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meses, capítulos HISTORIA DE UNA LISIADA MIÉRCOLES 19 DE NOVIEMBRE DE 2014 “Ya decía yo que había nacido para ser Beyoncé…” “Yo por mi yeso... M-A-T-O” “Como bailar me da media vida, nunca me he dado por vencida en mi afán por imitarla” Garazi Ramos, BILBAO Una de Antihéroes La voz, lo que se dice la voz no me la bendijeron en su día y lo tengo súper asum- ido -soy morena, no negra (me refiero a que no tengo voz de negra, por si alguien se lleva las manos a la cabe- za)-. Y lo de bailar… lo de bailar… Joder… lo cierto es que bailar me da media vida… Tanto que hasta hace dos días ahí estaba… en salsa, en bachata y en funky… Dándolo tuto… Siempre…Siempre... has- ta que, y gracias a que mis huesos son super indepen- dientes y crean sus propios pasos, fui nombrada krak del Krump. Melanina... +1: No tengo tanta como Beyoncé, pero he de admitir que soy algo más morena que la gran mayoría de los bilbaínos y, curiosamente, mil veces más que mi ama y mi aita juntos… Queratina… -1: Si yo tu- viera un peluquero per- sonal, llevaría el pelo de muchas maneras, pero, a priori, también tengo el pelo más rizado que la gran mayoría de los bilbaínos y… ejem, que toda mi fa- milia junta... Si es que yo, yo iba para Beyoncé... Lástima que mis padres me construyeran con piezas recién sacadas del desguace… Un día me subí a un barco pirata y empecé a surcar los mares con un palo... un paaaalo El que más triunfó: ‘Kebab’ Robocop, Forrest Gump... el aparato dio para unos cuantos motes y mi pierna, también. 0 grados, 60, 80, 90... forzar, daño, desesperación, aprender a andar, a levantarme, dolor, angustia, caderas, pies, tibia, psoas, cuadríceps... pero... Libre Salí del Ambulatorio en bragas, qué suerte que me gusten las camisetas largas. ¿Habéis visto alguna vez a la princesa de algún cuenta en bragas? Y... ¿A una princesa de un cuento en bragas subiendo a un co- che de 3 puertas, mientras una cantidad generosa de obreros arregla la calle? Si preguntáis por Txurdi, os dirán que sí... Los días pasaron y mis muletas se convirtieron en mi particular trípode (soy de audiovisuales), mis padres y mis amigos en mis criados y la gente de la calle en mi público. En un intento por no quedarse coja, la cabreada pero adorable princesa, cansada de tener que esperar a que un apuesto prín- cipe la rescatara de los nueve monstruos que habían osado posar sus manos en ella, había decidido retarse en duelo con un vigoréxico… Atormentada por el mal trato que había recibido, presa, había decidido intentar aflojar las cade- nas y luchar. Luchar hasta que el sudor empapase su frente, luchar hasta conseguir la fuerza necesar- ia para romper con aquello que la estaba oprimiendo… No soportaba las cadenas, es- tar encerrada, muy lejos de lo que era… No lo soportaba… la mazmorra en la que la habían se- cuestrado era oscura, el suelo es- taba frío… las lágrimas se habían apoderado de ella en alguna oca- sión… Pero estaba harta… harta de todo aquello y había decidi- do que ninguno iba a poder con ella… ninguno de los nueve... Y el primer paso para liberarse, para acabar con todos ellos era competir contra el típico muscu- litos del gimnasio… verle todos los días… aguantarle la mirada… marcar territorio… robarle su es- pejo y practicar su mirada sexy mientras trabajaba sus múscu- los… desfallecer hasta conseguir objetivos… hasta poder doblar la pierna y poder olvidar las 120 se- siones de rehabilitación... Me siento como si me hubieran encer- rado en un juego de Mario Bros dentro de una Game Boy en blanco y negro. Dándome cabezazos contra los ladril- los con signos de interrogación para que de ellos brote algo bueno y así, así poder sentirme bien. Buscando setas o estrellas fugaces para hacerme fuerte y grande. Para que no puedan conmigo. El vasto interno y la Osteoporosis son ahora mis enemigos más inminentes, que no los principales. Pero lo cierto es que no conozco a nadie que no haya sal- vado a la princesa… ‘Hipster, Bohemia, Barcelona’ Bowser y su séquito Huir no es de cobardes... 102 sesiones de rehabilitación pública después, el barrendero jamás me volverá a animar… 102 sesiones después, los obreros jamás me volverán a gritar guapa… 102 se- siones después, los señores de 80 años que se acababan yendo antes que yo, jamás me volverán a recordar que soy joven… Mi verdad sobre 12 meses de luxación de rótula ¡QUÉ JA TE! 12 12

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meses, capítulosH I STOR IA DE U NA L I SIA DA

MIÉRCOLES 19 DE NOVIEMBRE DE 2014

“Ya decía yo que había nacido para ser Beyoncé…”

“Yo por mi yeso... M-A-T-O”

“Como bailar me da media vida, nunca me he dado por vencida en mi afán por imitarla”Garazi Ramos, BILBAO

Una de Antihéroes

La voz, lo que se dice la voz no me la bendijeron en su día y lo tengo súper asum-ido -soy morena, no negra (me refiero a que no tengo voz de negra, por si alguien se lleva las manos a la cabe-za)-. Y lo de bailar… lo de bailar… Joder… lo cierto es que bailar me da media vida… Tanto que hasta hace dos días ahí estaba… en salsa, en bachata y en funky… Dándolo tuto… Siempre…Siempre... has-ta que, y gracias a que mis huesos son super indepen-dientes y crean sus propios pasos, fui nombrada krak del Krump.

Melanina... +1: No tengo tanta como Beyoncé, pero he de admitir que soy algo más morena que la gran mayoría de los bilbaínos y, curiosamente, mil veces más que mi ama y mi aita juntos…Queratina… -1: Si yo tu-viera un peluquero per-sonal, llevaría el pelo de muchas maneras, pero, a priori, también tengo el pelo más rizado que la gran mayoría de los bilbaínos y… ejem, que toda mi fa-milia junta...

Si es que yo, yo iba para Beyoncé... Lástima que mis padres me construyeran con piezas recién sacadas del desguace…

Un día me subí a un barco pirata y empecé a surcar los mares con un

palo... un paaaalo El que más triunfó: ‘Kebab’

Robocop, Forrest Gump... el aparato dio para unos cuantos motes y mi pierna, también.

0 grados, 60, 80, 90... forzar, daño, desesperación, aprender a andar, a levantarme, dolor, angustia, caderas, pies, tibia, psoas, cuadríceps... pero... Libre

Salí del Ambulatorio en bragas, qué suerte que me gusten las camisetas largas. ¿Habéis visto alguna vez a la princesa de algún cuenta en bragas? Y... ¿A una princesa de un cuento en bragas subiendo a un co-che de 3 puertas, mientras una cantidad generosa de obreros arregla la calle? Si preguntáis por Txurdi, os dirán que sí...

Los días pasaron y mis muletas se convirtieron en mi particular trípode (soy de audiovisuales), mis padres y mis amigos en mis criados y la gente de la calle en mi público.

En un intento por no quedarse coja, la cabreada pero adorable princesa, cansada de tener que esperar a que un apuesto prín-cipe la rescatara de los nueve monstruos que habían osado posar sus manos en ella, había decidido retarse en duelo con un vigoréxico… Atormentada por el mal trato que había recibido, presa, había decidido intentar aflojar las cade-nas y luchar. Luchar hasta que el sudor empapase su frente, luchar hasta conseguir la fuerza necesar-ia para romper con aquello que la estaba oprimiendo…No soportaba las cadenas, es-tar encerrada, muy lejos de lo que era… No lo soportaba… la mazmorra en la que la habían se-cuestrado era oscura, el suelo es-taba frío… las lágrimas se habían apoderado de ella en alguna oca-sión… Pero estaba harta… harta de todo aquello y había decidi-do que ninguno iba a poder con ella… ninguno de los nueve...Y el primer paso para liberarse, para acabar con todos ellos era competir contra el típico muscu-litos del gimnasio… verle todos los días… aguantarle la mirada… marcar territorio… robarle su es-pejo y practicar su mirada sexy mientras trabajaba sus múscu-los… desfallecer hasta conseguir objetivos… hasta poder doblar la pierna y poder olvidar las 120 se-siones de rehabilitación...

Me siento como si me hubieran encer-rado en un juego de Mario Bros dentro de una Game Boy en blanco y negro. Dándome cabezazos contra los ladril-los con signos de interrogación para que de ellos brote algo bueno y así, así poder sentirme bien. Buscando setas o estrellas fugaces para hacerme fuerte y grande. Para que no puedan conmigo.El vasto interno y la Osteoporosis son ahora mis enemigos más inminentes, que no los principales. Pero lo cierto es que no conozco a nadie que no haya sal-vado a la princesa… ‘Hipster, Bohemia, Barcelona’

Bowser y su séquito

Huir no es de cobardes...

102 sesiones de rehabilitación pública después, el barrendero jamás me volverá a animar… 102 sesiones después, los obreros jamás me volverán a gritar guapa… 102 se-siones después, los señores de 80 años que se acababan yendo antes que yo, jamás me volverán a recordar que soy joven…

Mi verdad sobre 12 meses de

luxación de rótula

¡QUÉJA

TE!

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A los que no necesitan leer estas historias

Garazi Ramos

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I.Iba para Beyoncé

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Si la Melanina es un pigmento determinante en el color de la piel humana y la Queratina es una proteína del cabello, puedo intentar comenzar este primer capítulo describiéndome así:

Otra cosa que también me caracteriza es que nunca me ha gustado descifrar fórmulas, así que no os lo voy a poner difícil e intentaré explicarme mediante las letras:

Melanina, Melanina... +1: No tengo tanta como Beyoncé, pero he de admitir que soy algo más morena que la gran mayoría de los bilbaínos y, curiosamente, mil veces más que mi ama y mi aita juntos…

Queratina, Queratina… -1: Si yo tuviera un peluquero personal, llevaría el pelo de muchas maneras, pero, a priori, también tengo el pelo más rizado que la gran mayoría de los bilbaínos y… ejem, que toda mi familia junta...

Más Melanina, menos Queratina y no parecerme a mi familia

Estos tres factores quizás podrían hacerme pasar por afroamericana, afroestadounidense, africana-norte- americana o lo que quiera que sea la cantante…

Pero en fin, sigamos...

Caderas, muslos y culo

Las caderas, los muslos y el culo seguro que sí que sabéis lo que son, ¿no?

Pues de esto también voy sobrada (tengo lo mío más lo de mi ama)… pero yo, y al contrario que Beyoncé, los tengo blandos y flácidos… pero bueno, estoy segura de que con pasta, un entrenador personal, 10 horas diarias de gimnasio y bailar, bailar y más bailar… yo también podría conseguir tener unos duros y fibrosos como los de ella.

Más Melanina, menos Queratina, no parecerme a mi familia, caderas y culo

Si combinásemos todos estos factores, podríamos decir que sí, que estáis ante una chica morena, de pelo riza-do y capaz de hacerse pasar por afroamericana (sin nivel de inglés, claro)… ante una chica morena, de pelo rizado con un culo y unos muslamenes en camino (en camino de otra vida) de estar turgentes y apetecibles, apetecibles como ellos solos.

Si es que ya decía yo que había nacido para ser Beyoncé…

Melanina +1Queratina -1

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12 meses, 12 capítulos 12 meses, 12 causasI. Iba para Beyoncé

Tanto que hasta hace dos días ahí estaba… en salsa, en bachata y en funky… Dándolo tuto… Siempre…

Siempre… o quizás nunca… y es que habemus un problema, mis papis nunca me lo han puesto demasiado fácil… Creo que no me hicieron con demasiado cariño (mi estructura ósea es un cuadro) y encima de que me hicieron mal, se empeñaron en obviar mis sueños de bailarina y decidieron en su día hacer de mí una pequeña matona (con 5 años ya estaba en judo). Y total… total, ¿para qué? Si me habéis hecho para que me desencaje en cuanto me tocan.

La rotura de ligamento interno del tobillo pase, porque fue culpa mía, solo mía… me salté sin querer una es-calera (tenía prisa)… pasen los sucesivos esguinces en ese mismo pie por culpa de esa dichosa avería (no, las prisas no son buenas)… pase la férula en la muñeca por culpa de mi competitividad deportiva (iba en patinete y quería llegar antes que mi amiga a la plaza)… pase que me traicionen las cervicales porque son músculos y no huesos… pero, ¡Joder! … por qué coño tuvisteis que colocarme las rótulas más altas que al resto de los mortales… ¿Por qué?… ¿Para qué?… ¿Para qué me inventase un nuevo estilo de baile?, ¿Para qué con las ro-dillas desencajadas imitase mejor a los bailarines de Krump?, ¿Para qué con 23 años pudiese decir que tengo algo de flexibilidad en alguna parte de mi cuerpo?… ¿Para qué?… ¿Por qué?… por qué cojones me dejasteis la mordida abierta, ¿para comprobar cuánto puede aguantar una persona mordiendo solo con dos dientes?, ¿para qué tuviese que sonreír aún estando lisiada porque soy incapaz de cerrar la boca? ¡¡¡Joder!!! si es que sonrío tanto para poder justificar esto y dejar de parecer idiota que por la calle interpretan mal mis intenciones.. (glup, glup…).

Aiiis… quiero pensar que lo hicisteis por mí… para qué después de ser nombrada Krak del Krump pudiese po-sar en las fotos con una sonrisa de oreja a oreja, ¿verdad?… ¿verdaaad?. Pues que sepáis que yo no me imagino a Beyoncé ni bailando con las rodillas desencajados, ni sin poder posar con la boca cerrada… ¿eh, Majíííííísimos?

Bueno… y… ¡¡Caray!!!… Pensándolo bien… lo de las cervicales tampoco os lo perdono… que me mareo y en Funky no puedo mover el pelo como me gustaría… Juum… con lo serxy que queda ahí dar media vuelta con la cabeza mientras mi melena rizada se menea… ¿Para qué?… ¿Por qué?… ¡¡Joder!! … Como con el pelo no puedo ser sexy, pretendíais que lo fuera con las rodillas y la mandíbula fuera de sus órbitas, ¿VERDAD?

… Joder, que injusta es la vida…

Si es que yo… yo iba para ser Beyoncé, ¿eh?… Os lo prometo… Lástima que me construyeran con piezas recién sacadas del desguace…

La voz, lo que se dice la voz no me la bendijeron en su día y lo tengo súper asumido -soy morena, no ne-gra (me refiero a que no tengo voz de negra, por si alguien se lleva las manos a la cabeza)-. Y lo de bai-lar… lo de bailar… pues vaya, no sé… lo que sí pue-do decir es que tengo el sentido del ritmo mil veces más desarrollado que el de mi ama (para algo tenía que servir tener su culo más el mío, sus caderas más las mías).

Joder… lo cierto es que bailar me da media vida… Así que, por eso y sólo por eso, nunca me he dado por vencida en mi afán por imitarla… a Beyoncé, no a mi ama, ¿eh?…

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II. Los Antihéroes

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Una semana con una venda compresiva por una luxación de rótula y ya sentía la necesidad de culpar a alguien de que mi culo inquieto permaneciera tanto tiempo sentado en el sofá. Con una sonrisa en la boca, eso sí.

Pobre Beyoncé... Pobre Beyoncé bilbaína... Pobre de la Beyoncé a la que nunca antes le habían querido llevar a clases de baile... Pobre de la Beyoncé que se empieza a pagar sus clases y en un par de semanas se le sale la rótu-

la... Pobre...

En realidad lo único que intentaba era presentar a la heroína y a los antihéroes de mi historia. De forma fácil y sencilla. Bueno... y dar pena.

La pobre chica contra aitatxo y amatxo, esos que no habían hecho nada para que ella aprendiese a mover la cabeza de forma serxy, esos que encima la habían hecho con tan poco cariño... Pobre...

Fueron mis antagonistas sobre el papel durante siete días... Desde que salí de Urgencias vestida con una de esas batas de hospital y me monté en un taxi, hasta que pisé el Ambulatorio de Txurdinaga... hasta que, en definiti-va, se me quitaron las ganas de ser Beyoncé y quise convertirme en Hulk Hogan.

El proyecto de Beyoncé se levantó feliz ese octavo día. Feliz porque en el Ambulatorio iba a ser liberada de su encierro. No más vendas, no más moverse a saltitos. No más muletas, no más quejidos.

No más ‘pobre Beyoncé’, no más qué te ha pasado.

Y Beyoncé no sé, pero ilusa soy un rato largo... No solo no me liberaron si no que poco a poco el centro se fue convirtiendo en mi particular mazmorra y mi lesión en cadenas que iban dejando marcas... y no solo no me liberaron si no que poco a poco fui conociendo a las 8 dragones que la custodiaban y a la madrastra del cuento.

Pero en ese momento no lo sabía... en ese momento sólo era una pobre ilusa...

En ese momento de ese octavo día... Beyoncé se subió a un barco pirata y empezó a surcar los mares con su pata de palo...

Si preguntáis por Txurdi, os dirán que sí...

Los días pasaron y mis muletas se convirtieron en mi particular trípode (soy de audiovisuales), mis padres y mis amigos en mis criados y la gente de la calle en mi público. Una chancla se convirtió en mi nuevo zapato y un pantalón cortado en mi nuevo vestuario.

Ese octavo día salí del Ambulatorio sin pantalones y con un yeso que me cubría de muslo a tobillo, de tobillo a muslo (al día siguiente tuve que volver a que me lo desclavaran). Salí en bragas, suerte que me gustan las camisetas largas. ¿Habéis visto alguna vez a una princesa de un cuenta en bragas? Y... ¿A una princesa de un cuento en bragas subien-do a un coche de 3 puertas, mientras una cantidad generosa de obreros arregla la calle?

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Pasaron las dos semanas... y llegó el día en el que supuestamente me iban a liberar de mi encierro y del secreto de confesión...

Yo que después de 4 martes me había imaginado a mi misma saliendo del Ambulatorio y sentándome con digni-dad en el asiento del copiloto… vamos, sin tener que abalanzarme sobre la tapicería del coche (vestida, por supues-to, que no me apetecía que los obreros se volvieran a poner las botas)

Yo que después de 4 miércoles me había visto caminado por la calle sin que la persona número 1000, a ésa a la que ya le iba a regalar un sugus, me dijese ¡qué mala pata! (ostia… si de algo me he dado cuenta en este período de tiempo, además de que se liga más con muletas es de lo original que puede llegar a ser la peña… con tanta cre-atividad no me extraña que haya salido tanto emprendedor de esos por todas las esquinas…)

Yo que después de 4 martes y 4 miércoles había fantaseado con la idea de entrar al portal sin que alguien me tuviese que sujetar en los días grises, por lo de resbalarme y eso... o sin que nadie tuviese que decirme que tengo hinchada la pierna (mmm… esto… a ver cómo se lo digo, señora… esto… esto se llama yeso…)

Yo... y una vez en casa, y siguiendo con atención las indicaciones que traía consigo la chancla, me había imaginado quitándomela yo sola… me hacía ilusión quitármela yo sola (estaba segura de que mi hermano me iba a regalar un pin por tal tremenda hazaña) y, en fin, sin chancla y a lo loco, me quitaba estos pantalones de la temporada verano-invierno (mmm… al chico de Durango… mmm… sorpresa… los corté… no, no los llevo por dentro de la férula, no… (ése seguro que iba para, por lo menos, ser el jefe de todos los emprendedores)).

Una vez en bragas, en bragas me deshacía del mini-contenedor de jeringillas que me había acompañado durante todos estos días y le decía a mi querida amiga NiNi, que ya podía hundir mi reputación contando que temblé como una nena al pincharme por primera vez el michelín yo sola (aita no estaba y me tuve que hacer mayor de golpe y sin anestesia) … y después, después… Oh después… me lo quitaba todo, todo yeah, saltaba por la borda de mi barco pirata y me tiraba media hora debajo del agua… glup, glup, glup… ¡Oh Dios, fucking yeah!. Y de mientras… de mientras, debajo del grifo de la ducha, aprovechaba para reflexionar sobre otras cosas.

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12 meses, 12 causasII. Los Antihéroes

Luego... luego salía de la ducha, y… en pelotas, mojada y arrugada con una pasa, intentaba imitar el Moonwalk… pero, y como todavía no estaba en condiciones, me salía una especie de ‘breaking dance’ barato. Eso sí, shhh, lo hacía todo en secreto que si me pillaban bailando sabía que me iban a regañar…

Y yo... que tengo mucha imaginación, acabé saliendo del Ambulatorio igual que como entré... ¡Por mi yeso una semana más mato... M-A-T-O!... Y yo ... que pretendía estar a punto para bailar en Nochevieja, salí del Ambu-latorio sabiendo que el mueve la cabeza, mueve los pies, la tibia y el peroné… iba a tener que hacerlo con una Rodillera Ortopédica...

Y entonces... entonces... ese mismo día el veneno de la manzana que me habían dado a probar empezó a corroerme por dentro... ese mismo día el lobo empezó a digerir a la abuelita.... Entonces... entonces...definí a los verdaderos antihéroes de mi historia.

Empecé a adquirir complejo de luz de neón, ávida de miradas furtivas, atrayente, desnuda de cintura para abajo… Empecé a adquirir complejo de ‘confesor’… psicóloga… no sé cómo llamarlo… cualquier sitio era bueno… el tren, el autobús, el bar, la calle… empezaban con un qué te ha pasado y acababan con un yo, yo… accidentes, lesiones, carreras de clarinete frustradas… de todo y de la mano de grandes comunicadores soli-tarios… cada uno con sus movidas… cada uno intentando que su vida pareciese peor, más sufrida que la del anterior… Y yo... yo llevaba así como 3 kilos de yeso, asi que daba el perfil de una persona comprensiva...

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El ‘breaking dance’ barato del que hablaba antes se acabó convirtiendo, tal y como diría Chiquilicuatre, en ‘Tres: el Robocop’... después de estar una puñetera semana más con aquel yeso.

Esa misma tarde, Beyoncé plantó su patapalo en la Ortopedia. Necesitaba encargar una rodillera ortopédica para que dentro de una semana se la colocasen en lugar del yeso...

Salí del Ambulatorio con aquella rodillera del demonio sobre mi pantalón cortado. Encima de mi piel todavía parecía más grande. La verdad es que les costó Dios y ayuda al nuevo traumatólogo y a la enfermera colocár-melo... tanto que acabé en la Ortopedia...

Una vez fuera, me empezaron a llamar Robocop, Forrest Gump... el aparato dio para unos cuantos motes y mi pierna... mi pierna también. El que más triunfó fue el de Kebab.

La pierna de Beyoncé tenía un aspecto lamentable...

Kebab, sí. Mi pierna no tenía ningún tipo de forma. Hinchada y delgada, a partes iguales. Y lo que es peor, seguía igual de pata-palo. Y es que se me ha olvidado contar lo más importante de esta historia...

El día que me liberaron de mi encierro, el traumatólogo me invitó a que doblase la pierna arrastrando el pie sobre la camilla. La pobre no reaccionó. Hacía mucho tiempo que no veía la luz. La verdad es que no me agobié demasiado no, en aquel momento no. Sí lo hice al verme completamente desnuda. Me duché entre lágrimas. El agua que brotaba de la alcachofa se iba mezclando con el que escupían mis ojos... a la pata coja, mientras dos manos me esperaban fuera para que no resbalara al salir...

Pasaron los días y la pobre no despertó. Llegué a la consulta de rehabilitación una semana más tarde. No sin antes haber pasado de nuevo por el Ambulatorio para que, y desde otra consulta, me dijesen que bueno, que a lo mejor no era tan normal que no pudiese mover la pierna. Sin embargo, la médico de rehabilitación fue menos sutil: ‘Nunca había visto una rodilla tan fea (rígida) en todos los años que llevo trabajando’, me soltó.

Así que nada, me volví a mi casa con la primera papeleta de la lista de espera de rehabilitación. La primera. ¡Urgentee, urgenteee esta chica es un espécimen!, le faltó gritar. Nunca había sido la primera en algo. Yuju. No sé cuánto tiempo tardan exactamente en llamar a la gente para que empiecen con el tratamiento, pero yo en una semana estaba ya ahí dentro y me dio tiempo a escuchar bastantes quejas y a joder a mucha gente con todo los días que me tiré ahí dentro. 102. 6 meses.

Pero antes que todo eso llegó ‘Nochevieja’. Para mi sorpresa y para la de todos, aguanté. Aguanté mucho. Y no pasé desapercibida, como en todos los meses en los que llevé a mi fiel compañera sobre la pierna... quedadas, conciertos, fiestas... lo llevaba todo de otra manera, pero mi vida no se paró...

La señora del autobús me decía todas las mañanas: ‘Que tengas un buen día’... El obrero que estaba arreglan-do la cuesta de Begoña me gritaba: ¡Morena, ¿qué tal va esa pierna?!... El galleguiño que estaba conmigo en rehabilitación me animaba: ¡Vamos joven, que tienes que salir por ahí a buscarte un novio!... Ese día, el de Nochevieja digo, se jodió el ascendor y mi vecino de al lado subió conmigo por no abandonarme en mitad de la escalera... Nunca habíamos hablado, así que supongo que le di pena...

0 grados, 60, 80, 90... iba superando marcas... forzar, daño, desesperación, aprender a andar, a levantarme, daño, dolor, angustia... caderas, pies, tibia, psoas, cuadríceps... 102 días para acabar doblando a medias la pier-na... todo culpa de mis rótulas altas...

III. El Robocop

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IV. Liberar al Kebab

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Después de 3 meses… después de tener que combinar toda mi ropa con vendas compresivas, férulas de yeso y armatostes con velcro… después de 92 días… el 18 de febrero, me sentí un poco más libre.

Mi rodilla andaba por los 80 grados de flexión, me dolía lo que venía siendo toda la pierna, todos los músculos, la rótula, la tibia... Sabía que rehabilitación seguiría siendo una pequeña tortura, pero a partir de ese día iba a dejar de pare-cer ‘Robocop’ y de llamar la atención tanto por la calle. Y eso me reconfortaba de alguna manera ese 18 de febrero. Claro estaba que con rodillera o sin ella, con yeso o sin el, seguía estando coja... Beyoncé...coja...

‘Robocop’ o ‘Forrest Gump’ dieron paso a la liberación del Kebab y lo celebré con semejante fo-tografía. Más de uno se asustó y me gritó que dejase de hacer el idiota, pero lo cierto es que me las ingenié para que todo el peso de mi cuerpo cayese so-bre la parte dere-cha y que la ima-gen está totalmente preparada.

El armatoste de velcro me ha se-guido acompañan-do en ocasiones especiales como conciertos, fies-tas, carnavales... En fin, en eventos peligrosos por in-toxicaciones etíli-cas y movimientos bruscos. Algo así como llevar las luces de emergen-cia puestas. Un no me toques que te meto...

El traumatólogo que consiguió fulminar dicho mote, me puso de mala ostia. Recuerdo que le pregunté si debía seguir utilizando la rodillera en alguna oca-sión, para hacer algo en concreto... Él me respondió que salvo que me diese por salir a correr, no. Realmente no sé que cara puede poner una tía coja, a la que le están enseñando a andar, ante semejante frase. ¿Me estás vacilando? CORRER dice... ¿Qué es correr?

Robocop o Forrest Gump dieron paso a muchos meses de aprender a andar. Me esperaban más sesiones de rehabilitación… Me esperaba poder agacharme… Me esperaba un dolor constante al que acabar acostumbrándose... Me esperaba hacer la peonza en las escaleras...

Me esperaban muchas quejas y súplicas... En aquel momento no era consciente de cuántas...

Me esperaba más de un año… más de un año para que mis muslos se asemejasen a los de Beyoncé y mi rodilla no volviese a hacer de las suyas… mucha bici, nadar y más nadar. Un año poniéndome too buena…

Tembló Beyoncé, Beyoncé tembló en aquel momento…

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V. S.O.S

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Fue la socorrista la que me salvó, valga la redundancia, llegado el momento. La que me salvó y la que me abrió los ojos. Poco antes de que me quitasen la rodillera, empecé a ir andar a la piscina. Siempre acompañada. Siem-pre de la manita. Poco a poco.

Necesitaba aprender y fortalecer mis músculos. Poco a poco... día a día... En la piscina pequeña... Me costaba mucho menos andar en el agua. Y aunque seguía sin poder doblar casi la rodilla, al menos ahí me defendía. Con ayuda. Siempre. Por si me caía, me dolía o lo que fuera...

Mi meta era volver a nadar. A patalear.

La socorrista se interesó por mí y me ayudó poniéndome ejercicios. Desde el primer día, hasta el último. Hasta que acabé con pesos, aletas y flotadores para agarrar a los señores en la grande. Lo había conseguido.

Hice amigos. Señores. Señores que andaban conmigo todos los días en la piswi. Señores que se recuperaban an-tes que yo de operaciones. Señores que me recordaban que yo era joven. Día tras día. Señores que me contaban penas y achaques. Todo el mundo necesita contárselas a alguien. Y yo seguía dando el perfil

... Yo tenía a la socorrista. En el momento en el que le dije que tras 3 semanas de inmovilización con el yeso en toda la pierna se me había quedado pegada la rodilla y que no podía doblar más de 60 grados, se asustó y me preguntó que cómo llevaba el yeso. ‘3 tiras y con la pierna recta, de ingle a tobillo’, fue mi respuesta.

Fue ella la que me dijo que mi lesión era mil veces peor en ese momento. La que me dijo que lo que me estaba pasando no era normal. La que me vió con moratones, con diferentes grados de flexión y la que avanzó con-migo cambiándome y añadiéndome ejercicios. Era la única con la que podía compartir cierta rabia. El resto del mundo se preocupaba por mí y le dolía verme así, pero no sentían esa necesidad de tener que demostrar que pasados 4 capítulos yo siguiese con una flexión de 80 grados... que me doliese absolutamente todo...

Entonces llegaron los culpables, atar cabos, los reproches, las quejas, las acusaciones, los desvíos, los mareos, los búscate la vida... todo ello traducido a un machaque psicólogico... Machaque psicológico por el que muchas veces me habría rendido... por el que me habría sumergido en el agua y habría dejado de respirar... El agua siempre ha tenido ese poder sobre mí... machaque psicológico por el que simplemente merecía la pena llegar hasta el final...

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Entre chapuzón y chapuzón, llegó el momento de apuntarse al gimnasio. Los músculos no se restablecen solos y a mí me recetaron horas y horas de ejercicio físico...

V. S.O.S

“Princesa en apuros en el Gym”

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En un intento por no quedarse coja, la cabreada pero adorable princesa, can-sada de tener que esperar a que un apuesto príncipe la rescatara de los seis monstruos que habían osado posar sus manos en ella, había decidido retarse

en duelo con un vigoréxico…

Atormentada por el mal trato que había recibido, todavía presa, había deci-dido intentar aflojar las cadenas y luchar… luchar hasta que el sudor empa-pase su frente, luchar hasta conseguir la fuerza necesaria para romper con

aquello que la estaba oprimiendo…

No soportaba las cadenas, estar encerrada… muy lejos de lo que era… No lo soportaba… la mazmorra en la que la habían secuestrado era oscura, el suelo estaba frío… las lágrimas se habían apoderado de ella en alguna ocasión… Pero estaba harta… harta de todo aquello y había decidido que

ninguno iba a poder con ella… ninguno de los nueve…

Y el primer paso… el primer paso para liberarse, para acabar con todos ellos era competir contra el típico musculitos del gimnasio… verle todos los días… aguantarle la mirada… marcar territorio… robarle su espejo y practicar su mirada sexy mientras trabajaba sus músculos… desfallecer hasta conseguir objetivos… desfallecer hasta poder doblar la pierna y poder salir corriendo

de ahí…

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Luego empecé a reventar mis propios pantalones... de ahí lo de Hulk Hogan... bueno, de ahí... y de mis ganas locas por pegar puñetazos a diestro y siniestro...

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VI. Huir no es de cobardes

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-¿Te apetece venir a celebrarlo?

Las olas rompen tranquilamente en la playa, mien-tras las observo con las manos en los bolsillos. Hace tiempo que ha dejado de llover, pero el suelo aún está húmedo. Son las 6.13; deben de serlo, porque eran las 6.10 cuando han encendido las luces, y han pasado tres minutos, o lo que a mí me han parecido tres minutos, qué más da. Me entran ganas de hundir mis pies en la arena mojada, pero no estoy tan pedo.Empieza a amanecer, que es lo que cuenta. La claridad aparece por el horizonte, hacia el mar, y se extiende hacia unas lomas verdes que cercan la playa, cada vez con menos intensidad. Como me dirían dentro de unas horas, todo muy zen. Y en mi cabeza, nada.

Por fin, nada.

Nada que no importe. Ni trabajo, ni exámenes, ni pasado, ni futuro. Sólo respiro. No hay presiones por másteres. No hay preocupaciones por el año que viene. No hay deporte. Ni rubias ni morenas. El aire entra a mis pulmones fresco, y las olas rompen con un ritmo relajado.

Hay clanes de tortugas ninja y coger apuntes con cal-culadora. Hay quedar para un café de vez en cuando. Hay septiembre, gracias; noviembre, funky; andar muy despacio, ánimo, piscina pequeña; café, tu novio; Begoña, tu novio de rehabilitación; ésta vez un frap-pé, tu otro novio; paseos por el parque y charlas de tu novio el de rehabilitación que cree que tu novio soy yo (lo importante es ser fieles, claro, pero somos jóvenes); ir mejorando poco a poco a costa de parecer robocop; Mary Kay; cada vez mejor, tú puedes, no te rayes; rayarme yo, tampoco te rayes, no merece; más novios (joder con la coja); ir a decathlon y no ayudarme; un “puedes llevar a tu novia a cenar” (¿pero en serio esta gente cree que ligo en Mordor?).

Rompe otra ola. Respiro una brisa de lo más agradable. O quizás sea la situación. Cada vez se atisba más clar-idad por el horizonte. Ahora la luz llega a las colinas que protegen la playa. Sienta bien.

Por fin. Una idea que parecía extraña, un viaje en tren; más comida que ropa, una cena xelebre; cerveza y kalimotxo, acoso y derribo; olentzero; perrear con orcazos; el paso clave; más acoso y derribo (¿en serio?, aski da mutil, txartel horia);

parecer zombies, zombies en pelotas; recena; chupar frío, siesta en la playa, un verde muy logrado, de verdad; conv-ersaciones interesantes; cam-pe-ón-mun-dial-de-par-chís; mortadela, hacer una tarta, hacer fotos a la tarta; más morta-dela; masais, Dora la exploradora, Batman, Jamaicano, no me acuerdo; cubatas esta vez; no sabía que los orcos conducían barcos; zombies con pañal; más acoso y derribo; sostener la pared del bar que parece que se va a caer; no pretendo im-presionarte pero estás hablando con el campeón mundial de parchís; la Fany se pone violenta, Calvin, luces, luces fuera; más acoso y derribo, éste de nuestra éste de nuestra parte, salir a tomar aire…

Las olas rompen tran-quilamente en la playa, mientras las observo con las manos en los bolsillos. Hace tiempo que ha deja-do de llover, pero el suelo aún está húmedo. Son las 6.20; deben de serlo, porque eran las 6.10 cuando han encendido las luces, y han pasado diez minutos, o lo que a mí me han parecido diez minutos, qué más da. Me entran ganas de hun-dir mis pies en la arena mojada, pero estás tú esperando a todos en la salida del bar. Me despi-do de Calvin, ahora sí. Como me dirían dentro de unas horas, todo muy zen. Y en mi cabeza, nada. Nada que no importe.

-¿Qué piensas?

Sonrío. Ésta va con salero, como haces tú.

-Nada.

Pero en mi cabeza sólo hay hueco para un pensamiento. ¿Quién se ha rehabilitado realmente desde noviembre? Porque me he dado cuenta de que siempre hay gente dis-puesta a echarte una mano, o una muleta (cada uno lo que puede). Se recupera uno mucho mejor con una muleta. Pues esa gente también cumple años.

Comento.Ander Gezuraga

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Ander Gezuraga

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VI. Huir no es de cobardes 12 meses, 12 capítulos

Garazi Ramos

- ¿Nos despedimos?

6.10 de la mañana. Las luces de neón dejan de brillar. Salgo del bar contigo. Éstas se quedan dentro. Es su último intento para demostrar que los de Bilbo también podemos. Aire. Te pierdo en menos de un segundo. Te fundes con las olas, el malecón te absorbe. No quiero estropear una estampa tan zen. Me apoyo en una pared. Sola. Miro a un lado y al otro. No sé lo que estoy bus-cando, a quién estoy esperando.

Remordimientos. Lo descubro. Ya no tiene arre-glo. Pin y Pon salen por la puerta. Fracaso. Somos de Bilbo. Me espabilo. El mar deja que te vayas tranquilo. En paz. Rehabilitado. Parece que llevo una hora aquí fuera. Sola.

Bordes. Las zapatillas en la misma bolsa que el taper. Un tren rastrillo. Historias de asesinatos. Un posible Gran Hermano. Reparto de cuartos. La batidora hace saltar el generador. Oscuridad. Puto Argiñano. Sorbete, sorbete. Terraceo. Granja. Pierdo. Salimos. Muchas expectativas. Setos que aparecen de la nada en mitad de la calle. Puto Argiñano y su busto. Viernes. Estamos solos. El camarero no conoce 'Bailando'. Gente. 50 tíos, 6 tías. Te desesperas. Acoso y derribo. Acoso y derribo.

Uff... acoso y derribo. Bordes. Sacas el matamoskones. Nos salvas. Cambiamos de bar. Fany. Camiseta transparente. Me brilla tanto el sujetador que siento que estoy en pelotas. Todo el mundo brilla. Zombies. Zombies con la cara blanca. Acoso y derribo. Acoso y derribo. Táctica de desgaste. Bordes. ¿No hay tías en este pueblo?, nos preguntas 40 veces. Te indignas. Risas. Dormir 4 horas. Solos. Somos de Bilbo.

Son las 6.20. Llevo sólo 10 minutos aquí apoyada. Sola. Caen go-tas. Me la sopla. Estoy agresiva. Pues sí, igual tienen razón. Somos bordes. Yo también tendría que haberme fundido con las olas. Haber entrado en estado zen. Pienso. Bordes. Volvemos a casa. Llegamos a la conclusión de que si en Euskadi no se liga es por culpa de Bilbo. Cada uno a su puto pedo. Cada uno con sus putas paranoias. Solos. Juntos.

Bordes. Un paseo por Getaria. Fotos. El verde de manual. El gran verde de manual. Siesta. Sirena. 'Take it easy'. Chorizo con pavo. Tenéis frío. Pierdo un calcetín. Vuelta. Resaca. Parchís. Pierdo. Parchís. Pierdo. Hoy no ligáis. Hacer la tarta. Auto-velas. Ago-bio. Agobio... . Mortadela. Mortadela. Chorizo. Galletas. Cena recalentada. Sorbete sin batidora. Argiñano. Soplar la tarta. Entre fotos se me olvida pedir un deseo. Mímica. Tabú. Telas. Batman. Jamaicano. Los masai. La aspiradora. Los no sé. Salimos. Bordes. Se me va la olla. No lo pienso. Sábado. Esta vez la cosa está equi-parada. El camarero tampoco conoce hoy la de 'bailando'. Quer-emos luces de neón. Zombies. Zombies en pañales. Muy bordes. Orcos. El paso clave. Calvin. Sujetar paredes. Camarero. Jager. Boordes. Espantada. Cada vez más agresiva. Bordes. Ahhhhhhh. Te vas a enterar de lo bordes que podemos llegar a ser. Empujón. No conocía esa faceta. Zombies. Zombies. No la rayes. Guar-daespaldas...

Llegamos a casa. Son casi las 7.00. Otra vez dejo cosas pendientes. Me duermo. Mañana será otro día... Recoger. Risas. ¿Resaca o pedo?. La Don Limpio y el perfecto amo de casa. Derby en ter-ritorio hostil. Intento arreglar mi pequeño y desconocido lapsus borde. No me dejan. Es lo que hay. Todo no podía ser perfecto. O sí. Somos muy de Bilbo. No lo sé. Mar. 'Correr'... Argiñano en el puto coche... Argiñanoooooooooo dile a tu hermana que su sorbete mooooolllll.... 'correr'...

Agur 23! Os dejo mirando al mar...

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VII. ‘Te sientes vivo...

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Ni siquiera huir de rehabilitación es de cobardes.

No cuando ves que llevas dentro de las mismas cuatro paredes mucho tiempo, que tu vida gira en torno al dolor. El tuyo y el ajeno.

No cuando ves que gente que te supera en edad con creces sale de allí antes que tú...

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‘Traer el chubasquero’

‘Hipster, Bohemia,Barcelona”

15.30. (8) Te sientes vivo en el andén (8). Una partida mal ju-gada a la brisca, otra al Worms. Hambre. Un papel lleno de planes. 22.00 Sants. Un metro no apto para bajar las escaleras haciendo la peonza. Calor. Pelo rapado por un lado, tupé, una camisa de cuadros. Pelo corto, gafas, pantalones altos. Swag. Chicas con flow. Nadie dice: “qué pintas” o “ole tus huevos” por ir así. Sólo nos fijamos no-sotros. Yo flipo. No me imagi-no pasando desapercibida con el pelo afro, las medias rotas y en top por las calles de Bilbo. Una casa de estudiantes. Un club verde. Otro rollo. Dem-ostrar que somos vascos. Las Ramblas una noche de miér-coles cualquiera.

Las Ramblas una tarde de sábado cualquiera. El amor libre. Un parque. Estar rodeada de músicos. El Slackline. Un sitio en el que poder darle a los palos chinos sin la necesi-dad de pedir pasta. Más tupés hacia un lado. Más gente con otro rollo. Nadie les mira, sólo nosotros. Sol. Calor. Patear.

Demasiado amor libre. Actos incívicos. No es que tengan otro rollo es que les han dicho que ahora lo guay es ser así… Un chubasquero perdido en la maleta.. Un chubasquero para no mojarnos a la vuelta…

El Bongo Bong por el Indie. Dilataciones. Ponerte una cam-isa encima de la camiseta y que te lluevan piropos. Más indie. Todo muy hipster. Empezar a entender porqué pasan des-apercibidos, porqué nadie les mira, porqué allí sí y aquí no. Patear.

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en el andén’

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VIII. Te sientes vivo... en el andén

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VIII.‘Tú eres muy joven...’

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102 sesiones de rehabilitación pública después, el barrendero de Masustegi jamás me volvería a animar… 102 sesiones después los obreros que estaban arreglando una de las cuestas de Begoña jamás me volverían a gritar guapa… 102 sesiones después los señores de 80 años jamás me volverían a recordar lo joven que era… 102 sesiones después, las señoras del autobús no me volverían a saludar, ni a ceder sus asientos...

102 sesiones después todavía seguían diciendo que todo era culpa de mi altísima rótula… todo... los moratones en la pierna, el dolor en el poplíteo... todo... se ve, se ve que sólo me tocaban la rótula...

102 sesiones después…

3 fisios tuvieron que comerse la cabeza para despegarme la rodilla después de mis 3 maravillosas semanas con un yeso con la pierna recta… para que volviese a andar… para que poco a poco fuese ganando grados… para que aprendiese a agacharme, a levantarme... para que pudiese continuar con mi vida fuera de esas cuatro paredes.

Hace ya un par de meses que no he vuelto a pisar todo aquello. Y es cierto que el dolor ha ido amainando… que los moratones han ido desapareciendo… que los días horribles ahí dentro se han ido evaporando… que los gritos se han dejado de escuchar… que los no puedo han dejado de existir…

La cabeza es sabia y sabe olvidar...

102 sesiones después abandoné La Marina… mitad coja… sin saber correr… para seguir en manos de fisios privados… gimnasio… piscina… Pero sin encierros... Sin tener que reemplazar a mis compañeros de rehabi cada 15 días... sin tener que aguantar dolores ajenos, ni los ‘tú eres joven, te recuperas rápido’...

102 sesiones para empezar a gastar pasta... y seguir por mi cuenta... 102 para una simple luxación de rótula... 102 sesiones... 7 renovaciones en el tratamiento... 6 meses... lo que equivale a 7 renovaciones en el tratamiento... 102 días... en los que me trataron... todo... en los que me tuvieron que corregir... todo... todo... y todo...

Correr, saltar, bailar en condiciones son de seguro cosas que Beyoncé y todo el que no es Beyoncé hace... cosas que yo todavía hoy sigo echando de menos...

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IX. A por el Mario Kart

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Acababa de cumplir 24 años y llevaba más de medio año luchando contra una simple luxación de rótula. Me sentía como si me hubieran encerrado en un juego de Mario Bros dentro de una Game Boy en blanco y negro. Dándome cabezazos contra los ladrillos con signos de interrogación para que de ellos brotase algo bueno y así, así poder sentirme bien. Buscando setas o estrellas fugaces para hacerme fuerte y grande. Para que no pudiesen conmigo.

El vasto interno y la Osteoporosis eran mis enemigos más inminentes, que no los principales. Eran como la planta piraña y las tortugas malignas que aparecen en todos los niveles. Claro que ya llevaba unos cuantos y ellos también iban evolucionando. Se iban alimentando y yo, mientras yo seguía siendo igual de pequeñita.

Igual de pequeña, pero con sed de llegar al final con las máximas vidas posibles. Por eso, y gracias a un montón de factores, yo seguía derrocando muros, derrotando rivales y pasando pantallas. Wario se convertió en Bebé Wario y a mi pierna ya sólo le faltaba el giro hacia atrás y a la Floro Piraña, a la Floro Piraña le quedaba medio telediario. Tiembla Floro Piraña, tiembla porque estoy cogiendo impulso para echarme una carrerilla y saltar sobre tu cabeza.

Cada vez que me cargaba a uno de estos, notaba como iba subiendo de nivel. Desde las alturas, sentía cada vez más y más cerca al principal Villano de este juego. Al principio estaba demasiado ocupada en acabar con los malos más próximos, con los que me machacaban físicamente. La rótula, la tibia, el psoas, los músculos, el diafragma, mi cojera… Y de mientras, de mientras Bowser iba haciendo de las suyas. Tapando lo que ahora sé. Haciéndome daño psicológicamente. Quitando las setas de mi camino y mandándome balas con caras. Bowser y su séquito. Capaces de joderme, supuestamente, toda la pierna con un yeso, de no darme un historial, de atacarme, seguir diciendo que todo había sido culpa mía, de no ofrecer soluciones, de tratarme como a un número… Bowser y su séquito…

Tenía 24 años recién cumplidos y acababa de escribir este texto. Días más tarde Manu Chao supo cargarme las pilas y me demostró que era mejor no permitir que muriese la alegría:

Manu Chao

pisando la arena de la playa de La Zurriola,

subiendo a un escenario con todo perfectamente organizado…

Manu Chao

rezando para que no lloviera,

invocando a un sol que también le estaba esperando…

Manu Chao

la valla de la mesa de sonido como sitio estratégico,

en medio del medio para verte mejor…

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12 meses, 12 capítulosIX. A por el Mario Kart

Manu Chao

Miles de personas moviéndose al ritmo de tu son,

150 minutos de bongo bong…

Manu Chao,

Sólo existíamos tú y yo,

haciéndole frente al cansancio y al dolor…

Manu Chao

‘Qué no muera la alegría’, ‘Qué no muera la alegría’,

me dijiste después de ‘Mala Vida’…

Manu Chao

¡Ay! INCANSABLE Manu Chao,

llévame contigo a conocer esa próxima estación…

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X.¡Quéjate!

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Las vacaciones fueron una muy buena excusa para dejar de quejarme durante un tiempo. Peñíscola, Jaias de Bilbo... sirvieron para que firmase una especie de tregua.

Durante estos meses nadie me vio aparecer por Atención al Paciente, nadie me escuchó pidiendo hojas de reclamaciones. Correos dejó de ganar pasta con mis certificados y a Osakidetza le dio tiempo a colgar un cartel de ‘persona non grata’ en el Ambulatorio.

Desaparecí. Pero no sin antes dejar todo bien atado. Abogado de oficio, reclamaciones, cartas, TACs, placas... Todo pedido, con copia y sellado...

Con todos ellos podría empapelar medio cuarto. Tengo que reconocer que mi lista de quejas es amplia. Recu-erdo la primera vez que acudí a Atención al Paciente. La verdad es que no tenía intención de reprocharle nada al Ambulatorio, pero me lo dejaron a huevo. Mi mote de Robocop le costó a mi ama unos 280 euros. 280 euros que, y siguiendo con el papeleo necesario, fueron reclamados. Nos contestaron algo así como: ‘Tienes 10 días para enviarnos tu historia médica o te quedas sin parte de la pasta de la rodillera’. Sonaba a amenaza, pero guay. No podía ser difícil.

Solicité mi informe médico y me dijeron que el traumatólogo que me había recetado la rodillera no venía hasta dentro de un mes y que sí o sí tenía que ser él el que firmase el papel... Bien... vamos a ver... ¿Me estás diciendo que no voy a poder tener este papel en 10 días?... Hoja de reclamaciones, gracias... En lo que tardé en redactarla ya tenía el papel firmado y sellado sobre la mesa...

Así funcionaba todo... Luego me emocioné y empecé a dar guerra de verdad. Redacté una queja porque me habían atendido nueve traumatólogos diferentes en la misma consulta y me estaban volviendo loca. Uno que si el yeso dos semanas, el otro que tres. Uno me mandaba una resonancia, otro me decía que ellos veían mejor con los ojos... Otra queja porque al final tardaron 5 meses en hacérmela, la resonancia. Otra porque mi histo-rial médico no acababa de aparecer... el de rehabilitación tampoco... Y así, entre pequeñas e inofensivas quejas, llegaron las cartas al Ararteko y al Director General... Las cartas en las que se solicitaba que se estudiase si había habido o no negligencia médica... cartas... quejas... cartas... quejas... Y una última por haberme desviado de Txurdi a Basurto, de Basurto a Txurdi, supuestamente, de Txurdi (sin atenderme) a Cruz Roja y en Cruz Roja decirme que me vaya bien... Cartas... quejas... de las que sigo esperando respuesta...

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Llegó octubre y me dieron el alta. O algo así. Todavía no lo tengo muy claro. Después de verme nueve trau-matólogos distintos en la misma consulta del Ambulatorio y después de haber pasado bastante tiempo, me desviaron al Hospital por si me tenían que operar. Allí, el médico me dijo que mi principal problema era la Osteoporosis y la falta de músculo. Me dijo que mientras no recuperase el hueso y el músculo, me seguiría do-liendo la rodilla, seguiría lanzándome a las escaleras, y un largo etc. Me endiñó Hidroferol mezclado con más ejercicio y me devolvió al Ambulatorio.

En recepción me explicaron que las cosas no iban así y que antes de volver a poder pasar consulta con el es-pecialista, debía pedirle un volante a mi médico de cabecera. Él no se quiso meter en movidas y me dio un preferente. Un par de días más tarde me llamaron para darme la cita. Para mi sorpresa, habían considerado oportuno no verme más en el Ambulatorio y desviarme a la Cruz Roja. Me molestó, pero pensándolo fríamente igual era lo mejor para todos.

Antes de pasar por la Cruz Roja tuve que hacerle una visita al dentista. En un mes había perdido 6mm de encía en un diente. Al parecer, mi pierna se estaba llevando el calcio de mi boca... Por no hablar de más viruses que se me han ido adheriendo...

Me presenté en la Cruz Roja dispuesta a pedirle explicaciones y con la esperanza de que allí por fin alguien amable se pusiera en mi lugar y me hiciera caso. Mis esperanzas se desvanecieron en cuanto el traumatólogo abrió la boca: ¿Quién eres? ¿Quién te ha mandado? ¿Por qué?...

Estupeeendo... Después de contarle mi historia y de mirarme la pierna me dijo que no necesitaba ningún tipo de tratamiento, pero que tardaría así como otros 6 meses en recuperarme... 6 meses... La verdad es que no era la primera vez que escuchaba esta cifra, pero bueno en algún momento alguien tendría que acertar, pensé yo... Con respecto a la Osteoporosis de mi pierna, a la falta de calcio en mi boca etc. no se mostró muy de acuerdo... me dijo que era imposible... igual de imposible que mis defensas estén por los suelos y pueda pillar hasta... me dijo que acabase con la caja que me habían recetado y que diese por finalizado el tratamiento. Y así, sin más, me dio el alta. Con 6 meses por delante y con una cajita mágica para el calcio de mis huesos. Así, sin más. Sin revisiones, ni controles. Ni en la Cruz Roja, ni en Basurto, ni en el Ambulatorio...

Y vale que esté harta de que en este año me hayan visto más médicos que en toda mi vida junta, pero... no sé... no sé si es muy ético dejar tirado a alguien así... Y vale que me han mareado bien mareada, pero... no sé... no sé... Yo ya no sé nada... Ni sé si quiero saberlo... Lo cierto es que me aburren... Me aburre tanto Dios vestido con bata blanca...

¡Oh, médicos! … arrodillémonos todos ante vosotros cada vez que entramos en vuestras consultas… pisarnos si queréis, errar con nuestros cuerpos… Jamás os podremos echar la culpa… Jamás tendréis porqué reconocer vues-tros errores… Vuestro interminable estudio os sitúa por encima de nosotros… Sois Dioses… Cualquier carrera es

inferior a la vuestra… (las de letras ya ni digamos)… Cualquiera de nosotros es un simple mundano…

Me aburre tanto ego... Por eso prefiero quedarme con lo que me dijo una señora de 79 años que iba conmigo a rehabilitación... varios infartos, mil operaciones, mil movidas, el brazo medio jodido… y ella iba tan campante a clases de sevillanas... “las penas se bailan... se bailan viviendo… se bailan haciendo lo que te hace feliz”… Así que... señora, alto y claro le digo... ¡Bailemos, bailemos cual peonzas!

XIBailemos cual peonzas

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XII.

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Denbora txarrari aurpegi ona jartzen badakit…

Apirilean Gatibun kontzertuan izan nintzan Zarautzen. Askotan ikusi dot Gatibu taula gainean baina kontzer-tu hura berezia izan zan. Azaroan lesio bat izan neban eta ezin izan neban burua altxa. Abenduan igeltsua kendu zidatenean, hanka ezin nebala tolestu deskubritu neban eta hortik aurrera, egunero rehabilitazinora joaten hasi nintzan. Apirilean horretan segitzen neban. Lau horma hoien barruan… preso. Hanka 60 gradutan. Askatu ezin.

Kontzertua tregua bat izan zan.

Egunero bezala, nire jostailutxoa (belaunetako ortopedikoa) jantzita kalera urten nintzan. Santutxuko kalee-tatik desbideratu eta Boluetako tren geltokian azaldu nintzan. ‘Te sientes vivo en el andén’… La M.O.D.A tal-dearen kanta etorri jatan burura. Abestia kantatzen nengoela, Donostiako trena azaldu zan. Jesarri eta gauean dana emoteko prestatzen hasi nintzan… Gatiburen diskak jarri nebazan mp3-an, danak jarraian….

Bi ordutan Zarautzen nengoen. Masterreko lagunak nire zai zeuden. Hanka por kulo hartzera bidaltzeko go-goak nebazan… rehabilitazinoa… buru-hausteak… Ondo pasatzeko gogoak nebazan.

‘A morir en el intento’, esan nion neure buruari.

Gatibuk hanka biekaz dantzatzeko ezinegona eman eustan… Ahal izan neban moduan egin neban salto… pozik… Gogoratzen ez neban poztasuna oparitu zidaten…

Hurregoko egunean Bilbora bueltau nintzan… osatzeko seigarren martxie sartunde…

Baina gauzak okertu egin ziran eta berriz ere erori nintzan… Orain arte…

Azaroa heldu da barriz ere eta buru-hausteek, rehabilitazinoa eta abarrek ondino jarraitzen dabe. Orain abokatuek ere papera dabe neure istorioan… Urte makala izan da, oso… atzo azkenekoz egin neban negar… atzo dana pikutara bialtzeko gogoak nebazan… atzo… Atzo, atzo zan…

Gaur, Gatiburen kanta berria entzuteko gogoekaz esnatu naz… Euritan Dantzan… Titulua entzunda soilik, banekien gustauko zitzaidala… Beti izan naiz dantzale amorratua… musika entzuten danean, geldirik ezin egon daitekeen hoietakoa… kaleetan barrena dantzatzen ipinten dan hoietakoa… Ez nekiena zan, kantak pilak berriz kargatuko zizkidala… lortuko zuela…

Esnatu bezain pronto Gaztearen webean sartu naz. Laister aurkitu dot ‘Gatiburen ‘Euritan Dantzan’ kantua estreinatu dugu, esklusiban’. ‘Entzun’ zeritzon botoia sakatu eta kanta hamar bat aldiz entzun dot. Bai, hamar bat aldiz.

Eta voilà! Nire burua kaleetan zehar dantzaten ikusi dot, ezin geldituta…. lehen egiten neban moduen… irri-barre bat agertu jata aurpegian… Eurixe da, ta zer? Ez dot medikuen, abokatuen, igeltsuen… baimenik behar kalian dantzatzen hasteko… Bizirik nau!

Eta voilà! Egun goibel hau, egun argi bihurtu da… eguraldi txarrari aurpegi ona jartzen baitakit!

Inork ez nau geldituko!!!!!

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Hace un año, el 19 de noviembre, hacía un frío de cojones. Tanto que ya en el curso de cámara, del que luego me echaron, me estaba dando pereza tener que ir a bailar a la noche. Pensé en quedarme en casa, en el sofá, con la manta… pero me desperecé y fui. Sonó ‘Can´t hold us’. Hice el mismo movimiento una y otra vez. Una y otra vez. Hasta que de repente, noté como si la chica que estaba a mi lado me hubiese dado un patadón en la rodilla. Tremendo latigazo. Salté, salté sobre la otra pierna y me llevé las manos a mi rodilla izquierda. En ese momento, vi como mi pantalón negro, ajustado estaba totalmente fuera de lugar, mi rodilla estaba salida, muy lejos de donde tenía que estar. Así que, e inconscientemente, empujé con ella y me la metí hacia dentro… y luego, luego no sé… aparecí en el suelo… en el suelo rodeada de gente…

Recuerdo el dolor, y me recuerdo a mí misma metiéndome la rodilla, en plan flasazos, porque, la verdad, una vez en el suelo no me encontraba del todo mal. Ni siquiera se me pasó por la cabeza que necesitase ir a Urgen-cias. Supongo que si no hubiese tenido ese arranque de valentía y no me hubiese metido la rótula, hubiese visto las estrellas durante un interminable periodo de tiempo.

La verdad es que tengo una memoria de cojones y que me acuerdo de todo. Me acuerdo de mis amigas atán-dome los cordones o quitándome los pantalones. Acompañándome en el bus o ayudándome a bajar escaleras. Me acuerdo de los resbalones, de los ánimos, de todos los dolores. Del día que me salvaron en rehabilitación, de la pasta que están invirtiendo mis padres para que me recupere o de lo mucho que me habrán tenido que aguantar durante todos estos meses... de todas las cartas o ataques... Me acuerdo de todo... Y me siento afor-tunada por haber tenido manos que me han agarrado durante todo este tiempo... Porque con 3 kilos de yeso en una pierna es imposible hacer vida normal, porque con una pata de palo puede parecer imposible defenderse...

Me acuerdo de todo... y creo que ha llegado el momento de resetear y de empezar de nuevo... de resetear y volver a recuperar mi vida. Porque el 19 de noviembre ya forma parte del pasado, y este primer aniversario se convertirá pronto, en un futuro, en ‘aquel maravilloso año’.

Maravilloso año que espero no tener que arrastrar mucho más tiempo y que espero termine dándome la razón.

“Mi verdad sobre 12 meses de luxación de rótula, un año vacío”

Eskerrik asko familia eta lagunei.