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Manuela

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El primero de mayo

A fines del siglo XIX la explotación capitalista es

extrema.

La reducción de la jornada laboral se convierte

en bandera de lucha.

8horas: para trabajar, para descansar

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• Los obreros iniciaron una huelga con el objetivo

de obtener una jornada laboral de 8 horas

Las manifestaciones continuaron durante días…

El fastidio de los manifestantes comenzaba a

crecer.

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• Las fuerzas oficiales intentaron mantener el control, sin éxito.

Eventualmente la policía intervino de forma violenta, dejando un saldo de 6 muertos y numerosos heridos.

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En pleno acto sindical una bomba estallo cerca de las fuerzas policiales, con un saldo de 6 policías muertos

Debido a esto las fuerzas armadas atacaron despiadadamente, dejando un numero de 38 muertos y 15 heridos

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Los hechos que dieron lugar a esta celebración están contextualizados

en los albores de la revolución industrial en los Estados Unidos. A

fines del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad en número de

habitantes de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año

por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las

primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de

trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a

emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.

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• La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los

Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la American

Federación of Labor (Federación Estadounidense del

Trabajo), inicialmente socialista (algunas fuentes señalan el origen

anarquista). En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de

1884, ésta había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración

legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas, yéndose a la

huelga si no se obtenía esta reivindicación y recomendándose a todas

las uniones sindicales que tratasen de hacer promulgar leyes en ese

sentido en sus jurisdicciones. Esta resolución despertó el interés de las

organizaciones, que veían la posibilidad de obtener mayor cantidad de

puestos de trabajo con la jornada de ocho horas, reduciendo el paro.

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• En la prensa del día anterior a la huelga, el 29 de abril de 1886, se

podía leer: «Además de las ocho horas, los trabajadores van a exigir

todo lo que puedan sugerir los más locos anarco-socialistas». El New

York Times decía: «Las huelgas para obligar al cumplimiento de las

ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra

industria, disminuir el comercio y frenar la renaciente prosperidad de

nuestra nación, pero no lograrán su objetivo». El Filadelfia Telegrama

decía: «El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula

universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en estos

momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de ocho

horas». El Indianápolis Jornal decía: «Los desfiles callejeros, las

banderas rojas, las fogosas arengas de truhanes y demagogos que

viven de los impuestos de hombres honestos pero engañados, las

huelgas y amenazas de violencia, señalan la iniciación del movimiento»

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El redactor del Arbeiter Zeitung Fischer corrió a su periódico donde redacta

una proclama (que luego se utilizaría como principal prueba acusatoria en

el juicio que le llevó a la horca) imprimiendo 25.000 octavillas. La proclama

decía:

Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica

McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza! ¿Quién podrá

dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre

trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror

blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la

miseria.

Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos

lo recuerden por mucho tiempo.

Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!.

Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus

padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban

vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden...

¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!

¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!.

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Se concentraron en la plaza de Haymarket más de 20.000 personas

que fueron reprimidas por 180 policías uniformados. Un artefacto explosivo estalló entre los policías produciendo un muerto y varios heridos. La policía abrió fuego contra la multitud matando e hiriendo a un número desconocido de obreros.

Se declaró el estado de sitio y el toque de queda deteniendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía.

Manifestación del Primero de Mayo en Éibar, Guipúzcoa País Vasco (España) (año 1978).

Estos hechos represivos fueron apoyados por una campaña de prensa con citas como:

Qué mejores sospechosos que la plana mayor de los anarquistas. ¡A la horca los brutos asesinos, rufianes rojos comunistas, monstruos sanguinarios, fabricantes de bombas, gentuza que no son otra cosa que el rezago de Europa que buscó nuestras costas para abusar de nuestra hospitalidad y desafiar a la autoridad de nuestra nación, y que en todos estos años no han hecho otra cosa que proclamar doctrinas sediciosas y peligrosas!

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La Prensa reclamaba un juicio sumario por parte de la Corte

Suprema, y responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las

figuras prominentes del movimiento obrero.

El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31

responsables, que luego quedaron en 8. Las irregularidades en

juicio fueron muchas violándose todas las normas procesales de

forma y de fondo, tanto que ha llegado a ser calificado de juicio

farsa. Los juzgados fueron declarados culpables. Tres de ellos

fueron condenados a prisión y cinco a la horca.

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