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LECTIO DIVINA
ES UNA LECTURA ORANTE DE LA PALABRA
Lectio Divina
¿Qué es la Lectio Divina?
Paso previo a la Lectio divina es La statio (estación, pararse, estarse)
El FIN de la Lectio Divina es
LA UNIÓN CON DIOS
Es decirle “aquí estoy” al Señor que habla pidiendo la gracia, la ayuda del Espíritu Santo.
• Que es un disponer el cuerpo y el espíritu. Cesar en las ocupaciones y buscar el sitio. Tomar la Biblia, ponerla en las manos como un tesoro (apretarla junto a sí, besarla).
CONDICIONES
dejar libre el interiorcerrar la “puerta”hacer silenciososegar la “casa”corazón limpio y humilde
1º Paso - LECTIO
– bajo la forma de pan está Cristo,
Pan de Vida
– bajo la forma de las palabras está Cristo, PALABRA de DIOS
La lectio parte de esta verdad
y en ambas actúa el ESPÍRITU
Esto requiere acercarse a la Palabra con fe, es un encuentro de personas. Sólo el
hombre que cree que la Palabra puede salvarlo se acerca a ella esperanzado. El Amor y la esperanza son los otros dos
requisitos. La Lectio Divina es el encuentro entre seres que se quieren
PARTIR DE LA INVOCACIÓN DEL ESPÍRITU Leer
ORANDO, ATENTAMENTE, EN SILENCIO, DE COMIENZO AL FINAL.
BUSCANDO, VARIAS VECES, Y AÚN LEYENDO EN VOZ ALTA, ESCRIBIR, EJERCITANDO LA ATENCIÓN.
ESCUCHANDO, LA LECTURA SE CONVIERTE EN MEDIO PARA PONERSE EN ESTADO DE ESCUCHA, ACOGIENDO, SIN APURARSE EN BUSCAR APLICACIONES PRÁCTICAS. COMO PRONUNCIANDO POR PRIMERA VEZ Y PARA MÍ. LLEGANDO A SABOREARLA, LEERLA Y VOLVERLA A LEER.
“MENDIGO LA INTELIGENCIA DE MUY PROFUNDO MISTERIO ESCONDIDO EN ESTE LIBRO” (SAN BERNARDO)
LECTURA REPETIDA Y MINUCIOSA. PARA HACERNOS PERMANECER EN LA PALABRA Y HACER PERMANECER LA PALABRA EN NOSOTROS
Se necesita un esfuerzo de atención y de asiduidad.
Semejante lectura arranca al hombre espiritual de las concupiscencias carnales,
de las preocupaciones (no de las ocupaciones) del mundo, para llevarlo
poco a poco a la divinización.
Consejos de los Padres de la Iglesia
•A esa lectura hay que dedicarse (San Basilio; San Juan Crisóstomo; San Jerónimo)•Cada día (San Jerónimo)•A horas precisas (San Juan Crisóstomo)•Con método, teniendo en cuenta el contexto (San Atanasio)•Hacer trabajar la memoria y el corazón (San Jerónimo)•Saboreando para recordar (San Basilio)•Con un plan de lectura (San Jerónimo)•Con asiduidad (San Ambrosio)
2º Paso - MEDITATIO
• meditatio es leer incansablemente, mil veces un texto para admirarlo más y mejor,
confiarlo a la memoria para no poderse separar de él. Es decir, la Palabra de Dios,
deseada porque amada, y balbucear, gemir el texto día y noche. Es la prolongación
necesaria de la lectio.
En la lectio domina la atención, en la meditatio la memoria.
La lectio da el alimento, la meditatio lo asimila, por la masticación, por la rumiación de la Palabra-alimento, y todo
esto por contacto prolongado.
Los Padres de la Iglesia hacen referencia al trabajo de la abeja. Después de haber chupado las flores (lectio), se encierra en su celda y elabora la miel (meditatio, oratio...)
“Ustedes que recorren los jardines de las Escrituras
no tienen que recorrerlos de prisa o con negligencia.
Caven cada palabra para extraer de ella el Espíritu.
Imiten la abeja hacendosa que recoge de cada flor su miel”.
“En tu oración hablas a Dios. Cuando lees la Sagrada Escritura, Dios te habla; cuando oras , tú hablas a Dios” (San Agustín)
Se trata de permanecer con Él, junto a Él, con tranquilidad sin otro deseo que el de escucharlo
si quiere hablar o estar en silencio.Es importante en el diálogo con Dios las palabras
y sentimientos del texto
La oración constituye mi respuesta a Dios. En la lectura de la Palabra Dios se ha entregado a mí, en la oración me
entrego yo a Él.
Poco a poco la Palabra traza su camino en el corazón. Esta oratio no siempre resulta fácil porque no es efecto de la naturaleza, antes obra del Espíritu que ora en nosotros. Hay que saber insistir en esperar que Cristo toque la puerta en el texto hasta que, vencido por su voz, le abramos.
En la oratio el orante se apropia de la palabra leída. La Palabra de Dios se hace mía, que vuelve a Dios en
forma de oración y se hace vida, y vida cristiana de obediencia fiel al modo del Hijo, es un Amor que tiene su medida, su fuente y su fuerza en el Sacrificio Pascual
actualizado en la Eucaristía.
“Si el texto es oración, ora; si es gemido, gime;si es gratitud, alégrate;
si es un texto de esperanza, espera;si expresa el temor, teme” (San Agustín)
4º Paso - CONTEMPLATIOSiendo don de Dios, la contemplatio no se alcanza por los esfuerzos personales. Ubicada en lo más íntimo del corazón, allí donde Dios mora, no viene del exterior. Aparece como el fruto natural de una
lectura orante intensa cuando el Espíritu la concede.
Es una presencia invasiva, es mirarle a Él en el silencio de todo el ser. Es una experiencia de fe que ilumina los ojos de nuestro
corazón (Ef 1,18) que, aún sin ver, lleva a la adhesión de la voluntad en una certeza misteriosa.
Nuestra mirada y nuestra atención pasan de la palabra hablada y escuchada a Aquel que habla.
Aquí podemos aplicar las palabras de Jesús:“Pidan y se les dará; busquen y encontrarán;
llamen y se les abrirá...” (Mt 7,7)
Ante esta experiencia de que Dios me habla, me quedo como ciego. Caigo de rodillas (Ef 3,14-18).
Llegados a este “momento”, o más bien, traídos a este “lugar” por el Espíritu que encontró nuestra disponibilidad en la búsqueda
perseverante a través de la Palabra, tomemos el consejo de Santa Teresa de Jesús:
“No les pido que piensen en Él, ni que saquen muchos conceptos,ni que hagan grandes y delicadas consideraciones con su
entendimiento,no les pido sino que le miren.”
El Catecismo de la Iglesia Católica nos regala unos preciosos párrafos sobre la
contemplación, son los nº 2709 al 2719.
“La oración contemplativa es una mirada sencilla a Dios en el silencio y el amor. Es un don de Dios, un momento de fe pura, durante el cual el que ora busca a Cristo, se entrega a la voluntad amorosa del Padre y recoge su ser bajo la acción del Espíritu. Santa Teresa de Jesús la define como una íntima relación de amistad: «estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama».”
EL ÍCONOEn la tradición de la Iglesia de oriente, un ícono no es sólo una imagen visible de una realidad sagrada,
sino que contiene sacramentalmente una presencia de esa misma realidad.
El ícono es una presencia de lo invisible, que brota de la misma materialidad de la imagen.
El ícono está cargado de presencia. Lo que el Evangelio ha dicho a través de la palabra,
el ícono nos lo hace presente. En la Lectio Divina es el ícono el que nos mira.
La lectio divina es levantar la vista y encontrar a Alguien
que nos mira… que nos habla… que nos ama… que nos busca.
Aprenderemos a no ser indiferentes a sus muchas presencias entre nosotros,
especialmente en cada hombre donde mora como en ciudad propia.
Clamaremos con el Espíritu y la Iglesia “Ven, Señor Jesús”,
grito que recoge el deseo que descansa en el corazón de todo hombre
por verse libre de la atadura del sufrimiento y de la muerte
a la que lo sometió el pecado.
PLEGARIA CON MARÍA AL INICIO DE LA LECTIO DIVINA
Señora de la escucha atenta. Madre del buen oído.
Mujer del corazón abierto. Virgen de los ojos profundos.
María de la total disponibilidad. Arca de guardar palabras y secretos.
Patrona de la sorpresa y el desconcierto. Camino recto de encuentro con El.
Lámpara encendida siempre. Diccionario del silencio, sin palabras.
Enciclopedia de recuerdos y memoria. Teóloga del Sí.
Estate a mi lado en la espera, leyendo conmigo.
Acompáñame en la senda, escuchando la Palabra. Préstame tus palabras y tu fe, modelando mi
respuesta. Entréname en la total disponibilidad, para que la
Palabra se cumpla en mí. Enséñame a decir Amén.