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PASQUA 2013 Resurrección del Señor

Pascua de resurrección c 2013

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PASQUA 2013

Resurrección del Señor

El día primero de la semana, María Magdalena vino muy de madrugada, cuando aún era de noche, al sepulcro, y vio quitada la piedra…

Corrió y vino a Simón Pedro y al otro discípulo a quien amaba Jesús y le dijo: Han tomado al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

Juan 20, 1-9

Tras la muerte de Jesús, los discípulos quedan abatidos y pasan momentos de duda y desolación. Se encierran en la casa.

Pero las mujeres salen: de madrugada, van al sepulcro a ungir el cuerpo del Maestro.

En aquel tiempo la

palabra de una

mujer apenas tenía

crédito.

Pero la fe cristiana

descansa en el

testimonio de unas

mujeres valientes.

María Magdalena,

la que fue

rescatada por

Cristo, es la

primera a quien se

aparece Jesús.

Lo reconoce

cuando él la llama

por su nombre:

¡María!

María conservaba una llamita en su interior. Todavía amaba.

Y esa luz creció hasta convertirse en sol, cuando Jesús le salió al encuentro.

¡Maestro!

Jesús le da una

misión: María se

convierte en apóstol

de los apóstoles.

Una mujer es la

primera en

comunicar la buena

nueva de la

resurrección.

Juan y Pedro corren al sepulcro. Juan, el

discípulo amado, «vio y creyó».

A partir de ese momento, sus vidas darán

un vuelco.

La resurrección de Cristo es la la roca

granítica que fundamenta la fe cristiana.

«Si Cristo no hubiera resucitado, vana

sería nuestra fe», dice san Pablo.

Gracias a Cristo, hoy podemos experimentar, ya en la tierra, una primera

vivencia de resurrección. Podemos paladear la eternidad. Dios es un Dios de

vivos…

En el Bautismo todos morimos y

resucitamos con Cristo.

Iniciamos, ya aquí, esa vida nueva que

no se acaba.

En la Eucaristía Jesús nos introduce en

la vida de Dios. Y en la liturgia pascual

celebramos esa Vida con mayúsculas.

Somos partícipes de esta experiencia.

Está vivo. No todo

se acaba en la

vulnerabilidad, en

la limitación, en la

levedad del ser.

No todo finaliza

con la muerte.

Cada encuentro

con Jesús es una

resurrección.

Hemos de ser

cristianos

pascuales. La

resurrección

debería

transformarnos e

inundar de luz

nuestro corazón

humano. Toda la

vida cambia…

No lo hemos visto,

pero tenemos la

certeza. Esta

experiencia pasa

por el corazón, no

se puede medir

científicamente.

Pero nos cambia,

como cambió a los

apóstoles.

Esta noticia no

puede dejarnos

igual.

Ha de dar un giro a

nuestra vida.

Dios nos brinda su

mayor regalo: una

vida nueva,

regenerada y

lavada del mal.

La muerte da paso a la vida. La oscuridad

se convierte en luz; el odio se transforma

en amor. De la noche pasamos a un día

iluminado por el Sol de Cristo.

Textos: Joaquín Iglesias Aranda.