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1 APUNTES GENERALES SOBRE FLORA Y VEGETACIÓN DE LA ESTEPA PROF: Lic. Marcela Ferreyra. Te: 0294 4428875 / 154574521 [email protected] /

Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

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APUNTES GENERALES SOBRE

FLORA Y VEGETACIÓN DE LA

ESTEPA

PROF: Lic. Marcela Ferreyra. Te: 0294 – 4428875 / 154574521

[email protected] /

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CONTENIDOS DEL CUADERNILLO

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

LA ESTEPA PATAGÓNICA: Apunte general sobre la estepa, su flora,

vegetación, características ecológicas y problemas de conservación. Incluye

un cuadro comparativo y mapas. Tomado de: Green, Lorraine y Ferreyra,

Marcela. Flores de la estepa. Guía para el reconocimiento de las principales

especies de Plantas vasculares. Libro enviado para su publicación a Vásquez

Mazzini.

LOS MALLINES: Apunte que trata específicamente el tema mallines.

Tomado de publicaciones del INTA - EEA Bariloche.

PROBLEMAS ECOLÓGICOS DE LA ESTEPA PATAGÓNICA:

o DESERTIFICACIÓN: Apunte que analiza este problema ecológico.

Compilado por la Ing. Agr. Silvana Alzogaray.

o INCENDIOS: Datos tomados de publicaciones conjuntas del INTA y

CONICET.

o PLANTACIONES DE PINOS EN LA PATAGONIA: Datos tomados de

publicaciones técnicas del INTA.

ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN: Breves reflexiones acerca de este tema.

LISTADO DE ESPECIES MÁS COMUNES EN LA ESTEPA PATAGÓNICA.

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BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:

Se han resaltado en negrita aquellos más aplicables y que pueden conseguirse en las

librerías de la región o en el INTA, ya que algunos están agotados o sólo se

consiguen en la costa.

ARCE, MARÍA ELENA y GONZÁLEZ, SILVIA. 2000. Patagonia. Un Jardín

Natural. Arce-González (Editores). Comodoro Rivadavia. Chubut.

Argentina.

BARTHELEMY, D.; BRION, C. y PUNTIERI, J. 2008. Plantas - Patagonia. Vásquez

Manzini Edit. Bs. As. Argetina.

BERTILLER, MÓNICA y BEESKOW, ANA MARÍA. S/F. Las flores de la Patagonia.

Alrededores de Puerto Madryn y Península Valdés. I. Arbustos y

Subarbustos. Área Científica de Zonas Áridas. Centro Nacional Patagónico.

CONICET. Puerto Madryn. Chubut. Argentina.

BERTONATTI, CLAUDIO. 1997. El Horizonte Infinito. Las áreas naturales de

la Estepa Patagónica Argentina. Fundación Vida Silvestre.

DE LA VEGA, SANTIAGO. 2003. "Patagonia. Las Leyes de la Estepa". Serie

Explorando Nuestra Naturaleza. Contacto Silvestre. Ediciones. Buenos

Aires.

DE LA VEGA, S. 2005. Invasión en Patagonia. Serie Explorando Nuestra

Naturaleza. Contacto Silvestre ediciones. Buenos Aires. Argentina.

FERREYRA, MARCELA; EZCURRA, CECILIA y CLAYTON, SONIA. 2006. Flores de

alta montaña de los Andes Patagónicos. Edit. LOLA. Buenos Aires.

FORCONE, ALICIA. 2004. Hierbas y arbustos frecuentes en el valle inferior del

Río Chubut. Una guía ilustrada para su reconocimiento. Facultad de Ciencias

Naturales (Sede Trelew). Universidad Nacional de la Patagonia San Juan

Bosco. Secretaría de Cultura. Gobierno de la Provincia de Chubut.

FORCONE, A. y ANDRADA, A. 2006. Flora melífera de las Regiones Pampeana

Austral y Patagonia Extraandina. Facultad de Ciencias Naturales (Sede

Trelew). Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Secretaría

de Cultura. Gobierno de la Provincia de Chubut. Chubut. Argentina.

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GANDULLO, R.; GASTIAZORO, J.; BÜNZLI, A. &ARIAS, C. 2004. Flora típica de

las Bardas de Neuquén y sus alrededores. Edic PETROBRAS y Univ. Nac. del

Comahue. (a este libro hay que tramitarlo directamente con el autor; se

regala a centros educativos)

GIMÉNEZ GOWLAND, MARÍA BELÉN. 2001. Flora Nativa Norpatagónica

Ilustrada. Fotografías y descripciones de 313 especies autóctonas.

INTA – FVS – APN. Bariloche. Es un CD.

GREEN, LORRAINE Y FERREYRA MARCELA. 2012. Flores de la estepa

Patagónica. Edit. Vasquez Mazzini. Bs As.

INTA – ESTACIÓN EXPERIMENTAL AGROPECUARIA BARILOCHE. 2000.

Patagonia. Principios de ecología y conservación de los recursos

naturales de la Patagonia. INTA- E.E.A.-BARILOCHE. San Carlos de

Bariloche. Río Negro. Argentina.

KIESLING, R. y FERRARI, O. 2005. 100 Cactus argentinos. Edit. Albatros. Buenos

Aires. Argentina.

KRÖPFL, A.; CECCHI, G.; VILLASUSO, N.; ROSSIO, E.; PELOTTO, P. 2005. Manual

de especies silvestres del Monte Rionegrino. INTA y UNC. Viedma. Río

Negro. Argentina.

KUTSCHKER, ADRIANA; MENOYO, HÉCTOR y HECHEM, VIVIANA. 2002. Plantas

Medicinales de uso popular en comunidades del Oeste de chubut. INTA.

E.E.A. Esquel. GTZ. Esquel. Chubut. Argentina.

LEBED, OSCAR GUILLERMO. 2003. Cultivo de las plantas en la Estepa, Patagonia,

Argentina. Ente para el Desarrollo de la región y Línea Sur de la Provincia

de Río Negro. El Bolsón. Río Negro. Argentina.

LEÓN, R.; BRAN, D.; COLLANTES, M.; PARUELO, J. y SORIANO, A. 1998. Grandes

unidades de vegetación de la Patagonia extra-andina. En: Ecología Austral.

Publicación de la Asociación Argentina de Ecología. Vol 8, N° 2. Buenos

Aires. Argentina. (En la WEB)

MALETTI, E. & GANDULLO, R. 2007. Flora del Área Natural protegida Copahue.

100 plantas nativas. Editorial Educo. Universidad Nacional del Comahue.

Neuquén. Argentina.

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MASCÓ, M.; OLIVA, G.; KOFALT, R. Y HUMANO, G. 1998. Flores Nativas de la

Patagonia Austral. Convenio INTA – Consejo Agrario Provincial, Universidad

de la Patagonia Austral. Gobierno de la Provincia de Santa Cruz.

PÉREZ, DANIEL. 2001. Desierto, un lugar para vivir. Flora y Fauna del Desierto de

Monte Patagónico. Colección La vida en el desierto de Monte. Patagonia XXI

Ediciones. Villa Regina. Río Negro. Argentina.

RAPOPORT, EDUARDO, LADIO, A. Y SANZ, E. 2003. Plantas nativas

comestibles de la Patagonia Andina argentino-chilena. Parte II.

Departamento de Ecología del Centro Regional Universitario Bariloche y

Programa de Extensión Universitaria. Universidad Nacional del

Comahue.

RAPOPORT, EDUARDO, LADIO, A. Y SANZ, E. 1999. Plantas nativas

comestibles de la Patagonia Andina argentino-chilena. Parte I.

Programa de Extensión Universitaria. Universidad Nacional del Comahue

y National Geographic Society.

RAPOPORT, EDUARDO, MARGUTI, L y SANZ, E. 1997. Plantas Silvestres

comestibles de la Patagonia Andina. Parte I. Exóticas. Programa de

Extensión Universitaria. Universidad Nacional del Comahue.

RAPOPORT, EDUARDO, SANZ, EDUARDO y LADIO, ANA. 2001. Plantas

Silvestres comestibles de la Patagonia Andina. Exóticas. Parte II.

Programa de Extensión Universitaria. Universidad Nacional del

Comahue.

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LA ESTEPA PATAGÓNICA

FERREYRA, MARCELA Y GREEN LORRAINE

Introducción del libro: Flores de la estepa patagónica. Gúia para la identificación de

las principales especies de plantas vasculares. De Green, Lorraine y Ferreyra,

Marcela, enviado para su publicación a Edit. Vasquez Mazzini. Buenos Aires.

Argentina.

I) Ubicación geográfica

La Patagonia es la región al sur del Río Colorado, desde los 39° hasta los 55° de

latitud Sur, incluyendo la Cordillera de los Andes y las mesetas, planicies y

serranías comprendidas entre los Andes y el Océano Atlántico. Comprende las

Provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Tiene una

superficie aproximada de 800.000 km2.

La estepa patagónica, fitogeográficamente denominada Provincia Patagónica, ocupa

la mayor parte de la Patagonia extrandina y se extiende hasta el sudoeste de la

Provincia de Mendoza. Está limitada por otras Provincias Fitogeográficas como son

el Monte, al noreste; la Provincia Subantártica, que comprende los Bosques

Subantárticos o Andino-Patagónicos, al oeste; y la Provincia Altoandina, a manera de

islas por encima de estos bosques. (Ver Mapa fitogeográfico de Patagonia anexo).

En líneas generales, la estepa se asocia a un paisaje árido, con vegetación baja y

abierta, con predominancia de arbustos y 'coirones', aunque en tan vasto territorio

las condiciones ambientales varían de un sitio a otro y por ende las especies que la

habitan

II) Características ambientales

La estepa se extiende sobre un paisaje compuesto por serranías, mesetas

basálticas y planicies rocosas y glacifluviales, estas últimas en especial en el

extremo sur. La altitud sobre el nivel del mar desciende de oeste a este desde más

de 1000 m s. n .m hasta menos de 400 m s.n.m. En el Mapa Físico y de

Precipitación (Ver anexo) se pueden observar los diferentes pisos altitudinales en

la zona de trabajo de las autoras.

Los suelos de la estepa varían de un lugar a otro, pero en general son pedregoso-

arenosos, pobres en materiales finos y en materia orgánica.

El clima, en líneas generales, se define como árido a semiárido y templado frío,

variando estas condiciones con relación a la latitud y longitud geográfica, y a la

altitud.

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Con respecto a la humedad, es semiárido en el oeste y el extremo sur, y árido en la

zona centro y este. En el mismo mapa se puede observar el fuerte gradiente de

precipitación oeste-este en la parte norte de la Patagonia argentina. Una

característica de estas precipitaciones es que se concentran en el invierno y

ocurren en gran parte en forma de nieve.

Con relación a la temperatura, las medias anuales están siempre por debajo de los

13 grados centígrados, descendiendo este promedio de norte a sur, por influencia

de la latitud geográfica, y de este a oeste, condicionada por la altitud sobre el

nivel del mar. En el Perfil de la Ruta 23 (Ver anexo) se muestran, a modo de

ejemplo, las temperaturas medias en las distintas localidades. Es interesante notar

que las temperaturas máximas y mínimas pueden ser extremas, variando desde -

35°C a + 35°C, como en el caso de Maquinchao. Asimismo, la variación térmica diaria

es notable, incrementándose de oeste a este.

Otros elementos climáticos característicos son los vientos fuertes y constantes del

cuadrante Oeste, que pueden superar los 100 km por hora, y las heladas, a veces de

gran intensidad y duración. El período libre de heladas varía desde el noreste hacia

el sudoeste de la Patagonia, yendo desde 260 a menos de 100 días al año.

En el mismo perfil, se pueden apreciar las variaciones de altitud, temperatura y

precipitaciones a lo largo de la ruta 23 que atraviesa la Provincia de Río Negro.

III) Características generales de la flora de la estepa:

A pesar de la aparente monotonía del paisaje, la estepa Patagónica alberga una

elevada diversidad de especies. Según Soriano, Nogués y Burkart (1994), de las

2151 especies de plantas vasculares citadas para Patagonia, 1378 habitan en las

zonas áridas y semiáridas.

Para mayor información, se adjunta el Listado de Especies confeccionado por las

autoras en su área de trabajo (Ver anexo). Como allí se muestra, a lo largo de

estos 6 años de trabajo, se registraron, 453 especies de plantas vasculares,

pertenecientes a 247 géneros y 70 familias.

Las familias más representadas son las Asteráceas (=Compuestas), con 90 especies;

las Poáceas (=Gramíneas), con 36; las Fabáceas (=Leguminosas) con 33; seguidas de

las Verbenáceas, con 18; las Rosáceas, con 16; las Brasicáceas (=Crucíferas) y

Ciperáceas, con 15 especies cada una; y las Apiáceas (=Umbelíferas), con 14.

Los géneros más representados son: Senecio, con 19 especies; Junellia y Adesmia,

con 12 especies cada uno; Carex, con 10; Baccharis con 9, y Nassauvia con 8

especies.

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IV) Adaptaciones de las plantas de la estepa:

Ante las condiciones climáticas características de la Estepa Patagónica, las plantas

han desarrollado adaptaciones principalmente para soportar las condiciones de

aridéz y los fuertes vientos, además de desarrollar defensas antiherbívoros.

Las estrategias adaptativas involucran aspectos muy diversos como: formas de vida,

forma y tamaño de la planta, caracteres morfológicos en las raíces, tallos, hojas,

flores y frutos, como así también adaptaciones de tipo fisiológico que le permiten

adecuar su metabolismo a las exigentes condiciones del medio.

Con respecto a las formas de vida, predominan los arbustos bajos, los sufrútices o

subarbustos, y las hierbas perennes, aunque en algunos sitios proliferan también las

hierbas anuales. No se encuentran árboles en la estepa, con la excepción de las

ingresiones en los sectores cercanos a la cordillera, de los sauces en los bordes de

cursos de agua o los plantados en las estancias y poblaciones.

Las hierbas anuales resuelven el problema de las condiciones adversas proliferando

durante la época favorable y permaneciendo como semillas el resto del año.

En el caso de las plantas perennes, y a modo de estrategia para evadir la época

desfavorable, numerosas especies presentan hojas caducas, o pierden la parte

aérea restando debajo de la tierra los bulbos, rizomas, tubérculos o simplemente

las raíces.

Las especies que conservan sus partes aéreas todo el año, desarrollan toda suerte

de adaptaciones como falta de hojas, transformación de hojas en espinas, presencia

de hojas recubiertas de pelos, resinas, ceras protectoras o gruesas cutículas,

plegamiento de las hojas, disposición apretada de las hojas sobre ramitas cortas,

etc.

Entre los arbustos son comunes las formas en cojín, o matas hemisféricas, o de

carpetas leñosas aplastadas contra el sustrato. Esta forma de crecimiento, les

permite funcionar como trampas de humedad, de materia orgánica y de calor,

además de minimizar el efecto del viento y el roce de la arena. Estas matas

acojinadas cumplen un papel importante como nodrizas en las comunidades

vegetales ya que favorecen el crecimiento de otras especies entre sus ramas.

Entre las defensas antiherbívoros se destacan las espinas, aunque también son

comunes las cubiertas de pelos o presencia de sustancias que hacen a las plantas

poco palatables.

V) Vegetación:

La vegetación predominante es la estepa de arbustos bajos y de hierbas, en

especial gramíneas, aunque la fisonomía (aspecto de la misma) y la composición

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florística (conjunto de especies) varían de un lugar a otro. Asimismo, en los sitios

anegadizos se desarrollan mallines o vegas, y en los bajos salinos un tipo de

vegetación completamente adaptado a esas condiciones.

El tipo de vegetación de un sitio está estrechamente relacionado y determinado

por las condiciones ambientales del mismo. Entre los factores determinantes más

importantes se encuentra el clima, principalmente la humedad y la temperatura, y

la topografía del sitio, especialmente la altitud sobre el nivel de mar (que también

se relaciona estrechamente con la temperatura). Sin embargo, los sustratos

geológicos, los tipos de suelo, el PH o grado de acidéz- alcalinidad, las geoformas

que condicionan la distribución y abundancia de agua en el suelo, los procesos

geomórficos como la erosión y la redepositación de arenas y cenizas, la pendiente y

la exposición de las laderas, también son importantes, aunque muchos de estos

factores actúan indirectamente condicionando la humedad y temperatura del sitio.

Asimismo, las interacciones con la fauna del lugar, la acción del fuego y la

ganadería, y las actividades humanas en general, entre numerosos otros factores,

también determinan la vegetación.

A modo de síntesis, se podría decir que la vegetación está determinada por un

conjunto de factores que actúan de manera inter-dependiente, donde la humedad y

la temperatura, fuertemente determinada por la altitud sobre el nivel del mar,

juegan un papel preponderante. Teniendo en cuenta esto, y considerando la enorme

extensión de la Patagonia, se explica por qué la estepa cambia a lo largo, ancho y

alto de la Patagonia.

Numerosos autores han tratado de subdividir a la región ecológica de la estepa en

diferentes subregiones y de colocarles algún nombre que las identifique. Este

trabajo ha sido arduo, por la complejidad del tema, y no existe aún un acuerdo

entre todos los investigadores. A modo de ejemplo, sirven los trabajos generales de

Cabrera, 1971; Roig, en Correa, 1998; Bran, 2000; León y otros, 1998. Sin

embargo, en líneas generales, la mayoría de las publicaciones denominan a la estepa

como Provincia Fitogeográfica Patagónica y describen 6 subdivisiones mayores

llamadas Distritos Fitogeográficos, que se dividen, a su vez, en diferentes

subunidades teniendo en cuenta principalmente la fisonomía y la composición

florística. En el Mapa de Vegetación (ver anexo) se observan estos Distritos

Fitogeográficos de la Provincia Patagónica, y las transiciones con la Provincia

Fitogeográfica del Monte.

A continuación, se describen los Distritos representados en la zona de trabajo de

las autoras, que va desde el Sur de Neuquén al Norte de Chubut, hasta el límite con

la región ecológica del Monte, y se brinda información general sobre esta vecina

región. Las descripciones fueron tomadas de León, Bran, Collantes, Paruelo y

Soriano, 1998, y Bran, 1998.

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1) Distrito Subandino:

Se extiende como una estrecha franja que va desde el Norte de Neuquén hasta el

Sur de Santa Cruz entre los meridianos 71º y los 71º 30´, entre el bosque y la

estepa más árida.

La vegetación típica es la estepa graminosa con alta cobertura vegetal y con pocos

arbustos, excepto en los ambientes deteriorados. La especie predominante es

Festuca pallescens (coirón dulce) de gran valor forrajero, especialmente en los

sitios que por su exposición o altura son más húmedos. Otros componentes

importantes son Stipa humilis (coirón amargo), Mulinum spinosum (neneo), Berberis microphylla (calafate), Senecio bracteolatus (charcao verde o mata mora), entre

otras. Debido a la cercanía al bosque, y a las precipitaciones superiores a los 300

mm, ingresan a este distrito especies del bosque, especialmente en los bordes de

cursos de agua, formando a veces manchones de bosque dentro de la estepa.

Algunas de estas especies son Discaria chacaye (chacay), Maytenus boaria (maitén),

Nothofagus antarctica (ñire), Escallonia virgata (chapel), etc.

2) Distrito Occidental:

Se ubica al Oeste del meridiano de 70 grados y ocupa un área continua entre el

Lago Buenos Aires en Santa Cruz (46° 30´) y las serranías ubicadas entre Loncopué

y Chos Malal en Neuquén (38°), extendiéndose a veces hacia el oriente en

ambientes serranos y mesetiformes del sudoeste de Río Negro y Noroeste de

Chubut. Las precipitaciones van entre los 300 y los 150 mm anuales.

Se caracteriza por una estepa arbustivo-graminosa de 60 a 180 cm con una

cobertura total aproximada del 50%. La mayor parte de la cobertura vegetal

corresponde a coirones.

Algunas especies características de este distrito son: Stipa speciosa (coirón

amargo), Stipa humilis (coirón llama), Adesmia volckmanii (mamuel choique),

Berberis microphylla (calafate), Senecio filaginoides (charcao gris), Mulinum spinosum (neneo), Ephedra frustillata (efedra), Lycium chilense (yaoyín), Schinus roigii (molle blanco), entre otras. Hacia el centro de este distrito se agregan otras

especies como Stillingia patagonica (mata crespa), Nassauvia axillaris (uña de gato),

Grindelia chiloensis (melosa o botón de oro), Colliguaja integerrima (coliguay),

Grindelia anethifolia (peinecillo) entre muchas más. En los sectores más altos del

distrito suelen desarrollarse estepas graminosas de Poa ligularis (coirón poa),

Festuca pallescens (coirón blanco), Festuca argentina (coirón huecú), Stipa speciosa

(coirón amargo).

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3) Distrito Central:

Es el más extenso de la Patagonia y abarca la porción más árida de la región, con

promedios de precipitación anual inferiores a los 200 mm. Se extiende desde el

oeste de Maquinchao en Río Negro hasta el Río Coyle en Santa Cruz.

Los tipos de vegetación más comunes son las estepas arbustivas de altura media,

circunscriptas a áreas serranas, y la de arbustos enanos, conocidas como eriales.

Los desiertos de halófitas, plantas adaptadas a condiciones salinas, y los matorrales

costeros de halófitas son también característicos del distrito.

Las especies más características cambian de un sitio a otro, y es aquí donde se

encuentran las diferencias entre los diversos autores. Sin embargo, en el área

cubierta por este libro pueden mencionarse como especies más representativas las

siguientes: Chuquiraga avellaneda (quilembay), Licyum chilense (yaoyín), Junellia ligustrina (Junelia), Prosopis denudans (algarrobillo), Ephedra ochreata (solupe),

Schinus o´donelli (molle colorado), Stillingia patagonica (mata crespa o mata de

perro), Senecio filaginoides (charcao gris), algunos cactus como Maihuenia patagonica (chupa sangre) y Maihueniopsis darwinii, y entre los pastos Stipa humilis

(coirón llama). Sobre las estribaciones serranas y en todos los derrumbres

basálticos domina la Colliguaja integerrima (coliguay o duraznillo), entremezclada

con las especies antes mencionadas. Otro arbusto común es la Larrea nitida (jarilla

crespa), aunque este género de plantas es característico de la zona del Monte. En

los sitios salados, generalmente ubicados en bolsones, se desarrolla una estepa muy

abierta y pobre en especies, contándose entre las más comunes a Atriplex lampa

(zampa) y Suaeda divaricata (jume) , encontrándose a veces Chuquiraga aurea (uña

de gato, monte chirriador, ardegrás).

Las divisiones entre un distrito y otro no se dan como líneas claras, sino que existe

una franja de transición entre uno y otro donde las especies de ambas zonas se

entremezclan. Por esta razón, en las zonas de la estepa que lindan con la región

ecológica del Monte, ingresan algunas especies de esta formación, lo que a dado

lugar que los mencionados autores delimiten una zona de Ecotono, o de transición,

entre el Monte y la Estepa. A continuación, se ofrecen algunos datos del Monte

tomados de los mismos autores. Vale aclarar, que esta obra no cubre la región

ecológica del Monte.

4) El Monte:

El Monte es una región que se extiende al Oeste de los Andes de Salta (24º 35´S)

hasta la costa Atlántica de Chubut (44º 20´S). Esta formación responde a un clima

árido a semiárido, con una temperatura media anual superior a los 13ºC. Esta mayor

exigencia térmica marca el límite entre la Estepa y el Monte. Por esta razón, en

muchos sitios, el Monte aparece en las zonas más bajas, por debajo de los 400 m

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s.n.m., a manera de islas dentro de la Estepa (Ver mapa de vegetación anexo),

fenómeno que se puede apreciar fácilmente en un recorrido por la Línea Sur.

La vegetación típica es una estepa arbustiva muy abierta, con escasa cobertura

vegetal entre el 30 y el 50%, donde predominan los arbustos de altura media, entre

o, 5 y 1,5 m de altura, que se entremezclan con arbustos altos, de unos 2 m, muy

dispersos, y un estrato abierto de arbustos bajos y hierbas A primera vista, suele

ser difícil distinguir una especie de la otra porque sus adaptaciones son similares,

siendo la gran mayoría espinosos y con hojas muy pequeñas o ausentes.

Entre las especies más típicas en el sector patagónico del Monte, pueden citarse

aquellas del género Larrea: Larrea nitida (jarilla crespa), Larrea divaricata (jarilla

hembra), Larrea cuneifolia (jarilla macho) acompañadas por Prosopis alpataco

(alpataco), Schinus johonstonii (molle), Acantolippia seriphioides (tomillo), Monttea aphylla (mata sebo), Prosopidastrum globosum (manca protrillo), Chuquiraga erinacea (chilladora), Condalia microphylla (piquillín), varios cactus, entre muchas

especies más. Dentro de las gramíneas se destacan Stipa speciosa (coirón amargo) y

Stipa tenuis. En las zonas de mayor salinidad y alcalinidad estas especies se

reemplazan por Atriplex lampa (zampa) acompañada de Ciclolepis genistoides

(matorro) y Suaeda divaricata (jume). Luego de las lluvias suelen aparecer

numerosas plantas anuales. En esta zona ecotonal rionegrina a estas especies se

agregan las típicas del distrito central de la estepa, destacándose Mulinum spinosum (neneo), Senecio filaginoides (charcao gris), Grindelia chiloensis (melosa o

botón de oro), Nassauvia glomerulosa (cola piche), Chuquiraga avellanedae

(quilembay), entre otras.

5) Vegetación azonal:

Se denomina vegetación azonal a aquella que se distingue completamente de la

vegetación circundante por desarrollarse bajo condiciones especiales, como es el

caso de los mallines, o vegas; las estepas, matorrales o desiertos de halófitas, que

se desarrollan sobre sitios salinos; y las formaciones que siguen los cursos de agua,

como los matorrales y arboledas en galería.

Los mallines o vegas, son praderas que se desarrollan sobre suelos mal drenados de

origen volcánico de relieve plano cóncavo, ubicados en planicies glacifluviales y/o

llanuras fluviales. La fisonomía de los mallines es el de una pradera húmeda,

siempreverde, densa y con abundancia de junquillos y gramíneas. A pesar de la

aparente homogeneidad, los mallines encierran una elevada diversidad de especies y

son de gran importancia para la fauna local y para el ganado. Algunas especies

características son Juncus balticus (junco), Festuca pallescens (coirón dulce),

Pratia repens (pratia), etc.

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Los matorrales o arboledas en galería se desarrollan a lo largo de los cursos de

agua, formando una estrecha franja de vegetación cerrada sobre los bordes. Se

caracterizan por la presencia de arbustos, en el primer caso, y de árboles en el

segundo. Si los cursos de agua corren cerca de la cordillera pueden presentar

ingresiones de especies del bosque como Nothofagus antarctica (ñire), Maytenus boaria (maitén), Discaria chacaye y Discaria trinervis (chacayes), Escallonia virgata (chapel), Ribes cucullatum (parrillita), Rosa eglanteria (rosa mosqueta), etc. En las

zonas más áridas, estas especies son reemplazadas completamente por los árboles

conocidos como sauces, principalmente Salix fragilis (mimbrote o mimbre negro),

exótico naturalizado en la región, y Salix humboldtiana (sauce criollo), árbol nativo

que viene desde el norte del país hasta el paralelo de 44ºS, siendo las formaciones

más australes las de Gaiman y las Plumas, en el Río Chubut.

Las estepas, matorrales o desiertos de halófitas se desarrollan en zonas

salitrosas, como depresiones interiores o costas marinas. Las plantas que allí

habitan presentan adaptaciones a la alta concentración de sales, siendo comunes

Suaeda divaricata (jume), Lepydophyllum cupressiforme (mata verde), varias

especies de Distichlis (pelo de chancho), entre otras.

Y, para finalizar, vale hacer mención a la vegetación típica en cualquier

asentamiento humano en la Patagonia, compuesta principalmente por álamos,

destacándose principalmente Populus nigra (álamo italiano, piramidal o de Musolini)

y Populus alba (álamo blanco o plateado). Estos árboles constituyen mojones en la

inmensidad de la estepa, y cualquier viajero puede adivinar, a la distancia, la

presencia humana.

VI) La estepa como ecosistema:

Si bien lo que resalta a primera vista es la vegetación, las plantas son sólo una de las

partes del ecosistema de la estepa. Una fauna particular vive en íntima relación con

aquellas y el ambiente. Guanacos, zorros, chinchillones, piches, zorrinos, pumas,

tuco-tucos, choiques, jotes, águilas moras, aguiluchos, halconcitos, lagartijas,

culebras y numerosas especies de pájaros e insectos son sólo algunos de los

integrantes del elenco faunístico más fáciles de avistar. Pero existen muchas

especies más, incluyendo organismos de otros reinos como los hongos, líquenes y

microorganismos.

Es interesante destacar, que varias especies de mamíferos, aves, reptiles y anfibios

son endémicas de esta región, en especial pequeñas lagartijas y ranas.

Al igual que las plantas, los animales desarrollaron adaptaciones para soportar las

condiciones de aridez, los vientos secos y el frío invernal, por mencionar los

factores más limitantes para la vida en la estepa. Migraciones, desplazamientos,

ajuste de los ritmos diarios, reemplazo del vuelo por la carrera, acumulación de

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grasa durante la temporada favorable, pelos abrigados, hibernación ... son sólo

algunos de los mecanismos que les permiten la supervivencia.

Los animales necesitan de las plantas para alimentarse, refugiarse y reproducirse, y

estas necesitan de los animales para la polinización y la dispersión de las semillas. Y

en esta cadena de relaciones, cualquier alteración del ambiente repercute sobre la

vegetación y directa o indirectamente sobre la fauna y el resto de los organismos.

Según la Fundación Vida Silvestre, la estepa patagónica es una de las eco-regiones

más singulares de la Argentina, junto con el Monte y el Espinal, y el esfuerzo

necesario para la conservación debería ser alto debido a que sólo el 0,6% de su

superficie está protegida a nivel nacional.

VII) Problemas de conservación de la estepa:

Los principales problemas ambientales de la Patagonia son sin lugar a dudas la

erosión y la desertificación, íntimamente relacionadas con la cría de ganado lanar,

principalmente en Río Negro y Chubut, y caprino en la Provincia del Neuquén. El

sobrepastoreo deteriora la rala cubierta vegetal y expone el suelo a la erosión

eólica e hídrica. Si el proceso de erosión no se frena a tiempo los campos llegan a

convertirse en desiertos.

El proceso de erosión comienza cuando se coloca en los campos un número de ganado

superior al que la vegetación puede mantener. El pisoteo y el pastoreo de los

animales alteran la superficie del suelo y reducen o eliminan la cubierta vegetal

dejándolo expuesto a la acción de los fuertes vientos patagónicos. Cuando esto

ocurre se produce en primer lugar una “voladura” de las partículas del suelo. Estas

partículas terminan de matar las escasas plantas que pudieron sobrevivir al ganado,

pues las lastiman, desarraigan o entierran, y finalmente el suelo se transforma en

un peladal. El proceso erosivo se traslada en dirección del viento. En la zona

subandina ocurre lo mismo con la erosión hídrica, ya que la falta de cobertura

vegetal acelera la escorrentía con formación de surcos y cárcavas y favorece un

más rápido y profundo congelamiento del suelo.

A lo largo del tiempo, los terrenos erosionados, por la acción combinada de todos

estos factores, pueden convertirse irreversiblemente en desiertos. Es así como

grandes áreas de la Patagonia se han arruinado para siempre.

Por otro lado, las exploraciones y explotaciones petrolíferas, realizadas sin

cuidados ambientales, dejaron grandes cicatrices en el paisaje y estanques

contaminados a cielo abierto, que son la causa de la mortandad de numerosas aves

migradoras que confunden el petróleo con agua.

Asimismo, la caza furtiva constituye una amenaza para numerosas especies que han

visto reducido su número poblacional, como el guanaco, el choique, el piche, entre

Page 15: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

15

otras. Los efectos de la introducción de especies maderables, como los pinos, son

aún discutidos.

Algunas de las medidas para resolver esta situación podrían ser resembrar áreas no

degradadas completamente, hacer un buen manejo de los campos rotando los

potreros, recambiar los animales actuales por un número menor de individuos

mejorados genéticamente y que produzcan una mayor cantidad de lana, buscar otras

actividades productivas alternativas como forestación con especies maderables,

obtención de productos vegetales, ecoturismo, cría de guanacos y choiques, etc.

Algunas de estas actividades tienen un alto costo económico y otras un gran

impacto cultural. De todos modos ninguna de las alternativas es valedera si no se

acompaña con campañas educativas y con el compromiso de los habitantes rurales,

empresarios, funcionarios y comunidad en general.

FUENTES:

AYESA, J.; LÓPEZ, C.; BRAN, D.; UMAÑA, FERNANDO y LAGORIO, P. 2002. Cartografía biofísica

de la Patagonia Norte. Laboratorio de Teledetección –SIG-INTA - E.E.A. Bariloche. San

Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina.

BARROS, V. ; CORDON, V. ; MOYANO, C. ; MENDEZ, R. ; FORQUERA, J. ; PIZZIO, O. 1983. Cartas

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contribución. U.N.C. - Facultad de Ciencias Agrarias. Cinco Saltos, Río Negro.

BERTONATTI, C. 1997. El Horizonte Infinito. Las áreas naturales de la Estepa Patagónica

Argentina. Fundación Vida Silvestre. Buenos Aires. Argentina.

BERTONATTI, C. y CORCUERA, J. 2000. Situación ambiental Argentina 2000. Fundación Vida

Silvestre Argentina. Buenos Aires. Argentina.

BRAN, D. 2.000. Las regiones ecológicas de la Patagonia y sus principales formaciones vegetales. En:

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BUSTOS, C. 2000. El clima. En: Patagonia. Principios de ecología y conservación de los recursos

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CABRERA, A. 1976. Regiones Fitogeográficas de la República Argentina. II (1). Enciclopedia

Argentina de Agricultura y Jardinería. Edit. ACME S.A.C.I. Buenos Aires.

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DE LA VEGA, S. 2003. Patagonia. Las leyes de la Estepa. Serie Explorando Nuestra Naturaleza.

Contacto Silvestre ediciones. Buenos Aires. Argentina.

DE LA VEGA, S. 2005. Invasión en Patagonia. Serie Explorando Nuestra Naturaleza. Contacto

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Ecología. Vol 8, N° 2. Buenos Aires. Argentina.

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Departamento de Ecología. Facultad de Agronomía. Universidad de Buenos Aires. Capital

Federal. Argentina.

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16

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19

GLOSARIO ACERCA DE LOS TÉRMINOS RELATIVOS A FLORA,

VEGETACIÓN Y UNIDADES DE VEGETACIÓN

Ferreyra, Marcela y Bran Donaldo

A grandes rasgos podría decirse que la flora son las especies que habitan en

una determinada región. La flora puede describirse efectuando el listado de

especies de un sitio. La vegetación, en cambio, es el conjunto o asociación de

plantas característico de un determinado lugar, en relación a los factores

ambientales, biológicos, históricos y humanos de ese sitio, entre otras causas que la

determinan. Dicho de otra manera, la vegetación sería la comunidad vegetal de un

sitio dado.

Esta correspondencia entre vegetación y ambiente nos permiten reconocer y

describir diferentes unidades o tipos de vegetación. Existen numerosos y

diferentes criterios para determinar, delimitar y nombrar unidades de vegetación,

y esto depende de los diferentes autores. El sistema que aquí adoptamos es muy

sencillo y clasifica a la vegetación en: selva, bosque, matorral, pradera, mallines,

sabana, estepa y semidesierto. Para esto se deben observar dos características:

la cobertura vegetal o porcentaje de suelo que cubren las plantas del

lugar, considerando vegetación cerrada la que cubre más del 80% del

terreno; abierta la que cubre entre 25 y el 80% del terreno, y rala la que

cubre menos del 25%

el tipo de planta que domina el paisaje: árbol, arbusto, hierba,

enredaderas, epífitas.

Combinando estas dos variables se puede nombrar al tipo de vegetación de la

siguiente manera:

1) Selva: vegetación cerrada dominada por varias especies de árboles, con

abundancia de lianas y epífitas.

2) Bosque: vegetación cerrada dominada por una o dos especies de árboles.

3) Matorral: vegetación cerrada dominada por arbustos.

4) Pradera: vegetación cerrada dominada por hierbas.

5) Mallín: vegetación cerrada dominada por hierbas, en sitios anegados gran

parte del año.

6) Estepa: vegetación abierta dominada por arbustos (estepa arbustiva) o

hierbas (estepa herbácea) o por ambos (estepa herbáceo-arbustiva).

7) Semidesierto: vegetación rala, con predominio de hierbas y subarbustos.

Un mismo tipo de vegetación puede desarrollarse en varios lugares

diferentes del planeta si las condiciones ecológicas son similares; aunque nunca

habrá dos tipos exactamente iguales ya que la flora varía en el espacio y en el

tiempo. Por ejemplo, existen bosques en diferentes partes del mundo, pero en

Europa son de pinos, robles, hayas, etc., en Estados Unidos son de sequoias, de pino

Page 20: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

20

Unidades de vegetaciónConviene completar el nombre indicando cuál es la especie predominante. Ej, bosque

de coihue, matorral de ñire, etc.

SEMIDESIERTOESTEPA HERBÁCEA

PRADERA / PASTIZAL / MALLÍN

Predominio de hierbas

SEMIDESIERTOESTEPA ARBUSTIVA

MATORRALPredominio de arbustos

BOSQUE / SELVAPredominio de árboles

Cobertura vegetal rala

Cobertura vegetal abierta

Cobertura vegetal cerrada

Oregón, etc.; mientras que en nuestra región son de coihue, lenga, ciprés, arrayán, u

otro. Por esto, conveniente hacer referencia a la o las especies dominantes

cuando se nombra algún tipo de vegetación en particular, para que se pueda

entender de qué se está hablando específicamente. Por ejemplo: matorral de lenga;

matorral de ñire; bosque mixto de ciprés y coihue; estepa herbáceo-arbustiva de

coirón amargo y neneo, etc..

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Unidades de vegetación con cobertura vegetal cerrada

Pastizal

Mallín

Matorral

Unidades de vegetación con cobertura vegetal rala

Semidesierto

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Unidades de vegetación con cobertura vegetal abierta

Estepa herbácea Estepa arbustiva enana

Estepa arbustiva media Estepa herbáceo-arbustiva

Estepa herbácea con árboles dispersos Bosque en galería

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UNIDADES DE VEGETACIÓN EN EL DISTRITO SUBANDINO DE LA ESTEPA

PATAGÓNICA (Sur de Neuquén a Norte de Chubut)

Ferreyra, Marcela

La estepa comprendida en lo que se conoce como Distrito Subandino de la Provincia

Patagónica, debido a su proximidad a la cordillera recibe una precipitación media

anual relativamente elevada comparando con otros sectores de la estepa ubicadas

en sectores más orientales. Por esto, constituye, más bien, una zona de transición

hacia la árida estepa patagónica extra-andina. Esto se evidencia en la abundancia de

pastos y en la presencia de especies subantárticas tales como: ñire, parrilla, chapel,

maitencillo, lengas en algunos sectores más elevados, etc.

En un recorrido oeste-este se puede apreciar cómo la aridez se va exacerbando y

va ocurriendo un recambio de especies, desapareciendo gradualmente las especies

arbóreas, las arbustivas altas y la cobertura de hierbas, mientras que se hacen más

frecuentes los arbustos bajos y espinosos dispuestos de manera más dispersa

sobre el sustrato.

Aunque numerosas personas describen a la estepa con adjetivos como: monótona,

poco llamativa, aburrida, observando con detenimiento la zona se puede apreciar

que la vegetación varía notablemente de un sitio a otro. Tanto es así que el INTA

describió 17 unidades de vegetación diferentes sólo para el área de la Estancia San

Ramón ubicada próxima a San Carlos de Bariloche.

Cabe recordar que la vegetación está condicionada por diversos factores, entre los

que se encuentran: el clima y su relación con la topografía, sustratos geológicos y

suelos de diferente tipo, pendiente, exposición, geoformas que condicionan la

distribución y abundancia de agua en el suelo, procesos geomórficos (erosión,

redepositación de arenas y cenizas), relación con los herbívoros, acción del fuego y

la ganadería, etc. Por este motivo, y por la heterogeneidad de la zona de estudio,

se expresan numerosas unidades de vegetación diferentes.

A continuación, se describen las unidades más representativas ordenadas en dos

grandes grupos: unidades de vegetación de sitios xéricos (áridos) y unidades de

vegetación de sitios húmedos.

I) Unidades de vegetación en sitios xéricos

a) Estepa arbustiva baja con árboles dispersos:

Esta unidad se dispone muy próxima al bosque, y está caracterizada por una matríz

constituida por grupos más o menos densos de arbustos de menos de 2 metros de

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24

altura y estepas de neneo y coirones, en la cual se dispone un estrato de árboles

cuya cobertura no supera el 10%.

Este tipo de vegetación se dispone, frecuentemente, sobre depósitos morénicos.

Entre las especies arbustivas altas son frecuentes: el espino negro (Discaria articulata), el calafate (Berberis buxifolia), el palo piche (Fabiana imbricata), la

laura (Schinus patagonicus), el notro (Embothrium coccineum), y entre las arbóreas:

el radal (Lomatia hirsuta), el maitén (Maytenus boaria) y el ciprés (Austrocedrus chilensis). Acompañando a éstas son muy frecuentes el neneo (Mulinum spinossum) y

el coirón amargo (Stipa speciosa).

b) Estepa herbácea y/o arbustiva enana:

Este tipo de estepa se desarrolla desde las zonas más bajas (750 a 800 m s.n.m.)

hasta las laderas más altas (1400 m s.n.m. en promedio), sobre acumulaciones de

materiales finos, con o sin desarrollo de suelo.

Domina un estrato de 0,5 a 0,6 metros de altura, abierto, formado por hierbas y/o

arbustos enanos, aunque en algunos sitios aparece un estrato arbustivo más alto

constituido por individuos dispersos. La cobertura vegetal es bastante elevada,

oscilando entre un 60 y un 80%, aunque puede variar dentro de un rango mayor

dependiendo del estado de conservación de las áreas.

Entre las especies dominantes en esta formación se destacan: el coirón amargo

(Stipa speciosa), el coirón blanco o dulce (Festuca pallescens) y el neneo (Mulinum spinossum).

Siguiendo los cursos de agua aparecen matorrales en galería, que se describirán

junto a las unidades de sitios húmedos.

Si bien este tipo de estepa suele aparecer como una unidad homogenea a simple

vista, la composición florística varía con los diferentes factores ambientales. Entre

estos, los que más influyen son: la temperatura (expresada a través de la altura y

exposición de las laderas) y el tipo de suelo (especialmente variables físicas

asociadas a la acumulación eólica). Por esta razón existen numerosas variantes de

estepas herbáceas y/o arbustivas enanas: estepa herbácea de coirón amargo;

estepa herbácea de coirón amargo y coirón dulce; estepa herbácea de coirón dulce;

estepa herbácea de coirón amargo y coirón huecú; estepa herbácea y arbustiva

enana de coirón amargo y neneo, etc. A continuación se describen brevemente cada

una de estas variantes.

Estepas de coirón amargo (Stipa speciosa): en líneas generales, se puede

decir que esta estepa se desarrolla en los sitios más bajos, en posiciones de

Page 25: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

25

llanura (pampas arenosas), ascendiendo hasta unos 950 metros sobre laderas

más cálidas. Estas estepas son utilizadas como campos de invernada.

Las estepas de coirón blanco o dulce (Festuca pallescens) se ubican en sitios

de mayor altitud, generalmente por encima de los 1000 metros sobre el nivel

del mar, bajando por las laderas más sombrías (pampas altas). De todos

modos, es posible encontrar coirón dulce en sitios de menor altitud, en valles

más cenagosos y en laderas adyacentes donde la napa fluctúa favoreciendo la

aireación en ciertas épocas del año. En estos casos Festuca pallescens

conforma mallines. El coirón dulce es el más delicado en cuanto a los

requerimientos de suelo y humedad. Es muy apreciado por el ganado. Estas

estepas son utilizadas como campos de veranada.

Estepas de coirón amargo y coirón dulce: Se ubica en alturas intermedias,

como nexo entre las dos estepas antes mencionadas. En general desarrolla

una alta cobertura vegetal (80 a 90%) y a simple vista parece una estepa de

coirón amargo que es el dominante. Es un tipo de estepa sumamente

representada en nuestra zona. Las estepas de coirón amargo y de coirón

huecú (Festuca argentina): se ubican en posiciones expuestas al viento, como

cumbres de lomas o en laderas empinadas, cubriendo distintas exposiciones

hasta los 1000 metros aproximadamente, y sólo en laderas de solana por

encima de esa altura, sobre suelos delgados y esqueléticos de origen

volcánico.

Estepa herbácea y arbustiva enana de coirón amargo y neneo: se observa en

los mismos sitios que la estepa de coirón amargo, cuando determinados

factores permiten que el neneo aumente su presencia y cobertura

codominando el paisaje junto al coirón amargo.

Estas variantes descriptas, no agotan todas las posibilidades. En un recorrido

por el campo se podrá apreciar que en algunos sitios se desarrollan otras

combinaciones y que existen ecotonos o zonas de transición entre una variante y

otra. Por ejemplo, en sitios muy disturbados, es muy común la presencia del

coirón llama (Stipa humilis) que, de los cuatro coirones más comunes en esta

zona, es el que tiene menos exigencias.

c) Estepa arbustiva y/o matorrales:

Tanto las estepas arbustivas como los matorrales se caracterizan por la por la

dominancia de especies leñosas (por ejemplo el Palo piche -Fabiana imbricata-, el

espino negro –Colletia hystrix-, etc.) . La diferencia entre una estepa arbustiva y un

matorral está dado por el porcentaje de suelo que cubren. Las estepas son más

abiertas que los matorrales, cubriendo menos del 80% del suelo, mientras que los

matorrales constituyen unidades cerradas que cubren un porcentaje mayor a éste.

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26

Este tipo de vegetación se desarrolla en las laderas, sobre sustratos con

dominancia de fragmentos rocosos gruesos (gravas o bloques), asociados a

depósitos de origen volcánico redepositados por gravedad o agua (derrubios,

escombros, conos y abanicos aluviales) con escaso desarrollo del suelo. Los arbustos

asociados a estos afloramientos rocosos encuentran protección contra el frío y

aprovechan el agua que escurre entre las grietas y se deposita en los bordes.

Las especies más representativas de este tipo de vegetación son: palo piche

(Fabiana imbricata), espino negro (Colletia hystrix y Discaria articulata), efedra

(Ephedra frustillata), paramela (Adesmia boronioides), maitencillo (Maytenus chubutensis), bácaris (Baccharis, varias especies), neneo (Mulinum spinossum), neneo oloroso (Mulinum echinum), neneo de hojas chicas (Mulinum microphyllum), ñancu lahuen (Valeriana carnosa), casia (Cassia arnothiana), tortilla de huevos

(Oreopolus glacialis), lirios del campo (Sisyrinchium sp.), azucena del campo

(Rodophiala eldwesii), Mata torcida (Nardophyllum obtusifolium), etc. En algunos

sitios aparecen cipreses (Austrocedrus chilensis), que se presentan dispersos y

deformados debido a las condiciones del ambiente. Muchas de estas especies tienen

flores de gran belleza que resaltan entre las rocas.

De acuerdo al tipo de roca y exposición de la ladera (relacionada a humedad y

temperatura), entre otros factores, esta unidad presenta variantes. Por ejemplo,

los matorrales de palo piche (Fabiana imbricata) suelen ubicarse ladera debajo de

los peladales, en el quiebre de pendiente; los matorrales de espino negro (Colletia hystrix)se asocian a los derrames de basalto, los matorrales de Coliguay (Colliguaja integérrima) son muy comunes en sitios incendiados.

Conviviendo con estas estepas arbustivas y/o matorrales, en los roqueríos, suelen

desarrollarse peladales de coirón huecú (Festuca argentina). Estos se desarrollan

en áreas empinadas y expuestas, cubiertas de derrubios, cerca de afloramientos y

cumbres en los paisajes volcánicos.

En una travesía oeste-este, se puede observar como la estepa arbustiva se vuelve

notablemente más xerófila, incorporando especies comunes en el Distrito

Occidental de la Provincia Patagónica; como por ejemplo la cola piche (Nassauvia glomerulosa), las yunellias (Junellia spp.), etc..

II) Unidades de vegetación en sitios húmedos:

a) Bosques y matorrales en galería:

Se desarrollan en valles y cañadones, en los bordes de cursos de agua. En

general se alternan con los mallines. La diferencia entre un bosque y un matorral

Page 27: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

27

está dada porque en el primer caso predominan los árboles, mientras que en los

matorrales predominan los arbustos.

Las especies más comunes en estos sitios son: el maitén (Maytenus boaria), chacay (Discaria trinervis y Discaria chacaye), siete camisas (Escallonia rubra), maitencillo (Maytenus chubutensis), parrilla (Ribes magellanicum), parrillita (Ribes cucullatum), Calafate (Berberis buxifolia), Rosa mosqueta (Rosa rubiginosa), ñire

(Nothofagus antarctica), pañil (Budleja araucana), falsa menta (Prunella vulgaris), té de burro (Balbisia gracilis), etc.

De acuerdo a la pendiente esta unidad se puede dividir en tres variantes:

Bosques de maitén (Maytenus boaria): en cursos de considerable

pendiente, sobre laderas, asociados a mayor profundidad de la napa y

suelos más aireados. Muchos de estos cursos se secan en el verano.

Bosques o matorrales de chacay (Discaria trinervis y Discaria chacaye): en cursos de llanura, más lentos, que no se secan, más

cercano a los mallines de juncos.

Bosques de sauces (Salix fragilis y Salix humboldtiana): sobre cursos

fluviales importantes. Es la única variante que llega a sitios más áridos

de la estepa.

b) Mallines:

Las praderas cenagosas o mallines ocurren en el fondo de los valles y

cañadones, en áreas de poca pendiente, alternando con los bosques o matorrales

en galería. Se ocasionan debido a que la napa freática se encuentra en

superficie, ya sea permanente o con fluctuaciones estacionales. Existen dos

tipos de mallines:

Mallín de juncos: en zonas cóncavas de muy escasa pendiente y en

situación de anegamiento permanente, con mínima aireación y

acumulación de materia orgánica poco descompuesta.

Mallín de coirón blanco (Festuca pallescens): en sitios donde el

gradiente topográfico en las laderas y los valles no es abrupto y se

desarrolla, entre las laderas adyacentes, una zona intermedia en la que

la profundidad de la napa freática fluctúa, favoreciendo la aireación en

ciertas épocas del año.

(Ver ampliación de este tema en el próximo apunte: Los Mallines)

A modo de cierre, y como una invitación a descubrir la riqueza de la estepa

patagónica, se cita una descripción realizada por Claudio Bertonatti en su libro “El

Horizonte Infinito. Las áreas naturales de la Estepa Patagónica Argentina”, editado

en 1997 por la Fundación Vida Silvestre Argentina.

Page 28: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

28

“Estos campos, de suelos pobres en materia orgánica, no tienen la rica biodiversidad de las selvas, de los bosques o de los arrecifes de coral. Tampoco poseen la amplia gama de sus colores y menos aún nos sorprenderán sus débiles sonidos o aromas. Sin embargo, el viajero que se acerque a ellos se verá cautivado por algo sutil pero profundo: la forma con que cada una de sus especies se irán presentando poco a poco, como un elenco de actores que saldrán a escena uno a uno, y en el acto menos pensado. Es en estos ecosistemas donde el mimetismo de los pequeños saurios, por ejemplo, nos hará dudar si las piedras tienen vida. Es aquí donde al pie de una mata de hierbas podrá ocultarse el frágil nido de los pájaros. Pocos lugares habrá donde la figura de los grandes mamíferos entrecortará sus horizontes y donde sus voces se dejarán llevar por el viento más allá de lo imaginable. La ausencia de árboles esbeltos es lo que nos obligará a dirigir la mirada más hacia la tierra, y así podremos comprobar que lo pequeño también es hermoso. Allí estará la florcita que emergerá casi entre las piedras para exhibir sus colores alegres. Con frecuencia las estepas son denominadas desiertos, casi como sinónimo de un paisaje muerto. Pero estas grandes y secas extensiones son de excepcional interés, porque en ellas vive un importante conjunto de animales y plantas, perfectamente adaptados a las durísimas condiciones ambientales que predominan. Son ni más ni menos que los sobrevivientes de ese largo, lento y duro proceso que conocemos como evolución”.

FUENTES:

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Río Negro. Argentina.

ANCHORENA, J.; CINGOLANI, A. 2002. Identifing habitat types in a disturbed area of the

forets-steppe ecotone of Patagonia. Plant Ecology 158: 97-112. Kluwer Academic

Publishers. Netherlands.

BRAN, D. y AYESA, J. 1992. Claves de tipos fisonómicos presentes en Patagonia. Comunicación

Técnica N° 4. Pastizales Naturales. Área de Recursos Naturales. INTA-E.E.A. Bariloche.

San Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina.

BRAN, D. 2.000. Las regiones ecológicas de la Patagonia y sus principales formaciones vegetales. En:

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INTA- E.E.A. Bariloche.San Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina.

MERMOZ, M. Y MARTIN,C.,1987. Mapa de vegetación del Parque y la Reserva Nacional Nahuel

Huapi. Administración de Parques Nacionales, Delegación Regional Patagonia. SECYT

(Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación).

Page 29: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

29

LOS MALLINES

Compilado por Ing Agr. Silvana Alzogaray

Tomado de:

CASSOLA, A. 1988. Los Mallines. Revista PRESENCIA Nro 16. INTA – EEAA

Bariloche. San Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina.

MARCOLÍN, A. DURADOÑA, G. ORTIZ, R.. SOURROVILLE, E. LATOUR. M.CC

LARRAMA,G. S/F. Caracterización de mallines en un área del sudoeste de la

Provincia de Río Negro. Documento interno. INTA – EEAA Bariloche. San

Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina.

La palabra mallín deriva de una voz araucana que significa pantano o lugar

pantanoso.

Son los relieves normales o ligeramente cóncavos de la estepa semiárida patagónica

donde, por contarse con un aporte de agua de escurrimiento o freática, el suelo

mantiene tenores altos de humedad durante gran parte del año. Debido a esto,

crece en forma espontánea una vegetación “amiga de la humedad” (higrófila),

preferentemente herbácea y de mejor valor forrajero que la que la circunda.

También se denomina mallín a las depresiones anegadizas de los bosques

cordilleranos, donde las proximidades del agua freática a la superficie impide el

desarrollo de las especies arbóreas.

Los suelos de los mallines han evolucionado a partir de la superposición de

sedimentos glaciales, aluviales y volcánicos y presentan un escaso desarrollo

edafogénico.

Los mallines pueden presentar diferentes formas:

Compactos: por lo común son los que rodean a una vertiente.

Alargados: generalmente siguen un cauce de agua.

Dentríticos o ramificados: rodean un cauce con afluentes.

Según Boelcke, es posible diferenciar tres zonas en la cobertura vegetal de los

mallines:

1) Zona Central: esto no significa que sea el centro geométrico del mallín, pero sí

coincide con el centro en que aflora el agua y con sus adyacencias más próximas.

Dicha zona permanece durante todo el año con mucha agua, es realmente un

pantano. La vegetación que la cubre está compuesta por especies de plantas de agua

(hidrófitas), en general de muy poco valor forrajero. De todas formas las ovejas no

pastorean esta zona, aunque con poca frecuencia las vacas suelen hacerlo.

2) Zona Intermedia: es la que rodea la parte pantanosa. Llega a anegarse durante

todo el invierno, pero se orea lo suficiente como para facilitar el tránsito de los

animales y la respiración de las raíces de las plantas durante el verano. En esta zona

Page 30: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

30

se halla la composición forrajera más importante del mallín. Las especies herbáceas

más comunes son: trébol blanco (Trifolium repens), pasto de mallín (Poa pratensis),

junco (Juncus balticus), pasto miel (Holcus lanatus), y otras especies menos

conspicuas, pero por lo general de buen valor forrajero como alimento del ganado.

3) Zona Marginal: es la periférica y linda con la zona de estepa. Está dominada por

plantas de coirón dulce (Festuca pallescens), entre la que es normal que aparezcan

juncos, dientes de león (Taraxacum officinalis), algunos tréboles, etc. En esta

zona, y como excepción en el mallín, la cobertura puede ser menor a un 100%.

En los mallines ubicados más hacia el Este, se produce un cambio en la composición

de la vegetación, proliferan las plantas “amigas de la sal” (halófitas). Esto es debido

al ascenso de sales en el suelo dado por una mayor evaporación, tanto por

disminución de las precipitaciones y por un aumento de la temperatura media, a la

que se le suma el efecto del viento. Son los llamados mallines salitrosos o salinos.

Las especies dominantes pertenecen al género Distichlis (pelo de chancho),

Chuquiraga (uña de gato) y en menor proporción gramíneas de los géneros Puccinellia

y Hordeum.

Tabla comparativa entre los distintos sectores del mallín: comunidades vegetales y

especies dominantes.

Negrita indica especies dominantes

Sectores del mallín Mallines del oeste Mallines del este

Periférico Coirón dulce o blanco

(Festuca pallescens)

Junco (Juncus balticus)

Trébol blanco (Trifolium

repens)

Pasto mallín (Poa

pratensis)

Hordeum varias spp.

Pelo de chancho

(Distichlis spicata y D

scoparia)

Coirón blanco o dulce

(Festuca pallescens)

Intermedio Pasto mallín (Poa

pratensis)

Diente de león

(Taraxacum officinale)

Trébol blanco (Trifolium

repens)

Junco (Juncus balticus)

Junco (Juncus balticus)

Pelo de chancho

(Distichlis spicata)

Diente de león

(Taraxacum officinale)

Coirón dulce o blanco

(Festuca pallescens)

Central Junco (Juncus balticus)

Carex sp.

Junco (Juncus balticus)

Page 31: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

31

Como puede verse, las comunidades vegetales están relacionadas con las

características hidrológicas del sistema. Por otro lado la vegetación está

condicionada en gran medida por la presencia de salinidad en el suelo y por el tipo

de pastoreo a que ha sido sometido, y en menor medida por su proximidad a la

cordillera.

En los mallines del Oeste, Occidentales o dulces, el suelo tiene un componente muy

alto de materia orgánica. La capa superficial es un verdadero entramado de tallos y

raíces superficiales y subterráneos, particularmente denso en la zona intermedia.

Son suelos con una relación C/N (carbono – nitrógeno) alta, debido a la pobre

aireación a que están sometidos en gran parte del año. Según análisis realizados, se

han encontrado deficiencias en azufre, fósforo y en algunos casos boro y cobre.

Cuando los mallines se degradan

Debido al abundante sistema de raíces de la vegetación del mallín, los materiales

finos, que por arrastre llegan al mismo, son bien retenidos. De esa forma, se forma

un suelo esponjoso que absorbe y retiene el agua del cauce y la misma se va

distribuyendo por una superficie cuyo límite estará determinado por la cantidad de

agua disponible y/o por diferencia de altura del terreno.

En los mallines maduros o estables, sólo la parte mínima de agua que lo humedece

aflora en la superficie y su desplazamiento hacia cotas más bajas es lento y no

erosionante como suele ocurrir en el invierno (que es cuando hay más abundancia

de agua).

Por el contrario, cuando se hace un mal uso del mallín (sobrecarga de animales por

ejemplo), la vegetación del mismo se ve seriamente comprometida, las maraña de

raíces muere y la absorción de agua disminuye. El cauce proveedor de humedad

produce un afloramiento de agua excesivo, la que corre sobre la superficie

erosionado el lecho. Si el proceso de degradación continúa, el cauce se profundiza y

el agua que debía derivarse al mallín se va perdiendo. En consecuencia continúa la

muerte de plantas comenzando el proceso por la zona marginal del mallín, al mismo

tiempo que el pisoteo animal y el viento van erosionando el suelo ya que éste no es

más retenido por la vegetación. En este período las grandes matas de coirón dulce

comienzan a pedestalizar, porque sus propias raíces impiden que la erosión las

descalce.

Lamentablemente hay ejemplos de degradación de varios mallines con corrientes de

agua profundizadas hasta más de 1 metro y barrancas que drenan la poca humedad

que se acumula en el suelo, el que se presenta yermo e inutilizado. Cuando se llega a

este extremo la recuperación requiere de obras hidráulicas para conseguir volver a

distribuir el agua.

Productividad de los mallines

La productividad en mallines dulces occidentales puede oscilar entre 3000 kg de

materia seca por año y hectárea hasta 15000 kg para la misma superficie y tiempo.

Page 32: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

32

En cambio, en los mallines salinos del este la productividad puede oscilar entre 1500

– 2000 kg de materia seca por año y hectárea si la condición de los mismos es buena

y de 400 – 500 kg ms/a/ha, en el caso de que la condición de los mallines sea pobre.

PROBLEMAS ECOLÓGICOS EN PATAGONIA

Entre los principales problemas ecológicos que afectan a la Patagonia pueden

mencionarse:

La desertificación

La degradación de mallines

Los incendios

La introducción de especies exóticas

La caza furtiva

Las exploraciones petrolíferas

El abandono de piletones de petróleo a cielo abierto

A continuación, se amplía el tema de la desertificación y se presentan los

resultados de algunos trabajos relacionados a otros puntos. Para mayor información

se sugiere remitirse a los trabajos específicos citados en BIBLIOGRAFÍA

GENERAL.

DESERTIFICACIÓN

Ing. Agrónoma Silvana Alzogaray

La aridéz en Patagonia

Casi todo el ancho del territorio patagónico se lo puede considerar como árido o

semiárido. Más del 80% de su superficie territorial recibe precipitaciones que,

sumadas en un año, no superan los 300 mm.

Pero la aridez no se debe solamente a la escasa agua caída, sino también a una

temperatura más elevada en la medida que se avanza desde el oeste al este. Ese

aumento de temperatura determina, por un lado, un incremento de la evaporación

de la humedad almacenada en el suelo y, por el otro, ocasiona un estrés térmico en

la planta, lo que origina, a su vez, una mayor transpiración de la misma. De esta

manera se pone de manifiesto un déficit hídrico negativo, es decir el agua que se

evapora del suelo más lo que evapotranspira la planta supera al agua almacenada en

el suelo.

Page 33: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

33

El viento es otro componente del clima, que impacta fuertemente sobre el frágil

paisaje patagónico, registrándose las mayores intensidades en los meses de

primavera y verano. Su efecto desecante sobre el suelo determina un incremento en

la aridez y su efecto mecánico, también sobre el suelo, contribuye a la remoción de

las partículas, provocando voladuras en algunos sitios y en otros acumulaciones.

Patagonia: ¿hacia un desierto?

Uno de los problemas ecológicos más graves que acontecen en la Región Patagónica

es el avance de la desertificación, hecho que atenta contra el recurso natural suelo

quien es el responsable de sustentar la diversidad de vida.

El término desertificación significa "hacer desiertos". Sintetiza la degradación de

las tierras, que resulta de varios factores, como variaciones climáticas y

actividades humanas. El hombre es la causa de la desertificación y la víctima de sus

consecuencias (Bran 2000).

A menudo se suele usar también un término muy similar a desertificación y es el de

desertización. Este último hace referencia al proceso natural de formación de un

desierto, es decir cuando los factores del ambiente actúan libremente; en cambio

cuando se hace alusión al término desertificación se involucra no sólo a los factores

ambientales sino también a la intervención del hombre.

Tres son las provincias más afectadas por tal fenómeno: Río Negro, Chubut y Santa

Cruz, abarcando una superficie del 85% de la región, siendo la última la que más

suelo degradado posee, con un 28% de la superficie.

El INTA, E.E.A. Bariloche, en su trabajo ‘Desertificación en la Línea Sur’ (1997)

además de identificar las áreas afectadas, determinó diferentes grados de

desertificación y calculó los porcentajes de los mismos. Los resultados son los

siguientes:

Tipos de desertificación

GRADO IMPACTO

SOBRE

VEGETACIÓN

IMPACTO SOBRE EL

SUELO

REVERSIBILIDAD DEL

PROCESO

LEVE Incipiente A través del manejo adecuado de pastizales

MEDIO Deterioro Deterioro A través del manejo adecuado de pastizales

MEDIO-GRAVE Deterioro Deterioro no grave. Pérdida de capacidad productiva

Sólo se puede estabilizar a través del manejo adecuado, con niveles de productividad inferiores

Page 34: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

34

GRAVE Deterioro grave Deterioro grave. Pérdida de la capacidad productiva.

No

MUY GRAVE Muy grave Muy grave No. La tierra se convirtió en desierto improductivo

Porcentajes de cada tipo

a) Grados Leve y Medio: 20%

b) Grados Medio-Grave: 50%

c) Grados Grave y muy grave: 30%

Como se puede observar, un vasto porcentaje de la Patagonia está en problemas.

¿Cómo se origina el proceso de desertificación?

A principios del siglo pasado el hombre blanco pisaba suelo patagónico. Un suelo

fértil, poco productivo debido a la escasez del agua, pero capaz de sostener una

peculiar vegetación que a su vez abastecía a todos los animales herbívoros nativos

(ñandúes, maras, guanacos, entre otros).

El aporte de materia orgánica, proveniente de pastos y arbustos naturales -hojas,

ramas y flores- era suficiente como para mantener el suelo al resguardo de la

desecación excesiva, del congelamiento y de los efectos erosivos del viento y del

agua. El mantillo así formado, con la materia orgánica depositada, contribuía a la

fertilidad permanente de la tierra.

Grandes extensiones de campo fueron adquiridas por ganaderos provenientes de

zonas húmedas, quienes introdujeron el ganado lanar. Miles de cabezas de ovinos

comenzaron a invadir las tierras patagónicas y el equilibrio natural preexistente,

entre animales silvestres nativos y los pastos naturales, empezó a romperse.

Cambios de mucha importancia aparecieron en los pastizales, que en aquellos

tiempos era muy difícil de ver y valorizar.

¿Cuáles son los factores que desencadenaron el proceso de desertificación?

Sobreestimación, por parte de los ganaderos, de la capacidad forrajera de los campos de pastoreo, al momento de introducir el ganado ovino: se

echaron en los campos un número de cabezas de ganado superior al que la

vegetación podía mantener. Algunos productores aumentaron en un 100% la

receptividad por hectárea (Bertonatti-Corcuera, 2000). Tanto el pastoreo como

el pisoteo de los animales alteraron la superficie del suelo; en algunos lugares

redujeron la cubierta vegetal y en otros la eliminaron, exponiendo a dicho suelo

a la acción de los fuertes vientos reinantes en la región.

Page 35: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

35

Corte de leña, por parte del poblador rural, recurso fundamental en aquélla época: fueron desapareciendo, temporada tras temporada, los arbustos

utilizados para leña y por consiguiente la materia orgánica que los mismos

aportaban a la tierra. Exploraciones y explotaciones petroleras: a lo largo de los años se han

efectuado perforaciones en la tierra, sin demasiados cuidados ambientales,

dejando como producto extensas cicatrices en el paisaje patagónico. También

depresiones a cielo abierto y cubiertas de hidrocarburos.

Con el pastoreo y el corte de leña, se fue eliminando gradualmente el manto

vegetal de la región. Ya las plantas no producían excedentes y desapareció el

mantillo de restos orgánicos que anteriormente se depositaban en el suelo. Las

especies forrajeras más valiosas fueron desapareciendo junto con los arbustos

utilizados para leña.

El suelo, sin cobertura vegetal que lo protegiera, quedó expuesto a la

desecación, al viento, a las lluvias y al congelamiento invernal. Así, poco a poco,

fue perdiendo su capacidad de absorción y retención de humedad, y las sequías

agudizaron sus efectos ( Cazzola 1998)

La construcción de pozos petroleros también contribuyeron a degradar los

suelos, sin tener la posibilidad estos últimos de producir los tan necesarios

pastizales naturales para todos los animales herbívoros.

¿Cómo se pone de manifiesto la desertificación?

El sobrepastoreo, es decir demasiada carga de ganado por hectárea, conduce a

la desaparición de especies forrajeras valiosas, útiles para alimentar a los

animales. Esto origina el desarrollo de especies "oportunistas", indeseables para

el ganado, que contribuyen, no sólo a la pérdida de la diversidad biológica sino

también a la disminución de la oferta forrajera.

El sobrepastoreo, como se mencionó anteriormente, elimina la cobertura

vegetal. Por acción del viento se produce un levantamiento y transporte de las

partículas de arena, que finalmente impactan contra las pocas especies vegetales

que pudieron haber quedado, dañándoles el follaje o arrancándolas de raíz o

enterrándolas. Se forman así de esta manera, verdaderos "peladeros",

imposibles de recuperar.

La falta de cubierta vegetal también da lugar, no sólo a la erosión provocada por

el viento (eólica), sino también a la erosión por agua (hídrica). Tanto en la zona

de la cordillera como en la zona subandina se produce un aceleración del

Page 36: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

36

corrimiento de las aguas (escorrentías), no se infiltran en el suelo, con la

consecuente formación de surcos y cárcavas o cañadones.

El suelo, con esas problemáticas planteadas, se congela mucho más rápido,

debido a que las pérdidas por irradiación son mayores en el suelo desnudo que en

el suelo cubierto.

Los procesos reiterados de congelamiento y descongelamiento conllevan a la

disgregación de las partículas del suelo, las que fácilmente son arrastradas por

el agua o levantadas y trasladadas por el viento. Dichas partículas pasan

finalmente a formar parte de dunas o desiertos.

Tanto la erosión eólica como la hídrica causan la pérdida del recurso natural

suelo.

¿Qué consecuencias trae aparejado el proceso de desertificación?

Sin la cobertura de plantas sobre el suelo se produce: 1. Pérdida de fertilidad del suelo por desaparición de la materia orgánica.

2. Pérdida de la productividad del suelo debido a que el agua no puede ser

almacenada en el mismo.

3. Se reduce o se pierde el vigor de los pastizales, disminuyéndose así la oferta

forrajera.

4. Las plantas no pueden reproducirse y por ende no es posible el establecimiento

de nuevos individuos. De esta manera se va comprometiendo la capacidad de

recuperación de la vegetación (Bran 2000).

Con la reducción de la oferta forrajera se observa: 1. Perjuicios en la nutrición del ganado.

2. Incapacidad de los animales para soportar el clima imperante en la Patagonia

(nieve, heladas).

3. Significativa mortandad de animales y caída de los índices de producción de las

majadas.

4. Disminución sustancial de los productos lana y cueros.

En el poblador rural se pone de manifiesto:

1. Merma en la rentabilidad de los productos que lleva a la venta : los cueros y la

lana.

2. Incremento en la descapitalización de la actividad ganadera.

3. Empobrecimiento paulatino y disminución de la calidad de vida.

Una migración hacia los centros urbanos, que en la mayoría de los casos, no le

garantizan fuentes de trabajo suficiente como para sostener a su familia.

Page 37: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

37

FUENTES:

BERTONATTI, C. y CORCUERA, J. 2000. Situación ambiental Argentina 2000. Fundación Vida

Silvestre Argentina. Buenos Aires. Argentina.

BONVISUTO, G. 2000. El manejo de los pastizales naturales. En: Patagonia. Principios de ecología y

conservación de los recursos naturales de la Patagonia. INTA- E.E.A. Bariloche. San Carlos

de Bariloche. Río Negro. Argentina.

BONVISSUTO, G. y SOMLO, R. 1998. Guías de condición para los campos naturales de

“Precordillera” y “Sierras y Mesetas” de Patagonia. Centro Regional Patagonia Norte.

INTA-E.E.A. Bariloche. San Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina.

BRAN, D. 2000. La Patagonia y la desertificación. En: Patagonia. Principios de ecología y conservación

de los recursos naturales de la Patagonia. INTA- E.E.A. Bariloche. San Carlos de Bariloche.

Río Negro. Argentina

BUSTOS, C. 2000. El clima. En: Patagonia. Principios de ecología y conservación de los recursos

naturales de la Patagonia. INTA- E.E.A. Bariloche. San Carlos de Bariloche. Río Negro.

Argentina

HUERTA, G.; SOMLO, R. y PERALTA, C. 2000. La ocupación por el hombre y la ganadería. En:

Patagonia. Principios de ecología y conservación de los recursos naturales de la Patagonia.

INTA- E.E.A. Bariloche. San Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina.

INTA – E.E.A. BARILOCHE. 1997. Desertificación en la Línea Sur. INTA. E.E.A. Bariloche. San

Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina.

INTA – E.E.A. 2000. Patagonia. Principios de ecología y conservación de los recursos naturales de la

Patagonia. INTA- E.E.A. Bariloche. San Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina.

INTA-GTZ. S/F. Desertificación en Patagonia. Folleto de divulgación editado en el marco del

proyecto PRODESAR. INTA EEAA Bariloche. GTZ. San Carlos de Bariloche. Río Negro.

Argentina.

LANCIOTTI, M. L. 1992. Manual de divulgación de Recursos Naturales de la Patagonia. PRECODEPA.

MENSCHING, H. 1996. Procesos geomorfológicos en la Patagonia como indicadores de la

desertificación. PRODESUR. INTA-GTZ.

MUÑOZ, E y GARAY, A. 1985. Caracterización climática de la Provincia de Río Negro. Comunicación

Técnica N° 20. Recursos Naturales - Agrometeorología. INTA. E.E.A.-Bariloche. San Carlos

de Bariloche. Río Negro. Argentina.

INCENDIOS

Tomado de:

Ghermandi, Luciana; Guthmann, Nadia y Bran, Donaldo. 2004. Early post-fire

sucesión in northwestern Patagonia grassland. Journal of Vegetation Science.

Vol. 15: 67-76. Opulus Press. Uppsala.

Gittins, C. Bran, D. y Ghermandi, L. S/F. Determinación de la tasa de

supervivencia post-fuego de dos especies de coirones norpatagónicos.

INTA. Comunicación Técnica. INTA. EEAA Bariloche. San Carlos de

Bariloche. Río Negro. Argentina.

Según Ghermandi, Guthman y Bran, (2004) los disturbios más importantes en la

desestructuración de los pastizales en la Patagonia Norte, dominados por Festuca

Page 38: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

38

pallescens (coirón blanco o dulce) y Stipa speciosa (coirón amargo) son el fuego y el

sobrepastoreo.

En un trabajo realizado en la Estancia San Ramón, próxima a San Carlos de

Bariloche, luego de un incendio ocurrido en febrero de 1999, Gittins, Bran y

Ghermandi determinaron que el coirón dulce, forrajera de mejor calidad que el

coirón amargo, tiene una menor tasa de recuperación después de los incendios que

el coirón amargo. Sintéticamente: antes del incendio los porcentajes de individuos

eran del 55,10% de coirón amargo y 42,48% de coirón dulce; mientras que después

del fuego fueron de 61,68% y 38,32% respectivamente.

Lo anterior, sumado a la mayor presión que ejerce el ganado sobre el coirón dulce,

más palatable, podrían cambiar la composición natural de los pastizales en esta

zona.

Asimismo, Ghermandi, Guthmann y Bran, en el mismo lugar de trabajo, analizaron y

describieron la sucesión vegetal luego de la ocurrencia del mismo incendio. Ellos

encontraron que luego de un incendio ocurren tres etapas en la sucesión vegetal:

1) El establecimiento de una comunidad ‘fantasma’, compuesta por especies

fugitivas, de corta vida, que aprovechan rápidamente el sitio incendiado.

2) La regeneración de la comunidad original, con persistencia de especies que

rebrotan bien después del fuego, como Acaena splendens (abrojo o cepa

caballo), Acaena pinnatifida (abrojo o pimpinela), Festuca pellescens (el

coirón blanco o dulce), Stipa pallescens (el coirón amargo), Hordeum comossum (el pasto nativo conocido como colita de zorro), y arbustos como

Ephedra chilensis (el pingo-pingo o solupe).

3) Invasión del sitio por Fabiana imbricata (el palo piche), que crea nuevas

poblaciones, y de dos especies exóticas: Verbascum thapsus (el tabaco del

indio) y Rumex acetosella (acederilla o vinagrillo). Esta última, si bien está

presente en las comunidades naturales, se ve ampliamente favorecida por los

incendios.

Los autores postulan que de dominar el tercer estadío sobre el segundo, los

pastizales serían reemplazados por matorrales. De todos modos faltan más

estudios sobre el tema.

PLANTACIONES DE PINOS EN LA PATAGONIA

Tomado de:

Raffaele, Estela y Schlichter, Tomás. 2000. Efecto de las plantaciones de Pino

ponderosa sobre la heterogeneidad de micrositios en estepas del noreste

patagónico. Comunicación Técnica n° 10. Ecología Forestal. INTA – EEAA

Page 39: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

39

Bariloche. San Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina. Tb. En Journal of

Vegetation Science. Vol 15:67-76. Opulus Pres.. Upsala.

Rusch, Verónica; Schlichter, Tomás, Corley, Juan; Sarasola, Mauro y Peyrou, Celina.

2003. Mirando la biodiversidad desde la sustentabilidad. El caso de las

plantaciones de pinos en Patagonia. Serie Comunicaciones Técnicas. INTA –

EEAA Bariloche. San Carlos de Bariloche. Río Negro. Argentina..

En el Distrito Subandino de la Estepa Patagónica, una de las actividades productivas

es la plantación de Pinus ponderosa con fines maderables. Se han realizado

numerosos estudios tendientes a conocer el impacto producido en el ecosistema por

tal actividad. En este caso, se han seleccionado dos de ellos que se presentarán

brevemente a continuación.

En el primero de los trabajos (Raffaele y Schlichter, 2000), realizado en el área de

la estancia San Ramón, próxima a San Carlos de Bariloche, los autores concluyen que

las plantaciones afectan la dinámica natural donde muchas especies usan a los

coirones como nodrizas para prosperar, ya que estos ofrecen micrositios más

húmedos que las zonas entre coirones y porque brindan protección a las semillas y

plántulas entre las matas. La razón de la perturbación es porque la supervivencia de

los coirones en las plantaciones se ve afectada por dos motivos principales: la falta

de luz, y la imposibilidad de germinación que tienen sus semillas debido a la

acumulación de pinocha.

En el segundo trabajo, realizado a lo largo de una faja cordillerana desde el centro

de Neuquén hasta el norte de Chubut, los autores encontraron que:

A medida que aumentan las coberturas arbóreas, disminuye la cobertura

herbáceo-arbustiva, lo que trae como consecuencia una disminución total de

especies y la diversidad de vegetación.

La riqueza de aves decrece en el mismo sentido. Esto se debe a que los

bosques son más homogeneos, mientras que en la estepa hay grandes

diferencias internas.

Desaparecen en los pinares algunas especies de aves típicas de la estepa,

especialmente las que requieren áreas amplias para sus movimientos, como

tero, golondrina, halconcito, jote, aguilucho, y las aves caminadoras típicas.

Por el contrario, aumentan las aves que comen insectos entre el follaje o las

omnívoras, como el fío-fío, comesebo, cabecita negra, palomas y lechuzas de

los campanarios.

Con respecto a los artrópodos, dentro de los bosques se reduce la abundancia

de grupos típicos de la estepa, como los solífugos (arácnidos que no hacen

tela) y es muy notable la drástica disminución de dípteros (moscas),

himenópteros voladores (avispas, abejas) y lepidópteros (mariposas), que

trabajan como polinizadores de las plantas de la estepa.

Por otro lado, en los bosques se incrementan las chinches y los cascarudos.

Page 40: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

40

Por todas estas razones, los autores concluyen que se producen cambios drásticos

en la comunidad de la estepa como consecuencia de la las plantaciones de coníferas.

Esto implica no una simple reducción de densidades de las poblaciones típicas, sino

un cambio de los componentes debido una nueva estructura de hábitat, brindada

por los árboles.

Existen numerosos otros trabajos relacionados a la pérdida de agua del ecosistema

a causa de una mayor absorción y transpiración de los pinos, en comparación con las

especies típicas de la estepa, entre otros temas. Para mayor información remitirse

a la bibliografía citada o al INTA.

Page 41: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

41

ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN

El INTA, con su amplia trayectoria y experiencia en temas del campo, ha propuesto

numerosas alternativas de solución para los problemas típicos de la estepa, en

especial la desertificación derivada del mal manejo de los campos.

Entre las alternativas se cuentan la

La resiembra de áreas degradadas.

El recambio de animales por otros mejorados genéticamente, que aseguran

mejores rindes con un menor número de cabezas.

La cría de guanaco para comercializar el pelo

La cría de choiques para comercializar carne y plumas

La producción de vegetales y de fruta fina

El ecoturismo y el agroturismo.

La implantación de especies maderables.

Etc.

Asimismo, existen numerosas otras organizaciones gubernamentales y no

gubernamentales trabajando para mejorar las condiciones del campo y de vida de

los pobladores rurales.

Desde nuestros lugares de trabajo quizás no podamos hacer ninguna de las

actividades antes mencionadas, pero seguramente todos podemos contribuir de

alguna manera. Por ejemplo:

Aprendiendo y difundiendo nuestros conocimientos acerca de este rico,

maravilloso y singular ecosistema. Con más razón si trabajamos en escuelas

rurales.

Generando y difundiendo conocimientos nuevos sobre este ambiente, si

somos investigadores.

Practicando y fomentando un turismo respetuoso del ambiente y los

lugareños (hay un capítulo intersante sobre este tema en Bertonatti, C. 1997.

El Horizonte Infinito. Las áreas naturales de la Estepa Patagónica Argentina.

Fundación Vida Silvestre. Buenos Aires. Argentina).

Consumiendo productos regionales, para alentar su producción.

Cultivando plantas nativas de la estepa.

Etc., etc. Seguramente cada uno tendrá una idea para aportar a esta lista … y

para compartir con el resto!.

Page 42: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

42

ESPECIES VEGETALES MÁS COMUNES EN LA ESTEPA CERCANA A SAN

CARLOS DE BARILOCHE

Notas: Las especies están ordenadas por orden alfabético y no por orden de importancia.

La indicación (*) significa que es exótica

Sp. Significa que no se conoce exactamente la especie

Spp significa que se está haciendo referencia a varias especies del mismo género.

1) EN SITIOS HÚMEDOS

ÁRBOLES

Chacay (Discaria trinervis y Discaria chacaye)

Laura (Schinus patagonicus)

Maitén (Maytenus boaria)

Ñire (Nothofagus antarctica)

Sauce mimbre (Salix fragilis) (*)

ARBUSTOS

Bácaris (Baccharis spp.)

Calafate (Berberis buxifolia)

Chapel (Escallonia virgata)

Maitencillo (Maytenus chubutensis)

Pañil o Matico (Budleja araucana)

Parrilla (Ribes magellanicum)

Parrillita (Ribes cucullatum)

HIERBAS

Coirón dulce o blanco (Festuca pallescens)

Culandrillo (Adiantum sp.)

Diente de león (Taraxacum officinalis) (*)

Frutilla (Fragaria chiloensis)

Hipoqueris (Hypochoeris sp.) (*)

Junco (Juncus balticus)

Lechugita del minero (Claytonia perfoliata) (*)

Pasto mallín (Poa pratensis) (*)

Trébol (Trifolium repens) (*)

Numerosas especies de gramíneas, juncos y ciperáceas

Page 43: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

43

2) EN SITIOS ÁRIDOS

ÁRBOLES (en general en la zona de transición entre el bosque y la bosque)

Chacay (Discaria trinervis y Discaria chacaye)

Ciprés (Austrocedrus chilensis)

Laura (Schinus patagonicus)

Maitén (Maytenus boaria)

Molle (Schinus spp.)

Radal (Lomatia hirsuta)

ARBUSTOS Y SUBARBUSTOS

Bácaris (Baccharis linearifolia, Baccharis rhomboidalis, Baccharis obovata)

Calafate (Berberis buxifolia, Berberis buxifolia variedad antucoana y Berberis

heterophylla; todos ellos reunidos ahora en berberis microphylla)

Cola piche, uña de gato (Nassauvia glomerulosa)

Coliguay (Coliguaja integerrima)

Charcao o mata mora (Senecio bracteolatus)

Efedra (Ephedra frustillata)

Efedra o Pingo pingo (Ephedra chilensis)

Espino Negro (Discaria articulata, Collettia hystrix)

Maitencillo (Maytenus chubutensis)

Mamuel choique (Adesmia volckmanii)

Mata guanaco (Anarthrophyllum rigidum)

Mata hedionda (Grisebachilella hieronymi)

Mata torcida (Nardophyllum obtusifolium)

Melosa (Grindelia chiloensis)

Monte moro (Corynabutilon bicolor)

Neneo (Mullinum spinossum)

Neneo de hojas chicas (Mullinum microphyllum)

Neneo macho (Anarthrophyllum strigulipetalum)

Neneo oloroso (Mullinum echinus)

Notro (Embothrium coccineum)

Palo piche (Fabiana imbricata)

Paramela (Adesmia boronioides)

Pata de perdíz (Margiricarpus pinnatus)

Peinecillo (Haplopapus pectinatus)

Retamo (Diostea juncea)

Senecio (Senecio spp.)

Taro o Tara (Senna arnothiana)

Té de burro (Balbisia gracilis)

Tetragloquin (Tetraglochin alatum)

Tortilla de huevos (Orepolus glacialis)

Page 44: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

44

Uña de gato (Nassauvia axilaris)

Verbenas (Junellia spp.)

Yareta o leña de piedra (Azorella monantha)

HIERBAS

Abrojo (Acaena spp.)

Abrojo o Cepa caballo (Acaena splendens)

Abrojo o Pimpinela (Acaena pinnatifida)

Adesmia (Adesmia spp.)

Alfilerillo (Erodium cicutarium) (*)

Amapolita de California o del ferrocarril (Scholtchtzia californica) (*)

Amsinquia (Amsinckia calycina) (*)

Anémona (Anemone multifida)

Arjona o macachín (Arjona tuberosa)

Arvejillas (Lathyrus sp., Vicia sp.)

Azucena del campo (Rodophiala mendocina)

Cactus (Varios géneros y especies)

Cardoncillo (Eryngium paniculatum)

Cardos (Cardus sp.; Cirsium sp.) (*)

Cerastio (Cerastium arvense)

Cicuta (Conium maculatum)

Cilantro silvestre (Sanicula graveolens)

Cinanchum (Cynanchum sp.)

Coirón amargo (Stipa speciosa)

Coirón blanco o dulce (Festuca pallescens)

Coirón huecú (Festuca argentina)

Coirón llama (Stipa humilis)

Colomia (Collomia linearifolia, antes Collomia biflora)

Cuye colorado (Oxalis adenophylla)

Cuye o vinagrillo (Oxalis valdiviensis)

Don Diego de la noche (Oenothera odorata)

Epilobio (Epilobium sp.) (*)

Estrellita del campo (Tristagma patagonica)

Facelia (Phacellia secunda)

Flor de papel (Armeria marítima)

Gamocarpa (Gamocarpha selliana)

Geranio silvestre (Geranium spp.)

Hipoqueris, clavelito (Hypochoeris incana)

Leuceria (Leuceria achilaefolia)

Lirios silvestres (Sisyrrinchium spp.)

Loasa (Loasa spp.)

Malva rubia (Marrubium vulgare)

Page 45: Apuntes grales-sobre-la-estepa (1)

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Microsteris (Microsteris gracilis)

Orquídea (Clhoraea app., Gavilea spp.)

Ortigas (Urtica spp.)

Perezia (Perezia recurvata)

Pichoa (Euphorbia collina)

Quinchamalí (Quinchamalium chilense)

Tabaco del indio (Verbascum thapsus)

Taco de reina (Tropaeolum incisum)

Topa topa (Calceolaria spp.)

Tragopogon, Salsifí silvestre (Tragopogon dubius) (*)

Triguillo (Vulpia dertonensis) (*)

Triptilon (Triptilion achileae)

Valeriana (Valeriana clarionifolia)

Valeriana o Ñancu lahuén (Valeriana carnosa)

Varita de San José (Solidago chilensis) (*)

Vinagrillo (Rumex acetosella)

Viola (Viola spp)

Numerosas especies de gramíneas.