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Introducción Serendipity. Incluso dicha en inglés, esta palabra nos suena familiar, afa- ble. Puede que no tengamos mucha idea de qué significa realmente, pero al escucharla sentimos una cierta seguridad. Es como ver un camino e intuir que si lo seguimos nos llevará a buen término o a cono- cer de repente a alguien y presentir que este conocimiento merece la pena. Algo en lo que confiar. Y haremos bien en confiar en ella porque, efectivamente, es una palabra mágica. Encierra un signifi- cado que no contienen otras. Serendipity nos acerca a objetivos que ni siquiera nos habíamos plan- teado, nos trae aquello con lo que nunca habíamos soñado pero que, una vez descubierto, no podemos dejar de pensar en ello. Se trata de conseguir no lo que nos habíamos propuesto concretamente, sino algo que va mucho más allá. El Oxford Dictionary la define como ‘ocurrencia o desarrollo de eventos fortuitos en un modo feliz o benefi- cioso’. Otras fuentes la definen como ‘capacidad para hacer descu- brimientos deseables por accidente; encontrar algo magnífico mientras se busca otra cosa’. Por tanto, podemos concluir que serendipity es el descubrimiento de algo valioso de forma accidental. ¿Cuestión de suerte? Si conseguir el objetivo que nos hemos fijado es una cuestión de accidente, suerte o chiripa, eso significa que no ha sido planeado ni buscado y, por lo tanto, Título del Libro: Serendipity Autor: Guzmán López Bayarri Fecha de Publicación: 6 de Octubre 2009 Editorial: Alienta Nº Páginas: 136 ISBN: 9788492414116 Contenido Introducción. Pag 1 Los príncipes del siglo XXI. Pag 2 Apunten… ¡fuego! Pag 2 Lluvia de estímulos. Pag 3 Aquellos exitosos fracasos. Pag 4 Mófate y ya se verá. Pag 5 Si tú estás duro, yo tengo tiem- po. Pag 5 Un, dos, tres… ¡y acción! Pag 6 Conclusión. Pag 6 EL AUTOR : Guzmán López Bayarri es, entre otras muchas cosas, consul- tor, formador, escritor, psicólogo, músico y viajero. Profesionalmente cola- bora con distintas empresas y universidades, y en todo lo que hace hay un mínimo común múltiplo: la creatividad. Escribe habitualmente en su blog, en la siguiente dirección: http://guzmanlopez.wordpress.com. Serendipity Leader Summaries © 2010. Resumen autorizado de: Serendipity por Guzmán López Bayarri, Alienta 2010.

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Introducción

Serendipity. Incluso dicha en inglés,esta palabra nos suena familiar, afa-ble. Puede que no tengamos muchaidea de qué significa realmente,pero al escucharla sentimos unacierta seguridad. Es como ver uncamino e intuir que si lo seguimosnos llevará a buen término o a cono-cer de repente a alguien y presentirque este conocimiento merece lapena. Algo en lo que confiar.Y haremos bien en confiar en ellaporque, efectivamente, es unapalabra mágica. Encierra un signifi-cado que no contienen otras.Serendipity nos acerca a objetivosque ni siquiera nos habíamos plan-teado, nos trae aquello con lo quenunca habíamos soñado pero que,

una vez descubierto, no podemosdejar de pensar en ello. Se trata deconseguir no lo que nos habíamospropuesto concretamente, sino algoque va mucho más allá.El Oxford Dictionary la define como‘ocurrencia o desarrollo de eventosfortuitos en un modo feliz o benefi-cioso’. Otras fuentes la definencomo ‘capacidad para hacer descu-brimientos deseables por accidente;encontrar algo magnífico mientrasse busca otra cosa’. Por tanto,podemos concluir que serendipityes el descubrimiento de algo valiosode forma accidental. ¿Cuestión de suerte? Si conseguir elobjetivo que nos hemos fijado esuna cuestión de accidente, suerte ochiripa, eso significa que no ha sidoplaneado ni buscado y, por lo tanto,

Título del Libro: Serendipity

Autor: Guzmán López Bayarri

Fecha de Publicación: 6 de Octubre 2009

Editorial: Alienta

Nº Páginas: 136

ISBN: 9788492414116

Contenido

Introducción.

Pag 1

Los príncipes del siglo XXI.

Pag 2

Apunten… ¡fuego!

Pag 2

Lluvia de estímulos.

Pag 3

Aquellos exitosos fracasos.

Pag 4

Mófate y ya se verá.

Pag 5

Si tú estás duro, yo tengo tiem-po.

Pag 5

Un, dos, tres… ¡y acción!

Pag 6

Conclusión.

Pag 6

EL AUTOR: Guzmán López Bayarri es, entre otras muchas cosas, consul-tor, formador, escritor, psicólogo, músico y viajero. Profesionalmente cola-bora con distintas empresas y universidades, y en todo lo que hace hay unmínimo común múltiplo: la creatividad. Escribe habitualmente en su blog, en la siguiente dirección: http://guzmanlopez.wordpress.com.

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Leader Summaries © 2010. Resumen autorizado de: Serendipity por Guzmán López Bayarri, Alienta 2010.

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poco podemos hacer para que laserendipity llame a nuestra puerta.Es sensato pensar así. De hecho, sedice que el azar no se puede prede-cir, que no hay trucos para conseguiro atraer la serendipity. Pues bien,Guzmán López cree que sí y nos loexplica en detalle en su libro. El desayuno más popular del mundofue descubierto por serendipity.También el velcro, las tiritas, el cau-cho, la ley de Arquímedes, el rayoláser, las cookies de chocolate, lapenicilina, el microondas, América,el Post-it, la radioactividad, etc.Todo esto no podía ser solo casuali-dad. Intrigado por este fenómeno,Guzmán López ha estudiado el pro-ceso a fondo y ha descubierto que laserendipity no es únicamente cosade azar. La suerte favorece a lasmentes preparadas. Este libro nosenseñará justamente eso, cómo pre-parar nuestras mentes para que elazar, si es que existe, nos eche unamano con nuestros sueños.

Los príncipes del siglo XXI

El vocablo serendipity apareció porprimera vez en una carta del escri-tor y político del siglo XVIII HoraceWalpole. Este acuñó la palabraasombrado por la lectura de un anti-guo cuento persa tituladoPeregrinaggio di tre giovani figliuo-li del re di Serendippo, en el que senarran los extraordinarios viajes detres príncipes, así como las aventu-ras que vivían y los descubrimientosque iban haciendo, por accidente osagacidad, de cosas que no estabanbuscando.El mundo está lleno de príncipes deSerendippo. Son personas normalesy corrientes en apariencia, pero conun planteamiento muy distinto quelos hace merecedores de los acci-dentes afortunados. Si no, que se lodigan a gente como Art Fry, BetteSmith o Ruth Wakefield. El Post-it,el Tippex y las galletas cookies sonsus respectivos hallazgos. Los tresfueron curiosos, ingeniosos y valien-tes. No es fácil seguir la intuiciónpor un pequeño descubrimiento;tampoco lo es enfrentarse a lanorma de hacer algo diferente. Para mantener vivo el espíritu deestos príncipes debemos tomarnos la

vida de otra manera: adquirir ciertafilosofía de vida en la cual los erro-res dejarían de tener el significadoque tienen para la mayoría de lagente y pasarían a ser una buenaoportunidad para descubrir algovalioso e inesperado. Un sueño deja-ría de ser algo curioso para comen-tar en el desayuno y se convertiríaen la semilla de algo realmentegrande. Seguir una idea para veradónde nos lleva, aunque sea por elmero hecho de jugar, puede ser elprincipio de algo muy interesante.Pero ¿por qué no existen más prínci-pes? Hay varios factores que seentrecruzan y complican la respues-ta a esta pregunta. Uno de ellos esel tiempo. Hoy en día, pocos separan a reflexionar sobre algún acci-dente. No son muchos los que inten-tan dar la vuelta al problema y apro-vechar la fuerza que suele contener.Otro de los factores es la confianzaen uno mismo. A causa de los este-reotipos y los mitos que hay creadoscon respecto a conceptos tan man-tenidos como la inteligencia, la cre-atividad o la figura del genio, laspersonas que se consideran a sí mis-mas como normales piensan queellas no podrán llegar a inventar,crear o descubrir nada. Por lo tanto, lo primero que debe-mos hacer es confiar más en nos-otros mismos. Con eso partimos dela base de que todos tenemos talen-to, pero que muchos no lo llegamosa desarrollar nunca. Serendipity nosayuda a descubrirlo gracias a lasoportunidades que nos brinda.Alimentos como el dónut o el dulcede leche, juegos como el Monopoly oel Trivial Pursuit, o remedios comolas tiritas o la píldora anticonceptivalos descubrieron personas que notrabajaban en esos campos porserendipity.Como hemos visto, aprovechar eltiempo, se haga lo que se haga, y laconfianza en uno mismo son, porconsiguiente, unas constantes tantopara las personas como para lasorganizaciones que decidan apostarpor la cultura corporativa. Pero aúnhay más. A continuación veremosque no solo se consiguen buenosresultados siendo valientes o extre-madamente curiosos: todos nuestrospríncipes siguieron, sin saberlo, unaserie de pasos que los llevaron aconseguir su objetivo. Precisamente

es de lo que vamos a hablar a conti-nuación: de la importancia de tenerun objetivo.

Apunten… ¡fuego!

¿Ha intentado alguna vez componerun puzle sin haber visto la imagenque debe representar? Si lo hahecho, se habrá dado cuenta de quees bastante más difícil que con laimagen de muestra. Esto es básica-mente lo que nos sucede cuando nosabemos lo que buscamos; nos resul-ta complicado, por muy inteligentesque podamos ser, descubrir la res-puesta a una pregunta mal formula-da. En la vida diaria sucede lo mismo.Los estímulos, las respuestas y lasideas exitosas están ahí fuera, pero,sin un molde en que puedan encajar,ni siquiera reparamos en ellas. Son,realmente, como esas piezas de unpuzle desordenado sin una imagende referencia con la cual podamosguiarnos entre todo ese caos. Laspiezas no nos dicen mucho por sísolas, pero si nos ponemos a sepa-rarlas, analizarlas y a ver las rela-ciones que hay entre ellas, y, porfin, las configuramos para que ten-gan sentido, una magnífica imagenaparece ante nuestros ojos. Elesfuerzo ha valido la pena. Si lo quequeremos es encontrar la solución aun problema, esa idea que tanto senos resiste o, mejor aún, algo real-mente tan genial que ni siquierapensábamos encontrar, tendremosque apuntar bien antes de disparar.Nosotros percibimos la realidad pormedio de nuestros cinco sentidos. Lavista, al igual que los demás, es unmero instrumento para recogerinformación del medio que nosrodea, con la finalidad de que nues-tro cerebro la seleccione, la analicey, por último, le dé un cierto senti-do. Nuestro mirar no es un mirarpuro, sin condiciones. Así lo ilustrael eximio neurólogo Oliver Sacks ensu relato Ver y no ver, al afirmar que“el mundo no se nos da, construimosnuestro mundo a través de una ince-sante experiencia, categorización,memoria, reconexión”. La miradainteligente anticipa, previene, utili-za información sabida, reconoce,interpreta. Y ese mirar inteligente,

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mediado por la cultura a la que per-tenece el sujeto, es el que nos dainformación acerca de lo que esta-mos viviendo.Se podría decir que las personastenemos una visión ante la vida muyconcreta. Esa visión actúa como unmolde, deformando la realidad yadaptándola a esa forma de pensarcon el fin de ser lo más congruenteposible y no desentonar demasiado.Nos da una actitud hacia la vida. Acada uno, la suya. El mundo exteriordependerá de esa actitud. Ademásde esa actitud podríamos detectarotros mecanismos, como los intere-ses. Cada persona tiene sus intere-ses y además estos van cambiando alo largo de la vida. Tener un interésen algo aumenta considerablementela probabilidad de verlo por todaspartes. ¿No es cierto que se ven másembarazadas en la calle cuando seespera un bebé? No hay como teneralgo en la cabeza para verlo portodas partes. El hecho de tener un interés parti-cular actúa como un filtro, que dejapasar a la conciencia solamente lainformación que nos compete, ytodo lo que nuestro “seleccionador”no considera oportuno se va directa-mente al subconsciente. Si a eseseleccionador no se le da la ordende recoger esa información, senci-llamente se pierde o pasa desaperci-bida. Por eso es tan importantetener un foco en el que pensar.A menos que se tenga un especialinterés sobre algo, la serendipitypasa desapercibida. Recuerde: aun-que sea el mejor arquero delmundo, necesita una diana dondeapuntar, un objetivo, una meta. Sino, es posible que las flechas salgandisparadas sin ningún sentido. Sitenemos algo en que pensar, elmundo que nos rodea empezará adarnos pistas a modo de regalo. Dehecho, como veremos ahora, ya loha empezado a hacer.Hemos visto que el primer paso paraque la serendipity nos visite es des-cartar la casualidad, ya que no nosaporta nada. Si la serendipity exis-te, que nos pille trabajando, diríaPicasso. Y es que, si bien es ciertoque la casualidad puede ocurrircuando menos lo esperamos, debe-mos poner bastante de nuestraparte para recibirla como solo ella

merece. Así que el primer consejo esel siguiente: eliminemos completa-mente las palabras casualidad, azar,suerte y destino de nuestro vocabu-lario para siempre, ya que son real-mente contraproducentes paranuestros objetivos.Una vez hecho esto, nos queda laimportante tarea de obtener unfoco. Hemos visto que un buen focoaumenta el interés en un tema con-creto y, así, hace que nos fijemosmás en las cosas. Por tanto el segun-do consejo es este: escribamos loque nos interese y creemos nuestrosfocos a partir de ahí. Si lo tenemospresente en todo momento, vere-mos que la vida a nuestro alrededorse transforma y todo tiene relacióncon él. Veremos todo un mundo dis-puesto a pasar por el molde que aca-bamos de crear, estaremos viendolas cosas desde otra perspectiva.Tenga por seguro que ahora estamosmás cerca de ser visitados por laserendipity.

Lluvia de estímulos

¡Protéjase! Miles de estímulos exter-nos le están acribillando en estosmomentos, pero sus sentidos no danabasto. El ruido del coche al pasar,el olor del césped recién cortado, elcierre ajustado de sus zapatos, elsabor del chicle que está mastican-do… y, así, docenas de estímuloscomo estos están siendo captadospor sus diferentes sentidos para suposterior análisis, clasificación yaprobación o rechazo. Si el estímulocarece de interés en esos momen-tos, quedará relegado al subcons-ciente, quizá para siempre. Si por el contrario es algo que nostoca la fibra, será algo que experi-mentaremos de manera consciente.Ambos nos afectan, la diferenciaestriba en que cuando reaccionamosal primero no sabemos muy bien porqué lo hacemos. Este mecanismomental es tan curioso como efecti-vo, por lo que los publicitarios nodudan en echar mano de ello paraque su trabajo tenga el éxito desea-do.Quizá sea de los que creen que elanuncio no puede afectarle dema-siado. Ni siquiera lo veo, podría lle-

gar a pensar. Pero más allá de lo queel consciente nos diga, el subcons-ciente nunca para de trabajar.Queramos o no, estamos expuestos amiles de anuncios que hay a nuestroalrededor, y queramos o no, esto nosafecta. De hecho, es así como fun-ciona la publicidad subliminal.Por tanto, para que el subconscientepueda trabajar a su gusto, el trucoestá en llenar de estímulos nuestracabeza. Si algo hemos aprendido dela publicidad es que cualquier cosaque nos haya llamado la atención enalgún momento puede volvernos a lamemoria trayéndonos algo comple-tamente inesperado.Los estímulos externos llegan a nos-otros como una llovizna continua yese chispeo constante llega a con-vertirse en una rutina para nuestrapercepción. Y es que los casos deserendipity rara vez se producen degolpe. Se trata más de un goteo con-tinuo que de un chaparrón. El pro-blema es que muchas veces no nosdamos cuenta de esa llovizna conti-nua y, simplemente, la ignoramos.Incluso la persona más motivada ycon un objetivo claro en su cabezapuede desatender esos cantos desirena. Los accidentes afortunadossiempre tienen una larga historiadetrás. Vista a posteriori tiene bas-tante sentido, pero mientras dura elproceso es casi imposible percatarsede ella. El problema es que enmuchas ocasiones hace falta unbuen chaparrón para gritar el ansia-do: “¡Eureka!”.En los casos de serendipity, miles depistas nos asedian a diario, peromuchas veces no somos lo bastantesensibles para saber reconocerlas.Estas pistas van calentando nuestrabombilla y, cuando por fin se encien-de, vemos con claridad la idea bus-cada. Es bastante raro que la bombi-lla se encienda sin calentarse antes,pero por fortuna tenemos métodospara que eso ocurra.Cuando armamos un puzle pieza porpieza hasta el final, adquiriendo uncompromiso, el ojo empieza a anali-zar las piezas, discriminando, hastaque comienzan a tener sentido ycada día que pasa nos volvemos máságiles. Con las ideas ocurre algosimilar; todas están ahí pero nosiempre las vemos. Cuando somosconscientes de ellas, simplemente

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ya no podemos dejar de verlas y deaprovecharlas.De niños completábamos esos dibu-jos donde aparecen decenas de pun-tos que debíamos unir para así con-seguir la figura que se esconde trasellos. Ahora, de adultos, hacemosalgo similar con nuestros pensa-mientos, intenciones y acciones.Únicamente nosotros somos los res-ponsables de escoger entre unospuntos y otros, y diseñamos, así, elresultado de nuestras acciones. Elproblema es que casi nunca somosconscientes de ello. Garabateamosmás que dibujamos y, de esta mane-ra, sale lo que sale. Improvisamosmás que componemos.Por qué esto es así resulta algo bas-tante complejo. Falta de tiempo, deplanificación, dificultad para elegirlos puntos adecuados, etc. Pero yaque a priori no lo solemos estudiar,lo que sí podemos hacer es aprenderde nuestros dibujos ya creados. Sipresuponemos que todos los dibujosestán formados por puntos y líneasque los unen, no hay razón paramenospreciar la importancia de suscomponentes. Analizando cuáles sony qué trayectoria llevan esos puntos,podremos entender mucho mejor eldibujo.En un artículo, Steve Jobs relataaspectos de su vida, como por quédejó los estudios, cómo eso le hizotener tiempo para meterse en uncurso de caligrafía y cómo gracias aese curso utilizó esa técnica parahacer los caracteres del Mac que lodiferenciarían de todo lo conocido.Todo eso lo hizo porque, según él, selo dictó el corazón. Dice: “En defini-tiva, no es posible unir los puntosmirando adelante; se pueden unirsolo después, mirando atrás. Así sepuede tener siempre fe en que, deun modo u otro, en el futuro los pun-tos se podrán unir. Es necesariocreer en cualquier cosa: nuestroombligo, el destino, la vida, elkarma, lo que sea. Porque creer queal final los puntos se unirán nos darála fe necesaria para seguir a nuestrocorazón también incluso cuandoesto nos aleje de los caminos másseguros y haga diferente nuestravida”.Es evidente la importancia de seguirnuestro instinto, creyendo en algo,teniendo fe en nosotros mismos.Muchas veces, seguir nuestras

pequeñas corazonadas tiene muchosentido, solo que no lo podemos des-cubrir hasta el final. Es un caminoúnicamente para exploradoresnatos, valientes y guerreros de pro.Ahora, fijemos nuestra atención ennuestra rodilla izquierda.Preguntémonos si antes de leer estoéramos conscientes de ella. Sí,sabemos que tenemos una rodillaizquierda y que si no nos da proble-mas es que todo va bien. Ahí entra lallamada economía cognitiva. ¿Porqué no estamos más atentos detodo? En primer lugar, porque eso esimposible y, en segundo, porque tar-daríamos una eternidad en hacercualquier cosa. Este sistema econó-mico está bien pensado para unóptimo funcionamiento diario desdeun punto de vista práctico (es impo-sible que se nos olvide respirar),pero si lo que deseamos es provocarun accidente serendípico, no bastacon ir por la vida con el piloto auto-mático conectado todo el día.Cuando en nuestra vida se acumulandemasiadas cosas no-pensadas oautomáticas, es decir, cuando esta-mos abusando de esa economía cog-nitiva más de la cuenta, dejamos dever, nos volvemos ciegos ante la rea-lidad. Como dice Nigel Barlow enRe-think: “el punto ciego del ojohumano no es el punto físico en elque los nervios conectan con la reti-na del ojo, sino nuestra suposicióninconsciente de que el mundo es talcomo lo vemos”. Y es que factorescomo la rutina, el miedo, el confor-mismo y el acomodamiento pareceque nos agarran a la fuerza y nosencierra en una caverna.El mayor antídoto contra esa rutinaes la curiosidad. Para mucha gente,esta cualidad es percibida como algonegativo. Pero, aunque es cierto quela curiosidad y el cotilleo estánseparadas por una línea demasiadofina, como siempre, depende decómo la utilicemos. La curiosidad esuna herramienta muy poderosa ydepende del buen o mal uso que lequeramos dar. Si nos decidimos porel primero, estaremos abriendo unespacio para la serendipity o, comola llamaba Arthur Koestler, esosmaravillosos chistes del destino. Ahora que ya sabemos la importan-cia de ser curiosos, el siguiente pasoes adquirir ciertos hábitos para quepoco a poco nuestra curiosidad vaya

despertando. Así que preguntémo-nos por qué sobre todo lo que poda-mos. Investiguemos cualquier cosaque nos llame la atención y sigámos-la durante un rato hasta topar conun muro infranqueable. Como leocurrió a la fantástica Alicia, nuncase sabe qué hay al final de la madri-guera.Otra de las maneras es empezar aintroducirnos en otros mundos.Cuanto más desconocidos y, a priori,sin interés para nosotros, muchomejor. Formas de introducirnos enun nuevo universo hay tantas comoqueramos: desde hablar con gentecon la que nunca hablaríamos, hastavestirse con ropas que nunca vestirí-amos. Otras formas de hacerlo sonviajar, probar platos nuevos, ingre-dientes diferentes, cambiar debarrio por un día, entrar en un bardesconocido, etc. Y, por último,convenzámonos a nosotros mismosde que no, no somos lo suficiente-mente curiosos, siempre se puedeserlo más. Eso es lo que más nosayudará a huir de la rutina. La vida siempre esta chispeandopequeños estímulos. Esto es tancierto que no para ni en sueños. Elgran científico Kekulé se inspiró endos de sus sueños para escribir porprimera vez la fórmula del benceno.Otros casos en los que la serendipityse ha manifestado en sueños fueronlos de Watson y Crick con la estruc-tura del ADN o el famoso poema deSamuel T. Coleridge titulado KublaKhan. Las nuevas ideas y curiosida-des nos pueden llegar de muchasmaneras siempre y cuando estemosabiertas a ellas.

Aquellos exitosos fracasos

Antes de nada deberíamos plantear-nos qué es el fracaso. Según la RealAcademia de la Lengua, sería unmalogro, un resultado adverso deuna empresa o negocio, lastimoso,funesto e inesperado. Fracasar no esexactamente lo contrario de teneréxito, sino solo un punto importantedel camino por donde debemospasar, pero no necesariamente per-manecer. A mucha gente esta sensa-ción la confunde, ya que asocia lafalta de éxito obtenido con el nivelde sus habilidades y recursos perso-

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nales. Interpretan erróneamenteque el fracaso se ha producido porsu falta de competencia en esecampo y esto aumenta las posibili-dades de abandono del proyecto. Yvuelven a quedarse sin ese objetivoo reto tan importante para la seren-dipity. Así pues, el fracaso vistodesde esa frustración solo hace quenos anclemos en nuestra rutina y nopodamos avanzar.Dicen que Thomas Edison fracasócientos de veces hasta inventarfinalmente la bombilla. Una vez, enuno de sus sonados fracasos, unjoven periodista le preguntó acercade cómo se sentía con esta últimadecepción, a lo que el gran inventorle respondió algo así como: “Yo nohe fracasado, solo he intentado milmaneras de no inventar una bombi-lla”. Algo similar sucede con el dolor:nadie desea el dolor, ¿verdad? Eldolor es un don de la naturaleza,una alarma que nos avisa de cual-quier amenaza con el fin de iniciaruna conducta para solucionarlo. Aveces, simplemente con un ligeromovimiento, evitamos un desastre.El dolor nos ha avisado.El fracaso también actúa como unaalarma. Nos avisa de que el caminotomado no es el correcto. Sin suayuda es bastante probable que con-tinuáramos una y otra vez actuandode la misma manera. Esto no nos lle-varía a ningún otro sitio, ya que sesabe que es de locos creer quehaciendo las cosas de la mismamanera se puedan obtener resulta-dos diferentes.Analizar el fracaso nos puede ayudarmás de lo que creemos. Por un lado,nos ayuda a poner esa señal de callecortada. Por otro, nos da infinidadde pistas de por dónde puede ir lasolución. Y por último, es uno de losingredientes básicos para la serendi-pity. Sin accidente no hay serendi-pity.Transformar el fracaso en un posibleéxito requiere tener una gran flexi-bilidad mental. Muchas veces, tenerun objetivo claro hace que no poda-mos fijar la atención en nada más.Pero plantearse un objetivo no tieneque ir necesariamente ligado a con-seguirlo. El valor de tener una metareside más en la motivación que ensu consecución. Hay veces que lascosas no salen como uno pensaba,

pero justo ahí reside la magia delpoder de lo inesperado.¿Cuál es la diferencia entre las per-sonas que han tenido éxito y las queno? Las triunfadoras se caracterizanpor la capacidad para concentrarseen los resultados positivos que sepueden extraer del error, mientrasque las demás se aferran a lo quepodríamos llamar “el lado oscuro delfracaso”. La manera de reaccionarante el fracaso marcará el futuro denuestro éxito. La mayoría de acci-dentes afortunados son, en definiti-va, hechos inesperados, improbablesy muchas veces poco agradables. Poreso, en nuestra mano está el acto deacabar de bautizarlos, dotándolosde ese valioso apellido de afortuna-dos.

Mófate y ya se verá

¿Qué queremos decir con mófate?Mófate es, principalmente, ríete.Ríete de todo y todo lo que puedas.La vida es demasiado corta paratomársela en serio, decía OscarWilde. La risa es una herramientaque nos puede ayudar en cualquieraspecto de nuestras vidas. Desde elpunto de vista físico, nos relaja; enel ámbito social, nos une; pero lomás interesante se produce psicoló-gicamente: la mofa nos estimula,nos hace más creativos. Muchagente podría decir que, al reírse dealguien, el humor es más bien nega-tivo y que eso no tiene nada que vercon la creatividad y mucho menoscon la serendipity. Para GuzmánLópez no es exactamente así.Al vivir una situación absurda oconocer a alguien curioso, unopuede apartarlo de la realidad con-virtiéndolo rápidamente en un per-sonaje. A partir de ese momento,esa persona carece de interés y nosqueda la esencia para crear, exage-rar, inventar y dar rienda suelta anuestra fantasía. De esta manera,siempre se protege la identidad y elprestigio de la persona. Si hemosaprendido a mofarnos correctamen-te, ahora todo serán ventajas,empezando por haber mejorado sus-tancialmente el sentido del humor,que no es poco. El humor llama albuen humor. “Ríe y el mundo reirácontigo, llora y llorarás solo”, nos

decían en la película coreanaOldboy. Y es cierto. A la serendipityle gusta el buen humor.Muchas personas que han triunfadoparece que conocen esta ley y la hanaplicado con éxito. Ben Cohen yJerry Greenfield, por ejemplo, sonuna muestra de ello. ¿Quién puedeimaginar que con solo un curso porcorrespondencia de elaborar hela-dos pudieran construir una de lasfranquicias más famosas del mundo?Ben & Jerry´s sigue la máxima de “sino es divertido, ¿para qué hacerlo?”,y parece que les funciona a las milmaravillas.Donde nos lleva una broma no noslleva nadie. Si tomamos como mode-lo el pensamiento lateral (el creati-vo, diferente al lógico o racional),vemos que el humor, entre otros,desplaza nuestra forma de mirar lascosas, de pensar e incluso de sentir.Si nos pegan un puñetazo mientrasnos cuentan un chiste no nos impor-tará demasiado. Estaremos demasia-do ocupados riéndonos. No haydolor.La creatividad tiene forma de embu-do. En la parte ancha del embudotenemos una gran apertura que nosvale para recoger todas las ideas,estímulos, inputs y curiosidades.Cuantos más recojamos, mejor. Enesta fase no nos importa tanto lacalidad como la cantidad. Lo impor-tante aquí es desinhibirse, reírse o,por qué no, mofarse. Cuanto máshagamos esto, más inputs tendre-mos luego para procesar.

Si tú estás duro, yo tengotiempo

“Si tú estás duro, yo tengo tiempo”,dijo el perro al hueso, según OscarWilde.Los obstáculos a veces parecendemasiado grandes para flanquear-los, pero siempre que hagamos unbuen trabajo, nuestra mejor armapara superarlos será la constancia.Ella nos lleva a logros que jamásimaginamos. Pero, aclaremos, antesde seguir, una confusión corrienteentre dos términos parecidos, peromuy distintos a la vez: se trata de laconstancia frente a la paciencia.Estos dos conceptos se mezclanequivocadamente con demasiada

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facilidad, y eso, al confundir a lapersona, la hace actuar de maneraque acaba perjudicando sus objeti-vos. Hablemos, pues, de ellas.El diccionario define la pacienciacomo ‘la capacidad para soportarcon resignación desgracias, traba-jos, ofensas’, o ‘tranquilidad paraesperar’, o bien ‘calma para hacertrabajos minuciosos o entretenidos’.Se puede observar que todas lasdefiniciones que se dan del términopaciencia se pueden englobar en unacategoría mas bien pasiva o de espe-ra. La paciencia es más esperar quehacer, más aguantar que actuar, yeso a la serendipity no le gustanada. Es como decir: yo no trabajoporque juego a la lotería. Si no metoca hoy, me tocará mañana. Tengomucha paciencia. Y quedarse tantranquilo esperando.Aunque, ciertamente, la pacienciaes una gran virtud, lo único queaporta a la serendipity es el no des-esperarse si nuestros accidentesafortunados se hacen esperar másde la cuenta. Por el contrario, laconstancia tiene más que ver con elesfuerzo. El diccionario la definecomo ‘firmeza y perseverancia enlas resoluciones, en los propósitos oen las acciones’. Queda claro,entonces, que la constancia estámás asociada con la acción que conla reacción, con el perseverar quecon el esperar. Y por eso es más pro-bable que esta atraiga la serendi-pity.Nadie sabe por qué suceden lascasualidades, pero sí hay algo curio-so respecto a ellas: aparecen más amenudo en la medida en que nosinvolucramos en algo. Cuanto máscomplejo, más estimulante y más alargo plazo sea el camino hacianuestro objetivo, más oportunidadesde serendipity tendremos. Si esto esimportante para que nos ocurraneventos inesperados, mantenerlosen el tiempo no lo es menos. Y esque, sin la motivación y constanciapara mantener un objetivo en nues-tras cabezas, es normal que estecaiga y que resulte dificultoso resu-citarlo.Por eso hemos hablado aquí de loimportante que es mantenerse cons-tante en nuestra batalla personal yde la diferencia que existe entre lasmuchas veces confundidas pacienciay constancia; recordemos que los

príncipes de Serendippo eran lucha-dores, guerreros. No eran para nadahermanitas de la caridad que aguar-daban rezando en su casa a esperarque los resultados les cayeran delcielo. Muchas veces no es necesarioalcanzar lo que nos habíamos pro-puesto. Por serendipity algo se nosha cruzado en nuestro camino yhemos decidido agarrarlo bien fuer-te. Les ha pasado a miles de perso-nas. Con un poco de constancia,puede que lo consigamos nosotrostambién.

Un, dos, tres… ¡y acción!

No una. Ni dos. Tres horas. Treshoras y media cada día. Ese es,según el Instituto Nacional deEstadística, el tiempo que, tantohombres como mujeres, dedican aver televisión a diario. Las 21 horasrestantes se las llevan el trabajo,dormir y tareas como el aseo perso-nal, comer e ir al baño. Por último,nos quedaría un pequeño porcentajeen el que cada uno hace más omenos lo que quiere y puede. Estonos muestra que la mayor parte denuestro ocio es más pasivo que acti-vo, más reactivo que proactivo. Por tanto, la televisión, el mayorenemigo del ocio activo, se apoderade nuestro tiempo privándonos dehacer muchas cosas. Una de ellas essalir. Salir donde sea, pero salir decasa. Encerrarse en casa a pensar esaltamente recomendable, pero nobasta. Para que lo inesperado apa-rezca en nuestras vidas tenemos quesalir a buscarlo. La verdad esta ahífuera. Ya sabemos que, cuando unono lleva ninguna dirección, es bas-tante probable que acabe en cual-quier lugar, y eso es precisamente loque queremos. Lo único importantees abrirse a lo inesperado, ver quénos puede traer; en definitiva, salira buscarlo: de esta manera seguire-mos comprando números para estalotería tan especial llamada serendi-pity.Y es que alejarse de un sitio implicaconocernos mucho más, ya que elmundo al que tan acostumbradosestamos cambia por completo. Alcambiar las reglas ya no nos encon-tramos tan seguros y es entoncescuando nos toca desplegar todas

nuestras habilidades. Es un nuevojuego en el que debemos dar lomejor de nosotros mismos. Dehecho, todo lo que ocurre cuandosalimos a pasear o de viaje es así,una gran apertura a lo inesperado.El escritor italiano Fabio Volo diceen su maravilloso libro Un posto nelmondo: “Cuando viajas y te adaptasy haces un poco de todo y te suce-den las cosas más extrañas, es difícilde explicar. Es como si hubiese unaley universal que te protege”. Estaley universal también se da en losaccidentes afortunados. Dicen quequien busca encuentra. Bien, puesdeje de buscar en su cabeza y salgaa dar una vuelta. Recuerde: la ver-dad esta ahí fuera.Haciendo cosas descubrimos otras.No hay mejor manera para acercar-nos a lo inesperado que iniciandocualquier acción. No importa que laactividad elegida sea escribir, pintaro cocinar, lo que está claro es que,en el mismo camino que empece-mos, nos iremos encontrando dife-rentes métodos, formas y elementosque nos llevarán a algún lugar dondeni siquiera pensábamos ir. Nos acer-caremos al tan deseado estado deflow del famoso psicólogo MihalyCsikszentmihalyi. En ese estado, elgrado de implicación es tan alto queincluso cuesta salir de la propiatarea. Si dejamos que fluyan nues-tros andares mentales y físicos,seguramente nos toparemos con laserendipity. Así lo hicieron algunospríncipes y nos dejaron la aspirina,el lego, la penicilina…

Conclusión

Tras recorrer juntos el camino de laserendipity, Guzmán López noscuenta cómo este libro surgió deella. Una infinidad de historias secruzaron y entrelazaron para queusted, lector, haya leído, o estéleyendo este libro (o resumen).Posiblemente no iba buscándolo,pero ha dado con él. Solo esperamosque le lleve a algo mejor de lo queiba buscando. Únicamente asípodremos decir que se trata deserendipity.Ahora que conoce las herramientasque nos acercan más a lo inespera-do, actúe. Como venimos diciendo a

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Serendipity

lo largo del libro, sin acción nadavale la pena. Por eso le pediríamosque se convirtiera en protagonistadel libro y el último capítulo loescribiera usted. Sería genial reunircientos de historias escritas por lagente en que relataran su propiaexperiencia. Unos nos contaráncómo encontraron un trabajo genial;otros, cómo inventaron su mejorreceta e, incluso, alguien puede que

nos cuente cómo este libro se con-virtió en uno de sus pequeños puntospara hacer un gran dibujo. Quiénsabe lo que podemos encontrar. Paraello solo tiene que entrar en la webdel libro (www.serendipityweb.es) ymandar su historia serendípica.Soñar es maravilloso y eso nos hacemucho más creativos de lo habitual.Creatividad y serendipity no estánen absoluto alejadas. De hecho, se

complementan muy bien. Lo inespe-rado siempre ha ayudado al valientey al curioso, pero también al creati-vo, que curiosamente posee esas doscaracterísticas. Ahora la decisiónestá en sus manos. Usted es quientiene que hacer que las cosas ocu-rran. Dependiendo de cómo lo haga,puede que incluso se encuentre conesta nueva conocida que es serendi-pity.