2. JUAN del texto bblico a una aplicacin contemporanea GARY M.
BURGE
3. Para mis hijas Ashley y Grace. Nada me produce ms alegra que
or que mis hijos practican la verdad 3 In 1:4
4. Contenido Cover Title Page Introduccin Prefacio del editor
Prefacio del autor Abreviaturas Introduccin a Juan La Estructura
del Evangelio de Juan Juan 1:118 Juan 1:1951 Juan 2:125 Juan 3:136
Juan 4:154 Juan 5:147 Juan 6:171 Juan 7:152 Juan 7:538:11 Juan
8:1259 Juan 9:141 Juan 10:142 Juan 11:157 Juan 12:150 Juan 13:138
Juan 14:131 Juan 15:116:4a Juan 16:4b33
5. Juan 17:126 Juan 18:119:16a Juan 19:16b42 Juan 20:131 Juan
21:125 About the Author Copyright Bibliografa About the Publisher
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6. Introduccin Los Comentarios bblicos con aplicacin NVI son
nicos. La mayora de los comentarios bblicos nos ayudan a recorrer
el trecho que va desde el siglo XXI al siglo I. Nos permiten cruzar
las barreras temporales, culturales, idiomticas y geogr cas que nos
separan del mundo bblico. Sin embargo, solo nos ofrecen un billete
de ida al pasado y asumen que nosotros mismos podemos, de algn
modo, hacer el viaje de regreso por nuestra cuenta. Una vez nos han
explicado el sentido original de un libro o pasaje, estos
comentarios nos brindan poca o ninguna ayuda para explorar su signi
cado contemporneo. La informacin que nos ofrecen es sin duda
valiosa, pero la tarea ha quedado a medias. Recientemente, algunos
comentarios han incluido un poco de aplicacin contempornea como una
de sus metas. No obstante, las aplicaciones son a menudo imprecisas
o moralizadoras, y algunos volmenes parecen ms sermones escritos
que comentarios. La meta principal de los Comentarios bblicos con
aplicacin NVI es ayudarte con la tarea, difcil pero vital, de
trasladar un mensaje antiguo a un contexto moderno. La serie no se
centra solo en la aplicacin como un producto acabado, sino que te
ayuda tambin a pensar detenidamente en el proceso por el que se
pasa del sentido original de un pasaje a su signi cado
contemporneo. Son verdaderos comentarios, no exposiciones
populares. Se trata de obras de referencia, no de literatura
devocional. El formato de la serie ha sido concebido para conseguir
la meta propuesta. El tratamiento de cada pasaje se lleva a cabo en
tres secciones: Sentido Original, Construyendo Puentes y
Significado Contemporneo.
7. Esta seccin te ayuda a entender el signi cado del texto
bblico en su contexto del primer siglo. En este apartado se tratan
de manera concisa todos los elementos de la exgesis tradicional, a
saber, el contexto histrico, literario y cultural del pasaje. Los
autores analizan cuestiones relacionadas con la gramtica, la
sintaxis y el signi cado de las palabras bblicas. Se esfuerzan
asimismo en explorar las principales ideas del pasaje y el modo en
que el autor bblico desarrolla tales ideas.1 Tras leer esta seccin,
el lector entender los problemas, preguntas y preocupaciones de los
primeros receptores y el modo en que el autor bblico trat tales
cuestiones. Esta comprensin es fundamental para cualquier aplicacin
legtima del texto en nuestros das. Como indica el ttulo, en esta
seccin se construye un puente entre el mundo de la Biblia y el de
nuestros das, entre el contexto original y el moderno, analizando
tanto los aspectos circunstanciales del texto como los
intemporales. La Palabra de Dios tiene un aspecto circunstancial.
Los autores de la Escritura dirigieron sus palabras a situaciones,
problemas y cuestiones espec cas. Pablo advirti a los Glatas sobre
las consecuencias de circuncidarse y los peligros de intentar justi
carse por la ley (G 5:2 5). El autor de Hebreos se esforz en
convencer a sus lectores de que Cristo es superior a Moiss, a los
sacerdotes aarnicos y a los sacri cios veterotestamentarios. Juan
inst a sus lectores a probar los espritus de quienes enseaban una
forma de gnosticismo incipiente (1Jn 4:1 6). En cada uno de estos
casos, la naturaleza circunstancial de la Escritura nos capacita
para escuchar la Palabra de Dios en situaciones
8. que fueron concretas y no abstractas. No obstante, esta
misma naturaleza circunstancial de la Escritura crea tambin
problemas. Nuestras situaciones, di cultades y preguntas no estn
siempre relacionadas directamente con las que enfrentaban los
primeros receptores de la Biblia. Por ello, la Palabra de Dios para
ellos no siempre nos parece pertinente a nosotros. Por ejemplo,
cundo fue la ltima vez que alguien te inst a circuncidarte, a
rmando que era una parte necesaria de la justificacin? A cuntas
personas de nuestros das les inquieta la cuestin de si Cristo es o
no superior a los sacerdotes aarnicos? Y hasta qu punto puede una
prueba diseada para detectar al gnosticismo incipiente ser de algn
valor en una cultura moderna? Afortunadamente, las Escrituras no
son tan solo documentos circunstanciales, sino tambin intemporales.
Del mismo modo que Dios habl a los primeros receptores, sigue
hablndonos a nosotros a travs de las pginas de la Escritura. Puesto
que compartimos la comn condicin de humanos con las gentes de la
Biblia, descubrimos una dimensin universal en los problemas a los
que tenan que hacer frente y en las soluciones que Dios les dio. La
naturaleza intemporal de la Escritura hace posible que esta nos
hable con poder en cualquier momento histrico y en cualquier
cultura. Quienes dejan de reconocer que la Escritura tiene una
dimensin circunstancial y otra intemporal se acarrean muchos
problemas. Por ejemplo, quienes se sienten apabullados por la
naturaleza circunstancial de libros como Hebreos o Glatas pueden
soslayar su lectura por su aparente falta de sentido para nuestros
das. Por otra parte, quienes estn convencidos de la naturaleza
intemporal de la Escritura, pero no consiguen percibir su aspecto
circunstancial, pueden disertar elocuentemente sobre el sacerdocio
de Melquisedec a una congregacin muerta de aburrimiento. El
propsito de esta seccin es, por tanto, ayudarte a discernir lo
intemporal (y lo que no lo es) en las pginas del Nuevo Testamento
dirigidas a situaciones temporales. Por ejemplo, si la
principal
9. preocupacin de Pablo no es la circuncisin (como se nos dice
en Glatas 5:6), cul es entonces? Si las exposiciones sobre el
sacerdocio aarnico o sobre Melquisedec nos parecen hoy
irrelevantes, cules son los elementos de valor permanente en estos
pasajes? Si en nuestros das los creyentes intentan probar los
espritus con una prueba diseada para una hereja espec ca del primer
siglo, existe alguna otra prueba bblica ms apropiada para que
podamos hoy cumplir este propsito? No obstante, esta seccin no solo
descubre lo intemporal de un pasaje concreto, tambin nos ayuda a
ver cmo lo hace. El autor del comentario se esfuerza en hacer
explcito lo que en el texto est implcito; toma un proceso que es
normalmente intuitivo y lo explica de un modo lgico y ordenado. Cmo
sabemos que la circuncisin no es la principal preocupacin de Pablo?
Qu claves del texto o del contexto nos ayudan a darnos cuenta de
que la verdadera preocupacin de Pablo est en un nivel ms profundo?
Lgicamente, aquellos pasajes en que la distancia histrica entre
nosotros y los primeros lectores es mayor, requieren un tratamiento
ms extenso. Por el contrario, los textos en que la distancia
histrica es ms reducida o casi inexistente requieren menos atencin.
Una clari cacin nal. Puesto que esta seccin prepara el camino para
tratar el signi cado contemporneo del pasaje, no siempre existe una
precisa distincin o una clara divisin entre esta y la seccin que
sigue. No obstante, cuando ambos bloques se leen juntos, tendremos
una fuerte sensacin de haber pasado del mundo de la Biblia al de
nuestros das. Esta seccin permite que el mensaje bblico nos hable
hoy con el mismo poder que cuando fue escrito. Cmo podemos aplicar
lo que hemos aprendido sobre Jerusaln, feso o Corinto a nuestras
necesidades contemporneas en Los ngeles, Lima o
10. Barcelona? Cmo podemos tomar un mensaje que se expres
inicialmente en griego y arameo, y comunicarlo con claridad en
nuestro idioma? Cmo podemos tomar las eternas verdades que en su
origen se plasmaron en un tiempo y una cultura distintos, y
aplicarlos a las parecidas pero diferentes necesidades de nuestra
cultura? Para conseguir estas metas, esta seccin nos ayuda en
varias cuestiones clave. En primer lugar, nos permite identi car
situaciones, problemas o preguntas contemporneas que son
verdaderamente comparables a las que la audiencia original hubo de
hacer frente. Puesto que las situaciones de hoy rara vez son
idnticas a las que se dieron en el siglo primero, hemos de buscar
escenarios semejantes para que nuestras aplicaciones sean
relevantes. En segundo lugar, esta seccin explora toda una serie de
contextos en los que el pasaje en cuestin puede aplicarse en
nuestro tiempo. Buscaremos aplicaciones personales, pero seremos
asimismo estimulados a pensar ms all de nuestra situacin personal
considerando cuestiones que afectan a la sociedad y a la cultura en
general. En tercer lugar, en esta seccin seremos conscientes de los
problemas o di cultades que pueden surgir en nuestro deseo de
aplicar el pasaje. Y caso de que existan varias maneras legtimas de
aplicar un pasaje (cuestiones en las que no exista acuerdo entre
los cristianos), el autor llamar nuestra atencin al respecto y nos
ayudar a analizar a fondo las implicaciones. En la consecucin de
estas metas, los colaboradores de esta serie intentan evitar dos
extremos. El primero, plantear aplicaciones tan espec cas que el
comentario se convierta rpidamente en un texto arcaico. El segundo,
evitar un tratamiento tan general del sentido del pasaje que deje
de conectar con la vida y cultura contemporneas. Por encima de
todo, los colaboradores de esta serie han realizado un diligente
esfuerzo para que sus observaciones no suenen a perorata
11. moralizadora. Los Comentarios bblicos con aplicacin NVI no
pretenden ofrecerte materiales listos para ser utilizados en
sermones, sino herramientas, ideas y re exiones que te ayuden a
comunicar la Palabra de Dios con poder. Si conseguimos ayudarte en
esta meta se habr cumplido el propsito de esta serie. Los editores
1. Obsrvese, por favor, que cuando los autores tratan el sentido de
alguna palabra en las lenguas bblicas originales, en esta serie se
utiliza el mtodo general de transliteracin en lugar del ms tcnico
(utilizando los alfabetos griego y hebreo).
12. Prefacio del editor En cierto modo, el Evangelio de Juan es
a la vez un Evangelio y una carta. Como Evangelio, relata la
historia de Jess como aquel que nos revela a Dios Padre y lleva a
cabo la redencin de toda la humanidad. Como carta, estimul a los
cristianos del siglo I en el desarrollo de la vida que haban
escogido (y nos anima tambin a nosotros hoy), mostrando que la vida
en Cristo era distinta de la que proponan el judasmo y el
gnosticismo. El texto de Juan correga a algunos seguidores del
Bautista que no acababan de entender quin era su maestro en relacin
con Jess. Como nos muestra Gary Burge en este excelente comentario,
el Evangelio de Juan narra la vida de Jess y ensea lo que dicha
vida signi c para quienes le conocieron u oyeron hablar de l. Este
doble propsito se presta de manera especialmente apropiada a uno de
los acentos principales del libro de Juan, a saber, la cristologa.
La cristologa es la doctrina que estudia la persona y la obra de
Cristo. Huelga decir que la cristologa no era todava una doctrina
en el tiempo de Juan. Jess haba estado entre ellos y de un modo muy
pblico haba hecho seales por las inmediaciones de Galilea y
Jerusaln que revelaban el plan redentor de Dios. l ense a quienes
se decidieron a seguirle, y este grupo de discpulos estaba con l
cuando se suscit la oposicin y fue cruci cado. Jess resucit de
entre los muertos. Sin embargo, a pesar de sus milagrosas seales,
incisivas enseanzas y resurreccin (los datos a partir de los cuales
se con gur la cristologa), fue necesario que transcurrieran cientos
de aos para que la iglesia llegara a un acuerdo sobre la encarnacin
de Jess: su humanidad y su divinidad. El Evangelio de Juan es en
muchos sentidos la primera reflexin sobre su naturaleza encarnada.
No es, pues, extrao que el Evangelio de Juan se haya utilizado para
apoyar acentos errneos de la que esta difcil enseanza puede ser
objeto y que se siga utilizando para apoyar impresiones errneas
sobre la identidad de Jess. El valor de este libro para nuestro
tiempo radica
13. en que habla de la identidad de Jess, y se hace eco de
necesidades espirituales muy comunes en el mundo del siglo XXI. Por
ejemplo, una de tales necesidades es tener la certeza de que Jess
era ciertamente el Hijo de Dios. Nuestra fe descansa sobre este
hecho. Aunque algunos proponen que nos sera ms fcil identi carnos
con un Jess puramente humano, tal enseanza dara luz a una religin
muy distinta llammosla jesusianismo que no servira de mucho para
satisfacer nuestra necesidad de Dios. Es cierto que la divinidad de
Cristo puede subrayarse de manera excesiva si se pasa por alto su
humanidad. Esto es precisamente lo que hicieron algunos de los
primeros cristianos, diciendo que Cristo era solo divino y que su
cuerpo fsico era una ilusin. No obstante, esta posicin (que
generalmente se conoce como adopcionismo) pasa por alto una segunda
enseanza de Juan, sobre la humanidad de Cristo, que equilibra este
asunto. Necesitamos a un Jess humano con quien podamos
identificarnos. Sin embargo, este Jess solo puede ayudarnos si el
poder de Dios le es tambin intrnseco. Jesucristo ha de ser tanto
humano como divino. El Evangelio de Juan nos ensea asimismo que la
ayuda de Jess nos llega a travs del poder del Espritu Santo. El
autor deja claro que Jess estaba lleno del poder del Espritu Santo
y que, cuando abandon la tierra, este poder del Espritu se qued con
nosotros y se puso a nuestro alcance para que pudiramos llegar a
Dios. Elaborar una adecuada cristologa para nuestro tiempo requiere
tener en consideracin los siguientes aspectos: un Cristo humano que
nos redime, un Cristo divino que nos revela la naturaleza de Dios y
un Cristo poderoso y lleno del Espritu que nos ayuda a llevar vidas
santas. El Evangelio/carta de Juan nos proporciona estos tres
elementos, y lo hace de un modo misterioso y culto que nos seduce e
ilumina atrayndonos a las profundidades del misterio de Dios. Es
muy posible que el pasaje ms conocido de este libro sea su prlogo,
los primeros dieciocho versculos de Juan 1, donde el autor nos
invita a escuchar un testimonio potico de alabanza intelectual
sobre la identidad de Jess. El prlogo nos dice que Jess era Dios,
el Logos o
14. Verbo que estaba con Dios, que era Dios, y que estaba con
Dios en el principio. Sin embargo, el Verbo era tambin algo ms: Y
el Verbo se hizo hombre y habit entre nosotros. Es un resumen
cristolgico. Nos dice quin era Jess. Es la enseanza caracterstica
de nuestra fe y nunca el mundo la ha necesitado tanto como en
nuestros das. El Evangelio de Juan nos cuenta la historia. Terry C.
Muck
15. Prefacio del autor El Evangelio de Juan ha sido siempre el
Evangelio amado de la iglesia. Todos los pastores saben que una
serie de sermones sobre Juan o un curso de formacin para adultos
basado en este Evangelio ser acogido con entusiasmo. Siempre que he
preguntado a mis oyentes cules son sus versculos preferidos de los
Evangelios han salido una docena o ms del Evangelio de Juan. Porque
de tal manera am Dios al mundo , Yo soy la resurreccin y la vida ,
En la casa de mi Padre muchas moradas hay El libro de Juan es el
Evangelio amado porque Juan explora la profundidad del carcter de
Cristo con una sencillez y majestad imposibles de olvidar. Puede
que sta sea la razn por la que este Evangelio se gan la fama
(gracias a Clemente de Alejandra) de ser el Evangelio espiritual y
por la que los escribas medievales lo representaban con la imagen
de un guila. La profundidad se conjuga con la claridad de un modo
que no se encuentra en ningn otro lugar del Nuevo Testamento.
Cuando los primeros concilios teolgicos de los siglos IV y V d.C.
se esforzaban por de nir las creencias cristianas sobre la Trinidad
y la encarnacin, el testimonio del Evangelio de Juan fue crucial.
Comenc a interesarme en los escritos de Juan hace casi veinte aos,
cuando inici un programa doctoral en Escocia bajo la tutora del
profesor I. Howard Marshall. Ahora me doy cuenta de que mi actual
tendencia a vincular la Historia con la Teologa en el estudio de
este Evangelio fue tomando forma bajo la sabia direccin del Dr.
Marshall. Siempre estar en deuda con l. Un primer estudio de la
perspectiva de Juan sobre el Espritu (publicado en 1987) despert en
m una fascinacin hacia este Evangelio que nunca se ha apagado. La
redaccin de una serie de artculos sobre Juan, as como la de un
seminario elemental sobre este Evangelio (1992, 1998)2 y un
comentario sobre las tres cartas jonicas en esta serie de
Comentarios con Aplicacin basados en la NIV (1996) me han permitido
llevar ms lejos este inters. Este comentario se escribe pensando en
las necesidades de los
16. pastores/maestros que sirven en las iglesias locales. He
tenido siempre en mente a los hombres y mujeres que trabajan semana
tras semana alimentando al rebao de Cristo desde el plpito y el
atril. Si este libro les aporta alguna medida de discernimiento o
inspiracin, me sentir profundamente satisfecho. Aunque todos los
comentarios han de ofrecer una slida exgesis para acceder al
sentido original de Juan, esta serie planteaba un nuevo desafo. En
cada captulo se explica cmo pueden tenderse puentes entre el
antiguo texto de Juan y nuestro contexto moderno. Acto seguido, se
ofrecen ejemplos espec cos que muestran el modo en que estos
pasajes pueden aplicarse en la predicacin y la enseanza. La mayora
de los comentarios suelen conceder una atencin super cial a la
aplicacin del texto a nuestro tiempo; sin embargo, en esta serie se
ha desa ado a los escritores a que, no solo presenten sus ejemplos
de aplicacin, sino que nos expliquen tambin el mtodo interpretativo
(o hermenutico) que aplican. Esta ha sido la tarea ms difcil, y
tambin la ms estimulante. He sido consciente, como nunca antes, del
poder y relevancia de este Evangelio para nuestro tiempo. Solo me
queda dar gracias a muchos de quienes me han prestado su importante
apoyo durante los dos aos que ha durado la redaccin de esta obra.
Marianne Meye Thompson y Terry Muck leyeron los manuscritos con
gran atencin y han ofrecido incontables correcciones y consejos.
Con sus aportaciones, este comentario ha mejorado de manera
inconmensurable. En la editorial Zondervan, Jack Kuhatschek se
lleva el premio al editor ms paciente. Y la competencia y
experiencia editorial de Verlyn Verbrugge sin duda han ayudado a
mejorar cada pgina del manuscrito. Por ltimo, quiero agradecerle en
especial a Ashley Burge, que ha elaborado el ndice de Textos
Bblicos con gran cuidado y exactitud: una tarea sin duda difcil.
Realic una buena parte de mi investigacin durante un periodo
sabtico en 1998, en que trabaj en la Biblioteca Tyndale de
Cambridge, Inglaterra. Trabajar en una las mejores bibliotecas
teolgicas de Europa, con su personal increblemente servicial, es
el
17. sueo de cualquier escritor de mi campo. Quiero expresar mi
especial gratitud al personal administrativo de Tyndale: Bruce
Winter (Warden), Fiona Craig, Denise Jillions y Bruce Longenecker;
a Lyn Winter, por su alegre hospitalidad y consejos sobre cocina y
ferretera britnica; y, en la biblioteca, a David Instone Brewer y
Kirsty Corrigall, que siempre tuvieron tiempo para ayudarme a
localizar recnditos artculos o textos rabnicos. Sobre todo, estoy
especialmente en deuda con mi esposa Carol, cuyo infatigable apoyo
me ha sostenido y estimulado siempre. La mayor parte de mis
estudiantes saben que J. B. Lightfoot ser siempre uno de mis hroes
personales. Nacido en 1828, las capacidades intelectuales de
Lightfoot se hicieron rpidamente evidentes en el Trinity College de
Cambridge, donde tuvo como tutor de Historia Clsica a B. F.
Westcott. Entre 1859 y 1879, Lightfoot ense en Cambridge,
defendiendo la historicidad del Nuevo Testamento contra la nueva
crtica histrica procedente de Tubinga, Alemania.1 En 1879,
Lightfoot se convirti en obispo de Durham, lo cual signi c
abandonar el mundo acadmico para ministrar en el mbito de la
iglesia. Desde 1879 hasta el da de su muerte en 1889 vivi en el
castillo de Auckland y a lo largo de estos aos discipul a ochenta y
seis jvenes que vivieron con l en el castillo y se convirtieron en
hijos de Auckland, o quiz ms correctamente, en hijos del obispo.2
El Evangelio de Juan fue profundamente importante para Lightfoot,
quien reconoci su valor para la Teologa de la iglesia y defendi su
historicidad cuando otras muchas voces le concedan muy poca
atencin. Pero, sobre todo, el Evangelio de Juan aliment el alma de
este gran erudito. Lightfoot resumi su valor en una conferencia que
pronunci en 1871, y sus palabras representan un oportuno
recordatorio del tesoro que este Evangelio le ofrece a cualquiera
que lo estudie: Creo de todo corazn que la verdad que encierra de
manera ms especial el Evangelio de San Juan que Jesucristo es el
Verbo encarnado, la
18. manifestacin del Padre a la humanidad es una leccin que,
debidamente aprendida e interiorizada, imparte esperanza, luz y
fuerzas a la vida humana y, por tanto, ser ms efectiva para puri
carla y elevarla que todos nuestros dbiles esfuerzos; el nico
estudio que puede prepararnos de forma apropiada para una gozosa
inmortalidad en la otra vida.3 Gary M. Burge Epifana, 2000 Wheaton,
Illinois 1. Hasta el da de hoy, el Seminario de Postgrado del Nuevo
Testamento de la Universidad de Cambridge se lleva a cabo en el
Aula Lightfoot, bajo un imponente retrato del erudito. 2. Ver la
obra de G. R. Eden y F. C. MacDonald, ed., Lightfoot of Durham:
Memories and Appreciations (Cambridge: Cambridge Univ. Press,
1932). El lema de la asociacin era (s fuerte y valiente), tomado de
1 Corintios 16:13. 3. J. B. Lightfoot, Biblical Essays (Londres:
Macmillan, 1893), 44.
19. Abreviaturas AB Anchor Bible ABD Anchor Bible Dictionary
ABR Australian Biblical Review ASV American Standard Version b.
Babylonian Talmud BA Biblical Archaeologist BAR Biblical
Archaeology Review BAGD Bauer, Arndt, Gingrich, Danker, A
Greek-English Lexicon of the New Testament BBC Broadman Bible
Commentaries BDF Blass, Debrunner, Funk, A Greek Grammar of the New
Testament Bib Biblica BBR Bulletin for Biblical Research BSac
Bibliotheca sacra BSC The Bible Speaks Today BTB Biblical Theology
Bulletin BZ Biblische Zeitschrift CBQ Catholic Biblical
Quarterly
20. EBC Expositors Bible Commentary EGNT Expositors Greek New
Testament ETL Ephemerides theologicae lovanienses EvQ Evangelical
Quarterly ExpTim Expository Times IBS Irish Biblical Studies IEJ
Israel Exploration Journal IRM International Review of Missions
ISBE International Standard Bible Encyclopedia ICC International
Critical Commentary Int Interpretation IVPNTC InterVarsity Press
New Testament Commentary KJV King James Version JBL Journal of
Biblical Literature JETS Journal of the Evangelical Theological
Society JQR Jewish Quarterly Review JSNT Journal for the Study of
the New Testament JSNTSup Journal for the Study of the New
Testament Supplement Series JTS Journal of Theological Studies LXX
The Septuagint (Greek translation of the Old Testament)
21. m. Mishn NAC New American Commentary NCS New Century Series
NEB New English Bible NIBC New International Biblical Commentary
NICNT New International Commentary on the New Testament NIV New
International Version NIVAC NIV Application Commentary NovT Novum
Testamentum NRSV New Revised Standard Version NLT New Living
Translation NTS New Testament Studies NVI Nueva Versin
Internacional RB Revue biblique REB Revised English Bible RSV
Revised Standard Version SBLDS Society of Biblical Literature
Dissertation Series SJT Scottish Journal of Theology SVTQ St.
Vladimirs Theological Quarterly TDNT Theological Dictionary of the
New Testament TLZ Theologische Literaturzeitung
22. TNTC Tyndale New Testament Commentaries TR Theological
Review TS Theological Studies TT Theology Today UBS United Bible
Societies VE Vox Evangelica WBC Word Biblical Commentary ZNW
Zeitschrift fr die neutestamentliche Wissenschaft
23. Introduccin a Juan Imaginmonos una escena en la famosa feso
de la Antigedad. Naves cargadas de mercancas navegan por el mar
Egeo transportando sus artculos desde lugares tan remotos como
Roma. En su puerto, los muelles de mrmol se adentran en las aguas
aguardando las mercancas y pasajeros de los barcos, mientras que
las vagonetas repletas de productos de las provincias orientales
como Galacia, Capadocia y Bitinia esperan ser transportadas hacia
sus destinos en el oeste. feso orece por su reputado prestigio. Los
turistas pueden ver muchsimos templos famosos dedicados a los
dioses griegos. Algunos consideran que el Templo de Artemisa es uno
de los prodigios del mundo antiguo. El gran Teatro de feso,
construido en las laderas del monte Pin, tiene capacidad para
veinticinco mil espectadores. Desde el puerto, los viajeros se
dirigen a la ciudad por una carretera de ms de nueve metros de
anchura anqueada de columnas, que anticipa la grandiosidad de la
ciudad a la que estn a punto de entrar.1 Pero en este da pocos
visitantes reparan en el pequeo grupo de griegos reunidos junto a
un sepulcro fuera de la va pblica. No son distintos de los
ciudadanos normales de la ciudad, a excepcin de que algunos parecen
ir ataviados con las caractersticas ropas y velos de los judos. Se
nota a simple vista que son pobres. Sin embargo, la tumba de mrmol
(cuyo coste est por completo fuera del alcance de cualquier persona
de aquel crculo) sugiere que estn sepultando a alguien de una
enorme importancia y trascendencia. Son cristianos. Y estn ah para
sepultar a Juan, su amado pastor y gua.2 El cristianismo haba
llegado a esta cosmopolita ciudad por los esfuerzos del apstol
Pablo all por el ao 52 d.C. (ver Hch 18). La comunidad cristiana se
haba desarrollado en el marco de la juda en aquel momento numerosa
e in uyente3 y sus dirigentes ms antiguos fueron Priscila y Aquila
(comisionados por Pablo durante su primer viaje, 18:19), el propio
Pablo (quien pas ms de dos aos en feso en
24. un periodo posterior de su ministerio, 19:10; 20:3) y
Timoteo (1Ti 1:3). Sin embargo, la comunidad contaba tambin con un
gran grupo de griegos sin ninguna herencia juda, que llegaron
tambin a ser in uyentes. La Epstola de Pablo a los Efesios y sus
dos cartas a Timoteo nos dan destellos de cmo era la vida en
aquella ciudad. Los cristianos que vivan en ella eran ciudadanos
normales, personas como cualquiera de nosotros, con nombres como
Epeneto, Mara, Andrnico, Junia, Amplias, Urbano, Estaquis, Apeles,
Aristbulo, Herodin, Narciso, Asncrito, Flegonte, Hermes, Patrobas,
Hermas, Fillogo, Julia, Nereo, Rufo y Olimpas.4 Tambin el apstol
Juan lleg a ser uno de los dirigentes de aquella iglesia y, si
realmente tena jurisdiccin sobre las siete principales iglesias de
Asia, es posible que feso fuera la base de su ministerio (Ap 13).
No hay duda de que Juan se desplaz a lugares como Prgamo, Sardis y
Tiatira. Para estas iglesias, Juan fue el historiador y telogo que
les hizo llegar la historia de Jess; un apreciado testigo ocular de
la vida del Maestro (Jn 19:35) y fuente de sus muchos relatos desde
las lejanas Galilea y Judea. Juan estaba autorizado para escribir:
Lo que ha sido desde el principio, lo que hemos odo, lo que hemos
visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que
hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al Verbo
que es vida. Esta vida se manifest. Nosotros la hemos visto y damos
testimonio de ella, y les anunciamos a ustedes la vida eterna que
estaba con el Padre y que se nos ha manifestado. Les anunciamos lo
que hemos visto y odo, para que tambin ustedes tengan comunin con
nosotros. Y nuestra comunin es con el Padre y con su Hijo
Jesucristo (1 Juan 1:13). Juan haba estado all. Haba odo, visto y
tocado al mismsimo Verbo de vida. Fue l quien cont el relato de
Nicodemo y el nuevo
25. nacimiento, quien describi el milagro de Jess en Can y
otros muchos episodios de su vida. Circulaban otros relatos sobre
Jess, pero Juan tena sus propios recuerdos y re exiones sobre los
pensamientos de Jess. Sin duda, pensaban, Juan era el discpulo
amado de Jess. En sus ltimos aos de vida, Juan saba que no estara
con sus seguidores para siempre, y por ello comenz a organizar sus
relatos por escrito, creando la primera edicin de su entraable
Cuarto Evangelio. Juan estuvo tambin con la iglesia en tiempos de
terrible persecucin y con icto. Cuando pareca que la lucha de la
incipiente comunidad con la prestigiosa sinagoga iba a resultar
abrumadora, Juan se mantuvo firme, dando un valiente testimonio de
Jesucristo. Cuando ms adelante llegaron a la iglesia otro tipo de
luchas, como controversias y con ictos internos, Juan fue de nuevo
la fortaleza de la comunidad. Escribiendo cartas para estimularles
y exhortarles (ver 1Jn, 2Jn, 3Jn), se dio a conocer como el heroico
pastor y telogo de Asia Menor, un gigante espiritual cuyo Evangelio
sera conocido como el Evangelio espiritual. Cuando, ms adelante,
los copistas de la Edad Media transcribieron este Evangelio en el
marco de sagradas colecciones de textos bblicos, esta obra del
discpulo amado sera decorada con un guila un ave majestuosa para
indicar los elevados pensamientos alcanzados por el Evangelio.
26. El Cuarto Evangelio en nuestros das Hoy, el Cuarto
Evangelio es el legado del ministerio de Juan y no es menos amado
de lo que lo fue entre sus discpulos en los primeros aos. Pocos
libros de la Biblia han in uenciado tanto la vida y pensamiento de
la cristiandad como el Evangelio de Juan. Siempre han sido clebres
su profundidad y energa literarias. En este Evangelio, los
cristianos han descubierto un retrato de Cristo profundamente
satisfactorio. Es intrigante el modo en que Juan consigue aunar
intimidad de expresin con un penetrante discernimiento. Los
eruditos han invertido tanta energa para desentraar los numerosos
enigmas de este Evangelio que la avalancha de artculos y libros
acadmicos que se publican peridicamente no da seales de disminuir.
Este Evangelio parece escapar a nuestra comprensin y por ello se ha
convertido en un inagotable tema de inters. En el Nuevo Testamento
hay un considerable corpus literario que tradicionalmente se
atribuye a Juan: un Evangelio, tres cartas y el libro de
Apocalipsis. Por otra parte, existen escritos extrabblicos que
hacen ciertas a rmaciones en su nombre: los Hechos de Juan, una
obra de carcter legendario, se redact casi doscientos aos despus de
su vida y nos proporciona una imaginaria biografa del apstol. La
Historia siraca de Juan muestra al apstol como un evangelista que
se sirve de las artes mgicas. Algunas fuentes gnsticas5 como el
Evangelio de Felipe muestran fragmentos de dichos de estilo jonico,
mientras que otros documentos presentan relatos de su contacto con
Jess, su misin y su martirio.6 Sin embargo, aunque es fcil poner a
un lado este tipo de literatura apcrifa, la relevancia del material
bblico jonico ha suscitado un considerable debate acadmico.
27. El periodo temprano La iglesia primitiva concedi al Cuarto
Evangelio los honores ms elevados. Puesto que se tena por obra del
apstol (el discpulo amado) que fuera uno de los ms cercanos a Jess,
se le consideraba el ms valioso de los Evangelios. Juan ofreca un
profundo discernimiento sin precedente en los sinpticos. Sin
embargo, lamentablemente, tambin a los herejes les gustaba. Un
escritor gnstico egipcio del siglo II escribi e l Evangelio de
Verdad, una obra que muestra sorprendentes paralelismos jonicos.
Aun los comentarios ms antiguos del Evangelio de Juan eran gnsticos
(ver Heraclen, un discpulo de Valentino). Los temas del Evangelio
eran tan populares que un carismtico dirigente de la poca (Montano)
a rmaba ser el Parclito o Consolador que se describe en Juan 1416!
Dado este inters gnstico, muchos dirigentes ortodoxos se resistan a
promover el Evangelio; de hecho, se oponan abiertamente a l. Pero,
en general, all donde se le aceptaba, Juan era profundamente
venerado.7 Algunos de los antiguos padres de la iglesia, como
Ireneo (h. 175 d.C.) entendan tambin que la teologa de la
encarnacin de Juan era un importante recurso contra la clase de
herejas que se generaban en los crculos cristiano-gnsticos. Ms
adelante, en el siglo IV, mientras los arrianos describan a Jess
como alguien completamente subordinado al Padre una criatura como
nosotros, Atanasio y los dirigentes de Nicea consideraban la
teologa de la encarnacin y la cristologa del Cuarto Evangelio como
una categrica a rmacin de la divinidad de Jess.8 La cristiandad de
la Edad Media otorg a este Evangelio el mismo respeto. Desde Agustn
a Toms de Aquino, Juan aport el retrato de un Jess que revelaba
directamente al Padre. Asimismo, el misticismo y el sacramentalismo
encontraron en Juan el tipo de lenguaje e imgenes simblicas que les
eran atractivos. Por tanto, este fue un periodo en que
28. abundaron los comentarios de este Evangelio. Hasta el siglo
XVIII, se consideraba que el Cuarto era el ms riguroso y valioso de
todos los Evangelios. Pero, con el surgimiento de la crtica bblica,
la preeminencia de Juan qued eclipsada. Los crticos observaron sus
diferencias con los Evangelios sinpticos (Mateo, Marcos y Lucas).
Los discursos extensos haban sustituido a las parbolas y dichos
sucintos. La terminologa y la teologa de Juan parecan indicar que
la historia de Jess haba sido remodelada para ser presentada al
mundo griego. El resultado fue que el Cuarto Evangelio dej de
considerarse como una confiable contribucin a la historia de la
vida de Jess. La duda comenz a planear sobre su temprano origen
apostlico.
29. Una nueva perspectiva sobre Juan Entre los eruditos de
nuestro tiempo hay una inmensa variedad de opiniones sobre el
Evangelio de Juan. Se analizan sin cesar cuestiones de carcter
textual, gramatical, histrico y teolgico, y, por lo que a las
conclusiones se re ere, hay pocos acuerdos. Esto es razn su ciente
para que seamos prudentes cada vez que sale a la luz una nueva
teora interpretativa. Sin embargo, hay al menos una tendencia que
puede trazarse claramente en esta gran cantidad de literatura.
Desde la dcada de 195060 se ha producido un reconocimiento casi
universal del Evangelio de Juan. J. A. T. Robinson, de la
Universidad de Cambridge, lo considera una perspectiva
[completamente] nueva. Es cierto que Juan di ere de los Evangelios
sinpticos, sin embargo, aun as, sus narraciones independientes han
de ser valoradas. Por ejemplo, solo Juan consigna el dilogo de Jess
con Nicodemo, pero no por ser el nico testimonio de este episodio
dicho dilogo deja de ser fidedigno. Y lo que es ms importante, la
orientacin cultural de Juan se considera hoy fuertemente
dependiente del judasmo palestino del tiempo de Jess. En otras
palabras, el mundo del pensamiento de Juan no tiene por qu ser
griego. Por ejemplo, algunos importantes rollos judos descubiertos
en Israel cerca del mar Muerto (Qumrn) han demostrado que el
judasmo del tiempo de Jess utilizaba un lenguaje parecido al del
Cuarto Evangelio. Por otra parte, ciertos hallazgos arqueolgicos
han con rmado algunas de las narraciones del Evangelio que en otro
tiempo haban sido objeto de duras crticas (como la del estanque con
cinco prticos que se describe en Juan 5:2). Esta nueva perspectiva
ha reabierto algunas de las antiguas preguntas. Si el marco de Juan
es judo, la fecha del Evangelio puede entonces ser ms temprana y,
de serlo, podra haberse originado dentro del crculo de los apstoles
con Juan, el hijo de Zebedeo. Ahora, la posibilidad de que la
autoridad apostlica est detrs de este Evangelio es una alternativa
legtima y defendible. Sin duda, los estudios jonicos han
30. regresado a su punto de partida. Por encima de todo, esta
nueva perspectiva sobre Juan demanda que el exgeta utilice
seriamente el Antiguo Testamento y todos los materiales judos
disponibles. No vale ya interpretar, digamos, el milagro de Can
(2:111) en el marco del dios heleno Dionisio, quien, al parecer,
tambin convirti el agua en vino. Al contrario, Juan hace
principalmente referencia al anuncio mesinico de Jess (utilizando
imgenes literarias del Antiguo Testamento y los sinpticos). Este
ser el acercamiento que se utilizar en este comentario. El mensaje
del Cuarto Evangelio se con gura con alusiones y metforas que
surgen del judasmo del primer siglo. Hay que reconocer que este
judasmo era complejo y estaba bien familiarizado con la cultura
griega pero, en cualquier caso, el texto del Evangelio se explica
mejor cuando se le ve rmemente arraigado en el Antiguo Testamento y
en el judasmo palestino.
31. Paternidad Literaria El Cuarto Evangelio no nos aporta
evidencias internas explcitas para determinar quin es su autor. En
ninguna parte se identi ca a Juan como tal. Pero este silencio no
es poco comn y se trata de una caracterstica que encontramos tambin
en los sinpticos. Es, sin embargo, posible que el texto de este
Evangelio nos ofrezca algunas claves ocultas en el enigmtico
personaje del discpulo amado (NVI, el discpulo a quien Jess amaba).
Este ttulo aparece en cinco pasajes (13:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20).
Juan 21:24 describe al discpulo amado (cf. 21:20) como el discpulo
que da testimonio de estas cosas, y las escribi. Por consiguiente
el origen del Evangelio ha de estar de algn modo vinculado a esta
persona. El Evangelio de Juan podra ser un registro del relato de
la vida de Jess que l consigna como testigo ocular. Pero quin es
ese discpulo? (1) Inicialmente, algunos han sugerido que se trata
de un idealizado personaje literario: el discpulo cristiano ideal.
Hasta cierto punto esto es cierto (es alguien que tiene un
conocimiento de Jess el e ntimo). Sin embargo, esto no excluye la
posibilidad de un verdadero personaje histrico. (2) A veces se ha
propuesto a Lzaro. Lzaro es el nico personaje de quien se dice que
Jess le amaba (11:3, 36). Por otra parte, los textos que aluden al
discpulo amado solo aparecen despus de la presentacin de Lzaro en
el captulo 11. Sin embargo, esta solucin es poco verosmil. Qu razn
habra para que el autor mencionara el nombre de Lzaro en los
captulos 1112 y lo encubriera despus en posteriores relatos? (3) Un
hombre llamado Juan Marcos, que era miembro de la primera iglesia
(Hch 12:12) y tena relacin con Pedro. Esto podra explicar la
rivalidad que se menciona entre Pedro y nuestro discpulo en Juan
(cf. 20:28; 21:714). Por otra parte, si Marcos estaba relacionado
con el
32. levita Bernab (Col 4:10), esto podra tambin explicar el
hecho de que el discpulo amado conociera al sumo sacerdote en
18:15. Sin embargo, hay una fuerte tradicin patrstica en el sentido
de que Marcos escribi el segundo Evangelio; por otra parte, el
discpulo amado era sin duda uno de los doce apstoles (13:23), y
Juan Marcos no lo era. (4) La sugerencia ms reciente apunta a Toms
como el discpulo amado. A lo largo de todo el Evangelio se presenta
a Toms como una persona con dotes de liderazgo (11:16). Si
asumiramos que inicialmente el libro conclua con el captulo 20,
podramos decir incluso que el Evangelio termina con el episodio en
que Jess y Toms dialogan y que es paralelo al relato de la
resurreccin de los apstoles. Pero sobre todo se dice que Toms es
quien pide ver la herida del costado de Jess, y el discpulo amado
era el nico que habra conocido este detalle de la crucifixin
(19:35). Adems de todo esto, hay pruebas de la existencia de una
escuela o comunidad de Toms con su propia literatura (Evangelio de
Toms, Hechos de Toms, Evangelio de la infancia de Toms, etc.) y su
inters en el Cuarto Evangelio.9 (5) La mejor solucin es la
tradicional: Juan, hijo de Zebedeo (Mr 3:17; Hch 1:13). Era uno de
los Doce y, junto con Jacobo y Pedro, formaban el crculo ms ntimo
de Jess. Esta es la razn de su testimonio de excepcin y de su
penetrante discernimiento. En los sinpticos Juan aparece con Pedro
ms que con cualquier otro, y en el Libro de los Hechos son
compaeros en Jerusaln (Hch 34) y en Samaria (8:14). Esto encaja con
la conexin Pedro/Juan que encontramos en el Cuarto Evangelio.
Raymond Brown ha planteado una novedosa hiptesis para apoyar
esto.10 Este autor propone algunas pruebas de que Juan y Jess eran
primos (Mara y la madre de Juan habran sido hermanas). Esto
explicara por qu Jess confa a Mara a los cuidados de Juan (19:25)
una relacin natural de familia, siendo Mara ta de Juan y Juan habra
conocido al sumo sacerdote a travs de unos parientes de Mara que
eran sacerdotes (18:1516; cf. Lc 1:5, 36). Las evidencias
patrsticas parecen con rmar esta conclusin. Ireneo, que escribe
hacia el ao 200 d.C., a rma que el discpulo amado era
33. Juan, el discpulo de Jess, y que l redact el Evangelio en
feso. Ireneo afirma incluso que en su juventud conoci a Policarpo,
obispo de Esmirna (h. 69155 d.C.), otro maestro que a rmaba haber
sido instruido por Juan. Eusebio, el historiador de la iglesia (h.
300 d.C.) consigna del mismo modo esta conexin entre Juan,
Policarpo e Ireneo. Por otra parte, Polcrates, obispo de feso
(189198 d.C.), se re ere a la relacin de Juan con este Evangelio en
su carta a Vctor, obispo de Roma. Una relacin que tambin con rman
Clemente de Alejandra (c. 200 d.C.) y el Canon de Muratori (180200
d.C.). Las crticas a esta conclusin son muy comunes y haramos bien
en considerar las ms importantes. (1) Durante la primera dcada del
siglo XX, los crticos sealaban de manera sistemtica las
inexactitudes de Juan en lo relativo a los detalles geogr cos. A
rmaban que un escritor que hubiera sido testigo ocular de los
acontecimientos difcilmente habra incurrido en este tipo de
imprecisiones. Sin embargo, posteriores estudios histricos y
arqueolgicos han demostrado ms bien la fiabilidad del texto de
Juan. (2) Es acaso posible que un pescador convertido en apstol
redactara una obra tan aguda e inteligente? Puede ser que un
galileo de este per l estuviera familiarizado con el pensamiento
griego? Por supuesto que s. Estudios recientes sobre el judasmo
palestino de aquel tiempo han puesto de relieve que se produjo un
grado muy notable de penetracin cultural griega en todos los
niveles de la sociedad. Es cierto que el Nuevo Testamento afirma
que el apstol Juan era un hombre sin estudios ni preparacin (Hch
4:13), pero aun as es poco sensato predecir lo que era o no capaz
de hacer. Por otra parte, este tipo de crtica no considera el hecho
de que la edicin final del Evangelio pudo haber sido editada por
los discpulos de Juan, por un amanuense (un escriba profesional) o
por la comunidad de Juan. (3) Por ltimo, algunos objetan que la
iglesia primitiva se mostr al principio reticente a aceptar este
Evangelio. Esto es cierto. Pero hemos de tener en cuenta dos
hechos. (a) Las pruebas de que el Evangelio de Juan fue pasado por
alto no tienen tanto peso como parece. Es posible
34. que algunos importantes escritores de la Antigedad no citen
a Juan o aludan a l, pero apelar a lo que unos escritores dejaron
de decir es un argumento de silencio. (b) Juan fue ampliamente
aceptado en crculos herticos y gnsticos. Esto ha sido recientemente
con rmado por los documentos gnsticos hallados en Nag Hammadi, como
el Evangelio de Verdad, por ejemplo, donde abundan los temas
jonicos. Los heterodoxos que se situaban en los lmites de la
Iglesia Griega aceptaron Juan y escribieron los comentarios
conocidos ms antiguos (Valentino, Heraclen). Por ello, teniendo en
cuenta los peligrosos abusos de que este Evangelio era objeto en
otros mbitos, la iglesia era prudente en su utilizacin.
35. Fecha y origen Todo lo que hemos estado diciendo sobre la
nueva corriente de apreciacin del carcter judo del Cuarto Evangelio
y sobre el hecho de que tras la autoridad del Evangelio est Juan,
hijo de Zebedeo, condiciona lo que concluimos acerca de su fecha de
redaccin. Las fuentes de Juan han de ser antiguas y tienen sus
races en la primera generacin del cristianismo. Sin embargo, es
difcil establecer una fecha segura para la publicacin de este
Evangelio, porque los datos objetivos son exiguos. La fecha ms
tarda que podra asignrsele es el ao 125 d.C. No es solo que apunten
en esta direccin las referencias patrsticas, las alusiones de los
evangelios apcrifos (el Evangelio de Pedro), y los documentos de
Nag Hammadi, sino que, recientemente, han sido fechados, en Egipto,
dos fragmentos de papiros de Juan (el Papiro Rylands 457 y el
Papiro Egerton 2) en la primera mitad del siglo II. Permitiendo un
cierto tiempo para la circulacin de Juan, podemos decir que la
redaccin de este documento no pudo haberse realizado mucho despus
del ao 110 d.C. Establecer la fecha ms temprana posible para este
Evangelio es empresa ms difcil. Si Juan conoce los sinpticos y los
utiliza (y esto es objeto de debate), sera entonces apropiado
hablar de una fecha entre los aos 70 y 80 d.C. En Juan 9:22, 12:42,
y 16:2 leemos que los creyentes judos eran excomulgados de las
sinagogas. En el ao 85 d.C., los rabinos de Palestina instituyeron
esta clase de expulsiones para los judos convertidos al
cristianismo (Rabino Gamaliel II). Encontramos, por tanto, un
consenso muy notable en el mundo acadmico en el sentido de que Juan
se public en algn momento entre los aos 80 y 100 d.C. Ireneo dice
que el apstol vivi hasta una edad muy avanzada, hasta el reinado de
Trajano (98117 d.C.). Y Jernimo, que escribe en un periodo muy
posterior (aproximadamente en el ao 375 d.C.), sostena que Juan
muri en el ao 68 tras la muerte de Jess: es decir, alrededor del ao
98 d.C.
36. No obstante, sera tambin plausible una fecha anterior. Las
investigaciones actuales han cuestionado la dependencia de Juan con
respecto a los sinpticos (especialmente Marcos y Lucas). En
cualquier caso, es posible que Juan conociera las tradiciones
presinpticas. Hay algunos rasgos especiales que apuntan a una fecha
prxima a los escritores sinpticos, a saber, el modo en que Juan
describe la topografa de Jerusaln, su conocimiento de las
divisiones geogr cas y polticas del judasmo, as como la forma en
que utiliza las metforas. El decisivo ao 70 d.C. (en que los
romanos destruyeron Jerusaln) constituye una fecha muy importante:
Juan presupone un judasmo anterior a este periodo. Y con su actitud
crtica hacia el templo (2:13ss.; 4:21ss.) y los severos con ictos
que le enfrentaban a los dirigentes judos (cf. caps. 5, 8, 10),
resulta sorprendente no encontrar menciones de ese catastr co
suceso. Parafraseando a C. H. Dodd, buena parte de lo que hay en
Juan se hace muy difcil de entender fuera del contexto del judasmo
anterior al ao 70 d.C. Resumiendo, lo ms probable es que las
tradiciones sobre Jess que preserva Juan emanen del periodo
apostlico ms temprano, puede que entre los aos 60-65 d.C. Pero es
posible que la ltima edicin del Evangelio se publicara ms tarde. Es
probable que Juan y sus discpulos (o quiz solo estos ltimos)
editaran esta obra, aadiendo algunos pasajes y adaptando su mensaje
a la situacin del cristianismo posterior (ver ms al respecto a
continuacin). La tradicin nos dice que el lugar de redaccin fue
feso, y no se han presentado razones de peso en sentido contrario.
Puede que hasta haya apoyo bblico para ello. El Cuarto Evangelio
tiene en cuenta una polmica dirigida a los seguidores de Juan el
Bautista (ver 1:1928, 3542; 3:2236; 10:4042). En otros pasajes del
Libro de los Hechos se nos dice que Pablo conoci a algunos
seguidores de Juan el Bautista cuyas creencias requeran correccin.
Es sorprendente, pero tambin los encontramos en feso.
37. Intereses teolgicos de Juan La interpretacin de cualquier
libro bblico se hace ms slida cuando entendemos los motivos y
preocupaciones ms profundos que movan al autor. El vigor y
concentracin de Juan mani estan una sobresaliente intensidad de
propsito. Es como si una poderosa verdad le hubiera cado encima y
se sintiera obligado a expresarla. En un grado mayor que los
sinpticos, todas las secciones del Cuarto Evangelio contribuyen a
la articulacin de un tema central: la aparicin del Hijo de Dios en
la Historia. Juan explora dos facetas de esta aparicin: su carcter
de revelacin y de redencin.
38. Revelacin y redencin Esta luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no han podido extinguirla (1:5). Esta notable
invasin del mundo por parte de Dios se describe mediante un
lenguaje dualista. Ofendiendo toda sensibilidad moderna, Juan a rma
que en Cristo y a pesar de que tom forma de carne contemplamos la
gloria de Dios. Sin embargo, esta clase de ofensa se remonta tambin
a la Antigedad. La oscuridad asalta a la luz, pero no puede
triunfar sobre ella. El mundo est en permanente enemistad con el
Hijo. No obstante, aunque Jess es perseguido, juzgado y
crucificado, Juan sigue afirmando que su luz no se extingue. Pero
el don de Cristo no es simplemente su revelacin del Padre (14:9).
El segundo mensaje de Juan tiene que ver con la redencin. En l
estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad (1:4). Hay
esperanza para nosotros en el mundo. El mensaje de la invasin de la
historia lo es tambin de sacri cio y redencin. Aquellos que aceptan
esta revelacin, se identi can con la luz y creen, tendrn vida
eterna. La vida del Hijo se derrama en sacri cio, creando de este
modo la comunidad de los redimidos (17:6ss., 2026). Tal comunidad
es portadora del Espritu de Cristo que la sustenta, puesto que el
odio que otrora se extenda hacia el Hijo se dirige ahora contra
ellos (15:12ss.). Por tanto, el propsito de Juan al escribir es
explicar esta revelacin y redencin junto con sus posibilidades. En
20:31, el autor expresa claramente este objetivo: Pero stas se han
escrito para que ustedes crean que Jess es el Cristo, el Hijo de
Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida. En este pasaje
convergen nuestros temas principales: la necesidad de creer, el
reconocimiento de la liacin de Jess y la promesa de la vida. Sin
embargo, aun aqu hemos de hacer frente al misterio de Juan. Una
variante textual (ver comentarios sobre 20:3031) de la palabra
creer (pisteuete [presente de subjuntivo] frente a pisteusete
[aoristo
39. subjuntivo]) arroja dudas sobre el sentido del versculo.
Una de las lecturas implicara una actitud evangelizadora por parte
de Juan (aoristo: para que lleguen a creer); la otra implica la
transmisin de nimo (el presente: para que puedan seguir creyendo).
Esta ltima lectura tiene el mejor apoyo de los manuscritos y
explica de manera ms til el carcter de Juan. Se escribe para los
cristianos que, conociendo ya los rudimentos de la vida de Cristo y
la verdad cristiana, desean ahora ir ms lejos. No solo hay en este
Evangelio una in exible madurez de pensamiento, sino que sus
narraciones implican tambin que se redact para tratar ciertas
circunstancias prcticas de la iglesia. Algunos diran que Juan est
envuelto en una polmica: sosteniendo la verdad cristiana en medio
de fuerzas hostiles. No obstante, entre los propsitos de Juan est
tambin la clari cacin de las doctrinas cristianas en una etapa
incipiente del desarrollo de la iglesia.
40. Asuntos judos El con icto entre Jess y los fariseos que se
describe en los sinpticos recibe en Juan una marcada atencin. Una
breve lectura de 8:3159 o 10:1939 lo deja claro. Hay un ataque
constante sobre la posicin religiosa del judasmo. Por ejemplo, en
Juan, la expresin los judos se convierte prcticamente en una frase
tcnica (se utiliza setenta veces) para aludir a aquellos que
rechazan a Jess. En 9:22, por ejemplo, los padres del ciego (que
son judos) tienen temor de los judos. Pero esto no es todo. Se
subraya tanto el mesianismo de Jess como su relacin con las
festividades e instituciones del judasmo. Qu signi ca esto? Los
Evangelios no se escribieron nicamente para registrar la historia
de Jess, sino tambin para tratar ciertas circunstancias espec cas
en la vida de sus primeros lectores. Se consignaron unos dichos o
relatos determinados y no otros por razones concretas. Es posible
que aqu los cristianos de la iglesia de Juan necesitaran nimo por
causa de la persecucin y las hostilidades de que eran objeto. Juan
respalda las a rmaciones cristianas contra la incredulidad de los
judos. El hecho histrico de la incredulidad juda en el tiempo de
Jess se une a la oposicin de los judos en la poca de Juan.
41. Asuntos cristianos En el tiempo en que se public el
Evangelio, la iglesia cristiana primitiva haba crecido y se haba
diversi cado considerablemente. Por eso no es extrao descubrir que
Juan ha incluido materiales histricos pertinentes para las
necesidades cristianas de su generacin. Sera un error, no obstante,
pensar que alguna de estas necesidades se convirti en la fuerza
dominante del plan literario de Juan. Por el contrario, tales
necesidades constituyen temas secundarios que aparecen aqu y all, y
arrojan luz sobre la situacin de Juan. Los eruditos han identi cado
una increble lista de temas, pero nosotros solo observaremos
incidentalmente cinco de los ms sobresalientes: La importancia de
Juan el Bautista. Tena el Bautista un grupo de seguidores (quiz
hasta una secta) que no segua a Jess o se opona a l? Esto es lo que
parecen implicar Lucas 3:15 y Hechos 19:17, y ciertos escritos
posteriores lo con rman.11 El Cuarto Evangelio hace todo lo posible
por a rmar que el Bautista no era el Mesas (1:20; 3:28), que no era
la luz (1:89) y que Jess es superior a l (1:30; 3:2930; 10:41).
Vemos incluso a ciertos discpulos de Juan el Bautista que llegan a
ser los primeros convertidos de Jess (1:3542). Mateo, Marcos y
Lucas no tienen pasajes paralelos que traten eso. El lugar del
sacramentalismo. Juan tiene un punto de vista sacramental de la
historia, puesto que, para l, la encarnacin de Cristo signi ca la
verdadera aparicin de Dios en la historia humana. La adoracin puede
a rmar esta clase de apariciones verdaderas cuando sus smbolos (el
bautismo, la cena del Seor) asumen las verdaderas propiedades de
aquello que describen. Por eso se les llama sacramentos. Los
eruditos han identi cado un singular inters jonico en los
sacramentos de la adoracin cristiana, pero hay poco acuerdo sobre
el propsito de Juan. Algunos observan una ausencia de inters (p.
ej., se omite la cena del Seor), mientras que otros ven alusiones
por
42. todas partes (bautismo: captulos 3, 5, 9: eucarista:
captulos 2, 6; ambas ordenanzas: 19:34). Parece mejor concluir que
el principal mensaje de Juan al respecto (que encontramos en 3:121
y 6:5265) es de carcter correctivo: sin el Espritu, estas
expresiones de adoracin llegan a ser rituales impotentes, vacos de
su propsito original. Cristologa. Ireneo, uno de los padres de la
iglesia (siglo II), escribi que el Evangelio de Juan fue redactado
para refutar a Cerinto, el hereje gnstico. Aunque esto no es muy
probable, Ireneo observ correctamente que la exposicin que Juan
hace de Cristo haba sido cuidadosamente considerada. Se examinan
cuestiones como la naturaleza y origen de Jess, y su relacin con el
Padre de un modo que no tiene precedente en los sinpticos. Por
ejemplo, Juan a rma la unidad de Jess y el Padre (10:30; 14:910),
su distincin entre ellos (14:28; 17:15) y su unidad de propsito
(5:1718; 8:42). No es de extraar que, en la formacin de la doctrina
trinitaria, el Evangelio de Juan desempeara un papel tan notable
(cf. Tertuliano, Contra Prxeas). Esto fue especialmente as en el
Concilio de Nicea (325), cuando Arrio neg la naturaleza eterna del
Hijo. En posteriores debates con los arrianos, Atanasio dependi
mucho del Cuarto Evangelio y encontr en el ttulo logos del prlogo
jonico una herramienta muy til y descriptiva de la persona de
Cristo.12 Juan afirma la divinidad de Cristo. Si alguien se
sintiera inclinado hacia el adopcionismo (i.e., que Jess era un
hombre divinamente inspirado), este Evangelio argumenta sin tregua
en sentido contrario. Por otra parte, el mundo griego se senta
cmodo con las divinidades y, en todo caso, dudaba en a rmar la
plena humanidad de Jess (docetismo). Juan sostiene que Jess es
verdaderamente humano, de verdadera carne (1:14; cf. 20:27). La
brillantez y permanente valor de este Evangelio radica en que
adopta ambas posiciones. Jess era eternamente divino y su
encarnacin fue completa, es decir, era plenamente Dios y plenamente
hombre. Pero los eruditos se han apresurado a sealar que esta
equilibrada cristologa parece arti cial. Si se elimina el prlogo
(1:118), el
43. equilibrio se trastorna y, en palabras de algunos, Juan se
convierte en un ingenuo doceta.13 Pero esta a rmacin parece
injustamente dura.14 Una solucin ha consistido en ver ciertas
etapas de desarrollo en Juan. Es decir, el prlogo podra haberse
aadido al Evangelio en una etapa posterior, durante el periodo de
la publicacin de las cartas de Juan. No hay duda de que 1 Juan se
enfrenta categricamente al docetismo (1Jn 4:13) y, si la elevada
cristologa del Cuarto Evangelio haba dado alas a las herticas
creencias docetas, la inclusin del himno le habra dado el necesario
equilibrio. Sin embargo, es vital decir que la humanidad de Cristo
es intrnseca en todo el Evangelio de Juan. Juan describe a Jess
desde una doble perspectiva sin re exin ni especulacin. Es igual a
Dios; es, de hecho, Dios en carne; sin embargo, es plenamente
humano.15 Solo por esta a rmacin, Juan adquiere un inestimable
valor para la iglesia y sus credos. El Espritu Santo. Juan nos
proporciona una gran cantidad de informacin sobre el Espritu y en
muchos casos con ere un singular acento a ciertas caractersticas
teolgicas del mismo que no encontramos en los Evangelios sinpticos.
Su tratamiento se mueve en dos direcciones. (1) Desde un punto de
vista cristolgico, Juan pone de relieve que el Espritu es un rasgo
integral de la experiencia que Jess tiene de Dios. Durante el
bautismo de Jess, por ejemplo, Juan narra su relato, pero aade que
el Espritu permaneci sobre Jess (1:3233), subrayando la permanencia
de Dios en l. Jess se destaca de Juan el Bautista porque Dios le ha
dado el Espritu sin restriccin (3:34). Al Espritu se le describe de
manera metafrica como una fuente de agua viva (4:10), y ms adelante
se nos dice que es una fuente que uye desde dentro del propio Jess
(7:3739). De hecho, el derramamiento del Espritu depende de la
muerte de Jess (7:39), quien en su discurso del aposento alto
comenta: Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque,
si no lo hago, el Consolador no vendr a ustedes; en cambio, si me
voy, se lo enviar a ustedes (16:7). Como veremos en el comentario,
esta imaginera que une al Espritu con
44. Cristo podra estar en accin en la cruz cuando el soldado
traspasa el costado de Jess y de la herida fluye agua y sangre
(19:34). (2) Juan habla tambin de la promesa del Espritu para los
creyentes. Solo l nos proporciona el dilogo con Nicodemo, en el que
Jess desafa a este maestro para que nazca de nuevo (3:110). No se
trata de una obra de conversin de carcter intelectual o moral, sino
sobrenatural. Lo mismo se aplica a la mujer samaritana, un
personaje que desde un punto de vista teolgico y social contrasta
radicalmente con Nicodemo. El agua viva que busca (4:15) se de ne
ms adelante como el Espritu (7:3738), y Jess se aprovecha del
distanciamiento cultural entre Samaria y el judasmo para hablar de
la verdadera adoracin que requiere la accin del Espritu (4:24). En
este Evangelio abundan las alusiones al Espritu (ver 6:63), que
culminan en el extenso discurso de despedida (captulos 1416), donde
Jess describe al Espritu y promete su presencia a todos los
creyentes. A diferencia de los sinpticos, Juan consigna incluso la
concesin del Espritu a sus discpulos por parte de Jess el Domingo
de Resurreccin como un ltimo don que sella su partida (20:22). Todo
esto signi ca que, para Juan, el Espritu Santo no es un mero rasgo
incidental de la vida e identidad de Jess, ni tampoco una dimensin
opcional para el discipulado cristiano. Estar unido a Jess es
experimentar su Espritu, que en la cruz es derramado para el
mundo.16 Nuestra esperanza futura: escatologa. Muchos de los
primeros cristianos anhelaban la Segunda Venida de Cristo y
anticipaban un inminente nal de la historia. Esto explica los
dichos de Jess sobre su Segunda Venida en los sinpticos (ver Mt 24;
Mr 13; Lc 21). Cmo reaccionaron cuando esta esperanza se vio
frustrada (cf. 2P 3:112)? El Evangelio de Juan no registra nada
parecido a los discursos escatolgicos de Jess en los sinpticos. Aun
as, mantiene la esperanza futura (Jn 5:25ss.; 1Jn 2:28), pero
introduce un nuevo acento: la anhelada presencia de Jess nos es
ahora mediada por el Espritu. En el aposento alto, el anuncio que
Jess hace del Espritu adquiere una tonalidad escato-lgica (ver Jn
14:1823). Es decir, de un modo vital
45. que muchas veces pasamos por alto, Jess ha regresado ya y
est con nosotros en el Espritu. En trminos tcnicos, Juan subraya
una escatologa consumada a diferencia de la esperanza apocalptica
de los sinpticos.
46. Cmo se elabor el Evangelio de Juan La exgesis ha de
comenzar con un concienzudo conocimiento del texto tal como lo
tenemos. No basta con estudiar un pasaje aislado de su contexto. Ni
tampoco desatender el marco teolgico de referencia ms amplio de
Juan y pensar que podemos entender correctamente el signi cado de
un relato espec co. Se trata de un texto antiguo, un relato del que
nos separan casi dos mil aos. Llega hasta nosotros sin derechos de
autor ni historia editorial; ni siquiera poseemos la primera
edicin. Durante muchos siglos, los escribas copiaron este Evangelio
a mano; algunos de ellos eran escrupulosos y eruditos, mientras que
otros fueron, francamente, descuidados. Cul es, por tanto, la forma
o estado del relato que ahora tenemos en nuestras manos? Cul es el
fenmeno literario del Cuarto Evangelio? El fenmeno literario del
texto de Juan es un misterio asombroso. De hecho, hay un ingente
volumen de obras acadmicas que han intentado precisamente resolver
este misterio jonico.17 Esta es quiz la razn por la que Raymond
Brown observ en una ocasin que los eruditos jonicos son a menudo en
su tiempo libre aficionados a los relatos detectivescos. Cuando nos
disponemos a iniciar esta tarea se nos presentan dos deberes
esenciales. En primer lugar, podemos saber algo sobre el modo en
que este Evangelio se confeccion? Puede colegirse alguna fuente
concreta? Podra ser que el Cuarto Evangelio estuviera formado por
una serie de lo que podramos denominar estratos editoriales? Es
posible que ciertas colecciones de historias sobre Jess y sus
milagros se combinaran con extensos relatos de sus enseanzas? Si
esto fuera cierto y estuviera bien fundamentado en datos slidos,
aprenderamos entonces mucho ms sobre el texto. En segundo lugar,
hemos de distanciarnos y considerar este Evangelio en su conjunto.
En su forma cannica actual,18 se percibe alguna lgica y simetra que
sea til para su comprensin? Posee el Cuarto Evangelio alguna
estructura
47. organizativa que explique su unidad y mensaje
teolgico?
48. Estratos literarios en Juan El rompecabezas de la historia
literaria de Juan fue el primer asunto crtico reconocido en el
Evangelio. Ya en el siglo II, el Diatessaron de Taciano redispuso
importantes porciones de Juan para que encajaran en los sinpticos.
Pero el proceso de desarticulacin textual debi de haber sido
amplio. Los autores de la versin siraca sinatica, hallada en 1892
en el desierto egipcio de Sina, en el monasterio de Santa Catalina,
redistribuyeron Juan 18 (el orden del interrogatorio de Caifs y
Ans) para mejorar la narrativa. Lo que parece que tenemos son
claves internas podemos quiz clasi carlos como costuras literarias
que indican una historia de la composicin en este Evangelio.
Lamentablemente, la solucin a este problema es distinta de la que
tenemos en los sinpticos, en los que pueden compararse mltiples
tradiciones. Por ejemplo, si Mateo y Lucas utilizaron Marcos,
pueden entonces analizarse sus patrones de dependencia y
divergencia. Naturalmente, algunos han argumentado que Juan podra
haber estado familiarizado con el bosquejo de Marcos o con algunas
de las secciones de Lucas, pero pocos se atreveran a sugerir una
dependencia literaria directa del orden en que, por ejemplo, Mateo
utiliz a Marcos. Por el contrario, las fuentes de Juan solo nos han
dejado unos indicios muy sutiles de su historia. Puesto que las
fuentes de Juan no se nos revelan, los eruditos han desarrollado
ciertas tcnicas para desentraar los misterios del Evangelio.19 (1)
All donde se sospecha la presencia de otros editores, podemos
buscar evidencias de estilo. Podramos observar, por ejemplo, que
logos (verbo) se utiliza en el captulo 1 y luego desaparece. Lo
mismo sucede con palabras cruciales como pleroma (plenitud) y
charis (gracia). Sin embargo, los mejores estudios han rechazado
esta herramienta. Una serie de cuidadosos trabajos lingsticos ha
terminado por debilitar de nitivamente las teoras sobre fuentes
basadas en cuestiones de estilo y nos ha convencido de que ha
habido una misma
49. mano en accin desde los captulos 1 al 21.20 Observamos, por
ejemplo, que en Juan se omite sistemticamente una importante
palabra como dynamis (poder) y se sustituye con lo que se ha dado
en llamar vocabulario jonico para aludir a los milagros: ergon
(obra) y semeion (seal). (2) Podemos buscar tendencias ideolgicas,
en las que el texto nos presenta puntos de vista encontrados. Juan
ha sido objeto de mucha atencin tambin en este asunto. Cuando un
autor adopta una fuente, es posible que, aunque sea a nivel
inconsciente, est en desacuerdo con ella. En aquellos casos en que
tales desacuerdos se hacen discernibles, puede distinguirse a la
fuente del editor. Rudolf Bultmann fue el gran experto en esta
clase de labor detectivesca. Bultmann catalog un buen nmero de
tendencias, como por ejemplo el inters en el discpulo amado, las
obras frente a las seales, y la escatologa. Obsrvese que en 3:26 y
4:1 las narraciones tradicionales nos dicen que Jess bautizaba en
agua. Y a continuacin, y para nuestra sorpresa, en 4:2 el relato
introduce una cierta correccin para decir que en realidad no era
Jess quien bautizaba, sino sus discpulos. Bultmann a rma que esto
es una prueba de desacuerdo entre el autor y su fuente. Pero los
expertos se han mostrado igualmente crticos con este acercamiento.
D. Moody Smith y Robert Fortna cuestionan nuestra competencia para
discernir los estratos ideolgicos.21 Por un lado, los temas que
aparecen en el Evangelio de Juan son demasiado sutiles y matizados
y, por otro, cualquier autor puede escribir empleando algunas
tensiones interiores. Asignar un punto de vista a un nivel ms
primitivo y otro a un redactor o editor sencillamente carece de
base objetiva. (3) Hay una tercera herramienta ms prometedora: la
evidencia contextual. La evidencia contextual la forman aquellas
indicaciones que muestran alguna irregularidad en el texto, un
cierto distanciamiento narrativo. Se pone de mani esto en una serie
de formas. (a) Est la evidencia textual, en la que hay antiguos
manuscritos que muestran discrepancias en la tradicin. Es posible
que uno de los manuscritos
50. griegos registre un prrafo o frase de un modo mientras que
otro ofrece una versin distinta. Esto es lo que sucede, por
ejemplo, en el nal ms extenso de Marcos (ver Mr 16:920). Sin
embargo, tristemente, es poco frecuente en Juan. Nos viene de
inmediato a la mente el relato de la adltera (7:538:11); no
obstante, las discrepancias textuales rara vez representan algn
cambio importante para la interpretacin del Cuarto Evangelio (cf.
1:13, 18, 41; 3:34; 6:69; 14:3).22 (b) Una segunda herramienta
contextual consiste en localizar y estudiar los comentarios
parentticos del narrador/editor. Se trata de comentarios que
interrumpen la narracin para clari car algn aspecto al lector;
tales comentarios implican que el autor est utilizando materiales,
fuentes o tradiciones que es posible que sus lectores no entiendan.
Estos comentarios son frecuentes en Juan. Por ejemplo, en Juan 1:41
se nos explica que el nombre arameo de Cefas signi ca Pedro (petros
en griego). En 19:31 se nos dice que el sabbat judo es un (lit.) da
de esta. En 4:9, las tensiones entre judos y samaritanos merecen
una nota marginal aclaratoria (los judos no se llevan muy bien con
los samaritanos). Espordicamente, Juan explica alguna di cultad
dentro de la lgica del texto. Por ejemplo, en 2:9 puede que el
encargado del banquete de bodas no conociera el origen del vino,
sin embargo, el narrador nos recuerda que los siervos fueron
verdaderos testigos del milagro. Esta misma forma de ayuda para el
lector puede encontrarse en 4:2, donde se nos recuerda que Jess no
bautizaba a nadie. Pero, por regla general, lo que hace el narrador
es simplemente clari car el relato en s, como en 6:1, cuando dice
que el mar de Galilea y el de Tiberades son el mismo. Aqu es donde
los crticos de las fuentes se sorprenden. Si los lectores de Juan
conocan el Mar de Tiberades y si Juan escribi todo su relato sin
fuentes, por qu entonces no utilizaba esta expresin de entrada? (c)
La tercera herramienta contextual la encontramos en lo que
personalmente denomino las costuras literarias del texto. Se trata
de casos en los que el uir cronolgico, temtico o dramtico de
las
51. narraciones parece desarticulado. A diferencia de los
sinpticos, en el Evangelio de Juan abunda esta clase de textos.
Estos fenmenos son tan comunes que se les ha dado incluso un nombre
tcnico. En 1907, Edward Schwartz acu el trmino apora para aludir a
estas di cultades.23 En nuestros das, este trmino ha sido adoptado
por Robert Fortna y Howard Teeple.24 En ingls, el trabajo ms
antiguo sobre este problema es tres aos posterior al de Schwartz y
puede encontrarse en la obra de Warburton Lewis, Disarrangements in
the Fourth Gospel [Desorganizacin en el Cuarto Evangelio].25 Una
rpida mirada a algunas de tales aporas nos ayudar a aclarar esta
cuestin: En primer lugar consideremos el prlogo de Juan (1:118),
con su lenguaje caracterstico y su estilo potico. Sin l, el
Evangelio comenzara en 1:19 con Juan el Bautista y seguira el
tradicional punto de partida de los sinpticos. Cul es el origen de
este poema? Quin lo escribi? Cul es su relacin con el cuerpo del
Evangelio? Obsrvese que Juan utiliza el trmino seal (semeion en
griego) para aludir a los milagros de Jess. En 2:11 y 4:54 se
numeran las seales (la primera y la segunda), sin embargo, a partir
este punto no se sigue desarrollando la numeracin. Por otra parte,
muchos se han preguntado cmo puede 4:54 ser la segunda seal cuando
2:23 dice que Jess haba hecho mltiples seales en Jerusaln en un
periodo anterior. En 3:22, el texto dice que Jess fue con sus
discpulos a la regin de Judea. El problema es que haba estado en
Judea desde un principio, puesto que haba asistido a la fiesta de
la Pascua en Jerusaln (2:233:21). Uno de los ms fascinantes
rompecabezas es la secuencia de Juan 5 y 6. El orden presente hace
que Jess vaya de un modo abrupto de Samaria a Galilea, luego a
Jerusaln y de vuelta a Galilea para regresar una vez ms a Jerusaln,
todo ello sin
52. transiciones. En el captulo 5, por ejemplo, Jess ha
participado en un debate en Jerusaln. Consideremos ahora lo que
dice en 6:1 (lit.): Despus de esto Jess se fue al otro lado del Mar
de Galilea. A muchos eruditos les gustara invertir el orden de los
captulos 5 y 6.26 Consideremos tambin la percopa de la adltera
(7:538:11), que, aunque interrumpe el discurso de la fiesta de los
Tabernculos, tiene vnculos teolgicos con l. Este es el nico caso en
que la evidencia de los manuscritos es significativa. Se trata
probablemente de un episodio flotante del Evangelio que lleg tarde
a Juan (y a Lucas).27 Otra apora podra ser la de 11:2. En este
pasaje se presenta a Mara de Betania como la mujer que ungi con
perfume al Seor, y le sec los pies con sus cabellos. El nico
problema es que esta uncin no se produce hasta el prximo captulo
(cap. 12). En 14:31 parece que Jess haya terminado su discurso del
aposento alto y da a entender que su arresto es inminente: Ya no
hablar ms con ustedes, porque viene el prncipe de este mundo
(14:30). Acto seguido dice: Levntense, vmonos de aqu! (14:31). Lo
sorprendente es que Jess tiene todava mucho que decirles ochenta y
seis versculos ms o menos! antes de que Judas intervenga. Debera
acaso 18:1 seguir inmediatamente a 14:31? Si se lee la narracin
siguiendo esta secuencia, es sorprendente la fluidez que adquiere
el texto. Otra apora se encuentra en 16:5: Ahora vuelvo al que me
envi, pero ninguno de ustedes me pregunta: A dnde vas?. Sin
embargo, lo que ha sucedido es precisamente lo contrario, ya que en
13:36 Pedro ha planteado una pregunta idntica y en 14:5 Toms ha
hecho lo mismo. Esto ha inspirado una gran cantidad de teoras
redistributivas que pretenden situar 16:5 antes de 13:36. Una ltima
apora est relacionada con lo anterior: Qu hacemos
53. con Juan 21? Los versculos que clausuran el captulo 20
parecen concluir el Evangelio. Esto da origen a toda una serie de
preguntas tcnicas. Escribi este captulo el mismo autor que redact
el texto de 120? Por lo que al estilo se refiere es el mismo
(incluso en 21:14 utiliza un sistema de numeracin para los
episodios de la resurreccin que concuerda con los consignados en el
captulo 20). Otro aspecto igualmente importante es que la rivalidad
entre Pedro y Juan que encontramos en Juan 13 y 20 se repite en el
captulo 21, cuando divisan a Jess en la playa. No obstante, un
editor habilidoso podra haber redactado este captulo siguiendo el
estilo y el formato de los captulos 120. La seccin ms fascinante
est en los dos ltimos versculos (21:2425). Sorprendentemente, en
este pasaje, unos editores o escritores distintos del discpulo
amado delatan su identidad, ste es el discpulo que da testimonio de
estas cosas, y las escribi. Y estamos convencidos de que su
testimonio es verdico. Quines estn tras el nosotros de este
versculo? Se trata acaso de una prueba de primera mano de los
discpulos de Juan que le ayudaron a editar el Evangelio? En
resumen, esta evidencia literaria signi ca sencillamente que cuando
Juan escribi su Evangelio utiliz ciertas fuentes. Para m, las
fuentes sealan la antigedad de la tradicin jonica. Algunos eruditos
dan el paso innecesario de evaluar estas fuentes para localizar
aquellas que son ms dedignas desde un punto de vista histrico. Pero
la mayora ven esto como una evidencia de que en el periodo ms
antiguo se produjo una deliberada seleccin editorial y distribucin
de los relatos. Son pocos los que creen que el discpulo amado
escribi todo su Evangelio de una sentada, de principio a n. Una
mayora de eruditos asumen que el texto se fue desarrollando a lo
largo de un periodo de tiempo. Es probable que el Cuarto Evangelio
pasara por una serie de etapas de composicin, y que las costuras
literarias que se aprecian marquen las lneas de unin de tales
etapas. Como le sucede a una casa que ha experimentado numerosas
ampliaciones y ha aadido elementos a su
54. arquitectura, identi car las costuras ayuda a reconstruir
las intenciones de los constructores originales.
55. Una propuesta de reconstruccin Muchos eruditos han
intentado trazar las etapas de edi cacin que con guran este
Evangelio, pero hay poco acuerdo. A continuacin propongo una
posible reconstruccin de este proceso desde un punto de vista
conservador: Primera etapa. Entre los cristianos ms antiguos
circulaba una recopilacin bsica de las enseanzas de Jess. Muchas de
ellas fueron recopiladas por Juan, memorizadas o escritas, y
utilizadas en su ministerio personal. Segunda etapa. Se form una
comunidad (posiblemente a partir de seguidores de Juan el Bautista,
ver captulos 14) que viva en una fuerte tensin con la sociedad juda
adyacente.28 Esto explica el frecuente argumento en el Evangelio
contra los judos y su utilizacin de materiales culturales y
teolgicos judos. Explica tambin el dualismo del Evangelio y sus
repetidas advertencias sobre el mundo. Los relatos del Evangelio
fueron configurados por la vida y necesidades de la iglesia en su
lucha por existir dentro de la sociedad. Tercera etapa. A medida
que la comunidad creca y consolidaba su identidad, se iba
redactando un primer borrador del Evangelio, basado en los
recuerdos que Juan tena de la vida de Jess. Este pre-evangelio
comenzaba posiblemente con la historia de Juan el Bautista (1:19) y
terminaba en 20:31. Cuarta etapa. De repente, la comunidad se vio
inmersa en una serie de luchas internas, batallando con las
primeras herejas gnsticas y divisiones intestinas. Juan escribi sus
tres cartas (1Jn, 2Jn, 3Jn) y al mismo tiempo el prlogo de su
Evangelio (Jn 1:118), que se anex a este como una afirmacin
explcita de su cristologa encarnacional. Es un elocuente y vigoroso
preludio que prepara el camino para las afirmaciones ms sutiles que
aparecen en otros lugares del Evangelio.
56. Quinta etapa. Tras la muerte de Juan, sus discpulos
recopilaron reverentemente sus ltimos relatos de la resurreccin
(captulo 21) y rindieron tributo a la perenne importancia del
testimonio presencial de Juan (19:35; 21:24). Al editar el relato
del Evangelio, dieron a Juan el ttulo de discpulo amado,
reconociendo su intimidad con Jess y la profundidad de su enseanza.
Dieron tambin al Evangelio su formato final, uniendo entre s
algunos relatos y dando los toques finales a las apreciadas
memorias de Juan.29
57. Estructura literaria Un excelente ejercicio consiste en
fotocopiar el cuarto Evangelio y realizar un montaje del texto.30
Esto nos permite ver el Evangelio en su totalidad y observar las
conexiones entre las distintas unidades del texto. Juan 11 (la
resurreccin de Lzaro) puede compararse ahora fcilmente con Juan 20
(la resurreccin de Jess). Pueden tambin marcarse con facilidad los
cambios temticos. 31 Por ejemplo, los abruptos cambios entre Juan 5
y 6 se hacen ahora evidentes. Si exploramos todo el Evangelio, es
fcil apreciar enseguida algunas divisiones naturales. Pero tengamos
en cuenta desde el principio que las divisiones por captulos son
artificiales. Se trata de localizar cualquier divisin literaria
natural. Parece que Jess est actuando en pblico desde los captulos
112, mostrando seales y enseando pblicamente a diversos grupos.
Despus, en los captulos 1317 le vemos en privado, hablando con sus
seguidores, casi despidindose de ellos. Por ltimo, la narracin
termina con un detallado relato de la Pasin y la resurreccin.
Consideremos con atencin las transiciones entre estas unidades. El
captulo 12 parece ser un claro clmax del ministerio pblico: Termina
con un resumen de los esfuerzos de Jess, un clamor de desesperacin
sobre la incredulidad y una ltima rea rmacin del origen divino de
las palabras de Jess. A partir de Juan 13:1 nos situamos en la
Pascua, se observa ahora que Jess est prximo a abandonar el mundo y
se encuentra nicamente con aquellos que le han seguido. El captulo
17 nos presenta una extensa oracin, y un nuevo cambio geogrfico (el
valle de Cedrn) nos traslada a otra escena: el arresto, juicio y
muerte de Jess. Los largos discursos dan ahora paso a las dramticas
narraciones de la Pasin de Cristo. Los eruditos se han apresurado a
observar estas divisiones y a ponerles nombre. A los captulos 112
se les llama el Libro de las Seales,
58. puesto que en ellos se consignan un buen nmero de milagros
con enseanza de Jess. A los captulos 1321 (que anan las secciones
del Aposento Alto y de la Pasin) se les llama el Libro de la
Gloria, puesto que en la cruz Jess es glorificado (13:31). El Libro
de las Seales (Juan 112). Demos ahora una mirada ms detallada a la
primera seccin, el Libro de las Seales. Obsrvese que el himno del
comienzo es casi una obertura, una especie de entrems del drama que
comienza realmente en 1:19. A esto le sigue una seccin centrada en
Juan el Bautista y sus discpulos (y sus contactos ms antiguos con
Jess). A continuacin, las escenas se suceden con rapidez: un
milagro en Can, la puri cacin del templo, Nicodemo, etctera.
Intentemos clasi car estas unidades por temas, observando los
principales cambios narrativos. Se hace inmediatamente claro que
estas secciones estn organizadas con un criterio temtico. En los
captulos 24 Jess lleva a cabo milagros en instituciones del
judasmo; En los captulos 510 hace su aparicin en una serie de
festividades judas (obsrvese que en cada seccin se nombra la esta
en cuestin). En cada caso instituciones y festividades, Jess
sustituye algn smbolo judo por una provisin ms abundante,
abundancia mesinica (agua por agua viva; man por pan de vida,
etc.). Podemos aventurar un bosquejo como este: A. Prlogo (1:118)
B. Jess y el Bautista (1:1951) C. Jess y las instituciones judas
(2:14:54)32 1. En Can: Tinajas para la purificacin (2:112) 2. En
Jerusaln: El templo (2:1325) 3. En Jerusaln: Un rabino (3:121)
{Otro excurso sobre el Bautista (3:2235)}33 4. En Samaria: Un pozo
sagrado (4:142) 5. Vuelta a Can (4:4354)
59. D. Jess y las festividades judas (5:110:42)34 1. Sabbat
(5:147) 2. Pascua (6:171) 3. La fiesta de los Tabernculos (una
festividad de agua y luz) {Excurso sobre una mujer adltera
(7:538:11)}35 a. Un discurso sobre la luz (8:1230) b. Una narracin
sobre el conflicto entre la luz y la ceguera (9:141) 4. Rededicacin
(o Januc) (10:139) 5. Vuelta a Juan el Bautista (10:4042) E.
Prefiguracin de la muerte y resurreccin de Jess (11:112:50) 1.
Lzaro: un paradigma de la muerte y la vida (11:157)36 2. Jess,
ungido para la muerte, entra en Jerusaln para morir (12:150)
Obsrvese cuntas de las unidades literarias vienen sealadas por
indicadores internos de cada divisin. Los episodios de Can
(milagros, cada uno de ellos numerados) encuadran la seccin sobre
las instituciones judas. En la seccin de los festivales se alude a
diferentes festividades, se centra en un importante smbolo de cada
una (sabbat/trabajo, Pascua/pan, Tabernculos/agua y luz,
Rededicacin/consagracin de Jess), y generalmente Jess pronuncia un
discurso que expone el signi cado de tales smbolos (ver 6:1535 como
un comentario sobre la Pascua). La ltima referencia a Juan el
Bautista (10:4042) nos lleva de regreso al inicio de toda la
secuencia de seales (1:19ss.), llevando a cabo otro plano nal y
reiterando el valor de las seales de Jess. Finalmente, los dos
ltimos captulos representan una aleccionadora advertencia de lo que
ha de venir.
60. Qu conclusiones podemos sacar de todo esto? De repente
parece que el Cuarto Evangelio puede estar organizado con un
criterio temtico (al menos en los captulos 112), si bien las
unidades o relatos tienen un claro carcter histrico y cronolgico.
Juan nos dice ms sobre el impacto del ministerio mesinico de Jess
en el judasmo que de la secuencia de los acontecimientos que con
guran dicho ministerio. Los episodios no se organizan de manera
accidental. La ltima edicin de Juan que poseemos tiene una
organizacin cuidadosa e intencionada. El Libro de la Gloria (Juan
1321). Por lo que respecta al Libro de la Gloria (captulos 1321),
puede decirse algo muy parecido. En esta importante seccin, Jess se
dirige en privado a sus discpulos durante su ltima Pascua.
Sorprendentemente, estos nueve captulos se centran en unos pocos
das de la vida de Jess. Les ensea en privado sobre la disposicin a
servir, les lava los pies, explica la venida del Espritu Santo en
trminos de revelacin y persecucin personal, y ora detenidamente por
sus seguidores y discpulos. Con el captulo 18 se inicia el relato
del juicio y la muerte de Jess. Por su condicin de narrativa, esta
seccin se parece mucho a los sinpticos, pasando con rapidez de una
a otra escena sin los caractersticos discursos jonicos. A la cruz
le sigue un detallado relato de la resurreccin, en que Jess unge a
sus seguidores con el Espritu. Por ltimo, el captulo 21 es
posiblemente un anexo que aade los relatos de despus de la
resurreccin en Galilea y el extenso dilogo entre Jess y Pedro. A.
La comida de la Pascua (13:130) 1. El lavamiento de los pies
(13:120) 2. La traicin de Judas (13:2130) B. El discurso de
despedida (13:3117:26) 1. La partida y provisin de Jess
(13:3114:31) 2. La vid verdadera (15:117) 3. Los discpulos y el
mundo (15:1816:33) a. La enemistad del mundo (15:1816:4a) b. Otros
aspectos de la obra del Espritu (16:4b.
61. 33) 4. La oracin sacerdotal de Jess (17:126) C. El
sufrimiento y la muerte de Jess (18:119:42) 1. El arresto y el
interrogatorio (18:119:16) a. El arresto (18:111) b. El juicio judo
(18:1227) c. El juicio romano (18:2819:16) 2. Crucifixin y
sepultura (19:1742) D. La resurreccin (20:129) E. Eplogo (21:125)
1. El milagro de los ciento cincuenta y tres peces (21:114) 2. Jess
y Pedro (21:1523) 3. Apndice editorial (21:2425) El Libro de la
Gloria est dominado por los acontecimientos del Aposento Alto y por
el relato de la Pasin. En los captulos 1317, Jess es el foco de
atencin, preparando a sus discpulos para su muerte. El captulo 18,
por otra parte, es un tipo distinto de relato. Parece que el
episodio del juicio y muerte de Jess qued rmemente establecido en
el cristianismo primitivo, puede que mediante la tradicin oral. En
Juan 1819 existen ms paralelismos con los Evangelios sinpticos que
en cualquier otra seccin. Esta es la razn por la que C. H. Dodd
comenz con la narracin de la Pasin cuando analiz el valor histrico
del Cuarto Evangelio.37 Dodd concluy, no obstante, que aunque este
Evangelio recuerda a los sinpticos, sus divergencias son tales que
probablemente consigna una antigua y autntica corriente de tradicin
oral sobre la muerte de Jess. Sin embargo, lo que a primera vista
parece una fluida narrativa, cuando la analizamos ms de cerca se
revela como una historia ensamblada de un modo muy parecido al
Libro de las Seales. La despedida de Jess
62. (13:3117:26), por ejemplo, parece un mosaico de enseanzas.
Se ha observado ya que 16:5, con la censura de Jess a sus discpulos
por no preguntarle a dnde se dirige, no encaja muy bien con 13:36.
Los comentaristas sealan con frecuencia el gran nmero de
paralelismos entre los captulos 14 y 16, sugiriendo que podra
tratarse de dos versiones de materiales similares. No obstante, la
edicin nal de este Evangelio combin estas fuentes de la tradicin,
las organiz y se esforz en ofrecer una exposicin coherente de los
ltimos das de Jess. 1. En nuestros das, feso es una ciudad que
cuenta con impresionantes ruinas. Ubicada en Turqua occidental.
Aunque su puerto de mar est hoy totalmente obstruido por los
sedimentos (el mar est a unos diez kilmetros de distancia), en la
Antigedad haba una importante va pblica que conectaba el trfico
comercial entre Grecia y Asia Menor. 2. Algunas slidas tradiciones
de los primeros siglos de la iglesia indican que Juan fue sepultado
en feso. Segn el historiador del siglo IV Eusebio y el telogo
Ireneo, Juan haba jado su residencia en feso. Una generacin despus
de Juan, Ignacio de Antioqua escribi sobre la fidelidad y fortaleza
de la iglesia de feso (Ef. 89). 3. Josefo, Ant. 14.225 y ss.;
14.26263. 4. Estos nombres proceden de Romanos 16. Algunos eruditos
creen que la larga lista de nombres que aparece en el ltimo captulo
de Romanos alude de hecho a cristianos efesios, no romanos. Segn
esta teora, se envi a feso otra copia de esta carta. 5. Los trminos
gnstico y gnosticismo (derivados de la palabra griega ginosko,
saber/conocer) hacen referencia a un complejo movimiento religioso
que, en su forma cristiana, adquiri clara prominencia hacia el
siglo II d.C. Se formaron con rapidez sectas, que seguan a
importantes lderes cuya enseanza se opona directamente a la de la
iglesia ortodoxa. 6. E. Hennecke, The New Testament Apocrypha, 2
vols. (Filadel a: Westminster, 1963, 1964); muchos de estos textos
estn ahora
63. disponibles en Internet en http://www.non-canonical.org. 7.
Ver M. Hengel, The Johannine Question (Londres: SCM, 1989), 123. 8.
M. Wiles, The Spiritual Gospel: The Interpretation of the Fourth
Gospel in the Early Church (Cambridge: Cambridge Univ. Press,
1960); R. Schnackenburg, John [Juan], 1:193210; J. N. D. Kelly,
Early Christian Doctrines (Londres: A. & C. Black, 1977), 5279,
223 51; ver la concienzuda aunque ahora un poco arcaica bibliografa
de E. Malatesta, St. Johns Gospel, 19201965 (Roma: Instituto Ponti
cio, 1967), 157171, John in the History of Exegesis. Quienes deseen
considerar una valoracin de la teologa de la encarnacin de Juan,
pueden ver E. Harrison, A Study of John 1:14, en R. Guelich, ed.,
Unity and Diversity in New Testament Theology (Grand Rapids:
Eerdmans, 1978), 2336; M. M. Thompson, The Humanity of Jesus in the
Fourth Gospel (Filadelfia: Fortress, 1988). 9. Ver J. H.
Charlesworth, The Beloved Disciple: Whose Witness Validates the
Gospel of John? (Valley Forge, Pa.: Trinity, 1995). Se trata de un
concienzudo estudio de la paternidad literaria (437 pginas!) que
cubre la mayor parte de las opciones. Charlesworth ofrece una
detallada argumentacin a favor de Toms como autor de este
Evangelio. Ver tambin S. M. Schneiders, Because of the Womans
Testimony Reexamining the Issue of Authorship in the Fourth Gospel,
NTS 44 (1998): 51335. 10. R. Brown, Commentary on John, 2 vols.
[1966, 1970] l:xcvii; 2:9056. Brown cambi de opinin en 1979 y
abandon la idea de que el discpulo amado fuera Juan, hijo de
Zebedeo, uno de los Doce. Ver su obra The Community of the Beloved
Disciple (Nueva York: Paulist, 1979), 3334. 11. Ver la obra