PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN

por CARLOS ALBERTO ANDREUCCI*

Prologar la segunda edición de este libro se debe a la generosidad del autor. Gracias a su trabajo y sagacidad se logra completar acaba­damente la información del sistema jurídico argentino y a definir un modelo universal de Derecho que para muchos resultaba una utopía. E l libro hace simple lo complicado. El Derecho, su vigencia y su efectividad tienen una clara aplicación a partir del examen ponneno­rizado de este texto. El marco de legalidad constin1cional resulta fá­cilmente comprensible junto a la transformación institucional actual y futura que conllevan los estándares de alcance universal en su vivencia normativa, efectiva y valoratíva.

La reforma constitucional nacional de 1994 - y las provinciales­introdujo en el modelo constitucional argentino a Jos tratados previstos en e l artículo 75, incisos 22 y 24. La incorporación de los tratados insertó directamente, o en forma paulatina, los estándares universales que muchas veces, difusamente y a partir de la jurisprudencia, no se han visto nítidos, cuando no parcial o sesgadamente entendidos.

Ahora, al leer detenidamente el método y los contenidos del libro no puede haber justificación al!:,runa - para abogados y jueces- en no aplicar los estándares porque resultan normativa vigente y efectiva en el orden jurídico argentino. No podrán resolverse los conflictos sin seguir las pautas claramente explicadas en el texto. Por e llo es fun­damental el sistema que refleja su escritura cuando ubica a los están­dares de alcance universal de la Carta internacional de Derechos Hu­manos, convenciones de derechos humanos y declaraciones y resolu­ciones. La referencia a otros estándares universales, junto a los tribu-

' CARLOS ALBERTO ANDREUCCl es abogado, docente w1iversitario. especialista en Derecho Adminislralivo y presidente de la Federación Argenlina de Coh.:gios de Abogados.

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nales internacionales y al Derecho Internacional Humanitario, permite llevar a l lector hacia los estándares de alcance regional con el Sistema Interamericano y de lberoamérica, para concluir con la jurisprudencia de la Corte lnteramericana de Derechos Humanos.

El anhelo de Juan Bautista Alberdi que imaginó una justicia uni­versal en su obra El crimen de la guerra se ve concretado en este libro que es un aporte esencial a la formación, el conocimiento y la educación. Es un libro de alta docencia que rinde homenaje al pensa­miento de Joaquín V. González quien al terminar su mandato de pre­sidente de la Universidad Nacional de La Plata escribió: " ... llevo más de treinta años de vida pública y de trabajo en mi gabinete de estudio. y he producido para contribuir a la educación de mi país, más de treinta volúmenes publicados sobre diversas materias; científicas, li­terarias, educativas, mi preocupación mental más .favorita ha sido la del estudio de las instituciones políticas y de los problemas educacio­nales, haciendo de esta última materia una consagración definitiva y final de mi existencia''1•

En esta linea, el autor señala el camino y encara e l porvenir con convicción, responsabilidad y sabiduría, en el ideal de aquella lección de optimismo de Joaquín V. González que a los 55 ai'ios de edad, al dejar la Universidad Nacional de La Plata en setiembre de 19 l 8, en un acto nocturno en el entonces Teatro Argentino de La Plata, cerró su ciclo con estas palabras:

" ... Ya veis que no soy un pesimila ni un desencantudo, ni un vencido, ni un amargado por derrota ninguna. A mi no me ha derrotado nadie; y aunque así hubiera sido. la derrota sólo habría conseguido hacerme más fuerte, más optimista, más idealista; porque los únicos derrotados en este mundo son los que no creen en nada, los que no conciben un ideal, los que no ven más camino que el de su casa o su negocio, y se desesperan y reniegan de sí mismos, de su Patria y de su Dios, si lo tienen, cada vez que le sale mal algún cálculo financiero o político de la matemática de su egoísmo. ¡Trabajo va a tener el Enemigo para desalojarme a mí del campo de batalla! El territorio de mi estrategia es infinito, y puedo fatigar, desconcertar. desarmar y aniquilar al ad­versario, obligándolo a recorrer distancias inmensurables, a combatir

1 ROJO. Roberto. El divino Joaq11l11, Rubinzal-Culzoni. Santa Fe. 2007.

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sin comer, ni beber. ni tomar aliento, la vida entera, y cuando se acabe la tierra, a cabalgar por los aires sobre corceles alados, si quiere perseguirme por los campos de la imaginación y del ensueño. Y después, el Enemigo no puede renovar su gente, por la .fuerza o por el interés, que no resisten mucho tiempo, y es mi conquista, y se rinde con armas y bagajes a mi ejército invisible e invencible".

Simplemente, gracias, Leandro.

La Plata, marzo de 201 O

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