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Acerca de la Antropología Simétrica de Bruno Latour 1 Pablo Cosso El libro de Latour “Nunca fuimos modernos” tiene por fin demostrar como “la modernidad” se vincula a un contexto de producción específico, racionalista y occidental, que separó “lo humano” y “lo social” de la naturaleza y las entidades sobrenaturales. Este “apartheid” de aquellas dimensiones “no humanas”, tuvo por fin legitimar “constituciones”, tanto de dominación ó poder como de conocimiento científico (que Latour proyecta en Hobbes y Boyle). Los pre-modernos, es decir los pueblos que aún mantienen juntas a la naturaleza y la sociedad/cultura (y también a las entidades sobrenaturales) actúan como los ‘modelos de alteridad’ que justifican dichas “constituciones” asimétricas. La “modernidad”, es por lo tanto una negación de la simetría humano/no-humano. Latour, también en “Re-ensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red”, propone enfrentar la sociología “moderna” y sus parámetros epistemológicos fundamentales, resumidos en torno a la idea de “lo social” como una dimensión del conocimiento separada y creada por la misma “modernidad”, respeto de la naturaleza y de los objetos. En NFM, Latour habla de volver al “nudo gordiano” donde puede surgir esa “simetría” cortada por la “modernidad”, para ello se debe “atravesar el corte que separa los conocimientos exactos y el ejercicio del poder: naturaleza y cultura” (18). Allí en ese “nudo gordiano” no pueden describirse más que “madejas” (“hilos de Ariadna” dirá el autor dando sentido metafórico a su noción de red) ó “historias mezcladas” (ibídem). 1 He utilizado los libros “Nunca fuimos modernos” (NFM) en su integridad y “Re-ensamblar lo social” (RLS), éste último en especial dos capítulos: su introducción acerca del “despliegue de controversias” sobre el mundo social y lo que denomina la “tercera fuente de incertidumbre: los objetos también tienen capacidad de agencia”. 1

Antropología simétrica de Bruno Latour (pablo cosso)

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Resumen y análisis bibliográfico sobre la Antropología Simétrica de Bruno Latour

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Page 1: Antropología simétrica de Bruno Latour (pablo cosso)

Acerca de la Antropología Simétrica de Bruno Latour 1

Pablo Cosso

El libro de Latour “Nunca fuimos modernos” tiene por fin demostrar como “la modernidad” se vincula a un contexto de producción específico, racionalista y occidental, que separó “lo humano” y “lo social” de la naturaleza y las entidades sobrenaturales. Este “apartheid” de aquellas dimensiones “no humanas”, tuvo por fin legitimar “constituciones”, tanto de dominación ó poder como de conocimiento científico (que Latour proyecta en Hobbes y Boyle). Los pre-modernos, es decir los pueblos que aún mantienen juntas a la naturaleza y la sociedad/cultura (y también a las entidades sobrenaturales) actúan como los ‘modelos de alteridad’ que justifican dichas “constituciones” asimétricas. La “modernidad”, es por lo tanto una negación de la simetría humano/no-humano.Latour, también en “Re-ensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red”, propone enfrentar la sociología “moderna” y sus parámetros epistemológicos fundamentales, resumidos en torno a la idea de “lo social” como una dimensión del conocimiento separada y creada por la misma “modernidad”, respeto de la naturaleza y de los objetos.

En NFM, Latour habla de volver al “nudo gordiano” donde puede surgir esa “simetría” cortada por la “modernidad”, para ello se debe “atravesar el corte que separa los conocimientos exactos y el ejercicio del poder: naturaleza y cultura” (18). Allí en ese “nudo gordiano” no pueden describirse más que “madejas” (“hilos de Ariadna” dirá el autor dando sentido metafórico a su noción de red) ó “historias mezcladas” (ibídem).Nos dice Latour: “Cuando yo describo la bacteria del ántrax atenuado por Pasteur, los críticos se imaginan que hablamos de técnicas y ciencias. Sin embargo, investigaciones como esas, hablan de las cosas (y la naturaleza) no como cosas en sí, sino de su inclusión en nuestros colectivos y en los sujetos. Atrás de la bacteria de Pasteur está la sociedad francesa del siglo XIX” (18-19, cursiva de mi parte). La separación entre el mundo natural y el social ó entre lo humano y lo no humano es una separación “moderna” (33). Se pregunta Latour, por los objetos y sujetos de la asimetría “moderna”: ¿donde colocar esos “híbridos” como el ‘agujero de ozono’ ó el re-calentamiento global?, ¿son humanos ó naturales?; son “cuasi-objetos” porque “no ocupan ni la posición de objetos prevista en la Constitución [moderna] ni de sujetos” (85)2. El problema de la modernidad frente a estos “cuasi-objetos” reside en su actual crecimiento y por lo tanto, en su desborde de las “constituciones” que les dieron entificación asimétrica: “La bomba de aire de Boyle, los microbios de Pasteur […] son tales [cuasi] objetos. Esos nuevos no-humanos poseen propiedades milagrosas porque son sociales y a-sociales a la vez, productores de naturalezas y constructores de sujetos” (163).

El objeto, para el autor, debe ser sacado de la cosa en sí y llevado al “colectivo”, “hay que historizar como el objeto hace al sujeto” (123). Asimismo debería abordarse a las cosas como cosas mismas “y no a sus fenómenos” (132) ó representaciones,

1 He utilizado los libros “Nunca fuimos modernos” (NFM) en su integridad y “Re-ensamblar lo social” (RLS), éste último en especial dos capítulos: su introducción acerca del “despliegue de controversias” sobre el mundo social y lo que denomina la “tercera fuente de incertidumbre: los objetos también tienen capacidad de agencia”.2 Latour sigue en esta idea de M. Serrés.

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entendiendo por esto último la idea ‘durkheimniana’ de que los objetos de la naturaleza, para el mundo social, no pueden ser entendidos de otra manera que no sea como ‘sus proyecciones’3. Los “cuasi-objetos” son “tan reales como la naturaleza y existenciales como el ser” (133).El conocimiento y la política de “lo moderno” se basan en una “constitución oficial” que distingue por completo a los humanos de los “no-humanos”, es la “mediación” de la simetría negada. La antropología, surgida con “lo moderno”, entonces “se cuida de estudiar los objetos de la naturaleza y solo se atiene a las culturas: permanece asimétrica” (137-138). Es necesario, dirá Latour, “simetrizarla para que pueda ‘ir y venir’ entre los modernos y los no-modernos” (138).La tarea de “simetrización” antropológica implica: a) un “1° principio de simetría”: “que se trate en los mismos términos el error y la verdad” (Ibidem); b) un “principio de simetría generalizada”, que permite al antropólogo situarse “en el punto intermedio donde pueda seguir a la vez la atribución de propiedades humanas y no-humanas” (143); ese “no-lugar” no está vacío sino ocupado por “cuasi-objetos y cuasi-sujetos” (ibídem), es el terreno “de todos los estudios empíricos efectuados sobre las redes” (ibídem); por último: c) debe desligarse de la afirmación sobre la distinción entre los occidentales y ‘sus otros’ (152).Latour sugiere, asimismo, pensar que “no hay culturas” (152), en tanto estén desligadas de la naturaleza: “no hay naturaleza universal ni culturas diferentes ó universales, sólo hay naturalezas-culturas desde ellas se hacen las comparaciones” (153)La universalidad, si es necesario adherir a tal conceptualización, sólo estaría dada por la aceptación de la simetría: “Todas las naturalezas-culturas son semejantes en el hecho de que construyen a la vez los seres humanos, divinos y no-humanos.” (155); es más: “Ninguna vive en un mundo de signos ó de símbolos arbitrariamente impuestas a una naturaleza exterior conocida únicamente por nosotros” (ibídem), es decir: las representaciones no son gestoras de dichas naturalezas-culturas.Latour ejemplifica, o mejor dicho explica como se construyen los “colectivos” a partir de las naturalezas-culturas: “Si hay una cosa que todos hacemos igual es realmente construir a la vez nuestros colectivos humanos y los no humanos que los rodean. Algunos para constituir su colectivo movilizan antepasados, leones, estrellas fijas y la sangre coagulada de los sacrificios, nosotros para construir los nuestros, movilizamos la genética, la zoología, la cosmología y la hematología” (ibídem).La constitución “moderna occidental” es la que “garantiza que los cuasi-objetos serán absoluta e irreversiblemente transformados en objetos de la naturaleza exterior o en sujetos de sociedad” (163); aquella le atribuye a las entidades el papel de no-humanidad, ciudadanía ó determina “la función de Dios árbitro e impotente” (156-157).Cuatro representaciones, aporta la modernidad a través de su “constitución”, para imponer política y científicamente la asimetría de conjunto (representaciones que además, son sus garantías): “naturaleza”, “sociedad”, “global” y “local”; en el medio de ellas realiza un “trabajo de mediación” que sutura la asimetría. Dice al respecto Latour: “Estos cuatro términos son representaciones sin relación directa con los colectivos y las redes que les dan sentido. En el medio donde parece que no pasa nada, está casi todo” (179). Allí, a ese “no-lugar” de la modernidad debe, dirigirse el antropólogo “simétrico”. Otra cuestión fundamental para la “antropología simétrica” es la de trocar las “esencias” por la idea de “procesos y movimientos” (187).

3 Mauss y Durkheim decían que las tribus primitivas proyectaban sus categorías sociales sobre la naturaleza. Latour, de forma, radical afirma que los términos “natural” y “social” designan “representaciones de lo colectivo [aunque] de por sí no hay nada natural y social” (178)

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En RLS, Latour avanza con sus instancias de conformación de la “antropología simétrica”, para ello propone “desplegar controversias acerca del mundo social”. Dichas controversias tienen relación con las formas de mediación y la “constitución” de “lo social” en términos “modernos”. Son cinco esas controversias: 1) no hay grupos, sólo formación de grupos, grupos-siendo; 2) no ver todo “lo social” pre-determinado por las categorías sociológicas de la modernidad; 3) los objetos también tienen capacidad de agencia; 4) hay cuestiones de interés contrapuestas a las de hecho, es decir apriorismos de los investigadores vs. “realidades del campo” y 5) las explicaciones sobre “lo social” son efímeras y momentáneas, todo está siendo.

La reificación de “lo social” viene dada con la emergencia misma de la sociología “moderna” y sus intereses sobre la constitución del orden social; misma disciplina ‘iluminista’, que además, asignaba un sentido separatista ó específico a “lo social” marginado de la naturaleza y lo sobrenatural. Dice al respecto Latour: “el orden social no tiene nada de específico […] no existe ninguna dimensión social de ningún tipo, ningún “contexto social” (17). Propone que “lo social” tenga sentido conjuntamente a “otros tipos de conectores [no humanos ó no-sociales]” (18). La sociología, debe ser entendida no como la “ciencia de los social” sino como “el rastreo de asociaciones […] un tipo de relación entre cosas que no son sociales en sí mismas” (19). Dichas asociaciones serían compuestas de lo humano y lo no-humano, de lo social y lo no-social.Los sociólogos “modernos” afirma Latour: “creyeron que lo social siempre estaba allí a su disposición, mientras que lo social no es un tipo de cosa visible o que debe ser postulado. Es visible sólo por los rastros que deja […] cuando se está produciendo una nueva asociación entre elementos que en sí mismos no son “sociales” en ningún sentido” (23). En ésta cita, resalta la idea de que “lo social” se está produciendo, está siendo, está en movimiento4 y apenas puede ser “rastreado” por el sociólogo. Las nociones ‘apriorísticas’ del sociólogo “moderno” son estáticas para ese movimiento que representa “lo social” en tanto compuesto por entidades sociales y objetos no-sociales.La tarea de “re-ensamblar lo social” implica, entonces recolectar esos rastros producidos en las asociaciones entre elementos sociales (no cosificados) y no sociales (23).

Una consigna básica, acerca de lo que Latour denomina la TAR (teoría del actor-red), en vinculación con una antropología simétrica, tiene que ver con el lugar asignado a los ‘actores’ en la conformación del conocimiento sobre los “colectivos” y las “asociaciones”; hay que “seguir a los actores mismos”, “ya no es suficiente limitar a los actores al rol de informantes que ofrecen casos de algunos tipos conocidos. Hay que restituirles la capacidad de crear sus propias teorías de lo que compone lo social” (27); “No trataremos de disciplinarlos ni hacerlos encajar en nuestras categorías, los dejaremos desplegar sus propios mundos y sólo entonces les pediremos que expliquen como lograron establecerse ellos. La tarea de definir y ordenar lo social debe dejarse a los actores mismo y no al analista” (42). Los sociólogos “modernos” (antiguos y actuales), por el contrario apuntalan todas las explicaciones de “lo social” a partir de categorías fundantes, tales como “sociedad”, “normas sociales”, “leyes sociales”, “estructuras”, etc., las cuales suponen “estados sui géneris sociales” ó llevan a pensar en “otro mundo detrás del mundo real” (100).

4 Lo social “es un tipo de asociación momentánea que se caracteriza por la manera en que se reúnen y generan nuevas formas” (97-98).

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Latour propone la ‘no interrupción’ científica sobre el “flujo de las controversias” del mundo social, de ésta forma “encontraremos una manera mucho más científica de construir el mundo social” (44)Aquello que el autor denomina la “tercera fuente de incertidumbre: los objetos también tienen capacidad de agencia”, se relaciona con el carácter simétrico anulado por la asimetría “moderna”5: Vamos a aceptar como auténticos actores a entidades que fueron excluidas explícitamente de la existencia colectiva por más de cien años de explicación social” (103). Los objetos, esas entidades excluidas, serán para la TAR y la antropología simétrica “partícipes en el curso de la acción” (105), “cualquier cosa que modifica con su incidencia un estado de cosas es un actor o, si no tiene figuración aún, un actante” (106). Los objetos autorizan, permiten, sugieren, influyen, hacen posible, etc.; sin embargo no son “los que hacen las cosas “en lugar de” los actores humanos” (107).Los objetos están “en el origen de la actividad social” (108); el mismo Durkheim proponía entender a los grupos sociales a partir de dos elementos ó dos tipos de elementos: “cosas y personas” (ibídem). Entre los primeros se hallan no solo “los objetos materiales incorporados a la sociedad [sino] también deben incluirse los productos de la actividad social previa: leyes, costumbres establecidas, obras literarias y artísticas, etc.” (ibídem). Sin embargo, la sociología “moderna” piensa en los objetos “pero nunca […] en ellos en términos sociales” (109).La incorporación de los objetos a la acción, es definida por Latour como una “acción colectiva […] Siempre, por supuesto, que al decir “colectiva” no nos estemos refiriendo a una acción realizada por fuerzas sociales homogéneas sino por el contrario, a una acción que reúne diferentes tipos de fuerzas entretejidas” (111). El término “colectivo” reemplazará al de “sociedad”, como parte del “proyecto de ensamblar nuevas entidades que hasta ahora no habían sido reunidas y que por ese motivo aparecen claramente como no compuestas de materia social” (ibídem). Asimismo, el autor sugiere que el “curso de acción” no consistirá de “conexiones entre humanos […] o conexiones entre objetos, sino que probablemente irá en zig-zag de una a otras” (111-112). Latour es muy explícito en su forma de pensar la incorporación de los objetos en los vínculos sociales; dice al respecto: “no puede uno considerarse un científico social y observar sólo algunos vínculos –los morales, legales y simbólicos- y detenerse en cuanto hay alguna relación física introducida en los otros” (115). Hay que llevar “los objetos sólidos de hoy a los estados fluidos donde sus relaciones con los humanos pueden tener sentido” (121). Ese estado de fluidez entrelaza los objetos y los sujetos: “Detrás de cada bulbo eléctrico se puede hacer visible a Edison y detrás de cualquier microchip está la inmensa anónima [empresa] Intel” (120).

La constitución asimétrica moderna permite sentidos particulares acerca de “lo social” que la antropología simétrica intenta re-ensamblar: “Que una bicicleta choque con una piedra no es social. Pero que un ciclista pase de largo frente a una señal de “parar” es social” (122); “Cuando un martillo da en un clavo no es social [a pesar del origen humano de ambas herramientas]. Pero cuando la imagen de un martillo está cruzada por una hoz, entonces ingresa al dominio social porque entra en el “orden simbólico” (123).

5 Dice Latour al respecto: “Ser simétricos, para nosotros, simplemente significa no imponer a priori una asimetría espuria entre la acción humana intencional y un mundo material de relaciones causales” (113)

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