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Primera Confesión de los Niños
2013
Primera Confesión de los Niños 2013
Monición
Vais a celebrar vuestra primera comunión. Habéis visto en casa
que cuando se prepara la venida de alguien, hacemos una limpieza
especial. El regalo al otro comienza por presentar la casa limpia,
ordenada, cuidada... Algo parecido es lo que nosotros queremos
hacer hoy: limpiar, ordenar, cuidar nuestro corazón para que Jesús
se encuentre bien en nuestro interior.
Es un momento importante. El corazón se nos escapa de las
manos enseguida... En él está lo mejor y lo peor de nosotros
mismos. Tú sabes bien que hay momentos en los que lo único que
te mueve es seguir tu capricho...
Celebramos ahora que nuestro Dios es bueno y que se alegra
mucho cuando le decimos que nos perdone.
Monición de un niño
Como todo el mundo tenemos cosas buenas y cosas malas.
Hacemos cosas que os gustan y os hacen felices, y otras que os
disgustan y os hacen enfadar. Pero, como sabemos que todos
tenéis buen corazón, queremos hacer las paces y, de nuevo,
seremos amigos.
Se lo vamos a decir a Jesús con una oración que vamos a rezar
todos juntos.
Sacerdote
Oremos con toda confianza al Señor
Todos
Amigo Jesús,
sabemos que eres bueno y nos quieres mucho,
perdónanos, por favor,
las cosas malas que hemos hecho;
el mal humor y las palabras de rabia;
el egoísmo y el quererlo todo para nosotros.
Perdónanos, amigo Jesús
y ayúdanos a ser mejores. Amén.
Parábola del Hijo Pródigo (Leída entre varios...)
N= Narrador Hijo P= Hijo pequeño P= Padre C= Criado Hijo M= Hijo mayor
N- Una Familia tenía dos hijos. Un día el más joven, dijo a su
padre:
Hijo P- Padre, no aguanto más en esta casa; dame la ropa y el
dinero que me corresponde, que me quiero ir lejos de aquí.
N- El padre, muy triste, repartió su fortuna entre los dos hijos. El
hijo menor cogió su ropa y el dinero y se marchó lejos de su casa.
Allí se dio la gran vida, hacía todo lo que le daba la gana, hasta
que derrochó todo el dinero.
Cuando gastó todo su dinero, vino un hambre enorme a aquel
país. El chico se quedó sin dinero, sin amigos y empezó a sentir
hambre y miseria.
Para no morirse de hambre, se puso a trabajar en una granja,
cuidando cerdos. Y tenía tanta hambre que de buena gana se
habría comido la comida de los cerdos, pero se lo prohibía su
dueño.
Entonces se puso a pensar:
Hijo P- En casa de mi padre los criados comen todo el pan que
quieren, y yo me estoy muriendo de hambre. Volveré donde mi
padre y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. NO
merezco ser tu hijo. Dame trabajo de criado, que me estoy
muriendo de hambre”.
N- Se levantó, se puso en marcha y tomó el camino de la casa de
su padre.
El padre salía todos los días al camino, para ver si regresaba el
hijo. Cuando el joven estaba todavía lejos de casa, el padre lo
divisó y, loco de contento, salió corriendo a su encuentro, se
abrazó a su hijo y lo llenó de besos.
El hijo llorando, le dijo:
Hijo P- Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. NO merezco
que me trates como a un hijo.
N- Pero el padre, le tapó la boca y gritó a sus criados:
P- Rápidos, id ahora mismo a buscar el mejor traje y ponédselo a
mi hijo, ponedle en su dedo la mejor sortija, matad el ternero más
gordo y preparad una gran fiesta... Porque mi hijo estaba muerto y
ha vuelto a la vida. Se había perdido y he vuelto a encontrarlo.
N- Y se pusieron todos a celebrar la fiesta.
Mientras sucedía todo esto, el hijo mayor estaba trabajando en el
campo. Al volver, oyó la música y el jolgorio. Entonces le
preguntó a un criado qué pasaba. Y el criado le dijo:
C- Es que ha regresado tu hermano y tu padre ha mandado matar
el ternero más gordo por haberle recuperado sano y salvo.
N- El hijo mayor se enfadó muchísimo y no quiso entrar a la
fiesta. Entonces salió el padre a pedirle que entrara. Pero el hijo
mayor le dijo:
Hijo M- De manera que llevo años trabajando para ti, jamás te he
robado nada y tu nunca me has regalado un simple cordero para
comerlo con mis amigos... y ahora llega este derrochador y
mandas matar el ternero más gordo.
N- El padre le contestó:
P- Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo...
Pero tenemos que alegrarnos, porque tu hermano estaba muerto y
ha vuelto a la vida. Se había perdido y le hemos vuelto a
encontrar.
Palabra del Señor
Homilía
Te acuerdas de cuando eras niño más pequeño o has visto a niños
más pequeños que cogen «perras», «lloriqueras», «pataleos»...
Dicen: «No quiero». «Lloran»... Si sus padres les dicen una cosa,
ellos responden: «No». O dan un portazo...
Hay padres que «echan de casa» a sus hijos porque están hartos...
de los caprichos de sus hijos.
Lucas quería decir a los cristianos cómo es Dios. Y nos presenta
un padre y un hijo. El hijo caprichoso y egoísta. No se va de casa
solo, se va con mucho dinero: pide lo que le pertenece... Y con'
eso su corazón se va arrugando.
En este momento, el que celebra la homilía, empieza a arrugar un
corazón grande recortado en papel de embalar que tendrá
prepara- do. Procura unir las palabras que pronuncia con el
gesto que hace.
Mientras se lo pasaba bien... se le iba arrugando el corazón. Hasta
que se le quedó así de arrugado (muestra el corazón de papel
totalmente arrugado). No porque se lo pasara bien, sino porque
vivía «a lo loco». Hasta que un día se dio cuenta de cómo estaba
su corazón y no sabía dónde meterse...
El corazón arrugado también tiene palabras, también habla,
también dice cosas importantes... si escuchas la tristeza que
tienes... Nunca es tarde para escuchar al corazón...
El hijo de la parábola escuchó su corazón arrugado que le hablaba
de una casa, de un padre, de una manera de ser distinta de la
que llevaba... El hijo hizo caso al corazón y se puso en camino...
Dijo: «Me levantaré... Desarrugaré mi corazón en la casa de mi
padre y ante mi padre... Le diré todo lo que siento y el vacío que
tengo dentro...».
El gran descubrimiento fue que el padre le estaba esperando, ¡ni
se lo imaginaba! Y le presentó el corazón con unas palabras que
se había preparado... «Padre, no soy digno de llamarme hijo...».
Pero el padre le llamó hijo...
No podemos dejar de ser hijos y el padre no puede no reconocer-
nos como hijos... Y en contacto con el padre, en la casa del
padre... el corazón se le fue desarrugando...
Vamos a celebrar, es decir, a hacer, lo mismo que el hijo de la
parábola. Pondremos nuestro corazón en las manos y se los
presentaremos al Padre. Esto es un signo, un sacramento. Lo que
hacemos de manera visible es lo que ocurre de manera invisible
en nuestro interior si ponemos en lo que hacemos todo el corazón.
Se reparte a los presentes un pequeño corazón recortado. Y ellos
verán lo que van a hacer con él. La sugerencia es que en el
momento que sigue, de «examen» del corazón o de conciencia, lo
vayan arrugando. Después, arrugado, lo pueden llevar en la
mano ante el ministro del sacramento de la Penitencia. Éste hará
bien en ayudar a desarrugarlo mientras hablan
sacramentalmente, es decir; mientras el penitente confiesa que es
pecador y el ministro le acoge y pronuncia sobre él palabras de
vida, de perdón de futuro, de ánimo...
Respuesta a la Palabra
Sacerdote
Todos estaréis pensando:
- Que malo era aquel chico... No quería a sus padres ni a su
hermano.
- Se juntaba con malos amigos... hacía lo que le daba la gana...
Pues algo parecido hacemos nosotros:
- No hacemos caso a lo que nos mandan en casa... en el cole...
- Todo el día lo pasamos peleando con los hermanos.... los
amigos...
- Hacemos trampas y decimos mentiras...
- Soltamos palabrotas... hacemos burla...
- Nos enfadamos por cualquier bobada... reñimos con los
amigos...
A que sí ¿a que a veces no somos buenos?
Vamos a recordar, en silencio, las cosas que hacemos mal, para,
después, como aquel chico del Evangelio, pedir perdón a las
personas que hemos dejado tristes. (Breve silencio. Se pone la Iglesia a oscuras y una música de fondo)
Rito de reconciliación
Monición
Como aquel chico, también vosotros tenéis ganas de pedir perdón
a la familia, a los amigos y a Jesús.
No hace falta andar con muchos rodeos. Basta con hacer lo
mismo que hizo el Hijo Pródigo: ponerse de rodillas y reconocer
que se había portado mal.
Lo mismo vais a hacer vosotros dentro de unos segundos.
Niño/a
Tenemos que reconocer que hay días en los que no queremos
responder a la llamada del Señor. Esos días no somos la alegría de
Jesús, ni de la familia y los amigos.
Por nuestra culpa hay menos amor en el mundo. Pero hoy estamos
arrepentidos y con ganas de pediros perdón.
Canto: Volveré...
Niño/a
Otros días no queremos esforzarnos en nuestros trabajos del
“cole”, somos contestones en casa y nos peleamos con todo el
mundo.
Por nuestra culpa hay menos amor en el mundo. Pero hoy estamos
arrepentidos y con ganas de pediros perdón a todos...
Canto: Volveré...
Niño/a
Tenemos días en los que no hay quien nos aguante. Todo lo
queremos para nosotros, sólo pensamos en hacer nuestros
caprichos y nos vamos a la cama enfadados con todo el mundo.
Por nuestra culpa hay menos amor en el mundo. Pero hoy estamos
arrepentidos y con ganas de pediros perdón a todos...
Canto: Volveré...
Sacerdote
Me parece muy bien. Ya veo que tenéis ganas de pedir perdón y
hacer las paces con todos. Pero vamos a ir por partes. Primero les
voy a preguntar a vuestros padres si están dispuestos a perdonaros
hoy todos los malos ratos que les habéis hecho pasar.
En diálogo con los padres
- ¡Hola! ¿Qué tal se portan vuestros hijos?
- ¿Os hacen enfadar alguna vez?
- ¿Sacan malas notas...? ¿Son muy contestones...?
- ¿Se pelean con los hermanos...Arman broncas...?
- ¿Les vais a perdonar hoy...? ¿Si?
- Ya habéis oído. Vuestros padres os quieren perdonar de todo
corazón. Así que vais donde ellos y les dais un abrazo y hacéis
las paces.
(Los niños salen de sus asientos y van donde sus padres para darles un beso)
Monición
Cuando nos sentimos felices solemos reír, cantar, saltar de
alegría. Vamos a celebrar con una oración muy alegre el perdón
de vuestros padres
Canto: Hoy, Señor, te damos gracias...
Sacerdote
Después del perdón de vuestros padres, lo que vamos a hacer
ahora es pedirnos perdón unos a otros por las veces que no hemos
sido buenos con los demás. Así que os ponéis de pie, dais la mano
a los que están a vuestro lado y juntos rezamos esta oración a
Jesús:
Oración
Amigo Jesús, queremos ser buenos con todos,
ayúdanos a querernos y a perdonarnos;
a ser buenos amigos y a vivir como hermanos.
Ayúdanos, amigo Jesús. Amén.
Canto: Hoy, Señor, te damos gracias...
Monición (Se les invita a que se sienten)
Ahora nos toca pedir perdón a Jesús. Va a ser parecido al perdón
de vuestros padres y amigos. A Jesús no le vemos, pero Él ha
enviado a los sacerdotes para darnos la señal de su perdón. Cada
vez que nos perdona el sacerdote, es como si nos perdonara el
mismo Jesús.
Así que ya podéis hacer lo mismo que el chico de la Parábola:
“Volveré junto a mi padre y le pediré perdón...” Vais a venir
donde uno de los sacerdotes y le contáis vuestras cosas. Él os
perdonará de todo corazón, en nombre de Jesús.
Sacerdote
Los sacerdotes que os vamos a perdonar, en nombre de Jesús,
antes vamos a hacer una oración:
Oración
Dios y Padre nuestro,
somos pecadores como todo el mundo,
pero Tú nos has elegido para ser
portadores de tu perdón y de tu amistad.
Envía sobre nosotros tu Espíritu de Amor,
para que cumplamos esta misión con alegría y bondad.
Que los niños que van a recibir tu perdón
aprendan a amar y perdonar
como Tú nos perdonas y nos amas.
Amén.
(Los niños hacen su confesión...)
Monición
Vuestras faltas ya están perdonadas. Todos tan felices y
contentos. El que más feliz se siente es Jesús, que desde el cielo
nos mira con alegría y amor. Pero también debemos ser
agradecidos con las personas que nos han perdonado. Así que
vamos a despedir esta fiesta dando gracias a Jesús, la familia y los
amigos que nos acompañan.
Acción de gracias
Palabras de ocasión del que preside que inviten a terminar con la
recitación del Padrenuestro o un canto...
Canto: Señor, te damos gracias
8. Bendición de Crucifijos
Monición
Un Crucifijo no es un adorno. Para los cristianos es más que eso;
es una señal, una confesión: «Creo que mi Dios se dejó matar
porque me quería. Creo que el camino de Jesús es un camino de
amor. Llevar un crucifijo es recordarme continuamente el amor de
Dios». Ahora lo bendecimos para decirnos que es un objeto lleno
de valor y de significado religioso.
Bendición
Bendice, Señor, estos Crucifijos que nos hablan del cariño que
nos tienes. Que al mirarlos descubramos la inmensidad de tu amor
hacia nosotros y nos mantengamos en fidelidad.
Imposición de Crucifijos y Despedida ...