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La telepolítica. Gabriel Hidalgo Andrade

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En estos días el primer mandatario de Bolivia, el presidente Evo Morales, y su comitiva fueron impedidos de sobrevolar el cielo de algunos países europeos. La reacción no se hizo esperar y las proclamas dejan ver una peculiaridad de los gobiernos ofendidos. La medida de los gobiernos extranjeros, indudablemente afrentosa en las dinámicas de igualdad entre los países, fue rechazada en el seno de la Unión de Naciones Suramericanas, como debe serlo en todos los espacios de la opinión pública. Sin embargo esto no debe desviarnos del análisis de un nuevo estilo de relacionamiento con los países del mundo.

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Page 1: La telepolítica. Gabriel Hidalgo Andrade

La telepolítica En estos días el primer mandatario

de Bolivia, el presidente Evo

Morales, y su comitiva fueron

impedidos de sobrevolar el cielo de

algunos países europeos. La

reacción no se hizo esperar y las

proclamas dejan ver una pecu-

liaridad de los gobiernos ofendidos.

La medida de los gobiernos

extranjeros, indudablemente

afrentosa en las dinámicas de

igualdad entre los países, fue

rechazada en el seno de la Unión de

Naciones Suramericanas, como

debe serio en todos los espacios de

la opinión pública. Sin embargo

esto no debe des-

viarnos del análisis de un nuevo

estilo de relacionamiento con los

países del mundo.

Omar Rincón, un académico en

comunicación política, ha dicho

que la comprensión de la política

en esta parte del mundo tiene una

nueva interpretación, con lo cual no

se quiere decir que sea buena o

mala por sí sola. Se intenta decir

que la política de hoy no está

gobernada por su comprensión

clásica. Los aburridos valores

republicanos de los poderes

divididos y legitimados por la ley

ya no son parte del discurso y de la

práctica actual. A los gobiernos hoy

les interesa dominar más desde las

plataformas inmediatas de la

comunicación que desde los

principios de la política.

La nueva práctica política lati-

noamericana no aporta nada

novedoso, sino que reafirma su

comprensión mitológica y la con-

vierte en una narrativa emocional y

orgánica. No se crea usted que

intento sonar sofisticado,

sino que busco demostrarle que

este nuevo modelo político tiene

mucho de velasquista, peronista o

varguista de la mitad del siglo

pasado. Esto significa que su

pedagogía adopta la sofisticación

del discurso social con una fuerte

apelación emocional en constante

renovación. Le pongo un ejemplo.

Aunque las guerras de indepen-

dencia se libraron hace dos siglos,

aunque la política exterior de los

Estados Unidos haya fracasado en

materia de intervención, aunque las

relaciones comerciales con la

Unión Europea estén en proceso de

consolidarse, siempre es

"políticamente correcto" lanzar

proclamas en contra del

colonialismo, del imperialismo y de

las potencias extranjeras. Todo esto

es enormemente válido en un

contexto crítico, pero se invalida

cuando es utilizado manipulati-

vamente.

Vladimir Propp, un literato ruso,

propuso una teoría sobre la

estructura de los cuentos popula-

res. Aunque su propuesta es teó-

ricamente compleja la resumiré

arbitrariamente en la existencia de

dos elementos: el conflicto entre un

protagonista y un antagonista en

una línea cronológica, y la división

por etapas. Esta propuesta del

primer cuarto del siglo pasado es

más común de lo que usted cree.

Las telenovelas más populares son

elaboradas con este esquema. Por la

influencia de las telenovelas en la

actual sociedad se entiende por qué

el discurso político arremete siem-

pre en contra de un enemigo, por

qué siempre narra la desgracia y el

resurgimiento de un protagonista

desfavorecido, y por qué siempre

triunfa el bien sobre el mal. La

política hace una adaptación de esta

narrativa telenovelesca y la

convierte en discurso. Repito, es

repudiable el trato recibido por el

presidente boliviano, pero lo

enérgico no debe confundirse con

lo cantinflesco.

[email protected]

Diario La Hora, domingo 7 de julio de 2013 Sección de Opinión, p. A4