.

―Propongo una prueba ―dijo Rahab. La habitación quedó en silencio―. Ella

sólo sería enviada a realizar una tarea de esta magnitud si tuviera una fe sin fallas.

Si podemos hacer que sus dudas salgan a la superficie, entonces perderá el poder

de la espada.

¿Dudas? No me gustaba cómo sonaba eso.

―¿Cómo propones probar su fe? ―preguntó Jezebet.

―Vine preparado. ―Rahab sonrió, y un estremecimiento me atravesó. Él dio

una especie de señal con el brazo, y dos hombres Neph entraron desde la escalera

Page 268: Sweet reckoning

trasera con un estruendo de la puerta de metal. Los dos Neph sostenían a alguien

entre ellos. Casi entré en convulsiones cuando reconocí la piel rosada y el

ondulado cabello rubio rojizo. Estaba amordazada, pero sus ojos me apuñalaron el

vientre.

―¡Mamá!

Ante el sonido de mi voz, amor salió de su aura como un globo, y cuando

estalló, fue reemplazado por el lavanda de la paz. No ella, rogué, ¡por favor no ella!

La ironía no me pasó desapercibida para mí que la primera vez que la llamé

mamá podría ser la última que nos viéramos.

Los ojos de papá se agrandaron con temor y sorpresa.

La mano de Ginger voló a su boca para cubrir un grito estrangulado.

―¿Dónde está Jay? ―susurró Marna, desesperada. Miré alrededor, pero

definitivamente no habían traído a Jay.

Ajusté la empuñadura en la mano, intentando desesperadamente pensar en

una manera de salir de esto. Déjala ir, insté a Rahab. Sus ojos se tensaron, y se

volvió.

―¿Eres tú enviando un pensamiento a mi mente? Eso podría funcionar en

estos inservibles y descartados Nephilim, pero no conmigo. ―Sus ojos brillaron

ante el despliegue de su malvado plan―. Algunos humanos no temen a la muerte

o el sufrimiento de ellos mismos ―dijo―. Pero cuando esa misma gente es

obligada a observar a sus seres queridos sufrir y morir, bueno… su fe vacila.

Incluso desaparece. ¿Me pregunto? ¿Eres una de ellos, Anna? ¿Te volverás amarga

y enojada mientras nos observas matar a esta mujer? ¿Cuando tu glorioso salvador

no la salve?

Quería gritar, llorar. ¡No Patti! No quería esta prueba. En silencio rogué que

un ejército de ángeles entrara estrepitosamente como lo habían hecho antes. ¡No se

podía permitir que esta atrocidad sucediera! Ella no merecía esto. No era justo.

Sentí a Kaidan junto a mí, levantando ligeramente un brazo, preparado.

No iban a venir ángeles. Sentí el pánico crecer. Necesitaba pasar esto. Mi fe

era mi escudo. Su tortura sobre Patti serían sus flechas en llamas hacia mí.

Hubiera preferido flechas verdaderas en lugar de esto.

―No se te permite matar humanos ―tartamudeé en un último esfuerzo.

Según lo que yo sabía, era su única “regla”.

―¡Querida, esto es la guerra! ―Rahab se rió de mí―. Las reglas normales ya

no se aplican.

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―Se fuerte, Anna ―instó mi padre.

―Oh, cállate, Belial ―insultó Rahab en francés, luego asintió hacia

Thamuz―. Podrías hacer los honores.

La placa negra de Thamuz creció cuando se arrodilló junto al cuerpo de

Mammon y sacó el cuchillo de su ojo. Oh, maldición. Mis aliados se agitaron

alrededor de mí con aprensión, pero no pude apartar la mirada. Thamuz avanzó a

grandes pasos hacia Patti y sonrió mientras la cortaba desde la sien hasta el

mentón con la hoja. Grité con horror. Ella emitió un pequeño grito y cayó hacia

adelante mientras la sangre chorreaba de su rostro por el cuello. Su ángel guardián

la rodeaba con desesperación.

―¡Detente! ―grité, sacudiendo la cabeza de un lado al otro―. ¡Ya no más!

Y luego noté con asombro que su color nunca vaciló. Ella todavía estaba en

paz, tan llena de amor por mí. Mi estómago dolió ante la disposición de Patti de

sacrificarse. Mientras miraba el lavanda que la rodeaba, supe que Patti no hubiera

tolerado que yo hiciera otra elección, pero yo lo odiaba. Me odiaba por no ser

capaz de salvarla.

―Reza para que sea detenido ―provocó Rahab―. Ve si sucede.

―Por favor, Dios ―rogué―. Por favor, haz que se detenga. ¡Sálvala! Por

favor.

La habitación quedó quieta. Observé los muros, el techo. Nadie vino. Mi

esperanza burbujeó y sentí los comienzos del enojo, la frustración y la duda

arrastrándose dentro de mí. Por un segundo, la empuñadura bajó de intensidad.

Cuando Rahab sonrió, me di cuenta de que su plan funcionaba.

Me estaba provocando para que perdiera la fe a través de un ruego sin

respuesta. Patti no sería salvada. Tenía que aceptarlo, y rápidamente. Ella era

perfecta ante mis ojos, pero en el esquema del mundo, ella era una mujer. Una

mujer que había vivido una buena vida y sería venerada por todos los que la

habían conocido. Si éste era su momento de irse, tenía que encontrar paz en eso

para poder preservar mi fe. Tenía que creer que había una razón más grande para

todo eso.

Inhala. Exhala. Aparté de un golpe los horribles sentimientos de amargura,

injusticia y pérdida mientras se lanzaban hacia mi corazón, amenazando con

romperme.

Tomó como parte de mi energía hablar.

―Puedes ver que ella no teme morir. ―Tragué con fuerza, intentando no

llorar―. Y yo no temo por ella. Sé dónde irá su alma.

Page 270: Sweet reckoning

―Bien, entonces. ―Los ojos de Rahab estaban maníacos―. ¡Enviémosla allí

ahora! ¡Primera clase!

Ginger chilló.

―¡Nooo! ―Intentó correr hacia adelante, pero Blake la tomó con fuerza por la

cintura.

―No mires ―me advirtió Kaidan, tocando mi rostro para intentar hacer que

volviera la cabeza hacia él, pero no podía apartar la vista. Thamuz la apuñaló

brutalmente en el estómago, una, dos, tres veces. ¡Oh Dios, rogué, haz que se

detenga! ¡Llévatela rápidamente! Me incliné ligeramente y sentí mi estómago

contraerse en una arcada, pero me obligué a enderezarme una vez más. El brazo de

Kaidan me rodeó, sosteniéndome. Intenté concentrarme en la libertad que Patti

pronto tendría, libre de dolor y lágrimas. Luchar contra la necesidad de lanzarme a

un pozo de furiosa venganza en ese momento fue lo más difícil que había hecho

jamás.

―Bastardos ―susurró Kaidan con angustia.

Thamuz volvió a levantar el cuchillo, y yo tuve suficiente. Ella moriría pronto

por las heridas que él ya le había infligido, y cualquier cosa más sería crueldad

superficial.

―Detenlo, Kai ―rogué, lo cual era exactamente lo que él había estado

esperando oír.

En medio segundo, el cuchillo de Kaidan atravesó la nuca de Thamuz, y su

alma se retiraba desesperadamente de su cuerpo con un chillido. Su espíritu

malvado corrió hacia mí, y la espada llameante atravesó el aire. Él desapareció con

una explosión de partículas negras.

―¡Papá! ―gritó uno de sus hijos. Miré a los dos, ambos mostrando los

dientes.

―No venguen a su padre ―los insté en voz alta―. Sus maneras no tienen

que ser las de ustedes. ―Se detuvieron, jadeando de emoción.

Entonces me dirigí a todos los Nephilim, antes de que los Duques intentaran

tomar represalias. Sabía que varios de ellos tenían armas, pero ninguno intentó

tomarlas, sabiendo que eran superados y temerosos de ser entregados. Los ojos de

los Duques siguieron mis movimientos mientras apuntaba la espada hacia ellos y

hablaba a los Nephilim.

―Por primera vez, todos ustedes tendrán una opción ―les dije―. Pueden

hacerse a un costado o pueden unirse a nosotros y luchar contra los Duques. Pero

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sin importar qué elijan, sus padres dejarán esta tierra esta noche, y ustedes estarán

libres de ellos. Tomen una decisión ahora.

Un frenesí de susurros se elevó. Casi la mitad de los Neph corrieron al

costado de la habitación, rodeándonos por detrás, fuera del alcance de los Duques.

No podía culparles por querer mantenerse fuera de esto, y me alegró ver al más

joven entre ellos, arrastrado por una de las mujeres más ancianas. Se presionaron

contra el muro lateral, detrás de la zona de bar y se pusieron en cuclillas.

Los otros Neph miraron alrededor a los Duques y luego uno a otro antes de

decidir. Uno por uno se movieron detrás de mí o de los Duques. Los hijos de

Thamuz, Caterina y alrededor de otros veinte se unieron a los Duques. Al menos

treinta se amontonaron detrás de mí. Pero en ese momento no sentía deseos de

vitorear por nuestros números mayores.

El cuerpo de Patti yacía en un montón sanguinolento.

―Papi ―susurré.

Sin una palabra, él se movió hacia Patti. Los Duques lo fulminaron con la

mirada, pero no intentaron detenerlo mientras la tomaba en sus grandes brazos y

la traía hacia mí. El pecho de ella subía y bajaba en rápidos y cortos borbotones. No

podía soltar la espada, así que incliné la cabeza y le besé la húmeda frente.

―Te amo, mamá.

Sus ojos se abrieron con un aleteo, y una leve sonrisa cruzó sus labios

sangrientos. Ella susurró, y tuve que acercarme más para oír las palabras

gorjeadas.

―Te amo, dulce niña. ―La besé de nuevo, mis lágrimas cayendo en su rostro.

La mano de Kaidan era pesada en mi hombro.

―Podría salvarla ―dijo papá en una voz baja e insegura.

Mi cabeza se elevó rápidamente hacia él.

―Podría dejar mi cuerpo e intentar curarla…

―¡No! ―dijo Patti con voz rasposa. Estiró una débil mano hacia el brazo de él

y tartamudeó sus palabras apasionadas―. No te atrevas. Necesitas… tu cuerpo.

Para proteger a Anna

―¡Por favor! ―exclamé, pero ella sólo dio un terco y débil sacudón con su

cabeza.

―A todos ustedes se los necesita… para pelear contra ellos.

Intenté rogarle a mi papá a través de los ojos, pero él sacudió la cabeza con

tristeza. No lo haría sin el permiso de ella. Bajé mi mejilla hacia la de ella.

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―No tengo miedo, cariño ―me dijo―. Estoy lista.

Mamá inhaló con un resuello y un sonido mojado y susurró.

―Gin…

Ginger empujó para estar junto a Patti. Tomó su mano, lágrimas cayendo por

su rostro.

―Señorita Patti.

―Niña hermosa… serás… una buena tía… ―Y con un estremecimiento, Patti

se quedó quieta.

―No ―susurré.

Su ángel guardián reunió el espíritu de ella en sus brazos mientras se elevaba

de su cuerpo, suave y gentil. Con un asentimiento hacia mí, el ángel salió

disparado hacia arriba, llevándola a casa. Permití que las lágrimas cayeran por mi

rostro, sin hacer un movimiento para secarlas. Papá dio un paso al costado y puso

el cuerpo de ella contra la pared con gran delicadeza, cerrándole los ojos antes de

pararse junto mí una vez más.

―Esto no puede continuar ―gruñó Sonellion―. El momento de los juegos se

terminó. Esta profecía es una mentira, y todos están a punto de pagar. ―Llevó la

mano detrás de su espalda, haciendo que mis aliados y yo nos tensáramos. Si él

sacaba un arma, la pelea comenzaría.

El espíritu Azael bajó volando y se cernió entre nuestros dos grupos,

enfrentando a los Duques. Habló telepáticamente a toda la habitación, quienes

estaban cautivados de oír lo que el mensajero de Lucifer tenía que decir.

La profecía es real. Yo mismo poseí a un humano y destruí la profecía escrita según la

orden de Lucifer. La versión entregada a Rahab es sólo la verdad parcial. Lo que la chica

dice es la completa verdad. Se nos ofrece el cielo. Lucifer sabe que hay aquellos en su ejército

que dudan de él, y esta profecía empequeñecería sus filas aún más para la batalla final que

se acerca. La niña Nephilim se ha probado. Permítanle que proceda. Yo mismo elegiré al

Señor de la Luz.

Los Duques estaban pasmados. La mayoría parecían indignados, mientras

que algunos lucías sorprendidos.

No sabía cuántos ángeles caídos en esta habitación regresarían al cielo, pero sí

sabía que la mayoría no lo haría, y no se rendirían sin pelear. Ellos disfrutaban la

tierra y el poder que tenían aquí. No querían regresar al cielo más de lo que

querían regresar al infierno.

Miré con lágrimas en los ojos a mis amigos de pie a mi lado. Listos.

Superados en número por los Duques.

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―¡El Creador nos ha dado la espalda! ―gritó Sonellion―. ¡No regresaré

corriendo a Él con el rabo entre las piernas!

―Tiene razón ―dijo Shax―. Además, podemos tomar la tierra y el cielo por

nuestra cuenta.

Pharzuph parecía al borde del pánico.

―No podemos permitir que la profecía sea cumplida.

―Entonces, ella tiene que morir ―dijo Kobal, el Duque de la Gula―. Ahora.

―¡No! ―dijo Alocer, acercándose hasta detenerse frente a mí―. Tendrás que

pasar a través de mí primero.

―Sé razonable, Alocer ―discutió Astaroth―. ¿Quieres pasar la eternidad con

los ángeles mirándote por encima de su hombro?

Jezebet dio un paso junto a Alocer.

―Seremos tratados justamente si regresamos; todos lo sabemos.

―Esas son tus malditas hormonas femeninas hablando, Jez. ―Sonellion se

agarró la entrepierna―. Te tienen que crecer las bolas otra vez.

Ella le dio una mirada venenosa.

―Tengo más claridad respecto al mundo en este cuerpo de la que he tenido

con un par de bolas.

Él le gruñó, y papá intervino.

―Suficiente. Fuimos un grupo de idiotas al pensar que podríamos derrocarlo

por aquel entonces ―dijo―. Y ustedes son más tontos aún al pensar que tienen

alguna oportunidad de hacerlo en el futuro.

―¡No escuchen a estos traidores! ―gritó Rahab.

El caos se produjo. Líneas fueron dibujadas y bandos fueron tomados. Mis

ojos iban y venían, esperando a que alguien lanzara la primera arma. Las

chaquetas de los trajes y las corbatas fueron arrojadas al suelo. Sólo tres de los diez

Duques restantes, incluyendo a mi padre, se pararon para protegerme.

―Trabajen para desarmarlos ―gritó papá por encima de su hombro hacia los

Neph.

Sonellion soltó un grito de guerra y corrió en dirección a Alocer. Detrás de él,

Pharzuph y los otros sacaron sus armas y escuché disparos mientras nuestros

Neph aliados se lanzaban hacia adelante. No pude seguir en qué dirección fueron.

Kaidan y mi padre no abandonaron mi lado. Otro disparo fue lanzado y

Jezebet, que había estado a mi derecha delante de mí, gritó y se agarró el brazo,

Page 274: Sweet reckoning

lanzándole una mirada asesina a Kobal junto antes de que éste fuera derribado al

suelo por Kopano.

Corté y apuñalé a cada espíritu que se acercó a nosotros. Todo estaba

sucediendo con demasiada rapidez, y la habitación estaba llena de ruido de gritos

y llantos. En mi cabeza, repasé la descripción de la armadura de Dios. ¿Qué

quedaba? Tenía que haber un catalizador para enviar a los ángeles caídos a sus

lugares permanentes, pero, ¿qué? De todas mis armas, sólo vi dos de ellas como

acciones: fe y oración. Mi fe había sido puesta a prueba. Por lo que sólo quedaba la

oración. ¿Eso era todo lo que tenía que hacer? ¿Sólo pedirlo? Se sentía demasiado

simple, y como había aprendido muchas veces, nunca se conseguía lo que uno

pedía. Pero era lo único en mi arsenal que quedaba.

Uno a uno los Neph fueron desarmando a los Duques, recibiendo cortes y

disparos mientras luchaban, los desarmaban y los mantenían cautivos. Se escuchó

otra ronda de disparos, y escuché a Zania pegar un grito.

Kopano yacía sobre su espalda, Zania presionaba sus manos contra el agujero

en su pecho, el cual brillaba de un rojo brillante.

―¡No! ―grité. Empecé a correr hacia él, pero Kaidan me hizo retroceder.

―No puedes entrar en la pelea ―dijo.

Kope estaba yaciendo en medio del caos.

Como un toro furioso, Sonellion cargó a través de la multitud, dirigiéndose

directamente hacia mí. Tomé una posición de embestida y me preparé. Papá y

Blake se acercaron a él desde ambos lados cuando estaba a un metro de distancia.

Lo golpearon en las piernas, y lo herí con la espada a través del pecho. Un

chisporroteo oscuro se elevó de la herida, y su pecho jadeó a la vez que su alma se

extinguía.

Me volví a poner de pie y miré en dirección a Kopano. Con una sensación de

hundimiento me di cuenta que él no estaba respirando. Alocer empujó a las

personas y se desplomó en el suelo junto a su hijo, frente a Zania.

Alocer estaba sacudiendo la cabeza.

―No es su hora. ―Y entonces nos sorprendió a todos. Media habitación dejó

de pelear para observar al espíritu de Alocer abandonar su cuerpo.

Inmediatamente, el cuerpo que tenía antes sufrió de arcadas, como si tuviera un

ataque cardíaco, y cayó, sin vida. El espíritu oscuro de Alocer se cernió por encima

del cuerpo de Kopano, y entonces se puso sobre él bajando lentamente, entrando

en la piel de su hijo.

Kopano estaba siendo poseído.

Page 275: Sweet reckoning

Contuve la respiración. Zania estaba sosteniendo la cabeza de Kope,

murmurando en árabe. La posesión causó que su complexión sufriera un sacudón,

pero su alma no luchó contra ello, una señal de cuán lejos estaba. Y entonces el

pecho de Kope se alzó con una brusca inhalación de aire.

Zania jadeó y dijo:

―¡Lo está curando!

Solté un grito de alegría, todavía sosteniendo la espada a la espera.

Cuando Kope se curó, su cuerpo empezó a retorcerse y revolcarse. Su alma

estaba luchando contra el alma de Alocer. Antes de que empeorara, Alocer se retiró

del cuerpo de su hijo y observó la escena desde arriba. Él lo había salvado.

Varios gritos sonaron desde el otro extremo de la habitación, y miré para ver

a Caterina arañando a Ginger mientras Marna intentaba contener a la chica. Era

como un animal salvaje, pero las gemelas fueron capaces de ponerla en el suelo con

la ayuda de una Neph mayor que agarró a Caterina por los pies y la sostuvo

agarrada con fuerza. Cuando Caterina soltó un chillido y mordió la mano de

Marna, Ginger la golpeó en el rostro, y la chica se desmayó.

La pelea se hizo más intensa y no pude creer la violencia que me rodeaba. La

sangre. Los gritos. Armas siendo tomadas y lanzadas. Duques, que no estaban

acostumbrados a perder, poniéndose frenéticos mientras más y más de ellos y los

Neph rivales eran detenidos.

―Es la hora ―susurré.

―Sí ―dijo Kaidan―. Haz lo que tengas que hacer.

Presionó mi espalda contra la pared y me bloqueó mientras la pelea

continuaba frente a nosotros.

Me concentré en la espada, sin estar dispuesta a cerrar los ojos con todo el

caos que nos rodeaba. Empecé a rezar en voz alta para que todos pudieran

escuchar.

―Padre ―mi voz tembló de emoción―, hágase tu voluntad…

Pharzuph arremetió contra mí, un completo hombre demente con ojos rojos

brillantes y cabello con gel volando desordenado. El cuchillo de Kaidan se alzó,

pero antes de que pudiera lanzarlo, mi padre derribó a Pharzuph al suelo,

aplastándole la tráquea y manteniéndolo allí. Kaidan se puso de rodillas junto a él.

―Es muy tarde, padre. Esta es tu oportunidad para hacer las paces. Por

favor, considéralo.

―¡No me arrastraré a Sus pies! ―dijo Pharzuph, con voz estrangulada.

Page 276: Sweet reckoning

Mi corazón dolió al ver la esperanza de Kaidan en su padre, la cual estaba

segura, iba a ser destrozada.

Kaidan me miró, apenado pero firme, y asintió para que continuase.

―Te pido perdón por las almas que una vez te traicionaron y se han

reconciliado. Regrésalos a su legítimo hogar, y permite que los espíritus que

todavía albergan odio sean regresados al infierno…

La habitación se llenó de aterradores gritos que me hicieron encogerme y

apretar con más fuerza la espada. Un calor abrumador y una claridad se

extendieron sobre mí. La habitación, la cual había estado tan oscura, se estaba

iluminando.

―¡Está funcionando! ―dijo Kaidan―. ¡Continúa!

Kobal se separó de la multitud y salió corriendo hacia mí con los dientes

desnudos, lleno de furia. Blake y Kopano lo sujetaron, y Marek se paró encima de

él con un arma apuntada a su rostro.

Recé con más fuerza ahora, y mientras las palabras abandonaban mi boca,

sentí una sensación de… magia. No sabía cómo más explicarlo, como si hubiera

llamado a algo antiguo y desconcertante. Esta noche iba a ser la hora de la verdad,

tanto dulce como terrible.

Mi voz tembló de emoción mientras hablaba en voz alta.

―¡Por favor, destierra a todos los demonios de la tierra!

Y entonces algo más empezó a temblar. El suelo.

En el último segundo, supe que había un elemento esencial más para mi

tarea, una petición piadosa que no tenía nada que ver con la profecía. Hablé más

rápido mientras la tierra retumbaba siniestramente.

―Te pido con todo mi corazón que las manchas de los demonios sean

expurgadas de las almas Nephilim, tanto aquí en la tierra, como la de aquellos que

nos precedieron. Por favor, permítenos una oportunidad de redención.

Un furioso gorgoteo provino de la tierra, y la habitación se inclinó,

lanzándonos a todos al suelo. La espada voló de mi mano, inmediatamente su hoja

brillante extinguiéndose. Rodó y rebotó en una grieta gigante en el suelo, donde la

tierra se estaba abriendo. Las sillas de cuero y las mesas estaban siendo lanzadas

alrededor de la sala. Ángeles de alas oscuras fueron arrancados de mala gana de

sus lugares en el aire, y de sus cuerpos humanos, dando alaridos y sacudiéndose,

siendo succionados en espiral hacia abajo en el enorme agujero. Observamos como

el alma de Pharzuph fue arrancada por brazos invisibles de su apuesto cuerpo y

Page 277: Sweet reckoning

succionada con los otros. Kaidan se quedó mirando el agujero en donde su padre

desapareció.

Un ejército de ángeles del cielo volaban por todas partes ahora, hermosos y

magníficos, y los restantes ángeles oscuros se movían, dejándoles espacio. Una

enorme nube blanca de vapor descendió sobre la brillante habitación,

obligándonos a cubrirnos los ojos. Paz, completa y hermosa, se asentó sobre

nosotros, y el tipo de amor más puro llenó mi corazón.

Muy bien, escuché susurrar en mi oído mientras me arrodillaba en el suelo

inclinado.

Me volví hacia mi padre, que estaba a mi lado. Se movió hacia las otras almas

oscuras que se transformaban de negras a grises y luego a un color nieve brillante,

ascendiendo ligeramente por encima de nosotros. Papá y yo nos miramos una

última vez.

―Lo hiciste bien, pequeña. ―Era hora de que se marchara. Lo apreté

alrededor del cuello. Me dio una sonrisa agradecida mientras lo soltaba, y entonces

su espíritu se elevó del cuerpo de Big Rotty. Su brillante alma voló por encima de

mí, batiendo sus alas.

―Adiós ―le susurré. Pero no podía estar triste, porque supe que lo vería otra

vez, y él iba a estar con Mariantha. Todas aquellas cosas que fueron tan dementes

en la tierra serían desechadas y dejarían de importar.

El ejército de ángeles se dirigió hacia arriba, y siguieron las almas recién

iluminadas, elevándose a través del techo hacia su hogar hace largo tiempo

perdido. Kaidan me sujetó en un abrazo. Mientras nos mirábamos, sentí un extraño

tirón dentro de mí.

Desde nuestros pechos, donde nuestros emblemas aparecían, humo negro fue

expulsado, disipándose en el aire. Nos quedamos boquiabiertos al ver que los

emblemas del otro cambiaron a ráfagas de blanco.

Y entonces un estallido de aire nos hizo mirar en dirección a la apertura en la

tierra. Las almas de los ángeles redimidos y los Nephilim del inframundo volaban

hacia los cielos de a miles. Observamos su ascenso con puro asombro.

El edificio hizo un crujido siniestro a nuestro alrededor, seguido de un feroz

temblor. Polvo y tierra se levantaron por toda la sala.

―¡Tenemos que salir de aquí! ―gritó Kaidan.

Los Neph cercanos se agarraron de las manos y se ayudaron a ponerse de pie.

Todos corrimos tan rápido como pudimos, saltando los cuerpos en el suelo,

brincando por encima de los muebles y los montículos de tierra desplazados. Zania

Page 278: Sweet reckoning

se cayó cuando los temblores debajo de nosotros se hicieron más intensos, pero

Kaidan y Kopano la jalaron hasta ponerla de pie, y corrimos hacia la escalera del

callejón, donde nos empujamos a través de las pesadas puertas de metal, y

corrimos a toda velocidad hacia arriba, hacia la noche de verano en Nevada.

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Nueva Vida Traducido por rihano, magdys83 y MaEx

Corregido por flochi

omo resultado del peor terremoto de Las Vegas en la historia

reciente, la humanidad mostró su mejor momento. Las calles estaban

llenas de gente. En medio del caos, completos extraños estaban

ayudando y consolando a otros. Milagrosamente, sólo trece personas murieron en

el terremoto, un grupo ecléctico de todo el mundo, once hombres y dos mujeres,

todos en la Habitación Lunar de la discoteca Galaxy, el cual estaba asentado justo

encima de la línea de la falla. Los rumores volaron sobre el escándalo del Gran

Rotty y su “muerte fingida”, seguida de la verdadera.

Ninguna parte del club era salvable. Cientos de personas fueron heridas, y

había habido daños estructurales menores en los edificios de los alrededores, pero

por lo demás los noticieros lo llamaron un milagro moderno.

Cuando fue entrevistado el propietario del Galaxy, dijo:

―Evacuamos el club tan pronto como comenzó el terremoto, pero la

Habitación Lunar estaba cerrada. Golpeamos y golpeamos, pero nadie contestaba y

tuvimos que salir de allí.

Según se informó, disparos habían sido efectuados en la Habitación Lunar

justo antes de que el terremoto comenzara, pero eso fue todo especulación.

Kaidan nunca soltó mi mano mientras huíamos de la discoteca lo más rápido

posible, presionando a través de las concurridas calles caóticas llenas de polvo y de

regreso al enorme vestíbulo del Venetian, donde la gente hablaba animadamente

acerca de dónde habían estado durante el terremoto. Las luces de los escuadrones

de rescate brillaban a través de la habitación a través de las puertas de vidrio.

Page 280: Sweet reckoning

Él me llevó a un rincón contra la pared, donde estábamos parcialmente

ocultos por un cajero automático. Kaidan agarró mi cara y yo abracé su cintura.

Todo lo que podíamos hacer era mirarnos el uno al otro.

―Lo logramos ―susurró él, en tono de incredulidad.

La verdad de esas palabras explotó dentro de mí. Se había acabado.

―Lo hicimos ―le dije en respuesta―. Realmente lo hicimos.

Él sostuvo mi rostro, colocando besos por mi piel, mi nariz, frente, barbilla y

mejillas, luego finalmente mis labios. Estábamos vivos. No lo podía creer. Cuando

envolvió sus brazos a mi alrededor, una terrible y enorme pérdida se apoderó de

mi corazón, y sentí que estaba quebrándome en pedazos.

―Patti…

Kaidan me abrazó fuerte cuando me vine abajo.

―Lo siento, cariño ―susurró. Lo sentí besar mi cabeza mientras me aferraba

a él, el recuerdo de su muerte cortando a través de mí.

Sabiendo que ella estaba en paz, no podía dejar de dolerme por el miedo que

debió haber sentido cuando fue capturada, y el dolor que experimentó a manos de

un alma maligna. Y el hecho de que yo ya no sentiría sus abrazos o escucharía sus

palabras de apoyo aquí en la tierra. La echaría de menos cada día de mi vida.

Y entonces se me ocurrió algo…

Me aparté de Kaidan con una sensación frenética dentro de mí.

―¿Dónde está Jay? ―le pregunté. ¿Cómo podría no haber pensado en él

antes?

Me volví, buscando en el vestíbulo hasta que vi a nuestro grupo de amigos

acurrucados cerca del vidrio y mirando a la locura en silencio. Marna estaba en su

teléfono. Cuando hicimos contacto visual, su brazo salió disparado por el aire,

saludándome, y ella estaba sonriendo.

Puro y dulce alivio, corrió a través de mí. Él estaba bien.

Corrí hacia Marna y nos abrazamos.

―¿Dónde está?

―En realidad, está aquí en Las Vegas. No sabía dónde estaríamos, por lo que

se registró en otro hotel, pero está en camino. ―Ella estaba radiante.

―¿Cómo sabía que tenía que venir aquí? ―le pregunté―. ¿Qué pasó?

―Le envié un mensaje de texto anoche, pero no sé lo que pasó de su lado.

Anna… ―Sus ojos se suavizaron―. Siento mucho lo de tu madre.

Page 281: Sweet reckoning

Me tragué otro ataque de llanto.

Marna tomó mi mano y fuimos a la ventana, buscando a Jay. A mi lado,

Kaidan entrelazó sus dedos con los míos, y miré a sus ojos azules cansados. Quería

estar feliz con lo que habíamos hecho, y estar alegre acerca de nuestro futuro, pero

primero necesitaba llorar.

Miré hacia Ginger, también de pie junto al vidrio. Blake la rodeaba con el

brazo, manteniéndola cerca, y ella estaba secándose los ojos.

Me acerqué a ella y puse una mano en su hombro. Ginger se volvió, y cuando

vio que era yo, envolvió sus brazos a mi alrededor y lloramos juntas. Cada cosa

negativa que alguna vez había estado entre nosotras desapareció en ese momento.

Ella no había conocido a Patti mucho tiempo, pero sabía que Ginger vio lo que yo

vi, una mujer amorosa quien nos aceptó y creyó en nosotros.

―Ella fue lo más parecido a una madre que he tenido ―dijo Ginger―. Sé que

suena tonto. Apenas la conocía.

La dejé ir así podía ver su rostro.

―No suena tonto en absoluto. Patti te quiso de inmediato.

Ginger asintió. Su mandíbula temblaba mientras se limpiaba los ojos de

nuevo.

―¡Jay!

Todos nos volvimos hacia la voz de Marna. Ella corrió desde el hotel,

estrellándose con Jay en la acera. Él la levantó del suelo en un abrazo gigante que

duró para siempre.

―Realmente la ama ―susurró Ginger.

Todos asentimos y vimos cómo Jay y Marna se separaron, hablando. Su

rostro se ensombreció y su actitud cambió, su aura poniéndose azul oscuro, y me

di cuenta de que probablemente estaba oyendo hablar de Patti. Una vez más, mi

corazón dolió. Presioné una mano en mi pecho y me pregunté si el dolor siempre

estaría conmigo.

Cuando Jay y Marna entraron, vino directo a mí y me abrazó. Quería

preguntarle qué había pasado, pero no quería hablar de ello al descubierto. Estaba

tan contenta de que él estuviera bien. Nos abrazamos fuerte durante mucho

tiempo.

―Lo siento, Anna ―susurró él.

No pude responder, y él pareció entender.

Page 282: Sweet reckoning

Kopano y Zania se unieron a nosotros. La camisa de Kope tenía un agujero

sangriento en el medio, una vista que me hizo temblar mientras recordaba cómo

casi lo habíamos perdido. Mirando alrededor, vi que todo el mundo estaba un

poco peor por la ropa desgastada, ensangrentada y raspada y rasgada, pero,

afortunadamente, no había heridas duraderas.

Kaidan y Kope se dieron el uno al otro un abrazo de hombre, luego Blake y

Jay, también.

Jay señaló a la camisa de Kopano, sus ojos enormes.

―¡Amigo!

―Sí, ¿cómo te sientes, amigo? ―preguntó Kaidan.

Kope frotó su pecho.

―Está tierno y se siente extraño, pero estoy bien. Se ve mal… Necesito

cambiar esta camisa.

La forma en que Zania lo miraba era entrañable.

―Vamos, regresemos a la habitación ―sugirió Kaidan, y todos estuvimos de

acuerdo.

A medida que nos abríamos paso a través del vestíbulo, nos detuvimos para

agradecer a otro Nephilim que había luchado con nosotros. Era extraño ver los

emblemas de todos volverse blancos. Conocí a los hermanos de Kopano y les di

abrazos.

Encontré a Marek mirando por la ventana con las manos en sus bolsillos, y le

di un puñetazo en el brazo. Se dio la vuelta sorprendido, cuando me vio allí de pie

con mis manos en mis caderas.

―¡Me asustaste!

Marek se echó a reír.

―¡Estaba trabajando para tu padre!

Papá había estado allí todo el tiempo, jugando una mano en los eventos.

Sonreí y puse una mano en mi cadera.

―Bueno, ¿tenías que ser tan buen actor?

―Mi plan era decírtelo cuando nos conocimos, pero eso no funcionó. ―Sus

ojos se levantaron hacia alguien detrás de mí y se inclinó más cerca de mi oreja―.

Entonces, el hijo de Pharzuph y tú, ¿eh? Una buena elección. ―Le dio a sus cejas

un levantamiento juguetón.

Page 283: Sweet reckoning

―Um, gracias… ―Miré por encima de mi hombro a Kai, quien se alejó de

nosotros con una sonrisa divertida. Sí, era una lástima que Kaidan no tuviera un

hermano gemelo para apaciguar a las masas, porque yo no iba a compartir a mi

hombre.

―Tienes mi admiración en más de un sentido, hija de Belial. Disfruta tu vida

con ese magnífico marido. Te lo mereces. ―Guiñó un ojo.

Extendí la mano y abracé a Marek ahora, y él me devolvió el abrazo.

―Mantente en contacto ―le dije.

Mientras se alejaba, la espalda de una joven me llamó la atención. Ella estaba

mirando por la ventana, con los brazos envueltos alrededor de sí misma. Su cabello

oscuro colgaba inerte. Sólo una niña. ¿Estaba separada de sus padres? Tenía que

averiguarlo.

―Disculpa ―le dije.

Cuando se volvió, me quedé sin aliento. Caterina. Sus ojos estaban inyectados

en sangre y distante. Su cabello se había salido de su moño.

―¿Dónde está ella? ―preguntó Caterina.

―¿Quién? Oh… ¿Jezebet?

Caterina asintió.

Hablé con cuidado.

―Está en el cielo.

La pobre chica parecía en un estado lastimoso. Desconcertada. De hecho, me

sentí mal por ella. Jezebet había estado trabajando para el lado opuesto por quien

sabe cuánto tiempo, y Caterina tenía que sentirse traicionada.

―Ella no podía decirte ―comencé a explicarle, pero Caterina me interrumpió

con un gesto brusco.

―Ella no confiaba en mí.

Me mordí el labio. ¿Qué podía decir a eso?

Caterina se quedó mirando mi emblema.

―¿El mío es…?

―El tuyo es blanco ahora, también ―dije.

―¿Y qué quiere decir eso?

Pensé en ello.

Page 284: Sweet reckoning

―Esto significa que no vas automáticamente al infierno cuando mueras. No

estás ya maldita sólo por quién era tu padre. Puedes elegir cómo quieres vivir tu

vida ahora. Eres libre.

Ella parecía más asustada e infantil ahora. La chica no había tenido ninguna

guía, excepto en el mal.

―Caterina… ¿a dónde vas a ir ahora?

Ella miró a su alrededor, perdida.

―Vendrás conmigo. ―Escuché, y me volví para ver a Ginger observar a

Caterina.

Los ojos de la muchacha se agrandaron y ella negó con la cabeza.

―No. Nu. Voy a cuidar de mí misma.

―Chorradas. ―Ginger se acercó más. Ella apartó el cabello del hombro de

Caterina, y la chica se apartó―. Nunca voy a golpearte. Pero tampoco voy a

aceptar ninguna mentira o actitud desagradable.

Caterina negó con la cabeza, mirando hacia el suelo. Ginger no se molestó en

ser gentil cuando le habló. Fue tan franca como siempre, lo que me hizo pensar que

eran una buena compañera la una para la otra.

―¿Cuántos años tienes? ―preguntó Ginger.

―Trece.

―Sé algunas de las cosas que has hecho ―le dijo Ginger―. He hecho un

montón, también. Pero todo eso va a cambiar ahora. Vamos. ―Le tendió la mano.

Caterina se quedó mirando su oferta extendida. Sobre la base de todo de lo

que había sido testigo la chica, no podía imaginarla tomándola. Pero la gente

estaba llena de sorpresas. Caterina tomó su mano.

―Bien entonces ―dijo Ginger. Marchó a través de nuestro grupo, tirando de

Caterina detrás de ella y dejándonos a todos con la boca abierta tras su estela.

―Increíble ―susurró Marna.

Blake sonrió.

―La amo enloquecedoramente. ―Corrió para alcanzar a Ginger.

Le sonreí a Kaidan, quien todavía parecía estupefacto, y entrelacé mis dedos

con los suyos.

Siempre me había considerado una persona que perdona, pero cuando se

trataba de Caterina era difícil ver más allá de las cosas malas que ella había hecho,

y recordar que era joven y mal educada. Era humillante ver a Ginger ser más de

Page 285: Sweet reckoning

mente abierta que yo en este asunto. Yo pensaba que ella entendía la actitud de la

chica en una forma en que el resto de nosotros no podía.

Era cerca de las seis de la mañana cuando llegamos a la habitación. Nos

estábamos arrastrando y nos cubría una capa de polvo. No podía creer que

habíamos estado en esta habitación hace sólo cinco cortas horas, preguntándome si

íbamos a vivir o morir.

Caterina se sentó en una silla con los tobillos cruzados y cabizbaja, viéndose

nerviosa. Ginger tocó su hombro y le entregó un refresco de cola con hielo.

―No hay necesidad de que nadie aquí este asustado. Saben que voy a patear

sus traseros si se meten contigo. ¿Entiendes?

Caterina asintió y bajó la mirada a su bebida.

Kaidan sacó una camiseta de su bolsa y se la lanzó a Kopano. Cuando salió

del baño, parecía incómodo. La camiseta era más ceñida que cualquier cosa que

usualmente vestía. Le di un vistazo a Zania, quien estaba sentada en el piso con las

piernas cruzadas y miraba mucho a Kope. Cuando se encontró con mis ojos trató

de contener una sonrisa, porque sí… se veía muy bien.

―¿Estás tratando de exhibirte, hombre? ―le dijo Blake a Kopano,

flexionando sus delgados bíceps.

Todos rieron y Kope le dio una tímida sonrisa, con hoyuelo y todo, antes de

sentarse en el piso junto a Zania.

Kaidan se sentó en el borde del sofá y me rodeó con su brazo. Me apreté más

cerca junto a él, tomando su mano. Esto era extraño. Era la primera vez que

podíamos ser cariñosos sin preocupación o temor. Le sonreí. Vaya.

Todos estábamos aquí. Vivos. Y nuestros padres habían desaparecido de la

tierra para siempre. El silencio que se asentó sobre la habitación me dijo que todos

estábamos pensando en lo mismo. Parecía irreal.

―Entonces, ¿qué significa esto, Anna? ―preguntó Blake, sus ojos cayendo en

el emblema sobrenatural de mi pecho―. Todos son blancos.

―No lo sé ―dije―. Es decir, oré para que todos los Neph, vivos o muertos,

tuvieran una oportunidad para ir al cielo al igual que la gente común.

Blake asintió, después se levantó y camino hacia el mini refrigerador,

abriendo y sacando un par de pequeñas botellas de champán.

―¿Quieren celebrar? ―preguntó a la sala. En realidad me sorprendí cuando

se agitó en mi interior el oscuro deseo y ansiaba beber esas dos botellas y después

algunas más. Blake me miró significativamente―. ¿Sientes algo, Anna?

Page 286: Sweet reckoning

Me mordí el labio y deje caer mis ojos, asintiendo.

―Aún está ahí.

―Yo podría haberte dicho eso, amigo ―murmuró Kaidan, haciendo reír a Jay

y Blake.

―Y aún puedo ver los vínculos ―dijo Marna. Ginger se mostró de acuerdo.

Las auras y los ángeles guardianes aún estaban ahí, también.

Así que nuestros deseos demoniacos no nos habían dejado, sólo la mancha

que nos hacía malditos. Pero éramos fuertes. Lo habíamos demostrado.

La habitación se quedó en silencio cuando Blake regresó las bebidas al

refrigerador, y mi mente cambió la marcha. Por mucho que no quisiera enojarme, y

cómo de mórbido podría verse, necesitaba los detalles acerca de lo que había

pasado Patti.

―¿Jay? ―dije en voz baja―. ¿Qué pasó?

Al principio no dijo nada. El frotó la rodilla de Marna y meditó.

―Ella sabía que algo se acercaba. No sé cómo… intuición o algo, pero hizo

que nos separáramos. Ella siguió abrazándome y diciéndome que no me

preocupara, que me vería pronto.

Se quedó sin palabras, y sentí mis ojos quemando de nuevo.

―Así que nos separamos. Después me llegó un mensaje de Marna diciendo

que todos irían a Las Vegas. Que las cosas estaban empeorando. No pude contactar

a Patti, y sentí que necesitaba estar aquí, así que vine. Lo siento, Anna.

Tomé su mano.

―No es necesario que lo lamentes.

―Sigo pensando que si no la hubiera dejado… si hubiera hecho que

siguiéramos juntos…

―No habrías sido capaz de detenerlos ―dijo Kaidan―. Te habrían matado o

tratado de usarte contra Anna, también. Y si hubieras estado ahí, habrían visto tu

vínculo con Marna.

Jay miró hacia abajo y negó.

Marna lo rodeó con su brazo y besó su mejilla.

―Pienso que sucedió como debía de ser, cariño.

Su mirada se encontró con la mía, una expresión preocupada en su cara

acerca de lo que ella dijo. Asentí, porque ya no creía en las coincidencias.

Page 287: Sweet reckoning

La voz de Zania fue dulce cuando dijo:

―Ella es mi heroína.

―Sí ―susurró Ginger.

Metí mi cara en la curva del cuello de Kaidan, exhausta.

―Hey, Kope ―dijo Blake―. ¿Qué hizo tu papá por ti? Eso fue asombroso. Te

habías ido, hombre.

Levanté los ojos para ver a Kope inclinar su cabeza.

―No puedo recordarlo. Fue sólo… sólo había dolor y oscuridad, y después

abrí los ojos.

Zania se movió cerca de él, como si el recuerdo fuera demasiado. Kope colocó

su mano sobre las de ella. Después de otro periodo de silencio, Blake habló de

nuevo, aliviando la tensión de la habitación en la única forma que podía.

―Así que, ¿qué tal los exorcismos, al estilo Kaidan Rowe, eh?

Kaidan resopló una risa a través de su nariz.

―En serio, amigo ―continuó Blake―. Cuando golpeaste a Mammon en el

ojo… estaba, como, ¡cielos!

La energía en la habitación aumentó.

―Eso fue increíble ―dijo Marna.

―Bien pensado lo del agua bendita ―agregó Kopano.

―No estaba seguro de que fuera a funcionar ―admitió Kaidan―. Fue bueno

que lo hiciera.

Todos estábamos inclinados hacia el otro, y por la siguiente hora hablamos

acerca de los eventos de la cumbre, repitiendo cada simple detalle, conmocionados

de cómo las cosas acabaron.

Caterina se quedó en su silla, intentando mantener su cabeza abajo, pero

periódicamente mirando con interés algo que alguien dijo antes de dejar caer su

barbilla otra vez. Ginger mantuvo una estrecha vigilancia en ella, pareciendo

estudiarla y evaluar sus reacciones e intereses.

Y entonces, empezamos a averiguar exactamente quiénes de los Duques

habían elegido el cielo. Mi padre, el padre de Kopano y Jezebet. Melchom,

Pharzuph y Astaroth no lo habían elegido. Fue una conversación solemne.

No se derramaron lágrimas. Las gemelas y Zania no tenían apego sentimental

a sus padres, y nos alegramos de verlos irse. Kaidan no había pronunciado una

palabra. Lo miré, pero mantuvo sus ojos apartados.

Page 288: Sweet reckoning

―Tu padre mostro interés al principio ―le dije a Blake―. Estaba

esperanzada.

―Sí. ―Negó con la cabeza―. Si sólo hubiera sido una elección entre ir al

cielo o al infierno, creo que el habría elegido el cielo. Pero eligiendo entre el cielo y

la tierra, él definitivamente querría quedarse aquí. Pensó que podría detener la

profecía y quedarse en la tierra. Mal movimiento.

Sabía que le molestaba, igual que le molestaba a Kai. Kaidan apoyó la cabeza

en mi mano. Su pecho se hinchó y cayó con un silencioso suspiro.

―Así que, ¿qué va a hacer todo el mundo ahora? ―preguntó Jay.

Kaidan habló enseguida.

―Sé lo primero que voy a hacer.

Sorprendida y curiosa me incliné a un lado, así podía ver mejor su cara.

―Voy a hacer una llamada anónima a la policía sobre Marissa y su red de

tráfico de personas.

―¡Sí! ―dije. Lancé mis brazos alrededor de él. Esas palabras me hicieron

enamorarme de él un millón de veces más. Podía destrozar a la señora ahora sin el

miedo a que lo vincularan con eso.

―Bien ―dijo Jay―. ¿Qué hay de ti, Anna?

Kaidan apretó mi cadera.

―Anna es una chica de universidad ahora.

Negué.

―Ya estoy perdiendo clases por estar aquí, y después de todo esto, creo que

necesito tomar el semestre libre. En realidad no me preocupa a dónde ir a la

escuela. Si decides quedarte en L.A. ―le dije a Kaidan―, me transferiré a una

escuela allí.

Me miró, sus ojos todos líquidos.

―Eso estaría bien.

Sonreí. Eso estaría muy bien.

―¿Y qué hay de ti, Jay? ―le preguntó Kaidan―. Podría engancharte con

algunas personas en los negocios de grabación o de radio en L.A. Quizá podríamos

escribir más música juntos.

―¿En serio? ―El aura de Jay se iluminó como un fuego artificial naranja, y

todos nos echamos a reír―. Amigo. ¡Estoy allí! ¿Qué piensas tú, Marna? ¿Quieres

vivir en L.A.?

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―Suena genial para mí ―dijo―. Mientras Blake y Ginger estén en

California… al menos hasta que… ya sabes, después del bebé.

El humor de la habitación se hundió otra vez. Ginger tomó la mano de su

hermana y la miró a los ojos.

―Voy a estar allí.

Blake había vuelto y pareció conmovido por su interacción.

―Hey Gin. ¿Quieres unirte al club de casados mientras estamos aquí en Las

Vegas? ―Él movió las cejas. Seguramente estaba bromeando.

Todos los ojos estaban en Ginger.

―No. ―Su voz fue dura―. Nunca me voy a casar.

Caterina se burló. Miró a sus uñas y dijo:

―Ella lo dice en serio.

Blake frotó su barbilla, sin inmutarse; luego, levantó la ceja perforada.

―Muy bien. ¿Quieres vivir conmigo?

Ginger entrecerró los ojos hacia él, golpeándolo con el pie en su costado.

―¿Estás tomándome el pelo?

―Nah. Lo digo en serio.

―Lo dice de verdad ―murmuró Caterina.

Ginger inhaló.

―Bien.

―Dulce ―dijo Blake con una sonrisa.

―¡No me voy a mudar con él! ―Caterina se cruzó de brazos y frunció el

ceño. Era la chica que yo recordaba. Cuando nos vio mirándola, descruzó sus

brazos y dejó caer su cabeza otra vez.

Ginger sonrió. Creo que tomó el descaro de Caterina como un reto.

―Cuando veas la casa de Blake, podrías cambiar de opinión.

―¿Qué sobre ti, Kope? ―preguntó Marna, desplazando la atención.

―Terminaré mi maestría pronto y volveré a África con mis hermanos. Hay

mucho que necesita hacerse allí.

―Y tú eres justo el hombre para hacerlo. ―Marna le guiñó un ojo y él le dio

una agradecida sonrisa.

Miré a Zania.

Page 290: Sweet reckoning

―¿Adónde iras, Z?

Se encogió de hombros y pareció tímida.

―No tienes que decidir ahora ―dije, mientras Kopano espetó:

―Te encantaría Malawi.

Entonces, todos nos reímos y nos removimos, intentando no permitir que el

momento llegara a ser demasiado torpe. Zania alzó su mirada hacia Kopano, quien

la miraba con su característica intensidad.

―Sí ―dijo ella―. Creo que me encantaría mucho Malawi.

Marna aplaudió.

Caterina hizo un sonido de disgusto y habló rápido en su vocecita aguda.

―Pero… todos ustedes son Nephilim. ¡Y él es un humano! ―Señaló a Jay―.

No entiendo esto. ¿Todos están enamorados?

Nos miramos entre sí, sorprendidos por la pregunta, una alegación que cinco

horas antes nos habríamos asustado hasta la muerte de escuchar en voz alta. Y

entonces en sincronización, todos estallamos en risas, porque sí. Sí, todos

estábamos enamorados. Habíamos desafiado las opresivas reglas, nos defendimos

y ganamos. No más esconderse. No más escapar. No más fingir. No más miedo.

Éramos libres.

Page 291: Sweet reckoning

Traducido por ElyCasdel Corregido por Nanis

Seis años después…

alawi era todo lo que Kopano dijo que sería. Kai y yo lo amamos

desde el momento en que salimos del avión, sosteniéndonos las

manos, sonriendo al brillo del sol. Zania y Kopano nos

encontraron en las puertas del orfanato. Habían estado casados ya cinco años.

Zania y yo nos abrazamos primero, mientras los chicos se estrechaban las manos.

―¡Tu gran día finalmente está aquí! ―dijo Zania. Había estado trabajando

con nosotros el último año para hacer que pasara.

Kaidan tomó mi mano. Ambos temblábamos un poco. Me encontraba

nerviosa y emocionada por conocer a nuestros chicos: hermanos.

Sabíamos que la paternidad era difícil. Habíamos estado para Jay después de

que el alma de Marna muriera durante el parto. Había sido tomada a pesar de

nuestra ferviente esperanza, pero hizo lo más que pudo en sus últimos meses de

libertad. Nunca había visto a nadie reír y sonreír tanto como lo hizo Marna.

Radiaba gozo, e incluso Ginger se suavizó bajo su rayo de sol.

No era una sorpresa que Jay fuera la estrella de rock soltero más de moda en

la historia, pero sabía que se encontraba cansado, trabajando tiempo completo y

luego siendo el único padre de esta bebita.

Ginger había pasado mucho tiempo con Anise, cuidándola cuando fuera que

Jay tuviera noches de DJ en eventos para la estación de radio de L.A. Anise era la

combinación perfecta de la felicidad de Marna y lo diva de Ginger, caminando por

ahí con su tutu rosa con una mano en su cadera. Y Jay no podía hacer nada mal a

los ojos de su niña. Ella se reía de todas sus bromas y amaba cuando le decía Cosa

Pequeña.

Tan. Linda.

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Pero todos perdimos a Marna.

Seguimos a Kope y Z dentro del edificio de un piso, una estructura

relativamente nueva construida con los fondos de Alocer, junto con una librería y

facilidades médicas en un pueblo pequeño.

Fuimos llevados por el pasillo a una habitación dispersa con sillas y juguetes.

―Déjame traerlos ―dijo Kope dejándonos.

Zania nos señaló que nos sentáramos, pero declinamos. Enganché la mano de

Kai, y Zania rió.

―Esta es mi parte favorita. Los padres nuevos son adorables. ―Frotó mi

hombro e intenté sonreír.

Cuando escuché pasos viniendo del pasillo y la voz retumbante de Kope

hablando dulcemente, mi estómago se apretó de los nervios.

La puerta se abrió y Kopano tenía un niño en cada cadera. Lucían

positivamente pequeños en sus brazos, e inmediatamente me salieron lágrimas. No

llores, me dije. No quería asustarlos. Mientras nos acercamos más, el niño de

dieciocho meses, Mandada, se aferró a Kopano, cauteloso de nosotros. El de seis

meses, Onani, por otro lado, dejó salir un enorme gorgoteo de risa y movió sus

brazos arriba y abajo, haciéndonos reír a todos.

Estiré mis manos, y Onani vino a mí sin reparos, obviamente va a ser una

“persona de gente” revisé sus pequeñas extremidades, que de alguna manera aún

lograban tener hoyuelos en las rodillas, codos, tobillos y muñecas. A pesar de ser

tan delgado, las mejillas de Onani eran regordetas, y su cabeza era un precioso

desorden de rulos negros.

Me enamoré, no pude evitar sonreír.

―Hola, Onani ―dije suavemente.

Se puso un poco bizco mientras intentaba enfocarme, asimilando cada

característica de mi rostro con seria curiosidad. Luego se estiró y alcanzó mi

cabello, chillando felizmente mientras todos nos reíamos y yo soltaba sus pequeños

dedos. Miré a Kaidan y nos miraba con admiración.

―Debí haberte advertido ―dijo Z―. Le encanta el cabello.

Mientras cargaba a Onani, adorando su peso en mis brazos, miré mientras

Kope y Kai se sentaron en el piso. Mandala se inclinó hacia Kopano, aún cauteloso

de Kaidan.

―Creo que tengo algo que te puede gustar ―dijo Kaidan. De un bolsillo sacó

un carro de juguete rojo cereza.

Page 293: Sweet reckoning

Esto atrajo la atención de Mandala. Dio un paso hacia Kaidan.

―Es tuyo, amigo ―le aseguró Kai―. Lo traje solo para ti. ―Le acercó el carro

y nuestro chico lo tomó. Se agachó en el piso y giró el carro. Kaidan hizo el sonido

del motor y Mandala sonrió, haciendo mi corazón revolotear. Kai me sonrió y lo

juro… no tenía idea de que pudiera amarlo más. Pero mientras veía a Kaidan

yaciendo en el piso y jugar con Mandala, mi corazón rebosaba.

Pasamos el día en el orfanato, intentando poner a los chicos cómodos con

nosotros tanto como fuera posible antes de llevarlos al hotel. Otros chicos entraron

y salieron del cuarto de juegos donde estuvimos, y todos nos tomaron interés.

Zania dijo que podía darles dulces, así que me hice un poco popular entre los

niños, a la vez que Onani intentaba arrastrarse a mi lado.

―¿Es terriblemente lindo, no? ―preguntó Kaidan, sonriéndome maravillado.

Luego Mandala se acercó, sosteniendo su nuevo juguete, que nadie tenía permitido

tocar, y gentilmente acarició la cabeza de su hermanito, mirando a Kai para

afirmación.

―Eres un buen chico ―le dijo Kaidan.

Luego mi corazón oficialmente se derritió.

Kaidan ganó puntos máximos ardientes conmigo ese día.

Cuando un nuevo grupo de niños entró al cuarto, una niñita se paró en la

puerta y nos miró. Específicamente, miró a Kaidan. Parecía de tres años, no más de

cuatro, con apretadas trenzas.

―¿Quieres una? ―le pregunté extendiendo una paleta.

Miró el dulce, considerando, pero sus ojos regresaron a Kaidan y negó.

Las auras de los niños eran siempre mezclas interesantes, porque no podían

procesar todas sus emociones. Pero la de esta niña era muy clara y no ondeaba. Por

debajo, enardecedora como una tormenta, eran emociones oscuras. Cuando me

abrí a ella, sentí miedo, y me hizo jadear. Me alejé y la miré, sorprendida. Porque

en la cima de ese miedo era pura, rosa claro de amor, arremolinado con gris claro

de aprehensión, y chispas naranja de emoción. Era el amor que claramente sentía

mientras veía a Kaidan lo que no podía entender. Zania y Kope regresaron a la

habitación después de un rato, y notaron de inmediato a la niña. Miraron entre ella

y Kaidan, quién no había notado aún lo que pasaba.

―¿Estás bien? ―preguntó Zania, poniéndose en cuclillas a su lado.

Miró a Zania con enormes ojos oscuros y asintió, luego miró otra vez a Kai.

Algo raro pasaba.

―Kai ―dije suavemente―. Creo que alguien quiere conocerte.

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Se sentó de donde había estado recostado, jugando, y sus ojos fueron a la

niña. Parecía confundido mientras veía los colores, pero le sonrió.

―Hola, tú. ¿Cuál es tu nombre?

Su voz era suave pero rica cuando respondió:

―Bamboo.

Miramos a Zania, quién parecía perpleja, y miró a Kope.

También él se puso en cuclillas, ahora.

―Su nombre es Alile. ―Sonó como Ah-LI-Leh―. Significa “Ella lamenta”.

Ella lamenta. Que triste, hermoso nombre.

―Alile ―dijo Kopano a la niña― ¿Zikuyenda bwanji?

Z susurró a Kaidan y a mí:

―Habla Chichewa.

Alile le dio una pequeña sonrisa a Kope, pero no respondió. En ese momento

su ángel guardián se inclinó para susurrarle, y su aprehensión desapareció, lo que

me mostró que se encontraba en sintonía con su ángel. Con lentos movimientos fue

hacia Kaidan. Se quedó muy quieto mientras ella tocaba su rostro y buscaba sus

ojos. De hecho, él buscaba los de ella en respuesta. Y luego ella se sentó justo en su

regazo como si fuera su hogar. Miró a Kaidan otra vez y dijo:

―Bamboo. ―El momento se sintió delicado y precioso. Kaidan se quedó muy

quieto con sus palmas en el piso a su lado como si temiera tocarla.

―¿Qué significa bamboo? ―susurré.

Los cuatro nos miramos el uno al otro, aún en cuclillas.

―Es una palabra para “padre” ―dijo Kopano.

El pecho de Kaidan subió y bajó más rápido mientras miraba a la niña en su

regazo.

Y luego Zania nos hizo señas. Vino a nosotros de otro orfanato que cerró por abuso

sexual.

Kaidan me miró con ojos enormes, y sabía que los mismos sentimientos

espantosos nos recorrieron a los dos. ¿Qué había pasado esta pobre niña? Miré la

mandíbula de Kaidan endurecer, solo de pensarlo.

Kopano le habló a ella de nuevo en Chichewa. Lo escuché decir el nombre de

Kaidan.

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―Le dice que Kaidan es un amigo y quiere saber por qué le llama padre

―susurró Z.

La niña respondió, causando a Kope y Z paralizarse.

―¿Qué dijo? ―pregunté. Kaidan se veía un poco verde, como si prefiriera no

saberlo a este punto.

Kope se aclaró la garganta.

―Dice, “En mi sueño, él era mi papi”.

Piel de gallina me cubrió.

Los ojos de Kaidan encontraron los míos y nos miramos.

Y entonces pasó algo que pensé nunca vería. Kaidan y yo habíamos pasado

por mucho juntos, pero una cosa que nunca, nunca hizo fue llorar.

Y en ese momento, mientras miraba a Alile, y sus brazos la rodeaban,

acercándola, vi por primera vez una lágrima caer por la mejilla de Kaidan, seguida

por otra. Su cara se puso seria y su actitud alrededor de Alile gritó protección fiera.

Sin hijas, me dijo Kaidan hace años. A través de los años aprendí que tener

una niña lo forzaría a afrontar sus demonios invisibles que susurraban

insuficiencia. Pero supe en ese momento que Alile sería nuestra hija, y Kai vencería

sus miedos. Nadie nunca heriría a esta pequeña otra vez y se saldría con la suya.

Porque tenía ahora un papi.

Alcancé la mano de Kaidan y la tomó, agarrándola fuerte.

La vida puede ser también muy dulce.

Fin

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Wendy Higgins nació en Alaska y vivió en todo Estados Unidos antes de

establecerse en el área de Washington, D.C. Asistió a la universidad George Mason

para la carrera de licenciatura en Escritura Creativa, y la universidad de Radford

para su Maestría en Currículo e Instrucción.

Wendy da clases de inglés de IX y XII grado en una escuela rural antes de

convertirse en madre y escritora. Actualmente vive en el norte de Virginia con su

esposo, hija e hijo.

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Moderadoras Aяia y flochi

Traductoras ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

flochi Selene

Anelynn* Emii_Gregori

Isa 229 LizC

Aяia norita_30 Simoriah

rihano Jane

martinafab Helen1

Jadasa Youngblood Ahtziri29 ElyCasdel oristiuv

Shilo magdys83

MaEx

Correctoras Nanis

Mrs. Lightwood Lexie´ Flochi

Recopilación y Revisión Nanis

Diseño ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ