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joaquiniglesias
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IV Domingo de Adviento
Tiempo de esperanza
Así que Isabel oyó el saludo de María, exultó el niño en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, clamó con voz potente: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Lc 1, 39-45.
María, como su hijo Jesús, es sensible a las
necesidades humanas. Siempre dispuesta,
siempre atenta, sale para visitar a Isabel, su prima,
que está encinta. Acude a su lado para
atenderla y apoyarla en el nacimiento de su hijo,
Juan.Como Jesús, María
siempre está en camino.
De la actitud del servicio nace la auténtica alegría. El encuentro de las dos mujeres es gozoso.
Unidas, comparten una gran experiencia interior.Se saludan, se elogian, alaban a Dios.
Isabel reconoce la vida de Dios que late en el seno de María, y esta canta la grandeza del Señor.
Se siente profundamente amada por Dios, llena de un don inmenso que sabe derramar, contagiando a su
prima de un gozo inagotable.
Y la criatura salta de gozo en el vientre. Es hermoso cómo el pequeño Juan, desde el seno materno,
percibe la alegría del encuentro y comienza, ya, su misión como precursor del que vendrá…
Los niños, antes de nacer, ya comparten las experiencias
de sus padres, especialmente de la madre.
Desde las entrañas maternas, los bebés captan
sus emociones, sus palabras, su ternura.
Por eso las vivencias de la madre son cruciales en la
vida y el desarrollo posterior de los hijos.
María hace algo más que ser solidaria.Trae un regalo muy especial a su prima: le trae a Dios, cobijado en su seno.Dice Martín Descalzo que el trayecto de María para ver a Isabel fue la primera procesión de Corpus de la historia.
La Iglesia, como María, tiene esta doble misión: Por un lado, ha de atender las necesidades humanas
de las personas y estar al lado de quienes sufren.Pero no puede limitarse a su labor humanitaria. Su gran misión es ser portadora de Cristo a todas las
gentes, como lo hizo María.
Isabel dice a María: ¡Bendita tú porque has creído! Las promesas de Dios se cumplirán en ti.
Esta frase contiene un gran mensaje para los creyentes. Benditos somos cuando creemos y
confiamos en Dios...
…porque Dios tiene un sueño para nosotros.Solo pide nuestra fe y nuestra disposición.
Si somos fieles y nos ponemos en camino, como María, el sueño de Dios se cumplirá en nosotros.
El sueño de Dios es una promesa llena de todo cuanto anhelamos en lo más hondo de nuestro ser.
Dios sueña, también, que cada uno de nosotros sepa llevar su presencia a los demás.
Esta es nuestra misión como cristianos. María nos muestra el camino.
Textos de Joaquín Iglesias Aranda.Música: Eres nuestra esperanza, de Vituli.