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Cartas al director 7/11/2011 El tirabuzón de Aragón comentarios Cuando se acerca el inicio del Moto GP de Aragón, a la mayoría de los alcañizanos se nos pone la piel de gallina, al igual que a tantos millones de aficionados a las motos en todo el mundo, por las emociones que se acercan. Apagones aparte, todo va viento en popa y el circuito ha resultado un acierto, pese a no reproducir el circuito urbano anterior como mucha gente pidió inicialmente. Además, las fechas de celebración y el interés general por el evento se parecen mucho a las del circuito urbano precedente. El circuito es tan joven, sólo dos años en la élite mundial y funcionando desde el 2009, que resulta inevitable que la mayoría de las zonas de gradas, e incluso las curvas más interesantes, no tengan todavía nombre, de esos que les acaba dando algún suceso, algún comentario difundido boca a boca o el mismo paso del tiempo. Este año 2011 ha comenzado con una novedad respectiva a cómo los comentaristas de TVE llaman a una de las curvas más novedosas del campeonato, el famoso “sacacorchos”, que desde ahora la mayoría llamaremos “el tirabuzón de Aragón”. Así se forma la historia, en este caso del circuito permanente alcañizano, del que todavía queda mucho camino por andar. Lo que mucha gente desconoce, al menos actualmente, es la causa por la que se construyó aquí, a las afueras de Alcañiz y no en Zaragoza, como algunos (pocos en realidad) demandaban, en base al centralismo exacerbado que vivimos día a día y que a este paso nos llevará a vivir a todos muy “junticos”, como decimos en Aragón, en una gran macro urbe, como si no existiera el resto del planeta. Entre los años 1965 (antes de que naciéramos la mayoría de los que asistimos a las carreras de Motorland) y 2003, existió el segundo circuito urbano más conocido del mundo, tras el inevitable Montecarlo. 30 años de carreras, mucha emoción y una singular unión entre el motor y la ciudad de Alcañiz han sido el germen necesario para que alguien creyera en el proyecto de Motorland, en concreto el Gobierno de Aragón, teniendo como principal defensor a José Ángel Biel y sin olvidar a los héroes del Circuito Guadalope, quienes año a año montaban, desmontaban y vivían un circuito que les pertenecerá siempre. Por eso creemos que además del “tirabuzón de Aragón”, que ya hemos adoptado, debería llamarse a otra curva del circuito “Circuito Guadalope”, como recuerdo y

El tirabuzón de Aragón

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Cartas al director

7/11/2011

El tirabuzón de Aragón

comentarios

Cuando se acerca el inicio del Moto GP de Aragón, a la mayoría de los alcañizanos se nos pone la piel de gallina, al igual que a tantos millones de aficionados a las motos en todo el mundo, por las emociones que se acercan. Apagones aparte, todo va viento en popa y el circuito ha resultado un acierto, pese a no reproducir el circuito urbano anterior como mucha gente pidió inicialmente. Además, las fechas de celebración y el interés general por el evento se parecen mucho a las del circuito urbano precedente. El circuito es tan joven, sólo dos años en la élite mundial y funcionando desde el 2009, que resulta inevitable que la mayoría de las zonas de gradas, e incluso las curvas más interesantes, no tengan todavía nombre, de esos que les acaba dando algún suceso, algún comentario difundido boca a boca o el mismo paso del tiempo. Este año 2011 ha comenzado con una novedad respectiva a cómo los comentaristas de TVE llaman a una de las curvas más novedosas del campeonato, el famoso “sacacorchos”, que desde ahora la mayoría llamaremos “el tirabuzón de Aragón”.

Así se forma la historia, en este caso del circuito permanente alcañizano, del que todavía queda mucho camino por andar. Lo que mucha gente desconoce, al menos actualmente, es la causa por la que se construyó aquí, a las afueras de Alcañiz y no en Zaragoza, como algunos (pocos en realidad) demandaban, en base al centralismo exacerbado que vivimos día a día y que a este paso nos llevará a vivir a todos muy “junticos”, como decimos en Aragón, en una gran macro urbe, como si no existiera el resto del planeta.

Entre los años 1965 (antes de que naciéramos la mayoría de los que asistimos a las carreras de Motorland) y 2003, existió el segundo circuito urbano más conocido del mundo, tras el inevitable Montecarlo. 30 años de carreras, mucha emoción y una singular unión entre el motor y la ciudad de Alcañiz han sido el germen necesario para que alguien creyera en el proyecto de Motorland, en concreto el Gobierno de Aragón, teniendo como principal defensor a José Ángel Biel y sin olvidar a los héroes del Circuito Guadalope, quienes año a año montaban, desmontaban y vivían un circuito que les pertenecerá siempre.

Por eso creemos que además del “tirabuzón de Aragón”, que ya hemos adoptado, debería llamarse a otra curva del circuito “Circuito Guadalope”, como recuerdo y

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homenaje al origen del actual, o incluso con el nombre de algunas de las curvas del antiguo circuito urbano alcañizano, caso del “embudo” por el atasco que se formaba al inicio de cada carrera al final de recta, la “curva de la Monegal”, por una antigua clínica llamada así, la “vuelta a los puentes”, como se conocía el tramo entre los dos puentes que cruzaban el río Guadalope, “de la barbería”, donde más de un piloto se “afeitó” en plena carrera al empotrar en ella su vehículo, “del apeadero” por los restos olvidados de la Estación de Tren de Alcañiz, “del hospital” o “la Subida del corcho”, donde parecía que los motores descorchaban toda su potencia.

También creemos oportuno que alguno de los rasgos que definen Alcañiz estén presentes en Motorland para recordar que este complejo deportivo no existiría en otro lugar. Nos referimos a las zonas de gradas y pelouses, como la que se encuentra en la zona más alta del circuito, que curiosamente recibe el nombre de “Grada Tres Pinos”. Quizás el nombre provenga del topónimo anterior o haya sido causado por los tres solitarios pinos que sobreviven en sus inmediaciones, pero teniendo a vista el impresionante castillo de Alcañiz, actual Parador Nacional de Turismo, creo que se debería cambiar por “Grada Pui Pinos”, o “Pelousse Pui Pinos”, nombre muy antiguo que recibe el cerro del castillo alcañizano, o al menos “Grada del castillo”, en referencia al mismo.

Sea como fuere, el tiempo, los sucesos que tengan lugar y las tradiciones que vaya generando el circuito pulirán estos defectos que, sin embargo, no debiera haber perdido nunca de vista sus orígenes en el anterior circuito o en la impresionante arquitectura que le acompaña en el horizonte y que le proporciona su razón de ser: Alcañiz.

Juan José Barragán. Teruel.

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