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© Alfredo Rodríguez – 25 de noviembre de 2016 1

Financiación del terrorismo. De Al Qaeda a Daesh

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Índice

Introducción ............................................................................................................. 2

La hawala ................................................................................................................. 5

Los negocios de Bin Laden ......................................................................................... 6

No acumulan riquezas ............................................................................................... 6

De dónde sale el dinero ............................................................................................. 7

Negocios legítimos ......................................................................................................................... 7

Ingresos ilegales ............................................................................................................................. 7

Actividades criminales ................................................................................................................... 8

La manipulación de la limosna .................................................................................... 8

Los ingresos de Daesh ............................................................................................... 8

Venta de petróleo .......................................................................................................................... 9

Recursos naturales ......................................................................................................................... 9

Ingresos bancarios ....................................................................................................................... 10

Impuestos ..................................................................................................................................... 10

Tráfico de ilegales ........................................................................................................................ 10

Ingresos hoy ............................................................................................................ 11

Conclusiones ........................................................................................................... 11

Introducción

Tratamos hoy un tema de desgraciada actualidad: la amenaza que supone Daesh. Mis

compañeros de mesa lo han hecho desde la perspectiva de la geopolítica, la

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Geoestrategia y la seguridad y yo creo oportuno poner de relieve un asunto esencial: la

financiación. Sin dinero, el terrorismo no existiría por lo que una de las mejores formas

de combatirlo sería cerrar su grifo de entrada de capital.

Si eso fuera tan fácil, los problemas se habrían acabado hace años, pero como ustedes

podrán comprender, no se trata de una ecuación de fácil resolución.

Por tanto, yo voy a tratar de responder en esta ponencia a la pregunta: ¿de dónde sale

el dinero?

El yihadismo lleva mucho tiempo entre nosotros y sus objetivos son los mismos que

tiene el islamismo radical como ideología al que menciona Gustavo de Arístegui en El

islamismo contra el islam.

Para cumplir esos objetivos y lograr, además, el fatal impacto en los medios de

comunicación, necesita enormes cantidades de dinero. Loreta Napoleoni en Yihad lo

llama “la nueva economía del terror”.

El fenómeno del terrorismo ha sufrido el mismo avance globalizador que el resto de las

actividades de esta sociedad mundial en la que vivimos. La globalización ha

mundializado también la delincuencia de modo que donde años atrás había escenarios

locales o, como mucho, regionales, hoy lo son trasnacionales.

La naturaleza trasnacional del terrorismo yihadista es relativamente reciente. Como

todos ustedes estarán pensando, un hito clave en esta internacionalización yihadista fue

el ataque de Al Qaeda a Estados Unidos en su propio territorio en aquél desdichado 11

de septiembre de 2001; ataque que desencadenó acciones y reacciones que aún

estamos sufriendo.

Una de esas reacciones fue la consolidación universal de Al Qaeda que, no obstante, no

es –no era, tal vez– una organización internacional estructurada e integrada, como lo

son las organizaciones criminales trasnacionales. Para el disidente saudí Saad Al Faqih,

Osama Bin Laden no era un dirigente organizador y jerárquico sino un líder carismático.

Y, sin embargo, convirtió a su organización terrorista en un fenómeno mundial.

Un fenómeno, por supuesto, con necesidades económicas fuertes. Una yihad moderna

en la que quien no piensa y actúa según la norma es el enemigo se echa encima a

muchos enemigos potenciales y reales y requiere una financiación también moderna y

potente.

La economía del terror está creada para ser autosuficiente: narcotráfico, delincuencia

organizada, blanqueo de capitales, tráfico de ilegales, y todo aquello que dé dinero,

también de forma legal, todo ello en una economía expansionista.

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En el fondo, los grupos terroristas yihadistas, la economía del terror, tiene reglas: las de

cualquier organización que necesite una economía fuerte y, como decía, autosuficiente,

con una balanza de pagos equilibrada.

¿Cómo equilibran los grupos terroristas yihadistas su sistema? ¿De donde procede su

dinero? ¿Cuáles son las necesidades económicas de estos grupos?

Los atentados de Al Qaeda en estados Unidos en 201 necesitaron una financiación

relativamente baja. Según algunas fuentes de inteligencia, estos ataques se realizaron

con unos fondos de unos 100.000 euros.

Los de 2002 en Bali costaron 37.000; los de Estambul en 2003, 30.000 y los de Londres

en 2005 unos 10.000 –todo ello redondeado al alza–. Como vemos, cantidades

pequeñas.

El dinero para sufragar estos atentados procedió en su mayoría del delito común:

falsificación de tarjetas bancarias, tráfico de drogas, armas y otros productos ilegales,

como el marfil e incluso bel petróleo piratería, extorsión y secuestro. También gracias a

donaciones.

Por cierto, y siempre según esas fuentes de inteligencia a las que aludía antes, las

organizaciones yihadistas y sus satélites lograron catar el pasado año hasta 5000

millones de euros en actividades delictivas de este tipo.

Como vemos, las necesidades para sufragar sus actividades entonces eran mucho

menores que sus ganancias en nuestros días, que superan ampliamente esos 5000

millones de euros aludidos, como veremos más adelante.

Pero regresemos al “antes”; no nos vamos a retrotraer al momento en que Bin Laden

entra en el negocio de la miel, a principios de los noventa del pasado siglo. Este hecho

es muy significativo dada la importancia de este producto en las familias saudíes, en las

que se consume alrededor de un kilo al mes.

También lo es porque el olor de la miel permite camuflar otros productos de dudosa o

segura ilegalidad, por lo que este producto, además de dar buenos beneficios, sirve para

camuflar el tráfico de estupefacientes y de armas.

Además, nos da una idea de que los grupos terroristas también recurren a negocios

legales, como lo hacen las mafias. De hecho, la gran mayoría de los terroristas

“durmientes” se ganan la vida gracias a negocios legales financiados con dinero ilegal.

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La hawala

Uno de los métodos más conocidos para materializar el movimiento de dinero se llama

hawala, un sistema de transferencia alternativo e informal, pero muy efectivo, de dinero

en el ámbito no sólo local sino también internacional.

Se basa en la confianza entre agentes intervinientes. En el mundo financiero árabe,

Hawala significa, para algunos, aval o transferencia bajo palabra; para otros,

simplemente transferencia o cable. Procede de un mecanismo que data de varios siglos

en el sur de Asia, por las rutas comerciales de Oriente medio y una parte de África

Oriental.

La actividad se realiza con entregas bajo palabra en la moneda local, con dos hawalader

en cada extremo del movimiento, y recepción del dinero al otro lado en la moneda

también local del destino. Entre medias, lo que hay es un complejo entramado de

sociedades interpuestas, testaferros y comunicaciones encriptadas o por WhatsApp.

Entre hawaladers, el intercambio de dinero se hace mediante estas sociedades o

mediante compensación de balances. Todo ello sin dejar rastro, como decíamos, o

haciéndolo de firma tan enmarañada que es complicado o imposible de rastrear.

Hoy lo utilizan con cierta profusión las comunidades musulmanas expatriadas para envío

de dinero a sus familias en origen. La ventaja de este sistema para las actividades ilegales

es que apenas deja rastro físico.

Es un modo muy atractivo para el mundo árabe en general por razones nostálgicas,

culturales y de tradición. Además, muchos de los intervinientes en estas operaciones,

receptores –generalmente– o transmisores, viven en zonas no bancarizadas por lo que

el proceso se hace factible y aún más atractivo; incluso, imprescindible.

El conjunto de características, entre la que destaca la dificultad de su rastreo, lo

convierten en un instrumento muy oportuno y conveniente para las actividades opacas

y, en nuestro caso, para el terrorismo.

En España, por ejemplo, se calcula que hay entre 200 y 300 hawaladers, la mayoría en

Cataluña, que pueden mover cifras de 300 millones de euros al año.

Estos hawaladers, además, gestionan otros negocios lo que permite justificar

movimientos de capitales en los bancos. El total de transacciones mundiales por esta vía

está cifrado en 200.000 millones de euros anuales, si bien no todos son para facilitar el

terrorismo; también otras actividades delictivas y actividades legales.

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Los negocios de Bin Laden

La maquinaria del fallecido líder terrorista era una auténtica red trasnacional, buena

parte de la cual eran negocios legales que se iniciaron en gran medida durante su

estancia en Sudán, financiando y construyendo el aeropuerto New Sudan y la carretera

desde este aeropuerto a Jartum. A cambio, recibió su constructora, Al Hiraj, un pago en

semillas de sésamo que cotizaban en el mercado internacional.

El líder terrorista se hizo con el monopolio de las principales exportaciones de Sudán:

maíz, girasol y semillas de sésamo. También construyó carreteras y se dedicó al negocio

de los encurtidos, al pan, la fabricación de muebles y la explotación ganadera, además

de tener negocios de exportación e importación. Como vemos, todo un empresario.

Una de las principales actividades fue la de la Gum Arabic Company Limited, dedicada al

comercio de la goma arábiga, que explotaba el 80 por ciento de la producción mundial:

todo un monopolio.

Y así, sucesivamente; enumerar todos los negocios del terrorista y desenmarañar su

trama sería largo y complejo y nos daría para varias horas. Sirvan estas breves pinceladas

para dar una idea de cómo se pagan las cuentas del terror con dinero de procedencia

presuntamente legal.

Las operaciones en mercados cotizados son también apreciables. Pensemos en las

consecuencias económicas de invertir en la bolsa, no sólo de Wall Street sino en las

principales bolsas de todo el mundo, en los días previos al fatídico 11S sabiendo lo que

ocurriría ese día. Un buen entramado de sociedades pantalla que manejasen

convenientemente unas apreciables cantidades de dinero podría multiplicar, como así

sucedió, las fortunas invertidas.

No acumulan riquezas

Estas organizaciones tienen una peculiaridad: no buscan, al contrario que la

delincuencia organizada, acumular riqueza. Su verdadero problema no es amasarla sino

ocultarla y distribuirla entre sus escalones en vertical y horizontal. Por tanto, entre sus

preocupaciones no está tanto el blanqueo de dinero como su traslado a las células en

que se atomizan. Así, su problema principal se convierte en la manipulación y

transferencia. Su objetivo es mover grandes sumas de dinero sin que se detecte. De ahí

la importancia de métodos mal llamados opacos –se verían– sino más bien

transparentes, invisibles. Es la política lo que mueve a estos grupos frente a la codicia

que mueve a los de delincuencia común.

Además, el terrorismo yihadista encuentra apoyos de sus propios grupos de interés que,

mediante donaciones o comercio expreso con ellos financian las actividades legales e

ilegales.

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Decía Collin Powel que el dinero es el oxígeno del terrorismo. De hecho, como hemos

apuntado, necesitan medios para recaudar y mover ese dinero. Excepto por la finalidad

a la que destinan sus ganancias, no se diferencian en nada de la delincuencia, pero

tampoco de las empresas o los estados.

De dónde sale el dinero

De todas las partes posibles, sería la respuesta más acertada. De cualquier actividad a

su alcance, legal o ilegal, que de beneficios:

- Reuniones para la recaudación de fondos.

- Remesas de dinero de residentes en el extranjero e incluso del envío de

materiales.

- Organizaciones benéficas; las de confesión islámica canalizan anualmente miles

de millones de dólares.

Estos lazos vienen de la yihad antisoviética y la fomentaban los estadounidenses como

gobierno. Eso incluía donaciones “caritativas” de los países musulmanes y de entidades

simpatizantes que, a veces, incluso cobijan a terroristas para facilitar su funcionamiento.

- Patrocinio de los estados, transferencia de activos o redistribución de la ayuda

exterior. Regalo de material “normal” para uso con fines ilícitos.

- Secuestros con subasta de los secuestrados al mejor postor; pujas en las que

cualquiera puede poner precio.

- Actividades delictivas y contrabando; entre otros productos, de petróleo.

En resumen, los fondos pueden proceder de:

- Negocios legítimos.

- Ingresos ilegales.

- Actividades criminales.

Negocios legítimos

En este ámbito, podemos mencionar los beneficios que dan las compañías y los estados

embrión controlados por los grupos armados, las donaciones de las ONG o a título

individual de los fieles y seguidores. La transferencia de activos o las ayudas oficiales de

países extranjeros.

Ingresos ilegales

Ayudas extraoficiales de países extranjeros; desvío de fondos de cooperación al

desarrollo.

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Actividades criminales

Contrabando, secuestros, extorsiones, robos, estafas, falsificaciones y blanqueo de

dinero (como negocio, no como fin).

La manipulación de la limosna

La limosna es uno de los cinco pilares de la fe islámica; el llamamiento a financiar

movimientos o instituciones de caridad apelando a la necesidad de dar limosna también

es un arma recurrente y poderosa.

Aunque el Corán basa la zaqat en la ayuda al necesitado por causa de la fe,

convenientemente manipulado este pilar supone una fuente de enorme financiación.

El propio Corán desiguala a sus creyentes, asegurando que no pueden ser iguales

quienes no hacen nada frente a los que combaten por Ala en cuerpo y dinero.

Sitúa, además, en un nivel de gratificación en el Más Allá inferior a los que, no

haciéndolo personalmente, contribuyen a la causa del islam con sus bienes. Estos

obtienen un segundo pero también meritorio rango en la recompensa final.

Generalmente, esas donaciones proceden de simpatizantes de Arabia saudí, Emiratos,

Qatar, Bahréin y Kuwait, además de simpatizantes procedentes de Europa, quienes

envían donativos a través de organizaciones religiosas, en forma de ayuda humanitaria

o mediante el procedimiento de aval o transferencia ya descrito.

Los ingresos de Daesh

A modo de ejemplo, Kuwait era el mayor canalizador de fondos a Siria: unos 200

millones de dólares por el procedimiento dela hawala.

El grueso de los fondos de Al Qaeda procedían de donaciones; no así los de Daesh, que

corresponde a ingresos más “estatales”, lo que dificulta su estrangulación. El gran

volumen de dinero de esta organización terrorista procede de los territorios bajo su

control.

Las operaciones financieras del Daesh están controladas por expertos que contribuyen

de forma voluntaria u obligados por la fuerza del terror.

Existen pequeñas financiaciones procedentes de suscripciones populares a través de las

redes sociales y las distintas formas de pago que estas facilitan.

La conquista de territorios en los que ejercen su soberanía califal hace de esos

territorios:

- una base logística,

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- un campo de entrenamiento,

- un espacio de aprovisionamiento de armas,

- un gigantesco plató para sus actividades publicitarias y propagandísticas, de

comunicación y marketing –a modo de empresa– y

- una fuente de financiación.

Es un planteamiento estatal: un Estado con ingresos de Estado y gastos de tal: sanidad,

educación, ejército, suministros básicos, etc. El director del IEEE, que además es

profesor de nuestro máster, en su reciente libro sobre el yihadismo, menciona un

informe de la Administración Obama que cifra en 75 millones de euros al mes la

recaudación del Daesh en su territorio por distintos conceptos, entre los que se

encuentra los impuestos.

Además de los impuestos, tienen ingresos por otras actividades que menciono a

continuación.

Venta de petróleo

Según los últimos datos, a partir de mediados de 2014, momento en que conquistó una

serie de territorios sirios con más y mejores recursos petrolíferos, Deir ez Zor, más del

40 por ciento de su financiación procede de la venta de este recurso.

La pregunta subyacente es a quién se lo vende. El petróleo que obtiene, en parte, se

refina para consumo interno 8de baja calidad). Otra parte se vende de contrabando a,

o en, Turquía y al propio Bassar Al Assad, a quien a pesar de todo le conviene adquirirlo.

Una parte del petróleo, el que extrae –cada vez menos tras la ofensiva internacional de

reconquista de territorios– en Mosul, se cree que pasa por oleoductos clandestinos

fabricados en tiempos del embargo a Sadam Husein.

Además, hay fronteras abiertas con Turquía, que pone una vela a Dios y otra al diablo, y

hasta cuyo territorio se transporta en camiones para su venta a un precio muy inferior

y su introducción en el circuito petrolífero mundial.

Los camiones de traslado de crudo circulaban con cierta tranquilidad hasta el derribo

del avión ruso en la península del Sinaí; desde ese momento, Rusia y la coalición

internacional atacan a esos camiones.

Recursos naturales

Las explotaciones existentes en los territorios ocupados: cemento, azufre, fosfatos,

algodón, agua, sal y otros recursos, siguen en explotación, lo que da unos beneficios de

unos 650 millones de euros. De ellos, los fosfatos aportan la tercera parte.

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Han atacado zonas de los territorios de Siria e Irak “sólo” con el fin de apropiarse de

cementeras, una gran fuente de ingresos, tanto en Irak como en Siria. También plantas

de azufre.

Además, controla minas de sal en Al Tabani, así como la producción y exportación de

algodón y trigo procedente de Irak. Todo en el mercado negro, desde luego.

Ingresos bancarios

La toma del banco central de Mosul supuso una inyección inmediata de 400 millones de

euros; eso mismo ocurrió con cada entidad financiera en los territorios que ha ido

ocupando; se han quedado con el dinero en metálico encontrado en bancas estatales

de Nínive, Kirkuk y otras ciudades.

Los depósitos de los musulmanes se han respetado, pero se han sometido a impuestos.

Señala de nuevo Ballesteros un asunto importantísimo: el islam prohíbe la usura y para

ellos, la banca comete este pecado.

Impuestos

Daesh recauda un “IVA” del 20 por ciento en todo lo que comercializa como Estado:

electricidad, telefonía, Internet y productos de consumo o uso. Además, en este carácter

impositivo se puede añadir la extorsión y la expropiación de bienes. Todo ello con unos

36 millones de euros mensuales.

Tienen tasas la circulación de mercancías a través de peajes en las carreteras, con

precios de entre 200 y 800 dólares en función de la zona de entrada de camiones.

Daesh cobra por las matrículas a los estudiantes y de un IRPF al uso a salarios de

uncionarios de entre el 20 y el 50 por ciento. También se cobra un elevado impuesto a

las comunidades no musulmanas.

Se cobra a los que reciben como inmigrantes y a quienes quieren salir a estudiar fuera,

con depósitos elevadísimos.

Tráfico de ilegales

Antigüedades, drogas, órganos humanos, donaciones internacionales, comercio de

esclavos son, entre otras actividades, una fuente de ingresos apreciable de entorno al 7

por ciento del presupuesto terrorista.

Se vende a mujeres como esclavas sexuales y domésticas y a hombres como sirvientes.

Los secuestros tienen rescates de entre 500 y 200.000 dólares para nacionales y cifras

muchísimo más elevadas para extranjeros.

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Como hemos podido ver, son los ingresos propios de cualquier Estado que se precie, y

que desprecie toda actividad humana.

Ingresos hoy

Como es lógico, a medida que Daesh reduce sus territorios gracias a la ofensiva de la

Coalición Internacional y de Rusia, sus ingresos caen ya que pierde las posibilidades

materiales de recaudación.

Una de ellas es el petróleo; a día de hoy han perdido el control, sobre la gran mayoría

de los que controlaban en Irak; algunos expertos cifran una merma del 80 por ciento de

los ingresos de este grupo terrorista.

Esa falta de financiación provoca la merma en sus fuerzas combatientes; si no reciben el

pago de su salario, que ya se ha visto recortado, desertan. La carencia de fondos está

haciendo que recurran a medidas desesperadas como el tráfico de órganos de sus

propias fuerzas, según Alsumaria TV, para venderlos a las mafias internacionales.

Los salarios elevadísimos que pagaba a sus terroristas es historia. Daesh proporcionaba

a sus combatientes todo lo necesario para vivir, incluida la vivienda. Eso, a día de hoy,

se está complicando de forma extraordinaria. Puede ser un elemento más de la lucha

contra este grupo terrorista.

Conclusiones

Las necesidades de financiación han evolucionado desde Al Qaeda a Daesh, como lo han

hecho a la par las fuentes. La modernización inherente al paso del tiempo junto con las

modificaciones en los objetivos a corto plazo de los grupos terroristas ha supuesto un

cambio en determinadas formas y usos en cuanto a financiación.

De donaciones a delincuencia común y e recaudaciones impositivas en sus territorios, y

siempre con negocios legales de por medio, la evolución va en consonancia con los

tiempos actuales y con el fenómeno de la globalización en que nos vemos envueltos,

también en lo que respecta al terrorismo.