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♫ Enciende los parlantes
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--Texto de A.B Simpson
«Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al
matadero; y como oveja delante de su trasquiladores,
enmudeció, y no abrió su boca.»
Isaías 53:7
Pero Él les permitió que dijesen e hiciesen lo que peor podían decir y hacer, y Él permaneció con el poder del silencio.
En toda la Biblia no hay espectáculo tan sublime como el silencio que El Señor mostró ante aquellos hombres que le perjudicaban y a quienes podría haber postrado a Sus pies con una mirada de poder Divino o con una palabra de rechazamiento.
Hay una cierta clase de silencio que permite que Dios obre por nosotros y nos mantiene callados. Es el silencio que cesa de planear y justificar nuestros actos y permite que Dios provea y conteste a las grandes dificultades con Su amor infalible y fiel.
Con mucha frecuencia
impedimos la intervención de Dios, por
tomar el asunto en nuestras manos y tratar de
defendernos a sí mismos.
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¿Has sufrido una injusticia? ¿Has sido acusado
falsamente, calumniado y juzgado por otros erróneamente?
Romanos 12:19, 21
