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Introducción a la resistencia Desde la perspectiva fisiológica se reconoce, que ante estímulos de larga duración, los niños presentan fenómenos de adaptación similares a los adultos. Investigaciones llevadas a cabo en los últimos años, parecen confirmar la entrenabilidad de la resistencia ya desde edades muy tempranas. Algunos fijan estas edades a partir, incluso de los 4 o 5 años como Gianpietro, Berlotti y Caldarone (1989) que basan la capacidad de trabajo aeróbico durante esta etapa en la favorable relación VO2 máx/kg (consumo máximo de oxígeno por kg de peso corporal). Siguiendo con los mismos autores, la capacidad para esfuerzos prolongados progresa sin grandes cambios hasta los 12 años, alcanzando el valor máximo entre los 12 y los 14 años en mujeres y los 14 y 17 en varones. Para Winter (1987), la formación de la resistencia debe empezarse en la edad escolar, constituyendo el momento más favorable para su desarrollo el del impulso evolutivo puberal. Carnevali (1979) cita la experiencia de Klimet, con niños de 5 y 6 años cuando les hace rodar por un tapiz durante tres horas, comprueba que alcanzan el “steady state” en el ritmo cardíaco y en la respiración. Los índices de resistencia de Van Haaken demuestran la alta adaptación de los niños a los esfuerzos de resistencia aeróbica. Para el profesor Hegedüs (1988) esto se debe a: - Los niños metabolizan los hidratos de carbono con mucha facilidad. - En valores relativos (ml/kg/min, es decir, relación mililitros por kg de peso corporal y minuto de tiempo) los niños son tan aptos como los adolescentes en el consumo de oxígeno. Para Beraldo y Polletti (1991), la resistencia es una de las primeras capacidades que se desarrollan en los muy jóvenes. Así pues, los efectos adaptativos que estos estímulos determinan son: - Aumento del diámetro y número de capilares. - Aumento de la musculatura cardíaca (hipertrofia y volumen); regulación de la distribución sanguínea. - Disminución de la FC en reposo. - Aumento del volumen de sangre y en parte de los glóbulos rojos. Los tipos de resistencia son, por un lado la resistencia aeróbica y por otra la anaeróbica. La resistencia en si es una capacidad compleja, donde las distintas perspectivas para su estudio comportan otras tantas visiones conceptuales sobre la misma.

Introducción a la resistencia

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Introducción a la resistencia

Desde la perspectiva fisiológica se reconoce, que ante estímulos de larga duración, los

niños presentan fenómenos de adaptación similares a los adultos. Investigaciones llevadas a

cabo en los últimos años, parecen confirmar la entrenabilidad de la resistencia ya desde

edades muy tempranas. Algunos fijan estas edades a partir, incluso de los 4 o 5 años como

Gianpietro, Berlotti y Caldarone (1989) que basan la capacidad de trabajo aeróbico durante

esta etapa en la favorable relación VO2 máx/kg (consumo máximo de oxígeno por kg de peso

corporal).

Siguiendo con los mismos autores, la capacidad para esfuerzos prolongados progresa sin

grandes cambios hasta los 12 años, alcanzando el valor máximo entre los 12 y los 14 años en

mujeres y los 14 y 17 en varones.

Para Winter (1987), la formación de la resistencia debe empezarse en la edad escolar,

constituyendo el momento más favorable para su desarrollo el del impulso evolutivo puberal.

Carnevali (1979) cita la experiencia de Klimet, con niños de 5 y 6 años cuando les hace rodar

por un tapiz durante tres horas, comprueba que alcanzan el “steady state” en el ritmo cardíaco

y en la respiración. Los índices de resistencia de Van Haaken demuestran la alta adaptación de

los niños a los esfuerzos de resistencia aeróbica.

Para el profesor Hegedüs (1988) esto se debe a:

- Los niños metabolizan los hidratos de carbono con mucha facilidad.

- En valores relativos (ml/kg/min, es decir, relación mililitros por kg de peso corporal y

minuto de tiempo) los niños son tan aptos como los adolescentes en el consumo de

oxígeno.

Para Beraldo y Polletti (1991), la resistencia es una de las primeras capacidades que se

desarrollan en los muy jóvenes. Así pues, los efectos adaptativos que estos estímulos

determinan son:

- Aumento del diámetro y número de capilares.

- Aumento de la musculatura cardíaca (hipertrofia y volumen); regulación de la

distribución sanguínea.

- Disminución de la FC en reposo.

- Aumento del volumen de sangre y en parte de los glóbulos rojos.

Los tipos de resistencia son, por un lado la resistencia aeróbica y por otra la anaeróbica. La

resistencia en si es una capacidad compleja, donde las distintas perspectivas para su estudio

comportan otras tantas visiones conceptuales sobre la misma.

1. La resistencia aeróbica:

Es la capacidad que permite mantener un esfuerzo de intensidad media durante un

espacio de tiempo prolongado. Características generales de la resistencia aeróbica:

- El esfuerzo es moderado y de amplia duración.

- A nivel muscular, el esfuerzo se desarrolla en presencia de oxígeno, es decir, en condiciones

aeróbicas, trabajando en equilibrio consumo-aporte (steady state) y no siendo preciso obtener

aquel de las reservas del organismo. Esto provoca que no se produzca ácido láctico y la

contracción muscular (el esfuerzo) pueda prolongarse por los mayores espacios de tiempo.

- La frecuencia cardíaca oscila entre 120 y 160 ppm.

Efectos orgánicos principales:

- Mejora la capacidad de absorción de oxígeno por el organismo, gracias al desarrollo del

sistema circulatorio.

- Disminuye la capacidad cardíaca en reposo y en esfuerzo.

- Aumenta la tasa de glóbulos rojos y el oxígeno transportado por la sangre.

- Incrementa el nivel de linfocitos y leucocitos (favorecen las capacidades de defensa del

organismo)

Vertientes:

Capacidad aeróbica:

Es la resistencia aeróbica en su mayor grado de pureza. Son esfuerzo suaves, continuados y

prolongados. La frecuencia cardíaca oscilará entre 120 y 150 ppm.

Potencia aeróbica:

La potencia aeróbica se corresponde con el porcentaje (60%, 70%) de las disponibilidades

totales de oxígeno por minuto que realmente se aprovecha.

En una carrera por ejemplo cuanto más alto sea el porcentaje de aprovechamiento de oxígeno

por unidad de tiempo (potencia aeróbica) mayor será el ritmo de carrera a igualdad de

disponibilidades de oxígeno/minuto (capacidad aeróbica).

- El trabajo se desarrolla en inmediaciones anaeróbicas.

- Con esfuerzos estables, de intensidad media (mayor que antes) y de un tiempo no superior a

45 minutos.

- La FC durante este esfuerzo será de entre 150 y 170 ppm.

2. La resistencia anaeróbica.

Es la capacidad de prolongar durante el mayor tiempo posible un esfuerzo de alta

intensidad. Características generales:

- El esfuerzo es de intensidad máxima o submáxima, lo que no permite su excesiva

prolongación.

- A nivel muscular la contracción tiene lugar con insuficiente o nula aportación de oxígeno.

- El fenómeno metabólico de base es la “glucólisis anaeróbica” o vía de la obtención de la

energía mediante la degradación de los azúcares (glucosa, glucógeno) en ácido láctico.

- El ácido láctico acidifica el músculo interfiriendo con ello en el proceso contráctil y, por tanto,

la capacidad de acción.

Efectos orgánicos principales:

El trabajo de carácter anaeróbico propicia el engrosamiento de la fibra muscular cardíaca, es

decir, de la pared miocárdica.

Vertientes:

Tiene paralelismos con la resistencia aeróbica, ya que puede ser considerada de capacidad y de

potencia aeróbica.

En la primera de ellas, el esfuerzo se desarrolla penetrando en la alta intensidad, por lo que su

duración de reduce.

La potencia anaeróbica se corresponde con los esfuerzos de muy alta intensidad y que no

pueden ser mantenidos más que un corto espacio de tiempo. Por ejemplo una carrera de 400

m a ritmo de competición o varias más cortas, repetidas, donde la deuda de oxígeno y la

acidificación muscular alcanzan su máxima expresión.

El desarrollo de la resistencia anaeróbica:

La mejora de este tipo de resistencia se basa en el ejercicio que, realizado en condiciones

anaeróbicas, desarrolle su capacidad para prolongar la acción de gran intensidad a pesar de la

acumulación de deuda de oxígeno y la acidificación del músculo.

Esto se logra, a través de formas de trabajo discontinuas o momentos sucesivos de esfuerzo

alternando con momentos de pausa.

Este tipo de entrenamiento es de gran dureza.

Beneficios asociados al entrenamiento de Resistencia en edades infantiles y juveniles

Cureton y Warren determinan que con una actividad moderada diaria de unos treinta

minutos se pueden prevenir los procesos degenerativos, que pueden llevar a la

arterioesclerosis o a la hipertensión, que ya comienza a producirse en la infancia.

Así, la actividad aeróbica produce una reducción de la presión sistólica y diastólica en

adolescentes hipertensos, a partir de los tres meses de trabajo.

Se ha demostrado que la actividad física regular en niños conlleva la discriminación de lípidos y

grasa en sangre, así como un incremento de la resistencia orgánica.

Los estudios apuntan a que la mayoría de atletas jóvenes tienen un porcentaje más bajo de

grasa corporal que los niños no atletas, con todos los beneficios asociados que tiene no tener

excesos de grasa corporal (diabetes, hipertensión...).

Bar-Or y Barandowsky y Casimiro, confirman un aumento de la adiposidad en los niños

inactivos, lo cual favorece la obesidad. Evidentemente el ejercicio aeróbica de bajo impacto

osteoarticular se convierte en eje clave tanto en la prevención como en el tratamiento de la

obesidad infantil, siempre acompañados de modificaciones en el estilo de vida,

fundamentalmente en la alimentación.

Estudios realizados por Armstrong y Morton (1994) demuestran que el ejercicio aeróbico junto

con una dieta equilibrada reduce los niveles de LDL-colesterol, triglicéridos y colesterol total.

También regulan la menstruación.

Beneficios asociados el entrenamiento de fuerza

Además del objetivo obvio de ponerse más fuerte, los programas de entrenamiento de

fuerza pueden emprenderse para mejorar el rendimiento deportivo, rehabilitar lesiones,

prevenir lesiones, y/o mejorar la salud a largo plazo. Los estudios han mostrado que el

entrenamiento de fuerza, cuando se estructura apropiadamente con respecto a la frecuencia,

modo (tipo de levantamiento), intensidad y duración del programa, puede aumentar la fuerza

en los preadolescentes y adolescentes.

Las ganancias en fuerza, tamaño muscular o potencia se pierden después de 6 semanas si se

interrumpe el entrenamiento de potencia.

El mantenimiento de los ejercicios puede compensar estas pérdidas, pero no se han definido

las recomendaciones específicas para mantener las ganancias de fuerza en los preadolescentes

y adolescentes.

En preadolescentes, el entrenamiento apropiado de potencia puede mejorar la fuerza sin la

hipertrofia muscular consiguiente. Esta ganancia de fuerza se puede atribuir al “aprendizaje”

neuromuscular en el que el entrenamiento aumenta el número de motoneuronas que se

activan con cada contracción muscular.

Este mecanismo sirve para explicar la ganancia de fuerza por el entrenamiento de potencia en

poblaciones con bajos niveles de andrógenos, como son las mujeres y los varones

preadolescentes. El entrenamiento de fuerza también puede incrementar el aumento

muscular que ocurre normalmente con el crecimiento puberal en los varones y en las mujeres.