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1 EL DOMINGO II (III) LA COMPRENSIÓN ACTUAL DEL DOMINGO CRISTIANO A través de los veinte siglos de la Iglesia, a partir del dato bíblico y de la rica sensibilidad de las primeras generaciones, con las influencias consiguientes de las diversas culturas y tiempos, llegamos a la comprensión y a la praxis actual sobre el día del Señor. A) EL DOMINGO PASCUA SEMANAL El aspecto teológico fundamental del domingo es ver en él el memorial sacramental de la pascua del Señor. Es verdad que el Señor resucitado le está siempre presente a su comunidad, pero desde la primera generación aparece con particular énfasis la fuerza de la presencia el día domingo, que viene presentado como el día del encuentro de la comunidad cristiana con su Señor. Esta es la perspectiva radical del domingo, de la que se derivan todas las demás: cada ocho días los cristianos celebramos el memorial de la victoria pascual de Cristo. El memorial no es sólo un recuerdo aniversario sino que comporta la presencia de lo que se conmemora: el Señor glorioso sigue estando presente con la misma viveza con que lo hiciera los primeros días de la Pascua, influyendo en nuestra historia con la misma fuerza dinámica que al principio. Cada domingo es a la vez memoria de la Pascua inicial y la profecía de la pascua futura. En cada domingo se actualiza la primera y se anticipa ya sacramentalmente la definitiva. B) EL DÍA DE LA COMUNIDAD La reunión dominical es una de las realidades más atestiguadas de la primera generación. Es decir, que el domingo, además de poner de manifiesto nuestra comunión con el Resucitado, es también el día que expresa más claramente la identidad de la propia asamblea Iglesia, la comunidad reunida en torno al Señor y movida por su Espíritu. C) LA EUCARISTÍA DEL DOMINGO La vivencia cristiana del domingo tiene su momento privilegiado en la celebración de la Eucaristía. En esta Eucaristía, además de la experiencia de comunidad reunida en el nombre y bajo la presencia misteriosa de su Señor, los cristianos nos alimentamos ante todo con la palabra de Dios. La doble mesa a la que somos invitados es un progresivo encuentro con el mismo Señor. La Eucaristía, memoria sacramental y participación en la pascua de Cristo tiene en el domingo su máxima significación. La Eucaristía va edificando a la comunidad pascual. La comunidad reunida hace la eucaristía, pero la eucaristía hace a la Iglesia y la va madurando como comunidad del Resucitado. Le Eucaristía dominical es una privilegiada realización histórica y visible de lo que es la Iglesia como pueblo sacerdotal de Dios. Pero además la eucaristía dominical nos lanza a la misión que Cristo nos encomendara.

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EL DOMINGO II (III) LA COMPRENSIÓN ACTUAL DEL DOMINGO

CRISTIANO

A través de los veinte siglos de la Iglesia, a partir del dato bíblico y de la rica

sensibilidad de las primeras generaciones, con las influencias consiguientes de las

diversas culturas y tiempos, llegamos a la comprensión y a la praxis actual sobre el día

del Señor.

A) EL DOMINGO PASCUA SEMANAL

El aspecto teológico fundamental del domingo es ver en él el memorial sacramental

de la pascua del Señor. Es verdad que el Señor resucitado le está siempre presente a su

comunidad, pero desde la primera generación aparece con particular énfasis la fuerza de

la presencia el día domingo, que viene presentado como el día del encuentro de la

comunidad cristiana con su Señor. Esta es la perspectiva radical del domingo, de la que

se derivan todas las demás: cada ocho días los cristianos celebramos el memorial de la

victoria pascual de Cristo. El memorial no es sólo un recuerdo aniversario sino que

comporta la presencia de lo que se conmemora: el Señor glorioso sigue estando presente

con la misma viveza con que lo hiciera los primeros días de la Pascua, influyendo en

nuestra historia con la misma fuerza dinámica que al principio.

Cada domingo es a la vez memoria de la Pascua inicial y la profecía de la pascua

futura. En cada domingo se actualiza la primera y se anticipa ya sacramentalmente la

definitiva.

B) EL DÍA DE LA COMUNIDAD

La reunión dominical es una de las realidades más atestiguadas de la primera

generación. Es decir, que el domingo, además de poner de manifiesto nuestra comunión

con el Resucitado, es también el día que expresa más claramente la identidad de la

propia asamblea Iglesia, la comunidad reunida en torno al Señor y movida por su

Espíritu.

C) LA EUCARISTÍA DEL DOMINGO

La vivencia cristiana del domingo tiene su momento privilegiado en la celebración

de la Eucaristía. En esta Eucaristía, además de la experiencia de comunidad reunida en

el nombre y bajo la presencia misteriosa de su Señor, los cristianos nos alimentamos

ante todo con la palabra de Dios. La doble mesa a la que somos invitados es un

progresivo encuentro con el mismo Señor.

La Eucaristía, memoria sacramental y participación en la pascua de Cristo tiene en el

domingo su máxima significación. La Eucaristía va edificando a la comunidad pascual.

La comunidad reunida hace la eucaristía, pero la eucaristía hace a la Iglesia y la va

madurando como comunidad del Resucitado.

Le Eucaristía dominical es una privilegiada realización histórica y visible de lo que

es la Iglesia como pueblo sacerdotal de Dios. Pero además la eucaristía dominical nos

lanza a la misión que Cristo nos encomendara.

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La Eucaristía no es la única característica del domingo cristiano, pero sí la más

representativa y la que encierra y expresa los valores más importantes de la comunidad

cristiana.

D) EL DESCANSO PASCUAL DEL DOMINGO

Si los judíos descansan en sábado en memoria del descanso del Dios creador y de su

liberación de Egipto, nosotros nos abstenemos de nuestros trabajos ordinarios el

domingo porque es el día de la celebración pascual, la memoria de la pascua de Cristo,

nuestro día de fiesta por excelencia. Nos sentimos liberados por Cristo, redimidos por su

pascua, "resucitados" con él.

El domingo en un signo de nuestra libertad humana y cristiana. Ser liberados por

Cristo en su pascua significa, entre otras cosas, que no somos esclavos del trabajo, de la

máquina, de la lucha continua por la vida, sino dueños de nosotros mismos.

El descanso dominical es un gesto profético que hacemos cada semana para

manifestar nuestra dignidad humana y cristiana. Este día nos permite encontrarnos con

nosotros mismos. El domingo mira al culto de Dios, a la alegría pascual, a la reunión

comunitaria y al descanso físico y psicológico del cristiano.

E) LA ALEGRÍA DEL DOMINGO

El domingo es el día pascual, con todo lo que comporta de alegría y de victoria. La

razón profunda es que este Señor, Cristo Jesús, sigue vivo y que está presente en nuestra

existencia con toda su fuerza salvadora.

Los cristianos hacemos de la alegría del domingo un gesto profético en medio de este

mundo: es nuestro acto de fe en Cristo y en lo que nos quiere comunicar.

El "día del Señor" no tiene por qué estar reñido con el "día del hombre". Los

cristianos podemos evangelizar nuestra alegría en fin de semana, dándole sentido

nuestro, pascual, cristocéntrico.

F) OTROS ASPECTOS DEL DOMINGO

* El domingo el día de los sacramentos. No sólo la eucaristía adquiere color especial

este día sino también el matrimonio o la unción comunitaria de los enfermos o los

bautizos y las primeras comuniones.

En particular se ve claramente la coherencia de los sacramentos de la iniciación

cristiana con la Pascua y por tanto del domingo.

* Otras convocatorias para la oración: Ante todo la Liturgia de las horas, en sus

horas básicas de Laudes y Vísperas, a las que invita particularmente a los fieles en

domingo. También las celebraciones de la palabra, la adoración eucarística y las

celebraciones dominicales en ausencia de presbítero.

* También las iniciativas de caridad pueden contribuir a dar al domingo cristiano su

verdadera identidad. Prolongar la actitud de caridad fraterna fuera de la eucaristía es dar

al domingo la plenitud de lo que significa como día del Señor.

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(IV) CUESTIONES PENDIENTES DESDE EL ÁNGULO DE LA TEOLOGÍA Y DE LA PASTORAL

A) TEOLOGÍA

La profundización del domingo es un campo abierto al quehacer teológico. La

reflexión teológica centra sus análisis en la vida de la iglesia bajo la autoridad de los

apóstoles. La práctica del domingo en la Iglesia apostólica es la que revela su

significación.

La relación domingo-Eucaristía hay que buscarla desde el interior. Sólo el

domingo, en el transcurrir de los días, puede significar el misterio esencial propio de la

fe de la Iglesia.

El domingo es para la Iglesia el contexto indispensable para la celebración del

misterio que la constituye y realiza, celebrando precisamente la Eucaristía dominical.

Ella la edifica como Iglesia santa.

No existe Iglesia al margen de la asamblea dominical. La Iglesia es misterio de

convocación y de reunión. Quienes son convocados se adhieren a Jesucristo y se reúnen

con aquellos que son hermanos por el bautismo y la eucaristía. Con ello se puede

afirmar que el signo principal de la convocación evangélica del pueblo redimido es la

asamblea dominical.

Un sólo altar y una sola asamblea.- La iglesia jamás sintoniza con su nombre tan

perfectamente como cuando, en un lugar establecido, el pueblo de Dios se estrecha en

torno a su pastor para la celebración eucarística. La dimensión comunitaria de la vida

cristiana se expresa difícilmente en asambleas fragmentadas y en pluralidad de

asambleas que no disponen de medios suficientes para mantener su fuerza. La

diversidad de dones de los reunidos reduce su capacidad de servicio al chocar el número

limitado de personas. También se ve reducida como signo de comunión y de realizarse

como comunidad misionera.

A pesar de que con la lengua vulgar y el ritual más flexible se ha alcanzado un nivel

satisfactorio de participación, todavía sigue siendo un gran problema la función de la

liturgia, en relación con la vida. Un ejemplo de ello se ve en el aspecto de la

encarnación del Hijo de Dios que en la fe cristiana se mantiene más como una doctrina

sin realización en lo histórico de cada día y sin la clara expresión en la liturgia.

Preocupa la disminución de los fieles en la participación de la liturgia dominical

puesto que por naturaleza la participación en la Eucaristía es un signo de identidad

eclesial.

La problemática del precepto hace ya tiempo es debatida entre los teólogos. Unos se

interrogan sobre el fundamento bíblico-teológico del mismo. Otros por la actualidad del

precepto. Otro ve difícil conciliar la naturaleza del culto cristiano con la obligatoriedad.

La práctica formalista de celebrar el culto, por causa del precepto, es asunto pendiente.

Hay que también aclarar si el domingo es el día del Señor en que la Iglesia

normalmente celebra la Eucaristía o más bien el día de la Eucaristía, celebración de la

Resurrección.

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La coincidencia ecuménica en el sentido del domingo como día de culto ha de

tenerse también en cuenta. Lutero que no se esfuerza en buscar el fundamento teológico

del domingo hace la siguiente afirmación: "Deseamos insistir fuertemente en que el

culto debe tener lugar necesariamente el domingo y no en otro día cualquiera de la se-

mana. Entendemos que ello se deduce de los orígenes mismos de la observancia cris-

tiana del domingo".

C) PASTORAL

Probablemente una preocupación mayor para la pastoral de la Iglesia sea la práctica

de la misa dominical como obligación. Aparte de lo que tiene como signo de

pertenencia a la Iglesia, conviene conjugar la obligación con el sentido individual de la

libertad. Habría que buscar la manera de presentar el domingo a los fieles no de manera

general sino teniendo en cuenta que hay varios tipos de asamblea: de ciudad, parroquias

rurales, pequeños grupos, grupos homogéneos, etc.

Otro aspecto a tener en cuenta, es que la misa del domingo, en la mayoría de los

casos, es el único contacto con la vida eclesial. Se habla fácilmente de la comunidad

que celebra, pero el sentido de anonimato pesa en la mayoría de participantes.

El lugar de reunión no es ajeno al sentimiento de los reunidos. La Iglesia edificio es

la expresión de la Iglesia asamblea. El lugar influye precisamente en orden a matizar la

conciencia de identidad de grupo que se reúne y del tipo de comunidad a que apunta.

Asamblea y comunidad no coinciden en la mayoría de casos. Miembros de la asamblea,

una vez ésta disuelta, no se sienten vinculados a aquel lugar, ni mucho menos a los

compromisos de la comunidad. La lectura frecuente del hecho se puede notar en la

movilidad y cambio de lugar de muchos cristianos que celebran el domingo.

El valor del descanso dominical es también objeto de atención pastoral. Lo que hay

que hacer es no fundamentarlo en el mandamiento sabático. Los primeros cristianos

guardan al respecto la libertad concedida por Jesús.

El carácter pascual de la celebración eucarística dominical exige orientar el domingo

hacia la Pascua anual. Analógicamente la misa de los días feriales, y toda la vida de la

comunidad cristiana, conviene orientarla hacia el domingo como a su fin natural.

El domingo desde el punto de vista del nuevo Código de derecho canónico, es otro

punto a relacionar con la pastoral. La tensión entre ley y vida a de resolverse a favor de

la pastoral.

(V) A MODO DE CONCLUSIÓN

El domingo es el eje vertebrador del culto cristiano alrededor del año litúrgico. Los

aspectos celebrativos del año litúrgico se desarrollan en el marco de las fiestas en

torno a la Pascua.

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Hay que ver al domingo, no solamente como un día de la semana, sino dentro del

ritmo más amplio, el anual. El curso del ritmo semanal hace revivir el misterio de

Cristo, en sus diversos aspectos, relacionados con el Triduo pascual, como momento

culminante del año litúrgico.

El domingo lleva en su propio nombre la memoria y el gozo de la presencia del

Señor Resucitado. Es el día del Señor porque El se hace presente. Es el día de la

Resurrección por la presencia del Resucitado. La sustancia del domingo está

precisamente en esa presencia creída y celebrada; que hace la Resurrección no una

ideología o una idea teológica, sino una experiencia de comunión con Cristo en la fe,

mediante la Palabra, los Sacramentos, la Eucaristía.

El domingo es el día octavo. Día de reposo escatológico. la espera y la esperanza del

domingo tiene como dos aspectos: el "ya" y el "todavía no". El "ya" gira en torno a la

fiesta, al descanso, al compartir, el gozo de la celebración eucarística. El "todavía no"

se centra precisamente en la intensificación de la referencia de Cristo que está en la

gloria y a nosotros, peregrinos en la tierra.

El domingo puede contemplarse bajo diferentes aspectos: día de la resurrección, día

del Señor, día de la asamblea, día de la eucaristía, día del hombre.

BIBLIOGRAFÍA

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