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Políticas públicas para la construcción de una sociedad participativa apoyada con tecnologías de información

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© Ediciones Uninorte, 2010© Ademilde Silveira Sartori, Alejandro Pisanty, André Moura Gomes, Carlos Enrique Guzmán Cárdenas,

Clara Luz Álvarez, Diego Cardona, Fátima Ponce Regalado, Federico Medina Cano, Florencia Ferrer, Francisco Javier Durán Ruiz, Gabriel Boavista Laender, Iria Puyosa, Javier Sáenz Coré, Jesús Alberto Andrade, José Luis Bizelli, Jucimara Roesler, Laura Fernandes de Lima Lira, Liliana Ruiz de Alonso, Luis A. Núñez, Luis Ignacio Sierra Gutiérrez, Marcelo Lasagna, Márcio Iorio Aranha, Miguel Porrúa, Patricia Justo Moreira, Raisa Urribarrí, Rodrigo Torrens, Silvana Rubino, Yaskelly Yedra, Ysabel Briceño, 2010

Una realización de Ediciones Uninorte

Coordinación editorialZoila Sotomayor O.

Diseño y diagramaciónMunir Kharfan De los Reyes

Diseño de portadaJoaquín Camargo Valle

Corrección de textosHenry Stein

Hecho en ColombiaMade in Colombia

TIC, comunicación y periodismo digital / ed., Elías Said Hung ; Jesús Miguel Flores … [et al.] . – Barranquilla : Ediciones Uninorte, 2010.

v. <v.1. 292 p.>. ; 21 x 29,7 cm.Contenido: Vol. 1. Normatividad, accesibilidad y escenarios de desarrollo.Incluye referencias bibligráficas en cada capítulo.

ISBN 978-958-741-077-8 (tomo I)ISBN 978-958-741-078-5 (tomo II)

1. Nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. 2. Brecha digital. 3. Internet en la administración pública. 4. Sociedad de la información. 5. Redes sociales. I.Said Hung, Elías. II. Flores, Jesús Miguel. III. Tít.(303.4833 T555) (CO-BrUNB)

www.uninorte.edu.coKm 5 vía a Puerto Colombia, A.A. 1569Barranquilla (Colombia)

Parte de las regalías por concepto de dere-cho de autor fueron cedidas a la IE Emanuel Dios con Nosotros, de Bellavista - Malambo (Colombia) para su uso en la ejecución de actividades académicas dirigidas a los estu-

diantes de esta institución.

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Jesús Miguel FloresUniversidad Complutense de Madrid (España)

María de las Mercedes Zamarra LópezUniversidad Complutense de Madrid (España)

Jorge Sánchez BadilloUniversidad Nacional Autónoma de México

Universidad del Claustro de Sor Juana (México)

Francisco Javier Durán RuizUniversidad de Granada (España)

Erika JaillerUniversidad Pontificia Bolivariana (Colombia)

Beatriz Elena Marín OchoaUniversidad Pontificia Bolivariana (Colombia)

Carlos Arcila CalderónUniversidad del Norte (Colombia)

Antonio Medina GómezAsociación Colombiana de Usuarios de Internet (Colombia)

(miembro invitado)

Elías Said Hung Universidad del Norte (Colombia)

E D I T O R

C O M I T É E D I T O R I A L

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Tomo I

Normatividad, accesibilidad y escenarios de desarrollo

_ _ _ _ _ Í N D I C E _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

Autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

Parte I Derecho y políticas públicas

CAPÍTULO 1Ley de Administración Electrónica y derechos de los ciudadanos a la y en la relación electrónica con las administraciones públicas en España . . . . . . . . 17Francisco Javier Durán Ruiz

La administración electrónica: concepto, pros y contras, 18

El derecho a las TIC y el derecho a relacionarse con la administración por medios electrónicos en España, 23

Principales contenidos de una Ley de Administración Electrónica . La Ley 11/2007, de 22 de junio, de acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios públicos, 27

Derecho de los ciudadanos a relacionarse con las administraciones públicas por medios electrónicos y brecha digital, 33

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CAPÍTULO 2Políticas y demandas civiles en la sociedad interconectada. Una revisión de movimientos en defensa de internet en México y Venezuela . . . . 41Ysabel Briceño, Luis A. Núñez, Alejandro Pisanty, Iria Puyosa,Raisa Urribarri, Rodrigo Torrens

Introducción al caso de estudio, 42

Estado, sociedad y democracia en los entornos digitales, 44

Políticas de Estado en el uso de internet, 45

Escrutinio ciudadano y uso de internet, 46

Casos de estudio: Venezuela y México, 49Caso “Internet Prioritaria” (Venezuela), 50Caso “Internet Necesario” (México), 59

Conclusiones, 64

CAPÍTULO 3Políticas de administração do espectro e acesso universal às comunicações no Brasil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69Gabriel Boavista Laender, Márcio Iorio Aranha, Laura Fernandes de Lima Lira, André Moura Gomes

Contexto da universalização das telecomunicações no Brasil e estrutura da pesquisa, 71

Serviço universal e acesso às telecomunicações no Brasil, 73

A oportunidade para microprestadoras e redes comunitárias: avaliação dos resultados das políticas públicas de expansão do acesso em face da disponibilidade de renda da população brasileira, 78

O regime jurídico do uso da radiofrequência no Brasil e sua vinculação a modelos de negócios pré-determinados, 85

Conclusão: as escolhas regulatórias para a flexibilização normativa do uso do espectro de radiofrequência, 95

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CAPÍTULO 4MuNet - Municipios eficientes y transparentes.Una nueva manera de mejorar el desempeño de los municipios . . . . . . . . . . 100Diego Cardona, Miguel Porrúa, Javier Sáenz, Marcelo Lasagna,Silvana Rubino, Florencia Ferrer

Gobierno y el potencial de las TIC, 101

El municipio y la sociedad del conocimiento, 102

¿Qué hizo MuNet?, 104

Metodología MuNet, 107

Descripción de actividades MuNet, 114

Elaboración de estrategias municipales de e-gobierno, 120

Asistencias tecnológicas, 125

Herramientas tecnológicas, 128

Impacto y lecciones aprendidas, 129

Futuro de MuNet, 135

CAPÍTULO 5La innovación tecnológica en las TIC, industrias creativas y de los contenidos digitales en Venezuela. Escenarios tecnológicos, 2008-2017 . . . . . . . . . . . 140Carlos Enrique Guzmán Cárdenas

Marco referencial del estudio, 141

Marco situacional, 146Nuevo escenario . La sociedad del conocimiento, 146Construcción de una nueva Economía, 147Factores que influyen en la transformación hacia una nueva economía, 149Factores que pueden condicionar o determinar el desarrollo de las redes de interacción y comunicación en Venezuela: Capital humano, 150

Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+I), 152Tipos de innovación tecnológica con mayor valor añadido en el sector de las TIC, 153Priorizar el talento e I+D en los próximos nueve años (2008-2017), 155 Subsectores del hipersector de las TIC, 157Inversión en I+D+i: Talento humano e ICD, 158

Mayor innovación tecnológica: la industria de videojuegos y de software, 159

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Contenidos para la Sociedad de la Información y del Conocimiento . Industria de los Contenidos Digitales, 162

Factores impulsores de la industria de contenidos digitales, 163Características de las ICD en Venezuela, 164La industria de los contenidos digitales y sus principales agentes, 165Subsectores de la ICD con mayor grado de influencia, 166Orientación de la ICD: ocio y entretenimiento, 167

CAPÍTULO 6Políticas públicas para la construcción de una sociedad participativa apoyada con tecnologías de información . . . . . . . . . . . . . 169Jesús Alberto Andrade, Yaskelly Yedra

Introducción, 170

Enfoques teóricos disponibles, 172Enfoque de grupos de interés, 172Enfoque tecnológico, 173Enfoque ideológico, 174

Construcción de una teoría para diseñar políticas públicas acerca de las TIC en Latinoamérica, 175

Participación en la globalización, 177

Consideraciones finales, 180

Parte II Desarrollo y accesibilidad

CAPÍTULO 7El poder de las TIC sobre el desarrollo productivo y social . . . . . . . . . . . 185Liliana Ruiz de Alonso, Fátima Ponce Regalado

Introducción, 186

Nuevo entorno social y de desarrollo, 188

Estudios realizados sobre impacto de las TIC, 190

Metodología de trabajo, 191Impacto sobre las actividades productivas, 191Impacto relacionado con los servicios públicos, 192

Características de los pueblos rurales, 193

Efectos encontrados por el uso del teléfono celular, 195Impacto sobre las actividades productivas, 195Impacto relacionado con los servicios públicos, 198

Conclusiones y recomendaciones, 203

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CAPÍTULO 8Accesibilidad a las TIC por personas con discapacidad.Retos, principios y mejores prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206Clara Luz Álvarez

Introducción, 207

Relevancia de la accesibilidad a las TIC, 208Casos prácticos, 208

Importancia de la accesibilidad, 209

Retos y principios de accesibilidad a las TIC, 212Retos, 212. Principios, 214

Mejores prácticas, 215

CAPÍTULO 9The transition from digital cities to radical cities . . . . . . . . . . . . . . . . 220José Luis Bizelli

Introduction, 221

Three cities and their territories, 222The Greek polis: territory of philosophy and participative democracy, 223The liberal city: territory of the economy and construction of the modern State, 225The keynesian welfare state (kws) city: territory of the

social fight for the Right to the City for all, 227

Digital cities: territory of contrast between administrative control and individuals’ virtual freedom, 230

Radical Cities: technological radicalization for the reconstruction of territory as a citizen’s learning tool or in search of a conclusion, 233

CAPÍTULO 10Socialidade na Internet: o fenômeno do estar junto por meio de redes sociais . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239Ademilde Silveira Sartori, Jucimara Roesler, Patricia Justo Moreira

Introdução, 240

Orkut e Facebook, 245

Considerações possíveis, 250

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CAPÍTULO 11Chatomanía o el delirio de las relaciones virtuales. Y tú, ¿con qué identidad juegas? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254Luis Ignacio Sierra Gutiérrez

Introducción, 255

Modalidades de tecno interacción social, 256

Alcances, 260

Relaciones virtuales: ¿libertad o dependencia?, 261

Y tú, ¿con qué identidad juegas?, 263

CAPÍTULO 12El teléfono celular: la experiencia de la velocidad y la proximidad . . . . . . 265Federico Medina Cano

Introducción, 266

El teléfono, la experiencia de la proximidad y la velocidad, 267

El teléfono móvil: un objeto individual, 269

Cambios y prácticas nuevas de interacción, 273

El celular: un metadispositivo, 274

El celular y los aspectos identitarios, 276

El teléfono celular: un dispositivo de control, 278

El teléfono celular y la comunicación oral y escrita, 280

La transformación del celular y la obsolescencia, 284

El teléfono celular y los jóvenes, 286

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Políticas públicas para la construcción de una sociedad

participativa apoyada con tecnologías de información

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Jesús Alberto [email protected]

Yaskelly [email protected]

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R E S U M E N

El uso de las tecnologías de información ha sido para América Latina un tema lleno de contradicciones. Por un lado, se pretende aprovechar las

formas novedosas de participación ciudadana, pero por otra parte se crean mecanismos de control tecnológico que generan prácticas sociales adversas al desarrollo de los pueblos, evidenciando que las tecnologías no juegan un papel neutral en la sociedad. Es necesario trabajar en la elaboración de una teoría propia, que sirva de marco referencial para desarrollar políticas públicas que apunten hacia el uso de tecnologías de información orientadas a nuevas formas de participación ciudadana, con el fin de buscar caminos para disminuir las brechas existentes entre los sociedades tecnológicamente más desarrolladas, de aquellas que apenas comienzan el camino de la innovación tecnológica. Con tres enfoques en mente: a) grupos de interés, b) tecnológico y c) ideológico, proponemos la necesidad de realizar un análisis particular de cada situación, si se pretende desarrollar políticas públicas dirigidas a la participación del ciudadano, y su relación con las tecnologías de información; ello con el fin de fundar una teoría propia que sirva de acicate para la construcción de una sociedad mucho más participativa, que coexista con otras comunidades basadas en información.

PALABRAS CLAVE: Políticas públicas, tecnologías de información, participación ciudada-na, globalización, sociedad de la información.

1. IntroduccIón

Las tecnologías de información están inmersas en una discusión permanente que intenta crear una dicotomía entre las posturas epistemológicas existentes, que se manifiesta generalmente en la utilidad objetiva que las tecnologías suponen producir con el fin de resolver problemas prácticos y aquella que expresa que las tecnologías están relacionadas con sistemas humanos y, por lo tanto, existe una relación entre tecnologías y la acción de los individuos en la sociedad.

Por supuesto que esta dicotomía no puede ser resuelta por una concesión mutua de sus acciones, puesto que ellas son incompatibles desde el punto de vista teórico. De alguna manera, ellas reflejan la tradicional oposición filosófica entre las posturas objetiva y subjetiva que han dominado las ciencias sociales (Burrell & Morgan, 1979).

Aunque no hay pruebas convincentes acerca del papel de la tecnología en los asuntos de la sociedad, en Latinoamérica necesitamos entender el modelo en el cual hemos estado participando, con el fin de construir una teoría propia, que explique nuestra contribución como ciudadanos, más allá de ser simples consumidores de tecnologías. Con un tipo de modelo teórico en mente, el construir una teoría acerca del uso de las tecnologías de información, nos permitirá alcanzar una mejor y mayor participación ciudadana, con conciencia crítica del papel que desempeñamos en un particular modelo de sociedad.

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Necesitamos tener, al menos, alguna noción de qué hizo que los ciudadanos se movieran constantemente hacia una particular dirección; por ejemplo, hacia el uso de la tecnología de información para mejorar los procesos productivos con el propósito de alcanzar mayores beneficios financieros, en detrimento de su uso para alcanzar propósitos mucho más placenteros y menos egoístas que el de rendir ganancias al capital, y desentrañar así el porqué aceptamos ese modelo con tanto éxito. Debemos preguntarnos, por ejemplo: ¿Qué fuerzas nos condujeron hacia el rol pasivo de ser consumidores de tecnologías, en beneficio de la producción de bienes y servicios, que reproduce el capital? ¿Cuál debería ser nuestro papel en Latinoamérica como fuerza productiva en un mundo conectado pero desigual?

En este punto quisiéramos distinguir –y sugerir un debate– entre el simple uso de las tecnologías de información, que tiene la pretensión de ayudar a alcanzar el desarrollo de los pueblos bajo cualquier escenario que se aplique, porque forma parte de un proceso universal del desarrollo, y otro que promueve el uso de tecnologías de información bajo una concepción mucho más particularizada, cuyo uso está guiado por las características propias de cada sector social. En el primer caso se presenta el fenómeno de utilidad como elemento imprescindible del desarrollo. La tecnología es fundamental para el desarrollo, porque como “cosa útil” posee muchos atributos, o al menos los suficientes, para ser considerada objetivamente como elemento clave para resolver problemas comunes de la sociedad. Se trata de una utilidad asociada al valor de uso que la sociedad le otorga, y que intenta expresarse en un valor de cambio. De allí que en el proceso productivo capitalista, el valor de uso de la tecnología (como cualquier otra mercancía) es apuntalado por la acumulación de capital.

La tecnología es, por lo tanto, una fuerza productiva social, que para buena parte del mundo occidental implica la utilización de procedimientos técnicos y científicos, y cuyo desarrollo es apuntalado por la reproducción y acumulación del capital. Por lo tanto, para su utilización se requiere de mecanismos y situaciones estándares que sean reproducibles en cualquier escenario que se aplique. Aunque los estándares son un excelente instrumento para dirigir, hay que considerar que desafortunadamente son también usados muchas veces con el propósito excluir o dominar sectores, principalmente en las áreas de la política y de la economía, afectando las prácticas sociales existentes.

La otra concepción es particularizada y es propia de cada cultura o población; ello permite darle sentido a la participación consciente del ciudadano, porque se desarrolla desde una perspectiva que considera la existencia de una pluralidad de culturas, cada una de las cuales tiene un lenguaje y prácticas sociales, que la define dentro de una conceptualización universal, que le posibilita, a su vez, establecer el conjunto de relaciones sociales que la cohesionan como un tipo de existencia muy particular, y por ende, a través de un tipo muy específico de participación social. Se trata del uso de las tecnologías de información con el propósito de incorporarla al colectivo social, que les permita a los ciudadanos apropiarse de ella, para liberarse de los cánones preestablecidos por los grandes intereses transnacionales de la información.

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El análisis que usamos en este trabajo parte del reconocimiento de que existe un gran número de ambigüedades, contradicciones, intereses y confusiones que subyacen alrededor del uso de tecnologías de información para alcanzar el desarrollo. Ello con el propósito de definir políticas públicas que permitan la expansión del uso de la información como un recurso importante, que es inherente al desarrollo social y no exclusivamente para su uso como mercancía.

2. EnfoquEs tEórIcos dIsponIblEs

Diversos enfoques teóricos permiten abordar el análisis del uso de las tecnologías de información para generar políticas públicas. De ellos, al menos tres destacan: a) el enfoque de los grupos de interés, b) el enfoque ideológico y c) el enfoque centrado en la tecnología. Para hacer nuestro propio análisis, y poder así aportar algunas reflexiones críticas, tomaremos de estos tres enfoques algunos rasgos relevantes que nos permitan desarrollar nuestro análisis.

2.1. Enfoque de grupos de interés

Este enfoque establece que la influencia política de los grupos de interés organizados puede conducir a la adopción de políticas e instrumentos no óptimos para la sociedad. El análisis basado en este enfoque se caracteriza por que los grupos de interés manejan información asimétrica, y en gran parte confidencial, para sacarle provecho a situaciones de decisión política. Los grupos de interés se adhieren a las medidas que les benefician, y ello se logra en buena parte debido a que se diseñan esquemas que les permiten maximizar sus propios beneficios.

Los grupos de interés están en una competencia feroz para generar información y preparar un marco de análisis coherente, que les permita posicionarse mejor frente a otros grupos con otros intereses. Así, los mejores informados pueden proponer políticas en detrimento de otros colectivos que poseen limitada información.

Desde esta perspectiva, la política relacionada con las tecnologías de información está supeditada a los grupos y sus coaliciones que tienen intereses propios. En el caso de Latinoamérica, los intereses están asociados a los de grandes empresas transnacionales que dominan el mercado informático, no sólo como proveedores de recursos y equipos electrónicos, sino asociados a los propios intereses de dominio del conocimiento como elemento central del sometimiento ideológico, con sustento en el sistema legal. La realidad empírica ha mostrado que a medida que existe mayor presión por los grupos de poder, mayor es el grado de regulación que el Estado ejerce en función de esos intereses particulares. Tal es el caso de las posiciones asumidas por los diversos países en lo relacionado con la política del copyrights (derechos de autor). Bajo este enfoque

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analítico, los resultados están en función del poder que cada grupo pone para favorecer sus propios intereses. En ello, buena parte de esas regulaciones son conducidas por una burocracia oficial, que no sólo apoya políticamente esos intereses, sino que además, en representación del Estado, cogestiona el desarrollo de un sistema legal que permite la aplicación de políticas públicas a favor de esos grupos de interés. De esta manera se genera un funcionamiento circular del sistema: las regulaciones son el reflejo de los intereses de los grupos más poderosos, mientras las leyes, normas y procedimientos protegen y sirven esos particulares intereses.

2.2. Enfoque tecnológico

Este enfoque asume que las tecnologías de información son resultado de procesos racionales, que promueven la idea de que su creación puede servir para resolver conflictos que generan los seres humanos. Para muchos, las tecnologías tienen propiedades objetivas que causan efectos específicos donde se usan; efectos que son invariables si ellas se emplean bajo condiciones parecidas en cualquier sociedad. Por ello, esta perspectiva supone que las tecnologías tienen propiedades objetivas que causan efectos específicos, y por lo tanto, fácilmente cuantificable. Es así como existe la creencia de que el desarrollo tecnológico sigue una trayectoria que es intrínseca a la propia tecnología. La acción técnica representa un escape parcial de la condición humana, y por lo tanto, en el caso de las tecnologías de información, éstas pudieran fomentar y albergar la transformación social. Bajo este enfoque, negar el desarrollo tecnológico es de alguna manera perjudicial, porque atenta contra el cauce “inevitable” del progreso. En ello, la credibilidad de los efectos se refuerza con el discurso que por lo general acompaña a su uso.

El discurso de quienes promueven este enfoque está dirigido a proveer soluciones casi mágicas a problemas estructurales, debido principalmente a la “causación tecnológica” asociada al determinismo que se establece en las relaciones causa-efecto que justifican plenamente la intervención privada en asuntos de orden público. El determinismo tecnológico sostiene que el desarrollo de las tecnologías sigue su propia lógica, y por consiguiente, las tecnologías definen su uso (Andrade, Campo-Redondo & Mandrillo, 2005). De manera que este enfoque se centra en las relaciones causa-efecto; sin embargo, para los fines de análisis, cualquier estudio de las tecnologías de comunicación debe reconocer las dificultades en aislar las “causas” de los “efectos”. Por ello, bajo una razón instrumental no se puede asumir conductas y creencias acerca de las tecnologías de información.

Por consiguiente, bajo esa lógica utilitarista, el uso de tecnologías de información presupone un carácter objetivo, que es independiente del contexto donde se aplique, y por lo general va asociado al aumento de la productividad.

Lo atemporal y la no linealidad de estos procesos tecnológicos ha tenido consecuencias para la humanidad mucho más profundas en lo social, económico y cultura que

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cualquiera de los otros procesos que la historia ha registrado, como aquellos que emergieron con la Revolución Industrial. Y es así porque estos procesos desarrollados con tecnologías de información han significado, desde el punto de vista de la racionalidad científica, cambios en los conductas y pensamientos de las personas, que conducen a la pérdida de viejos hábitos y creencias (ejemplo, la conformidad tecnológica o el desplazamiento de la mano de obra como consecuencia de la incorporación de tecnologías de información).

Así, las tecnologías de información se vuelven insostenibles con el tiempo, porque cuando se desarrollan políticas públicas, las tecnologías, desde el terreno racional, no tienen independencia del ciudadano; hace falta entonces un enfoque que exprese la conciencia de los individuos para entender la participación ciudadana más allá de un uso exclusivamente pragmático.

2.3. Enfoque ideológico

No hay duda de que la ideología está en el trasfondo del uso tecnológico. La ideología tiene mucha importancia para explicar y diseñar una política pública que defina la construcción de una sociedad basada en información. Incluso si no se definieran políticas hacia la distribución, uso y propiedad de la información, se estaría ante una particular ideología que refleja un tipo paradigmático de sociedad.

Los paradigmas ideológicos disponibles nos proporcionan un fundamento para interpretar los problemas, a veces muy complejos, y evaluar las alternativas de las políticas públicas que se pueden desarrollar. No existe exactitud en los procedimientos usados para alcanzar la conciencia ciudadana que es necesaria para evitar el proceso de alienación a las cuales se somete a la sociedad con el desarrollo tecnológico.

Las tecnologías de información existen y desarrollan en correlación con el avance científico-tecnológico, por lo tanto, la ideología se mueve en el marco de la racionalidad. Como la racionalidad tecnológica parte del principio de que se debe aceptar lo que se intenta cuestionar, desde el punto de vista estrictamente ideológico, las tecnologías de información tienden a asociarse a una modernidad instrumental que se sustenta en la racionalidad empírica, pero que ha contribuido a enajenar la conciencia crítica del ser humano. Marxistas como Marcuse (1993) sostenían que el conformismo y el “anestesiamiento” ideológico acentuarían la alienación y la impotencia de los individuos para crear una “nueva tecnología” con base en una “nueva razón”. Por consiguiente, para evitar ese adormecimiento del ser humano es necesario responder críticamente al desarrollo de nuevas tecnologías, bajo un enfoque teórico que basado en lo social nos permita develar nuestras propias realidades.

Tal como lo analiza Marcuse, la racionalidad técnica es un instrumento de dominación de la sociedad capitalista moderna, y el análisis ideológico es útil para la comprensión de cómo las tecnologías de información son utilizadas para perpetuar las ideas de modernidad de una sociedad que actúa en correspondencia con la lógica capitalista de consumo.

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3. construccIón dE una tEoría para dIsEñar polítIcas públIcas acErca dE las tIc En latInoamérIca

La sociedad conectada digitalmente ansía poseer información y medios para a accederla; ello genera contradicciones entre la libertad individual y las restricciones y regulaciones a las que los ciudadanos deben someterse. No existe una teoría única capaz de reflejar y representar los intereses de diversidades de actores en una sociedad electrónicamente conectada. Sin embargo, la mayoría de las teorías asociadas a la información se basan en la epistemología positivista, la cual se define como un “conocimiento objetivo”.

Es evidente, al menos para nosotros, que las teorías dominantes acerca del uso de las tecnologías de información, en las últimas tres décadas, están basadas en términos de una neutralidad tecnológica y cultural (como lo establece el Enfoque tecnológico). De allí que mucha justificación se despliega cuando se pone de manifiesto la necesidad de ofrecer no sólo tecnologías de información para resolver problemas organizacionales o de desarrollo, sino que adicionalmente se “vende” la idea de que nuevas técnicas resolverán problemas puntuales de eficiencia si se aplican las teorías organizacionales adecuadas, ejemplo: políticas de outsourcing (tercerización), benchmarking (evaluación comparativa), control de calidad, etc. Ello refleja que las grandes transnacionales, junto con los poderosos centros políticos de acción, siguen mirando a Latinoamérica como un ente cohesionado y pasivo, que responde mecánicamente a las imposiciones del mercado, dentro de un proceso continuo de imposición cultural.

La experiencia empírica muestra que en el diseño y ejecución de políticas públicas el enfoque tecnológico prevalece en los estudios, programas y proyectos de inversiones en tecnologías de información. En realidad, el tipo de razonamiento relacionado con lo estrictamente técnico es con frecuencia utilizado para justificar, y no para explicar, los cambios de política en la sociedad, y con ello, separar cualquier responsabilidad que tiene el Estado en la creación de una política pública adecuada a un nuevo modelo de sociedad. Así, lo “técnico” y lo “experto” justifican plenamente la intervención privada en asuntos de orden público.

Pero la gama de perspectivas teóricas disponibles dentro de este campo de estudio también incluye las perspectivas históricas y humanistas, que reflejan la posibilidad de entender el mundo desde una visión subjetiva (como lo establecen el Enfoque de grupos de interés y el Enfoque ideológico). Como no hay una única teoría que explique el papel que el ciudadano desempeña en una sociedad basada en lo digital, se acepta entonces que diversas ciencias intenten analizar los fenómenos que ocurren en una sociedad dividida artificialmente.

Numerosas aproximaciones analíticas con pretensiones de convertirse en teorías acerca de ese tipo de sociedad derivan de las diferentes áreas de la ciencia, las cuales están basadas en las tradiciones divergentes. Así, en lugar de una sistematización sobre la base de “códigos compartidos o comunes” con particularidades propias, nos sometemos a

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teorías globales con el fin muy preciso, sino único, de analizar una sociedad sustentada en redes de información.

La sociología, la psicología, las ciencias de la información, lainformática, la computación, laadministración y otras que analizan los fenómenos socio-digitales pudieran colaborar en desarrollar una teoría unificada que llene el vacío de un marco teórico adecuado en el campo (Pettigrew & McKechnie, 2001). A veces pareciera que estamos sobresaturados de ofertas teóricas, y ello es debido a que junto a esa participación multidisciplinaria afluyen términos que intentan identificar y clasificar el comportamiento del individuo en una sociedad que se sustenta en lo digital: Sociedad telemática, Aldea global, Era de la información, Sociedad red, Sociedad de la información, Sociedad del conocimiento, Sociedad digital, etc. Tales fenómenos sociales están en el centro de los debates, pero en realidad tienen poca relación con grandes teorías, por tanto, es imposible explorarlos basándose en una sólida base conceptual teórica propia. Sin embargo, eso no demerita que existan aproximaciones realmente serias que intentan explicar los fenómenos sociales que las redes digitales generan en la sociedad; pero debido a que la velocidad del cambio tecnológico es tan cambiante, ni siquiera esas aproximaciones sirven para fundamentar una teoría exclusiva de los fenómenos que esos cambios tecnológicos producen en la sociedad.

Las teorías existentes parecieran no dar respuestas a las particularidades que como entes culturales requerimos. La cultura está tan ampliamente digitalizada que termina por ser excesivamente artificial. La banalización cultural es diseñada por los medios de comunicación, los cuales cambiaron su rol de transferir mensajes para convertirse en constructores de cultura, la mediática. La cultura mediática y los medios de comunicación se han convertido en el principal mecanismo que proporciona sentido y significado, limitando a las personas a un rol de consumidor. En ello, la estandarización es absolutamente necesaria para traspasar las fronteras del mercado, principal objetivo de los medios de comunicación. Con el mercado en el horizonte, no existe una confrontación entre el individuo y los conceptos originales de este tipo de sociedad. Las intenciones políticas reales y los programas para el desarrollo son importantes para comprender e interpretar la situación actual.

De manera que el análisis no debería delimitarse a lo tecnológico, sino tener como referente aquellos aspectos que involucran a la sociedad capitalista de producción. En la perspectiva de Marcuse (1993), la tecnología, al igual que la ciencia, por sus propios métodos, proyecta un tipo de sociedad donde la dominación de la naturaleza queda vinculada con la dominación de los hombres y a los aparatos de producción y destrucción, para someterlos a quienes ostentan el poder, a través de una jerarquía racional que se fusiona con lo social. La racionalidad de la ciencia y la tecnología se manifiesta también en la posesión del conocimiento, que al fin y al cabo sirve de mercancía para los intereses transnacionales. Los saberes técnicos, junto al conocimiento científico, constituyen anclajes legitimadores de las iniquidades y exclusiones sociales que existen en buena parte del mundo, y por lo cual los pueblos en vías de desarrollo no han sido reconocidos como constructores o miembros de una sociedad sustentada en la información.

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En la tradición capitalista, la ideología permea la definición de las políticas públicas desde un sector privado privilegiado hacia el sector público; y en el caso de aquellas políticas relacionadas con las tecnologías de información están mediadas por términos de eficacia, eficiencia, control y, sobre todo, por la idea de racionalidad. Se asume, como un hecho omnipotente, que la tecnocracia de expertos, con un poder dominante, hace que la sociedad funcione al constituir formas de control y cohesión social que intenta convertir los espacios públicos en privados.

De forma tal que lo definido en las políticas públicas para orientar el desarrollo de la Sociedad de la Información es el reflejo de una ideología que legitima su propia existencia. Por ello, un enfoque orientado hacia la conformación de políticas públicas latinoamericanas no debería ignorar la existencia de factores ideológicos y la de intereses de presión de grupos, porque ellos son determinantes importantes en la definición de una estructura y cultura tecnológica en una sociedad basada en información, que en principio es desigual.

4. partIcIpacIón En la globalIzacIón

Además de imponer modelos de desarrollo sustentados en térmicos como control, eficacia y eficiencia, las transnacionales de la información despliegan (o venden) procesos que afectan en forma discriminada a los pueblos del mundo. Uno de ellos es el de globalización, que ha intentado sustituir la idea de progreso y desarrollo que se nos impuso en el pasado, como si este nuevo término fuese neutral.

Afortunadamente, la conciencia que los pueblos asumen con rebeldía hace que los procesos sociales y las presiones institucionales operen y contribuyan a que potencialmente se le brinde poder alternativo a la gente, para moldear sus propios modos de producción y crear sus propias formas de participación. Las transnacionales y sus “librepensadores” lo saben. Por ello, la carga ideológica que el término “globalización”[1] ha adquirido se le ha pretendido atenuar sustituyéndolo con el de “mundialización”, que resulta mucho menos político y polémico, pero más aceptable para la gran mayoría de los que ven el mercado como esencial para el bienestar en función del desarrollo tecnológico, pero sostenidos en una extrema pauperización intelectual que conduce a malinterpretar, o deliberadamente aislar, la necesidad de polemizar cuando se trata de discutir lo que en nombre de la modernidad se pretende vender como “normal”.

1 En un informe publicado en 1999 por la United Nations Research Institute for Social Development (UNRISD), titulado Information Technology, Globalization and Social Development, bajo la dirección de Manuel Castells, en relación con el término “globalización” se afirma lo siguiente: “Hay demasiada ideología alrededor de esta noción, y sus implicaciones, esto es esencial para caracterizar precisamente la globalización, y entonces determinar su alcance y evolución en términos empíricos.”

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La idea es desarrollar mecanismos de homogeneización cultural que permitan soslayar las diversidades y las diferencias de quienes participan en el proceso de globalización, al pretender servir de fórmula universal para definir los espacios sociales de poder.

Las agencias y foros internacionales nos ofrecieron la idea de que era posible construir una sociedad mundial que superara las barreras que separan a las sociedades ricas de las más pobres. Los jefes de Estado de 189 países miembros de la ONU, que prometieron en septiembre de 2000 hacer un mundo mejor, imponiéndose metas relativamente alcanzables, no han cumplido, y lo que es peor, el mundo, desde entonces, se ha deteriorado mucho más. Las políticas públicas aplicadas en buena parte de todos los países más desarrollados parecieran favorecer la desigualdad, beneficiando cada vez más el capital en detrimento del resto del mundo. Ello ha quedado demostrado con las respuestas que han dado los países más ricos al problema de la crisis financiera mundial.

Hemos creído que con más información y conocimiento podemos resolver los problemas de la sociedad. Efectivamente, los países más desarrollados, aun con sus propias diferencias, están mucho más cerca de alcanzar no sólo las Metas del Milenio planteadas por la ONU sino también (y lamentablemente) de destruir el planeta en nombre del saber. Los estados con mayor conocimiento científico y tecnológico, esos que están insertados en las “Sociedad del conocimiento”, actúan con menos conciencia del papel que como ciudadanos del mundo les corresponde jugar. Esos países que están tecnológicamente desarrollados poseen los medios de comunicación y de información más avanzados disponibles, tienen la información y el conocimiento necesarios para darse cuenta de lo cerca que estamos de desaparecer, y sin embargo actúan sin conciencia acerca de la finitud del planeta. Con la idea de progreso en mente, estos países actúan en nombre de los pueblos del mundo, intentando controlar la naturaleza, pero destruyendo y hasta acabando con la existencia de cualquier tipo de vida, incluyendo la humana. De manera que más conocimiento científico-tecnológico y mayor información no necesariamente ha significado mayor bienestar social, tal como hasta ahora lo hemos venido creyendo.

Igualmente, los representantes de los “pueblos del mundo”, reunidos en Ginebra del 10 al 12 de diciembre de 2003, con motivo de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, declararon el compromiso de construir una sociedad integradora, centrada en la persona, y orientada al desarrollo, para que los individuos, las comunidades y los pueblos pudieran emplear sus posibilidades en el desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de vida. La teoría que sustentaba la Sociedad de la Información se volvió panfletaria, al convertir en “slogan” sin contenidos los objetivos planteados. Por ello, en Latinoamérica es imperioso desarrollar un trabajo de comprensión de los espacios empíricos donde nos hemos movido, para imaginar y formular una nueva concepción teórica propia, menos individual y más colectiva, que nos conduzca a la utilización de las tecnologías de información como fuerza liberadora del anclaje tecno - cultural que la dinámica capitalista nos ha destinado.

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Nadie puede negar que los intereses particulares de los productores y distribuidores de tecnologías de información estén bien representados en los centros de poder político, y ello se hace evidente en el debate público, y en la realidad cotidiana, en cuanto a la ejecución de políticas por parte de los organismos del Estado. La dependencia de los poderes públicos por los intereses particulares de las transnacionales se refleja en las políticas que se desarrollan desde el Estado. Los funcionarios y burócratas de la administración pública latinoamericana tienden a estar sesgados en favor de los grupos económicos más poderosos, ya sea porque comparten ideológicamente sus acciones o porque sus intereses están alineados con los de las grandes corporaciones.

Así, las políticas públicas protegen a las grandes transnacionales, que se favorecen por la presión y cabildeo que suelen realizar, con el pretexto de modernizar al Estado hipertrofiado. De manera que los grupos de interés son en realidad grupos de presión que bajo una retórica neoliberal pretenden, con bastante éxito, alcanzar posiciones de poder en el desarrollo de políticas públicas, que en buena parte terminan siendo el resultado de un modelo que beneficia a los centros de poder internacional.

Lo que está planteado en el desarrollo de una política pública propia, que sea independiente de los intereses de grupos, se deriva del esfuerzo que el Estado realice por encontrar soluciones innovadoras a los problemas que enfrenta. La participación ciudadana no emergerá del exclusivo uso de los dispositivos electrónicos que tengamos al alcance, hace falta una conexión particular entre la tecnología y los mecanismos de participación social que esté en concordancia con los intereses del colectivo. Pero no para participar en forma pasiva, como consumidores de mercancías, sino pata darle sentido crítico a la participación.

Requerimos de innovación para la creación de una nueva manera de participar, que permita la creación de una estructura social que dé paso a la construcción de una sociedad que a la vez de abrir las puertas a la libertad delimite los caminos del uso irracional de los recursos cada vez más escasos. Por lo tanto, se requiere innovar en la construcción de procesos que permitan la inclusión de nuestros pueblos a la sociedad, con el propósito de coexistir con comunidades internacionales basadas en información.

Debemos innovar, no sólo para usar las tecnologías para el beneficio colectivo, sino para construir una teoría propia que sirva de acicate para la construcción de una sociedad mucho más participativa. Esta innovación debe apuntar a la mejora de la calidad, pero no sólo de los artefactos que usamos para comunicarnos, sino que implique mejorar la cualificación de los ciudadanos. Se requiere, por sobre todas las cosas, innovar en los sistemas de gestión pública, entendida esta innovación como un cambio en la manera de hacer las cosas, de participar democráticamente y de darle sentido ético a la propia construcción de nuevos conocimientos.

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5. consIdEracIonEs fInalEs

Una vez consideradas todas esas líneas de pensamiento divergentes, deberíamos estar convencidos de que para la construcción de una “política pública” acerca de las tecnologías de información es necesario definir una teoría propia que apunte hacia la construcción de una sociedad que basada en la información promueva la participación de los ciudadanos, que con sentido crítico esté orientado a las necesidades de los ciudadanos. Por ello, se requiere de una teoría que permita analizar el desarrollo tecno-capitalista y su asociación con algún tipo de ideología imperante; ello con el fin de encontrar las contradicciones en que está inmersa una sociedad que con frecuencia depende de la voluntad política y de los intereses económicos de un selecto sector que disfruta de privilegios tanto tecnológicos como sociales asociados a la información.

Las políticas públicas y el pensamiento teórico deben, además de tender a integrarse, democratizarse para desarrollar actividades transformadoras. Es, por lo tanto, necesario entender el escenario particular de Latinoamérica y pensar en políticas públicas desde nuestro propio contexto. Debemos construir una política pública real, en la que los actores desarrollen y ejecuten con conciencia social la participación política que les permita expandir el horizonte de sus vidas.

Creemos que para tener una mejor política pública que apunte al desarrollo sustancial de la población hace falta dotar a la sociedad, como ente político, con un mejor Estado; y ello es así porque pareciera que el Estado que tenemos, en buena parte de los pueblos latinoamericanos, no resulta suficiente para una buena gestión de desarrollo. Y es allí donde aparecen temas, entre muchos otros, que son desdeñados por las transnacionales que inducen el consumo de bienes informáticos, porque son tratados como perecederos, y nuestras sociedades latinoamericanas los consumen sin retorno social valedero.

Pero no basta con tener un Estado con mecanismos de accesos al poder que sean eficaces y eficientes. Hace falta fundar conceptos propios que enriquezcan la construcción de una teoría válida para el desarrollo tecnológico de nuestros pueblos. Sin soslayar la importancia que tiene el conocimiento para mejorar los procesos productivos, hace falta crear e incorporar nuevos conocimientos para ser más libres. Por ello, se requiere innovar para mejorar los procedimientos de las estructuras de la sociedad y, con ello, mejorar para alcanzar novedosos sistemas de organización que apunten hacia la participación del ciudadano, no de una forma aislada e individual, sino en red, junto a colectivos organizados y con apoyo del conocimiento como elemento fundamental para alcanzar mayores niveles de bienestar social.

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Una política pública que esté encaminada a satisfacer las necesidades de uso de tecnologías de información en una sociedad participativa debe considerar la incorporación de los ciudadanos al ejercicio pleno de sus derechos, con criterios éticos. Debe, además, apuntar a una conciencia liberadora de los intereses privados que ejercen las transnacionales de la información. No se puede desconocer la necesidad de elevar la escala social de cada ser humano, no sólo en el Estado de derecho que permita la participación de manera real y efectiva, sino además crear condiciones para una cultura tecnológica y científica en una nueva sociedad, y ello significa principalmente humanista, donde no esté ausente la ética y la solidaridad.

Para ello, la política pública se debe dirigir hacia la conformación de redes institucionales que sirvan de mediadores entre los ciudadanos y los funcionarios de gobierno, considerando la existencia de presiones de los particulares que van en detrimento del colectivo.

No podemos, por lo tanto, asumir que las tecnologías de información garantizan el desarrollo social por el simple hecho de poseerlas. En ese sentido, su difusión debe orientar el accionar de las políticas públicas como elemento fundamental para el incremento de la productividad y el desarrollo de la sociedad.

Cada país, desde sus propias realidades, debe modelar el escenario de una sociedad basada en información, que permita transitar al desarrollo, donde las políticas públicas estén dirigidas a satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Por ello, la noción de ciudadano debe ser considerada en su dimensión integral, como sujeto activo de una nueva sociedad mucho más participativa que la actual. En esa sociedad, las tecnologías de información deben ser las propulsoras de un hombre libre, y para ello se requiere que el ciudadano sea la composición, ejercicio y resultado del poder como expresión de una demanda de la sociedad y no de intereses particulares. Un ciudadano comprometido con la existencia humana como única vía de participación social y no ajustada a intereses particulares o de grupos selectivos.

No es suficiente convivir en una sociedad donde prevalezca el conocimiento, hace falta traspasar la sociedad dominada por el saber y por el desarrollo científico-tecnológico para alcanzar mayores niveles de libertad. No ganamos mucho cuando convivimos en una sociedad de conocimiento si ese conocimiento no se usa con conciencia para ser ciudadanos libres. Se trata de convivir no sólo con los saberes, sino además de crear hábitos, habilidades, capacidades, valores y conductas que nos lleven a formar un mundo factible para la existencia humana.

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B I B L I O G R A F Í A

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